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<strong>El</strong>Husar 20/11/09 08:49 Página 47<br />
tanto le gustaba leer cuando era niño, las walkirias lo distinguiesen<br />
durante el combate con el beso en la frente <strong>de</strong><br />
los valientes que habían <strong>de</strong> morir. Sería digno <strong>de</strong>l uniforme<br />
que llevaba. Cuando regresara a Estrasburgo, Walter<br />
Glüntz tendría motivos más que sobrados para sentirse<br />
orgulloso <strong>de</strong> él.<br />
De Bourmont se había tumbado <strong>de</strong> nuevo en el catre<br />
y esta vez dormía profundamente. Fre<strong>de</strong>ric se quitó<br />
las botas y lo imitó, sin apagar el candil. Tardó mucho en<br />
dormirse, y cuando lo hizo fue el suyo un sueño inquieto,<br />
poblado <strong>de</strong> extrañas imágenes. Veía rostros hoscos y<br />
cetrinos, largas lanzas, caballos <strong>de</strong>sbocados y sables <strong>de</strong>snudos<br />
que refulgían bajo los rayos <strong>de</strong>l sol. Con el corazón<br />
oprimido <strong>de</strong> temor buscó a su walkiria entre el polvo<br />
y la sangre, y experimentó un infinito consuelo al no<br />
encontrarla. Se <strong>de</strong>spertó varias veces con la boca seca y<br />
la frente ardiendo, escuchando sus propios gemidos.<br />
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