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Compartir Jerusalén
la solución del condominio
John V. Whitbeck
EXPERTO EN DERECHO INTERNACIONAL. AUTOR DE LIBROS Y DE NUMEROSOS
ARTÍCULOS SOBRE EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ. FUE ASESOR JURÍDICO DE
LA MISIÓN PALESTINA EN LAS NEGOCIACIONES CON ISRAEL
N
UNCA HABRÁ UNA PAZ DURADERA EN
Oriente Medio sin una solución
del conflicto palestino-israelí
aceptable a ojos de la mayoría
de los israelíes y palestinos. Se
trata de una realidad. Como
tampoco habrá jamás una solución
duradera del conflicto
palestino-israelí sin una solución al estatus de
Jerusalén aceptable a ojos de la mayoría de israelíes
y palestinos. También se trata de una realidad.
También suele suponerse
que no existe semejante solución.
En consecuencia, muchas
personas, en ambos bandos
así como en el extranjero,
no tienen fe alguna en cualquier
clase de “proceso de paz”
porque ven, al final del camino,
una gran losa inamovible
llamada Jerusalén, que consideran
que condena cualquier “proceso de paz” a
un eventual definitivo e inevitable fracaso.
En un momento en que tan sólo se atisba una
tenue confianza en que es aún viable una solución
basada en la existencia de dos estados –o siquiera
una paz, del tipo que sea–, ningún factor puede
propiciar en mayor medida el restablecimiento de
Dadas las inamovibles
posturas de israelíes
y palestinos respecto a
Jerusalén, sólo es
concebible una
soberanía conjunta
sobre una ciudad indivisa
una esperanza y acelerar un cambio de orden moral,
espiritual y psicológico orientado a la cooperación
en lugar de al enfrentamiento en Oriente
Medio en el futuro que el reconocimiento de que
sí existe una solución al estatus de Jerusalén.
Afortunadamente, existe una solución susceptible
de resultar aceptable tanto para una mayoría de
israelíes como de palestinos.
Cuando israelíes y palestinos hablan de
Jerusalén, no están simplemente exponiendo
sus posturas en el terreno de la negociación.
Jerusalén atrapa espíritus y
mentes por igual. Sus reiteradas
y prácticamente unánimes
posiciones deben tomarse
en serio. Si se acepta que ningún
gobierno israelí jamás podría
aceptar una nueva división
de Jerusalén y si se acepta
que ningún liderazgo palestino
jamás podría aceptar una
solución del estatus permanente que no diera al
Estado palestino –y, a través de tal factor, a los
mundos árabe y musulmán– una participación
en la soberanía de Jerusalén, sólo es concebible
una solución: la soberanía conjunta sobre una
ciudad indivisa. En el contexto de la solución basada
en dos estados, Jerusalén podría formar
VANGUARDIA | DOSSIER 23