Marina Echevarría Bueno - Finis Terrae_ediciones
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<strong>Marina</strong> <strong>Echevarría</strong> <strong>Bueno</strong><br />
la desvalida gente, era poder. Hoy se mantiene ese poder, aunque en menor<br />
medida para los sacerdotes o el Sumo Pontífice de la Iglesia, a través de<br />
políticas materialistas sin valores morales o éticos. Por defecto o por exceso<br />
estamos aún encadenados a vivir en la hipocresía, sea una etapa histórica<br />
u otra. El verdadero poder que actúa en el alma es la energía y la luz de la<br />
conciencia supra personal (que está más allá de lo personal y que se encuentra<br />
en nuestro interior). Se trata de un poder espiritual y divino que obra en<br />
el alma de cada persona individualizada. Los seres trascendentes a los que<br />
hacía referencia anteriormente, pertenecen a una colectividad superior y<br />
actúan para equilibrar la tendencia individualizadora, evitando que el “yo<br />
soy” llegue a ser un poder tiránico. Las creencias religiosas no deben estar<br />
reñidas con lo sacro-espiritual y mundano; al revés, es una forma de ver la fe<br />
desde una óptica diferente para así comprender mejor al otro ser humano.<br />
La propia Iglesia debe revisar sus doctrinas para darle un enfoque acorde con<br />
el siglo XXI. Alguien tendría que volver a estudiar la alquimia (o mezcla)<br />
teológica y espiritual, ya que el pensamiento evoluciona a través de la historia<br />
acompañada de la Ciencia; para ello es necesario que partan de unas premisas<br />
básicas hacia la comprensión no tanto de Dios con relación al hombre, sino<br />
el acercamiento entre hombre-mujer. Éstos son realidades espirituales que<br />
se han de concebir como tal y no como pecadores terrenales que vienen a<br />
pagar sus faltas a este mundo.<br />
COMPRENSIÓN HOMBRE-MUJER: Si tuviésemos que leer al<br />
revés los nombres Adán y Eva, nos quedaría “nada + ave”. La nada es el<br />
principio de todo y el ave es aquel que vuela alto para cifrar los mensajes.<br />
En el propio galimatías de la vida, el hombre va unido a la tierra de la cual<br />
nace poniendo su semilla a través del órgano sexual. Así como la mujer<br />
es la parte que más trabaja para organizar y llevar a buen fin la actividad<br />
gestante. Cielo y tierra se unen en una comunión profunda, pues vincula<br />
en su propio eje el brote de hojas, flores y ramas a lo alto, así como las raíces<br />
hacia el interior de la tierra. El primero indica elixir vital, agua de la vida<br />
propio de la mujer, fuente de la vida humana; el segundo es el árbol de la<br />
ciencia-alquimia, ciencia absoluta o el conocimiento propio del hombre. El<br />
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