706 A despecho de cuanto pretenda un espiritualismo

SECCIÓN QUINTA.--ÓRUPO A 147
tuberosos, y coinciden con robustos y amplios huesos y
precocidad en la reducción de las fontanelas, son presagio
de constitución hercúlea.
795 Mientras el nino no está en edad de hablar de un
modo claro y discreto, sus relaciones con el observador son
meramente objetivas.
Debe, pues, el médico de ninos cultivar con igual rigor
que el profesor veterinario el estudio de la exacta corres
pondencia entre lis lesiones internas y la expresión natu
ral del individuo lesionado.
796 Asistiendo ninos germina en el práctico reflexivo
la convicción de que, entre los adultos, la mitad, por lo
menos, de los delincuentes y los vesánicos lo son por in
fluencia abdominal.
797 Por punto general, á nino triste, lesión encefáli
ca; á nino frenético, lesión abdominal; á nino soporoso,
entrambas cosas indistintamente.
798 Al nino enfermizo y paliducho obsérvale los la
bios; si los tuviere habitualmente encarnados, gm'irdate
de prescribirle tónicos por las vías digestivas. A la corta
te felicitarías, pero á la larga te habrías de arrepentir de
habérselos prescrito.
799 Puede darse en la mujer un vicio no registrado
aún en los anales de la concupiscencia: la 9nastuman ia,
sensualismo de la lactancia. Caen asimismo en él no po
cas hembras irracionales de especies domesticadas. No es
raro entre nodrizas, ya solteras, ya viudas, ya apartadas
en absóluto de sus maridos; encúbrese bajo manto de ab
negación; achácase á exigencias del infante; nace de aber
ración por metastasis de voluptuosidad del seno abdomi