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FUNDACIÓN UNIVERSITARIA MONSERRATE<br />

CÁTEDRA INTERNACIONAL CLORIVIÈRE CICÉ<br />

(Primera ponencia)<br />

Berta Revollo Bravo<br />

Comunidad de Bogotá, Calle 62 - Colombia<br />

6 de septiembre de 2004<br />

¿Qué aporta el pensamiento y la vivencia de los Fundadores en la<br />

construcción de la paz en y desde la familia?<br />

Nos reunimos hoy por segunda vez en este año, alrededor de la Cátedra<br />

Clorivière Cicé, para continuar profundizando en el pensamiento de nuestros<br />

Fundadores. Hoy seguimos en este mismo empeño: como construir la paz pero<br />

circunscrito a la familia.<br />

Nos podemos preguntar: qué relación puede existir entre paz y familia, familia y<br />

paz? Son dos realidades que se ligan necesariamente. Si hay paz en el entorno:<br />

barrio, pueblo, región, nación, el ambiente se hace propicio para que florezcan<br />

familias solidarias, pacíficas; y a su vez, si reina la armonía y la paz en las<br />

familias, esto se irradia necesariamente en la sociedad. De ahí la importancia de<br />

trabajar por y con la familia y por eso la creación en varios países de Institutos<br />

Familiares y Sociales, de parte de nuestra comunidad.<br />

Si bien es cierto que en la época de los Fundadores no se había estructurado una<br />

acción cívica o apostólica para actuar con el grupo familiar como tal y no<br />

encontramos nada escrito sobre el tema, ellos se preocuparon y trabajaron<br />

intensamente por sus integrantes: niños, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos,<br />

desechados de la sociedad en general; todo esto en respuesta a la opción de<br />

ayudar a los más necesitados.<br />

Las vivencias de los Fundadores tienen hondas raíces en sus respectivas familias;<br />

por esta razón es aleccionador conocer algunos datos históricos sobre sus<br />

consanguíneos, que además presentan acciones y ejemplos de gran interés.<br />

1


PEDRO JOSÉ PICOT DE CLORIVIÈRE Y SU FAMILIA<br />

SAN MALO (BRETAÑA) 1735 – PARIS 1820<br />

Sus ancestros presentan genealogías cuya nobleza se remonta a los siglos XIV y<br />

XV, especialmente por sus acciones en la marina, gloria de San Malo. Diversas<br />

ramas constituyeron importantes sociedades de armadores (siglos XVII y XVIII)<br />

cuyas naves surcaron muchos mares, incluyendo las Indias Orientales y las<br />

Occidentales.<br />

Miguel Alain Picot, señor de Clorivière y Teresa Trublet de Nermont, ésta<br />

última de familias no menos importantes en la historia de San Malo, formaron un<br />

hogar profundamente aferrado a principios de probidad, honor, trabajo y firme<br />

adhesión a la fe católica, como buenos bretones.<br />

En su juventud Miguel Alain fue enviado a París para estudiar en el prestigioso<br />

colegio Luis el Grande y allí tuvo como compañero a Arouet, conocido más tarde<br />

como Voltaire, que mostraba ya su modo de pensar. Los padres Jesuitas,<br />

rectores, no temían que se relacionara con él, dada la confianza que tenían de su<br />

virtud y profunda fe.<br />

El señor de Clorivière murió a los 46 años y su joven viuda se hizo cargo de los<br />

negocios de la familia, pero infortunadamente falleció tres años después, dejando<br />

cuatro niños huérfanos.<br />

En el hogar Picot Trublet nacieron cinco hijos, dos hombres y tres mujeres, la más<br />

pequeña murió a los dos años. Digamos algo de ellos por orden de edad:<br />

I. Juana Rosa (1753), esposa del señor Marcos Desiles de Cambernon, padres<br />

del joven oficial, conocido y honrado en Francia como el Héroe Nancy, quien<br />

por defender a su rey se acostó sobre un cañón para impedir que fuera<br />

disparado, pero recibió múltiples heridas del bando contrario y murió poco<br />

después. El Padre de Clorivière le profesaba un gran cariño.<br />

Otra hija de los Desiles fue María Angélica de la Fonchais, quien fue<br />

guillotinada con un tío en plena Revolución 1793.<br />

II. Miguel Alain Picot (1734), que a su matrimonio tomó el nombre de<br />

Limoëlan; fue estimado en la región como hombre virtuoso. Luchó contra el<br />

gobierno revolucionario, fue llevado preso a París y guillotinado allí, junto con<br />

su sobrina Angélica (1793).<br />

2


El segundo de sus hijos, José Pedro de Limoëlan; fue el predilecto del<br />

Padre de Clorivière, quien siempre lo ayudó.<br />

Para vengar la muerte de su padre y de su prima se involucró con los grupos<br />

rebeldes que prepararon un atentado contra el Primer Cónsul, Napoleón<br />

Bonaparte, atentado conocido como La Máquina Infernal (1.800), que fracasó<br />

pero que trajo consecuencias muy graves, tanto para el Padre de Clorivière<br />

como para la Madre de Cicé, que tuvieron que sufrir persecución, cárcel y<br />

amenazas de muerte. Como dato interesante sabemos que el joven<br />

Liomoëlan logró huir a los E.E.U.U. y tocado por la gracia cambió de rumbo y<br />

llegó a ser sacerdote, lo que llenó de gozo y consuelo a su tío.<br />

III. El tercer hijo de los Picot Trublet fue nuestro Santo Fundador.<br />

IV. Teresa Picot de San Bucq, su hermana preferida, entró a la Visitación y<br />

tomó el nombre de Teresa de Gonzaga; las religiosas fueron expulsadas de su<br />

convento, perseguidas, encarceladas y amenazadas con la guillotina.<br />

Teresa aspiraba al martirio, pero la muerte de Robespierre, que dio fin a la<br />

época del Terror, hizo que recobraran la libertad, aunque sujetas a muchas<br />

dificultades.<br />

MARÍA ADELAIDA DE CICÉ Y SU FAMILIA<br />

RENNES (BRETAÑA) 1749 - PARIS 1818<br />

De noble familia, con prestantes figuras en el parlamento, en el ejército, la marina<br />

y la Iglesia.<br />

Duodécima hija del capitán Jerónimo Vicente Champion, señor de Cicé y de<br />

María Rosa Varenne de Condats. Cuando tenía un año murió su padre,<br />

hombre jovial y cariñoso.<br />

Durante sus primeros años vive en su casa en la ciudad o en el castillo de Cicé,<br />

con numerosos parientes: hermanas, sobrinos, hijos de su hermana mayor<br />

Elizabeth; pero a los quince años queda sola con su madre anciana, a quien cuidó<br />

con esmero hasta su muerte.<br />

De los doce hijos del matrimonio tres murieron jóvenes. De los restantes<br />

nombraremos a:<br />

3


Juan Bautista, Obispo de Auxerre, quien se preocupó por sus parientes y ejerció<br />

sobre ellos una cierta autoridad.<br />

Jerónimo, Arzobispo de Buerdeos, diputado del Clero ante los Estados<br />

Generales; fue Guarda Sellos (ministro) de Luis XVI a quien convenció de que<br />

firmara la Constitución Civil del Clero. Ambos hermanos tuvieron que emigrar en<br />

la época del Terror.<br />

Lo mismo les aconteció a sus hermanos Agustín, miembro del Parlamento de<br />

Bretaña, muy unido con Adelaida y a Luis que era marino.<br />

APORTES DEL PENSAMIENTO Y DE LA VIVENCIA DE LOS FUNDADORES<br />

A NUESTRO APOSTOLADO EN Y DESDE LA FAMILIA<br />

Si no contamos con documentos escritos sobre paz y familia como núcleo de la<br />

sociedad, podemos leer en el libro abierto de sus propias vidas.<br />

Qué mayor aprecio por la familia que consignar en nuestras constituciones que<br />

podemos ejercer nuestro apostolado en el seno de nuestro propio hogar según<br />

circunstancias providenciales?<br />

Es importante resaltar que las familias de los Fundadores presentan hermosos<br />

ejemplos de unidad, solidaridad, ayuda mutua entre padres, hermanos, sobrinos y<br />

demás parientes.<br />

Como hemos dicho los pequeños Picot Trublet quedaron huérfanos siendo muy<br />

niños, pero no faltaron los tíos y los primos, tanto del lado paterno como del<br />

materno, que se preocuparon por su desarrollo físico, intelectual y religioso.<br />

Cuando el joven Pedro José se trasladó a París para iniciar sus estudios de<br />

derecho, encontró gran solicitud, acogida y ayuda por parte de sus tíos,<br />

hermanos y hermanas, tanto de su padre como de madre y durante el momento<br />

revolucionario, refugio y escondite en sus propias casas.<br />

El por su parte Pedro José les brindó ayuda, cariño y consejo a sus familiares.<br />

Para esto contó con su carácter serio, estricto y exigente, pero al mismo tiempo<br />

tierno, estimulante y muy respetuoso con todos. Su conversación estuvo<br />

salpicada con un fino sentido del humor.<br />

4


Demostró siempre respeto, prudencia y confianza por la labor de la mujer, en<br />

especial con María Adelaida y con todas las H.C.M. Durante su larga prisión de<br />

cinco años confió plenamente en el papel de la Superiora General frente a su<br />

labor de orientar y sostener al pequeño rebaño de religiosos (Padres del Corazón<br />

de Jesús fundados también por él) y religiosas H.C.M., aglutinados alrededor de<br />

estos sagrados corazones.<br />

Adelaida, por su parte, mantuvo fuertes lazos con sus parientes. A pesar de su<br />

gran atractivo por la vida religiosa, se quedó en el mundo por acompañar a su<br />

madre y solo a la muerte ésta, dio respuesta o este atractivo, aunque por<br />

caminos muy diferentes a los del claustro, sino como cofundadora, junto con el<br />

Padre de Clorivière, de un género de vida consagrada, en pleno mundo y abierta<br />

a toda clase de apostolados, según lo determinado por los signos de los tiempos y<br />

de los lugares.<br />

Rennes era una ciudad esplendida, pero en la época de la Fundadora albergaba a<br />

innumerables familias sumergidas en gran pobreza. Desde muy niña su madre la<br />

llevaba a visitar los barrios pobres, para llevar ayuda en alimento y vestido, pero<br />

al mismo tiempo consuelo y amistad. De esta experiencia familiar nació su gran<br />

anhelo de dedicar su vida en favor de los más necesitados, lo que la granjeó más<br />

tarde el título de “madre de los pobres”.<br />

Quiero complementar esta reflexión con otra enseñanza vivencial de Pedro y<br />

Adelaida; se relaciona con su gran devoción a la Sagrada Familia de Nazaret; su<br />

amor apasionado por el Hijo, Jesús, su devoción tierna y filial por la madre, María,<br />

cuyo nombre quisieron que lleváramos, y las orientaciones marianas dejadas en<br />

nuestras constituciones. “Hagan lo que él de les diga” “He ahí a tu madre” (Del<br />

Evangelio de San Juan); su cariño y respeto por el jefe del hogar, José, nombre<br />

que llevó siempre con orgullo (Pedro José) y el deseo de que sus hijas religiosas<br />

lo honráramos. Desde su inicio esta institución educativa lo declara como su<br />

patrono, como se consigna en sus estatutos.<br />

ESCRITOS ORIENTADORES RELACIONADOS CON LA FAMILIA<br />

Uno de los rasgos sobresalientes de la espiritualidad del Padre de Clorivière es su<br />

profundo sentido eclesial. Por esta razón las directivas del magisterio de la<br />

Iglesia, en el plano universal y local, relacionado con la vida familiar, han sido<br />

fuentes de inspiración para nuestra acción apostólica.<br />

5


El Concilio Vaticano II, en la década de los años 60, nos legó valiosas<br />

enseñanzas:<br />

La Lumen Gentium (L.G.), en su capítulo sobre vocación a la santidad,<br />

aconseja a los padres y esposos la fidelidad en el amor y a inculcar la doctrina<br />

cristiana en sus hijos.<br />

En la Gaudium et Spes (G. et S.), le dedica un capítulo a la dignidad del<br />

matrimonio y la familia “el bienestar de la persona y de la sociedad humana y<br />

cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y<br />

familiar”. La llama “comunidad de vida y de amor” y dice que “la familia es<br />

escuela del más puro humanismo”.<br />

A lo largo del documento se resalta que en la familia se centra la continuidad del<br />

género humano, la dignidad y estabilidad, la paz y la prosperidad de la misma<br />

familia y de la sociedad humana, la igual dignidad personal de la mujer y el<br />

varón.<br />

En el Decreto sobre el Apostolado de los Seglares hay un capítulo dedicado a<br />

la familia y define la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad<br />

humana. La misión de ser la célula primera y vital de la sociedad la ha recibido<br />

directamente de Dios.<br />

La Iglesia de América Latina nos ha dado valiosos aportes. En su Segunda<br />

Conferencia General de Obispos, celebrada en Medellín en 1968, nos lanzó un<br />

desafío que iluminó nuestra labor al decir: “la familia es formadora de personas,<br />

educadora en la fe y promotora del desarrollo”.<br />

En su tercera reunión en Puebla (México) en 1979 se nos dice: “La familia es<br />

centro de comunicación y participación” y por tanto es sujeto y objeto de<br />

evangelización. La pastoral familiar está íntimamente relacionada con la pastoral<br />

social.<br />

La Cuarta Conferencia General de Episcopado Latinoamericano de 1992 en Santo<br />

Domingo nos presenta a la familia como “santuario de la vida”.<br />

En 1981 el Papa Juan Pablo Segundo II produjo un documento de gran<br />

trascendencia: la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio sobre la<br />

Misión de la Familia Cristiana en el Mundo de Hoy. Habla sobre: luces y sombras<br />

de la familia en la actualidad – el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia<br />

– el servicio a la vida – la participación en el desarrollo de la sociedad – la misión<br />

6


de la familia cristiana a la que le lanza un desafío: “Familia, se lo que eres”.<br />

Traza líneas pastorales para el trabajo con la familia.<br />

El año 1994 fue declarado como año de la Familia por las Naciones Unidas y la<br />

<strong>Fundación</strong> <strong>Universitaria</strong> <strong>Monserrate</strong> participó en varios encuentros.<br />

SS. Juan Pablo II aprovechó las circunstancias para lanzar su Carta a las<br />

Familias que recopila muchas frases y pensamientos de la Iglesia sobre este<br />

tema.<br />

En su capítulo I sobre la civilización del amor, desarrolla esta frase del Génesis 1,<br />

27: “Creó Dios al hombre a imagen y semejanza suya; a imagen de Dios lo creó;<br />

varón y mujer los creó”.<br />

A lo largo de la carta, entre otras, les habla de la alianza conyugal, de la unidad<br />

de los dos, del bien común, de la entrega sincera, de la paternidad y maternidad<br />

responsables, de la educación de los hijos, de la familia y la sociedad.<br />

Es pertinente y valioso también que nos interesemos por conocer los documentos<br />

de nuestras Iglesias Particulares como el de nuestra Conferencia Episcopal con<br />

su Directorio Nacional de Pastoral Familiar.<br />

También consultemos y apliquemos lo que define la Constitución Política de<br />

nuestros países. En la nuestra, de 1991, se consagran, entre otros, los siguientes<br />

principios en los artículos 42 – 43; se dice: “La familia es el núcleo fundamental<br />

de la sociedad”. “Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y<br />

oportunidades”. El artículo 44 legisla sobre los derechos fundamentales de los<br />

niños: vida, integridad física, salud, alimentación equilibrada, tener una familia,<br />

cuidado y amor, la educación y la cultura y muchos más.<br />

Otras frases para meditar: “La familia es la más pequeña de las democracias en el<br />

corazón de la sociedad” y también “La familia es espacio para construír la paz”.<br />

Todas estas orientaciones de los Fundadores y del Magisterio Eclesiástico<br />

impulsaron a las directivas de la FUM para organizar en el 2002 un Primer<br />

Congreso Nacional sobre Familia cuyo lema fue: Comprometidos con la Misión<br />

Humanizadora de la Familia”.<br />

7


PAZ<br />

El otro término del binomio, motivo de nuestra reflexión: familia y paz. Qué<br />

palabra tan corta pero tan inmensa en su contenido.<br />

Coincidencialmente estamos en la semana por la Paz, promovida por nuestra<br />

Conferencia Episcopal.<br />

Aprovechemos la oportunidad para hacer algo concreto por la Paz en la familia,<br />

para que se nos pueda aplicar la sentencia de Jesús: “Felices los constructores de<br />

la Paz, ellos serán llamados hijos de Dios”.<br />

Nosotras, las H.C.M. consideramos a Pedro y Adelaida, como testigos y<br />

constructores de Paz. Buscaron intensamente la paz interior; la buscaron<br />

apoyados en su fe, su esperanza, su amor, su aceptación de la voluntad de Dios.<br />

La vivieron y la irradiaron a sus propias familias y a todos aquellos con quienes<br />

entraron en contacto.<br />

Pedro José, a pesar de las pruebas soportadas en su niñez, su orfandad, su gran<br />

sensibilidad, su limitación física, ya que durante muchos años sufrió de<br />

tartamudez, siempre conservó la Paz; pero no una Paz de simple tranquilidad, de<br />

carencia de dificultades.<br />

Para el Padre, el celo que sostiene a los pacíficos es universal, fuerte, generoso,<br />

activo, nunca ocioso, paciente y osado para emprenderlo todo; pronto a cualquier<br />

sacrificio (ideas consignadas en un manuscrito sobre las Bienaventuranzas).<br />

Inspiradas en estas enseñanzas y vivencias adelantamos en nuestras obras<br />

sociales y educativas, campañas para contrarrestar la violencia intrafamiliar,<br />

especialmente contra la mujer y contra el niño, que es el caldo de cultivo de la<br />

violencia en el ámbito social, nacional y mundial.<br />

Que María de Nazaret, reina de la Paz, interceda ante su Hijo por todos nosotros,<br />

para que con nuestra acción, seamos los heraldos de la familia verdaderamente<br />

cristiana, la cercana y las más lejanas.<br />

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