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Universidad de Buenos Aires.<br />

Facultad de Filosofía y Letras,<br />

Secretaría de posgrado.<br />

Tesis de Doctorado en Ciencias Antropológicas<br />

DONDE ESTÁN NUESTROS MUERTOS:<br />

Experiencias rituales de familiares de desaparecidos de la última dictadura<br />

militar en la <strong>Argentina</strong> y de caídos en la Guerra de Malvinas.<br />

Director: Dr. Pablo Wright<br />

Abril 2011<br />

Lic. Laura Marina Panizo


ÍNDICE GENERAL<br />

Agradecimientos…………………………………………..<br />

Índice de imágenes………………………………………..<br />

Introducción……………………………………………….<br />

Muerte, cultura y sociedad<br />

Muerte y Dictadura<br />

Muerte, desaparición de personas y guerra de Malvinas<br />

El trabajo etnográfico<br />

Las entrevistas<br />

Con el cuerpo<br />

Organización del texto<br />

Capítulo I. El embodiment de los muertos...………………<br />

Muerte y Ritual<br />

Ritual y cambio social<br />

Velatorio y performance<br />

La performance inmóvil<br />

Síntesis<br />

Capítulo II. La muerte desatendida………………………...<br />

La desaparición<br />

Memoria, verdad y justicia<br />

La muerte desatendida<br />

Liminalidad<br />

La Plaza y las Rondas.<br />

Los pañuelos blancos<br />

Las solicitadas<br />

“Ausente por desaparición forzada”: la estructura de lo liminal<br />

Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado<br />

Lo numinoso<br />

Las Exhumaciones<br />

Síntesis<br />

4<br />

7<br />

9<br />

42<br />

62


Capítulo III. Malvinas: la muerte socialmente<br />

reconocida……………………………………… 112<br />

Muerte y desaparición<br />

La muerte heroica<br />

Guerra y dictadura<br />

El sacrificio voluntario<br />

Síntesis<br />

Capítulo IV. Malvinas: los escenarios de la muerte<br />

heroica………….......................................................... 134<br />

La Virgen Peregrina<br />

Las Misas del 2 de abril<br />

Los Altares<br />

El caso de Elvio Eduardo Araujo<br />

El héroe en las aguas<br />

El héroe en las Islas<br />

El Monumento a los Caídos<br />

Síntesis<br />

Capítulo V. Conflicto de Interpretaciones……… 181<br />

Síntesis<br />

Capítulo VI. La muerte<br />

enmarcada…………………………………………… 206<br />

Muerte e historia<br />

La muerte en clave<br />

Síntesis<br />

Conclusiones………………………………………… 213<br />

Bibliografía………………………………………… 218


Agradecimientos<br />

Antes que nada quisiera hacer referencia al apoyo material brindado por el sistema de<br />

becas del CONICET, gracias al cual pude iniciar mi formación doctoral y concretar la<br />

investigación.<br />

De la misma manera, fue sumamente indispensable el asesoramiento, la orientación,<br />

supervisión y evaluación continúa de mi director de tesis y de beca Pablo Wright. Agradezco<br />

profundamente a él por su sabiduría. Por ser científico y “chamán” en una perfecta y explosiva<br />

combinación. Por su paciencia y poder de escucha. Por ser el motor y el bálsamo en las altas y<br />

las bajas. Por sus brillantes ideas y minuciosas correcciones.<br />

Por otro lado quisiera agradecer a todos aquellos que enriquecieron desde diferentes<br />

maneras y diferentes lugares este trabajo:<br />

Al Programa de Posgrado Participativo (PPP) en el ámbito de la Secretaría de Posgrado de<br />

la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que me permitió cursar las ultimas materias del<br />

Doctorado de forma gratuita.<br />

A la Escuela de Humanidades de la Universidad de San Martín, por brindarme un espacio<br />

para crecer académicamente.<br />

A Cecilia Hidalgo por regar la semilla de la inquietud antropológica.<br />

A Santiago Álvarez, por aquellas contribuciones que aunque parezcan pequeñas fueron<br />

esenciales en mi formación profesional.<br />

A Rosana Guber, por dedicar su tiempo a mis escritos, y aconsejarme desde un lugar<br />

insustituible.<br />

A Silvia Citro por su belleza académica, su deslumbrante generosidad, su dedicación y<br />

empuje.<br />

A Pablo Pozzi, por su apertura, confianza y gentileza.


A Federico Lorenz, por darme la posibilidad de trabajar a su lado e incluirme en un<br />

proyecto sumamente enriquecedor.<br />

A Soledad Gheggi y Cintia Rosso, mis históricas compañeras de estudio, con quienes no<br />

solo comparto inquietudes e intercambios académicos, sino también una invalorable amistad y<br />

un inmenso e incondicional apoyo.<br />

A Bárbara Martínez, mi fiel compañera de ruta en la formación doctoral.<br />

A Verónica Riera, por auxiliarme con el material bibliográfico.<br />

A Dani por ser el gran antecedente en el camino del becario. Por ofrecer su experiencia, su<br />

palabra, su inagotable colaboración.<br />

A mis queridos interlocutores, María Fernanda Araujo, Hugo Argente, Ernesto Alonso y<br />

Rodolfo Carrizo por ser excelentes “porteros” en la difícil tarea de acceder al campo. Por<br />

abrirme las puertas no solo de la institución de la cual forman parte, sino de su casa (su<br />

“segundo” hogar) y de su corazón. A ellos, y a Graciela Lois y Leandro de la Colina por sus<br />

dedicadas lecturas y asesoramientos continuos. A todos los familiares que accedieron a ser<br />

entrevistados y compartieron sus dolorosas experiencias acerca de la muerte en la guerra o la<br />

desaparición.<br />

A Ricardo Péculo, por facilitarme el acceso a las empresas funerarias y transmitirme su<br />

experiencia profesional en los rituales fúnebres.<br />

A Sole nuevamente y a Erica Javurek por sus indispensables colaboraciones con las<br />

traducciones.<br />

A Gustavo Javurek, por su invalorable y minuciosa lectura, que dieron sostén a mis ojos<br />

cansados.<br />

A mis amigas de siempre (María Inés, Naty, Nato, Vero, Marce, Marite, Sol y Vero) por ser<br />

mi centro de “desconexión”. Por preocuparse por mí, o simplemente, siempre, estar. A Marce,<br />

por cuidar de Male con elocuencia, dedicación y ternura.<br />

A mi mamá, mi papá, y mis dos hermanas, por enorgullecerse desde el alma. Por<br />

acariciarme, sostenerme, potenciarme y ayudarme a derribar obstáculos. Por ser infaltables<br />

abuelos y tías, generadores de espacios de recreación y bienestar. A Lucas por Joaquín, que me<br />

enseñó a amar desde un lugar que nunca lo había hecho. A Cata, por el prometedor encuentro.<br />

5


A Norma, Patri y Lore y Pauli por cuidar cariñosamente de mis hijos, y mimarlos. A mi tio<br />

Victor por saber perdonar mis descuidos, y por acompañarme generosamente, siempre. A ellos<br />

y el resto de mis tíos, primos, y sobrinos por su inacabable amor. A mis abuelas, por ser<br />

mágicamente abuelas y bisabuelas en una hermosa conjunción.<br />

A mis suegros por quererme, respetarme, valorarme, y ser plenamente abuelos como si<br />

fuese la primera vez. A Erica, Gabina, Faustino, Morena y Facundo, por entretener y cuidar a<br />

Felipe en nubes de encanto. Al resto de mi familia extensa, cuñadas, cuñados y sobrinos, por<br />

ser parte integrante de mi nido de felicidad.<br />

A mis hijos Felipe y Malena, por la dulzura, el calor constante, el brillo cotidiano. Por<br />

hacerme sentir hermosamente imprescindible, irreemplazable, invalorable. Por hablar del amor<br />

“para siempre”, sin siquiera pronunciar palabras. Por enseñarme día a día a valorar las cosas<br />

importantes de la vida.<br />

Y finalmente a Sebastián Javurek, mi gran amor. Mi luz y mi noche. Mi arranque y mi<br />

descanso. Mi esposo, cómplice y compañero. Mi ánimo, mi escudo, mi protección. A vos<br />

corazón, dedico todo este trabajo, todo este esfuerzo, por ser la caricia necesaria, por tu<br />

completa hermosura, por tu constancia, tu inagotable energía, tu incondicionalidad. Y una y mil<br />

veces más: gracias por el mar…<br />

6


ÍNDICE DE IMÁGENES<br />

Imagen Nº 1. Prendedor de Familiares de Desaparecidos ………………………… 75<br />

Imagen Nº 2. Recordatorio publicado el 24/11/2006, en Página /12………………. 78<br />

Imagen Nº 3. Recordatorio publicado el 16/08/2009 Página/12…………………... 78<br />

Imagen Nº 4. Comunicado enviado por parte del Ejército Argentino a la familia<br />

Araujo………………………………………………………………………………. 113<br />

Imagen Nº 5. Carta de Elbio Eduardo Araujo. 27 de abril de 1982. Islas<br />

Malvinas……………………………………………………………………………. 119<br />

Imagen Nº 6. Imagen de la Virgen de Luján, en la víspera de su traslado…………. 133<br />

Imagen Nº 7. Misa en la conmemoración a los 25 años de la Guerra de Malvinas… 137<br />

Imagen Nº 8. Misa en la conmemoración a los 25 años de la Guerra de Malvinas… 137<br />

Imagen Nº 9. Misa en la conmemoración a los 25 años de la Guerra …………….. 138<br />

Imagen Nº 10. Misa en la conmemoración a los 25 años de la Guerra……………. 138<br />

Imagen Nº 11. Misa en la conmemoración a los 25 años de la Guerra……....……. 139<br />

Imagen Nº 12. Arreglo Floral con los colores patrios. ……………………………. 140<br />

Imagen Nº 13. Altar doméstico de la Familia Araujo……………………………… 144<br />

Imagen Nº 14. Altar doméstico de la Familia Araujo ……………. ……………… 144<br />

Imagen Nº 15. Muestra Islas de la Memoria. ……………………………………… 146<br />

Imagen Nº 16. Muestra Islas de la Memoria ………….…………………………… 146<br />

Imagen Nº 17. Muestra Islas de la Memoria ………………………………………. 146<br />

Imagen Nº 18. Virgen de Luján en la inauguración del Busto de Araujo………….. 153<br />

Imagen Nº 19. El padre del Araujo abrazando el busto de su hijo………………… 154<br />

Imagen Nº 20. La madre del soldado Araujo abrazando el busto de su hijo……….. 154<br />

Imagen Nº 21. La madre, el padre y la hermana del soldado alrededor del busto…. 155<br />

7


Imagen Nº 22. Personas saludando a los deudos. Busto del Soldado Araujo……… 155<br />

Imagen Nº 23. El padre del soldado Araujo frente al busto……………………….. 156<br />

Imagen Nº 24. La Arboleda de los héroes. Regimiento 7 de La Plata……………… 158<br />

Imagen Nº 25. La Arboleda de los héroes. Regimiento 7 de La Plata……………… 158<br />

Imagen Nº 26. Muñeco estaqueado. ………………………………………………. 179<br />

Imagen Nº 27. Muñeco estaqueado. ………………………………………………. 180<br />

Imagen Nº 28. Geep militar que transportaba a la Virgen ………………………… 194<br />

Imagen Nº 29. Geep militar que transportaba a la Virgen ………………………… 195<br />

8


Introducción<br />

Cuando en los primeros años de mi carrera descubrí el libro “Antropología de la muerte” de<br />

Louis-Vincent Thomas (1983) me suscitó un interés especial por profundizar sobre aquellos<br />

grupos sociales que, al igual que los grupos que el autor denomina del “África negra<br />

tradicional”, se enfrentaban al acontecimiento de la muerte de manera diferente a la mía, dado<br />

que, como sugiere Thomas, la integran en su cotidianeidad. El encuentro con un segundo libro,<br />

“La vida sexual de los salvajes del noroeste de la Melanesia” de Bronislaw Malinowski (1975<br />

[1932]), hizo que me inquietara aún más sobre la temática de la muerte, luego de sus<br />

descripciones acerca de los rigurosos cuidados del luto que deben tener las viudas, ya que,<br />

entre otras cosas, al igual que los hijos del fallecido, debían tener una íntima conexión con el<br />

cuerpo muerto, aún en estado de putrefacción. Esta diversidad cultural, hizo que encontrara en<br />

las apreciaciones del historiador Philippe Ariès, (1999); y el sociólogo Norbert Elias (1987)<br />

acerca del enfrentamiento a la muerte en las sociedades occidentales actuales, individualistas e<br />

industrializadas, formas muy parecidas a las que yo suscribía, ya que como sostienen ellos, la<br />

muerte ha sido siempre un acontecimiento muy alejado de mi vida cotidiana. Este hecho<br />

producía en mí sentimientos de evasión y rechazo, e irrumpía esporádicamente mi<br />

cotidianeidad para aterrorizarme y enfrentarme a rituales convencionales y secularizados que<br />

entendía “absurdos” “morbosos” e “innecesarios” como el velatorio y la contemplación del<br />

muerto. Al tiempo de estas lecturas, una inquietud por el pasado reciente relativo a la<br />

desaparición de personas en la <strong>Argentina</strong> me acercó a la problemática de la muerte desde una<br />

manera muy particular. Este interés me llevó a las oficinas del Equipo Argentino de<br />

Antropología Forense (EAAF) 1 en donde conocí al antropólogo Darío Olmo, quien, me abrió<br />

las puertas, al igual que a otros estudiantes, para que colaboremos en la identificación de<br />

personas desaparecidas en la última dictadura militar en la <strong>Argentina</strong> 2 . Es así como, a<br />

diferencia de los años anteriores, llegué a enfrentarme cuerpo a cuerpo con la muerte, dentro de<br />

1 El Equipo Argentino de Antropología Forense es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, que se<br />

forma en 1984 con el fin de investigar los casos de personas desaparecidas en <strong>Argentina</strong> durante la última<br />

dictadura militar. De esta manera, antropólogos forenses, antropólogos sociales y arqueólogos, desde el campo de<br />

la bioantropología utilizan las técnicas y el método propio de la arqueología para la recuperación de los cuerpos<br />

inhumados en tierra. Para profundizar sobre las diferentes etapas de investigación para realizar las identificaciones<br />

consultar en http://www.eaaf.org/.<br />

2 Allí no sólo participé en las exhumaciones para la recuperación de cuerpos óseos de personas fallecidas sino que<br />

también colaboré con la revisión del Archivo del Juzgado Federal Nº 2 del departamento Judicial San Martín,<br />

discriminando las causas vinculadas con episodios de violencia política en el período 1974-1980.<br />

9


las fosas, en algunas exhumaciones de personas desaparecidas. Esta vez las experiencias<br />

prácticas y no la teoría, me hacían volver a reflexionar sobre “mis formas” y “otras formas”, ya<br />

que apenas el trabajo de los antropólogos dejaba distinguir los restos óseos de la tierra, los<br />

familiares parecían querer saltar a la fosa para abrazar aquello que les pertenecía, para proteger<br />

lo que alguien había violentado, para llevarse consigo después de más de 25 años a su pariente<br />

desaparecido, secuestrado, torturado y asesinado por el Terrorismo de Estado 3 . Esta<br />

experiencia tan directa con la muerte y la desaparición me colmó de interrogantes acerca de<br />

estos casos especiales ¿Cómo se habían enfrentado los familiares a la pérdida de sus seres<br />

queridos con la ausencia de los cuerpos y sin la posibilidad de realizar los rituales mortuorios<br />

convencionales? ¿Por qué esta necesidad de querer acercarse al muerto y a la muerte? ¿Eran<br />

los rituales mortuorios negados o buscados? ¿Qué ocurría cuando se recuperaban los cuerpos<br />

después de más de 25 años? Estas preguntas orientaron la elaboración de mi primer proyecto de<br />

investigación, el que culminó con la Tesis de Licenciatura “Muerte, cuerpo y ritual: la<br />

experiencia de algunos familiares de desaparecidos de la ultima dictadura militar en <strong>Argentina</strong><br />

(1978-1982)” (Panizo, 2003). Del trabajo resultó que la falta de cuerpo había obstaculizado la<br />

realización de los rituales de luto, de importancia para enfrentar la muerte de manera personal.<br />

Al no enfrentarse la muerte a través de rituales colectivos, los desaparecidos y deudos se<br />

encontraban en un estado de ambigüedad existencial, y la esperanza de la recuperación de los<br />

cuerpos y las identificaciones se convirtió en una necesidad primordial. Denominé entonces<br />

muerte desatendida a los casos en que la exhumación, identificación y re entierro no fue<br />

posible y la muerte no pudo ser enfrentada a través de rituales que, cargados de una simbología<br />

mortuoria específica, pudieran “atender” tanto al muerto como al deudo en tanto sujetos<br />

sociales que atraviesan una transformación existencial en el seno de la sociedad.<br />

Unos años más tarde, cuando trabajaba en la secretaría del decanato de la Escuela de<br />

Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín, luego de que Tristán Bauer 4 me<br />

hiciera unos comentarios acerca del cementerio de Darwin en la Isla Soledad, en donde yacen<br />

los restos de los muertos de la Guerra de Malvinas, empecé a suponer que los familiares de los<br />

caídos en ella podían haber pasado por experiencias similares a las de los familiares de los<br />

desaparecidos. Muchos de ellos tampoco tuvieron la posibilidad de recuperar o identificar los<br />

3 De aquí en más me referiré a la última dictadura militar también como “Estado Terrorista” o “Terrorismo de<br />

estado” haciendo referencia a la manera en que el Estado ejerció la violencia y represión sobre sus ciudadanos<br />

induciendo miedo en la población. Con este término, destaco también a las violaciones de los Derechos Humanos<br />

cometidos por este gobierno como delitos de lesa humanidad.<br />

4 El director de cine Tristán Bauer, actual presidente de Radio y Televisión <strong>Argentina</strong> Sociedad del Estado, es el<br />

director de la película “Iluminados por el fuego”, producida por la Universidad de San Martín, a la cual nos<br />

referiremos en el capítulo V.<br />

10


estos de sus seres queridos. Me preguntaba entonces, ¿Cómo es que los familiares de los<br />

caídos se habrían enfrentado a la muerte en estas circunstancias específicas y a la problemática<br />

de la ausencia del cuerpo? ¿Cuáles serán las diferencias, si es que las había, entre estos dos<br />

casos a pesar de este denominador común? Estas preguntas, dieron origen al objetivo general<br />

de la presente investigación, que consiste en hacer una interpretación antropológica<br />

comparativa entre la forma en que se enfrentan a la muerte los familiares de desaparecidos y<br />

los familiares de los caídos en Malvinas, prestando atención en la ausencia del cuerpo y la<br />

imposibilidad de realizar los rituales mortuorios sociales como el velatorio y el entierro. Como<br />

se observará a lo largo del trabajo, en el caso de Malvinas a diferencia del de los desaparecidos<br />

y de las experiencias de muerte típicas de la cultura occidental, el culto a la muerte se vuelve<br />

parte del quehacer de la vida cotidiana.<br />

Entonces, en esta tesis, desde una perspectiva que focalice sobre la historia, los símbolos<br />

culturales y las prácticas rituales, intentaré demostrar de qué manera se establece una relación<br />

recíproca entre 1) las prácticas ejercidas sobre los cuerpos muertos, los rituales mortuorios y<br />

los referidos a la desaparición; 2) el contexto histórico social en que estas muertes ocurrieron y<br />

en el cual fueron entendidas; 3) y las configuraciones culturales que ofrece la historia nacional.<br />

En este sentido, indagaré sobre las prácticas rituales originales, y las experiencias<br />

extraordinarias de los interlocutores a partir de las pérdidas de sus seres queridos en el contexto<br />

de la muerte violenta en la última dictadura militar.<br />

Muerte, cultura y sociedad<br />

Como la muerte en tanto hecho humano propone una búsqueda colectiva de sentido, y todos<br />

los grupos sociales tienen ideas específicas acerca de la muerte y de las prácticas adecuadas<br />

sobre el tratamiento de los muertos, decidí trabajar no con individuos aislados sino con<br />

familiares que forman parte de instituciones conformadas a partir de la guerra, y de la<br />

desaparición. Supuse así que los grupos determinarían en una relación dialéctica con los<br />

esquemas culturales convencionales, la forma en que los familiares le darían sentido a la<br />

muerte colectivamente. En este sentido, trabajé con familiares pertenecientes a la organización<br />

Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas 5 y familiares vinculados con la<br />

5 De aquí en más me referiré al organismo Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas como<br />

Familiares de Desaparecidos, en mayúscula, y en cuanto a los familiares de dicho organismo, hablaremos de los<br />

familiares de desaparecidos, en minúscula.<br />

11


Comisión de Familiares de Caídos en la Guerra de Malvinas e Islas del Atlántico Sur 6 ,<br />

instituciones de las cuales me referiré más adelante.<br />

Las muertes en situaciones extraordinarias pueden producir una alteración en las prácticas y<br />

significaciones tradicionales acerca de la forma en que éstas deben ser enfrentadas y los<br />

cuerpos tratados. Tanto en el caso de los desaparecidos como en el de Malvinas, las situaciones<br />

específicas que dieron lugar a la desaparición y la muerte en la guerra, produjeron un quiebre,<br />

una ruptura en sus formas habituales de enfrentar la muerte, por lo que los familiares tuvieron<br />

que adaptarse a estos cambios para sobrellevar las pérdidas extraordinarias, reelaborando<br />

creativamente los modelos convencionales para entenderla. De esta manera, nuestros<br />

interlocutores construyeron sus marcos simbólicos para entender las experiencias sufridas<br />

tomando símbolos de la historia nacional, tanto reciente como lejana. Hablaré de marcos<br />

simbólicos para referirme a los modelos de interpretación de los grupos citados, que a través de<br />

un selección de símbolos y orientados por una ideología particular 7 , establecen la forma en que<br />

los familiares deben darle sentido a la muerte en el contexto de la guerra y la desaparición y el<br />

modo en que se deben realizar las prácticas rituales tanto en el ámbito público como privado.<br />

Así, en esta muerte enmarcada en procesos históricos y modelos simbólicos particulares, el<br />

grupo en tanto comunidad de iguales cumple un rol fundamental en cuanto le da a sus miembros<br />

herramientas para enfrentar las pérdidas, suministrando también un fuerte sentimiento de identidad<br />

e integración social 8 . Al igual que los llamados grupos de autoayuda o ayuda mutua, en los cuales<br />

los individuos se apoyan entre sí para sobrellevar sus experiencias estresantes o traumáticas<br />

acontecidas por una problemática en común, como el caso de enfermedades, adicciones,<br />

estigmatización social, etc., los familiares se sienten, dentro de sus instituciones, comprendidos<br />

por personas que atravesaron experiencias similares. Así también, al igual que ellos, en los grupos<br />

aquí trabajados se estructuran relaciones similares a las del ámbito doméstico “ampliando la<br />

capacidad de acción de los grupos primarios” (Canals Sala, 2002). Es muy común, en este sentido,<br />

6 De aquí en más me referiré al organismo Familiares de Caídos en la Guerra de Malvinas e Islas del Atlántico<br />

Sur, como Familiares de Malvinas, en mayúscula, y en cuanto a los familiares de dicho organismo, hablaremos de<br />

los familiares de Malvinas, en minúscula.<br />

7 El símbolo es entendido según las propuestas de Clifford Geertz como cualquier “objeto, acto, hecho, cualidad o<br />

relación” que sirve para vehiculizar ideas y significarlas (1997:92). A la vez considero que éstos condensan<br />

múltiples significados por lo que pueden neutralizar ideas ambiguas y contradictorias (Turner, 1997). De la misma<br />

manera tomo los aportes de Geertz para entender a la ideología como una fuente simbólica de significación, que<br />

surge como respuesta a estados de tensión para “dar sentido a situaciones sociales incomprensibles” (1997:192).<br />

8 Michael Pollak (2006) y Elizabeth Jelin (2002) trabajan la importancia de la integración de individuos que han<br />

vivido experiencias traumáticas en comunidades de iguales, donde se refuerzan los sentimientos de identidad,<br />

continuidad y unidad.<br />

12


que los familiares hagan referencia a la organización a la que pertenecen como su “primer” o<br />

“segundo” hogar, en el cual, a diferencia del ámbito doméstico, su compromiso militante sobre el<br />

tema no es cuestionado. Pero a diferencia de los grupos de autoayuda, en Familiares de<br />

Desaparecidos y Familiares de Malvinas, la memoria y la ideología del grupo aparecen como<br />

componentes esenciales, en tanto la temática referida la desaparición o la guerra es reelaborada<br />

según ciertos parámetros de identidad grupal que obedecen a los proyectos políticos de los<br />

grupos. Así, la integración del individuo al grupo ha permitido un proceso de homogenización<br />

que hace a la identidad del grupal, neutraliza las diferencias personales y permite una narrativa<br />

y un entendimiento común sobre la muerte, la guerra y la desaparición.<br />

A la vez, las representaciones que se generan en estos marcos de interpretación responden a<br />

representaciones, valores y prácticas estructuradas a escala nacional. Como observaremos,<br />

muchas de estas configuraciones culturales, como la categoría de víctima, la figura del héroe, o<br />

los distintivos nacionales, devienen en herramientas culturales que expresan y dramatizan una<br />

diversidad de significados a través de los cuales los familiares entienden no sólo la relación con<br />

sus parientes muertos, sino también con la historia cultural.<br />

Entonces, los marcos simbólicos, orientan las prácticas y significaciones de los familiares<br />

para responder a la problemática de la muerte de acuerdo con los intereses de los grupos. Es a<br />

través de estos modelos que los familiares simbolizan un tipo de relación específica con sus<br />

seres queridos, y se identifican entre sí como miembros de grupos sociales determinados. En<br />

este sentido, el análisis de los rituales mortuorios o de las prácticas que hacen referencia a la<br />

desaparición, nos permitirán entender la forma en que los familiares simbolizan las<br />

experiencias límite vividas. Estas prácticas, entonces, son entendidas no sólo como instancias<br />

de despedida, separación e integración de los sujetos sociales (tanto vivos como muertos) sino<br />

como medios expresivos de comunicación y reflexividad que nos dan cuenta del marco social a<br />

través del cual los individuos le dan sentido al pasado y al presente y se identifican dentro de<br />

un grupo.<br />

13


Muerte y Dictadura<br />

La desaparición de personas y el conflicto bélico con Gran Bretaña, entre 2 de abril y el 14<br />

de junio de 1982, 9 se dieron en el contexto de un gobierno dictatorial autodenominado<br />

“Proceso de Reorganización Nacional”. Este gobierno, que tomó el poder en 1976, no sólo<br />

adoptó un modelo económico cuyo objetivo principal fue crear un cambio estructural en las<br />

relaciones de poder, sino que fue responsable de la violación sistemática a los Derechos<br />

Humanos, cuya estrategia represiva tuvo como característica fundamental la detención de miles<br />

de personas en centros clandestinos. Allí, sometían a los prisioneros a torturantes<br />

interrogatorios, que concluían mayoritariamente con el asesinato y su desaparición física.<br />

Dentro de este contexto de violencia física ejercida sobre la sociedad, en el año 1982 el<br />

gobierno militar decide recuperar las Islas Malvinas a la fuerza, respaldándose en su gran<br />

popularidad como causa nacional, ya que se habían transformado, a lo largo del siglo XX, en<br />

un emblema de nacionalidad (Guber 2001a, Lorenz, 2006) 10 . El ideal de la unidad nacional, en<br />

una sociedad castigada por la muerte y la desaparición, fue expresado, en palabras de Guber,<br />

no en términos políticos y sociales, sino en el idioma del parentesco, que operó "como el único<br />

argumento aceptable para afirmar una común pertenencia y los derechos derivados, tras años de<br />

terror” (2001a:62).<br />

En el marco del gran respaldo público a la recuperación de las Islas, al que muchos autores<br />

hacen referencia, (Guber, 2001a; Novaro y Palermo, 2003; Lorenz, 2006) es importante<br />

mencionar una declaración hecha por Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones<br />

políticas:<br />

“En momentos en que miles de jóvenes argentinos, entre ellos nuestros hijos,<br />

sobrinos, nietos, están en el sur para defender nuestra Patria, no podemos dejar de<br />

pensar en nuestros detenidos y desaparecidos, quienes seguramente hubieran<br />

apretado filas junto a los soldados y que no pueden hacerlo por su injusta<br />

desaparición” (Clarín, 8 de Mayo de 1982, en Novaro y Palermo, 2003: 441).<br />

9 En este trabajo nos referiremos a este hecho como la Guerra de Malvinas ya que los familiares suelen referirse a<br />

éste en tanto tal. No obstante, el nombre oficial que se suele utilizar en Cancillería <strong>Argentina</strong> es "Conflicto del<br />

Atlántico Sur", ya que la palabra "guerra" tiene connotaciones muy específicas en el derecho internacional,<br />

incluyendo requisitos y consecuencias. Por otro lado, las acciones bélicas no solo tuvieron lugar en las Islas<br />

Malvinas, sino también en las Georgias del Sur, Sandwich del Sur, y en los espacios marítimos circundantes (datos<br />

ofrecidos por Guillermo R. Rossi, Ministro Plenipotenciario, Dirección de Malvinas y Atlántico Sur, Ministerio<br />

de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto).<br />

10 Para profundizar sobre el contexto histórico y social que llevó a la dictadura a tomar esta iniciativa, consultar<br />

Guber (2001a); Novaro y Palermo (2003), y Lorenz (2006).<br />

14


A pesar del apoyo inicial de gran parte de la sociedad a la decisión del gobierno de tomar las<br />

Islas Malvinas, después de la derrota en la Guerra, en el marco de un silencio generalizado<br />

acerca de ésta impulsado principalmente por ese mismo gobierno, la sociedad identificó tanto a<br />

la guerra como a las Islas con la dictadura militar produciendo una reacción anti-Malvinas en la<br />

posguerra (Guber, 2001a:113). En este contexto se entendió al Estado argentino no solo como<br />

responsable de la tortura y muerte de miles de desaparecidos, sino también de la muerte de los<br />

jóvenes soldados caídos, en donde al igual que los primeros, no se brindó información sobre el<br />

paradero y forma de muerte. Así, comenta Rosana Guber, que surgieron los denominados por<br />

la prensa Padres de Plaza de Mayo 11 , que demandaban información oficial sobre el destino de<br />

sus hijos desaparecidos en acción 12 , argumentando al igual que las Madres de Plaza de Mayo<br />

que:<br />

“Una persona muerta debe ser reconocida por sus parientes directos y enterrada o<br />

inhumados sus restos por un procedimiento formal y decente. De otro modo, la<br />

persona desaparecida y sus parientes permanecerían quizás para siempre en un<br />

limbo de incertidumbre” (Guber, 2004:53).<br />

A pesar de la casi nula información brindada desde el Estado a los familiares de los caídos, a<br />

diferencia de los desaparecidos, el gobierno declaró oficialmente muertos a los desaparecidos<br />

en la guerra a pocos meses de su finalización (Lorenz, 2006:119) Así, la administración de las<br />

muertes por el Estado Terrorista fue, en relación con las víctimas de la represión, la negativa y<br />

el ocultamiento de lo sucedido con los desaparecidos, legitimando en un principio a la<br />

desaparición como una categoría que hace referencia tanto a la vida como a la muerte. Cabe<br />

destacar la famosa frase pronunciada repetidas veces por el dictador Jorge Rafael Videla en la<br />

arena pública que, en respuesta a las exigencias de los familiares para que dieran información<br />

sobre el destino de sus seres queridos, afirmaba que los desaparecidos no tenían entidad en<br />

tanto no estaban ni vivos, ni muertos, sino desaparecidos. Sin embargo, el gobierno militar<br />

declaró a los desaparecidos muertos a través del “Documento final” sobre su acción de<br />

gobierno, publicado en 1983 por el General Bignone, y sancionando una ley que declaraba a<br />

todas las personas desaparecidas entre noviembre de 1974 y el 6 de octubre de 1979, como<br />

11 Uno de estos padres, el de un piloto caído en la Guerra, Miguel Ángel Jiménez, fue quien impulsó en 1982 la<br />

constitución de Comisión Nacional de Padres y Familiares de Combatientes Desaparecidos en Malvinas, la cual<br />

reclamaba al estado información acerca del destino de sus hijos (Guber, 2004: 51; Lorenz, 2006:127). Aunque la<br />

iniciativa de esta Comisión es destacada por la literatura académica relativa a la Guerra de Malvinas, no se<br />

conocen datos que den cuenta de su existencia después de los primeros años de su constitución.<br />

12 El mayor número de desaparecidos en acción correspondía a las víctimas del hundimiento del Crucero ARA<br />

General Belgrano (Guber, 2004:51).<br />

15


muertos presuntos (González Bombal, 2004:12; Robben, 2006:40). De esta manera, refiere<br />

Emilio Crenzel que la dictadura asumía un discurso dual, que por un lado, en público, describía<br />

a los desaparecidos como guerrilleros y explicaba sus desapariciones por el estado de guerra<br />

mientras que por el otro, en respuesta a los hábeas corpus presentados por los familiares,<br />

afirmaba la ausencia del delito y negaba toda responsabilidad institucional (2008:37).<br />

Aunque la forma de muerte en la Guerra de Malvinas no fue investigada ni claramente<br />

informada por parte del Estado, las muertes de los caídos en este conflicto fueron entendidas<br />

por éste como “concretas” “nacionales” y “heroicas”, a diferencia de la de los desaparecidos.<br />

Mientras se reconocieron entonces los gestos heroicos de los caídos en la guerra, se avasallaron<br />

las identidades de los desaparecidos, a través de la desaparición de los cuerpos.<br />

Sostiene Elizabeth Jelin (2003) que el Terrorismo de Estado y la represión ilegal en el Cono<br />

Sur, “provocaron la incorporación del marco de los derechos humanos en la lucha anti-<br />

dictatorial” y “la clave violación a los derechos humanos en los modelos y marcos para<br />

interpretar lo que estaba sucediendo”, desplazando la clave interpretativa en “lucha de clases”<br />

que predominaba antes de la dictadura (Ibíd.:5). En este sentido, en la <strong>Argentina</strong> se<br />

conformaron diferentes organizaciones de Derechos Humanos 13 con “formulaciones y<br />

demandas anti represivas” (Jelin, Ibíd.) durante la dictadura y con reclamos de verdad y justicia<br />

durante y después de ésta. El informe Nunca Más, realizado por la Comisión Nacional sobre la<br />

Desaparición de Personas (CONADEP) 14 , refiere la autora, da cuenta del “clima cultural” en el<br />

que se interpretaban las desapariciones:<br />

“Que la experiencia no debía repetirse nunca más se comenzó a identificar con la<br />

"verdad", con la recolección de toda la información sobre las atrocidades. Y para<br />

"no repetir", se debía mantener viva la memoria. Recordar para no repetir fue<br />

surgiendo como mensaje y como imperativo cultural” (Jelin, 2003:15).<br />

Asímismo, sostiene Crenzel que el Nunca Más, conformado en la nueva clave interpretativa<br />

humanitaria para “juzgar, pensar y evocar este pasado entonces inmediato” (2008:103), se<br />

13 Para profundizar acerca de las diferentes organizaciones de Derechos Humanos que se conformaron en<br />

<strong>Argentina</strong> antes, durante y después de la última dictadura, consultar da Silva Catela (2001:23-25).<br />

14 La CONADEP fue instituida en el año 1983 bajo el gobierno democrático de Raúl Alfonsín con el objeto de<br />

recibir informes y denuncias sobre las desapariciones, los secuestros y las torturas acontecidos bajo el régimen<br />

dictatorial. Así, recibieron miles de declaraciones y testimonios que les permitieron comprobar la existencia de<br />

los Centros Clandestinos de Detención, la realización de torturas ejercidas durante los interrogatorios a los<br />

detenidos, los asesinatos de éstos y los métodos elegidos para deshacerse de los cadáveres. De esta manera, nos<br />

dice Emilio Crenzel que mediante la CONADEP el estado constituyó las desapariciones en objeto de investigación<br />

(2008:101). Sin embargo, señala el autor que el informe Nunca Más fue fruto de un proceso político que involucró<br />

no sólo a la voluntad del Estado sino a la mayoría de los organismos de Derechos Humanos (Ibíd.:185).<br />

16


convirtió en el símbolo de la memoria colectiva sobre la dictadura, presentando a los<br />

desaparecidos como víctimas inocentes del Terrorismo de Estado 15 . A partir de los años<br />

setenta, el contexto político fue visualizado como un enfrentamiento entre víctimas y<br />

victimarios, y la reivindicación de la violencia por parte de la militancia fue reemplazada por<br />

la denuncia de la violación física y psíquica de los ciudadanos, anulando no sólo los espacios<br />

físicos para homenajear a los muertos, sino también el uso público de la muerte heroica en<br />

combate (Crenzel, 2008:45).<br />

De las organizaciones de Derechos Humanos que nuclean a familiares de desaparecidos<br />

están Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones Políticas, Asociación Madres de<br />

Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo,<br />

H.I.J.O.S (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y<br />

HERMANOS (Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y Justicia). Dentro de los intereses<br />

básicos de estos grupos, la narrativa humanitaria y el concepto de víctima inocente, fueron<br />

dominantes en el discurso de denuncia:<br />

“La clave humanitaria y familiar formaba parte intrínseca del universo de<br />

interpretación de la mayoría de los familiares, para quienes su lazo con el<br />

desaparecido se basaba en esos valores que ignoraban sus adscripciones políticas o<br />

que ejercieron un silencio estratégico sobre ello dada la persecución dictatorial”<br />

(Crenzel, 2008:49).<br />

A pesar de que los principios de verdad y justicia nuclean a estos organismos, los diferentes<br />

actores interpretaron lo sucedido y dieron forma a los reclamos de diversas maneras. La<br />

agrupación Madres de Plaza de Mayo, por ejemplo, organizada en 1977 por mujeres que tenían<br />

a sus hijos desaparecidos, se divide en 1986, conformándose la organización Madres de Plaza<br />

de Mayo Línea Fundadora, por un lado, y Asociación Madres de Plaza de Mayo por el otro, ya<br />

que no tenían todas las mismas formas de lucha. Uno de los desacuerdos fundamentales fue en<br />

torno a las exhumaciones realizadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense<br />

(EAAF) ya que mientras que Línea Fundadora sostiene que es una decisión personal la de<br />

15 Refiere Crenzel (2008) que si bien el prólogo de la primera edición reproduce la perspectiva de “los dos<br />

demonios” que plantea a una sociedad inocente, arrasada por dos tipos de terrorismos diferentes, el proveniente de<br />

la extrema izquierda y el de la extrema derecha, estableciendo una relación entre la violencia estatal y la<br />

guerrillera, en el nuevo prólogo de la reedición del año 2006, se discute una relación de causalidad entre ambos<br />

grupos. Sin embargo, sigue excluyendo a los guerrilleros del grupo de desaparecidos, omite la militancia política<br />

de éstos y los sigue presentando como víctimas inocentes. Otra diferencia entre el nuevo prólogo y el anterior es<br />

que el del año 2006, contrapone la política del Gobierno de Néstor Kirchner con sus predecesores en materia de<br />

Derechos Humanos (Ibíd.:109).<br />

17


ecuperar los restos, la asociación Madres de Plaza de Mayo, las rechaza absolutamente 16 . Así,<br />

en tanto la Asociación de Madres de Plaza de Mayo niega rotundamente tanto las muertes<br />

como las exhumaciones, Familiares acepta las exhumaciones, al igual que Línea Fundadora,<br />

Abuelas 17 , H.I.J.O.S 18 y HERMANOS 19 , y niegan las muertes, sólo hasta que no aparezcan los<br />

cuerpos y los culpables.<br />

Como víctimas también de la dictadura, fueron entendidos socialmente los ex soldados de la<br />

guerra de Malvinas una vez finalizado el conflicto. Las denuncias de los malos tratos sufridos<br />

por parte de sus superiores, junto con las durísimas condiciones de vida experimentadas<br />

durante la guerra, hicieron que los cuestionamientos a los militares se asimilaran a los<br />

relacionados con los Derechos Humanos. Dentro de esta lógica, la sociedad argentina empezó a<br />

interpretar el conflicto como exclusiva responsabilidad de las Fuerzas Armadas, por lo que los<br />

ex soldados fueron identificados con los desaparecidos y visualizados como víctimas de la<br />

dictadura militar (Guber, 2004; Lorenz, 2006) 20 . A diferencia de los ex soldados, los caídos en<br />

la guerra fueron concebidos por los gobiernos democráticos posteriores a la dictadura en<br />

términos de seres que sacrificaron su vida por la patria.<br />

Así como se conformaron organizaciones respecto a los desaparecidos en clave de<br />

Derechos Humanos, terminada la guerra de Malvinas se crearon diferentes organizaciones no<br />

gubernamentales tanto de civiles como de ex soldados, como espacios de ayuda mutua entre<br />

quienes compartieron la experiencia de guerra o, en palabras de Rosana Guber:<br />

“… fundados en la reivindicación de la causa territorial de soberanía sobre las<br />

Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en la propia asistencia al escenario bélico y en la<br />

memoria del conflicto y de sus muertos” (2004:15) 21 .<br />

16<br />

En Matilde Mellibovsky, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora (2006).<br />

17<br />

En el contexto de la desaparición de personas centenares de bebés/niños fueron secuestrados con sus padres o<br />

nacidos en los CCD. Muchos de ellos fueron apropiados ilegalmente o abandonados. En este sentido, la<br />

Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no-gubernamental que tiene como finalidad<br />

localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados desaparecidos por el Terrorismo de<br />

Estado.<br />

18<br />

La agrupación H.I.J.O.S, integrada por hijos de desaparecidos, asesinados, presos políticos, y exiliados durante<br />

la última dictadura, tiene entre sus objetivos, además de trabajar para la restitución de otros hijos apropiados en<br />

cautiverio, el de colaborar con el EAAF para la recuperación de la identidad de los desaparecidos.<br />

19<br />

Organismo de Derechos Humanos que nuclea a hermanos de desaparecidos.<br />

20<br />

Estas representaciones serán cuestionadas por Familiares de Malvinas, y varios ex soldados, como<br />

desarrollaremos en los capítulos siguientes.<br />

21<br />

Para profundizar sobre estas organizaciones, consultar Guber, (2004).<br />

18


A pesar de que algunos familiares colaboran o participan actualmente de las organizaciones<br />

de ex soldados u otras referidas a la Guerra, la única comisión oficial que agrupa a familiares<br />

desde la posguerra hasta nuestros días es Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del<br />

Atlántico Sur.<br />

Por otro lado, los ex combatientes se fueron agrupando de acuerdo a su pertenencia local,<br />

constituyéndose así la Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas de Gral. San Martín, el<br />

Centro de Veteranos de Guerra de Lanús, la Unión de ex-combatientes de las Islas Malvinas<br />

del Partido de Tigre, el Centro de Ex Combatientes de Malvinas de La Plata, el Centro de ex<br />

Soldados Combatientes en Malvinas de Capital Federal, el Centro de Ex Combatientes de<br />

Malvinas de Rosario, el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes y el<br />

Centro Veteranos de Guerra de Resistencia (Chaco), entre más de 400 centros organizados en<br />

todo el país. Además de las diferencias zonales, los grupos se distinguen por el tipo de ex<br />

soldados que los conforman. Así, mientras algunos centros convocan tanto a ex soldados<br />

conscriptos como a personal de cuadro (de carrera), otros grupos aceptan solamente la<br />

participación de los ex combatientes que han participado en la guerra en calidad de conscriptos.<br />

De la misma manera, cada organización tiene su forma particular de darle sentido a la Guerra,<br />

por lo que, al igual que los organismos de familiares ya citados, sus modos de accionar en la<br />

arena pública responden a los marcos simbólicos de cada grupo. De la variedad de estos<br />

grupos, he trabajado con los testimonios de algunos ex combatientes del CECIM (Centro de ex<br />

Combatientes de La Plata) ya que entran en escena en varias narrativas y prácticas rituales de<br />

los Familiares de Malvinas, como sujetos antagónicos cuyas formas de recordar y entender la<br />

Guerra se enfrentan continuamente con la de ellos.<br />

Habiendo referido brevemente el contexto social en el que sucedieron las muertes y se<br />

conformaron los grupos, sintetizaremos la bibliografía que trata la temática de la muerte, la<br />

desaparición, y la Guerra de Malvinas. Esto nos permite retomar los aportes que contribuyeron<br />

a construir el esquema conceptual a través del cual se interpretarán las representaciones de los<br />

grupos en relación con el tratamiento de los muertos y su vinculación con los rituales<br />

mortuorios.<br />

19


Antropología de la Muerte, desaparición de personas y Guerra de Malvinas<br />

1. Las etnografías y los escritos antropológicos clásicos (Malinowski, 1975 [1929], 1977<br />

[1935]); 1994 [1948]; Radcliffe-Brown, 1986 [1952]; Margaret Mead, 1985 [1930]), Evans-<br />

Pritchard, 1977 [1940], van Gennep, (2008 [1909]) y más contemporáneos (Levi-Strauss, 1997<br />

[1955]; Turner, 1997 [1966] Geertz, 1995 [1973]) siempre han dedicado secciones al ciclo<br />

vital que incluían las representaciones y prácticas sobre la muerte (sacrificio, suicidio y<br />

homicidio culto a los antepasados; vínculos entre los muertos y los vivos; etc.) y los rituales,<br />

tabúes, y marcos legales asociados. Por otro lado, los primeros estudios desde la sociología que<br />

abordaron esta temática, ya sea a partir del análisis del suicidio (Durkheim, (1998[1897]); o el<br />

sacrificio 22 (Hubert y Mauss, (1946 [1899]) lo hicieron desde un abordaje comparativo. Sin<br />

embargo, fue Robert Hertz, (1990 [1907]) quien inicialmente demostró, dentro del campo de la<br />

sociología y la etnología, un interés concreto sobre la temática con su estudio específico acerca<br />

de las representaciones colectivas de la muerte, y los rigurosos análisis acerca de la relación<br />

entre el cuerpo del muerto, su alma, y los vivos. Miembro de la Escuela Sociológica Francesa,<br />

el autor aborda sus trabajos en el ámbito de las representaciones colectivas, intentando poner<br />

de manifiesto los valores que fundan la moral en aspectos de la experiencia social. A través de<br />

etnografías sobre Indonesia, hace un estudio detallado describiendo las nociones generales<br />

sobre la muerte y las prácticas funerarias que le dan lugar, prestando una especial atención al<br />

caso de las dobles sepulturas: las transitorias en donde los muertos permanecen de manera<br />

temporaria, y las definitivas, en donde éstos se separan radicalmente de los vivos. Su trabajo<br />

pretende demostrar, comparando con otros ejemplos etnográficos, de qué manera la<br />

significación que tiene la muerte para la conciencia social constituye un objeto de<br />

representación colectiva. Al representar la muerte un cambio de estado del individuo implica, a<br />

la vez, una modificación profunda de la actitud mental de la sociedad, por lo que requiere de un<br />

proceso lento, una transición que necesita tiempo y rituales específicos. Este autor pone énfasis<br />

en las relaciones entre el muerto y los deudos, entre el estado del cuerpo y el estado del alma, y<br />

en lo necesario del ritual mortuorio para que el deudo pueda reinsertarse adecuadamente en la<br />

sociedad. De esta manera, pone a la función del cuerpo en primer plano, siendo éste la materia<br />

22 Unos años James Frazer se refirió al sacrificio en su clásica obra “La rama dorada” (1974 [1890]), que compara<br />

y emparenta diferentes mitos y rituales de diversas culturas. Sus análisis, sin embargo, han sido criticados por ser<br />

especulativos y no estar sustentados con experiencias etnográficas propias.<br />

20


sobre la que se ejerce la actividad colectiva después de la muerte. Los aportes comparativos de<br />

Hertz, fueron ilustrativos para entender la muerte como un proceso social, en el que el grupo y<br />

la comunidad juegan un rol fundamental. Siguiendo la misma orientación, los trabajos de van<br />

Gennep (2008 [1909]), contemporáneos de Hertz, hacen referencia a los procesos sociales por<br />

los cuales un individuo pasa cuando atraviesa un cambio de estatus o posición social y propone<br />

el modelo de los ritos de paso, los cuales divide en ritos de separación, de transición y de<br />

agregación. Este modelo resulta de importancia para entender las diferentes etapas que pueden<br />

darse luego de la ruptura de las relaciones sociales que provoca el hecho del deceso.<br />

A pesar de esta inquietud inicial sobre la temática, es el ya mencionado antropólogo Louis-<br />

Vincent Thomas quien plantea la necesidad de una antropología de la muerte comparativa<br />

como campo de estudio específico. Por ser la antropología “la ciencia del hombre por<br />

excelencia que busca las leyes universales del pensamiento y de la sociedad”, dice Thomas, la<br />

antropología tanatológica debe ser necesariamente comparativa para “construir la<br />

universalidad a partir de las diferencias” (1993:11-12). Para impulsar la apertura de este nuevo<br />

campo, el autor confronta sociedades africanas con la moderna sociedad industrial, y pone de<br />

relieve sus divergencias en cuanto a las creencias y actitudes respecto de la muerte. Así, afirma<br />

que el “África tradicional” nos ofrece un ejemplo de cómo resolver los problemas que el autor<br />

entiende propios del mundo occidental, al estar ésta alejada de la vida cotidiana de los<br />

hombres.<br />

Por otro lado, siguiendo este interés comparativo existen trabajos más actuales que tienen el<br />

objetivo de repensar la actitud frente a la muerte en la sociedad occidental. Philippe Ariès<br />

(1999), por ejemplo, desde una perspectiva histórica, analiza el pensamiento en torno a la<br />

muerte en Occidente y marca sus cambios a lo largo del tiempo. Ariès, al igual que Norbert<br />

Elías (1987) y el antropólogo Nigel Barley (2000), nos señalan de qué manera, en nuestra<br />

sociedad contemporánea, las personas van siendo desposeídas de herramientas simbólicas<br />

colectivas para enfrentar las pérdidas, por lo que hay una menor participación de la comunidad<br />

en el luto de un fallecido.<br />

Además de estos autores que han trabajado el pensamiento en torno a la muerte en la<br />

cultura occidental demostrando las diferencias a lo largo del tiempo, existen numerosos<br />

trabajos etnográficos que nos dan cuenta de la diversidad de prácticas y creencias en torno a la<br />

muerte de acuerdo a los grupos sociales en la que ocurre, tanto desde la antropología clásica ya<br />

mencionada, como contemporánea (Huntington y Metcalf, 1979; Parry,1989; Behar, 1991;<br />

21


Scheper-Hughes, 1997; Álvarez, 2001; Strange, 2002; Durham, 2002; Graigevan Pollack,<br />

2003; Robben, 2004). Así, nos encontramos con una gran variedad de concepciones acerca de<br />

las características de los muertos (malignos, benéficos, pacíficos, neutrales, con poderes<br />

sobrenaturales, etc.), el destino de éstos (el cielo, la tierra, el más allá), y el tratamiento<br />

adecuado de los cuerpos (velatorios, entierros individuales, entierros colectivos, sepulturas<br />

provisorias, sepulturas definitivas, cremaciones, etc.) según las tradiciones culturales y<br />

creencias religiosas de los grupos. Dentro de la gran variedad de muertos posibles, en esta tesis<br />

los muertos se presentan como bondadosos, extraordinarios y con poderes especiales, lo que les<br />

permiten tener una permanencia activa en la vida de sus familiares. Estas características<br />

atribuidas a los muertos, responden en general a interpretaciones de influencia cristiana, que<br />

encuentran formas originales de dar sentido a estas muertes violentas, ocurridas en contextos<br />

históricos particulares, como observaremos en los capítulos siguientes.<br />

Dentro de los estudios más actuales que trabajan sobre la temática de la muerte, existen<br />

aquellos que enfatizan sobre la muerte no común, como la muerte política (Guber, 1996;<br />

Verdery, 1999), la muerte heroica (Álvarez, 2001), la muerte y las canonizaciones populares<br />

(Carozzi, 2006; Skartveit, 2009) o la muerte sin cuerpo como en los desaparecidos (da Silva<br />

Catela, 2001; Robben 2004, 2006). Tanto la muerte no común, como la muerte violenta o la<br />

que no tiene cuerpo pueden modificar, como había señalado, las prácticas mortuorias habituales<br />

y proponer experiencias extraordinarias de acuerdo al sentido que se le da a la pérdida del<br />

fallecido (Panizo, 2003). Como el cuerpo es significativo a través de la forma en que es<br />

interpretada la muerte específica de una persona, en muchos casos aquel puede devenir en<br />

símbolo que expresa deseos de legitimación o reivindicación de un grupo dado (Verdery,<br />

2004:305). Lo que observaremos en esta tesis es que el cuerpo muerto se transforma en un<br />

símbolo político, que como sostiene Verdery (Ibíd.), produce ambigüedad y no propone un<br />

único significado.<br />

2. La problemática de la desaparición de personas en la <strong>Argentina</strong> ha sido muy estudiada<br />

analizando los procesos de memoria (Jelin, 2002; da Silva Catela, 2001, 2009; Feld, 2002;<br />

Lorenz, 2004; Palermo, 2004, Levin, 2005; Vezzetti, 2007). Estos trabajos que desde distintas<br />

perspectivas tratan de dar cuenta del espacio de la memoria como lugar de lucha política,<br />

parten en general de las nociones del sociólogo Maurice Halbwachs (2005), de la escuela<br />

Durkhemiana, quien introduce en el campo de los estudios sobre memoria, la idea de marcos<br />

22


sociales para hablar de la memoria colectiva, y plantea una interrelación entre memoria<br />

individual y memoria colectiva, al proponer la idea de que el grupo y la sociedad son las<br />

condiciones, los marcos sociales de la memoria. A la noción de memoria colectiva se suma la<br />

de “corriente de pensamiento”, que nos relacion con un grupo determinado, por lo que aparecen<br />

enmarcando a los grupos de referencia. En este punto, Halbwachs resalta la importancia de los<br />

intereses del presente y las condiciones sociales que hacen posible la conciencia de cada uno.<br />

Desde la sociología también Michael Pollak (2006) retoma las cuestiones planteadas por<br />

Halbwachs y aporta elementos para introducir la carga conflictiva en las visiones acerca de<br />

cómo recordar el pasado en el presente. Dentro de este marco, Pollak ha dedicado buena parte<br />

de sus estudios a las experiencias humanas frente a situaciones límite y memoria, tomando<br />

como eje dos tipos de situaciones divergentes: por un lado, el genocidio nazi, y por el otro, la<br />

epidemia del sida. Sus trabajos han servido como modelo para estudiar las memorias en el<br />

Cono Sur, marcadas por procesos de violencia política y represión estatal en el marco de<br />

dictaduras militares. El autor plantea una estrecha relación entre memoria y sentimiento de<br />

identidad, al entender a la memoria como una operación colectiva que intenta definir y reforzar<br />

sentimientos de pertenencia, y fronteras sociales (Pollak 2006:38). Cada forma de interpretar el<br />

pasado y el presente por un grupo social, puede ser entendido, en términos de este autor, como<br />

un proceso de construcción de una memoria colectiva, la memoria política del grupo, que a<br />

través de un trabajo de encuadramiento y mantenimiento, dan a cada miembro el sentimiento<br />

de unidad, coherencia y continuidad. De esta manera la memoria se torna en un elemento<br />

constituyente de identidad. Dentro de este marco, Elizabeth Jelin (2002) señala que el<br />

individuo para fijar parámetros de identidad, selecciona ciertos hitos que lo ponen en relación<br />

con otros, y constituyen los marcos sociales para encuadrar las memorias (Ibíd.: 25). También<br />

la autora nos llama la atención sobre el hecho de que estas interpretaciones y memorias del<br />

pasado reciente aparecen en un escenario de luchas políticas acerca del sentido no sólo de lo<br />

ocurrido, sino también de la memoria misma. De esta manera, el espacio de la memoria<br />

deviene en un espacio de lucha política que puede ser entendida en términos de las luchas de la<br />

“memoria contra memoria” (Ibíd.:6).<br />

Todos estos trabajos resultaron muy ilustrativos para pensar la forma en que los familiares<br />

significan la muerte de acuerdo a la forma en que le dan sentido al pasado y se identifican<br />

dentro de un grupo. Si bien las nociones de “marcos sociales de la memoria” o “las memorias<br />

de los grupos” son relevantes, aquí utilizaré la noción de marcos simbólicos. Esto es así porque<br />

en esta tesis se pondrá énfasis en que la manera en que los familiares entienden el pasado y el<br />

23


presente como modo de interpretación de la realidad, forma parte de un contexto cultural<br />

general en donde “los modos de recordar” se articulan con procesos de apropiación y<br />

reelaboración de símbolos y metáforas históricamente construidas. En otras palabras, los<br />

marcos simbólicos, incluyen “memorias”, acciones políticas, rituales sociales, rituales<br />

mortuorios, prácticas públicas y domésticas, que se alimentan recíprocamente y expresan,<br />

como había mencionado, las ideologías de los grupos.<br />

Dentro de estos estudios que se dedican a las experiencias humanas frente a situaciones<br />

límite y memoria se ubica, desde la antropología, el trabajo de Ludmila da Silva Catela (2001),<br />

que se ocupó de la experiencia vivida por un conjunto de familiares de desaparecidos de La<br />

Plata, y demostró de qué manera ante la dramática situación vivida, el grupo de familiares fue<br />

generando sistemas de representaciones, estrategias y prácticas no violentas, configurando<br />

nuevas identidades sociales. Así, afirma que los familiares fueron “conquistando y delimitando<br />

territorios” sociales (Ibíd.:162) a través de conmemoraciones, homenajes, monumentos y<br />

placas, donde fueron haciendo público un drama social que se tornó nacional. Dentro de estas<br />

prácticas realizadas por los familiares, la autora trabaja las representaciones sobre la muerte de<br />

los familiares, las cuales le permiten utilizar el concepto de muerte inconclusa, ya que, según<br />

refiere la autora, la falta del cuerpo “provoca una acción inversa a la concentración de espacio-<br />

tiempo requerida socialmente para enfrentar la muerte”, y abre espacios y caminos de búsqueda<br />

(Ibíd.:115) A la vez, sugiere que la falta de la tumba provocó la necesidad de reinventar<br />

nuevas estrategias para recordar a sus seres queridos, como monumentos, anfiteatros, placas y<br />

la utilización de las fotos que individualizan al desaparecido, devolviéndole un nombre, una<br />

historia personal, y proponiendo para los familiares un lugar de visita, donde ir a llevar<br />

ofrendas. Para responder a preguntas tales cómo “¿Dónde se localiza la muerte?” “¿Cómo es<br />

caracterizada y expresada cuando no hay un cuerpo?” (Ibíd.:114), la autora señala formas<br />

alternativas de duelo, y sostiene que la figura de desaparecido “provee material específico para<br />

la conformación de un sistema simbólico, donde predominan elementos tradicionalmente<br />

asociados a los rituales de la muerte” (Ibíd.: 113). La diferencia entre el punto de vista de da<br />

Silva Catela y el aquí propuesto, radica principalmente en que para los interlocutores tenidos en<br />

cuenta en este trabajo, la muerte no es localizada, ni caracterizada, ni expresada socialmente<br />

por la ausencia del cuerpo; por cuanto no asociamos las prácticas de los familiares que después<br />

analizaremos, con rituales mortuorios, y proponemos identificarlas con prácticas que hacen<br />

referencia a la ambigüedad que trae aparejado el término desaparición como categoría que<br />

24


efiere tanto a la vida como a la muerte. Así, la evidencia empírica acerca de nuestra<br />

comunidad estudiada no sustenta algunas consideraciones que señala da Silva Catela sobre la<br />

suya, e intentaré demostrar que: 1) en la simbología que rodea a la desaparición de personas no<br />

predominan los elementos tradicionalmente asociados a los rituales de la muerte, como; 2)<br />

estas prácticas que desatienden las muertes y atienden a la desaparición, no posibilitan la<br />

separación definitiva entre vivos y muertos.<br />

La preocupación por las categorías o situaciones que refieren o no a las prácticas<br />

mortuorias radica principalmente en que, como habíamos referido, el objetivo de este trabajo es<br />

realizar una observación comparativa entre las experiencias de los familiares de desaparecidos<br />

con la de los familiares de caídos en Malvinas, enfatizando específicamente sobre la ausencia<br />

del cuerpo y los rituales mortuorios. De esta manera, el análisis planteado parte desde una<br />

perspectiva simbólica-ritual, por lo que, haciendo referencia a los rituales mortuorios<br />

tradicionales en la sociedad occidental, se centrará en: 1) los símbolos que los identifican; 2)<br />

los signos y prácticas que la hacen socialmente reconocible; 3) la importancia de la presencia<br />

del cuerpo muerto en el escenario ritual; y 4) las relaciones entre los muertos y los vivos que se<br />

generan a partir de la realización de los rituales.<br />

Para entender entonces las diferencias con el punto de vista de da Silva Catela, es<br />

importante remarcar que la autora no pretendió “estudiar las «memorias encuadradas» en<br />

discursos institucionalizados, en historias de organizaciones de derechos humanos” sino que<br />

partió de las experiencias de los individuos que “a partir de un drama familiar consiguen<br />

nacionalizar y universalizar un problema”(2001:22-23). Por el contrario, prestaré atención aquí<br />

a las prácticas y representaciones de un grupo de familiares que forma parte de una<br />

organización, y que fueron gestionando los marcos de referencia, a través de los cuales le dan<br />

sentido a la pérdida de sus seres queridos. En este sentido, las prácticas de los familiares<br />

forman parte de marcos simbólicos que interactúan con las ideas culturales de muerte y de las<br />

crisis vitales, articulándose con las representaciones del estado y las configuraciones<br />

históricamente asentadas, y estableciendo parámetros de referencia a través de los cuales ellos<br />

focalizan sobre la desaparición y desatienden la muerte. Poner el acento en las construcciones<br />

del grupo, y en la comparación de éste con familiares que forman parte de otra organización,<br />

(Familiares de Caídos en La Guerra de Malvinas e Islas del Atlántico Sur) evidenció dos<br />

formas distintas de enfrentar las muertes a pesar del denominador común de la falta del cuerpo.<br />

Más allá de estas diferencias conceptuales que encontramos con la autora, su trabajo es un<br />

aporte fundamental ya que resulta uno de los antecedentes clave del tema desde la antropología<br />

25


social, desarrollado con una inquietud interrogativa similar a la que aquí se presenta. Así, la<br />

información que procesó sobre el tema, las apreciaciones respecto a su "comunidad" estudiada,<br />

y los ejemplos testimoniales, fueron un importante disparador de ideas, sobre todo en los<br />

primeros acercamientos al tema en mi Tesis de Licenciatura (Panizo, 2003).<br />

Otro trabajo relevante que abordó la problemática de los desaparecidos en la <strong>Argentina</strong>, es<br />

el de Virginia Vecchioli (2000), quien intenta comprender las relaciones sociales y las<br />

representaciones que hicieron posible la realización del proyecto del monumento a Las víctimas<br />

del Terrorismo de Estado en el Parque de la Memoria, ubicado en la costanera norte de la<br />

Ciudad de Buenos Aires. La riqueza de su trabajo radica en que el punto de partida del análisis<br />

es desnaturalizar la categoría "Víctima del Terrorismo de Estado", subrayándola como<br />

resultado de una serie de disputas entre los diferentes actores sociales que intervinieron en el<br />

proyecto de construir el monumento. Resulta interesante recuperar los aportes de la autora para<br />

ver de qué manera, en el caso de nuestros interlocutores, el Estado aparece como un agente que<br />

establece categorías y fronteras sociales (Ibíd.:4).<br />

3. Con respecto a las investigaciones que tratan sobre la Guerra de Malvinas, ha resultado<br />

indispensable explorar los trabajos de Rosana Guber, en los cuales, desde la antropología,<br />

tiende las primeras líneas de investigación que convocan a la necesidad de analizar<br />

comparativamente estos dos acontecimientos sucedidos bajo la dictadura militar. En su libro<br />

¿Por qué Malvinas? De la causa nacional a la guerra absurda (2001a), preguntándose sobre<br />

las razones por las cuales la reivindicación territorial y diplomática de Malvinas desembocó en<br />

una guerra internacional, la autora analiza las paradojas que suscitó el episodio de Malvinas, y<br />

reflexiona sobre la forma en que éste se fue convirtiendo, antes de la derrota, en un símbolo de<br />

unidad nacional. Este trabajo nos hace prestar la atención sobre la forma en que, tanto el<br />

gobierno militar como diferentes sectores sociales, recrearon el ideal de Nación a través del<br />

idioma de la historia y el parentesco. El análisis de la autora acerca de la relación entre el<br />

símbolo “Malvinas” y la unidad nacional, resultó sugerente para entender de qué manera los<br />

Familiares de Malvinas apelan a lo nacional como fuente legitimadora de la causa de Malvinas,<br />

al igual que lo hicieron los argentinos al apoyar inicialmente la decisión del gobierno dictatorial<br />

de tomar las Islas. Así, hay una continuidad temporal en las representaciones de los Familiares<br />

y aquellas que transformaron a temática de Malvinas, en palabras de Guber, en una nueva<br />

metáfora de nación (2001:66). Por otro lado, en su libro De chicos a Veteranos (2004) Guber<br />

26


enfatiza sobre la identidad de los ex combatientes, a quienes entiende como sujetos que<br />

concibieron a la posguerra como “la batalla por la memoria en contra de la desmalvinización”,<br />

y lucharon por el reconocimiento público como ex soldados de la guerra (Ibíd.: 150). La autora<br />

entiende a la identidad de los ex soldados de Malvinas como “liminal”, ya que “no encuadra en<br />

el sistema clasificatorio con que opera el sentido común de los argentinos” (2004:16) y nos<br />

demuestra de qué manera los ex soldados fueron creando “redes de gestión administrativa,<br />

presión política, ayuda mutua y organización ceremonial” como formas de procesar su propia<br />

situación liminal (Ibíd.). A pesar de que su trabajo trata sobre la identidad de los ex soldados, el<br />

lugar de los deudos en éste nos resulta central, en cuanto por un lado, aparecen para la mirada<br />

de los ex soldados como las únicas familias junto a los familiares de los sobrevivientes, que son<br />

“leales al recuerdo de Malvinas” frente al contexto desmalvinizador 23 vivido en la posguerra<br />

(Ibíd.:153). Por otro lado, señala que los deudos fueron el foco de las diferentes<br />

conmemoraciones en los primeros gobiernos de la posguerra, a través de los cuales se intentaba<br />

convertir el pasado en un espacio de duelo funerario, ya que los caídos eran un medio adecuado<br />

para levantar la unidad nacional (Ibíd.:184). Es importante destacar que esta política de estado<br />

frente a los deudos contribuyó a lo que podemos llamar un reconocimiento social de las<br />

muertes, a pesar de la falta del cuerpo, y sentó las bases para la elaboración del marco<br />

simbólico de interpretación de los familiares de Malvinas, del cual nos referiremos en los<br />

siguientes capítulos.<br />

Así también, fue relevante el trabajo del historiador Federico Lorenz (2006) que mediante<br />

una investigación histórica y un importante relevamiento testimonial, indaga sobre las<br />

construcciones sociales acerca de la guerra de Malvinas, y de la Causa Malvinas antes, durante<br />

y después de la guerra, enfatizando no sólo en los testimonios de los ex combatientes, sino<br />

también en los roles de diferentes sectores de la sociedad, como el de la educación, de las<br />

Fuerzas Armadas, de la sociedad civil, y de los medios de comunicación, en un trabajo que,<br />

conectando la temática de la Guerra con la de los desaparecidos, nos llama a reflexionar sobre<br />

la forma en que los argentinos entienden las experiencias vividas en el contexto de la dictadura<br />

militar. Por otro lado, el autor, que revisa el papel de los estudiosos sobre el tema, retoma el<br />

trabajo de Guber para proponer nuevos abordajes a la comprensión de la identidad de los ex<br />

combatientes que la autora denomina “liminal” y remarca la necesidad de conectar la<br />

construcción identitaria de los ellos con los diferentes contextos históricos nacionales (Lorenz,<br />

23 La desmalvinización, es entendida a grandes rasgos tanto por los ex combatientes como por los familiares como<br />

el silencio y la ignorancia social acerca de la Guerra de Malvinas, producida en primera instancia por el Estado.<br />

27


2006:312). Lo sugerente del trabajo de Lorenz es que presta atención a aquellos recursos<br />

culturales que son seleccionados por parte de nuestros interlocutores según lo que yo denomino<br />

los marcos simbólicos de los grupos.<br />

4. Entendiendo a la muerte como un proceso social en el cual el individuo se enfrenta a la<br />

pérdida de su ser querido a través de diferentes etapas de despedida y separación, analizaré las<br />

problemáticas citadas desde una perspectiva simbólica y ritual que dé cuenta de las<br />

representaciones y concepciones nativas acerca de la muerte, la historia y la dictadura. Para ello<br />

fueron centrales los trabajos de Víctor Turner que desde la antropología simbólica (1997), y de<br />

la performance (2002a), aportó ideas acerca del análisis de los rituales y los significados que<br />

los símbolos rituales condensan. Así, sus consideraciones acerca del ritual, resultan ilustrativas<br />

en las problemáticas trabajadas, ya que observo a las prácticas de los familiares no solo como<br />

instancias rituales a través de los cuales los individuos se ajustan a los cambios internos<br />

(Ibíd.1997:22), sino como la puesta en escena de actos simbólicos de carácter transformador,<br />

que revelan las principales clasificaciones, categorías y contradicciones culturales (2002a). Así,<br />

la trama simbólica expresada en los escenarios rituales aquí analizados, hacen de éstos<br />

experiencias movilizantes y transformadoras por parte de los sujetos sociales involucrados.<br />

Siguiendo esta línea que pone énfasis en la experiencia trasformadora del ritual, son<br />

importantes también los trabajos de Thomas Csordas (1999) y Silvia Citro (2004, 2006), para<br />

poder pensar las prácticas mortuorias desde el punto de vista del embodiment. Este concepto,<br />

comúnmente traducido como “corporización” me permite asignarle al cuerpo un carácter activo<br />

y transformador en lo relativo a las categorías y personalidades sociales, a través de su modo<br />

de presencia y agencia en el mundo. Así, los trabajos de estos autores ayudan a percibir la<br />

significación de la muerte en el contexto del velatorio como producto de las relaciones<br />

recíprocas que se dan entre el cuerpo, en tanto materialidad, y las experiencias vividas por los<br />

dolientes y otros participantes en el contexto ritual. Es necesario destacar que a estos rituales<br />

mortuorios colectivos en los que participa la comunidad los llamaré rituales de luto, teniendo<br />

en cuenta las distinciones entre luto y duelo realizadas por Edgardo Cordeu, Emma S. Illia y<br />

Blanca Montevechio (1994), y Alfonso M. di Nola (2007). Estos autores ponen énfasis en las<br />

distinciones entre ambos procesos que se retroalimentan recíprocamente, y entienden al duelo<br />

como un proceso inscripto en una dinámica fundamentalmente intrapsíquica, a diferencia del<br />

luto que lo hace en una dinámica en torno al comportamiento, con actos y rituales que expresan<br />

la situación interna del duelo. Estas distinciones son útiles ya que a lo largo del trabajo hablaré<br />

28


de rituales mortuorios colectivos concernientes al luto, en cuanto forman parte del proceso a<br />

través del cual el individuo se despide de su ser amado y se reintegra en la nueva realidad<br />

social 24 .<br />

Es necesario señalar que el análisis de los rituales y del simbolismo asociado a ellos se<br />

entienden de acuerdo a los marcos simbólicos de interpretación que, como había referido con<br />

anterioridad, son los que orientan las significaciones que los familiares le dan a la muerte, al<br />

pasado y al presente 25 . Esta perspectiva, se nutrió de las de ideas Sahlins (1995) en sus trabajos<br />

que vinculan a la antropología y la historia. Así, con sus relevantes propuestas acerca de lo que<br />

denomina “estructura de la coyuntura”, esto es, la realización de prácticas culturales adecuadas<br />

a contextos históricos (Ibíd.:14), el autor enfatiza sobre la necesidad de entender a la estructura<br />

y el acontecimiento, la cultura y la historia, en una relación dialéctica que se sintetiza en la<br />

acción simbólica. Así, los marcos simbólicos de los grupos aquí trabajados son entendidos<br />

como el resultado de una apropiación creativa de los sistemas convencionales, de acuerdo a los<br />

momentos históricos específicos, pero en palabras de Sahlins, en función del pasado.<br />

Sumando las propuestas aquí expuestas, la contribución de nuestro enfoque a la<br />

antropología de la muerte radica en el énfasis puesto 1) en la interpretación como modo de<br />

aproximación a la realidad; 2) en el anclaje histórico/cultural, haciendo referencia tanto al<br />

contexto en el que los acontecimientos suceden como a las herramientas culturales que ofrece<br />

la historia nacional compartida, y; 3) en la importancia de la condición grupal para la<br />

construcción de modelos interpretativos que dan sentido a las muertes extraordinarias ocurridas<br />

en procesos históricos conflictivos de la historia reciente argentina.<br />

24<br />

Siguiendo esta línea interpretativa, se encuentran los trabajos aportan una mirada intercultural sobre el luto y el<br />

duelo (Eisenbruch, 1984a, 1984b).<br />

25<br />

Con una idea similar fue utilizado el concepto de marco interpretativo en sociología. El concepto de marco que<br />

fue legitimando en el ámbito de las ciencias sociales por Erving Goffman (1974) hace referencia según el autor, a<br />

los principios de entendimiento que organizan la experiencia cotidiana del individuo y orientan la acción. Son, en<br />

este sentido, un conjunto de orientaciones mentales que permiten interpretar hechos sociales significativos. Varios<br />

autores adoptaron los aportes de Goffman en los estudios de los movimientos sociales para designar esquemas de<br />

interpretación definiéndose por su función orientadora y organizadora de la experiencia (Carozzi, 1998:21). En<br />

este sentido, ha sido utilizado por varios investigadores que trabajan con movimientos religiosos para referirse a<br />

“la reproducción de situaciones sistemáticamente transformadas”, que modifican los esquemas de entendimiento<br />

previos (Ibíd.). En los casos aquí analizados hablo de modelos simbólicos ya que entiendo que los modelos de<br />

significación de los grupos están representados en símbolos a través de los cuales actúan y se movilizan.<br />

29


El trabajo de campo<br />

De los organismos de Derechos Humanos, decidí trabajar con Familiares de Desaparecidos<br />

y Detenidos por Razones Políticas. Esta elección obedece a varios motivos. En principio, mi<br />

anterior investigación (Panizo, 2003), interactué con algunas madres de Madres de Plaza de<br />

Mayo Línea Fundadora, por cuanto consideré necesario tomar a otra organización diferente<br />

para sumar a los resultados ya obtenidos. En segundo lugar, una madre de Plaza de Mayo me<br />

contactó con Hugo Argente, miembro de Familiares, quien fue el que me abrió el camino para<br />

entrevistar a los otros familiares de dicho organismo. En tercer lugar, Familiares núclea tanto a<br />

hermanos, como padres y cónyuges al igual que la institución Familiares de Malvinas.<br />

Familiares de Desaparecidos se constituye como organismo en Capital Federal en<br />

septiembre de 1976 al contar con un lugar de reunión permanente ofrecido por la Liga<br />

<strong>Argentina</strong> por los Derechos Humanos (LADH). En 1977, unos meses después de la creación de<br />

su propia sede, un grupo de mujeres decide ir a Plaza de Mayo a reclamar por sus hijos<br />

desaparecidos. De algunas de esas madres surge ese mismo año la organización Madres de<br />

Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo. Durante la dictadura, Familiares de Desaparecidos<br />

consiguió aportes desde diferentes países de Europa a través de los COSOFAM (Comisión de<br />

Solidaridad con Familiares de Presos Políticos, Desaparecidos y Muertos de la <strong>Argentina</strong>) 26<br />

estimulados por los exiliados políticos. Estos aportes estaban destinados principalmente a que<br />

las madres pudiesen viajar para presentar la problemática de los desaparecidos en las Naciones<br />

Unidas, y para que los familiares que vivían en el interior de la <strong>Argentina</strong> tuvieran los medios<br />

para visitar a los presos políticos. Llegada la democracia en 1983, los aportes desde el exterior<br />

disminuyeron y Familiares fue recibiendo subsidios de otros organismos o del Estado,<br />

principalmente a partir del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). Estos subsidios les<br />

permiten principalmente solventar los gastos para el mantenimiento de la sede. En este sentido,<br />

Familiares de Desaparecidos da un apoyo militante incondicional al actual gobierno Cristina<br />

Fernández de Kirchner, y al de su esposo recientemente fallecido, por el lugar central<br />

proporcionado a la lucha de los organismos de Derechos Humanos en la política de Estado.<br />

Tanto Familiares de Desaparecidos como Familiares de Malvinas, y el CECIM, son<br />

organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro, que se rigen por un estatuto y actúan a<br />

26 El COSOFAM se creó por primera vez en Barcelona en el año 1978 con el objetivo de luchar contra la violación<br />

de los Derechos Humanos en la dictadura.<br />

30


través de un Consejo Directivo, elegido por una asamblea general. Familiares de Desaparecidos<br />

puede estar integrada tanto por familiares de desaparecidos como por familiares de detenidos<br />

por razones políticas en la última dictadura militar argentina. Si bien las actividades del<br />

organismo se centran en la denuncia de los crímenes cometidos y el pedido de justicia y<br />

condena a los asesinos y responsables de las desapariciones, colaboran no solo con otros<br />

organismos de derechos humanos como Madres, Abuelas e H.I.J.O.S, sino con otros sectores<br />

de la sociedad en sus luchas y demandas por las injusticias sociales. Así también tienen una<br />

fuerte actividad política e intelectual, por lo que estimulan el debate continuo y la reflexión<br />

acerca de lo acontecido en la dictadura.<br />

Como habíamos referido, el primer interlocutor perteneciente a Familiares de<br />

Desaparecidos, fue Hugo Argente 27 , quien me contactó con los demás familiares, Julio Morresi<br />

e Irma Morresi 28 , Graciela Lois 29 , Lita Boitano 30 y Mabel Gutiérrez 31 . Por otro lado, para tener<br />

un contrapunto con el organismo Familiares y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora,<br />

conocimos a Juanita, integrante del otro grupo de Madres de Plaza de Mayo, y trabajamos<br />

también con los testimonios publicados de Hebe de Bonafini.<br />

La decisión de trabajar con Familiares de Malvinas, responde a que es la única<br />

organización conformada por familiares de caídos en la guerra, como habíamos referido<br />

anteriormente. Originada por un grupo de familiares que se reunieron por la necesidad de<br />

encontrarse con pares que habían sufrido las pérdidas de sus seres queridos en la guerra, e<br />

impulsados por las necesidades de honrar públicamente a los muertos, conocer las Islas<br />

Malvinas y construir un monumento en el cementerio de Darwin, familiares de Malvinas se<br />

27<br />

Hugo Argente, es hermano de Jorge Daniel Argente, desaparecido el 17 de Julio de 1976, asesinado en la<br />

Masacre de Fátima en agosto de 1976 en la localidad de Pilar a los 20 años de edad e identificado por el EAAF en<br />

el año 2000. En la Masacre de Fátima, treinta personas que estaban detenidas ilegalmente en la Superintendencia<br />

de Seguridad de la Policía Federal, fueron trasladadas el 20 de agosto de 1976 hasta el kilómetro 62 de la ruta 8,<br />

en Fátima, Partido de Pilar. Allí se les disparó con arma de fuego en la cabeza, y luego se hizo detonar un<br />

artefacto explosivo que esparció los cadáveres en un radio de treinta metros (en<br />

http://www.masacredefatima.com.ar).<br />

28<br />

Julio Morresi e Irma Morresi, son los padres de Norberto Julio Morresi, desaparecido el 17 de abril de 1976 a<br />

los 17 años de edad en la Ciudad de Buenos Aires, asesinado el mismo día de su desaparición, e identificado por<br />

el EAAF en el año 1989.<br />

29<br />

Graciela Lois, es esposa de Ricardo Lois, desaparecido el 7 de noviembre de 1976 a los 24 años de edad en la<br />

Ciudad de Buenos Aires.<br />

30<br />

Lita Boitano es mamá de Miguel Ángel Boitano, desaparecido el 29 de Mayo de 1976 a los 20 años de edad y<br />

de Adriana Silvia Boitano, desaparecida el 24 de abril de 1977 a los 25 años de edad, ambos en la Ciudad de<br />

Buenos Aires.<br />

31<br />

Mabel Gutiérrez, fallecida a los 77 años el 10 de abril del 2009 es madre de Alejandro Gutiérrez, desaparecido<br />

el 24 de Julio de 1978, en la Ciudad de La Plata.<br />

31


constituye como comisión en el año 1982 en Capital Federal 32 . A diferencia de los Familiares<br />

de Desaparecidos, esta comisión no se constituye en la base de reclamos y protestas al estado<br />

nacional, sino con los propósitos de honrar públicamente a sus seres queridos muertos en la<br />

Guerra, de reafirmar los derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, y de promulgar<br />

actividades que entre otras cosas, reafirmen, en sus palabras, el “concepto de argentinidad” y<br />

“afiancen los valores culturales, espirituales y sociales que caracterizan al pueblo argentino”. Si<br />

bien se maneja con una cuota social para los gastos fijos, las diferentes actividades que<br />

describiremos a lo largo de la tesis fueron concretadas gracias a los aportes de diferentes<br />

individuos o instituciones. Han recibido también, al igual que los desaparecidos pero en menor<br />

medida, financiamiento estatal para algunas actividades como la inauguración del Monumento<br />

a los Caídos. Aunque pueden ser miembros de la comisión directiva solamente familiares de<br />

caídos en el conflicto, colaboran con la institución veteranos de guerra, que fueron tanto<br />

soldados conscriptos como militares de profesión durante el conflicto. Si bien se presenta como<br />

una organización democrática, durante la presidencia de Héctor Cisneros algunos familiares<br />

refirieron a una estructura jerárquica, en la cual el presidente y el veterano de guerra César<br />

Trejo, establecían la dinámica de las actividades, y ejercían un fuerte poder en la toma de<br />

decisiones, y en la actuación del organismo en la arena pública.<br />

Mi primer acercamiento a la institución Familiares de Malvinas fue través de un ex<br />

combatiente del CECIM, que paradójicamente, como ya he referido, es entendido por parte de<br />

familiares como un opositor a la ideología del grupo. Esto fue así porque el actual Rector de la<br />

Universidad de San Martín, y en su momento el Decano de la Escuela de Humanidades de<br />

dicha Universidad, Carlos Ruta, me contactó con Ernesto Alonso, por cuanto fue un ex<br />

combatiente mi primer interlocutor relativo a la guerra de Malvinas. Fue él quien me informó<br />

acerca de la existencia de la institución Familiares de Malvinas, cuando le comenté mi interés<br />

de trabajar la problemática de la muerte en estos casos especiales. Así, con una llamada<br />

telefónica a la institución de Familiares, conocí a María Fernanda Araujo y a través de ella<br />

pude entrevistar a los otros familiares vinculados con Familiares de Malvinas: Elbio Araujo y<br />

María del Carmen Penón 33 , Héctor Cisneros 34 , Jorge Medina, 35 Delmira de Cao 36 , Nilda<br />

32<br />

Su sede actual se encuentra en un espacio proporcionado momentáneamente por el Instituto Nacional de<br />

<strong>Investiga</strong>ciones Históricas Juan Manuel de Rosas, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación.<br />

33<br />

María Fernanda Araujo, Elbio Araujo y María del Carmen Penon, son familiares de Elbio Eduardo Araujo ,<br />

soldado conscripto clase 62 de la Compañía del Regimiento de Infantería mecanizada N 7, caído en combate.<br />

34<br />

Héctor Cisneros es hermano de Mario Antonio Cisneros, Sargento 1 de la Compañía de Comandos 602, caído<br />

en combate.<br />

35<br />

Jorge Medina es hermano de Manuel Alberto Medina, soldado conscripto clase 62, caído en Mar Territorial, en<br />

el hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

32


Pereyra 37 , Lita Ceballos 38 , Paula Cardoso y Víctor Sosa 39 , Sergio Aguirre y Ana María<br />

Aguirre 40 , y Leandro de la Colina 41 y César Trejo 42 . Por otro lado hemos conocido a Carmen<br />

Schwindt 43 , Gladys Gómez 44 , Nora Tardini 45 , Lidia Caballero 46 , Silvia Tévez y Guillermo<br />

Tévez 47 , que no pertenecen a dicha organización pero nos ofrecen experiencias similares frente<br />

a la problemática de la muerte a la vez que nos muestran diferencias en cuanto al sentido que se<br />

le da en el contexto de la guerra.<br />

Como referí con anterioridad, incluí en esta tesis a ex combatientes del CECIM ya que los<br />

familiares presentaron a esta institución como un grupo que interviene en la arena pública en<br />

total contradicción con sus formas de recordar a los muertos, y trabajar por la Causa Malvinas.<br />

Este centro, al igual que Familiares de Malvinas, cuenta económicamente con una cuota social,<br />

y además con un aporte municipal mensual. Como rige en el estatuto del organismo, no puede<br />

asociarse personal de cuadro, esto es, militares, ex militares, o ex soldados de Malvinas que<br />

fueron militares antes de la Guerra. Esta política se debe no sólo al rechazo del comportamiento<br />

de las fuerzas armadas durante el conflicto, sino al de la represión ilegal ejercida sobre la<br />

sociedad, en la temática referida a la desaparición de personas. En este sentido, presentan un<br />

marco simbólico de interpretación de la historia argentina reciente, que como veremos en el<br />

trabajo, se asemeja al modelo interpretativo de Familiares de Desaparecidos en cuanto<br />

entienden a los ex combatientes de la Guerra como víctimas de la dictadura al igual que los<br />

36 Delmira de Cao es madre de Julio Rubén Cao, soldado conscripto clase 62, de la Compañía del Regimiento de<br />

Infantería mecanizada N 3, caído en combate.<br />

37 Nilda Pereyra es hermana de Alejandro Raúl Pereyra, Sargento del Regimiento Logístico N° 10, caído en<br />

combate.<br />

38 Lita Ceballos es mamá de Edgardo Norberto Prámparo, soldado conscripto clase 62, caído en Mar Territorial, en<br />

el hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

39 Paula Cardoso y Víctor Sosa, son los padres de Osvaldo Francisco Sosa, Cabo Segundo, caído en Mar<br />

Territorial, en el hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

40 Sergio y Ana María Aguirre son hijo y esposa de Miguel Aguirre, Marino Mercante, caído en el Estrecho San<br />

Carlos, en el hundimiento del Transporte “Isla de los Estados”.<br />

41 Leandro de la Colina es hijo del Comodoro Rodolfo Manuel de la Colina, aviador militar de la II Brigada<br />

Aérea, caído en combate.<br />

42 César Trejo es un veterano de guerra que colabora con la comisión y participa oficialmente en calidad de<br />

apoderado de dicha organización.<br />

43 Carmen Schwindt es viuda de Abraham Rafael Rivas, Suboficial Segundo, caído en Mar Territorial, en el<br />

hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

44 Gladys Gómez es viuda de Miguel Ángel Gómez, Cabo Principal maquinista, caído en Mar Territorial, en el<br />

hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

45 Nora Tardini es viuda de Juan Carlos González, Suboficial Segundo, caído en Mar Territorial, en el<br />

hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

46 Lidia Caballero, es hermana de Héctor Caballero, soldado conscripto, caído en Mar Territorial, en el<br />

hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

47 Silvia y Guillermo Tévez son padres del soldado conscripto Guillermo Omar Tévez, caído en Mar Territorial, en<br />

el hundimiento del Crucero General Belgrano.<br />

33


desaparecidos. En este sentido, una de las características del CECIM es que ha tenido un<br />

continuo compromiso con la política de investigar las torturas y malos tratos que sufrieron los<br />

soldados durante la guerra por parte de sus superiores. Entre estas, los estaqueamientos, el<br />

abandono de persona, la muerte por hambre y la reducción a la servidumbre, están siendo<br />

tratadas en las causas que investiga el Juez Federal de Río Gallegos a través de más de 100<br />

testimonios. Estas denuncias, que fueron consideradas en el 2009 como delitos de lesa<br />

humanidad por el Juzgado Federal de Primera Instancia de Comodoro Rivadavia, a cargo de<br />

Eva Parcio de Selemme, fueron inicialmente recogidas por el ex subsecretario de Derechos<br />

Humanos de Corrientes, Pablo Andrés Vassel, cuya investigación sobre el tema fue publicada<br />

en el libro “Memoria, Verdad, Justicia y soberanía. Corrientes en Malvinas (Vassel, 2007). Esta<br />

publicación, prologada por Estela de Carlotto, titular de de Abuelas de Plaza de Mayo, recopila<br />

las denuncias realizadas por ex soldados pertenecientes a la Coordinación de Ex soldados<br />

Combatientes en Malvinas de Corrientes (C.E.S.C.E.M).<br />

Además de apoyar y fomentar estas investigaciones, los ex combatientes del CECIM se<br />

distinguen por su activa reflexividad política y su fuerte tendencia intelectual. Esto puede<br />

deberse a que muchos miembros del centro cuentan con estudios universitarios, en donde en<br />

algunos casos se desempeñan como docentes e investigadores en la Universidad de La Plata.<br />

En este sentido, además de dar charlas en colegios primarios, secundarios y facultades,<br />

promovieron la creación de cátedras libres en el marco de ésta universidad.<br />

Es interesante resaltar también que este grupo de ex combatientes, al igual que familiares de<br />

desaparecidos, ha apoyado al gobierno de Néstor Kirchner y lo hace actualmente con el de<br />

Cristina Fernández de Kirchner, no solamente por el reconocimiento a la política de derechos<br />

humanos llevada a cabo por ellos, sino por el compromiso en instalar la cuestión Malvinas en<br />

el ámbito de las organizaciones internacionales, causa que estos ex combatientes entienden<br />

como nacional, popular, anticolonialista y antiimperialista. Familiares de Malvinas, en cambio,<br />

durante la presidencia de Hector Cisneros, han tenido una actitud crítica frente a estos<br />

gobiernos. Sin embargo, durante el último año, con la presidencia de Delmira de Cao, los<br />

familiares se han mostrado más cercanos a las organizaciones de Derechos Humanos en la<br />

arena pública, y reconociendo el compromiso asumido por la actual mandataria en lo relativo a<br />

la Causa Malvinas 48 .<br />

48 Para los Familiares, la Causa Malvinas incluye reivindicar a ex combatientes y caídos, y reafirmar los derechos<br />

soberanos argentinos sobre las Islas.<br />

34


Por último, es necesario aclarar que tanto los desaparecidos como los caídos, fueron<br />

nombrados detalladamente en notas al pie de página, con el consentimiento de sus familiares,<br />

como un reconocimiento a ellos por su compromiso y generosidad en esta investigación.<br />

Las entrevistas<br />

Como trabajé con dos comunidades diferentes de familiares, decidí realizar entrevistas a un<br />

número acotado de interlocutores, pero haciendo sesiones múltiples. Entrevisté por lo tanto a<br />

seis familiares relacionados con el organismo Familiares de Desaparecidos, a trece de<br />

Familiares de Malvinas y a doce familiares tanto de caídos en Malvinas como de desaparecidos<br />

que no están vinculados a dichas instituciones. De este modo, identifiqué algunos contrapuntos<br />

con respecto a las prácticas y nociones relativas a la muerte y a la guerra entre nuestros<br />

interlocutores. A la vez, llevé a cabo entrevistas a cuatro ex combatientes, quienes fueron los<br />

interlocutores claves que nos contactaron con los familiares de los caídos en la guerra. Al<br />

mismo tiempo, hice trabajo de campo en distintas actividades e instancias rituales referidas<br />

tanto a la desaparición de personas como a la guerra de Malvinas. En lo relativo a los<br />

desaparecidos, como referí anteriormente, sumé los resultados de mi investigación anterior<br />

(Panizo 2003), en la cual trabajé con familiares de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora,<br />

entre otros.<br />

Con respecto a las citas de los interlocutores, en la mayoría de ellos se ha respetado su<br />

identidad con su previa aceptación. Sin embargo, en algunos casos, se la ha preservado a su<br />

pedido, o porque se lo consideró necesario para no comprometer su participación en la<br />

organización de pertenencia. Las citas serán referidas, entonces, con la fecha de la entrevista<br />

pero omitiendo el nombre del interlocutor, según los casos. Asimismo, he privilegiado<br />

mantener las citas textuales en la redacción de la tesis en lugar de parafrasearlos. Aunque esta<br />

elección pueda hacer que la lectura resulte densa, considero relevante que el lector tenga una<br />

relación lo más directa posible con las expresiones de los familiares. Por otro lado, aunque hay<br />

un trabajo de selección de frases del total de las entrevistas, mantener las citas textuales, con<br />

los nombres y las fechas de realización, es a mí entender una forma de generar espacios<br />

duraderos donde puedan inscribirse las memorias de los familiares y sus grupos.<br />

35


Haciendo referencia a la interacción subjetiva generada en el ámbito de las entrevistas, resulta<br />

interesante resaltar que éste fue entendido por muchos interlocutores como un espacio de<br />

comprensión que no podían encontrar en otro ámbito. De este modo, las entrevistas actuaron<br />

como lugar de diálogo con un disparador que tiene un poder catártico notable. Frases tales como<br />

“vos que sos antropóloga podés entender”, “esto no se lo dije a nadie”, o “nadie se había<br />

interesado por esto”, generan una reflexión profunda sobre el rol del antropólogo en el proceso<br />

de reconstrucción de la vida cotidiana de personas que han tenido que enfrentarse a situaciones<br />

límites, como la muerte en contextos de violencia y crisis social.<br />

En este sentido, a pesar del peso de los modelos interpretativos y el proceso de<br />

homogenización antes mencionados, observamos que muchas entrevistas se transformaron en<br />

micro-rituales reflexivos que abrieron espacios de comunicación. Por un lado, el contexto de la<br />

entrevista se transformó en un espacio especial donde los familiares se desahogaron,<br />

refiriéndose a cosas que no hablaban con nadie y llegando a lugares no comunes para compartir<br />

su dolor. Así, algunos de los familiares comunicaron experiencias o percepciones que no<br />

comparten con otros interlocutores, o con el resto de la familia para no causarles dolor, y<br />

manifestaron que con otras personas no llegaron a la profundidad que llegaron conmigo:<br />

“No estoy esquivando lo que yo podría... Te tengo que decir secretos a vos,<br />

secretos de familias” (César, 03/04/2003).<br />

“Por eso te llamo a vos, y cada vez que me sienta mal, te voy a hinchar las bolas,<br />

porque todo esto, no lo profundicé nunca tanto. Yo te llamé porque sos mi<br />

confesora, mirá vos en el brete que te meto yo a vos…” (Hugo, 27/05/09).<br />

“yo estoy sola en casa y estoy hablando en vos alta…y estoy hablando con él, y eso<br />

no se lo digo a cualquiera” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

Por otro lado, el testimonio permite la reflexión sobre sí mismo 49 , por cuanto las entrevistas,<br />

hechas en formato digital, fueron transcriptas en su totalidad, impresas y ofrecidas a los<br />

interlocutores. De este modo, pudieron objetivar su discurso a través de la lectura de sus propias<br />

palabras:<br />

49 Refiere Pollak en este sentido, que los testimonios sobre experiencias traumáticas “deben ser considerados como<br />

verdaderos instrumentos de reconstrucción de identidades y no solamente como relatos familiares limitados a una<br />

función informativa” (2006:55). Asimismo, sostiene Guber, que el valor de la entrevista no sólo reside en su<br />

carácter referencial, sino performativo, ya que produce reflexividad, tanto para el entrevistado como para el<br />

entrevistador (2001c:30).<br />

36


“Me pareció tan gauchito que vos pongas “suena el teléfono…” ¿entendés? me<br />

pareció tan… Y entonces me pareció todo, tan lindo, tan puro, que no está todo<br />

perdido, no me preguntes bien por qué… Yo te dije que hoy tenía ganas de<br />

hablar…. Por eso loco te llame a vos y no a otra persona… ¿Sabés por qué te<br />

llamé Laura? (negrita agregada) porque lo leí todo eso que vos… lo leí… y dije,<br />

¿yo dije esto? O sea, no dudaba que yo lo siento, que lo vivo, que lo viví eso, pero<br />

¿Por qué lo dije tan así? Quizás seas medio psicóloga (negrita agregada)… quizás<br />

es eso” (Hugo 13/07/07).<br />

Así mismo, presté detallada atención al contexto de la entrevista, para que se pudieran generar<br />

ámbitos de reflexión y diálogo, en dónde la entrevista etnográfica define una clase sensible:<br />

“Y no lo tenía muy claro hasta ahora que estamos hablando (negrita agregada),<br />

esto es lo bueno de hablar, porque no solamente decirle a ustedes, y llevarse mi<br />

testimonio, si no que a mí me sirve porque voy engranando cosas (negrita<br />

agregada)” (Hugo, 17/11/06).<br />

“Vos, me hiciste ver que no entendía a mi papá (negrita agregada). Lo que<br />

suponía que eran locuras, ¿te acordás que te dije que mi papá está medio loco? Me<br />

preguntaste el por qué. Porque agarraba el cuadro y le tiraba humo, porque iba al<br />

fondo a mirar las estrellas y hablaba solo. Para el que lo mira desde afuera y no<br />

sabe nada, piensa que el tipo piró. A mí, eso, me provocaba rechazo porque, para<br />

mí, no estaba bien. Entonces, me dijiste que, cuando pasan cosas extraordinarias,<br />

es normal que una persona haga cosas extraordinarias. O sea, me hiciste ver que<br />

no está loco, sino, que es una respuesta, exactamente (negrita agregada). Si no<br />

tiene donde llevarle una flor, si no le pudo dar el último beso, si no le puedo cerrar<br />

los ojos, si no lo pudo enterrar, de alguna manera… (María Fernanda, 09/10/09).<br />

“Dejáme tratar de acomodarme (negrita agregada). Porque son preguntas que me<br />

estoy haciendo, no es que te estoy contestando nada. Estoy pensando en vos alta<br />

(negrita agregada)¿Podés entenderlo?” (Hugo, 13/07/07).<br />

“Lo importante es compartir (negrita agregada) porque... digo, uno para adentro<br />

puede tenerla, o creer, tenerla totalmente clara. Pero cuando la escupe a los otros,<br />

tiene como más credibilidad. No para el que escucha, pasaría a un segundo plano.<br />

El que escucha viste lo que escucha, lo interpreta. Sino para el que lo dice ¿No es<br />

cierto? ¿Qué quiero decir con esto? Si yo tengo algo metido adentro y lo digo es<br />

mucho más creíble para mí… Por eso me gusta hablar con vos porque lo de mi<br />

hermano lo miro realmente y no se en qué estado está mi hermano (negrita<br />

agregada)” (Hugo, 27/05/09).<br />

Las referencias que hacían los familiares acerca de que están “pensando en voz alta”, o que<br />

van “engranando” las cosas a medida que hablan, y el significado de nuestra participación en<br />

su vida cotidiana como agentes “confidentes” o sujetos que los hacen “reflexionar” sobre sus<br />

experiencias, hicieron del trabajo etnográfico, una práctica más, en el proceso de construcción<br />

37


simbólica a través del cual los familiares se muestran públicamente, y se ven a sí mismos. Las<br />

reflexiones de nuestros interlocutores acerca de sus testimonios y el espacio de interacción<br />

generado en la entrevista, me hizo tomar conciencia de qué manera las construcciones<br />

narrativas, devienen en escenarios de reconocimiento y reflexividad acerca de las<br />

representaciones relativas a la pérdida de un ser querido. No sólo el espacio de diálogo<br />

generado para que el interlocutor pueda testimoniar, sino la reflexividad sobre su narrativa,<br />

convirtió a estas instancias del trabajo etnográfico en experiencias movilizantes,<br />

reconstructivas y transformadoras a nivel personal.<br />

Con el cuerpo<br />

Tanto las entrevistas, las exhumaciones en las que participé con el EAAF, el trabajo de<br />

campo en instancias rituales y mi rol como azafata en velatorios 50 , fueron acontecimientos en<br />

los cuales me sentí "corporalmente afectada y comprometida". Es decir, me fue necesario<br />

atravesar "con todo el cuerpo" la experiencia trágica vivida por los familiares para comprender<br />

las extraordinarias actitudes que desplegaron en respuesta a sus necesidades.<br />

De la interacción con los interlocutores sucedió la necesidad de acompañar en el ámbito<br />

público a quienes en el ámbito privado me invitaban a participar de sus experiencias<br />

traumáticas, las cuales me conmovieron considerablemente. Este estar en los mismos lugares,<br />

junto a ellos, hizo que me encontrara en situaciones alejadas del quehacer de mi vida cotidiana,<br />

experimentando diferentes formas de vivenciar la guerra y la desaparición. Sentí entonces a mi<br />

cuerpo mezclarse entre pañuelos blancos, encontré mis manos sosteniendo cruces simbólicas y<br />

me hallé repartiendo escarapelas al grito de “Viva la Patria”.<br />

Pero este estar junto a los interlocutores, a la vez que me llenó de sensaciones y<br />

experiencias enriquecedoras, obstaculizó el trabajo de campo. Esto fue así ya que algunos<br />

familiares de Malvinas y ex combatientes desconfiaron de mis intenciones académicas al<br />

asociar mi trabajo con las pretensiones políticas e ideológicas de otros interlocutores,<br />

especialmente los ex combatientes del CECIM. Estas situaciones, que hicieron que en muchas<br />

ocasiones me sintiera embarazosamente fuera de lugar, me llenaron de dudas con respecto a la<br />

forma adecuada de actuar en el campo en situaciones de conflicto y tensión social. Así es como<br />

50 Realicé el trabajo de campo en los velatorios como azafata y sirviendo café. Las azafatas son mujeres<br />

encargadas de atender a los familiares y quienes participen del velatorio. Se ocupan entre otras cosas de la<br />

limpieza de las salas velatorias, del servicio de cafetería, y de proporcionar ayuda e información a quienes lo<br />

necesiten.<br />

38


mi cuerpo se convirtió en un crisol de angustias y satisfacciones que hacía su cauce en<br />

momentos esporádicos, cuando me sentía corporalmente alejada de mis interlocutores y donde<br />

las sesiones de terapia, y las reuniones con familiares y amigos, jugaron un rol importante para<br />

neutralizar y aliviar las emociones encontradas, que me enriquecían tanto como me<br />

intranquilizaban.<br />

Como referí anteriormente, mi actitud hacia la muerte era de profundo rechazo y extrema<br />

lejanía. Sin embargo, a partir del trabajo de campo y la indagación antropológica sobre estas<br />

muertes especiales, establecí una relación íntima con la muerte y con los muertos. A ella la<br />

empecé a entender, no sólo como objeto de estudio y reflexión sino también como la<br />

representación simbólica de una colectividad concreta, a la cual todos en algún momento<br />

vamos a pertenecer. Pero los muertos no son una colectividad, tienen nombre y apellido,<br />

rostros, historias de vida, familiares que les hablan, los convocan, los extrañan y los lloran.<br />

Establecí con ellos, entonces, una relación de dependencia mutua. Sobre ellos y gracias a ellos<br />

escribí. Pero fue a la vez a partir de mis preguntas, de mis inquietudes, que los muertos<br />

volvieron una y otra vez en las representaciones de sus familiares. Y a través de mí, también,<br />

llegan a los lectores. Aquí están, de ellos hablaremos. Pero no solo de la violencia generada<br />

sobre sus cuerpos, sino también de las múltiples formas en que pueden manifestarse. Así, nos<br />

alcanzarán en cada párrafo para recordarnos que la muerte forma parte, inevitablemente, de<br />

nuestra efímera experiencia terrenal.<br />

Organización del texto<br />

La tesis se organiza en cinco capítulos temáticos, que utilizando la metáfora del río,<br />

funcionan como cuencas en las que fluyen diferentes ejes analíticos que desembocan en el<br />

último capítulo y la conclusión. Así, la violencia sobre los cuerpos, la ausencia de éstos, y las<br />

prácticas rituales nos llevan a reflexionar sobre la forma en que dos grupos, Familiares de<br />

Malvinas y Familiares de desaparecidos, responden a la problemática de la muerte en el<br />

contexto de la dictadura militar.<br />

Para llevar a cabo la investigación creí necesario no solamente reconstruir a nivel de la vida<br />

cotidiana las conductas rituales de los familiares relativas a la muerte “no común”, sino<br />

también relevar material que permitiera entender el acercamiento a la muerte en condiciones<br />

“habituales” en nuestra sociedad actual. Así, el capítulo I está dedicado a la problemática de la<br />

muerte en tanto proceso social, analizando un tipo genérico de muerte convencional, y<br />

39


prestando atención a la práctica del velatorio, a través de las observaciones hechas sobre el<br />

trabajo de campo realizado en una serie de funerales en Buenos Aires y Capital Federal. En los<br />

capítulos que siguen, por el contrario, se plantean las problemáticas de los casos ya citados, por<br />

lo que referiré ya no a muertes genéricas, sino a aquellas contextualizadas en situaciones<br />

específicas, con sus dinámicas conflictivas propias.<br />

En el capítulo II se introduce la metodología de la desaparición de personas por parte del<br />

Estado Terrorista y se analiza la forma en que los familiares de desaparecidos responden a la<br />

desaparición, de acuerdo a un marco simbólico que les permite entender a sus seres queridos<br />

como víctimas de la dictadura y no reconoce las muertes hasta que no aparezcan los cuerpos y<br />

se juzguen a los culpables. En los capítulos III y IV se observará que, a pesar de la falta del<br />

cuerpo, los familiares de Malvinas se enfrentan a la muerte en espacios sociales donde no solo<br />

los muertos sino también los deudos son “atendidos” por parte de la sociedad. Así, en el capítulo<br />

III se explica cómo ocurrieron esas muertes, y el sentido que se les dio a través de un modelo<br />

interpretativo que entiende a los caídos en Malvinas en tanto héroes nacionales, abstrayendo a la<br />

guerra de su contexto histórico general. En el capítulo IV se describen diferentes instancias rituales<br />

en donde se dramatizan las pérdidas y se materializan las dimensiones ideológicas del grupo. En el<br />

capítulo V observaremos que esta forma de dar sentido a la muerte y a la guerra es enfrentada en la<br />

arena pública con las de los ex combatientes de CECIM, quienes se entienden como víctimas de la<br />

dictadura, al igual que los desaparecidos.<br />

La diferencia no solo extensiva sino en cuanto a la densidad del trabajo etnográfico entre<br />

el capítulo de los desaparecidos y los dedicados a la Guerra de Malvinas radica en que Malvinas<br />

fue una temática totalmente nueva para explorar a diferencia de la de los desaparecidos, que no<br />

solo fue trabajada en mi anterior investigación, sino también en numerosos artículos y libros por<br />

parte de cientistas sociales de las más variadas ramas (sociología, antropología, historia,<br />

comunicación y arte, entre otras). Por ello, al abundante material bibliográfico acerca de la<br />

experiencia de los familiares de los desaparecidos, he sumado mi trabajo reciente y los<br />

resultados de la investigación anterior, por cuanto el capítulo referente al tema ha resultado más<br />

teórico que etnográfico. Por el contrario, a pesar de contar con los excelentes trabajos de los<br />

autores citados acerca de la Guerra de Malvinas, no encontré material bibliográfico específico<br />

sobre las experiencias de los familiares de los caídos, por lo que nuestra aproximación al tema<br />

requirió de una participación importante en las prácticas de los familiares relativas a la<br />

problemática de la muerte.<br />

40


En el último capítulo, consideré indispensable explicar de manera clara y concisa las<br />

formas en que los familiares respondieron a la problemática de la muerte en los contextos<br />

referidos. De esta manera, en el capítulo VI se hace una síntesis comparativa entre los modelos<br />

simbólicos de los dos grupos de familiares, destacando similitudes y diferencias respecto a la<br />

forma de 1) entender la violencia sobre los cuerpos; 2) enfrentar y dramatizar ritualmente las<br />

pérdidas; 3) establecer sus relaciones con los muertos; y 4) identificarse con la historia nacional.<br />

En las Conclusiones se retoman los ejes analíticos planteados, sintetizando el análisis<br />

empírico y la perspectiva teórica, y señalando las contribuciones para futuras investigaciones<br />

que no solo traten la problemática de la muerte “no común”, sino aquellas que intenten<br />

entender también, a través del análisis de las prácticas mortuorias, la forma en que los grupos<br />

sociales se posicionan y relacionan entre sí dentro de los entramados históricos y sociales<br />

particulares.<br />

41


Capítulo I.<br />

El embodiment de los muertos<br />

El objetivo principal de este capitulo es analizar, de forma genérica, el rol del cuerpo<br />

muerto en el contexto del ritual desde un enfoque simbólico. Se analizará desde la perspectiva<br />

del embodiment, lo que implica considerar su aspecto dinámico en la práctica ritual como<br />

generador de instancias transformadoras y de reflexividad en lo relativo a las clasificaciones y<br />

posiciones sociales. Así también, se observará que su presencia, junto a prácticas oficiales y<br />

una simbología mortuoria especifica, facilita que la muerte sea claramente enfrentada y<br />

socialmente reconocida.<br />

Muerte y Ritual<br />

Consideramos a la muerte como un proceso social en el cual, cuando se trata del<br />

fallecimiento de un ser querido, nos involucramos a través de diferentes etapas de separación y<br />

reintegración luego de los cambios producidos por la ruptura en las relaciones sociales que<br />

provoca el hecho del deceso, y en el que el grupo y la comunidad juegan un rol fundamental. En<br />

este sentido, es esencial el reconocimiento y la legitimidad social que deben tener el muerto y<br />

los deudos, para que los últimos puedan enfrentar la muerte cara a cara y logren reincorporarse a<br />

la nueva realidad social después de los desórdenes acontecidos. Esto se debe a que, como en<br />

cualquier tipo de crisis vital 51 , los cambios no sólo conciernen a los sujetos rituales sino que<br />

también marcan cambios en las relaciones de las personas allegadas a ellos (Turner, 1997:8). En<br />

esta transición, que necesita tiempo y rituales específicos, el cuerpo deviene en la materia sobre<br />

la cual se ejerce la actividad colectiva después de la muerte (Hertz, 1990).<br />

Como habíamos referido, a ciertos rituales mortuorios colectivos en los que participa la<br />

comunidad, los denominaré rituales de luto, teniendo en cuenta las distinciones entre luto y<br />

duelo realizadas por Cordeu, Illia y Montevechio (1994). Si bien duelo y luto son categorías que<br />

suelen usarse indistintamente, tienen sus características especificas. El duelo, afirman Cordeu et<br />

al, es: "el conjunto de prácticas materiales, mentales y simbólicas referentes al ex viviente y que<br />

están sobre todo a cargo de los allegados supervivientes" (1994:135). El luto, en cambio, hace<br />

51 La crisis vital, dice Víctor Turner, “es un punto importante en el desarrollo físico o social de un individuo,<br />

como pueden ser el nacimiento, la pubertad y la muerte” (1997:8).<br />

42


eferencia a los procedimientos rituales colectivos que permiten la reintegración de los deudos<br />

en la comunidad de vivientes. Si bien el duelo, a diferencia del luto, es más un proceso<br />

psicológico, estos dos campos están íntimamente relacionados ya que los mecanismos sociales<br />

del luto son de importancia para la resolución de las crisis individuales del duelo y viceversa.<br />

Entonces, tanto el duelo como el luto son fenómenos sociales y psicológicos en tanto ambos<br />

procesos se retroalimentan recíprocamente. Por lo tanto, mientras el duelo ocurre en el ámbito<br />

de lo privado, el luto lo hace en el de lo público, expresándose la situación del duelo en prácticas<br />

rituales específicas. Estas distinciones resultan operativas en esta tesis ya que al trabajar con la<br />

problemática de la muerte de los desaparecidos y los caídos en Malvinas presto atención a los<br />

rituales mortuorios colectivos, muchos de los cuales corresponden a prácticas concernientes al<br />

luto, ya que forman parte del proceso a través del cual los deudos se despiden de sus seres<br />

amados y se reintegran en la nueva realidad social.<br />

Entonces, sin dejar de advertir que los mecanismos sociales del luto son de importancia<br />

para la resolución de las crisis individuales del duelo y viceversa, focalizaré sólo sobre las<br />

expresiones colectivas, las instancias rituales que posibilitan que los individuos se enfrenten a<br />

la muerte de una forma dramática, la cual puede ser “habitada” en espacios sociales, donde el<br />

muerto y los deudos son “atendidos” por los participantes del ritual. El concepto de habitar la<br />

muerte es fundamental ya que, retomando los aportes de Deborah Durham (2002), en este<br />

término se resalta la importancia del espacio social en el cual convivimos con la muerte. En<br />

este sentido, es ilustrativo el caso herero 52 en cuanto usan la palabra ondiro, muerte, para<br />

designar un espacio delimitado, en el cual la muerte es habitada por deudos y visitantes. Es<br />

decir, la misma palabra muerte implica un espacio físico y un momento social. De esta manera,<br />

la gente "va a la muerte", "va a llorar la muerte", "va a saludar a la muerte" (Ibíd.:157).<br />

Estos rituales de luto que posibilitan que la muerte sea habitada, van acompañados de una<br />

simbología específica. Las ofrendas florales, por ejemplo, reflejan según una antigua tradición,<br />

algunos de los aspectos principales del luto: “honrar a los muertos” (Di Nola 2007:68). Los<br />

griegos fueron quienes idearon las coronas de flores frescas, cuyo aroma atraía al espíritu del<br />

difunto. Dado que temían que éste escapara del cuerpo y provocara desgracias; con las coronas<br />

lograban que quedara encerrado en el círculo interior de las flores hasta que su cadáver fuese<br />

sepultado (Ferrer, 2003:39). Dice Eulalio Ferrer, de esta manera, que Grecia creó prácticamente<br />

52 Herero es una de las minorías étnicas de Botswana, república situada en África del Sur.<br />

43


la mayoría de los rituales fúnebres practicados por los occidentales, como velar al muerto,<br />

escoltarlo con coronas florales, y enterrarlos en cementerios.<br />

Por otro lado, en la tradición cristiana existe el uso funerario del signo de la cruz 53 . Si bien la<br />

mayoría de las investigaciones etimológicas señalan que esta palabra procede del latín crux, y<br />

equivale a “dolor” o “tortura”, la tradición cristiana enriqueció su simbolismo al sugerir que<br />

aunque Jesús murió crucificado, triunfó sobre la muerte, por cuanto se convertiría en el más alto<br />

símbolo de la redención. Así, la cruz, encima de una losa sepulcral, por ejemplo, aporta una<br />

protección sagrada que aleja el peligro demoníaco (Ferrer 2005:57). El laurel junto con otros<br />

símbolos cuyo uso fue extendido en el mundo egipcio, griego o romano , ha sufrido también una<br />

transformación en su significado por el cristianismo. Así, dejó de representar a la fama, y pasó a<br />

representar el triunfo final de Cristo.<br />

Además de la importancia que le asignamos a la simbología y los rituales mortuorios, para<br />

un reconocimiento social de la muerte, es indispensable el reconocimiento oficial, estatal, que<br />

es lo que habilita todas estas prácticas. Así por ejemplo, el certificado de defunción y el<br />

permiso para inhumar, refiere Louis-Vincent Thomas, pueden consagran oficialmente lo que el<br />

autor llama la “muerte socialmente reconocida” (Ibíd.:62).<br />

Observaremos en los capítulos siguientes la presencia de símbolos mortuorios, y de diferentes<br />

prácticas sociales que entran en lo que consideramos rituales mortuorios colectivos, así como<br />

también prácticas estatales que legitiman oficialmente el hecho del deceso. Por el contrario, y en<br />

oposición a este tipo de enfrentamiento a la muerte, nos encontramos con los casos en que no sólo<br />

no hay un muerto –un cuerpo- al que se le rinda culto y se le preste atención, sino que tampoco<br />

hay espacios sociales que brinden apoyo, contención y atención a los deudos. Denominaré a este<br />

tipo, muerte desatendida, la cual carece de reconocimiento oficial, no está habitada en espacios<br />

sociales, ni representada a través de una simbología especial.<br />

Ritual y cambio social<br />

Las numerosas etnografías acerca de la problemática de la muerte y los rituales mortuorios<br />

que atraviesan las diversas culturas en tiempo y espacio (van Gennep, 1960; Mead, 1985;<br />

Hertz, 1990; Thomas, 1993; Malinowski, 1994, entre otros), resaltan la presencia del cuerpo en<br />

la acción ritual, tanto así como su función primordial. Sin embargo, en la cultura occidental, la<br />

manera en que el pensamiento cristiano modeló las prácticas mortuorias fue variando con el<br />

53 Para profundizar sobre la historia de la cruz, ver Ferrer 2003.<br />

44


paso del tiempo, pasando por sentimientos de indiferencia, aceptación, y rechazo. Hoy en día,<br />

como refieren Ariès (1999, 2007), Elías (1987) y Barley (2000), pese a la aparente continuidad<br />

de los ritos, en el marco de la modernidad capitalista la muerte se volvió problemática. La<br />

secularización, un alto grado de individualización, el avance de la medicina y la tendencia del<br />

hombre al aislamiento y la soledad, son algunos de los factores que según éstos autores han<br />

hecho que la forma de enfrentar la muerte haya cambiado a lo largo de la historia y con ello las<br />

actitudes frente al cadáver y el moribundo 54 . En este capítulo observaremos que, pese a los<br />

cambios que se fueron produciendo frente al fenómeno de la muerte y los rituales mortuorios<br />

en general, y aunque la duración del servicio fúnebre se haya reducido en los últimos años 55 , el<br />

cuerpo en el escenario ritual sigue cumpliendo un rol fundamental, ya que re presenta todavía<br />

al sujeto social.<br />

Sostiene Elías (1987) que en las sociedades más desarrolladas, un mayor grado de<br />

pacificación interna y el avance de la medicina que genera prevención y tratamiento de la<br />

enfermedad, hacen que la muerte no sea imaginable ni esperada. A diferencia de la época<br />

medieval, por ejemplo, la vida ya no es tan breve y los peligros son más controlables. Esto hace<br />

que el individuo aleje la muerte de su vida cotidiana, lo que explica el aislamiento de los<br />

moribundos de la comunidad de los vivos. El individuo, al no estar identificado con la muerte,<br />

no se identifica por lo tanto con los moribundos, ya que “la muerte del otro se presentaría como<br />

un símbolo premonitorio de la propia muerte” (Ibíd.:17). De aquí que, frente a épocas<br />

anteriores, como la premodernidad, la muerte se ha vuelto algo menos familiar y más oculto.<br />

Sostiene Ariès al respecto que la vergüenza y prohibición que provoca la muerte la vuelve<br />

invisible, como si ésta no existiese (1999:509).<br />

La fotografía mortuoria es un claro ejemplo de cómo, en otras épocas, la muerte formaba<br />

parte de lo cotidiano y lo familiar. Esta práctica se empezó a usar en la <strong>Argentina</strong> desde<br />

mediados del XIX, y hasta por lo menos 1970 todas las funerarias tenían un fotógrafo para<br />

cubrir los sepelios (Príamo, 2002). El fotógrafo, según lo quisiese el familiar, podía fotografiar<br />

al difunto o solamente el velatorio y la sepultura. Si bien esta última fue suplantando a la foto<br />

54 Para profundizar sobre la articulación que hay entre los avances de la medicina y las transformaciones en las<br />

concepciones sobre la muerte en el mundo occidental, ver Ceriani Cernadas (2001).<br />

55 Desde aproximadamente 10 años se implementó la práctica de no velar a la noche, y reiniciar el ritual a la<br />

mañana. Esta nueva modalidad, propia de las grandes capitales, es utilizada por un porcentaje reducido de la<br />

sociedad, y está relacionado con fallecimientos de personas mayores, o de enfermedades prolongadas, según datos<br />

ofrecidos por Ricardo Péculo, tanatólogo argentino director del Instituto Argentino de Tanatología Exequial y<br />

asesor de distintas cooperativas y empresas de eervicios fúnebres.<br />

45


del difunto, hoy en día la foto del ritual también se abandonó, y la idea de pensar que se puede<br />

fotografiar la muerte, refiere el autor, nos resulta morbosa y aberrante (Ibíd.). Por el contrario,<br />

dado que la sociedad en el siglo XIX consideraba al momento de la muerte como “dulce y<br />

pacífico”, una fotografía del momento de la muerte “podía capturar una entrada triunfal al<br />

cielo” (Cuarterolo, 2002) 56 . En momentos históricos donde, como habíamos dicho, la muerte<br />

formaba parte de lo cotidiano, personificarla a través de la fotografía mortuoria era una práctica<br />

habitual. A pesar de que se haya dejado su práctica, como referiremos más adelante, otras como<br />

la tanatopraxia, demuestran la importancia que se le da al cuerpo como representación del<br />

individuo en tanto sujeto social.<br />

Siguiendo el curso de la historia se observan también cambios en las costumbres del luto,<br />

específicamente en lo relativo a las honras fúnebres, la ropa, los colores y la duración. Las<br />

honras fúnebres fueron modificándose con el cambio de actitud frente a la muerte, y de las<br />

solemnes exequias se pasó al actual luto privado y silencioso (Alarcón, 2002). Nos cuenta<br />

Omar López Mato que en Buenos Aires, a principios del siglo XIX, las familias competían en<br />

mostrar “desmedido dolor y respeto por su ser querido, y alquilaban carros en proporciones<br />

exageradas” (2002:13). En este sentido, nos dice el Ricardo Péculo que el culto a los muertos<br />

se ha dejado de usar:<br />

“Antiguamente las pompas fúnebres eran a caballo, y se distinguía tanto<br />

socialmente como afectivamente, por sí tenían dos caballos, tres caballos, cuatro<br />

caballos. Vos vas a una empresa de servicios fúnebres, y, te toman los datos, te van<br />

a buscar al fallecido, te lo ponen en el velatorio y te lo llevan al cementerio. Y ese<br />

no es el trabajo” (8/10/2007). 57<br />

Entonces, los profundos cambios que se han dado dentro de la sociedad industrializada,<br />

generaron una importante fractura entre el individuo y la sociedad, lo que se observa en una<br />

menor participación de la comunidad en el duelo de un fallecido. Las crisis de duelo se viven<br />

en el anonimato, se resuelven en general sin recurrir a las etiquetas de luto, y no cuentan con la<br />

participación colectiva (Di Nola, 2007).<br />

56 Las pinturas mortuorias también fueron prácticas bastante populares durante la primera mitad del siglo XIX,<br />

donde la gran mayoría de ellas se hacían usando como modelo al muerto (Cuarterolo, 2002).<br />

57 De aquí en más, a diferencia de las citas de autores, la de los interlocutores entrevistados se referirán en<br />

bastardilla y entre paréntesis se pondrá el nombre de pila del interlocutor junto con la fecha de realización de la<br />

entrevistas. Cuando se citen fuentes de Internet, se usará el mismo criterio de la de los autores de textos, y se<br />

aclararan los datos de la cita en un llamado a pie de página.<br />

46


Ariès (2007) ha denominado muerte domesticada a la actitud occidental frente a la muerte<br />

en la primera etapa de la edad media, dónde, ésta era aceptada, familiar y anunciada sin miedo<br />

ni desconsuelo, marcando una diferencia radical con la muerte prohibida, propia de la<br />

modernidad. La muerte prohibida se refiere a esa actitud que hace de la muerte un tema<br />

vergonzoso y objeto de censura. En esta actitud, las manifestaciones, son en privado y a<br />

escondidas, el duelo ya no es considerado como un tiempo necesario y se ha convertido en un<br />

estado mórbido que se intenta controlar, abreviar y borrar (2007:83).<br />

El autor explica a modo excepcional el caso de Estados Unidos, que conserva la necesidad<br />

de enfrentar la muerte a través de ritos de solemnidad, con prácticas que van desde el aseo<br />

funerario a la exposición del muerto en la sala velatoria, visitado por parientes y amigos, y<br />

rodeado de flores y música. Con esto, afirma Ariès, los estadounidenses encontraron el modo<br />

de depositar el cuerpo en un lugar neutro: ni en un lugar excesivamente anónimo como el<br />

hospital, ni en uno excesivamente familiar, como la casa (2007:233). De esta manera, con los<br />

funeral homes, al igual que con los de Buenos Aires que describiremos a continuación, se<br />

observa “un término medio entre la desritualización de la Europa del Norte y las ceremonias<br />

arcaicas del duelo tradicional” (Ibíd.) 58 .<br />

Creemos, como refiere Jack Goody, que “toda ceremonia funeraria es una manera de<br />

domesticar la muerte, de ayudar a los seres humanos a mirar la muerte cara a cara” (1998:112).<br />

En tanto los procesos de duelo son objeto de regularizaciones culturales (Cordeu, et al 1994:<br />

139) y en tanto en nuestra sociedad la comunidad participa cada vez menos en los procesos de<br />

duelo, la persistencia de la práctica del velatorio acentúa la necesidad de este único espacio<br />

social, que permite la percepción de la muerte, y la preparación para la separación definitiva<br />

entre el muerto y los vivos.<br />

Entonces, si bien podemos asumir que en la sociedad occidental la muerte se volvió<br />

problemática, y ha dejado de formar parte de la vida cotidiana, cuando nos sorprende la muerte<br />

de un ser querido, las fórmulas y ritos convencionales, adaptados a los cambios actuales, nos<br />

siguen proporcionando herramientas para atravesar la pérdida dolorosa. De esta manera, los<br />

rituales de luto ocupan un rol importante para el individuo, y el cuerpo del difunto continúa<br />

siendo el centro de atención.<br />

58 Señala Ferrer (2003:154) que en Roma surgieron las primeras agencias funerarias, llamadas libitinaes, por<br />

asociación con la diosa que presidía las exequias, Libitina, variante romana de la reina griega de los muertos.<br />

Contratar estos servicios era un lujo que solo podían darse las familias más acaudaladas. En Buenos Aires la<br />

primera casa de sepelios, Lázaro Costa nace en 1887, a partir de la transformación de una empresa de alquiler de<br />

carruajes en una casa de servicios fúnebres (Alarcón, 2002:224).<br />

47


Las investigaciones antropológicas sobre rituales mortuorios en diversas sociedades junto<br />

con nuestra propia etnografía en velatorios 59 , nos sugieren identificar el cuerpo muerto como<br />

un símbolo dominante, que como símbolo ritual, se convierte en un factor de acción social<br />

(Turner, 1997:22). Ya sea que la muerte represente la separación entre cuerpo y alma, o para<br />

los no creyentes, un sinónimo de anulación total de toda la persona, la muerte habita en el<br />

cuerpo, y como habíamos señalado, gracias a él, y alrededor de él, se ejercen las prácticas<br />

rituales.<br />

Por un lado, las características observables del cuerpo son las que nos enfrentan a la muerte<br />

en persona. De esta manera, la performance ritual donde la exposición del cuerpo muerto juega<br />

un rol fundamental, obliga a los familiares a preparar el cadáver para que conviva con los vivos<br />

hasta la separación definitiva. Mientras los cuidados frente al cadáver en otras épocas estaban a<br />

cargo de los familiares, hoy son los profesionales (médicos, enfermeros o tanatólogos) quienes<br />

se ocupan de su preparación. Si bien los significados implícitos en las ceremonias del arreglo<br />

pueden variar según los casos, la finalidad principal, afirma Di Nola, es “atenuar por un breve<br />

lapso de tiempo el horror del rostro y del cuerpo, para presentar de nuevo al difunto como una<br />

persona todavía dotada de rasgos humanos…” (2007:286). Así, no solo el lavado del cuerpo y<br />

la cosmetología sino también la tanatopraxia 60 : la técnica para demorar la descomposición<br />

final de un cuerpo, juegan un rol fundamental, para que la materialidad del cadáver del difunto<br />

concuerde lo más posible con la persona en vida:<br />

“La función más importante de la técnica de la tanatopraxia es que el fallecido<br />

queda como si estuviera durmiendo, queda con el color natural que tenemos en<br />

vida, porque se le aplican químicos donde tienen conservantes, colorantes, etc.…,<br />

al margen de la conservación que es para que no haya olores, no se derramen<br />

líquidos demás… si un fallecido esta mal preparado, cuando hablo preparado<br />

hablo “mal presentado” demacrado, flaco, sin afeitar y demás, la imagen que<br />

queda grabada es esa. La gente no quiere velar porque los amigos no quieren que<br />

lo vean demacrados, perdiendo líquidos…. entonces ¿cuál fue la conclusión? que<br />

la gente quiere que los vele pero en buenas condiciones” (Ricardo Péculo,<br />

8/10/2007).<br />

59 Como lo mencionamos en la Introducción, el material de campo fue registrado a través de la observación<br />

participante en diferentes empresas de servicios fúnebres, así como también a través de entrevistas realizadas a<br />

profesionales de dichas empresas encargados de la organización de los eventos (azafatas, asesores, etc.).<br />

60 La tanatopraxia deja en el cuerpo una apariencia semejante a la existencia en vida, borrando cualquier efecto de<br />

enfermedad o sufrimiento. Se realiza mediante la inyección vascular y de cavidad de soluciones acuosas y<br />

químicos germicidas solubles (ver http://www.funarg.com.ar/ServicioTanatopraxia.htm). Esta práctica, es muy<br />

utilizada en los países más desarrollados del mundo. En Latinoamérica se utiliza mucho en Colombia y Venezuela,<br />

y escasamente en la <strong>Argentina</strong>. Sin embargo, tanto en la <strong>Argentina</strong> como en Brasil su uso se está incrementando.<br />

48


En la sociedad occidental, donde el cuerpo es el “soporte del individuo” y la “frontera de su<br />

relación con el mundo” (Le Breton, 1995:27), la apariencia que tiene el cuerpo muerto es<br />

fundamental para un acercamiento a la muerte que concuerde con las características de la<br />

persona. Si retomamos la construcción cultural de la muerte cristiana basada en la dualidad<br />

cuerpo-alma, en donde el cuerpo, mortal y perecedero se concibe como mero contenedor físico<br />

de la realidad espiritual del alma, observamos que en la actualidad, frente a la muerte, se le dan<br />

atribuciones y cuidados al cuerpo que corresponderían a las que debería recibir el alma. En este<br />

sentido, en la concepción dualista de la persona, tal como lo señala Ignacio Fernández de Mata,<br />

cuerpo y alma “funcionan más como la base de mutuas transferencias que como<br />

contradicciones” (2009:94). Será porque quizá, sugiere el autor, no es suficiente decir “el alma<br />

es eterna” para dejar de temerle a la muerte, y se hace necesario una ritualización que genere<br />

una convivencia menos traumática con ella (Ibíd.). La tanatopraxia entonces, demuestra la<br />

importancia que se le da al cuerpo como representación del individuo, en tanto ser biológico y<br />

social, por cuanto su importancia coincide con la asignada a los cuidados sobre el cuerpo del<br />

ser humano vivo en nuestra sociedad, que ejercen sobre el cuerpo diferentes controles para<br />

garantizar belleza, salud y juventud eterna 61 .<br />

Retomando la apariencia del cuerpo en los velatorios, en Estados Unidos, señala Ariés que<br />

al transformarse el muerto en un casi vivo que va a recibir el último adiós de sus allegados, la<br />

idea de la muerte es desterrada de esta ceremonia del adiós, al igual que toda tristeza y<br />

patetismo (2007: 235). Así también, manifiesta Hikaru Suzuki (2004), que los japoneses creen<br />

que una persona experimenta la muerte dos veces, una en el hospital y otra en la cremación<br />

(Ibíd. 225). Durante el funeral, se experimenta lo que la autora llama, “la fase de la muerte<br />

negada”. La creencia en la continuidad de la vida del difunto durante el funeral, en las<br />

ceremonias funerarias japonesas contemporáneas, explica por qué los profesionales de las<br />

empresas funerarias muestran un respeto y preocupación extrema al tratar el cuerpo del<br />

fallecido (Ibíd.:237).<br />

Considero a esta etapa intermedia del ritual de paso, como la fase tanto de la muerte vivida<br />

como negada, rescatando los aspectos ambiguos propios de las fases intermedias de los rituales<br />

de paso. Por un lado, es el momento a través del cual los deudos tienen una última<br />

permanencia con el muerto, quien al no pasar todavía al mundo de los muertos, tiene<br />

características ambiguas y contradictorias. Por el otro, el cuerpo es lo que expresa a la muerte<br />

física, el deceso, lo que nos enfrenta a la muerte “cara a cara” y lo que provoca sentimientos<br />

61 Para profundizar sobre este tema, ver Le Breton, (1990) y Guido, (2006).<br />

49


asociados a ello. Así, el cadáver puede ser objeto de horror y frente a él los individuos se ven<br />

enfrentados a un estado inevitable al cual todos vamos a llegar.<br />

Habíamos señalado en la Introducción que van Gennep (1960) propone el modelo de los<br />

ritos de paso, los cuales poseen tres fases progresivas específicas: separación, transición y<br />

agregación. En la primera fase, se producen las conductas simbólicas que separan por primera<br />

vez al individuo del grupo al cual pertenece. En la segunda, la de transición, el individuo<br />

todavía no dejó el grupo anterior, pero tampoco pertenece al nuevo. Al estar al límite de lo que<br />

podría ser pero no es, pasa por un estado de ambigüedad y paradoja. Recién en la tercera fase,<br />

la de agregación, aquel se integra al nuevo grupo de pertenencia. Retomando el trabajo de van<br />

Gennep, Turner (1997 [1980]) se centra en la fase liminal de este proceso ritual, y realiza un<br />

exhaustivo estudio acerca de las propiedades rituales de los neófitos ndembu, cuando atraviesan<br />

la fase liminal del ritual de circuncisión. En este estado, los muchachos que no tienen nombres<br />

ni propiedades sociales, están vivos y muertos o, no-vivos, no-muertos a la vez. En este<br />

sentido, el velatorio puede entenderse como la fase transicional del ritual del paso. Aquí el<br />

muerto, que ya no pertenece al grupo de los vivos, todavía no partió al mundo de los muertos, y<br />

convive con los vivos por última vez. Para poder profundizar entonces acerca de las funciones<br />

que cumple el cuerpo muerto en el escenario ritual y el tipo de experiencias que pueden<br />

generarse por su ausencia, realicé trabajo de campo en velatorios. Mis reflexiones ayudarán a<br />

entender de qué manera, en la performance del velatorio, se presentan las características<br />

liminales de los procesos sociales, y cual es el rol del cuerpo muerto en este ritual de paso, que<br />

remodela la estructura del grupo social. Por otro lado, intercalaremos en el trabajo la visión de<br />

familiares de desaparecidos y de Malvinas y sus nociones nativas acerca de la muerte. Esto<br />

preparará el análisis de los siguientes capítulos, dónde se analizarán las experiencias que<br />

atraviesan los familiares en el contexto de la desaparición de personas y la muerte en la guerra.<br />

Velatorio y performance<br />

Hice el trabajo de campo una casa funeraria en la localidad suburbana de San Martín, y en<br />

dos casas funerarias de Capital Federal. Para ello me presenté como azafata, sirviendo café.<br />

Tuve la posibilidad de presenciar velatorios de diferentes tipos de muerte y de muertos. En el<br />

caso de las primeras, podemos distinguir aquellas que son productos de enfermedad o causas<br />

naturales, de las muertes por accidentes fatales u homicidios. En el caso de los segundos, es<br />

posible diferenciar a las personas mayores de edad de los más jóvenes (adultos y adolescentes).<br />

50


Las diferentes categorías de muertes y muertos nos ayudan a entender no sólo las diferentes<br />

formas de acercamiento al muerto, sino los contextos particulares en los que sucede el ritual.<br />

Cuando la muerte es producto de un accidente y sorprende a la comunidad de familiares y<br />

amigos, la posibilidad de estar hasta último momento con el muerto para despedirse se acentúa.<br />

Esto contrasta con los casos en que los fallecidos han estado enfermos por períodos<br />

prolongados. De la misma manera, el tipo de parentesco entre el fallecido y el deudo genera un<br />

tipo de acercamiento particular hacia el cuerpo muerto 62 . Participé en velatorios en los que las<br />

madres no se separaban de sus hijos adolescentes, cuya muerte había sido producto de una<br />

fatalidad. Así, la atmósfera del funeral fue de excitación y llantos desconsolados como en otros<br />

casos de víctimas de fatalidades, lo que difería de los casos en que la muerte era esperada.<br />

A pesar de estas particularidades, en los diferentes funerales todos los presentes al dar los<br />

primeros pasos dentro de la funeraria se encontraban en un espectáculo triste y lastimoso. Las<br />

veladas solían transcurrir entre conversaciones e intervalos de silencio, y el continuo entrar y<br />

salir de la gente hacía que las salas mantuvieran siempre una cantidad de no más de veinte<br />

personas. En algunos casos la funeraria cerraba sus puertas a media noche hasta el otro día.<br />

Así, los familiares podían descansar en sus hogares y volvían por la mañana temprano para<br />

despedir al muerto y acompañarlo hasta el cementerio.<br />

Las casas de sepelios cuentan con varias salas o capillas en donde reposan los cuerpos, con<br />

lo cual se pueden hacer varios velatorios a la vez. Las capillas tienen las llamadas salas íntimas,<br />

separadas de las salas en donde permanecen los fallecidos. Las visitas que iban ingresando a la<br />

funeraria, luego de dar sus condolencias a los familiares, permanecían en general en las salas,<br />

sin reparar en la capilla donde se encontraba el cuerpo. En este sentido, las capillas solían estar<br />

casi deshabitadas. Sólo algunos parientes muy cercanos del muerto podían permanecer<br />

momentos prolongados al lado del difunto, contemplándolo, hablándole, acariciando sus<br />

manos, acomodando los arreglos florales, y recibiendo el saludo y apoyo afectivo de las<br />

personas que se atrevían a entrar a ese lugar. Esta negativa de estar o quedarse en las capillas<br />

puede deberse al rechazo que produce el cadáver en tanto materialidad. En relación con esto,<br />

afirma Thomas que el horror que inspira el cadáver se emparenta con los sentimientos que<br />

experimentamos ante las deyecciones de origen humano (1993:298). En este caso, el vínculo<br />

inseparable que hay entre el cuerpo muerto y la posibilidad/realidad de la muerte tiene como<br />

62 La relación que se establece entre el tipo de muerte y muerto y la forma en que sucede el ritual, requiere de un<br />

análisis en sí mismo que por cuestiones de tiempo no he podido desarrollar.<br />

51


eferente, en primer lugar, un acto biológico. El cadáver por definición está allí, y lo que los<br />

vivos sienten en los rituales mortuorios es, a la vez, una preparación para su propia muerte<br />

(Malinowski, 1994). Y donde el muerto y los vivos conviven por última vez, el ritual expresa<br />

las diferencias fundamentales que los separan:<br />

“…el cadáver, este cuerpo objeto cosificador por excelencia… expresa<br />

adecuadamente esta ambivalencia, en tanto él está allí yo sigo ligado extrañamente<br />

a él, y sin embargo el otro amado es/ha desaparecido. Su cuerpo inerte, frío, sin<br />

sonrisa ni palabra, me lo recuerda a cada instante y sin embargo me invade con su<br />

presencia” (Ariés en Thomas, 1993: 298).<br />

Sin embargo, Malinowski habla de una doble actitud de horror y veneración que produce el<br />

cadáver. Lo que domina en la muerte, dice, no es el horror y el asco al cadáver sino una<br />

combinación de ello con el amor al difunto y el afecto apasionado a la persona que permanece<br />

en el cuerpo (1994:46).<br />

El hecho de que en los velatorios observados los familiares se acerquen al difunto, lo<br />

toquen, lo acaricien, y hasta incluso le hablen, expresa esta actitud de adhesión y amor al<br />

muerto, aunque éste pueda provocar sentimientos inversos, ya que es el contexto ritual lo que<br />

hace que todavía la persona permanezca en él. Esta relación de cercanía entre el muerto y sus<br />

seres queridos, parece coincidir con las experiencias de muerte de nuestros interlocutores,<br />

familiares de desaparecidos y de Malvinas, previas a la muerte en la guerra o la desaparición.<br />

En estos casos, aparece como primordial este tipo de acercamiento al cuerpo de su ser querido<br />

muerto:<br />

“Cómo no voy a amar eso, si ese cuerpo… ¿Cómo no voy a amar esas manos?, a<br />

mi me tocaba con esas manos… en el velatorio… todo el tiempo le toqué las<br />

manos a mi madre” (María del Carmen, 01/09/10, madre de caído en Malvinas).<br />

“Cuando velé a mi mamá, le pude cerrar los ojos… aunque, sea al final pero…<br />

estar, uno, en el momento de la muerte de un hijo, de un padre, de quién sea. A<br />

mí, yo, con mi mamá, quedé con una tranquilidad” (Irma, 20/01/10, madre de<br />

desaparecido).<br />

Entonces, en la mayoría de los casos, son los familiares más cercanos quienes permanecen<br />

cerca del muerto ya que éste provocaría este sentimiento de amor y compasión hacia el<br />

fallecido.<br />

52


Di Nola, al igual que Malinowski, menciona también la doble carga psicológica que<br />

propone actitudes opuestas y contradictorias (2007:280). Por un lado, surge la exigencia de<br />

alejar lo antes posible al muerto, por los sentimientos de miedo y temor que provoca el<br />

cadáver 63 . Por el otro, nos encontramos con la carga afectiva, donde los sujetos de luto desean<br />

retener al difunto junto a ellos: “en la polivalente dinámica de la muerte, los sentimientos de<br />

rechazo de la inhumación y de negación del hecho concreto se transfiere sobre el propio<br />

cadáver” (Ibíd.). Observé en los velatorios que esta actitud de adhesión al cuerpo se acentúa en<br />

el momento en que se cierra el cajón para el posterior entierro o cremación. Reparé entonces en<br />

las particularidades del estado de liminalidad donde el muerto, que aun convive con los vivos y<br />

todavía no pasó a su nuevo estado de muerto, tiene características ambiguas y contradictorias:<br />

“…Como que quieren despertarlo, le hablan, le dicen, “despertáte, no puede ser,<br />

no seas malo”, le echan la culpa al muerto… porque todo esto que hacen, de<br />

quererlo despertar, de decir “bueno todavía no está con los muertos, todavía está<br />

conmigo” hace que pueda desahogarse…” (Ricardo Péculo, 8/10/2007).<br />

En el velatorio, entonces, se le da lugar al muerto de tener una última permanencia con los<br />

vivos y a los vivos una última permanencia con aquél. A éste se le habla, se lo contempla, se lo<br />

llora, acaricia, y despide. Reflexiona Ricardo Lesser (2007) acerca de los rituales mortuorios<br />

del Buenos Aires del siglo XVII y XVIII, que en tanto la doctrina de la resurrección asimilaba<br />

la muerte al sueño, y velar significa estar sin dormir en el tiempo que uno ordinariamente<br />

duerme, el que vela al difunto se diferencia nítidamente del muerto porque está despierto y el<br />

muerto no (Ibíd.:121). De esta manera, el rito de los velatorios traza una frontera precisa entre<br />

la vigilia y la muerte, es decir, entre los vivos y los muertos. La presencia del cuerpo en un<br />

encuentro social como el velatorio remite, entonces, a las normas y valores que guían a los<br />

individuos dentro de la sociedad, ya que especifica claramente la categoría de doliente en la<br />

que se encuentra el familiar, persona allegada al muerto que está pasando por una situación<br />

especial y que, a partir de entonces, tiene que seguir conductas determinadas.<br />

Así, el velatorio reúne a parientes y amigos y se crea entonces un espacio social donde los<br />

dolientes se sienten acompañados, "entendidos" y atendidos. Su dolor ante la pérdida es<br />

63 Si bien, dice Di Nola, en las sociedades de tradición occidental (europeas o judeocristianas) esta ambivalencia es<br />

un elemento constante de la psicología del luto, existen ámbitos culturales en los cuales según el autor la<br />

ambivalencia se supera. Es el caso, por ejemplo de los cazadores recolectores en los que predomina la reacción de<br />

terror y éste es alejado del hogar lo antes posible, o el caso de los pueblos ganaderos, donde el muerto se presenta<br />

como una realidad benéfica y protectora que hay que tutelar (2007:281). Por otro lado, Hertz (1990), como he<br />

referido, en su meticuloso trabajo acerca de las dobles exequias nos muestra el grado de responsabilidad que se<br />

tiene sobre el cuerpo muerto, donde rigurosos rituales de cuidado y contención tratan de evitar el peligro.<br />

53


econocido por parte de la sociedad, ya que la muerte se hace pública y es habitada y<br />

compartida socialmente. Habíamos visto que el vínculo inseparable que hay entre el cuerpo<br />

muerto y la muerte tiene como referente, en primer lugar, un hecho biológico. Sin embargo, el<br />

vínculo entre el cuerpo y la muerte tiene también un referente social y resalta tanto los aspectos<br />

inestables y disgregantes (la pérdida de un individuo dentro de la estructura de las relaciones<br />

sociales) como armónicos y cohesivos (el apoyo y contención de parientes y allegados). Las<br />

azafatas participan también activamente de este escenario de solidaridad, generando un espacio<br />

de escucha y contención para los familiares más cercanos:<br />

“A mi me gusta contener a la gente. Hay que usar palabras que tienen que salir de<br />

adentro, y hay que saberlas decir en el momento adecuado. Tenés que saber usar el<br />

tono especial…. Si veo que la persona está muy mal, me la llevo, le doy un<br />

caramelito, y dejo que me cuente. Porque a muchas personas les gusta hablar del<br />

fallecido, reivindicar su pasado, y lo hace con la azafata, porque para otro<br />

familiar, ya es historia contada” (Cristina, 07/11/07).<br />

“Yo me fui a otro trabajo… porque yo quería tener algo fijo. Y después de un año<br />

y medio… a pesar de que yo estaba allá, trabajaba lunes a viernes, ocho horas,<br />

tenía todos los francos… pero volví, porque yo extrañaba esto… ayudar a las<br />

personas… yo me siento bien, me hace bien ayudar” (Beatriz, 23-05-08).<br />

Lo que es interesante resaltar es que los familiares de desaparecidos que han tenido la<br />

posibilidad de recuperar el cuerpo de su ser querido, enfatizan este aspecto social, en el cual a<br />

través de la recuperación del cuerpo y la realización de las prácticas rituales como la misa y el<br />

entierro, se sienten acompañados y sostenidos 64 :<br />

“Fue mucha gente. Vino el padre Farinello, le pedimos a, él, que bendiga… tenía<br />

a mis hermanos y, aparte, gente amiga… un sobrino también… que nos<br />

acompañaba. No, no, solos, nosotros, no podemos… pero salía del corazón, de<br />

ellos, de estar con nosotros, viste. No, no, en ese sentido, estuvimos<br />

acompañados” (Irma, 20/01/10).<br />

64 Si bien aquí estamos destacando los aspectos de solidaridad, no hay que dejar de considerar que en los rituales<br />

mortuorios se pueden dar situaciones problemáticas. Una de las críticas que Geertz hace al funcionalismo<br />

(1997:131) es su enfoque estático y ahistórico sobre el papel de los ritos y las creencias religiosas, que no tiene en<br />

cuenta el cambio social. Se considera a los rituales, por ejemplo como sistemas que cumplen la función de<br />

tranquilizar y proteger al individuo ante el temor que provoca la muerte. De esta manera, se pone énfasis en la<br />

manera en que las creencias y ritos refuerzan los tradicionales vínculos sociales entre los individuos. Muchas<br />

veces, señala Geertz, la muerte no puede ser seguida por las habituales ceremonias funerarias eficaces y provoca<br />

situaciones de tensión social. La situación conflictiva puede observarse por ejemplo, en los dos casos analizados<br />

en este trabajo y que desarrollaré en los capítulos siguientes.<br />

54


La presencia de personas que asisten al ritual para acompañar a los deudos, expresa la<br />

obligación de atender tanto a éstos últimos como a los concurrentes. La comida en los<br />

funerales, ofrecida por la familia del muerto se remonta, según di Nola, a la más remota<br />

antigüedad, según una tradición que en Occidente viene de los griegos y romanos y sobrevive a<br />

la cristianización (Di Nola 2007: 197). Si bien ha cumplido numerosas funciones, como por<br />

ejemplo, la de ostentación de la riqueza, hoy en día lo podemos asociar no sólo como un<br />

símbolo de unión entre los supervivientes (van Gennep, 2008) sino también como una forma de<br />

agasajo por parte de los deudos hacia quienes vinieron a acompañarlos. La comida en los<br />

velatorios es una práctica usual, en los funerales siempre hay café y los servicios de las<br />

agencias funerarias dependen de los que prefieran los anfitriones. En las salas velatorias que<br />

visité, el servicio de catering podía incluir además de mate y café, jarras con jugo, gaseosas,<br />

platos con masitas y sándwich de miga. Además de evidenciar un tipo de obligación mutua<br />

entre familiares y presentes, el ritual de la comida una vez más excluye al muerto de los demás<br />

participantes. En este marco, la comida distingue a los muertos de los vivos y marca un tipo de<br />

correspondencia entre estos últimos.<br />

Entonces, como referí con anterioridad, el cuerpo muerto en la performance ritual deviene<br />

en un símbolo dominante, que según la definición de Turner, refiere no solo a fenómenos y<br />

procesos naturales y fisiológicos que provocan deseos, sentimientos etc., sino también a<br />

principios y valores de la organización social guían a las personas como miembros de los<br />

grupos y categorías sociales (Turner, 1997:60). Como observamos, el cuerpo en la performance<br />

ritual refleja las características de ambos aspectos del símbolo, ya sea haciendo referencia a las<br />

sensaciones y sentimientos provocados por la presencia del cuerpo en tanto “muerto” como por<br />

las conductas y condiciones que explicita en relación a los dolientes y demás participantes del<br />

ritual. En este aspecto, como señala Turner, el símbolo ritual es multireferencial y de<br />

condensación al mismo tiempo ya que “su cualidad esencial consiste en su yuxtaposición de lo<br />

groseramente físico con lo estructuralmente normativo, de lo orgánico con lo social” (Ibíd.:33).<br />

Además de permitir que se generen espacios donde uno se enfrenta a la muerte “en<br />

persona”, el velatorio da lugar a que el familiar pueda honrar a su fallecido a través de las<br />

ofrendas florales. Para ello, además de estas ofrendas, los familiares ofrecen palabras de<br />

55


gratitud para con los muertos, traen anécdotas conmemorables y resaltan las cualidades de las<br />

personas.<br />

Las funerarias ofrecen también asesoramiento legal y servicios ceremoniales organizando<br />

la salida del cortejo hasta el cementerio, ordenando el trayecto y coordinando los homenajes<br />

que se le deseen realizar al difunto. Finalmente, en el cementerio se produce la última fase de<br />

los rituales de paso. En esta instancia el muerto se separa definitivamente del grupo al cual<br />

pertenecía. Atravesada entonces, la experiencia transformadora del ritual de paso, concluidas<br />

todas sus etapas, el deudo se instala como deudo y el muerto es claramente un muerto dentro<br />

de la topología social.<br />

Podríamos concluir que, a pesar de que en la sociedad contemporánea estamos pasando por<br />

una etapa de negación, silencio y rechazo acerca de la muerte en el quehacer de la vida<br />

cotidiana y en lo relativo al trato con los moribundos, el trabajo de campo nos recuerda que en<br />

estos espacios sociales, gracias a la presencia del cuerpo, la muerte se hace visible, se expresa,<br />

se llora, y se atiende en un espacio de correspondencia mutua, entre familiares y presentes. En<br />

este sentido, la muerte no es sólo un acto individual, sino colectivo, que resalta al individuo<br />

como parte de una comunidad.<br />

La performance inmóvil<br />

Observamos anteriormente que el cuerpo muerto, como todo símbolo ritual, condensa<br />

múltiples significados que tienen referentes biológicos y sociales. Provoca, por un lado,<br />

sentimientos no solo asociados a la pérdida individual sino también a la idea de la muerte en<br />

tanto acontecimiento inevitable y universal. Por otro lado, el cuerpo en tanto materialidad,<br />

puede provocar sentimientos tanto de rechazo y aberración como de aprehensión, amor y<br />

compasión. De esta manera, la acción simbólica del cuerpo y el ritual enfrentan a la muerte,<br />

discriminan al muerto de los vivos y a los dolientes de los demás participantes del ritual, y<br />

dramatizan las nuevas clasificaciones sociales producidas por el quiebre en el orden habitual<br />

del grupo. Esta experiencia directa con la muerte, donde se vivencia la pérdida del ser amado,<br />

permite la autoreflexividad ya que la muerte, a través del reajuste ritual, es “atendida”, y con<br />

ello, los cambios relacionales que se producen. Estas observaciones acerca del cuerpo muerto<br />

en el contexto ritual nos permiten entenderlo desde el punto de vista del embodiment,<br />

focalizando sobre el escenario de acción.<br />

56


En este sentido los trabajos de Silvia Citro (2004) resultan significativos dado que plantea<br />

la necesidad de describir la experiencia práctica del cuerpo en la vida social y su materialidad<br />

pre-reflexiva de vincularse con el mundo a través de percepciones, sensaciones, gestos y<br />

movimientos socialmente constituyentes. La autora considera que la materialidad del cuerpo y<br />

su experiencia práctica están atravesadas por significados culturales, y a partir del<br />

reconocimiento de esta constitución material-simbólica de la corporeidad, propone el concepto<br />

de cuerpos significantes. Así, es posible analizar las prácticas del velatorio desde el punto de<br />

vista del embodiment, ya que posibilita considerar al cuerpo muerto como un verdadero<br />

“cuerpo significante”, un símbolo que guía la acción ritual a través de su modo de presencia y<br />

agencia en el mundo 65 . Si bien los trabajos Citro prestan atención al cuerpo “vivo”, en las<br />

experiencias vividas y en las percepciones que se dan a través de él, tomo de su propuesta<br />

aquellos aportes que me permiten entender a los cuerpos muertos como cuerpos en<br />

movimiento en tanto tienen un carácter activo y transformador. Así, el concepto embodiment<br />

del muerto 66 nos propone destacar del cuerpo muerto su entidad biológica y material, su<br />

construcción simbólica, y su significado representacional, al generar experiencias<br />

transformadoras en el contexto ritual a propósito del muerto, los deudos y demás allegados.<br />

De esta manera, utilizo el concepto de embodiment del muerto al referirme al cuerpo<br />

muerto en el contexto ritual, destacando su significación y capacidad de acción. Entonces,<br />

corresponde hablar de cadáver para hacer referencia al cuerpo muerto siempre y cuando se<br />

considere ajeno a un contexto ritual, y hablar de cuerpo para referir al cuerpo humano vivo.<br />

Esta triple distinción permite considerar al cadáver como un dis-embodiment, una<br />

desencarnación del sujeto que en el contexto ritual, en tanto embodiment, lo sigue encarnando.<br />

Así, sería el contexto ritual lo que vuelve a corporizar al cadáver, donde la percepción<br />

corporizada del mismo resulta del producto de las relaciones recíprocas que se dan entre el<br />

65 Muchos autores desde las ciencias sociales han trabajado con este concepto para focalizar sobre la experiencia<br />

corporal. Thomas Csordas (1999), por ejemplo, retomando las propuestas fenomenológicas desarrolladas por<br />

Merleau-Ponty de conocer el mundo a través del cuerpo, propone una distinción metodológica entre cuerpo y<br />

embodiment, para hacer referencia a los “múltiples modos de corporización y estilos de objetivación del cuerpo<br />

que son fundantes para la comprensión de la cultura” (1999: 145 ) (mi traducción del original en inglés). El<br />

cuerpo, una entidad biológica y material, estaría claramente diferenciado del embodiment, al cual denomina como<br />

“un campo metodológicamente indeterminado, definido por la experiencia perceptiva y por un modo de presencia<br />

y agencia en el mundo” (Ibíd.) (mi traducción del original en inglés). De esta manera, el embodiment, es según el<br />

autor, una herramienta metodológica para el análisis de las experiencias que se dan a través del cuerpo por parte<br />

del investigador en la práctica etnográfica. Aquí lo utilizo, en cambio, como un concepto que no hace referencia<br />

al cuerpo vivido, sino a su capacidad de generar sentimiento y prácticas asociadas al muerto.<br />

66 El concepto de embodiment es también utilizado desde la “arqueología del cuerpo”, como una forma de acceder<br />

a los “cuerpos vivientes del pasado” enfatizando sobre la experiencia sensorial, y los conceptos de emoción,<br />

agencia, y performance (Joyce, 2005; Sofaer, 2006; Gueggi, 2009).<br />

57


cuerpo en tanto materialidad y las significaciones y experiencias vividas por los dolientes y<br />

otros participantes en el contexto ritual.<br />

Por ello, entre las particularidades que se dan en el velatorio en tanto ritual de luto,<br />

destacamos, por un lado, que la muerte tiene presencia a través del embodiment del muerto y<br />

puede ser dicha, hablada, representada, experimentada y compartida socialmente a través de él.<br />

Por el otro, el embodiment del muerto ocurre en un espacio social de gestos, actitudes y<br />

prácticas tradicionales que lo genera, y le dan el elemento dinámico de sentido. De esta manera,<br />

su relación con el mundo se establece a través de su materialidad y los significados culturales a<br />

él asociados en ese contexto específico. Así, nuestros interlocutores manifiestan que las<br />

prácticas mortuorias habituales son obstaculizadas cuando no tienen un cuerpo dónde actuar:<br />

“Porque es muy distinto cuando tenés un familiar que se te va y velás ese cuerpo,<br />

lo tenés ahí, bueno, llorás, lo tocás… Te desahogás. Bueno, vos, sabés que lo<br />

despedís, lo tapan, lo llevan, lo ves y ya está. Vos sabés que quedó ahí. Y después,<br />

al cementerio” (María del Carmen, 01/09/10, madre de caído en Malvinas)<br />

“A mi me hubiese gustado en primer lugar, de haber sido así, haber podido darle<br />

una cristiana sepultura cosa que no se la pude dar, por esas cosas de la vida, pero<br />

bueno a veces las cosas son como son y no como uno quiere que sea” (Héctor,<br />

12/07/06, hermano de caído en Malvinas).<br />

“Ahora, por algo existe un velorio, un velatorio. Por más que vos lo pongas en un<br />

cajón, después cierres la cuenta del velatorio y te vayas a tu casa pero.... ehhh por<br />

algo existe ese ritual. Yo creo... no creo estoy convencida de que es necesario, ese<br />

momento del desgarro del dolor, total pero, uno necesita pasarlo, si no estás<br />

continuamente… es un dolor continuo” (María Fernanda, 26/06/07, hermana de<br />

caído en Malvinas).<br />

“Hay un duelo, un duelo que uno tiene que hacer cuando muere un ser querido. Yo<br />

vi el cuerpo de mi mamá, no como en el caso de mi hijo. Pero es como que… hasta<br />

que te hacés a la idea de que no hay regreso…. esto no lo podes hacer” (Mabel,<br />

17/07/08, madre de desaparecido).<br />

“No sé dónde están, tampoco están en el cementerio porque, como te digo, cuando<br />

voy a ver a mi marido y a mis padres… a mis hijos, ahí, no los tengo, ni tampoco<br />

los veo” (Lita, 05/01/10, madre de desaparecido).<br />

“Yo quisiera que ellos entendieran cuánto más a lo largo del tiempo se puede<br />

prolongar un dolor de treinta años de no tener el cuerpo y de no elaborar<br />

definitivamente el duelo, porque así yo esté sabiendo y esté y convencida de que<br />

esta muerto, la fantasía también existe. Pero… esta fantasía lo permite el hecho de<br />

58


no haber elaborado el duelo definitivo con el cuerpo, con el cuerpo, con los<br />

huesos, con lo que sea” (Graciela, 12/01/10, madre de desaparecido).<br />

Teniendo en cuenta que la performance del ritual mortuorio tiene tanto aspectos simbólicos<br />

-enfatizando sobre aquello que se quiere comunicar y expresar- como instrumentales -que<br />

contribuyen a consolidar determinadas creencias, valores y normas fundamentales para el<br />

grupo-, concluimos que quienes participan en la performance ritual habitan una experiencia que<br />

contribuyen a constituir las identidades (Citro, 2003:26). Así, sería su relación significativa con<br />

la muerte, y todos los valores, sensaciones, acciones y experiencias asociados a ello, junto al<br />

contexto ritual y el contexto social en el que aquel está inscripto, lo que significa y reestructura<br />

las relaciones sociales.<br />

De este modo, la carga material, afectiva y emocional que tiene el cuerpo muerto es<br />

transformadora en la práctica ritual, generadora de percepciones, y actitudes a propósito de la<br />

simbología del muerto, y de los dolientes. Donde el cuerpo y el ritual proponen, el contexto<br />

social le da el elemento dinámico de sentido. El ritual comunica a la vez que transforma y<br />

constituye un lugar de representación donde se encarnan los valores y normas que regulan los<br />

comportamientos de las personas. Por ello, el embodiment del muerto puede ser entendido<br />

como una performance inmóvil, en tanto posibilita “experimentar la muerte” en el escenario<br />

ritual, y es polo de experiencia y acción al estar atravesado por significados culturales. Ya que<br />

su materialidad es intervenida socialmente por las personas presentes en el escenario ritual,<br />

solo una perspectiva de estudio que comprenda el embodiment de los muertos, nos puede abrir<br />

el camino para entender cómo a través del contexto ritual, junto con las diferentes prácticas<br />

legitimadoras de la sociedad, el cuerpo adquiere la carga dinámica necesaria para que no sólo la<br />

muerte sea habitada, atendida y experimentada, sino para que también se activen los cambios<br />

en las clasificaciones y relaciones sociales quebrantadas por el hecho del deceso.<br />

Síntesis<br />

En este capítulo observamos de que manera, tanto la simbología como las prácticas<br />

mortuorias convencionales permiten un reconocimiento social de la muerte y el enfrentamiento<br />

directo a la pérdida irrefutable de un ser querido. Haber prestado atención a la práctica del<br />

velatorio como una fase especifica del proceso ritual a través del cual se produce la despedida<br />

y se posibilita la separación definitiva entre vivos y muertos, nos permitió entender que en las<br />

59


prácticas ejercidas alrededor del cuerpo muerto, se materializan los cambios que se producen<br />

en la condición del muerto y de los deudos, y en la actitud de la comunidad. En este sentido, el<br />

concepto de embodiment del muerto es sugerente al resaltar que el cuerpo muerto en el<br />

escenario ritual, al igual que el cuerpo vivo, también está atravesado por significados<br />

culturales, inserto en un contexto social determinado y en una serie de referencias culturales, y<br />

que tiene un carácter activo y transformador.<br />

Las reflexiones acerca de la práctica del velatorio nos sirven para entender las nociones<br />

nativas de muerte de nuestros interlocutores y las sensaciones, sentimientos y prácticas que<br />

pueden generarse por las circunstancias de la muerte, por un lado, y por la ausencia del<br />

embodiment del muerto, por el otro. En este sentido, las ideas de los autores que han trabajado<br />

las representaciones sociales acerca de las muertes después de las guerras nos permiten hilar la<br />

síntesis de este capítulo con los siguientes. Jacques Le Goff, por ejemplo, refiere que entre las<br />

manifestaciones significativas de la memoria colectiva se puede citar la aparición después de la<br />

Primera Guerra Mundial, del monumento al Soldado Desconocido con el objeto de proclamar<br />

“con el cadáver sin nombre la cohesión de la nación a la memoria común” (1991:172). Así<br />

también varios autores hacen hincapié en la ruptura que se produce, después de la Primera<br />

Guerra Mundial en las actitudes tradicionales frente a la muerte, en donde la matanza de gente<br />

sin precedentes, impulsó la construcción de monumentos y cementerios que combinaron el<br />

culto a los muertos y el sentimiento nacional (Ariès, 1999, Sthephens, 2007, Grant 2004),<br />

como observaremos en el caso de los caídos en Malvinas. Por el contrario, nos dicen Jelin y<br />

Lagland (2003:2) que a diferencia de los monumentos a las figuras heroicas de los períodos de<br />

construcción de la nación moderna, en Latinoamérica se dieron procesos políticos ligados a<br />

marcar espacios territoriales a través de memoriales y monumentos que recuerden a las<br />

víctimas de las dictaduras.<br />

Entonces, frente a la ausencia del cuerpo muerto, símbolo por excelencia a través del cual<br />

se realizan las prácticas mortuorias, se pueden producir innovaciones rituales para sobrellevar<br />

las pérdidas, ya sea atendiendo a la muerte o a la desaparición. A lo largo de esta tesis<br />

veremos de qué manera en este proceso de conformación de nuevos espacios sociales, el lugar<br />

que ocupan el grupo de pertenencia de los familiares en tanto comunidad de iguales, el Estado y la<br />

sociedad en general, juegan un rol fundamental. En el siguiente capítulo trabajaré<br />

específicamente con familiares de desaparecidos de la última dictadura militar y observaremos<br />

que la muerte es privada de formas rituales que le den sentido, por cuanto se hace referencia a<br />

60


las pérdidas a través de recursos simbólicos que, legitimados oficialmente, expresan al<br />

desaparecido, como un sujeto de ambigüedad existencial.<br />

61


Capítulo II.<br />

La muerte desatendida<br />

En este capítulo se observará un tipo de enfrentamiento a la muerte que denomino<br />

desatendida, en tanto, por la falta del cuerpo y la ausencia de su reconocimiento oficial, no es<br />

procesada a través de rituales que articulen adecuadamente el acontecimiento de la muerte, y<br />

atiendan al muerto y a los deudos en espacios de contención social. Se observará así, que en el<br />

caso de los desaparecidos, la muerte desatendida genera una ambigüedad existencial en el<br />

ámbito privado y una resistencia política a la aceptación de las muertes por la desaparición de<br />

los cuerpos, en la arena pública.<br />

La desaparición<br />

El término desaparición en la <strong>Argentina</strong> remite a una metodología empleada por parte de la<br />

última dictadura militar que implicó el secuestro y la detención clandestina de individuos 67 . La<br />

característica de la metodología de la desaparición de personas fue que después del secuestro<br />

se intentaba borrar todo rastro de las acciones cometidas para impedir el acceso a cualquier<br />

información verdadera sobre lo sucedido. El centro clandestino de detención (CCD) que<br />

constituyó la base de la política de desaparición de personas, se tornó en “la modalidad<br />

represiva del poder, ejecutada de manera directa desde las instituciones militares” (Calveiro,<br />

2006:27). La desaparición comenzaba con el ingreso a estos centros mediante la supresión de<br />

todo nexo con el exterior. El procedimiento común utilizado luego de la detención y la<br />

exposición de los desaparecidos a torturantes interrogatorios, era su asesinato. Los métodos<br />

elegidos para deshacerse de los cuerpos fueron arrojarlos al río o al mar, inhumarlos en fosas<br />

comunes en lugares desconocidos o en cementerios como N.N., en fosas comunes e<br />

individuales.<br />

67 Esta metodología se ha utilizado en la <strong>Argentina</strong> con anterioridad. Por ejemplo, fue empleada, no tan<br />

sistemáticamente, el gobierno de María Estela Martínez de Perón (1974-1976) en dónde a través de la AAA<br />

(Alianza Anticomunista <strong>Argentina</strong>) y el Comando Libertadores de América, el estado organizó una forma de<br />

represión, financiada por él y apoyada por las Fuerzas Armadas y de Seguridad, que consistía en asesinatos o,<br />

secuestros seguidos de asesinatos, de militantes de izquierda. Pero a diferencia de la metodología empleada en el<br />

gobierno dictatorial de 1976-1983, luego de los asesinatos se comunicaban las muertes y aparecían los cuerpos de<br />

las víctimas (Cohen Salama, 1992). En este sentido, dice Crenzel que las desapariciones implicaron un quiebre en<br />

la historia de la violencia política en la <strong>Argentina</strong>, “al desplazar la presencia pública y con responsables de la<br />

muerte política por su ejercicio clandestino y anónimo” (2008:35).<br />

62


Como la característica de esta metodología fue que luego de los asesinatos no se<br />

comunicaron las muertes ni aparecieron los cuerpos, su ausencia no solo no permitió un<br />

conocimiento claro sobre el hecho y la forma de la muerte, sino que obstaculizó a los familiares<br />

la realización de cualquier rituales mortuorio, como los referidos en el capítulo anterior. De<br />

esta manera, en un principio la figura del desparecido, que hace referencia a aquella persona<br />

que fue sustraída de la vida social y de la cual no se tiene conocimiento de su paradero, era<br />

sinónimo de búsqueda. En marzo de 1977, Familiares de Desaparecidos publica su primera<br />

solicitada en los diarios La Nación y La Opinión, a través de un recuadro que recordaba el<br />

primer aniversario del Golpe de Estado y reclamaba la “aparición con vida” de los<br />

desaparecidos y la libertad de los presos políticos 68 . De la misma manera, la consigna que<br />

afirmó en 1980 Madres de Plaza de Mayo, "aparición con vida" significaba, por parte de las<br />

Madres, seguir reclamando con vida a sus hijos ante la falta de explicación gubernamental<br />

sobre su destino. No se quería hablar todavía de la muerte:<br />

[...] En el '80 afirmamos nuestra consigna de aparición con vida. Porque cuando le<br />

dieron el Premio Nobel a Adolfo Pérez Esquivel, Emilio Mignone había salido con<br />

él e iba diciendo por toda Europa que los desaparecidos estaban muertos [...] Pero<br />

nosotras no queríamos darle esa oportunidad a la dictadura de que ya empezáramos<br />

nosotros a decir que estaban muertos cuando todavía nadie nos había dicho qué<br />

había pasado con ellos. 69<br />

Una vez que los familiares tuvieron conocimiento de la existencia de los centros<br />

clandestinos de detención, y de las torturas ejercidas sobre detenidos/desaparecidos, la<br />

búsqueda implicó también la esperanza de encontrarlos caminando por la calle, perdidos:<br />

“Yo iba por cualquier lugar, veía a un muchacho y me parecía que era él. Hasta<br />

que una vez iba con el coche, me paro en la Avenida Rivadavia, iba un pordiosero<br />

caminando y digo «Uy ése es Norberto». Porque vos te hacías la idea de que si lo<br />

habían torturado o algo capaz no estaba bien de la cabeza y andá a saber por<br />

dónde andaría. Porque también estaba, esa era la ilusión que nos hacíamos todos<br />

los familiares «¿A ver si por la tortura perdieron la memoria y no saben quién es y<br />

anda por ahí perdido?» Entonces yo iba por la calle mirando por todos lados a ver<br />

si lo veía. Bueno te cuento de este pordiosero. Paro el coche, me bajo, lo miro. Y yo<br />

le miraba los ojos viste porque él estaba con barba y todo. Me dice « ¿Qué me<br />

mira?», «No, no, perdonáme te confundí con otra persona». Agarré bueno me fui,<br />

digo “Bueno me estoy volviendo yo loco, lo veo a Norberto por todos lados” (Julio,<br />

02/06/09).<br />

68 En www.desaparecidos.org/familiares/historis.html<br />

69 Hebe de Bonafini, Documento “Historia de las Madres de Plaza de Mayo", en www.madres.org.<br />

63


Dentro de esta búsqueda podían recurrir a videntes como método alternativo para obtener<br />

información sobre el paradero de sus seres queridos. Aunque esta práctica era muy común en<br />

los primeros años seguidos a la desaparición, hay casos en que los familiares continúan<br />

recurriendo a ellos para hallar datos sobre la forma de muerte, la ubicación del cuerpo o para<br />

tener algún tipo de comunicación con el familiar, como retomaremos más adelante.<br />

Entonces, mientras al principio se buscaba al desaparecido con vida, con el paso del<br />

tiempo, los testimonios de los ex detenidos, el informe Nunca Más (1984), el Juicio a las Juntas<br />

(1985) 70 , y las identificaciones del EAAF luego de las exhumaciones de cadáveres enterrados<br />

clandestinamente, fueron acercando a los familiares a la idea de que los desaparecidos estaban<br />

muertos. Por lo tanto, esta categoría, que en un principio llevaba a la búsqueda del familiar<br />

desaparecido, se fue transformando en una figura política, socialmente reconocida, que si bien<br />

sigue remitiendo a la búsqueda, implica en la actualidad la búsqueda del cuerpo y de la<br />

memoria, la verdad y la justicia. Esta fuerza de acción, de carácter tripartito, le fue ganando<br />

lugar a la consigna “aparición con vida” y se transformó en el símbolo de acción social por<br />

excelencia asociado a la desaparición. Es entonces el motor de lucha que impulsa a Familiares<br />

de desaparecidos a la realización de prácticas que buscan el conocimiento acerca de lo que<br />

“verdaderamente” sucedió, que reclaman el juicio y castigo a los culpables, y propagan la<br />

memoria como práctica de reconstrucción de las identidades avasalladas. Estas categorías<br />

nativas, memoria, verdad y justicia, se retroalimentan recíprocamente generando espacios de<br />

acción ritual y condensándose en un mismo símbolo a través del cual se da sentido a la pérdida.<br />

Asimismo, se legitima la palabra desaparición como nueva categoría y condición social de<br />

existencia liminal, que como observaremos más adelante, en términos de ciudadanía tiene<br />

consecuencias legales y políticas concretas.<br />

Memoria, verdad y justicia<br />

Familiares de Desaparecidos es una organización que además de producir un discurso en<br />

clave de denuncia humanitaria, como señalamos en la Introducción, se ha caracterizado por 1) la<br />

reivindicación de la militancia de sus familiares desaparecidos; 2) el reclamo de la “aparición<br />

con vida” de los desaparecidos y la libertad a los presos políticos; y 3) la no aceptación pública<br />

de las muertes hasta que no aparezcan los cuerpos y los culpables. La reivindicación de la<br />

70 Los juicios a los militares responsables de los crímenes cometidos continúan en la actualidad.<br />

64


militancia de sus familiares desaparecidos por parte de una organización que se encuentra<br />

comprometida políticamente desde sus inicios es un factor clave para entender la intención de<br />

mantener al desaparecido en tanto un sujeto activo, como parte de la búsqueda de la verdad y la<br />

lucha política contra la dictadura.<br />

El nombre de la organización pone en evidencia su compromiso político, y la importancia de<br />

mantener vigente la palabra desaparición:<br />

“¿Cómo se llama mi organismo? Familiares de Desaparecidos y Detenidos,<br />

porque nosotros peleamos toda la vida por los desaparecidos y por los detenidos,<br />

El único organismo que tiene la palabra “desaparecidos” somos nosotros” (Hugo,<br />

17/11/06).<br />

Hay que destacar que una de las características esenciales del organismo es haber<br />

reconocido desde un principio que sus familiares desaparecidos y detenidos tenían, en su<br />

mayoría, una estrecha vinculación con la política y la lucha popular 71 , por lo que, al elegir el<br />

nombre de la organización, agregaron "por razones políticas", asumiendo esa realidad que<br />

reconocían y de la cual estaban orgullosos. Es por ello que desde sus primeros años, Familiares<br />

no sólo luchó por la búsqueda de los desaparecidos sino que se ha vinculado también con otros<br />

sectores sociales que ellos consideran igualmente golpeados en sus derechos:<br />

“A nosotros nos gusta decir que somos el puente entre las necesidades y las<br />

autoridades… Familiares es uno de los precursores de que haya salido la Ley<br />

Patria Grande de documentación para los extranjeros, ¿eh? Ojo al buey, hemos<br />

trabajado en las cárceles, tengo ahí tarjetas de asesores de trabajo para gente que<br />

está a disposición del Servicio Penitenciario, de educación, hemos ido a pelear<br />

para ver como se reinserta esa gente…” (Hugo, 17/11/06).<br />

Observamos entonces que trabajan manteniendo la misma línea ideológica de sus familiares<br />

ausentes que, como habíamos señalado, tenían en su mayoría una estrecha vinculación con la<br />

lucha popular. De la misma manera, señala Antonius Robben acerca de las Madres de Plaza de<br />

Mayo, que empezaron a verse a sí mismas como la encarnación de los ideales y las luchas de<br />

sus hijos, por lo que el espíritu de los desaparecidos “representa su renovada reencarnación y<br />

su continua presencia en el mundo de la política” (2006: 34-35). En este sentido, militar por la<br />

memoria, la verdad y la justicia, y tener una estrecha vinculación con la lucha popular, podría<br />

aliviar las culpas que sienten muchos familiares por la desaparición de sus seres queridos:<br />

71 Me refiero con lucha popular a las demandas contra las injusticias sociales que se asocian con la mitología de la<br />

lucha antiimperialista y de los proyectos socialistas de liberación nacional de la décadas del ‘50 y ’60.<br />

65


“Esto de por qué yo le pegaba a la foto de Daniel, el tiempo que venía llorando y<br />

le pegaba… «si te hubiera cuidado más», mi hermano era más chico que yo, yo<br />

empecé a boludear con eso de la militancia ¿sabés Laurita las veces que yo he<br />

entrado por esa puerta y con lágrimas así en los ojos le pegaba trompadas y le<br />

decía «dejáme en paz, no puedo más» a la foto de mi hermano?... las culpas que<br />

ellos hicieron sentir, yo era el culpable de lo que había pasado” (Hugo, 17/11/06).<br />

Al igual que Hugo, Irma nos cuenta acerca de las culpas de su marido Julio, por la<br />

desaparición de su hijo:<br />

“Aparte, él fue militante político, le gustó la militancia, siempre, no es que<br />

actuara mucho pero, siempre estuvo en la militancia. Entonces, ya, lo tiene como<br />

incorporado, viste. Con lo que pasó con el hijo que, muchas veces, se echa la<br />

culpa porque dice que, por él, al hijo le pasó esto porque, sino, si el hijo no<br />

hubiera visto entusiasmo de él y, cómo actuaba, posiblemente no hubiera estado<br />

en esto” (Irma, 20/01/10).<br />

De esta manera, militar para honrar y reivindicar a sus familiares deviene en una relación<br />

especial que genera un tipo de ayuda mutua y una dependencia continua entre vivos y muertos.<br />

Así, los desaparecidos protegen a los vivos, como observaremos a continuación, y los<br />

familiares los reivindican continuamente como seres generosos y altruistas:<br />

“Porque a vos te hacen aparecer al desaparecido como un loco tira bombas. No,<br />

eran seres humanos (énfasis mío) que pensaban que un país mejor era posible.<br />

Muchas veces venía Norberto y me decía « ¿Papá por qué tanta diferencia? Yo<br />

tengo una linda cama, una casa con ustedes, como comida caliente y estos chicos<br />

de la villa no tienen ni casa, no tienen nada. No comen y viven así ¿Por qué esa<br />

desigualdad?» Un día yo vengo de la fábrica y veo sentado en la mesa nuestra<br />

comiendo él con dos chicos más. Digo « ¿Irma quiénes son esos chicos?», «No, son<br />

chicos que los trajo Norberto». Entonces viene él y me dice «Papá, viejito no te<br />

enojes ¿Sabés por qué los traje a estos dos chicos? Estaban acá, estaban tirados<br />

ahí en el suelo, hace como dos semanas que no comen. Muertos de frío, los traje<br />

para que coman un plato de comida caliente». Mirá vos qué sentimientos tenía,<br />

mirá qué subversivo. Era una criatura con unos sentimientos, con una dedicación<br />

por el otro impresionante. Prácticamente con las características de toda la<br />

juventud que desapareció. Se preocupaban más por los demás que por ellos<br />

mismos” (Julio, 02/06/09).<br />

“Para poder hacer eso, necesitás tener un compromiso de vida y no pensar en<br />

vos… Vos tenías que tener cierta entrega porque de lo contrario no hubieras hecho<br />

las cosas que hiciste” (Graciela, 12/01/10).<br />

66


“Su formación más desde lo humanista era a partir del análisis del Evangelio. Y<br />

después, dentro de la militancia en la facultad” (Lita, 13/10/06).<br />

“¿Qué te puedo decir de mi hermano?... Le gustaba jugar a la pelota y que nos<br />

compraban los zapatitos con cordoncito, que yo, los perdía y mi vieja me cascaba.<br />

Un día se me pierden los cordones y me siento en la calle llorando, él, se acerca<br />

para decirme que no llore. Ese Daniel que se paraba y le brillaban los ojitos y me<br />

hablaba de la libertad, con ganas, desde esa juventud. De eso puedo hablar de mi<br />

hermano, cuando era chiquito era de Independiente, como yo, y le ofrecieron un<br />

globo en un cumpleaños y se hizo de San Lorenzo. Le gustaban las chicas y, dos<br />

por tres, tenía que cubrirlo en alguna cagada que se mandaba y, él, me cubría a<br />

mí. De eso hay que hablar para plantear lo del genocidio, Laura. Se mató a esa<br />

gente, ves. ¿Por qué pasó lo que pasó? ¿Cuál fue el pecado?, ¿Qué estábamos<br />

haciendo de malo?” (Hugo, 29/12/09).<br />

En este trabajo de la memoria, en donde se narran las características de los desaparecidos<br />

en el quehacer de la vida cotidiana, y se los presenta como “seres humanos” preocupados por<br />

el bienestar general de la sociedad, se niegan sus muertes hasta la aparición de los cuerpos y la<br />

condena a los culpables. Después de todo, nadie quiere encontrarse con la situación de tener<br />

que “matar” a su ser querido:<br />

“Cuando yo me haga cargo de la muerte yo lo estoy matando, si mi hermano está<br />

muerto que venga el tipo que lo mató y me diga por qué, cuándo y dónde” (Hugo,<br />

13/07/ 2007).<br />

“Es muy doloroso para uno. Porque uno lo está dando por muerto, que es lo que te<br />

decía yo hoy. Que lo diga el estado. Nosotros por ejemplo, para cobrar la<br />

indemnización la cobraron mis nietos y mis nueras, y en un principio para cobrar<br />

la indemnización había que hacer la sucesión, y yo la peleé, la peleé,<br />

institucionalmente, que nos teníamos que oponer, porque la sucesión se hace con<br />

los muertos. Entonces, tanto que peleamos para no darlos por muertos y ¿vamos a<br />

hacer una sucesión?” (Mabel, 17-07-08).<br />

“Están desaparecidos, porque nosotros, en las marchas decíamos, con vida los<br />

llevaron, con vida los queremos, es una negación de la muerte por el cuerpo”<br />

(Lita, 13/10/2006).<br />

“Casi te diría, en la época de lo virtual, es virtual…yo puedo estar muy<br />

convencida, te lo puedo expresar en palabras, te lo puedo decir, pero existe ese<br />

pequeño rinconcito de fantasía que significa no poder elaborar definitivamente el<br />

duelo” (Graciela, 05/08/09).<br />

67


Así los familiares se enfrenaron a la pérdida de sus seres queridos a través de un marco<br />

simbólico de interpretación en dónde se legitima la lucha política en el contexto del gobierno<br />

dictatorial, se reivindican los ideales políticos de sus parientes, se reafirma el compromiso con<br />

otros sectores sociales necesitados, se reclama el reconocimiento de los asesinatos por parte de<br />

los asesinos y se niegan las muertes hasta que no aparezcan los cuerpos ni los culpables.<br />

Entonces, el símbolo de desaparició, fue constituyéndose en una herramienta discursiva clave<br />

en sus manifestaciones de repudio no sólo a la dictadura militar sino a las injusticias sociales<br />

en general 72 . Así, con sus tres términos claves, memoria, verdad y justicia, este símbolo de<br />

ambigüedad estructural, que refiere tanto a la vida como a la muerte, remite a la búsqueda del<br />

conocimiento del estado de los seres queridos secuestrados, cuyos ideales políticos, expresión<br />

de una generación idealista aniquilada, no sólo son reivindicados sino plasmados en el<br />

compromiso político que tienen el organismo actualmente con la sociedad. De este modo, los<br />

familiares militan para que, entre otras cosas, los responsables de las desapariciones, y<br />

asesinatos sean procesados judicialmente, y las primeras no devengan en muerte en tanto esto<br />

suceda. Esta forma de interpretar lo acontecido bajo la dictadura es materializada en diferentes<br />

prácticas que, como observaremos a continuación, presentan a sus seres queridos como<br />

víctimas de la dictadura, y dramatizan a la desaparición como un estado especial en el<br />

transcurso del ciclo vital de sus parientes muertos.<br />

La muerte desatendida<br />

Para aquellos que no tuvieron la posibilidad de recuperar el cuerpo, su ausencia y la falta de<br />

signos de la muerte que impiden su reconocimiento social puede dificultar la realización de<br />

rituales mortuorios colectivos, la agregación del muerto “en el mundo de los muertos” y la<br />

reintegración del deudo en tanto tal en el seno de la sociedad. El muerto que es a la vez un<br />

vivo, o que no es ni muerto ni vivo, nunca se llega a integrar en el mundo de los muertos y esto<br />

obstaculiza que el deudo pueda reintegrarse adecuadamente en la vida social y reemplazar el<br />

vínculo quebrantado (Panizo, 2003, 2005). La falta del ritual y del reconocimiento social de la<br />

muerte, produce la falta de “la compasión colectiva” ya que “aquellos que deberían<br />

72 Familiares de Desaparecidos, además de comprometerse con la lucha popular, se ha involucrado y solidarizado<br />

con otros sectores sociales como familiares de víctimas del atentado a la AMIA y ex combatientes de Malvinas.<br />

68


solidarizarse con el dolor” optan por silencio, la ignorancia o negación de la situación De esta<br />

manera, el momento de duelo de los desaparecidos “no tuvo el carácter social y colectivo que<br />

suele tener la muerte, por lo que fue un dolor solitario” (da Silva Catela 1998:97).<br />

De esta manera los familiares distinguen dos tipos de acercamientos opuestos a la pérdida,<br />

lo que ellos llaman “el lógico” o el “racional”, que acepta la muerte, y el “irracional”, el<br />

afectivo, el que surge “de adentro”, donde está la esperanza. Cuando le preguntamos a Hugo<br />

hasta cuándo esperó a su hermano con vida, nos contesta con más preguntas, haciendo<br />

referencia al año en que el EAAF identificó su cuerpo:<br />

“¿Si te digo que hasta el año 2000? ¿Vos creés que se parten las lógicas y las<br />

ganas?(negrita agregada) ¿Que somos tan fuertes y para adentro cada cual somos<br />

tan diferentes que lo lógico del pensamiento de la estructura de vida que te tocó<br />

vivir te daba una apuesta y adentro querer ser más light y tener más ganas?”<br />

(Hugo, 17/11/06).<br />

De la misma manera, otros familiares hacen referencia a estas dos formas de enfrentar<br />

la pérdida:<br />

“No, no hay duelo, yo siempre digo acá [señala el cerebro] yo se que Alejandro<br />

está muerto, pero acá, acá, acá, o donde sea [señala el pecho, al corazón] no,<br />

porque lo racional [negrita agregada] es una cosa, y lo afectivo o lo sensitivo<br />

[negrita agregada] es otra cosa totalmente distinta” (Mabel, 16/07/08).<br />

“Claro, claro. Mi hijo, pobre Claudio… lo tenía clarito. Él me decía: «mamá, no<br />

lo busques vivo». Yo, me ponía mal, viste. Digo: «a mí, si no me lo dicen…»”<br />

(Irma, 20/01/10).<br />

Entonces, hasta que no aparece el cuerpo y la información específica sobre la muerte, estos<br />

dos tipos de acercamiento a la pérdida interactúan como modos posibles de realidad. Esta<br />

ambigüedad existencial, junto con la falta de prácticas específicamente mortuorias referidas a<br />

los desaparecidos en general, bloquea el desarrollo del pasaje del sujeto ritual de la vida hacia<br />

la muerte.<br />

da Silva Catela se ha referido al fenómeno de la desaparición en términos de muerte<br />

inconclusa, ya que según la autora “los familiares de desaparecidos durante muchos años<br />

esperan, buscan y abren espacios” (1998:95). Así, este término hace referencia a un proceso<br />

de muerte que pudo haber empezado, pero no concluyó. Es interesante esta apreciación ya que,<br />

al permanecer el desaparecido al margen, al límite de lo que podría ser pero no es, faltan las<br />

69


fases de agregación que concluyen el ritual de paso. Siguiendo esta línea interpretativa, y<br />

enfatizando sobre la falta del reconocimiento social de la muerte, propongo hablar de muerte<br />

desatendida, cuando la muerte se convierte en un fenómeno al que no se le presta atención<br />

ritual. Enfatizando entonces, en los rituales mortuorios colectivos y descriptos en el capítulo<br />

anterior, hablo de muerte desatendida en los casos en que no hay un muerto al que se le pueda<br />

rendir culto, y no se producen las prácticas rituales que brinden apoyo y contención a los<br />

deudos. La muerte inconclusa y la muerte desatendida son dos categorías que se<br />

complementan, ya que dan cuenta de un tipo de enfrentamiento a la pérdida que puede<br />

implicar, en el caso de la primera, una muerte que no tuvo un cierre y, en el de la segunda, una<br />

que no cuenta con espacios sociales para habitarla, y donde se legitime el estado del<br />

desaparecido en tanto muerto, a través de una acción colectiva. En este sentido, concebimos a<br />

la muerte desatendida, como el opuesto a la muerte socialmente reconocida.<br />

Liminalidad<br />

Como en la muerte desatendida no se producen acciones rituales que ubiquen a los<br />

muertos y a los deudos como tales respectivamente dentro de la estructura social, se trata de<br />

una muerte que al no a tener un cuerpo presente, tiene aspectos ambiguos y paradójicos. En<br />

este sentido, los desaparecidos pueden conceptualizarse como seres liminales, que están por<br />

ser o que son y no son al mismo tiempo. Como habíamos señalado, Víctor Turner, en sus<br />

análisis de los rituales de paso, desarrolla las propiedades socioculturales de la fase de<br />

transición, que llamará liminal (1997). Cuando el autor describe el estado de liminalidad por el<br />

que pasan los jóvenes ndembu en los rituales de circuncisión, los sitúa también en un estado de<br />

ambigüedad y paradoja. Generalmente se los recluye de manera total o parcial, lejos del ámbito<br />

de los estados y estatus culturalmente definidos y ordenados. No están ni aquí ni allá, o tal vez<br />

en ningún sitio. Así, los seres liminales no tienen nada, ni estatus, rango o situación de<br />

parentesco y pertenecen al “reino de la posibilidad pura” (ibíd:107). De la misma manera, los<br />

desaparecidos pertenecen a este orden de lo interestructural, no están ni vivos ni muertos, pero<br />

vivos y muertos al mismo tiempo, no están ni aquí ni allá y están en todos lados.<br />

En la fase liminal de los rituales mortuorios, los sujetos rituales presentan este estado de<br />

ambiguedad. Un claro ejemplo de liminalidad, nos ofrece Barley (2000) cuando señala que los<br />

toraya de Sulawesi (Indonesia) acostumbran a mantener al cuerpo del difunto, a quien<br />

consideran que está durmiendo, dentro de la casa durante varios años hasta que la abandona y<br />

70


se completa el ciclo ritual. Los Dayaks de Borneo, Indonesia (Hertz, 1990), a través de la<br />

sepultura provisional, como ya he mencionado, nos dan cuenta de un período en el que todavía<br />

la muerte no se ha consumado y se trata al difunto como si estuviera vivo. Es, luego, la<br />

sepultura definitiva lo que permite el acceso del muerto al mundo de los muertos, lo que van<br />

Gennep llama fase de agregación. También está claro el proceso de liminalidad por el que pasa<br />

el difunto trobriandés (del noroeste de la Melanesia) en el momento del velatorio donde,<br />

sumergido en una tumba, recibe la vigilia de su viuda. A la noche siguiente del deceso, el<br />

cuerpo es exhumado, se le extraen algunos huesos y recién luego de una segunda exhumación,<br />

los huesos son depositados en el lugar definitivo (Malinowski, 1975:149). Había referido<br />

también en el capítulo anterior, que en nuestra sociedad el estado de liminalidad transcurre<br />

generalmente en el velatorio, el espacio social donde el muerto todavía convive con los vivos y<br />

no ha pasado aún al mundo de los muertos. Dentro de este marco, al desaparecido como<br />

persona liminal, que da cuenta de una muerte desatendida y se encuentra al límite de la vida y<br />

de la muerte, se lo puede relacionar con una persona convaleciente, que está por morir, pero no<br />

muere, o como alguien que quedó suspendido en el tiempo (Panizo, 2003). En este sentido,<br />

Mabel refiere a este estado de suspensión:<br />

“A mi me resulta muy difícil tener que hablar de Alejandro en el pasado (negrita<br />

agregada), trato de no tener que usar verbos cuando hablo de él. Yo durante<br />

muchos años evité hablar de Alejandro en pasado, buscaba la forma… porque no<br />

podía hablar de él en presente porque era ridículo, pero me negaba a hablar del<br />

pasado porque era como que yo lo estaba matando como que yo estaba diciendo<br />

“Alejandro no está más” (negrita agregada) entonces, en vez de decir Alejandro<br />

cumpliría tantos años” decía, “Hoy es el cumpleaños de Alejandro”, hoy hace<br />

tantos años que nació” (Mabel, 25/10/06).<br />

Retomando las características de los neófitos ndembu en el estado de liminalidad, Turner<br />

destaca al grupo como una comunidad de camaradería que trasciende distinciones de rango,<br />

edad y parentesco (1997:112). En el caso de Familiares de Desaparecidos, la búsqueda<br />

individual de sus hijos se transformó en una búsqueda colectiva, conformándose un grupo de<br />

iguales. Como afirma da Silva Catela:<br />

“A partir de un drama familiar consiguen nacionalizar y universalizar un problema<br />

poniendo en juego las estructuras elementales de una sociedad, generando sistemas<br />

de representaciones y prácticas inéditas, así como nuevas identidades y estrategias<br />

de acción” (2001:22).<br />

71


Esta búsqueda colectiva introdujo a los familiares en la arena pública desde los inicios de la<br />

organización. Nuestros interlocutores recorrieron así dependencias del Estado, Iglesias y<br />

Organismos de Derechos Humanos en la búsqueda de sus seres queridos, a la vez que<br />

trabajaban para la liberación y apoyo a los presos políticos. Una vez organizados, viajaron al<br />

interior del país para contactarse con otros familiares y buscaron el apoyo y el trabajo conjunto<br />

con organizaciones políticas, gremiales, profesionales, y estudiantiles. Terminada la dictadura,<br />

mantuvieron reuniones con la CONADEP para realizar aportes a la investigación acerca de la<br />

suerte de los desaparecidos. Colaboran activamente en los juicios en el interior y el exterior,<br />

como en Italia y España. Trabajan hoy en día por los derechos humanos de otros sectores<br />

sociales y realizan marchas, actos y varias actividades, bajo la triple consigna señalada. En este<br />

sentido, para los familiares, la militancia en el organismo hizo que en la vida cotidiana haya un<br />

desplazamiento de las prácticas domésticas a las públicas. Nos señala da Silva Catela, que<br />

como la desaparición y el secuestro generaron la necesidad de inserción en un nuevo mundo<br />

que sea el suficientemente estable, se constituyeron nuevos espacios sociales y de interacción<br />

(2001:110-111). De esta manera, Familiares de Desaparecidos, entendido para nuestros<br />

interlocutores como “el segundo” o “el primer” hogar, se transformó en el espacio de<br />

interacción social por excelencia en el cual se posicionaron para reclamar por la memoria, la<br />

verdad y la justicia.<br />

El estado de camaradería, presente en la posición liminal de los familiares de los<br />

desaparecidos, tiene según mi análisis dos aspectos importantes. Por un lado, permite lazos de<br />

unión entre los familiares, que los constituye como grupo específico de lucha y refuerza<br />

vínculos de solidaridad mutua. Por otro lado, esta camaradería no permite distinción. Así, los<br />

familiares manifiestan que el desaparecido puede confundirse en un hecho colectivo y les<br />

resulta muy difícil pensar en lo individual:<br />

“Uno el caso personal lo abandona totalmente (negrita agregada), vos pensás en<br />

el conjunto, nunca pensás en uno solo… pero cuando te toca enfrentar esta cosa de<br />

Alejandro, uno no la puede socializar. Eso es lo que uno no está preparado para<br />

afrontar. Por esa cosa de lo colectivo, yo cuando tengo que hacer algo en<br />

particular por Alejandro, nunca puedo” (Mabel, 16/07/08).<br />

“Lloré, alguna vez, porque me daba cuenta que, de tanto hablar de los 30.000, no<br />

nombraba nunca a mis hijos. Eran 30.000, en todos lados a los que iba hablar,<br />

con diputados, en los actos…, porque yo en Italia lloraba muchas veces, siempre<br />

72


los treinta mil, los treinta mil, y un día me dije «nunca nombro a Adriana y a<br />

Miguel Ángel», siempre eran los treinta mil (negrita agregada) y no nombraba a<br />

mis hijos, con su nombre” (Lita, 13/10/06).<br />

“Como que la identidad, lo individual, pasa a segundo plano y es lo colectivo”<br />

(Graciela, 12/01/10).<br />

Dado este conflicto que se produce entre lo individual y lo colectivo, Hugo<br />

manifiesta la necesidad de “desaparecer al desaparecido”, en tanto sujeto colectivo que no<br />

tiene identidad individual:<br />

“Nosotros somos un organismo que desde muchos años queremos desaparecer al<br />

desaparecido. Yo quiero desaparecer al desaparecido, desaparecido te enferma,<br />

(negrita agregada) entonces veinte años tuve un amigo invisible” (Hugo,<br />

17/11/06).<br />

Lo que también es propio del desaparecido en tanto sujeto liminal es que no queda<br />

descansando simbólicamente en un lugar único y fijo, como sería en un cementerio, sino que<br />

está suspendido en uno y otro lugar al mismo tiempo, según la fecha y el lugar en donde se lo<br />

recuerde: “Los familiares no tienen un monumento único para realizar el culto a la muerte sino<br />

tiempos fragmentarios relacionados con momentos determinados” (da Silva Catela, 2001:158).<br />

De esta manera, dice la autora, los monumentos, y placas, aunque sean colectivos,<br />

“individualizaron al desaparecido devolviéndole el nombre y su historia personal” y junto con<br />

las fotos, substituyen las sepulturas individuales (da Silva Catela 1998:102). Sin embargo,<br />

observé en el caso de nuestros interlocutores, que si estos momentos fragmentarios a los que se<br />

refiere la autora carecen de espacios específicos que contrarresten la conmemoración colectiva<br />

y reafirmen la muerte individual, no enfatizan la muerte sino la desaparición, por lo que no es<br />

posible identificarlos con prácticas que tienen el objeto de rendir culto a la muerte sino que,<br />

contrariamente, refuerzan la liminalidad, demarcando públicamente el estado social del<br />

desaparecido dentro de esta clase. Asimismo, aquellos espacios físicos como las plazas o los<br />

monumentos en los que se conmemora a los desaparecidos, los he llamado espacios físicos de<br />

la liminalidad (Panizo, 2003:38), enfatizando la ambigüedad existencial de los sujetos que se<br />

recuerdan en estos espacios determinados 73 .<br />

73 A aquellos espacios físicos como las plazas, los homenajes en las facultades, los monumentos etc., da Silva<br />

Catela los ha llamado, territorios de la memoria ya que son espacios fìsicos en los cuales los familiares “dejan<br />

huellas”, “se sitúan”, “acentúan identidades y espacios”. Frente a la idea estática asociada al concepto de lugar,<br />

dice la autora, con la idea de territorio se focaliza sobre las relaciones y los procesos de construcción y producción<br />

73


Las Rondas<br />

Todos los jueves desde 1977 a las 15:30, las Madres de Plaza de Mayo con sus pañuelos<br />

blancos en la cabeza, marchan en círculo, durante media hora, en la Plaza de Mayo, alrededor<br />

de la Pirámide, sobre un piso que lleva pintados pañuelos blancos también alineados en forma<br />

circular. Allí, donde veinticinco años atrás se encontraban solas, reunidas en un banco, o<br />

caminando en actitud de reclamo por sus hijos desaparecidos, hoy lo hacen agrupadas con<br />

actitud ritual, con los pañuelos blancos que las identifican 74 . Pero hoy en día las Madres de<br />

Línea Fundadora marchan distanciadas de las de la Línea liderada por Hebe de Bonafini,<br />

aunque el objetivo y la causa que las une en la marcha haya sido el mismo:<br />

[...] A todas nos habían llevado los hijos, a todas nos pasaba lo mismo, habíamos<br />

ido a los mismos lugares. Y era como que no había ningún tipo de diferencia ni<br />

ningún tipo de distanciamiento. Por eso es que hoy nos sentíamos bien. Por eso es<br />

que la plaza agrupó. Por eso es que la plaza consolidó 75 .<br />

Entonces, al tiempo que el grupo de Madres se identifican por la categoría de la<br />

desaparición, presentan discrepancias en sus formas de lucha y se escinde en la marcha,<br />

expresando al mismo tiempo los valores y contradicciones del grupo afectado.<br />

Asimismo, resulta significativo recordar que la Plaza de Mayo es un espacio<br />

simbólicamente relevante en la historia argentina, ya que similarmente a la Pirámide de Mayo,<br />

no sólo es escenario de celebraciones y festejos sino también es el centro de reclamos y<br />

manifestaciones políticas donde se dramatizan las contradicciones y tensiones estructurales de<br />

la sociedad 76 . Al remitir esta plaza al simbolismo del centro, el “punto fijo” que orienta el ritual<br />

(Eliade 1981:15), la Pirámide de Mayo asociada a la Ronda de los Jueves no sólo destaca un<br />

territorio del “medio cósmico circundante” haciéndolo cualitativamente diferente (Ibíd.:18)<br />

de la memoria, así como también sobre las asociaciones metafóricas que resultan de este concepto como las ideas<br />

de “conquistas”, “disputas” y “soberanía” (2001:161). Claudia Feld, para hacer referencia a las imágenes del<br />

juicio a los ex comandantes en la <strong>Argentina</strong>, habla de escenario de la memoria al poner énfasis sobre la puesta en<br />

escena y la tensión dramática en este espacio donde se hace oír a un público determinado un relato verosímil sobre<br />

el pasado (2002:5). Desde una perspectiva complementaria a estos dos conceptos, que remarcan tanto los<br />

procesos de construcción de los espacios sociales, como la puesta en escena de los actores para dramatizan su<br />

pasado reciente, los llamo espacios físicos de la liminalidad, ya que en ellos se representan a los desaparecidos<br />

como seres ambiguos y paradójicos, que hacen referencia tanto a la muerte como a la vida.<br />

74<br />

Para profundizar sobre el origen de las rondas, consultar Inés Vázquez (ed.), 2006 y Jean-Pierre Bousquet,<br />

1983.<br />

75<br />

Hebe de Bonafini, "Historia de las madres de Plaza de Mayo" en Home Page de las Madres, www.madres.org.<br />

76<br />

Para profundizar sobre el simbolismo político de la Plaza de Mayo, consultar Sivia Sigal (2006).<br />

74


sino que demarca al grupo como una comunidad social diferenciada, que en oposición al resto<br />

de la sociedad y en reclamo al Estado por lo sucedido en la dictadura, se unifica y solidariza. Es<br />

así como algunos familiares como Graciela, repudian que los familiares de las víctimas del<br />

incendio en la discoteca Cromagnon 77 se hayan apropiado de ese espacio de resistencia:<br />

“Ayer los vi dar vuelta en la plaza, porque ahora los jueves dan vuelta alrededor<br />

de la Pirámide, y yo tengo una bronca, porque están utilizando las mismas<br />

consignas, están utilizando la vuelta a la plaza, (negrita agregada) y vos ves que<br />

hay turistas que hasta se los confunden… yo digo ¿Nos equipara la muerte?<br />

(negrita agregada)Yo puedo llegar a entender el dolor de ellos, porque es obvio,<br />

es el dolor de una muerte, pero una muerte que tiene un duelo, tiene un cuerpo.<br />

(negrita agregada). Yo quisiera que ellos entendieran cuánto mas a lo largo del<br />

tiempo se puede prolongar un dolor de treinta años de no tener el cuerpo y de no<br />

elaborar definitivamente el duelo” (Graciela, 10/10/06).<br />

Lo que es remarcable es que para Graciela el significado de las rondas y los reclamos de<br />

las Madres, radica principalmente en la ausencia del cuerpo, por lo que el contexto histórico<br />

vincula a la Pirámide, a través de la ronda, con el acontecimiento de la desaparición y le<br />

pertenece a esta condición exclusivamente. Es la desaparición, y los reclamos que conlleva, lo<br />

que identifica a las madres entre sí como grupos originarios que conquistaron ese espacio con<br />

esa peculiaridad de acción. Así, las Madres de Plaza de Mayo, a partir de la desaparición de<br />

sus hijos y a través de su derecho universal de la maternidad, logran poner sus cuerpos<br />

“visibles” en el centro cósmico de la historia argentina para reclamar por los cuerpos ausentes<br />

de los desaparecidos, registrando y sacralizando la recreación de una regularidad propia que en<br />

sus orígenes atentaba contra el orden existente, ya que durante la dictadura no se estaba<br />

permitido permanecer en reunión en espacios públicos.<br />

Los pañuelos blancos<br />

Para analizar el simbolismo asociado a la figura de la desaparición, considero necesario<br />

reforzar los aportes realizados por Turner acerca de las propiedades de los símbolos rituales<br />

(1997:21-52). En primer lugar, se convierten en un factor de acción social, ya que, los grupos<br />

se movilizan y realizan sus prácticas en torno a ellos. En segundo lugar, los símbolos son<br />

multireferenciales y condensan significados disímiles y contradictorios. En este sentido, como<br />

77 El 30 de diciembre del año 2004, un incendio en la discoteca República Cromañon de la ciudad de Buenos<br />

Aires, terminó con un total de 193 muertos.<br />

75


había señalado en el capítulo anterior, los símbolos dominantes no solamente permiten la<br />

realización del ritual, sino que son fines en si mismos, en tanto encarnan valores estructurales<br />

de la sociedad, por cuanto refieren tanto a aspectos biológicos como sociales.<br />

Un símbolo dominante que expresa la liminalidad propia de la desaparición es el pañuelo<br />

blanco. Desde el Proceso, en cualquier encuentro de reclamo y denuncia por la desaparición de<br />

sus hijos, como la Ronda de los Jueves, las Madres de Plaza de Mayo llevan en sus cabezas los<br />

pañuelos blancos que las identifican. “El pañuelo y sus portadores, prescribe prácticas y<br />

convoca identidades. Nadie, salvo las Madres y Abuelas, puede utilizarlo” (da Silva Catela<br />

2001:140).<br />

Para entender al pañuelo blanco como símbolo liminal, debemos destacar por un lado, su<br />

referencia a la vida. Habíamos señalado la estructura polar del símbolo dominante, en tanto<br />

agrupa por un lado, referentes relacionados con la experiencia general humana de carácter<br />

emocional, y por el otro, asociados a las normas y principios morales que rigen la estructura<br />

social (Turner, 1997:60). Entre los símbolos primordiales producidos por el hombre, el blanco<br />

y el negro, así como también el rojo, representan productos del cuerpo humano cuya emisión<br />

producción o expulsión, se encuentran asociados con un incremento de las emociones<br />

(Ibíd.:98), teniendo la cultura de esta manera una íntima conexión con lo orgánico. Entonces,<br />

los colores, según Turner, representan experiencias físicas de gran tensión y se conciben como<br />

símbolos sagrados. Así, el blanco asociado al semen y a la leche, se relaciona con las relaciones<br />

sexuales y los nexos entre madre e hijo, es un color que implica "vida". Por el contrario, el<br />

negro, asociado con los excrementos o la disolución corporal, a menudo significa "muerte",<br />

"oscuridad" (Ibíd.). Afirma Geertz, que cierta clase de estructuras y relaciones se repiten de una<br />

sociedad a otra por el simple hecho de que las exigencias de orientación a que sirven son<br />

genéricamente humanas. "Los problemas siendo existenciales son universales" (1997:300).<br />

Ciertas experiencias fisiológicas, por ser genéricamente humanas, pueden tender a producir las<br />

mismas asociaciones en diferentes sociedades. Es decir, en tanto el semen y la leche materna<br />

implican fertilidad y vida, es probable que el blanco sea un símbolo que represente la vida en<br />

algunos contextos rituales. Por ello, sumándonos a lo planteado por Turner, y a las<br />

interpretaciones de da Silva Catela, acerca del pañuelo blanco (2001:138) podríamos decir que<br />

las Madres en sus manifestaciones no llevan pañuelos negros como símbolo habitual de un<br />

estado de luto sino pañuelos blancos, como símbolos asociados a la vida, y hacen referencia en<br />

primer lugar a experiencias que tienen que ver con lo orgánico (maternidad, lactancia). No hay<br />

que dejar de tener en cuenta también que en el caso de las Madres el pañuelo blanco sobre la<br />

76


cabeza hace referencia a la vida, no sólo por su color sino por el hecho de que el primer<br />

pañuelo fue un pañal, referente inmediato a "nacimiento". Entonces, "este pañuelo blanco por<br />

oposición al negro asociado con el momento de duelo, simboliza la iniciación, el nacimiento, la<br />

vida" (da Silva Catela, 2001:138). Por un lado, entonces, tenemos al pañuelo blanco que<br />

simboliza la vida. Por el otro, el pañuelo blanco simboliza la ausencia, y el vínculo entre la<br />

madre y el hijo que fue quebrado. Este símbolo tiene también, entonces, un referente social,<br />

indicando los sentimientos protectores de las madres hacia sus hijos (Robben, 2006:19). El<br />

pañuelo blanco no solo hace referencia a la desaparición como una condición insostenible, y a<br />

la aparición con vida como la respuesta necesaria frente a la ausencia, sino a la maternidad,<br />

como lugar social legítimo de denuncia.<br />

Podemos observar entonces que a través del pañuelo blanco se desplaza la energía<br />

simbólica del “cuerpo muerto que no está” por otra materialidad. Se reestablece la materialidad<br />

del cuerpo perdido por la materialidad del cuerpo de las madres, quienes llevan consigo a sus<br />

desaparecidos, en el mismo reclamo de la desaparición. Llevarlos así, cuando el pañuelo porta<br />

la inscripción de sus hijos, resulta significativo cuando, como habíamos señalado, lo individual<br />

se desdibuja frente a lo colectivo:<br />

“Que vea todo el mundo, lo que está escrito, que está el nombre de mi hijo cuando<br />

desaparece” (Irma, 20/01/10).<br />

Por el contrario, las Madres de Plaza de Mayo dirigidas por Hebe de Bonafini, sacaron de<br />

los pañuelos las inscripciones de sus hijos ya que no querían individualizar el problema:<br />

“Cuando nosotros socializamos la maternidad… en el ´80 hicimos nuestra<br />

asociación… entonces el pañuelo, sacamos los nombres de los hijos porque todos<br />

lo llevaron por igual. De manera que todos para nosotros eran nuestros seres<br />

queridos. Sacamos los nombres. Y entonces el pañuelo decía “Aparición con vida.<br />

Con vida los llevaron, con vida los queremos”. Esa fue nuestra exigencia que<br />

continua hasta hoy” (Juanita, 01/07/09).<br />

De este modo, el pañuelo cargado en las Madres, que hace referencia a la desaparición,<br />

tanto individual como colectivamente, se convierte en una alternativa a la dicotomía vida-<br />

muerte y actúa como instrumento clave en la denuncia social.<br />

Es interesante considerar también que el pañuelo no solo se ha convertido en marca<br />

identitaria de las Madres que reclaman por sus hijos, sino un símbolo excluyente de ellas entre<br />

77


sí. Lita nos cuenta, por ejemplo, que si bien usaba el pañuelo blanco en un principio, lo ha<br />

dejado de usar por algunas manifestaciones que hizo Hebe de Bonafini, respecto a quiénes<br />

están legitimadas a usarlo:<br />

“Hebe decía que nosotros, como Familiares, no éramos Madres de Plaza de Mayo,<br />

entonces, que no lo usáramos, punto. Pero, yo lo usaba cuando ella se venía y,<br />

después, acá, lo hemos usado durante un tiempo en la Plaza. Después, lo dejé de<br />

usar porque era cuestión de discutir, viste. Además, me sentía incómoda, sentía<br />

que estaba usurpando (énfasis mío)” (Lita, 5/01/10).<br />

El tema de la “usurpación” es fundamental ya que se entiende al pañuelo como símbolo<br />

identitario de un grupo determinado. Al pertenecer ella al organismo Familiares de<br />

Desaparecidos, cuyo símbolo identitario no es el pañuelo sino un prendedor con el logo de la<br />

agrupación siente, frente a las manifestaciones de Hebe, que hace un uso indebido de ese<br />

objeto simbólicamente denso. Sin embargo, en el caso de Irma, aunque pertenezca también a<br />

Familiares de Desaparecidos, está muy identificada con las Madres de Plaza de Mayo Línea<br />

Fundadora, y como nunca se sintió intimidada frente al reclamo de Hebe con respecto a los<br />

pañuelos, siguió utilizando su pañuelo original. No obstante, las veces que se quiso diferenciar<br />

de muchas manifestaciones de aquella en la arena pública, dejó de usar el pañuelo para no<br />

quedar asociada a una agrupación con la que no estaba de acuerdo.<br />

Para sortear estos conflictos de identidad, las madres de Familiares de Desaparecidos<br />

decidieron hacer su propio pañuelo, pero la tela que compraron no resultó como pensaban, y la<br />

iniciativa no se llegó a concretar. Es hoy el “botón”, el prendedor, el símbolo por excelencia<br />

que identifica a los miembros de la agrupación.<br />

Foto Nº 1. Prendedor de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.<br />

78


Entonces, el pañuelo blanco como símbolo de identidad, evidencia no sólo aspectos de<br />

diferenciación y oposición entre los componentes de la comunidad de familiares y la sociedad<br />

en general, sino también la lucha por el control de los símbolos y los espacios conquistados.<br />

Las solicitadas<br />

Otros símbolos rituales que expresan la liminalidad asociada al término desaparición son<br />

los avisos publicados diariamente en el diario Página/12 de Bs. As 78 , que salen desde finales<br />

del los ´80, y que vendrían a contrarrestar el hecho “colectivo” de la desaparición, demarcando<br />

espacios individuales. El matutino los publica de forma gratuita, y consisten en mensajes que<br />

recuerdan la fecha de nacimiento y de secuestro del desaparecido. En algunos casos se detallan<br />

datos sobre la desaparición o la muerte, se hacen reclamos y denuncias, y generalmente van<br />

acompañados con la foto del desaparecido en cuestión. Según da Silva Catela (2001:113), la<br />

figura de desaparecido provee material específico para la conformación de un sistema<br />

simbólico donde predominan elementos tradicionalmente asociados a los rituales de la muerte.<br />

La falta del cuerpo, la falta de un momento de duelo y de una sepultura provocan la necesidad<br />

de reinventar nuevas formas y estrategias de recordar a los desaparecidos, las cuales no se<br />

distancian de las actitudes culturales frente a la muerte (Ibíd.). Esto está ejemplificado por la<br />

autora con el uso de las fotos de los desaparecidos. De esta manera, argumenta que, como la<br />

foto en el cementerio delimita un espacio de individualidad y pertenencia, y localiza la<br />

separación entre vivos y muertos, las fotos del desaparecido se oponen y complementan con la<br />

categoría de desaparecido en el sentido de que corporizan, individualizan y actúan como<br />

delimitadores de espacios sociales. Entre las varias formas de utilizar las fotos, encontramos<br />

los recordatorios de Página/12 a los que la autora denomina, “soportes de la memoria”<br />

(Ibíd.:140). Los soportes de la memoria, son una forma muy particular de rendir culto a los<br />

desaparecidos, una forma alternativa de ofrendar:<br />

“Al igual que los túmulos, pero sin un cuerpo dónde fijarse, los soportes de la<br />

memoria expresan simultáneamente, a quien pertenece el cuerpo, recordándolo<br />

mediante la imagen física como símbolo de su personalidad, y reclamando por un<br />

cadáver que no se sabe dónde está” (Ibíd.: 121).<br />

78 Página/12 es un matutino que desde sus inicios (1987) tiene un perfil ideológico de centro-izquierda, vinculado<br />

con los compromisos de la democracia y la causa de los organismos de derechos humanos (Van Dembroucke,<br />

2004).<br />

79


Así, los soportes de la memoria como las fotos, los pañuelos, y las siluetas 79 , tornan a la<br />

muerte “reversible, culturalmente modelable, aprehensible, conceptualizable” (da Silva Catela,<br />

2001:Ibíd.).<br />

Al igual que da Silva Catela, y buscando una similitud con las actitudes mortuorias, Luis<br />

Guzmán (2005), encuentra un parecido entre los recordatorios de Página/12 y las esquelas<br />

necrológicas publicadas en los aniversarios en ocasión de la muerte de alguien. En su análisis<br />

acerca del género epitafio, o sea, la inscripción que está grabada en placas sobre tumbas, y su<br />

vinculación con la identidad (quién es el muerto y dónde está su tumba), dice el autor que<br />

cuando faltan cuerpos y epitafios, como para los desaparecidos, los recordatorios que se<br />

publican en Pagina/12 reactualizan la relación entre identidad y epitafio:<br />

“Tal vez una forma de reconstruir esa vía simbólica exterminada… sea el ritual que<br />

inexorablemente retorna cada aniversario de una desaparición…Sin duda, el<br />

recordatorio como género cumple a la manera de un remedo la función de aquellos<br />

epitafios ausentes” (Guzmán, 2005:19).<br />

A pesar de coincidir con da Silva Catela y Guzmán en lo que respecta a estos rituales que<br />

demarcan, individualizan y proponen un cuerpo frente a la ausencia, me parece más pertinente<br />

asociarlos con actitudes que representan la ambigüedad que trae aparejada el término<br />

“desaparición” más que con costumbres y rituales funerarios.<br />

En primer lugar, hay que tener en cuenta la variedad de mensajes encontrados en los<br />

recordatorios, ya que encontramos entre ellos los que buscan datos sobre el destino de su<br />

familiar y se brinda una dirección de correo para recibir información; los que convocan a<br />

ceremonias o misas; los que se dirigen a los desaparecidos; los que dejan mensajes al público<br />

en general acerca de la desaparición de personas y el Terrorismo de Estado; los que reclaman<br />

por la memoria, la verdad y la justicia; o los que tienen el objeto de recordar el aniversario de la<br />

desaparición o de la muerte. En estos últimos casos, lo que es interesante remarcar es que los<br />

recordatorios marcan una clara diferenciación cuando quieren hacer referencia a los asesinatos<br />

o muertes, en contraste con las desapariciones:<br />

79 Nos referiremos a las siluetas a continuación.<br />

80


Imagen Nº 2. Recordatorio publicado el 24/11/2006, en Página /12.<br />

Imagen Nº 3. Recordatorio publicado el 16/08/2009 Página/12<br />

Irma y Julio, por ejemplo, cambiaron el estilo de las solicitadas después de haber recuperado<br />

el cuerpo de su hijo. Todos los 23 de abril, día en que éste desapareció , sacan los recordatorios<br />

en Página/12. Pero después de la recuperación del cuerpo, las solicitadas no sólo hacían<br />

referencia a un desaparecido sino a un asesinado:<br />

“Y después la seguimos sacando igual. Pero no como desaparecido sino como un<br />

recordatorio de su muerte. Sí, antes desaparecido y ahora bueno detenido,<br />

desaparecido y asesinado. Como lo asesinaron… viste...” (Julio, 22/06/09).<br />

81


Así, sin descartar el hecho de que para algunos familiares los recordatorios puedan llegar a<br />

tener la función mortuoria, creemos, que en general, marcan una continuidad con las prácticas<br />

que vienen llevando a cabo los familiares en la búsqueda de sus hijos, de sus cuerpos, y en el<br />

reclamo de la memoria, la verdad y la justicia. En este sentido, señala Van Dembroucke (2004)<br />

que aunque los recordatorios de Pagina/12 a primera vista evocan a los obituarios de la<br />

mayoría de los diarios, pueden ser entendidos como un nuevo género discursivo, que confluye<br />

a partir del cruce de dos géneros de prensa que los anteceden: los obituarios, asociados<br />

estrictamente con la muerte, y la búsqueda de paradero, cuya función es encontrar a una<br />

persona que está perdida. Por ello, los recordatorios son producto de una “rearticulación, una<br />

combinación genérica, íntimamente ligada a un momento histórico particular” (Ibíd.:94-110)<br />

que da cuenta de una situación contradictoria como lo es la desaparición de personas (Ibíd.).<br />

Entiendo entonces que los recordatorios publicados en este diario no se emparentan con los<br />

rituales mortuorios y que los familiares han recreado recursos culturales teniendo como<br />

resultado una práctica original y sincrética, que expresa la liminalidad de la desaparición.<br />

Otros símbolos rituales que expresan esta ambigüedad estructural son las siluetas, el trazado<br />

de la forma vacía de un cuerpo a escala natural sobre papeles, como forma de representar la<br />

presencia frente a la ausencia del desaparecido (Flores, 2008:100). El inicio de esta práctica,<br />

señalan Ana Longoni y Gustavo Bruzzone (2008) puede situarse durante la III Marcha de la<br />

Resistencia convocada por las Madres de Plaza de Mayo, el 21 de septiembre de 1983, que<br />

implicó un movimiento conocido como “el siluetazo”, en el que participaron cientos de<br />

manifestantes que pusieron el cuerpo para bosquejar las siluetas, y luego las pegaron sobre<br />

paredes, monumentos y árboles. Esta iniciativa, que coincide con la demanda de un<br />

movimiento social, y es propuesta por tres artistas visuales, Rodolfo Aguerreberry, Julio Flores<br />

y Guillermo Kexel, que recibieron apoyo y aportes por parte de Madres, Abuelas y otros<br />

organismos de Derechos Humanos, era entendida en un principio como la concreción visual de<br />

“aparición con vida”. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta práctica artística y política se<br />

convirtió en un recurso visual y público, un signo autónomo, para representar a los<br />

desaparecidos no necesariamente asociado a la aparición con vida (Ibíd.: 39).<br />

En este sentido, sostiene Eduardo Grüner (2008) que “reproducen el recurso habitual de la<br />

policía, que dibuja con tiza, en el suelo, el contorno del cadáver retirado de la escena del<br />

crimen” y que en esta reproducción hay “un gesto inconsciente que admite, a veces en<br />

contradicción con el propio discurso que prefiere seguir hablando de «desaparecidos», que las<br />

82


siluetas representan cadáveres, cuerpos muertos o «ausentes» por la violencia” (Ibíd.:298). Para<br />

evitar esta asociación con las muertes, refieren Longoni y Bruzzone que las Madres se negaron<br />

a pegar las siluetas en el piso (una de las opciones que proponían los tres artistas) y<br />

manifestaron que éstas debían estar erguidas y nunca acostadas (2008:35). De esta manera, el<br />

simbolismo de las siluetas tiene la estructura de lo liminal que, al igual que otros símbolos<br />

asociados a la desaparición, pueden hacer referencia tanto a la vida como a la muerte.<br />

Como refiriéramos anteriormente, el uso de la foto del desaparecido propone una presencia<br />

frente a la ausencia. Nos llama así la atención da Silva Catela, sobre el uso de la fotografía<br />

como instrumento recordatorio, como “soporte de la memoria”, ya sea en los recordatorios<br />

antes mencionados, en el ambiente doméstico, en la Plaza San Martín de Buenos Aires, o<br />

colgadas en los cuerpos de los familiares en las manifestaciones (2009). Afirma que las fotos<br />

colgadas en los cuerpos y usadas en espacios públicos, combinadas con el pañuelo blanco,<br />

funcionan como catalizadoras de la presencia y la memoria del desaparecido. De la misma<br />

manera, señala la autora que las fotografías cargadas en los cuerpos tienen el sentido de la<br />

protección familiar, son una “forma minimalista de exhibición pública que denota la fuerza del<br />

vínculo familiar primordial”, y evocan públicamente el dolor (da Silva Catela Ibíd:352). De<br />

manera similar las Madres del Dolor y los familiares de las Víctimas de Cromagnon se han<br />

apropiado de esta estrategia de representación del dolor en prácticas políticas (Ibíd.: 353).<br />

También para nuestros interlocutores, el uso de las fotos en espacios públicos o privados es<br />

fundamental. En el ámbito público, en cualquier manifestación, los familiares llevan las fotos<br />

de sus familiares en el cuerpo. Lita, por ejemplo, se pone los prendedores con los rostros de<br />

sus hijos antes de posar para una foto, y Julio no deja que la entrevista termine sin mostrar la<br />

de su hijo. En el espacio doméstico, mientras Hugo le habla, le discute, le reclama, le pregunta<br />

y le contesta a la foto de su hermano, Mabel, simplemente acaricia el rostro de su hijo cada vez<br />

que pasa al lado de su imagen. Así, las fotos que aparecen en el ámbito de nuestros<br />

interlocutores, ya sea en el doméstico, o en cualquier reclamo o evento relativo a la<br />

desaparición de personas, simbolizan la relación de los familiares con ellos, proponen un tipo<br />

de comunicación a través de ellas, y operan como mediadores simbólicos que refieren al estado<br />

liminal.<br />

A través de otras prácticas que también proponen la individualización frente al hecho<br />

colectivo de la desaparición, el festejo de los cumpleaños de los desaparecidos en el ámbito<br />

del organismo, evidencia también este tipo de comunicación entre los familiares y sus seres<br />

83


queridos. Nos cuenta Mabel similarmente a otros familiares, que es en la organización donde<br />

encuentra un lugar propicio para llevar la torta de Alejandro, el día de su cumpleaños:<br />

“Lo que hago siempre el día que Alejandro cumple años, traigo una torta, masitas, acá”<br />

(Mabel, 16/07/08).<br />

Lo que es interesante remarcar acerca de los cumpleaños, es que junto con la fotografía, dan<br />

cuenta de un tipo de relación entre vivos y muertos que permanece activa a pesar de la ausencia<br />

y la desaparición, y evidencian la falta de un pasaje adecuado del sujeto ritual hacia el mundo<br />

de los muertos. De ahí, el tabú del tiempo verbal, al no querer hablar en pasado, o la costumbre<br />

de mantener ciertos rituales referidos a sus seres queridos, que se practicaban previamente a la<br />

desaparición, como el de los cumpleaños.<br />

A diferencia de las Rondas de los Jueves o las marchas anuales como la de los 24 de marzo<br />

o la Marcha de la Resistencia 80 , las solicitadas, las fotos, los cumpleaños y los homenajes,<br />

individualizan identidades frente al colectivo de la desaparición 81 .<br />

Habíamos señalado que el desaparecido podía considerarse como un sujeto de ambigüedad<br />

estructural, ya que no hacia referencia a la vida ni a la muerte. Pero si bien la categoría de<br />

desaparecido en un principio entraba en el orden de lo interestructural, es decir, aquella<br />

persona que no podría insertarse en una categoría socialmente reconocida,se fue transformando<br />

en una categoría histórica, en un símbolo que por consenso social representa un hecho trágico<br />

y particular en la historia argentina. ¿Es un muerto? No ¿Es un vivo? Tampoco. Es un<br />

desaparecido. Así, los desaparecidos, hoy hacen referencia a aquellos que están eternamente<br />

ocultos, sustraídos de la realidad compartida (Panizo, 2003). La conformación de la figura de<br />

desaparecidos de la última dictadura militar, entendida como categoría que hace referencia a lo<br />

liminal, tiene sus símbolos legitimantes como el pañuelo blanco y los “soportes de la<br />

memoria”. Veamos a continuación de qué manera la categoría del desaparecido ha mantenido<br />

80 Todos los 24 de marzo, las Madres de Plaza de Mayo marchan desde Piedras y Avenida de Mayo hacia la Plaza<br />

de Mayo para repudiar al golpe cívico militar que se impuso el 24 de marzo de 1976. La Marcha de la Resistencia<br />

es una marcha anual que nace como prolongación de la marcha de los jueves y se realiza todos los 10 de diciembre<br />

desde el año 1981. Mientras las primeras reclamaban por la aparición con vida de los desaparecidos, a medida que<br />

pasaron los años, se fueron sumando consignas de acuerdo al contexto histórico vivido. Las consignas de la<br />

marcha del año 2009, por ejemplo, fueron “Por los 30.000 desaparecidos. Consolidemos la democracia” y<br />

“Aparición con vida de Julio López”.<br />

81 Ver también da Silva Catela, 2001:173.<br />

84


la condición de ambigüedad propia de lo liminal, a la vez que se ha instituido como una<br />

categoría legitimada legalmente a través de la Ley de Desaparición Forzada de Personas (Ley<br />

24.321).<br />

“Ausente por Desaparición Forzada”: la estructura de lo liminal<br />

La promulgación de la “Ley 24.321, Desaparición Forzada de Personas” fue uno de los<br />

logros más importantes del organismo:<br />

“Para mí fue una de las mejores cosas que hicimos, la ley 24.321, donde dice que<br />

nuestros familiares fueron detenidos ilegalmente, llevados a campos clandestinos,<br />

torturados y desaparecidos, y por primera vez se hablaba del Terrorismo de<br />

Estado…Corregimos cosas para que la palabra muerte no aparezca en ningún<br />

lado. Porque están desaparecidos” (Lita, 13/10/ 2006).<br />

“Es un triunfo que ahora en el registro civil haya nacimiento, defunción, y<br />

desaparición forzada, que no es ni una cosa ni la otra” (Hugo, 13/07/ 2007).<br />

“La vez anterior, fui a renovar el pasaporte, me llevé todo. Dije: «no me pueden<br />

poner, ni casada, ni soltera, ni nada». Tanto hinché las pelotas que vino la<br />

abogada de la policía, entonces le dije: «bueno, mire si Ud. me pone viuda, está<br />

mintiendo, tienen que poner esto» Entonces, atrás, hizo la observación. Ahora,<br />

cuando fui, hace poco, hice la renovación pero, por lo menos, les figura a ellos.<br />

Entonces… ni casada, ni soltera, viste… ley de Desaparición Forzada de<br />

Personas” (Graciela, 12/01/10).<br />

“El rechazo de las palabras que no sirven para enunciar esa situación” es resaltado también<br />

por da Silva Catela, como una estrategia discursiva de negación de la muerte (1998:100). En<br />

este sentido, dicha ley 82 es pensada para atender a dificultades que se les presentaban a los<br />

familiares cuando tenían que hacer trámites sucesorios y debían declarar la muerte de los<br />

desaparecidos, ya que “el simple y rutinario relleno de un formulario pasa a ser una manera de<br />

definir y afirmar la identidad de familiar de desaparecido” (da Silva Catela 2001:156).<br />

Entonces, el proyecto presentado por la Dra. Alicia Pierini (en su momento la Subsecretaria de<br />

Derechos Humanos), impulsado por Familiares de Desaparecidos, Madres de Plaza de Mayo<br />

Línea Fundadora, y Abuelas de Plaza de Mayo, y discutido por diversos organismos de<br />

Derechos Humanos antes de ser llevado a la Cámara de Diputados, surge como un acto de<br />

82 Fue Sancionada el 11 de mayo de 1994 y promulgada el 8 de junio del mismo año.<br />

85


esistencia frente a la obligación de declarar muerto al desaparecido cuando se necesitaban<br />

realizar acciones legales como patria potestad, indemnizaciones, etc.:<br />

“Porque el desaparecido para nosotros es un sujeto activo (negrita agregada), en<br />

tanto no lo declaren muerto, es un sujeto de derechos, pero al mismo tiempo que es<br />

un sujeto de derechos, no está, por lo tanto es imprescindible que cobren sus<br />

familiares” (Alicia Pierini, 9/10/ 2006).<br />

Esta nueva ley vendría a reemplazar la Ley de Ausencia con Presunción de Fallecimiento<br />

(Ley 14.394) que incluso puede ser “reconvertida” por la de Desaparición Forzada, en los<br />

casos ya declarados de ausencia con presunción de fallecimiento. Los efectos civiles de las dos<br />

leyes son los mismos, con la peculiaridad de que la última no implica ningún reconocimiento<br />

de muerte desde el fuero civil, como sí lo hace la primera:<br />

“La ley de muerte presunta… Es la que se aplica cuando tenés un accidente de<br />

avión y no aparecen los cuerpos, la ley que se aplica cuando se hunde un barco y<br />

no aparecen los cuerpos, porque bueno el accidente del avión o el accidente de<br />

barco, es lo suficientemente evidente como para esa presunción. Eso era<br />

absolutamente negado por…por casi todo el mundo te diría. Entonces, los que<br />

tenían que resolver situaciones particulares lo hacían con culpa, con bronca,<br />

porque la cuestión desde lo político es, si hay que declararlos muertos ¿por qué<br />

tenemos que declararlos nosotros? Que lo declaren los que lo mataron. Entonces<br />

que digan, los matamos, y a partir de ahí se abre todo el abanico, cómo cuándo<br />

por qué y de qué manera. Pero si no dicen nada ¿por qué tenemos que darlos por<br />

muerto?” (Alicia Pierini, 9/10/2006).<br />

Mientras la Ley de Presunción de Muerte obligaba a las familias a reconocer un<br />

fallecimiento de jure, con la nueva ley se reconoce la figura de ausencia por desaparición<br />

forzada, sin la necesidad de declarar la muerte, ya que “cumple más cabalmente la función de<br />

subsanar jurídicamente las secuelas patrimoniales y de vínculo familiar que la análoga de<br />

“Ausencia con Presunción de Fallecimiento” 83 :<br />

“Ahora tenían que abrir la sucesión de los desaparecidos pero como desaparecido<br />

y no con partida de defunción. Que nos hemos vuelto locos rebotándoles partidas,<br />

a vos también te consta, rebotándoles partida porque entonces se declaraba<br />

fallecido. No, porque ¿para qué hicimos esto?, para no declararlos fallecidos”<br />

(Alicia Pierini, 09/06/06).<br />

83 Fundamentos del proyecto de ley, “Declaración de Ausencia por Desaparición Forzada, presentado ante la<br />

Cámara de Diputados de la Nación por el diputado Claudio Mendoza, el 7 de diciembre de 1993, p. 3936.<br />

86


Por lo tanto, se instituye una nueva categoría jurídica, y se evidencia una nueva forma de<br />

administración de la muerte, a los efectos de regularizar y reparar desde el Estado de Derecho<br />

los daños causados por los gobiernos de facto. Así, se puede declarar ausente por<br />

desaparición forzada a toda aquella persona que hasta el 10 de diciembre de 1983 haya sido<br />

desaparecido involuntariamente de su residencia, privada de su libertad y desaparecidas u<br />

alojadas en centros clandestinos de detención 84 . De esta manera, la ley no solo enmarca la<br />

figura del desaparecido dentro de la clasificación legal, sino que tiene gran importancia<br />

histórica y social en lo que respecta al reconocimiento de la veracidad de un suceso aberrante<br />

como el de la desaparición de personas. Sin embargo, es importante destacar que el primer<br />

reconocimiento social acerca de lo ocurrido bajo la dictadura se da con la publicación del<br />

Nunca Más, ya que es el primer acto de inscripción de las historias de los desaparecidos que<br />

tiene visibilidad legal y pública. En este sentido, refiere Crenzel (2008) que el Nunca Más<br />

“conformó un nuevo régimen de memoria sobre la violencia política y las desapariciones en la<br />

<strong>Argentina</strong>” convirtiéndolo en un símbolo que expondría una nueva verdad pública sobre las<br />

desapariciones y en el “canon de la memoria sobre el pasado reciente” (Ibíd.:183).<br />

Resulta relevante también señalar que dicha ley cumple un rol importante en tanto<br />

reconversión de la identidad. Había señalado en el capítulo anterior los signos de la muerte que<br />

hacen que la misma sea socialmente reconocida, como por ejemplo, el acta de defunción. En<br />

este caso, podemos hablar de una “desaparición socialmente reconocida”, de gran<br />

importancia para Lita, por ejemplo, a la hora de guardar en un cajón, los documentos legales<br />

que trazan la biografía de sus familiares muertos y desaparecidos:<br />

“Y yo sentí que por primera vez después de muchos años estaba haciendo algo por<br />

mis hijos, volviendo a lo individual de nuevo(negrita agregada), yo digo, no puede<br />

ser que el día que yo me muera, vengan a ver el cajón de la cómoda y no<br />

encuentren… yo tengo todo en orden, de mi marido, del casamiento, defunción,<br />

todo, y mis hijos el nacimiento y nada más… Entonces, yo los sentí corporizados<br />

a mis hijos con esa ley (negrita agregada) y yo dije, van a venir a buscar los<br />

papeles, y tengo certificado donde dice que Adriana Silvia Boitano por la ley<br />

24321, tata… el juez dictamina Ausente por Desaparición Forzada el día del<br />

secuestro de Adriana y otro para Migue y entonces donde está el de nacimiento y<br />

todo, yo tengo ese” (negrita agregada)” (Lita, 13/10/06).<br />

84 Declaración de Ausencia por Desaparición Forzada, 11 de Mayo de 1994. Cámara de Senadores de la Nación, p.<br />

603.<br />

87


“En el Registro Civil tenés el registro de nacimientos, el registro de fallecimiento<br />

y el registro de casamientos… ahora, tenés el registro de desaparecidos por<br />

desaparición forzada (negrita agregada). Para, eso, te dan una partida,<br />

exactamente, igual que la que te dan cuando nace un hijo o cuando se muere un<br />

pariente, bueno, esa partida les dio existencia” (negrita agregada)” (Graciela,<br />

12/01/10).<br />

Así, en el plano jurídico-legal a través de la promulgación de la Ley, se corporiza al<br />

desaparecido, instituyéndose una nueva categoría jurídico-legal. El estado reconoce así, a<br />

través de esta práctica oficial, no solo la condición liminal de la figura de la desaparición, sino<br />

también las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo la última dictadura. Tanto el<br />

Nunca Más, como la ley citada, dan materialidad al fenómeno de la desaparición, y legitiman<br />

oficialmente categorías y representaciones sociales que forman parte del marco cultural a<br />

través del cual los familiares construyeron un modelos interpretativo para dar sentido a las<br />

pérdidas en el contexto del Terrorismo de Estado en clave humanitaria.<br />

En relación con la negativa a la muerte, refiere Robben que las Madres de Plaza de Mayo<br />

conocían el costo psicológico de prolongar la incertidumbre, pero “consideraron que la<br />

activación intencional del proceso de duelo era parte de una táctica siniestra del gobierno para<br />

alcanzar la resignación y la despolitización de los familiares sobrevivientes” (2006:34). Para<br />

nuestros interlocutores podemos interpretar que se sacrifica el carácter de muerto del<br />

desaparecido como una forma de resistencia política, que lleva implícita una relación<br />

particular entre vivos y muertos, en la cual el desaparecido permanece como un sujeto activo,<br />

y los familiares militan para aplacar las culpas y saldar las “deudas” con su ser querido cuando<br />

no pudieron acompañarlos en este pasaje del ciclo vital. De esta manera, el estado de<br />

liminalidad se transforma en una elección que forma parte de un proyecto político.<br />

Entonces, si bien en un principio el desaparecido se encontraba dentro de los intersticios de<br />

la estructura social, la ley citada reinscribe a la figura de la desaparición dentro de lo<br />

socialmente establecido y permitido, la reinserta dentro de la estructura, la visibiliza y, en este<br />

caso, lo liminal, (entendido así por estar al límite entre la vida y la muerte), se corre de su<br />

marginalidad estructural, manteniendo a la vez su grado de ambigüedad y paradoja. Podemos<br />

decir entonces que desde lo social no se habilita el lugar de la muerte y se legaliza el estado de<br />

liminalidad.<br />

88


Podemos entender a la ley como un símbolo político que, al igual que los otros símbolos<br />

que rodean la figura de la desaparición, tiene múltiples significados. De esta manera la función<br />

de la ley no es solamente la solución de problemas matrimoniales y familiares incómodos, sino<br />

que también “ubica” lo que estaba fuera de lugar, comunica una posición determinada frente a<br />

lo sucedido bajo el proceso: la no aceptación de las muertes, la búsqueda de los cuerpos y de<br />

los culpables, y evidencia el vínculo de reciprocidad entre los familiares y sus seres queridos.<br />

La ley es fundamental en tanto lleva al plano legal lo que la búsqueda de memoria, verdad y<br />

justicia implica en plano de la vida cotidiana. De esta manera, el término desaparición, al cual<br />

se asocian símbolos como el pañuelo blanco y las solicitadas, condensan los polos opuestos de<br />

vida y muerte, y hace referencia a una condición de ambigüedad estructural donde los sujetos,<br />

sustraídos de la realidad, están por ser muertos, pero no lo son, en tanto no aparezcan los<br />

cuerpos y los culpables.<br />

Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado.<br />

El Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado 85 está ubicado en el Parque de la<br />

Memoria en avenida Costanera y Ciudad Universitaria, en un espacio público que comprende<br />

14 hectáreas de espacio verde ubicadas en la franja costera del Río de la Plata en Buenos Aires.<br />

Aquí se encuentran junto con el monumento un grupo de esculturas conmemorativas, algunas<br />

seleccionadas a través de un concurso internacional. En las placas del monumento están<br />

grabados los nombres de unos 9 mil desaparecidos, encolumnados por año de desaparición y/o<br />

muerte, y en orden alfabético 86 .<br />

El lugar físico del monumento cumple un rol altamente significativo, ya que en el Río<br />

de la Plata fueron arrojados los cuerpos de cientos de desaparecidos (Vecchioli 2000, Valdez<br />

2003). En este sentido, “el Río de la Plata constituye un espacio íntimamente asociado con la<br />

memoria de las violaciones de los derechos humanos” (Vecchioli 2000:2). El nombre del<br />

monumento, y la frase que lo inicia: “La nómina de este monumento comprende a las víctimas<br />

del terrorismo de Estado, detenidos, desaparecidos y asesinados y a los que murieron<br />

combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad”, son muy significativos también, en<br />

tanto dan cuenta de la forma en que los familiares entienden las experiencias vividas bajo la<br />

85 En el proyecto de ley de dicho monumento participaron agentes del Estado, y representantes de diferentes<br />

organismos de Derechos Humanos, entre ellos, el organismo Familiares. Para profundizar sobre la gestión del<br />

proyecto del Parque y el Monumento, ver Vecchioli, 2000 y Valdez, 2003.<br />

86 Para profundizar sobre el proceso de conformación de la nómina de víctimas, consultar Vecchioli, 2000 y<br />

2001.<br />

89


última dictadura militar y le dan sentido a la pérdida de sus seres queridos, como venimos<br />

señalando.<br />

En este sentido es relevante la Tesis de Maestría de Virginia Vecchioli (2000), en la cual<br />

intenta comprender las relaciones sociales y las representaciones que hicieron posible la<br />

realización del proyecto del monumento a Las víctimas del Terrorismo de Estado. De esta<br />

manera, desnaturaliza la categoría "Víctima del Terrorismo de Estado", analizando su<br />

existencia como resultado de una serie de disputas entre los diferentes actores sociales que<br />

intervinieron en el proyecto su construcción por imponer una forma legítima de nombrar a los<br />

desaparecidos. Es así como Familiares se preocupó por diferenciar a quienes habían<br />

desaparecido, a quienes habían sido asesinados, y a los muertos en combate, todos ellos<br />

víctimas de la dictadura militar:<br />

“Nosotros, logramos poner eso de caídos, no que se diferencie, que es todo lo<br />

mismo. Si no quedaban desconocidos. Era como que, nosotros mismos, avalábamos<br />

la teoría de los dos demonios, los que cayeron combatiendo en un hecho, no eran<br />

desaparecidos. Todos fueron víctimas del terrorismo de estado (énfasis mío) , que<br />

eso quede claro” (Hugo, 29/12/09).<br />

“Cuando se discutió, muchísimo, la frase primera del monumento, se pensó que los<br />

que, realmente, combatieron con las armas y lo hicieron conscientes, no les<br />

hubiera gustado… No les hubiera gustado figurar como desaparecidos. Así como,<br />

muchas, te dicen no estaban en nada” (Lita, 13/10/06).<br />

De la misma manera, refiere Crenzel que en el informe del Nunca Más el modo de pensar las<br />

desapariciones, privilegió la narración detallada de las vejaciones, de los nombres de sus<br />

perpetradores materiales, y de los desaparecidos, presentándolos como víctimas inocentes e<br />

indefensas (2008:2003). Lo que resulta relevante es que en la construcción del monumento, y<br />

la elaboración del Nunca Mas, al igual que en la promulgación de la ley 24.321, el Estado<br />

“asume la tarea de preservar la memoria del terrorismo de Estado haciendo propias las<br />

reivindicaciones de muchos de los organismos de Derechos Humanos” (Vecchioli, 2001:86).<br />

De la misma manera, afirma la autora, la conformación de una comisión mixta pro monumento<br />

“constituye un acto oficial que revela la manera exitosa en que los organismos de DDHH han<br />

logrado ser reconocidos por parte de la legislatura y el gobierno local” (Ibíd.:87). Entonces, el<br />

Estado, junto con los organismos de derechos humanos reconocen la legitimidad de la<br />

categoría de Víctima del Terrorismo de Estado para designar a quienes fueron asesinados o<br />

90


desaparecidos (Vecchioli, 2000:3). Al igual que la ley antes mencionada, el monumento se<br />

convierte en un sitio de “consagración de una categoría social, y de una manera de interpretar<br />

el pasado” (Ibíd.:101). “Víctimas” y “Desaparecidos” devienen como categorías indisociables<br />

a partir de las cuales los familiares trazan el mapa de prácticas sociales que rodean el eje<br />

simbólico memoria, verdad y justicia.<br />

De este modo, para los familiares, el monumento es interpretado como un lugar de la<br />

memoria, y una forma de reivindicar y honrar a las víctimas del terrorismo de Estado:<br />

“Y éste es el lugar que no es un cementerio, que tiene sol, tiene verde, tiene el río,<br />

que para muchos significa nuestros hijos que no sabemos… tirados al río, y… ese<br />

es el lugar donde yo creo que uno homenajea a nuestros hijos, ese es el lugar,<br />

donde van a estar los nombres, que ya desde el primer día que se creó, con el río<br />

ahí…” (Lita, 13/10/06).<br />

“No como un cementerio sino para honrar…Nunca, jamás, pensamos, ni queremos<br />

que se piense a ese lugar para llevar flores. Igual, siempre, hay una mamá o un<br />

papá que te pone una florcita y la mete en la hendidura. Pero, si hay flores, al río.<br />

Ese lugar lo pensamos para honrar a nuestros hijos, inclusive dentro de su<br />

militancia. Honrarlos y, además, la importancia que tiene es que están todos<br />

juntos, no están divididos por organización, ni por militancia” (Lita, 05/01/10).<br />

“Es un hecho político, totalmente, preponderante. No sé si el más importante con<br />

respecto al tema de la memoria” (Hugo, 29/12/09).<br />

“Nosotros nunca pensamos al monumento como un mausoleo sino todo lo<br />

contrario” (Mabel, 17/07/08).<br />

Si bien para Familiares de Desaparecidos dicen que el objetivo fue focalizar sobre la<br />

ausencia y no sobre la muerte, el monumento cumple todas las funciones de un cenotafio, una<br />

tumba sin cuerpo que habilita un lugar para que el familiar pueda ir a llevar una flor. De esta<br />

manera la construcción del monumento es significativa ya que por primera vez, y de forma<br />

permanente, están nombrados todos los desaparecidos:<br />

87<br />

“Una cosa es decir «ocho mil» y otra es «ver» ocho mil nombres escritos sobre<br />

piedra. Esta visión es sobrecogedora, imborrable. Se acerca a la dimensión del<br />

horror con más poder que la cifra abstracta” 87 .<br />

José Pablo Feinmann "La sangre derramada. Ensayo sobre la violencia política"<br />

Bs. As. Ariel, 1998. En http://www.desaparecidos.org/familiares/monumento.html<br />

91


Aunque Mabel nos indica que el monumento no fue pensado como un mausoleo, nos<br />

relata que el día de la inauguración del mismo, su hija se puso a llorar como si lo estuviese<br />

enterrando ahí:<br />

“Tocó el nombre del hermano, y se puso a llorar a los gritos. Era como que en ese<br />

momento lo enterró. Como que en ese momento estaba visitando por primera vez<br />

una tumba. Pero además, la nietita de Alejandro, que tiene cinco años, cuando<br />

llegaron al nombre de Alejandro, dijo, «Qué dice ahí», porque no sabe leer.<br />

Entonces dicen «Alejandro Gutiérrez, 25 años», ella tiene la foto del abuelo, y<br />

siempre dice, «éste es mi abuelo», pero cuando dijeron 25 años, dijo «Cómo 25<br />

años, los abuelos son viejitos» entonces le dijeron, «Si, lo que pasa es que tu<br />

abuelo no pudo hacerse viejito porque lo mataron antes». Entonces dijo: «<br />

¿Entonces, todos los que están acá están muertos?». «Y, sí», le dijeron, y se puso a<br />

llorar, es como asumir la magnitud, hasta una nena de cinco años se da cuenta”<br />

(Mabel, 17/07/08).<br />

Entonces, aunque para Mabel la construcción del monumento no haya tenido ese<br />

significado, puede cumplir la función de un cenotafio para muchos familiares. Nos dice<br />

Graciela, por ejemplo, que no le parece apropiado que el Parque de la Memoria sea usado<br />

como un lugar de recreación, ya que debería ser utilizado como un espacio sagrado, de<br />

reflexión:<br />

“Esa es otra de las cosas que habría que discutir porque llega el verano y la gente<br />

se mete. ¿Hasta qué punto, uno, puede decirle no? O poner algo, un aviso…Lo<br />

mismo, vi una familia con los pibes a los pelotazos, yo, los sacaría…La gente va<br />

hoy, hay sol, hace calor, van a hacer picnic, está bien hacer picnic, pero, no estés<br />

jugando porque, yo, no sé, si vas al cementerio, si vas, y ves a alguien… este… ¿te<br />

gustaría que empiece a los pelotazos con las tumbas? o ¿me siente a tomar sol en<br />

bikini? Capaz que lo considerás una absoluta falta de respeto, bueno, eso es lo que<br />

creo que hay que discutir” (Graciela, 12/01/10).<br />

Es interesante ver entonces de qué manera aparecen las contradicciones que se generan en<br />

los mismos familiares en lo que respecta, por un lado a la resistencia a negar las muertes, y por<br />

el otro, a la necesidad de aceptarlas.<br />

Podríamos señalar, entonces, que a pesar de la heterogeneidad en la materialidad de los<br />

símbolos asociados a la desaparición, el monumento, el pañuelo blanco, los recordatorios, las<br />

fotos, y el certificado de desaparición, son símbolos multireferenciales que unifican<br />

significados contradictorios, y que, como todo simbolismo asociado a la desaparición de<br />

92


personas, no solo debe entenderse en su contexto ritual, sino también en un contexto social<br />

general, en el cual la dicotomía vida-muerte encarna los valores que guiaron y guían a los<br />

familiares de desaparecidos en sus prácticas cotidianas, a partir de la desaparición de sus seres<br />

queridos, en tanto víctimas de la dictadura militar.<br />

De esta manera, todas las prácticas en las cuales el simbolismo de la desaparición entra en<br />

escena, visibilizan las identidades avasalladas. Reconvertir el proceso de desaparición de la<br />

identidad es el motor que guía las prácticas de los familiares, que hacen que su vida cotidiana<br />

transcurra en el calendario de la memoria, verdad y justicia. En este sentido, nuestros<br />

interlocutores tendieron a enfrentarse a la pérdidas enfatizando no sobre la muerte sino sobre la<br />

ausencia y la desaparición. Con esto no queremos afirmar que haya una negación de las<br />

pérdidas o los asesinatos, sino que la definición de la situación por parte de los familiares de<br />

los desaparecidos, es la negativa política a aceptar las muertes por la falta del cuerpo. De esta<br />

manera, no se habilitan espacios sociales donde la muerte se pueda habitar. La muerte no tiene<br />

un espacio físico ni un momento social. No hay rituales en los cuales se “atiendan” al muerto y<br />

al deudo en tanto tales, de manera clara y precisa, y que permitan a los familiares acompañar el<br />

pasaje del sujeto ritual de la vida hacia la muerte. Así, el marco simbólico del grupo, a través<br />

del cual se desatiende la muerte, propone innovaciones rituales diferentes a los rituales<br />

mortuorios, que son propios de la figura de la desaparición.<br />

Si, como venimos observando, los familiares establecen una relación política con sus<br />

seres queridos en el espacio público, a través de la resistencia política de negar las muertes, el<br />

tipo de relación en el ámbito privado está articulada con la agencia de lo sobrenatural, como<br />

observaremos a continuación.<br />

Lo numinoso<br />

Uno de los aportes más importantes realizados por Hertz en el campo de los estudios<br />

sobre la muerte, es el haber hecho hincapié en la necesidad de enfatizar en el tratamiento y el<br />

estado del cuerpo y en proponer un paralelismo entre el estado del cuerpo y el destino del alma<br />

en el proceso ritual. Esta última, que tiene al igual que el cuerpo muerto, una estancia temporal<br />

en la tierra, vive al margen entre dos mundos hasta que no se integra finalmente en el mundo<br />

místico de las almas y frecuenta los lugares que habitó en vida, pudiendo transformarse en<br />

93


peligrosa para los sobrevivientes en caso de que éstos no cumplan con los rigurosos rituales de<br />

luto, mientras el cuerpo no haya sido depositado en su sepultura definitiva (Hertz ,1990:29). La<br />

referencia que hacen los familiares a cierto componente vital del muerto, energía o presencia<br />

espiritual, ausente en las relaciones habituales con los muertos en general, tiene una íntima<br />

relación también, con el estado y tratamiento del cuerpo, como observaremos también con los<br />

familiares de los caídos en las Malvinas. Así, la relación que se establece entre la ubicación<br />

espacial del cuerpo, y el tipo de relación entre muertos y vivos depende, en estos casos, de la<br />

interpretación asignada a la ausencia del cuerpo en el contexto de la desaparición.<br />

Habíamos observado para los desaparecidos que en la esfera pública los familiares<br />

establecen un tipo de relación política con sus seres queridos, resistiéndose a la muerte hasta la<br />

recuperación de los cuerpos y el juzgamiento de los asesinos. Así también, la ausencia del<br />

cuerpo y de las prácticas habituales de separación, generan un tipo de relación en el ámbito de<br />

lo doméstico, ya que los muertos se transforman en seres extraordinarios que se comunican<br />

con sus seres queridos, ofrecen señales y caminos de búsqueda, y hasta pueden hacer milagros.<br />

Graciela, por ejemplo, solicitó ayuda a una vidente para tener una comunicación con su marido<br />

y adquirir información sobre la forma de su muerte:<br />

“Hay una que te lee la mente que conocí, ahora. Ella, es la que me orientó en la<br />

búsqueda de los huesos de él. Inclusive, no sé, tuve una paz. Creer o no creer, no<br />

me importa porque, yo, se lo que creo, lo que vi, lo que escuché (negrita<br />

agregada)”. Fui con María Victoria. Mirá, fue hablar con él, porque, siempre,<br />

siento la presencia de él alrededor y fue hablar con él. Me di cuenta que estaba,<br />

con él (negrita agregada)”. Me dijo como murió. Tres tiros en la cabeza… la forma<br />

en que me describieron la bolsa…. Además, siento que tengo flor de percepción,<br />

me descompongo y qué se yo. Este… siento que, como que a él no le interesa que<br />

encuentre sus huesos o lo ponga en una urna o lo que fuese. Porque es como que<br />

está cuidándonos. Yo, lo siento. Y dijo cosas que sólo, uno, sabe que son”<br />

(negrita agregada)” (Graciela, 12/01/10).<br />

Fue a partir de esta comunicación que Graciela entró en razón sobre el hecho de la muerte<br />

de su marido y su presencia le dio tranquilidad:<br />

“Si, si, murió con…, viste, lo mataron con tres tiros en la cabeza. Así, como que<br />

tac, tac, tac. Yo hice así ¡pum!, viste… Al final del año pasado… Ahí, hice, ¡pum!,<br />

Y ahora como que estoy en paz, mucha tranquilidad, empecé a pensar las cosas<br />

desde otro ángulo (negrita agregada)”. No tengo bronca, no tengo odio, fui<br />

tranquilamente al juicio de la ESMA este…Porque fue como hablar” (Graciela<br />

12/01/10).<br />

94


Algunas peculiaridades de estos seres extraordinarios se asimilan a varios aspectos del<br />

numen, que desarrolla Rudolf Otto (2007). Lo numinoso, señala el autor, hace referencia a una<br />

dimensión de la experiencia que se presenta como misteriosa, admirable e inaccesible y cuya<br />

energía percibida activa relaciones de absoluta dependencia. Esta manera de ser de lo<br />

numinoso, que se entiende como aquello que no es público, ni cotidiano ni familiar, es<br />

percibido como paradójico:<br />

“Las palabras sobrenatural y supracósmicos son aptas para designar una realidad y<br />

una manera de ser “absolutamente heterogénea, de cuya peculiaridad sentimos algo,<br />

sin poder expresarlo por conceptos claros” (Otto, 2007:43)<br />

Así, como referí anteriormente acerca de la condición liminal del desaparecido, éste se<br />

comprende muchas veces como en un ser en estado de suspensión, sin ubicación espacial ni<br />

temporal:<br />

“Y, están como…, qué se yo, en el aire, si querés, ahí, en ese espacio indefinido<br />

entre la tierra y lo posible (negrita agregada). Están en el espacio… el<br />

desaparecido como desaparecido es como que, uno, lo tiene en el aire, no lo ubica<br />

temporal…, espacialmente, no hay ubicación (negrita agregada)” (Graciela,<br />

12/01/10).<br />

Así, el desaparecido en tanto ser numinoso, se puede presentar de variadas formas, como en<br />

sueños o apariciones, para dar mensajes, señales y abrir caminos de búsqueda, como la<br />

experiencia de Graciela recientemente citada o la de algunos familiares analizados en nuestra<br />

anterior investigación (Panizo, 2003:70) en el que los desaparecidos “aparecieron” junto a una<br />

fosa:<br />

[...] Cuando a mí me impactó mucho lo de Franca que supe que terminó<br />

en el río, ella me decía, porque ella tuvo acá una especie de visión [...]<br />

ella dice que vio un muchacho que llegó, y ese hombre era Horacio, que<br />

tenía ropa embarrada y le mostró un agujero en la tierra, y le dijo<br />

"ahí"(Haydee, 06/09/2002).<br />

[...] Se me aparecía mucho, guiándome en sueños, te digo, tengo un sueño<br />

grabado acá [...] era una fosa, pero hacé de cuenta que era grande como<br />

todo esto, e iluminada como si fuese la luz de una vela y estaba mi papá<br />

parado, mi hermano al lado de él y me tiraba los brazos, y me llama y yo<br />

me arrimo y me dice "quedáte tranquila que ya está todo bien" [...] y<br />

estaba adentro de una fosa ¿me entendés? (Silvia, 07/08/2003).<br />

95


En el momento en que Haydee temía que el destino de su hijo haya sido el río y no poder<br />

nunca recuperar su cuerpo, esta aparición representó para ella, tal como el sueño para Silvia,<br />

que su familiar estaba en la tierra y que lo iba a poder encontrar (Panizo, Ibíd.:68). De la<br />

misma manera, otros familiares de desaparecidos y de Malvinas, dan cuenta de estas<br />

experiencias extraordinarias que se comprenden como señales.<br />

Estas experiencias extraordinarias implican también la conversación con sus seres<br />

queridos, en forma de rezos o pedidos de ayuda:<br />

“Creer o no creer, no me importa porque, yo, se lo que creo, lo que vi, lo que<br />

escuche. Fui con María Victoria. Mirá, fue hablar con él, porque, siempre, siento<br />

la presencia de él alrededor y fue hablar con él. Me di cuenta que estaba, cuenta<br />

que estaba con él” (Graciela, 12/01/10).<br />

En la relación que los familiares establecen con los desaparecidos, se siente una presencia<br />

permanente de estos últimos:<br />

“En mi casa, lo siento como si estuviera. En mi casa, viste, como si estuviera,<br />

tiene presencia” (Irma, 20/01/10).<br />

Esta permanencia de los desaparecidos en el mundo de los vivos evidencia, como<br />

habíamos referido, la ausencia de procesos de habituales de despedida y separación con las<br />

cuales los familiares están acostumbrados a enfrentar la muerte de sus seres amados:<br />

“Hay un duelo, que uno tiene que hacer cuando muere un ser querido (negrita<br />

agregada). Mi mamá murió cuando yo era Joven… las etapas. Yo me acuerdo<br />

porque yo era chica y me ponían de medio luto cuando murieron mis abuelos… el<br />

luto era, seis meses de luto riguroso que significaba andar con un sombrero y un<br />

crespón colgado, después seis meses de luto, ya sin crespón ni sombrero, seis<br />

meses de luto aliviado que era un cuellito blanco….y seis meses de medio luto. Dos<br />

años. Cuando se murió mi mama yo pasé por todas esas etapas, sin la ropa.<br />

Pasaron seis meses hasta que yo me hice a la idea de que mi mamá se había<br />

muerto y que no iba a volver más (negrita agregada) . Y recién después de los dos<br />

años, yo pude pensar que mi mama no estaba, que no iba a volver…Porque eso es<br />

lo que te pasa. Yo vi el cuerpo de mi mamá, no como en el caso de mi hijo (negrita<br />

agregada). Pero es como que… hasta que te haces a la idea de que no hay<br />

regreso… De que se murió, se murió…. Y son los seis meses de luto riguroso.<br />

(Mabel, 17/07/08).<br />

96


“Mis hijos…. no se dónde están, ahora… tampoco están en el cementerio porque,<br />

como te digo, cuando voy a ver a mi marido y a mis padres… a mis hijos, ahí, no<br />

los tengo, ni tampoco los veo” (Lita, 05/01/10).<br />

Observamos así, una intima relación entre la desaparición física de cuerpo, la falta del<br />

ritual y la presencia numinosa de los familiares muertos, ya que la configuración simbólica de la<br />

desaparición hace referencia no solo a una resistencia política en el ámbito público, sino también<br />

a un estado de ambigüedad existencial en el transcurso de la crisis vital de sus seres queridos. En<br />

una relación dialéctica entre la ausencia del cuerpo, el destino del muerto, y el sentido que se le da<br />

a la muerte, en el ámbito doméstico los desaparecidos se transforman en seres extraordinarios que<br />

tienen una participación activa en la vida cotidiana de sus familiares. La liminalidad, la<br />

desaparición socialmente reconocida y la muerte desatendida, permiten a los familiares<br />

sobrellevar el tiempo de espera hasta recuperación del cuerpo, resistiéndose políticamente a<br />

cualquier práctica social que intente dar por muerto a su ser querido, antes de que esto ocurra y<br />

generando una relación de dependencia mutua entre vivos y muertos. A continuación, por el<br />

contrario, observaremos de qué manera a través de las exhumaciones 1) la muerte desatendida se<br />

reconvierte en una muerte socialmente reconocida; 2) se legitima socialmente el fenómeno del<br />

deceso; y 3) se reconstruye la condición social de persona y se rearticulan las relaciones entre los<br />

vivos y las de ellos con los muertos.<br />

Las Exhumaciones<br />

“Ahora de repente por ahí aparece,<br />

¿Y qué carajo hago con la aparición?”<br />

Hugo Argente, 2007.<br />

Para la exhumación de los cuerpos inhumados en este período, el hecho de que el trabajo<br />

esté en manos del EAAF, personas especializadas, permite recuperar los esqueletos de la forma<br />

más completa posible, de manera que no se pierda evidencia asociada a los restos así como<br />

tampoco su ubicación espacial dentro de la fosa.<br />

El trabajo del EAAF es significativo en materia no sólo de lo sucedido respecto a las<br />

muertes sino que devuelve la identidad a un sujeto social que fue desposeído de su nombre<br />

apenas ingresaba al CCD, y que fue enterrado como NN una vez asesinado. Este proceso, que<br />

97


Pilar Calveiro denomina desaparición de la identidad (2006:47), es reconvertido por el trabajo<br />

de exhumación e identificación 88 :<br />

“La recuperación e identificación de los restos ha sido uno de los ejercicios de<br />

memoria más importante acerca de los campos de concentración. Permitió<br />

recuperar cuerpos, nombres, historias, militancias, culpables” (Ibíd.: 166).<br />

La exhumación e identificación permite la reestructuración en la condición ontológica de la<br />

persona, esto es, la inclusión del muerto en el mundo de los muertos, el último estadio del ciclo<br />

vital.<br />

La posibilidad de exhumar los cuerpos produjo reacciones dispares entre diferentes<br />

familiares u organizaciones de familiares. Por ejemplo, la Asociación Madres de Plaza de<br />

Mayo dirigida por Hebe de Bonafini, y cuyo lema principal es “30 años de vida venciendo a la<br />

muerte”, niega completamente las muertes:<br />

“¡Los hijos para nosotras jamás van a morir! Jamás los vamos a dar por muertos…<br />

Aparición con Vida es una consigna ética, de principio. ¡Mientras haya un sólo<br />

asesino en la calle, nuestros hijos vivirán para condenarlo en nuestras bocas y en las<br />

de ustedes!”. 89<br />

“Alfonsín llama a las personas afectadas y le dice que va abrir las tumbas, que él<br />

va entregar los huesos y el cadáver. Y nosotros le contestamos con una nota que<br />

nuestros hijos no eran ni huesos ni cadáveres. Se los llevaron vivos y los vamos a<br />

reclamar vivos. No queremos museos, no queremos estatuas, porque no hablamos<br />

de la muerte, hablamos de la vida. No los vimos muertos. No queremos hablar de<br />

la muerte, hablamos de la vida y luchamos por la vida. Esa es la posición”<br />

(Juanita, 01/07/09).<br />

Desde esta perspectiva, al igual que Familiares de Desaparecidos, el desaparecido es un<br />

sujeto activo a través del cual se mantiene la búsqueda de la verdad y la justicia, no sólo<br />

respecto de la problemática de la dictadura sino también en la lucha por los Derechos<br />

Humanos en general. Pero su peculiaridad, a diferencia de Familiares, como indicamos<br />

anteriormente, es que no se aceptan las exhumaciones e identificaciones de los cuerpos, ya que<br />

esta resistencia política a la muerte implica una resistencia a la descomposición de los cuerpos<br />

que debían haber sido evidenciados apenas ocurría la muerte, como condición opuesta a la<br />

88 Otro proceso de reconversión de la identidad, se da a través del informe del Nunca Más, que “confronta el<br />

crimen de la desaparición restituyendo la humanidad de los desaparecidos al presentar sus nombres, edades, sexos,<br />

actividades laborales o profesionales” (Crenzel, 2008:112).<br />

89 Hebe de Bonafini, ¿Por qué parece utópica la consigna aparición con vida?, en WWW.madres.org.<br />

98


desaparición 90 . En relación con esto, señala Robben que “el re-entierro sepultaría el dolor de la<br />

separación”, sin embargo “el dolor incompleto se transformó en introyección”, ya que las<br />

Madres querían seguir manteniendo a sus desaparecidos vivos, dejando sus restos sin<br />

identificar en las fosas comunes y, en cambio, divulgando sus ideales”. (2006:35).<br />

A pesar de las diferentes posturas acerca de las exhumaciones, lo que no entra en discusión<br />

es que recuperando el cuerpo, se recupera como habíamos visto el símbolo por excelencia de la<br />

acción ritual mortuoria. Por un lado, el proceso de exhumación con familiares presentes puede<br />

ser vivido como un velatorio, que da cuenta de una muerte reciente, y transcurre en un espacio<br />

de solidaridad entre los presentes (Panizo, 2003). El embodiment del muerto entra en escena y<br />

la muerte es habitada en un espacio social donde, por un lado, se da lugar a los vivos a tener<br />

una última permanencia con el muerto. Entonces, es a partir de la exhumación donde empiezan<br />

a realizarse los rituales de luto y el desaparecido empieza a ser un muerto. Termina la<br />

ambigüedad, la duda y cualquier esperanza de vida. Por otro lado, a través de la exhumación, el<br />

proceso ritual comienza a tener su cauce, y da lugar a que se desarrollen las etapas necesarias<br />

para la despedida 91 .<br />

La etapa posterior a la exhumación e identificación puede ser problemática sobre qué hacer<br />

con los restos. Mabel, que estaba todavía en la búsqueda y espera de la exhumación e<br />

identificación del cuerpo de su hijo Alejandro 92 , reflexionaba sobre la paradoja a la cual se<br />

enfrentarían una vez encontrados los restos, ya que en sus prácticas familiares tradicionalmente<br />

asociadas los rituales de muerte, era habitual la cremación del cuerpo una vez concluido el<br />

velatorio:<br />

“Esa es otra historia que no sé qué vamos a hacer con su cuerpo, porque todos<br />

somos ateos en nuestra familia… entonces para ninguno de nosotros el cuerpo es<br />

más que un cuerpo, el cuerpo de los muertos que tenemos en la familia, no es más<br />

90 Para profundizar sobre las diferentes posturas acerca de las exhumaciones, consultar el trabajo de María Carina<br />

Tumini, Lucía Soledad Garay y Carla María Banchieri (2007).<br />

91 Aunque en los anuarios del EAAF se sostiene el derecho a los familiares a asistir a las exhumaciones, su<br />

presencia es un tema complejo y que siempre están debatiendo los antropólogos forenses. En este sentido señala<br />

Darío Olmo: “muchas veces resulta que por la investigación histórica llegás a la conclusión de que tenés un cuerpo<br />

en la fosa individual, y tenés a la familia ahí, cortando clavos, y resulta que al cuerpo no lo encontraste. Entonces<br />

yo creo que fue un error, que no deberíamos alentarlo así” (Tumini, Garay y Banchieri, 2007:173). Asimismo, y<br />

desde una mirada psicosocial, nos dicen Tumini et al, que más allá del dolor y la incertidumbre que puede<br />

observarse en ciertos casos, puede ser una instancia con potencial reparatorio, por lo que se aconseja un<br />

dispositivo de acompañamiento familiar (Ibíd.: 173).<br />

92 Como había mencionado, Mabel falleció en el año 2009, sin haber podido encontrar el cuerpo de su hijo.<br />

99


que un cuerpo, no significa nada, el caso de Alejandro es un punto y aparte, es una<br />

cosa distinta, por un lado decimos “lo cremamos y lo tiramos por el río” y después<br />

decimos ¿después de tanto pelear por recuperar el cuerpo, cremarlo? ¿Después<br />

desparramarlo así para que no haya más cuerpo? No sé, no sé realmente lo que<br />

vamos a hacer” (Mabel, 25/10/06).<br />

Observamos de qué manera las ideas nativas acerca de la muerte y los rituales mortuorios<br />

se ven modificadas por el contexto de la desaparición de personas, que le da al cuerpo un valor<br />

que previamente no tenía. Mientras, usualmente para Mabel el cuerpo de la persona una vez<br />

muerta no tenía ningún significado, en el caso de Alejandro, la recuperación del cuerpo podría<br />

sufrir un proceso de sacralización, que hace de la muerte un fenómeno en el cual el cuerpo y la<br />

persona sean elementos inseparables en el proceso de conversión y consagración del muerto en<br />

tanto tal. La ubicación espacial del cuerpo, en un lugar único de descanso, luego de tantas<br />

manipulaciones sufridas, cumpliría entonces una función primordial como último estadio del<br />

ritual de paso, de separación, de una manera definitiva.<br />

En relación con las familias Morresi y Argente, se dieron similares inquietudes y<br />

discusiones sobre el destino de los restos. Irma y Julio tuvieron la posibilidad de recuperar el<br />

cuerpo de su hijo, en 1989, trece años después de su desaparición, gracias al trabajo del EAAF.<br />

El hijo de Julio, Norberto Morresi, fue asesinado el 23 de abril de 1976, cuando llevaban con<br />

un compañero a la parroquia de una villa donde hacían trabajo social, ejemplares de la revista<br />

Evita Montonera. La camioneta en la cual viajaban fue interceptada por un control policial, y<br />

tanto Norberto como su compañero fueron fusilados con las manos atadas e inhumados como<br />

NN en un cementerio de General Villegas. Tanto la familia de Julio como la del compañero de<br />

Norberto, decidieron enterrarlos juntos. En el año 2010, la familia de éste trasladó su cuerpo a<br />

un cementerio de San Antonio de Areco para ser enterrado con sus padres recientemente<br />

fallecidos. La apertura de la tumba de Norberto fue muy movilizante para Irma, tanto que tuvo<br />

la intención de abrir la urna para volver a ver a su hijo después de 21 años de su primer<br />

entierro:<br />

“Otro golpe porque abrir ahí; sacar, otra vez, yo, quería abrirlo. Uno del<br />

cementerio me dijo: “no, no podemos abrirlo nosotros”. Lógico, tienen razón…”<br />

(Irma, 20/01/10)<br />

100


Unos meses más tarde, tuvieron que trasladar el cuerpo de Norberto a otro espacio del<br />

cementerio:<br />

“De ese lugar, había que sacarlo. Había que sacarlo porque no era el lugar para<br />

huesos. Era, como te digo… Es el cementerio de Flores… Hay columnas, entonces,<br />

en los lugares donde hay columnas hacen nichos cortos, cajoncitos para chicos.<br />

Sí, mi hijo tenía arriba un chico, otro chico, porque era una columna y, bueno, ahí,<br />

los pusimos a los dos, ahora, lo tuve que trasladar” (Irma, 20/01/10).<br />

Es importante resaltar que en el caso de los cuerpos identificados de personas<br />

desaparecidas, se trata de huesos, por lo que las urnas en donde los depositan para su posterior<br />

entierro o cremación, son de tamaño pequeño. El tamaño de la urna, que se asemeja a la de un<br />

niño, llama la atención ya que en los desaparecidos son personas adultas. Esto puede producir<br />

un fuerte impacto para los familiares, como decía Hugo:<br />

“Cuando vi esos restos, no eran mi hermano. Porque es imposible que alguien que<br />

medía 1 metro 80, ojos saltones, lleno de brillo cuando hablaba de la revolución, y<br />

con el chiste a flor de piel, era imposible que entré en una caja de madera de 50<br />

centímetros ¿Se entiende?” (Hugo, 13/07/07).<br />

Habíamos señalado en el capítulo I que la importancia de la tanatopraxia radica en hacer que<br />

la materialidad del cuerpo coincida lo más posible con la persona en vida. En cuanto a las<br />

identificaciones realizadas por el EAAF, cuando lo que se recupera es sólo material óseo, no se<br />

produce una coincidencia morfológica entre la materialidad del cuerpo y lo que era la persona<br />

en vida. Es por eso que Hugo marca una clara diferencia entre “cuerpo” y “restos” en el<br />

contexto de la entrevista:<br />

“El cuerpo no se recupera, ese es otro error de concepto. Son huesos ¿Se<br />

entiende? A mí me dieron un montón de huesos y un cráneo con un agujero en la<br />

cabeza que la ciencia dice que eso fue mi hermano” (Hugo, 13/07/07).<br />

En las ideas nativas de Hugo, el cuerpo es cuerpo cuando su condición estética e integral<br />

refiere directamente a la persona fallecida. En sus concepciones, los huesos no tienen la calidad<br />

de cuerpo en tanto no pueden asociarse claramente con su hermano. Siguiendo las<br />

interpretaciones de Hugo, y haciendo referencia a las distinciones metodológicas planteadas en<br />

el capítulo I, podemos entender al cuerpo exhumado por el EAAF como un dis-embodiment, una<br />

101


desencarnación del sujeto, que como no puede ser corporizado en la práctica ritual, (como en los<br />

velatorios) sólo lo es a través de las prácticas de identificación. De la misma manera, los<br />

diferentes actores sociales comprometidos en la práctica de la identificación le otorgan<br />

legitimidad al hecho del deceso, contribuyendo a un reconocimiento social de la muerte. El<br />

proceso de identificación viene acompañado, entonces, por signos de muerte tan significativos<br />

como los legales, el certificado de defunción y el permiso para inhumar:<br />

“Yo tenía los huesos, en un papel, de mi hermano, en el bolsillo de la campera.<br />

Porque yo tenía la definición de que esos restos eran de mi hermano. Fue el primer<br />

paso, esto es lo que certifica que…confirma con tu ADN que es tu hermano”<br />

(Hugo, 17/11/06).<br />

Así también, la presencia de “restos” permite al familiar tener una última cercanía con su<br />

ser querido antes de que concluya el pasaje del ciclo vital:<br />

“Vino mi mamá, vio la urna con los huesitos, lloró, le dio besos, hijito, que sé yo,<br />

toda esa cosa que… está bien…” (Hugo, 17/11/06).<br />

De esta manera, la significación que le dan los familiares a los restos identificados, que<br />

como para Mabel se contraponen a las representaciones habituales que le restaban importancia<br />

al cuerpo muerto, así también como los rituales de despedida, separación y agregación, pueden<br />

corporizar al desaparecido, entrando en escena el embodiment del muerto, en tanto, al estar<br />

atravesado por significados culturales, su capacidad de agencia, modifica y reestructura las<br />

clasificaciones sociales.<br />

De este modo, las diferentes significaciones que se le pueden confferir al embodiment del<br />

muerto, en la etapa posterior a la exhumación e identificación, pueden provocar disputas y<br />

tensiones domésticas en lo relativo al destino adecuado de los muertos. Cuando Irma recibió los<br />

restos de su hijo, ella inmediatamente sintió la necesidad de cremarlo:<br />

“No, yo, no quiero el cementerio, quiero que lo cremen, cremarlo y lo voy a<br />

llevar al parque, donde, él, jugaba y va a estar ahí” (Irma, 25/11/10).<br />

Con una lógica inversa a la de Mabel, Irma sintió que la cremación, al tiempo que le<br />

otorgaba libertad, implicaba unirlo con su biografía, con su niñez y su memoria, en un doble<br />

102


movimiento de liberación y confirmación simbólica, cuando el cuerpo había estado tantos<br />

años oculto, sustraído de la realidad:<br />

“Para tirarlo en el aire, para que estuviera en la tierra que no estuviera encerrado<br />

ahí, Como que lo liberaba, como cosa que está en el aire viste…” (Irma, 25/11/10).<br />

Sin embargo, Irma no insistió con el tema de la cremación ya que para su marido era<br />

importante tenerlo en el cementerio, en un lugar único de descanso donde poder ir a visitarlo.<br />

Para la familia Argente, las discusiones no giraron en torno a hacer un entierro o una<br />

cremación sino al carácter que iba a tomar el ritual de despedida:<br />

“Mi hermana, cuando aparecen los restos de Daniel, dice, «bueno vamos a hacer<br />

algo íntimo», y le dije «Vos seguís enferma de la cabeza, esto lo tiene que saber el<br />

mundo, que una persona que figura desaparecida veinticuatro años fue asesinada<br />

por los milicos, ¿cómo, vos tenés mierda en la cabeza?». Quinientas personas<br />

metimos en Chacarita ese día” (Hugo, 17/11/06).<br />

Observamos de qué manera el mismo ritual tuvo diferentes sentidos para los diferentes<br />

participantes. Cuando para la hermana podía tratarse de un ritual mortuorio íntimo, privado,<br />

que cumplía la función específica de despedir al muerto y agregarlo en el mundo de los<br />

muertos, como era habitual en la tradición familiar; para Hugo, por otra parte, el entierro<br />

devino en ritual público y político. De esta manera, en tanto el ritual mortuorio fue<br />

resignificado como acto de denuncia social, el cuerpo se transformó en un símbolo político 93 :<br />

“Que ese ritual, ese entierro, era una denuncia (negrita agregada), más que algo<br />

que me servía a mí para el duelo, sino tendría que haber hecho algo intimo como<br />

dijo mi hermana. Era un hecho político (negrita agregada)” (Hugo, 13/07/07).<br />

Así, el carácter político del ritual se activó de acuerdo a los valores morales asignados al<br />

muerto y responden al marco simbólico de interpretación a través del cual los familiares<br />

entienden el pasado, el presente y se identifican dentro de un grupo. El ritual del entierro se<br />

enmarca en un contexto más general de prácticas que Hugo viene llevando a cabo desde<br />

Familiares de Desaparecidos, a las cuales se le da sentido a través de las nociones de memoria,<br />

verdad y justicia. Tanto en el caso de Hugo como en el de Irma y Mabel, las ideas nativas de<br />

93 Para profundizar sobre la forma en que los cuerpos muertos en diferentes contextos históricos y sociales han<br />

devenido en símbolos políticos ve,r Verdery, 2004 y Rader, 2006. En relación con los usos políticos de la muerte<br />

y los cuerpos muertos en la historia argentina, consultar Guber, 1996; Robben, 2006; y Gayol 2010.<br />

103


muerte son resignificadas, ya que por las circunstancias especiales de la muerte, el muerto, que<br />

no es “un muerto común” como lo son otros seres queridos, se transforma en un “muerto<br />

político”, por cuanto la muerte es socialmente administrada para dar un sentido especial a lo<br />

ocurrido con los desaparecidos bajo el Proceso.<br />

De esta manera, el lugar secundario que para Hugo ocupó el entierro en tanto ritual de<br />

despedida y separación se hace evidente también cuando reflexiona en el mismo contexto de la<br />

entrevista acerca del sentido que le dio a la identificación y posterior inhumación de los restos<br />

de su hermano:<br />

“Cuando llaman los antropólogos, atiendo yo, y me dice «Negro», «Si», «Darío»,<br />

« ¿Darío?», le digo «Si, boludo de antropólogos», « ¿Qué haces Darío?»,<br />

«Tenemos novedades», « ¿y? », «Hay buenas noticias» y yo le digo, «¿Qué son<br />

buenas noticias para vos Darío? »” (Hugo, 17/11/06).<br />

“Quizás por eso sigo siendo hermano de desaparecidos, porque no termino de<br />

entender esto de…” (Hugo, 13/07/07).<br />

En este sentido, es interesante rescatar que si bien no se enfrentó a la muerte de manera<br />

clara y precisa inmediatamente recuperados los restos, la forma en que lidió con la situación<br />

formó parte de un proceso lento que requirió de tiempo y rituales específicos.<br />

Por un lado, que Hugo no haya podido comer durante meses nos demuestra de qué manera,<br />

luego de la recuperación del cuerpo de su hermano, empezó a enfrentarse con la muerte cara a<br />

cara:<br />

“A los tres meses casi me voy a verlo al Barba. Llegué a pesar 46 kilos… hasta<br />

que vino el médico… y me dicen “bueno no vemos nada”….. y un día me agarró la<br />

chiripiolca, y salí rajando a la salita de Lugones, y un médico en vez de ponerme<br />

oxígeno, empezamos a hablar…manda a la enfermera, me trae algo y me lo pone<br />

algo debajo de la lengua, pudo haber sido algo de arroz, pero al ver que alguien<br />

me entendía que iba más allá del oxígeno lo mío… y me dijo, vamos a hacer todos<br />

los estudios… porque ya ahí no podía tragar, no podía, y me tranquilizó porque me<br />

aconsejó ir a ver a un médico y ahí conocí a la doctora Garabaldia, que yo creo<br />

que es la que me salvó la vida, me dijo «vamos a hacer todos los estudios pero lo<br />

primero que tenés que hacer es hacer terapia» y estuve casi dos años comiendo<br />

todo procesado… lo que me agarro en la cabeza, somatizó en el músculo<br />

bucofaríngeo, que es el que maneja la deglución y lo atrofió… y después fui a<br />

kinesiología y un buen día, gracias a la terapia sigo pensando yo, en Familiares,<br />

había de esas galletas infladas, estábamos hablando, ¿viste? Agarré un pedacito,<br />

me lo puse en la boca, lo dejé diluir… a los dos días comía un sándwich de miga, y<br />

104


después ves las consecuencias. Y bueno fue otra cosa, y por eso yo te digo que<br />

también me hizo mierda, y Haydee dice que encontró la paz, que tampoco todos la<br />

encontramos igual” (Hugo, 17/11/06).<br />

El enfrentamiento a la muerte parece ser expresado corporalmente a través de las<br />

dificultades en la ingestión de alimentos. A de este síntoma, Hugo expresaba simbolicamente<br />

el enfrentamiento con la muerte y las modificaciones en las relaciones sociales que esto<br />

implicaba, ya que durante más de veinte años fue construyendo su identidad en torno a la<br />

figura del desaparecido. En relación con esto manifestó su preocupación por dejar de ser Hugo,<br />

en el organismo, ya que la fuerza que le había impulsado la búsqueda tripartita, había sido<br />

encontrar el cuerpo de su hermano:<br />

“Nosotros tenemos problemas estatutarios para hacer entrar gente… ¿Yo puedo<br />

seguir siendo integrante de familiares? Si mi hermano no es más desaparecido”<br />

(Hugo, 13/07/07).<br />

De hecho, Hugo comenzó un proceso de integración de su vida cotidiana más hacia el<br />

ámbito de lo doméstico, que se manifestó radicalmente una vez terminado el juicio que juzgó a<br />

los responsables del asesinato de su hermano. De esta manera, manifiesta haber hecho un<br />

intervalo en Familiares de Desaparecidos, e involucrándose más con la vida de su mujer, sus<br />

hijas y sus nietos:<br />

“Estoy con la negra, la otra vez le hice un popurrí de verduras porque a ella le<br />

gusta, un montón de legumbres, unas salteadas con manteca, otras hervidas y<br />

ponérselas … Después del juicio habré ido cuatro veces a familiares… no siento el<br />

mismo fuego sagrado de levantarme a la mañana para ir a hacer eso… Y ellos no<br />

entienden que yo ya no me creo con el derecho de ser su Huguito. Yo era su<br />

Huguito el más grande de todos hasta que pasó lo que pasó el 11 de julio del año<br />

2008” (Hugo, 27/05/09).<br />

Lo que a Hugo le preocupaba, al dejar su estatus liminal, era su nueva condición en<br />

Familiares, luego del cambio identitario dentro de la estructura social dado que el marco<br />

simbólico del grupo ya no expresaba más su situación existencial actual. Si la búsqueda de la<br />

verdad y la justicia había llegado a su fin ¿se vería su pertenencia en el organismo limitada por<br />

su condición de deudo y ya no de familiar de desaparecido?:<br />

“Entonces te pregunto Laurita, cuando se habla de ese tema y dicen «¿y vos qué<br />

opinas?» «Discúlpenme pero yo no puedo opinar, yo podría opinar en el ´99 de<br />

105


pudieron:<br />

este tema» (negrita agregada) Ahí empieza el quiebre ¿se entiende? De que no soy<br />

igual a ellas” (Hugo, 17/11/06).<br />

“Digo « ¿tendré las mismas ganas de ir a familiares, de romperme el culo, de<br />

discutir?» Eso nunca se los dije a ellas. Y no lo tenía muy claro hasta ahora que<br />

estamos hablando, esto es lo bueno de hablar, porque no solamente decirle a<br />

ustedes, y llevarse mi testimonio, si no que a mí me sirve porque voy engranando<br />

cosas” (Hugo, 17/11/06).<br />

De ahí la culpa que siente Hugo por haber conseguido lo que otros familiares no<br />

“En algún momento me cuelgo y le miro la carita a Poldita, o la miro a la Tana<br />

con su locura, o la miro a Mabel… o la miro a Hilda, o pienso en Lita, te estoy<br />

diciendo las que están vivas, yo digo miralas, acá discutiendo si esto está bien o<br />

está mal, peleando si actuó bien o actuó mal Duhalde, si hay que apoyar o no a la<br />

destitución de Aníbal Ibarra, y no se resuelve absolutamente nada de sus hijos. Y<br />

yo, que por un hecho natural voy a perdurar más que ellas, tengo todo, otra vez la<br />

culpa, es increíble” (Hugo, 17/11/06).<br />

“Viene el juicio por Superintendencia, y yo ya tengo todo, y las veo a ellas que se<br />

están muriendo y no tienen nada, y las quiero abrazar, las quiero querer” (Hugo,<br />

13/07/07).<br />

“Esa es la cagada Laurita. Quiero dejar de tener culpa, ya conseguí todo, no<br />

quiero que sea mi culpa, que Lita no sepa nada. No, no tiene nada que ver. Yo me<br />

conozco” (Hugo, 27/05/09).<br />

La recuperación del cuerpo posibilitó también con prácticas sociales asociadas a la<br />

muerte y la rememoración de los muertos. Así, los rituales de rememoración de todos los 20 de<br />

agosto, en donde se rinde homenaje a los muertos de la Masacre de Fátima, hacen que para<br />

Hugo la muerte sea habitada, atendida socialmente, lo que ayuda al deudo en la ardua tarea de<br />

“adecuarse” al hecho de la muerte y al cambio estructural, después de tantos años de búsqueda:<br />

“A mí me hicieron un reportaje por radio cuando estaba todavía este pibe Juan<br />

Castro, justo cuando sale en Página/12, era un feriado, y uno de los periodistas me<br />

preguntó cómo me sentía mejor, y le digo “mira hermano yo viví 24 años buscando<br />

a un hermano desaparecido y ahora me tengo que tratar de acomodar que tengo un<br />

hermano asesinado, y de la única forma que me sentiría bien es no estar hablando<br />

con vos y estar tomando mate acá con mi hermano” (Hugo, 17/11/06).<br />

106


“Acomodarse”, “adecuarse”, “tragar la muerte” forman parte de un proceso tanto social<br />

como individual, donde aquella es negada en un principio y va siendo gradualmente aceptada,<br />

reconocida y comunicable:<br />

“Yo ya no sentía lo que era la muerte de mi hermano ¿Por qué no somos honestos?<br />

¿Quién después de 30 años, en mi caso después de 24, puede decir, está muerto?<br />

¿Qué es lo que está muerto? ¿Algo que no estuvo durante 24 años? ¿Y por qué no<br />

está muerto desde ese momento? Termino… dejame tratar de acomodarme. Porque<br />

son preguntas que me estoy haciendo, no es que te estoy contestando nada. Estoy<br />

pensando en vos alta ¿Podes entenderlo?” (Hugo, 13/07/07).<br />

“Estoy seguro que está muerto, yo estoy seguro que son sus restos”. (Hugo,<br />

27/05/09).<br />

“Me sale más fácil asesinado que desaparecido. Mi hermano está tan muerto como<br />

mis viejos, en circunstancias diferentes. Creo que lo asumí” (Hugo, 27/05/09).<br />

A pesar de esta aceptación, este muerto no entra en el panteón de los muertos comunes, y<br />

como habíamos señalado anteriormente, se evidencia un tipo de dependencia, como resultado<br />

de que Hugo no pudo acompañar a su hermano en el pasaje de la vida hacia la muerte:<br />

“Yo no lo dejo morir, tampoco, o él no me deja que lo considere muerto (énfasis<br />

mío). Como me despedí de papá, no me despedí nunca, porque es la materia prima,<br />

si no descansa en paz o si descansa en paz pero es la materia prima que tengo para<br />

reivindicarlo. Yo, de mi papá te hablo, si me preguntás. De mi hermano, te hablo,<br />

aunque, no me preguntes, te tengo que hablar de mi hermano” (Hugo, 29/12/09).<br />

Se establece entonces un tipo de relación entre el vivo y el muerto que permanece activa a<br />

pesar de la ausencia, y una dependencia continua que inhabilita o prolonga la separación de los<br />

sujetos rituales y la agregación definitiva del muerto en el mundo de los muertos.<br />

Al igual que Hugo, Irma siente no haber podido despedirse de su hijo. Anteriormente había<br />

mencionando la necesidad de los padres de ofrecer protección sobre sus hijos. Señalé también<br />

en el capítulo I de qué manera la posibilidad de estar hasta último momento con el muerto para<br />

despedirse puede tornarse en una necesidad primordial. Cuando Irma vio una foto que le<br />

tomaron al hijo apenas lo asesinaron, se quedó martirizada por no haberle podido cerrar los<br />

ojos, protegerlo y acompañarlo en el pasaje hacia la muerte. Así, hace una marcada diferencia<br />

107


con la muerte de su mamá, que sucedió algunos años después que la de su hijo. A diferencia de<br />

lo sucedido con Norberto, Irma manifiesta que pudo cerrarle los ojos y estar con ella hasta el<br />

final:<br />

“Porque está con los ojos abiertos. Entonces, siempre, digo porque, cuando velé a<br />

mi mamá, le pude cerrar los ojos. Que yo… no haya estado en ese momento, viste.<br />

Que, uno, puede abrazarlo, aunque, sea al final pero, estar, uno, en el momento<br />

de la muerte de un hijo, de un padre, de quién sea… Con mi mamá, quedé con una<br />

tranquilidad... Digo: “¡ay!, ¿por qué no me paso con mi hijo? En, en el momento<br />

que le cerraba, ¡te lo juro!, los ojos a mi mamá… pensaba en mi hijo. Tenía, eso,<br />

acá adentro. Tenía ojos muy grandes, viste, los tenía abiertos del todo y, eso, me<br />

quedó. Esas son cosas que no me las voy a sacar, eso, si que lo tengo acá, siempre,<br />

no poder haber hecho algo, algo, viste. Porque, vos, tenés un hijo enfermo…, a<br />

mucha gente le pasa, lo ha vivido pero hacen todo, están hasta el final, viste.<br />

Bueno, después, tiene que venir un poco de paz porque todo lo que hiciste. Y, yo,<br />

no pude, eso, me martirizó siempre” (Irma, 20/01/10).<br />

A pesar de esta deuda que siente Irma para con su hijo, para ella y su esposo, de modo<br />

similar para Hugo, la recuperación del cuerpo implicó el fin de la búsqueda, ya que hasta 1989<br />

esperaba encontrar a su hijo con vida:<br />

“Después del ´89 comenzó ese proceso que ya estaba muerto (énfasis mío).<br />

Entonces por lo menos ya tenemos, cómo te puedo decir, mi matrimonio… ya nos<br />

hicimos la idea que no lo íbamos a ver más. Como que ya elaboramos el proceso<br />

del duelo” (Julio, 02/06/09).<br />

“Mirá, es una tranquilidad, tranquilidad, en el sentido que, bueno, ya sabemos<br />

donde se terminó la vida de él, tenemos la verdad; no, la justicia pero, la verdad, la<br />

tenemos, la verdad que, ellos, no nos supieron dar pero es una tranquilidad. Por<br />

eso, yo, sufro mucho por todas las mamás que no saben (énfasis mío) , porque<br />

digo, es muy feo, muchas se han muerto sin saber nada” (Irma, 20/01/10).<br />

La identificación del cuerpo vino acompañada con información sobre lo acontecido, y por<br />

eso se siente privilegiado frente a la situación de otros familiares:<br />

“Yo digo, entre comillas, que soy un privilegiado que por lo menos sé lo que pasó<br />

con mi hijo. No estoy el día de hoy pensando « ¿Estará vivo en algún lado, estará<br />

loco o preso?»… los antropólogos cuándo vieron que vimos la exhumación del<br />

cadáver, me dice uno de ellos « ¿Querés tener la carpeta de todo lo que nosotros<br />

nos llevó a descubrirlo?», «Sí ¿Cómo no lo voy a querer tener? Dámela…. así lo<br />

tengo completo». Me dan la carpeta…Bueno entonces íbamos viendo todos los<br />

108


detalles que hay, y nos dan la foto dónde está él, pobrecito sentado en la<br />

camioneta. Le pegaron siete tiros así en la pera… le destrozaron la carita” (Julio,<br />

02/06/09).<br />

En este sentido, el fin de la búsqueda no implicó el fin de la lucha por la memoria, la<br />

verdad y la justicia:<br />

“Más de uno me preguntaron en otra oportunidad « ¿Pero si vos ya sabés qué<br />

pasó con tu hijo por qué seguís en esto?», «Sí, sé lo que pasó con él pero no sé lo<br />

que pasó con todos los compañeritos que venían a mi casa a comer el asado,<br />

compañeros de militancia. No sé qué pasó con nadie, con ninguno de ellos. Hasta<br />

que no aparezca el último, hasta que no se sepa qué pasó con el último no vamos<br />

a dejar de luchar (negrita agregada). Por eso estoy acá en familiares siguiendo la<br />

lucha tranquilamente. Y nunca con venganza,… desde el primer momento jamás<br />

pensamos en venganza sino en verdad y justicia. Ahora le agregamos memoria,<br />

verdad y justicia. Pero nunca venganza” (Julio, 02/06/09).<br />

Las palabras de Julio reflejan la camaradería del grupo ya señalada, y resaltan la figura del<br />

desaparecido como símbolo de lucha y acción social. Es por eso que, al igual que para Hugo,<br />

encontrar el cuerpo y dejar la lucha es una preocupación de muchos familiares:<br />

“Ojo, porque también está la parte fría de nuestra historia «el que encuentra los<br />

restos no lucha más» y fueron todas mentiras, fue todo lo contrario, los que<br />

encontraron los restos siguieron luchando y todavía con más fuerza, y como te<br />

dijo el otro día Hugo… porque se sienten privilegiados, y acompañarlos a<br />

nosotros, que no los encontramos” (Lita, 13/10/10).<br />

“Nosotros nos hacíamos esa pregunta mucho antes… buscábamos, buscábamos ¿y<br />

si encontrábamos qué? ¿Qué hacemos con lo que encontramos?… Cuando me<br />

enteré que habían metido en cana al responsable de superintendencia, me agarró<br />

otro bajón…. Era como que me abrían las puertas ¿Entendés? para hacer algo, yo<br />

me metía, abría esa puerta y le pegaba a todo lo que había, y disfrutaba de las<br />

cosas buenas de ese camino y después pum! me la cerraban de vuelta. Y es todo<br />

dentro de un mismo contexto si te ponés a pensar. Bueno hasta ahora vamos bien…<br />

vamos a juicio, condena a estos tipos ¿y después qué?” (Hugo, 17/1/06).<br />

Los interrogantes aparecen ya que el cambio existencial que produce el hecho de la muerte,<br />

tiene un efecto en la estructura de la institución, ya que ser familiar de desaparecidos es la<br />

condición social para ser miembro del grupo. Así también, un marco simbólico de<br />

interpretación, generado para la situación liminal, podría carecer de herramientas adecuadas<br />

para enfrentar la muerte y cerrar ciertas etapas del ciclo vital. De ahí que el ritual mortuorio<br />

109


pueda convertirse en un ritual político, expresando todavía, el modelo simbólico que representa<br />

al grupo.<br />

Más allá de estas inquietudes que los familiares plantean acerca de su participación en el<br />

organismo después de las identificaciones, observo desde mi perspectiva que recuperar el<br />

cuerpo implica la posibilidad del ritual y enfrentar la muerte cara a cara. De esta manera, la<br />

recuperación de los cuerpos marca un antes y un después respecto de ciertas prácticas relativas<br />

a la desaparición. Como habíamos señalado, Julio cambió la forma de las solicitadas de<br />

Página/12. Por otro lado, tanto para Julio e Irma como para Hugo, la búsqueda que continúa<br />

no tiene que ver con la de su familiar por lo que, en la lucha cotidiana por la verdad y la<br />

justicia, ellos se desplazan del papel de víctimas directas, para transformarse en el de<br />

acompañantes.<br />

Hugo, por otro lado, dejó de llevar facturas el día de cumpleaños de su hermano y comenzó<br />

un proceso de reintegración a su vida cotidiana familiar que, como ya referí antes, se manifestó<br />

más radicalmente una vez terminado el juicio correspondiente. El ritual mortuorio, entonces, a<br />

través del embodiment del muerto, que lo consagra como tal en el espacio social, puede<br />

producir un desplazamiento de lo público a lo privado, de lo colectivo a lo individual, y<br />

reestructura, las prácticas de los familiares.<br />

Observamos, entonces, que recién atravesada la experiencia transformadora del ritual de<br />

paso, concluidas todas sus etapas, el deudo se instala como deudo y el muerto es claramente un<br />

muerto dentro de la estructura social. De este modo, el ritual no solo consagra al muerto en<br />

tanto tal, sino también al familiar, ahora un deudo, como un nuevo agente social ya que, en<br />

cualquier tipo de crisis vital como la muerte, los cambios no solo conciernen a los sujetos<br />

rituales sino también marcan cambios en las relaciones de las personas allegadas a ellos, y en la<br />

estructura de las familias y los grupos.<br />

Síntesis<br />

Cuando en el capítulo I nos planteamos profundizar en las funciones que cumple el cuerpo<br />

en el escenario ritual, lo hicimos para tratar de entender aquellas frases reiteradas de nuestros<br />

interlocutores que afirmaban que sin el cuerpo no había ni muerte, ni duelo, ni ritual. El concepto<br />

de embodiment del muerto nos ayudó a entender que tanto su materialidad, que personifica la<br />

muerte del individuo, como su carácter transformador, hacen que su ausencia dificulte la<br />

110


ealización de los rituales mortuorios. Del análisis resulta que nuestros interlocutores experimentan<br />

un enfrentamiento a la pérdida en donde lo que está ausente, por la falta del cuerpo, es la muerte<br />

como proceso social, ya que no se puede habitar en espacios sociales donde se atienda al muerto y<br />

a los deudos por parte de la comunidad, y donde se habilite la reestructuración de las categorías<br />

sociales. De la misma manera, no se producen instancias de despedida donde el familiar pueda<br />

acompañar al muerto en el pasaje de la vida hacia la muerte.<br />

Esta ausencia de la muerte como proceso social, que hemos llamado muerte desatendida,<br />

forma parte del marco simbólico de interpretación, a través del cual se habilita el uso de la figura del<br />

desaparecido como forma de resistencia política que, legitimada por distintos actores sociales,<br />

permitiría la conformación de rituales que no enfatizan sobre la muerte sino sobre la ausencia y la<br />

desaparición. A la vez, esta resistencia política por parte de los familiares implica una forma de<br />

desplazamiento o sacrificio de la muerte, a cambio no sólo de un logro político que los identifica<br />

como grupo, sino también de una dependencia continua entre vivos y muertos que inhabilita la<br />

separación de los sujetos rituales y la agregación definitiva del muerto en su mundo. En este<br />

sentido, los tres términos lingüísticos del símbolo desaparición: memoria, verdad y justicia,<br />

expresan de qué manera los familiares se relacionan con la historia reciente y se identifican dentro<br />

de un grupo, y que tipo de relación establecen con los muertos. Asimismo, en todo el simbolismo<br />

asociado a la desaparición, que tiene la estructura de lo liminal, se condensan los polos opuestos<br />

de vida y muerte, y hacen referencia a una condición social, de ambigüedad estructural, donde los<br />

sujetos, sustraídos de la realidad, están por ser muertos, pero no lo son, en tanto no aparezcan los<br />

cuerpos y los culpables.<br />

Por otro lado, observamos que las exhumaciones e identificaciones de los cuerpos, permiten<br />

que la muerte se pueda enfrentar en espacios sociales, y genera nuevas clasificaciones sociales de<br />

las personas, provocando cambios estructurales dentro de las familias y los grupos.<br />

En el capítulo siguiente se observará de qué manera, a pesar de la falta del cuerpo, los<br />

familiares de Malvinas se han enfrentado a las pérdidas de sus seres queridos a través de rituales<br />

particulares con un reconocimiento social que contrasta con los casos recién analizados.<br />

111


Capítulo III.<br />

Malvinas: la muerte socialmente reconocida<br />

El objetivo de este capítulo es desarrollar, en relación con los caídos en Malvinas, un tipo<br />

de enfrentamiento a la muerte que denomino socialmente reconocida, la que supone a pesar de<br />

la falta de cuerpo, una legitimación oficial y su simbolización en espacios sociales a través de<br />

rituales mortuorios específicos.<br />

Muerte y desaparición<br />

Como señalara en la Introducción, Familiares de Malvinas se constituye como Comisión en<br />

el año 1982 con el objeto de generar espacios sociales en los que se pueda honrar públicamente<br />

a sus seres queridos. Para ello, entendieron apropiado separar radicalmente a la Guerra de lo<br />

acontecido en la dictadura respecto a la violación de Derechos Humanos. De esta manera,<br />

construyeron un marco simbólico de interpretación de lo ocurrido que, haciendo referencia a la<br />

mitología heroica nacional oficial, puso énfasis en la “argentinidad” como concepto que<br />

engloba a una nación unificada por los valores, creencias y prácticas religiosas católicas que<br />

ellos entienden como tradicionales y características del pueblo argentino. Como referí también,<br />

quien jugó un rol significativo en la construcción de este modelo interpretativo fue el<br />

presidente 94 de la comisión durante 27 años consecutivos, Héctor Cisneros, hermano del caído<br />

Mario “el Perro” Cisneros, militar de profesión 95 . Así, resalta de la narrativa de Cisneros la<br />

apelación a la Patria, al deber ciudadano, al juramento a la bandera, al sacrificio y a la religión<br />

católica como vía adecuada para entender e interpretar las muertes:<br />

“…es un clásico nuestro las misas y estamos convencidos de que estamos en la<br />

senda del buen camino, nos aferramos a Dios, a la Virgen, a la memoria, al honor,<br />

a la dignidad, a la hombría del bien, al compromiso, a la machura que tuvieron<br />

nuestros seres queridos… para nosotros tiene un significado sumamente<br />

importante porque es un acto de fe, nosotros lo hacemos desde hace muchísimos<br />

años, todos los días los recordamos, todos los días es que ponemos nuestros<br />

granito de arena, haciendo cosas para que lo que ellos escribieron con la sangre<br />

no lo borremos con el codo los Argentinos… Yo cada vez que voy para allí paso y<br />

94<br />

Héctor Cisneros renuncia a su cargo en marzo del 2010, por motivos a los que me referiré en los capítulos IV y<br />

V.<br />

95<br />

El hermano de Héctor, Mario Antonio Cisneros, ex integrante de la Compañía de Comando 602, tiene<br />

construidos en su honor más de treinta bustos en diferentes provincias argentinas, fomentados principalmente por<br />

el Ejército Argentino.<br />

112


entro a la catedral, le agradezco a la Virgen, a Dios esto de poder este… sin odio,<br />

sin rencores, porque nosotros no tenemos odio contra los británicos… voy y rezo,<br />

rezo algunas oraciones por nuestros muertos” (Héctor, 25/ 05/ 09).<br />

De esta manera, Familiares de Malvinas, para fomentar la glorificación a los caídos por<br />

parte de la sociedad en general, presentan a sus seres queridos muertos en la Guerra como<br />

héroes patrióticos, a través de un proceso de nacionalización de las muertes y la Causa<br />

Malvinas.<br />

De la puesta en marcha de este objetivo primordial se van llevando a cabo algunas<br />

actividades espontáneas como los altares 96 que terminan funcionando como espacios sociales<br />

en donde no sólo se presentan a los caídos de la guerra como héroes nacionales sino que<br />

devienen en rituales o espacios mortuorios donde los deudos pueden prestar atención a sus<br />

muertos lejanos. Esto resulta relevante para los familiares ya que al igual que los de los<br />

desaparecidos, se enfrentan también al hehco de la falta del cuerpo y la imposibilidad de<br />

realizar cualquier ritual mortuorio convencional. De las 469 víctimas en este conflicto, en el<br />

Cementerio de Darwin hay sólo 238 sepultadas en 230 tumbas individuales, y dos fosas<br />

comunes: una con 4 tripulantes de un helicóptero y otra con 3 tripulantes de un Lear Jet<br />

derribado. De las 230 tumbas, 123 poseen lápidas con la leyenda "Soldado sólo conocido por<br />

Dios" y 107, incluyendo las dos fosas comunes, poseen lápidas con los nombres y apellidos de<br />

los sepultados. No yacen en el cementerio los 323 muertos víctimas del hundimiento del<br />

Crucero General Belgrano 97 , 2 de los tripulantes del Lear Jet que están sepultados en la isla<br />

Borbón, varios caídos que se hundieron en otros buques, un número de pilotos derribados y<br />

algunos que fueron enterrados en la <strong>Argentina</strong> continental 98 . Ninguno de nuestros<br />

interlocutores, salvo el hermano de Nilda que está localizado en el cementerio de Darwin, y el<br />

padre de Leandro, que es uno de los pilotos sepultados en la isla Borbón, tuvo la posibilidad de<br />

contar con la identificación del cuerpo de su familiar caído. Aún en el caso de Nilda, los<br />

familiares manifiestan las dificultades que tuvieron para afrontar la muerte, ya que las prácticas<br />

rituales habituales se vieron impedidas:<br />

96 Analizaremos los altares en el capítulo IV.<br />

97 El 2 de mayo de 1982 se produjo el hundimiento del General Belgrano por el ataque del submarino nuclear<br />

británico HMS Conqueror, que causó la muerte de 469 hombres (Bonzo, 1992). El hundimiento causó una fuerte<br />

polémica, por parte de la sociedad argentina, al haberse producido el ataque fuera del área de exclusión establecida<br />

por el gobierno británico alrededor de las islas. Para profundizar acerca de la forma en que tanto los miembros en<br />

actividad, retirados o dados de baja de la fuerza naval le dieron sentido a este episodio, consultar Guber, 2008.<br />

98 En el caso del Crucero General Belgrano, también hubo cuerpos recuperados que fueron devueltos a las familias<br />

y están en cementerios particulares.<br />

113


“Nunca tuvimos… A ver, cómo lo puedo explicar para que no parezca burdo, la<br />

desaparición física de una persona es terrible porque, vos, tenés que aceptar la<br />

muerte sin verlo, sin saber si es cierto (énfasis mío) , por más que te digan, que te<br />

cuenten y demás, siempre, te queda la duda” (Nilda, 28/10/09).<br />

“Por eso es tan importante cuando hacen viste…un velatorio de algún familiar o<br />

de algún amigo, que vos vas y lo ves fallecido ahí en el cajón (énfasis mío) y no es<br />

que te dicen «no, mirá, sabés que tu papá se murió o desapareció», no, vos vas y lo<br />

ves con tus propios ojos, nadie te lo está contando, lo podes tocar, lo podés ver que<br />

esta frío y que está muerto, por eso es tan importante como para que tu mente se<br />

vaya acostumbrando a la idea. Bueno uno no lo tuvo eso. Una cosa es que vengan y<br />

te digan: “tu papá se murió” y otra cosa es que vos lo veas, fehacientemente…”<br />

(Sergio, 17/07/09).<br />

“Porque un entierro es tan sagrado (énfasis mío)…uno va y, hace todo un ritual<br />

de su ser querido, y lleva el cajón con todo el dolor que vos quieras, llevarlo a la<br />

tierra, al nicho o al crematorio, pero sabés que lo estás llevando, o lo dejás ahí o<br />

en el crematorio te dan las cenizas y también las podes llevar a donde vos quieras<br />

o donde ese ser querido quería que vaya, pero ya está. Uno quiere saber, por algo<br />

están los cementerios, la necesidad de unas flores, una misa y todo eso (énfasis<br />

mío) ... en lo personal… yo necesito…” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

“Claro, porque es muy distinto cuando, vos, tenés un familiar que se te va y velás<br />

ese cuerpo (énfasis mío), lo tenés ahí, bueno, llorás, lo tocás… Te desahogás.<br />

Sabés que lo despedís, lo tapan, lo llevan, lo ves y ya está. Vos sabés que quedó<br />

ahí” (María del Carmen, 01/09/10).<br />

Lo que se observa en las narrativas es que la muerte para los familiares es un<br />

acontecimiento que deber ser procesado a través de prácticas que permitan “ver”, “tocar” y<br />

“llorar” al muerto. En este sentido, el único que pudo realizar una ceremonia mortuoria por la<br />

muerte en la guerra fue Leandro:<br />

“Al avión de papá lo encontraron en el año ‘94. Nosotros viajamos en el año ‘95<br />

a… donde cayó, que es en isla Borbón norte de Gran Malvina. Ahí hay dos cuerpos<br />

enterrados… Ahí se hizo la ceremonia, la misa, en el lugar donde cayó, dio la<br />

misa… el sacerdote católico de las islas. Después, hubo pasajes de aviones, este…,<br />

en la misma ceremonia, en honor a los caídos. Pasa un Hércules con dos Tornados<br />

en formación, por arriba del lugar. Después, pudimos repasar el lugar y…tener<br />

nuestro momento, porque, después, de la formalidad y el sacudón para todos…. No<br />

fue fácil, no fue fácil. Eh, pero sirvió…, sirvió…, sirvió; por esto de ver y tocar es<br />

clave (énfasis mío) ” (Leandro de la Colina, 22/10/09).<br />

114


Esta necesidad de “ver y tocar”, y enfrentar la muerte fehacientemente al que se refieren los<br />

familiares, es lo que permite el embodiment del muerto en la práctica ritual, como habíamos<br />

señalado. Sin embargo, la falta del cuerpo hizo que algunos familiares de Malvinas pasaran al<br />

igual que los de los desaparecidos, prolongados períodos de espera y esperanza de que su<br />

familiar regrese con vida, por cuanto fue una práctica común recurrir a videntes para alguna<br />

referencia acerca del destino de sus parientes:<br />

“Bueno, estaba el hermano Miguel, famoso… cuando vio la foto, me dijo, tu hijo<br />

está con vida y en cualquier momento va a venir. Después fui a otro vidente que vio<br />

la foto y dijo, no, no, no, soltalo, sacalo, sacalo, ya, está; ya, está en el fondo del<br />

mar, ya, está ahogado, así, directamente, me lo dijo” (Lita, 25/08/09).<br />

“Me cansé, me cansé de ir a videntes hasta Lily Sullos, ella es la que más cerca,<br />

más esperanza me dio… que él, iba a volver, pero que iba a volver con mucha<br />

plata porque él estaba estudiando a la vez” (Paula, 2/09/09).<br />

“Claro. Las esperanzas nosotros las tuvimos durante mucho tiempo de que iba a<br />

aparecer. Nosotros en esa época me acuerdo que habíamos escuchado, más ó<br />

menos al año que pasó, de un chico que se había perdido, perdido hacia años y la<br />

familia lo encontró después de 20 años. Y mi mamá creo que… Todavía tiene<br />

esperanza Siempre lo esperó. Siempre. Este, hizo muchísimas cosas. Creo que se<br />

fue a todos los adivinos…Es muy común en todos los familiares. A todos los que<br />

podía para ver si le daban…Y todos le daban una esperanza” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Al principio, nadie me decía que estaba fallecido, todos me decían que estaba<br />

lejos. Yo digo cuando uno no sabe a quien a que recurrir…” (Nora, 10/07/08).<br />

“Como él era una persona muy ágil, yo, decía: «si hubo una posibilidad, él, se<br />

salvó». Porque se mantenía, siempre, delgado. Siempre, pensé que iba a volver<br />

porque. Entonces, uno, siempre, tiene la esperanza” (Ana María, 26/02/10).<br />

Así, para los familiares fue importante el reconocimiento oficial de las muertes a través, por<br />

ejemplo, de las notificaciones oficiales amparadas en la Ley de Ausencia con Presunción de<br />

Fallecimiento (Ley 14.394). Dicha ley determina la presunción de fallecimiento a la<br />

desaparición de cualquier persona domiciliada o residente en el país, de la cual no se tenga<br />

noticia por el término tres años. Se presume también el fallecimiento de un ausente:<br />

“1) Cuando se hubiese encontrado en el lugar de un incendio, terremoto,<br />

acción de guerra u otro suceso semejante, susceptible de ocasionar la muerte, o<br />

hubiere participado en una empresa que implique el mismo riesgo y que no se<br />

115


tuviere noticias de él por el término de dos años contados desde el día en que<br />

ocurrió, o pudo haber ocurrido el suceso; 2) Si encontrándose en una nave o<br />

aeronave naufragada o perdida, no se tuviere noticia de su existencia por el término<br />

de seis meses desde el día en que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido” (artículo<br />

23, Ley 14.394).<br />

Habíamos visto para los desaparecidos, que la Ley de Ausencia por Desaparición Forzada<br />

reemplaza a la ley de recién mencionada, para que los familiares puedan hacer trámites legales<br />

sin tener que suponer muerto al desaparecido. En el caso de la guerra de Malvinas, unos meses<br />

después de terminado el conflicto, el desaparecido en acción dejó de ser considerado como tal,<br />

para serlo como muerto por parte de las Fuerzas Armadas:<br />

Imagen Nº 4. Comunicado enviado por parte del Ejército Argentino a la familia Araujo, el 2 de octubre de 1982.<br />

A pesar de que muchos familiares están disconformes con la forma en que fueron<br />

notificados del fallecimiento de su pariente, hacen referencia a este reconocimiento oficial,<br />

como un signo importante de la muerte:<br />

“-María Cristina: Claro ¿te imaginás? No, yo sabía que iba… Y andaba<br />

pensando: por ahí estará.<br />

- María Fernanda: Y ¿qué lo buscaba en las calles?<br />

116


- María Cristina: En las calles, caminaba. A veces, me llegaba hasta donde estaba<br />

el Regimiento, estaba todo cerrado, nunca sabían nada.<br />

- Laura: ¿Durante cuánto tiempo?<br />

- María Cristina: Y, eso, hasta octubre que le dieron…<br />

- Elbio: 4 meses estuvimos soportando esa mentira. A los 4 meses nos mandaron<br />

una notita, así, comunicándonos que el hijo pasó de desaparecido a…<br />

- María Cristina: Desparecido, ¡ay esa palabra…!<br />

- Elbio: Estaba desaparecido él, parecía.<br />

- María Cristina: Que él se enojó, ¿cómo va a desaparecer?<br />

- Elbio: Pasó de desaparecido a fallecido. Su hijo, tan valiente soldado, esas<br />

palabras, descansa en la zona de Puerto Argentino.<br />

- María Cristina: Eso en octubre que le dieron un papelito.<br />

- Elbio: Tenía que haber venido en una bandeja, este… a informarnos con una<br />

nota, bien, como corresponde, como marcan las leyes, este… ellos, tenían que<br />

haber venido a comunicarnos…” (Conversación con María Fernanda, María del<br />

Carmen, y Elbio 01/09/10).<br />

“Ellos, sabían fehacientemente lo que había pasado. Entonces, extendieron el<br />

certificado enseguida, de defunción por el hundimiento del barco. Enseguida, ellos<br />

me extendieron el certificado, está hecho por la Marina y dice que falleció en el<br />

hundimiento del buque, tal hora, todo” (Ana María, 26/02/10).<br />

Así como estos comunicados oficiales, las normativas que declaran tumba de guerra a la zona<br />

donde se encuentran los restos del Crucero General Belgrano (Ley 25.546) o que declara lugar<br />

histórico nacional al cementerio de guerra ubicado en Darwin, (Ley 26.498), entran dentro de<br />

estas prácticas promovidas por el Estado que nos permiten hablar de un reconocimiento oficial del<br />

destino de los cuerpos. Este tiene su origen en el gobierno dictatorial que, como referí en la<br />

Introducción, entendió a las muertes en la guerra de Malvinas, a diferencia del caso de los<br />

desaparecidos, como “concretas” “nacionales” y “heroicas”. Estas muertes legítimas, diferentes<br />

de las ilegítimas, dieron lugar también en los primeros gobiernos de la posguerra, a que las<br />

diferentes conmemoraciones relativas a éste conflicto se focalizaran en los deudos, ya que<br />

resultaron el medio adecuado para “levantar la unidad nacional” (Guber, 2004:184).<br />

El reconocimiento social de las muertes se dio también a través de los testimonios de los<br />

sobrevivientes, que ofrecieron datos específicos sobre la forma o el día de muerte del caído en<br />

combate:<br />

“Yo entendí que no iba a volver cuando vino Juan Carlos a casa hace un par de<br />

años y me dijo que no lo espere porque él sabía dónde estaba (énfasis mío). Me<br />

explicó la situación de él. Lo había visto un rato antes y estaba durmiendo y<br />

justamente uno de los torpedos fue al lugar donde estaban durmiendo,<br />

117


descansando… Bueno, después otros muchachos que yo tuve oportunidad de hablar<br />

de después de 25 años cuando fuimos al Atlántico Sur. Bueno, me dijeron casi lo<br />

mismo ¿Viste?” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Lo único que quería era que viniera alguien y me dijera qué le había pasado a<br />

mi hermano (énfasis mío). Después de 22 años, dije: «bueno, a lo mejor, se abren,<br />

me cuentan». Les expliqué: «chicos, no soy la mamá, soy la hermana». Entonces,<br />

ese día, me vieron tan desesperada…Julio Cáceres fue hablar con Pedro Díaz y le<br />

dijo: «la hermana te está pidiendo, es hoy o nunca, es tu oportunidad para que<br />

hables, que te saques todo ese dolor porque, ella, lo está pidiendo, la familia te<br />

necesita, necesita saber». Me dijo: «mirá petisa, acá, tenés lo que estás buscando»<br />

Me lo trae y entonces, él me abraza y, cuando me abraza, rompe en llanto, ahí, me<br />

contó al oído, entre llanto, entre lo que había pasado” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

Otros familiares que no contaron con la posibilidad de que sobrevivientes les relataran los<br />

hechos, manifiestan mantener viva la esperanza de que su ser querido vuelva a aparecer:<br />

“Yo he buscado durante estos 27 años a uno que me diga: “«reconocí a tu hijo y<br />

estuvo en tal lado» pero con todo, todo, lo que hablé, nadie le conoce». Yo te digo<br />

dentro de mí, yo no lo tengo como que está muerto (énfasis mío), yo digo que<br />

estará en algún lugarcito, perdió la memoria, estará prisionero, en algún lugar,<br />

que algún día, él me va a llegar, yo no tengo que se me murió” (Paula, 2/09/09).<br />

“Decían que en Chile habían cuatro sobrevivientes, nueve sobrevivientes que en<br />

uno de ellos estaba mi marido y el chico este Aníbal, otros que estaban en otra isla,<br />

otros que los habían llevado… después de los siete años en las otras guerras<br />

siempre aparecían seres queridos. Una vecina ¿sabés lo que me llegó a decir? que<br />

había un hospital en el sur y que la Armada los tenía porque estaba imposible de<br />

reconocer, como que la Armada tenía un hospital... o no, cada versión... No se<br />

pierde la esperanza (énfasis mío)” (Nora, 10/07/08).<br />

“A mi viejo no lo dieron por fallecido, lo dieron por desaparecido y uno siempre<br />

tienen la esperanza (énfasis mío) muy, muy… remota, viste, de que…bue, vos sos<br />

chica, no sé en qué año naciste pero no viviste la guerra, pero se hablaba mucho<br />

que había submarinos rusos… que los habían rescatado… Entonces uno siempre,<br />

aunque te digan…toda lo tu lógica te diga, no está más con nosotros, la esperanza<br />

nunca la perdés” (Sergio, 17/07/09).<br />

De modo similar al caso de los desaparecidos, distinguen dos tipos de acercamientos<br />

opuestos a la pérdida, el que acepta la muerte; y el que hace de la falta del cuerpo una esperanza<br />

de vida. Entonces, el sujeto se convierte en una persona liminal, que se encuentra en los límites<br />

entre la vida y la muerte y puede producir, como había analizado en el capítulo II, un tipo de<br />

relación entre vivos y muertos que permanece activa a pesar de la ausencia y la desaparición, y<br />

evidencia la falta de un pasaje adecuado del sujeto ritual hacia el mundo de los muertos. De ahí<br />

118


la práctica de mantener ciertos rituales referidos a sus seres queridos, que se realizaban<br />

previamente a la desaparición, como el de los cumpleaños, en el caso de los desaparecidos, o<br />

mantener los rituales navideños como nos cuenta un familiar acerca de su madre, que espera<br />

anualmente con un regalo en el arbolito de navidad, la llegada de su hijo, víctima del<br />

hundimiento del crucero General Belgrano.<br />

La muerte heroica<br />

Dado lo señalado anteriormente, para los familiares fue importante la construcción de un<br />

marco simbólico tomando no sólo los recursos que propone el Estado sino también la historia<br />

nacional. Dentro del entramado simbólico de la historia argentina, de aquellos símbolos<br />

asociados a la unificación de la diversidad cultural como los patrios, los religiosos, y las figuras<br />

de los próceres, los familiares de Malvinas reivindican el compromiso con la bandera, se<br />

reapropian de la imagen de la Virgen de Lujan 99 , e identifican a sus familiares con los héroes<br />

nacionales consagrados por la historia oficial. Así también, frente a las representaciones<br />

asociadas a la historia reciente, donde la victimización y la denuncia de violación a los<br />

derechos humanos está asociada a la desaparición de personas, la elaboración de sentido de la<br />

muerte de los caídos en la guerra, enmarcada también en el contexto de la última dictadura<br />

militar, no fue sustentado en la denuncia social (como el caso de algunos ex combatientes) 100<br />

sino recurriendo a la idea de la unidad nacional. De esta manera, construyeron un marco<br />

simbólico de interpretación nacionalista que 101 , enfatizando en la figura del héroe y no de la<br />

víctima, intenta abstraer la guerra del Terrorismo de Estado y propone incluir a los caídos en la<br />

guerra en el panteón de referencia de los grandes ciudadanos nacionales 102 .<br />

99<br />

La imagen de la Virgen de Lujan como símbolo identitario de Familiares de Malvinas, será desarrollada en el<br />

capítulo IV.<br />

100<br />

Este tema será retomado en el capítulo V.<br />

101<br />

Aunque no ignoro la heterogeneidad de ideas acerca de la Nación, y la diversidad de formas en que diferentes<br />

grupos sociales pueden entenderse como nacionalistas, entiendo que el marco interpretativo de Familiares de<br />

Malvinas es nacionalista en cuanto ellos enfatizan sobre la idea de nación como una comunidad que unifica a los<br />

ciudadanos a través de diferentes símbolos y practicas culturales a escala nacional, que los diferencian con los<br />

extranjeros. A diferencia de familiares de Malvinas, Familiares de Desaparecidos no focalizan sobre una<br />

identidad nacional sino sobre un derecho objetivo y universal, el de los Derechos Humanos, como se retomará en<br />

el capítulo VI.<br />

102<br />

Señala Elizabeth Jelin que en los procesos de elaboración del Estado Argentino a lo largo del siglo XIX, una de<br />

las operaciones simbólicas centrales fue la elaboración del relato de la “nación”, en donde, los símbolos patrios,<br />

monumentos y panteones a los héroes nacionales, servían como modo central de identificación, y proporcionan los<br />

puntos de referencia para encuadrar las memorias de los grupos dentro del contexto nacional (2002:40).<br />

119


En palabras de Benedict Anderson (2007) entre las formas en que la <strong>Argentina</strong> puede ser<br />

imaginada como Nación, los familiares enfatizarían sobre la forma en que todos estamos<br />

conectados a través de nuestros próceres y nuestros héroes 103 . De este modo, los héroes de<br />

Malvinas, ubicados a la par de otros héroes nacionales, se distinguen de otros muertos, como los<br />

desaparecidos, ya que según lo entienden ellos, no murieron en defensa de un territorio nacional<br />

amenazado por fuerzas extranjeras:<br />

“Eso fue de terror, que es lo peor de toda esa lucha que era de un hermano<br />

contra otro. No importa de qué lado estuviera cada uno, sino que se mataba, no<br />

importa quién mataba, mataba argentinos, no mataba a otros (énfasis mío)”<br />

(Nilda, 28/10/09).<br />

“Aparte, la diferencia que tenemos con Hebe de Bonafini, la diferencia, es que sus<br />

hijos se murieron, supuestamente… peleando contra los propios hermanos. A mi<br />

hermano no lo mató un militar, a mi hermano lo mató una bomba inglesa y mi<br />

hermano muere defendiendo a los subversivos, a los militares, a los radicales, a los<br />

peronistas, a los católicos, a los judíos, a todos los que viven en esta patria. Mi<br />

hermano dio su sangre por todo (énfasis mío). Por eso… Esa es la diferencia,<br />

Laura, nosotros, vivimos recalcándola desde la Comisión de Familiares. Esa es la<br />

gran diferencia, que la muerte de ellos haya valido y que sea valiosa porque fue<br />

más allá de la dictadura” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

Con la idea de que los caídos dejaron su sangre en un territorio de todos, por una causa<br />

nacional, los Familiares utilizan una metáfora orgánica para entender a la nación como una<br />

comunidad moral, que va más allá de sus gobernantes. Esta asociación simbólica cuerpo-<br />

nación, presente en las representaciones de todos los familiares, legitima la incorporación de<br />

los caídos en Malvinas, al linaje de los ciudadanos ilustres nacionales (Guber, 2001; Lorenz,<br />

2006). Dado entonces, que sus seres queridos dieron su vida por la Patria y fueron consagrados<br />

a la vez por el Estado argentino como héroes nacionales a través de la ley Nacional 24.950 104 ,<br />

el objetivo principal de Familiares de Malvinas fue, desde sus inicios, preservar la memoria de<br />

los caídos en tanto héroes nacionales y promover una actitud social de honra pública, como ha<br />

sucedido con muertos ilustres que lo antecedieron 105 :<br />

103 Anderson plantea a la nación, como una comunidad (se concibe como una fraternidad pese a las diferencias y<br />

desigualdades) política imaginada (porque nunca sus miembros conocerán a la mayoría de sus compatriotas, pero<br />

si se imaginan su comunión), limitada (porque tiene sus fronteras finitas aunque elásticas) y soberana (porque su<br />

libertad deseada la garantiza el Estado Soberano) (2007:23).<br />

104 La ley N° 24.950, promulgada el 3 de abril de 1998, declara Héroes Nacionales a los combatientes argentinos<br />

fallecidos en defensa de la soberanía nacional sobre las islas del Atlántico Sur, en el conflicto de 1982.<br />

105 Para profundizar sobre la actitud social de honrar a los muertos ilustres argentinos, consultar Sandra Gayol,<br />

(2010).<br />

120


“Ellos pasaron por este mundo a la historia grande (énfasis mío), ¿no? quizás a<br />

nosotros, nadie nos recuerde, a ellos sí porque supieron honrar con hechos lo que<br />

juraron en vida” (Héctor, 20-05-09).<br />

“La pucha… tenemos nosotros la historia viva, tenemos la posibilidad de<br />

escucharlo por los propios protagonistas. Ellos fueron, pelearon, son los que<br />

volvieron, y ese reconocimiento que no tuvieron ninguno de los dos, los que<br />

vinieron, los que se quedaron, los que volvieron, ese reconocimiento al héroe, acá<br />

se los trata siempre como los pobre pibes ehhh los locos de la guerra, el que tiene<br />

locura postraumática, post guerra. Y así se los trata siempre. Y digo, esto no lo<br />

tiene cualquiera, esta oportunidad, la posibilidad de sentarse a hablar con los<br />

veteranos de guerra y escuchar la historia viva, no leerla, escucharla por sus<br />

propios protagonistas. Porque algún día estuvo San Martín, estuvieron los<br />

soldados de San Martín y alguien se sentó a escucharlos a los soldados de San<br />

Martín, y alguien escribió la historia (énfasis mío)” (María Fernanda 26/06/07)<br />

“La reivindicación de nuestros hijos no puede quedar en el olvido. Ni los veteranos<br />

pueden quedar sin reconocimiento. No pueden ser las víctimas de…” (Delmira<br />

03/09/09)<br />

“A mi, lo que me interesa es que Juan Pérez sea reconocido y tenga todo lo que<br />

tenga porque lo tiene que tener, independientemente, de su historia, su guerra, te<br />

vuelvo a repetir yo no se si hubiera hecho lo que hizo Juan Pérez. Si vos te sitúas,<br />

desde este lugar, a reconocer nuestra historia, tenga la inclinación política que<br />

tenga, tenga el partido político que tenga, ¿vos pondrías las bolas dónde las puso<br />

Juan Pérez?, Hay un montón de veteranos, César, es histórico y hay un montón de<br />

muchachos que vienen, participan, están, nos apoyan” (Leandro 22/10/09).<br />

La categoría de héroe remite, en estos casos, a vidas trágicamente interrumpidas por una<br />

causa nacional, y que por lo tanto, son consideradas merecedoras de un peculiar<br />

reconocimiento social. Como señala Santiago Álvarez, las muertes violentas, cuando son<br />

consideradas altruistas pueden elevar a la persona a la categoría de Héroe (Álvarez, 2001:31).<br />

En este caso, el acto heroico enmarcado en un modelos interpretativo nacionalista, implica para<br />

los familiares el sacrificio por la patria y un ideal de valores que van unidos a la<br />

responsabilidad, obligación moral que se asocia, entre otras cosas, con la idea de cumplir con la<br />

palabra dada (Pitt-Rivers, 1979:31). De esta manera, muchos familiares rescatan el hecho de<br />

que los caídos hayan cumplido con la palabra dada al jurar la bandera en el Servicio Militar:<br />

“Para mí si hay algo que tiene valor es la palabra, Marito mi hermano… cumplió<br />

con su palabra empeñada , con su palabra dada (énfasis mío) y bueno<br />

seguramente ha de estar siendo de alguna manera la guardia celestial junto a<br />

121


todos sus compañeros que murieron en ese conflicto de Malvinas” (Héctor, 20-05-<br />

09).<br />

“Y bueno después el llanto de mi mamá, mi hermano tuvo que sentarse y explicarle<br />

de que él no se podía quedar acá cuando sus compañeros se estaban yendo y que<br />

el… iba a cumplir con lo que había jurado, el había jurado su bandera hasta dar<br />

la vida (énfasis mío) … Mi hermano, 19 años, tenía… el escribe adentro de ese<br />

pozo, «A la luz de los fósforos», (como lo pone él, «porque la situación lo impone»<br />

con sus 19 años dice, «Islas Malvinas», pone entre signos de admiración<br />

«<strong>Argentina</strong>s», entonces nos pone, «Quédense todos tranquilos que el soldado<br />

Araujo monta guardia por La <strong>Argentina</strong>» entre paréntesis, «La de todos» cierra<br />

paréntesis «Próspera y soberana y que le es fiel a su juramento»” (María<br />

Fernanda, 26-06-07).<br />

Imagen N° 5. Fragmento de la carta de Elbio Eduardo Araujo, el 27 de abril de 1982 desde las Islas<br />

Malvinas.<br />

“Fue que la situación lo movilizó ¿Por qué? Por los valores de él. Entonces ¿cómo<br />

volvía él con sus compañeros que hubieran muerto y todo eso? ¿Se iba a presentar<br />

en un aula a hablar de la patria, de San Martín y Belgrano?” (Delmira, 03-09-09).<br />

Lo que Delmira nos quiere destacar, junto con otros familiares, son los valores de<br />

responsabilidad social que relacionan los principios morales del caído en Malvinas con los de<br />

San Martín y Belgrano, padres fundadores de la Patria. Activando entonces los símbolos que<br />

ofrece la historia nacional, los familiares construyen un nuevo panteón de héroes, y una<br />

memoria sobre la guerra, que reclama “no olvidar” los actos heroicos de los soldados y<br />

enfatiza la unidad nacional. Para ello, las anécdotas en el campo de batalla los enaltecen como<br />

personas especiales, elegidas:<br />

“Los chicos que me encontraron… «Las cosas que hizo tu hermano en<br />

Malvinas… son para reírse y el corazón que tenía tu hermano… Un negro bueno<br />

122


de alma, bueno, bueno». Aparte, era un cago de risa todo el mundo lo buscaba<br />

para cagarse de risa con él. El loco de la guerra, un loco, un loco de la guerra<br />

como dice el dicho, un loco de la guerra era. Entonces, ahora, vendrán los<br />

recuerdos lindos, qué hizo, eh. Por qué lo buscaban sus compañeros, por qué lo<br />

recuerdan sus compañeros, por qué los compañeros de él me buscaron cuando se<br />

enteraron que, yo, trabajaba en la Comisión y demás” (Nilda, 28/09/09).<br />

“Porque muere en la 8º misión, no es que muere en la 1º. Entonces, ese ejemplo,<br />

ese ejemplo, es para mí lo que vale” (Leandro, 22/10/09).<br />

“El soldado inglés reconoce el valor, de ese soldado, con su corta edad y la poca<br />

preparación, cómo se defendieron, con un solo día de aseo, con un solo día de<br />

comida, con la miseria humana más grande del mundo el inglés cuenta que cuando<br />

el llega al monte, ellos no se pueden sacar de sus narices el olor a cebolla<br />

podrida, a excremento humano, y el olor después de la sangre. Porque cuando yo<br />

te hablo de la miseria humana es porque ellos, la mayoría, estaban cagados hasta<br />

la cabeza, cagados con caca humana, no cagados de miedo, porque había<br />

descompuestos, porque cagaban adentro del pozo, porque tenían que cagar<br />

adentro del casco y tirar la caca afuera y quedaba el casco sucio, aparte, o sea, te<br />

estoy hablando de la miseria humana, ¿no?... Yo se que hubo malos tratos en<br />

Monte Longdon,… hubo estaqueados 106 , hubo. Dejemos de revolver esa mierda<br />

vieja, rescatemos la valentía de estos chicos que así y todo, entonces, no son<br />

víctimas, son doblemente héroes, porque encima de que estaban esperando al<br />

enemigo, convivían con el enemigo al lado, yo no los llamaría víctimas, los<br />

llamaría doblemente héroes (énfasis mío)” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

El relato de María Fernanda acerca de la experiencia de guerra es relevante en el sentido de<br />

que esta forma “doblemente heroica” de entender el sufrimiento de los malos tratos y las malas<br />

condiciones de vida durante la guerra, transforma la violencia sobre los cuerpos en un sacrifico<br />

patriótico y en un ejercicio simbólico de la ciudadanía. Es muy común también que los<br />

familiares hagan referencia a las condiciones infrahumanas sufridas por sus parientes como<br />

propias de la situación de guerra. Esta violencia sobre los cuerpos, entendida en clave de<br />

“ciudadanía heroica” para los familiares, es sin embargo entendida como “violación a los<br />

derechos humanos” para muchos ex soldados, al igual que el caso de los desaparecidos, como<br />

se analizará más adelante. Lo que es relevante rescatar es que el proceso de construcción del<br />

marco simbólico de Familiares de Malvinas se fue dando en un contexto social en que se hacía<br />

indispensable diferenciar a los caídos en la guerra de las víctimas de la dictadura, para que la<br />

Causa Malvinas no quedase desprestigiada por las condenables conductas de los militares<br />

respecto a los desaparecidos.<br />

106 Me referiré al tema de los estaqueados en el capítulo V.<br />

123


Como parte de este modelo de interpretación, las anécdotas, los sacrificios, los obstáculos<br />

sorteados en el combate, la resistencia, el valor, etc., son entendidos como hechos que ayudan a<br />

dar sentido a la muerte del ser querido en tanto héroe de la Patria. Sin embargo, aunque fue la<br />

guerra y sus sucesivos rituales los que consagraron a los héroes en tanto tales, los relatos de la<br />

vida del caído antes de la guerra aparecen como puntos fundantes para dar coherencia, como<br />

señala Kohan (2005) a la idea del desenlace heroico, predestinado en la vida de cada sujeto<br />

ritual:<br />

“Parecen elegidos porque, cada uno, dejó algo. Porque, cuando me encuentro con<br />

los otros familiares, todos tenemos el mismo sentimiento y recordamos y hablamos<br />

de nuestros hijos. Es como que todos tuvieron algo especial. Como que fueron<br />

elegidos por Dios para que queden” (María del Carmen 01/09/09).<br />

“Que nada fue por causalidad. De alguna manera el destino era ese y Julio es un<br />

héroe nacional de esta patria” (Delmira de Cao 03-09-09).<br />

Se observa entonces que bajo la figura del destino, “se resuelve cierta tensión que existe<br />

entre la narración del devenir héroe del héroe, y la narración del héroe siendo un héroe desde<br />

siempre. Porque no se puede admitir, que el héroe sea héroe pero pueda no haberlo sido”<br />

(Kohan, 2005:71). Dentro de esta lógica, Lionel Farías (2005) escribió un libro narrando la<br />

historia de vida del Soldado Elbio Eduardo Araujo (familiar de María Fernanda, Carmen y<br />

Elbio Araujo) antes y durante la guerra. De la misma manera, Malvinas, 20 años, 20 héroes,<br />

(Gorriz y Rodríguez Muñoz, 2002) relata brevemente las historias de vida de veinte hombres<br />

caídos en la guerra, entre las cuales se encuentra la del sargento 1ro Mario Antonio Cisneros,<br />

hermano de Héctor Cisneros. En este libro, como en el de Farías, se destacan no sólo los<br />

hechos heroicos durante la guerra sino las etapas más importantes en la vida de estos hombres<br />

y la historia de vida tanto del héroe como la del pre-héroe se describe en tanto persona moral,<br />

digna de ser “tomada de ejemplo” (Kohan, Ibíd.) como fue tambièn en el caso de los<br />

desaparecidos:<br />

“Y, después, viste, todo el mundo opina y recuerda como fue él, siempre, que fue<br />

tan cálido, tan bueno, tan compañero. Si, para nosotros, fue un muchacho fuera de<br />

serie ¿te imaginás? Uno, rescata todo lo que fue viviendo, lo que vivió por<br />

Malvinas. Y, decís, parecen elegidos porque, cada uno, dejó algo. Te parece<br />

124


mentira que un muchacho de 19 años pueda decir lo que dejó dicho, lo que dejó<br />

escrito, de la forma que fue (María del Carmen 01/09/09).<br />

“Para mí, el valor que tiene, por lo menos mi viejo, es que él el haber puesto<br />

todo…, el haber puesto, he, su ejemplo, porque, mi viejo, por el grado que tenía<br />

podría haberse quedado, tranquilamente, en el continente. Él estaba como Jefe de<br />

escuadrón. Él se formó dentro de la institución militar pero con un objetivo que era<br />

volar. Su pasión era volar. Lo que pasa que, en ese momento, en esa circunstancia,<br />

él cumplió con la otra parte del tema que fue ponerse al frente de todo y responder<br />

en esa circunstancia de guía. Ahí, vos decís, parte del desprendimiento hacia los<br />

demás. Todos los años de formación, evidentemente, surgieron efecto sino, uno,<br />

puede tomar otras decisiones. Decir: «no estoy o me quedo». La verdad es que<br />

creo que él sólo se construyó su destino. Ese ejemplo, es para mí lo que vale, no el<br />

resto. El altruismo” (Leandro, 22/10/09).<br />

“Al otro día, yo, le toco la medalla identificatoria, le digo: «ahí no dice que sos<br />

alérgico». Dice: «no me trates como un maricón». «Vos no podés ir a ningún<br />

lado». Dice: «¿yo no puedo ir porque soy alérgico? ¡Mirá, Gómez!... un grado de<br />

nefrosis tres que, casi, no puede caminar», Y, por supuesto, Gómez, a la semana,<br />

ya, estaba enfermo porque dormir con una bolsa de dormir sobre agua, no<br />

tenían… A Gómez al mes lo mandaron de vuelta, pero muerto Mi hermano,<br />

tampoco, tendría que haber ido. Era alérgico, no le podían dar ninguna anestesia<br />

si le pasaba algo. Pero, bueno, se fue, él, dijo que se iba y se iba. Y, obviamente,<br />

se fueron igual” (Nilda, 28/10/09).<br />

En esta reelaboración narrativa de las biografías, son también las características que los<br />

constituyen como seres altruistas, con valores ejemplares, las condiciones esenciales de estos<br />

héroes que enorgullecen a sus familiares:<br />

“Todo ese dolor del comienzo se transforma en orgullo (Leandro, 22/10/09).<br />

“Uno también tiene el orgullo de que él fue de voluntario, porque él se anotó,<br />

tranquilamente nadie le iba a tocar la puerta. Mi orgulloso de tener un padre que<br />

haya tomado esa decisión, aunque te duela de haberlo perdido, por eso te digo que<br />

uno a veces tiene esos sentimientos, de dolor por un lado, pero de orgullo por<br />

haber ido” (Sergio, 17/07/09).<br />

“El sentimiento nuestro es… es ese orgullo que uno tiene de tener ese hijo héroe”<br />

(María del Carmen, 01/09/09).<br />

125


Para que se materialice esta transformación de dolor a orgullo los familiares necesitan del<br />

reconocimiento oficial y social a través de, entre otras cosas, las inscripciones de sus nombres<br />

en calles, placas y bustos 107 :<br />

“Hicieron la plaquita en la terminal de ómnibus, un monolito y le pusieron el<br />

nombre a la calle y, ahora, pusieron el busto. Es un orgullo tan grande para uno,<br />

por supuesto, como para cualquier padre, madre. Único, el primer busto en la<br />

República <strong>Argentina</strong> a un soldado (Elbio, 01/09/09).<br />

“Un reconocimiento al héroe, claro, reconocimiento al héroe. Luchamos para<br />

conseguirlo y lo tenemos, Pasa mucha gente por ahí. Al verlo, averiguan y se<br />

enteran, para que no se olviden” (María del Carmen, 01/09/10).<br />

“Y este busto que esta acá abajo debe ser el numero treinta y pico. Porque<br />

justamente ahora estamos viajando a Monte Caseros el casino de suboficiales de<br />

Monte Caseros, de la unidad de Montes Caseros, lleva el nombre de mi hermano y<br />

bueno, los muchachos del centro de veterano de hicieron gestiones y bueno nos<br />

solicitaron si podíamos poner el busto y tiene que andar por ahí, por el número<br />

treinta o treinta y pico, no sé la verdad. Pero hicieron uno nuevo para Montes<br />

Caseros, entonces. Pero hay ya, que se yo, podría decirte, en La Pampa, en<br />

Córdoba hay en un barrio, en Córdoba creo que hay tres, en Catamarca. Es un<br />

reconocimiento a la memoria de un ciudadano que como profesión eligió la vida de<br />

soldado y que cumplió con su deber (Héctor, 25/05/09).<br />

“Tiene una calle y acá en la plaza Remedios de Escalada que está a dos cuadras<br />

Hay un soldado, una…Un soldado grande. La municipalidad lo hizo construir<br />

donde también hay una placa en homenaje, que está hecho en homenaje a los<br />

caídos en Malvinas y otra a el soldado Caballero” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Allá en Vicente López hay una plaza que tiene el nombre de mi viejo que a mi<br />

mamá se le ocurrió… ella pasaba y una vez se le ocurrió: «Esta plaza no tiene<br />

nombre, le podemos poner el nombre de papá», me dice, le dije «tenés razón»,<br />

bueno, fuimos preguntamos, nos movimos, dicen, «bueno armen una carpeta con<br />

los antecedentes, todo lo que puedan contar sirve», bueno, me arme una carpeta,<br />

viste, le escribí la historia de mi viejo y bueno lo aprobó el consejo, lo aprobó el<br />

intendente y en menos de seis meses ya estaba todo aprobado y con la placa<br />

puesta” (Sergio, 17/07/09).<br />

Si bien estos espacios tienen la función social de llevar al héroe al espacio público, pueden<br />

cumplir las funciones que tienen los cementerios, en tanto lugares que refieren al muerto y<br />

107 Me referiré a los bustos en el capítulo siguiente.<br />

126


donde el deudo puede ir a visitarlo. En este sentido, por más que se traten de espacios públicos,<br />

hay una apropiación de ellos, ya que se los trata de “cuidar” y “mantener”:<br />

“Es un monumento que tiene una base inclinada y arriba ahí tenés la placa, bueno<br />

después nosotros pusimos plantas, viste, como para ponerlo un poquito más lindo.<br />

Es como si voy a llevarle una flor a mi abuela y a mi abuelo que están en el<br />

cementerio (énfasis mío) , y ahí eso también fue algo bastante importante ¿no? No<br />

solamente por el reconocimiento sino por tener un lugar físico que uno diga bueno,<br />

el día del nacimiento, el día de cuando falleció o cuando vas a comprar el pan,<br />

podes pasar y entrás cinco minutos, charlas dos palabras, viste y lo saludas y te<br />

vas…Es una forma de tener una referencia física de donde ir a llevar una flor”<br />

(Sergio, 17/07/09).<br />

.<br />

“Y mi papá era el que cuidada la estatua. El iba la hacía pintar, la limpiaba<br />

porque la rayan toda la escriben(énfasis mío) . Acá es un barrio donde no se tiene<br />

respeto por nada entonces la pintaban con graffiti. Bueno, el iba la hacia pintar,<br />

compraba la pintura, la hacía pintar, siempre iban y limpiaban. Pero él se<br />

ocupaba. Él se hacía mucho problema por la estatua esa. Él estuvo desde que la<br />

empezaron hacer Fue y estaba con el hombre que la hizo, se hizo conocido del<br />

hombre este ¿Viste? Y después se encargó de cuidarla. Todos los días iba. Todo los<br />

días que él tenía que caminar entonces todos los días iba a la plaza, le daba un<br />

vuelta, se sentaba, hablaba con la gente de ahí. El era muy conocido, toda la vida<br />

estuvo acá desde que vinimos de Entre Ríos” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Nosotros teníamos en Parque Pereyra Iraola, había un arbolito donde mi<br />

hermano había tallado su nombre, entonces al principio íbamos ahí siempre, y<br />

dejábamos una florcita… después empezaron los actos… en los municipios, y en<br />

uno de los actos se descubrió una plaquita, una plaquita con el nombre de mi<br />

hermano, entonces ya se adopto esa plaquita, en mi familia se adoptó esa plaquita<br />

para llevarle las flores (énfasis mío)” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

A estos espacios, junto con otros que analizaremos en el siguiente capítulo, se los puede<br />

concebir como espacios en donde se ofrenda al muerto por la patria, se dramatiza la muerte del<br />

héroe en tanto acontecimiento de importancia nacional y se rinden honores a los caídos en la<br />

guerra. A pesar de la ausencia del cuerpo, como señalaremos, otras materialidades permiten<br />

corporizar al muerto y enfrentar a la muerte “cara a cara”.<br />

Guerra y dictadura<br />

Como venimos observando, el sistema de valores que hace que los caídos sean<br />

considerados como personas honorables, se condensa en la matriz ideológica nacionalista, que<br />

127


entendiendo a la muerte en la guerra como un ejercicio ciudadano de soberanía nacional,<br />

incluye los valores ejemplares de altruismo, responsabilidad social y sacrificio voluntario. Sin<br />

embargo, el trabajo de los familiares que intenta elevar el dolor y el duelo por la pérdida de las<br />

vidas a nivel social, y pregona por rendir honores a los héroes de la guerra, se ve dificultado ya<br />

que muchos fueron partícipes, bajo la misma dictadura, del secuestro clandestino, la tortura, la<br />

muerte y desaparición de miles de ciudadanos:<br />

“Malvinas tiene una característica. El primer condicionamiento de orden general y<br />

político es que, los actores principales, los decisores en esa guerra era una<br />

dictadura. Eso de alguna manera este…deja impregnado las interpretaciones<br />

posteriores. Incluso casi sin indagar, digamos la complejidad del hecho de la<br />

guerra, porque las guerras no son mono causales, nunca. Ninguna guerra tiene<br />

mono causalidad. Tiene una cantidad de intereses, de decisiones acertadas y<br />

desacertadas de la compleja trama de la política de los actores. Entonces no<br />

solamente está la dictadura, también hay que ver el juego de Estados Unidos y de<br />

Inglaterra en el tema y cómo se explica ¿No?” (César 108 , 01/09/09).<br />

En este sentido, en la introducción a su libro sobre el honor y la vergüenza en sociedades<br />

mediterráneas, Peristiany (1968:13), nos advierte sobre la ambigüedad que puede producirse en<br />

nuestra sociedad occidental actual, a diferencia de las sociedades de pequeña escala, ya que en<br />

las sociedades complejas el consenso no es uniforme, y el comportamiento honorable de un<br />

individuo no es lo mismo para uno que para otros. En el caso de la guerra de Malvinas, por<br />

ejemplo, los ex soldados del CECIM no entienden como honorables las conductas de aquellos<br />

oficiales que, aunque hayan sacrificado su vida por la patria, tuvieron conductas inaceptables<br />

hacia sus propios soldados durante la guerra. Tampoco observan como honorables a las<br />

conductas de aquellos que, aunque hayan actuado ejemplarmente en la guerra, fueron<br />

responsables de la tortura y la muerte en el contexto de la desaparición de personas 109 :<br />

“Hay que poner las cosas en su justo lugar, muchos militares no pueden ser héroes<br />

y represores al mismo tiempo” (Ernesto, 05/07/10, ex combatiente del CECIM, La<br />

Plata).<br />

“Cuando uno ve dentro de las medallas otorgadas dándole valor a su participación<br />

en el combate a algún militar, es vergonzoso relacionar esos nombres con lo que<br />

108 Como había referido, César es un veterano de guerra que participa en Familiares de Malvinas en calidad de<br />

apoderado. Para muchos familiares, es “el cerebro”, y el alma de la comisión.<br />

109 Se retomará la cuestión del honor y del marco simbólico del CECIM, en el capítulo V.<br />

128


ealmente hicieron en Malvinas, huyendo en los peores momentos, dejando a sus<br />

soldados solos” (Ernesto, 05/07/10, ex combatiente del CECIM, La Plata).<br />

Algunos de nuestros interlocutores de la comisión se encuentran con esta encrucijada, sobre<br />

todo aquellos cuyas familiares fueron víctimas de las irresponsabilidades cometidas por sus<br />

superiores:<br />

“¿Por qué señor permitió esto? ¿Por qué señor cuando llegaron ahhh, cuando se<br />

arma el ataque, cuando se empieza el combate, por qué se escondió...? Señor<br />

López Astore, entre las piedras, si usted era capitán en ese momento, y tenía bajo<br />

su responsabilidad a sus soldados, ¿por qué se escondió? ¿Por qué se fue<br />

corriendo? Esa es mi pregunta....esa sería, ahí sí, mi último eslabón” ¿Por qué<br />

murieron cagados hasta la cabeza? … por qué, por qué, por qué, Esa es mi<br />

pregunta... es lo que yo les preguntaría a los superiores que estuvieron, al mando<br />

de mi hermano junto con toda la compañía del regimiento 7” (María Fernanda,<br />

26/06/07).<br />

Los familiares de Malvinas intentan desplazarse de esta incómoda ambigüedad,<br />

abstrayendo a la guerra de su contexto general, y centrándose sobre el hecho de que, a<br />

diferencia de lo que sucedió con los desaparecidos, los combatientes, muchos de los cuales<br />

pudieron haber sido víctimas también de la desaparición de personas, pelearon y dieron su vida<br />

por una causa común, legal, que como habíamos señalado, a través del modelo interpretativo<br />

nacionalista, unifica a todos los argentinos frente a un enemigo externo:<br />

“Murió por la patria, lo llevaron legalmente, porque fueron llevados legalmente,<br />

no los llevaron ocultos, esa es la diferencia entre los desaparecidos y los nuestros.<br />

Ellos no los llevaron ocultos, los llevaron delante de un pueblo que estaba en la<br />

plaza avivando. No a los militares pero sí avivando la guerra de las Malvinas. Y el<br />

2 de abril estaban las plazas llenas y yo estaba agarrada del tren de infantería y<br />

veía pasar los camiones con la gente avivando la Plaza de Mayo y yo entre mí<br />

decía «Sí, porque no se llevan tu hijo». Hay una diferencia, los desaparecidos<br />

fueron desaparecidos pero nuestros hijos no. A nuestros hijos los llevaron<br />

legalmente. Malvinas nos guste o no, lo hicieron legal. Un pueblo aplaudió<br />

(énfasis mío) , el 2 de abril se llenó la plaza ¿Por qué no se puso el pueblo en<br />

contra? El día antes los habían corrido a todos de Plaza de Mayo ¿O no? Te digo<br />

que mi hijo estuvo entre ellos” (Delmira, 03/09/09).<br />

“La guerra fue contra Inglaterra. Da la casualidad, que no es la descripción del<br />

Olimpo, ni de la ESMA, es la descripción de la guerra de marco internacional<br />

(énfasis mío). Donde ahí tuvimos 200 barcos movidos por Inglaterra, la<br />

movilización de la flota más grande que hubo después de la segunda guerra<br />

mundial. Ni siquiera en Suecia hubo tanta movilización. Donde intervino<br />

129


decisivamente, dicho por ellos mismos, los Estados Unidos. Donde se expresó<br />

también otros actores que no eran Galtieri o la Junta Militar, sino que está el<br />

pueblo argentino también como actor que no aparece tampoco en la película.<br />

Donde estuvieron los pueblos de toda Sudamérica y de prácticamente todo el sur<br />

del mundo porque una guerra que de alguna manera se ponía como la coordenada<br />

de este, oeste, término siendo un enfrentamiento norte, sur” (César, 01/09/09).<br />

De esta manera, dentro del marco simbólico de la comisión, muchos familiares intentan<br />

separar la guerra del hecho de que fue conducida por una dictadura militar responsable de la<br />

desaparición de personas y de la apropiación ilegal de bebés nacidos en cautiverio. María<br />

Fernanda, cuyo hermano fue, como el hijo de Delmira, otro soldado que murió en Malvinas,<br />

resalta el rol de su familiar que, en tanto ciudadano, fue a defender un territorio que en<br />

palabras de los familiares “nos pertenece a todos”, sin importar las diferencias partidarias<br />

propias del momento:<br />

“Ellos fueron a defender ese pedazo de territorio, haya sido con los militares, haya<br />

sido con lo que haya sido, hay que separar y aprender a separar de una vez por<br />

todas Malvinas. Mi hermano no era... ni militar! Ni represor! Ni montonero! ni<br />

de nada! Y fue a defender algo que nos corresponde a todos (énfasis mío), fue a<br />

defender nuestra bandera” (María Fernanda, 26-06-07).<br />

Con el mismo objeto de separar a la guerra de su contexto histórico particular, Delmira nos<br />

deja siempre en claro que su hijo no estaba de acuerdo con el gobierno de turno, que daba<br />

clases en las villas, y que estuvo muy cerca de ser un desaparecido más.<br />

El sacrificio voluntario<br />

Como venimos observando, lo que resalta de la categoría nativa de héroe nacional es el<br />

acto sacrificial:<br />

“El desprendimiento de la vida o el ofrendar la vida por el resto, es lo más sublime<br />

de todo. Yo no sé, yo no sé si lo haría, es éste el marco” (Leandro, 22/10/09).<br />

“No, nosotros somos diez hermanos, pero era el único militar, y hasta el último día<br />

que nos despedimos me decía que el rendido no volvía: “O ganamos o me quedaré<br />

para siempre en este pedazo de patria que nos corresponde, por historia o por<br />

derecho”. Y cumplió con la palabra porque se quedó, hace 24 años que está allá,<br />

130


esperando el momento de que lo que ello dieron con su sangre nosotros podamos<br />

conseguirlo a través del dialogo” (Héctor, 12/07/06).<br />

“El sacrificio que hicieron, ellos, por la patria, con miedo, sin miedo pero la<br />

lucharon y, en ese momento, te quiero ver mamita, allá” (Lita 15/11/09).<br />

“Esa es mi función hoy, quiero morirme y que lo de Eduardo haya valido la pena,<br />

que el pueblo argentino sepa que hubo un soldado, Eduardo Araujo, que dio lo más<br />

preciado que tiene el ser humano, que es su vida, por todos nosotros, por todos.<br />

Acá, no hay ni raza, ni religión, ni nada” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

“Ya que murió que alguien piense que murió para la patria” (Ana María,<br />

26/02/10).<br />

“No es una muerte en vano porque murió sirviendo a su patria. Es un héroe de la<br />

patria” (Sergio, 26/02/10).<br />

Podemos interpretar de las narrativas de los familiares, específicamente en los casos que las<br />

madres remarcan su resistencia a que sus hijos fueran a la guerra, que la decisión y voluntad de<br />

sus hijos hace que los caídos en Malvinas sean al mismo tiempo víctimas y personas<br />

sacrifíciales, ya que ellas mismas son quienes ofrecen su vida en consagración a la patria.<br />

Retomando los aportes de Henri Hubert y Marcel Mauss 110 acerca de la naturaleza del<br />

sacrificio, el objeto sacrificado pasa del dominio común al religioso, ya que es consagrado, y se<br />

modifica el estado de la persona que lo cumple o de alguno de los objetos en los que se interesa<br />

(1946: 77). De esta manera, estamos hablando tanto de lo que los autores llaman sacrificios<br />

personales, como sacrificios objetivos (Ibíd.). En el primer caso, el sacrificio concierne<br />

directamente a la persona sacrificante; en el segundo, el efecto principal del rito, recae sobre la<br />

cosa que se tiene por objeto modificar. En el caso de los héroes de Familiares de Malvinas, lo<br />

llamaremos sacrificios voluntarios, ya que como habíamos señalado, es la misma persona<br />

sacrificante la que se ofrece como víctima.<br />

110 Hubert y Mauss (1946), preocupados por el problema de los orígenes del sacrificio y por hallar las razones que<br />

han impuesto ciertos temas sacrifíciales a la imaginación religiosa, y rechazando la explicación genealógica de los<br />

sacrificios hechos por Robertson Smith, intentan demostrar que el ritual del sacrificio pertenece a las formas más<br />

evolucionadas de la vida religiosa, y no a su base primitiva. De esta manera, esbozan una unidad genérica del<br />

sacrificio, agrupando un conjunto de ritos sacrifíciales prescriptos por el ritual hindú, hebraico, y los rituales<br />

griegos y latinos. Esta unidad, según los autores, proviene de un mismo procedimiento que puede ser empleado<br />

para diferentes fines, en el cual, “se establece una comunicación entre el mundo de lo sagrado y el mundo de lo<br />

profano, por medio de una víctima, es decir, una cosa consagrada, destruida en el curso de la ceremonia” y que a<br />

través de la acción sacrificial se le confiere una naturaleza religiosa (Ibíd.:205).<br />

131


Este sentido que se le da a la muerte como un caso especial de sacrificio es característico de<br />

los miembros de la comisión, que los diferencian de otros familiares que no pertenecen a<br />

ella, y que si bien señalan la necesidad del reconocimiento social de la muerte en la guerra, no<br />

le dan sentido a través de la idea de sacrificio por la Patria 111 :<br />

“No sé, mirá, cuanto más tiempo pasa más bronca te da, que es una guerra inútil<br />

viste… Tengo bronca… no fue la culpa de él, era su trabajo... Era su trabajo, si<br />

tenía que ir, tenía que ir. Pero no es lo mismo ir en un buque que vos decís «bueno<br />

tengo esperanza de volver» a ir en un buque que iba con medio motor, con el otro<br />

roto, con el otro medio roto, no era lo mismo… para mi no tuvo sentido, fue una<br />

guerra sin sentido… Una guerra de cuatros locos (énfasis mío) que fueron y<br />

dijeron bueno hacemos una guerra porque bueno… pero sin armamento, sin los<br />

equipos correspondientes…, sin comida, sin el abrigo correspondiente, o sea es<br />

una sumatoria” (Gladis, 20/06/08).<br />

“En la última carta, nos decía eso: «Ustedes quédense tranquilos que nosotros<br />

vamos a andar cerca pero no vamos a poder llegar, porque no está preparado el<br />

buque a pesar de lo grande que es y todo, no tiene defensa anti submarino». El<br />

estaba tranquilo en ese sentido. Para mi fui hecho a propósito. El gobierno de ese<br />

momento lo mandó y fueron carne de cañón. Porque lo que menos importó a este<br />

gobierno que teníamos en ese momento era la vida de los seres humanos (énfasis<br />

mío). Por más que me digan lo que quieran, todo y el amor a la patria y el amor a<br />

todo lo demás. No. Nadie se va ir a hacer matar. Ningún ser humano consciente va<br />

a decir: «Bueno, voy. Total por amor a la patria» No. Eso es mentira” (Lidia,<br />

17/07/08/).<br />

En el caso de Gladys y Lidia, no hay una institución que contenga sus representaciones<br />

acerca de esas muertes. Sin embargo, la perspectiva de Lidia, por ejemplo, se asemejan a la del<br />

CECIM, que como desarrollaremos en el capítulo V, entienden lo sucedido en la guerra desde<br />

una óptica que convoca a la reflexión acerca de la guerra y el vínculo entré ésta y el Terrorismo<br />

de Estado. Sin embargo, dentro del modelo interpretativo del héroe nacional antes mencionado,<br />

enfatizar sobre una fraternidad que va mas allá de las diferencias y desigualdades, permite que<br />

se generen estos sacrificios en donde millones de personas matan y están dispuestas a morir<br />

(Anderson, 2007:25).<br />

111 Refiere Guber con respecto a esto que en las ceremonias de duelo militar-religioso en la post guerra había<br />

respuestas individuales que “pusieron en evidencia no solo su dolor por la pérdida de seres queridos, sino también<br />

el reproche a la institución a cuyo servicio esos seres habían muerto o desaparecido” (2004:108).<br />

132


Síntesis<br />

En este capítulo observamos el proceso de conformación de un marco simbólico que,<br />

haciendo eco de las representaciones estatales, disponiendo de las legitimaciones oficiales<br />

acerca de la veracidad de las muertes y tomando los recursos simbólicos que ofrece la historia<br />

oficial nacional, da sentido a las pérdidas en tanto acontecimiento de importancia nacional.<br />

Notamos también que otros familiares, cuyas memorias e interpretaciones de la guerra no están<br />

enmarcadas en modelos institucionales, no siguen los lineamientos del modelo interpretativo<br />

nacionalista.<br />

Los familiares de Malvinas, entonces, centrándose sobre los valores de responsabilidad<br />

ciudadana y sacrificio voluntario, sobrellevan las pérdidas a través de un proceso de<br />

nacionalización de las muertes, que como veremos en el siguiente capítulo, permite que los<br />

cuerpos muertos ejerzan una clase de soberanía simbólica sobre las islas, una conquista<br />

territorial a pesar de la derrota. Observaremos a continuación de qué manera la experiencia de<br />

guerra, la valentía de los soldados y los valores que constituyen a los caídos como seres<br />

especiales y altruistas, son expresados, a través de una serie de símbolos y prácticas rituales<br />

que no solo enaltecen la figura del héroe nacional, sino que habilitan que la muerte se pueda<br />

habitar en espacios de atención social.<br />

133


Capítulo IV<br />

Malvinas: Los escenarios de la Muerte Heroica<br />

En este capítulo describiremos los diferentes escenarios rituales de dramatización de las<br />

muertes, donde aparece como dominante el componente de heroicidad, a través de los cuales<br />

los familiares de Malvinas experimentan los cambios de estado dentro de la estructura social<br />

(tanto de los vivos como de los muertos) y expresan públicamente su forma particular de<br />

significar las pérdidas.<br />

Muerte y performance<br />

Una vez terminada la guerra, tanto en las Islas como en la <strong>Argentina</strong> territorial, los<br />

familiares fueron instalando sus memorias sobre Malvinas, ya no sólo islas de una guerra, sino<br />

la causa de reivindicación a los caídos, los ex soldados, y de la soberanía nacional sobre ese<br />

territorio en disputa. De esta manera, las islas, la guerra y la causa nacional, emergen en<br />

diferentes espacios a través de rituales en donde los familiares entienden y representan a los<br />

caídos como muertos “no comunes”. Esto es así, no sólo por el sentido heroico que le dan a las<br />

pérdidas de sus seres queridos, sino también porque al igual que los desaparecidos, los caídos<br />

tampoco entran en la categoría de muerte en donde es posible desarrollar los rituales pautados<br />

de separación, despedida y agregación al mundo de los muertos.<br />

A estos rituales originales, en los que los familiares representan y experimentan la muerte de<br />

los caídos, los denominaré escenarios de la muerte heroica retomando los aportes de Turner<br />

(2002) acerca de la perspectiva de la performance. Según el autor, el ritual es una performance<br />

“una secuencia compleja de actos simbólicos” de carácter transformador (Ibíd.: 107). En estos<br />

rituales, los sujetos se presentan y revelan a sí mismos, por medio de una escenificación, que<br />

tiene un principio y un final (Ibíd.) Así, en una puesta en escena sobre las experiencias de los<br />

familiares relativas a las pérdidas de sus seres amados en la Guerra, ellos experimentan los<br />

cambios en los estatus y categorías sociales, que son comunicadas a un público particular. En<br />

este sentido, observaré a estos rituales (como el descubrimiento del busto del soldado Araujo, la<br />

representación de la batalla de Monte Longdon o la inauguración del monumento a los caídos<br />

en el cementerio de Darwin, por ejemplo) desde el punto de vista de la performance, ya que nos<br />

permite ver de qué manera estamos refiriéndonos a experiencias vivenciadas en escenarios<br />

134


determinados, a través de los cuales es habitada la muerte de una persona, y significada de una<br />

manera particular, tal como sucede en la performance del velatorio, analizada en el capítulo I.<br />

De esta manera, muchos de los rituales que analizaremos a continuación, serán entendidos como<br />

espacios simbólicos de dramatización de la muerte y de reproducción de lazos familiares o de<br />

transformación existencial, en escenarios sociales particulares. En ellos, la Virgen de Luján<br />

juega un rol fundamental, en cuanto por un lado deviene en símbolo dominante en la acción<br />

ritual, y por el otro, condensa múltiples significados que hacen referencia a la guerra, la nación,<br />

el patriotismo, la protección y la maternidad.<br />

La Virgen peregrina<br />

Familiares de Malvinas presentan un símbolo de fuerte identidad nacional, la Virgen de<br />

Luján, para consagrar a los caídos en Malvinas, como héroes nacionales. La figura de esta<br />

virgen que fue recibida por la comisión en el año 2002 como una donación del Episcopado de<br />

Mercedes, fue elegida por la Iglesia como uno de los pilares de la cristianización del Estado, y<br />

nombrada en octubre de 1930 como patrona de la <strong>Argentina</strong>. Patrona también del ejército, es<br />

identificada con el catolicismo tradicional, los símbolos patrios y la identidad nacional 112 . De<br />

esta manera, Familiares de Malvinas utiliza un ícono de identidad nacional católica, de fuerte<br />

devoción popular debido a los milagros atribuidos a su imagen desde su llegada a la<br />

<strong>Argentina</strong> 113 , para recuperar el capital simbólico de los héroes, desdibujado por la acción<br />

deslegitimadora del Estado y la sociedad.<br />

Además de haber participado en la mayoría de las actividades desarrolladas por la<br />

Comisión, recorrió casi todas las provincias del país en las peregrinaciones realizadas por ésta.<br />

Las peregrinaciones tuvieron el objeto de llevar a diferentes partes del territorio argentino el<br />

recuerdo de la guerra a través de la Virgen para que ésta recibiera ruegos y ofrendas de todos<br />

los argentinos antes del 10 de octubre del año 2009, día en que fue llevada el cementerio de<br />

Darwin, junto al Monumento a los Caídos emplazado en Isla Soledad.<br />

En este sentido, argentinos de todas las provincias dejaron ofrendas a la Virgen antes de su<br />

partida a las Islas, pidiendo entre otras cosas, que cuide de los héroes:<br />

112 Para profundizar sobre la Virgen de Luján como símbolo de identidad nacional católica, ver Martín (2000).<br />

113 Sobre el culto a la Virgen de Luján, consultar Fogelman, (2003).<br />

135


“Vos tenés que ver la urna, hasta anillos de oro (énfasis mío). Es impresionante<br />

las peticiones, todas las cosas que hay. Es impresionante. Pero no solamente de<br />

Buenos Aires. De todas partes, desde La Quiaca hasta los cielos continentales… El<br />

ofrendar es darle algo a la Virgen tuyo a cambio de que te haga ese favor, que<br />

esté allá con ellos, que los cuide, que los quiera, (énfasis mío) ¿Entendés? Es una<br />

forma de recompensa, (énfasis mío) o de querer darle algo a ella, demostrarle el<br />

amor que también tenés por la Virgen” (Delmira de Cao 03-09-09).<br />

“Otra de las cosas de la Virgen, era que tocara cada punto del país, ¿no?,<br />

llevando a Malvinas, las plegarias, no sólo ofrendas, lo material, sino, también,<br />

las plegarias de la gente (énfasis mío).<br />

“Yo la acompañé a la Virgen, 70.000 Km. La acompañé porque ella en cada<br />

pueblo que fue, fue a ver a un hijo de ella, a un veterano muerto (énfasis mío)…<br />

Y que si va a Malvinas, que cuide a los chico que están allá” (Paula Cardoso<br />

03/06/2009).<br />

.<br />

Imagen Nº 6. Imagen de la Virgen de Luján, en la víspera de su traslado.<br />

136


La manifestación tanto simbólica como material de ofrendas y plegarias de los devotos<br />

hacia la Virgen tenía, como según se observa, varios objetivos simultáneos. Por un lado, la<br />

devoción a ella fue entendida como la devoción a los muertos, dado que a tarvés de sus<br />

ofrendas, se ofrendaban a los muertos:<br />

“…a través de la Virgen, se lleva, no sólo las plegarias y las bendiciones de toda la<br />

gente para nuestros héroes (negrita agregada), sino, también, llevar recuerdos:<br />

rosarios, alianzas, anillos, cartas, por cajas, cajas y cajas. Desde los más grandes<br />

hasta los más chiquitos. Hubo gente que dejó sus alianzas” (María Fernanda,<br />

09/10/09).<br />

De esta manera, la Virgen, que encarna el cuerpo simbólico de la nación, lleva consigo el<br />

recuerdo de la guerra y de sus héroes a los diferentes pueblos argentinos. Por otro lado, esta<br />

devoción fue entendida como una forma de recompensa a cambio del cuidado espiritual que en<br />

las Islas ejercería sobre los héroes. Así también, llevaría a argentinos de diversas áreas<br />

geográficas, a la morada de los muertos, a través de sus ofrendas y plegarias. Por último, con<br />

la idea de la Virgen como madre protectora, las madres de Malvinas extienden sus lazos y<br />

cuidados maternales que fueron interrumpidos por la guerra y obstaculizados también en la<br />

muerte, por la ausencia o lejanía de los cuerpos:<br />

“Es la madre que no puedo ser yo, ni pueden ser tantas madres que dejaron sus<br />

hijos. Es la madre que los va a custodiar y los va a acaparar y va a estar con ellos<br />

ahí, espiritualmente. Esa es la misión de la Virgen. Y lleva el mensaje y el<br />

reconocimiento de todo el pueblo argentino” (Delmira, 03/09/09).<br />

Así, la Virgen se convierte en la mensajera, el canal de comunicación entre diferentes<br />

comunidades y entre los vivos y los muertos. En esta función unificadora del Héroe y la<br />

Virgen, se destaca la identidad nacional por sobre todas las demás identidades, y prevalece la<br />

religión católica en detrimento de otras religiones. Es importante observar entonces, de qué<br />

manera la Virgen se presenta como un símbolo neutralizador de alteridades, al igual que el<br />

caído en Malvinas 114 . Entonces, a través de la metonimia virgen/nación, y de su poder<br />

sobrenatural para mediar entre los vivos y los muertos 115 , los familiares depositan en la Virgen<br />

114 Guber nos llama la atención sobre la forma en que el término desmalvinización, no sólo implica olvidar las<br />

raíces nacionales, sino que también alude al carácter no partidario de Malvinas, que debe ser recordada a partir de<br />

una memoria nacional (2004:155).<br />

115 Este proceso mediador entre lo sagrado y lo profano y entre los vivos y los muertos a través de los santos es<br />

particular tanto de la religión católica oficial como de la popular.<br />

137


la custodia no sólo de sus hijos sino también de las islas, al ubicarla en el cementerio de<br />

Darwin, como se retomará más adelante.<br />

Al igual que las peregrinaciones analizadas por Turner (1975), tanto quienes peregrinan<br />

junto a la Virgen (los familiares) como los pueblos visitados participan, en tanto “argentinos”,<br />

de la experiencia de la communitas 116 , cuyo sentimiento de comunión se produce en la<br />

manifestación divina que se experimenta en el desplazamiento espacial. Así también, los<br />

sujetos rituales habitan una experiencia transformadora por su conexión con el orden sagrado<br />

(Ibíd.:197). Pero a la inversa de las peregrinaciones católicas habituales, en las que personas se<br />

dirigen a un centro sagrado, en estas peregrinaciones el punto de llegada no es el santuario sino<br />

los diferentes pueblos, por cuanto es la Virgen, el centro de la devoción, la peregrina. Lo que<br />

circula así es el poder del centro (la Basílica de Luján) representando la esencia de la<br />

argentinidad. En esta inversión de las características del ritual, donde el símbolo del centro<br />

sagrado es el medio para un fin, la experiencia de la peregrinación recae no sólo sobre los<br />

pueblos, sino sobre los familiares y la Virgen, recolectora y distribuidora de argentinidad Así,<br />

territorializan Malvinas dentro de la <strong>Argentina</strong> continental, a la vez que se nutre a la Virgen de<br />

la diversidad geográfica y cultural, para territorializar a las Islas perdidas con la <strong>Argentina</strong><br />

continental. En este doble proceso de territorialización, se fortalecen las identidades nacionales<br />

de los familiares, los pueblos, los héroes y las Islas.<br />

Por otro lado, en esta experiencia transformadora del ritual, los deudos recuperan el poder<br />

simbólico heredado de sus hijos, que ha sido oscurecido por la desmalvinización vivida después<br />

de la guerra, entendida por ellos como la desnacionalización, el silencio y la ignorancia social<br />

acerca de la Guerra de Malvinas. Así, con la imagen de la Virgen recorriendo las provincias,<br />

los deudos se ubican espacial y socialmente alrededor un símbolo sagrado por excelencia, para<br />

expresar su reclamo de reconocimiento social tanto a ellos como a sus héroes. Entonces, con la<br />

figura de la Virgen refuerzan el carácter sagrado de sus héroes/muertos por la patria,<br />

enmarcado sus experiencias en palabras de Guber, dentro de los “hechos nacionales<br />

honorables” (2004:95).<br />

Por ello, en este proceso de resignificación simbólica llevado a cabo por la peregrinación,<br />

se les rinden honores a los muertos a través de la Virgen, con las ofrendas y la práctica de la<br />

116 Turner entiende a la comunitas como un vínculo generalizado, el cual está sin estructurar o rudimentariamente<br />

estructurado dado que no hay nombres, roles ni categorías que marquen diferencias sociales, que ocurre durante el<br />

período liminal antes desarrollado (1988:103).<br />

138


devoción, y se refuerza la identidad nacional. Lo que resulta también de este tipo de relación<br />

que se establece con la Virgen, los héroes y el pueblo argentino en general, es la expresión del<br />

marco simbólico nacionalista, a través del cual, los familiares dan sentido a la pérdida y a la<br />

historia tanto reciente como lejana. Como se observará a continuación, este marco<br />

interpretativo es materializado también en otras prácticas rituales.<br />

Las Misas del 2 de abril<br />

El 28 de marzo de 1983, el gobierno dictatorial a través de la Ley 22769, declaró el 2 de<br />

abril 117 , “Día de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Así, los Familiares<br />

eligieron esta fecha para realizar anualmente una misa en honor a los caídos en la guerra, en la<br />

Catedral Metropolitana, lugar que, por otra parte, hospeda desde 1882 los restos de San<br />

Martín, el Padre de la Patria.<br />

En dichas ceremonias 118 , en donde los obispos que las presiden resaltan el deber que tiene<br />

la sociedad de honrar a los caídos por la patria y reivindicar a los combatientes que volvieron,<br />

concurren tanto familiares como ex combatientes, militares, amigos de los familiares, y un<br />

público general. Antes de ser iniciada la misa, un veterano que colabora con Familiares de<br />

Malvinas, lee algunas palabras conmemorativas y la imagen de la Virgen de Luján es<br />

trasladada cerca del altar por otros veteranos de guerra.<br />

Una vez terminada la misa, los familiares, haciendo una marcha mortuoria, llevan ofrendas<br />

florales a la Virgen, y a los caídos (649 pimpollos de rosas rojas que representan a cada caído):<br />

“Es maravillosa, la misa es maravillosa que hacemos en la catedral los 2 de abril.<br />

Es el único acto que hacemos, que se lleva una corona tremenda de flores con los<br />

que las ofrendamos en el altar que para nosotros son los 649” (Delmira, 03-09-<br />

09)”.<br />

117 Para profundizar sobre las cuestiones que se pusieron en juego en la organización de las ceremonias oficiales<br />

para conmemorar el 2 de abril en 1983, consultar Guber, 2004.<br />

118 Las descripciones de las misas son una síntesis del trabajo de campo durante cuatro años consecutivos.<br />

139


Imagen Nº 7. Veteranos de guerra llevan a la Virgen de Luján junto al altar.<br />

Misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio 119 ,<br />

2 de Abril del 2007.<br />

Imagen Nº 8. Veteranos de guerra depositan a la Virgen de Luján junto al altar.<br />

2 de Abril del 2007.<br />

119 Jorge Bergoglio, es cardenal de la Iglesia católica, actual Arzobispo de Buenos Aires y Primado de <strong>Argentina</strong>.<br />

140


Imagen Nº 9. Familiares llevan ofrendas florales al altar.<br />

2 de Abril del 2007.<br />

Imagen Nº 10.Familiares llevan ofrendas florales a la Virgen de Luján.<br />

2 de Abril del 2007.<br />

141


Imagen Nº 11. Misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio,<br />

2 de Abril del 2007.<br />

Observamos que en el momento de llevar las flores al altar, los familiares “compiten” para<br />

ganar lugar y cargar los ramos, ya que esta ubicación en el espacio ritual es simbólicamente<br />

relevante. Esta necesidad de llamar la atención o “figurar”, como la refieren algunos familiares,<br />

y que es propia del lugar que ocupan los deudos en los rituales tradicionales como el velatorio<br />

o el entierro, está ligada también en estos casos a la idea de que aquellos reclaman el honor<br />

heredado de sus hijos para su consagración personal. Al querer ocupar lugares prioritarios en<br />

ciertos rituales públicos, reclaman el reconocimiento de una identidad determinada, la de<br />

familiares de los héroes, como observaremos también a continuación.<br />

En algunas ocasiones, como en la conmemoración de los 25 años de la guerra o en la<br />

despedida de la Virgen en octubre del 2010, ha participado de las ceremonias la banda militar.<br />

Así también, en la conmemoración de los 25 años, los familiares repartieron escarapelas entre<br />

los presentes. De esta manera, estas misas tienen tanto rasgos que las identifican con un ritual<br />

mortuorio, como las ofrendas florales y el minuto de silencio dedicado a los muertos, como<br />

aquellos de una conmemoración patriótica/militar 120 , a través de la presencia del ejército, de la<br />

Virgen, y otros símbolos patrios.<br />

120 Estos rasgos distintivos de las misas se remontan a las ceremonias oficiales de 1983. Para para profundizar<br />

esto, consultar Guber, 2004.<br />

142


Imagen Nº 12. Arreglo Floral con los colores patrios. 2 de Abril del 2007.<br />

Desde el año 2002 en el que Familiares de Malvinas recibió a la Virgen, hasta el 2009, año<br />

en que fue situada en el cementerio de Darwin, durante todas las misas de los 2 de abril los<br />

obispos bendijeron su imagen, quien ha cumplido un rol fundamental durante todas las<br />

ceremonias, ubicada al pie del altar. Esto nos permite observar a la figura de la Virgen como<br />

símbolo dominante, ya que al igual que en las peregrinaciones, alrededor de ella se ejercen las<br />

prácticas, y a través de ella, se atiende tanto al muerto como a los deudos que son acompañados<br />

por otros participantes del ritual. De esta manera, al finalizar la celebración los familiares<br />

lloran, se emocionan, se saludan entre sí, con amigos y presentes, tal como sucede en los<br />

rituales mortuorios, donde los deudos y los muertos son el centro de atención. Se dramatiza,<br />

entonces, el dolor de la pérdida del ser amado.<br />

En este punto es necesario resaltar las diferencias que observamos entre la misa del 2010, y<br />

las anteriores. Aunque todos los años las ceremonias se rigen bajo parámetros establecidos, en<br />

el 2010 dos cuestiones la diferenciaron con el resto: 1) no estaba la Virgen de Luján, ya que<br />

había sido llevada al cementerio de Darwin; 2) la figura de Héctor Cisneros, ex presidente de la<br />

Comisión, quien había entregado su renuncia pocos días antes, jugó un papel totalmente<br />

secundario. Faltaron a la misa también algunos familiares que han estado siempre presentes,<br />

como la familia Araujo, u otros familiares que para este año, por problemas internos, ya<br />

estaban alejados de la comisión.<br />

143


La poca convocatoria a la misa del año 2010 podría entenderse desde dos perspectivas. Por<br />

un lado, Familiares de Malvinas estaba pasando por una situación institucional delicada luego<br />

de que el matutino Crítica de la <strong>Argentina</strong> publicara una nota en la que se dio a conocer que el<br />

nombre del presidente de la comisión, Héctor Cisneros, figuraba en el listado de los miembros<br />

del Batallón 601, el organismo de Inteligencia del Ejército durante la dictadura. Allí se lo<br />

acusaba de haberse desempeñado como analista de información de esa central de espionaje<br />

durante el Proceso. Por ello, Familiares de Malvinas aceptó la renuncia de su titular, ocupando<br />

este cargo Delmira de Cao:<br />

“Ante la gravedad de los trascendidos periodísticos que afectan la imagen de<br />

nuestra entidad, pretendiendo perjudicar nuestra larga historia de lucha en pos de la<br />

memoria de los Héroes Caídos en Malvinas y de la Causa por la recuperación de<br />

nuestros archipiélagos australes, y los trascendentes logros alcanzados por la única<br />

entidad nacional que integra a los Familiares de los soldados y civiles fallecidos en<br />

1982, expresamos: 1.- Se realizó una reunión de los integrantes de la Comisión de<br />

Familiares de Caídos en Malvinas, aceptándose la renuncia al cargo de Presidente,<br />

del Sr. Héctor Omar Cisneros.2.- Se designó como Presidenta de la entidad, a la<br />

Sra. Delmira Hasenclever de Cao, como Vicepresidenta a la Sra. Dalal Abd de<br />

Massad, y como Secretaria a la Sra. Nilda Pereyra” 121 .<br />

Por otro lado, interpretamos que antes de la inauguración oficial del cementerio de Darwin<br />

que se hizo recién en octubre de 2009, las ceremonias del 2 de abril en la Catedral, con la<br />

Virgen presente, funcionaban como reactualizaciones anuales del velatorio y las misas fúnebres<br />

previas a los entierros, en donde se acompaña el pasaje de los sujetos rituales de la vida hacia la<br />

muerte. De esta manera, la Virgen en la misa mediaba entre los familiares y los muertos.<br />

Recién en el 2009, una vez perpetuada la Virgen y consagrados los muertos en tanto héroes<br />

nacionales a través del ritual de inauguración del monumento, podemos afirmar que la misa se<br />

transformó en un ritual de rememoración, que como habíamos señalado en el capítulo I, sólo<br />

tiene la función de ligar al deudo y la memoria del muerto.<br />

Entonces, en esta última ceremonia faltó el ícono de identidad principal de Familiares de<br />

Malvinas, símbolo altamente convocante para ellos, por ser referente de la Guerra, de la Patria<br />

y de los muertos. Por otro lado, la renuncia de Héctor pudo haber desequilibrado el espíritu de<br />

121 Gacetilla de Prensa, escrita por Familiares, el 27 de Marzo de 2010. En<br />

http://www.malvinense.com.ar/smalvi/10/1487.htm<br />

144


esta comisión, ya que ha jugado un rol central como impulsor, mentor y guía de esta institución<br />

desde sus inicios:<br />

“Le doy gracias a Dios y a la Virgencita y a Héctor (énfasis mío) que me ha<br />

permitido viajar a todos lados con la Virgen, me ha llevado dos veces a Malvinas.<br />

El es la cabeza de todo… estoy tan agradecida a la comisión y a Héctor porque me<br />

llevo por todos lados” (Paula, 15/05/09).<br />

“Pobre Héctor! Héctor, desde un principio hizo todo, todo (énfasis mío). El tiene<br />

su personalidad, él, tiene su carácter, él, tiene en su mente… viste… que iba a<br />

luchar por todo lo que hizo su hermano en Malvinas, ¿no? Tiene ese gran poder y,<br />

también, viste, quiere darle eso a las familias porque… nos reconforta<br />

muchísimo…Yo veo que la Comisión sin Héctor, está nada que ver” (Lita<br />

25/11/09).<br />

Así también, el impacto político que tuvo la figura de Héctor Cisneros, asociado a la<br />

dictadura, pudo haber desdibujado también el poder simbólico de la comisión como<br />

representantes de la Causa Malvinas y la unidad nacional. La grave acusación realizada sobre<br />

Héctor, y la ausencia de la Virgen, son dos detalles fundamentales que podrían haber<br />

provocado cambios relevantes en el significado de la última ceremonia por parte de la<br />

comisión, provocando un cambio en el sentido de la performance ritual 122 .<br />

Volviendo a las características esenciales de las misas del 2 de abril, todos los años coronas<br />

de laurel, entre ellas la de la Asociación Civil de Combatientes de Malvinas de Bs. As., del<br />

Instituto Malvinas Patagonia e Islas del Atlántico Sur, y de Familiares de Malvinas, esperan<br />

durante toda la ceremonia junto con las ofrendas florales, en el extremo opuesto al altar, para<br />

ser depositadas al finalizar la celebración, en el mausoleo del General San Martín. Este cierre<br />

resume la importancia que tiene para algunos familiares relacionar a los caídos en Malvinas,<br />

con el Padre de la Patria, ya que como ya habíamos referido, los familiares ubican a sus caídos<br />

junto con otros héroes nacionales 123 . Entonces, las misas no solo representan rituales de luto, ya<br />

que mediante una simbología mortuoria específica son atendidos los muertos y los deudos<br />

122 La situación delicada vivida dentro de la comisión, al ser Héctor Cisneros una figura clave en la construcción<br />

del modelo interpretativo del grupo, obstaculizó relativamente mi trabajo de campo, por cuanto no me sentí en<br />

condiciones de ahondar en las entrevistas sobre un tema reciente y problemático. En este sentido, queda pendiente<br />

realizar un análisis más profundo sobre la situación.<br />

123 Esta asociación de Malvinas con San Martín, presenta una continuidad con la interpretación realizada por<br />

Guber (2001) acerca de la ubicación del cenotafio de la Plaza General San Martín. Este Monumento a los Caídos<br />

en la Guerra, inaugurado en el gobierno de Carlos Menem, “localizado en un territorio Nacional” y bajo el<br />

monumento del Padre de la Patria, señala la autora, “sugería que San Martín prohijaba a los apellidos/nombres de<br />

las placas”, linaje del que los caídos de Malvinas descendían. (Ibíd.: 154-155).<br />

145


como protagonistas en el escenario ritual, sino que también pueden suceder como rituales<br />

patrióticos y políticos, dado que, compuestos también con símbolos y referentes patrios,<br />

dramatizan públicamente una forma particular de entender la muerte y evidencian los vínculos<br />

de la comisión con la iglesia, el ejército y la historia nacional.<br />

Los Altares<br />

Como observamos, el lugar que ocupa la religión católica en las prácticas rituales de la<br />

mayoría de los familiares de Malvinas es fundamental. Muchos de ellos, por ejemplo,<br />

construyen pequeños altares en sus casas:<br />

“Malvinas tiene como un pedacito, un rincón, que nosotros le llamamos «Altar a<br />

Malvinas y a tu ser querido»” (María Fernanda, 26-06-07).<br />

La característica de estos altares domésticos es que funcionan alrededor de un símbolo<br />

principal, la foto del muerto, a quien se le rinde culto, y al cual se le acercan otros objetos<br />

simbólicos como la imagen de la Virgen, rosarios, cruces, diplomas, objetos de<br />

conmemoración, u objetos que los familiares trajeron de los distintos viajes a las Islas 124 , como<br />

arena, caracoles, tosca del lugar, etc.:<br />

“Hay que tenerlos en un altar y pedirles cosas. Yo, te puedo asegurar que nos<br />

ayudan” (Nilda 28/10/09).<br />

“Es sagrado. Tengo cosas que me han regalado, trofeos, el mapamundi con las<br />

Malvinas… hermoso. Tengo eso, tengo varios trofeos de Julio y los tengo ahí.<br />

Tengo las fotos de él. Hay un ramo de flores que siempre tengo, están las cosas de<br />

Julio… Y hay un corazón de madera que dice «Te amo». Y ahí siempre le rezo<br />

alguna oración” (Delmira de Cao 03-09-09).<br />

“Es el rincón, ahí, tengo tierra de Malvinas… la piedra de Malvinas. Hay una<br />

piedra de Monte Longdon, hay una piedra gorda, que me encantó, parece un huevo<br />

de avestruz que, también, es de Malvinas, tenemos un pedacito de la piedra del<br />

monumento, Rosarios y sus fotos” (María del Carmen, 01/09/09).<br />

124 Analizaremos de estos viajes a continuación.<br />

146


Imagen Nº 13. Altar doméstico de la Familia Araujo, Colón, Entre Ríos.<br />

Imagen Nº 14. Altar doméstico de la Familia Araujo, Colón, Entre Ríos.<br />

147


La figura de la Virgen como símbolo dominante es desplazada en los altares por las<br />

fotos de los caídos ya que éstos se hacen para tener una conexión íntima y doméstica con los<br />

muertos, por cuanto se transforman en lugares sagrados en donde se los veneran “como a los<br />

santos”, se reza y se hacen peticiones:<br />

“Yo considero que son santos… yo soy muy religiosa y para mi el que da la vida<br />

por otro se convierte como que se inmolan sin pedir nada a cambio… entonces es<br />

como que vos sabés que de alguna manera… así como veneramos un santo… y<br />

pedirles cosas… por eso lo del altar… y yo te aseguro que nos ayudan” (Nilda, 28-<br />

10-09).<br />

Aunque no todos los familiares digan tener altares, casi todos ellos poseen en la casa un<br />

lugar sagrado, bien delimitado, dedicado a su familiar, que funciona como el espacio por<br />

excelencia a través del cual se comunican con sus seres queridos. En esta relación doméstica<br />

que los familiares tienen con ellos, se evidencian recursos culturales del catolicismo y la<br />

religiosidad popular 125 -<br />

Estos altares domésticos entran en el espacio público a través de la muestra itinerante<br />

“Islas de la Memoria” 126 . En esta muestra, exhibida en diferentes espacios de la ciudad de<br />

Buenos Aires desde el 2007 hasta la actualidad, los familiares intentaron volver público lo<br />

privado a través de un despliegue de testimonios, documentos y objetos personales. Entre los<br />

diferentes objetos, se exhiben las cruces construidas por los ingleses en 1982, que con sus<br />

rosarios y flores, estuvieron en el cementerio de Darwin junto a las tumbas de los caídos, antes<br />

de que Familiares de Malvinas las reemplazaran por las actuales, construidas en madera de<br />

lapacho.<br />

125 Se podría establecer un paralelismo entre esta práctica y las devociones populares a los difuntos milagrosos<br />

(Difunta Correa, Gauchito Gil, Gilda, Rodrigo, etc.) en tanto se tratan de muertes extraordinarias que le confieren<br />

al muerto un fuerte componente vital, y establecen relaciones recíprocas entre ellos y los vivos (Carozzi,2006;<br />

Skartveit, 2009). Sin embargo, es importante resaltar la naturaleza de la relación parental entre los familiares y sus<br />

seres queridos muertos, a diferencia de los difuntos milagrosos con sus seguidores.<br />

126 La muestra “Islas de la Memoria”, producida y realizada por Familiares de Malvinas y el gobierno porteño a<br />

través de la Corporación Buenos Aires Sur, fue declarada de interés cultural por la Secretaría de Cultura de la<br />

Nación y por el Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.<br />

148


Imagen Nº 15. Muestra Islas de la Memoria, 10 de abril del 2010. Centro Cultural Carlos Gardel.<br />

Imagen Nº 16. Muestra Islas de la Memoria. Imagen Nº 17. Muestra Islas de la Memoria<br />

10 de abril del 2010. Centro Cultural Carlos Gardel. 10 de abril del 2010. Centro Cultural Carlos Gardel.<br />

149


La exhibición de las cruces enfrenta a los deudos, una vez más, con el fenómeno de la<br />

muerte de su ser querido:<br />

“Es muy fuerte, si. Yo entro un ratito y salgo, entro y salgo” (María Fernanda,<br />

26/06/07).<br />

“Para mi fue muy difícil la muestra. Porque al ser gestor de la muestra, laburar en<br />

el tema de la muestra, convivir con esos elementos (énfasis mío), es como… verlos<br />

colgados, la distribución como, se pusieron las cruces..., fue mucho más<br />

impactante. Verlas tal cual, unas que tienen tierra, es duro para uno, para un<br />

familiar, convivir con eso pero es necesario” (Leandro, 22/10/09).<br />

Por otro lado, evidencia el hecho de la muerte heroica en tanto acontecimiento histórico de<br />

importancia nacional en un espacio público:<br />

“La idea de la muestra es, que este proceso, también, lo viva el resto de la<br />

sociedad. Que vea, toque y tome conciencia de lo que hicieron nuestros seres<br />

queridos por todos nosotros, eh” (Leandro, 22/10/09).<br />

Además de las cruces, en la muestra se exhiben objetos que podríamos ubicar en cuatros<br />

categorías diferentes: 1) objetos personales de los soldados, como indumentarias, objetos<br />

religiosos, o libretas de anotaciones; 2) objetos de guerra propiamente dichos; 3) objetos de los<br />

familiares; 4) producciones culturales; 5) altares domésticos ya referidos.<br />

Entre los objetos personales de los soldados, se exhiben, por ejemplo, la campera de<br />

combate del Capitán de Navío Pedro Giachino, primer caído argentino en la guerra, o<br />

pertenecientes a otros caídos, como birretes, gorros, rosarios, pañuelos, medias, zapatillas,<br />

chapas identificatorias, etc.. Entre los objetos propios de la guerra, se muestran carteles<br />

indicadores, armamento o resto de armamento utilizados en combate. Entre los objetos de los<br />

familiares, se exhiben fotos de los caídos, cartas enviadas y recibidas durante el conflicto o<br />

medallas postmortem entregadas por distintas instituciones. Finalmente, entre las producciones<br />

culturales, en la muestra se pasan voces en off que leen las cartas y fragmentos de la película<br />

“Locos por la bandera”, la cual se comentará más adelante.<br />

La muestra es entonces un espacio en donde hay una exposición de estas muertes en<br />

público, y es expresado el acontecimiento de la guerra para que pueda ser vivenciado por los<br />

familiares y el público en general. Por otro lado, son expuestos objetos de culto, como la tierra<br />

150


de Malvinas, o pertenencias de los caídos. Estos objetos, por cercanía con los héroes en la<br />

guerra, pueden transformarse en reliquias sagradas. Tal como afirman Hubert y Mauss, como el<br />

sacrificio puede otorgarle a la víctima las virtudes más diversas, la puede hacer apta para<br />

cumplir las funciones más variadas, como la de transmitir un carácter sagrado del mundo<br />

religioso al mundo profano (Ibíd.:205). La triple transformación del hombre a héroe, del héroe<br />

al santo, y del santo a ciudadano protector (volveremos sobre este punto), hace que los caídos<br />

puedan extender su campo de poder más allá de sus cuerpos. De ahí que su cercanía con otros<br />

objetos relacionados con la guerra pueda hacer a éstos dignos de veneración. De esta manera, al<br />

igual que los restos de los santos, cada objeto sacralizado por el héroe y exhibido en la muestra,<br />

puede ser lugar de pedidos, contemplación y plegarias:<br />

“Yo, por ejemplo, en mi casa tengo la foto en un rincón, que ahora está en la<br />

muestra, un recipiente de acrílico con un mantelito todo tejido al crochet y adentro<br />

tiene todos pedacitos de turba y tierrita de Monte Longdon y algunas cucharitas<br />

del mar de allá… un rosario que me regalo un veterano de guerra que lo hizo allá,<br />

como que es todo sagrado” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

Entonces, el drama de la muerte en la guerra transformó a los objetos en objetos de culto.<br />

Esta transformación en el ámbito doméstico puede legitimar también la transformación de los<br />

muertos en héroes de la patria, al llevarlos al espacio público.<br />

De todos los objetos de culto, la tierra y turba de Malvinas ocupan un lugar especial. La<br />

disgregación o ubicación del cadáver del héroe en la tierra produce una transformación<br />

ontológica del muerto y las islas. Por un lado, el cuerpo disperso en las islas hizo que éstas<br />

sufrieran un tipo de transformación que hace que sean no sólo unas tierras perdidas que se<br />

deben recuperar, sino la tierra de la patria y de los muertos:<br />

“El se fundió con la tierra, así que él está en la tierra” (María del carmen<br />

01/09/09).<br />

Por otro lado, los cuerpos muertos sufrieron también una transformación ontológica a<br />

través de la guerra, convirtiéndose en seres sagrados. Ya sea a través de los altares o de la<br />

Virgen los convocan, los ofrendan, los llevan a recorrer el país, les piden milagros. Así, muchas<br />

veces, el muerto, la Virgen y Dios, se alinean en el mismo campo:<br />

“Marito con la imagen de la Santa Madre de Luján me acompaña<br />

permanentemente… yo suelo invocarme a ellos, a Díos y a la Virgen (énfasis<br />

151


mío)… para que nos ayuden a reflexionar porque a veces uno ve tantas injusticias<br />

en este país” (Héctor, 25/05/09).<br />

“El objetivo era llevar Malvinas a todo el país. Entonces, a través, de la Virgen,<br />

que la elegimos porque la mayoría argentina es católica y el que no lo es,<br />

participaba del mensaje, ¿si?, eh… «Esta Virgen va ir al monumento que está<br />

emplazado en el cementerio de Darwin, donde en la soledad de las Islas Malvinas<br />

están enterrados nuestros héroes». La gente se acercaba con emoción. El que no<br />

creía, escribía cartas, no a la Virgen, sino cartas a los chicos” (María Fernanda,<br />

09/10/ 09).<br />

“Dejé mis aritos en el cofre (de la Virgen) del cementerio de allá de Darwin”.<br />

Estaba ofrendando a mi hijo. La mayoría… vos sabés que, le peden a su hijos, y<br />

hay muchas veces que les conceden el milagro” (Lita, 31/05/10).<br />

“Creo que, nosotros, eh, pudimos traspasar todo los inconvenientes que te<br />

imagines, porque, detrás de cada cosa que hacíamos teníamos, no sólo la virgen,<br />

sino las 649 almas que nos estaban que nos empujaban para hacerlo. Porque hay<br />

cosas que son imposibles de describir como se destraban… concretamente… la<br />

ayuda divina, en ese sentido, estaba” (Leandro, 22/06/09).<br />

Entonces, la muerte, la falta del cuerpo, y la idea de sacrificio voluntario, confieren al<br />

muerto la gracia de la santidad y los familiares logran establecer un tipo de relación recíproca<br />

con sus muertos, a quienes mantienen como agentes activos en su vida cotidiana:<br />

“Yo, lo santifico y lo necesito y lo convoco desde el lado de la santidad… siento<br />

que está conmigo y que está y que me ayuda (énfasis mío)” (Nilda, 28/10/09).<br />

“Me han pasado cosas locas, (énfasis mío) me ha pasado estando con Agustín que<br />

es mi primer hijo, que yo sentí esto, te lo juro por mi hijo, que lo sentí, sentí esto en<br />

la espalda… (me acaricia la espalda muy suavecito). Lo siento a mi hermano<br />

(énfasis mío) … Primero se me pararon todos los pelos... como una sensación de<br />

sorpresa. Y después me quedé y dije «estás acá, estas conmigo», o sea fue un<br />

momento… de nosotros dos, de mi hermano y su sobrino” (María Fernanda,<br />

26/06/07).<br />

“Todo lo que, a mi, me pasó en la vida, cada vez que, el agua me llegaba a la<br />

nariz, siempre, fue Malvinas lo que me sacó a flote. Así que, creo que Eduardo<br />

me está siguiendo los pasos.” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

“Mi mamá, siempre decía que ella sentía que mi hermano la abrazaba. Una vez…<br />

ella, me dijo: «mirá, voy por la calle, sabés, ¿cuántas veces estuve a punto de que<br />

me levantara un auto?, y, era como que, yo, sentía una mano que me abrazaba y<br />

que me llevaba al cordón de la vereda, ese es tu hermano que me saca de los<br />

152


despelotes o el ángel de la guarda que tiene el nombre de mi hijo (énfasis mío) »,<br />

decía” (Nilda, 28/10/09).<br />

De modo similar a las experiencias de los familiares de desaparecidos, se le confiere un<br />

componente vital al muerto, y se tienen con ellos experiencias extraordinarias que pueden<br />

entenderse como señales, o como formas de comunicación, a través de rezos o pedidos de<br />

ayuda:<br />

“Bueno yo tengo lo mío también ehhh… yo estoy sola en casa y estoy hablando en<br />

vos alta” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

“Fuimos a la Costa de vacaciones, creo que fue el primer año sin él. Mamá, se<br />

paró en la orilla del mar, se puso a llorar mal, porque pensó que esas aguas<br />

besaban las Malvinas y que era el primer verano sin él. Le dijo: “hijo, si me estás<br />

escuchando, mandáme una señal (énfasis mío)”. Y vino una ola, es imposible<br />

porque los caracoles tienen su horario y estábamos en Santa Teresita, que no es<br />

una playa donde abundan los caracoles. Vino una ola, le tapó los pies y cuando se<br />

fue, le dejó un caracol a los pies. Ese caracol, hasta el día de hoy, lo tiene (énfasis<br />

mío). Son cosas muy certeras. Entonces, vos, decís, en esa soledad…, es la<br />

pregunta, dejame una señal, bueno, un caracol, que casualidad que vino la ola y le<br />

dejó el caracol. Qué se yo, te puedo hablar de contactos así…” (María Fernanda,<br />

03/04/09).<br />

“Ayuda, le pedía a él (énfasis mío). Viste, como uno pide. Y, yo, lo llamaba:<br />

“Eduardo, Eduardo” (María del Carmen, 01/09/09).<br />

“Yo creo que todos los días hablo con él (énfasis mío), todos los días…Una charla<br />

como si el estuviera todavía vivo” (Sergio, 17/09/09).<br />

“Vos sabés que le pedís a tu hijo, y hay muchas veces que les conceden el<br />

milagro”. (Irma 31 05 10).<br />

En la relación que los familiares establecen con sus seres queridos, se siente su<br />

presencia permanente, y ayudan a sus familiares en los momentos difíciles de sus vidas:<br />

“Yo siempre digo que son obras de él. ¡Es increíble! (énfasis mío), todo lo que, a<br />

mi, me pasó en la vida, cada vez que el agua me llegaba a la nariz, siempre, fue<br />

Malvinas lo que me sacó a flote. Así que, creo que Eduardo me está siguiendo los<br />

pasos” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

“Hay algo hay. Algo hay de ellos que de alguna manera u otra están” (Delmira,<br />

03/09/09).<br />

153


“Él, siempre, anda revoloteando alrededor mío. Lo siento, en esos días cálidos,<br />

cuando no hace mucho frío, viste, después de tanto frío, viste, que se ponen esos<br />

días cálidos, corre ese vientito… Y lo siento, así, en esos días lo… lo siento a<br />

Eduardo” (María del Carmen, 01/09/09).<br />

“En mi casa, lo siento como si estuviera. En mi casa, viste, como si estuviera,<br />

tiene presencia” (Irma, 20/01/10).<br />

Sin embargo, en contraste con los desaparecidos, la idea de la muerte heroica, y el<br />

sacrificio voluntario, le otorga al muerto la dimensión sagrada y las particularidades de la<br />

santidad, lo que habilita la devoción a ellos. A diferencia de ellos también, esta relación<br />

continua entre vivos y muertos, puede ser superada a través de ciertos rituales mortuorios como<br />

se desarrollarán a continuación.<br />

El caso de Elvio Eduardo Araujo<br />

El 2 de Julio del año 2007, en la plaza Malvinas <strong>Argentina</strong>s, de Colón, Entre Ríos, se<br />

inauguró el busto en homenaje al soldado caído Elvio Eduardo Araujo Penon. Como refiere<br />

Héctor, no se acostumbra a levantar bustos a soldados que no hayan sido personal militar:<br />

“Es un reconocimiento a la memoria de un ciudadano que como profesión eligió<br />

la vida de soldado (negrita agregada) y que cumplió con su deber”. (Héctor,<br />

25/05/09)<br />

Sin embargo, después de la construcción de diversos bustos de militares caídos en la<br />

guerra, como el del hermano de Héctor, la hermana del soldado Araujo comenzó las gestiones<br />

en el pueblo natal de su hermano, para que se erija un busto en su honor:<br />

“Me dice Héctor: “no hay ningún busto de soldado”. Con más razón, que esto<br />

sirva de ejemplo para que se desparrame por toda la <strong>Argentina</strong>, que haya 649<br />

bustos. Empezamos las gestiones” (María Fernanda, 09/10/09).<br />

Después de varias negociaciones con la municipalidad de Colón, la familia Araujo, con el<br />

apoyo de Familiares de Malvinas, descubrió finalmente el primer busto a un soldado, en un<br />

acto de carácter fúnebre, en donde diferentes autoridades lo legitimaron la muerte del héroe de<br />

Malvinas. Con el acompañamiento de la banda del Batallón de Ingenieros Blindados II de<br />

Concepción del Uruguay, se cantó el Himno Nacional, la Marcha de Malvinas y la Marcha de<br />

154


Entre Ríos. Quien inauguró el acto fue Cesar Trejo, el apoderado de la institución Familiares de<br />

Malvinas. Luego dijo unas palabras la hermana del soldado, María Fernanda, y por último, el<br />

intendente Hugo Marsó:<br />

“Es un sentimiento de toda nuestra sociedad, brindar un máximo de gratitud, por el<br />

sacrificio, con el respeto y el reconocimiento debido, junto con el deseo de este<br />

Pueblo Colonense de brindarle un homenaje a nuestro Héroe, Elvio Eduardo Araujo<br />

Penon y todos los que participaron en este hecho tan trascendental en la vida de<br />

todos los argentinos, por los valores que esa epopeya encierra y por los gestos<br />

humanos realizados” 127 .<br />

Luego, el presidente municipal junto a familiares descubrieron el busto y la placa del<br />

soldado, bendecido por el Padre Néstor Toler, dando lugar a las ofrendas florales que realizaron<br />

diferentes funcionarios del Estado, Familiares de Malvinas, el Instituto Nacional Juan Manuel<br />

de Rosas, representantes del Jefe de Estado Mayor del Ejército y de CECIMER (Centro de ex<br />

combatientes de Islas Malvinas de Entre Ríos) y del Instituto Malvinas Patagónicas e Islas del<br />

Atlántico Sur. Presenciaron la ceremonia también, alumnos representantes de distintas escuelas<br />

públicas Cólon, ex combatientes de Florencio Varela, Berazategui, Capital Federal y<br />

Concepción del Uruguay entre otras localidades, otros familiares del héroe (los padres, los<br />

sobrinos, los primos, etc.) y la figura de la Virgen de Luján.<br />

Lo que es significativo es que el acto de inauguración se desarrolló como un ritual<br />

mortuorio religioso en donde, como un velatorio, a través y a partir del cuerpo metálico, los<br />

familiares “tocaron” y lloraron al muerto” y los amigos y demás presentes, saludaron y se<br />

solidarizaron con los dolientes:<br />

“Una ceremonia muy emotiva. Linda, estuvo la ceremonia, muy emotiva. Después,<br />

hablaron ellos, se habló tan bien; vino C Y, después, viste, todo el mundo opina y<br />

recuerda como fue él, siempre, que fue tan cálido, tan bueno, tan compañero era.<br />

Estaba ella, que habló tan bien, Muy acompañados, ¡gracias a Dios! En fin,<br />

sentimos que se lo reconoce” (María del Carmen 01/09/09).<br />

Así también, es relevante remarcar que fue llamativa la figura de la Virgen de Luján, que<br />

ocupando un lugar privilegiado al lado del busto, y al igual que en todas las actividades<br />

públicas organizadas por Familiares de Malvinas, recibió también visitas y gestos de gratitud.<br />

127<br />

“Homenaje al soldado Eduardo Araujo Penon, caído en las Islas en 1982” en<br />

http://www.malvinense.com.ar/smalvi/utj072007/00394.html<br />

155


Imagen Nº 18.<br />

La Virgen de Luján en la inauguración del Busto del Soldado Araujo.<br />

Reflexionando sobre varios casos en los que levantan y derriban estatuas, refiere<br />

Katerine Verdery acerca de ellas, que “son personas muertas fundidas en bronce o talladas en<br />

piedra”, ya que no “solo simbolizan a una persona famosa específica sino que en cierto sentido,<br />

son también el cuerpo de esa persona” (1999:5)* 128 . Entender a la estatua como “el cuerpo<br />

muerto fundido en bronce” es altamente significativo cuando ésta es la materialidad a través de<br />

la cual se ejercen rituales mortuorios que no pudieron hacerse por la falta del cuerpo. Las<br />

percepciones que puede generar la estatua, en este caso el busto de Elbio, en tanto embodiment<br />

del muerto en el contexto ritual, nos hacen comprender la actitud de su mamá, de querer ir una<br />

noche de lluvia con un paraguas a proteger el busto para que no se mojara. Nos permite<br />

comprender también la forma en que todo sucedió como si fuese la recreación del velatorio que<br />

el soldado no tuvo, en el cual los familiares se acercaron para tocar y acompañar al muerto, y<br />

128 De aquí en más el asterisco significa que el párrafo es mi propia traducción del original en Ingles.<br />

156


en donde los presentes asistían para dar las condolencias con gestos de gratitud por el sacrificio<br />

ofrecido con palabras tales como “Gracias por tu hermano”.<br />

Imagen Nº 19. El padre del soldado Araujo abrazando el busto de su hijo.<br />

Imagen Nº 20. La madre del soldado Araujo abrazando el busto de su hijo.<br />

157


Así, al suspender el proceso de descomposición del cuerpo, refiere Verdery (1999) la<br />

estatua “altera la temporalidad asociada a la persona” (Ibíd.) ٭ por lo que los familiares lloraron<br />

al muerto y los presentes acompañaron a los deudos como si se tratara de una muerte ocurrida<br />

recientemente y no veinticinco años atrás:<br />

Imagen Nº 21. La madre, el padre y la hermana del soldado alrededor del busto.<br />

Imagen Nº 22. Personas saludando a los deudos.<br />

158


Pero el busto para los familiares de Elbio, no solo significó el reconocimiento oficial a<br />

un héroe, sino el de un soldado conscripto, que merece un reconocimiento diferente en tanto<br />

tal, a diferencia del personal de cuadro, ya que no fue a Malvinas por su profesión:<br />

“Para mi, el orgullo más grande es que fue soldado (negrita agregada). A veces,<br />

pasa que escuchás: “viste, era oficial o suboficial”, pero con orgullo y, “tu<br />

hermano era soldado”, te suele pasar, también. Entonces, me río y digo: “bueno, si<br />

vamos a poner, en la balanza del heroísmo, ¡flaco! mi hermano era un soldado<br />

raso, raso, soldado de Servicio Militar obligatorio”. Mi hermano fue lleno de<br />

orgullo, entonces, no me vengas con que tu hermano era soldado, despectivo”<br />

(María Fernanda, 03/04/09).<br />

“El sentimiento nuestro es… es ese orgullo que uno tiene de tener ese hijo héroe.<br />

Un reconocimiento al héroe. Luchamos para conseguirlo y lo tenemos, fue el<br />

primer busto de un soldado. Es un orgullo tan grande para uno (negrita<br />

agregada), por supuesto, como para cualquier padre, madre. Al verlo, averiguan y<br />

se enteran, para que no se olviden” (María del Carmen 01/09/09).<br />

“Pasa mucha gente por ahí. Y, despacito, la gente fue reconociendo, dándose<br />

cuenta de quién fue el soldado. Único, el primer busto en la República <strong>Argentina</strong> a<br />

un soldado (Elbio, 01/09/09).<br />

Imagen Nº 23. El padre del soldado Araujo frente al busto y las ofrendas florales.<br />

159


A la vez, en la performance de este ritual, no sólo se estaba vivenciando la muerte de un<br />

caído, sino que entraban en escena símbolos de identidad nacional hegemónica, como la<br />

participación del ejército, la Virgen, y banderas argentinas. Los discursos de los familiares y<br />

funcionarios del Estado resaltaban también la dimensión política del ritual: no sólo atendían a<br />

la pérdida de un pariente o un amigo, sino a la de un ciudadano, que dio su vida representando<br />

a la comunidad nacional. De esta manera, dentro del modelo interpretativo nacionalista, el<br />

ritual reforzó públicamente no sólo el vínculo de los familiares con su muerto, sino el de éste y<br />

ellos con la Patria y la causa nacional.<br />

Concluyendo, el primer busto que se realizó a un soldado de Malvinas, dio lugar no sólo a<br />

la posibilidad de un ritual mortuorio por la falta del cuerpo sino a la conquista de un espacio<br />

público para simbolizar las experiencias vividas en la guerra, y representaciones de<br />

responsabilidad ciudadana e identidad nacional.<br />

Otros espacios sociales con los que cuenta la familia del soldado Araujo para simbolizar la<br />

muerte de su héroe, son las representaciones de la batalla de Monte Longdon, que organiza el<br />

Regimiento 7 de La Plata (RI MEC 7) todos los 11 de junio, en el predio en que se plantó un<br />

roble por cada caído. En estos eventos se rinde homenaje a todos los caídos en el conflicto del<br />

Atlántico Sur pertenecientes al RI MEC 7 y al Escuadrón de Exploración de Caballería<br />

Blindado I de La Plata, a través de una representación del combate en la cual participan<br />

oficiales, suboficiales y soldados voluntarios. Al evento concurren también ex jefes del<br />

Regimiento; autoridades civiles, eclesiásticas y militares; representantes de las Fuerzas de<br />

Seguridad y Policiales; docentes; vecinos de la ciudad de La Plata, y familiares de los caídos.<br />

Participa también en general la Banda Militar "Paso de los Andes", del RI MEC 7. El evento<br />

empieza con la bendición de un cura, y se espera hasta que caiga la noche para prender<br />

antorchas. Una vez prendidas, comienza la representación del bautismo de fuego de este<br />

regimiento en la Guerra de Malvinas, que es realizada con fuegos artificiales que simulan las<br />

bombas, en el predio donde yacen tantos árboles con cruces como caídos en el combate.<br />

160


Imagen Nº 24. La Arboleda de los héroes. RI MEC 7.<br />

Imagen Nº 25. La Arboleda de los héroes. RI MEC 7.<br />

161


Este cementerio simbólico, la llamada “Arboleda de los héroes”, tiene en la entrada el<br />

viejo portón del Regimiento 7, por donde los ex combatientes entraron a la conscripción y<br />

partieron para la guerra.<br />

Para la representación del bautismo de fuego, un soldado del regimiento se para con una<br />

antorcha encendida detrás de cada cruz y el locutor empieza a relatar el bautismo donde<br />

aparece el primer estruendo:<br />

“Ahí, largan un bombazo, un estruendo que no te esperás, que es el salto del todo<br />

el mundo y empieza el relato del combate, que al inglés le costó 11 horas tomar<br />

Monte Longdon, se habla de la bravura, de la machura y del heroísmo de nuestros<br />

soldados; por eso, quedan como los Bravos del Regimiento 7. Entonces, después,<br />

cuando termina todo esto, se escuchan como bombas, tiros, todo de fogueo” (María<br />

Fernanda, 03/04/09).<br />

Luego de los estruendos, el locutor va nombrando a cada caído, y cada soldado que yace en<br />

cada cruz responde “presente”, antes de ser simulada una bomba.<br />

Para dar cierre a la performance del combate, el Teniente Coronel del regimiento dice:<br />

“Honra y gloria a nuestros caídos los Bravos del Regimiento 7”, a lo que los soldados<br />

responden: “¡presente!”, y comienza la banda a sonar. Para concluir el evento, desfilan algunos<br />

ex soldados del regimiento con sus familiares. Luego, cada familiar del caído visita la cruz que<br />

lleva el nombre de su héroe, en donde suelen encontrarse con ex soldados que desean también,<br />

reencontrarse con la cruz de su compañero de guerra muerto en el campo de batalla:<br />

“¿Dónde nos encontramos todos? Con los amigos de Eduardo, en la cruz. A Pedro,<br />

se que termina el acto y, lo encuentro. Este año fui al pie de la cruz, estaba,<br />

también, Julio Cáceres y se acercó otro chico. Ese es el punto de encuentro<br />

porque, ellos, van al mismo lugar donde voy a ir yo” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

En primera instancia es necesario rescatar la importancia de la representación del<br />

combate el día de la muerte del familiar, cuya información es clave para la reconstrucción<br />

biográfica de la vida del muerto, y para focalizar el recuerdo de la muerte y los homenajes<br />

específicos en una fecha determinada:<br />

“El 11 de junio, para nosotros, es la fecha crucial, porque es la fecha en que<br />

Eduardo deja de existir en la tierra. Entonces, la necesidad de ir a la<br />

reconstrucción del combate” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

“Yo, creo que, para los de afuera, deben decir: “estos están locos, que les hace<br />

bien estar al pie de la cruz, que les hace bien escuchar las bombas que… Pero no<br />

162


es el significado, escuchar la bomba sino es el significado de estar recordándolo en<br />

el preciso instante… Te puedo asegurar que, para los vetarnos, también, es parte<br />

del duelo de ellos porque son sus compañeros. Por ejemplo, Pedro y Julio, en ese<br />

momento, los están recordando a Araujo y a Arrascaeta” (María Fernanda,<br />

03/04/09).<br />

Se recuerda entonces la muerte de personas en particular, y no la de todos los caídos en<br />

Malvinas, no sólo en un fecha especial sino en un espacio socio geográfico determinado y<br />

altamente significativo para los familiares, ya que fue en ese Regimiento donde ingresaron para<br />

hacer la conscripción y para ir después a la guerra:<br />

“En la entrada de lo que es el cementerio simbólico, se puso el viejo portón del<br />

Regimiento 7, por donde ellos entraron y salieron. Te digo, es muy emotivo; este<br />

Regimiento fue construido por San Martín, es como que tiene toda la historia, así<br />

que, está este portón por donde pasas” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

La importancia para María Fernanda de la ubicación del viejo portón en este espacio<br />

oficial, es el retorno al origen donde todo comenzó. De esta manera, el portal como frontera,<br />

que en el momento de la Guerra significó la salida de los soldados, ahora con la creación del<br />

cementerio simbólico, se simboliza la entrada de los héroes, delimitando un espacio sagrado,<br />

que metaforiza no sólo el inicio y el fin, sino una transformación existencial, en el ciclo vital<br />

de la persona. Así, como sucede en los rituales de paso referidos con anterioridad, se<br />

representa el pasaje de la vida hacia la muerte.<br />

Es importante destacar que ex combatientes del CECIM, protagonistas directos de la<br />

batalla de Monte Longdon, cuestionan la veracidad de los hechos relatados en la<br />

representación, y manifiestan que sus experiencias en el conflicto no fueron tenidas en cuenta.<br />

Como desarrollaremos a continuación, este grupo de ex soldados tiene narrativas para<br />

interpretar los hechos que responden a marcos interpretativos particulares del grupo 129 :<br />

“Nuestra relación con la Fuerza es que hasta el día de hoy, después de 28 años del<br />

conflicto, nunca han hecho una autocrítica, algo que sería muy positivo para<br />

reconocer los errores cometidos en 1982. Por el contrario relatan la guerra, en<br />

una forma estrictamente basada en la épica militar que desconocen hechos<br />

innegables, como la tortura de soldados… Como cuando un regimiento como el 7<br />

hace la reconstrucción del combate de Monte Longdon narrando los hechos en<br />

forma distorsionada y faltando a la verdad. En muchas oportunidades intentamos<br />

129 Se ampliará sobre este caso en el capítulo siguiente.<br />

163


intercambiar nuestra experiencia con los sucesivos jefes de la unidad pero solo se<br />

remiten a reproducir la historia oficial” (Ernesto, 05/07/10).<br />

Mas allá de estas diferentes posturas acerca de cómo recordar la Batalla de Monte<br />

Longdon, nos resulta sugerente entender el descubrimiento del busto y las representaciones de<br />

dicha batalla, como puestas en escena del mismo modo que las muestras, y otras prácticas que<br />

señalaremos a continuación, no sólo actúan como un canal de comunicación a través del cual<br />

los deudos le expresan al resto de la sociedad sus experiencias y los sentidos dados a la muerte<br />

en la guerra, sino que son también, para los familiares involucrados, prácticas transformadores<br />

en cuanto a la reflexividad que proponen sobre la condición social de los muertos.<br />

El héroe en las aguas<br />

Desde sus comienzos, además de organizar viajes a las islas, la comisión organizó dos<br />

periplos al lugar del hundimiento del Crucero General Belgrano, donde se oficiaron misas, y los<br />

familiares pudieron arrojar coronas, palmas, flores sueltas, y botellas con cartas, en ese sector<br />

del mar que es declarado tumba de guerra, a través de una ley nacional 130 :<br />

“Llegamos al lugar, eh, se hizo la ceremonia… antes de terminar nos dejan un<br />

espacio para tirar unas flores” (Carmen, 21/06/08).<br />

“Para mi fue una experiencia increíble. Era algo que yo quería hacer hace muchos<br />

años, ir al lugar donde había quedado porque es la tumba… fui sola, me encontré<br />

con un montón de gente allá… que tenían hermanos como yo o maridos y nos<br />

hicimos un grupo bastante lindo…. Una experiencia increíble…” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Nosotros, cuando fuimos a los dos viajes, del hundimiento del Crucero…<br />

tirábamos tantas flore… me agarró una congoja tan grande que bueno, caímos<br />

desmayadas la mayoría, de estar allá… ver esas madres que tiraban tantas botellas<br />

con flores, recuerdos, cartas adentro de esas botellas, las coronas, las flores”<br />

(Lita, 31/05/10).<br />

El espacio simbólico del área donde se hundió el Crucero como tumba de guerra actúa<br />

entonces como locus de dramatización de la muerte, en donde la actuación de diferentes<br />

participantes en el ritual (familiares, sacerdotes, etc.) dio lugar no sólo a las ofrendas florales a<br />

130 Ver Ley Nacional 25.546/02 - Declaración de lugar histórico nacional y tumba de guerra al área donde se<br />

encuentran los restos del General Belgrano, sancionada el 27 de noviembre de 2001, y promulgada el 7 de enero<br />

de 2002.<br />

164


los muertos, sino también a que se expresaran los sentimientos asociados a la pérdida. De esta<br />

manera, la importancia simbólica del lugar en donde sus seres queridos murieron, transformó el<br />

espacio ritual habitual que normalmente estaría en la tierra en uno acuático, y posibilitó que los<br />

familiares habitaran una experiencia de transformación existencial y de reflexividad acerca de la<br />

relación entre ellos y sus seres muertos en la guerra y la necesidad de una despedida:<br />

“Entonces, inclusive uno dice- «Hasta acá llegue, acá te dejo (negrita agregada)..<br />

O me voy con vos o me vuelvo». Me di la vuelta, me volví y para mi fue… como<br />

decir… «hemos venido a sepultar a nuestros muertos» (negrita agregada). Yo fui<br />

como diciendo hasta «acá, acá te quedas vos y para acá tengo yo otra vida». Yo<br />

volví otra persona” (negrita agregada). (Carmen, 21/06/08).<br />

“Fue muy emocionante… para mi era una materia pendiente, y fue como cerrar el<br />

duelo (negrita agregada).” (Lidia, 17/07/08).<br />

El héroe en las Islas<br />

En el primer viaje que se realizó a las Islas en el año 1991, coordinado por la Cruz Roja,<br />

fueron alrededor de 350 familiares. Luego, entre los años 1997 y 2003, Familiares de Malvinas<br />

organizó 24 viajes al cementerio.<br />

En los primeros viajes los familiares esperaban encontrar las cruces de sus parientes en el<br />

cementerio, pero cuando esto no fue posible, eligieron tumbas NN, como lugar de visita y<br />

mediación simbólica para encontrarse con los muertos:<br />

“Mi mamá a mi viejo le decía «no está, no está no está» y le decía... «bueno<br />

vamos a encontrar una cruz que diga Soldado Argentino solo conocido por<br />

Dios, elegí esa cruz, la que más te parezca, la que más sientas y ahí le dejamos<br />

la placa», le dijo papá a mamá. Ella caminó, caminó, caminó, hasta que dijo<br />

«Acá»” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

Además de la importancia de visitar el cementerio, llegar a las Islas implicó incorporar un<br />

nuevo escenario geográfico en su imaginario acerca de la <strong>Argentina</strong>, por cuanto las islas<br />

empezaron a ocupar un lugar central en el mapa nativo de los familiares:<br />

“Y vos tenés que saber que antes para mí las Malvinas no eran nada, un lugarcito<br />

en un mapa ahí perdido. Hoy ya no. Ya fue regado por el cuerpo (negrita<br />

165


agregada). no sólo de Julio, sino de 649 caídos que regaron con su sangre ese<br />

suelo que es nuestro” (Delmira, 03/09/09).<br />

“¡Que divinas se la ve! Cuando desde arriba, desde el avión… las Malvinas<br />

parecen que, ahí… en ese mar… alguien las dibujó, ahí, dibujadas arriba del mar.<br />

¡Qué cosa!” (María del Carmen, 01/09/10).<br />

Una vez más se utiliza la metáfora orgánica para simbolizar la relación<br />

cuerpo/tierra/nación. A la vez, las experiencias sufridas en los viajes sobre sus propios<br />

cuerpos, por las malas condiciones climáticas y las secuelas materiales del conflicto, ayudaron<br />

a que los familiares pudieran establecer una conexión entre la experiencia de guerra y muerte<br />

de sus hijos:<br />

“Cuando, nosotros estuvimos en Malvinas, que recorrimos todos esos todavía<br />

minados… y subimos a Monte Longdon… llorábamos a moco tendido, porque<br />

estábamos enterradas hasta las rodillas (negrita agregada) y esos chicos, durante<br />

tantos días, sin comer, muertos de frío, peleando” (Lita, 25/11/09).<br />

“Mi mamá llegó a Monte Longdon a los 19 años de la muerte de mi hermano. Y<br />

ella ahí recién, digamos, recién ahí pudo hacer un duelo. Fue terrible para ella,<br />

llegar a la cumbre del monte… hace frió, con todos los pies mojados, con los<br />

nervios, con las sensaciones, todo en contra ¿no?.. (negrita agregada). y ella se fue<br />

arrodillando, con el cura todo el tiempo al lado hablándole, con otros dos<br />

hermanos mas de distintos caídos, que iban todo el tiempo hablándole como<br />

dándole fuerzas, sosteniéndola fuerte, y el cura dijo «déjenla» los chicos<br />

preocupados porque pensaban que se estaba desmayando…. Ella se arrodilló y se<br />

acostó, se acostó, se acostó con todo el cuerpo ahí en Monte Longdon, (negrita<br />

agregada). como diciendo «Me abrazo» y ahí lloró” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

“Llegar a Malvinas, nos ayudó mucho… no se imagina, señora, lo que es. Llegar,<br />

pisar el suelo, cuando uno aterriza, (negrita agregada). eh, lo llevan ahí, al<br />

cementerio, uno ve todos cruces blancas…Yo, para mí… fue como cerrar… cerrar<br />

todo. Es horrible el sentimiento, es como un convencimiento adentro” (María del<br />

Carmen, 01/09/10).<br />

“Pero me pude despedir, sí. Allá llegando a Malvinas me despedí. Y cuándo ví el<br />

cráter ese dije “Julio no está. Está en las tierras, regó con su sangre estas tierras y<br />

(énfasis mío) acá quedó. Se volatizó en las tierras de Malvinas”. Por eso te digo,<br />

como él muchos que no tienen una tumba están sobre esas tierras que a lo mejor<br />

caminamos y estamos pisando lo que quedó de ellos (énfasis mío)”. (Delmira,<br />

03/09/09).<br />

“Mi mamá… viene con problemas de salud desde el año 90… Pero tomé la<br />

decisión de llevarla como sea, porque si no la llevaba me lo iba a reclamar toda la<br />

166


vida. No fue fácil, no fue fácil. Eh, pero sirvió…, sirvió…, sirvió; por esto de ver y<br />

tocar es clave (énfasis mío)” (Leandro, 22/10/09).<br />

“Enterrar” sus cuerpos en esas tierras, “recostarlos” sobre Malvinas y sobre el cuerpo<br />

simbólico de sus hijos y la nación, “pisar”, “aterrizar”, “ver y tocar” son expresiones que<br />

demuestran la importancia de la conexión corporal, para enfrentar la muerte cara a cara. En<br />

este sentido, lo que por la falta del embodiment de muerto no se pudo experimentar, fue<br />

reemplazado por la experiencia corporal de los vivos, en un espacio geográfico<br />

simbólicamente relevante que hace referencia a la patria, la muerte, la guerra, y el sacrifico.<br />

Así, los viajes fueron vivenciados como rituales mortuorios y experiencias de vida, prácticas<br />

muy significativas para que, junto con el testimonio de los ex soldados, los familiares pudieran<br />

recrear el momento de la muerte de sus parientes:<br />

“A mi casa siempre venía el compañero de trinchera de él que era Walter Neira,<br />

que estuvo en la batalla con él. Entonces él tenía el compromiso de venir a mi casa<br />

a decirme la verdadera historia de lo que había pasado en Malvinas… Y después<br />

cuando Canal 9 hizo un programa, hicieron una representación de un proyectil que<br />

pegaba en un cuerpo, porque Neira había hablado y él había explicado lo del<br />

proyectil y todo cómo murió Julio… Entonces yo veo esa cosa que tiene ese<br />

proyectil del impacto, siento el impacto, y veo que se volatiza todo y veo el cráter.<br />

Entonces lo miré a Neira y le dije “Ah, pero ahora sí entiendo como murió mi hijo.<br />

Recién ahora con los años. Y en las islas después fui y lo terminé de comprobar<br />

cuando vi el cráter, que de Julio no había quedado nada (énfasis mío)” (Delmira<br />

03/09/09).<br />

“Este chico, cuando nos contó de la forma que quedó…(énfasis mío) Yo digo,<br />

bueno, él se fundió con la tierra, (énfasis mío) así que él está en la tierra, él<br />

quedó en Malvinas, así que para mí, para nosotros, Malvinas es Eduardo” (María<br />

del Carmen, 01/09/10).<br />

El monumento a los caídos<br />

Tanto Philippe Aries (1999) como otros autores (Sthephens, 2007; Grant 2004), hacen<br />

hincapié en la ruptura que se produce después de la Primera Guerra Mundial en las actitudes<br />

tradicionales frente a la muerte. La matanza de gente en una dimensión sin precedentes, puso<br />

de manifiesto la insuficiencia de las prácticas mortuorias y conmemoraciones tradicionales, y<br />

forzaron a una clase de prácticas conmemorativas a través de la construcción de monumentos y<br />

cementerios, que combinaron el culto a los muertos y el sentimiento nacional. De esta manera,<br />

167


los cementerios y monumentos de guerra han sido objeto de estudios desde las ciencias<br />

sociales. En su artículo acerca de la construcción del monumento de Victoria Park, en Perth, al<br />

oeste de Australia, John Sthephens propone explorar las características entre la materialidad del<br />

monumento y su significado para la comunidad y los núcleos que conectan objetos y memoria<br />

en el contexto de los monumentos de guerra. El autor señala sobre los monumentos<br />

australianos erigidos en conmemoración de los muertos de la Segunda Guerra Mundial, que<br />

entre sus múltiples efectos le da a los familiares la posibilidad de “una expresión concreta de su<br />

memoria, su pérdida y el dolor de la ausencia” (2007:242) ٭ de sus seres queridos, así como<br />

hacer referencia al sacrificio nacional. A pesar de que muchos estudiosos del nacionalismo han<br />

reconocido que la muerte en la guerra juega un rol simbólico significativo en el desarrollo y<br />

validación del nacionalismo, afirma Susan Mary-Grant (2004) que la Guerra Civil Americana<br />

fue rara vez tomada como ejemplo. La muerte en la Guerra Civil, señala la autora, adquirió un<br />

significado nacional nuevo, que no solo validó el nacionalismo americano sino que anticipó las<br />

respuestas de los futuros conflictos europeos, ya que fue testigo de la evolución de las actitudes<br />

hacia la muerte medio siglo antes que la Primera Guerra Mundial. De esta manera, los<br />

estadounidenses tradujeron exitosamente las pérdidas de tantas vidas en un símbolo<br />

significativo de renacimiento nacional (Ibíd.). En este apartado, observaremos de qué manera<br />

los muertos en la guerra de Malvinas, que yacen en el cementerio de Darwin y el monumento<br />

allí emplazado, juegan un papel significativo para los familiares, a través de los cuales no sólo<br />

ellos ejercen soberanía simbólica sobre la Islas, sino también refuerzan su pertenencia nacional.<br />

El primer cenotafio destinado a Malvinas promovido por el Estado Nacional, fue<br />

construido en el segundo gobierno de Carlos Saúl Menem, situado al pie de la barranca de la<br />

Plaza San Martín que da a la Avenida del Libertador, en Buenos Aires, y está formado por 25<br />

placas de mármol negro con los nombres de los 649 combatientes caídos en la guerra 131 . Si<br />

bien en <strong>Argentina</strong> se erigieron en diversas ciudades cenotafios y monumentos en memoria de<br />

los combatientes caídos en Malvinas, el Monumento en el cementerio de Darwin 132 tiene la<br />

peculiaridad de que, promovido y gestionado por Familiares, yace en el lugar donde no solo<br />

están los cuerpos de los caídos en Malvinas, sino en el territorio en disputa que motivó esa<br />

131<br />

Para profundizar en la construcción, y la inauguración del monumento, y en los debates que rodearon dicha<br />

construcción consultar, Guber (2004:169-184).<br />

132<br />

Como había señalado en la Introducción, uno de los objetivos principales de Familiares de Malvinas fue<br />

construir un Monumento que tuviese el nombre de todos los caídos en combate, incluyendo a aquellos cuyos<br />

cuerpos no yacen en el cementerio como los casos mencionados con anterioridad.<br />

168


guerra, y está a la espera de su recuperación nacional. En este sentido, observaremos a<br />

continuación que los significados que el cenotafio en Darwin condensa, van más allá de la<br />

conmemoración a una relación (familiares y muertos) sino que invoca, tal como lo sostiene<br />

Grant (2004:81), acerca de los marcadores de mármol sobre la tumba de la Guerra Civil<br />

Americana, una relación entre los soldados y una Nación, la tierra, que en el caso de Malvinas<br />

se entiende y pretende como nacional.<br />

Si bien, como había referido, los familiares viajaron en otras oportunidades al cementerio,<br />

la peculiaridad de este viaje es que fue promocionado y gestionado por Familiares de Malvinas,<br />

y convocado a escala nacional con ayuda y reconocimiento estatal.<br />

Este cenotafio, que fue llevado a las islas en el año 2004, fue promovido por Familiares de<br />

Malvinas durante 25 años, y finalmente financiado por el Estado y gestionado, junto con la<br />

comisión, por Cancillería <strong>Argentina</strong>. Así, uno de los logros más importantes que se atribuye la<br />

comisión fue la construcción del monumento cuyo objetivo principal fue generar un lugar<br />

simbólico donde ofrendar a los muertos, en el lugar donde ellos dejaron la vida y sus cuerpos.<br />

La construcción del Monumento en Darwin se presenta como un hecho inédito en la historia de<br />

enfrentamientos bélicos, en tanto pertenece al pueblo derrotado, pero es administrado por el<br />

vencedor:<br />

“Los propios británicos definen a la construcción del Monumento a los Soldados<br />

Argentinos Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur como un hecho inédito y<br />

extraordinario en la historia universal. Nunca antes se había logrado que dos<br />

naciones que sostuvieron una guerra por un territorio, subsistiendo las razones de<br />

esa conflagración –la disputa por la soberanía -, pudieran ponerse de acuerdo en<br />

permitir la construcción de un Monumento en memoria de los soldados Caídos,<br />

pertenecientes al ejército derrotado por la vía armada, en el propio territorio en<br />

disputa, y que se encuentra bajo administración del ejército vencedor” 133<br />

De esta manera, a través de un monumento argentino y la presencia de los muertos,<br />

conviven en un mismo territorio dos formas distintas de legitimación y ejercicio de la<br />

soberanía: la argentina y la británica. Mientras en la segunda la ocupación busca reactualizar la<br />

victoria de las fuerzas británicas, la primera es entendida como simbólica y espiritual. Así,<br />

133 Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en<br />

http://www.noretornable.com.ar/v2/dossier/carta.html<br />

169


efieren los familiares respecto al cementerio como “la única presencia permanente de los<br />

argentinos en nuestras islas durante la postguerra” 134 .<br />

El proyecto del viaje para la inauguración del monumento empieza a planificarse ni bien se<br />

termina la construcción del mismo, en abril del 2004. Luego de varias negociaciones con la<br />

embajada británica, se acordó que se iba a realizar a través de un refuerzo del vuelo regular 135<br />

que se hace los sábados a las Islas. Se organizaron entonces dos viajes, el 3 y el 10 de octubre<br />

del 2009.<br />

Fue responsabilidad de Familiares ultimar los detalles logísticos tanto en el continente<br />

como en las Islas, para poder recibir el volumen de gente que estaba previsto. Algunos<br />

familiares viajaron por varias provincias con personal de Cascos Blancos para contactarse con<br />

ex combatientes y hacer la convocatoria a los familiares de los caídos de cada lugar. En las<br />

Islas, Leandro, quien junto con otros miembros de la comisión se encargó de la organización<br />

desde un primer momento, se ocupó de que el cementerio estuviese en condiciones para recibir<br />

a los familiares. Como el tiempo de permanencia allí iba a ser muy breve, Leandro viajó un día<br />

antes del primer viaje para que, entre otras cosas, cada tumba tuviera su flor. De esta manera<br />

colocó las 649 flores en el cementerio entre las 320 cruces y la cruz mayor.<br />

Como parte de las actividades organizadas por la comisión, ocupó un lugar privilegiado<br />

trabajar sobre la imagen física de la Virgen, figura que ocuparía un lugar central en el<br />

cementerio junto con los muertos:<br />

“Estuvimos hermoseando la Virgen. Se cambió un poquito el color del manto, se<br />

lo opacó… se le puso el rostro más oscurito y el pelito negrito, viste, la Virgen de<br />

Luján es morenita… bueno, todo eso se cambió, se hermoseó todo, se cambió la<br />

rayera, se le hizo el baño a la corona y el manto se opacó, se le puso un celeste<br />

más oscuro y más opaco, se resaltó el dorado, y ahí, le enchufaron el sol… nadie<br />

se dio cuenta, tiene un sol pintado acá, así, todo con cositos blancos y doradito”<br />

(Nilda, 28/10/09).<br />

Antes de viajar a las Islas, ambos contingentes se concentraron desde todas las provincias<br />

134 Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en<br />

http://www.noretornable.com.ar/v2/dossier/carta.html<br />

135 Los vuelos a las Islas no se pueden hacer en aerolíneas nacionales, por cuanto hay que volar desde una<br />

empresa chilena. Desde la última Declaración Conjunta suscripta entre los representantes de la República<br />

<strong>Argentina</strong> y el Reino Unido de Gran Bretaña del 14 de julio de 1999, estos vuelos civiles salen desde Punta<br />

Arenas a las Islas Malvinas, haciendo escala en Río Gallegos.<br />

170


en el hotel Bauen de Capital Federal. Durante el primer viaje, mientras el primer grupo estaba<br />

en las Islas, otros familiares realizaron una procesión a Luján con la Virgen, y luego, el día<br />

anterior al segundo viaje, marcharon con ella desde el hotel hasta la Catedral, para despedirla:<br />

“Fue muy fuerte la Virgen. Cuando la veían, todo el mundo la quería tocar,<br />

preguntaba y, bueno, uno, también, explicaba que iba a ir a Malvinas y la gente<br />

desesperada, la gente obnubilada por la Virgen” (Sergio, 26/02/10).<br />

“No sabés lo que era eso, una emoción tan grande. Estaban todos los turistas<br />

sacando fotos. Llegamos allá, muchísima gente, estaba la banda esperándonos.<br />

Nos dieron la misa y estuvimos un ratito más. Después, salimos con la Virgen en<br />

una camioneta, en micros, en autos, todos hasta el Aeroparque, de la parte de la<br />

fuerza militar. Ahí, nos esperaban todos afuera porque llevábamos la Virgen. La<br />

arreglaron, la acomodaron bien para que no se rompiera nada de nada y la<br />

pusieron en el avión” (Lita, 31/05/10).<br />

Los familiares debían viajar en micro hasta Río Gallegos, para allí tomarse el avión. Una<br />

vez en las Islas, otro transporte los llevó al cementerio en donde la comisión se encargó de<br />

arreglar detalles, ayudar en la organización de la ceremonia y atender a los presentes. Pero si<br />

bien fueron los argentinos quienes se encargaron de la preparación del cementerio y la<br />

organización del evento, los ingleses, por su parte, prepararon carpas con comida y bebida para<br />

agasajar a los deudos, en tanto anfitriones del ritual 136 . Esta esfera del ritual expresa<br />

nuevamente la coexistencia de dos tipos de soberanías, la argentina y la británica, resaltando el<br />

Reino Unido, través del agasajo, su autoridad sobre el territorio. Si habíamos entendido en el<br />

capitulo I la comida en los velatorios como prácticas de reciprocidad entre deudos y demás<br />

presentes, en estos casos, evidencia una práctica de reafirmación de la soberanía y legitimación<br />

de la autoridad. Los muertos devienen en muertos políticos, los cuerpos en símbolos patrios,<br />

los deudos y los anfitriones en agentes en pugna, y el ritual, que condensa múltiples<br />

significados según los participantes, ocurre como un ritual mortuorio y político a la vez, donde<br />

no sólo se afirman públicamente las posiciones sociales de los deudos y los difuntos, si no<br />

también las pretensiones políticas de estos últimos, y la legitimacion de dominio de los<br />

anfitriones.<br />

Volviendo a la celebración del ritual, antes de que los sacerdotes oficiaran las misas, los<br />

familiares tenían su tiempo individual de privacidad para encontrar la cruz de su familiar, o su<br />

nombre en el cenotafio. Cabe destacar que muchos deudos que no sabían si su familiar estaba<br />

136 En las ceremonias del 3 y 10 de octubre estuvieron presentes autoridades británicas civiles y militares.<br />

171


identificado, tenían la esperanza de encontrar la tumba con su nombre:<br />

“Al avión subió una psicóloga de Cascos, se sentó al lado mío. Entonces, me<br />

dice: « ¡por favor!, marcame las conflictivas»… Entonces, le marqué a la mamá<br />

de un soldado del Regimiento 7 que me llamó en el avión y me dice: «decime, vos<br />

¿sabés, si mi hijo está identificado o no?». Yo, primero, no se qué contestarle<br />

porque no sabés si está identificado pero, si hubiese sabido, tampoco, se lo hubiese<br />

dicho porque es una respuesta muy difícil de dar” (Nilda, 28/10/09).<br />

En la ceremonia del segundo viaje, que tenía el objetivo de situar a la Virgen en el<br />

cementerio, la misa ofrecida por un sacerdote católico se llevó a cabo mientras los familiares<br />

se acercaban a saludar, despedir y ofrendar a la Virgen, y a los muertos, dejando sus<br />

pertenencias en una urna transparente:<br />

“Mirá que cuando entró la Virgen, se levantaron de sus sillas, fueron a acompañar<br />

a la Virgen, cantaron, la acompañaron hasta el altar, todos hicieron todo,<br />

participaron del oficio religioso, se fueron a despedir de la Virgen, se fueron a<br />

despedir sus muertos, todo con una paz y una serenidad que, yo, me quería morir,<br />

me quería morir” (Nilda, 28/10/09).<br />

“Y venía la Virgencita, traían la Virgencita en una camioneta. Ahí, se amontonó<br />

toda la gente y llegó al lugar, tenía un pedestal. Ahí, dieron la misa, la gente, te<br />

podés imaginar, lloraba, todo el mundo lloraba, todos. Fue muy emocionante”<br />

(Lita, 31/05/10).<br />

“Tenía unos aros de oro y, mirá, fue tal la emoción. Yo, agarré mis aritos, tenía en<br />

la cartera un sobrecito y los tiré ahí, y, después, tiraban flores… en ese momento<br />

me hubiese sacado el corazón y lo hubiese puesto ahí. Fue un momento muy<br />

emocionante, muy intenso. Es una cosa que, yo, dije: “dejé mis aritos en el cofre<br />

del cementerio de allá de Darwin”. Porque ahí estaba ofrendando a mi hijo” (Lita,<br />

31/05/10).<br />

Además de este último contacto con la Virgen, la visita al cementerio implicó para los<br />

familiares la posibilidad de estar en contacto con la tierra por la cual pelearon sus parientes y<br />

rendirles homenaje en el lugar donde quedaron los cuerpos.<br />

172


En tanto ritual mortuorio, la inauguración oficial del cementerio y la entronización de la<br />

Virgen actuaron como el cierre del proceso ritual a través del cual los deudos se separan<br />

definitivamente de sus muertos. Retomando a van Gennep sobre los ritos de paso, Pierre<br />

Bourdieu propone denominar a este tipo de ritos, ritos de consagración o legitimación,<br />

enfatizando en la separación que se produce entre quienes participan del ritual, y aquellos que<br />

nunca lo harán. La función esencial del rito, afirma el autor, es “instituir una diferencia<br />

duradera entre aquellos a los que atañe el rito y a los que no les atañe2 (1992:113). Al hablar de<br />

rito en tanto consagración, ya que efectúa “solemnemente (…) de manera lícita y<br />

extraordinaria, una transgresión de los límites constitutivos del orden social”, refiere el autor, lo<br />

importante no es dirigir la atención sobre el ritual de paso, sino sobre la línea que divide (Ibíd.).<br />

Es sugerente pensar estos términos para volver a reflexionar sobre la posición tomada por<br />

muchos familiares de no querer exhumar e identificar ni traer a la <strong>Argentina</strong> continental los<br />

restos de los caídos que yacen en Darwin 137 . Entre los fundamentos de los familiares, el que<br />

prevalece es aquel que sostiene que los caídos están haciendo patria:<br />

“Están ahí, están ahí, y lucharon por eso ¿Entendés? Entonces tienen que quedar<br />

ahí haciendo patria. Porque son banderas argentinas que reclaman en nuestro<br />

reconocimiento (énfasis mío)” (Delmira, 03/09/09).<br />

Para que el sacrifico desde su punto de vista no sea inútil, ya que la guerra se perdió, es<br />

fundamental que el intercambio contractual que supone la idea de sacrificio sea obtener cierta<br />

soberanía de las Islas a través de los cuerpos que yacen en el cementerio. Como había señalado<br />

anteriormente, a partir de la guerra las Islas comenzaron a ocupar un lugar primordial en la<br />

cartografía simbólica de los familiares. La transformación de éstas en una geografía sagrada se<br />

observa en el lenguaje metafórico de los familiares que, dentro del marco simbólico<br />

nacionalista, ubica a la Virgen, al cuerpo de los héroes, y a la tierra por la que pelearon dentro<br />

del mismo campo semántico. Así, mediante la idea de sacrificio voluntario, y la metáfora<br />

orgánica que asocia al cuerpo y la “sangre derramada” con la tierra, los muertos se entienden<br />

como metonimia de la tierra. Esta operación simbólica hace que los familiares entiendan a los<br />

muertos como si fuesen recursos nacionales para producir soberanía. De ahí el proceso de<br />

nacionalización de las muertes que permite la transformación del hombre en héroe, de héroe en<br />

santo y de santo en protector de la Patria, como referí anteriormente.<br />

137 Retomaré este tema en el siguiente capìtulo.<br />

173


En este sentido, la inauguración oficial del monumento podría comprenderse como el cierre<br />

de un ritual sacrificial, en donde el objeto sacrificado sufriría una especie de consagración<br />

oficial, como héroes sagrados y protectores de la patria. Así también, es importante resaltar<br />

que, desde que han ingresado a la comisión, muchos de los familiares dedicaron su vida a<br />

reivindicar la lucha de sus hijos por la recuperación del territorio nacional. Por ello, sacrifican<br />

a sus muertos, al renunciar a la posesión del cuerpo (así como los héroes han sacrificado su<br />

vida) para lograr ejercer soberanía sobre el territorio. Se establece así una relación específica<br />

entre el muerto y la tierra en disputa, que genera, como señalé anteriormente, una<br />

transformación ontológica tanto de los cuerpos como del territorio. De ahí que la Comisión<br />

entregara a cada familiar en las Islas bolsitas con tierra del lugar para que la llevasen consigo<br />

de regreso. De la misma manera, muchos ex combatientes y familiares llevaron imágenes de la<br />

Virgen de Luján en miniatura para cubrirlas y mezclarlas con la tierra sagrada de los muertos.<br />

Entonces, la metáfora de Delmira de los cuerpos como “banderas argentinas que reclaman<br />

en nuestro reconocimiento” es significativa, ya que aquellos se convierten en símbolos en los<br />

cuales se condensan los proyectos políticos de los familiares, que entienden a sus muertos no<br />

como muertos comunes sino como héroes nacionales que, en palabras nativas, “pasaron a la<br />

historia grande” y en tanto tales, “deben seguir montando guardia por la <strong>Argentina</strong>”. El último<br />

estadio del ritual de paso en lo que respecta a los rituales mortuorios, la integración de los<br />

muertos su mundo, y la de la reintegración de los vivos en el suyo, a través de una separación<br />

definitiva entre los participantes del ritual (muertos y familiares), se da en este caso en términos<br />

de sacralizados y no sacralizados. En efecto, el muerto no pasa al mundo de los muertos<br />

“comunes” sino, al mundo de los “muertos héroes”, como lo hicieran otros próceres argentinos.<br />

Sin embargo, lo que diferencia a los caídos de los otros héroes es la ubicación espacial de sus<br />

cuerpos ya que ella representa metafóricamente la soberanía argentina sobre las Islas. De esta<br />

manera puede producirse la separación definitiva entre los deudos y los muertos, integrando a<br />

estos últimos en un espacio geográfico simbólicamente denso, para ser consagrados como<br />

muertos especiales, con la intermediación sagrada del símbolo católico de argentinidad por<br />

excelencia. Asimismo, el efecto del rito actúa también sobre la tierra, ya que como se señaló<br />

antes, queda a través de los ciudadanos muertos y la Virgen, doblemente argentinizada.<br />

La performance ritual tuvo también efectos estructurales en la vida de los deudos ya que<br />

muchos de ellos manifiestan un antes y un después luego de la inauguración del Monumento.<br />

174


En esta etapa del proceso ritual, los familiares manifiestan un estado especial nunca antes<br />

vivido:<br />

“Cuando llegué a Malvinas me pasó algo extraño porque me parecía que estaba<br />

flotando, que no era yo, actual, sino con 44 años (énfasis mío)… Si. No se si me<br />

parecía que era un imposible. Primero de todo, que estuviera ahí y, después, como<br />

que estaba flotando, no real, con los pies en la tierra… Una gran emoción, ¿no?,<br />

que nunca antes la sentí. Ya te digo, estaba en otro mundo… aquello es imponente.<br />

Acá, es más real la cosa” (Ana María, 26/02/10).<br />

“Yo sentía que no estaba sola, yo sentía que ahí había algo había como una<br />

energía (énfasis mío) y cuando yo, entro al cementerio, sentí esa energía. Yo, soy<br />

muy perceptiva, sentí…, era como una cosa general viste. Y a mucha gente le pasó,<br />

mucha gente… Lo que hablamos era como que sentían… se trasmitía en una<br />

actitud de serenidad, eso, no era… Como que te calmabas” (Nilda, 28/10/09).<br />

Esta sensación de estar en un campo energético especial, puede estar íntimamente<br />

relacionada con el hecho de que estaban en un lugar diferente al de su vida cotidiana, en un<br />

espacio ritual con presencia de sus muertos. Fue en esta geografía de densidad simbólica<br />

trascendental, que se transformó en sagrada, que los familiares experimentaron ritualmente la<br />

muerte y se relacionaron con sus muertos.<br />

Para muchos familiares que no contaban con la presencia del cuerpo en el cementerio, como<br />

los de los caídos en el mar, el contacto directo con su muerto lo hicieron a través del cenotafio<br />

o de la elección de una tumba simbólica:<br />

“Cuando algún familiar veía la tumba de su hijo, te podés imaginar que se tiraba,<br />

se abrazaba de la tumba. Lo mismo que los del Crucero General Belgrano, se<br />

tiraba la gente en el piso, a llorar a los gritos y a los paneles donde están los<br />

nombres de los hijos. Venía la gente de las provincias con esa emoción tan grande,<br />

este…, de poder ir a Malvinas, aunque sea, a depositar una flor ante las tumbas<br />

de los otros caídos (énfasis mío). La verdad, fue una emoción total” (Lita,<br />

31/05/10).<br />

“No busqué una cruz ya sabía que no estaba su nombre, sino que fui al monumento<br />

y, bueno, eso. Está por abecedario, entonces, lo encontré enseguida y, ahí, me<br />

quedé. Después, quería poner un crucifijo pero no había donde engancharlo ya<br />

que el viento lo iba a llevar enseguida. Entonces, opté por ponerlo en la cruz más<br />

cercana al monumento (énfasis mío) , era la segunda cruz, que no tenía” (Ana<br />

María, 26/02/10).<br />

175


Entonces el encuentro con los muertos, y la inauguración oficial del monumento, pudo<br />

haber sido vivido como el cierre de un ciclo o el comienzo de la despedida:<br />

“Si, volví con más tranquilidad, me dio mucha paz… Volví con la sensación de<br />

terminar una parte de mi vida que estaba inconclusa” (Ana María, 26/02/10).<br />

“Fue un gran despegue (énfasis mío). Y, si, empezar a solucionar mi cerebro ¡ja,<br />

ja, ja! (énfasis mío)Lo que me pasó fue muy particular. Yo, me paro frente a la<br />

sepultura de mi hermano y mi sombra se proyectó así… como que me estaba<br />

proyectando hacia otro lugar…… y yo veo la sepultura de mi hermano, veo mi<br />

sombra y me impactó sobremanera. Porque fijate que esto fue en pleno mediodía…<br />

Entonces, yo dije, esto es como un aviso, (énfasis mío) que yo, estoy fuera de lo<br />

que es, por ahora, lo que es la muerte… Como que, yo, tengo algo para hacer, no<br />

podía estar delante de la cruz, no podía estar de frente a la cruz. Entonces, puse<br />

los rosarios, después, acomodé las flores, sentía que no estaba sola… Lloraba y en<br />

un momento, creo que le dije a él… «Alejo, vine yo, porque mami no pudo estar». Y<br />

fue como que… ¿cómo lo puedo expresar?, «tengo que cerrar todas las cuentas<br />

que tengo pendientes (énfasis mío) y necesito toda la fuerza para seguir adelante<br />

con todo lo que tengo por hacer… Tengo que empezar a salir adelante», «lo único<br />

que te pido que me des fuerza para todo esto» y, después, que hice eso, agarré,<br />

querida mía, cerré un capítulo, (énfasis mío) sepultura y me fui a trabajar en el<br />

cementerio” (Nilda 28/10/09).<br />

El tema del “aviso”, el “despegue” y “cerrar las cuentas pendientes”, es muy<br />

significativo en el caso de Nilda, ya que no quería “dejar ir” a su hermano:<br />

“La parte de esto que yo no me quiero despegar de mi hermano muerto, (énfasis<br />

mío) de mi hermano militar muerto, de mi hermano militar muerto herido y héroe<br />

de la patria. Como que me detuve ahí. Yo, me detuve en los 27 años, en los 27 y la<br />

última fiesta que estuvimos juntos fue cuando, yo, festejé los 30, que es una foto<br />

que tengo que estamos los 3 juntos, con mi papá y mi mamá. Lo puedo resolver<br />

pero como que no tengo ganas, no se si tengo ganas de resolverlo, por eso, te digo,<br />

es tan importante ver al que fallece… El estar con ellos los últimos minutos de<br />

vida. La despedida, el velatorio, el entierro, aunque, sea una cosa cruenta hay<br />

que vivirla (énfasis mío) para que uno, después… yo, no te digo que te va a quitar<br />

el dolor pero te trae una tranquilidad” (Nilda 28/10/09).<br />

La importancia que le adjudica Nilda a la materialidad del muerto y la experiencia<br />

que se vivencia en los velatorios y entierros, en tanto acompañamiento del sujeto ritual<br />

en el pasaje de la vida hacia la muerte evidencia, en el caso de su hermano, la<br />

imposibilidad de una despedida, y la suspensión de ciertas etapas propias del proceso<br />

176


itual, como se observó también para los desaparecidos. Pero haber participado de este<br />

ritual de consagración oficial de los muertos héroes de la Patria, y el contexto social que<br />

hizo posible hacer pública la muerte durante los últimos años después de la guerra,<br />

permitieron la comunicación directa con el cuerpo que yace en la tumba, y la posibilidad<br />

de comenzar la despedida. Es relevante resaltar en este sentido, el hecho de que apenas<br />

Nilda llegó del viaje, haya sacado de su casa el altar, el espacio sagrado por excelencia,<br />

donde los familiares se comunican con sus héroes santos:<br />

“Yo, creo que este viaje… recién, ahora, va empezar ese proceso. Por eso, te digo,<br />

que era importante. Me di cuenta en el momento que me iba, al ir no me di cuenta,<br />

en el momento que volví, a pesar, que caí un poco, qué se yo, no quería caer, no<br />

quería estar…, sentirme mal, ni nada y, bueno, este…. Bueno, estaba el altar ahí y,<br />

bueno, ya, esta semana me levanté distinto y dije, bueno, vamos a sacar el altar,<br />

vamos a empezar, a masticar esto. Hablé con mi psicólogo (énfasis mío)” (Nilda,<br />

28/10/09).<br />

El altar era para Nilda la estructura simbólica que le permitía ampararse en la liminalidad<br />

que mantenía al hermano con vida a pesar de la muerte. Haberlo sacado de su casa implicó un<br />

acto simbólico muy relevante en cuanto a la ubicación espacial y social dada al muerto.<br />

Podríamos decir que estando en las últimas etapas del proceso ritual, que para Nilda llevó más<br />

de 25 años, el muerto quedó donde tenía que estar, en el lugar de los muertos consagrados a la<br />

Patria, lo que contribuyó a que pueda “cerrar las cuentas pendientes” y reintegrarse como<br />

deudo en la estructura social. Hacer y deshacer altares son acciones simbólicas que no solo<br />

materializan la ubicación y el estado del cuerpo y el alma, sino que codifican, como habíamos<br />

señalado, la reconstrucción de las categorías sociales (muerto-deudo).<br />

Volviendo a la práctica ritual del cementerio de Darwin, en esta separación tan radical entre<br />

vivos, que nunca pasarán por este tipo de ritual de paso, y los muertos, que se consagran a<br />

través del rito, en héroes y protectores de la Patria, la ubicación espacial de los cuerpos y de la<br />

Virgen es fundamental. El cementerio delimita lo profano de lo sagrado, a la vez que unifica,<br />

como hemos observado, a las Islas con el resto del territorio argentino a través de los muertos y<br />

la Virgen. En palabras de Bourdieu, el efecto más importante del rito, en este caso la<br />

culminación de un rito sacrificial, es que consagra la diferencia, instituyendo al mismo tiempo<br />

al héroe en tanto ser patriótico y sagrado, y al resto de los mortales, que “no son susceptibles a<br />

este tipo de legitimación ritual” (1992:115).<br />

177


Entonces, el poder simbólico que ejercen los cuerpos en el cementerio de Darwin no es sólo<br />

a nivel de soberanía sobre el territorio en disputa sino, también, a través de la consagración de<br />

los sujetos rituales como seres predestinados a luchar y morir para tal fin. Así, los familiares de<br />

Malvinas construyen su identidad nacional a través de los héroes, las Islas, y la Virgen de<br />

Luján. En este sentido, en las narrativas acerca del sentido que se le da a la muerte en la guerra,<br />

predomina la apelación a “lo nacional”:<br />

“Nos falta empezar a recuperar nuestra identidad. Cuando yo digo Identidad,<br />

hablo de todo lo que es nuestro, lo que es nacional (énfasis mío) , y acá hablar de<br />

nacionalismo, enseguida lo comparan...dicen uy! En seguida dicen ésta es…<br />

“Represor”.Y no tiene nada que ver una cosa con la otra. Yo, a mí en particular…<br />

ehhh… soy nacionalista por algo en especial, pero no por eso estoy a favor de los<br />

represores Ni de los de derechas. Ni de izquierda (énfasis mío). Si estoy totalmente<br />

de acuerdo con recuperar lo que es nuestro, en recuperar amar, como le enseñaron<br />

a mi hermano en ese año de servicio militar que ese... mi.... recuerdo que venia<br />

siempre y contaba que le enseñaron a amar a su bandera, amar a su patria, su<br />

himno nacional (énfasis mío) que es símbolo de la patria como se ama a una<br />

mama o como se ama a un hijo y defender eso como vos defenderías a tu mama o<br />

como defenderías a un hijo. Entonces a mi hermano le enseñaron a querer a la<br />

patria... hasta ese extremo... y así se fueron” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

Lo que sugiere esta narrativa es que María Fernanda se entiende nacionalista a<br />

partir de la guerra, por querer recuperar, al igual que su hermano, un territorio de<br />

pertenencia nacional, en un gesto de amor a la Patria. Siguiendo la misma lógica,<br />

Leandro pretende a la Causa Malvinas no sólo como denominador común frente a la<br />

diversidad, sino como una suerte de enseñanza nacional, como sugiere Leandro a<br />

continuación:<br />

“Por ahí, Malvinas, es un denominador común donde esas mezquindades se van,<br />

no se por qué, se van. Ni hablar dentro de la comisión de familiares porque te une<br />

la pérdida, donde la necesidad de construir, el resultado de construir es para el<br />

recuerdo de nuestros seres queridos… hay que resaltar el esfuerzo por su<br />

participación en ese episodio y tratar de construir desde la paz. Con<br />

conocimientos sólidos, la disputa sólida desde la palabra y desde el diálogo… Yo<br />

pretendo, personalmente, que Malvinas sea una enseñanza en serio, para nosotros,<br />

como nación… Es mi visión” (Leandro, 22/02/09).<br />

Como había referido, Guber señala que la estrategia de Carlos Menem al inaugurar el<br />

Monumento a los Caídos de la Plaza San Martín, en un territorio nacional, bajo el Monumento<br />

de San Martín, de quienes descienden simbólicamente, fue apelar al parentesco como vía de<br />

178


integración de la Nación (2001:155). De esta manera, refiere la autora, el monumento devino<br />

en un cementerio donde los familiares reconstruyeron su linaje perdido en las Islas Malvinas,<br />

en un espacio simbólico que evoca los lazos entre padres e hijos de la Nación. Siguiendo la<br />

misma lógica interpretativa, la inauguración del monumento en Darwin, con la presencia de la<br />

Virgen de Luján como madre protectora de la Patria y de los muertos, no solo cumplió un papel<br />

significativo al posibilitar la transformación existencial de los sujetos rituales, sino que<br />

también, en el idioma del parentesco, materializó la forma en que los familiares a través de sus<br />

hijos muertos, construyen sus representaciones de pertenencia nacional.<br />

Síntesis<br />

En este capítulo observamos la forma en que Familiares de Malvinas da sentido a las<br />

pérdidas de sus seres queridos a través de un marco simbólico nacionalista que entiende a las<br />

muertes como heroicas, nacionales y sagradas. Dentro de este modelo interpretativo, a través de<br />

la idea de sacrificio voluntario, los muertos se transformaron en seres sagrados que tienen una<br />

activa participación en la vida cotidiana de los vivos. Por otro lado, mediante la metáfora<br />

orgánica de la tierra de Malvinas regada por la sangre de los muertos, los familiares simbolizan<br />

la relación de ellos con sus muertos y de éstos con las Islas y la nación. Así también, la figura<br />

de la Virgen de Luján, fuente sagrada de legitimación de los muertos y los deudos, deviene en<br />

el instrumento a través del cual se produce la comunión de todos los argentinos, tanto vivos<br />

como muertos, y se refuerza la identidad nacional.<br />

De esta manera, una muerte extraordinaria, que no puede ser tratada con los rituales<br />

mortuorios establecidos, es resignificada por parte de los familiares, a través de performances<br />

en donde la figura de la Virgen de Luján juega un rol fundamental. En estos diferentes<br />

escenarios rituales, cargados con una simbología mortuoria específica, los familiares vivencian<br />

la experiencia de la muerte y expresan los significados atribuidos a las pérdidas de sus seres<br />

amados.<br />

Observamos también diferentes prácticas de legitimación oficial de las muertes. Entre ellas<br />

destacamos la inauguración del Monumento a los Caídos en Darwin en donde, no solo se<br />

vivieron experiencias de transformación existencial, sino que también se materializaron las<br />

pretensiones históricas de soberanía sobre esa geografía sagrada.<br />

En el capítulo que sigue analizaré de qué manera las representaciones de los familiares<br />

acerca de la guerra y la muerte de sus seres queridos pueden entrar en conflicto con la de otros<br />

179


grupos, por ejemplo la de los ex combatientes del CECIM. Se observarán así dos modelos<br />

interpretativos opuestos, que implican relaciones particulares entre los sujetos sociales<br />

relacionados con estos eventos y la historia reciente compartida.<br />

180


Capítulo V.<br />

Conflicto de Interpretaciones<br />

En este capítulo se analizarán los conflictos interpretativo entre los Familiares de Malvinas<br />

y los ex combatientes del CECIM, quienes entran públicamente en escena como sujetos<br />

antagónicos a la Comisión, dado que encuentran formas muy distintas de dramatizar la<br />

experiencia de guerra, y de entender las muertes en el contexto de la dictadura.<br />

El embodiment del combatiente<br />

Habíamos referido que el sistema de valores que hace que los caídos sean considerados<br />

como personas honorables, se condensa en la matriz ideológica nacionalista que hace<br />

referencia al catolicismo, el compromiso patriótico/militar, la soberanía, el altruismo, la<br />

responsabilidad ciudadana, el sacrificio voluntario, y la santidad. En este sentido, observamos<br />

diferentes prácticas rituales en donde se ofrenda y se rinde honores al muerto por la patria,<br />

dramatizando la pretensión de soberanía del territorio en disputa, y la muerte del caído en tanto<br />

acontecimiento de calibre nacional. En todos estos escenarios rituales no se generaron<br />

conflictos en cuanto a la forma en que se debe recordar la guerra y honrar a estos héroes. Sin<br />

embargo, si la acción ritual se desarrolla en un ámbito donde Familiares de Malvinas no es el<br />

agente organizador y convocante, pueden dramatizarse diferentes formas de interpretar la<br />

guerra y honrar a los caídos. Esto es lo que sucedió en la muestra organizada por el Ministerio<br />

de Defensa, en conmemoración a los 25 años de la guerra de Malvinas.<br />

Uno de los objetivos de la muestra fue, según la Ministra Garré, dar la posibilidad que los<br />

diferentes actores sociales relacionados con la guerra, muestren sus diferentes perspectivas<br />

sobre ella:<br />

“A 25 años de la guerra de Malvinas debemos revisar serena y responsablemente<br />

todo lo ocurrido para aprender de los errores, y para fortalecernos en todo lo que<br />

tuvo de heroico. Este es el sentido de esta muestra, dar cabida a las distintas<br />

miradas, a las diversas perspectivas; promover el diálogo entre los numerosos<br />

actores sociales que comparten un pasado común, pero que tiene frente al mismo<br />

hecho, intereses o posturas diversas… una reflexión crítica sobre ese tiempo<br />

consumado que tiene influencia en nuestro presente y en nuestro futuro. Eludir esa<br />

reflexión sería una cobardía, sería torcer la interpretación que sólo el futuro puede<br />

terminar saldando. Esta muestra tiene, no una visión unilateral, no una verdad única<br />

sino justamente la discusión de varias verdades relativas que unidas terminarán<br />

181


logrando una síntesis que no den una interpretación aproximada de lo que fue ese<br />

proceso tan complejo” 138 .<br />

Por lo tanto, el ministerio exhibió diferentes objetos utilizados por las Fuerzas Armadas<br />

durante la Guerra, y se dio lugar para que ex combatientes y familiares pudieran exponer su<br />

mirada sobre ésta, como Familiares de Malvinas y el CECIM 139 . En esta performance, los ex<br />

combatientes del CECIM desplegaron su ícono de identidad principal, un muñeco acostado con<br />

las manos y piernas abiertas, representando un soldado estaqueado durante la guerra:<br />

“El muñeco fue un símbolo que expresó una realidad oculta por muchos años, la<br />

política formal del estado aceptaba a 25 años de finalizada la guerra y en el propio<br />

seno de las FFAA, que existieron estaqueamientos de soldados, y a mi criterio un<br />

paso adelante de la democracia en reconocer lo que por muchos años habían<br />

denunciado los soldados de distintas fuerzas, además es sincerar una realidad<br />

oculta entre la maraña de la desmalvinización” (Rodolfo, 03/07/10, CECIM, La<br />

Plata).<br />

“El muñeco estaqueado es la representación más evidente de lo que la ideología de<br />

los militares llevaron a Malvinas, es poner blanco sobre negro” (Ernesto,<br />

05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

Imagen Nº 26. Muñeco estaqueado.<br />

Representación del CECIM en el Ministerio de Defensa por los 25 años de la Guerra de Malvinas.<br />

Fuente: Ernesto Alonso.<br />

138 Comunicación del Ministerio de Defensa, información de prensa Nº 112/07 , Buenos Aires, 14 de mayo de<br />

2007, en http://www.mindef.gov.ar/info.asp?Id=1151&bus=3<br />

139 Participó también el historiador Federico Lorenz, con una muestra de fotografías inéditas sacadas por los<br />

soldados durante la guerra.<br />

182


Imagen Nº 27. Muñeco estaqueado.<br />

Representación del CECIM en el Ministerio de Defensa por los 25 años de la Guerra de Malvinas.<br />

Fuente: Ernesto Alonso.<br />

El muñeco estaqueado representa el conflicto interno y la diversidad frente a otros símbolos<br />

identitarios de Familiares como la Virgen, que como había señalado, se relaciona con la unidad<br />

y fraternidad entre todos los argentinos que iría más allá de las diferencias y desigualdades. Por<br />

el contrario, la denuncia, la reflexión crítica, la oposición al nacionalismo militar y a la<br />

dictadura, son esenciales en el modelo interpretativo a través del cual los ex combatientes del<br />

CECIM le dan sentido a sus experiencias vividas durante la guerra:<br />

“Nosotros hemos denunciado… bueno una de las cosas que hicimos siempre es<br />

tratar de poner la guerra de Malvinas, en términos de blanco sobre negro y tratar<br />

de mostrar todas las cosas que pasaron en la guerra. Esto le costo muchísimo al<br />

CECIM pero bueno defendió su impronta, es decir éste es un Centro que fue<br />

crítico, fue contestatario, fue opositor a lo que fue toda dictadura militar primero,<br />

y después a la falta de políticas de atención hacia el sector, entonces bueno”<br />

(Rodolfo, 06/09/06 CECIM, La Plata).<br />

183


Así, los ex combatientes de La Plata, desde un marco simbólico que enfatiza sobre los<br />

Derechos Humanos, trabajan por instalar una memoria de la guerra que, entre otras cosas,<br />

ubique a quienes participaron en ella como víctimas de la dictadura militar:<br />

“Para nosotros los miembros del CECIM, la violación de los derechos de los<br />

soldados en guerra son un delito, (negrita agregada) y este concepto a nuestro<br />

entender no es un problema menor, ya que tiene que ver con la dignidad del<br />

combatiente que defiende su Patria. En Malvinas se comprobaron más de cien<br />

actos de estaqueamientos, malos tratos y también, vejaciones y también<br />

asesinatos de soldados (negrita agregada). Durante muchos años exigimos la<br />

constitución de una comisión bicameral que investigue el conflicto, y a pesar que<br />

nunca se constituyo esta comisión, llevamos las denuncias de estos delitos en<br />

comunidad con otros centros de ex combatientes de la <strong>Argentina</strong>, como de<br />

Corrientes, Chaco, Ushuaia. Los juicios por la verdad de Malvinas son quizás el<br />

acto jurídico mas importante para reivindicar la dignidad de los soldados en<br />

guerra, la Cámara Nacional de Rio Grande y Comodoro Rivadavia han<br />

determinado que la violación de los derechos del soldado en guerra son delitos de<br />

lesa humanidad y a pesar de cierto revés que opuso casación en Comodoro los<br />

juicios no podrán ocultarse y nosotros seguimos militando” (Rodolfo, 03/07/10<br />

CECIM, La Plata).<br />

En este sentido, hay que resaltar que la ministra forma parte de un gobierno cuya política<br />

para promover los Derechos Humanos se presenta como la antítesis de la dictadura 140 , por<br />

cuanto el marco interpretativo del gobierno acerca de la historia reciente resulta coherente con<br />

las demandas del CECIM, ya que el muñeco estaqueado exhibe un tipo de tortura, entre varias<br />

que sufrieron muchos ex combatientes durante la guerra:<br />

“Por ahí se habla de estaqueados como el caso más claro de lo que fue la tortura<br />

dentro del funcionamiento de las… del funcionamiento de fuerzas armadas o del<br />

ejército en particular. Pero también había otros casos, otras situaciones, tipos que<br />

agarraban una tenaza le agarraban el labio a los flacos y los lastimaban por<br />

alguna cuestión, o padecimientos tales como… suponte, hacerte sacar la ropa del<br />

torso, o quedarte en remera o sin remera, te descalzaban y te hacían poner los<br />

pies en un charco, tres, cuatro de la mañana, sensación térmica 15 bajo cero,<br />

ustedes se imaginan lo que esto significa, por alguna falta real o no, obviamente<br />

todo esto a punta de fusil ¿no? Porque nadie en su sano juicio acepta una<br />

140 Como había referido, el mandatario fallecido Néstor Kirchner, que gobernó el país entre el 2003 y 2007, asumió<br />

como política de Estado la condena a la violación de los Derechos Humanos realizadas durante la última dictadura<br />

militar. En continuidad con esta política estatal, el gobierno de la actual presidenta Cristina Fernández de<br />

Kirchner, su esposa y sucesora, se caracteriza por apoyar las demandas de las organizaciones de derechos<br />

humanos en la <strong>Argentina</strong>, e impulsar la política de la memoria en materia de desaparecidos. Con este gobierno,<br />

que también demuestra compromiso con la Causa Malvinas, se sienten representados algunos grupos de ex<br />

combatientes como los del CECIM.<br />

184


condición, digamos acepta semi desnudarse y padecer el frío, este… si no es bajo<br />

alguna coerción directa, y estos casos si, si” (Gastón, 06/09/06, CECIM, La Plata).<br />

Con el muñeco estaqueado se dramatiza la construcción de la política de estado en relación<br />

a la violencia sobre los cuerpos, corporizando los malos tratos sufridos por parte de sus<br />

superiores. La exposición del cuerpo “sufriente” del soldado, violentado en la guerra por la<br />

dictadura militar, se emparenta con las demandas de Familiares de Desaparecidos y otros<br />

organismos de Derechos Humanos, respecto a la violencia ejercida también sobre los cuerpos<br />

desaparecidos, por el Terrorismo de Estado. En este sentido, si las narrativas del CECIM se<br />

asemejan al modelo interpretativo de Familiares de Desaparecidos, se contrapone con el de<br />

Familiares de Malvinas, ya que proponen una memoria de la guerra que enfatiza sobre la<br />

victimización de los soldados:<br />

“Nosotros siempre dijimos de que había que haber, o que el Estado debería haber<br />

creado lo que era una comisión bicameral. Que estudiara todo el conflicto ¿por<br />

qué? Porque aparecían cosas que eran de alta irregularidad una de las cosas son<br />

los estaqueamientos y las torturas de los soldados. Y por ejemplo estuvo el casa<br />

del soldado Cesar Dávila, que lo tortura el sargento ayudante Ibáñez, con… o sea<br />

estaba estaqueado, ¿no? Y con una pinza lo toma del labio y lo tiraba por robar<br />

comida, es decir… a este tipo lo torturaron” (Rodolfo, 06/09/06 CECIM, La<br />

Plata).<br />

“Nosotros asumimos un compromiso con los caídos a partir del primer día en que<br />

volvimos al continente, de reivindicarlos, ellos murieron seguramente por una<br />

causa justa que es defender la soberanía, su uniforme se mancho con sangre del<br />

enemigo, los ingleses, no se manchó con la sangre de compatriotas como el<br />

uniforme de algunos militares, por eso, las muertes de Malvinas, jóvenes de 19, 20<br />

años, se suman a la de los jóvenes que murieron durante la dictadura” (Ernesto,<br />

05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

De esta manera se iguala a los desaparecidos y los ex soldados, como víctimas de la<br />

dictadura. Es ilustrativo, en este sentido, que el boletín oficial del CECIM se llame Anti-<br />

Héroes, refiriendo justamente a la posición tomada frente a la heroización de los soldados y<br />

resaltando el hecho de que los cuerpos que volvieron vivos, son testigos de esa violencia:<br />

“Para los que tuvimos la suerte se sobrevivir, sería contraproducente ponernos en<br />

un pedestal, porque te deshumaniza, no tenés sentimientos, ni necesidad, ni<br />

sufrimientos” (Ernesto, 05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

185


Volviendo al tema de la muestra, a los familiares les pareció incorrecto que la ministra no<br />

muestre una visión oficial, homogénea y ciertamente unilateral, y se sintieron ofendidos por la<br />

performance del CECIM. Por ello, tres madres de caídos le entregaron una nota a la ministra<br />

Garré, explicándole los motivos por los cuales la Comisión de Familiares se retiraba del<br />

evento:<br />

(…) Hay una parte de nuestro territorio ocupada por una potencia extranjera. Hay<br />

hombres que cayeron luchando por esta Causa. Son nuestros Héroes. Esto es lo<br />

principal. Esto no puede olvidarse. (…) La desmalvinización llevada a cabo en la<br />

post-guerra, en cambio, ha preferido vaciar de sentido aquellas luchas. Esto ha<br />

costado muchas vidas entre los ex soldados combatientes y ha demorado<br />

innecesariamente el reconocimiento integral e histórico para los Caídos y su Causa<br />

(…) los que olvidan estas cosas tienen tantas dificultades para reconocer a sus<br />

Héroes. Porque los que eligen el olvido sólo saben construir víctimas. (…) 141<br />

Vimos que la experiencia de guerra en tanto acto patriótico hace que esa persona deba ser<br />

considerada “honorable”. La recompensa esperada por parte de los familiares por la conducta<br />

de sus seres queridos es la de honrar a los héroes, mediante demostraciones de respeto por parte<br />

de la sociedad. Esto implica una posición determinada con respecto a cómo recordar la guerra,<br />

ya que, en este sentido, para los familiares, debe ser recordada y transmitida rescatando los<br />

actos heroicos de los soldados, y no las situaciones humillantes sufridas, para no deshonrar su<br />

memoria, de la cual los familiares se sienten orgullosos:<br />

“¿Qué diría mi hermano sentado hoy acá?”¿Víctima de qué hermana? Si yo fui a<br />

poner el pecho para defender la patria”. Víctimas son los de Cromagnon, victimas<br />

fueron los desaparecidos (…) Pero mi hermano fue muerto por el enemigo, por el<br />

inglés, no por el hermano, entonces fue a defender a sus hermanos, y esa es la<br />

diferencia entre la víctima y el héroe. Entonces nos duele muchísimo cuando a<br />

nuestros héroes los tratan de víctimas y más víctimas de la dictadura” (María<br />

Fernanda Araujo, 26-06-07).<br />

Entonces, la forma que tiene Familiares como institución de recordar la guerra, es<br />

rescatando el valor de los soldador de haber ido a la guerra a defender la Patria, y no a través de<br />

la mirada de victimización que se retrotrae a las primeras épocas de la posguerra, cuando la<br />

sociedad civil y política argentina transformó el conflicto de Malvinas en una extensión de la<br />

política del Proceso, y “los jóvenes conscriptos eran vistos como la evidencia de la<br />

141 Fragmento de la nota que Delmira de Cao, Paulina Cardoso y Herminda Fraga, entregaron a la Ministra Nilda<br />

Garré, en nombre de la Comisión.<br />

186


victimización que el proceso había operado sobre sus ciudadanos, más inocentes, apolíticos e<br />

indefensos” (Guber 2006:148) 142 :<br />

“Yo la verdad que realmente estoy un poquito cansado de que la cara visible de<br />

Malvinas sean cuatro muchachos o cinco que hayan tenido miedo... es esa no es la<br />

visibilidad de Malvinas. La visibilidad de Malvinas somos la gran mayoría que<br />

fuimos convencidos de que estábamos en una gesta patriótica” (César, 01/07/09).<br />

Habíamos referido que en el contexto histórico que muchos familiares visualizan como de<br />

desmalvinización, y frente a la necesitad de legitimar socialmente la Causa Malvinas,<br />

Familiares de Malvinas se empeña por rescatar los actos heroicos de soldados y militares. Es<br />

así que Mohamed Alí Seineldín ha sido un referente en la comisión, de un militar ejemplar en<br />

la guerra:<br />

“Así como estamos hablando de la mala conducción que le tocó a mi hermano,<br />

hubo de la buena también, yo le hablaba de Seineldín, le digo, Seineldín cuando<br />

hacía la cola para comer, los chicos, Seineldín se ponía último, y yo le explicaba<br />

a ella, la diferencia entre los militares y los milicos” (María Fernanda, 26/06/07).<br />

“Cuando me dijo Héctor, «vení que mañana tenemos una reunión con el Sr.<br />

Seineldín». «¿Con ese?», le dije y, uno mete la pata, a veces, sin conocer a la gente<br />

y, vos, no sabés que maravilloso… El señor Seineldín dijo unas palabras, me<br />

encantó todo, todo, como habló, su discurso. Porque para mucha gente era malo”<br />

(Lita 25/11/09).<br />

Sin embargo, tomar como conducta ejemplar a un militar que fue integrante del aparato<br />

represivo que funcionó en la década del 70 y protagonizó alzamientos militares 143 contra la<br />

democracia en 1988 y en 1990 144 , se contrapone con la postura del CECIM, que busca formas<br />

anti militaristas para instalar la memoria de Malvinas en la arena pública. Así, considerando<br />

que su puesta en escena no es una deshonra para sus compañeros, eligieron para la muestra una<br />

forma de recordarla que prestara atención a las situaciones conflictivas vividas por los<br />

142 Con respecto a la relación entre Malvinas y Dictadura, es interesante retomar los aportes de Guber cuando<br />

analiza la relación que se genera entre ex soldados combatientes y las reivindicaciones de las ramas juveniles de<br />

los partidos políticos a principios de la posguerra (2004:128). Esta relación queda evidenciada en la ceremonia del<br />

1er aniversario de la guerra, que a diferencia de las ceremonias oficiales del 2 de Abril, es convocada por<br />

organizaciones de ex combatientes, el Centro de ex soldados combatientes de Malvinas, y las ramas juveniles de<br />

los partidos políticos (Ibíd.). En este escenario, dice la autora, “los ex combatientes mostraron ser capaces de<br />

recrear la reivindicación y la batalla de Malvinas bajo la luz de las luchas de la juventud <strong>Argentina</strong> de los ´60 y los<br />

´70” (Ibíd.:132).<br />

143 Para profundizar sobre este tema, ver Guber 2004:171-172.<br />

144 Acciones por las que fue dado de baja del Ejército, condenado a prisión perpetua y luego indultado en el<br />

gobierno de Carlos Menem.<br />

187


combatientes durante el conflicto, y que tiene como fin último también, dentro de modelo de<br />

interpretación, honrar a los caídos a través de la reconstrucción de la experiencia de guerra y<br />

de una memoria sobre ella que revalorice, además del sacrifico de la vida, las situaciones<br />

límite compartidas:<br />

“Lo hemos dicho siempre y creo que cada vez más se comprende que los únicos<br />

héroes de Malvinas son los caídos, a ellos les debemos la vida y la memoria,<br />

nuestra responsabilidad es honrarlos (énfasis mío), recordarlos, y no descansar<br />

en esta batalla contra la desmalvinización de <strong>Argentina</strong>. Como CECIM y como<br />

sociedad tenemos la obligación de hacer este esfuerzo, y ganar la conciencia de<br />

toda nuestra juventud, de nuestra infancia diciéndoles, contándoles que hoy ellos<br />

viven en democracia, se educan, comen y hacen un destino, porque existió una<br />

generación de jóvenes que le dieron a este país lo único que tenían la Vida”<br />

(Rodolfo, 03/07/10).<br />

“A nuestros compañeros caídos se los honra con la memoria permanente,<br />

reconstruyendo su vida, revalorizando todos los momentos difíciles que<br />

compartimos con ellos, (énfasis mío) y es casi seguro, de que si estuviesen hoy<br />

disfrutando de la vida, estaríamos compartiendo los mismos objetivos” (Ernesto,<br />

05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

Como había citado anteriormente, para los ex combatientes de La Plata, hablar de las<br />

violaciones a los Derechos Humanos sobre los muertos, implica darle al caído la “dignidad”<br />

merecida por haber dado su vida por la Patria. Así, donde la figura de la víctima y no la del<br />

héroe deviene como la identidad principal, el muñeco estaqueado implica paradójicamente<br />

honra, porque esclarece, pone en evidencia el conflicto, y contribuye a la reconstrucción de la<br />

historia de vida del caído:<br />

“Sabemos que en muchos casos, muchas muertes de compañeros fueron sucedidas<br />

por motivos que no fueron los del combate, llamémosle congelamiento, muerte por<br />

hambre, asesinatos (énfasis mío)… Las fuerzas armadas mintieron a los<br />

familiares con certificados de defunción falsos (énfasis mío). Nosotros somos<br />

testigos (énfasis mío) en la mayoría de los casos de cómo murió cada soldado en<br />

Malvinas” (Ernesto, 05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

En cambio, para Familiares de Malvinas, en donde la figura del héroe y no la de víctima se<br />

enaltece como la identidad principal que construye el sentido de la muerte, el muñeco<br />

estaqueado indica deshonra porque se asocia con la humillación, victimización y morbosidad:<br />

“Más allá de que hayan existido me parece que es una burla para los<br />

familiares enseñar que tu hijo pudo ser estaqueado. Porque uno ya sabe todo lo<br />

188


que pudo haber pasado en la guerra. No hay necesidad de que vos vayas o vaya un<br />

niño del colegio y vea un soldado estaqueado. Sabemos que los pudo haber habido.<br />

Claro que sí. Sabemos por los soldados, los veteranos. Pero nos parece morboso,<br />

ahí está. No es necesario. A mí me parece que no es necesario (Delmira, 03-09-<br />

09)”.<br />

Con el muñeco del CECIM se crea una clase de embodiment del combatiente ya que, se<br />

permite expresar la violencia ejercida sobre los cuerpos. Esta dramatización tuvo un carácter<br />

activo y provocador en la práctica de esa performance. El logro del CECIM, al traer esta<br />

experiencia de guerra a un espacio público oficial, fue la reacción de los familiares, la<br />

repercusión del hecho, y la atención a los malos tratos sufridos por los soldados en la guerra, en<br />

un espacio simbólicamente relevante. Para los familiares, el embodiment del soldado los<br />

enfrentó innecesariamente con situaciones dolorosas a la vez que deshonró a los muertos al<br />

exponer públicamente sus humillaciones. En este sentido, en palabras de familiares, bajo un<br />

gesto “desmalvinizador”, los ex combatientes estarían negándoles públicamente a los héroes, el<br />

honor merecido.<br />

Entonces el honor, es una noción que va ligada a prácticas sociales que establecen relaciones<br />

específicas de los sujetos sociales con la historia y la dictadura. Para los Familiares, el honor a<br />

los caídos establece prácticas de glorificación que vinculan a los muertos con otros héroes<br />

nacionales y con la Patria. Por otra parte, para los ex combatientes del CECIM, el honor a los<br />

muertos, establece prácticas de victimización que los vinculan con los desaparecidos de la<br />

dictadura militar. En este sentido, tomando los aportes de Sandra Gayol 145 , destaco del honor<br />

su “función cultural de guía de las interacciones grupales y personales” (2008:17) y lo entiendo<br />

como disparador de prácticas diferenciadoras de grupos sociales (Ibíd.). Esta función del honor<br />

enfrenta a familiares orgullosos de los actos heroicos con compañeros de batallas que se sienten<br />

responsables en denunciar una experiencia compartida de violencia estatal sobre los cuerpos.<br />

Así los marcos simbólicos de interpretación de los grupos, modelaron la forma en que se deben<br />

rendir honores a los héroes, expresando sus rivalidades.<br />

Entonces, en este conflicto interpretativo, el modelo de victimización de los soldados durante<br />

la guerra, que enfatiza la coyuntura histórica a través de la cual fue conducida, no excluye al<br />

modelo heroico de los caídos. Sin embargo, de acuerdo al modelos interpretativo nacionalista,<br />

recordar el hecho heroico excluye la mirada sobre las situaciones conflictivas vividas durante<br />

145 En su trabajo sobre el honor y el duelo en la argentina moderna (2008) la autora propone entender al honor<br />

como “una noción flexible y de naturaleza negociable” (Ibíd.:17).<br />

189


ésta, focaliza en la unidad nacional, e intenta abstraer la guerra de su contexto general. Por el<br />

contrario, el marco interpretativo del CECIM, enfatiza en la violación a los derechos humanos<br />

cometidas durante la guerra y marca una continuidad de prácticas que llegaron a producir la<br />

desaparición de personas. Este último modelo interpretativo, a diferencia del primero, resalta de<br />

la guerra al enemigo interno (los militares argentinos) y sale en escena en la arena pública con<br />

una performance provocativa, que llama a la reflexión y pide por la verdad, y la justicia a los<br />

culpables. En este sentido, la exposición del muñeco estaqueado es para integrantes del CECIM:<br />

“… decirles a las FFAA, que no hay transformación crítica, si no hay una revisión<br />

crítica de sus comportamientos y prácticas militares. La guerra deja mucho dolor<br />

social y también enseñanzas, que deben ser obligación de la sociedad y de los<br />

actores sociales que participaron saber exigir y extraer las correctas<br />

conclusiones, para que esta sociedad tenga un fuerte sentido de justicia,<br />

soberanía y memoria” (Rodolfo, 03/07/10).<br />

Dentro de estos dos marcos interpretativos en pugna, es entendida la violencia sobre los<br />

cuerpos ya que, como habíamos señalado, mientras para Familiares de Malvinas es significada<br />

como un sacrifico patriótico y un ejercicio simbólico de la ciudadanía, para los ex combatientes<br />

del CECIM se comprende como conductas condenables y reclaman justicia, al igual que<br />

Familiares de Desaparecidos, por estos cuerpos violentados y negados por el Estado. De esta<br />

manera, el compromiso que asumen los ex combatientes con los caídos se asimila al de los<br />

familiares de los desaparecidos con sus parientes muertos: devolver la identidad, y denunciar<br />

los crímenes cometidos.<br />

Volviendo al contexto de la muestra, lo que reclaman los familiares es el hecho de que la<br />

Ministra de Defensa no haya establecido la forma que ellos consideran veraz:<br />

“No podemos dejar de manifestarle nuestra más profunda tristeza y desagrado, ante<br />

la muestra que vuestra cartera ha organizado (..) Entendemos que pueden existir<br />

muchas miradas sobre Malvinas; nuestra entidad no niega a ninguna, aunque<br />

hayamos elegido la que entendemos como la más valiosa para construir el futuro de<br />

nuestra Nación.” 146<br />

146 De la nota que Delmira de Cao, Jorge Medina, y Héctor Cisneros, entregaron en nombre de la Comisión, a la<br />

Ministra Nilda Garré.<br />

190


El hecho de que la Ministra no haya legitimado esta mirada sobre la guerra, implica para los<br />

familiares una amenaza al trabajo que vienen desarrollando hace 27 años:<br />

“Desde el momento mismo de su nacimiento, la Comisión… viene luchando para<br />

enaltecer la memoria de sus Héroes (…) el Estado Nacional, como expresión de<br />

conjunto, tiene la obligación de buscar una síntesis superadora de esas<br />

distintas miradas, (énfasis mío) ya que su finalidad es el bien común. No es un<br />

mero escenario para instalar las contradicciones, sino para resolverlas. Por el<br />

contrario, vuestra cartera – con la legalidad que le brinda el sistema de<br />

representación formal, ha resuelto dar prioridad a una visión de la problemática que<br />

nos ocupa, profundamente desmalvinizadora. (…) La Muestra organizada por<br />

Usted, abona el camino de la confusión, deshonra la memoria de nuestros<br />

Héroes, (énfasis mío) reduce la complejidad a una mirada prejuiciosa y lejana a la<br />

verdad de los hechos (…) En consecuencia, informamos a Usted que hemos<br />

decidido no participar de ese evento a pesar de nuestra disposición inicial, que se<br />

fundó en la esperanza útil de encontrar una mirada comprensiva, prudente e<br />

inclusiva. Lamentamos comprobar lo contrario” 147 .<br />

“A ver… que yo comparto un montón de cosas que han hecho los muchachos y<br />

comparto un montón de posturas que tienen los muchachos porque hay cosas en<br />

las que tienen toda la razón del mundo. Pero no es esa posición… eh…<br />

marcketinera… duele, duele. Esa posición marketinera. Y es lo único que buscan,<br />

producir dolor. Todo el esfuerzo que hace esta institución con cada uno de los<br />

familiares para reconocer no sólo el esfuerzo de nuestros seres queridos sino de<br />

los que volvieron. Te tiran el laburo en 40 minutos (énfasis mío). Ahí, es donde yo<br />

me revelo” (Leandro 22/10/09)<br />

Lo que puede ser amenazante para los Familiares es que, por el grado de autoridad de la<br />

Ministra, y la legitimidad que tiene el Estado, su postura se pueda llegar a instalar en la arena<br />

pública, ya que la entienden, en sus palabras, como “desmalvinizadora”, y pone en juego el<br />

marco simbólico de Familiares dado que, en esta escenificación de visiones contradictorias<br />

sobre el conflicto, queda clara también la postura de las autoridades.<br />

Para contrarrestar el marco interpretativo de la autoridad estatal, los Familiares enfatizan<br />

sobre las madres como el sector agraviado ya que, como habíamos señalado, la morbosidad y<br />

ofensa de la performance del CECIM se amplificaron por la presencia de ellas. Así, el<br />

documento que explica la retirada de integrantes de Familiares fue presentado por tres madres,<br />

con lo que apelarían al discurso de la maternidad para reclamar sobre lo acontecido. Es<br />

interesante hacer un paréntesis en este punto, ya que muchos familiares de Malvinas han<br />

147 Ibíd.<br />

191


eclamado el mismo reconocimiento social que tienen las Madres de Plaza de Mayo. De este<br />

modo, un familiar remarcó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la ausencia de “las<br />

madres de la Patria” en el salón Mujeres <strong>Argentina</strong>s del Bicentenario, de la Casa de Gobierno,<br />

dedicado a la memoria de doce de las mujeres más representativas de la historia nacional 148 :<br />

“Cuando Cristina anuncia, fuimos al Salón de la mujer… las primeras que están<br />

son las Madres de Plaza de Mayo, está bien. Las Madres de Plaza de Mayo,<br />

después, hay un montón de mujeres importantes y, ¿las Madres de la Patria?,<br />

¿adónde están? (énfasis mío). De Malvinas no se vio nada. Cuando me acerqué a<br />

ella, le dije: “este Salón está hermoso pero falta la foto principal. Yo no veo, acá,<br />

ninguna foto de alguna Madre de la Patria, (énfasis mío). las Madres de la Patria<br />

son ellas, no las Madres de Plaza de Mayo porque, sus hijos, se murieron<br />

matándose contra los hermanos, acá, se mataron entre hermanos. Si, porque acá,<br />

todo apunta al desaparecido, perfecto, que error, que espanto, yo entiendo, fue un<br />

espanto… Ellos, pelearon por algo que nos pertenece a todos (énfasis mío).;<br />

radicales, peronistas, zurdos, derechos, judíos, católicos, ateos. Es algo que nos<br />

pertenece a todos, es nuestra patria. Si, si, tiene razón. Llamó el fotógrafo y le dijo:<br />

“vamos a programar un día...” No, le digo: “aproveche ahora, que tiene a la<br />

mayoría. Entonces llamó al fotógrafo y le pidió, “¡por favor!, ahí, en la puerta,<br />

quiero que le saque una foto a todas las mujeres que pertenecen a Malvinas para<br />

que la cuelguen acá” (María Fernanda, 01/09/09).<br />

Respondiendo a las demandas de los familiares, el 30 de Marzo del 2010, la Presidenta<br />

colocó al lado de la foto de las Madres de Plaza de Mayo, la de las “Mujeres de Malvinas”,<br />

donde se ve la imagen de una madre llorando frente a una tumba en el cementerio de Darwin.<br />

En el homenaje del descubrimiento de dicha foto, las llamadas por ellas mismas “Madres de la<br />

Patria”, se refirieron a la Señora Presidenta “de mujer a mujer” para agradecer no sólo este<br />

acto de reconocimiento sino también la ayuda ofrecida desde el Estado para concretar la<br />

inauguración del Monumento en Darwin:<br />

“Las mujeres argentinas no quisimos la guerra. Las guerras traen muerte, dolor y<br />

sufrimientos. Pero tengo que reconocer que nuestros hijos nos enseñaron una<br />

lección que hoy tratamos de transmitir a todos los argentinos: que vale la pena<br />

luchar por lo que nos pertenece. Que para eso no importa el poder del adversario, si<br />

de nuestro lado nos asiste la razón, la verdad y la justicia. Por eso hoy, la mujer que<br />

dirige los destinos de nuestra patria, dejará a perpetuidad la imagen de las Mujeres<br />

de Malvinas, en este salón dedicado a la memoria de las “Mujeres del<br />

148 Estas destacadas mujeres son: Cecilia Grierson, Mariquita Sánchez de Thompson, Blackie (Paloma Efron),<br />

Evita (Eva Duarte), Juana Azurduy, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni, Aimé Painé, Tita Merello, las Madres de<br />

Plaza de Mayo, Alicia Moreau de Justo y Lola Mora. (en<br />

http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=5652).<br />

192


Bicentenario”… y por eso hoy, también, las mujeres que integramos la Comisión<br />

de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, le queremos<br />

expresar a la Señora Presidenta de la Nación, nuestra gratitud por habernos dado<br />

todo el apoyo desde el estado que conduce, para concretar nuestro sueño de<br />

inaugurar el monumento que recuerda a los 649 héroes nacionales en el cementerio<br />

de Darwin, en la Isla Soledad” 149<br />

Es interesante destacar aquí que el respeto y honor reclamado para los muertos es también<br />

reclamado para las madres de los héroes, quienes han incoporado el honor de sus hijos, como<br />

habíamos referido anteriormente. Así como fue evidenciado en el conflicto de la muestra en el<br />

Ministerio de Defensa, los familiares de Malvinas recurren a la maternidad, como las Madres<br />

de Plaza de Mayo, cuando denuncian y piden justicia por la desaparición de sus hijos, como<br />

lugar legítimo de denuncia social. Entonces, para las Madres de Malvinas estar en el Salón de<br />

la Mujer puede representar una legitimación oficial, una consagración de los deudos, como<br />

sujetos agraciados por el sacrificio de sus hijos.<br />

A pesar de entender a la maternidad como lugar legítimo de denuncia, fueron Héctor<br />

Cisneros, hermano de un Comando, junto con el veterano de guerra César Trejo 150 quienes<br />

tomaron mayormente las decisiones más relevantes en la comisión, como han manifestado<br />

algunos interlocutores en el ámbito de la entrevista:<br />

“Héctor es el nº 1, y con César…hablan entre ellos y, después, comunican a todos<br />

los familiares las decisiones que tomaron… y dicen, ¿están todos de acuerdo con lo<br />

que dijo? Te levantan la mano, uno, dos, tres, cuatro, todos levantamos la mano<br />

porque si vos la tenés sin levantar ¿Por qué no levantás la mano?, ¿qué problema<br />

tenés?, dice Héctor, viste… Entonces, antes de dar explicaciones…” (25/11/09) 151 .<br />

Podríamos decir que la estructura jerárquica de la institución, en donde no son las madres,<br />

ni familiares de soldados quienes toman las decisiones terminantes dentro de la comisión, se<br />

intenta contrarrestar a través de ciertas dramatizaciones, como las del Ministerio de Defensa o<br />

la del caso del descubrimiento del busto del soldado Araujo, en el cual se rescató el valor que<br />

se merece un soldado en cuanto sacrificó su vida por la patria sin ser profesional.<br />

149<br />

Palabras de Delmira de Cao, en gacetilla difundida por la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e<br />

Islas del Atlántico Sur.<br />

150<br />

Algunos familiares hicieron referencia también a Leandro de La Colina, hijo de un piloto caído, como un<br />

referente de autoridad, además de tener un papel altamente contenedor para con las madres.<br />

151<br />

Para no comprometer su pertenencia en la institución, hemos preservado la identidad del familiar.<br />

193


El escenario de disputas acerca de cómo recordar la guerra en el ámbito de la muestra trajo<br />

aparejado también otro tema de discusión permanente entre los miembros del CECIM, y de<br />

Familiares: el de las exhumaciones. En efecto, varios familiares me declararon, en el contexto<br />

del conflicto de la muestra, que ellos no estaban de acuerdo con exhumar los cuerpos que yacen<br />

en Darwin.<br />

La posibilidad de exhumarlos para futuras identificaciones es un tópico que, según algunos<br />

interlocutores, surge como iniciativa de los ingleses, quienes tuvieron varias intenciones de<br />

“repatriar” los cuerpos a la <strong>Argentina</strong> continental. Más allá de estas iniciativas inglesas, ex<br />

combatientes del CECIM solicitan las exhumaciones para reconocer la identidad de los muertos:<br />

“Los muertos en Malvinas son muertos de la Patria y están en un territorio<br />

usurpado que es parte de nuestra Patria, están en la Patria , y muchos la mayoría<br />

no han sido identificados, los muertos de Malvinas fueron enterrados en el lugar<br />

que cayeron, luego muchos fueron llevados al cementerio de las islas y luego al<br />

cementerio de Darwin, pero estos movimientos fueron hecho por los británicos, la<br />

mayoría de los supuestos enterrados en Darwin, dicen en su lapida «aquí yace un<br />

soldado solo conocido por dios», nosotros los que fuimos a la guerra como soldado<br />

teníamos una identidad y la identidad es parte del derecho a la verdad (énfasis<br />

nuestro). Los muertos de Malvinas, tenían un padre una madre, una novia, un<br />

barrio, una escuela, amigos y la ilusión de vivir una vida, por lo tanto no<br />

aceptamos que sean NN, y no aceptamos… que se nos niegue el derecho a la<br />

identidad de nuestros compañeros (énfasis nuestro)”(Rodolfo, 03/07/10).<br />

Miembros de Familiares interpretan esta perspectiva del CECIM como parte de una política<br />

de los ingleses de querer sacarlos de Malvinas, es decir, liberar de cuerpos argentinos esa tierra<br />

en disputa:<br />

“Algunos mal intencionados con la supuesta intención de… con el seudo<br />

compromiso del derecho humanista pretendían exhumar los restos, ya sea en forma<br />

individual o en forma grupal y nosotros entendemos que nuestros muertos están<br />

en el lugar que les corresponde, (énfasis mío) aquellos que cayeron en Malvinas y<br />

que fueron sepultados y que están allí, sabemos que hay un campo santo que nadie<br />

debe, nadie debe ocuparse mas que nosotros de que las cosas estén en orden…<br />

Algunos mal intencionados… lo único que están haciendo es sirviendo al imperio,<br />

(énfasis mío) porque hay un sector del Reino Unido que lo único que quieren ellos<br />

es sacar todo vestigio que hayan quedado del conflicto de 1982 y que nosotros no<br />

lo vamos a cumplir” (Héctor, 25/05/09).<br />

“Que haya familiares que necesitan tener la confirmación de que los nuestros<br />

están ahí, puede haber. Pero, esto, se condice con un objetivo mucho más grande.<br />

Que son cómplices, estos muchachos, que es juntar los restos de nuestros seres<br />

queridos para traerlos al continente, (énfasis mío). Y con este objetivo… el tema<br />

194


es que no hay precisión, pero si está la precisión de los que cayeron ahí (Leandro,<br />

22/10/09).<br />

Sin embargo, ex combatientes del CECIM, manifiestan la importancia de las identificaciones<br />

como forma de ejercer soberanía sobre el territorio:<br />

“Nosotros fuimos conformando un ejército regular, identificado, sabiendo en qué<br />

lugar estaba cada uno. Nuestros compañeros deben pertenecer en el cementerio de<br />

Darwin pero identificados. El hecho de devolver la identidad es ejercer soberanía”<br />

(Ernesto, 05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

Lo que interpretamos de las prácticas y las narrativas es que quienes están legitimados para<br />

opinar en lo relativo a los muertos, y el tipo de honores que se les deben hacer, son los<br />

familiares, por cuanto el linaje de parentesco viene a enaltecerse como categoría principal:<br />

“La verdad es que, en este sentido… estos muchachos no tienen ni derecho a<br />

hablar del tema. Eh, porque no tienen idea de lo que uno pasa… porque,<br />

realmente, no han analizado, ni han preguntado sobre esta circunstancia, a cada<br />

uno de los familiares… El manoseo de ese tipo de cosas para los padres es<br />

insostenible… Entonces, este tipo de cosas, no las podemos manejar hasta dentro<br />

de 30 ó 40 años. En donde el proceso sea, totalmente, distinto… yo he visto lo que<br />

genera, a ver, lo que moviliza, eh, esta aparición de los restos… les genera la<br />

búsqueda, nuevamente, como si estuvieran vivos. No tienen idea de lo que se<br />

meten. A ver, yo, puedo hacer este tipo de trabajo si las islas están bajo<br />

jurisdicción argentina, y cuando todos estén muertos, mínimo los padres (énfasis<br />

mío) porque no sabés lo que genera en los familiares, no tenés idea de lo que<br />

dispara. Entonces vos podés plantear esto si cuando no haya más un familiar<br />

directo (énfasis mío)” (Leandro 22/10/09).<br />

En este linaje de parentesco, quienes ocuparían un rol primordial serían las madres de los<br />

muertos o, en palabras de varios familiares, “las madres de la Patria”:<br />

“La madre es única, yo soy la hermana. Acá, la que tiene la última decisión es mi<br />

madre, yo no puedo pasar sobre eso. Si, siempre, para estos temas, siempre, está<br />

primero mami. Otra de mis luchas es esa, también, por mi mami. Porque no sólo se<br />

fueron los chicos a la guerra, sino que acabaron a las madres que entregaron esos<br />

hijos a la patria, cosa que acá, todavía… Otra cosa engorrosa por la que estoy en<br />

contra de este gobierno, es por esta Ministra. Es que se habla de las madres de los<br />

desaparecidos, a las cuales respeto, y de las Madres de la Patria no se habla”<br />

(María Fernanda, 03/04/09).<br />

195


Sin embargo, los ex combatientes del CECIM reclaman ciertos derechos sobre los<br />

muertos en calidad de compañeros de batalla:<br />

“Nosotros fuimos testigos de la muerte de muchos compañeros, y en muchos casos<br />

fuimos los que lo sepultamos, y los auxiliamos y compartimos los últimos<br />

momentos con ellos, tenemos derecho a opinar y tomar posición” (Ernesto,<br />

05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

En este sentido exigen participación sobre la administración del cementerio mismo,<br />

y sobre la discusión acerca de las identificaciones:<br />

“Nosotros entendemos que los muertos no son propiedad de ninguna ONG, por<br />

más que se vista con cierto nombre afín a los mismo a lo igual que los cementerios,<br />

creerse propietario de esto nos parece un acto mezquino y en cierta medida<br />

desmalvinizador” (Rodolfo, 03/07/10, CECIM, La Plata).<br />

“Es el Estado Argentino quien debe asumir la responsabilidad de gestionar la<br />

recuperación de la identidad de los soldados que figuran como NN, esto es una<br />

asignatura pendiente de la democracia. El tema del cementerio es un tema de<br />

Estado y hasta hoy se administra como un cementerio privado, ligado a una<br />

organización que está conducida desde sus comienzos por la política de las fuerzas<br />

armadas, ocultando la verdad, hecho que quedó evidenciado al conocerse que su<br />

presidente durante más de 20 años era parte del comando de inteligencia 601”<br />

(Ernesto, 05/07/10, CECIM, La Plata).<br />

El hecho de que Ernesto haya introducido el caso del ex presidente de Familiares<br />

por sus vinculaciones con la dictadura militar, es un dato importante, ya que entendemos<br />

que las disputas por la manipulación de los muertos se da en el contexto de los marcos<br />

interpretativos antes mencionados. Así también, los ex combatientes del CECIM, y otros<br />

sectores de la sociedad vinculados con la política de Derechos Humanos, cuestionaron<br />

que la última peregrinación de la Virgen antes de que partiera a Malvinas, haya sido<br />

encabezada por Marcelo Alvarado, un veterano colaborador con Familiares de Malvinas,<br />

que parece haber participado del levantamiento carapintada liderado por Mohamed Alí<br />

Seineldín:<br />

“Una réplica de la Virgen de Luján, trasladada en un jeep militar (énfasis mío),<br />

era la atracción principal. El broche de oro: la bendición de la imagen que<br />

realizaría el provicario general del Arzobispado, monseñor Eduardo García<br />

(énfasis mío)….Para la mayoría de los asistentes era un acto emotivo, una<br />

reivindicación a la memoria de los que murieron en aquella guerra injusta y cruel.<br />

Pero no todos exhibían la misma sensibilidad. Había uno, en particular, que se<br />

196


mostraba más tenso que emocionado. Marchaba adelante de la muchedumbre,<br />

atento hasta al más mínimo detalle. Vestía un traje recto impecable y escondía su<br />

mirada tras los cristales oscuros de unos Ray Ban. Era Marcelo Claudio<br />

Alvarado, un ex carapintada que estuvo tres años detenido por participar en<br />

el levantamiento liderado por Mohamed Alí Seineldín (énfasis mío), el 3 de<br />

diciembre de 1990. Y el hombre bendecido por el cardenal Jorge Bergoglio<br />

(énfasis mío) para que coordinara la gira de la imagen que ahora descansa en las<br />

islas del Atlántico Sur” 152 .<br />

Imagen Nº28. La Imagen de la Virgen de Luján transportada por un jeep militar en la última peregrinación<br />

antes de su viaje a Darwin.<br />

152 Escrito por Pablo Stubrin, en HTTP://WWW.ELARGENTINO.COM/NOTA-65601-EL-CARAPINTADA-DE-<br />

BERGOGLIO.HTM<br />

197


Imagen Nº 29. Jeep militar que transportaba a la Imagen de la Virgen de Luján en la última peregrinación<br />

antes de su viaje a Darwin.<br />

La presencia de símbolos militares, y el vínculo con la cúpula de la Iglesia, son<br />

características propias del marco simbólico nacionalista, del que se sienten claramente<br />

diferenciados los ex combatientes del CECIM. Entonces, si bien en las entrevistas<br />

algunos familiares comentaron la necesidad de encontrar los cuerpos antes de la muestra<br />

en el Ministerio de Defensa:<br />

“Ellos fueron totalmente convencidos y llenos de orgullo a defender ese pedazo de<br />

suelo y nos parece lo más sensato que estén ahí todos juntos… pero en lo<br />

personal… esto va en cada familia… pero en lo personal si...poder aunque sea<br />

decir acá está. Aunque sea eso, aunque sea, lo que te digo yo, un dedo (énfasis<br />

nuestro)” (26/06/07) 153 .<br />

Luego del conflicto desatado por el muñeco estaqueado, ellos quisieron remarcarme<br />

su posición frente a la cuestión de las exhumaciones, y privilegiando las identidades<br />

153 Hemos preservado la identidad de este familiar, para no comprometer su pertenencia en la institución.<br />

198


grupales y las necesidades que ellos consideran nacionales, por sobre las identidades<br />

individuales y las necesidades privadas:<br />

“¿Qué hay que hacer para encontrarlo? Excavar las tumbas, sacar los huesos,<br />

¿qué se hace con esos huesos? Hay que traerlos al continente porque, en<br />

Malvinas, no hay lugar para estudiar el ADN. Vos, pensás que, después, vuelven<br />

a Malvinas. Está bien, soy egoísta, me traigo a mifamiliar para acá, entero, un<br />

dedo, la cabeza, mirá lo que te estoy diciendo, lo pongo en el cementerio… donde<br />

están todos los familiares. Va ir mi mamá, mi papá. Ellos, se van a morir,<br />

después, voy a ir yo. Irán mis hijos, de vez en cuando, los primeros años,<br />

después, no va más nadie…El cementerio de allá desaparece, o sea, todo lo que<br />

hicimos y todo lo que hicieron ellos, por ese pedazo de suelo, se va a la mierda.<br />

No, ahí, se van a quedar, en el cementerio argentino porque, cada uno que pase<br />

por ahí, va a recordar. ¿Por qué, de qué cultura viene? ¿Quién entierra los<br />

cuerpos donde estuvieron?” (09/10/09).<br />

De esta manera, el conflicto desatado por el embodiment del soldado sufriente evidenció<br />

contradicciones en algunos familiares que, a pesar de que en un principio, sus necesidades<br />

hayan coincidido con las demandas del CECIM, no quisieron quedar ligados públicamente a<br />

una postura interpretativa que lleva a prácticas públicas que, según ellos, “deshonran a los<br />

muertos”. De esta manera, se intentan eliminar o minimizar las diferencias dentro de la<br />

institución, y se remarcan las diferencias entre la comunidad de familiares con otros grupos<br />

sociales como el CECIM. Así, los intereses y experiencias personales relacionados con el<br />

sentido que dado a la muerte y al lugar del cuerpo muerto, son neutralizados por prácticas<br />

correctivas, a través de un proceso de homogeinización que se evidencia en las entrevistas. En<br />

este sentido, muchos familiares que tuvieron ni bien terminada la guerra actitudes de protesta y<br />

reproche a la institución responsable de la Guerra y la muerte de sus familiares, manifestaron<br />

que, con el paso del tiempo y gracias a la comisión, entendieron que había otra forma de darle<br />

sentido a estas muertes:<br />

“Cuando llegué a la Comisión estaba llena de bronca y de odio contra todos los<br />

milicos pero, todos caían, hasta el bombero. Yo, veía un uniforme y se me ponían<br />

los pelos de punta porque, siempre. Vivía llorando todos los días, vivía<br />

despotricando, eh, me he peleado con Dios y María Santísima. Veía un uniforme y<br />

no me importaba si era Mayor, si era oficial… llega un momento en que entendés<br />

que tu ser amado no va a volver. Lo llorás, puteás, rezongás y despotricás, no va a<br />

volver… entonces, como no va a volver, tenés que buscar la manera de poder<br />

sobrellevar, lo mejor posible, ese dolor. Cuando llego, caigo en la Comisión,<br />

caigo con toda esa bronca y me han tenido una paciencia, sobre todo, Héctor me<br />

ha tenido una paciencia porque, yo… O sea, creo que hasta he llegado a faltarle el<br />

respeto a su hermano. Como, siempre, le aclaré: “no es con tu hermano”.<br />

199


Entonces, ahí está la contradicción que me fueron limando (énfasis mío), me di<br />

cuenta que despotricando, haciendo mal al resto, hablando mal… Por ejemplo,<br />

papá, recién ahora, se está suavizando ¡gracias a la Comisión! (énfasis mío)<br />

Ahora, pudo acercarse, pudo ir al Regimiento 7 a conmemorarlo, a recordarlo.<br />

Cosa que para, papá, según creo, fue un logro. Entonces, en lo personal, me di<br />

cuenta que, recordándolo con valores es la mejor manera de salir adelante,<br />

primero. Segundo, para mí, la mejor manera de que quede en el recuerdo no es<br />

con lástima, ni con tristeza, ni con miserias sino con honores y con laureles<br />

(énfasis mío)” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

Los términos de “limar contradicciones” o “ablandar” que utiliza María Fernanda,<br />

refieren a un trabajo por parte de la comisión, con el objeto no sólo de neutralizar las posturas<br />

anti militares, sino también de establecer la forma correcta de honrar a los héroes. Hay que<br />

destacar que la narrativa de Familiares de Desaparecidos confirma un proceso similar de<br />

homogeneización, y que las diferencias fundamentales entre los integrantes se empezaron a<br />

evidenciar cuando estaba ya terminando mi trabajo de campo, y la comisión empezó un<br />

proceso de ruptura y discontinuidad en donde los intereses y metas personales de los<br />

participantes, llegaron a hacer peligrar la vida de la institución.<br />

Volviendo al tema de las exhumaciones, éste ha dejado de ser una preocupación para los<br />

familiares, desde el momento en que la Ley 26.498 declaró lugar histórico al cementerio de<br />

guerra de los Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, emplazado en Darwin:<br />

“La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur tiene<br />

la inmensa alegría de informar que anteayer se aprobó en la H. Cámara de<br />

Senadores de la Nación, la Ley que declara LUGAR HISTORICO AL<br />

CEMENTERIO DE GUERRA de los Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur,<br />

emplazado en Darwin, Isla Soledad…. De esta manera, se completa lo iniciado en<br />

Diciembre de 2008 con la sanción del Decreto PEN Nº 2131, que se constituyó en<br />

el primer reconocimiento oficial otorgado a la labor desarrollada por los Familiares<br />

de los 649 Héroes Nacionales, y permitirá preservar y proteger al Monumento a los<br />

Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que en la actualidad integra el<br />

conjunto del Cementerio de Guerra de Darwin… Como lo afirma la Ley, cualquier<br />

iniciativa que se pretenda desarrollar a futuro en el Cementerio de Darwin,<br />

deberá ser consultada con la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas,<br />

(énfasis mío) así como con la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y<br />

Lugares Históricos. Esta medida trae enorme tranquilidad a todos aquellos cuyos<br />

seres queridos yacen sepultados en el Cementerio de Darwin, pues no han faltado a<br />

lo largo de los 27 años de postguerra, sectores o individuos que han intentado<br />

profanar el bien hoy protegido legalmente, (énfasis mío) con argumentos pseudo<br />

200


humanitarios como la propuesta de identificar los restos o la colocación de placas<br />

con nombres propios, etc.” 154 .<br />

Asociar las exhumaciones e identificaciones con la profanación refiere a nuestro entender,<br />

por un lado, a la potestad de la institución Familiares de Malvinas sobre los muertos, ya que<br />

“La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos,<br />

dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, instrumentará todo lo atinente<br />

al cumplimiento de la presente ley y convendrá con la Comisión de Familiares de<br />

Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, las medidas pertinentes a efectos de<br />

asegurar la custodia, conservación, refacción y restauración del lugar histórico<br />

nacional que se declara por esta ley.” 155 .<br />

Por otro lado, refiere a la irrupción del ejercicio soberano de los caídos que, en un<br />

espacio sagrado y en detrimento de las identidades individuales, representa a un ciudadano<br />

colectivo nacional. Lo que en la perspectiva del CECIM sería respeto a la “verdad” la<br />

“identidad” y la “ciudadanía” en defensa de los derechos humanos, en la perspectiva de<br />

familiares sería una violación a la “misión sagrada” de los caídos, y a la autoridad de la<br />

institución sobre los muertos, facultad reconocida oficialmente y ganada después de muchos<br />

años de trabajo. Observamos, entonces, que al igual que en el caso de los desaparecidos, los<br />

cuerpos muertos se transforman en símbolos políticos, y condensan significados contradictorios<br />

según el marco simbólico a través del cual sean significados. Vemos así, dos formas de<br />

construir soberanía sobre las islas a través de los muertos, una por medio de un colectivo<br />

nacional, y otro reclamando la identidad individual como derecho ciudadano.<br />

El conflicto entre estos marcos interpretativos se ve reflejado también en las opiniones que<br />

miembros de familiares tienen acerca de la película Iluminados por el Fuego, hecha en base al<br />

libro homónimo, de Edgardo Esteban (1999), ex soldado de Malvinas, dirigida por Tristán<br />

Bauer, y producida por la Universidad de San Martín. Esta película evoca la Batalla de Monte<br />

Longdon, a partir de los recuerdos del protagonista, que visita después de muchos años a su<br />

compañero de batalla internado en el hospital por un intento de suicido. De esta manera, parte<br />

del suicidio 156 , una problemática referida a los ex combatientes que al día de hoy supera los<br />

154 Párrafos del comunicado difundido por la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico<br />

Sur, en Mayo del 2009, firmado por su presidente Héctor Cisneros, César González Trejo, Apoderado y Delmira<br />

de Cao, Secretaria.<br />

155 Artículo 2°, Ley 26.498.<br />

156 Este tema, que merece un análisis en si mismo, no ha sido desarrollado por cuestiones de tiempo y espacio.<br />

201


300 casos, para abordar la crudeza de las guerras en general, y el frente interno de los soldados<br />

argentinos que se encontraban no sólo con las duras condiciones de una guerra, sino con los<br />

malos tratos de sus oficiales. De esta manera, para Tristán Bauer la película “es un eslabón más<br />

de esa cadena de horror que fue la dictadura militar” 157 . En palabras de Familiares de Malvinas,<br />

la película no muestra la diversidad de las experiencias vividas, da una imagen victimizadora<br />

de los soldados, y poca visibilidad del enemigo externo, frente al énfasis dado al enemigo<br />

interno:<br />

“La diversidad de experiencias en Malvinas de los que estuvimos allí, no está<br />

reflejada en esa película. Y yo en ese sentido diría que esa interpretación, para<br />

digamos para ponerla en algún lugar, la ubicaría en la interpretación<br />

Thatcheriana del conflicto. Esa película es una película Thatcheriana. ¿Por qué?<br />

Porque Margaret Thatcher lo que hace durante el conflicto, apenas sucede el<br />

conflicto con los obreros de las Georgias y todo lo demás ya empieza a aparecer<br />

una inteligentísima propaganda de Inglaterra que dice que ese enfrentamiento es<br />

entre una democracia, o sea Reino Unido de Gran Bretaña, contra una dictadura<br />

del país bananero que sería <strong>Argentina</strong>. Y esta interpretación digamos colonial,<br />

imperial del evento es la que se traduce después en esta mirada colonizada de los<br />

intérpretes que estamos describiendo que son los que traducen al resto de los<br />

argentinos… ” (César, 01/09/09).<br />

“Iluminados por el fuego ¿qué muestra? Vos, decís: ¡la puta madre que los parió!<br />

No muestran el valor. Seguro que en Vietnam, en Alemania y en todas las guerras<br />

que hubo, habrá habido soldados que lloraron, soldados que estaquearon pero,<br />

siempre, se rescatan los valores. Fue muy fuerte y fue muy dolorosa, lo que pasa<br />

que seguimos con lo mismo, seguimos, victimizando y desmalvinizando.... «una<br />

mierda, Malvinas una porquería», entonces disculpame que te hable así, la puta<br />

que lo parió, entonces mi hermano murió al pedo...no! no! Porque yo pienso<br />

distinto. (María Fernanda, 26/06/07).<br />

Desde una perspectiva similar a Iluminados por el fuego, se encuentra el film Los chicos<br />

de la guerra de Bebe Kamín1984) hecha sobre la novela homónima de Daniel Kon (1983).<br />

Ésta trata sobre las experiencias de tres chicos de diferentes clases sociales que van a la Guerra<br />

de Malvinas, en donde se expresa una perspectiva crítica al autoritarismo, presentando a los<br />

chicos de la guerra como víctimas de la dictadura militar, donde se enfatiza sobre el enemigo<br />

interno y no el externo, y donde “los británicos sólo proveen el escenario donde se despliega un<br />

drama argentino” (Guber 2006:88). Con una perspectiva totalmente diferente, se ubica el<br />

documental Locos de la Bandera, un documental de Julio Cardoso (2004) coproducido por la<br />

157 En http://www.me.gov.ar/monitor/nro7/entrevista.htm<br />

202


Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas y el Instituto Nacional de Cine y Artes<br />

(INCAA). Dicho documental cuenta con testimonios de familiares de caídos y ex soldados que<br />

no sólo dan cuenta de las experiencias dolorosas vividas durante y después de la guerra, sino<br />

que dan sentido a las pérdidas, rescatando la unión sagrada que los conecta con la tierra a través<br />

de la cual los héroes caídos y los ex soldados se congregaron por la Patria. De esta manera, el<br />

documental intenta dar lugar a testimonios que, como mencionamos anteriormente,<br />

transforman la muerte en orgullo y sacrificio nacional:<br />

“En la película hay 35 voces con distintas formas de ver la cuestión, con algo<br />

común que es la pérdida y, a partir de eso, se desarrolla, cómo hacemos el clic del<br />

duelo para pasar al orgullo y al amor y construir, eso es lo que pretendemos. Es<br />

parte de la necesidad de recordarlo con alegría, porque es una cuestión que, de la<br />

otra manera, duele. Yo, no se como hubiera reaccionado, pero fue sorpresivo”<br />

(Leandro 22/10/09).<br />

En este sentido, podríamos decir que mientras Los chicos de la guerra e Iluminados por el<br />

fuego, se relacionan con el modelo interpretativo del CECIM; Locos de la bandera, representa<br />

el modelo interpretativo de Familiares de Malvinas<br />

Síntesis<br />

En este capítulo se expuso un modelo interpretativo acerca de la Guerra que,<br />

relacionándose con el de Familiares de Desaparecidos, se opone considerablemente al de<br />

Familiares de Malvinas. Observamos entonces de qué manera, en la muestra en el Ministerio de<br />

Defensa se dramatizaron las luchas políticas por el sentido que se le da al pasado, expresándose<br />

modos específicos de relacionarse con los muertos y con la historia nacional. Vimos también<br />

que estas luchas llevan a una disputa por el trato y destino de los cuerpos, los cuales devienen<br />

en la arena pública como símbolos de oposición y acción política. Así, las prácticas sobre los<br />

cuerpos, o lo que debiera hacerse sobre ellos, están ligadas a diferentes formar de otorgar<br />

honor. De esta manera, cada marco simbólico propone formas alternativas de construcción de<br />

soberanía sobre las Islas a través de los cuerpos, apelando al parentesco, en el caso de<br />

familiares, y a la camaradería y la autoridad que confiere la experiencia de guerra, en el caso de<br />

los ex combatientes, como lugares privilegiados para discutir sobre los muertos.<br />

203


Habiendo delineado las diferencias entre estos dos grupos, en el siguiente capítulo<br />

realizaremos un ejercicio comparativo entre los marcos simbólicos a través de los cuales<br />

Familiares de Desaparecidos y Familiares de Malvinas, se enfrentaron a la problemática de la<br />

muerte, teniendo como denominador común de la falta del cuerpo.<br />

204


Capítulo VI.<br />

La muerte enmarcada<br />

El objetivo de este capítulo es presentar una síntesis comparativa entre los marcos<br />

simbólicos de interpretación de las muertes de los dos grupos de familiares presentados a lo<br />

largo del trabajo, donde la clave de estos modelos interpretativos es la significación que se le<br />

da al pasado reciente y a la violencia ejercida sobre los cuerpos, y el rol asignado al cuerpo<br />

muerto como símbolo político de acción ritual.<br />

Muerte e historia<br />

A lo largo de este trabajo observamos que las muertes de los desaparecidos y los caídos en<br />

la guerra están enmarcadas en modelos simbólicos que establecen las formas adecuadas de<br />

tratar a los muertos y a los cuerpos en tanto sujetos históricamente significativos. Pero los<br />

modelos interpretativos de los grupos, están enmarcados a la vez, en un contexto histórico-<br />

social compartido, por cuanto los familiares recurrieron, en palabras de Alejandro Grimson, a<br />

las “configuraciones culturales sedimentadas históricamente” (2007:29). En ambos casos, estas<br />

configuraciones son apropiadas de manera distinta según las experiencias particulares y los<br />

intereses de los grupos. Por ejemplo, señala Grimson, en la <strong>Argentina</strong> predominan sentimientos<br />

contradictorios acerca de los símbolos nacionales por el uso político que les dieron los militares<br />

(Ibíd.:15.). Así, los familiares de Malvinas a diferencia de los de los desaparecidos, recurrieron<br />

a la Virgen de Luján, como icono de identidad principal, y también a la bandera, los próceres y<br />

héroes argentinos, como forma de pensar la identidad y unidad nacional. Por el contrario,<br />

Familiares de Desaparecidos de modo similar que los ex combatientes del CECIM, recurren a<br />

símbolos enfatizando la denuncia social, por cuanto se resalta el conflicto frente a la unidad, y<br />

desentienden a los muertos de las conductas heroicas asociadas a los caídos en Malvinas:<br />

“No considero que sean héroes. Para mi, una cosa es ser héroe y, otra cosa, es<br />

ser un luchador popular, (énfasis mío) reivindicar la lucha del pueblo, contra las<br />

injusticias… éramos víctimas porque te llevaban indefenso, te torturaban etc., etc”<br />

(Graciela, 12/01/10).<br />

“No existe el heroísmo para mí. Si, existen los seres humanos que actúan. Ellos son<br />

seres humanos que amo porque jugábamos para el mismo equipo y, estoy<br />

205


convencido, que jugábamos para el equipo que tenía que hacer los goles, ¿se<br />

entiende?... Cuando, yo, le digo a alguien que es un héroe, es alguien al que no voy<br />

a poder imitar. Yo, no creo que no haya alguna persona viviente que no pueda<br />

imitar, si todos fuéramos iguales no existirían los héroes. Fueron víctimas del<br />

terrorismo de estado, (énfasis mío) que eso quede claro” (Hugo, 29/12/09).<br />

En otras palabras, el nacionalismo católico, y la demanda por los Derechos Humanos son<br />

formas de la imaginación cultural cristalizadas en los marcos simbólicos de estos grupos<br />

particulares.<br />

Entonces, la muerte con ausencia del cuerpo en los contextos sociales vividos durante la<br />

dictadura, impuso formas originales de acercamiento a las pérdidas de acuerdo al sentido que<br />

le dieron a estas muertes particulares, y reelaborando las representaciones sociales. Como<br />

observamos, entre estas representaciones se encuentran las que organizó el Estado a través de<br />

1) la promulgación de leyes; 2) las iniciativas políticas referidas a los Derechos Humanos<br />

como la conformación de la CONADEP y la elaboración del Nunca Más; o 3) su participación<br />

y apoyo económico a actividades específicas como la construcción del Monumento a las<br />

Víctimas del Terrorismo de Estado, o la construcción del Monumento a los Caídos en<br />

Malvinas, en el cementerio de Darwin.<br />

Así, ambos grupos de familiares forman parte de una misma experiencia, una misma<br />

cultura política, la cual permitió construir categorías sociales para poder clasificar y percibir los<br />

procesos sociales compartidos (Grimson, Ibíd.:28). Si bien, segun Grimson, no siempre<br />

comparten los sentidos que se le dan a las situaciones, comprenden los sentidos que cada sector<br />

le adjudica a cada evento y “dividen el campo de sentidos posibles en términos políticos”<br />

(Ibíd.). Entonces, los familiares de ambos grupos, como señalé, respondieron y tuvieron una<br />

participación activa en la conformación de las representaciones y categorías sociales, dando<br />

sentido a las muertes de sus parientes de acuerdo a las significaciones asignadas a los dos pares<br />

de categorías desaparecidos/victimas, muertos/héroes. Así, las decisiones del Estado a través<br />

de normativas y leyes acerca de las manipulaciones de los cuerpos y las denominaciones de las<br />

muertes, actuaron como dispositivos que no sólo instalaron oficialmente categorías sociales:<br />

desaparecidos en acción, muerto en combate, ausente por desaparición forzada, héroe de<br />

guerra, víctima de la dictadura, sino que dispusieron de un tipo de fondo social de<br />

interpretación de las muertes.<br />

206


La muerte en clave<br />

Como había referido, en los dos casos, las muertes ocurrieron bajo el mismo gobierno<br />

dictatorial, y compartieron la problemática común de la falta del cuerpo. Así los familiares<br />

pasaron períodos e incertidumbre y recurrieron a prácticas de búsqueda alternativas a las<br />

habituales, como las consultas con videntes frente a la falta de información sobre el paradero de<br />

sus seres queridos. En ambos casos, los familiares conciben que se han enfrentado o se<br />

enfrentan a las pérdidas a través de dos formas diferentes de entendimiento de la realidad, una<br />

que denominan “lógica” y “racional”, que presupone las muertes a pesar de la falta del cuerpo,<br />

y otra que denominan “irracional” o “afectiva”, que admite la esperanza de vida a pesar de la<br />

presunción de muerte. Entendidas como experiencias extraordinarias e irracionales también,<br />

son aquellas en donde los muertos se relacionan con sus familiares a través de apariciones,<br />

señales, mensajes, ofrendas y plegarias. En ambos grupos, entonces, el tipo de muertes y las<br />

prácticas ejercidas sobre los cuerpos, transformaron a los muertos en seres especiales que, en<br />

muchos casos, tienen una participación activa en la vida cotidiana de sus familiares.<br />

La doble experiencia racional/sentimental, en cuanto contradictoria, es característica de las<br />

situaciones liminales en donde, como en los velatorios, se manifiestan los sujetos sociales<br />

como seres ambiguos y paradójicos que no están ni vivos ni muertos, o vivos y muertos a la<br />

vez. En el caso de los Familiares de Desaparecidos, esta ambigüedad existencial es superada<br />

con la recuperación de los cuerpos. En cambio, para Familiares de Malvinas puede serlo a<br />

pesar de la ausencia de éste, a través de creencias y prácticas rituales que materializan la<br />

muerte y la elevan en tanto acontecimiento de importancia nacional. De esta manera, el tipo de<br />

participación espiritual de los muertos deviene de una relación dialógica entre el tipo de lazo que<br />

une a los vivos y muertos y las prácticas que repercuten sobre el estado y tratamiento de los<br />

cuerpos. Así, como señalamos, las prácticas rituales pueden crear lazos específicos entre los<br />

difuntos y los sobrevivientes, o separaciones definitivas entre ellos a través de pasos de<br />

transformación existencial (de desaparecido o parcialmente vivo a muerto) dependiendo de la<br />

ubicación de los cuerpos, los reconocimientos oficiales y las representaciones que los familiares<br />

tienen acerca de la pérdida en los contextos específicos antes mencionados. En este sentido, los<br />

rituales mortuorios, como experiencias transformadoras, pueden suceder como instancias de<br />

reflexividad en el proceso de construcción simbólica a través del cual los familiares se<br />

muestran públicamente, representan su relación con los muertos y se ven así mismos.<br />

207


Así como ambos grupos enfrentan de manera distinta a las muertes a pesar de la ausencia<br />

del cuerpo, identifican también a sus muertos de manera diferente dentro de la historia<br />

nacional. Mientras los familiares de Malvinas elevaron la figura del caído en calidad de héroe,<br />

como una forma de separar el conflicto de Malvinas dentro de las acciones cometidas por el<br />

gobierno dictatorial y sus violaciones a los derechos humanos, los familiares de los<br />

desaparecidos entendieron a sus seres queridos como víctimas del Terrorismo de Estado y<br />

legitimaron la categoría de desaparición como una resistencia política que niega las muertes<br />

hasta la aparición los cuerpos y los culpables. De esta manera denomino marco simbólico de<br />

interpretación en clave de Derechos Humanos (MSDH) al modelo interpretativo de Familiares<br />

de Desaparecidos, y marco simbólico de interpretación en clave Nacionalista (MSN) al que<br />

proponen Familiares de Malvinas, ya que la ideología de Derechos Humanos en el caso de los<br />

primeros y la Nacionalista para los segundos fueron, las marcas identitarias y representativas de<br />

los grupos que guiaron la acción. Así, de acuerdo a cada marco interpretativo se identifican a<br />

los muertos con el resto de los muertos sociales históricamente significativos. Mientras los<br />

primeros identifican a sus caídos con próceres argentinos 158 , los segundos los identifican con<br />

figuras como la del Che Guevara y la lucha popular.<br />

Lo que resulta interesante recatar es que el MSDH se conformó en marco general de<br />

formación de organizaciones de Derechos Humanos constituidos durante la dictadura, que<br />

compartían la necesidad de encontrar con vida a los desaparecidos. Así, el fondo común de<br />

estos grupos fue, en un principio, la búsqueda de las personas y la denuncia de las<br />

desapariciones. Con el paso del tiempo, empezaron a acentuarse las diferencias entre los<br />

organismos, no sólo respecto a la forma de lucha, sino al sentido que se le asignaba a la muerte<br />

y la desaparición. Es así que, como se había señalado, Familiares de Desaparecidos se<br />

identificó entre los diferentes organismos no sólo por hacer público el reconocimiento de la<br />

vinculación de sus familiares con la política, y en algunos casos con la lucha armada, sino<br />

también por nuclear también a familiares de los presos políticos, aquellos que han sido<br />

detenidos pero “blanqueados” por la dictadura militar. Así también, se vincula y solidariza con<br />

otros sectores sociales igualmente afectados por la violación a los derechos humanos.<br />

A diferencia de este organismo, Familiares de Malvinas se constituye como única<br />

institucion que nuclea específicamente a familiares, dentro de un marco general de surgimiento<br />

de diferentes grupos de ex combatientes, que se diferencian entre si no sólo por su pertenencia<br />

158 Los próceres argentinos a los que hacen referencia los familiares, como San Martín y Belgrano formaban parte<br />

de una elite política o militar a diferencia de lo que aquí se denominan como luchadores populares.<br />

208


local, sino por sus variadas formas de entender las experiencias de guerra en donde también, en<br />

polos opuestos, se encuentran las interpretaciones que refieren a los Derechos Humanos y<br />

aquellas a la causa Nacionalista. Es así que Familiares de Malvinas mantiene vínculos con<br />

veteranos de guerra que comparten con ellos sus mismas posturas ideológicas y se encuentran<br />

enfrentados con aquellos como los del CECIM, que se caracterizan por presentar un modelo<br />

interpretativo en clave de Derechos Humanos, al igual que Familiares de desaparecidos.<br />

Familiares de Malvinas no se vincula con otros grupos sociales como lo hace Familiares de<br />

Desaparecidos y dedican sus prácticas a honrar públicamente a los héroes, que ellos entienden<br />

que son de todos, como una forma de reconocimiento que contribuye a reafirmar la identidad<br />

nacional argentina. En este sentido, resulta relevante destacar que Familiares de Desaparecidos<br />

es entendida públicamente como una organización oficialista, (Kirchnerista) que en contraste<br />

con Familiares de Malvinas se ha caracterizado por una oposición permanente a los gobiernos<br />

de Néstor Kirchner y de Cristina Kirchner, aunque algunas madres hayan reconocido la<br />

relevancia de algunos gestos simbólicos de reconocimiento social por parte de la Presidenta.<br />

Entonces, la muerte, que ha sido enfrentada anteriormente a través de las creencias y<br />

prácticas convencionales, está en estos casos enmarcada en modelos interpretativos que como<br />

había señalado, corresponden a una diferenciada selección de símbolos y representaciones que<br />

ofrece la historia reciente compartida, y a una reelaboración creativa de estas cristalizaciones<br />

culturales para responder a los contextos particulares de la guerra y la desaparición.<br />

En el MSDH, el símbolo desaparición, con sus términos claves memoria, verdad y justicia,<br />

llevó a prácticas cotidianas que no enfatizan sobre la muerte sino sobre la desaparición,<br />

sacrificándose así el carácter de muerto de los seres queridos hasta la aparición de sus cuerpos,<br />

a cambio de un logro político que identifica a los familiares como grupo especifico de lucha.<br />

He llamado esta forma de enfrentar la muerte, muerte desatendida, en cuanto no se producen<br />

prácticas sociales, que con una simbología mortuoria especifica, presten atención ritual a los<br />

cambios existenciales tanto de los muertos como de los deudos, en el seno de la sociedad. De<br />

esta manera, los familiares “corporizan” la desaparición a través de diferentes instancias<br />

rituales o acciones oficiales, como el certificado de desaparición forzada, las solicitadas, el<br />

Monumento, o el pañuelo blanco, que mantienen y expresan la ambigüedad de la condición<br />

existencial de sus seres queridos. Por el contrario, la corporización a través del embodiment del<br />

muerto, que resulta de las exhumaciones e identificaciones de los cuerpos, habilita la<br />

209


escenificación de la muerte en espacios domésticos o públicos que permiten también la<br />

denuncia y el reconocimiento social.<br />

Llamé al tipo de enfrentamiento a las pérdidas en el caso de los familiares de Malvinas,<br />

muerte socialmente reconocida ya que, en oposición a la muerte desatendida, no solo es<br />

habitada en espacios públicos de reconocimiento social, sino legitimada por diferentes sectores<br />

de la sociedad. Ese tipo de muerte es posibilitada, en primera instancia, por un reconocimiento<br />

oficial/estatal, como lo es la liminalidad de la desaparición. En este sentido, y a diferencia de<br />

ellos, Familiares de Malvinas corporiza a los muertos a través de prácticas oficiales o privadas,<br />

públicas o domésticas, como el certificado de defunción, las misas, los bustos, el monumento,<br />

etc. Así también, materializan su forma de entender las muertes a través de diferentes rituales<br />

mortuorios en donde la Virgen de Luján ha jugado un rol fundamental. En este sentido, por su<br />

alegoría a la maternidad, y en tanto expresión metafórica del cuerpo simbólico de la Nación,<br />

esta figura ha oficiado en las prácticas rituales como mediadora entre vivos, muertos, y la<br />

Patria. De esta manera, el proceso de transformación del hombre al héroe, del héroe al santo y<br />

del santo al protector de la Patria, transformó a los muertos en recursos nacionales<br />

simbólicamente significativos para construir, junto con la imagen de la Virgen, soberanía sobre<br />

las Islas perdidas.<br />

En ambos modelos interpretativos, los cuerpos muertos condensan diversos significados<br />

por lo que su modo de presencia física y las prácticas mortuorias que se deben ejercer sobre<br />

ellos y con ellos, son entendidas de acuerdo a las características sociales asociadas a los<br />

muertos y a las pretensiones de dominio, legitimación y autoridad de los grupos. Así, de las<br />

diferentes formas de dar significado a los muertos, suceden también diferentes formas de<br />

entender las violencias ejercidas sobre los cuerpos. Mientras dentro del MSDH la violencia es<br />

entendida en clave de Derechos Humanos, en el MSN es entendida como parte del acto<br />

sacrificial por la Patria. A diferencia de MSN y en similitud con el MSDH, el CECIM presenta<br />

un marco interpretativo que entiende la violencia a los cuerpos de los soldados en la guerra por<br />

parte de sus superiores como crímenes y violaciones a los Derechos Humanos.<br />

De esta manera, como señala Verdery, “un cuerpo muerto no es significativo en sí mismo,<br />

sino a través de las relaciones frente a la muerte de una persona establecidas culturalmente y a<br />

través de la forma en que es interpretada la importancia de esa persona” (1999:28) ٭ . En el caso<br />

de Malvinas, las diferentes pretensiones de ubicación y condición social del muerto entre<br />

familiares y ex combatientes, implican diferentes modos de ejercicio simbólico de soberanía<br />

210


sobre el territorio y diferentes formas de establecer vínculos entre los muertos y la historia<br />

nacional. En relación con los desaparecidos, las exhumaciones provocaron también diferentes<br />

reacciones no sólo entre los diferentes organismos de Derechos Humanos, sino en el ámbito<br />

doméstico. Es ilustrativo en este sentido recordar el entierro del hermano desaparecido de<br />

Hugo, quien a diferencia de su hermana que buscaba un ritual íntimo y familiar, él lo concebía<br />

como una denuncia pública y una evidencia concreta de lo ocurrido bajo la dictadura.<br />

Entonces, en estas muertes enmarcadas en marcos simbólicos particulares, los cuerpos<br />

muertos se transforman en cuerpos políticos que proponen diferentes interpretaciones y<br />

prácticas rituales así como también diferentes identificaciones sociales dentro de la historia, y<br />

particulares lazos de unión entre vivos y muertos. Dentro de este marco de posibles<br />

significaciones que generan los cuerpos muertos, es que ellos “vienen con un Curriculum<br />

Vitae, o varios posibles, dependiendo de qué aspectos de la vida de la persona se quiera<br />

resaltar” (Verdery, 1999:28). De ahí la importancia de narrar historias de vida y rescatar<br />

valores y características sociales del muerto por parte del familiar. Como referí, tanto en el caso<br />

de los desaparecidos como de los caídos en Malvinas, los familiares resaltan los valores<br />

solidarios y altruistas de sus seres queridos, como formas importantes de reivindicación de sus<br />

vidas, que hacen a los muertos merecedores de un reconocimiento especial. Mientras el<br />

altruismo social asociado a los héroes es identificado con el de los ciudadanos ilustres y los<br />

héroes nacionales, el de los desaparecidos está relacionado con la búsqueda del bienestar en los<br />

sectores más necesitados de la sociedad y asociado con la lucha popular. A pesar de esta<br />

diferencia, en ambos casos la conquista del espacio público se da, como había señalado, en<br />

tanto sujetos históricamente significativos.<br />

Síntesis<br />

Resumiendo, en una relación dialéctica entre las representaciones culturales y las<br />

experiencias particulares, se construyen los marcos simbólicos para enfrentar la muerte y dar<br />

sentido tanto al pasado como al presente. Dentro de este contexto de muertes enmarcadas,<br />

Familiares de Desaparecidos y Familiares de Malvinas comenzaron un proceso de legitimación<br />

del pasado político de los muertos, articulando sus representaciones acerca de los hechos con<br />

las categorías víctimas/héroes, ya mencionadas. Los valores y representaciones asociados al<br />

muerto moldean los sentidos dados a las prácticas sobre los cuerpos, por lo que los familiares<br />

211


encuentran en ellas formas originales de relacionarse con sus seres queridos, y modos<br />

específicos de identificarse con sus pares y la historia nacional.<br />

212


Conclusiones<br />

Como señalamos al comienzo del trabajo, los primeros estudios antropológicos sobre la<br />

muerte derivaron de los intereses sobre el ciclo vital en investigaciones interculturales. Con el<br />

desarrollo de la disciplina, la inquietud por esta temática fue constituyendo un campo<br />

específico de estudio, desde una perspectiva comparativa en sus inicios, a un énfasis<br />

etnográfico en los últimos años. Todos estos trabajos se han interesado por cuestiones tales<br />

como la noción de la muerte como fenómeno social que necesita de tiempos y procesos<br />

específicos; las relaciones que se establecen entre los muertos y los vivos a través de las<br />

prácticas mortuorias; la muerte sin cuerpo; la muerte en las guerras; las transformaciones<br />

respecto a la actitud frente a la muerte en la cultura occidental, y los significados que los<br />

cuerpos muertos condensan como símbolos políticos, entre otras cosas. Dentro de estos trabajos<br />

nuestro abordaje comparativo por un lado se inserta retomando las contribuciones de Thomas,<br />

(1983), Aries (1999), y Elías (1987) acerca la actitud frente a la muerte en la cultura occidental,<br />

para introducir el elemento conflictivo (la falta del cuerpo y la violencia ejercida sobre ellos en<br />

el contexto de la dictadura militar). Por otro lado, refuerza las ideas de Hertz acerca de la<br />

importancia de entender la muerte como un fenómeno social y de prestar atención a las<br />

“emociones” como hechos sociales además que individuales (1990:15). Así, nuestra<br />

contribución al campo del estudio de la antropología de la muerte deviene de nuestro principal<br />

desafío: el de contrastar dos grupos sociales que experimentaron la muerte de sus seres<br />

queridos en diferentes situaciones violentas bajo el mismo gobierno dictatorial, y no han sido<br />

trabajados comparativamente por las ciencias sociales desde la problemática de la muerte por la<br />

falta del cuerpo.<br />

En el desarrollo de estas páginas, hemos observado que los significados que puede tener la<br />

muerte de una persona en el seno de la sociedad dependen de las creencias acerca de los ciclos<br />

vitales, los contextos histórico/culturales, las circunstancias del deceso y los marcos simbólicos de<br />

los grupos. Así notamos también que, si bien la muerte puede ser prohibida y rechazada, actitud<br />

que los autores recién citados han atribuido a la cultura occidental actual, puede no serlo si,<br />

enfrentados a situaciones extraordinarias, los familiares deben recrear los sistemas convencionales<br />

para enfrentar la problemática de la ausencia del cuerpo y la obstaculización ritual. Mientras en el<br />

caso Malvinas, el culto a la muerte forma parte de las actividades cotidianas de los vivos, en el de<br />

213


los desaparecidos se refuerza la necesidad tanto de la materialidad del cuerpo, como de la<br />

participación de la comunidad que pueda acompañar los cambios producidos por la muerte.<br />

El propósito de esta tesis fue hacer la interpretación comparativa desde una perspectiva<br />

simbólica y ritual que nos permitiera analizar los desafíos afrontados por ellos para lidiar con<br />

las muertes y la ausencia de los cuerpos. Este enfoque, permitió reconocer la constitución tanto<br />

material como simbólica del cuerpo muerto, por cuanto propuse la categoría embodiment del<br />

muerto para hacer referencia a su agencia escénica en el contexto ritual, y entender la variedad<br />

de prácticas y significaciones acerca del muerto y los difuntos imposibilitadas por su ausencia.<br />

Entonces, destaqué del cuerpo muerto su condición biológica y material que no sólo provoca<br />

sentimientos asociados a la muerte en tanto acontecimiento universal, sino que enfrenta a la<br />

muerte de una persona particular, provocando cambios en las relaciones sociales. Así también,<br />

demostré que la construcción simbólica del cuerpo propone varias interpretaciones ya que los<br />

valores o sentimientos asignados a él dependen de los valores asociados al muerto y al tipo de<br />

muerte. Este modo de estar el cuerpo “en el mundo” y en el contexto ritual, a través del<br />

embodiment del muerto, hace resaltar de él su carácter activo y transformador en el ciclo vital,<br />

ya que los sujetos involucrados en el ritual experimentan un cambio en la condición social de<br />

persona (de vivo a muerto, de desaparecido a muerto, de familiar de desaparecido a deudo de<br />

una víctima, de familiar de un hombre a deudo de un héroe). Pero también, el embodiment del<br />

muerto es transformador con respecto a los cambios en las relaciones sociales que produce el<br />

hecho del deceso, ya que en el contexto ritual los familiares habitan experiencias<br />

transformadoras que los constituyen como nuevos agentes sociales.<br />

Vimos también que, dada la importancia que se le da al aspecto del muerto en el velatorio, las<br />

practicas cosmetológicas y tanatopráxicas ejercidas sobre ellos reflejan las representaciones y<br />

cuidados acerca del cuerpo vivo en nuestra sociedad, enfatizando en la persona que permanece en<br />

él. Esto nos hizo entender que la importancia que se le está dando al cuerpo muerto en la<br />

actualidad, coincide con la asignada al alma desde la tradición judeo- cristiana. Recordemos el<br />

caso de la madre de un desaparecido que, aunque en su tradición familiar acostumbraban a<br />

cremar los cuerpos ya que no se les daba importancia una vez muertas las personas, luego de la<br />

desaparición de su hijo, le asignó a su cuerpo de éste valores que antes no tenía, al no querer ni<br />

destruir ni desprenderse de esa materialidad después de tantos años de búsqueda. Se produce<br />

entonces, un cambio radical de esa materialidad corporal y de su polisemia simbólica. De esta<br />

manera, el efecto de la desaparición, en el contexto de la dictadura, le asigna al cuerpo<br />

214


significados especiales que pueden contraponerse con las ideas nativas de muerte en<br />

experiencias previas.<br />

Por otro lado, dada la importancia del embodiment del muerto en el contexto ritual, el<br />

trabajo comparativo nos posibilitó entender que la corporización del muerto, a pesar de la<br />

ausencia del cuerpo, para enfrentar la muerte “cara a cara” es posible si se cuenta en primera<br />

instancia con un reconocimiento oficial/estatal de las muertes. Por otro lado, resulta de suma<br />

importancia, también, la existencia de un marco social que habilite la realización de las<br />

prácticas mortuorias. A partir entonces de una articulación entre las prácticas estatales y las<br />

representaciones grupales, los familiares pueden “habitar” la muerte o la desaparición,<br />

colectivamente.<br />

Así, del trabajo comparativo resulta una relación directa entre la forma de dar sentido a<br />

la pérdida por parte del familiar, el modo en que cada familiar da sentido al pasado y al<br />

presente y se identifica dentro de un grupo, y el tipo de reconocimiento oficial y las<br />

herramientas simbólicas que ofrece la historia. Los dos grupos aquí trabajados hicieron eco de<br />

las representaciones instaladas social e históricamente para enfrentar las pérdidas constituyéndose<br />

dos pares opuestos de categorías: desaparecido/victima, muerto en combate/héroe. Estas<br />

categorías son articuladas en las prácticas rituales, que no sólo dramatizan de manera particular las<br />

pérdidas de sus seres queridos, sino que materializan a la vez que generan, 1) las representaciones<br />

y pretensiones políticas de los grupos y 2) las relaciones simbólicas específicas entre los<br />

familiares, los muertos y desaparecidos, y la historia nacional.<br />

Entonces, tanto en el caso de los desaparecidos como en los muertos en Malvinas, los<br />

familiares fueron sustituyendo sus nociones y prácticas nativas sobre la muerte por prácticas<br />

originales a través de las cuales se han enfrentado a las experiencias extraordinarias. Hemos<br />

utilizado los conceptos de muertes socialmente reconocidas (en el caso de Malvinas) y muertes<br />

desatendidas (en el caso de los desaparecidos) para dar cuenta de dos tipos diferentes de muertes<br />

sociales, haciendo referencia no sólo a la presencia o ausencia de signos y símbolos a través de los<br />

cuales la muerte es reconocida por diferentes agentes de la sociedad, sino también a la presencia o<br />

ausencia de instancias rituales colectivas que posibiliten que el fenómeno de la muerte sea<br />

atendido no solo por los deudos sino por el resto de la sociedad.<br />

Observamos así que la Comisión de Familiares se han enfrentado a la muerte a través de<br />

un modelo interpretativo que le da sentido a las pérdidas y a la guerra en tanto acontecimiento<br />

215


elevante a escala nacional. De esta manera, los familiares de Malvinas compensan la falta de<br />

prácticas adecuadas o tradicionales a través de recursos culturales que le devuelven al muerto la<br />

atención negada por la falta del cuerpo, como las misas, los bustos, los altares, rituales en el<br />

cementerio etc. Dentro de este contexto interpretativo, lo que es un entierro adecuado para los<br />

familiares de Malvinas en el contexto de la guerra, no lo es para los ex combatientes del<br />

CECIM y la no exhumación e identificación de los cuerpos y su presencia en el cementerio de<br />

Darwin, es interpretada por los familiares dentro de un marco interpretativo heroico, patriótico<br />

y de unidad nacional. En el caso de los desaparecidos, los muertos son entendidos por sus<br />

familiares como víctimas de la dictadura, y lo que se aproximan a prácticas adecuadas para la<br />

muerte son ejercidas una vez recuperados los cuerpos, por lo que, hasta que no aparezcan los<br />

cuerpos ni se juzguen a los responsables, la desaparición es entendida como categoría social<br />

que hace referencia tanto a la vida como a la muerte. Así el embodiment del muerto a través de<br />

las exhumaciones e identificaciones permite no solo el enfrentamiento a la muerte, sino<br />

operaciones simbólicas acerca del muerto y de las prácticas rituales que deben ejercerse sobre<br />

él, que sin esta materialidad no se producían, como ya he señalado. Así también, el efecto de la<br />

exhumación y re-entierro de los desaparecidos también recae sobre los estatus de sus<br />

familiares, ya que, a partir del reconocimiento oficial y social de las muertes, los familiares<br />

pierden la esencia de la relación con su grupo de pertenencia, un grupo conformado para la<br />

situación liminal.<br />

Como he referido, en estos escenarios novedosos para enfrentar las pérdidas, el rol que<br />

juega el cuerpo muerto como símbolo político es fundamental ya que, en ambos casos, los<br />

cuerpos muertos se han convertido en vehículos simbólicos a través de los cuales se conforman y<br />

materializan las identidades y proyectos de los grupos. La ausencia total de los cuerpos, su<br />

recuperación después de muchos años de búsqueda, y su ubicación espacial, hicieron de los<br />

cuerpos de los muertos en el contexto de desaparición y la guerra símbolos que condensan<br />

múltiples significados. A ellos se asocian ideas relativas a la protección, la soberanía nacional,<br />

la reivindicación de posturas políticas e ideológicas, las luchas por los Derechos Humanos, la<br />

prueba de delitos, la denuncia o la acusación. De esta manera, las discusiones acerca de las<br />

exhumaciones, y las prácticas que debieran ejercerse sobre ellos (tipo de ritual mortuorio, etc.) son<br />

un tema central que se instala en la arena pública como punto de discusión, disputa e identidad.<br />

La importancia de esta perspectiva simbólica y ritual radica en que posibilitó ver, no sólo<br />

cómo es simbolizada la muerte en estos casos especiales, sino como es simbolizado también el<br />

216


contexto histórico social vivido. Así, la muerte desatendida hizo que se prestara atención a la<br />

categoría de víctima, y al modelo simbólico en clave de Derechos Humanos a través del cual es<br />

significada en el contexto de la desaparición de personas. De la misma manera, la muerte<br />

socialmente reconocida llevó a analizar la muerte heroica, y esto evidenció un marco<br />

interpretativo en clave Nacionalista para entender las pérdidas en la Guerra. De este modo,<br />

analizar la problemática de la muerte en estos casos nos hizo observar de qué manera los<br />

rituales mortuorios o los relativos a la desaparición, son un camino para comprender la manera<br />

en que los familiares se relacionan con la historia de la sociedad a partir de un proceso de<br />

selección de sedimentaciones culturales, que creativamente enmarcadas en modelos<br />

interpretativos particulares, constituyen sus referencias identitarias.<br />

A pesar de que las temáticas desaparición de personas y Guerra de Malvinas no pudieron<br />

ser analizadas en su integridad, por la diversidad de agentes sociales involucrados (muertos,<br />

desaparecidos, familiares, ex soldados, exiliados, ex presos, políticos, religiosos, militantes,<br />

militares, etc) y los subtemas en los que la temática de la muerte puede ser analizada<br />

(relaciones de parentesco, militancia, servicio militar, camaradería, solidaridad, carisma,<br />

relación Iglesia y Estado, diplomacia, soberanía y guerras, entre otros,) en esta tesis pretendí<br />

abrir un espacio para futuras investigaciones sobre experiencias relativas a la guerra o a la<br />

desaparición, o con otras situaciones en las que los individuos se han tenido que enfrentar a<br />

muertes no comunes, en situaciones violentas y extraordinarias.<br />

Por mi parte, es posible llegar a dos afirmaciones acerca de la muerte en tanto<br />

acontecimiento de importancia social. Por un lado, luego de la variedad etnográfica relevada<br />

sobre la temática de la muerte y las interpretaciones realizadas en el trabajo de campo, me veo<br />

en condiciones de afirmar como universal, que la constitución tanto simbólica como material<br />

del embodiment del muerto hace que su ausencia obstaculice los procesos de duelo y luto, por<br />

lo que su ejecución, tanto en el ámbito privado como público, depende de factores culturales e<br />

históricos. Por otro lado, y haciendo referencia al título de esta investigación, aquellas prácticas<br />

sociales, ya sean oficiales (como las leyes, los decretos, los certificados, etc.) o no oficiales<br />

(rituales mortuorios, conmemoraciones, películas y otras manifestaciones artísticas como el<br />

siluetazo) no sólo evidencian a los desaparecidos y los muertos en Malvinas en cuanto sujetos<br />

significativos de nuestra historia nacional sino que dan cuenta también de las diferentes formas<br />

en que los argentinos nos apropiamos de la historia, tanto reciente como lejana, a través de<br />

“nuestros muertos”.<br />

217


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