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archivomasonico6 - Manuel Romo

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Doña Rosario Moreno García<br />

Correspondía al intendente también<br />

“cuidar de los hospitales, hospicios, casas<br />

de espósitos, cárceles, casas de corrección<br />

i demás establecimientos de<br />

beneficencia” 129 Era evidente “el<br />

entusiasmo con que el señor Vergara<br />

presidía las fiestas del patriotismo i con<br />

cuanta abnegación su señora Moreno<br />

atendía personalmente a los heridos i<br />

servía con su propia mano, i costeados<br />

por su propio tesoro, espléndidos<br />

banquetes a los humildes guerreros que<br />

pasaban por Talca.” 130 Es importante<br />

detenerse en el rol de la señora del<br />

intendente. La actividad que desarrolla es<br />

complementaria a las tareas del<br />

intendente, es la cara de lo que hoy se<br />

conoce como “lo social”, tarea que<br />

todavía está reservada a la mujer. La<br />

señora Rosario Moreno antes de la guerra<br />

“fue la providencia de los pobres; en la<br />

guerra, fue la inspiradora del entusiasmo i<br />

el patriotismo en las altas i bajas clases de<br />

la sociedad: la que alentaba al guerrero i<br />

le hacia amable el sacrificio; la que<br />

socorría a sus huérfanos i a sus viudas i la<br />

que restañaba la sangre de sus heridas en<br />

los hospitales.” Talca sostuvo un<br />

“hospital de sangre” con “erogaciones<br />

particulares del vecindario, sin solicitar ni<br />

recibir un solo auxilio del gobierno.” 131<br />

A la señora Rosario Moreno “se la veía en<br />

todas partes: ya presidiendo la sociedad<br />

de Dolores, cuya santa misión es socorrer<br />

gente desvalida; ya alentando e<br />

inspirando amor a la Patria o un recluta<br />

que se presentaba a la intendencia a pedir<br />

129 Art. 124, nº 4, de la Constitución Política de la<br />

República de Chile 1833.<br />

130 Valenzuela, Raimundo del R., op. cit. pág. 28.<br />

131 Valenzuela, Raimundo del R., “El homenaje de<br />

Talca a la virtud, a la filantropía i al patriotismo<br />

de la mujer chilena,” Imprenta Cervantes, Calle<br />

del Puente, numero 15, D., Santiago, 1883, pág. 7<br />

que se le eximiese de ir a la guerra; ya<br />

curando guerreros en el hospital de<br />

Sangre; ya preparando magnificas<br />

comidas, que costeaba de su bolsillo, a<br />

grupos de cien i doscientos heridos que<br />

volvían al sur o los batallones que<br />

pasaban al norte, ya visitando en su triste<br />

hogar a las viudas i huérfanos i<br />

llevándoles pan, vestido i consuelo, hizo<br />

de Talca más de lo que podía esperarse de<br />

su sexo, de su posición social i de su<br />

fortuna.” 132<br />

El cuartel del batallón cívico está ubicado<br />

donde posteriormente se localizaría el<br />

convento de Santo Domingo, 133 en la<br />

ciudad de Talca y en él se desarrolla un<br />

emotivo acto del cual es protagonista la<br />

señora Moreno. Éste es descrito por el<br />

periódico La Libertad, del 30 de octubre<br />

de 1881: “Ayer presenciamos un acto por<br />

demás conmovedor. La virtuosa i<br />

caritativa señora Rosario Moreno de<br />

Vergara, presidenta de la Sociedad de<br />

Dolores, para despedirse de una manera<br />

pública de los infelices a quienes esta<br />

benéfica sociedad socorre i de los<br />

soldados que cuidó en el hospital militar,<br />

les hizo preparar en los corredores del<br />

cuartel cívico, un magnifico i espléndido<br />

almuerzo. A las nueve de la mañana,<br />

todos los pobres salieron formados de dos<br />

en dos en fondo de la casa de la señora<br />

Moreno, con dirección al cuartel cívico.<br />

En cuanto llegaron a la puerta del cuartel,<br />

la banda de música rompió con la canción<br />

nacional. Los soldados del ejército,<br />

convalecientes de sus heridas, abrieron<br />

calle para que pasase su protectora. Las<br />

pobres i los soldados se colocaron en los<br />

extensos comedores que se les tenía<br />

arreglados, i a las nueve i media se les<br />

principió a servir exquisitas viandas i<br />

buen vino. A las diez y media terminó el<br />

132 Idem. pág. 9<br />

133 Hederra, op. cit. pág. 176.<br />

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