Retrato privado <strong>de</strong>l ciudadano Raúl
El patio <strong>de</strong>l colegio don<strong>de</strong> Raúl Tamudo comenzó a perseguir el balón ya no existe. Lo sabe porque le han dicho, que ahora, sobre el mismo solar hay una resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ancianos. El piso <strong>de</strong> Santa Coloma don<strong>de</strong> creció junto a su hermano y sus padres ya no le pertenece, ni tiene i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> quién pue<strong>de</strong> estar viviendo allí. El primer coche que tuvo ya ha pasado por el <strong>de</strong>sguace y se habrá reciclado en mil utensilios cotidianos. Quién sabe, igual en IKEA hay algunos trozos reconvertidos ahora en posavasos, lámparas <strong>de</strong> diseño o latas que hacen <strong>de</strong> maceteros. De aquel joven Raúl Tamudo distraído, tímido, absorto y miope que ayudó al <strong>Espanyol</strong> a seguir en Primera en 1997 queda poco. No tanto por una metamorfosis física, que también, sino porque parece que habite en él otra persona. Sigue siendo distraído y <strong>de</strong>scuidado, pero menos, muchísimo menos, algo <strong>de</strong> olvidadizo, sí que le queda; ha corregido su miopía en un quirófano y ha conocido las dos caras <strong>de</strong> un mundo tan profesionalizado que mol<strong>de</strong>a y <strong>de</strong>vora a sus criaturas con crueldad. Es más que posible, que ese apetito tan voraz le haya llevado a enclaustrarse y a no confiar más que en sus íntimos. En diez años <strong>de</strong> profesional se ha hecho todo un referente para los socios <strong>de</strong>l <strong>Espanyol</strong> y está a punto <strong>de</strong> convertirse en REPORTAJE el máximo goleador <strong>de</strong> la entidad en sus 106 años <strong>de</strong> vida. En la historia <strong>de</strong> este club habrá un antes y un <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Tamudo, como también lo hubo con Zamora, con Arcas, con Solsona, con Marañón… con todos aquellos que contribuyeron a engran<strong>de</strong>cer la leyenda blanquiazul y a ponerle nombre propio a una década <strong>de</strong> ilusiones, sudor y sentimientos. — Se han dicho tantas cosas <strong>de</strong> mí que no quiero per<strong>de</strong>r ni un segundo en <strong>de</strong>smentirlas —dice con una voz que suena con un tono que no admite dudas. Casi parece una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> intenciones para que todo el mundo sepa que no está dispuesto a alimentar controversias. Si una cosa es así, es que es así. Y punto—. Con el tiempo me he dado cuenta <strong>de</strong> que no puedo entrar en estas guerras. Antes pillaba unos cabreos tremendos, pero ahora, ya paso. Del Raúl Tamudo futbolista se sabe todo. Se sabe que ya está entre los cinco jugadores que más partidos han disputado con el equipo. Se sabe que ha logrado —hasta hoy— 102 goles en la Liga y está sólo a diez <strong>de</strong> superar la histórica marca <strong>de</strong> Rafa Marañón. Se sabe que <strong>de</strong>butó, con un tanto espectacular a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Paco Flores siendo un pipiolo <strong>de</strong>l filial, que ha logrado goles inverosímiles y valiosísimos, otros disfrazados <strong>de</strong> oportunismo y alguno más por convicción, por cabezonería, por puro incordio, que ha alzado dos Copas <strong>de</strong>l Rey, que se llevó una medalla <strong>de</strong> plata Olímpica <strong>de</strong> Sydney en una final en la que, curiosamente, se tuvo Tamudorc<strong>de</strong> 5