Boletín de Cuaresma 2011 - Iglesia san Pedro
Boletín de Cuaresma 2011 - Iglesia san Pedro
Boletín de Cuaresma 2011 - Iglesia san Pedro
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Colaboraciones<br />
con manos temblorosas y agarrotadas a Ti<br />
en ella. Enamoradas. De los ratos en que ver<br />
limpiar los ángeles <strong>de</strong>l palio era como estar<br />
entre ellos. Melancólicas. De cruzar el dintel<br />
<strong>de</strong> la puerta simplemente, y saber que estaba<br />
en casa. Inolvidadas. Del momento mágico<br />
e inigualable en que al fin quedaron abiertas<br />
<strong>de</strong> par en par la puertas <strong>de</strong> la Hermandad al<br />
Barrio, y San Francisco la hizo Reina <strong>de</strong> todos<br />
su rincones, con flores y lágrimas a partes<br />
iguales, Angustias coronada por su Barrio,<br />
voz que alguien me prestó, como tantas<br />
veces, para rezar una nueva Salve en ocasión<br />
extraordinaria.<br />
Melancolías que se borran al encaminarme<br />
un año más ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> nazarenos e<br />
ilusiones, por el Real hasta la Capilla; camino<br />
<strong>de</strong>sgranado como cuentas <strong>de</strong> rosario, entre<br />
misterios dolorosos, gloriosos y gozosos, que<br />
hace salir a tanta Hermandad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> casa. Penitente<br />
que por primera vez esta primavera<br />
se hará <strong>de</strong>finitivamente hombre pues no me<br />
verán vestir más la túnica los ojos que aun me<br />
hacían niño.<br />
Cuando me fui, alguien pudo pensar que<br />
Te perdía. No fue así, más bien al revés, pues<br />
yéndome. Te encontré en verdad. Viéndote<br />
tanto tiempo suspendido <strong>de</strong> tu cruz, me preparaste<br />
para reconocer Tu Cuerpo envuelto<br />
en sábanas <strong>de</strong> camas <strong>de</strong> hospital, mi Cristo<br />
34<br />
ANGUSTIAS <strong>2011</strong><br />
<strong>de</strong>scendido, enfermo y malherido, necesitado<br />
<strong>de</strong> mis brazos y mi fortaleza para bajarte<br />
con vida <strong>de</strong> esas cruces. Y para llorarte, cuando<br />
la muerte se hace presente sin otra cosa<br />
que po<strong>de</strong>r hacer, más que no <strong>de</strong>jarte solo en<br />
ese tránsito. Se convirtió mi afán en tu altar, y<br />
a él me dirijo cada día a contemplarte.<br />
Pero lo que si perdí, fue ese rincón<br />
don<strong>de</strong> me sentaba en la Capilla, <strong>de</strong>l cuarto<br />
o quinto banco, a la izquierda conforme encontraba<br />
Tus pies cautivos; don<strong>de</strong> sentía Tu<br />
mirada sobre mis hombros, unas veces peso<br />
insoportable, otras brazos que me ayudaban<br />
a reanudar el camino. Rincón, frente a Ella,<br />
don<strong>de</strong> me refugiaba en la hondura <strong>de</strong> Sus<br />
ojos, don<strong>de</strong> todo era consuelo, don<strong>de</strong> todo<br />
era olvido, don<strong>de</strong> nada importaba y todo se<br />
volvía calor. Ese rincón don<strong>de</strong> Ella era mi<br />
Madre, mi Reina, don<strong>de</strong> mis angustias ya no<br />
eran tales; don<strong>de</strong> las Suyas eran mi esperanza<br />
y consuelo. Rincón don<strong>de</strong> el cielo se abría<br />
en una mirada que yo encontraba rebo<strong>san</strong>te<br />
<strong>de</strong> piedad hacia mis súplicas llenas <strong>de</strong> anhelos.<br />
Ese rincón que perdí, y que tan difícil me<br />
hace sobrellevar la distancia y la carga que me<br />
supone verte <strong>de</strong>scendido cada día, envuelto<br />
en sábanas, y tratar con mis torpes manos<br />
y mis escasas fuerzas <strong>de</strong> bajarte <strong>de</strong> esa cruz<br />
don<strong>de</strong> me muestras cuánto Te necesito.<br />
www.<strong>san</strong>pedrocarmona.es<br />
Miguel Francisco Benítez Morillo