Dios ha sido bueno - Cuarto día

forma absoluta lo que el cursillo siempre pretendió,
es ofrecer campo a erróneas definiciones del cursillo
que nunca estuvieron en línea con la intención
fundacional, distorsionando la esencia, cambiando
la estrategia del cursillo y por supuesto caminando
precisamente hacia un horizonte muy distante al de
la finalidad, que no es abstracta, sino precisamente
concreta y que es: La persona misma.
¿De dónde viene esta definición? No hay que
rebuscar mucho, cuando nos asomamos en la
inquieta juventud de Eduardo, convencido de su fe, de
criterio cristiano, de pensamiento profundo, estudioso
y analítico como el que más, hombre de su tiempo,
“seglar” diríamos hoy, con su vida da definición a
este vocablo, hombre del siglo, del siglo en que
vive, inmerso en su realidad, inmerso en su tiempo,
su realidad que en si misma define, Eduardo mismo
es definición, el mismo es ambiente, el mismo es “la
persona” viviendo “su circunstancia, su entorno”, fiel
exponente de la normalidad, la sinceridad, del amor
y la amistad, no sólo lo sabe bien, lo vive a plenitud
donde se desenvuelve, en su hogar, lo vive con sus
amigos del servicio militar, con quienes comparte
en las interminables tertulias que siempre le hacen
regresar tarde a casa para dormir; estudia, lee,
debate las obras de los escritores de su tiempo, lo
lee todo, lo estudia todo, siempre le acompaña un
libro, le fascina Romano Guardini, le apasiona Ortega
y Gasset que también está en la cresta de la ola, ese
gigante de las letras y que toda su obra gira alrededor
de esta inquietud: “La persona y su entorno”.
El ambiente: “La persona y su entorno”.
Se desborda la influencia de Ortega y Gasset en
el histórico y mal estudiado, pero siempre vigente
documento a quienes algunos llaman el manifiesto:
“Realidad aún no realizada”, cuando salta a la vista
Melchor, que representa a los
europeos, ofreció al Niño Dios
un presente de oro que atestigua
su realeza.
la famosa frase: “No es eso, no es eso”, allí esta la
respuesta, “ambiente” precisamente no es eso, no es
solamente el entorno, sino que se refiere en primera
prioridad a “la persona”, el punto de partida, el yo
mismo de cada uno, lo otro, lo temporal, lo cambiante
(la circunstancia, el entorno) es solamente una parte
de lo que realmente es el ambiente, sin persona no
hay entorno, sin persona no hay circunstancia, sin
persona no hay prójimo, “la persona es ambiente de
los demás”, cuando decimos en el rollo que hay que
empezar por Jerusalén, empezar por conquistarse
uno mismo, ese yo mismo es el primer “ambiente”
que hay que conquistar, no se puede dar lo que no se
tiene, para animar hay que tener animo, para hacer
arder hace falta estar ardiendo, para conquistar
primero hay que haber sido conquistado, saltan
preguntas: ¿Soy yo ambiente conquistado?.
Soy el prójimo de mi prójimo, las circunstancias
son temporales y cambiantes, el entorno, esas
realidades temporales en que estamos inmersos se
van vertebrando con el peregrinar de nuestras vidas,
porque somos vertebras vivas en las estructuras
existentes, no por excursiones esporádicas de
conquistas y normas inventadas y dirigidas desde un
despacho ni rayos de luz provenientes de un planeta
distante, somos seglares, hombres de este siglo
que desde la normalidad de nuestro diario vivir en
amistad, con amor; tratamos y a veces hasta logramos
precisamente con nuestras vidas transparentar a un
Cristo cercano y total a quienes que nos rodean.
De Colores.
Por: Ángel Delgado de Miami, Florida.
4° Día de Colores
27