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Flavio Josefo - Las Guerras de los Judios.pdf - Historia de Costa Rica

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IV<br />

De la guerra <strong>de</strong> Alejandro con Antíoco y Areta, y <strong>de</strong> Alejandro e<br />

Hircano.<br />

Otra vez le fue principio <strong>de</strong> revuelta Antíoco, llamado también Dionisio, hermano <strong>de</strong> Demetrio, pero el postrero <strong>de</strong><br />

aquel<strong>los</strong> que tenían a Seleuco por principio y autor <strong>de</strong> su linaje. Porque temiendo a éste, el cual había echado y vencido a<br />

<strong>los</strong> árabes en la guerra, hizo un foso muy gran<strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Antipátrida en todo el espacio que hay allí cercano a <strong>los</strong><br />

montes, y entre las riberas <strong>de</strong> Jope; y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l foso edificó un muro muy alto y unas torres <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la<br />

entrada; pero no pudo <strong>de</strong>tener con todo esto a Antíoco. Porque quemadas las torres, y habiendo henchido <strong>los</strong> fosos, pasó<br />

con su ejército; y menospreciando la venganza, <strong>de</strong> la cual <strong>de</strong>bía usar con aquel que le había prohibido la entrada, luego<br />

siguió la empresa contra <strong>los</strong> árabes.<br />

El rey <strong>de</strong> éstos apartáse a parte más cómoda para su gente; Pero luego volvió a la pelea con hasta número <strong>de</strong> diez mil<br />

hombres, y acometió la gente <strong>de</strong> Antíoco sin darle tiempo para pensar en ello ni aparejarse. Y trabada una valerosa batalla,<br />

mientras Antíoco estaba salvo, su ejército permanecía resistiendo, aunque <strong>los</strong> árabes p9co a poco lo <strong>de</strong>spedazasen y<br />

acabasen. Pero <strong>de</strong>spués que éste fue muerto, porque socorriendo a <strong>los</strong> vencidos no temía <strong>los</strong> peligros, todos huyeron,<br />

muriendo la mayor parte <strong>de</strong> el<strong>los</strong> peleando y huyendo. Los <strong>de</strong>más, habiendo venido a parar al lugar <strong>de</strong> Caná, todos murieron<br />

<strong>de</strong> hambre, excepto muy pocos. De aquí <strong>los</strong> damascenos, enojados con Ptolomeo, hijo <strong>de</strong> Mineo, júntanse con<br />

Areto, y hácenlo rey <strong>de</strong> Siria Celes: el cual, habiendo hecho guerra con Ju<strong>de</strong>a, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber vencido en la batalla a<br />

Alejandro, hizo partido con él y retiróse.<br />

Alejandro, tomada Pela, fuese otra vez para Gerasa, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> las riquezas <strong>de</strong> Teodoro; y habiendo cercado con tres<br />

cercos a <strong>los</strong> que la querían <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r, ganó el lugar. Tomó también a Gaulana y a Seleucia, y sojuzgó aquella que se llama<br />

la Farange <strong>de</strong> Antíoco. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo dicho, habiendo también tomado el fuerte castillo <strong>de</strong> Gamala, y preso al capitán <strong>de</strong><br />

él, Demetrio, revuelto en muchos crímenes y culpas, vuélvese a Ju<strong>de</strong>a, acabados tres años en la guerra, y fue recibido por<br />

<strong>los</strong> suyos con gran<strong>de</strong> alegría por el próspero suceso <strong>de</strong> sus cosas.<br />

Pero sucedióle, estando en reposo y acabada la guerra, el principio <strong>de</strong> su dolencia; y porque le fatigaba la cuartana,<br />

pensó que echaría <strong>de</strong> sí aquella calentura si se volvía otra vez a poner en <strong>los</strong> negocios y ocupaba en el<strong>los</strong> su ánimo; dióse a<br />

la guerra y trabajos militares, Sin tener cuenta con el tiempo: y fatigando su cuerpo más <strong>de</strong> lo que podía sufrir, en medio<br />

<strong>de</strong> las revueltas murió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> treinta y siete años que reinaba, <strong>de</strong>jando el reino a Alejandra, su mujer, pensando que<br />

<strong>los</strong> judíos obe<strong>de</strong>cerían a cuanto ella mandase; porque siendo muy <strong>de</strong>semejante a él en la crueldad, resistiendo a toda maldad,<br />

enteramente había ganado la voluntad <strong>de</strong> todo el pueblo. Y no le engañó la esperanza, porque por ser tenida por mujer<br />

muy pía, alcanzó el reino y principado. Porque sabía muy bien la costumbre que <strong>los</strong> <strong>de</strong> su patria tenían, y aborrecía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el principio al que quebrantaba las leyes sagradas.<br />

Como ésta tuviese dos hijos habidos <strong>de</strong> Alejandro, al mayor, llamado Hircano, parte por ser primogénito, lo <strong>de</strong>claró<br />

por pontífice, y parte también porque era más reposado, sin que pudiese tenerse esperanza que sería molesto a alguno, lo<br />

hizo rey; y el menor, llamado Aristóbulo, quiso más que viviese privadamente, porque mostraba ser más bullicioso y<br />

levantado.<br />

Juntóse con la señoría <strong>de</strong> esta mujer una parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> judíos que era la <strong>de</strong> <strong>los</strong> fariseos, <strong>los</strong> cuales honraban y acataban<br />

más la religión, al parecer, que todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, y <strong>de</strong>claraban más agudamente las leyes, y por esta causa <strong>los</strong> tenía en más<br />

Alejandra, sirviendo a la religión divina supersticiosamente. Estos, disimulando con la simple mujer, eran tenidos ya como<br />

procuradores <strong>de</strong> ella, mudando a sus volunta<strong>de</strong>s, quitando y poniendo, encarcelando y librando a cuantos les parecía, <strong>de</strong> tal<br />

manera, que parecían ser ya el<strong>los</strong> <strong>los</strong> reyes, según gozaban <strong>de</strong> <strong>los</strong> provechos reales: y Alejandra había <strong>de</strong> pagar las expensas<br />

y gastos, y sufrir todos <strong>los</strong> trabajos. Pero ésta tenía un maravil<strong>los</strong>o regimiento en saber regir y administrar las cosas<br />

mas altas y más importantes; y puesta toda en acrecentar su gente, hizo dos ejércitos, con no pocos socorros que hubo, por<br />

su sueldo, con <strong>los</strong> cuales no sólo fortificó el estado <strong>de</strong> su gente, pero se hizo aún <strong>de</strong> temer al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>los</strong> extranjeros. Y<br />

como mandase a todos, ella sola obe<strong>de</strong>cía a <strong>los</strong> fariseos <strong>de</strong> su buena voluntad.<br />

Mataron finalmente a Diógenes, varón muy señalado que había sido muy amigo <strong>de</strong> Alejandro, trayendo por causa <strong>de</strong><br />

su muerte que aquel<strong>los</strong> ochocientos, <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales hemos hablado arriba, fueron puestos en cruz por el rey a instancia <strong>de</strong><br />

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