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percibida como fría y distante, hace mella en su autoestima, pero comienza a adaptarse,<br />
gracias a la ayuda de los amigos de José en la isla y a la distancia que la separa de Fernando.<br />
Postal fechada en los años 30 recreando la Playa de Miramar, en barrio Playa, en Marianao. www.guije.com<br />
Pero esta condescencencia y unos inicios no más que tibios no pueden hacer que olvide a<br />
Fernando, que vuelve a escribirle, y desea verla de nuevo en Nueva York, adonde sabe que<br />
acudirá con José, tras haberse reencontrado en una fiesta. Con esta expectativa en ciernes,<br />
María Luisa disfruta con su marido, alojada en el Hotel Waldorf Astoria, de una ciudad<br />
vibrante que podrá ver brillar de la mano de Xavier Cugat y su mujer, Carmen Castillo,<br />
amigos del indiano, y donde conocerá a grandes personalidades como Fred Astaire,<br />
Roosevelt o Dorothy Parker. La siempre sofisticada María Luisa, dueña de esa belleza rubia<br />
y glacial, tan del gusto del Hollywood de entonces, encuentra su sitio y se inicia en el<br />
coleccionismo de arte oriental. Pero estas veleidades no contribuirán a hacerla más feliz sino<br />
a lanzarla en brazos de Fernando, con quien finalmente decide encontrarse. Es una cena<br />
tensa, en la que José se muestra educado pero frío y en la que María Luisa comprende que<br />
sigue queriendo a Fernando como siempre. Sin embargo, todo se precipita.<br />
Fotografía autografiada de Carmen Castillo, 1939. ® www.autograph-gallery.co.uk<br />
Tras volver a Cuba repentinamente debido a un<br />
incendio en la plantación que José tiene, María<br />
Luisa se da cuenta de que no ama a José, que la<br />
tibieza que la rodea no colma su deseo de<br />
felicidad y riesgo, y enferma de pena. Los<br />
hechos acabarán de precipitarse para ella<br />
cuando recibe una carta de Fernando -como<br />
siempre camuflada en la correspondencia de su<br />
amiga María Teresa-, que le reitera su amor, su<br />
convencimiento de que es posible que retomen<br />
su relación, y su compromiso de abandonar a su<br />
esposa para iniciar una vida en común.<br />
María Luisa se verá entonces obligada a sopesar<br />
cuánto de auténtico hay en su vida. Los motivos<br />
por los que accedió a casarse con José, la temida<br />
reflexión sobre el inmenso amor que él le ha<br />
regalado y la certeza de que no puede<br />
corresponderle precipitan a una mujer ya de por