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Mario Vargas Llosa – Cartas A Un Joven Novelista cap ... - Los Medios

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distancia de ella y con su conciencia lúcida, es decir, consciente de que<br />

está leyendo algo ajeno, no viviendo y compartiendo la historia con sus<br />

personajes. Este fracaso se advierte cuando el lector siente un abismo<br />

que el novelista no consigue cerrar a la hora de escribir su historia,<br />

entre aquello que cuenta y las palabras con que está contándolo. Esa<br />

bifurcación o desdoblamiento entre el lenguaje de una historia y la<br />

historia misma aniquila el poder de persuasión. El lector no cree lo que<br />

le cuentan, porque la torpeza e inconveniencia de ese estilo hace a aquél<br />

consciente de que entre las palabras y los hechos hay una insuperable<br />

cesura, un resquicio por el que se filtran todo el artificio y la<br />

arbitrariedad sobre los que está erigida una ficción y que sólo las<br />

ficciones logradas consiguen borrar, tornándolos invisibles.<br />

Esos estilos fracasan porque no los sentimos necesarios; por el<br />

contrario, leyéndolos nos damos cuenta de que esas historias contadas<br />

de otra manera, con otras palabras, serían mejores (lo que en literatura<br />

quiere decir, simplemente, más persuasivas). Jamás tenemos esa<br />

sensación de dicotomía entre lo contado y las palabras que lo cuentan<br />

en los relatos de Borges, las novelas de Faulkner o las historias de<br />

Isak Dinesen. El estilo de estos autores, muy diferentes entre sí, nos<br />

persuade porque en ellos las palabras, los personajes y cosas<br />

constituyen una unidad irrompible, algo que no concebimos siquiera<br />

que pudiera disociarse. A esa perfecta integración entre «fondo» y<br />

«forma» aludo cuando hablo de ese atributo de necesidad que tiene una<br />

escritura creadora.<br />

Ese carácter necesario del lenguaje de los grandes escritores se<br />

detecta, por contraste, por lo forzado y falso que resulta en los epígonos.<br />

Borges es uno de los más originales prosistas de la lengua española,<br />

acaso el más grande que ésta haya producido en el siglo XX. Por eso<br />

mismo ha ejercido una influencia grande, y, si usted me permite, a<br />

menudo nefasta. El estilo de Borges es inconfundible, dotado de<br />

extraordinaria funcionalidad, <strong>cap</strong>az de dar vida y crédito a su mundo de<br />

ideas y curiosidades de refinado intelectualismo y abstracción, donde<br />

los sistemas filosóficos, las disquisiciones teológicas, los mitos y<br />

símbolos literarios y el quehacer reflexivo y especulativo así como la<br />

historia universal contemplada desde una perspectiva eminentemente<br />

literaria conforman la materia prima de la invención. El estilo borgeano<br />

se adecua y funde con esa temática en aleación indivisible, y el lector<br />

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