SACERDOCIO AARÓNICO Manual 3
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La justicia y la misericordia<br />
OBJETIVO Cada uno de los jóvenes deberá entender mejor la relación que existe entre la justicia y la<br />
misericordia de Dios.<br />
PREPARACIÓN 1. Estudie con dedicación 2 Nefi 2:6–8, 26–29; y Alma 42.<br />
2. Materiales necesarios:<br />
a. Los libros canónicos (cada joven deberá tener los suyos propios).<br />
b. Lápices para marcar las Escrituras.<br />
SUGERENCIAS<br />
PARA EL<br />
DESARROLLO<br />
DE LA LECCIÓN Una parábola sobre la justicia y la misericordia<br />
Cita Lea en voz alta la siguiente parábola presentada por el élder Boyd K. Packer:<br />
“Permítanme relatarles una historia: una parábola.<br />
“Había una vez un hombre que deseaba mucho obtener un objeto determinado, que<br />
parecía ser más importante que cualquier otra cosa en su vida; para poder adquirirlo,<br />
tuvo que endeudarse.<br />
“Se le había advertido que no debía endeudarse de tal forma, y particularmente se le<br />
había prevenido acerca de su acreedor. Pero le parecía muy importante obtener lo que<br />
deseaba, y en especial tenerlo inmediatamente; además, estaba seguro de que podría<br />
pagarlo más adelante.<br />
“Firmó entonces un contrato por el cual debía pagar la deuda dentro de un tiempo<br />
específico. No se preocupó mucho ya que la fecha del pago parecía estar muy lejos en el<br />
futuro; obtuvo lo que deseaba en ese momento y eso era lo único que le importaba.<br />
“Su acreedor siempre estaba en sus pensamientos; de vez en cuando efectuó algunos<br />
pequeños pagos, pensando que en realidad el día del ajuste final no habría de llegar jamás.<br />
“Pero, como no hay plazo que no se cumpla, llegó la fecha establecida en el contrato. La<br />
deuda no se había pagado completamente y su acreedor apareció exigiéndole el pago total.<br />
“Fue entonces que comprendió que su acreedor no sólo tenía el poder de quitarle todo lo<br />
que poseía sino también de enviarlo a la prisión.<br />
“—No puedo pagarle porque no tengo el dinero para hacerlo —confesó.<br />
“—Entonces —dijo el acreedor— ejecutaremos el contrato, tomaremos sus posesiones, y<br />
usted irá a la prisión. Usted estuvo de acuerdo con ese contrato, lo firmó voluntariamente.<br />
Ahora debemos ponerlo en acción.<br />
“—¿No podría extenderme el plazo o perdonarme la deuda? —suplicó el deudor. ¿Arreglar<br />
alguna forma para que pueda conservar mis propiedades y no ir a la prisión?<br />
Seguramente usted cree en la misericordia. ¿No la tendría conmigo?<br />
“El acreedor contestó:<br />
“—La misericordia siempre favorece sólo a uno, y en este caso solamente le serviría a<br />
usted. Si soy misericordioso, quedaré sin mi dinero. Justicia es lo que demando. ¿Cree<br />
usted en la justicia?