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jante consecuencia del curso de los acontecimien­
tos pasado?, que no están ya en manos de nadie,
ni tuvo parte en ellos el emperador, habiéndolos
Dios permitido antes de elevarle al trono. Invis­
tiéndole de tan supremo poder , Dios le ha pres­
crito su medida, y debe respetar los límites que
le ha trazado el Señor, hallándose igualmente
obligado por las leyes fundamentales del Estado
y la santidad'dcl solemne juramento prestado.
"El poder que Francia goza, bien caro lo
ha comprado, y no está en manos del emperador
disminuir en nada un imperio que es el premio
de sangrientas guerras sostenidas con valor ad­
mirable , entere las ájitaciones y desgracias sufri­
das con sin igual constancia. Mucho menos le es
posible disminuir el territorio de un estado ex­
tranjero, que entregándole los cuidados de su go­
bierno, le ha impuesto el deber de protejerlo, sin
darle derecho de disponer del territorio que po­
seía cuando el emperador se encargó de sus des­
tinos."
Había cu este lugar del proyecto de respuesta
una lisonjera manifestación de ternura hacia el
santo Padre, seguramente no se movia por nin­
gún motivo de interés, sino por santos deseos
ajenos de toda consideración humana. El empe­
rador encontrando que no espresaban sus sen-