9.- Tema 08: La fiesta costó mucho - Pastoral Juvenil
9.- Tema 08: La fiesta costó mucho - Pastoral Juvenil
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VIII. ¡<strong>La</strong> <strong>fiesta</strong> <strong>costó</strong> <strong>mucho</strong>!<br />
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único,<br />
para que todo el que crea en Él no se pierda sino que tenga vida eterna.”<br />
(Jn 3, 16)<br />
Objetivo<br />
- Que el joven comprenda el sacrificio de Jesús<br />
como el costo que Dios pagó para liberarnos de<br />
la muerte.<br />
- Que el joven comprenda que seguir a Jesús,<br />
implica tomar con alegría nuestra cruz de cada<br />
día.<br />
- Que el joven aprenda a ofrecer sus padecimientos<br />
a Dios para unirse más íntimamente a Jesús.<br />
Oración<br />
inicial<br />
Se inicia con un momento de oración meditada, para ello se<br />
reparte el Documento de trabajo No. 1, con la finalidad de<br />
que todos puedan realizarla.<br />
Presidente: Señor Jesús, hoy quiero detenerme un momento ante el signo más evidente del amor que<br />
tienes por nosotros: tu cruz. Quiero concentrar mis ojos en cada una de las heridas que tu<br />
bendito cuerpo me muestra, para que pueda entender al fin que lo que yo sufro no es tan<br />
lejano a lo que tú sufriste por mí: humillaciones, golpes, insultos, soledades… Señor mío,<br />
todo esto lo sufriste por mi y tu Padre te dio al final la gloria que te correspondía desde un<br />
principio, ayúdame a mí a sufrir con esperanza mis propios padecimientos, para que un día<br />
comparta contigo un lugar en tu Reino.<br />
Todos: Amén. 01<br />
Se lee el siguiente texto bíblico<br />
Arquidiócesis de Monterrey
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
02<br />
El cántico del Siervo<br />
Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías<br />
y aplastado por nuestros pecados.<br />
Él soportó el castigo que nos trae la paz<br />
y por sus llagas hemos sido sanados.<br />
Se recomienda que el animador vaya guiando pausadamente<br />
las siguientes preguntas.<br />
Se les invita a los jóvenes a hacer una oración con los ojos<br />
cerrados imaginándose que están ahí en el momento de la<br />
crucifixión, se les invita a que se acercan lo más posible a<br />
Jesús, que lo observen, que lo escuchen y por último ellos le<br />
hablen a Jesús.<br />
Se cierra el momento de meditación con la siguiente oración.<br />
Motivación<br />
Isaías 53, 5<br />
1. ¿Te has puesto ha pensar alguna vez que tú estabas en la mente de Jesús en el momento de su crucifixión,<br />
que él pensaba en ti en ese momento y se ofrecía a su Padre para que tú te salvaras?<br />
2. Medita profundamente: ¿Por qué era necesario que Jesús sufriera por nosotros?<br />
3. Te invito a que examines tu corazón y descubras si “ya te cayó el veinte” de lo que Jesús hizo por todos<br />
los hombres. Piensa un momento si realmente los sufrimientos de Jesús tienen relación con tu vida.<br />
Presidente: Señor, te pedimos que el Sacrificio de tu Hijo en la cruz penetre en lo más profundo de<br />
nuestro corazón y nos ayude en nuestra conversión día a día para poder ofrendarnos al Padre<br />
como Él lo hizo. Por Jesucristo nuestro Señor.<br />
Todos: Amén.<br />
¡Hola! ¡Me da <strong>mucho</strong> gusto que nos volvamos a ver! <strong>La</strong> Fiesta del Amor de Dios ya está preparada y<br />
organizada, pero como todos saben las <strong>fiesta</strong>s cuestan <strong>mucho</strong> dinero, la pregunta es: ¿Quién pagó la<br />
<strong>fiesta</strong> del Señor? ¿Cuánto <strong>costó</strong>? El día de hoy te invito a descubrir quién pagó el costo de la <strong>fiesta</strong> y<br />
cuánto <strong>costó</strong>, porque la <strong>fiesta</strong> <strong>costó</strong> <strong>mucho</strong>.
Instrucciones: Para la actividad realiza lo siguiente:<br />
Partimos<br />
de la vida<br />
Objetivo de la dinámica<br />
Contemplar con atención el sacrificio de Jesús en<br />
la cruz para valorarlo, amarlo e imitarlo.<br />
a) Explica a los jóvenes que leeremos el Documento de trabajo No. 3, que consiste en una historia<br />
introductoria, con la finalidad de estar delante de Jesús, en su presencia. Después responderemos<br />
unas preguntas escribiendo lo que pensemos.<br />
b) Para iniciar reparte el Documento de trabajo No. 3, puedes sentar a los jóvenes en un círculo o de<br />
la manera que mejor se concentren.<br />
c) Lee la historia introductoria junto con ellos, otra opción es que cada quien la lea.<br />
d) Una vez hecho lo anterior, asigna 10 minutos para contestar las preguntas.<br />
e) Utiliza esta parte para introducir la charla.<br />
I. Charla<br />
Jesús ilumina<br />
nuestra vida<br />
Se recomienda que la persona que vaya a exponer esta charla<br />
la estudie con anticipación y prepare tanto el material como<br />
las adecuaciones que sean necesarias según su realidad.<br />
Al igual que yo, te habrás dado cuenta que antes de organizar una pachanga, por ejemplo un quince años,<br />
los papás de la quinceañera van ahorrando para lograr que la <strong>fiesta</strong> salga lo mejor posible y que no falte<br />
comida o música, pastel, etc. <strong>La</strong>s <strong>fiesta</strong>s tienen un costo, quizás tú mismo hayas ofrecido ya una <strong>fiesta</strong> a<br />
algunos amigos y te diste cuenta de que es necesario pagar. Esta magnifica <strong>fiesta</strong> a la que Dios nos quiso<br />
invitar tuvo un costo, y uno muy alto por cierto.<br />
El pueblo de Israel, que era el pueblo que Dios había escogido para que de allí saliera la salvación a todo<br />
el universo, tenía una noción de este pago e intentaban saldarlo ofreciendo sacrificios de animales. Y no<br />
eran cualquier clase de animales, debían ser los primogénitos y “sin defecto” (Lev. 4, 3b), ya elegido el<br />
animal se degollaba, se quemaba o se soltaba en el desierto, para que entonces se apartaran los pecados<br />
de los hombres; la idea era que aquellos animales cargaran los pecados de quienes los ofrecían. Pero<br />
Dios siempre les dejaba claro que esos sacrificios no le eran agradables: “¿Con qué me presentaré al<br />
Señor y me postraré ante el Dios de las alturas? ¿Me presentaré a Él con holocaustos, con terneros de un<br />
Arquidiócesis de Monterrey<br />
03
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
04<br />
año? ¿Aceptará el Señor miles de carneros, millares de torrentes de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito<br />
por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado? Se te ha indicado, hombre, qué es lo<br />
bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar<br />
humildemente con tu Dios” (Miq 6, 5-7). Dios dejaba claro que el precio del pecado del hombre era<br />
muy alto y que matar algunas reses no ayudaría <strong>mucho</strong>, fue así que los profetas iniciaron el anunció de la<br />
próxima llegada del Mesías y de lo que Él tendría que hacer para salvar al hombre. Precisamente el profeta<br />
Isaías fue quien escribió un himno que llamamos el “Cantico del Siervo doliente”, en el cual se anuncia<br />
que vendrá alguien que sería traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades (cfr.<br />
Is 53, 5) y que el sacrificio de este siervo sería tomado en cuenta por Dios: “A causa de tantas fatigas, Él<br />
verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a <strong>mucho</strong>s y cargará sobre sí las faltas<br />
de ellos” (Is 53, 11).<br />
Dios nos mostraba desde aquel momento, que el sacrificio redentor de la humanidad vendría de un<br />
hombre que superara la tragedia del pecado del mismo hombre, y este sería Jesús; la doctrina de la Iglesia<br />
afirma que “<strong>La</strong> muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del Siervo doliente. Jesús<br />
mismo presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo doliente” (CEC 601)<br />
Sintetizando esto podemos afirmar que fue voluntad del Padre enviar a su propio Hijo, para que con el<br />
sacrificio de su vida todo el género humano se salvara de la muerte y la esclavitud del pecado.<br />
Como ves, el pago era muy alto, ¡¡<strong>La</strong> <strong>fiesta</strong> <strong>costó</strong> <strong>mucho</strong>!! Porque, ¿qué padre es capaz de ofrecer la vida de<br />
su único hijo para salvar la vida de un asesino? Es necesario darnos cuenta de las dimensiones exageradas<br />
del amor que Dios siente y tiene por cada uno de nosotros, porque el costo de esa decisión incluía distintas<br />
dimensiones:<br />
1) Jesús al encarnarse vive su primer humillación “Él siendo de condición divina, no reivindicó en<br />
los hechos, la igualdad con Dios sino que se despojó tomando la condición de servidor y llegó a<br />
ser semejante a los hombres” (Filp 2, 6-7). Es decir, podemos imaginarnos a un Rey viviendo en<br />
un establo, acercándose a la gente que nadie quiere, y al final morir a manos de su pueblo de una<br />
forma humillante; solo pensando así podemos acercarnos un poco al misterio de la humillación<br />
de Jesús que no era un simple Rey, sino que era Dios mismo.<br />
2) Jesús el Hijo Único de Dios, asume su condición de siervo, de hijo de familia y él que es Dios,<br />
se hace obediente a sus padres, con ellos aprender a servir y se desarrolla como cualquier ser<br />
humano, menos en el pecado. Crece en “sabiduría, en edad y en gracia tanto para Dios como para<br />
los hombres” (Lc 2, 52). Su vida fue una vida ordinaria; las maravillas de Ángeles que anunciaron<br />
su llegada, de pastores que llegan para alabarlo, y de Reyes que lo visitan para adorarlo había<br />
terminado, la vida seguía su curso cotidiano sin más milagros que encontrarse con Dios en la<br />
vida ordinaria. No hubo palacios, sino un modesto hogar, no hubo sirvientes sino más bien la<br />
enseñanza para ser servidor. Jesús tenía que pagar, para el banquete al que esperaba invitar al<br />
hombre, y empezó desde su infancia a preparar el gran pago final.<br />
3) Inicia su vida pública y la ejecución de las últimas notas del plan de Salvación que él llevaría a<br />
acabo. Jesús asume la voluntad de su Padre que consistía en salvar a todos los hombres, la<br />
Iglesia afirma que “Jesús al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los hombres,<br />
«los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1) porque «nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus<br />
amigos» (Jn 15, 13). Jesús el hijo único de Dios, se prepara para vivir un sacrificio de obediencia, un<br />
sacrificio que en el Antiguo Testamento representaron Abraham y su hijo Isaac, pero aquella vez<br />
Dios detuvo el sacrificio, con Jesús no pasó lo mismo. El amor del Padre se pone de manifiesto<br />
en el curso de la historia de Jesús.
4) Al fin, el sacrificio de Jesús incluye un juicio manipulado, la cobardía de un hombre en cuyas<br />
manos estaba su liberación, una pena injusta propia de los peores malhechores, insultos, burlas,<br />
humillaciones. Jesús ofrece su vida libremente “En efecto, aceptó libremente su pasión y su<br />
muerte por amor a su Padre y a los hombres que el Padre quiere salvar: Nadie me quita la vida;<br />
yo la doy voluntariamente. De aquí la soberana libertad del hijo de Dios cuando el mismo se<br />
encamina hacia la muerte”. (CEC 609)<br />
5) Debe quedarnos claro que el sacrificio de Jesús en la cruz no tiene otra intención que la de ofrecer<br />
una victima agradable a los ojos de Dios Padre de tal manera que al fin, el grave pecado del<br />
hombre fuera lavado con su sangre. Por eso llamamos a Cristo el “Cordero de Dios” porque<br />
es él quien sustituye el antiguo sacrificio establecido por Moisés de matar un ternero sin defecto<br />
(Lv 4, 1-3), el sacrificio del que ya habíamos hablado en un principio. Jesús es esa “victima sin<br />
defecto” que conseguiría la verdadera remisión de los pecados del hombre. No había otra forma,<br />
no existía victima más pura que el Hijo Único de Dios. (CEC613)<br />
6) Gracias al sacrificio de Cristo el hombre se reconcilia definitivamente con Dios, al reparar con<br />
la obediencia de Jesús la desobediencia del Hombre. Jesús asume el pecado del Hombre para que<br />
cargado con todas nuestras culpas al morir en la cruz su Padre por el amor extremo a su Hijo nos<br />
concediera el perdón y nos abriera nuevamente posibilidad de habitar junto a Él en su gloria, en la<br />
<strong>fiesta</strong> de su amor.<br />
Fue así como Jesús realizó la “sustitución redentora”, él que no tenía culpa, él que no había cometido<br />
pecado, soportó la culpa del hombre. San Cirilo de Alejandría dirá que Jesús “vale ciertamente lo que<br />
todos” refiriéndose a que el peso del pecado fue contrapesado con la virtud y la santidad de Jesús. Si<br />
quisiéramos verlo de una forma más gráfica podríamos recordar aquellas veces en que los niños rompen<br />
un vidrio y alguno de sus padres se acerca a la persona dañada, ofrece una disculpa y se hace responsable<br />
de algo que ellos no cometieron. Cristo, podríamos decirlo con una frase popular, vino a pagar los platos<br />
rotos.<br />
Sin embargo es necesario hacer notar que Cristo también nos invita a participar de su único sacrificio<br />
redentor, al cargar nuestra propia cruz y seguirlo. El sacrificio purísimo y divino de su persona nos incluye<br />
a nosotros con nuestros propios padecimientos, de tal manera que como Jesús demostró su amor y su<br />
obediencia a su Padre, así también lo hagamos nosotros con nuestra propia cruz.<br />
No es posible seguir a Jesús sin cargar la cruz de cada día, Él nos enseñó como hacerlo, San Pedro dirá:<br />
“A esto han sido llamados, pues Cristo también sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo con el<br />
fin de que sigan sus huellas” (1Pe 2, 21). Solo en el momento en que comprendemos que la condición<br />
para seguir a Jesús es el amor y que la medida para medir la calidad de nuestro amor es nuestro sacrificio,<br />
entonces habremos emprendido el camino hacia una vida de comunión con Jesús con la garantía de que<br />
seguimos sus pasos, que recorremos su camino.<br />
Como ves el pago ya esta realizado, Dios pagó por nosotros, ya es nuestro el pase para entrar a la <strong>fiesta</strong>,<br />
el hombre con su esfuerzo, con su sacrificio se eleva para alcanzar ese pase. Nuestra cruz de cada día<br />
tiene que ser abrazada con infinito amor, porque sólo por medio de ella participaremos de la <strong>fiesta</strong> que<br />
Dios nos tienes preparada en su Reino. San Pablo lo dice con gran claridad: “Ahora me alegro por los<br />
padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones<br />
de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia…” (Col 1,24)<br />
Arquidiócesis de Monterrey<br />
05
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
06<br />
<strong>La</strong> fe se hace<br />
vida<br />
Para este momento se sugiere la siguiente dinámica, para<br />
ayudar a que los jóvenes se comprometan a responder a la<br />
invitación de Dios a vivir su vida de amor y gracia.<br />
Objetivo de la dinámica<br />
Descubrir las enormes gracias que nuestras cruces,<br />
llevadas con amor y fe nos dan para completar la<br />
obra de Cristo Jesús.<br />
Instrucciones: Para la siguiente actividad realiza los siguientes pasos, los cuales serán muy útiles para<br />
llegar a una buena conclusión y alcanzar el objetivo.<br />
a) Explica a los jóvenes lo siguiente:<br />
Empezamos a caminar como verdaderos discípulos de Cristo, nos comprometemos verdaderamente con<br />
él, cuando tomamos nuestra cruz y los seguimos. Pero esto supone un trabajo anterior, reconocer nuestras<br />
cruces y hacer las paces con ellas para determinar la forma en que de ahora en adelante las llevaremos,<br />
quizás no con menos dolor o fatiga, pero sí con un amor que nos hace más fuertes y resistentes a su<br />
peso.<br />
Eso es lo que haremos en este momento, reconocer nuestras cruces. Les vamos a entregar una hoja<br />
con la imagen de una cruz, en el interior de esa cruz escribirán ustedes las cruces de este momento que<br />
están viviendo. Es bien importante que no supongas que las cruces son únicamente obstáculos enormes<br />
y tragedias terribles que ocurren en nuestra vida, porque quizás ninguno de nosotros ha vivido algo<br />
parecido así hasta este momento; las cruces son también esas responsabilidades que requieren nuestra<br />
constancia y determinación por más que nos fatiguen, el trabajo, el estudio, algún problema familiar, mis<br />
propios deficiencias y debilidades, la obediencia, etc. Todas estas también son cruces. Identifica entonces<br />
cada una de ellas y escríbelas dentro de la cruz. Al terminar guarda muy bien tu hoja porque más adelante<br />
la vamos a ocupar.<br />
b) Reparte a los muchachos el Documento de trabajo No. 3<br />
c) Al finalizar la dinámica se recomienda interpelar a los jóvenes a compartir si pensaron en<br />
nuevas formas para cargar sus cruces, con la finalidad de que todos puedan enriquecerse con los<br />
comentarios.
Celebramos la<br />
fe en la vida<br />
Objetivo de la Dinámica<br />
Abrir nuestros corazones a los frutos que nos trae<br />
el sacrificio de Jesús frente al signo de la cruz.<br />
Instrucciones: Para la siguiente actividad realiza los siguientes pasos, los cuales serán muy útiles para<br />
llegar a una buena conclusión y alcanzar el objetivo.<br />
1. Se requieren para esta dinámica los siguientes materiales:<br />
a) Un salón oscuro y suficientemente amplio para que los muchachos se encuentren cómodos.<br />
b) Papeletas, plumas o lápices.<br />
c) Velas pequeñas o cabos de vela y cerillos, que se colocaran alrededor del salón, alejadas de la cruz.<br />
Sólo una estará encendida al pie de la cruz.<br />
d) Una cruz de madera, es mejor si se puede conseguir una imagen de bulto de Cristo en la cruz que se<br />
colocará en el centro del salón. Si no es así se conseguirá una poster del rostro de Cristo crucificado<br />
y se pegará en el centro de la cruz de madera.<br />
e) Clavos que se colocarán alrededor de la cruz. El número de clavos coincidirá con el número de<br />
participantes en la dinámica.<br />
2. Los muchachos deberán estar en el exterior del salón y al entrar encontraran una sola vela prendida<br />
alrededor de la cruz. Se les invitará a que se sienten en el piso alrededor de la cruz. Si son <strong>mucho</strong>s se<br />
irán formando círculos concéntricos.<br />
3. Así sentados se orará con el Documento de trabajo No. 4 “Salmo desde la cruz”.<br />
4. Al terminar se les dará la siguiente indicación:<br />
Existe en la fragilidad humana el mal hábito de acostumbrarse a lo maravilloso. Los cristianos nos<br />
hemos acostumbrado a oír que Cristo padeció por nosotros, que sufrió por nosotros, pero no hemos<br />
sido capaces de que esa verdad transforme nuestra vida y ni siquiera hemos sido capaces que más gentes<br />
conozcan lo que Jesús hizo por ellos. Sólo en el momento en que realmente admiramos el sacrificio<br />
de Cristo y aceptamos nuestras propias cruces, el sacrificio de Cristo se ilumina y más gente es capaz<br />
de verlo.<br />
Vamos a leer nuevamente las cruces que reconocimos en la dinámica anterior y vamos a pedirle a Jesús<br />
que nos de amor para entender, que solamente cargándola, nos podemos acercar a él, y vamos a pedirle<br />
fuerza para que nunca nos rindamos ante las cruces que vayamos cargando en nuestra vida. Al terminar<br />
de hacer esta oración personal con Jesús irán por alguna de las velas que se encuentran alrededor del<br />
salón, la prenderán de esta única vela encendida y cambiaran uno de los clavos por su vela y la hoja con<br />
sus cruces. El clavo lo guardarás como un signo de tu compromiso con Jesús de empezar a cargar tu<br />
propia cruz en vez de huirles o luchar contra ella. Al terminar regresarás en silencio a tu lugar.<br />
Se recomienda utilizar el canto “Nadie te ama como yo”.<br />
Terminamos todos juntos diciendo la oración que Jesús nos enseñó. Padre Nuestro…<br />
Presidente: (Haciendo la Señal de la cruz) El Señor nos bendiga nos guarde de todo mal y nos lleve a la<br />
vida eterna.<br />
Todos: Amén.<br />
Arquidiócesis de Monterrey<br />
07
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
<strong>08</strong><br />
DOCUMENTO de trabajo No. 1<br />
El cántico del Siervo<br />
“Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías<br />
y aplastado por nuestros pecados.<br />
Él soportó el castigo que nos trae la paz<br />
y por sus llagas hemos sido sanados.”<br />
Isaías 53, 5<br />
Oración inicial<br />
Jesús realiza la salvación para todo el género humano, nadie, ningún ser humano se<br />
encuentra excluido de esta salvación. <strong>La</strong> doctrina afirma que: “<strong>La</strong> Iglesia siguiendo a los<br />
Apóstoles, enseña que Cristo ha muerto por todos los hombres sin excepción:« No hay, ni<br />
hubo, ni habrá hombre alguno por quien no haya padecido Cristo»” (CEC 605)<br />
1. ¿Te has puesto ha pensar alguna vez que tú estabas en la voluntad de Jesús en el<br />
momento de su crucifixión, que él pensaba en ti en ese momento y se ofrecía a su<br />
Padre para que tú te salvaras?<br />
2. Medita profundamente: ¿Por qué era necesario que Jesús sufriera por nosotros?<br />
3. Te invito a que examines tu corazón y descubras si “ya te cayó el veinte” de lo que<br />
Jesús hizo por todos los hombres. Piensa un momento si realmente los sufrimientos<br />
de Jesús tienen relación con tu vida.<br />
Presidente: Pidámosle a Dios que el Sacrificio de su Hijo en la cruz penetre en lo más<br />
profundo de nuestro corazón y nos ayude en nuestra conversión. Con este<br />
deseo oramos todos juntos al Padre como Jesús no enseño. Padre Nuestro…<br />
Todos: Amén.
Diálogo con Jesús<br />
sufriente<br />
DOCUMENTO de trabajo No. 2<br />
Hoy amanecí intranquilo, encendí el televisor y las noticias no me ayudaron <strong>mucho</strong><br />
con mis sentimientos, había una pregunta que resonaba con fuerza en mi corazón: ¿Es<br />
necesario que el hombre sufra tanto? Hacía <strong>mucho</strong> tiempo que no oraba, pero esta mañana<br />
era necesario hacerlo. Me coloqué frente a Jesús crucificado y empecé a disparar todas mis<br />
inquietudes. En la espera de una respuesta me llamó la atención la corona de espinas que se<br />
enterraba sin ningún respeto alrededor de toda su cabeza, vi la sangre que salía de aquellas<br />
heridas, luego vi sus manos y en ellas los clavos nada pequeños, sus pies atravesados de la<br />
misma manera, su costado abierto con una herida muy real en la que se le escapaba la vida,<br />
y al fin miré sus ojos… Aún estaban abiertos y me miraban con esperanza, esperanza en mí.<br />
Me miraba atentamente mientras colgaba pesadamente de una cruz, yo sentía que de un<br />
momento a otro sus manos y sus pies se iban a desgarrar y sentía el dolor en mis propias<br />
manos. Yo había esperado unos cuantos minutos, él me había esperado toda mi vida. Mis<br />
preguntas habían cambiado, la humanidad injusta y necia sufría muchas veces sus propios<br />
errores, pero Él, ¿Por qué tenía él, que era Dios, estar clavado, él que siempre fue bueno?<br />
Y así empecé mi entrevista.<br />
-Señor, ¿Es necesario que estés ahí?<br />
-Tú me conoces Señor, y yo me conozco a mi mismo, se de que está hecha mi vida, y no me<br />
siento muy orgulloso de muchas cosas que he hecho, y tú me dices que estás en esa cruz<br />
por mi… ¿por qué si no lo merezco?<br />
- ¿Por qué abandonaste tu cielo, tu trono y bajaste a que te insultaran y te escupieran?<br />
- ¿Por qué debes pagar tú los daños que el mismo hombre se ha conseguido?<br />
-¿Por qué permitió tu Padre que pasaras por todo eso?<br />
-Es solo que no lo entiendo Señor ¿Cómo puedes hacer un acto de amor tan grande, por<br />
quienes te hemos demostrado tan poco amor?<br />
-¿Por qué razón debo amar esta cruz? ¿Qué voy a conseguir con ella?<br />
-¿Qué esperas de mi después de tu Sacrificio? Señor, quiero corresponderte ¿Qué debo<br />
hacer?<br />
Yo guardé silencio, y esperé la respuesta de Jesús. <strong>La</strong> respuesta llegó a cada una de<br />
las preguntas. Inténtalo tú, Jesús te responderá con voz suave en el interior de tu<br />
conciencia.<br />
<strong>La</strong> voluntad de Cristo de Morir en la cruz por la salvación del hombre es una<br />
iniciativa nacida del amor, “al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los<br />
hombres, «Los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1)” (CEC 609) Es bueno indagar la razones de<br />
este sacrificio: ¿Por qué el Padre permitió que se derramará la sangre de su Hijo, y porqué<br />
el Hijo la quiso derramar por el género humano? Este es un misterio de amor que solo se<br />
descubre en el encuentro personal con Cristo?<br />
Ahora realiza tú tus propias preguntas, pregúntale a Jesús el porqué de su sacrificio,<br />
e inclusive si gustas, pregúntale y pídele ayuda a Jesús para soportar tus propias cruces,<br />
para ello escríbelo a continuación.<br />
Arquidiócesis de Monterrey<br />
09
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
10<br />
DOCUMENTO de trabajo No. 3<br />
<strong>La</strong> cruz de Cristo<br />
en mi vida<br />
I. Escribe dentro de la cruz de Cristo, tus cruces personales, es decir, aquello que se te<br />
dificulta hacer con amor.
Oración desde<br />
la Cruz<br />
DOCUMENTO de trabajo No. 4<br />
Monición al Salmo: Dios Padre ha aceptado la ofrenda de su Hijo en la cruz. <strong>La</strong> sangre<br />
de Jesús se derrama para el perdón de los pecados del hombre y para<br />
que gocen de la herencia eterna. En nuestros corazones resuena<br />
una de las última palabras de Jesús: “Todo está consumado”. Que<br />
nunca olvidemos que Jesús realizó el pago definitivo por nuestra<br />
salvación. Para que nunca olvidemos esta realidad repitamos sus<br />
palabras mientras le pedimos a su Padre lo que más necesitamos.<br />
Vamos a responder: ¡Todo está consumado!<br />
Este es el amor extremo de que te hablé,<br />
este es el amor más grande del que da la vida por sus amigos.<br />
Este es mi amor por ti que se mani<strong>fiesta</strong> en el misterio de la cruz,<br />
este es el camino que has de recorrer con mi compañía.<br />
Todo lo he hecho y lo hice por ti.<br />
Todos:<br />
¡Todo está consumado!<br />
Este es mi cuerpo que se entrega por ti, por tu salvación.<br />
Esta es la sangre de la alianza nueva que te hace Hijo de Dios y heredero del cielo.<br />
Esta es la soledad de la cruz que te ayudará a reconocerte necesitado de mí,<br />
es la sed de justicia y el hambre de paz que te harán recostarte en mis brazos.<br />
Todo lo he hecho y lo hice por ti.<br />
Todos:<br />
¡Todo está consumado!<br />
¿Aún me crees tan lejano de ti? ¿Crees que te comprendo tan poco?<br />
Tus dolores son mis dolores y tus esperanzas mis más grandes alegrías.<br />
Si entendieras que en mi compañía tus cruces son livianas y dichosas,<br />
porque te conducen a mí, si tan solo te acercarás a mí, entenderías que el camino que tú<br />
recorres yo lo recorrí antes.<br />
Todo lo he hecho y lo hice por ti.<br />
Todos:<br />
¡Todo está consumado!<br />
Arquidiócesis de Monterrey<br />
11
<strong>Pastoral</strong> <strong>Juvenil</strong><br />
12<br />
Que difícil se me hace pedirte que aprendas a vivir con sacrificio,<br />
cuando los hombres están tan acostumbrados a la comodidad y al mínimo esfuerzo,<br />
si tan solo comprendieran las cosas verdaderamente valiosas solo se consiguen por medio<br />
del sacrificio,<br />
si comprendieran que yo les conseguí la gloria clavado, desnudo y humillado en una cruz.<br />
Todo lo he hecho y lo hice por ti.<br />
Todos:<br />
¡Todo está consumado!