Marina Echevarría Bueno - Finis Terrae_ediciones
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<strong>Marina</strong> <strong>Echevarría</strong> <strong>Bueno</strong><br />
mismos, que se les ha hecho un estudio de sus huellas dactilares y potenciales<br />
selectivos de ellos mismos. Pero como aún pertenecemos los seres humanos<br />
a una mayoría de especie por descubrir, tendremos que aplicar la lógica<br />
a todo lo que nos rodea para una mayor comprensión de la realidad. La<br />
primera parte de algo tan valioso sería desmenuzar, paso a paso, para qué<br />
sirve el ego y a dónde nos lleva.<br />
El ego se forma en nuestro inconsciente. Forma parte de nuestro<br />
yo interno. Es como una lapa adherida a la piel, que se va impregnando<br />
en cada poro hasta atravesar los órganos más vitales y los huesos. Sería<br />
metafóricamente hablando una inyección de barbitúrico para destruir el<br />
oxígeno que respiramos, pero al mismo tiempo sirve para acercar la realidad<br />
a la que nos someten o a enfrentarnos al día a día. ¿Qué es mejor, ver la<br />
dureza de la vida sin sentido, llena de mentiras y comodidades superfluas,<br />
o bien, ir contracorriente para pertenecer a una minoría incomprendida?<br />
La elección es libre, el cosmos no va a juzgar nada. Todo sirve si la meta es<br />
alcanzar la paz interior y el bienestar tanto colectivo como individual, lo que<br />
equivaldría a una evolución del propio ser humano. Debemos empezar a<br />
aprender que no se debe juzgar a nadie ni nada de lo que nos pueda parecer<br />
correcto o incorrecto, salvo las atrocidades, asesinatos, violaciones, robos<br />
o estafas como es obvio, ya que nosotros mismos somos lo culpables de las<br />
cosas que nos suceden y a las que tantas veces preferimos echar la culpa a<br />
los demás.<br />
Ese ego inferior que nos pone tantas zancadillas para que no veamos<br />
lo que hay detrás de los arboles es como comparar unas nubecillas negras<br />
que habitan en nuestra mente y que consecuentemente, nos contamina para<br />
engancharnos a nuestra cadena de pensamientos negativos, incertidumbres,<br />
inseguridades, comeduras de tarro y así un día tras otro, un año detrás<br />
de otro para tenernos engañados y esclavizados a los analgésicos. Mala<br />
costumbre tenemos cuando realmente el estado natural del ser humano es<br />
otro muy diferente que nada tiene que ver con lo que estamos hablando<br />
ahora.<br />
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