Paciente con dolor abdominal y alteración del ritmo deposicional
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Caso clínico 3<br />
<strong>Paciente</strong> <strong>con</strong> <strong>dolor</strong><br />
<strong>abdominal</strong> y <strong>alteración</strong><br />
<strong>del</strong> <strong>ritmo</strong> <strong>deposicional</strong><br />
45
<strong>Paciente</strong> <strong>con</strong> <strong>dolor</strong> <strong>abdominal</strong><br />
y <strong>alteración</strong> <strong>del</strong> <strong>ritmo</strong> <strong>deposicional</strong><br />
Mujer de 47 años sin alergias <strong>con</strong>ocidas ni hábitos tóxicos. Antecedentes personales<br />
de histerectomía hace 12 años por mioma uterino que producía metrorragias.<br />
Apendectomía hace siete años (no se en<strong>con</strong>tró <strong>alteración</strong> anatomopatológica <strong>del</strong><br />
apéndice).<br />
Acude a la <strong>con</strong>sulta <strong>del</strong> médico de Atención Primaria por padecer, desde hace más de<br />
cinco años, <strong>dolor</strong>es <strong>abdominal</strong>es que aparecen <strong>con</strong> una frecuencia superior a dos<br />
veces por semana y que se localizan en todo el abdomen –pero de forma predominante<br />
en ambas fosas ilíacas–. El <strong>dolor</strong> mejora <strong>con</strong> la deposición y frecuentemente se<br />
acompaña de cambio en el <strong>ritmo</strong> <strong>deposicional</strong> (en ocasiones de despeños diarreicos).<br />
Hábito <strong>deposicional</strong> estreñido: pasa hasta cuatro días sin tener deposiciones. No ha<br />
observado la presencia de productos patológicos en las heces. No ha tenido fiebre,<br />
astenia, anorexia, ni a<strong>del</strong>gazamiento.<br />
A la exploración física la paciente está <strong>con</strong>sciente y orientada, <strong>con</strong> coloración normal<br />
de piel y mucosas. Tensión arterial 175/80 mmHg; 71 pulsaciones/minuto. Cabeza y<br />
cuello sin alteraciones. No se palpan adenomegalias. Auscultación cardiaca y pulmonar<br />
normales. Abdomen blando y depresible, ligeramente <strong>dolor</strong>oso a la palpación profunda<br />
en flanco y fosa ilíaca izquierdas; no se palpan ni se percuten masas ni visceromegalias.<br />
Inspección anal normal. Tacto rectal sin alteraciones.<br />
¿Cuál es su presunción diagnóstica?<br />
a) Dispepsia funcional.<br />
b) Dolor <strong>abdominal</strong> funcional.<br />
c) Síndrome <strong>del</strong> intestino irritable.<br />
d) Somatización.<br />
e) Estreñimiento funcional.<br />
47
Respuesta a: FALSA<br />
Respuesta b: FALSA<br />
Respuesta c: CORRECTA<br />
48<br />
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
La presencia de <strong>dolor</strong> <strong>abdominal</strong> relacionado <strong>con</strong> cambios en el hábito <strong>deposicional</strong><br />
durante un periodo prolongado de tiempo, y en ausencia de signos y síntomas<br />
de alarma, hace pensar en la existencia de un trastorno funcional digestivo,<br />
en este caso en un síndrome <strong>del</strong> intestino irritable (SII). Deben, no obstante,<br />
descartarse las posibles causas orgánicas, dependiendo en cada caso <strong>del</strong> grado<br />
de duda diagnóstica.<br />
El diagnóstico de SII es clínico y, fundamentalmente, de exclusión. Al no existir<br />
alteraciones orgánicas no hay ninguna prueba que pueda establecer su existencia<br />
de forma taxativa. Las exploraciones complementarias sirven para descartar<br />
otras enfermedades y su elección dependerá de cuál sea la sospecha diagnóstica<br />
y los factores de riesgo <strong>del</strong> paciente.<br />
Las manifestaciones clínicas <strong>del</strong> SII son muy variadas y heterogéneas, pudiendo<br />
producirse diversas asociaciones de los distintos síntomas. Así, quedan incluidos<br />
dentro de este epígrafe tanto pacientes que padecen diarrea como aquellos que<br />
sufren estreñimiento. Por otra parte, es habitual que los pacientes <strong>con</strong> SII aquejen<br />
también síntomas propios de otros trastornos funcionales, tanto digestivos<br />
como extradigestivos.<br />
Respuesta d: FALSA<br />
Respuesta e: FALSA<br />
En esta paciente la presunción diagnóstica fue de síndrome <strong>del</strong> intestino irritable.
Caso clínico 3<br />
¿Cuáles son los criterios clínicos necesarios para establecer el diagnóstico<br />
de SII?<br />
a) No hay criterios clínicos definidos.<br />
b) Los definidos por Manning (ver más a<strong>del</strong>ante).<br />
c) Los definidos en Roma I (ver más a<strong>del</strong>ante).<br />
d) Los definidos en Roma II (ver más a<strong>del</strong>ante).<br />
e) Los definidos en Rocky III.<br />
Respuesta a: FALSA<br />
Respuesta b: FALSA<br />
Respuesta c: FALSA<br />
Respuesta d: CORRECTA<br />
En un intento de unificar el diagnóstico clínico de SII se han descrito una serie<br />
de criterios que agrupan los diferentes síntomas y pretenden establecer un<br />
diagnóstico positivo <strong>del</strong> síndrome. Los criterios más utilizados fueron los publicados<br />
por Manning et al. en 1978, que posteriormente han sido modificados en<br />
diversas ocasiones. Los criterios fundamentales son el <strong>dolor</strong> que se alivia <strong>con</strong><br />
la defecación, un aumento de la frecuencia <strong>deposicional</strong> coincidente <strong>con</strong> la<br />
aparición <strong>del</strong> <strong>dolor</strong>, la presencia de heces más blandas coincidiendo <strong>con</strong> <strong>dolor</strong>,<br />
la observación de distensión <strong>abdominal</strong>, la presencia de moco en las heces y<br />
la sensación de evacuación incompleta. En estudios posteriores se ha observado<br />
que, de estos seis criterios, los tres primeros tienen un mayor valor pre-<br />
49
50<br />
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
dictivo diagnóstico mientras que los tres últimos son de menor utilidad. Posteriormente,<br />
en 1992, se establecieron unos criterios más precisos, fueron los llamados<br />
criterios de Roma. Estos criterios han sido modificados recientemente<br />
<strong>con</strong> el fin de precisar aún más la definición <strong>del</strong> SII. Los actuales criterios diagnósticos<br />
(de Roma II) son los siguientes:<br />
Presencia de molestia o <strong>dolor</strong> <strong>abdominal</strong> durante al menos 12 semanas (que no<br />
tienen por qué ser necesariamente <strong>con</strong>secutivas) en los últimos 12 meses y que<br />
se acompañe de dos o más de los siguientes hechos:<br />
• Alivio <strong>con</strong> la defecación.<br />
• Asociación <strong>con</strong> cambios en la frecuencia de las deposiciones.<br />
• Asociación <strong>con</strong> cambios en la <strong>con</strong>sistencia de las deposiciones.<br />
Los siguientes síntomas no son imprescindibles pero su presencia hace más firme<br />
el diagnóstico:<br />
• Ritmo <strong>deposicional</strong> alterado (más de tres deposiciones por día o menos de tres<br />
deposiciones por semana).<br />
• Consistencia anormal de las deposiciones (en cintas, excesivamente duras o<br />
blandas, líquidas) en más <strong>del</strong> 25% de las ocasiones.<br />
• Alteraciones en la expulsión de las heces (excesivo esfuerzo defecatorio,<br />
urgencia, o sensación de evacuación incompleta) en más <strong>del</strong> 25% de las ocasiones.<br />
• Presencia de moco en más <strong>del</strong> 25% de las defecaciones.<br />
• Hinchazón o sensación de distensión <strong>abdominal</strong> en más <strong>del</strong> 25% de los días.<br />
Respuesta e: FALSA<br />
La paciente de este caso cumple los criterios clínicos de SII <strong>del</strong> subtipo estreñimiento.
Caso clínico 3<br />
¿Qué pruebas complementarias deben realizarse para descartar fehacientemente<br />
la existencia de patologías orgánicas?<br />
a) Analítica sanguínea.<br />
b) Tránsito intestinal <strong>con</strong> papilla.<br />
c) Colonoscopia.<br />
d) Serología por Helicobacter pylori.<br />
e) Son ciertas a y c.<br />
Respuesta a: FALSA<br />
Respuesta b: FALSA<br />
Respuesta c: FALSA<br />
Respuesta d: FALSA<br />
Respuesta e: CORRECTA<br />
Ya que en el SII no existe un diagnóstico positivo éste se establece por sospecha<br />
y por exclusión. La presencia de síntomas compatibles <strong>con</strong> el síndrome y la exclusión<br />
de alteraciones orgánicas son las que nos llevarán al diagnóstico. Para ello<br />
es muy útil emplear criterios preestablecidos como son los de Roma. A la hora de<br />
excluir trastornos orgánicos se debe ser estricto pero intentando evitar la realización<br />
de exploraciones innecesarias o recurrentes; es muy frecuente que los<br />
pacientes <strong>con</strong> SII hayan sido sometidos en numerosas ocasiones a enemas opacos,<br />
colonoscopias u otras exploraciones de forma repetitiva sin que nunca se<br />
haya obtenido ningún hallazgo positivo. Es especialmente importante descartar<br />
51
52<br />
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
patologías orgánicas en aquellos pacientes de más de 45 años o cuando se presentan<br />
signos o síntomas de alarma tales como anemia, fiebre, sangre en las<br />
heces o pérdida de peso.<br />
Como siempre, una cuidadosa anamnesis y exploración física serán la base para<br />
sospechar el diagnóstico. La necesidad de realizar una rectosigmoidoscopia o<br />
una colonoscopia total debe ser evaluada de forma individual; de hecho, la opción<br />
de efectuar enema opaco <strong>con</strong> doble <strong>con</strong>traste y rectosigmoidoscopia parece ser<br />
la más adecuada cuando se valoran su coste-beneficio y coste-eficacia ya que<br />
excluiría <strong>con</strong> suficiente sensibilidad los principales procesos orgánicos y su accesibilidad<br />
es buena. La realización de una analítica de sangre así como de heces<br />
<strong>con</strong> determinación de sangre oculta o de huevos y parásitos puede sernos de utilidad.<br />
Recientemente se ha sugerido que la demostración de una hipersensibilidad<br />
a la distensión rectal pudiera ser un marcador de SII y utilizarse como un criterio<br />
positivo a la hora de establecer su diagnóstico, pero la sensibilidad y especificidad<br />
de esta prueba está aún discutida.<br />
Se realizó una analítica sanguínea (incluyendo hormonas tiroideas) y una colonoscopia<br />
que resultaron ser normales.<br />
¿Por qué se produce el SII?<br />
a) Por “los nervios”.<br />
b) Está claro que es un trastorno de la motilidad digestiva.<br />
c) Parece que el aumento de la sensibilidad visceral es un factor importante.<br />
d) Por los espasmos intestinales.<br />
e) Todas las anteriores son ciertas.
Respuesta a: FALSA<br />
Respuesta b: FALSA<br />
Respuesta c: CORRECTA<br />
Caso clínico 3<br />
En la actualidad no se <strong>con</strong>oce <strong>con</strong> precisión cuáles son los mecanismos patogénicos<br />
por los que se produce el SII. Sería ingenuo pensar que una sola causa<br />
puede ser el motivo de todas las molestias en un síndrome tan heterogéneo. En<br />
algunos estudios se ha referido que un número <strong>con</strong>siderable de pacientes padecía<br />
intolerancia a la lactosa o a otros azúcares tales como el sorbitol o la fructosa<br />
pero, si esto es cierto, estos enfermos deberían ser excluidos <strong>del</strong> diagnóstico <strong>del</strong><br />
SII. Por otra parte, es frecuente que algunos pacientes relacionen sus molestias<br />
<strong>con</strong> determinados alimentos, si bien no está claro que se trate de verdaderas alergias<br />
alimentarias o sólo de intolerancias.<br />
Hace algunos años se supuso que los trastornos de la motilidad digestiva podrían<br />
ser los causantes de las manifestaciones clínicas <strong>del</strong> SII. Sin embargo,<br />
la investigación nos ha demostrado que la motilidad digestiva es normal en una<br />
gran parte de estos pacientes y que, además, existe una pobre correlación<br />
entre la presencia de trastornos motores y la aparición de los síntomas. Cierto<br />
es que parece existir una respuesta anormal de la motilidad tanto <strong>del</strong> intestino<br />
<strong>del</strong>gado como grueso ante determinados estímulos como la comida, el estrés,<br />
la distensión o la inyección de colecistocinina (CCK), y que es posible que una<br />
dismotilidad digestiva pueda explicar las molestias de una parte de los pacientes<br />
<strong>con</strong> SII, pero ésta no parece ser la causa fundamental de este síndrome<br />
(fig. 12).<br />
Más recientemente se ha comprobado que los pacientes <strong>con</strong> SII padecen un<br />
aumento de la sensibilidad visceral a nivel intestinal. La distensión, tanto <strong>del</strong> recto,<br />
<strong>del</strong> colon o <strong>del</strong> intestino <strong>del</strong>gado, les produce más molestias que a los voluntarios<br />
sanos; además las áreas de referencia <strong>del</strong> <strong>dolor</strong> son más extensas que en los<br />
<strong>con</strong>troles (figs. 13 y 14). Al igual que en otros trastornos funcionales digestivos,<br />
resulta muy atractiva la hipótesis patogénica de la existencia de una <strong>alteración</strong> en<br />
la percepción de los fenómenos intestinales normales, y no la de una percepción<br />
53
54<br />
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
normal de fenómenos anormales. Además, esta hipótesis podría explicar el carácter<br />
heterogéneo y la asociación a otras manifestaciones clínicas de causa no<br />
orgánica que acompañan a este síndrome.<br />
Situación<br />
basal<br />
Normal<br />
Aumentada<br />
Disminuida<br />
Se incrementan:<br />
la percepción<br />
el área referida<br />
Aumento de la sensibilidad visceral<br />
en el síndrome <strong>del</strong> intestino irritable<br />
Se mantiene o diminuye:<br />
la sensibilidad somática<br />
Respuesta<br />
a estímulos<br />
• Comida<br />
• Estrés psicológico<br />
• Distensión <strong>con</strong> balón<br />
• CCK<br />
Aumentada<br />
Fig. 12. Motilidad intestinal<br />
en el síndrome <strong>del</strong><br />
intestino irritable.<br />
Fig. 13. En el síndrome<br />
<strong>del</strong> intestino irritable<br />
existe un aumento de<br />
la sensibilidad a la distensión<br />
tanto <strong>del</strong> intestino<br />
<strong>del</strong>gado como <strong>del</strong><br />
colon y <strong>del</strong> recto: la<br />
percepción de molestia<br />
está aumentada y el<br />
área referida de molestia<br />
es más extensa. Por<br />
el <strong>con</strong>trario, la sensibilidad<br />
somática es normal<br />
o, incluso, está disminuida.
Respuesta d: FALSA<br />
Respuesta e: FALSA<br />
Caso clínico 3<br />
Percepción de tenesmo durante la distensión rectal<br />
en pacientes <strong>con</strong> SII y voluntarios sanos<br />
Fig. 14. La sensibilidad a la distensión rectal está aumentada en los pacientes <strong>con</strong><br />
síndrome <strong>del</strong> intestino irritable en comparación <strong>con</strong> los sujetos sanos.<br />
¿Cuál es el tratamiento más adecuado <strong>del</strong> SII?<br />
a) Procinéticos.<br />
b) Espasmolíticos.<br />
c) Loperamida.<br />
d) Antagonistas 5-HT 3 o agonistas parciales 5-HT 4 .<br />
e) Dependerá de cada caso individual.<br />
100<br />
80<br />
60<br />
40<br />
20<br />
0<br />
SII<br />
Sanos<br />
Para ser incluido en un protocolo de tratamiento, se realizó un estudio de sensibilidad<br />
que demostró un umbral de tolerancia disminuido.<br />
Volumen (ml)<br />
55
Respuesta a: FALSA<br />
Respuesta b: FALSA<br />
Respuesta c: FALSA<br />
Respuesta d: FALSA<br />
Respuesta e: CORRECTA<br />
56<br />
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
Debido a que el SII es un síndrome muy frecuente y heterogéneo, es fundamental<br />
establecer qué pacientes precisarán tratamiento y cuál será el más adecuado.<br />
Como se ha dicho anteriormente, sólo un 25% los pacientes <strong>con</strong> SII acude a las<br />
<strong>con</strong>sultas médicas; eso quiere decir que aproximadamente las tres cuartas partes<br />
no precisarán de un tratamiento farmacológico específico. Así, la pauta de actuación<br />
en un paciente <strong>con</strong> SII dependerá de diversos factores: la intensidad y frecuencia<br />
de sus síntomas, el grado de preocupación que al paciente le supongan,<br />
su repercusión sobre la calidad de vida, el tipo de síntoma predominante y la posible<br />
existencia de trastornos psicológicos <strong>con</strong>comitantes.<br />
Como se decía anteriormente, muchos pacientes no precisarán de ningún tratamiento<br />
farmacológico y será suficiente <strong>con</strong> descartar de una forma razonable la existencia<br />
de alteraciones orgánicas y <strong>con</strong>seguir tranquilizarles al demostrar la ausencia<br />
de enfermedades graves. En este punto es fundamental la actitud <strong>del</strong> médico y la<br />
relación que se establezca <strong>con</strong> el enfermo. Es fundamental explicarle de una forma<br />
sencilla que sus molestias no tienen una causa grave pero sin decirle “usted no tiene<br />
nada”. Algún tipo de explicación sobre las posibles alteraciones en los movimientos<br />
de su intestino o sobre una excesiva sensibilidad de éste puede ayudar al paciente<br />
a entender el origen de sus molestias, pero sin preocuparlo. Del mismo modo, también<br />
es importante no incurrir en el frecuente error de realizar excesivas exploraciones<br />
diagnósticas o repetirlas innecesariamente <strong>con</strong> la intención de eludir cualquier<br />
tipo de posibilidad de causa orgánica; es necesario recordar que hay que asumir un<br />
cierto grado de incertidumbre en este tipo de pacientes y que esta incertidumbre<br />
debe ser asumida por el médico y no traspasada al enfermo.<br />
También muchos pacientes se beneficiarán de cambios sencillos en su estilo de vida<br />
y en la dieta. La exclusión de determinados alimentos o bebidas puede disminuir la
Caso clínico 3<br />
frecuencia de síntomas (comidas grasas, alimentos flatulentos, bebidas gaseosas,<br />
etc.). Puede ser útil el empleo de un diario alimentario en el que el propio paciente<br />
intente establecer una relación causa-efecto entre determinados alimentos o circunstancias.<br />
La exclusión de estos alimentos puede ayudarle a aliviar sus molestias.<br />
Por otra parte, en los pacientes en los que predomine la diarrea es recomendable<br />
aumentar la fibra en la dieta aunque algunos trabajos han demostrado que la excesiva<br />
fibra puede ser perjudicial en lo que se refiere al <strong>dolor</strong> <strong>abdominal</strong>.<br />
En cuanto al tratamiento farmacológico, éste debe adecuarse a la intensidad y frecuencia<br />
de los síntomas, utilizándose sólo cuando verdaderamente sea necesario.<br />
En la actualidad no existe ningún fármaco que sea útil en todos los casos de<br />
SII ni cuyos resultados sean absolutamente eficaces (fig. 15). Clásicamente se<br />
han utilizado los espasmolíticos para el tratamiento de este síndrome <strong>con</strong> la sospecha<br />
clínica de que eran los espasmos intestinales los causantes de estas<br />
molestias. Un estudio metaanalítico sobre la eficacia de los espasmolíticos en el<br />
SII ha <strong>con</strong>cluido que son cinco los fármacos <strong>con</strong> acción terapéutica: cimetropium<br />
bromuro, mebeverina, octilonio bromuro, pinveriumbromide y trimebutina.<br />
En aquellos casos en los que la diarrea es el síntoma predominante puede ser<br />
necesaria la utilización de fármacos tales como la loperamida, mientras que si<br />
predomina el estreñimiento pueden emplearse agentes formadores de masa o<br />
• Fibra<br />
• Laxantes osmóticos<br />
• Procinéticos<br />
Predominio de<br />
Estreñimiento Diarrea Dolor<br />
• Loperamida<br />
• Colestiramina<br />
• Anticoligénicos<br />
• Bloqueantes Ca<br />
Fig. 15. Tratamiento<br />
sintomático <strong>del</strong> síndrome<br />
<strong>del</strong> intestino<br />
irritable.<br />
57
Patología funcional <strong>del</strong> aparato digestivo<br />
laxantes osmóticos. Los fármacos procinéticos también pueden ser de utilidad en<br />
aquellos casos de SII en los que predomina el estreñimiento, pudiendo aumentar<br />
la frecuencia de deposiciones y disminuir la <strong>con</strong>sistencia de las heces.<br />
En el futuro la estrategia terapéutica para el SII se centrará más en los complejos<br />
mecanismos fisiopatológicos de las alteraciones (fig. 16) mediante la utilización de<br />
fármacos más específicos (fig. 17). Recientemente se han desarrollado fármacos<br />
que pretenden actuar sobre la motilidad digestiva y la sensibilidad visceral de los<br />
pacientes <strong>con</strong> SII de una forma selectiva. Entre ellos cabe destacar al alosetrón, un<br />
antagonista de los receptores de serotonina 5-HT 3 , <strong>con</strong> eficacia demostrada en<br />
mujeres afectas de SII <strong>con</strong> predominio de diarrea, y también al tegaserod, un agonista<br />
parcial de los receptores de serotonina 5-HT 4 cuya utilidad es mayor en los<br />
casos de SII <strong>con</strong> predominio <strong>del</strong> estreñimiento. No obstante, recientemente se ha<br />
retirado <strong>del</strong> mercado el alosetrón, debido a sus efectos adversos. Aun así, estos nuevos<br />
fármacos abren la puerta a un nuevo modo de entender y tratar este trastorno<br />
funcional digestivo.<br />
Fig. 16. Lugares de acción de los neuromediadores en la nocicepción digestiva.<br />
58<br />
Sistema<br />
límbico cortical<br />
Tálamo<br />
Hipotálamo<br />
Locus ceruleus<br />
Encefalinas<br />
Norepinefrina<br />
Dinorfina<br />
5-HT<br />
GABA<br />
Médula espinal<br />
Neurona<br />
de proyección<br />
5-HT<br />
Norepinefrina<br />
Dopamina<br />
Adenosina<br />
Somatostatina<br />
CCK 8<br />
GRD<br />
Sustancia C<br />
CGRP<br />
AA excitatorios<br />
Neuroquinina<br />
Estímulos
Bibliografía<br />
Caso clínico 3<br />
Disminución Aumento<br />
Colinérgicos<br />
Antagonistas dopamina<br />
Serotoninérgicos<br />
→ Agonistas motilina<br />
→ Antagonistas CCK<br />
→ Inhibidores NOs<br />
→ Análogos GRH<br />
Simpaticolíticos<br />
Prostaglandinas<br />
Antagonistas neurotensina<br />
Trastorno de la motilidad<br />
Mecanismo predominante<br />
Antimuscarínicos<br />
Miolíticos<br />
Bloqueantes <strong>del</strong> Ca<br />
Antagonistas β 3 -adrenérgicos<br />
→ Donantes NO<br />
Antagonistas taquicinina<br />
Inhibidores fosfodiesterasa<br />
Trastorno de la percepción<br />
Antidepresivos<br />
→ Ligandos 5-HT<br />
→ Análogos somatostatina<br />
→ Agonistas opioides κ<br />
Agonistas α 2-adrenérgicos<br />
→ Antagonistas CCK<br />
Antagonistas bradicinina<br />
Antagonistas taquicinina<br />
Fig. 17. Tratamiento fisiopatológico <strong>del</strong> síndrome <strong>del</strong> intestino irritable. (CCK: colecistocinina;<br />
NOs: óxido nítrico sintasa; GRH: hormona liberadora de gonadotropina;<br />
NO: óxido nítrico).<br />
La paciente fue incluida en un ensayo terapéutico <strong>con</strong> uno de los nuevos fármacos que<br />
actúan sobre los receptores de serotonina <strong>con</strong>siguiéndose una buena respuesta clínica.<br />
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