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Separar la realidad
de la ficción
Protéjase. Proteja a los demás.
Protéjase. Proteja a los demás.

Muchas personas tienen preguntas sobre el VIH/SIDA. Este folleto fue
creado para ayudar a responder esas preguntas y a brindar los datos
reales. Esta información también está disponible en www.cdc.gov/
PreventionISCare, si desea compartir copias de este folleto con otras
personas.
Mitos generales
acerca del VIH.
Mito:
Si tuviera VIH, me sentiría enfermo.
Realidad:
No necesariamente. Las personas pueden tener VIH y no tener
síntomas durante años. Aunque una persona con VIH se sienta bien, el
virus de todos modos está reproduciéndose en el cuerpo.
Tal vez le sorprenda saber que se calcula que en los Estados
Unidos viven 1.1 millón de personas con VIH. De esos individuos,
aproximadamente 1 de cada 5 no sabe que está infectado.
Mito:
El VIH sólo afecta a ciertos grupos de personas.
Realidad:
Cualquiera puede contagiarse el VIH; y puede contagiarse la primera
vez que se expone al virus. El VIH se contagia a través de líquidos
corporales como sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna.
Lo más habitual es que el VIH se transmita de una persona a otra a
través de sexo anal, vaginal u oral sin protección y al compartir agujas
o instrumentos para drogarse. Además, una madre puede transmitirle
el VIH a su bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia.
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Mito:
Un diagnóstico de VIH es una condena a muerte.
Realidad:
Si bien el VIH es grave y no existe una cura, ahora las personas
con VIH pueden tener vidas más largas y más sanas gracias a la
detección temprana y a tratamientos nuevos y más efectivos.
Mitos acerca
de la transmisión del VIH.
Mito:
Mi carga viral es indetectable, por lo que no puedo
contagiar el VIH.
Realidad:
Una carga viral baja no es garantía de que usted no contagiará el
VIH. Aunque los análisis muestren que la cantidad de virus que hay
en su sangre es baja, el VIH puede vivir de todos modos en otros
líquidos corporales (semen, secreción vaginal) y se puede contagiar
a otra persona. Por supuesto, cuanto más alta sea su carga viral,
mayor será el riesgo de contagiar el VIH.
Mito:
Si mi única actividad sexual es el sexo oral, no necesito
usar condones.
Realidad:
Si bien es cierto que el sexo oral es mucho menos riesgoso que
el sexo anal o vaginal, de todos modos es una buena idea usar un
condón o una barrera de protección bucal (un trozo cuadrado de
látex que se apoya sobre la vagina o el ano de la pareja mientras
se le realiza sexo oral). Además, a través del sexo oral pueden
contagiarse otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) como
gonorrea y sífilis. Por eso, protéjase usted y proteja a su pareja
usando un condón o un dique dental.
Protéjase. Proteja a los demás.
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Mito:
Si mi pareja y yo ya tenemos VIH, podemos tener sexo sin
protección.
Realidad:
Si no usa condón, podría contagiarse de otra ETS, como gonorrea o
sífilis, u otra infección viral, como la hepatitis C (una infección grave
en el hígado). Lo que tal vez no sepa es que contagiarse de otra ETS
puede aumentar su carga viral del VIH, lo que puede acelerar el avance
de la infección por el VIH. Su carga viral puede aumentar incluso si
recibe medicamentos para el VIH (fármacos antirretrovirales). Así que
use condones en toda actividad sexual.
Mito:
Mi carga viral es baja, entonces puedo dejar de tomar los
medicamentos para el VIH.
Realidad:
Cuando la carga viral es alta, el riesgo de transmitir el VIH está en su
punto máximo. Incluso cuando la carga viral en suero es indetectable,
el VIH puede existir de todos modos en el semen, las secreciones
vaginales y rectales, la leche materna y el tejido de la garganta. Es muy
importante que tome los medicamentos para el VIH exactamente
como se le indicó. Si no lo hace, puede disminuir su recuento de CD4
y aumentar su carga viral. No tomar los medicamentos como se le
indicó también puede hacer que el virus VIH se haga resistente, lo que
significa que los medicamentos ya no lo ayudarán.
Mito:
Como tengo VIH tengo que tener cuidado con las actividades
diarias como compartir el teléfono y darle la mano a las personas.
Realidad:
El VIH no puede contagiarse a partir de actividades diarias, un
contacto casual como darse la mano, o tocar los objetos habituales,
como la perilla de una puerta, el teléfono o el asiento del inodoro. El
virus no vive mucho tiempo fuera del cuerpo.
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Mitos acerca
de la terapia contra el VIH.
Mito:
Los fármacos antirretrovirales me curarán el VIH.
Realidad:
Los fármacos antirretrovirales ayudan a controlar la reproducción del
virus y a retrasar el avance de la enfermedad. Pero no son una
cura del VIH.
Recuerde: Es importante que tome sus medicamentos para el VIH
exactamente como se lo indique su médico. Si no lo hace, puede que
aumente su carga viral. Además, el virus podrá hacerse resistente y sus
medicamentos podrían dejar de funcionar.
Mito:
La terapia farmacológica para el VIH sólo está a disposición
de personas ricas.
Realidad:
Existen programas de tratamiento y servicios de apoyo disponibles
incluso para quienes no tienen seguro. Medicaid es la fuente de
financiación pública más grande de la nación para el cuidado del SIDA
y el Programa Ryan White brinda atención y apoyo para quienes no
tienen seguro médico o tienen uno limitado. Para obtener más
información, llame a su departamento de salud local o llame a
CDC-INFO al
800-232-4636.
Para recibir información actualizada sobre el tratamiento del VIH/SIDA
llame a AIDSinfo, 800-448-0440, 888-480-3739 (TTY/TDD),
o visite http://aidsinfo.nih.gov.
Protéjase. Proteja a los demás.
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Mito:
Existe una verdadera cura para el VIH, pero la reservan
sólo para los ricos.
Realidad:
Rico o pobre, no hay cura para el VIH. Hay maneras de prolongar
la vida de una persona, pero una vez que contrae VIH, lo tendrá
para el resto de su vida.
Mitos acerca
del uso de drogas
y el VIH.
Mito:
Si ya tengo VIH, puedo compartir jeringas con otras
personas que tengan VIH.
Realidad:
No debe compartir jeringas, instrumentos, algodones ni agua
porque podría contagiarse de hepatitis C, una infección grave
del hígado. La hepatitis C es una de las principales causas de
enfermedad hepática crónica en los EE. UU. y la infección por
hepatitis C progresa más rápidamente hacia un daño hepático
en personas infectadas por VIH. Han ocurrido brotes de
hepatitis C entre hombres homosexuales VIH positivos.
La hepatitis C puede causar otros problemas de salud, como cáncer
de hígado o enfermedad hepática, que se ha convertido en una de
las principales causas de admisiones a hospitales, trasplantes hepáticos
y muertes entre personas que viven con VIH. La hepatitis C
también puede afectar el curso y el manejo de la infección por VIH.
Por lo tanto, no comparta jeringas, instrumentos, algodones ni agua.
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Mito:
Sólo aspiro drogas (no las inyecto), por lo que puedo
compartir el equipo sin preocuparme por el VIH.
Realidad:
La sangre infectada proveniente de la nariz de una persona
puede pasar a otra persona al compartir tubitos y otros
instrumentos para aspirar drogas. Así que no lo haga.
Mitos acerca del VIH y
otras ETS.
Mito:
Todas las ETS tienen síntomas.
Realidad:
No es cierto. La clamidia, la gonorrea y el herpes son algunas
de las ETS que usted o su pareja pueden tener sin saberlo.
Por eso es tan importante usar un condón durante cualquier
tipo de actividad sexual.
Mito:
Contagiarme de otra ETS cuando tengo VIH no
es gran cosa.
Realidad:
En realidad, puede ser una gran cosa. Si tiene VIH, contagiarse
de otra infección, como sífilis o hepatitis C, puede aumentar
su carga viral del VIH, lo que puede acelerar el avance de su
infección por VIH. Su carga viral puede aumentar aunque esté
tomando medicamentos para el VIH (fármacos antirretrovirales).
Protéjase. Proteja a los demás.
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Para aprender más
Para obtener más información sobre cómo
protegerse usted y a los demás,
comuníquese con CDC-INFO por correo
electrónico en cdcinfo@cdc.gov
o llame al
800-CDC-INFO (232-4636)
en inglés, en español, 24 horas al día,
7 días a la semana.
El número para quienes llaman con
equipo TTY es 888-232-6348.
Su llamada es gratuita y privada.
También puede tener acceso a 8 fuentes
adicionales de información sobre el VIH en
www.cdc.gov/PreventionISCare.
Impreso en los EE. UU., 2011