BS167 generacion sandwich.pdf - BuenaSalud

MENTE SANA
LA GENERACIÓN
“SANDWICH”
A CARGO DE LOS HIJOS GRANDES, QUE NO SE INDEPENDIZAN,
Y DE LOS PADRES, CADA VEZ MÁS LONGEVOS
EL “JAMÓN” DEL SANDWICH SON LOS QUE ESTÁN
ENTRE LOS 50 Y 60 AÑOS. MUCHOS TIENEN A SUS HIJOS
GRANDES, AÚN EN CASA, Y A LOS PADRES, YA MAYORES,
CON DEMANDAS PROPIAS DE SU EDAD.
TIRONEADOS ENTRE ESTAS RESPONSABILIDADES LA
GENERACIÓN “SANDWICH” SUELE SENTIRSE
ABRUMADA Y, A VECES, AL LÍMITE DE SUS FUERZAS.
Las crisis económicas y sociales de los últimos
tiempos en Argentina, afectaron directamente
sobre la familia. Prueba de ello es que, a los
jóvenes, se les dificulta alcanzar la autonomía necesaria
como para irse de la casa de sus padres; que a
los abuelos les cueste mantenerse con sus jubilaciones
y que a los padres se les venga más responsabilidad
encima. Cada vez es más frecuente encontrar
personas de mediana edad que tienen, a su cargo,
hijos que no logran independizarse y padres muy
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mayores –ya que se ha alargado la
expectativa de vida– que requieren de
una atención especial. De algún
modo, tienen que ocuparse de
ambos, sea económica y/o afectivamente.
Y es así que viven tironeados
de uno y otro lado, por lo que quedan
ellos en el medio, presionados
como el jamón del sándwich.
POR UN LADO ESTÁN
LOS HIJOS...
Cuando a los hijos les va bien en la
vida, los padres están orgullosos. Si,
en cambio, tienen dificultades, las
reacciones son variadas. A veces, se
enojan con ellos o se desentienden
de lo que les pasa; otras veces, se preocupan
y tratan de ayudarlos o se
cuestionan qué hicieron mal. Como
los hijos son, en cierto modo, producto
de la crianza de sus padres, los
padres sienten que se ponen a prueba
en los logros y/o fracasos de éstos.
Últimamente, se ha vuelto muy difícil,
para los padres, poder ayudar
económicamente a sus hijos y, para
éstos, llegar a alcanzar la solvencia
necesaria para emanciparse.
Siendo así, los hijos, que ya tienen
edad y ganas de estar solos o de formar
sus familias, siguen viviendo con
mamá y papá, lo que genera una convivencia
incómoda para ambas partes.
POR OTRO LADO,
ESTÁN LOS PADRES
El fenómeno de la prolongación de la
vida ha provocado que los padres
tengan que ocuparse de sus propios
padres cada vez más longevos. A
medida que transcurren los años, se
acrecienta la dependencia de los
ancianos. Los adultos mayores
demandan continuamente mucha
atención.
Ocuparse de ellos no es una tarea
grata ni sencilla. Asistir al gradual
deterioro de quienes fueron el principal
referente afectivo es tan doloroso
que conmueve hasta las fibras más
íntimas.
Además, los viejos suelen volverse
caprichosos y no dejan ayudarse fácilmente.
AUTOAYUDA PARA ESTA ETAPA
PASO 1:
• Cuando se está agobiado de presiones y responsabilidades,
conviene, primeramente, desmenuzar el ovillo de problemas
y determinar qué es lo que nos pone mal o lo que
menos se tolera. ¿El deterioro de los padres, las dificultades
de los hijos, la relación con la pareja o con el trabajo?
• Es decir, tratar de precisar qué es lo que nos excede o
con qué no puede uno arreglarse.
• Generalmente, cuesta darse cuenta de qué es lo que
nos pasa.
PASO 2:
• Una vez que se haya ubicado el punto de máximo conflicto,
será cuestión de preguntarse qué sucede que eso no se
soporta. Y, recién ahí, es posible considerar qué cambios se
podrían hacer para mejorar las cosas.
• Todo este análisis no es nada sencillo, pero es el primer
paso para encontrar algún alivio. Sólo teniendo en claro las
dificultades se hace posible encontrarle soluciones.
Por eso, los de la generación sándwich
suelen estar muy sensibles, agobiados
y estresados.
¿Y EN QUÉ
ANDAN LOS DE
MEDIANA EDAD?
Entre los cuarenta y los cincuenta y
pico de años, se toma conciencia de
la finitud de la vida. Es una época
donde se coteja lo que se hizo hasta
el momento, tanto las realizaciones
personales como las frustraciones:
• ¿Cuánto se está conforme con lo
que se tiene, con lo que se logró,
con lo que se efectuó?
Y, entonces –en el mejor de los
casos–, comienzan los replanteos por
lo que resta hacer.
• ¿Qué se quiere hacer, que ya no
se podrá, qué posibilidades
quedan para modificar lo que no
conforma?
Conjuntamente con estos cuestionamientos,
es un momento vital de
máximo despliegue y plenitud. Están
la pareja, los hijos, el trabajo, la casa.
Cuando se suman los replanteos y
• Cuando el problema es en relación con el cuidado
de los ancianos, se tratará de distribuir las tareas más
equitativamente entre los miembros de la familia.
• En cuanto a los conflictos con los jóvenes, habitualmente
suele ser una tema de límites el que está en
juego.
• Referido a la pareja y/o al trabajo, el eje central gira
alrededor del grado de satisfacción que producen.
En todos los casos, hay que dosificar el tiempo, las exigencias
y las expectativas que se tienen. No es fácil producir
modificaciones en el estilo de vida de uno mismo
ni en el de una familia.
Tener con quién hablar de lo que nos pasa, buscar
apoyo emocional dentro o fuera de la familia o, en
algunos casos, ayuda terapéutica, permite disminuir
considerablemente el agobio.
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La generación “sandwich” se
encuentra tironeada entre los
hijos, ya grandes como para
independizarse, pero que
siguen viviendo con los padres...
las responsabilidades, se vuelve frecuente
estallar de algún modo.
¿Cómo no perder la calma ante tantas
obligaciones y exigencias?
CUANDO NO SE
PUEDE MÁS...
Si bien el umbral de tolerancia al
estrés no es para todos igual y hay
quienes resisten mayores presiones
que otros, somos humanos, no
súper héroes. En la vida, todo tiene
su límite y hay un punto en el que
se agotan las fuerzas.
Lo conveniente es no llegar hasta
ese punto. Emplear todos los recursos
necesarios para poder parar a
tiempo y evitar llegar al extremo
máximo.
Muchas veces, cuando no se es
consciente del nivel de estrés que se
está padeciendo, el impacto, lo
sufre el cuerpo. Es él quién, lamentablemente,
avisa que no se puede
más: insomnio, hipertensión, trastornos
hormonales, alergias, cefaleas,
etc. indican a los gritos que se
han agotado las fuerzas... a un costo
demasiado alto y, por lo tanto, se
complica aún más toda la situación.
SI LO QUE EXPLOTA
ES LA PAREJA...
Tener que ocuparse de tantas cosas
a la vez provoca, a menudo, que se
desatienda a la pareja. Descuidarla,
enojarse con ella, demandarle que
se ocupe más de los problemas,
suele desgastar una convivencia que
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La otra parte del “sandwich”
Sufren de varios síntomas:
están muy sensibles,
agobiados y estresados.
No deben descuidar su
salud física ni mental.
son los adultos mayores,
cada vez más longevos,
dependientes y demandantes.
ya lleva su tiempo. Y, en medio de
esas desavenencias, se empiezan a
pasar facturas por antiguas deudas
del pasado.
En término generales, cuánto más
conforme se esté con la pareja
mejor se podrá sobrellevar este
trance. Pero, cuando las cosas no
andan demasiado bien, saltan conflictos
que estaban acallados. Aunque
se lo quiera negar, siempre el
hilo se corta por lo más delgado.
Será cuestión de andar con más
cuidado para no empeorar las
cosas.
¿Y LOS QUE ESTÁN
SOLOS?...
Para los que están solos, las cosas
también son complicadas... Atender
a los hijos y a los padres a la
vez, sin tener con quién compartir
una opinión ni recibir un consejo
ni poder apoyarse en alguien, se
torna muy arduo. Por eso, suelen
sentir que llevan el peso del
mundo sobre sus hombros.
Compartir con otros permite
dosificar las fuerzas y pensar con
mayor claridad. Todos
necesitamos recibir colaboración
y una palabra de consuelo en
momentos difíciles.
Cuando no se tiene pareja, poder
encontrar con quién o con quiénes
aflojarse ayuda muchísimo.
Consultar con amigos, parientes,
compañeros del trabajo, ex pareja,
permite hallar cierto alivio. La
ayuda llega, muchas veces, de
donde menos se la espera.
LA OPINIÓN DE LA
ESPECIALISTA
Licenciada
Silvia Rosenblat
psicóloga
“SE DEBE EVITAR LLEGAR AL
LÍMITE DEL ESTRÉS. HAY QUE
PODER DECIR QUE NO A
TIEMPO”
• Hay que aprender a remar con las
nuevas circunstancias. De nada
sirve enojarse ni con los viejos ni
con los hijos. En todo caso, será
cuestión de reacomodar los tiempos,
espacios y tareas de cada cual dentro
del nuevo esquema familiar.
• Cuando las circunstancias nos
exceden, saber pedir ayuda es un
signo de salud. Reconocer los
propios límites es el primer paso para
poder delegar y organizarse de un
modo más conveniente.
• No se puede agradar a todos ni
abarcarlo todo a la vez. A cada
cuestión, hay dedicarle lo necesario,
no más. Hay que poder decir basta a
tiempo, si no, las consecuencias, las
paga el cuerpo o los que están
alrededor de uno.
• Quienes tienen a su cargo
adultos mayores dependientes
sufren un nivel de tensión y
angustia permanentes. Por lo tanto,
no deben descuidarse ni física ni
emocionalmente. Terapia,
meditación, actividades físicas y
recreativas, charlas con amigos y/o
familiares permiten no sólo recargar
las energías sino, también, pensar las
cosas con mayor claridad.
• Aunque se conviva con los hijos,
ellos son seres independientes.
Muchos de los conflictos con ellos
podrían evitarse si se los aceptara
como son.
• Se debe evitar llegar al límite del
estrés. Poder decir que no a tiempo
ahorra complicaciones futuras. Se
trata, primero, de dominar las
exigencias internas más que las
adversidades externas.
• No hay que perder el rumbo aun
en medio de la tormenta. Si se
siente de algún modo que no se
puede más, es aconsejable buscar
ayuda profesional.
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