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Revista cultural electrónica
Año7. Nº6/7. Noviembre 2011. Lima-Perú.
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Lima a través del tiempo
Arturo Gutiérrez
En Lima, muchas veces sentimos que siempre fue como ahora, caótica, gris, llena de
cemento decimos “quien habrá sido el que planificó Jesús María, con sus cuadras
triangulares y calles de seis esquinas”, nos desplazamos por las diferentes avenidas a
todo lo largo de la urbe, sin saber que parte de ésta se usa desde hace siglos e incluso
hace miles de años.
Tampoco sabemos cómo fue cuando los primeros pobladores se asentaron en la región,
cómo se llegó a transformar de un árido desierto a una zona boscosa y con terrenos de
cultivo, y luego a la ciudad que ahora es. Qué fuerza de planificación tan grande se
desarrolló en los pobladores de nuestra Lima pre Inca, sentido que hemos perdido al
desaprovechar el paisaje natural de la ciudad.
Lima a través del tiempo
Lima es parte de la gran planicie costera, que se forma a lo largo de todo Chile y la
mayor parte de Perú, y se extiende uno de los desiertos más áridos del mundo que los
primeros pobladores de este lugar supieron hacer habitable y apto para la agricultura,
por medio de canales y acequias construidos para este fin.
Los primeros en habitar nuestra ciudad fueron los Limac (200 d.C. a 650 d.C.), quienes
hicieron de este sitio su capital, llamándola Maranga. Ellos fueron los primeros en
poblar la región y extender la vegetación a lo ancho del valle del Rímac, construyendo
la bocatoma del río detrás del actual palacio de gobierno. Posicionaron estratégicamente
sus centros religiosos y administrativos para la repartición del agua y trazaron caminos
que comunicasen sus centros poblados.
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Posteriormente, la cultura Wari (650 d.C al 900 d.C.), expandiéndose desde ayacucho,
ocupó la región junto a la cultura Lima. Luego, hacia el 900 d.C., la cultura Ychsma
trasladó la ciudad algunos metros hacia el sur construyendo las huacas Tres Palos, Cruz
Blanca y La Palma.
Muchos años pasaron para que la cultura Inca tuviera el control de toda la región. Ellos
adoptaron y mejoraron el sistema de canales y de control sobre estos. Se posicionó un
centro ceremonial junto a uno administrativo en la mitad del valle, junto al río Rímac y
resguardado por el cerro San Cristóbal. Este era el centro administrativo más importante
de toda la región, por su ubicación estratégica, porque además de controlar la bocatoma
del río que suministraba el acceso de agua a los canales, era un punto obligado de paso
para todo aquel que quisiera cruzar el valle, ya sea desde el sur, el norte o desde la
sierra.
Por el centro de la planicie cruzaba un gran camino, utilizado por los primeros
pobladores por ser un camino natural (Canigia). Los incas lo incluyeron en su sistema
de caminos llamado “Capac Ñan” o “Gran Camino”, el cual, según arqueólogos e
historiadores, abarcaba desde la parte norte de Argentina, el norte de Chile, Bolivia,
todo el Perú y Ecuador, llegó hasta el sur de Colombia. En total 30,000 kilómetros de
caminos perfectamente construidos y en gran parte empedrados, unían los cuatro suyos
del territorio Inca.
El siguiente estudio trata de entender cómo se originó el actual trazado de la ciudad,
cómo es que las acequias se relacionan con las huacas y éstas a su vez con nodos y
caminos, los cuales llevan en su mayoría al gran camino Inca que en la actualidad sería
la extensión de las avenidas Túpac Amaru, Paseo de la República, República de Panamá
y Tomás Marsano.
Lima Cuadrada, huacas, camino inca y acequias (Siglo XVI)
Diversas culturas se asentaron en lo que hoy es Lima y convirtieron este terreno árido
en uno apto para la agricultura y la vida. Trazaron grandes acequias provenientes del río
Rímac tales como el río Surco, Huatica, Magdalena y Maranga. Estos, a su vez, se
ramificaban formando una suerte de red que cubría todo el terreno y demarcaba las
parcelas (algunas cuadras en la actualidad aún conservan la forma de parcela creada
hace cientos de años, como por ejemplo la zona comprendida entre las avenidas Castilla
y Benavides).
Se observa en el plano la cercanía de las huacas Maranga y San Marcos con el río
Maranga; la huaca Mateo Salado cerca al río Magdalena; la huaca donde se encuentra
la actual Catedral y el centro administrativo donde está el Palacio de Gobierno, cerca al
río Rímac y al Huatica, la cual controlaba el acceso de personas desde el norte, sur y
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este, además de la bocatoma para el flujo de agua a las acequias. Y, finalmente, el
centro pre-colonial que controlaba el río Surco es la huaca Las Salinas.
Lima siglo XVI
Todos estos eran grandes centros administrativo-ceremoniales, que se repartían, en
cuatro zonas divididas por los ríos, el control del territorio al lado sur del río Rímac,
entre los cuales el de mayor importancia era el que dominaba la bocatoma, delante del
cual se extendía una explanada que Pizarro utilizó para iniciar su trazado de la nueva
capital (actual Plaza Mayor) (Gunther, 1983).
La Fundación
Francisco Pizarro trazó la cuadrícula sin pensar en el territorio, ni en las particularidades
del lugar. Su mentalidad abstracta y práctica le impedía realizar una ciudad como los
antiguos peruanos las hacían. Él se basó en la orientación del sol y su costumbre Ibérica
de generar ciudades con calles que tuvieran siempre sombra durante el día en uno de sus
lados. Su mentalidad, expresada en su dios abstracto era muy diferente a la mentalidad
concreta, ligada al entorno de los indígenas, expresada en dioses concretos (sol, luna,
tierra) y que podían ver.
Realizó su Lima cuadrada de 9x13, por una necesidad de ganarles a los españoles que
venían por las tierras que Pizarro no conquistó. Para afianzar su poder sobre la región,
escogió este punto de control territorial, al centro del imperio y que le permitiese la
rápida comunicación con España vía marítima.
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Lima amurallada, alrededores y caminos (Siglo XVII)
Hacia finales del siglo XVII, Lima creció unas ocho cuadras a la redonda,
expandiéndose a la zona del Rímac. Se creó el cercado de indios y, finalmente, se
amuralló dejando nueve puertas que conectaban con los diferentes caminos. Ya se
habían creado los pueblos de Magdalena en 1557 (actual Pueblo Libre) y Surco en
1571, que sirvió de lugar de descanso para virreyes, autoridades y personal de la
alcurnia de España, por su cercanía con la ciudad de Lima.
Saliendo de la puerta de Guadalupe, se extendía el Camino Inca que se dirigía al sur,
pero gran parte de este dejó de utilizarse por el desvío que sufrió la ruta (actual Paseo de
la República) para ir al pueblo de Surco y luego al sur. De la puerta de Juan Simón salía
el camino hacia Magdalena, el cual daba una curva para ponerse paralelo con el río
Magdalena (el pueblo de Magdalena se posicionó perpendicular al río del mismo
nombre, en la actualidad es la avenida Sucre). De la portada del Callao nacía el camino
que se dirigía al puerto del mismo nombre, este camino prevalece hasta ahora como la
avenida Colonial. La puerta de Monserrat mira hacia el Camino Inca que va hacia el
norte, aunque en el siglo XVII no existía ningún puente que los conectase directamente,
se puede postular la hipótesis de que la puerta se construyó planeándose también un
puente. La puerta Desamparados mira hacia el Rímac y hacia un camino que conecta
con la zona norte del Camino Inca. La puerta de Martinete mira hacia el camino que
genera el curso del río Rímac, hacia la sierra. De la Portada de Maravillas nace otro
camino que se dirige a la sierra y hacia Cieneguilla. La puerta de Borbones mira hacia
un camino que se dirige al sur por el actual distrito de San Juan de Miraflores. Y,
finalmente, la Portada de Santa Catalina mira hacia un camino que se une al Camino
Inca.
Lima siglo XVII
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Expansión de Lima y ferrocarriles (1880)
Hacia finales del siglo XIX La Ciudad de los Reyes no había crecido mucho. Se habían
creado los pueblos de Magdalena Nueva, Miraflores, Barranco y Chorrillos. Tanto
Surco como Magdalena vieja no crecieron más que un par de cuadras a la redonda. La
muralla había sido demolida en el año 1868, dando lugar a las actuales avenidas
Alfonso Ugarte y Grau.
A mediados del siglo XIX, con Ramón Castilla llegaron los nuevos ferrocarriles que
unían la ciudad con el puerto del Callao a través de la avenida Colonial; con los pueblos
de Magdalena Vieja y Magdalena Nueva por el camino que salía de la puerta de San
Jacinto (abierta para el ferrocarril); con los pueblos de Miraflores, Barranco y Chorrillos
por la actual avenida Paseo de la República, que salía de la puerta de Guadalupe; con la
sierra y el puerto del Callao por la ruta del ferrocarril central que hasta ahora sigue en
uso; y con Pucusana en el norte.
La guerra con Chile afectó notablemente Lima al ser destruido el hermoso balneario de
Chorrillos con la toma de la ciudad.
Expansión de Lima (1907)
Lima 1907
En el plano se observa que hacia principios del siglo XX Lima se había expandido
notablemente. El tejido llegó por el oeste hasta la avenida Alfonso Ugarte, por el sur se
expandió perpendicular a la avenida Grau, limitándose por el río Huatica y el camino de
los ferrocarriles (eléctrico y vapor) que se dirigían a Chorrillos. Por el norte el barrio del
Rímac también se expandió.
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Se creó la avenida Nicolás de Piérola (actual avenida Brasil) y junto con la avenida
Colonial se convirtieron en ejes matrices de expansión. Los pueblos de Magdalena
Nueva y Barranco crecieron mucho más que Magdalena Vieja, Miraflores y Surco. La
zona del Callao también se expandió tomando como calle matriz a la avenida Colonial.
Los ríos Surco, Huatica, Magdalena y Maranga, junto con sus acequias aún continuaban
alimentando las abundantes tierras de cultivo.
La zona de Higuereta ya se había constituido al crearse un camino que unía el pueblo de
Surco con el “Camino Inca”. Este camino se trazó paralelo al río Surco y originó la
actual avenida Castellana.
Expansión de Lima (1932)
Lima 1932
En el plano se observa que para esta época Lima había crecido más que en los últimos
400 años. Se creó una nueva avenida matriz, la avenida Arequipa, perpendicular a la
avenida Grau, por la cual creció gran parte del tejido uniendo a Miraflores con el centro
de Lima. La avenida Benavides había surgido ya en su primera etapa por la expansión
de Miraflores hacia el mar. La zona de Higuereta aún seguía rodeada de chacras
irrigadas por el río Surco.
Para esta época ya existía un nuevo ferrocarril que salía por donde se encontraba la
antigua Portada de Maravillas y se dirigía al sur, y, junto con los demás ferrocarriles
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eléctricos y a vapor, conectaban toda la ciudad. La avenida Aviación nacía en ese
entonces perpendicular a la avenida Grau y contaba con apenas tres cuadras.
Expansión de Lima (1954)
Para este año los ríos Huatica, Magdalena y Maranga habían desaparecido y las chacras
a las que irrigaban lo hacían poco a poco, devoradas por el tejido urbano en crecimiento.
El río Surco, por el contrario, seguía irrigando una gran zona de chacras.
Pueblo Libre (Magdalena Vieja), Magdalena del Mar (Magdalena Nueva), Miraflores,
Barranco y Chorrillos formaban una unidad junto al centro de Lima, pues gran parte de
los espacios vacíos (chacras, haciendas) se urbanizaron.
La avenida Aviación creció pero aún estaba lejos de llegar al ovalo Higuereta que para
ese entonces estaba semi-urbanizado y crecía rápidamente. La avenida Benavides, en su
segunda etapa, se juntó con la unión del antiguo camino Inca (Tomás Marsano) y la
avenida Castellana que lo conectaba con Surco. Una tercera etapa de Benavides también
surgía para unirse con la avenida Circunvalación. El nodo del óvalo Higuereta se
consolidaba como punto de encuentro entre varias zonas de la ciudad.
Para repensar
Lima 1954
Muchas cosas interesantes se perdieron en el transcurso de la evolución de Lima, al no
saber aprovechar su potencial como es el caso de los ríos (acequias) que la atravesaban.
Estos fueron cubiertos de tierra y asfalto para dar paso al curso de autos en lugar del
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agua. Los vecinos se quejaban de las ratas que salían del lugar, pero observando
ejemplos similares en el mundo, como en Córdova (Argentina) y su río Suquia, este
lugar es ahora uno de los más exclusivos de la ciudad pues las autoridades
correspondientes aprovecharon su potencial empedrándolo completamente y
arborizando sus márgenes, generando un eje muy hermoso para caminar y estar. Cosas
como estas nos podrían hacer pensar para aprovechar la belleza de nuestro territorio y
no destruirla.
Lima hoy
Es necesario conocer la historia de la ciudad para desarrollar proyectos a futuro que
sirvan a la urbe y no se sirvan de ella. El limeño debe ser capaz de entender el desarrollo
de su metrópoli sin dejarse engañar por los grandes proyectos que se realizan en la
actualidad “para el bien de todos” pero que en la realidad solo sirven a fines discutibles.
Los limeños debemos reclamar no por solo cambiar nuestras condiciones de vida o
mejorarlas, sino por una ciudad para disfrutarla y vivir bien.
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