PANEL: - Comisión de Bioética Padre José Kentenich
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ocupación por la integración intrapersonal y la vinculación interpersonal como experiencia trascen<strong>de</strong>ntal.<br />
La exposición <strong>de</strong> esta carencia e incapacida<strong>de</strong>s nos ayudarán a enten<strong>de</strong>r mejor el aporte antropológico<br />
y las recomendaciones pastorales <strong>de</strong>l P. J. <strong>Kentenich</strong>.<br />
A. Quebranto interior <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n afectivo<br />
El P. J. <strong>Kentenich</strong> con sensibilidad psicopedagógica reconoce la posibilidad humana <strong>de</strong> la fragmentación<br />
interior a la vez que anuncia el remedio.<br />
“El hombre constituye una unidad en la diversidad. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista filosófico, se distingue<br />
cuerpo, alma y espíritu. Se habla <strong>de</strong>l espíritu cuando el alma se abre a la verdad para<br />
asimilar y acomodar i<strong>de</strong>as. Las tres dimensiones <strong>de</strong> la vida humana se integran y complementan<br />
<strong>de</strong>splegándose según ciertas leyes y regularida<strong>de</strong>s, proceso que si bien es simultáneo<br />
no es uniforme. Cada dimensión tien<strong>de</strong> a la mayor autonomía posible. El cuerpo quisiera recorrer<br />
sus propios caminos, lo mismo el espíritu y el alma. El sentido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo estriba<br />
en la maduración <strong>de</strong> un todo orgánico, en que se integran estas dimensiones, lo cual supone<br />
una estructura <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n. Esta estructura <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>be estar amarrada en forma tan firme y<br />
permanente que cada parte está vinculada a la otra <strong>de</strong> tal modo que integre una totalidad orgánica.<br />
Si las distintas dimensiones <strong>de</strong>l hombre se <strong>de</strong>sarrollan en forma centrífuga, si se in<strong>de</strong>pendizan<br />
y son arrancadas <strong>de</strong>l todo; si cuerpo y alma se separan <strong>de</strong>l espíritu, hablamos con<br />
razón <strong>de</strong> la atomización <strong>de</strong> la naturaleza humana” (J. <strong>Kentenich</strong> “Que Surja el Hombre Nuevo”.<br />
Pág. 75).<br />
1. Paul Siegel cita al <strong>Padre</strong> explicando en clave orgánica la <strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong> la personalidad<br />
en el contexto cultural <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad y la postmo<strong>de</strong>rnidad:<br />
“En las jornadas pedagógicas <strong>de</strong> 1950-51, hemos constatado que por la industrialización y la<br />
secularización <strong>de</strong> la vida, el volumen anímico <strong>de</strong>l hombre ha sufrido una fuerte reducción. Ha<br />
perdido gran parte <strong>de</strong> su capacidad receptiva e integradora, el saber unir realida<strong>de</strong>s discordantes,<br />
trátese <strong>de</strong>l intelecto, <strong>de</strong> la voluntad o <strong>de</strong>l corazón” (P. J. <strong>Kentenich</strong>. Alianza <strong>de</strong> Amor.Págs. 126-<br />
7).<br />
“La masificación global ha <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sintegración personal o pérdida <strong>de</strong>l<br />
centro <strong>de</strong> gravedad o <strong>de</strong>l núcleo personal…”.<br />
“Como sus energías psíquicas ya no encuentran el objeto correspondiente, se pue<strong>de</strong> comparar al<br />
alma con una máquina que marcha en el vacío. Al intelecto se lo ha privado <strong>de</strong> la verdad (relativismo<br />
epistemológico), a la voluntad <strong>de</strong> su bien (correspondiente a la verdad objetiva) y al corazón,<br />
<strong>de</strong> las personas que pueda amar. Cuando el intelecto aún es capaz <strong>de</strong> pensar, el raciocinio<br />
proce<strong>de</strong> a saltos, sin nexo interior y en forma atomizada. Por eso el proceso <strong>de</strong> pensamiento no<br />
pue<strong>de</strong> compararse con una línea continua y menos aun con un círculo. Para el hombre actual, la<br />
valoración moral <strong>de</strong> los actos sobrepasa su capacidad <strong>de</strong> comprensión. Ni pensar en la moralidad<br />
<strong>de</strong> una secuencia <strong>de</strong> actos.<br />
El hombre colectivista no sabe qué hacer con el regalo regio <strong>de</strong> la libertad y sus dimensiones <strong>de</strong><br />
capacidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión y realización <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>cidido. Se contenta con que otros <strong>de</strong>cidan por él.<br />
Semejante marcha en el vacío afecta también el corazón, tan <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> un “tu” personal.<br />
Ya no es capaz <strong>de</strong> acoger a un tu personal, ni encuentra acceso a un tu. Ningún otro ser se siente<br />
tan aislado y solitario. El hombre colectivista huye constantemente <strong>de</strong> sí y <strong>de</strong> su soledad. Permanentemente<br />
se escon<strong>de</strong> en el trabajo febril, en la masa, en el cine o en alguna asociación. De aquí<br />
la rápida y creciente <strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong> la personalidad entera. La masa aniquila el núcleo <strong>de</strong> la<br />
personalidad entera. El amor verda<strong>de</strong>ro como entrega a un tu y simultáneamente recibe el regalo<br />
no solo <strong>de</strong> la complementación y el enriquecimiento por un tu personal, sino también la posesión<br />
segura y profunda <strong>de</strong> la propia originalidad que no se evi<strong>de</strong>ncia” Ibid.<br />
2. En este contexto se introduce el concepto <strong>de</strong> hombre colectivista o masa:<br />
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