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38 VANGUARDIA | DOSSIER<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
A mediados de junio de 2007, las milicias pertenecientes a Hamas, la facción islamista que<br />
venció en las elecciones parlamentarias palestinas de 2006, se impusieron en la franja de<br />
Gaza y derrotaron a los servicios de seguridad pertenecientes a Al Fatah, la facción nacionalista<br />
que ha dominado la política palestina desde la creación de la Autoridad <strong>Palestina</strong> (AP) en<br />
1994. Este crucial acontecimiento ha supuesto la culminación de la dinámica de división y<br />
fragmentación en el seno de la sociedad y la política palestinas que ha llevado a la creación<br />
de dos entidades políticas separadas: una en Cisjordania, controlada por Al Fatah y Mahmud<br />
Abbas, presidente de la AP, y otra en la franja de Gaza, controlada por Hamas.<br />
ENTRE EL AÑO 1993, CUANDO SE INICIÓ<br />
el proceso de Oslo, y 2000, cuando<br />
estalló la segunda intifada, Hamas<br />
experimentó un declive. <strong>El</strong> factor<br />
más importante que contribuyó<br />
a ello fue el fracaso de la facción islamista<br />
para comprender la nueva<br />
dinámica interna desencadenada<br />
por el proceso de paz y articularse<br />
con ella. La prioridad de los palestinos pasó durante<br />
esa etapa de la lucha contra la ocupación a<br />
la construcción estatal. Eso castigó a Hamas, que<br />
siguió perpetrando ataques violentos contra los israelíes<br />
y se mostró alejado de las necesidades diarias<br />
de la población. Hamas fue percibido como un<br />
elemento debilitador del proceso de paz, que en<br />
aquel momento los palestinos respaldaban por<br />
abrumadora mayoría.<br />
A pesar de que el proceso de paz fue entrando<br />
en una vía muerta en la segunda mitad de la década<br />
de 1990 y de que en 2000 la corrupción en la<br />
Autoridad <strong>Palestina</strong> ya era muy patente, Hamas no<br />
supo aprovecharse de ello porque no consiguió hacerse<br />
con la iniciativa en ese período. Entre los<br />
años 2000 y 2006, tomó la iniciativa y, de resultas,<br />
la población lo recompensó de forma clamorosa.<br />
Tras las elecciones locales de 2005, vimos con<br />
claridad que Hamas mejoraba sus resultados de<br />
ronda en ronda. En la última de ellas, en diciembre<br />
de 2005, obtuvo la mayoría de los sufragios en<br />
la mayor parte de las ciudades. En realidad, ya en<br />
2003 los resultados demoscópicos mostraban que<br />
Hamas se estaba convirtiendo en la mayor facción<br />
política de la sociedad palestina. Al Fatah se vio superada<br />
por Hamas en 2003 y 2004.<br />
Sólo tras la muerte de Yasser Arafat pudo Al<br />
Fatah reaccionar de modo conjunto y recuperar la<br />
iniciativa, pero no tardaría en volver a perderla<br />
tras el fracaso de su nuevo jefe, Mahmud Abbas, en<br />
la gestión de los dos problemas internos más graves:<br />
la fragmentación organizativa y la corrupción.<br />
Abbas tampoco fue capaz de estabilizar las condiciones<br />
de la seguridad ni resucitar el proceso de<br />
paz. A finales del año 2005, la popularidad de Hamas<br />
se convirtió de nuevo en una amenaza real<br />
para Al Fatah.<br />
Las condiciones para el auge de Hamas<br />
Los palestinos, expuestos permanentemente<br />
a la violencia, incrementaron a su vez la exigencia<br />
de violencia contra los israelíes. Y estalló la segunda<br />
intifada. Los pasos unilaterales de retirada<br />
dados por <strong>Israel</strong> en aquel mismo año –sur de Líbano–<br />
y en 2005 –Gaza– consolidaron la confianza<br />
pública de que la “violencia es rentable” y ayuda,<br />
en realidad, a conseguir derechos nacionales en<br />
formas imposibles para la diplomacia y las negociaciones.<br />
En julio de 2000, la diplomacia fracasó<br />
en Camp David y a lo largo de 2005 no consiguió<br />
que <strong>Israel</strong> alterara sus planes de una retirada unilateral<br />
de Gaza y la negociara con Mahmud Abbas,<br />
el nuevo dirigente palestino que había sucedido a<br />
Arafat a la muerte de éste en noviembre de 2004.<br />
Tanto los palestinos como los israelíes perciben a<br />
Abbas, el padre del proceso de Oslo, como un<br />
hombre dedicado a la paz.<br />
La prolongación de la violencia y el fracaso del<br />
proceso de paz contribuyeron grandemente a la<br />
creación de una economía estancada y de un clima<br />
interno muy inestable; un clima donde el<br />
Gobierno central era débil, el imperio de la ley apenas<br />
imperaba y predominaba la sensación de ausencia<br />
de seguridad personal y familiar. En semejante<br />
clima, los valores tradicionales, religiosos<br />
y familiares se reafirmaron a medida que los in-<br />
LAS DIVISIONES PALESTINAS Y EL FUTURO DE LAS RELACIONES CON ISRAEL<br />
dividuos dejaron de estar dispuestos a<br />
correr riesgos por abrazar valores liberales<br />
y laicos. Las grandes familias proporcionaron<br />
apoyo económico y protección<br />
a sus miembros; las reglas tribales<br />
de resolución de disputas y<br />
<strong>conflicto</strong>s sustituyeron a las funciones<br />
normales de la policía y los tribunales,<br />
y la pertenencia a facciones armadas organizadas<br />
proporcionó empleos y otras<br />
recompensas económicas, así como medios<br />
de lograr posición social y seguridad<br />
física.<br />
Además, tras la muerte de Yasser<br />
Arafat, el sistema político palestino se<br />
hizo más abierto e inclusivo, lo cual<br />
condujo a la decisión de Hamas de participar<br />
en procesos políticos formales<br />
internos, como las elecciones. Con las<br />
rondas de elecciones municipales que<br />
se iniciaron en diciembre de 2004, la<br />
atención pública empezó a centrarse cada<br />
vez más en las necesidades internas<br />
de la construcción de un aparato estatal.<br />
Cuestiones como la corrupción y el<br />
buen gobierno, que hasta entonces habían<br />
sido aplazadas hasta después de la<br />
independencia, empezaron a dominar<br />
cada vez más el programa político y<br />
las plataformas de los partidos –sobre<br />
todo, de los opuestos al partido gobernante,<br />
Al Fatah.<br />
La respuesta a la victoria electoral de<br />
Hamas<br />
La reacción inmediata a la victoria<br />
electoral de Hamas fue la conmoción y<br />
negación por parte del partido gobernante<br />
en ese momento, Al Fatah, así como<br />
la determinación israelí y estadounidense<br />
–en realidad, internacional–<br />
de aislar y debilitar la facción islamista<br />
en tanto se negara a reconocer a <strong>Israel</strong>,<br />
no aceptara los acuerdos firmados con<br />
ese país y no renunciara a la violencia.<br />
Hamas rechazó esas tres condiciones; y,<br />
tras la creación de su Gobierno, <strong>Israel</strong><br />
decidió dejó de transferir los ingresos<br />
aduaneros recaudados a los palestinos<br />
en nombre de la AP, unos 40 millones<br />
de euros que solían cubrir una parte importante<br />
de los salarios del sector público.<br />
Estados Unidos impuso sancio-<br />
nes impidiendo a los bancos transferir<br />
dinero al Gobierno de Hamas. Se interrumpieron<br />
los contactos diplomáticos<br />
con el nuevo Gobierno. Hamas, aislado<br />
y en bancarrota, se vio incapaz de<br />
pagar los salarios del sector público.<br />
En realidad, la gobernación de Hamas<br />
se reveló incapaz de suministrar una<br />
parte de los servicios que la población<br />
esperaba de la AP.<br />
Además, la negativa de Al Fatah de<br />
formar coalición con Hamas<br />
y la naturaleza del<br />
sistema político palestino<br />
–donde el presidente de<br />
la AP goza de un control<br />
considerable sobre los servicios<br />
de seguridad y el<br />
nombramiento altos funcionarios,<br />
así como de un<br />
poder de veto sobre la legislación–<br />
dificultaron de<br />
modo extraordinario que<br />
Hamas pudiera traducir<br />
su victoria electoral en auténtico<br />
control sobre la<br />
AP. De resultas, el impe-<br />
rio de la ley se degradó y el Parlamento<br />
de la AP perdió su capacidad para legislar<br />
o ejercer una tarea supervisora de<br />
manera significativa.<br />
A pesar de la presión externa e interna,<br />
Hamas no cedió en su determinación<br />
de rechazar las demandas de la<br />
comunidad internacional. Interpretó<br />
su victoria electoral como un mandato<br />
total, una adopción por parte de la población<br />
de su ideología y sus puntos de<br />
vista relativos al proceso de paz, el orden<br />
social y el gobierno interno. Hamas<br />
sólo recibió el 44 por ciento de los sufragios<br />
en las elecciones nacionales<br />
–frente al 42 por ciento de Al Fatah– y,<br />
de hecho, menos que en las elecciones<br />
locales, pero el sistema electoral exageró<br />
su victoria recompensándolo con<br />
un 58 por ciento de los escaños parlamentarios,<br />
frente al 37 por ciento de Al<br />
Fatah. Sin embargo, a ojos de Hamas la<br />
victoria electoral se midió en términos<br />
de mayoría parlamentaria, no de pluralidad<br />
de sufragios populares.<br />
En realidad, el 56 por ciento de los<br />
votos fueron a candidatos que no eran<br />
A pesar de<br />
haber ganado<br />
a Al Fatah sólo<br />
por dos puntos<br />
porcentuales en<br />
votos populares,<br />
Hamas<br />
interpretó su<br />
victoria como la<br />
aceptación total<br />
de su ideología<br />
y de su firmeza<br />
frente a <strong>Israel</strong><br />
de Hamas, y así leyó Al Fatah los resultados<br />
electorales. Aunque reconoció su<br />
derrota, Al Fatah enseguida señaló que<br />
la victoria se producía por un margen<br />
de votos inferior al 2 por ciento. Además,<br />
un año antes, Al Fatah había ganado<br />
la presidencia de la AP con un 63<br />
por ciento de los sufragios, una mayoría<br />
mucho más holgada. Asimismo dominaba<br />
la Organización para la Liberación<br />
de <strong>Palestina</strong> (OLP) y presidía su Comité<br />
Ejecutivo, mientras que<br />
Hamas ni siquiera era<br />
miembro de esa organización.<br />
Es la OLP la que ha negociado<br />
todos los acuerdos<br />
de paz con <strong>Israel</strong> y la que<br />
dio lugar a la AP. La mayoría<br />
de palestinos percibe a la<br />
OLP, que representa a todos<br />
los palestinos, con un poder<br />
superior al de la AP, que representa<br />
sólo a los palestinos<br />
de Cisjordania y la franja<br />
de Gaza. Además, Al Fatah<br />
ha tendido a considerar Hamas<br />
como un intruso, una<br />
entidad extranjera, algo así como una<br />
parte de los Hermanos Musulmanes<br />
de Egipto y Jordania.<br />
La respuesta a la victoria electoral de<br />
Hamas estuvo también influida por la<br />
naturaleza del sistema político creado<br />
por la AP; ese sistema no pudo digerir la<br />
conmoción provocada por la victoria<br />
de Hamas. La AP se había vuelto disfuncional<br />
al menos desde cinco años antes<br />
de que los palestinos celebraran las elecciones<br />
legislativas. <strong>El</strong> Gobierno central<br />
se debilitó considerablemente, y las milicias<br />
llegaron a controlar la suerte de los<br />
palestinos. A medida que <strong>Israel</strong> y la comunidad<br />
internacional empezaron a<br />
tratarlo como alguien “irrelevante”, el<br />
anterior presidente de la AP, Yasser<br />
Arafat, abdicó gradualmente de sus responsabilidades,<br />
lo cual condujo a la creciente<br />
marginación del Gobierno central<br />
de la AP y sus servicios de seguridad.<br />
Al final, <strong>Israel</strong> destruyó esos servicios, y<br />
las milicias y caudillos locales le arrebataron<br />
toda la autoridad que pudieron<br />
a la AP. La fragmentación dentro de Al<br />
Fatah condujo a una situación en que<br />
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