Orientaciones para los salmistas
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172 – orientaciones <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>salmistas</strong><br />
por otra parte, que <strong>los</strong> que pretenden vivir piadosamente serán perseguidos,<br />
aprendemos de <strong>los</strong> Salmos cómo clamar cuando huimos en medio de la<br />
persecución, y qué palabras dirigir a Dios una vez escapados de ella. Somos<br />
invitados a bendecir al Señor, encontramos las expresiones adecuadas <strong>para</strong><br />
manifestarle nuestra confesión. Los Salmos expresan cómo debemos alabar al<br />
Señor, qué palabras le rinden homenaje de modo adecuado. Para toda ocasión y<br />
sobre todo argumento encontraremos entonces poemas divinos adecuados a<br />
nuestras emociones y sensibilidad.<br />
1. Todavía esto de asombroso y maravil<strong>los</strong>o tienen <strong>los</strong> Salmos: al leer <strong>los</strong><br />
demás libros, aquello que dicen <strong>los</strong> santos y el objeto de sus discursos, <strong>los</strong><br />
lectores lo relacionan con el argumento del libro, <strong>los</strong> oyentes se sienten extraños<br />
al relato, de modo que las acciones recordadas suscitan mera admiración o el<br />
simple deseo de emularlas. El que en cambio abre el libro de <strong>los</strong> Salmos recorre,<br />
con la admiración y el asombro acostumbrados, las profecías sobre el Salvador<br />
contenidas ya en <strong>los</strong> restantes libros, pero lee <strong>los</strong> salmos como si fueran<br />
personales. El auditor, igual que el autor, entra en un clima de compunción,<br />
apropiándose las palabras de <strong>los</strong> cánticos como si fueran suyas. Para ser más<br />
claro, no vacilaría, al igual que el bienaventurado Apóstol, en retomar lo dicho.<br />
Los discursos pronunciados en nombre de <strong>los</strong> patriarcas, son numerosos; Moisés<br />
hablaba y Dios respondía; Elías y Eliseo, establecidos sobre la montaña del<br />
Carmelo, invocaban sin cesar al Señor, diciendo: ¡Vive el Señor, en cuya<br />
presencia estoy hoy! 339. Las palabras de <strong>los</strong> restantes santos profetas tienen por<br />
objeto al Salvador, y un cierto número se refieren a <strong>los</strong> paganos y a Israel. Sin<br />
embargo, ninguna persona pronunciaría las palabras de <strong>los</strong> patriarcas como si<br />
fueran suyas, ni osaría imitar y pronunciar las mismas palabras que Moisés, ni<br />
las de Abrahán acerca de su esclava e Ismael o las referentes al gran Isaac; por<br />
necesario o útil que fuera, nadie se animaría a decirlas como propias. Aunque<br />
uno se compadeciera de <strong>los</strong> que sufren y deseara lo mejor, jamás diría con<br />
Moisés: ¡Muéstrate a mí! 340, o tampoco: Si les perdonas su pecado, perdónaselo; si<br />
no se lo perdonas, bórrame del libro que tú has escrito 341. Aún en el caso de <strong>los</strong><br />
profetas, nadie emplearía personalmente sus orácu<strong>los</strong> <strong>para</strong> alabar o reprender a<br />
aquel<strong>los</strong> que se asemejan por sus acciones a <strong>los</strong> que el<strong>los</strong> reprendían o alababan;<br />
nadie diría: ¡Vive el Señor, en cuya presencia estoy hoy! Quien toma en sus<br />
manos esos libros, ve claramente que dichas palabras deben leerse no como<br />
personales, sino como pertenecientes a <strong>los</strong> santos y a <strong>los</strong> objetos de <strong>los</strong> cuales<br />
hablan. Los Salmos, ¡cosa extraña!, salvo lo que concierne al Salvador y las<br />
profecías sobre <strong>los</strong> paganos, son <strong>para</strong> el lector palabras personales, cada uno las<br />
canta como escritas <strong>para</strong> él y no las toma ni las recorre como escritas por otro ni<br />
tampoco referentes a otro. Sus disposiciones (de ánimo) son las de alguien que<br />
habla de sí mismo. Lo que dicen, el orante lo eleva hacia Dios como si fuera él<br />
quien hablara y actuara. No experimenta temor alguno ante estas palabras, como<br />
ante las de <strong>los</strong> patriarcas, de Moisés o de <strong>los</strong> otros profetas, sino que más bien,<br />
considerándolas como personales y escritas referidas a él, encuentra el coraje<br />
339 1 Re 17, 1; 2 Re 3, 4.<br />
340 Ex 33, 13.<br />
341 Ex 33, 12.