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Perdidos: análisis narrativo e influencias culturales

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de la televisión y su gran popularidad en poco tiempo. Muy rápidamente, comenzó a primar la<br />

necesidad del ser humano en descubrir nuevas historias, por encima del tamaño de la pantalla<br />

que las reproducía. Un hecho del que tenemos reflejo en nuestros días. El espectador de hoy<br />

día prefiere internet para descubrir nuevas series y películas de manera totalmente<br />

indiscriminada. El televidente actual adora las series de televisión, pero fue en la<br />

paleotelevisión cuando se enamoró de los seriales.<br />

En definitiva hay que tener muy en cuenta que el ser humano se ha sentido muy<br />

interesado por la ficción y por los mundos ajenos. Esto es palpable a lo largo de toda su<br />

historia. Ya en la prehistoria tenemos conciencia de las pinturas rupestres que representaban<br />

un mundo irreal, por no hablar de Grecia y Roma, de donde nos llegan las bases de la cultura<br />

occidental a través de mitos e historias fantásticas. Ésta es una idea que recoge Doctorow<br />

(2010) “Históricamente, existió algo parecido a una guerra de Troya, incluso, de hecho, a varias<br />

guerras de Troya, pero la que escribió Homero en el siglo VIII a. C. es la que nos fascina, porque<br />

es ficción.”<br />

El monopolio de la paleotelevisión se rompió con la llegada de la neotelevisión. La<br />

entrada de nuevas cadenas en el mercado televisivo, provocó el nacimiento de una idea básica<br />

que se convertiría en el germen de la televisión actual, la programación. Nos encontramos en<br />

los años ochenta, una época en la que nuestro país sufrió un fuerte cambio social y cultural<br />

que sin duda se vio reflejado en los medios de comunicación.<br />

Con la llegada de la democracia tenemos la posibilidad de elegir quién queremos que<br />

dirija nuestras vidas, y la televisión no es ajena a esto. Los espectadores nos hacemos más<br />

exigentes y le pedimos más. Además, llega una generación que no se cree ciegamente todo lo<br />

que ve, tiene la necesidad de contrastar la información.<br />

Es así, cómo con la llegada de las cadenas privadas, Telecinco, Canal + o Antena 3 por<br />

citar algunas, nació una democratización del panorama televisivo. De pronto surgió un<br />

mercado que hubo que ocupar rápidamente para conseguir un alto nivel de audiencia.<br />

Brotaron las franjas horarias, los bloques publicitarios en prime time y la adecuación de<br />

formatos televisivos a los espectadores de televisión según el momento del día.<br />

Comenzábamos a pensar que quizás, a las nueve de la noche, cuando volvíamos de la jornada<br />

laboral, era más oportuno emitir un serial fácil, entretenido y llevadero que cautivara a la<br />

audiencia y ésta nos correspondiese con fidelidad.<br />

Esto provoca el nacimiento de lo que conocemos popularmente como televisión para<br />

toda la familia. Aquellas series como Farmacia de Guardia (1991-1995), Médico de Familia<br />

(1995-1999) o Los Serrano (2003-2008) trataban del día a día de familias más o menos<br />

disparatadas donde todos los miembros de la familia estaban representados. Esto busca una<br />

identificación directa con todos los segmentos que componen la audiencia.<br />

Poco a poco, y partiendo de estos modelos ya citados, la neotelevisión permitió el<br />

desarrollo de nuevos formatos televisivos enfocados a un público determinado. Fue el<br />

comienzo de la fragmentación de la audiencia. Algunos de estos formatos influyeron en la<br />

creación de una realidad televisiva más elaborada, se buscaba adaptar argumentos e<br />

ideologías del momento, así como a elementos de identificación con la audiencia. Además, y<br />

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