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monjes (primeros en pensar cómo administrar el tiempo), cruzan el día llenos <strong>de</strong> <strong>la</strong>bores, fortaleciendo el<br />
espíritu y el cuerpo a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> disciplina.<br />
c. Complejidad. Un imaginario es complejo porque es una red <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones no unidireccionales ni<br />
inmediatamente perceptibles. No se pue<strong>de</strong> construir un imaginario lógicamente, ni tampoco se lo pue<strong>de</strong><br />
analizar por partes racionalmente estructuradas. Un imaginario siempre es un complejo <strong>de</strong> significaciones.<br />
Esto no significa que no puedan ser transformados y manipu<strong>la</strong>dos.<br />
d. Veracidad. Los imaginarios son “in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> criterios <strong>de</strong> verdad”, no se discuten, no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> un trabajo <strong>de</strong> aprobación; se aprueban, por ejemplo, gracias a <strong>la</strong> convicción o <strong>la</strong> fe. Son válidos en sí<br />
mismos y esto es lo que constituye su estatus particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> verdad.<br />
e. Durabilidad. Los imaginarios funcionan durante un cierto tiempo; sus funciones pue<strong>de</strong>n renacer en un<br />
lugar o en otro ya que no tienen una lógica absoluta ni tampoco leyes fijas e invariables; ellos existen en una<br />
época <strong>de</strong>terminada y se transforman a su propio ritmo.<br />
f. Transmisibilidad. Los imaginarios emplean distintas producciones sociales para sobrevivir y ser<br />
transmitidos. Se valen <strong>de</strong> mitos y leyendas, <strong>de</strong> lugares, <strong>de</strong> memorias, <strong>de</strong> técnicas <strong>de</strong>l cuerpo, <strong>de</strong> gestos para<br />
permanecer y perpetuarse; ellos se difun<strong>de</strong>n, se propagan, se resisten a los cambios bruscos. De ahí que<br />
tengan sus modos particu<strong>la</strong>res <strong>de</strong> transmisión.<br />
g. Utilidad. El imaginario es un importante instrumento conceptual. Compren<strong>de</strong>r los imaginarios <strong>de</strong> una<br />
sociedad o grupo social <strong>de</strong>terminado permitirá al investigador —al sociólogo, por ejemplo— compren<strong>de</strong>r<br />
muchos <strong>de</strong> los aspectos <strong>de</strong> dicha sociedad o grupo. Así mismo, ser consciente <strong>de</strong> los imaginarios le<br />
permitirá a una sociedad autocrearse, compren<strong>de</strong>r aquellos signos que <strong>la</strong> marcan en medio <strong>de</strong>l conflicto, <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> guerra o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo tecnológico o cultural.<br />
5. Imaginarios sociales y producción <strong>de</strong> sentido<br />
Si bien lo imaginario es útil en <strong>la</strong> medida en que permite que una sociedad se comprenda y resignifique sus<br />
valores, esto es, en <strong>la</strong> medida que hace posible <strong>la</strong> invención <strong>de</strong> lo social y <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad, también se pue<strong>de</strong><br />
afirmar que es un concepto que se diluye en múltiples consi<strong>de</strong>raciones teóricas. Él se escapa a <strong>la</strong><br />
comprensión porque no logra afincarse en un suelo seguro. Sin embargo, se pue<strong>de</strong> afirmar que es<br />
investigable en sus manifestaciones, en sus producciones <strong>de</strong> sentido. De acuerdo con esto, no pue<strong>de</strong> ser<br />
objeto <strong>de</strong> estudio por sí mismo; pero es importante tener en cuenta que se trata <strong>de</strong> un concepto que sirve<br />
para pensar diversos aspectos sociales. Para Fernán<strong>de</strong>z (2007), un imaginario social es un “conjunto <strong>de</strong><br />
significaciones por <strong>la</strong>s cuales un colectivo —grupo, institución, sociedad— se instituye como tal”. Esta<br />
i<strong>de</strong>a, tomada <strong>de</strong> Castoriadis, no tiene otra fundamentación que el carácter creativo <strong>de</strong> lo social y el carácter<br />
social <strong>de</strong>l ser humano: “los hombres no pue<strong>de</strong>n existir más que en <strong>la</strong> sociedad y por <strong>la</strong> sociedad”<br />
(Castoriadis, 2006:75). La etnia se instituye e instituye unas prácticas que le dan ‘i<strong>de</strong>ntidad’ <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus<br />
condiciones físicas y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus universos <strong>de</strong> sentido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones intersubjetivas <strong>de</strong> los sujetos. Así,<br />
<strong>la</strong>s significaciones sociales, entendidas como producciones <strong>de</strong> sentido, proponen mundos posibles, es <strong>de</strong>cir,<br />
<strong>la</strong> etnia, gracias a tales significaciones, <strong>de</strong>spliegan universo. De acuerdo con lo prece<strong>de</strong>nte, lo imaginario<br />
tiene que ver con <strong>la</strong> imaginación y con <strong>la</strong> imagen, ya que <strong>de</strong> el<strong>la</strong> resulta una capacidad creadora —<br />
individual y colectiva—, capacidad que abre al grupo a <strong>la</strong> formación abierta <strong>de</strong> representaciones, afectos,<br />
<strong>de</strong>seos, preocupaciones, multiplicida<strong>de</strong>s, intereses, afectaciones. El imaginario social, en consecuencia, es<br />
una máquina <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> imágenes <strong>de</strong> sí misma, tanto colectiva como individual, imágenes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que<br />
<strong>de</strong>rivan prácticas <strong>de</strong> sí mismo, y en cuya presencia el investigador se afinca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> preguntas como éstas:<br />
¿cómo nos imaginamos a nosotros mismos?, ¿cómo nos imaginamos en <strong>la</strong> colectividad?, ¿qué somos los<br />
unos para los otros? En este punto se empieza a tejer una historia, bien <strong>de</strong> una sociedad, <strong>de</strong> una institución<br />
particu<strong>la</strong>r como una Facultad <strong>de</strong> Educación, o bien <strong>de</strong> un grupo particu<strong>la</strong>r, como los maestros en formación<br />
<strong>de</strong> un curso, sea el caso, <strong>de</strong> literatura. Este es el punto <strong>de</strong> quiebre, el abismo a través <strong>de</strong>l cual se abren<br />
metho-dos, multiplicida<strong>de</strong>s, voces. Aquí, entonces, <strong>la</strong> discontinuidad entre lo imaginario y lo narrativo tiene<br />
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