11.05.2013 Views

Las aventuras de Shelock Holmes - Educando

Las aventuras de Shelock Holmes - Educando

Las aventuras de Shelock Holmes - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

––Viniendo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> hechos tan con<strong>de</strong>natoria fue, por lo menos, un comentario <strong>de</strong> lo más<br />

sospechoso.<br />

––Por el contrario ––dijo <strong>Holmes</strong>––. Por el momento ésa es la rendija más luminosa que puedo ver entre<br />

los nubarrones. Por muy inocente que sea, no pue<strong>de</strong> ser tan rematadamente imbécil que no se dé cuenta <strong>de</strong><br />

que las circunstancias son fatales para él. Si se hubiera mostrado sorprendido <strong>de</strong> su <strong>de</strong>tención o hubiera<br />

fingido indignarse, me habría parecido sumamente sospechoso, porque tal sorpresa o indignación no habrían<br />

sido naturales, dadas las circunstancias, aunque a un hombre calculador podrían parecerle la mejor táctica<br />

a seguir. Su franca aceptación <strong>de</strong> la situación le señala o bien como a un inocente, o bien como a un<br />

hombre con mucha firmeza y dominio <strong>de</strong> sí mismo. En cuanto a su comentario <strong>de</strong> que se lo merecía, no<br />

resulta tan extraño si se piensa que estaba junto al cadáver <strong>de</strong> su padre y que no cabe duda <strong>de</strong> que aquel<br />

mismo día había olvidado su respeto filial hasta el punto <strong>de</strong> reñir con él e incluso, según la muchacha cuyo<br />

testimonio es tan importante, <strong>de</strong> levantarle la mano como para pegarle. El remordimiento y el arrepentimiento<br />

que se reflejan en sus palabras me parecen señales <strong>de</strong> una mentalidad sana y no <strong>de</strong> una mente culpable.<br />

––A muchos los han ahorcado con pruebas bastante menos sólidas ––comenté, meneando la cabeza.<br />

––Así es. Y a muchos los han ahorcado injustamente.<br />

––¿Cuál es la versión <strong>de</strong> los hechos según el propio joven?<br />

––Me temo que no muy alentadora para sus partidarios, aunque tiene un par <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles interesantes.<br />

Aquí la tiene, pue<strong>de</strong> leerla usted mismo.<br />

Sacó <strong>de</strong> entre el montón <strong>de</strong> papeles un ejemplar <strong>de</strong>l periódico <strong>de</strong> Herefordshire, encontró la página y me<br />

señaló el párrafo en el que el <strong>de</strong>sdichado joven daba su propia versión <strong>de</strong> lo ocurrido. Me instalé en un rincón<br />

<strong>de</strong>l compartimento y lo leí con mucha atención. Decía así:<br />

«Compareció a continuación el señor James McCarthy, hijo único <strong>de</strong>l fallecido, que <strong>de</strong>claró lo siguiente:<br />

“Había estado fuera <strong>de</strong> casa tres días, que pasé en Bristol, y acababa <strong>de</strong> regresar la mañana <strong>de</strong>l pasado lunes,<br />

día 3. Cuando llegué, mi padre no estaba en casa y la doncella me dijo que había ido a Ross con John<br />

Cobb, el caballerizo. Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llegar, oí en el patio las ruedas <strong>de</strong> su coche; miré por la ventana y le<br />

vi bajarse y salir a toda prisa <strong>de</strong>l patio, aunque no me fijé en qué dirección se fue. Cogí entonces mi escopeta<br />

y eché a andar en dirección al estanque <strong>de</strong> Boscombe, con la intención <strong>de</strong> visitar las conejeras que hay al<br />

otro lado. Por el camino vi a William Crow<strong>de</strong>r, el guarda, tal como él ha <strong>de</strong>clarado; pero se equivocó al<br />

pensar que yo iba siguiendo a mi padre. No tenía ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que él iba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí. A unas cien yardas <strong>de</strong>l<br />

estanque oí el grito <strong>de</strong> ¡cui!, que mi padre y yo utilizábamos normalmente como señal. Al oírlo, eché a correr<br />

y lo encontré <strong>de</strong> pie junto al estanque. Pareció muy sorprendido <strong>de</strong> verme y me preguntó con bastante<br />

mal humor qué estaba haciendo allí. Nos enzarzamos en una discusión que <strong>de</strong>generó en voces, y casi en<br />

golpes, pues mi padre era un hombre <strong>de</strong> temperamento muy violento. En vista <strong>de</strong> que su irritación se hacía<br />

incontrolable, lo <strong>de</strong>jé, y emprendí el camino <strong>de</strong> regreso a Hatherley. Pero no me había alejado ni ciento<br />

cincuenta yardas cuando oí a mis espaldas un grito espantoso, que me hizo volver corriendo. Encontré a mi<br />

padre agonizando en el suelo, con terribles heridas en la cabeza. Dejé caer mi escopeta y lo tomé en mis<br />

brazos, pero expiró casi en el acto. Permanecí unos minutos arrodillado a su lado y luego fui a pedir ayuda<br />

a la casa <strong>de</strong>l guardés <strong>de</strong>l señor Turner, que era la más cercana. Cuando volví junto a mi padre no vi a nadie<br />

cerca, y no tengo ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cómo se causaron sus heridas. No era una persona muy apreciada, a causa <strong>de</strong> su<br />

carácter frío y reservado; pero, por lo que yo sé, tampoco tenía enemigos <strong>de</strong>clarados. No sé nada más <strong>de</strong>l<br />

asunto:”<br />

»El juez instructor: ¿Le dijo su padre algo antes <strong>de</strong> morir? »El testigo: Murmuró algunas palabras, pero<br />

lo único que entendí fue algo sobre una rata.<br />

»El juez: ¿Cómo interpretó usted aquello?<br />

»El testigo: No significaba nada para mí. Creí que estaba <strong>de</strong>lirando.<br />

»El juez: ¿Cuál fue el motivo <strong>de</strong> que usted y su padre sostuvieran aquella última discusión?<br />

»El testigo: Preferiría no respon<strong>de</strong>r.<br />

»El juez: Me temo que <strong>de</strong>bo insistir.<br />

»El testigo: De verdad que me resulta imposible <strong>de</strong>círselo. Puedo asegurarle que no tenía nada que ver<br />

con la terrible tragedia que ocurrió a continuación.<br />

»El juez: El tribunal es quien <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cidir eso. No es necesario advertirle que su negativa a respon<strong>de</strong>r<br />

pue<strong>de</strong> perjudicar consi<strong>de</strong>rablemente su situación en cualquier futuro proceso a que pueda haber lugar.<br />

»El testigo: Aun así, tengo que negarme.<br />

»El juez: Según tengo entendido, el grito <strong>de</strong> culi era una señal habitual entre usted y su padre.<br />

»El testigo: Así es.<br />

»El juez: En tal caso, ¿cómo es que dio el grito antes <strong>de</strong> verle a usted, cuando ni siquiera sabía que había<br />

regresado usted <strong>de</strong> Bristol?<br />

»El testigo (bastante <strong>de</strong>sconcertado): No lo sé.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!