Ritual para encender la - Centro Católico Multimedial
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AÑO SACERDOTAL<br />
El ministerio de<br />
<strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra<br />
P. Sergio g. román<br />
Para iniciar el diálogo<br />
¿Es correcto que el sacerdote hable de política en <strong>la</strong> Misa?<br />
¿Cómo te gustaría que fueran lo sermones de <strong>la</strong> Misa?<br />
Para reflexionar juntos<br />
El Pueblo de Dios se reúne, ante todo, por <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios<br />
vivo, que, con todo derecho, hay que esperar de <strong>la</strong> boca de los<br />
sacerdotes. Pues como nadie puede salvarse, si antes no cree,<br />
los presbíteros, como cooperadores de los obispos, tienen<br />
como obligación principal el anunciar a todos el Evangelio de<br />
Cristo, <strong>para</strong> constituir e incrementar el Pueblo de Dios, cumpliendo<br />
el mandato el Señor: “Id por todo el mundo y predicar<br />
el Evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). (Decreto sobre el<br />
Ministerio y <strong>la</strong> Vida de los Presbíteros 4).<br />
La homilía<br />
Todavía son muchos los católicos que asisten a Misa todos los domingos.<br />
Lo hacen como un signo de que todavía pertenecen a <strong>la</strong> familia<br />
de los hijos de Dios, <strong>la</strong> Iglesia, pero también lo hacen por gusto.<br />
En <strong>la</strong> primera parte de <strong>la</strong> Misa, Liturgia de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra, escuchan<br />
con atención <strong>la</strong>s páginas de <strong>la</strong> Biblia que <strong>la</strong> Iglesia ha escogido <strong>para</strong><br />
ir reflexionando en <strong>la</strong> historia de nuestra salvación. Después de <strong>la</strong>s<br />
lecturas, el sacerdote tiene <strong>la</strong> obligación de hacer <strong>la</strong> homilía.<br />
Para muchos católicos, ésta es <strong>la</strong> única oportunidad que tienen de<br />
escuchar <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios vivo a través del sacerdote, representante<br />
No. 666 del 29 de noviembre al 5 de diciembre de 2009<br />
de Cristo y de <strong>la</strong> Iglesia. ¡Qué momento tan importante!, ¡cuánto deberíamos cuidar<br />
los sacerdotes ese momento en el que el pueblo fiel espera un mensaje que lo ayude a<br />
vivir como Cristo nos enseñó!<br />
Normalmente <strong>la</strong> homilía debe ayudar a los fieles a comprender mejor <strong>la</strong>s lecturas<br />
bíblicas que se han proc<strong>la</strong>mado, pero el sacerdote puede también predicar<br />
sobre algún otro texto de <strong>la</strong> liturgia del día, sobre <strong>la</strong> fiesta que se celebra o, con<br />
justa razón, sobre algún acontecimiento de nuestro mundo que en ese momento<br />
afecte <strong>la</strong> vida de los fieles.<br />
En <strong>la</strong> homilía, el sacerdote es el maestro que enseña sobre <strong>la</strong> fe, sobre <strong>la</strong> vida cristiana<br />
y sobre <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza divina, pero es un maestro muy especial: no se enseña a sí<br />
mismo ni enseña una doctrina propia; enseña lo que él recibió de Cristo Jesús a través de <strong>la</strong> Iglesia.<br />
Se puede hab<strong>la</strong>r de política,<br />
pero no hacer política<br />
Algunos fieles se quejan porque los sacerdotes hab<strong>la</strong>mos<br />
de política. Ni modo; <strong>la</strong> política es un acontecimiento<br />
que afecta <strong>la</strong> vida de los fieles y que exige<br />
de ellos una respuesta cristiana. A <strong>la</strong> Iglesia, representada<br />
por los sacerdotes, le toca dar los principios<br />
por los que un buen católico ama y sirve a su patria.<br />
Pero no se vale hacer política. Las normas de <strong>la</strong><br />
Iglesia prohíben a los sacerdotes militar en un partido<br />
político, manifestar sus simpatía y hacer proselitismo.<br />
El sacerdote debe ser signo de unidad <strong>para</strong> su<br />
comunidad; no debe dividir<strong>la</strong> ni excluir a los que no<br />
piensan como él. No es ético, ni moral, ¡ni legal!<br />
Pedirle a un sacerdote que no instruya acerca<br />
de <strong>la</strong> política sería como pedirle que no predicara<br />
sobre el respeto de los hijos a sus padres<br />
o sobre el respeto a los bienes ajenos o sobre el<br />
“no matarás”. No podría hab<strong>la</strong>r enseñándonos a<br />
vivir como Cristo nos enseñó.<br />
Oración en familia<br />
Los papás tienen <strong>la</strong> obligación de ser los primeros<br />
catequistas de sus hijos. Pidamos a Dios por ellos.<br />
El ejemplo arrastra<br />
El sacerdote tiene <strong>la</strong> misión de enseñar, y muy<br />
re<strong>la</strong>cionada con esa misión, está <strong>la</strong> de ser testigo<br />
de <strong>la</strong> Resurrección. Las pa<strong>la</strong>bras de <strong>la</strong><br />
homilía pueden sonar huecas o se <strong>la</strong>s puede<br />
llevar el viento si no son ava<strong>la</strong>das con el testimonio<br />
sacerdotal de servicio y compromiso.<br />
Cuando Jesús predicó sobre <strong>la</strong> necesidad de<br />
servir, lo hizo sirviendo Él mismo. Cuando<br />
nos hab<strong>la</strong> del amor, le creemos porque nos<br />
amó hasta el extremo.<br />
Puede suceder que los sacerdotes no vivamos<br />
lo que predicamos. Si es así, no olvidemos<br />
lo que dice Jesús de los escribas: “ustedes<br />
hagan y cump<strong>la</strong>n todo lo que ellos les digan,<br />
pero no se guíen por sus obras, porque no hacen<br />
lo que dicen” (Mt 23, 3).<br />
El sacerdote no debe limitar su misión -de<br />
predicar el Evangelio- a <strong>la</strong> homilía dominical;<br />
también es el responsable de enseñar a sus<br />
co<strong>la</strong>boradores <strong>la</strong>icos y religiosos a trasmitir<br />
<strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios a sus hermanos, en <strong>la</strong> misión<br />
en <strong>la</strong> que <strong>la</strong> Iglesia está continuamente<br />
empeñada, y debe asesorar y acompañar a los<br />
grupos de catequesis, tanto infantil y juvenil<br />
como de adultos.<br />
Sugerencia<br />
Comentemos con nuestro sacerdote su sermón, felicitémoslo cuando lo haya hecho bien, y sugirámosle<br />
que nos hable de los temas que nos urge conocer y vivir.