“Para bajar de peso hay que aprender a comer”
“Para bajar de peso hay que aprender a comer”
“Para bajar de peso hay que aprender a comer”
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Carolina Wittwer, nutricionista:<br />
<strong>“Para</strong> <strong>bajar</strong> <strong>de</strong> <strong>peso</strong> <strong>hay</strong> <strong>que</strong> apren<strong>de</strong>r a <strong>comer”</strong><br />
Equipo Redacción Punto Vital<br />
¿Ha <strong>de</strong>cidido cuidar su <strong>peso</strong> y alimentarse mejor? Según la nutricionista Carolina Wittwer el<br />
secreto está en conocer los alimentos <strong>que</strong> ingerimos, organizar mejor las comidas y <strong>de</strong>cirle adiós<br />
a las dietas milagrosas.<br />
Los chilenos estamos cada vez más gordos. Así lo pone <strong>de</strong> manifiesto un estudio<br />
realizado por el Instituto <strong>de</strong> Nutrición y Tecnología <strong>de</strong> los Alimentos (INTA) <strong>que</strong><br />
afirma <strong>que</strong>, <strong>de</strong> seguir así, seis <strong>de</strong> cada diez millones <strong>de</strong> chilenos sufrirán <strong>de</strong><br />
sobre<strong>peso</strong> en el año 2010.<br />
Un panorama no muy halagüeño si tenemos en cuenta <strong>que</strong>, más allá <strong>de</strong>l<br />
problema estético <strong>que</strong> supone tener unos kilos <strong>de</strong> más, la obesidad pue<strong>de</strong><br />
provocar graves daños para nuestra salud, como las afecciones cardiovasculares<br />
o respiratorias, hipertensión, altos niveles <strong>de</strong> colesterol, enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
hígado o diabetes tipo 2.<br />
Según Carolina Wittwer, nutricionista <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Chile, la solución está en apren<strong>de</strong>r a comer,<br />
sabiendo qué alimentos estamos consumiendo. “En lo <strong>que</strong> se refiere a cómo alimentarse en el diario vivir,<br />
(es fundamental) conocer los alimentos, para <strong>que</strong> al ir al supermercado sepamos leer las eti<strong>que</strong>tas con el<br />
valor nutricional”.<br />
Los constantes <strong>de</strong>sajustes en las comidas y, en general, los malos hábitos alimentarios son comunes en<br />
los hogares chilenos, algo <strong>que</strong>, según Wittwer, se <strong>de</strong>be en parte a <strong>que</strong> la gente hace <strong>de</strong>masiado caso a la<br />
información sobre dietas sanas <strong>que</strong> encuentra en las revistas, “información (<strong>que</strong>) generalmente no tiene<br />
como fin educar sino <strong>que</strong> se orienta más a los (falsos) mitos <strong>de</strong> la alimentación”, afirma.<br />
Aprendiendo a comer<br />
“Lo i<strong>de</strong>al sería <strong>que</strong> la persona pudiese acudir a un profesional alguna<br />
vez en su vida, (para) <strong>que</strong> le oriente sobre los cambios <strong>que</strong> <strong>de</strong>be<br />
realizar en su alimentación, siempre consi<strong>de</strong>rando lo <strong>que</strong> gasta en<br />
calorías, lo <strong>que</strong> necesita y lo <strong>que</strong> venía comiendo hasta ahora”.<br />
Para Wittwer el problema resi<strong>de</strong> en <strong>que</strong> los chilenos no sabemos comer. Nuestra rutina alimenticia se basa<br />
en un “popurri <strong>de</strong> dietas antiguas, lo <strong>que</strong> uno heredó <strong>de</strong> la familia y los propios gustos personales. Al final<br />
eso es lo <strong>que</strong> uno come, pero no necesariamente lo <strong>que</strong> <strong>de</strong>bería <strong>comer”</strong>.<br />
¿Cómo nos alimentamos los chilenos?<br />
En general el chileno come por capricho. Cuando uno es pe<strong>que</strong>ño no come <strong>de</strong> acuerdo a sus necesida<strong>de</strong>s,<br />
uno come por<strong>que</strong> le toca hacerlo: es un hábito. En cambio, ya <strong>de</strong> adulto empieza a involucrarse el tema<br />
ansiedad en las ganas <strong>de</strong> comer, y por otro lado los caprichos, (finalmente) uno consume lo <strong>que</strong> le gusta y<br />
<strong>de</strong>sea comer. O sea, la persona termina alimentándose por<strong>que</strong> se premia o bien se castiga con comida, eso<br />
es muy común.<br />
¿Y cómo <strong>de</strong>bería ser entonces?<br />
Ojalá el hábito más el hambre fuera lo <strong>que</strong> nos llevara a comer y <strong>que</strong>, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia, se tuviera un<br />
patrón aprendido <strong>que</strong> se pudiese mantener durante la vida. Pero se va perdiendo cuando el niñito va
teniendo plata y va al kiosco, o cuando en las casas se le empieza a dar al niño lo <strong>que</strong> quiere y no lo <strong>que</strong><br />
<strong>de</strong>bería comer según el pediatra. Entonces, a la larga, la oferta <strong>de</strong> alimentos <strong>que</strong> uno tiene se empieza a<br />
reducir a lo <strong>que</strong> uno quiere comer.<br />
Adiós a las dietas milagrosas<br />
¿A quién no le ha pasado alguna vez? Llega el verano y abres el armario dispuesto a rescatar toda esa ropa<br />
fresquita <strong>que</strong> ha estado invernando durante meses… pero la alegría dura poco. El pantalón no cierra y la<br />
polera hace evi<strong>de</strong>nte ese rollito <strong>que</strong> habíamos escondido bajo el abrigo. Un único pensamiento llega a<br />
nuestra cabeza: “Tengo <strong>que</strong> hacer dieta”. Pero, ¿qué dieta elegir? ¿Cuáles son las <strong>que</strong> realmente ayudan?<br />
Según Wittwer, la clave para per<strong>de</strong>r <strong>peso</strong> <strong>de</strong> una manera sana y <strong>de</strong>finitiva resi<strong>de</strong> en contestar<br />
correctamente a esas preguntas, ya <strong>que</strong>, en uno <strong>de</strong> los errores más frecuentes es “hacer lo <strong>que</strong> dice la<br />
revista o el folleto, pero no necesariamente lo <strong>que</strong> a cada uno le conviene”.<br />
En su opinión, “lo i<strong>de</strong>al sería <strong>que</strong> la persona pudiese acudir a un profesional alguna vez en su vida, (para)<br />
<strong>que</strong> le oriente sobre los cambios <strong>que</strong> <strong>de</strong>be realizar en su alimentación, siempre consi<strong>de</strong>rando lo <strong>que</strong> gasta<br />
en calorías, lo <strong>que</strong> necesita y lo <strong>que</strong> venía comiendo hasta ahora”.<br />
Las llamadas dietas milagro, <strong>que</strong> prometen <strong>bajar</strong> <strong>de</strong> <strong>peso</strong> comiendo todo lo quieras, o per<strong>de</strong>r cinco kilos en<br />
una semana, “se termina transformando en una solución parche <strong>que</strong> no va a durar mucho tiempo, a lo más<br />
uno o dos meses, <strong>que</strong> es lo <strong>que</strong> dura el entusiasmo, por<strong>que</strong> si bien se pue<strong>de</strong> <strong>bajar</strong> <strong>de</strong> <strong>peso</strong> luego se<br />
imponen los hábitos antiguos y la dieta fracasa”, señala Wittwer.<br />
¿Cuáles son los principales problemas <strong>de</strong> las dietas rápidas?<br />
Uno <strong>de</strong> los problemas <strong>que</strong> tienen las personas <strong>que</strong> tratan <strong>de</strong> mejorar su alimentación a través <strong>de</strong> estas<br />
dietas es <strong>que</strong> los métodos son caros <strong>de</strong> realizar, difíciles <strong>de</strong> hacer y poco atinados a la realidad. El tema <strong>de</strong><br />
estas dietas es cuán viables son <strong>de</strong> hacer, cuán aterrizadas a mi realidad <strong>de</strong> familia están y qué tan muerto<br />
<strong>de</strong> hambre estoy cuando las hago. En vez <strong>de</strong> hacer esta superdieta bajando 10 kilos en 2 meses a punta <strong>de</strong><br />
hambre, es mejor si <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s <strong>bajar</strong> 10 kilos en 5 meses pero comiendo equilibrado y aprendiendo a comer,<br />
para <strong>que</strong> <strong>de</strong>spués lo mantengas.<br />
En opinión <strong>de</strong> la nutricionista, estas dietas “<strong>de</strong> shock” implican a<strong>de</strong>más serios riesgos, para la salud, ya<br />
<strong>que</strong>“el cuerpo se somete a un carga <strong>de</strong> estrés muy gran<strong>de</strong> y, si bien se logra <strong>bajar</strong> <strong>de</strong> <strong>peso</strong>, se está<br />
ocupando mucha masa muscular propia en este estado <strong>de</strong> guerra en el <strong>que</strong> se encuentra la persona. Así,<br />
apenas vuelve a comer lo mismo <strong>de</strong> antes, sube todos los kilos <strong>que</strong> bajó y muchos más”.<br />
Otro riesgo asociado a las personas <strong>que</strong> realizan estas dietas, según Wittwer, tiene <strong>que</strong> ver con las<br />
transformaciones <strong>que</strong> experimenta su metabolismo. “Cuantas más veces <strong>hay</strong>as hecho en tu vida este tipo<br />
<strong>de</strong> dietas <strong>de</strong> corto plazo, más reticencia <strong>hay</strong> a cualquier cambio <strong>de</strong> alimentación posterior”, afirma.<br />
Comer bien, comer sano<br />
La gran mayoría <strong>de</strong> los casos <strong>de</strong> sobre<strong>peso</strong> y obesidad tienen relación directa con errores alimentarios. Sin<br />
embargo, a juicio <strong>de</strong> Wittwer, existen ciertas características propias <strong>de</strong> una buena alimentación <strong>que</strong> son<br />
fácilmente aplicables y <strong>que</strong> reportan importantes beneficios para la salud.<br />
Para una buena alimentación es fundamental: mantener horarios establecidos sin pasar más <strong>de</strong> 4 o 5 horas<br />
sin comer, asegurar la calidad <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> se está comiendo y <strong>de</strong>terminar claramente la cantidad <strong>de</strong><br />
alimentos <strong>que</strong> se ingieren. “Ojalá se pudiera entrenar la organización <strong>que</strong> uno tiene para alimentarse, a fin<br />
<strong>de</strong> mantener horarios <strong>de</strong>finidos y acostumbrarse a una rutina. Al final, el reloj biológico terminará<br />
indicándonos <strong>que</strong> es la hora <strong>de</strong> <strong>comer”</strong>, plantea la nutricionista.<br />
Asimismo, la elección a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> los alimentos es esencial para mantener una dieta equilibrada y<br />
saludable. Entre las recomendaciones más importantes se cuentan aumentar el consumo <strong>de</strong> verduras y<br />
frutas, reducir la sal en las comidas, evitar las frituras, preferir los aceites vegetales y consumir lácteos <strong>de</strong><br />
bajo contenido graso.
El <strong>de</strong>safío no es menor para los profesionales <strong>de</strong> la salud. Según Wittwer, “nos falta humanizar esto, por<strong>que</strong><br />
aun<strong>que</strong> el objetivo final <strong>de</strong> todo es prevenir enfermeda<strong>de</strong>s, <strong>hay</strong> <strong>que</strong> hacer llegar el mensaje <strong>de</strong> una<br />
alimentación saludable al oído <strong>de</strong> la persona <strong>que</strong> lo necesita para <strong>que</strong> ésta lo haga propio”.<br />
¿Sabía usted <strong>que</strong>?<br />
Punto Vital Septiembre 2006 ©<br />
Chile posee el índice más alto <strong>de</strong> obesidad infantil en el mundo. Uno <strong>de</strong><br />
cada 10 niños es obeso y tiene altas probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mantener esa<br />
condición en su vida adulta.<br />
En Chile el 17% <strong>de</strong> los escolares <strong>de</strong> 6 años, el 55% <strong>de</strong> las<br />
embarazadas, el 52% <strong>de</strong> los hombres adultos y 58% <strong>de</strong> las mujeres<br />
adultas chilenas tienen sobre<strong>peso</strong> o son obesos, según estadísticas<br />
oficiales <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Salud.<br />
Si se mantiene el ritmo actual <strong>de</strong> crecimiento <strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> sobre<strong>peso</strong> y<br />
obesidad en nuestro país, 6 <strong>de</strong> cada 10 millones <strong>de</strong> chilenos (6 <strong>de</strong> cada<br />
10 personas) serán gordos cuando llegue el Bicentenario, en el año<br />
2010, según estudios realizados por el Instituto <strong>de</strong> Nutrición y Tecnología<br />
<strong>de</strong> los Alimentos (INTA).<br />
Más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la población chilena sufre un riesgo<br />
cardiovascular alto o muy alto con promedios nacionales <strong>de</strong> 33,7% <strong>de</strong><br />
hipertensión arterial, 35,4% <strong>de</strong> colesterol alto y 89% <strong>de</strong> se<strong>de</strong>ntarismo,<br />
según la última Encuesta Nacional <strong>de</strong> Salud <strong>de</strong> Chile.