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CONTENIDO - Revista Spondylus

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<strong>CONTENIDO</strong><br />

EDITORIAL 3<br />

LA ARQUEOLOGÍA COMO FUENTE DE LA<br />

HISTORIA: MARSHALL SAVILLE Y MANABÍ<br />

Benjamín Rosales Valenzuela 4<br />

BALTASAR GARCÍA<br />

Uno de los primeros vecinos de Portoviejo<br />

Álvaro R. Mejía Salazar 21<br />

EL DOCUMENTO ANGULAR DE<br />

“GUAYAQUIL INDEPENDIENTE”. 1820<br />

Pedro Reino Garcés 26<br />

“URGE”, ¡LUCHA HEROICA<br />

POR UNA PATRIA NUEVA!<br />

Entrevista a Sergio Román Armendáriz en Costa Rica 30<br />

NELSON ESTUPIÑÁN BASS:<br />

literatura, identidad, ética<br />

Ing. Bing Nevárez Mendoza 34<br />

MARILYN MONROE:<br />

a la sombra de las luces<br />

Humberto E. Robles 42<br />

LA FUERZA DE LA PALABRA<br />

Ab. Marigloria Cornejo Cousín 53<br />

CIEN AÑOS DE LA PLAZA ALFARO<br />

Ramiro Molina Cedeño 57


Cuánto bien le hace a la historia de<br />

Portoviejo y de Manabí la referencia<br />

sobre el origen del escudo de la ciudad<br />

de San Gregorio; no solo por motivos<br />

de heráldicos orgullos o linajes, sino<br />

porque ilustra la importancia de la ciudad<br />

y de la región en esos incipientes<br />

tiempos de colonia y conquista.<br />

Don Baltazar García, habitante<br />

primario de Portoviejo, no fijó su residencia<br />

en estos lares por un espíritu<br />

de colaboración al desarrollo social o<br />

humano de los indígenas que recibió<br />

“en encomienda”, no; lo guiaba, como<br />

a todos los españoles, un deseo desenfrenado<br />

de enriquecimiento material.<br />

Así aparecerá reflejado, en 1545, en el<br />

retiro final a su patria, con una apreciable<br />

cantidad de pesos de oro que le<br />

aseguraba un pasar venturoso y acomodado.<br />

Pero, de manera extraordinaria,<br />

el Rey Carlos I, emitiendo una<br />

Cédula Real de concesión el 17 de<br />

octubre de 1540, decide recompensar<br />

sus esfuerzos en pro del coloniaje y la<br />

aculturación, enviándole un Escudo,<br />

distinción heráldica, para que García<br />

lo use como castellana representación.<br />

El monarca, además, dictó dos<br />

reales provisiones dirigidas al gobernador<br />

de la provincia de Perú, advirtiendo<br />

que no quitase los indios que<br />

Baltasar García tenía encomendados<br />

y que éste beneficio, la encomienda,<br />

EDITORIAL<br />

pase a la mujer e hijos luego de su<br />

muerte.<br />

Don Baltazar empezó a usar su escudo<br />

primero de manera personal, y luego<br />

lo aplicó en documentos oficiales del<br />

cabildo de la ciudad, dada su condición<br />

de Alguacil Mayor de Portoviejo. Así, el<br />

nombre de la ciudad empezó a aparecer<br />

junto con el Escudo en correspondencias<br />

oficiales. La Corte, Lima, Arequipa,<br />

Quito, Guayaquil, vieron desfilar “al<br />

grifo rampante, mezcla de águila negra<br />

y león de oro” al lado del nombre de<br />

San Gregorio de Puerto Viejo.<br />

Así surgió el primer símbolo cívico<br />

de nuestra ciudad; así continuó siéndolo<br />

por centurias, y aun cuando el Escudo<br />

fue un reconocimiento a García por<br />

su trabajo en favor del Rey, la actitud<br />

de cederlo como emblema a una ciudad<br />

incipiente y pobre engrandece al<br />

donante y obliga al recuerdo perenne.<br />

En 1968, cuando la Ilustre Municipalidad<br />

de Portoviejo convocó a un<br />

concurso para dotar de emblemas a la<br />

ciudad, el artista e historiador Gonzalo<br />

Molina García, no se pudo olvidar de<br />

Baltazar García y de esta historia. Creemos<br />

que en homenaje al español mantuvo<br />

en su diseño el grifo; quizá porque<br />

sabía que representaba el ingenio<br />

y la grandeza, que le ha permitido a<br />

San Gregorio de Portoviejo trascender<br />

a través de tantos siglos.<br />

3


4<br />

LA ARQUEOLOGÍA COMO FUENTE DE LA<br />

HISTORIA: MARSHALL SAVILLE Y MANABÍ<br />

Benjamín Rosales Valenzuela*<br />

Ponencia presentada en Montecristi, 8vo. Congreso de Historiadores.<br />

Universidad Andina, 11 julio de 2012<br />

La Historia es una ciencia social<br />

que estudia el pasado de la humanidad.<br />

En el concepto clásico<br />

este estudio se realiza solamente desde<br />

el desarrollo de la escritura en las sociedades,<br />

en base a documentos. Una<br />

noción más moderna, la multiculturalista,<br />

considera que la historia abarca<br />

también etapas en las que es posible<br />

realizar una reconstrucción de los sucesos<br />

que tienen que ver con el desarrollo<br />

social de los pueblos, antes que<br />

exista escritura. Si se aplican conceptos<br />

clásicos, los pueblos americanos no<br />

tendrían sino una historia menor a 500<br />

años, mientras que algunos euroasiáticos<br />

llegarían a más de tres mil años.<br />

En el sentido multiculturalista se<br />

amplían las fuentes tradicionales de<br />

la Historia. Las fuentes son la sustancia<br />

de la Historia, una clasificación<br />

actualizada las divide en fuentes documentales,<br />

arqueológicas y orales.<br />

Las documentales se dividen en primarias<br />

y secundarias. Las primarias<br />

son aquellas redactadas o producidas<br />

en el momento histórico del período<br />

que se investiga, e incluyen escritos,<br />

fotografías y registros magnéticos o<br />

* Historiador Miembro de Número de la<br />

Academia de Historia del Ecuador.<br />

digitales sin editar. Las secundarias<br />

son documentos que interpretan a las<br />

fuentes primarias donde interviene la<br />

opinión del autor, como artículos de<br />

prensa, libros que analizan hechos<br />

históricos y documentales o registros<br />

editados. La fuente arqueológica es<br />

la más importante para reproducir el<br />

pasado de pueblos que no tuvieron<br />

escritura, conocido tradicionalmente<br />

como prehistoria, y permite intuir la<br />

historia en base a ruinas, restos de cerámica,<br />

textiles, orfebrería y otras evidencias<br />

de actividad cultural humana.<br />

La fuente oral es importante para<br />

reproducir el pasado cuando no hay<br />

documentos escritos; muchos cronistas<br />

la utilizaron para reconstruir la<br />

Historia prehispánica del continente<br />

americano. Cieza de León, Sarmiento<br />

de Gamboa, entre otros, mencionan<br />

declaraciones de caciques, importantes<br />

orejones y conquistadores, como<br />

fuente de información de sucesos en<br />

años imperiales incásicos previos al<br />

descubrimiento y conquista de Perú.<br />

Al realizar investigaciones históricas<br />

es necesario contar con el conocimiento<br />

de otras disciplinas. La Geografía<br />

estudia la superficie terrestre,<br />

donde suceden los acontecimientos<br />

históricos, la Economía estudia el pro-


ceso de producción de bienes y las relaciones<br />

de esos procesos, la Sociología<br />

las relaciones y estructura de las sociedades,<br />

la Antropología estudia la formación<br />

de sociedades, la Lingüística<br />

el origen y conformación de los idiomas.<br />

Otras ciencias como la Numismática,<br />

la Genealogía, la Heráldica, la<br />

Museología y la Cronología también<br />

auxilian a la Historia en el esfuerzo de<br />

reconstruir lo más fielmente posible el<br />

pasado de los pueblos. El avance de<br />

otras ciencias como la Genética, la Botánica,<br />

la Climatología, hace que el espectro<br />

de información que sirve para<br />

reconstruir el pasado sea cada día más<br />

grande. Con la Genética se puede, por<br />

ejemplo, conocer migraciones de pueblos<br />

en épocas prehistóricas, cuando<br />

no había fuentes documentales; con el<br />

avance de la Botánica se puede investigar<br />

las fuentes originarias de cultivos<br />

agrícolas y su expansión geográfica;<br />

con nuevos conocimientos de cronología<br />

climatológica en las regiones, se<br />

puede interpretar períodos de destrucciones<br />

cíclicas por sequias o inundaciones<br />

en las sociedades.<br />

En este trabajo vamos a referirnos<br />

a la intensa relación entre la Arqueología<br />

y la Historia, especialmente en<br />

un país como Ecuador, donde el pasado<br />

documentado es un período<br />

sumamente corto; y, sin embargo, los<br />

pueblos que habitaron este territorio<br />

tuvieron miles de años de desarrollo<br />

cultural que, para estudiar, hay que<br />

acudir a la Arqueología. No es coincidencia<br />

que Federico González Suárez<br />

y Jacinto Jijón y Caamaño, fundadores<br />

de la Academia Nacional de<br />

Historia, hace poco más de cien años,<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

hayan sido tanto arqueólogos como<br />

historiadores.<br />

Marshall Saville<br />

La Arqueología juega, pues, un<br />

papel fundamental para investigar la<br />

historia de Manabí y sus ciudades. El<br />

arqueólogo Marshall Saville hizo tres<br />

expediciones a Manabí, en 1906, 1907<br />

y 1908, financiado por la Fundación<br />

George G. Heye. Impresionado por los<br />

vestigios de sociedades avanzadas en<br />

este territorio, propició la publicación<br />

de la obra Las Antigüedades de Manabí,<br />

Ecuador, que se realizó en dos tomos, el<br />

primero Un informe preliminar en 1907,<br />

y el segundo, Un reporte final, en 1910.<br />

El lanzamiento del primer tomo de la<br />

obra de Saville suscitó la publicación<br />

de un reportaje de una página en The<br />

5


New York Times titulado “Una raza<br />

desconocida encontrada en el trópico”,<br />

1 sobre los habitantes prehispánicos<br />

de Manabí en la edición del 22 de<br />

septiembre de 1907.<br />

Hace más de dos años, a fines de<br />

2010, el Centro Cultural Simón Bolívar<br />

publicó una traducción con un<br />

estudio introductorio sobre el trabajo<br />

del arqueólogo norteamericano que<br />

realicé hace tres años. Al hacerlo, se<br />

me hizo evidente que los arqueólogos<br />

también acuden a la Historia para realizar<br />

sus investigaciones. En efecto,<br />

luego de la introducción a la obra, en<br />

la que Saville explica que el motivo de<br />

su expedición era explorar las provincias<br />

costeras de Ecuador y Colombia,<br />

poco conocidas arqueológicamente,<br />

él dedica un capítulo a la Geografía<br />

y otro que titula “Crónicas históricas<br />

de la conquista española y de los nativos”.<br />

Ahí podemos ver cómo este<br />

arqueólogo estudió con profundidad<br />

todo lo que se había escrito sobre el<br />

descubrimiento de estas tierras, entonces<br />

conocidas como el norte del<br />

Perú, y los habitantes de esta región.<br />

Saville inicia el capítulo de antecedentes<br />

históricos diciendo:<br />

6<br />

La historia de las provincias de Manabí<br />

y Esmeraldas nunca ha sido escrita,<br />

sin embargo, desde el punto de vista<br />

histórico, ésta es una de las regiones<br />

más importantes en Sudamérica; aquí<br />

los españoles recibieron por primera<br />

1 Marshal Saville, Las Antigüedades de Manabí,<br />

Ecuador, traducción e introducción Benjamín<br />

Rosales V., p. IX.<br />

2 Ibíd., p. 8.<br />

3 Ibíd., p. 11.<br />

vez información concreta del llamado<br />

Imperio peruano. 2<br />

Saville estudia, probablemente antes<br />

de su primera expedición, los trabajos<br />

de Cieza de León, Zarate, Garcilaso<br />

de la Vega, Xerez, Montesinos,<br />

Benzoni y el anónimo de la descripción<br />

de la Gobernación de Guayaquil<br />

de inicios del siglo XVII, que incluye<br />

al distrito de Puerto Viejo. También<br />

leyó Saville los trabajos de Teodoro<br />

Wolf, Juan de Velasco y González<br />

Suárez, para hacer una evaluación del<br />

desarrollo histórico de la región que se<br />

aprestaba a explorar. Observa Saville:<br />

Es evidente que los peruanos vinieron<br />

muy tarde a la región y, en consecuencia,<br />

ejercieron poca influencia en la cultura<br />

de los pueblos de la Costa. Es seguro<br />

asumir que el material de la colección<br />

que vamos a describir pertenece a un<br />

pueblo casi no tocado por ideas Incas. 3<br />

Apoya su observación con otra de<br />

González Suárez: “En la provincia de<br />

Manabí tocaron los Incas; pero su dominación<br />

sobre las gentes de ella fue corta<br />

y sin influencia ninguna considerable”. 4<br />

Saville resalta que no hay las crónicas<br />

antiguas en que aparezca el<br />

nombre de la región como Manabí,<br />

dice: “Usualmente se la llama provincia<br />

de Puerto Viejo. Otros nombres<br />

fueron: Gobierno de Cara, Tenencia<br />

de Puerto Viejo, Gobierno de Guayaquil<br />

y Provincia de Manta”. 5 Menciona<br />

una crónica de Salazar de Villasante,<br />

escrita alrededor de 1573, que dice<br />

4 Ibíd., p. 8.<br />

5 Ibíd., p. 12.


sobre Puerto Viejo: “Parece que hubo<br />

un fracasado intento de Santillán en<br />

1565, de trasladar la ciudad y consolidarla<br />

con Manta”. 6 Menciona una<br />

interesante nota de Velasco sobre los<br />

templos de la región:<br />

La provincia de Manta tuvo dos templos,<br />

que permanecieron desde su primera<br />

antigüedad hasta la llegada de<br />

los españoles. El uno en el continente<br />

y el otro en la isla llamada hoy La Plata.<br />

El del continente fue el más famoso<br />

y célebre entre todos, poco menos<br />

rico que el de Pachacamac en el Perú<br />

e igualmente frecuentado por peregrinos<br />

de todas partes. 7<br />

6 Ibíd., p. 12.<br />

7 Ibíd., p. 13.<br />

Portada y lámina del libro Las Antiguedades<br />

de Manabí, Ecuador<br />

La información histórica que Saville<br />

nos recuerda en ese capítulo<br />

sirve de buen preámbulo para la descripción<br />

de las ruinas de Jocay en el<br />

siguiente capítulo, “Arqueología” en<br />

su primer tomo de la obra. Nos dice:<br />

“Cerca de la actual población de Manta<br />

están las ruinas de un gran asentamiento<br />

precolombino”. 8 Agrega más<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

adelante: “Era un pueblo de considerable<br />

tamaño; pero por la crueldad<br />

de los españoles, quienes torturaron<br />

a los indígenas para obtener oro y<br />

esmeraldas, la población disminuyó<br />

rápidamente”. 9 El gran tamaño del<br />

poblado lo reafirma cuando escribe:<br />

Las ruinas de Jocay se pueden ver al<br />

sur de la actual población de Manta y<br />

se extienden hasta el mismo pueblo.<br />

Probablemente en tiempos pasados éstas<br />

llegaban hasta la línea costera, pero<br />

la actual población moderna ha borrado<br />

todo vestigio de las antiguas casas.<br />

Hay restos de cientos de sitios de casas<br />

y montículos con innumerables tiestos<br />

de cerámica rojos esparcidos aquí y allá<br />

sobre el suelo. Estas casas son a menudo<br />

de una habitación, pero existen<br />

algunas con dos o más e incluso hasta<br />

siete cuartos en una edificación. 10<br />

Saville detalla las dimensiones de<br />

al menos dos edificaciones, la mayor<br />

tenía 57,9 metros de largo, 11,9 metros<br />

en el extremo sur y 11,3 en el extremo<br />

norte; siendo estas dimensiones internas<br />

de paredes que iban entre 80 y 137<br />

centímetros de espesor. Observa, que<br />

del lado norte había una pendiente<br />

construida como acceso de la edificación,<br />

que tenía más de diez metros<br />

de largo y estaba en dirección al mar.<br />

Saville observó el proceso de destrucción<br />

de las ruinas:<br />

Las formas de los cuartos de muchas<br />

de estas casas todavía se pueden esbozar;<br />

pero por generaciones el lugar<br />

8 Ibíd., p. 17.<br />

9 Ibíd., p. 18<br />

10 Ibíd., p. 18.<br />

7


8<br />

ha servido como cantera para los habitantes<br />

de Manta, quienes están constantemente<br />

extrayendo piedras de las<br />

paredes para utilizarlas en el pueblo. 11<br />

Desafortunadamente, ese proceso<br />

de destrucción de las ruinas continuó<br />

sin que nadie lo impidiera. Cuando<br />

Saville estuvo en Manta, este puerto<br />

no tendría más de 3.000 habitantes,<br />

por su descripción de las ruinas, éstas<br />

abarcaban un área muy superior a la<br />

que ocupaba Manta en 1906.<br />

Saville describe también la existencia<br />

de muchos montículos, cree<br />

que pudieron ser sitios de entierro y<br />

resalta que en algunos sitios había esculturas.<br />

Dice:<br />

En un grupo de cuartos, hacia el este,<br />

hay una cantidad de esculturas de piedra<br />

muy desintegradas. Un cuarto tiene<br />

paredes hechas de tierra, probablemente<br />

de ladrillos de adobe tan comúnmente<br />

utilizados en la antigua América. 12<br />

Una figura humana con la cabeza<br />

rota medía 146 centímetros de altura<br />

y 71 a través. Una de las esculturas estaba<br />

grabada y todas muy desgastadas<br />

por la intemperie, de tal manera,<br />

que según Saville: “poco sirven como<br />

evidencia actual del grado de adelanto<br />

en el arte del tallado hecho por el<br />

antiguo pueblo”. 13 Sobre la existencia<br />

de esculturas de piedra da un interesante<br />

testimonio:<br />

En el patio de la casa de comercio, conocida<br />

como Casa Tagua, en Manta, hay<br />

11 Ibíd.<br />

12 Ibíd.<br />

13 Ibíd., p. 19.<br />

dos esculturas extremadamente curiosas<br />

con figuras de animales, que fueron tomadas<br />

de las ruinas de Manta y están en<br />

mejor estado de preservación que las esculturas<br />

mencionadas anteriormente. 14<br />

Éstas tenían 122 centímetros de<br />

altura y representan animales con<br />

cuellos enormemente largos, posiblemente<br />

llamas esquematizadas. Había<br />

en el suelo alrededor de las ruinas, los<br />

tiestos rojos, martillos de piedra, metates,<br />

restos de vasijas, fragmentos de<br />

figuras de arcilla. Indica Saville: “Los<br />

nativos dicen que en el sitio del templo<br />

antiguo está localizado actualmente<br />

el cementerio moderno de la población<br />

de Manta”. 15 Antes de referirse<br />

al Cerro de Hojas, famoso ya entonces<br />

por los asientos de piedra que se<br />

encontraban en museos de Europa y<br />

América, dice sobre el sitio del antiguo<br />

Jocay: “Hasta ahora, no se han hecho<br />

excavaciones en las ruinas que cubren<br />

varias millas cuadradas y prometen<br />

ser uno de los campos más importantes<br />

para el futuro trabajo arqueológico”.<br />

16 Desafortunadamente, como<br />

veremos más adelante, pocos estudios<br />

se realizaron que nos dieran más luces<br />

sobre la historia de este viejo puerto<br />

indígena, antes que el crecimiento de<br />

Manta y el irresponsable uso de los sitios<br />

como cantera destruyeran muchísimos<br />

vestigios del pasado.<br />

Jacinto Jijón y Caamaño, según él<br />

mismo nos dice en su Antropología Prehispánica<br />

del Ecuador, practicó intensas<br />

excavaciones metódicas en Manta en<br />

14 Ibíd.<br />

15 Ibíd.<br />

16 Ibíd.


1917 y 1923. Dice que encontró notables<br />

enterramientos de carácter ceremonial<br />

y millares de fragmentos de barro negro<br />

finamente grabadas. Expresa Jijón:<br />

“Profundizando la excavación encontramos<br />

nuevos cimientos de casa y otra<br />

alfarería muy distintos”, 17 lo que demuestra<br />

la antigüedad del sitio, dada<br />

los diferentes niveles de ocupación poblacional.<br />

Jijón encuentra abundantes<br />

vestigios de ocupaciones ancestrales:<br />

Manta está llena de montículos de un<br />

tipo especial, están hechos aprovechando<br />

un desnivel del terreno, que ha sido<br />

exagerado y aprovechado de tal modo,<br />

que la plataforma superior quede a mayor<br />

altura de la superficie del terreno, 18<br />

Emilio Estrada terminó su obra<br />

Arqueología de Manabí Central pocos<br />

días antes de su fallecimiento, en no-<br />

17 Jacinto Jijón y Caamaño, Antropología Prehispánica<br />

del Ecuador, p. 102.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

describe la existencia de terrazas<br />

sostenidas con muros de canto,<br />

y contrariamente a lo observado por<br />

Saville, dice que en esos montículos o<br />

plataformas había escaleras. La obra<br />

de Jijón, fechada en 1945, fue publicada<br />

después de su muerte, e incluye<br />

planos de dos plataformas que fueron<br />

bases de antiguas edificaciones. El<br />

trabajo de este arqueólogo permitió<br />

preservar muchas piezas de cerámica,<br />

barro y piedra que se pueden ver en el<br />

museo ubicado en Quito y que lleva su<br />

nombre. Jijón confirmó la importancia<br />

que tuvo Jocay y la antigüedad de este<br />

gran asentamiento ancestral ubicado<br />

donde está hoy la ciudad de Manta.<br />

Lámina del libro Las Antiguedades de Manabí, Ecuador<br />

viembre de 1961. En ésta se refiere a<br />

sus excavaciones alrededor de Manta<br />

en 1960. Hace importantes observa-<br />

18 Ibíd., p. 102.<br />

9


ciones que demuestran la gran extensión<br />

de la zona arqueológica del antiguo<br />

puerto indígena. Dice Estrada:<br />

10<br />

El área de distribución de tiestos<br />

manteños del último período permite<br />

calcular para el Manta protohistórica<br />

una población total de siquiera 20 mil<br />

almas, sobre una base computada en<br />

pueblos rurales actuales de Manabí,<br />

de cinco habitantes por cada casa. 19<br />

También dice:<br />

Si aplicamos cálculos comprobados de<br />

fechas de secamiento de bahías y creación<br />

de salitrales, a lo que es actualmente<br />

el lecho de dicho Río Manta,<br />

determinaríamos que Tarqui y Esteros<br />

estaban separados de Manta, propiamente<br />

dicho, hace alrededor de dos<br />

mil años. Esto es, una gran bahía se<br />

adentraba algunos cientos de metros<br />

en la desembocadura del Río Manta.<br />

Habrían habido por lo tanto, en la<br />

época referida, dos sectores de población<br />

propiamente, que seguramente<br />

requerían de embarcaciones o puentes<br />

para sus comunicaciones. 20<br />

El crecimiento de Manta, desde<br />

que la visitó Saville hasta que Estrada<br />

realizó trabajos en el sitio, había hecho<br />

desaparecer la mayoría de ruinas;<br />

dice Estrada:<br />

Propiamente corrales de piedra, bases<br />

de edificaciones, de los tantos que existieron<br />

en Manta en 1906 cuando lo estudió<br />

Saville, solo hay en los terrenos<br />

19 Emilio Estrada, Arqueología de Manabí Central,<br />

p. 81.<br />

20 Ibíd., p. 16.<br />

21 Ibíd., p. 17.<br />

22 Ibíd., p. 17.<br />

del Sr. Aquiles Paz al este de Tarqui,<br />

cerca del camino al Campo de Aviación,<br />

y pequeños restos en Manta sobre<br />

la meseta que linda con el Río Manta. 21<br />

Pero excavando diferentes sitios<br />

habían evidencias de continuas y amplias<br />

ocupaciones humanas en el lugar,<br />

el arqueólogo guayaquileño expresa:<br />

Por el lado de la cantera, al oeste del<br />

rompeolas, y en general en todo Manta,<br />

aún se aprecia el inmenso depósito<br />

de tiestos Manteños del último período,<br />

con una profundidad de un metro<br />

y algo más en ciertos puntos. 22<br />

Dice Estrada:<br />

Es seguro que la población que Saville<br />

menciona, con sus ruinas visibles en<br />

1906, estaba situada en la meseta de<br />

unos 10 m de alto, sobre la cual descansa<br />

la parte comercial y residencial de la ciudad<br />

actual cubriendo seguramente una<br />

mayor área que hoy, si nos atenemos a<br />

los depósitos de tiestos manteños. 23<br />

Estrada investigó zonas aledañas<br />

al área en que Saville registró grandes<br />

edificaciones, y se sorprende de la<br />

amplitud del sitio cuando indica:<br />

De extremo a extremo en Manta, los<br />

tiestos se extienden frente al mar por<br />

una distancia de 2 kilómetros casi ininterrumpidamente,<br />

o sea que representa<br />

una población aborigen enorme. Esporádicamente<br />

estos tiestos continúan hacia<br />

el norte en dirección de Jaramijó. 24<br />

Todavía en 1960, como cuenta<br />

Estrada que ocurrió en Esteros, se<br />

23 Ibíd.<br />

24 Ibíd.


arrasaban zonas arqueológicas para<br />

construir urbanizaciones, sin que se<br />

hagan siquiera estudios previos que<br />

registren evidencias del pasado.<br />

Felizmente, Saville, Jijón y Estrada<br />

pudieron comprobar y registrar el<br />

gran tamaño y milenaria ocupación<br />

del sitio donde hoy está la ciudad de<br />

Manta. El trabajo de estos arqueólogos<br />

indicaría que Jocay fue a la llegada de<br />

los españoles, una de las mayores, sino<br />

la más grande, población indígena en<br />

lo que hoy es territorio ecuatoriano.<br />

¿Cómo se explica que una población<br />

indígena tan grande, posiblemente<br />

de más de veinte mil habitantes,<br />

como la que habría existido en<br />

Jocay en 1528, se haya reducido tan<br />

drásticamente, para quedar como pequeño<br />

puerto solo una o dos décadas<br />

después? Saville da la explicación en<br />

el maltrato de los españoles a los nativos<br />

que querían extraer todo el oro y<br />

esmeraldas que hubieran escondido.<br />

Cieza de León en El Señorío de los Incas<br />

confirma esa plausible explicación:<br />

Y es verdad que yo he visto pueblos,<br />

y pueblos bien grandes, y de una sola<br />

vez que cristianos españoles pasen<br />

por él quedar tal que no parecía sino<br />

que fuego lo había consumido; y como<br />

las gentes no eran de tanta razón, ni<br />

unos a otros se ayudaban, perdíanse<br />

después con hambres y enfermedades,<br />

porque entre ellos hay poca caridad<br />

y cada uno es señor en su casa y<br />

no quiere más cuenta. 25<br />

Solo por ese maltrato y abuso de<br />

los conquistadores podemos entender<br />

la destrucción de prósperas poblaciones.<br />

También es cierto que puertos<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

como Jocay, que tendrían relaciones<br />

comerciales gracias a la utilización<br />

de embarcaciones de balsa, como<br />

observaron los primeros navegantes<br />

españoles, no solo con señoríos vecinos<br />

sino también por la explotación<br />

y comercialización del “mullo” y el<br />

“pututo”, con culturas más alejadas,<br />

vieron interrumpidos esos contactos<br />

que acrecentaban su riqueza.<br />

En todo caso Jocay no pudo desaparecer,<br />

el puerto era entonces, como<br />

sigue siendo hoy en día, la mejor caleta<br />

de la Costa de lo que ahora es territorio<br />

ecuatoriano. Ese sitio era el mejor<br />

lugar para que anclen, y se aprovisionen<br />

de agua y víveres, las naves españolas<br />

que iban al Perú desde Panamá.<br />

¿Cómo la llamaron los españoles antes<br />

que el nombre de Manta se convierta<br />

en el que le dieron definitivamente al<br />

sitio y que encontramos en referencias<br />

históricas, tan solo a partir de 1550?<br />

Esa pregunta nos hemos hecho nosotros<br />

y con seguridad también otros investigadores<br />

en el pasado. Para dilucidarla,<br />

debemos revisar narraciones de<br />

los primeros historiadores.<br />

Entre estos cronistas hay unos<br />

pocos que estuvieron en el descubrimiento<br />

y conquista del Perú, y escribieron<br />

sus hazañas; Juan Ruiz de<br />

Arce es uno de ellos, quien después<br />

de la caída del Imperio incaico regresó<br />

a España con su parte del tesoro y<br />

después se retiró en la villa de Alburquerque.<br />

Escribió una especie de memorias<br />

titulada Advertencias de Juan<br />

Ruiz de Arce a sus sucesores. En ésta<br />

25 Pedro Cieza de León, El Señorío de los Incas,<br />

p. 60.<br />

11


cuenta que se embarcó en un pequeño<br />

navío en Nicaragua con catorce<br />

compañeros de a caballo para unirse a<br />

Pizarro, desembarcaron en la bahía de<br />

San Mateo y después de pasar ocho<br />

días en Quaqui, se encontraron con<br />

hombres de Pizarro, quien estaba más<br />

al sur con muchos hombres enfermos<br />

con verrugas. Dice que era una provincia<br />

de muchos indios y pueblos,<br />

que había mucho maíz y pescado, y<br />

que bebían de pozos. Afirma:<br />

26 Conde de Canilleros, Tres testigos de la conquista<br />

del Perú, p. 81.<br />

27 Ibíd., p. 119.<br />

12<br />

Cultura manteña<br />

Era señora de esta tierra una mujer y<br />

todos le obedecían y teníanle por señora…<br />

Tratan por la mar; es gente de mucho<br />

trato. Los navíos que tienen son de<br />

esta manera: juntan diez o doce palos,<br />

que los hay en aquella tierra, que son<br />

del arte de corcho, y átanlos con sogas<br />

y pónenles sus velas. Y navegan, costa<br />

a costa. Llámase esta provincia Achira<br />

y así se llama la señora de ella. 26<br />

Diego de Trujillo es otro de los<br />

conquistadores, él se quedó en Perú<br />

y a pedido del virrey Toledo, en 1571,<br />

escribió una “Relación del descubrimiento”.<br />

Trujillo partió con Pizarro<br />

desde Panamá a comienzos de 1531.<br />

Dice que después de estar diez días<br />

en la bahía de San Mateo, siguieron<br />

a Catamez y luego a un pueblo grande<br />

pero abandonado que se llamaba<br />

Canceví, al norte de “los ríos de Quiximis”.<br />

27 Más al sur, en Cuaque, encontraron<br />

grandes riquezas:<br />

Había gran cantidad de ropa blanca de<br />

algodón; era un pueblo de grandes casas<br />

y tenía muchos ídolos y atambores.<br />

Había mucha comida de maíz y frutas…<br />

En este pueblo se tomaron dieciocho mil<br />

pesos en oro y algunas plata baja. 28<br />

También esmeraldas en cantidad,<br />

según Trujillo, estuvieron ahí ocho<br />

meses, y recibieron abastos y gente llegados<br />

en el navío del mercader Pedro<br />

Gregorio. Luego hace la primera mención<br />

a la provincia, como sinónimo de<br />

región, de Puerto Viejo. Dice que salieron<br />

de Cuaque, fueron al cabo de Pascio<br />

y pasaron a la bahía de caraques:<br />

Y de allí, en un navío, metieron todos<br />

los enfermos y los enviaron a un pueblo<br />

que se dice Charapoto, que es en la<br />

provincia de Puerto Viejo; llevaron tres<br />

hombres sanos para que los curasen. 29<br />

Dice que los otros siguieron por tierra<br />

hasta Tocagua, y de allí a un pueblo<br />

de la nombrada región donde era señora<br />

una viuda rica. Afirma sobre la región:<br />

28 Ibíd., pp. 119-120<br />

29 Ibíd., p. 122.


Estuvimos en esta tierra de Puerto<br />

Viejo más de dos meses. Había maíz y<br />

pescado, y fruta de la tierra, papayas.<br />

Había miel, hecha de maíz. Es tierra<br />

seca, que con el sol se abren grietas en<br />

la tierra, y por algunas partes es tierra<br />

de montaña. Y hay cacao de lo de Méjico,<br />

aunque poco. 30<br />

Es indudable que desde que conocieron<br />

la región central de Manabí, los<br />

españoles la llamaron provincia o tierra<br />

de Puerto Viejo.<br />

Pedro Pizarro, pariente de Francisco,<br />

quien lo acompaño en su tercer<br />

viaje escribió la Relación del descubrimiento<br />

y conquista de los Reinos del<br />

Perú, en el que afirma que Alvarado<br />

“desembarcó” en Puerto Viejo cuando<br />

vino atraído por las riquezas del Perú.<br />

30 Ibíd., p. 123.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

Sin duda el sitio era un puerto.<br />

Pedro Cieza de León es el principal<br />

cronista del Perú, tanto por la extensión<br />

de su trabajo como por la prolijidad<br />

del mismo; esto no quiere decir<br />

que su trabajo no tenga contradicciones<br />

y errores. La crónica del Perú se publicó<br />

en Sevilla en 1553, sus otras tres<br />

obras quedaron inéditas tras su muerte<br />

por casi tres siglos. En esa primera<br />

obra, el autor que había venido como<br />

soldado a Nueva Granada y viajó a<br />

Quito desde Popayán para participar<br />

en la guerra contra Gonzalo Pizarro,<br />

describe la región de lo que luego fuera<br />

la Audiencia de Quito, dice: “Está<br />

a la parte del poniente de ellos la provincia<br />

de los Guancavilcas, que son<br />

términos de la ciudad de Guayaquil<br />

y Puerto Viejo”. 31 Luego divide a los<br />

pobladores en dos grupos, los unos<br />

que se encuentran entre cabo Pasaos<br />

y el pueblo de Zalango, que se labran<br />

la cara; y los de Guayaquil, al sur, que<br />

no lo hacen. Dice: “Y los principales<br />

pueblos donde los naturales usan labrarse<br />

en esta provincia son: Pasaos,<br />

Xaramijo, Pimpanguace, Peclansemeque<br />

y el valle de Xagua, Pechonse, y<br />

los de Monte-Cristo, Apachingue y<br />

Silos, y Canilloha y Manta y Zapil,<br />

Manaví, Xaraguaza y otros que no<br />

se cuentan, que están a una parte y<br />

a otra”. 32 Como podemos suponer, el<br />

valle mencionado sería el principal de<br />

la región, que hoy conocemos como el<br />

del río Portoviejo. Esta obra fue escrita<br />

alrededor de 1550, y ya aparecen<br />

31 Pedro Cieza de León, La crónica del Perú, p.<br />

60.<br />

32 Ibíd., p. 218.<br />

13


dos nombres de pueblos en castellano:<br />

Manta y Monte-Cristo; el primero<br />

donde estuvo la gran ciudad indígena<br />

de Jocay, y el otro, que creció con<br />

gente que abandonó el antiguo puerto.<br />

Para entonces ya llamaban con el<br />

nombre de la abundante especie marina<br />

al milenario sitio, Cieza resalta:<br />

14<br />

Afirman que el señor de Manta tiene o<br />

tenía una piedra de esmeralda, de mucha<br />

grandeza y muy rica, la cual tuvieron<br />

y poseyeron sus sucesores por<br />

muy venerada y estimada, y algunos<br />

días la ponían en público, y la adoraban<br />

y reverenciaban como si estuviera<br />

en ella encerrada alguna deidad. 33<br />

Comenta que los enfermos iban a<br />

buscar curación ante la piedra y le hacían<br />

sacrificios. En el Señorío de los Incas,<br />

Cieza se refirió así a la relación de<br />

Túpac Inca Yupanque con la región:<br />

A las provincias que llamamos de<br />

Puerto Viejo envió sus orejones a algunas<br />

de ellas para que les hablasen<br />

y quisiesen tener su confederación,<br />

como las demás hacían y que les impusiesen<br />

en cómo habían de sembrar<br />

y servir y vestir y reverenciar al sol; 34<br />

sin embargo, dice que<br />

se juntaron tantos de los barbaros que<br />

mataron y vencieron a los que fueron,<br />

de que mostró sentimiento el Inca;<br />

mas por tener negocios grandes entre<br />

las manos y convenir en persona volver<br />

al Cuzco, no fue él propio a dalles<br />

castigo por lo que habían hecho. 35<br />

33 Ibíd., p. 226.<br />

34 Pedro Cieza de León, El Señorío de los Incas,<br />

p. 166.<br />

Continua más adelante con los intentos<br />

de Guayna Cápac por conquistar<br />

a los Guancavilcas desde el sur:<br />

Desde estas tierras que ya había reformado,<br />

se afirma también que envió<br />

capitanes con gente la que bastó a que<br />

viesen la costa de la mar lo que había<br />

a la parte del Norte y que procurasen<br />

de atraer a su servicio los naturales de<br />

Guayaquil y Puerto Viejo; y que estos<br />

anduvieron por aquellas comarcas, en<br />

las cuales tuvieron guerra y algunas<br />

batallas, y en unos casos quedaban<br />

vencedores y en otros no del todo. 36<br />

En Descubrimiento y conquista del<br />

Perú, Cieza da una información de la<br />

región de 1528, en el segundo viaje de<br />

Pizarro, cuando regresaba de Túmbez<br />

a Panamá, dice:<br />

De aquí navegaron y en Puerto Viejo<br />

salieron muchas balsas con mantenimientos,<br />

mostrando todos una alegría<br />

con ver y hablar con los españoles; y le<br />

dieron otro muchacho a quien pusieron<br />

por nombre don Juan. 37<br />

Aquí queda claro que Puerto Viejo<br />

era un puerto grande, donde había<br />

muchas balsas, que existía antes que<br />

Francisco Pacheco fundara la Villa de<br />

San Gregorio en 1535. Más adelante,<br />

cuando describe el tercer viaje de Pizarro,<br />

después de salir de Quaque,<br />

dice que en bahía de Caraques los<br />

indios mataron a un cristiano abusivo,<br />

pero que el cacique se disculpó y<br />

castigó al culpable para aplacar la ira<br />

35 Ibíd.<br />

36 Ibíd., p. 185.<br />

37 Pedro Cieza de León, Descubrimiento y conquista<br />

del Perú, p. 158.


de Pizarro, quien había enviado a los<br />

de a caballo a matar algunos indios en<br />

venganza, luego:<br />

Y como esto pasó, caminaron delante<br />

a la provincia de Puerto Viejo, donde<br />

los indios guardan grandes religiones<br />

y se vieron en algunos lugares formas<br />

feos con miembros deshonestos en<br />

que adoran. 38<br />

Aquí vemos que lo que en un inicio<br />

se consideró provincia de Puerto Viejo<br />

era el valle del Xagua, luego conocido<br />

como valle del río Portoviejo, y sabemos<br />

por trabajos arqueológicos del<br />

siglo pasado, que Jocay era la principal<br />

población de la región y que tenía<br />

ídolos de piedra, lo que concuerda con<br />

el relato de Cieza. Más adelante, Cieza<br />

se refiere al viaje de Pedro de Alvarado<br />

a tierras del norte del Perú, dice que<br />

luego de desembarcar en bahía de Caraques:<br />

“determinó Alvarado que los<br />

navíos se fuesen a Puerto Viejo y que<br />

la gente marchase por tierra con los<br />

cavallos y gente de servicio que sacaron<br />

de Guatimala y Nicaragua”. 39 Obviamente,<br />

se refiere a un puerto y no a<br />

la villa que fundaría Pacheco tres años<br />

después. Pero Cieza escribe este libro<br />

alrededor de 1550, y ya el puerto empezaba<br />

a recibir el nombre que tiene<br />

actualmente porque a renglón seguido<br />

dice: “Hecho este proveimiento, el<br />

adelantado con algunos escuderos que<br />

le fueron acompañando fue a Manta,<br />

donde estaban los navíos”. 40 Destaca<br />

Cieza el daño causado a los indígenas<br />

38 Ibíd., p. 180.<br />

39 Ibíd., p. 282.<br />

40 Ibíd.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

de la comarca de Puerto Viejo por el<br />

abuso de la gente de Alvarado, e incluso<br />

porque los indios traídos de Guatemala<br />

“comieron infinidad de gente”,<br />

ya que tenían esa costumbre.<br />

Francisco López de Gómara es otro<br />

cronista muy ilustrado, en el tomo<br />

I de su Historia General de las Indias,<br />

dice que Pizarro, después de enviar<br />

veinte mil pesos de oro desde Coaque<br />

para atraer más gente a la conquista,<br />

caminó hasta Puerto Viejo, donde llegó<br />

Benalcázar con otros españoles y<br />

más gente con caballos. Claramente<br />

se refiere a un puerto, San Gregorio<br />

no había sido aún fundado. López<br />

destaca: “Dicen que hubo gigantes<br />

en tiempos antiguos, cuyas estatuas<br />

halló Francisco Pizarro en Puerto Viejo”.<br />

41 Se entiende que se refiere a un<br />

sitio, y sabemos que en las ruinas de<br />

Jocay, Saville encontró deterioradas<br />

estatuas de hombres de piedra.<br />

Diego Fernández en su Historia del<br />

Perú, se refiere al alzamiento de Gonzalo<br />

Pizarro en 1543 y al viaje del presidente<br />

De la Gasca para restablecer<br />

el poder de la Corona. Dice que luego<br />

de dar órdenes a los vecinos de Puerto<br />

Viejo, “partieron de aquel puerto,<br />

y con la buena navegación que tuvieron<br />

llegaron en seis días a Túmbez”, 42<br />

donde el enviado de la Corona halló<br />

a Meneses con sus navíos y a un tal<br />

Carvajal, mensajero de Arequipa.<br />

En cambio, Tristán Sánchez, que<br />

escribió De virreyes y gobernadores del<br />

41 Francisco López de Gómara, Historia General<br />

de las Indias, t. I, p. 276.<br />

42 Diego Fernández, Historia del Perú, p. 211.<br />

15


Perú ya en el último cuarto del siglo<br />

XVI, se refiere al antiguo puerto indígena<br />

como Manta.<br />

Ya entrado el siglo XVII, fray Reginaldo<br />

de Lizárraga, que llegó con su<br />

familia a Quito de joven, recuerda en<br />

su obra Descripción breve de toda la tierra<br />

del Perú, Tucumán, Río de la Plata y<br />

Chile, su viaje por mar en 1560, cuando<br />

tenía quince años:<br />

16<br />

Este reino, tomándolo por lo que habitamos<br />

los españoles, es largo y angosto,<br />

comienza, digamos, desde el<br />

puerto o por mejor decir plaza llamado<br />

Manta, y por otro nombre Puerto<br />

Viejo. Llámese Puerto Viejo por un<br />

pueblo de españoles, así llamado, que<br />

dista del puerto la tierra adentro ocho<br />

o diez leguas; no lo he visto, pero sí es<br />

abundante de trigo y maíz y otras comidas<br />

de tierra, de vacas y ovejas… 43<br />

Esta última cita pudiera convencer<br />

a muchos sobre el primer nombre que<br />

recibiera Jocay, luego de su descubrimiento;<br />

pero, hay quienes aun así,<br />

considerarían como una hipótesis la<br />

propuesta de que a Jocay, los españoles<br />

la llamaron Puerto Viejo antes de<br />

que se generalizara el uso del nombre<br />

de Manta. Hace tres meses encontré<br />

en “Los Terceros”, un almacén de libros<br />

antiguos en Sevilla, un folleto<br />

publicado en Madrid en 1977 que reproduce<br />

un manuscrito titulado:<br />

Libro cuarto de la cosmografía práctica<br />

y moderna llamado Espejo de Navegantes.<br />

Ordenado y compuesto por<br />

43 Reginaldo de Lizárraga, Descripción breve<br />

de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la<br />

Plata y Chile, p. 5.<br />

Alonso de Chaves, Cosmógrafo de la<br />

Sacra, Cesárea, y Católica, y Real Majestad<br />

del Emperador Carlos quinto<br />

Semper augusto.<br />

Los editores, P. Castañeda, M.<br />

Cuesta y P. Hernández, exponen en<br />

el prólogo que el manuscrito reposa<br />

en la Real Academia de la Historia,<br />

en Madrid. Hacen una biografía del<br />

autor, don Alonso de Chaves, quien<br />

fue colaborador de don Hernando<br />

Colón en el trabajo encomendado en<br />

1526 de hacer una carta de navegar y<br />

un mapamundi. Fue nombrado piloto<br />

mayor de la Casa de la Contratación<br />

en 1552, luego que su predecesor, Sebastián<br />

Caboto, pasara al servicio de<br />

Inglaterra. Ejerció ese cargo hasta<br />

su jubilación, cuando tenía noventa<br />

años, en 1586. Los editores creen que<br />

la obra permaneció inédita por la preocupación<br />

que cayera en manos de<br />

pilotos extranjeros, facilitándoles la<br />

navegación. Estiman que la terminación<br />

del manuscrito estaría alrededor<br />

de 1537, y que este trabajo es la recopilación<br />

de información de muchos<br />

pilotos, que al llegar a Sevilla debían<br />

reportar los pormenores de sus viajes,<br />

puntos geográficos, escollos, etc.<br />

Examinado este documento, sorprende<br />

el detalle de información<br />

náutica disponible en la época. Ciertamente<br />

hay errores en las distancias<br />

y grados indicados, estos son enteramente<br />

comprensibles por las limitaciones<br />

de entonces. En el anexo reproducimos<br />

el Capítulo Decimosexto<br />

“Que trata de la Costa del Perú y sus<br />

partes”. Desde el punto 16, la Punta<br />

de Mangles, hasta el 33, Río de Túm-


ez, las referencias son de sitios en la<br />

costa del actual territorio ecuatoriano.<br />

Casi todos estos puntos son claramente<br />

identificables, como lo vemos<br />

en el mapa a continuación.<br />

Tenemos dudas en el Puerto de<br />

Santiago, que estaría entre Bolívar (Limones)<br />

y La Tola; Puerto Pasao, entre<br />

Briceño y La Canoa; el río Tumepumpa,<br />

que pudiera ser el Cañar, que desemboca<br />

en una gran ensenada frente a<br />

Puná, como indica la guía para navegantes;<br />

y el Río de Balsas, que puede<br />

tratarse del Jubones, o bien del propio<br />

Guayas, que en el canal de Jambelí acarrea<br />

cientos de balsas. El punto 25 dice:<br />

Puerto Viejo, en la costa del Perú, está<br />

en 1 ¼ grado al sur. Está al nordeste de<br />

44 Alonso de Chaves, Libro IV de su Espejo de<br />

Navegantes, p. 133. 45 Ibíd., p. 134.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

punta de Santa Elena, dista 40 leguas.<br />

Está a sur sudoeste de cabo de San Francisco,<br />

dista de él 36 leguas. Este puerto<br />

por la banda del norte sale una punta, y<br />

delante de ella, dos leguas a la mar, está<br />

una isla, que se dice de la Plata. 44<br />

Existe una equivocación en la distancia<br />

entre Manta y la Isla de la Plata,<br />

que el mismo autor corrige en el<br />

punto 43, de la sección “De las Islas<br />

Anejas a la Costa del Perú”, que dice:<br />

Isla de la Plata, en la costa del Perú,<br />

está en 1 grado escaso al sur. Está al<br />

sur-sudoeste de cabo de San Francisco,<br />

dista de él 30 leguas. Está al nordeste<br />

de punta de Santa Elena, dista<br />

de ella 40 leguas. Esta isla es apartada<br />

de Puerto Viejo 5 leguas. 45<br />

Una legua es equivalente a 5 millas<br />

náuticas, por lo que este dato es más<br />

acertado al que da en el numeral 25. El<br />

lector puede comprobar la ubicación<br />

de los puntos que don Alonso Chávez<br />

indica en su Espejo de Navegantes, y<br />

darse cuenta de la claridad del mismo.<br />

Sería incomprensible que un puerto<br />

tan importante como el antiguo Jocay<br />

no estuviera incluido en una carta<br />

para navegantes. Los pilotos españoles,<br />

y como hemos visto, también los<br />

cronistas, a Jocay lo conocieron desde<br />

su descubrimiento en 1528 como<br />

Puerto Viejo, el nombre de Manta<br />

se hizo común a partir de 1550. Ese<br />

Puerto Viejo, por la importancia que<br />

tenía por su gran población y estupendo<br />

puerto, le dio el nombre a toda<br />

la región, primeramente al valle del<br />

Xagua, después, a todo el territorio.<br />

17


Hasta 1542, en que Guayaquil cobrara<br />

importancia, a esta región aledaña<br />

también se la consideró parte de la<br />

“Provincia de Puerto Viejo”. Para comienzos<br />

del siglo XVII, como vemos<br />

en la segunda parte del Anónimo Descripción<br />

de la Gobernación de Guayaquil,<br />

en lo Natural, se conoce como distrito<br />

de Puerto Viejo al territorio de la actual<br />

provincia de Manabí, exceptuando<br />

la región al norte de La Canoa, que<br />

era considerada en la Colonia como<br />

parte del distrito de Esmeraldas. Esto<br />

cambio con la ley territorial colombiana<br />

de 1824, en donde se le dio a la provincia<br />

el nombre de Manabí y el límite<br />

se estableció al norte de Cojimíes.<br />

La Villa de San Gregorio de Puerto<br />

Viejo, fundada por Francisco Pacheco<br />

en 1535, fue conocida, según algunos,<br />

como Villanueva de San Gregorio durante<br />

sus primeros años. Aunque no<br />

existe el acta de fundación, sabemos<br />

que el patrono fue San Gregorio; y que<br />

esta ciudad, igual como pasó con la<br />

ciudad de Santiago, que poco después<br />

de establecida se la llamó con el nombre<br />

del río y la región: Guayaquil, la villa<br />

española de San Gregorio fundada<br />

en 1535 asumió el nombre con el que<br />

ya se conocía la región: Puerto Viejo.<br />

Contrario a lo algunos sostienen, que<br />

hubo una fundación al pie del mar que<br />

justificaría su nombre, esto no fue así,<br />

el informe anónimo Descripción de la<br />

Gobernación de Guayaquil, en lo natural,<br />

mencionado anteriormente y escrito<br />

alrededor de 1605, dice:<br />

46 Colección de Documentos inéditos relativos<br />

al descubrimiento, conquista y organización<br />

de las antiguas posesiones españolas de Amé-<br />

18<br />

La ciudad de Puerto Viejo afirman haber<br />

sido la segunda que se fundó en aquel<br />

reino, porque la primera fue Piura: fundóse<br />

en tiempo de los Reyes Católicos<br />

Don Fernando y Doña Isabel por orden<br />

del marqués Don Francisco Pizarro, y<br />

dicen que se fundó tres veces, la primera<br />

tres leguas el río arriba, y la segunda<br />

una más debajo de donde agora está. 46<br />

Añade que en las cédulas y provisiones<br />

se la llama ciudad, pero que<br />

está venida a menos. Luego, posiblemente<br />

en época republicana, aunque<br />

según algunos historiadores a partir<br />

de 1780, a la capital de Manabí se la<br />

conoce como Portoviejo.<br />

En el siguiente cuadro cronológico<br />

podemos ver los cambios de nombres<br />

del puerto, región y actual ciudad de<br />

Portoviejo.(ver en la pagina siguiente)<br />

Este corto estudió es una demostración<br />

de cómo la Arqueología puede<br />

ayudar a la Historia a dilucidar<br />

hechos y circunstancias del pasado.<br />

En este caso la importancia precolombina<br />

y antigüedad de la ciudad<br />

de Manta, que no registra fundación<br />

española sencillamente porque ya era<br />

un viejo y gran puerto, antes de que<br />

los conquistadores “descubrieran” la<br />

costa del actual territorio ecuatoriano.<br />

Los registros históricos señalan que<br />

Puerto Viejo fue el nombre que le dieron<br />

los conquistadores a la estratégica<br />

población indígena, con este nombre<br />

se conoció a la región, y, luego, la villa<br />

*<br />

rica y Oceanía, sacados de los Archivos del<br />

Reino y muy especialmente del de Indias por<br />

D. Luis Torres de Mendoza, t. IX, pp. 283-284.


española de San Gregorio asumió el<br />

nombre de la región. El viejo puerto<br />

precolombino, que quedó muy despoblado,<br />

primero por los abusos de<br />

los españoles con sus pobladores, y,<br />

luego por las amenazas de ataques<br />

Puerto<br />

Provincia<br />

Ciudad<br />

Bibliografía<br />

Alonso de Chaves,<br />

1977 Alonso de Chaves y el Libro IV de su Espejo<br />

de Navegantes, P. Castañeda, M. Cuesta y P.<br />

Hernández, edits., Madrid, Industrias Gráficas<br />

España, S. L.<br />

Anónimo,<br />

1868 “Descripción de la Gobernación de Guayaquil,<br />

en lo Natural”. (1) (B.N.J. 42.) Colección<br />

de documentos inéditos relativos al descubrimiento,<br />

conquista y organización de las<br />

antiguas posesiones españolas de América<br />

y Oceanía, sacados de los Archivos del Reino<br />

y muy especialmente del de Indias por<br />

D. Luis Torres de Mendoza, t. IX, Madrid.<br />

Antonio Herrera,<br />

1934 Historia general de los hechos de los castellanos<br />

en las islas y tierra firme del Mar<br />

Océano”, t. I “Descripción de las Indias Occidentales”,<br />

Madrid.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

piratas, siguió siendo el principal<br />

puerto de la región, y los españoles,<br />

alrededor de 1550, lo comienzan a llamar<br />

con el nombre de una abundante<br />

especie marina de sus costas: Manta.<br />

Cuadro Cronológico de nombres en Manabí<br />

Jocay<br />

Achira<br />

(Sólo<br />

valle<br />

Xagua)<br />

1528 1535 1550 1780-1824<br />

Puerto viejo Manta Manta<br />

Puerto Viejo<br />

Región o<br />

provincia<br />

incluyendo<br />

Guayaquil<br />

Villa San Gregorio<br />

de Puerto Viejo<br />

Conde de Carnilleros,<br />

1964 “Tres testigos de la conquista del Perú”, en<br />

Hernando Pizarro, Juan Ruiz de Arce y Diego<br />

de Trujillo, Colección Austral, 1168, Madrid,<br />

Espasa-Calpe, S. A., 3a. ed.<br />

Diego de Trujillo,<br />

1571 Relación de Diego de Trujillo.<br />

Diego Fernández,<br />

1963 “Historia del Perú”, imp. Original 1568, en<br />

Crónicas del Perú, t. I y II, estudio preliminar<br />

de Juan Pérez Tudela, Madrid, Biblioteca de<br />

Autores Españoles.<br />

Emilio Estrada,<br />

Puerto Viejo<br />

Distrito de corregimiento y/o<br />

Gobernación de Guayaquil<br />

1962 Arqueología de Manabí Central, Guayaquil,<br />

Museo Víctor Emilio Estrada.<br />

Francisco de Jerez,<br />

1983 La conquista del Perú, Madrid, Ed. Marcelo<br />

Grota/El Crotalon.<br />

Francisco Esteve Barba,<br />

Puerto Viejo<br />

Manabí<br />

Puerto Viejo<br />

19


1964 “Historiografía Indiana”, en La Relación del códice<br />

de la Biblioteca Nacional de Viena, Madrid.<br />

Francisco López de Gómara,<br />

1985 Historia General de las Indias, t. I. Hispania<br />

Victrix/Ediciones Orbis, S.A.<br />

1985 “Conquista de Méjico”, en Historia General<br />

de las Indias, segunda parte, Biblioteca de<br />

Historia, Barcelona, Ediciones Orbis, S. A.<br />

1985 Historia General de las Indias, Hispania Victrix,<br />

primera parte, Biblioteca de Historia,<br />

Barcelona, Ediciones Orbis, S. A.<br />

Fray Buenaventura de Salinas y Córdova,<br />

1957 Memorial de las historias del Nuevo Mundo<br />

Perú, Lima, 1630, reeditado en Lima.<br />

Girolamo Benzoni,<br />

1989 Historia del Nuevo Mundo, Madrid, Alianza<br />

Editorial, S. A., introducción y notas de Manuel<br />

Carrera Díaz.<br />

Gregorio García,<br />

2005 Origen de los indios del nuevo mundo e indias<br />

occidentales, Imp. 1607, Madrid, Consejo<br />

Superior de Investigaciones Científicas.<br />

Hernando Pizarro,<br />

1533 Carta de Hernando Pizarro a los oidores de la<br />

Audiencia de Santo Domingo, 23 de noviembre<br />

de 1533.<br />

Jacinto Jijón y Caamaño,<br />

1997 Antropología prehispánica del Ecuador, Quito,<br />

La Prensa Católica, 1a. ed., 1952; Museo<br />

Jacinto Jijón y Caamaño.<br />

José de Acosta,<br />

1954 “Historia natural y moral de la Indias”, en<br />

Obras, estudio preliminar y edición del P.<br />

Francisco Mateos, Madrid.<br />

Juan de Betanzos,<br />

2004 “Suma y narración de los Incas”, seguida del<br />

“Discurso sobre la descendencia y Gobierno<br />

de los Incas”, María del Carmen Martín<br />

Rubio, edit., Madrid, Ediciones Polifemo.<br />

Juan Ruiz de Arce,<br />

1543 “Advertencias de Juan Ruiz de Arce a sus<br />

sucesores”.<br />

Marshall H. Saville,<br />

2010 Las Antigüedades de Manabí, Ecuador, New<br />

York, 2007, contribución a la Arqueología<br />

Sudamericana; traducido al español por<br />

Benjamín Rosales Valenzuela, Guayaquil.<br />

20<br />

Pedro Cieza de León,<br />

1984 La crónica del Perú, Manuel Ballesteros, edit.,<br />

Madrid, Historia 16. El sevillano Cieza es el<br />

principal cronista del Perú.<br />

1984 Descubrimiento y conquista del Perú, introducción<br />

y notas de Mario Valotta, Buenos<br />

Aires, Ed. Zero, Madrid y Jamkana, abril.<br />

1984 La crónica del Perú, Manuel Ballesteros, edit.,<br />

Madrid, Historia 16.<br />

1985 El Señorío de los Incas, Manuel Ballesteros,<br />

edit., Madrid, Historia 16/Información y <strong>Revista</strong>s<br />

S. A.<br />

Pedro Gutiérrez de Santa Clara,<br />

1963 “Quinquenarios o historia de las Guerras<br />

Civiles del Perú (1544-1548) y de Otros Sucesos<br />

de las Indias”, en Crónicas del Perú, t.<br />

II, Juan Pérez Tudela, edit., Madrid, Biblioteca<br />

de Autores Españoles (tomo centésimo<br />

sexagésimoquinto).<br />

Pedro Pizarro,<br />

1986 Relación del descubrimiento y conquista de<br />

los Reinos del Perú (1571), Gillermo Lohman,<br />

edit., Lima, 1978; 2a. ed.<br />

Pedro Sancho de Hoz,<br />

2004 “Relación de la Conquista del Perú”, en Amigos<br />

de la Historia de Calahorra, Calahorra.<br />

Pedro Sarmiento de Gamboa,<br />

2001 Historia de los Incas, Madrid, Ed. Miraguano,<br />

S.A./Ed. Hermosilla.<br />

Reginaldo de Lizárraga,<br />

1968 Descripción breve de toda la tierra del Perú,<br />

Tucumán, Río de la Plata y Chile, Madrid, Biblioteca<br />

de Autores Españoles.<br />

Toribio de Ortiguera,<br />

1968 Jornada del Río Marañón (1581-1586), Biblioteca<br />

de Autores Españoles, t. CCXVI, Madrid.<br />

Tristán Sánchez,<br />

1867 “De Virreyes y Gobernadores del Perú”, Colección<br />

de documentos inéditos relativos al<br />

descubrimiento, conquista y organización<br />

de las antiguas posesiones españolas de<br />

América y Oceanía, sacados de los Archivos<br />

del Reino, y muy especialmente del de<br />

Indias por D. Luis Torres de Mendoza, t. VIII,<br />

Madrid.


Para quienes conozcan sobre<br />

historia manabita, el nombre<br />

de Baltasar García no les será<br />

novedoso, pues se trata de uno de los<br />

primeros pobladores españoles de la<br />

ciudad de Portoviejo –llamada “Puerto<br />

Viejo” para inicios del siglo XVI–.<br />

En esta entrega aportaré datos poco<br />

conocidos e incluso desconocidos sobre<br />

este importante personaje.<br />

Vida<br />

BALTASAR GARCÍA<br />

Uno de los primeros vecinos de Portoviejo<br />

Baltasar García fue natural de Trujillo<br />

en Extremadura, España, 1 donde<br />

debió nacer a inicios del siglo XVI. Pasó<br />

a Indias recién iniciada la década de los<br />

treinta de dicho siglo, alentado por las<br />

noticias que habían llegado a Trujillo<br />

respecto del éxito alcanzado por el paisano<br />

Francisco Pizarro en la conquista<br />

del Perú. Para 1535 lo encontramos en<br />

la Ciudad de los Reyes –Lima–, desde<br />

donde partió hacia la villa de Puerto<br />

Viejo, acompañando al capitán Gonzalo<br />

de Olmos, quien había sido nom-<br />

* Riobamba (1982). Abogado, historiador y<br />

docente universitario.<br />

1 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia natural<br />

y general de las Indias, Madrid, Imprenta<br />

de la Real Academia de Historia, 1851,<br />

Libro VI, capítulo LIII.<br />

2 Julio Estrada Ycaza, La fundación de Guayaquil,<br />

Guayaquil, Archivo Histórico del<br />

Guayas, 1974, p. 35.<br />

Álvaro R. Mejía Salazar*<br />

brado teniente de gobernador de tal<br />

plaza. 2 A su llegada a Puerto Viejo al<br />

finalizar el mes de noviembre, 3 Olmos<br />

y García fueron bien recibidos por el<br />

capitán Francisco Pacheco, fundador<br />

de la villa. Pocos días después, Olmos<br />

dispuso una expedición que partió<br />

desde Puerto Viejo hacia el Daule río<br />

arriba, en campaña de pacificación de<br />

ciertos indios rebeldes, 4 y en búsqueda<br />

de esmeraldas. En esta expedición, que<br />

duró alrededor de cinco meses, García<br />

tuvo destacada participación, según<br />

consta en una de sus probanzas. 5<br />

Concluida la pacificación, García<br />

decidió avecinarse en Puerto Viejo,<br />

donde pronto llegó a poseer casa y<br />

solares. Es seguro que Baltasar García<br />

era hombre casado y con hijos en España<br />

ya que consta como “vecino padre<br />

de familia” al momento de su avecindamiento<br />

en la villa. 6 En 1536 llegó<br />

3 Gonzalo Molina García, El capitán Francisco<br />

Pacheco en la conquista de América, Madrid,<br />

Fundación Universitaria Española, 1986, p.<br />

247.<br />

4 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.<br />

AGI/28.4.1//PATRONATO,169,N.2,<br />

A.1540,R.3.<br />

5 Gonzalo Molina García, El capitán Francisco<br />

Pacheco en la conquista de América, p. 256.<br />

6 José Arteaga Parrales, Ramiro Molina Cedeño<br />

y otros, Manual histórico y cívico de la<br />

Ciudad, Portoviejo, Municipalidad de Portoviejo,<br />

2009, p. 8.<br />

21


a Puerto Viejo una misiva de Francisco<br />

Pizarro en la cual solicitaba auxilio,<br />

pues Lima se encontraba sitiada por<br />

miles de indios alzados que habían<br />

bloqueado la ciudad desde el cerro<br />

San Cristóbal, a orillas del Rimac.<br />

Baltasar partió hacia la Ciudad de<br />

los Reyes, en compañía del capitán<br />

Gonzalo de Olmos, don Gaspar Ruiz,<br />

Cristóbal González, Juan de Zúñiga,<br />

entre otros vecinos de Puerto Viejo.<br />

García, al igual que el resto de hombres<br />

del capitán Olmos, tuvo destacada<br />

participación en el desbaratamiento<br />

del cerco de Lima, tanto así que<br />

don Francisco Pizarro lo premió con<br />

el nombramiento de Alguacil Mayor<br />

de Puerto Viejo y la concesión de un<br />

repartimiento de indios de la zona.<br />

En 1537, y ya de regreso en Puerto<br />

Viejo, Baltasar se dedicó al comercio;<br />

es así que el 1 de agosto preparó una<br />

lista jurada en la que prometía pagar<br />

a cierto Cortés la suma de 4.005 pesos.<br />

La obligación fue garantizada a través<br />

de pagarés, los cuales fueron redimidos<br />

parcialmente. 7<br />

El 21 de abril de 1539, aprovechando<br />

el regreso a España del capitán<br />

Gonzalo de Olmos, Baltasar García<br />

levantó una probanza de méritos<br />

y servicios, 8 la cual tuvo por objeto<br />

que el rey le concediera un escudo de<br />

armas. En esta probanza, el alcalde<br />

Juan de Olmos sostuvo que Baltasar<br />

7 Woodrow Wilson Borah, Comercio y navegación<br />

entre México y Perú en el siglo XVI,<br />

México, Instituto Mexicano de Comercio<br />

Exterior, 1975, p. 38 y ss.<br />

8 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.<br />

AGI/28.3.12.5//PATRONATO,93,N.9,R.5.<br />

22<br />

era persona honrada, buen poblador<br />

y devoto cristiano, que atendía en su<br />

casa a todos los que querían llegar a<br />

ella y que lo hacía mejor que otros vecinos,<br />

todo a su costo y comisión. Don<br />

Gómez de Estacio, alcalde de Guayaquil,<br />

señaló que García servía con<br />

generosidad a la ciudad y al Rey. Don<br />

Juan de Zúñiga por su parte señalaba<br />

que García servía con esmero no<br />

solo en su cargo de Alguacil, sino a la<br />

gente que quería venir a Portoviejo y<br />

que llegaba cansada y fatigada por el<br />

viaje. La solicitud de García fue personalmente<br />

gestionada por el capitán<br />

de Olmos ante la corte, obteniendo<br />

como resultado que el 17 de octubre<br />

de 1540, Carlos I emitiera la real<br />

cédula de concesión del escudo de<br />

Baltasar García, 9 así como dos reales<br />

provisiones adicionales dirigidas al<br />

gobernador de la provincia de Perú:<br />

la primera, para que no quitase los<br />

indios que Baltasar García tenía encomendados;<br />

10 y, la segunda, para que<br />

dicha encomienda pase a su mujer e<br />

hijos luego de su muerte. 11<br />

Cierto tiempo García también vivió<br />

en la zona de Esmeraldas, cerca<br />

de la Bahía de San Mateo. 12 En 1544<br />

fue nombrado diputado de la villa de<br />

Puerto Viejo ante el llamado que hizo el<br />

9 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.<br />

AGI/28.4.1//PATRONATO,169,N.2,<br />

A.1540,R.3.<br />

10 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.<br />

AGI/28.7.4//PATRONATO,278,N.2,R.33.<br />

11 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.<br />

AGI/28.7.4//PATRONATO,278,N.2,R.59.<br />

12 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia natural<br />

y general de las Indias, Madrid, Imprenta<br />

de la Real Academia de Historia, 1851,<br />

Libro VI, capítulo LIII.


virrey Blasco Núñez Vela para la puesta<br />

en vigencia de las Nuevas Leyes.<br />

Pese al éxito alcanzado en Indias,<br />

Baltasar García decidió regresar a España.<br />

Es así que en octubre de 1545<br />

se encontraba en la isla de Santo Domingo,<br />

hospedado en casa de don<br />

Rodrigo de Bastidas, obispo de la isla<br />

de San Juan. El obispo Bastidas lo<br />

presentó al capitán Gonzalo Fernández<br />

de Oviedo y Valdez, quien para<br />

entonces se desempeñaba como capitán<br />

y alcalde de la fortaleza de Santo<br />

Domingo, escribiendo a la par su<br />

famosa Historia General de las Indias.<br />

Fernández de Oviedo relata que Baltasar<br />

García iba a de regreso a España<br />

llevando consigo una fortuna de<br />

diez o doce mil pesos de oro. Llamó<br />

mucho la atención del cronista un pedazo<br />

o tejo de oro de cuatro mil castellanos<br />

de peso y con una pureza de<br />

al menos de veinte e tres quilates, así<br />

como un bernegal o taza también de<br />

oro, que pesaba cinco marcos de oro,<br />

y esmeraldas, tres de ellas engastadas<br />

en sendos anillos, otra puesta en un<br />

plomo y otra que era una cuenta redonda,<br />

todos estos objetos propiedad<br />

de Baltasar García poseía, los cuales<br />

fueron exhibidos al cronista con agrado.<br />

Fernández de Oviedo quedó maravillado<br />

con los objetos de García y<br />

las definió como “piezas de príncipe”.<br />

La entrevista entre el obispo, el<br />

conquistador y el cronista-capitán fue<br />

larga y sirvió a Fernández de Oviedo<br />

para la obtención de datos con los<br />

que elaboró el capítulo LIII del libro<br />

VII de su Historia General de las Indias.<br />

Fernández de Oviedo también relata<br />

que García le informó sobre la Bahía<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

de San Mateo “que es en la costa del<br />

Perú, grado e medio de aquesta parte<br />

de la línea equinoccial”, es decir, San<br />

Mateo de Esmeraldas. En tal sitio, escribe<br />

Fernández de Oviedo basado en<br />

el relato de García,<br />

entra un río muy poderoso e mucho<br />

mayor que el que pasa por esta ciudad<br />

de Sancto Domingo; e que con la marea,<br />

seyendo cresciente, está el agua<br />

dulce e potable, e que con la menguante<br />

está salada, e que acaesce muchas<br />

veces desde el navío tomar, por el un<br />

bordo o costado, el agua dulce, e por el<br />

otro, salada. Cosa es que nunca a otro<br />

hombre la oí, ni jamás, de cuantos en<br />

aquella tierra han estado que yo haya<br />

visto, les vi hablar en tal novedad.<br />

Fernández de Oviedo, además de<br />

maravillarse por los objetos preciosos<br />

y las noticias que respecto de la Bahía<br />

de San Mateo fueron aportadas por<br />

García, también se sintió muy a gusto<br />

con el conquistador trujillano; tanto<br />

así que lo describió para la posteridad<br />

como “hidalgo”, “gentil hombre” y<br />

“hombre de gentil razón”. 13 Superada<br />

su estadía en Santo Domingo, Baltasar<br />

regresó definitivamente a España<br />

a reunirse con su esposa e hijos.<br />

El escudo de Baltasar García<br />

Según hemos anotado, el 17 de octubre<br />

el rey Carlos I emitió la real cédula<br />

de concesión del escudo de armas de<br />

Baltasar García. El diseño heráldico se<br />

encuentra descrito en el documento de<br />

otorgamiento de la siguiente manera:<br />

13 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia Natural<br />

y General de las Indias.<br />

23


24<br />

Escudo original de Baltasar García,<br />

constante en la Real Cédula de concesión.<br />

(Archivo General de Indias, Sevilla)<br />

Mandásemos por armas un escudo<br />

que esté en él un grifo con sus alas la<br />

mitad de medio arriba a manera de<br />

águila negra rampante con las manos<br />

y pico colorado y oro y la otra mitad<br />

del medio del cuerpo abajo a manera<br />

de león de color de oro con las uñas de<br />

oro en campo azul y la otra mitad de<br />

medio arriba en campo de oro y por<br />

orla cuatro cabezas de sierpes abiertas<br />

las bocas de oro y verdes que salgan<br />

de los cantones altos y bajos de la dicha<br />

orla en campo colorado y por timbre<br />

un yelmo cerrado con su rollo torcido<br />

y por divisa el dicho medio grifo<br />

abierta las alas de color negro y brazos<br />

y pico de oro con sus trascoles y dependencias<br />

a follajes de azul y oro.<br />

Las piezas heráldicas<br />

que el emperador Carlos I<br />

de España y V de Alemania<br />

otorgó a Baltasar García no<br />

se identifican con ninguna<br />

de las correspondientes a los<br />

más de 40 linajes apellidados<br />

García que poseen escudo, 14<br />

de allí que estas armas pretendan<br />

perennizar los méritos<br />

alcanzados por Baltasar<br />

en Indias y no testimoniar la<br />

pertenencia de Baltasar a un<br />

determinado linaje de García,<br />

como sí ocurre en otros<br />

casos –escudos de Francisco<br />

Mosquera de Figueroa, Diego<br />

de Sandoval o Francisco<br />

Pizarro–. Pues bien, las cualidades<br />

fueron representadas<br />

a través de este escudo<br />

son el ingenio y la grandeza,<br />

con el grifo, y la cautela y<br />

prudencia con las serpientes.<br />

El color gules o colorado –<br />

rojo– de la bordura u orla, demuestran<br />

el valor del guerrero.<br />

Lo realmente importante de este<br />

escudo es su trascendencia como símbolo<br />

cívico de Portoviejo. En efecto,<br />

desde muy antiguo la villa adoptó este<br />

escudo como suyo propio dado el uso<br />

que Baltasar dio de él en documentos<br />

oficiales del cabildo portovejense enviados<br />

a Los Reyes, Quito, Guayaquil<br />

14 Para explicaciones sobre el correcto uso<br />

de la heráldica, ver Álvaro R. Mejía Salazar,<br />

“La heráldica de los Chacon”, en Los<br />

Chacón, 900 años de historia; “Heráldica en<br />

la colonia Temprana”, en Historia próxima y<br />

remota; “Entendiendo el Pasado”, en <strong>Spondylus</strong>,<br />

revista cultural, No. 25, etc.


o Arequipa. 15 De ahí en más y con la<br />

ausencia de García en estas tierras, los<br />

distintos cabildos utilizaron el escudo<br />

como insignia propia de la villa. En<br />

1968, el connotado historiador Gonzalo<br />

Molina García, concibió el actual<br />

escudo de la ciudad de Portoviejo, sin<br />

15 Gonzalo Molina García, El capitán Francisco<br />

Pacheco en la conquista de América, p. 266-267.<br />

16 Ramiro Molina Cedeño, “Puerto Viexo”, en<br />

Spondilus, revista cultural, No. 11, Portoviejo,<br />

y Consejo Provincial de Manabí, 2005, p. 14.<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

olvidar al grifo garciano que durante<br />

tantos siglos acompañó al símbolo<br />

edilicio de la ciudad, 16 perennizando<br />

de esta manera la memoria de Baltasar<br />

García.<br />

San Francisco de Quito,<br />

agosto de 2012<br />

25


26<br />

EL DOCUMENTO ANGULAR DE<br />

“GUAYAQUIL INDEPENDIENTE”. 1820<br />

Pedro Reino Garcés<br />

Los ecuatorianos actuales<br />

siempre nos venimos<br />

preguntando razones<br />

para tratar de entender<br />

por qué Guayaquil saca a flote<br />

ese sentimiento separatista.<br />

Mirando el proceso y los datos<br />

que ofrece la historia, diré que<br />

conviene realizar reflexiones<br />

detenidas sobre disposiciones<br />

que se fueron dando, sobre<br />

todo a finales de la Colonia,<br />

cuando restablecido el virreinato<br />

de Bogotá, se pasó a Guayaquil<br />

a que fuera, en lo militar,<br />

más dependiente de Lima,<br />

contradiciendo un germen de<br />

sentimiento nacionalista que<br />

se desarrollaba en las administraciones<br />

virreinales. Con<br />

esta ambivalencia desvinculante<br />

de Nueva Granada, por<br />

la facilidad de atender a Lima,<br />

prosperaron los encargados<br />

de dicha circunstancia administrativa,<br />

y apoyados en el<br />

comercio que tenía el Puerto,<br />

surgieron y surgen líderes que<br />

armaron su fortaleza y hasta<br />

se proclamaron y se siguen<br />

proclamando independientes.<br />

Cronista Oficial y Vitalicio de Ambato<br />

Leamos para darnos cuenta de varios aspectos<br />

que presta el documento, no solamente<br />

firmado por Olmedo, sino con toda seguridad,<br />

generado por su ideal:


Reglamento del Gobierno<br />

Provisorio de Guayaquil,<br />

aprobado por la Junta Electoral<br />

de la Provincia. 1820<br />

Art. 1. La provincia de Guayaquil<br />

es libre e independiente; su religión es<br />

la católica; su Gobierno es electivo; y<br />

sus leyes las mismas que regían últimamente<br />

en cuanto no se opongan a la<br />

nueva forma de gobierno establecido.<br />

Art. 2. La provincia de Guayaquil<br />

se declara en entera libertad para<br />

unirse a la grande asociación que le<br />

convenga de las que se han de formar<br />

en América del Sur.<br />

Art. 3. El comercio será libre por<br />

mar y tierra en todos los pueblos que<br />

no se opongan a la forma libre de<br />

nuestro gobierno.<br />

Art. 4. El Gobierno residirá en tres<br />

individuos elegidos por los electores<br />

de los pueblos; entenderá todo lo gubernativo<br />

y económico de la adminis-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

tración pública: habrá un Secretario<br />

con voz y voto en la imposibilidad<br />

de alguno de los vocales de la Junta;<br />

y dos oficiales de Secretaría; todo con<br />

dotación fija.<br />

Art. 5. Además de las atribuciones<br />

comunes anexas al Gobierno le competerán<br />

las siguientes: 1. Promover<br />

todos los empleos civiles y militares.<br />

2. Imponer contribuciones. 3. Celebrar<br />

tratados de amistad y comercio. 4. Levantar<br />

tropas y dirigirlas donde convenga.<br />

5 Emprender en obras públicas.<br />

6. Formar reglamentos para el comercio<br />

nacional y extranjero, y para todos<br />

los demás ramos de la administración.<br />

Art. 6. Cada mes se<br />

publicará un estado por<br />

mayor de la entrada, salida<br />

y existencia de la Tesorería.<br />

Cada tres meses<br />

se publicará un estado<br />

por menor de entradas, y<br />

gastos públicos.<br />

Art. 7. El arreglo de<br />

la tropa, orden de ascensos,<br />

planes de defensa, y<br />

todo lo concerniente a la<br />

milicia pertenece al Jefe<br />

Militar.<br />

Art. 8. En cualquier<br />

peligro de la patria, el<br />

Gobierno de acuerdo con<br />

el Jefe militar consultará la seguridad<br />

pública.<br />

Guayaquil a inicios del siglo XX<br />

Art. 9. Desde la edad de 16 años<br />

nadie estará libre del servicio militar,<br />

cuando lo pida la seguridad y defensa<br />

del país.<br />

Art. 10. Los jueces solamente entenderán<br />

en lo contencioso, de las<br />

27


causas y administrarán justicia en lo<br />

civil y criminal. Nadie será juzgado<br />

por comisión especial. Habrá un Juez<br />

de Letras nombrado por el Gobierno<br />

con las atribuciones que le daba la última<br />

ley, al cual también corresponde<br />

lo contencioso de hacienda.<br />

Art. 11. Habrá un juzgado para los<br />

recursos de 2ª instancia compuesto de<br />

tres miembros.<br />

Art. 12. Los Alcaldes de los pueblos<br />

son también Jueces de 1ª instancia; y<br />

los recursos contra ellos se interpondrán<br />

ante el Juzgado de 2ª instancia.<br />

Art. 13. La perturbación del orden<br />

público es un crimen de Estado. Todo<br />

falso delator sufrirá la pena que merece<br />

el delito que delata.<br />

Art. 14. Habrá una diputación de<br />

comercio arreglada en lo posible a la<br />

Ordenanza de Cartagena. El Juzgado<br />

de alzadas se compondrá de un individuo<br />

del juzgado de 2ª instancia<br />

sacado por suerte, y de dos colegas<br />

nombrados por las partes. El 1 y 2 diputado<br />

se elegirán cada dos años en<br />

Junta General de Comercio.<br />

28<br />

Art. 15. Para el gobierno interior<br />

de los pueblos habrá un Ayuntamiento<br />

por los padres de familia o cabezas<br />

de casa. El Ayuntamiento de la capital<br />

se compondrá de dos alcaldes, diez<br />

regidores, un Síndico Procurador con<br />

voz y voto, y un Secretario. Será presidido<br />

por el Presidente de la Junta de<br />

Gobierno. Los alcaldes se mudarán<br />

todos los años, y los regidores por mitad.<br />

Los Ayuntamientos de los<br />

pueblos se formarán según su<br />

población arreglándose al último<br />

reglamento: quedan suprimidas<br />

las tenencias.<br />

Art. 16. Estará a cargo de los<br />

Ayuntamientos:<br />

1. La policía general de la población.<br />

2. Promover la educación de la<br />

juventud, fomentar la agricultura<br />

y el comercio.<br />

3. Formar el censo y estadística<br />

de la provincia.<br />

4. Auxiliar a los Alcaldes para extinguir<br />

la ociosidad, perseguir a<br />

los vagos y malhechores, especialmente<br />

en los campos.<br />

5. Administrar los propios y arbitrios,<br />

de que dará cuenta anual el<br />

Gobierno.<br />

6. Repartir y recaudar las contribuciones.<br />

7. Cuidar de las escuelas y hospitales,<br />

reparar los caminos y cárceles, proponer<br />

e intervenir en las obras públicas<br />

de utilidad y ornato conforme<br />

en todo al último reglamento.<br />

8. Señalar la renta de los empleos de<br />

nueva creación.


Art. 17. El Ayuntamiento de la<br />

capital con noticia instruida de los<br />

fondos públicos y gastos procederá<br />

al reglamento de la contribución ordinaria<br />

general impuesta por el Gobierno,<br />

con derecho de representar lo que<br />

convenga al menor gravamen de los<br />

pueblos. Cualquiera contribución extraordinaria<br />

se hará con conocimiento<br />

del Ayuntamiento.<br />

Art. 18. Ningún pago se admitirá<br />

en cuenta a la Tesorería si no se hiciese<br />

por orden especial del Gobierno.<br />

Art. 19. La representación provincial<br />

se convocará por el Gobierno cada<br />

dos años en el mes de octubre o antes,<br />

si la necesidad lo exigiese. Luego que<br />

se reúna abrirá el juicio público de residencia<br />

al Gobierno, y si se aprobase<br />

su conducta podrá ser reelegido.<br />

Art. 20. El Gobierno después de<br />

disuelta la presente Junta Electoral<br />

queda autorizado para determinar<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

los negocios que quedasen pendientes,<br />

y resolver las dudas que ocurriesen<br />

sobre este reglamento. El cual se<br />

comunicará a la Junta de Gobierno ya<br />

nombrada para que lo cumpla y haga<br />

cumplir.<br />

Guayaquil, noviembre 11 de 1820<br />

José Joaquín Olmedo<br />

Presidente<br />

José de Antepara<br />

Elector Secretario<br />

Es Copia<br />

Olmedo<br />

(Tomado de Colección de Tratados,<br />

convenciones, capitulaciones,<br />

armisticios y otros actos diplomáticos<br />

y políticos celebrados desde la Independencia<br />

hasta nuestros días, por el<br />

doctor Aurelio Noboa. Tomo Primero,<br />

Guayaquil, Imprenta de A. Noboa,<br />

1901, pp. 259 a 263).<br />

29


30<br />

“URGE”, ¡LUCHA HEROICA<br />

POR UNA PATRIA NUEVA!*<br />

Entrevista a Sergio Román Armendáriz en Costa Rica<br />

Sergio Román Armendáriz (Ecuador,<br />

1934) le cuenta a Ramiro<br />

Molina Cedeño (revista <strong>Spondylus</strong>,<br />

Manabí, Ecuador, 2010), una<br />

parte de su enfoque de la Unión Revolucionaria<br />

de la Juventud Ecuatoriana<br />

(URJE) en la que militó entre<br />

1959-1962, lapso inmediatamente anterior<br />

a su autoexilio en Costa Rica<br />

(movimiento que fue finalmente absorbido<br />

–para ser neutralizado y difuminado–<br />

por el dogmático Partido<br />

Comunista del Ecuador, en 1963).<br />

“URGE”, ¡lucha heroica por<br />

una patria nueva!<br />

Este título corresponde al lema que<br />

acompañó los combates de nuestro<br />

movimiento. A este respecto, confieso:<br />

1 Unión Revolucionaria de la Juventud<br />

Ecuatoriana (1959-1963)<br />

URJE es el tema que estoy trabajando<br />

para completar mi ensayo:<br />

“Guayaquil, fuego sin tregua” que<br />

abarca el período 1951-1962, en es-<br />

* El lema “Lucha heroica por una patria nueva”<br />

apareció impreso en la tapa posterior<br />

de Alcantarilla, sitio de ratas, publicación<br />

que recogió los editoriales políticos que<br />

Sergio escribió para el programa radiofónico<br />

“Aquí…¡Cuba!” (1960-1961). Datos<br />

mínimos de este libro, Guayaquil, CIMA,<br />

1962.<br />

pecial, el Club 7 de Poesía, la lucha<br />

contra Velasco y Ponce, el programa<br />

radiofónico ‘Aquí, Cuba’ y los<br />

acontecimientos en las márgenes<br />

del Toachi (Santo Domingo de los<br />

Colorados, abril de 1962) sobre los<br />

cuales hay demasiadas imprecisiones,<br />

sobre todo en la red de redes.<br />

2 Siendo, por azar, uno de los sobrevivientes<br />

de ese lapso, en vez de<br />

polemizar, estoy redactando mi<br />

versión que, conforme pasan los<br />

días, va adquiriendo un progresivo<br />

valor documental, pues ¡yo<br />

estuve allí! No poseo la verdad, ni<br />

siquiera parcial, pero la energía de<br />

mi enfoque corresponde al hecho<br />

de ser testigo y coprotagonista de<br />

las principales manifestaciones de<br />

URJE. Entre ellas, haber estado físicamente<br />

en los acontecimientos<br />

del río Toachi.<br />

3 Será útil revisar los periódicos<br />

ecuatorianos de abril de 1962<br />

que traen muchas fotos y datos<br />

suficientes que el destierro y el<br />

transcurso del tiempo dispersaron<br />

(periodistas de Cruzeiro, revista<br />

brasileña –de esa época–, similar<br />

a Life, publicó también un extenso<br />

reportaje confeccionado por sus<br />

propios periodistas y fotógrafos<br />

que llegaron al Ecuador exclusi-


vamente a cubrir la información,<br />

sobre todo porque en el grupo<br />

estuvo una chica brasileña que<br />

luego se casó con un compatriota<br />

que también vivió la tensión de los<br />

acontecimientos).<br />

Ahora, trataré de contestar las preguntas<br />

concretas de Ramiro:<br />

¿Cuántos y quiénes participaron?<br />

Un medio centenar de jóvenes de<br />

casi todo el país, la mayoría universitarios.<br />

Unos cuarenta y tres<br />

varones. Las demás, mujeres. Entre<br />

los profesionales, por sus servicios,<br />

recuerdo a un camarada<br />

médico. La comida nos la proporcionó<br />

la selva.<br />

¿Cómo surge la idea de la guerra de<br />

guerrillas en el Ecuador?<br />

Mi enfoque me lleva a considerar<br />

los siguientes puntos:<br />

• Antecedente lejano: las montoneras<br />

alfaristas de 1895-1896 y la<br />

muerte cruel de don Eloy (1912).<br />

• Antecedentes mediatos, de 1941 a<br />

1959: la invasión del Perú, la ola de<br />

“refugiados”, el Protocolo de Río,<br />

la insurrección del 28 de mayo de<br />

1944, la influencia del comunismo<br />

después de la Segunda Guerra<br />

Mundial y su absorción o decapitación<br />

por el populismo de la<br />

CFP, la línea electoral que provocó<br />

hacia 1959 la conformación de<br />

la alianza socialista, comunista y<br />

cefepista (CFP), que impulsó al binomio<br />

Parra-Carrión/Revolución<br />

(por supuesto, un espejismo) en la<br />

campaña presidencial de 1960, y<br />

que fue ganada por el Dr. José Ma-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

ría Velasco Ibarra, quien, en esta<br />

cuarta ocasión. estuvo acompañado<br />

por su vicepresidente, el Dr.<br />

Carlos Julio Arosemena Monroy.<br />

• Influencias inmediatas: la Revolución<br />

cubana (el detonante para la<br />

incursión del Toachi fue la ruptura<br />

de relaciones diplomáticas con<br />

Cuba que firmó Carlos Julio Arosemena<br />

Monroy, quien había desbancado<br />

al Loco imponderable, el<br />

Dr. Velasco Ibarra, a fines de 1961).<br />

Ciertas lecturas también constituyeron<br />

el necesario insumo intelectual,<br />

como el librito de Hamon: La<br />

revolución a través de los siglos. Y el<br />

Manual guerrillero del comandante<br />

Alberto Bayo. Importantísima<br />

la presencia rectora del Dr. Rafael<br />

Galarza Arízaga, socialista íntegro<br />

que, con razón, ostenta el título<br />

de fundador de URJE. Importantísima,<br />

además, la experiencia de<br />

nuestros diez años de luchas callejeras,<br />

en singular, desde la FEUE,<br />

las que constituyeron un indispensable<br />

fermento combativo.<br />

¿Cómo fueron descubiertos en el<br />

Toachi?<br />

Éste es el nudo gordiano. La versión<br />

más plausible reside en la<br />

consideración de que el movimiento<br />

fue penetrado por agentes<br />

de la CÍA (uno de ellos escribió un<br />

libro polémico). La versión en la<br />

que menos se cree (seguramente<br />

diseminada por los mismos agentes<br />

norteamericanos) es la atinente<br />

al hecho de haber sido convocados<br />

en esa fracción de selva para ser<br />

exterminados, con el fin de crear<br />

31


32<br />

un postizo y segundo “Cuartel<br />

Moncada” que permitiese alimentar<br />

la génesis y la leyenda de un<br />

“Fidel” ecuatoriano. Entre esos<br />

dos extremos vibran demasiados<br />

matices que se deben investigar,<br />

uno tras otro.<br />

¿Cuál fue el final de este proceso que,<br />

creo, culmina con la desarticulación<br />

del “MIR” (Movimiento de Izquierda<br />

Revolucionaria) y la caída de “Alfaro<br />

Vive” a mediados de la década del 80?<br />

Después del fracaso de URJE en el<br />

Toachi, elementos sumisos al comunismo<br />

moscovita, que impulsaban la<br />

línea electoral y se oponían a la línea<br />

guerrillera en aras de una castradora<br />

“Coexistencia Pacífica”, aprovecharon<br />

esta situación de quiebra de la<br />

fracción heterodoxa para expulsar a<br />

los mejores cuadros de URJE, entidad<br />

que fue asaltada por quienes no<br />

compartían la esencia radical del movimiento<br />

al que terminaron por volverlo<br />

parapléjico y hacerlo sucumbir.<br />

• Sobre los escombros de “URJE”<br />

surgió una secuencia de literatura<br />

de vanguardia (los Tzántzicos<br />

y los Sicoseos cuya influencia se<br />

prolonga hasta “blogueros” vigentes:<br />

La buseta de papel, por ejemplo).<br />

Y surgieron, en acción guerrillera<br />

urbana, el MIR ya referido (Movimiento<br />

de Izquierda Revolucionaria)<br />

y el “Alfaro Vive ¡Carajo!”<br />

(AVC) de activa participación ambas,<br />

durante casi diecisiete años<br />

(1963- 1981). Fue un 24 de mayo de<br />

1981 cuando el avión oficial en el<br />

que viajaban el joven y emblemático<br />

presidente Jaime Roldós Agui-<br />

lera, su esposa Martha, también<br />

dirigente política, y su séquito, se<br />

desplomó en Loja, la provincia serrana<br />

más meridional del Ecuador,<br />

muriendo todos sus ocupantes, lo<br />

que dio lugar a un libro del investigador<br />

y poeta Jaime Galarza Zavala<br />

que pregunta: ¿Quiénes mataron<br />

al presidente Roldós? La leyenda<br />

continúa. La saga, ¡también!<br />

Por eso, URJE es un punto de inflexión en<br />

la historia político-militar de la segunda<br />

mitad de nuestro siglo 20. No se entiende<br />

la actualidad socialista (primera década<br />

del siglo XXI) sin URJE.<br />

Notas aclaratorias<br />

• Post Scriptum. Sugiero, también,<br />

que se revisen los periódicos ecuatorianos<br />

de la época y, los siguientes<br />

dos capítulos de mi libro en www.<br />

letralia.com<br />

• Sergio Román Armendáriz escribe:<br />

La última nota de David Ledesma<br />

Vázquez. Prueba documental de su<br />

memoria política, en www.letralia.<br />

com (No. 217, del 7 de septiembre,<br />

2009).<br />

• “Mercurial Periodística”, un caso<br />

de ética y defensa del derecho de<br />

respuesta y un intento de preservar<br />

la memoria política de David<br />

Ledesma Vázquez (1934-1961), en<br />

www.letralia.com (No. 201, del 15<br />

de diciembre, 2008).<br />

• Cédula de travesuras en una página:<br />

Sergio Román Armendáriz (1934)<br />

militó en la célula barrial urjista<br />

ubicada en la esquina de las calles<br />

10 de Agosto y Boyacá de Gua-


yaquil, bajo la jefatura de Carlos<br />

Alvarado Loor (Coquín) donde<br />

concurría la “gallada” de la época,<br />

entre los cuales SR recuerda<br />

a Francisco Mármol (Patojo) con<br />

quien (y con Coquín y con Edison<br />

Carrera Cazar) además estuvo en<br />

el Toachi representando el destacamento<br />

guayaquileño en esa acción.<br />

Aunque no estuvieron en el Toachi,<br />

también recuerda a militantes muy<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

cercanos a su afecto, Víctor Andrade<br />

Benálcazar, (el Negro), Vicente<br />

Muñoz Elizalde (el Loquito) y Eloy<br />

Morán Murillo (Cocoroco). Entre<br />

los dirigentes nacionales recuerda<br />

a Alfredo Vera Arrata, Jaime Galarza<br />

Zavala, Edison Carrera Cazar y<br />

los dos Jorges (rivales y colegas)<br />

Rivadeneyra y Arellano.<br />

SR, San José de Costa Rica,<br />

abril 2010<br />

33


34<br />

NELSON ESTUPIÑÁN BASS:<br />

literatura, identidad, ética<br />

Ing. Bing Nevárez Mendoza*<br />

El Ecuador ha sido,<br />

no solo en la prehistoria,<br />

encrucijada de migraciones<br />

y tendencias;<br />

también lo ha sido<br />

durante toda la historia.<br />

Jorge Salvador Lara<br />

La novelística de cualquier nación es<br />

un mural que muestra su trayectoria<br />

histórica; en él están las angustias y<br />

triunfos, los esguinces, las rectificaciones,<br />

la persistencia en los esfuerzos, las<br />

momentáneas alianzas, las felonías y el<br />

concomitante avance hacia la luz…<br />

La historia ecuatoriana está descrita…<br />

en nuestra constelación novelística...<br />

Frente al proceso histórico de la sociedad,<br />

el novelista, mediante su testimonio<br />

literario, es testigo de cargo o de<br />

descargo, según sea su obra en contra<br />

o a favor del drama desarrollado en<br />

sus contornos, pues aun la novela más<br />

aparentemente imparcial lleva implícita<br />

una cierta tendencia ideológica...<br />

Ser novelista es semejante a ser obrero,<br />

empleado, maestro o artesano, todos<br />

los cuales, desde la cúpula hasta el llano,<br />

están obligados a contribuir en esta<br />

ardua lucha por la transformación del<br />

estatuto social…<br />

* Historiador, miembro de la Casa de la Cultura<br />

de Esmeraldas, miembro de la Sociedad<br />

Ecuatoriana “Amigos de la Genealogía”.<br />

El cada vez más difícil arte de novelar<br />

demanda la fusión, amalgama o combinación<br />

de la realidad con la imaginación.<br />

Lo ideal es un equilibrio entre<br />

estos dos vitales y deliciosos ingredientes,<br />

pero si no se logra tal anhelo en el<br />

relato debe primar la realidad sobre la<br />

fantasía, pues al lector, que es el verdadero<br />

destinatario del mensaje, y el que<br />

en definitiva le asigna su valor, hay<br />

que mantenerlo inmerso en la realidad,<br />

como si estuviera presenciando una<br />

función de cinerama…<br />

El aval del producto del escritor es su<br />

conducta. Debe ser modelo y ejemplo,<br />

espejo y camino para quienes son sus<br />

lectores y para quienes no lo son también.<br />

Deben imperar en él, sobre todo,<br />

la lealtad, la sinceridad y el anhelo de<br />

hacer avanzar la sociedad…Escribir<br />

con el corazón fluyendo por la pluma…<br />

La poesía, el cuento y la novela son vibraciones<br />

sincrónicas con las oscilaciones<br />

de la temperatura social, elocuentes<br />

indicadores de las angustias vitales<br />

de una época…<br />

Estas intimidades pertenecen a<br />

Nelson Estupiñán Bass. Estas profundas<br />

reflexiones vienen en un ensayo<br />

suyo titulado, precisamente, Reflexiones<br />

sobre la novela, 1 y lastimosamente<br />

muy poco conocido en nuestro medio.<br />

1 Cuadernos de la Casa, No. 32, Casa de la Cultura<br />

Ecuatoriana, Quito, 2003.


Nos permiten, en un solo golpe de<br />

vista, avizorar de dónde proviene la<br />

grandeza de este hombre. Y constituye<br />

también la línea maestra a través<br />

de la cual se articula la elevada estatura<br />

moral de sus obras. Aquí está lo<br />

imperecedero de su testimonio.<br />

Nelson Estupiñán Bass<br />

Nelson Estupiñán Bass nació en<br />

Súa el 20 de septiembre de 1912.<br />

Siendo aún niño sus padres se radicaron<br />

en la ciudad de Esmeraldas.<br />

En tanto sus dos hermanos mayores<br />

–César Névil y Edilma– asistían a la<br />

escuela, él daba cauce a sus inquietudes<br />

infantiles:<br />

Dediqué la mayor parte del tiempo a<br />

andar por los muelles pescando con<br />

anzuelos, y a ir, como espectador, a los<br />

bailes de marimba en Barrio Caliente,<br />

donde me divertía oyendo los contrapuntos<br />

de los copleros y decimistas<br />

(compositores) negros y mulatos. Me<br />

encantaba escucharlos, y, al volver a<br />

casa, llevaba en la cabeza algunos versos<br />

que repetía en el camino. 2<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

Terminó la primaria en la escuela<br />

Juan Montalvo de la capital provincial.<br />

En el Instituto Nacional Mejía de<br />

Quito se graduó de contador, en 1932.<br />

Durante esta época publica sus primeros<br />

versos en periódicos de Quito<br />

y Esmeraldas.<br />

En Esmeraldas fue maestro de escuela,<br />

de colegio y también ejerció<br />

como contador. Fue Presidente del<br />

Núcleo Provincial de la Casa de la<br />

Cultura durante 4 años y del Comité<br />

Pro Monumento a Vargas Torres<br />

(1952), para el traslado de los restos<br />

del héroe desde Guayaquil hasta su<br />

morada final en Esmeraldas (1953).<br />

Fue director-fundador de las revistas<br />

literarias Marimba, Hélice y Meridiano<br />

Negro; también del periódico popular<br />

Onda Popular. Por 5 ocasiones fue jurado<br />

del Concurso nacional de Poesía organizado<br />

por el diario El Universo de la<br />

ciudad de Guayaquil. Durante muchos<br />

años escribió en el diario El Comercio<br />

de la ciudad de Quito la columna que<br />

denominó “La estrella de siete puntas”.<br />

Viajó por China, la ex Unión Soviética,<br />

Estados Unidos, Panamá,<br />

Colombia, Chile, Martinica y España,<br />

siempre invitado por gobiernos, universidades<br />

o instituciones culturales.<br />

Su producción literaria comprende:<br />

En novelas:<br />

• Cuando los guayacanes florecían,<br />

1954 (8 ediciones en español, 2 en<br />

inglés, 1 en ruso)<br />

• El paraíso, 1958 (2 ediciones)<br />

2 “Testimonios”, diario El Universo, julio 22 de<br />

1998.<br />

35


• El último río, 1966 (8 ediciones en<br />

español y 1 en inglés)<br />

• Senderos brillantes, 1974<br />

• Las puertas del verano, 1978 (3 ed.)<br />

• Toque de queda, 1978 (2 ediciones<br />

en español y 1 en inglés)<br />

• Bajo el cielo nublado, 1981 (2 ed.)<br />

• El crepúsculo, 1992<br />

• Los canarios pintaron el aire de amarillo,<br />

1993 (2 ediciones)<br />

• Al Norte de Dios, 1994<br />

En poesía:<br />

• Canto negro por la luz. Poemas para<br />

negros y blancos, 1954<br />

• Timarán y Cuabú. Cuadernos de poesía<br />

para el pueblo, 1956 (4 ediciones)<br />

• Las huellas digitales, 1971<br />

• Las tres carabelas, 1973 (prosa,<br />

cuento y teatro, 2 ediciones)<br />

• El desempate. Segundo cuaderno de poesía<br />

para el pueblo, 1980 (2 ediciones)<br />

• El póker de la patria, 1984<br />

• Duelo de gigantes, 1986 (2 ediciones)<br />

• Esta goleta llamada poesía, 1991 (antología)<br />

En ensayos:<br />

• Luces que titilan, 1977 (guía de la<br />

vieja Esmeraldas)<br />

• Viaje alrededor de la poesía negra, 1982<br />

• Las dos caras de la palabra, 1982<br />

(prosa y poesía, 2 ediciones)<br />

• Vargas Torres en la prosa y la poesía,<br />

1987 (compilación, 4 ediciones)<br />

• Desde un balcón volado, 1992 (artículos<br />

periodísticos)<br />

36<br />

• Este Largo Camino, 1994 (autobiografía)<br />

• Las constelaciones, 2000 (biografías<br />

cortas)<br />

• Reflexiones sobre la novela, 2003<br />

Otros:<br />

• Contabilidad agropecuaria práctica,<br />

1973 (texto para colegios)<br />

Murió el 1 de marzo de 2002 en<br />

Pennsylvania, Estados Unidos, donde<br />

dictaba una conferencia en la Universidad<br />

estatal. Sus restos fueron<br />

cremados y la universidad le rindió<br />

un tributo póstumo el día 8. Trasladados<br />

a Quito, recibieron impresionante<br />

homenaje los días 11 y 12. Finalmente<br />

fueron arrojados al mar, una parte<br />

en la ciudad de Esmeraldas el día 13<br />

y otra parte en su natal Súa el día 14,<br />

según fueron sus deseos, luego de los<br />

también sendos homenajes tributados<br />

por sus comprovincianos.<br />

Literariamente hablando nació en<br />

la generación del 30, que dotó a nuestro<br />

país de una visión literaria nueva<br />

en la que destaca el sentimiento de<br />

nación y la incorporación democrática<br />

del pueblo en lo trascendente de la temática,<br />

adosando la responsabilidad<br />

del compromiso social a la actividad<br />

intelectual, alineándose así con los criterios<br />

de Sartre que había definido a<br />

la literatura, por esencia, como toma<br />

de posición. Fue, pues, una literatura<br />

no solo de denuncia social como muy<br />

convenientemente se la ha pintado,<br />

sino que también contiene una denuncia<br />

histórica puesto que pone en<br />

el tapete una realidad muy distinta a


la descrita en los libros<br />

tradicionales sobre el<br />

tema. Es lo que la crítica<br />

literaria internacional ha<br />

denominado el Proyecto<br />

Nacional Ecuatoriano,<br />

iniciado por el Grupo de<br />

Guayaquil.<br />

Mientras algunos de<br />

los literatos de esta generación<br />

poco a poco se<br />

fueron alejando de este<br />

estilo reivindicador para<br />

más bien acercarse al<br />

pulso de la novela latinoamericana<br />

de la época,<br />

Estupiñán Bass lo mantuvo<br />

a lo largo de su vida<br />

y a lo ancho de toda su obra.<br />

Su pluma siempre fustigó las injusticias<br />

de cualquier tipo, cometidas por<br />

los detentadores del poder político,<br />

económico o social. Con su depurado<br />

arte de narrar o versificar siempre cargó<br />

contra los latrocinios e impudicias<br />

del poder en tanto se condenaba a los<br />

más pobres a las consabidas condiciones<br />

de indignidad. Toda su obra está<br />

llena de ese trasfondo, en un contexto<br />

de realidad social y fantasía literaria a<br />

la que fue dotando –cada vez con más<br />

notoriedad y fuerza– de pulcritud estilística<br />

y nuevas técnicas de narrar,<br />

que concitaron la admiración fuera de<br />

las fronteras patrias.<br />

Y ya dentro de su generación, se<br />

ocupó de plantear siempre la problemática<br />

de la población afrodescendiente<br />

y su imperativa necesidad de reivindicación,<br />

en aras de lograr un país justo<br />

y equitativo, aunque el también gran<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

poeta, novelista y pintor<br />

Adalberto Ortiz Quiñónez<br />

con Juyungo haya sido<br />

el primero en iniciar la temática.<br />

Por ello figura desde<br />

1979 en la antología<br />

Blacks writers in Latin<br />

America del connotado<br />

crítico y especialista Richard<br />

L. Jackson, estudio<br />

que ha devenido en marco<br />

paradigmático que ha<br />

hecho considerar esta<br />

temática literaria como<br />

una nueva disciplina<br />

académica en todas las<br />

universidades del mundo,<br />

empezando por la de Howard en<br />

Washington, a inicios de la década.<br />

En la del francés Jean Jacques<br />

Montelescaut. 3 La de la estadounidense<br />

Ingrid Watson Miller. 4 La de<br />

Stanley Cyrus, 5 notable catedrático<br />

de las universidades usamericanas; y<br />

conocedor de nuestra literatura e historia<br />

patria. La de Miriam DeCosta-<br />

Willis, 6 cuya anécdota sobre el que se<br />

motivó por el género en la universidad<br />

de Howard, donde<br />

los estudiantes leían los trabajos del cubano<br />

Nicolás Guillén y del ecuatoriano<br />

3 Qué pasa, del Fichier Pedagogique, París, Nathan,<br />

1994.<br />

4 Afro-hispanic Literature: An Anthology of Hispanic<br />

Writers of African Ancestry, Miami, Ediciones<br />

Universal, 1991.<br />

5 “Rage and Hope in the Works of Nelson<br />

Estupiñán Bass”, en la Afro-Hispanic Review,<br />

vol. 2, No. 3, Columbia, 1983.<br />

6 Three Decades of Afro Hispanic Literary Studies.<br />

37


38<br />

Nelson Estupiñán Bass, autores que<br />

yo nunca había escuchado en mis post<br />

grados sobre literatura y lenguas europeas,<br />

es contundente. Y tantas otras.<br />

También en el afamado Handbook,<br />

que es una bibliografía sobre América<br />

Latina que incluye libros y artículos<br />

seleccionados y reseñados por especialistas;<br />

publicado por la División<br />

Hispánica de la Biblioteca del Congreso<br />

de los Estados Unidos, se dedica,<br />

alternadamente, un año a Ciencias<br />

Sociales y el siguiente a Humanidades.<br />

Cada año, más de 130 especialistas<br />

de todo el mundo seleccionan<br />

alrededor de 5.000 trabajos para su inclusión<br />

en el Handbook. Publicado en<br />

forma continuada desde 1936, se ha<br />

constituido en una guía bibliográfica<br />

esencial para los latinoamericanistas.<br />

Igual ocurre con las tesis de grado<br />

doctoral en diferentes universidades<br />

del mundo, que seleccionan sus novelas<br />

y sus poemarios para diferentes<br />

tipos de análisis literario.<br />

Solo como una muestra baste mencionar<br />

las de Albertine Tano, dama<br />

afrodescendiente oriunda de Costa<br />

de Marfil y por tanto de lengua francesa,<br />

quien presentó su tesis doctoral<br />

en la Universidad de Alcalá de Henares,<br />

Madrid, en el año 2003, en lengua<br />

castellana, con el tema “Lenguaje e<br />

7 Xerox copia en poder del autor de este artículo,<br />

por gentileza de la también gran escritora<br />

Luz Argentina Chiriboga Guerrero,<br />

viuda de Nelson.<br />

8 The Image of the Black Woman in the Spanish-American<br />

Novel: A Study of Characterization<br />

in Selected Spanish-American<br />

Novels, The Catholic University of America,<br />

1985, 197 páginas<br />

identificación en Nelson Estupiñán<br />

Bass: la imagen del negro en Cuando<br />

los guayacanes florecían y El último río. 7<br />

La de Janet Jones Hampton, 8 donde se<br />

examina, entre otros, a Miguel Ángel<br />

Asturias, Guillermo Cabrera Infante,<br />

Nelson Estupiñán Bass, Alfredo Pareja<br />

Diezcanseco, Arturo Uslar Pietri y<br />

Cirilo Villaverde. La autora indica las<br />

omisiones y errores en la caracterización,<br />

y muestra las imágenes positivas<br />

representadas, aduciendo ejemplos de<br />

mujer-signo dentro de la semiótica. La<br />

de Michael Lee Walter. 9 La de Millicent<br />

Bolden. 10 Y muchas más.<br />

Sería imposible enumerar todos<br />

los artículos que se han ocupado de<br />

su obra en una multiplicidad de revistas<br />

y boletines especializados. Asimismo,<br />

solo con fines demostrativos,<br />

hacemos mención del artículo sobre<br />

la novela Bajo el cielo nublado del crítico<br />

polaco Ígor Órzhytskyi, titulado<br />

“Geografismo literario en pos de la<br />

identidad: el Mar de Bolivia y el Equinoccio<br />

del Ecuador”. 11<br />

Estupiñán Bass se adelantó –y con<br />

mucho– a la interpretación de nuestro<br />

país como plurinacional. Aquí es pertinente<br />

recordar que el 8 de mayo de 1998<br />

los legisladores ecuatorianos decidieron<br />

no reconocer que el Ecuador es un<br />

estado plurinacional, por cuanto consi-<br />

9 The Black Social Identity in Selected Novels of<br />

Nelson Estupiñán Bass and Adalberto Ortiz,<br />

California, Universidad de Riverside, 1997<br />

10 Focalization and Social Vision in the Early Novels<br />

of Nelson Estupiñán Bass, Universidad de<br />

North Carolina, 1998<br />

11 <strong>Revista</strong> del CESLA, vol. 2, No. 13, año 2010,<br />

Varsovia, Uniwersytet Warszawski, pp.<br />

419-432.


deraron que un país formado por varias<br />

nacionalidades traería la desunión.<br />

En su análisis crítico M’Bare N’Gom de<br />

la Morgan State University, dice:<br />

Concluyendo, se puede afirmar que la<br />

novela de Estupiñán Bass se enmarca<br />

dentro del proyecto de reescritura<br />

de Ia Historia Nacional del Ecuador<br />

como estado plurinacional. Asimismo,<br />

el texto de Estupiñán Bass es un intento<br />

de reapropiación y de reafirmación<br />

de la realidad social, cultural y política<br />

del Ecuador real. Representa también<br />

una tentativa de inserción del discurso<br />

socio-político y económico de los distintos<br />

actores étnicos y nacionales del<br />

país marginados hasta entonces, dentro<br />

de ese espacio monopolizado por<br />

una minoría no representativa. En este<br />

sentido, Cuando los guayacanes florecían<br />

es una de las máximas expresiones del<br />

llamado discurso humanista. 12<br />

Compárese con la fecha en que fue<br />

escrita esta novela, la primera de todas<br />

y también su obra prima. 13<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

Michael Handelsman también tiene<br />

un interesante estudio sobre el carácter<br />

multinacional y la vocación pluricultural<br />

de nuestro país que Nelson siempre<br />

visionó y traslució en sus obras.<br />

Richard Jackson, prolífico ensayista<br />

literario que ya hemos citado por<br />

su antología paradigmática, siempre<br />

admiró y relevó el patente humanismo<br />

de la obra de Estupiñán Bass, al<br />

igual que la del literato panameño<br />

Carlos Guillermo Wilson.<br />

Deviene ejemplar cómo este manejo<br />

de diferentes técnicas literarias, ora con<br />

la yuxtaposición de diferentes géneros<br />

como recurso narrativo dentro de sus<br />

novelas –la épica, la poesía, las epístolas,<br />

el relato corto, la narración oral y el<br />

cuento maravilloso– o transgrediendo<br />

parte de las normas e incorporando<br />

otras, le han determinado a Nelson<br />

Estupiñán Bass un sitio de privilegio<br />

dentro de la literatura vanguardista<br />

latinoamericana, sin salirse del espíritu<br />

reivindicador de la Generación del 30.<br />

Ya lo dijo el afamado crítico Henry<br />

Richards, PhD en Literatura Española<br />

y Estudios Latinoamericanos por la<br />

universidad de Minnesota: “… Nelson<br />

Estupiñán fue, sin duda, uno de<br />

los grandes novelistas latinoamericanos<br />

del siglo XX…”. 14 Y ello sin perder<br />

jamás su sentido de pertenencia<br />

afrocentrista. Para Richards, que ha<br />

realizado el análisis de 8 de las 10 no-<br />

12 Raza y proyecto nacional en Cuando los guayacanes<br />

florecían de Nelson Estupiñán Bass.<br />

13 Lo afro y la plurinacionalidad. El caso ecuatoriano<br />

visto desde su literatura, reeditada por<br />

Abya-Yala en el 2001.<br />

14 El brillante camino de Nelson Estupiñán Bass,<br />

Comité Pro-Construcción del Monumento<br />

39


velas de Estupiñán Bass, siempre fue<br />

fascinante su permanente y patente<br />

superación estilística.<br />

Sobre este mismo tema identitario<br />

Franklin Miranda Robles considera<br />

que en todas las novelas de Nelson Estupiñán<br />

Bass “se hace patente un proceso<br />

de evolución que… fue creando<br />

una narrativa afroecuatoriana de características<br />

sólidas y transparentes”. 15<br />

Su sentido de compromiso con<br />

los más pobres y marginados siempre<br />

fue inalterable. Expresó claramente<br />

que: “Me interesa fundamentalmente<br />

la captación popular de mi mensaje,<br />

llegar a las masas, reintegrarles en<br />

forma artística lo que ellas me han<br />

entregado como materia prima”. Su<br />

novela Los canarios pintaron el aire de<br />

amarillo se remite a la nacionalidad<br />

chachi, anteriormente denominados<br />

cayapas. En Bajo el cielo nublado previene<br />

sobre la catástrofe que significa<br />

la contaminación ambiental.<br />

Por todas estas razones Nelson<br />

fue considerado el Maestro del relato,<br />

por parte de los nuevos escritores que<br />

fueron surgiendo durante los últimos<br />

40 años en nuestro país.<br />

Una senda paralela ha llevado<br />

también la sabrosura y la sabiduría<br />

popular de su poética, por lo cual muchos<br />

críticos internacionales la comparan<br />

con el “Martín Fierro” de José<br />

Hernández. Su primer poema “Canto<br />

a la negra quinceañera” apareció en<br />

al Dr. H.C. Nelson Estupiñán Bass, Imprenta<br />

Sagrado Corazón, Esmeraldas, 2a. ed., 2006.<br />

15 Hacia una narrativa afro-ecuatoriana. Cimarronaje<br />

cultural en América Latina, Quito, Abya-<br />

Yala, 2005.<br />

40<br />

1934 en el diario socialista La Tierra, en<br />

Quito. Es cronológicamente el primer<br />

poema negro publicado en el Ecuador.<br />

Entre las antologías más reputadas<br />

dentro de la poesía que se ocupan de la<br />

obra de Estupiñán Bass, cabe destacarse:<br />

la de Marvin A. Lewis 16 luego de su<br />

primer poemario, donde se expresa la<br />

necesidad de cultivar una relación cordial<br />

entre los indígenas, los afrosecuatorianos<br />

y todos los grupos raciales. La<br />

de Ann Venture Young. 17 La de Rosa E.<br />

Valdés-Cruz, 18 entre muchas otras.<br />

De sus poemas traducidos a otros<br />

idiomas merecen señalarse: “Venganza”<br />

al alemán, 19 “Un cirio para Pablo”<br />

al inglés, 20 “Invitación cordial”<br />

y “Otras malas palabras” al inglés, 21<br />

“Tú sabías…” y “Negra bullanguera”<br />

al inglés en la ya citada obra de Ann<br />

Venture Young, etc.<br />

Razones suficientes por las cuales<br />

el Centro Iberoamericano de la Décima<br />

y el Verso Improvisado, con sede<br />

en La Habana, instituyó en nuestro<br />

país una filial que lleva también el<br />

nombre de nuestro insigne literato.<br />

Su poemario más famoso es Timarán<br />

y Cuabú, que escenifica una lid<br />

poética entre dos vates populares: Pe-<br />

16 Afro-Hispanic Poetry, 1940-1980: From Slavery<br />

to Negritud in South American Verse.<br />

17 The Image of the Black Woman in Twentieth<br />

Century South America Poetry: A Bilingual Anthology.<br />

18 “La poesía negroide en América”, vol. 7, Colección<br />

Clásicos Hispanoamericanos, New<br />

York, Las Américas Publishing Co, 1970.<br />

19 Schwarzer Orpheus, Una antología universal<br />

de la poesía negra, editada en Munich.<br />

20 For Neruda, For Chile: An International Anthology,<br />

Walter Lowenfels, comp.<br />

21 Afro Hispanic Review de 1982.


dro Timarán, mulato de edad avanzada<br />

con visión conservadora y Alberto<br />

Cuabú, negro joven de ideas revolucionarias.<br />

Al final del torneo los jueces<br />

declaran un empate. Años después, la<br />

gente empezó a preguntarle al autor<br />

cuándo sería el desempate. Así pues,<br />

Estupiñán Bass preparó el segundo<br />

poemario popular y le puso el mismo<br />

nombre que de manera expectante y<br />

por adelantado ya le habían dado los<br />

lectores; su éxito en el gusto popular<br />

fue exactamente igual al primero.<br />

También es notable su producción<br />

narrativa corta, aunque solo llegó a publicar<br />

4 cuentos: Las hojas en el viento, El<br />

perdón, El gualajo y El milagro. Sus 2 piezas<br />

de teatro son: “La otra”, en 2 actos;<br />

y “Las frutas verdes”, en 1 acto; ambas<br />

han sido también objeto de análisis literario<br />

en universidades de los EE.UU.<br />

Entre otras muchas distinciones,<br />

Nelson Estupiñán Bass obtuvo: la de<br />

Mejor Ciudadano de la Provincia por<br />

parte de las instituciones de Esmeraldas<br />

(1985), la Condecoración Nacional<br />

al Mérito Cultural de Primera Clase<br />

(1989), el Premio Nacional Eugenio Espejo<br />

en literatura por la totalidad de su<br />

obra (1993), que con gran nobleza dedicó<br />

a su provincia natal; el Doctorado<br />

Honoris Causa por la universidad Luis<br />

Vargas Torres (1993); la candidatura al<br />

5to Premio de Literatura Latinoamericana<br />

y del Caribe Juan Rulfo con sede<br />

en Guadalajara (1995); el Premio de la<br />

Ética otorgado por el Instituto Cultural<br />

Félix Varela de La Habana (1998);<br />

la candidatura al Premio Nobel de Literatura<br />

por parte de las comunidades<br />

negras de Ecuador, Perú, Costa Rica,<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

Colombia, República Dominicana,<br />

Uruguay y Venezuela (1998); la designación<br />

de Cronista Vitalicio de Esmeraldas<br />

(2000); la Orden de Cisneros<br />

por la universidad de Alcalá de Henares<br />

(2001); su ingreso en la Academia<br />

Ecuatoriana de la Lengua (2001).<br />

En cuanto se enteró de su muerte,<br />

el escritor Iván Egüez declaró:<br />

Estupiñán representa para nuestra literatura<br />

la superación del drama maniqueísta.<br />

Aunque su mundo es el de la<br />

negritud, su visión es social y no racial.<br />

Siempre lo recordaremos por su<br />

vida ejemplar. 22<br />

Nelson nos dejó, entre tantas otras<br />

frases sentenciosas: “Estimo y aplaudo<br />

la obra estética, venga de donde<br />

viniere, aunque quisiera que, por lo<br />

menos, en el subfondo o entre líneas,<br />

palpitara el anhelo de una transformación<br />

social”. 23<br />

Así pensó, así escribió y así vivió…<br />

lleno de humanismo.<br />

Literatura, identidad y ética es su<br />

ejemplar legado para la posteridad.<br />

22 Diario El Comercio de Quito, edición del lunes<br />

4 de marzo de 2002, sección Cultura y Espectáculos,<br />

p. B6.<br />

23 Este largo camino, Quito, Ediciones del Banco<br />

Central, 1994.<br />

41


No es coincidencia que el título<br />

de este escrito aluda explícitamente<br />

al de un libro reciente,<br />

al de Tzvetan Todorov sobre<br />

los Caprichos, las Pinturas negras y<br />

los Disparates de Goya. Todorov, dicho<br />

sea, recurrió a su vez a un cuadro<br />

del pintor español, La lámpara descomunal,<br />

para ilustrar la sobrecubierta<br />

de su obra. Por analogía, bien podría<br />

decirse que al margen de la proyectada<br />

imagen de Marilyn Monroe se<br />

escondían brujas y demonios que ni<br />

la cámara fotográfica ni la cinematográfica<br />

podían captar. Estos días, sin<br />

embargo, se exhibe en las salas de<br />

cine un intento fílmico por entender<br />

su genio y figura más allá de la pantalla.<br />

La película, My Week with Marilyn<br />

42<br />

MARILYN MONROE:<br />

a la sombra de las luces<br />

Humberto E. Robles<br />

(Mi semana con Marilyn), ha sido recibida<br />

con aplausos para la intérprete,<br />

pero, a nuestro entender, la cinta se<br />

queda corta en eso de querer entrever<br />

más allá de las luces del espectáculo.<br />

No pasa de ser un ameno careo entre<br />

un actor de cine y uno de teatro, entre<br />

una figura que da su imagen a las<br />

cámaras y otra acostumbrada a dársela<br />

al público. Esas limitaciones quizá<br />

se deban también a que el narrador/<br />

actor del filme no puede superar su<br />

condición de hechizado espectador.<br />

No es aquí del caso entrar en toda<br />

esa complicada problemática. Lo que<br />

sí ha de quedar claro es que Marilyn<br />

sigue inescrutable, devoradora; y,<br />

a su vez, y no menos, devorada por<br />

el consumo de su figura en la esfera<br />

pública. La Monroe continúa siendo<br />

culto, leyenda, imagen, fetiche. De<br />

hecho, la mayoría de la concurrencia<br />

lleva siempre consigo su evocación<br />

particular de la actriz, y no menos el<br />

suscrito.<br />

Antes de entrar en la redacción de<br />

este ensayo, tuve la ocurrencia de mirar<br />

en Google el número de referencias<br />

a Marilyn Monroe. No debería<br />

de haberme sorprendido. La monstruosidad<br />

de la cifra, sin embargo, me<br />

dejó perplejo. Los millares de decenas<br />

y más decenas de millones de imágenes,<br />

libros, entrevistas, videos, no-


ticias, blogs, recetas de cocina, nombres<br />

de restaurantes, patentes, vistas<br />

y cuadros en que figura la singular<br />

diva de Hollywood yace más allá de<br />

lo conmensurable, asume cualidades<br />

babélicas. ¡No sería para menos que<br />

cualquier bibliotecario terminara abatido<br />

en la búsqueda de algo prístino!<br />

Y a esa cantidad descomunal estoy yo<br />

añadiendo una más. ¡Vaya!<br />

I<br />

Mi primer “encuentro” con Marilyn<br />

ocurrió allá por el año 1954,<br />

cuando yo me acercaba a mis 16.<br />

Después de haber recorrido para ese<br />

entonces las rúas neoyorquinas por<br />

poco más o menos unos 18 meses, me<br />

preciaba de ya poder reconocer sitios<br />

y lugares sobre los que informaba la<br />

prensa. Hacia agosto de aquel año<br />

irrumpió en la pequeña pantalla y<br />

en los diarios la imagen de la Monroe<br />

con la falda de su vestido blanco<br />

levantándose debido a alguna tibia<br />

ráfaga de aire, válvula de escape, que<br />

surtía por entre las rejas de la acera<br />

cada vez que pasaba el metro. En mi<br />

aún rústico inglés leí que en Lexington<br />

Avenue y la calle 61 de Manhattan<br />

estaban rodando The Seventh Year Itch<br />

(La comezón del séptimo año). Esa imagen<br />

tan fresca entonces, como era así<br />

de fresca la sensación de éxtasis que<br />

despedían los gestos por encubrirse<br />

y, no menos, la amplia sonrisa de la<br />

actriz, se convirtió a corto plazo en<br />

una de las más famosas del globo.<br />

Las reproducciones no siempre incluyen,<br />

sin embargo, uno que otro tácito<br />

signo original. Poco figuran allí, por<br />

ejemplo: 1. La huraña presencia del<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

flamante marido de Marilyn, el célebre<br />

bateador del equipo de béisbol de<br />

los Yankees de New York, Joe DiMaggio.<br />

2. Las reacciones de los receptores<br />

de la imagen. 3. El inconsecuente<br />

hecho de que la toma que aparece en<br />

el filme no fue la que en ese entonces<br />

divulgaron los noticieros, la prensa y<br />

la televisión, sino la que se reprodujo<br />

en un estudio de Hollywood. Los<br />

pormenores de ese simulacro no exigen<br />

comentario. Pero sí vale tener en<br />

cuenta los otros apartados.<br />

Dicen que el gran DiMaggio, de<br />

estirpe italiana, anclado en un sentido<br />

de vergüenza, honor y pudor que<br />

se resentía al contemplar a su mujer<br />

convertida en un espectáculo, deseada<br />

y consumida por las multitudes, halló<br />

difícil, muy difícil, el aceptar la entremezcla,<br />

la falta de distinción, entre la<br />

cara y el rostro que era el ser diario de<br />

la vida profesional de Marilyn. Y no es<br />

que DiMaggio no supiera de las exigencias<br />

que el culto de la popularidad<br />

acarreaba consigo. Al contrario. En<br />

más de un estadio él había oído a millares<br />

de fanáticos aplaudir y apoyar<br />

sus proezas en la cancha. Tanto es así,<br />

recuerdo haber leído, que alguna vez,<br />

ante el furor que la presencia de Marilyn<br />

produjo en un gentío de soldados<br />

en Corea, aquélla le susurró a su marido,<br />

a Joe: “¿Has visto o sentido algo<br />

parecido?” A lo cual, el ídolo del béisbol<br />

la miró tranquilo y, con una sonrisa<br />

plena de olímpico humor, le contestó<br />

que sí, y que en cientos de ocasiones, y<br />

de parte de multitudes quizá mayores.<br />

La diferencia era que DiMaggio había<br />

dejado de ser un profesional activo,<br />

mientras Marilyn estaba en el apogeo<br />

43


de su fama. Sea como fuere, el “show”<br />

Marilyn pronto habría de acabar con<br />

ese matrimonio, pero no con el afecto<br />

del deportista por la actriz. Dicen que<br />

Joe ordenó poner rosas en la tumba de<br />

Marilyn por años y días.<br />

Mientras para “Joe” la imagen de<br />

su mujer con la falda al aire, exhibiendo<br />

las modestias de su cuerpo, era<br />

una cuestión de recato, de defender<br />

su espacio personal y el de su esposa,<br />

no así en el público cuya lascivia<br />

lo arrastraban por los virtuales y quiméricos<br />

senderos de la fantasía erótica.<br />

La conjunción de lo particular y lo<br />

inaccesible, de la realidad y la imaginación,<br />

transformaba el “show” Marilyn<br />

en objeto de consumo multitudinario,<br />

en simulacro de un fantasioso<br />

onanismo mental. Por contigüidad,<br />

el espectador compulsivo y lujurioso<br />

se identificaba acaso con el afanoso y<br />

cálido aire que se compenetraba con<br />

la actriz-fetiche hasta el punto de virtualmente<br />

poseerla y acarrearla hasta<br />

la exaltación y el arrobo.<br />

Hay algo instintivo y cotidiano en<br />

los apresurados gestos de cualquier<br />

mujer por cubrirse cuando una ráfaga<br />

de viento le vuela la falda por el aire.<br />

La intención de su pudor es ocultar,<br />

proteger, el espacio que yace detrás de<br />

la prenda. La efigie de Marilyn contiene<br />

esas implicaciones, pero con la<br />

diferencia de que pareciera no haber<br />

deslinde entre lo abierto y lo cerrado,<br />

se esfuma la distinción entre sujeto y<br />

objeto. Se produce la presencia de lo<br />

extraordinario en lo ordinario, de un<br />

espacio singular en que coinciden, a<br />

pesar de un simulado y desesperado<br />

esfuerzo por evitarlo, lo de afuera y<br />

44<br />

lo de adentro, la cara y el rostro, lo<br />

mundano y la inocencia, el objetivo<br />

de la cámara y la actriz. Es quizá esa<br />

simbiosis entrevista la que a la larga<br />

perdura en el espectador.<br />

II<br />

Mi segundo “encuentro” ocurrió<br />

el 5 de agosto de 1962. Lo de Cuba<br />

bullía en el aire. Las estampas de Marilyn<br />

que subsisten de esa época son<br />

lúgubres. Recuerdo el alboroto de<br />

ambulancias, sirenas, policías, camillas,<br />

cámaras de televisión, comentarios<br />

de periodistas y la reproducción<br />

interminable de imágenes de la diva<br />

debido a que la habían encontrado<br />

muerta en su casa de Los Ángeles. Las<br />

especulaciones cundían desde diferentes<br />

perspectivas. Que se había suicidado,<br />

que era un accidente debido<br />

a exceso de píldoras soporíferas, que<br />

a lo mejor hasta un homicidio había<br />

de por medio. Se conjugaban esos comentarios<br />

e imágenes con referencias<br />

a sus películas y a sus amoríos. Ahora<br />

aparecía más prominente la figura de<br />

Arthur Miller, el famoso dramaturgo<br />

e intelectual, su último esposo. El<br />

mismo que aparece representado en<br />

la película que circula estos días ante<br />

el público. Había tácitas y explícitas<br />

alusiones a la mafia, a los hermanos<br />

Kennedy, a los comienzos de Marilyn<br />

como Norma Jeane Mortenson (bautizada<br />

“Baker” el 1 de junio de 1926 en<br />

Los Ángeles, California).<br />

Recuerdo aquel día de agosto del<br />

62. En pleno verano, la prensa reproducía<br />

estampas de una Marilyn Monroe<br />

“enlutada”, sin evidente maquillaje,<br />

cubierta con algún holgado sweater


oscuro, pantalones blancos, mirada<br />

distante e introspectiva a la vez, ni<br />

ésta ni aquélla parecía tocar fondo,<br />

se columpiaba entre un horizonte interior,<br />

sin término, y otro exterior que<br />

tampoco parecía tener alcance. El fiel<br />

de esa mirada conjugaba espacios, un<br />

espacio que de alguna manera producía<br />

desesperación y atractivo, tristeza<br />

y ensoñación, que nos colocaba en un<br />

umbral que hablaba de nostalgia y<br />

melancolía a la vez, de vacío, que incitaba<br />

ternura e invitaba cobijo y acurruco.<br />

Desfilaban por la pantalla y por las<br />

páginas de los diarios nuevas manipulaciones:<br />

se difundía ahora a la actriz<br />

de cine que buscaba reconocimiento<br />

como artista. El mundo del deporte,<br />

DiMaggio, había ahora pasado al del<br />

intelecto y de las artes, a Arthur Miller.<br />

En la esfera pública se pasaba de Corea<br />

a Vietnam. Se hablaba de Marilyn<br />

y sus películas con Jack Lemmon, con<br />

Laurence Olivier. Se ponía énfasis en<br />

la última que había rodado, The Misfits<br />

(Los inadaptados), el filme-drama de la<br />

autoría de Miller, robusto alegato dirigido<br />

por John Huston, y cuyo reparto<br />

contó con Montgomery Clift y Clark<br />

Gable, además de Marilyn.<br />

Siguieron y se acumularon las<br />

injurias y los encomios del caso. La<br />

derecha se aprovechaba de alguna<br />

celebración en que la actriz, esculturalmente<br />

ataviada, solícita y galante,<br />

le cantaba con delectación morosa un<br />

Happy Birthday a un joven Presidente<br />

cuyo final ni por piensos se presentía<br />

venir. Algún guiño íntimo y secreto<br />

quedó dizque oculto detrás de esa<br />

imagen. Los antagonistas se encargaron,<br />

sin embargo, de echar a rodar lo<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

que dizque faltaba, lo que rezumaba<br />

de la escena. Maduraba el peso de<br />

Vietnam y, a fin de cuentas, había que<br />

ir preparando material para evitar<br />

una presunta reelección. La acusación<br />

de mujeriego, en un país inflexible al<br />

respecto, era un cargo duro de llevar<br />

en ese entonces. No todo, dicho sea,<br />

fue reproche. También hubo elogios.<br />

En primer lugar cuenta esa ya famosa<br />

plegaria, ese Kyrie Eleison, esa<br />

oración fúnebre dirigida al Señor, firmada<br />

por Ernesto Cardenal. Oración<br />

por Marilyn Monroe y otros poemas data<br />

de 1965. El poema que le confiere título<br />

al poemario produce, sin embargo,<br />

la impresión de una perspectiva<br />

inmediata, de algo escrito como una<br />

reacción emotiva frente a la desgracia<br />

ocurrida en Los Ángeles. Coinciden<br />

en ese escrito lo fundamental de Cardenal:<br />

religión, poesía, compromiso.<br />

El poema nos coloca asimismo en una<br />

suerte de columpio en que coinciden<br />

Marx y una mujer hermosa, la Teología<br />

de la Liberación, los ritos y rituales<br />

de la Iglesia católica y, no menos, los<br />

estragos del más asqueroso capitalismo.<br />

Cardenal hace un recorrido poético<br />

de la vida de la Monroe. Da cuenta<br />

de su orfandad, de su condición de<br />

usurpada, de los abusos sufridos. De<br />

su búsqueda de guarida, de casa, de<br />

hogar, de un espacio refugio donde<br />

poder desprenderse de maquillajes y<br />

reflectores, distanciarse de los acosos<br />

de fotógrafos y de los pordioseros de<br />

autógrafos; de hallar acaso un espacio<br />

puro, quizá sagrado, donde poder<br />

sentirse liberta, auténtica.<br />

El poema contrapone a todo eso<br />

otro espacio, uno desalmado, abun-<br />

45


dante en buitres, en mercaderes, un<br />

espacio donde hallan representación<br />

los sinsabores de la vida real de la actriz.<br />

Esa biografía resulta, por analogía,<br />

una más de las que, con variantes,<br />

se incorpora a las tantas que se dan en<br />

el Gran Teatro del Mundo. Entendemos<br />

así que Marilyn vino a representar,<br />

a cumplir su papel de huérfana,<br />

de empleadita, de estrella de cine,<br />

parte de un metafórico “guión”, urdido<br />

con perversidad y malicia por<br />

merolicos, por estudios cinematográficos,<br />

por empresas, por traficantes…<br />

de diversiones, por majaderos<br />

agentes de prensa que contaminan<br />

y profanan el ámbito social –con su<br />

realidad en tecnicolor, con su fábrica<br />

de sueños fatuos, con sus absurdos libretos<br />

de cómo representar y de qué<br />

representar– arrastrados por su ansia<br />

de lucro, ajenos al atropello y al pecado<br />

que, en vía de ese empeño, van<br />

regando por el orbe, infectándolo. Ese<br />

guión, pleno de repudio ante abusos<br />

humanos y quizá divinos que entrega<br />

Cardenal, acaba con una llamada<br />

telefónica inconclusa, suspendida en<br />

un horizonte sin nombre, que marca<br />

“WRONG NUMBER”. Esa llamada<br />

era a alguien o a Alguien. La verdad<br />

es que no importa. Lo mundano y lo<br />

celestial se confunden. El reclamo de<br />

las injusticias de nuestro tiempo están<br />

allí y no solo frente a los hombres,<br />

sino, y quizá con espíritu al borde de<br />

lo sacrílego, ante un Ser que de alguna<br />

manera tiene que contestar la llamada<br />

de las Marilyn del mundo, de<br />

las estrellas/ huérfanas/ empleaditas<br />

de tienda. Como en el Kyrie Eleison,<br />

el poema pareciera lanzar la grita:<br />

46<br />

“Señor, ten piedad de nosotros”. El<br />

monje trapista, el sacerdote que es<br />

Cardenal, deja sentado así su alegato<br />

en favor de la justicia en este mundo.<br />

Esa mezcla de lo profano y lo divino<br />

es sin duda compleja, como lo es también<br />

el enlace posmoderno de lo culto<br />

y lo popular, de los múltiples puntos<br />

de mira y de recepción. En este ámbito<br />

hay un elocuente testimonio pop que<br />

dejó el pintor Andy Warhol. Cimentado<br />

en una foto de la autoría de Gene<br />

Korman, el panegírico de Warhol<br />

ocurrió poco después de la muerte de<br />

Marilyn. Hoy por hoy es una de las<br />

reproducciones más reconocidas de<br />

la imagen de la actriz. La pluralidad.<br />

Los multicolores. Los cambios en los<br />

detalles del maquillaje. Las infinitésimas<br />

alteraciones en cada subsecuente<br />

imagen borran y dilatan la identidad<br />

de la persona representada. Marilyn<br />

Monroe es y no es. El “aura” que a primera<br />

instancia la rodea, Benjamin de<br />

por medio, estalla y va disolviéndose,<br />

adquiriendo una diferente función<br />

social en cada nueva reproducción,<br />

según afecta nuevos horizontes de recepción.<br />

La autenticidad del original<br />

va descascarándose y marchitándose,<br />

cual en un “décollage”.<br />

La auténtica Monroe que conjugaba<br />

ese intangible espacio entre la<br />

pureza y lo profano pareciera irse<br />

consumiendo en sí misma, conforme<br />

emerge reciclada en nuevas reproducciones<br />

serigráficas: los pequeñísimos<br />

cambios en colores y en los más<br />

mínimos de los detalles distancian<br />

y borran poco a poco, por un lado,<br />

el original, mientras que por el otro<br />

lo desintegran hasta el punto que la


identidad auténtica pareciera evaporarse,<br />

carecer de significado esencial,<br />

y transformarse en objeto de consumo,<br />

obediente a las intenciones y fantasías<br />

del espectador, y en ese sentido<br />

acumula diferentes e incontables<br />

versiones. Queda inevitablemente en<br />

el aire la pregunta: ¿Cuál es la Monroe?<br />

¿Cómo definirla? Se nos escapa,<br />

se desparrama y escurre en el proceso<br />

de querer atraparla. Los papeles se<br />

confunden. La multiplicidad de imágenes<br />

que la evocan propone que el<br />

objeto inaccesible termina convirtiéndose<br />

en una proyección de nosotros<br />

mismos, de los espectadores.<br />

Las imágenes que desenrolla Warhol<br />

así lo sugieren.<br />

III<br />

Mi tercer “encuentro” con la Monroe<br />

ocurrió el sábado 12 de noviembre<br />

de este año 2011. Por las casualidades<br />

del destino me hallaba en Madrid.<br />

Por igual casualidad leía las páginas<br />

de El País y sus varios suplementos<br />

(revista Sábado, Cultura, Babelia). Así<br />

fue que tropecé de nuevo con Marilyn.<br />

Este último “encuentro”, vale<br />

aclarar, no ha sido el más halagador,<br />

si bien venía precedido de una invitación<br />

a escribir algo sobre la actriz con<br />

motivo, en 2012, de los 50 años de su<br />

muerte, invitación que a primera instancia<br />

había declinado, pero que casi<br />

de inmediato la revisé positivamente.<br />

Doce fotografías que había tomado<br />

Bert Stern (1929-), “la última persona<br />

que retrató a Marilyn Monroe”, llenaban<br />

ese día la página 54 del diario madrileño.<br />

Al pie de la página, en gran-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

des letras de molde, encontramos este<br />

título: “QUIERES FOTOGRAFIAR-<br />

ME DESNUDA, ¿VERDAD?”. Sigue<br />

después un montaje de más titulares,<br />

antes de llegar, finalmente, al nombre<br />

de la articulista, María Porcel Estepa.<br />

Ésta informa más adelante que en una<br />

presunta y reciente conversación que<br />

dizque ella tuvo con Stern –respecto a<br />

las fotos que fueron bautizadas como<br />

The Last Sitting (La última sesión)– éste<br />

le dio cuenta “en conversación telefónica<br />

desde Nueva York” sobre “el<br />

impacto profesional y emocional que<br />

tuvo la sesión en su vida. Todo un<br />

festín erótico que no gustó a Vogue<br />

en su día, hace ahora 50 años”. Esta<br />

última cita, también reproducida en<br />

titulares, prosigue a destacar, otra<br />

vez en letras mayores, el impacto que<br />

Marilyn tuvo en el fotógrafo: “Olvidé<br />

que estaba casado. Estaba enamorado…<br />

Era mucho más guapa de lo que<br />

esperaba” (vale recordar que dicha<br />

sesión –hubo varias en realidad– ocurrió<br />

en junio de 1962).<br />

El artículo de Porcel Estepa confunde.<br />

El lector no lo tiene claro si se<br />

trata de un libro flamante. Tiene que<br />

averiguarlo por su cuenta. Que, en<br />

vista del montaje de titulares, bien<br />

pudo ser esa la intención del artículo…<br />

no persuade del todo. Sea como<br />

fuere, fácil hubiera sido informar que<br />

Taschen Books iba a lanzar el 14 de<br />

diciembre de 2011 una edición numerada,<br />

para coleccionistas, de un libro<br />

caro y de lujo, titulado Monroe by Mailer<br />

and Stern (o acaso Norman Mailer,<br />

Bert Stern: Marilyn Monroe). También<br />

se nos pudo haber dicho de frente que<br />

47


el contenido consiste mayormente en<br />

un charolado reciclaje de lo sabido. La<br />

verdad es, no obstante, que ni siquiera<br />

nos enteramos del título del libro ni de<br />

que a lo mejor se trata de una versión<br />

en inglés. ¿Hay ya una en español? De<br />

lo que no queda duda es que estamos<br />

ante toda una embestida publicitaria<br />

que exige denuncia y protesta.<br />

Entendemos que Porcel Estepa quisiera<br />

forjar una narrativa, promocionar<br />

una historia en torno a Stern y Marilyn.<br />

Lo que pasa, como era de esperar, es<br />

que la historia pareciera convertírsele<br />

en cuento. El informe de prensa se<br />

le vuelve uno de tabloide. ¡Pareciera!<br />

Tanto, en efecto, que la presunta conversación<br />

que Porcel Estepa dizque<br />

tuvo con Stern suena hueca, y hasta<br />

se nos ocurre imaginada. Pero qué se<br />

puede esperar, acaba refunfuñando el<br />

lector, al recordar de lo que es capaz –<br />

según lo que dice la articulista sobre sí<br />

misma– una “muchachita madrileña,<br />

medioperiodista, pseudoinformada y<br />

megaconectada”, una muchachita que<br />

resume su ethos con dos autosatisfechas<br />

palabras: “Se intenta”.<br />

Nadie pretende quitarle a Porcel<br />

Estepa esos ánimos. Pero lo que sí<br />

vale exigirle es que nos hable en directo,<br />

sin rodeos, y nos diga algo sobre<br />

el libro, que lo identifique, que<br />

comente si contiene algo nuevo y en<br />

qué radica esa novedad, que aclare<br />

a su vez la participación de Norman<br />

Mailer (1923-2007) en el proyecto. ¿Es<br />

acaso cierto que la biografía de Mailer<br />

sobre la Monroe es el punto de partida<br />

y una parte importante del libro?<br />

(biografía lanzada en 1973 con tantos<br />

bombos y platillos publicitarios<br />

48<br />

que la revista Time del 16 de julio de<br />

ese año estampó su portada con una<br />

yuxtaposición del encuentro Monroe-<br />

Mailer, portada que venía ilustrada<br />

con sendas fotografías de la autoría<br />

de Bert Stern y Lawrence Schiller, respectivamente).<br />

Esas inquietudes y preguntas<br />

quedan sin respuesta. La articulista<br />

no cumple con su cometido. Lo que<br />

divulga el artículo es lo erótico de<br />

Marilyn, su condición de objeto de<br />

consumo. Porcel Estepa repite lo archisabido,<br />

que la actriz “posó para el<br />

fotógrafo con y sin ropa, rubia y morena,<br />

pensativa y a carcajadas”. ¿A qué<br />

vienen esas palabras? ¿Qué pretenden<br />

a estas alturas del recorrido feminista?<br />

¿Las justifica la promoción comercial<br />

de un libro, no del todo identificado,<br />

que consiste en 1962 ejemplares y que<br />

se va a cotizar por mil dólares el ejemplar?<br />

¿O, mejor, es que el artículo encaja<br />

como un anticipo más de las tantas<br />

previstas celebraciones del 50 aniversario<br />

de la muerte de la diva 2012 que<br />

la diosa Publicidad nos prepara? Ese<br />

parece ser el caso. De hecho, el alboroto<br />

publicitario ya ha empezado. Nos<br />

toca esperar el tiroteo, la avalancha<br />

de promociones sin fin, sexistas, empiezan<br />

ya a abultar. Marilyn se cotiza,<br />

y mucho. Se la consume. El culto de<br />

Mamón se impone.<br />

En esa línea, interesa señalar que<br />

aparte de lo que atañe al objeto de<br />

lujo que lanza Taschen Books, el escrito<br />

de Porcel Estepa “coincide” con la<br />

publicidad de My Week with Marilyn.<br />

¡Eureka! En el International Herald<br />

Tribune (The Global Edition of The New<br />

York Times) del martes 15 de noviem-


e, p. 13, figura una reseña del filme.<br />

El artículo de El País y el que acabamos<br />

de referir del Tribune comparten<br />

una táctica similar de publicidad, en<br />

ambos se promueve la idea de que<br />

nosotros, los consumidores, vamos a<br />

tener acceso a algo inédito, original,<br />

auténtico, con atributos de aura, sobre<br />

Marilyn Monroe. En el artículo en<br />

español leemos: Necesitaba descubrir<br />

algo no capturado. […]<br />

Richard Avedon le había hecho unas<br />

lujosas fotos para la revista Life, ‘estupendas<br />

para el mundillo, pero no íntimas.<br />

No daban ninguna sensación de<br />

quién era ella.<br />

En el artículo en inglés nos dicen<br />

que My Week with Marilyn “shows an<br />

unfamiliar side of an American icon”<br />

(“muestra un lado poco conocido de<br />

un ícono americano”). En el fondo se<br />

trata de una promoción más, de un<br />

ardid publicitario cuyo objetivo es fomentar<br />

el consumo masivo de un producto<br />

y de crear una demanda, la de la<br />

“marca” Monroe, bajo la paradoja de<br />

estar vendiendo algo inédito.<br />

En uno y otro caso el enganche<br />

que se le promete al cliente, al lector<br />

y al espectador, es hacerle partícipe de<br />

algo único. La oferta pondera que la<br />

cuota de mil dólares (750 euros) que<br />

el consumidor habrá de aportar le<br />

confiere el privilegio de una entrada<br />

exclusiva a “la sesión definitiva de un<br />

mito erótico”. A pesar de lo que rotula<br />

El País, aún seguimos esperando algo<br />

“definitivo” sobre Marilyn. Mientras<br />

perdure la fabricación de atributos<br />

que exaltan y atizan la figura de la<br />

diva, prometiendo acceso a algún rito<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

íntimo y secreto que la ha de revelar<br />

metafóricamente desarropada, accesible,<br />

auténtica, el resultado es lo opuesto:<br />

se refuerza el mito. Así, entre más<br />

se mercadea su imagen tanto más se<br />

ofuscan los planos reales de la actriz.<br />

En 2012 se la ve venir envuelta en abultadas<br />

leyendas. Su imagen acaparará<br />

el mercado. Una vez más los buitres<br />

del lucro harán festín de su atracción<br />

y enigma. Los merolicos ya están allí,<br />

tramando, cual rumiantes a la sombra,<br />

ecos de esos demonios goyescos, dando<br />

sus inconcebibles zarpazos.<br />

La mercantilización de Marilyn<br />

Monroe es un hecho, la manipulación<br />

de su imagen, no menos. Las fotografías<br />

de Stern que reproduce El País<br />

encajan en ese ámbito. No obstante,<br />

cabe hacer pausa en ellas. Poco de<br />

consecuencia dice el artículo sobre<br />

esas fotos. Ni siquiera queda del todo<br />

claro que se trata de desnudos que,<br />

por temor a la censura del buen gusto<br />

actual –¿qué más puede ser?–, las<br />

reproducciones solo muestran la cara<br />

y los hombros de la fotografiada. Pero<br />

el haberlas reproducido así truncadas<br />

quizá les confiere un imprevisto mérito,<br />

el enfoque adquiere la cualidad de<br />

un primer plano. Como consecuencia<br />

de esa casualidad, el receptor, nosotros,<br />

puede olvidar el desnudo y fijarse<br />

en los guiños que proyecta la “cándida”<br />

actriz a la cámara. Sin pudor<br />

alguno, Marilyn conspira con ésta.<br />

Su compenetración y diálogo es con<br />

el objetivo del aparato, el fotógrafo es<br />

inconsecuente, diga lo que diga Stern.<br />

Marilyn flirtea y se desnuda indefensa<br />

ante la lente y, como a sabiendas de<br />

que se trata de algo mecánico, la des-<br />

49


carta. Nada revela de sí en realidad,<br />

salvo el aparente deleite de haber entrado<br />

en un sensual juego en que ella<br />

propone, con picardía y presunta inocencia,<br />

alusivos gestos que rezuman<br />

“y “ griegas [ Y ], sugestivas deltas [<br />

∆ ], el saboreo de apetitosas perlas y el<br />

parpadeo de labios morosamente deleitándose<br />

con el roce de dedos sabios.<br />

Su afán, su empresa, es seducir. Lo<br />

consigue entregando su flaqueza, diría<br />

Baudrillard. La actriz, con simulada<br />

ingenuidad, pareciera mofarse del<br />

espectador: provocarlo, manipularlo y<br />

conquistarlo. Está allí la escurridiza y<br />

vulnerable Marilyn, la que coquetea y<br />

cautiva, la que casi con casta crueldad,<br />

valga el oxímoron, incita a la lujuria<br />

imposible. Todo es un simulacro de<br />

espejos sin sustancia, incluso la misma<br />

Marilyn acaba desvaneciéndose,<br />

transformándose en pura ilusión. Esa<br />

falta de solidez es acentuada por las<br />

repeticiones de las imágenes, por las<br />

variantes en la figura de la diva, variantes<br />

que acaban, ya se lo dijo, borrando<br />

su identidad, convirtiéndola<br />

en puro espejismo.<br />

Ahora bien, esa presencia de las repeticiones,<br />

de la cuestión de la identidad<br />

a que remitían las reproducciones<br />

de El País, coincidieron en el horizonte<br />

de mis circunstancias de aquel momento<br />

con múltiples reminiscencias:<br />

con el recuerdo del poema de Cardenal;<br />

con la serigrafía de Warhol; con lo<br />

que recordaba de Walter Benjamin y<br />

su “La obra de arte en la época de su<br />

reproductividad técnica”; con el libro<br />

que leía sobre Goya, donde Todorov<br />

estudia eso de hacer visible lo invisible,<br />

de ir más allá del marco; con las<br />

50<br />

palabras de Kierkegaard sobre la repetición<br />

que figuran como epígrafe a<br />

la novela La Reprise de Robbe-Grillet;<br />

con Corea, Cuba, Vietnam, Irak y las<br />

habidas y por haber guerras y guerrillas,<br />

con sus mercaderes de la muerte;<br />

con The Book of Laughter and Forgetting<br />

de Kundera, obra en la que la memoria,<br />

la transculturación, los sistemas<br />

y regímenes, la traducción de identidades<br />

y el cosmopolitismo resultan<br />

clave; con una novela corta de Sándor<br />

Márai, La herencia de Eszter, que habla<br />

de obligaciones y de imposibles amores;<br />

con Ecuador de Henri Michaux,<br />

donde el autor belga-francés medita<br />

sobre el espacio y sus deslindes, sobre<br />

adornos y rostros, sobre tatuajes/maquillajes;<br />

con las tendencias míticas de<br />

los montuvios y la creación de cultos<br />

y de héroes sobre las que informa De<br />

la Cuadra; también con un comentario<br />

adscrito a Javier Marías [“tradicionalmente,<br />

la derecha en España solo dice<br />

estupideces”] que figura en la sección<br />

“Cultura” de El País de la fecha indicada,<br />

opinión que se divulga cuando<br />

triunfa por popularidad inusitada esa<br />

derecha que “dice estupideces”; y, por<br />

último, con “El poeta en el mundo”,<br />

crónica de Antonio Muñoz Molina, reproducida<br />

en la “Babelia” del mismo<br />

día, sobre Tomás Tranströmer, escritor<br />

sueco, el más reciente ganador del<br />

Nobel de Literatura.<br />

No es por pedantería que alboroto<br />

todas las referencias y comentarios<br />

que menciono. Al respecto, recuerdo<br />

haber leído en “Funes el memorioso”<br />

de Borges que “Pensar es olvidar diferencias,<br />

es generalizar, abstraer”. De<br />

alguna manera las lecturas, hechos y


nombres a que aludo me han ayudado<br />

a pensar el fenómeno Marilyn Monroe.<br />

Me han ayudado a pensar también<br />

en cómo y por qué se celebran los<br />

acontecimientos “históricos”. Todo el<br />

ajetreo sobre Marilyn parece centrarse<br />

en el pronto a ocurrir 50 aniversario<br />

de su muerte, en 2012. Pero allí es<br />

donde empiezan los contrastes y empiezan<br />

las preguntas sobre lo histórico<br />

y lo que constituye la historia.<br />

A menos que entremos en mundos<br />

académicos, ilustrados, poco o nada,<br />

por comparación, se habla, e.g., de los<br />

200 años que van a cumplir las Cortes<br />

de Cádiz de 1812. Me dirán que<br />

el libro de Todorov es una conmemoración<br />

del espíritu de la Ilustración<br />

que, con sus claros y oscuros, se afirmaba<br />

y cogía viada en ese entonces.<br />

¡Sin duda! No obstante, los 50 años<br />

de la muerte de una actriz conmocionan<br />

hoy por hoy más al mundo que<br />

la consolidación de los gérmenes del<br />

espíritu de la razón ocurrido siglos<br />

ha. Un “deceso” pareciera celebrarse<br />

más que “el natalicio” constitucional<br />

de un imaginario social que propuso<br />

una nueva manera de ser y entender<br />

al ser humano en su contexto social. Y<br />

si ajustamos el ángulo de la lente histórica,<br />

¿dónde caben en ese recuento<br />

figuras como José Mejía Lequerica, y<br />

su “Discurso sobre la igualdad ante<br />

la ley y la preservación de la libertad<br />

individual”, o José Joaquín de Olmedo,<br />

y su “Discurso sobre las mitas de<br />

América”, dos “ecuatorianos” que se<br />

distinguieron en la reunión de 1812?<br />

En una época en que la globalización,<br />

internet, y los medios de comunicación<br />

social, imperan, ¿qué papel jue-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

gan los acontecimientos “regionales”<br />

en el horizonte histórico? ¿Qué lugar<br />

ocupan más allá de sus fronteras? ¿Es<br />

que acaso el cosmopolitismo y la publicidad<br />

masiva con todos sus atributos<br />

positivos y negativos se imponen?<br />

Por contraste, el fenómeno Marilyn<br />

invita al menos a recapacitar –ni por<br />

pienso a resolver– el asunto.<br />

Por último, quisiera pensar que en<br />

un momento de crisis económica por<br />

el que atraviesa gran parte de Occidente,<br />

la promoción de libros de lujo<br />

y de películas que dizque ofrecen el<br />

aura de algo original, auténtico, no<br />

puede menos de constituir una brusca<br />

yuxtaposición que invita a la recapacitación,<br />

a pensar que a lo mejor<br />

hay algo que queda fuera del cuadro,<br />

algo que se mantiene oculto y no se<br />

comenta, y que dice mares sobre la<br />

bancarrota de los valores que rigen<br />

la actualidad. ¿Por qué, me digo, recuerdo<br />

esa pintura de Goya, Saturno<br />

devorando a sus hijos, cuando pienso<br />

en la Monroe y la manipulación de<br />

que ha sido víctima. ¿O es que ella<br />

grotescamente devora y es devorada?<br />

Devorada, pero aparentemente<br />

no por Cronos, sino por la publicidad<br />

y el consumismo, por las más de 150<br />

millones de referencias que nos recuerdan<br />

a los devotos que fomentan<br />

su culto, motivados estos, acaso, por<br />

el absurdo, por ese equivalente que<br />

Márai identifica en su novela corta,<br />

como algo propio de: “Los amores<br />

sin esperanza [que] no terminan nunca”.<br />

¿Será eso lo que hay detrás de<br />

cada espectador o lector respecto a<br />

Marilyn? El amor sin esperanza, sin<br />

“fin”, porque sí. ¿O acaso algo similar<br />

51


a lo que Muñoz Molina, en el escrito<br />

referido, dice sentir al leer “Bálticos”<br />

de Tranströmer, un extenso poema<br />

“que arranca hablando de su abuelo<br />

materno cuando piloteaba buques en<br />

la bruma incierta del mar, y la poesía,<br />

incluso traducida, resiste la confrontación<br />

con ese paisaje desmedido”?<br />

Marilyn también tiene algo de<br />

“paisaje desmedido” que resiste entendimiento,<br />

comprensión. Ya vendrá<br />

quizá la poesía en su día a salir al encuentro<br />

de esa confrontación. No es<br />

mi intención trivializar esa analogía,<br />

al contrario. Pero si Muñoz Molina<br />

al concluir su reportaje sobre Tranströmer<br />

dice que va a seguir leyendo<br />

a lo largo de las riberas del Hudson<br />

los sublimes versos del autor sueco,<br />

seguir y persistir con o sin poesía,<br />

es lo mínimo que puede hacer quien<br />

sienta la necesidad de entender a la<br />

diva de Hollywood, de hallar su metafórica<br />

cifra. A sabiendas de que a lo<br />

mejor no van a dar con ella –ni en las<br />

fotografías de Stern ni en la serigrafía<br />

de Warhol ni siquiera en el poema de<br />

Cardenal ni en las películas ni en las<br />

fotos ni en las infinitas fabricaciones<br />

de imágenes e historias que se reproducen<br />

y se reciclan–, los devotos del<br />

culto Monroe persisten. Buscan y buscan<br />

sin éxito; atizados por la publicidad<br />

van tras ese aura que imaginan<br />

existe más allá de la sombra de los<br />

reflectores. A lo largo de esa romería,<br />

sin embargo, uno no puede menos<br />

de pedirles hacer pausa en 1812, en<br />

Goya, en las absurdas repeticiones<br />

futuras… y también en la poesía de<br />

Tranströmer… poesía que apenas vislumbro<br />

y que por ahora ignoro.<br />

52<br />

El 50 aniversario de la muerte de<br />

Marilyn Monroe (1926-1962) está causando<br />

ya una conmoción publicitaria:<br />

libros, película, entrevistas, noticias<br />

de prensa, recuerdos y comentarios<br />

empiezan a abultar. Se trata de promociones<br />

que aprovechan los recursos<br />

de la seducción, del simulacro y<br />

de la repetición, en búsqueda ésta de<br />

un aura de autenticidad. Detrás de<br />

las imágenes de la Monroe, sin embargo,<br />

hay un mundo de sombras y<br />

enigmas. La actriz continúa siendo<br />

una diversión en torno a la que no se<br />

ponen suficientemente en perspectiva<br />

los conflictos entre la tradición y<br />

la ruptura, la modestia y la lujuria,<br />

lo profano y lo divino, lo abierto y lo<br />

cerrado, la desintegración de la identidad<br />

y la hegemonía del objeto, etc.<br />

Todo es imagen y consumo, las guerras<br />

y las guerrillas y sus desastres<br />

pasan a segundo plano. Parece que<br />

menos importan los 200 años del natalicio<br />

constitucional de las Cortes de<br />

Cádiz, resultado de los claros y oscuros<br />

del espíritu de la Ilustración, que<br />

la celebración de las cinco décadas de<br />

un deceso. Importa mantener el fetiche<br />

de la diva. ¡Mamón se impone!


LA FUERZA DE LA PALABRA<br />

Si he sufrido la sed, el hambre,<br />

todo lo que era mío y resultó ser nada,<br />

si he segado las sombras en silencio… me<br />

queda… me queda la palabra.<br />

Alejada por razones de tiempo, de<br />

algunas ediciones de <strong>Spondylus</strong>, quiero<br />

volver a sus páginas –si se me permite–<br />

para compartir con los lectores unas<br />

cuantas reflexiones en torno a un tema<br />

que en mi consciente o en mi subconsciente<br />

me martillaba desde hace mucho<br />

tiempo y que lo estructuré y expuse en<br />

Guayaquil, y que por el mensaje que<br />

lleva estimo que no debo archivarlo sin<br />

compartirlo por escrito en una revista<br />

como ésta. No es de carácter histórico,<br />

pero como no se encasilla en un solo<br />

campo, bien vale incluirlo en estas páginas.<br />

Y digo:<br />

Ab. Marigloria Cornejo Cousín<br />

Blas de Otero<br />

(español)<br />

Les quiero pedir a los chicos y a los jóvenes,<br />

con la autoridad que me dan<br />

los años, que lean.<br />

Yo también he leído, de chico, y fueron<br />

los libros quienes me ayudaron a<br />

comprender y a querer la grandeza de la<br />

vida. Quienes sembraron en mi alma lo<br />

que luego los años pudieron expandir.<br />

(…) Leer les agrandará, chicos, el deseo<br />

y el horizonte de vida.<br />

Ernesto Sábato<br />

La fuerza de la palabra<br />

Y por qué ese título?… Simplemente<br />

porque estoy convencida de<br />

que ese don –hablado o escrito– como<br />

atributo exclusivo de la especie humana<br />

es el mejor instrumento de que<br />

disponemos para expresar lo que<br />

creemos, lo que sentimos, lo que esperamos,<br />

pues nos permite entablar<br />

puentes entre los hombres e imprimir<br />

en ellos sensaciones diversas: ternura,<br />

bonanza, suavidad, impotencia, alegría,<br />

esperanza, calidez, y un largo,<br />

muy largo etcétera.<br />

No olvidemos que para muchos<br />

la Biblia, en el Evangelio de San Juan<br />

dice: “En el principio era el verbo y el<br />

verbo era Dios”, expresión que enfoca<br />

a la palabra no solo desde el ángulo<br />

religioso o filosófico, sino también lingüístico,<br />

confirmando además que la<br />

palabra es la primera institución social<br />

como decía Juan Jacobo Rosseau (Ensayo<br />

sobre el origen de las lenguas, p. 23).<br />

Hace muchísimos años, oyendo en<br />

una conferencia a D. Luis Calvo Sotelo,<br />

distinguido español, miembro de la<br />

Real Academia de la Lengua, aprendí<br />

que el lenguaje es como el mar en consideración<br />

a su eterno movimiento, ya<br />

que no podríamos jamás concebirlo<br />

en quietud absoluta, pues no hay mar<br />

que tenga en algún momento absolu-<br />

53


ta tranquilidad: en algún momento se<br />

eriza, en otro lo empujan corrientes<br />

subterráneas que lo enfrían o lo aquecen<br />

y hasta el ruido que cambia de<br />

tono lo dulcifica y lo adormece; o lo<br />

embravece o lo encrespa.<br />

Desde ese ángulo, el lenguaje es<br />

como el mar en permanente movimiento:<br />

todos los días nacen y mueren<br />

nuevas palabras, y aun las que<br />

siguen en pie cambian de significado,<br />

o de importancia, o de pronunciación;<br />

pero, en cualquier caso, lo que yo<br />

quiero resaltar para ustedes, es que<br />

ese maravilloso don o mágico instrumento<br />

que hace de nosotros seres de<br />

la escala superior, nos entrega: fuerza,<br />

verdad, firmeza, poder transformador.<br />

Y en todos los casos, la vigencia<br />

de la palabra, que siempre debería<br />

contribuir a mantener encendidas las<br />

luces del espíritu y del conocimiento.<br />

54<br />

*<br />

Y bien, volvamos a mi planteamiento<br />

inicial: el del instrumento de<br />

la palabra que evidentemente es la<br />

esencia de la comunicación y con ese<br />

enfoque debemos cuidar su verdadero<br />

efecto, pues con ella o con ellas, o<br />

a través de ellas, podemos muy fácilmente<br />

conducir a nuestros oyentes o<br />

a nuestros lectores al mundo que realmente<br />

debemos crear bajo el imperio<br />

del amor, de la paz, de la comprensión,<br />

del respeto, de la moral, de la<br />

verdad, de la fuerza de la razón, de la<br />

armonía, del conocimiento; un mundo<br />

en el que deberíamos hacer que lo importante<br />

permanezca frente a lo transitorio<br />

y temporal llamado a fenecer.<br />

De ahí que sean fácilmente comprensibles<br />

y dignas de análisis y encomio<br />

las hermosas frases que pronunció<br />

el presidente Juan Manuel Santos<br />

al inaugurar la Feria Internacional del<br />

Libro en Bogotá hace dos años, cuando<br />

confesó que su propósito era, desde<br />

la Primera Magistratura, hacer de<br />

las palabras “un instrumento de paz”,<br />

y lanzó públicamente un propósito<br />

digno también de imitarse: el Plan<br />

Nacional de Lectura, insistiendo en la<br />

razones que justifican su promoción<br />

tales como lograr una mejor calidad<br />

de nuestro capital humano, un mayor<br />

acceso a la educación y a la cultura,<br />

y una incuestionable facilidad en la<br />

adquisición de conocimientos y de<br />

información. Aunque aclaró también<br />

que siendo él un asiduo lector, su Plan<br />

se justificaría también por el solo placer<br />

infinito que significa leer.


Y no cabe duda respecto a esa expresión,<br />

pues nada vigoriza más el<br />

espíritu y la moral de un pueblo que<br />

la lectura edificante y creadora. Y, por<br />

eso quizá el propio Magistrado dijo<br />

con énfasis:<br />

Si pensamos mal, si hablamos con<br />

odio o con intemperancia, nuestras<br />

acciones seguirán la misma tónica y<br />

nuestro futuro será violencia y sufrimiento.<br />

En cambio, si pensamos bien;<br />

si les damos a nuestras palabras un<br />

contenido constructivo de concordia,<br />

de tolerancia, de apertura, abriremos<br />

las puertas a un futuro promisorio.<br />

De ahí la necesidad de hablar con<br />

exactitud y de no atribuir a las palabras<br />

significados que no tienen, sino<br />

de usarlas con su genuina significación<br />

y, además, de la necesidad de<br />

servirnos de ese instrumento para<br />

ejercitar nuestra inteligencia y desarrollar<br />

nuestra propia imaginación.<br />

*<br />

Pero volvamos a eso que yo señalo<br />

como la “fuerza de la palabra”, aceptándola<br />

como un especial elemento de<br />

inigualable expresión y afirmación de<br />

la especie humana, con capacidad de<br />

significar más de lo que su sentido ordinario<br />

expresa, pues quien la usa puede<br />

llevarla a cauces semánticos ilimitados;<br />

y, si nos hiciéramos alguna retrospección,<br />

con seguridad, confesaríamos que<br />

por lo menos alguna vez nos ha turbado<br />

descubrir algo que transforma pensamientos<br />

y actitudes, y que sin querer<br />

nos eleva espiritualmente a planos de<br />

otra dimensión, haciendo que se comparta<br />

plenamente la expresión de Una-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

muno que nos enseñó: “la palabra es el<br />

soplo vivo que trae a la inteligencia del<br />

hombre el consuelo de la Revelación”.<br />

Con su fuerza y por su expresión<br />

gráfica la palabra convoca año tras<br />

año, en muchísimos puntos geográficos<br />

del mundo, a las denominadas<br />

Ferias del Libro, como fiestas literarias<br />

por excelencia que reúnen a sus<br />

seguidores –para vivir esa experiencia<br />

única que se ofrece desde la lectura.<br />

Deberíamos marcarnos metas de<br />

este orden con ejemplos probados en<br />

nuestra América como el de la ciudad<br />

de Buenos Aires, Argentina, declarada<br />

por la UNESCO, en el año 2011,<br />

“Capital Mundial del Libro”; o como<br />

Cuba, país en el que pese a sus grandes<br />

limitaciones de orden económico<br />

no ha dejado de poner al libro como<br />

el primer elemento que proporciona<br />

conocimiento y desarrollo a través del<br />

poder mágico de la cultura.<br />

Esto, evidentemente, sin apartarnos<br />

del viejo modelo que nos dejó España<br />

con una especie de complicidad<br />

establecida entre autores, editores, libreros<br />

y lectores, institucionalizando<br />

algo así como una cita anual para la<br />

palabra escrita, la misma que ha ido<br />

cambiando hasta llegar a los niveles<br />

alcanzados en la actualidad por la<br />

industria editorial y al proceso de democratización<br />

de la lectura, que implica<br />

una oferta más barata y un público<br />

lector más plural, encontrando<br />

paralelamente a ello que los entes encargados<br />

de la instrucción y la cultura<br />

encaucen sus políticas en beneficio de<br />

los ciudadanos dentro del contexto de<br />

las actuales tecnologías.<br />

55


Concomitantes con estos eventos<br />

en los que por supuesto deben lucirse<br />

los editores nacionales y extranjeros,<br />

hay un abanico de actividades cuya<br />

primera prioridad debe ser inculcar<br />

en la niñez el hábito de la lectura, especialmente<br />

en este momento en que<br />

la humanidad se avoca al proceso<br />

de la digitalización de los fondos de<br />

las grandes bibliotecas que arrastra<br />

como consecuencia la irrupción del<br />

libro electrónico, que ha generado ya<br />

una verdadera revolución en la historia<br />

del lenguaje y la lectura. Y cómo<br />

no generarla con solo conocer la cifra<br />

gigantesca de 32 millones de títulos o<br />

más que dicen que registra el mundo.<br />

Pero no nos apartemos de la fuerza<br />

de la palabra, que es la que nos aglu-<br />

56<br />

tina siempre a quienes asisten a las<br />

Ferias que yo considero “ fiestas de<br />

las letras” y que también ha emocionado<br />

a mujeres como Rosa Amelia<br />

Alvarado, quien en su incorporación<br />

a la Academia Ecuatoriana de la Lengua<br />

expresó hace pocos años que “la<br />

humanidad no muera de silencios”;<br />

y, también, esta fuerza de la palabra se<br />

siente y se lee en las páginas de Sonia<br />

Manzano Vela para quien, literalmente,<br />

“por la simple fricción de las palabras<br />

se llega al éxtasis”.<br />

Y bien, peinado el tema y compartido<br />

con ustedes, estoy feliz y expreso<br />

mi deseo profundo para que la fuerza<br />

de la palabra siga impulsándonos y<br />

haciendo que resplandezca siempre<br />

la vitalidad del Verbo.


CIEN AÑOS DE LA PLAZA ALFARO<br />

No voy a hacer una semblanza de<br />

Eloy Alfaro; no voy a escribir de la posible<br />

influencia y formación que el cacique<br />

indígena montecristence Calixto<br />

Quijije pudo ejercer sobre Eloy Alfaro<br />

hasta su muerte por envenenamiento<br />

en 1962; no haré un recuento de esos<br />

35 o 36 años de su trajinar guerrillero<br />

en montañas costeras y en cordilleras<br />

andinas que lo llevaron al poder en<br />

1895 y que motivaron a que los futuros<br />

coroneles montoneros Zenón Sabando<br />

y Crispín Cerezo empezaran a formar<br />

grupos rebeldes desde 1965 con enfrentamientos<br />

militares contra fuerzas<br />

del Gobierno en esta provincia; no escribiré<br />

sobre la personalidad de Alfaro<br />

ni sobre su pensamiento universal y<br />

solidario con el resto de las naciones<br />

hermanas de América Latina; en ningún<br />

momento voy a exponer sobre<br />

la dimensión, el alcance y la trascendencia<br />

de sus obras que permitieron<br />

la transformación radical de un país<br />

como el nuestro, sumido hasta entonces<br />

en el oscurantismo académico<br />

medioeval y truncado en su desarrollo<br />

económico por la existencia de un<br />

sistema cerrado de economía, dirigida<br />

por pocos y grandes terratenientes de<br />

* Cronista Vitalicio de Portoviejo, miembro<br />

correspondiente de la Academia Nacional<br />

de Historia.<br />

Ramiro Molina Cedeño*<br />

Costa y Sierra, y la voracidad extrema<br />

de importadores y exportadores<br />

guayaquileños; no escribiré tampoco<br />

acerca de que el primer enfrentamiento<br />

y debate ideológico que se da en el<br />

Ecuador de entonces, se dio entre la<br />

Iglesia y el pensamiento radical de Alfaro,<br />

debate que se dio aquí, en Manabí,<br />

y más concretamente en Portoviejo,<br />

enfrentamiento que se produce desde<br />

1885 con la llegada del obispo Alemán<br />

Pedro Schumacher a este territorio y<br />

que conllevó a que se construyera la<br />

catedral de la ciudad en un lugar oscuro,<br />

solitario y alejado de la ciudad,<br />

precisamente atrás de la Plaza Alfaro,<br />

catedral que con sus torres y su estructura<br />

fabulosa como se la concebía<br />

en esos tiempos tendría por objetivo<br />

principal empequeñecer la imagen y<br />

el pensamiento de Alfaro, enfrentamientos<br />

que la Iglesia mantuvo hasta<br />

fines del siglo XX, debates de principios<br />

ideológicos que llevaron a Alfaro<br />

a radicalizar posiciones contra la Iglesia,<br />

lo que permitió más tarde, ya en<br />

la Constitución de 1896, separar a la<br />

Iglesia del Estado, diciéndole al pueblo<br />

que Dios es fe, es espíritu, y que las<br />

leyes son normas hechas por hombres<br />

que rigen la conducta del hombre en<br />

sociedad y facilitan su ordenamiento<br />

y desarrollo, convirtiendo de esta<br />

manera al Ecuador en un estado laico,<br />

57


en un país que cimenta y fomenta su<br />

desarrollo en un modelo económico<br />

de libre mercado, donde se ajustan las<br />

normas y reglas para la implantación<br />

del sistema capitalista, a través de la<br />

existencia y empoderamiento del naciente<br />

sistema financiero, que desde<br />

entonces y hasta hace poquísimos<br />

años dirigió y manejó la economía<br />

ecuatoriana, sumiéndonos a la gran<br />

mayoría en una pobreza económica de<br />

asfixia y humillación permanente.<br />

Para hacer esta crónica, debí empezar<br />

preguntando y preguntándome<br />

cómo era Portoviejo a comienzos del<br />

siglo XX, más concretamente para 1911.<br />

Portoviejo era una ciudad pequeña,<br />

con unas quince calles y no más de<br />

veinte manzanas o cuadras y que como<br />

cantón no llegaba a veinte mil habitantes;<br />

sus calles eran de tierra, apisonada<br />

por el andar permanente de hombres y<br />

mujeres, de caballos, de burros, de mulares,<br />

tan importantes y necesarios en<br />

esos años en que no habían más de dos<br />

o tres vehículos a motor en Portoviejo;<br />

para entonces, el Municipio gastaba ingentes<br />

cantidades de dinero para regar<br />

las calles, con agua de río, de cuando<br />

en cuando y en verano, para evitar que<br />

el fuerte viento levantara polvaredas,<br />

mientras que en invierno, para impedir<br />

la formación de lodazales, se sacaba<br />

arena del mismo río para cubrir sus<br />

calles, a lo menos las principales, y se<br />

armaban, de esquina a esquina, puentes<br />

bajos de caña guadúa para cruzarlas,<br />

de una acera a otra.<br />

Eso era Portoviejo, un pueblo con<br />

gente alegre y de trabajo, que siempre<br />

gustó de francachelas y fiestas popu-<br />

58<br />

lares, con agitada vida diurna y alegres<br />

noches de esquinas y galladas,<br />

con la gente caminando y enamorando<br />

en su Plaza de Armas, vieja plaza<br />

que por ordenanza municipal se convertiría<br />

en 1913 en un parque, con<br />

un kiosco y unas verjas importadas<br />

desde Alemania, verjas que también<br />

permitirían el cerramiento perimetral<br />

del cementerio, ciudad donde se elevaban<br />

majestuosos los campanarios<br />

de La Merced, la Catedral, del Cuerpo<br />

de Bomberos y del Colegio Olmedo,<br />

y el torreón que guardaba el reloj<br />

público en el remozado Palacio Municipal,<br />

mientras se habían terminado<br />

de construir con noble madera, caña<br />

guadúa, enquinche y tejas de fierro<br />

los elegantes y espaciosos edificios<br />

del Cuerpo de Bomberos, de la Cárcel,<br />

de la Gobernación, todos frente y<br />

junto al parque.<br />

La economía de nuestros ancestros<br />

se basaba principalmente en los<br />

ingresos provenientes de los sueldos<br />

de la burocracia estatal que dinamizaba<br />

y alentaba el comercio, así como<br />

de los ingresos económicos que generaban<br />

los agricultores y los artesanos,<br />

tan comunes en esa época.<br />

Eran los tiempos del buen vestir y<br />

del buen decir, los tiempos en que la<br />

palabra dada era un cheque en blanco<br />

entregado y de cumplimiento obligatorio,<br />

porque ellos fueron educados y<br />

formados bajo rectos principios morales<br />

y éticos, con elevado sentimiento<br />

cívico y cumplidores de normas<br />

protocolarias sociales.<br />

Para entonces, entre todos se conocían<br />

y saludaban, lo hacían entre


lancos, mestizos y negros, entre ricos<br />

y pobres, conocían de sus tristezas<br />

y alegrías y aun, como en toda sociedad<br />

humana, cuando sus divergencias<br />

políticas e ideológicas los separaran<br />

o desunieran temporalmente y<br />

las diferencias económicas marcaran<br />

diferencias sociales, en unidad de acción<br />

y pensamiento, cooperaban entre<br />

todos cuando la ciudad así lo requería<br />

y demandaba.<br />

Bajo este contexto, en el lugar donde<br />

hoy se encuentra la Plaza Alfaro, en<br />

ese espacio físico que fue propiedad<br />

de Mercedes Vera viuda de Emilio<br />

Monge, terreno colindante con el viejo<br />

camino a Rocafuerte y que ahora es la<br />

Avenida José María Urbina o Avenida<br />

Universitaria, camino por el que, desde<br />

Montecristi y cruzando por Picoazá,<br />

ingresó Alfaro para ocupar militarmente<br />

a Portoviejo en noviembre y el<br />

1 de diciembre de 1884, de esta fecha<br />

última, cinco días después de la batalla<br />

naval de Balsamaragua.<br />

El 25 de junio de 1911, con la presencia<br />

de los miembros de la Corporación<br />

Municipal, presidido por don<br />

Marco A. Balda y el gobernador de<br />

la provincia, general Medardo Alfaro<br />

Delgado, se reúnen los portovejenses<br />

para festejar un nuevo onomástico<br />

del manabita, del revolucionario, del<br />

estadista, del mejor presidente que<br />

hayamos tenido los ecuatorianos, el<br />

general Eloy Alfaro Delgado, festejo<br />

que se cumple en homenaje y en ausencia<br />

del general inaugurándose la<br />

Plaza Alfaro, con una dotación de 6<br />

bancos de fierro fundido y madera e<br />

iluminado por cinco faroles, y simul-<br />

No. 33 • Un encuentro con la historia<br />

táneamente, la Corporación Municipal<br />

dispone que se pague al capitán<br />

Augusto González Illescas, y con cargo<br />

al presupuesto de la institución, la<br />

cantidad de treinta sucres para hacer<br />

el levantamiento de un plano de la<br />

ciudad en el que incluya la Plaza Alfaro<br />

y se incorporen los nombres de<br />

las nuevas calles que se proyectaron,<br />

y que son, hacia el oeste:<br />

Pedro Gual, 9 de Octubre, Venezuela<br />

que es hoy la calle Francisco de Paula<br />

Moreira, Colombia que es la calle<br />

Alajuela, cortada en su centro y mal llamada<br />

actualmente Paseo de los Obispos<br />

porque hasta fines del siglo XX la<br />

Iglesia no bajaba la guardia y combatía<br />

aún contra el pensamiento alfarista; 24<br />

de Mayo que es la calle Quito, 5 de Junio<br />

que es la Ramos Iduarte, Selva Alegre<br />

que es la calle América.<br />

Mientras que perpendicularmente<br />

se proyectaban las calles:<br />

Montúfar que es la prolongación<br />

actual de la calle Ricaurte, Febres<br />

Cordero, prolongación de la calle Ley,<br />

hoy calle Chile. Plano original que se<br />

encuentra bajo custodia, en depósito<br />

y exposición permanente, en el Museo<br />

de Fundación Valdivia.<br />

Poco tiempo después de inaugurarse<br />

la Plaza Alfaro, luego de la inmolación<br />

del general Alfaro en Quito,<br />

de la rendición de los Concha en<br />

Esmeraldas, cuando los hombres<br />

leales al pensamiento alfarista colgaron<br />

sus armas, crearon el Comité<br />

6 de Diciembre de 1884, comité que<br />

trabajó por mantener su ideario y los<br />

principios liberales por los que habían<br />

combatido y que muchos ofren-<br />

59


daron sus vidas; este es el comité que<br />

el 5 de agosto de 1923 decide gastar<br />

esfuerzos y dineros para traer desde<br />

Jaramijó hasta Portoviejo, la hélice del<br />

vapor Alajuela, tarea que no se llegó a<br />

cumplir por lo difícil de su transportación<br />

y que finalmente fue llevado al<br />

Colegio Militar Eloy Alfaro de Quito<br />

donde se exhibe majestuosa parte de<br />

nuestra historia.<br />

Este mismo Comité 6 de Diciembre,<br />

el 6 de diciembre de 1924 procedió<br />

a colocar, con el permiso y complacencia<br />

de la ciudad, la primera<br />

60<br />

piedra donde se levantaría el pedestal<br />

del busto del general Eloy Alfaro Delgado,<br />

busto que es encargada su construcción,<br />

por intermedio del combatiente<br />

liberal coronel Pedro Concha<br />

Torres, a la escultora nacional Rosario<br />

Villagómez Fabara, el 17 de diciembre<br />

de 1924, busto fundido en bronce que<br />

llegó a Portoviejo, procedente de Quito,<br />

en el tren de las once de la mañana,<br />

el día lunes 18 de enero de 1926, para<br />

el 6 de diciembre del mismo año inaugurarse<br />

el busto. A lo menos esto nos<br />

dicen los documentos.

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