La maceración. La maceración. - Gneaupp
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Autores:<br />
Estudios del Sector<br />
1 Manuel Gago Fornells<br />
2 R. Fernando García González<br />
3 Justo Rueda López<br />
4 Ana María Muñoz Bueno<br />
5 Victoriana Gaztelu Valdés<br />
6 José Vega Aguilar<br />
1 Enfermero. Centro de Salud “Pinillo<br />
Chico”. Puerto de Santa María, Cádiz.<br />
2 Enfermero. Servicio de Cuidados Críticos<br />
y Urgencias. Hospital Universitario de<br />
Puerto Real, Cádiz.<br />
3 Enfermero. Atención Primaria. Terrassa,<br />
Barcelona.<br />
4 Enfermera. Unidad de Medicina Interna.<br />
Hospital de Terrassa, Barcelona.<br />
5 Doctora en Medicina. Especialista en<br />
Medicina Familiar y Comunitaria. Centro<br />
de Salud “Barrio Alto”. Sanlúcar de<br />
Barrameda, Cádiz.<br />
6 Enfermero. Centro de Salud “Loreto-<br />
Puntales”, Cádiz.<br />
Dirección de Contacto:<br />
Manuel Gago Fornells.<br />
C/ Castillo de San Marcos, 23.<br />
11500 Puerto de Santa María (Cádiz).<br />
E-mail: nana_gaztelu@yahoo.es<br />
Un problema en la piel perilesional<br />
de úlceras por presión y heridas crónicas<br />
Resumen / Abstract<br />
• <strong>La</strong> <strong>maceración</strong> es el problema más común al utilizar apósitos basados<br />
en la cura en ambiente húmedo. Parece generarse cuando<br />
se descontrola el exudado, lo cual va a saturar la perilesión denudando<br />
la zona, provocando dolor y afinidad de los gérmenes por<br />
el área afectada.<br />
• En otros casos, la <strong>maceración</strong> puede exceder los límites de la perilesión,<br />
agrandándose cuando se producen fugas profusas de exudado<br />
no controlado; bien por no haber elegido el apósito adecuado<br />
a su extensión, localización o cantidad de exudado que se produce,<br />
o por mantener el apósito más tiempo del indicado, lo que<br />
inevitablemente va hacer que el exudado produzca un traumatismo<br />
en la piel perilesional al determinarse un deterioro por saturación<br />
de líquido.<br />
• Por ello, utilizar apósitos suaves y atraumáticos para el lecho de la<br />
úlcera y la piel perilesional, va incidir directamente tanto en la<br />
evolución de la lesión como en el confort del enfermo.<br />
Palabras clave:<br />
<strong>La</strong> <strong>maceración</strong>.<br />
Piel perilesional; úlceras por presión; apósitos; exudado; herida<br />
crónica; cura en ambiente húmedo.<br />
Maceration. A problem in the perilesional skin<br />
of pressure ulcers and chronic wounds<br />
• Maceration is the most common problem when dressings are<br />
used for cleaning wounds in a moisture environment. Bedsores<br />
are believed to appear when the exudate is not kept under control,<br />
which saturates the skin around the lesion, peeling the area<br />
off, provoking pain and promoting germ proliferation in the affected<br />
area.<br />
• In other cases, maceration can extend beyond the limits of the<br />
perilesion, making the sore larger due to large amounts of uncontrolled<br />
exudates leaking away. This leakage can occur as a result<br />
of not having chosen the right dressing for the extension to<br />
cover, the localisation of the wound or the quantity of exudate<br />
produced. Sometimes if the dressing is left in position for longer<br />
than appropriate, this exudate can also cause damage to the<br />
skin surrounding the lesion as the liquid reaches a saturation<br />
point and causes deterioration of the skin.<br />
• It is thus imperative to use soft and atraumatic gauze dressings<br />
in the floor of the ulcer and surrounding skin to expedite the healing<br />
of the sore and improve patient comfort.<br />
Key words:<br />
Perilesional skin; pressure ulcers; gauzes; exudates; chronic<br />
wound; wound cleansing in a moisture environment.<br />
18 metas Metas de Enferm may 2004; 7(4): 18-22 0234
Gago M et al. <strong>La</strong> <strong>maceración</strong>. Un problema en la piel perilesional de úlceras por presión y heridas crónicas Estudios del sector<br />
Introducción<br />
<strong>La</strong> <strong>maceración</strong> suele definirse como la denudación,<br />
ablandamiento y rotura de la piel como resultado de<br />
una larga exposición a la humedad. Fue descrita originariamente<br />
por Charcot en 1877 (1), definiéndola<br />
por norma alrededor de la úlcera (perilesión) y en el<br />
propio lecho de ésta, tanto en heridas agudas como<br />
crónicas.<br />
Proviene del latín “maceracio”, que significa humedecer,<br />
ablandar o suavizar con agua. A fin de cuentas, la<br />
<strong>maceración</strong> generada por una excesiva exposición directa<br />
al agua o la humedad, va a agravar y complicar el<br />
proceso de cicatrización, así como los cuidados específicos<br />
y generales precisos, sobre todo, en las heridas de<br />
carácter y evolución crónica.<br />
Un problema tan concreto como éste, muchas veces<br />
tan sólo circunscrito a la perilesión, ha tenido poco<br />
impacto en la literatura, siendo quizás tan sólo los estudios<br />
reportados por Cutting (2) y Cutting y White (3)<br />
los más completos hasta la fecha. Estas publicaciones<br />
presentan una revisión muy intensa sobre el tema, incidiendo<br />
tanto en su etiología, como en el tratamiento<br />
y cuidados específicos de este problema.<br />
© Cedida por los autores<br />
Foto 1: Maceración blanca<br />
© Cedida por los autores<br />
Foto 2: Maceración roja<br />
En las series evaluadas por Thomas (4) y Bishop et al.<br />
(5) se comienza a postular la importancia del diseño de<br />
los apósitos basados en la cura en ambiente húmedo en<br />
relación con el control y absorción del exudado, como<br />
determinantes de causas inherentes y directas de <strong>maceración</strong>,<br />
tanto en el lecho como en la perilesión de úlceras<br />
crónicas, conceptuando de esta manera el término<br />
“apósitos de última generación o inteligentes”, en relación<br />
a su comportamiento con el exudado, lecho de la<br />
úlcera y perilesión.<br />
Pero antes de analizar todo el proceso de la <strong>maceración</strong><br />
de la forma más integral posible, hay que recordar<br />
que para Harding et al. (6), por ejemplo, es preciso una<br />
piel perilesional sana en las condiciones más óptimas<br />
posibles para que se pueda realizar una cicatrización<br />
normal y favorable dentro del proceso de curación de<br />
una herida crónica.<br />
Etiología básica de la <strong>maceración</strong><br />
Es evidente que la <strong>maceración</strong> está motivada por la<br />
cantidad ingente y excesiva de fluidos que permanecen<br />
en contacto e interrelación directa, tanto con la superficie<br />
de la piel íntegra sana, lecho de las heridas, como<br />
de la perilesión durante amplios periodos de tiempo.<br />
Este fluido acuoso puede estar producido por la misma<br />
úlcera (exudado), ser el resultado de la interacción de<br />
éste con geles descontrolados, incontinencia urinaria,<br />
sudoración profusa o consecuencia de la pérdida de<br />
agua a través de la piel por el proceso de fuga del agua<br />
transepidermial (Índice de TEWL) (7).<br />
Por tanto, una excesiva exposición a la humedad, independientemente<br />
de su fuente, puede ser la causa tanto<br />
del deterioro de una úlcera y su perilesión, como de<br />
zonas de riesgo de presión aún no lesionadas, lo cual ya<br />
fue referido por Cochrane (8) que demostró que la piel<br />
mojada y macerada es más susceptible y vulnerable a la<br />
acción de las fuerzas de fricción/cizallamiento que la<br />
seca no expuesta a la humedad.<br />
Tipos de <strong>maceración</strong><br />
Formalmente, en la experiencia clínica más común, sólo<br />
se suele identificar como alteración en la piel perilesional<br />
la <strong>maceración</strong> blanca, que no por ser la más frecuente se<br />
puede considerar como única, ya que, por ejemplo,<br />
Sibbald (9) comenta la presencia de <strong>maceración</strong> roja<br />
como consecuencia a un problema de contacto irritativo,<br />
junto con Merlín (10) (Foto 1 y 2) que, a su vez, determina<br />
la presencia de <strong>maceración</strong> azulada en el caso<br />
de serosidad hematopurulenta. De la misma forma, nosotros<br />
en nuestras series, hemos detectado la presencia<br />
de una posible <strong>maceración</strong> amarilla e íntima al borde<br />
perilesional que pudiera ser el resultado de acumula-<br />
0235 Metas de Enferm may 2004; 7(4): 18-22 metas 19
Estudios del sector<br />
Gago M et al. <strong>La</strong> <strong>maceración</strong>. Un problema en la piel perilesional de úlceras por presión y heridas crónicas<br />
ción de fibrina y restos esfascelares, lo cual no hemos<br />
podido constatar, aunque sí observar con mucha frecuencia<br />
en úlceras de pierna de larga evolución (Foto 3).<br />
Importancia de la composición del<br />
exudado<br />
Intrínsecamente a la relación oncótica/osmótica del<br />
transudado e independientemente de su especificidad,<br />
componentes, densidad, etc., la presencia de este fluido<br />
determina el estado y proceso evolutivo de una herida<br />
tanto aguda como crónica, pero el desarrollo de este<br />
epígrafe excede el contenido y propósito de este artículo,<br />
por lo cual, nos centraremos solamente en el conocimiento<br />
y abordaje del exudado y el proceso exudativo<br />
de la herida crónica.<br />
Los exudados son ricos en proteínas y mantienen un<br />
Pe. superior a 1.200, conteniendo componentes inflamatorios<br />
como leucocitos, fibrinógenos, fibrina, etc., lo<br />
cual provoca coagulación y desecación de los mismos<br />
(11). <strong>La</strong> exudación suele variar en apariencia y composición<br />
según la causa de la herida, teniendo la mayoría<br />
de las veces un color pálido pajizo y una consistencia<br />
muy acuosa, pero puede convertirse por un proceso infeccioso<br />
en purulento, viscoso y decolorado. Los diferentes<br />
tipos de exudados y sus características básicas<br />
las podemos ver en la clasificación realizada para tal<br />
efecto por Cutting (2) y transcrita en la Tabla 1.<br />
De todas formas, hay que partir del principio básico de<br />
que un exudado seroso no es un elemento negativo por<br />
sí mismo, ya que éste contiene nutrientes esenciales<br />
para las células epiteliales, facilita la llegada de leucocitos<br />
y genera, por tanto, un ambiente húmedo estándar<br />
óptimo para la curación de la lesión.<br />
El exudado en las úlceras<br />
y otras heridas crónicas<br />
<strong>La</strong> exudación de las heridas crónicas suele estar compuesta,<br />
fundamentalmente, por derivados hemáticos como<br />
eritrocitos y plaquetas, tanto al completo como en<br />
restos, enriquecida por células blancas; éstas sirven co-<br />
Foto 3: Maceración amarilla<br />
mo caudal y vehículo de las proteasas, en concreto de<br />
las metaloproteínas (MMPs), enzimas que, por definición,<br />
atacan las proteínas y pueden dañar la piel perilesional<br />
sana, lo cual hace que, por ende, el exudado de<br />
las heridas crónicas sea agresivo por sí mismo (12,13).<br />
Estos MMPs, y sus plasminógenos activadores, son enzimas<br />
endógenas extracelulares matriz-degradantes,<br />
siendo su propósito, digamos de forma esquemática y<br />
general al encontrarse en este exudado, el de degradar<br />
la fibrina, esfácelos y placa necrótica de la úlcera<br />
(12,13). Los MMPs se encuentran regulados por sus inhibidores<br />
endógenos o inhibidores de las metaloproteínas<br />
(TIMs), el equilibrio que mantienen de forma constante<br />
hace que el exudado se encuentre regulado y no sean<br />
capaces sus propias enzimas de atacar de forma constante<br />
y descontrolada la piel perilesional, a la vez que<br />
agrandar una misma lesión (12,13).<br />
Todo esto nos hace entender de forma muy clara la necesidad<br />
de mantener el exudado “a raya” en todo momento,<br />
durante el abordaje y los cuidados con apósitos<br />
cada vez más específicos, las úlceras y diferentes heridas<br />
crónicas en nuestra práctica diaria.<br />
Apreciaciones e intervenciones clínicas<br />
Cuando una herida crónica se encuentra infectada,<br />
puede producirse un incremento en la exudación que<br />
Tabla 1. Tipos de exudados y su contenido (Transcrito y modificado de Cutting KF y White RJ)<br />
Suero: consistencia clara y acuosa. Puede significar infección, ya que algunas bacterias generan fibrinolisis. Como S. Auresus,<br />
Pseudomona Aeruginosa, Estreptococos a beta hemolítico, Bacteroides fragilis.<br />
Fibrinoso: contiene fibrina amarilla en suspensión y restos de ésta. Suele ser de color nuboso grisáceo. Contiene restos de<br />
proteínas y fibrina.<br />
Purulento: típico amarillo, pus brillante a lechoso. Organismo piogénicos y células inflamatorias.<br />
Hematopurulento: presente en infección establecida, puede depender del tipo de germen en su coloración, restos de germenes,<br />
células hemáticas y Hb, pueden aparecer gotas claras de sangre.<br />
Hemorrágico: fragilidad capilar que se rompe con facilidad, contenido de sangre clara, no confundir con sangrado postdesbridamiento<br />
cortante reciente.<br />
20 metas Metas de Enferm may 2004; 7(4): 18-22 0236<br />
© Cedida por los autores
© Cedida por los autores<br />
Gago M et al. <strong>La</strong> <strong>maceración</strong>. Un problema en la piel perilesional de úlceras por presión y heridas crónicas Estudios del sector<br />
Foto 4: Maceración por mal uso del apósito e hidrogel<br />
© Cedida por los autores<br />
Foto 5: Epitelios neoformados<br />
precise de un aumento de la absorción de los apósitos,<br />
a la vez que una disminución en la pauta de<br />
cambio de los mismos, al igual que precisar apósitos<br />
que por sus características permitan una disminución<br />
en el umbral del dolor y una adherencia no traumática<br />
al lecho, junto con un respeto exhaustivo de la<br />
piel perilesional.<br />
De todas maneras, también podemos encontrarnos<br />
con casos en que niveles de exudados altos (como<br />
los que se presentan en úlceras por presión, de pierna,<br />
malignas y pie diabético) son capaces de generar,<br />
junto con pautas espaciadas en los cambios, calidad<br />
y poder de absorción de los apósitos, así como de la<br />
naturaleza per se del propio exudado, una <strong>maceración</strong><br />
tan amplia como evidente en la piel perilesional.<br />
Aunque como refieren Bishop et al. (5), es presumible,<br />
aún cuando no sea evidente a simple vista para<br />
el clínico, que también existe una <strong>maceración</strong> en<br />
el lecho de la úlcera que pasa siempre como desapercibida,<br />
de ahí la necesidad de mantener un equilibrio<br />
entre lecho, perilesión y apósito que mantenga<br />
la humedad a nivel, “ni demasiado seco, ni demasia-<br />
do húmedo”, que permita unas condiciones de curación<br />
óptimas.<br />
<strong>La</strong> <strong>maceración</strong> blanca opaca y brillante de alrededor<br />
de la perilesión puede observarse con facilidad en la<br />
piel perilesional de úlceras vasculares y por presión, tomando<br />
cierto cariz descamativo y laminar en las úlceras<br />
plantares del pie diabético, lo que favorece el crecimiento<br />
desorbitado de gérmenes como el estafilococos<br />
dorado o la pseudomona sp., que presentan gran afinidad<br />
por este tipo de tejido en un principio aún viable.<br />
Aunque hasta la fecha no hay evidencias científicas<br />
que avalen con exactitud la relación entre infección y<br />
apósitos oclusivos o semioclusivos basados en la cura<br />
en ambiente húmedo, sin embargo, sí puede ser cierto<br />
que exista una relación entre apósitos que descontrolen<br />
el exudado y <strong>maceración</strong> perilesional con crecimiento<br />
de bacterias y hongos (2, 3, 4, 5).<br />
Maceración perilesional<br />
Cuando la piel perilesional de una herida crónica se<br />
encuentra expuesta a humedad y exudados durante un<br />
período de tiempo, va a absorber estos fluidos junto<br />
con líquido de sudoración, agua transepidermal y orina,<br />
como puede ser el caso de una úlcera por presión<br />
en la región sacra. Todo esto da lugar a una saturación<br />
por sobrehidratación de las barreras naturales de la<br />
piel, lo que va a producir una denudación de la perilesión<br />
que a veces produce un olor penetrante característico<br />
y, en la mayoría de las ocasiones, un evidente aumento<br />
del dolor y edema en la zona afectada, como ya<br />
comenta Nelson en su serie (14).<br />
<strong>La</strong> <strong>maceración</strong> perilesional se encuentra unida, la mayoría<br />
de las veces, en todas las heridas crónicas como<br />
úlceras por presión, vasculares y pie diabético, fundamentalmente<br />
a un uso inadecuado de la terapia en ambiente<br />
húmedo, que hace que el clínico infrautilice y/o<br />
mal utilice los diferentes apósitos que mantiene a su alcance<br />
(15) (Foto 4).<br />
Sin olvidar nunca, como afirma White (15), que un epitelio<br />
nuevo neoformado pálido y algo opaco que emigra<br />
del borde perilesional al centro de la úlcera (Foto 5)<br />
no puede ser confundido con una <strong>maceración</strong> perilesional<br />
y ser retirado por un clínico inexperto, tampoco<br />
es conveniente pensar en pasar de cura en ambiente<br />
húmedo a cura con apósitos tradicionales de gasa o utilizar<br />
antisépticos como secantes o barreras, que lo único<br />
que van a hacer es que aparezcan reacciones no deseadas<br />
y consigamos un enlentecimiento del proceso<br />
de curación, con el consiguiente disconfort para el enfermo.<br />
De la misma forma, este autor reflexiona al describir<br />
en las úlceras vasculares una <strong>maceración</strong> consecuente<br />
con una excoriación y un edema, resultado de<br />
una presión venosa incontrolada como efecto de un<br />
0237 Metas de Enferm may 2004; 7(4): 18-22 metas 21
Estudios del sector<br />
proceso de curación, cicatrización y evolución demasiado<br />
lentos.<br />
Conclusiones<br />
Gago M et al. <strong>La</strong> <strong>maceración</strong>. Un problema en la piel perilesional de úlceras por presión y heridas crónicas<br />
<strong>La</strong> posibilidad de que aparezca la <strong>maceración</strong> debe<br />
tenerse siempre presente, siendo concientes de que<br />
puede ser un fenómeno inherente a las heridas crónicas<br />
y que pueden tanto enlentecer su evolución como<br />
aumentar su tamaño.<br />
Se hace necesario, por tanto, conocer todos los factores<br />
desencadenantes de la <strong>maceración</strong>, para de esta forma<br />
poder atajarla y prevenirla.<br />
Hay que elegir también el apósito basado en la cura en<br />
ambiente húmedo, en relación con las variables de la<br />
piel perilesional, considerando como más idóneos los<br />
no agresivos ni traumáticos.<br />
Los apósitos basados en la cura en ambiente húmedo<br />
deben de mantener un equilibrio adecuado tanto para<br />
premisas como la absorción del exudado, fase de la<br />
cicatrización como respetar en lo máximo posible<br />
umbrales referidos a la tríada adhesión al lecho/perilesión/dolor.<br />
No podemos perder de vista en ningún momento ni<br />
estos aspectos clínico-tecnológicos, ni aquellos más<br />
íntimos que afectan al confort y bienestar del enfermo,<br />
en aras de conseguir unos cuidados de Enfermería de<br />
la mejor calidad posible.<br />
Hipertienda 21<br />
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22 metas Metas de Enferm may 2004; 7(4): 18-22 0238