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BIOGRAFÍA<br />

DEL OBISPO VALENCIANO<br />

SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

© Salvador Castellote Cubells<br />

Composición de originales: SIFTEL, Servicio de Informática dee la Facultad de Teología de Valencia<br />

Trinitario, 3, 45003 Valencia. Tel. 96 3155803. Fax: 096 3155904.<br />

E–Mail: facultad.teologia@retemail.es<br />

ISBEN:<br />

Depósito Legal:<br />

Imprime: Artes Gráficas Soler, SL, Olivereta 26<br />

1


INTRODUCCIÓN<br />

Ya hace tiempo, desde mis estudios en el Seminario de Valencia, allá por los años 1950–1957, que<br />

rondaba por mi cabeza hacer una biografía del obispo Castellote, entre otras cosas porque era tío abuelo<br />

mío. Por entonces vivía aún su hermana Dª Joaquina, tía mía y madrina en mi bautizo, quien se empeñó<br />

que me pusieran por nombre de pila el de su hermano: Salvador. Y así fue, aunque mi padre se llamaba<br />

Francisco. Cuando le comuniqué a mi tía mi decisión de entrar en el seminario, se alegró mucho y, poco a<br />

poco, me fue regalando algunos de los recuerdos que guardaba con gran cariño de su hermano, que había<br />

fallecido en el año 1906 siendo obispo de Jaén y proclamado arzobispo de Sevilla Entre éstos, se encontraban,<br />

sobre todo, dos libros manuscritos con las obras pastorales y académicas completas del obispo<br />

Castellote, además de un retrato de Castellote, vestido de canónigo de Valencia, pintado al óleo por Salvador<br />

Giner, además de un Cristo de marfil que le habían regalado cuando fue nombrado obispo de Menorca.<br />

Con ocasión del X Simposio de Teología Histórica (noviembre 1999), que cada dos años celebra la<br />

Facultad de Teología “San Vicente Ferrer” de Valencia, y que trataba de la historia de esta Facultad, presenté<br />

una comunicación sobre algunos rasgos sobresalientes del obispo Castellote. Y a partir de entonces,<br />

me dediqué a buscar más documentación sobre él en el Archivo Secreto Vaticano y en los archivos catedralicios<br />

de Valencia, Menorca y Jaén. Como resultado de estas investigaciones, y, reconociendo que no<br />

soy historiador, ofrezco al lector esta biografía, esperando sacar del anonimato la obra pastoral y científica<br />

de este hombre, que según testimonio de su condiscípulo en el colegio de los PP. Escolapios de Valencia,<br />

José Benlliure, hubiese llegado a ser cardenal.<br />

Por el interés que despierta su personalidad como ingeniero, y por el anonimato en que se encuentra<br />

su figura, añado un capítulo sobre los datos más signifiativos de D. José María Castellote y Pinazo,<br />

hermano del obispo.<br />

I. SITUACIÓN RELIGIOSO-POLÍTICA EN LA ESPAÑA DE LA<br />

“RESTAURACIÓN”<br />

La actividad del obispo Castellote se realiza en pleno periodo de la RESTAURACIÓN, periodo que<br />

en España tiene un significado específico: se trata de la restauración de la dinastía de los Borbones, expulsados<br />

de España por la revolución de 1868 y vueltos al trono en 1874, tras el pronunciamiento del general<br />

Martínez Campos en Sagunto. La Restauración en España comienza, pues, en 1875 y acaba, o bien<br />

en 1898, con la pérdida, de Cuba, Puerto Rico y Filipinas y la muerte de Cánovas del Castillo, o bien en<br />

1902 con el comienzo del reinado de Alfonso XIII.<br />

Los liberales y los integristas se van turnando con cierta asiduidad y sin demasiadas crisis. Sube<br />

Silvela que tiene como ministro a Villaverde tras la caída de los liberales. Y se suscita la cuestión del retorno<br />

e inscripción civil de las congregaciones religiosas, provenientes de su exclaustración en Francia.<br />

El gabi<strong>net</strong>e liberal lo ocupa Sagasta, quien emite decretos contra las congregaciones religiosas para<br />

someterlas a la inspección del Estado. El papa, por medio del Nuncio Rinaldini, en un gesto de pacificación,<br />

aconseja obediencia.<br />

Por otra parte, la revolución de 1868 había provocado un resurgimiento del movimiento carlista,<br />

que vio una nueva oportunidad para implantarse en los sectores más conservadores, ante el creciente anticlericalismo<br />

y que fue una de las posibles causas de la tercera guerra civil del siglo XIX en España, y que<br />

preparó futuros y sangrientos enfrentamientos en el XX. Los católicos y la jerarquía solían ver en el Carlismo<br />

el único instrumento político-religioso para la salvación de la unidad religiosa de España, puesta en<br />

tela de juicio por los revolucionarios. Su carácter españolista y católico atraía al pueblo cristiano y a la jerarquía.<br />

Pero... tenía ya en su seno rasgos de cierto anacronismo, ante las ideas liberales moderadas que se<br />

iban imponiendo en el ámbito político y en algunos sectores del catolicismo moderado.<br />

Al anticlericalismo revolucionario, no siempre de carácter antirreligioso, se oponía frontalmente la<br />

reacción católica de un fuerte conservadurismo beligerante, que llegó, en ocasiones, a darle la primacía a<br />

la cuestión religiosa y eclesial por encima de banderías dinásticas, ya fueran carlistas o no.<br />

3


4 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Se produce en España una débil incorporación a la revolución industrial del resto de Europa, siguiendo,<br />

no obstante, en su mayor parte en una situación rural, latifundista y caciquil. No obstante, se<br />

aprecia un importante “movimiento obrero”, integrado incluso en una asociación internacional, pero, carente,<br />

no obstante, de vínculos políticos que le permitan ejercer sus derechos de forma democrática. Continúa<br />

el caciquismo y la oligarquía, con ciertos intentos de reforma por parte del Estado y de la Iglesia,<br />

bajo el gran pontífice León XIII.<br />

El gran artífice de la Restauración fue Cánovas del Castillo; la mejor empresa, la Constitución de<br />

1876, y su gran catástrofe el repliegue de fuerzas internacionales ante el desastre militar con los Estados<br />

Unidos de América.<br />

El esquema parlamentario se mueve entre dos partidos, al estilo anglosajón, el Partido Liberal, liderado<br />

por Sagasta, de carácter “fusionista” y el Partido Conservador, por Cánovas, moderado y unionista,<br />

que se alternan con cierto un pacifismo.<br />

He aquí cómo describe el arzobispo de Valencia, Monescillo, esta situación al Nuncio de Su Santidad<br />

en Madrid, el 7 de marzo de 1881:<br />

“1. Hay dos bandos: el liberal y el tradicionalista.<br />

2. Están divididos en espíritu y conducta; toman rumbos según conveniencias particulares.<br />

3. Los periódicos del liberalismo menoscaban los derechos de la Iglesia; otros los combaten frente<br />

a frente. El Regalismo semijansenista es la forma de los más templados. El Racionalismo es<br />

la de los radicales y republicanos.<br />

4. Los periódicos tradicionalistas, salvo raras excepciones, están en manos de seglares, no todos<br />

capaces y puros; todos guiados del interés, en términos de adquirir inscripciones o no perderlas<br />

sostendrán con empeño y contra el propio sentir el sí y el no y el contra sin miramientos.<br />

5. Los que combaten la religión y los que la defienden sirven a quien les ayuda o a las subvenciones,<br />

cambiando de actitud, según las circunstancias les favorecen o les perjudican.<br />

6. Las pocas revistas donde hay eclesiásticos no medran, porque los seglares ni las recomiendan<br />

ni siquiera las mencionan a fin de que no se acrediten ni puedan prevalecer.<br />

7. El periodismo obra como disolvente de la sociedad. Desacreditado el que estaba al servicio de<br />

la Iglesia, no se le da ni apoyo. Sus redactores fingen respeto a la Iglesia y las personas eclesiásticas,<br />

pero en realidad las menosprecian. Lo quieren todo: el magisterio, la dirección, el<br />

prestigio y el lucro para que la Iglesia les viva agradecida y supeditada.”<br />

Continúa hablando de que se deben hallar medios para editar periódicos y revistas bajo la dirección<br />

de la Iglesia y a expensas propias. Que no hay otro modo de provecho en bien de la religión y de la<br />

moral.<br />

El Dictamen final reza así: Que en Madrid y en alguna Metrópoli se editen Revistas semanales ó<br />

mensuales, bajo la dirección de los Prelados; que sus redactores sean los prebendados de oficio y los catedráticos<br />

de Seminarios o algún seglar inteligente, dócil y piadoso.<br />

Le pide al Nuncio alguna indicación reservada sobre el particular.<br />

Está firmado por: Antolín, Arzobispo de Valencia.” 1<br />

A todo esto, el Carlismo había sido derrotado, y su pretendiente, Carlos VII, nombra a Cándido<br />

Nocedal su representante en Madrid, que actúa desde el periódico “El Siglo Futuro” con gran influencia y<br />

con un espíritu católico-carlista, agresivo y combativo, intentando derrocar el orden político establecido,<br />

y entrando incluso en enconadas discusiones con la jerarquía católica, como veremos más adelante. Esto<br />

motivó la desunión del carlismo, una de cuyas partes, la más intransigente e “integrista” (“íntegra verdad<br />

católica”) encontró en el hijo de Nocedal, Ramón, uno de sus más fervientes seguidores. Esta desunión<br />

provocó, consecuentemente, una profunda escisión entre los católicos, cuya jerarquía se ve obligada a<br />

fomentar la formación de un “partido” que, olvidándose de las discordias políticas, sepa reconocer, bajo<br />

la jefatura de la jerarquía católica, la defensa de la religión y de la moral cristiana, por encima de todo.<br />

Durante el sexenio, entre la revolución y la restauración de Alfonso XII, la Santa Sede, bajo Pío<br />

IX, tuvo que guardar un difícil equilibrio para no romper las relaciones diplomáticas con el gobierno de<br />

España –formalmente atento al Papado, ante el que declaraba “amistad y buena correspondencia”, pero<br />

__________<br />

1 ASV, NM, 510, 507–508. En adelante, las citas del Archivo Secreto Vaticano: Archivo Nunciatura de Madrid se darán<br />

así: ASV, NM, seguido del número de la carpeta y del número o números del documento o documentos correspondientes.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 5<br />

realmente anticlerical en su legislación y en su planteamiento ideológico–, 2 empujado por la fuerte presión<br />

de los carlistas influyentes en Roma y sabedora de la importancia del pueblo español, católico en su<br />

mayoría, para la Iglesia universal. Las pésimas y trágicas relaciones entre los revolucionarios anticlericales<br />

y los católicos en España se desarrollaron más endogámicamente que en las relaciones diplomáticas<br />

entre Roma y Madrid. Baste citar la actitud del primer ministro del partido liberal, Sagasta, ante el acoso<br />

del Vaticano por parte de las fuerzas italianas: se puso a favor del Papa.<br />

Pío IX, Giovanni Maria Mastai-Ferreti, había sido elegido papa a la muerte de Gregorio XVI, después<br />

de haber realizados importantes misiones en Chile y otros países de la América hispana.<br />

Nacido en Senigallia el 13 de mayo de 1792, de familia noble, parece que durante su juventud había<br />

sufrido algunos ataques epilépticos. Buena parte de su experiencia pastoral la obtuvo en el hospicio de<br />

“Tata Giovanni”, ayudando a los pobres allí acogidos y modernizando sus instalaciones. Ordenado presbítero<br />

en 1819, fue enviado en 1823 a Chile por Pío VII, sufriendo durante su larga singladura hasta América<br />

innumerables dificultades de todo tipo: la muerte del papa, la peste, que le obligó en Mallorca a ingresar<br />

en un lazareto, ataques de piratas junto a Canarias, etc. Su misión en América era solucionar diversos<br />

problemas internos de la Iglesia particular, que, debido a las revoluciones en aquellos países, fue casi infructuosa,<br />

volviendo a Europa en 1825.<br />

Fue Pío IX el que proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) sin contar con un Concilio;<br />

publicó –después de muchas y contrapuestas redacciones por parte de conocidos teólogos (Guéranguer,<br />

Ram, Pie, Perrone) y menos conocidos obispos (Gerbert, ob. de Perpignan, cuya redacción fue, sin<br />

embargo, definitiva para la publicación) y de diferentes opiniones sobre su oportunidad 3 – el Syllabus (resumen<br />

de los errores modernos: panteismo, racionalismo, naturalismo, indiferentismo, socialismo, masonería,<br />

comunismo, galicanismo, etc.), junto con la Encíclica Quanta cura; el Concilio Vaticano I definía<br />

en 1870 la infalibilidad pontificia. Su figura fue decisiva y muchos sectores buscaban el reconocimiento<br />

de la Santa Sede. Pero lo que causó incluso un cambio en su comportamiento fue la pérdida de Roma y su<br />

huída a Gaeta: hombre de gran cordialidad, se tornó un hombre algo desconfiado y vacilante en sus resoluciones.<br />

La Iglesia de Roma siempre estuvo a favor de una avenencia dinástica entre carlistas y alfonsinos,<br />

y los consejos de Pío IX a la reina Isabel II son buena prueba de ello, aunque ésta fue la gran exiliada durante<br />

la Restauración, teniendo que mirar a su querida España desde la isla de Mallorca, único lugar al<br />

que le fue permitido llegar por Cánovas.<br />

Esta labor corrió a cargo del Nuncio Antonelli, hombre de gran capacidad diplomática, que supo<br />

dirigir con prudencia y eficacia la política exterior de Pío IX. Había nacido en Sonnino en 1806 de familia<br />

pobre, pero fue ennoblecida durante el pontificado de Gregorio XVI. Este papa fue el que nombró a Antonelli<br />

protonotario apostólico, pero fue Pío IX el que disfrutó y a veces padeció las decisiones de este<br />

gran diplomático, que con su estrategia intentó equilibrar los conflictos ideológicos nacidos de las confrontaciones<br />

nacionalistas y el papado, y el encargado de llevar a cabo las demandas de reforma exigidas<br />

por los soberanos de las distintas naciones europeas. Fue su Secretario de Estado durante veintiocho años<br />

y nombrado cardenal en 1847. Durante la estancia de Pío IX en Gaeta fue su más fiel colaborador.<br />

A la muerte de Pío IX, escribía sobre él el periódico inglés Times:<br />

__________<br />

“Ya no existe Pío IX por quien el mundo civilizado mostró por espacio de treinta años tanto<br />

interés, admiración, curiosidad y aun amor más allá del debido a los simples mortales... Si alguien<br />

quería realizar algo nuevo, prever lo futuro, unir a los que estaban divididos, elevar a los<br />

2 Supresión de la Compañía de Jesús e incautación de sus bienes; extinción de monasterios, colegios y conventos fundados<br />

tras la ley de 1837; disolución de asociaciones religiosas, como las conferencias de san Vicente de Paúl; suspensión de las asignaciones<br />

oficiales a los seminarios, etc. etc.<br />

3 Montalembert, en el congreso de Malinas (agosto de 1863), se opone a su publicación, por creerla contraria al espíritu de<br />

concordia entre “Dios y la Libertad“ (lema del periódico “L’Avenir”) que él, junto con Lamennais y Lacordaire, siempre había defendido.<br />

Döllinger también se manifestó contrario a su publicación en el mismo congreso de Malinas y después de su publicación<br />

escribió airado contra la misma. También Ketteler calificó el Syllabus como la “carta de los ultramontanos”. El mismo Antonelli parecía<br />

discrepar de su oportunidad y Napoleón intentó prohibir su publicación en Francia. Lo mismo ocurrió en Austria y en Italia,<br />

con Passaglia y en algunas publicaciones progresistas españolas (“La Iberia” y “Las Novedades”). El defensor de la publicación y su<br />

último redactor fue Luigi Bilio. Los jesuitas dieron de él una interpretación algo maximalista.


6 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

humildes, enseñar a los ignorantes o llevar a cabo una buena obra, tenía que contar con Pío IX<br />

como amigo o enemigo...” 4<br />

El pontificado de León XIII, sucesor de Pío IX, continuó sus relaciones con España y, a pesar de<br />

varias dificultades religioso-políticas, siempre fue respetado incluso por los más integristas. No así sus<br />

adláteres, cardenales o secretarios de la curia romana, para quienes era objeto de fuertes críticas.<br />

León XIII había nacido el 2 de marzo de 1810 en la villa italiana de Carpi<strong>net</strong>o. Su nombre era Joaquín<br />

Pecci. Estudió en Viterbo con los jesuitas. A los 21 años recibió el título de doctor en sagrada teología<br />

en el Colegio Romano. El 31 de diciembre de 1937 fue ordenado sacerdote por el cardenal Odescalchi<br />

en la capilla privada de su Vicariato. En enero de 1843 es creado Arzobispo de Damieta, y enviado como<br />

Nuncio a Bruselas. Logró solucionar con su habilidad diplomática los conflictos que habían surgido entre<br />

la universidad de Lovaina y los jesuitas de aquella ciudad. El 9 de diciembre de 1853 es creado por Pío IX<br />

cardenal-presbítero del título de san Crisógono. En 1859 inauguró la Academia científica de santo Tomás<br />

para el estudio del escolasticismo. Escribe una pastoral contra el libro de Renán La vida de Jesús, haciéndose<br />

su apologética presente en la Pastoral sobre las Tendencias del presente siglo contra la Religión.<br />

Gran admirador de santo Tomás de Aquino, celebra el sexto centenario en la Academia de Perusa. El 7 de<br />

febrero de 1878 es elegido Papa. El 4 de agosto de 1879 publica la famosa encíclica Aeterni Patris para la<br />

restauración de la ciencia por la doctrina de santo Tomás de Aquino.<br />

Si bien los partidos políticos y la Constitución de Cánovas intentaron un diálogo y equilibrio, que<br />

sacara a España de la confrontación radical entre un liberalismo anticlerical y un catolicismo reaccionario,<br />

dentro del mismo catolicismo hubo, durante el pontificado de León XIII, fuertes desavenencias y oposiciones<br />

radicales: fue una lucha intestina que llegó incluso a enfrentar a los propios prelados, como es el<br />

caso del cardenal Ciriaco María Sancha, Primado de Toledo a la sazón, y el arzobispo de Sevilla, Marcelo<br />

Spínola, sobre la obligación de acatar el régimen establecido legalmente.<br />

En enero de 1882, Rampolla, es nombrado Nuncio en España. Poco después, el 8 de diciembre,<br />

León XIII, en una encíclica, conmina enérgicamente a los católicos españoles, enfrentados en luchas intestinas,<br />

a que, bajo la dirección de los obispos, promuevan, como en otros países, una convivencia entre<br />

ellos.<br />

Esto motivó una fuerte reacción de Nocedal, a través del diario “El Siglo Futuro”, que veía en ello<br />

un abandono de la lucha por un catolicismo íntegro y sin concesiones, una aceptación callada del régimen<br />

canovista y de su constitución. Nocedal ponía en entredicho la autoridad del Nuncio, que en cuestiones<br />

internas debía someterse, según él, al episcopado español. Jacobini, Secretario de Estado del Papa, rechaza<br />

enérgicamente esta idea, tildando a Nocedal de febronianista.<br />

León XIII quiso evitar a toda costa la formación de partidos católicos. Una “Unión Católica”, postulada<br />

por Alejandro Pidal, hubiera enconado más aún las malas relaciones entre los mismos católicos.<br />

León XIII insiste a los obispos españoles a que, después de la muerte de Alfonso XII (26.11.1885),<br />

se olviden del Carlismo y acepten la regencia de María Cristina, a quien le hace llegar la “Rosa de Oro”;<br />

el mismo Rampolla actuó de padrino en el bautizo del recién nacido (10.5.1886) Alfonso, futuro Alfonso<br />

XIII.<br />

Después de haber sido nombrado Rampolla Secretario de Estado (1887) las controversias entre los<br />

católicos se agudizan aún más.<br />

El 9 de marzo de 1881, el arzobispo de Valencia, Antolín Monescillo, escribe al Nuncio de SS,<br />

dando cuenta del Proyecto de una Revista que piensa publicar y cuyo empeño ha comunicado ya a los sufragáneos<br />

de Valencia.<br />

Entre otras cosas dice:<br />

“Será de utilidad para la inteligencia entre hermanos y de alguna utilidad para la Diócesis. Se lograrán<br />

en su totalidad los fines que el Santo Padre propone al pedirnos datos y noticias.”<br />

Le pide que le dé su juicio reservado y particular. 5<br />

La revista llevará por título: REVISTA DIOCESANA DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE<br />

VALENCIA, y saldrá el 15 de cada mes.<br />

__________<br />

4<br />

Edimbourg Review, 1840.<br />

5<br />

ASV, AM, 510, 509.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 7<br />

Sus objetivos serán: dar a conocer actos oficiales; propagar doctrinas sanas de religión, de moral,<br />

de filosofía, de historia y derecho con el posible esmero de señalar a los seminaristas las fuentes puras para<br />

sostener los fueros de la Iglesia y sustentar los buenos principios. La quiere común para las cinco diócesis,<br />

y busca arbitrar medios para la defensa común. Desea que haya buenos redactores, sacerdotes y seglares.<br />

6<br />

Ofrecemos, desde otra perspectiva, la necesidad de la unión de los católicos españoles:<br />

Vicente Carderera, Canónigo Doctoral de la S. I. Catedral de Huesca, escribe un folleto Sobre la<br />

necesidad de una nueva y pronta organización de las fuerzas católico políticas en España. 7<br />

“Motivos y objeto de este folleto.<br />

Impónese, pues, la acción de la autoridad como único remedio para levantar de su postración las<br />

fuerzas católicas, incapaces, en su actual estado, de reorganizarse por sí mismas y salir de la nulidad é<br />

impotencia en que se hallan, hecho del cual se deduce la necesidad de abrirles pronto una nueva y fecunda<br />

esfera de acción.”<br />

“EL PARTIDO CATÓLICO-TRADICIONALISTA es un partido antiliberal en defensa de la religión<br />

y la iglesia y las tradiciones patrias”, con estas características:<br />

Abarca dos épocas: 1.ª Tiempos heroicos desde el 1833 hasta la restauración alfonsina; 2.ª Decadencia.<br />

Que dura hasta el momento presente.<br />

La primera época es una época de gran prestigio: se realizan congresos con muchos tradicionalistas.<br />

La razón de la decadencia parece ser ésta: “unir, de una manera indisoluble, la suerte de la causa superior<br />

y perdurable de la Religión y de la Iglesia á una causa política, efímera y secundaria. Vencida ésta,<br />

entre sus ruinas cayó envuelta la otra” (p. 9) De hecho fue arrebatada por la corriente liberal.<br />

La segunda época: “Ya no es más el único y legítimo sostenedor de la política católica; otros elementos<br />

también católicos... le arrebataron tanta honra”. Sigue la “confusión de los intereses católicos con<br />

los políticos”. Otra desgracia: “ha caído en pecado”, que no es otro que la desunión de los católicos. La<br />

solución que se propone es buscar la unión bajo la dirección de los Prelados y del Papa. Pero esto no lo<br />

quieren seguir los tradicionalistas, que dicen: “Yo en los asuntos de religión sigo al Papa, en los políticos<br />

al jefe de mi partido”. 8<br />

Resulta, pues, lamentable la situación del tradicionalismo: división, prensa cuasiliberal, crítica<br />

eclesiástica, riñas intestinas, distanciamiento de los obispos, etc.<br />

Los Católicos no Tradicionalistas son católicos en un “tercer grado de liberalismo”.<br />

Su mérito es haber sosegado los ánimos después de la revolución violenta contra lo eclesiástico: Se<br />

firma el Concordato con la Santa Sede, considerado como aceptable; se produce la lucha contra el anticlericalismo<br />

entre 1854 y 1856 y se aprovecha la restauración alfonsina para ordenar las relaciones Iglesia-<br />

Estado.<br />

Sin embargo, sus errores son muchos: No han cumplido el concordato; España es y debe seguir<br />

siendo una, católica y tradicional; se han vendido al capital extranjero; buscan el concierto europeo que<br />

les ha dejado abandonados a la “brutal rapacidad norteamericana”; 9 toleran la licencia de la prensa, etc.<br />

La religión y la iglesia se hallan indefensas:<br />

“Después de... sesenta y cinco años... todavía no han acabado de comprender los tradicionalistas<br />

que erraron en los medios...” 10<br />

El Remedio puede ser éste:<br />

“El Padre Santo nos ha dicho y los Obispos nos han predicado:<br />

1. Que nos es lícito á los católicos, dentro de la ortodoxia, profesar diversidad de opiniones políticas.<br />

2. Que, esto no obstante, el bien supremo de la Religión exige que demos tregua á nuestras parcialidades<br />

y prescindamos de las diferencias de orden inferior que nos dividen, para contra-<br />

__________<br />

6 ASV, NM, 510, 512-513)<br />

7 Huesca, Impr. de T. Blasco, á cargo de F. Delgado, 1899: ASV, NM, 630, 249.<br />

8 Ibid., p. 10.<br />

9 Ibid., p. 18.<br />

10 Ibid., p. 19.


8 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

rrestar todos juntos la unión y empuje de los enemigos del Catolicismo: incurriendo en caso<br />

contrario en gravísima falta.<br />

3. Que nuestro honor y nuestra conciencia nos piden obediencia y sumisión sincera a los poderes<br />

constituidos, aunque sean díscolos, y mayormente en España, por las singulares cualidades<br />

personales de quien actualmente lo ejerce en grado supremo.<br />

4. Que, al mismo tiempo, tenemos estrecha obligación de oponernos, por todos los medios lícitos,<br />

pero con grande energía, a toda legalidad contraria á los derechos del Catolicismo.<br />

5. Que en tales empresas debemos trabajar bajo la dirección del Papa y los Obispos.”<br />

Así se podrá evitar un error secular: “para evitar que la Iglesia fuera víctima de los partidos liberales,<br />

no pocas veces hemos pretendido inconscientemente hacerla sierva de los partidos católicos”. Ni lo<br />

uno ni lo otro. Colóquesela á la altura que le es propia...<br />

¿Y cómo se conseguirá bien tan grande?... ocupando cada cual el lugar que por ley le corresponda.<br />

El Papa y los Obispos el del magisterio y dirección suprema; los ciudadanos fieles el de la acción en la<br />

arena del combate”. 11<br />

“...Pero eso –se me dirá– no es más que una nueva cofradía. Sí, en cuanto a la substancia... Toda la<br />

economía del catolicismo descansa en el principio de autoridad. Ahora bien... digo que ninguno de los dos<br />

[partidos tradicionalistas] posee la que se necesita para los altos fines de la política católica”. 12<br />

Presenta, a continuación, una serie de<br />

Consejos y Verdades Prácticas:<br />

1. No anteponer los intereses de la política a los de la Religión.<br />

2. Que los tradicionalistas no se “emboben con ciertas rutinas ya caducas”.<br />

3. Cesar en nuestro “poco airoso papel de butibambas del catolicismo”. No somos irreemplazables<br />

–dice–; hay que salir de la atmósfera de vanidades: “Dios no se ha abreviado tanto; fuera de nosotros,<br />

los tradicionalistas, hay católicos que son tan buenos como nosotros”. Por tanto, hay que<br />

quemar los dioses que adoramos.<br />

Esto por parte de los tradicionalistas.<br />

Los católicos no tradicionalistas tienen que saber que “se acabó la excusita... que los ha mantenido...<br />

adheridos á la perdición liberal y masónica”. 13<br />

Hay expresiones demasiado “liberales”: “Desde que las formas de gobierno son de suyo indiferentes<br />

y con todas ellas vive el Catolicismo, lo mismo los afiliados á una dinastía que á otra, á una monarquía<br />

que á una república, á una democracia conservadora que á una democracia progresista, pueden ser íntegramente<br />

católicos con tal que no sean liberales”. 14<br />

Se debe someter a una fuerte crítica el término “liberal”: “Y liberales, no como lo enseñan algunos<br />

periódicos católicos... que no há mucho obligaron a decir a un sabio Cardenal que ‘ya no sabía lo que era<br />

liberalismo’, sino liberales, según se define en el Syllabus de Pío IX y en las encíclicas Immortale Dei y<br />

Libertas de León XIII...” 15<br />

Es necesario que se unan tradicionalistas con no tradicionalistas.<br />

Se pregunta el autor, a continuación: ¿Qué elementos constituirán la asociación de católicos?<br />

Sus Jefes –dice– serán el Papa y los Obispos; la recluta aún está por hacer, pero se espera que lleguen,<br />

entre otros:<br />

1. Tradicionalistas, que son firmes en sus creencias, pero con una educación política equivocada y<br />

refractarios a las novedades.<br />

2. No tradicionalistas (hay más que tradicionalistas y tienen una mayor influencia social y política).<br />

__________<br />

11<br />

Ibid., p. 22.<br />

12<br />

Ibid., pp. 23-24.<br />

13<br />

Ibid., p. 26.<br />

14<br />

Ibid., p. 26. Letra negrita mía.<br />

15 Ibid.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 9<br />

3. Resabiados del liberalismo más o menos inconsciente: intelectuales e ilustrados desilusionados;<br />

poco ilustrados a quienes les repugna afiliarse a causas políticas que siempre les fueron odiosas.<br />

4. Católicos “que la Iglesia utiliza para su acción religiosas de piedad, caridad y propaganda en<br />

cofradías,....” 16 Y entre éstos puede haber no tradicionalistas (¡) “‘¡Cómo! ¿devotos liberales?....<br />

El liberalismo es un pecado más grave que el homicidio y el adulterio’. Y yo contesto: verdad<br />

innegable. Pero es que en buena teología, á veces hay pecado y, sin embargo, no hay pecador. Y<br />

además ¿liberales que vengan á defender la política de la Religión y la Iglesia bajo la jefatura<br />

del Papa y los Obispos? Que vengan a millares, á millones. Ya está visto que nosotros, los tradicionalistas,<br />

no hemos sabido convertirlos; pero los convertirá la Iglesia, que se ha hecho para<br />

eso, para convertir pecadores.” 17<br />

Se impone, en consecuencia de todo este análisis, un gran deber:<br />

Duro ataque a los tradicionalistas inoperantes: “Yo digo, pues, a los católicos: malo es el liberalismo<br />

¡Dios lo confunda!; malos son los liberales ¡Dios los convierta! Pero, en adelante, podrá haber algo<br />

que será peor: los católicos indisciplinados. Los liberales podrán pervertir a los buenos; pero esos católicos<br />

pervertirán á los mejores...” 18<br />

“...el creer que todas las desgracias de la Religión y la Patria se deben á los liberales, como si en<br />

esas desgracias no hubiesen tenido parte alguna las imprevisiones de los católicos.” 19<br />

No se olvida el autor de sacar Corolarios de todo este análisis:<br />

1. Caída en la impotencia de las fuerzas católico-políticas. Sus causas han sido: el liberalismo, la<br />

masonería: 20 los mismos católicos españoles tanto tradicionalistas como no tradicionalistas.<br />

2. La experiencia muestra la incapacidad de reacción de los católicos de uno y otro bando.<br />

Y como final de todo, un gran remedio: crear un organismo único.” 21<br />

Esta unión fue siempre fomentada y aconsejada por Roma y sus sugerencias eran casi siempre bien<br />

recibidas por la jerarquía, que las difunde por medio de cartas circulares. 22<br />

También Pío X, en 1906, en carta dirigida al entonces obispo de Madrid, Guisasola, toma parte en<br />

la disputa que se había originado entre la revista de los jesuitas Razón y Fe y el discutido y polémico Siglo<br />

Futuro, bastión de los carlistas, acerca de la actitud que debían tener los católicos en las elecciones de<br />

candidatos, inclinándose por la opinión de la revista jesuítica que proclamaba en clave probabilística el<br />

mal menor: que se elijan aquellos candidatos que sean menos peligrosos para los intereses de la Iglesia, a<br />

favor de la concordia y evitando todo tipo de partidismo. En una alocución dada en Roma a los peregrinos<br />

vascongados, reitera el pontífice su clara opinión sobre el tema:<br />

__________<br />

“Os hemos enseñado ya muchas veces, pero hoy Nos complacemos en repetirlo solemnemente<br />

que, cuando se trata de defender los intereses de Dios y de su Iglesia, debe cada uno de vosotros<br />

prescindir generosamente de sus propias opiniones y unirse estrechamente a su Obispo para formar,<br />

sin distinciones de partidos, aquella unión de católicos que constituye la fuerza... Con esto,<br />

Nos no intentamos obligaros a renunciar a vuestras lícitas opiniones políticas; sólo queremos que,<br />

dejando aparte estas diferentes opiniones políticas, los católicos que pertenecen a los varios partidos,<br />

se una todos en la defensa de la causa de la religión y del orden, por cuanto esta causa es superior<br />

a todas las otras y con razón se sobrepone a todos los partidos. Muy claramente hemos expresado<br />

esta Nuestra voluntad en la carta que, hace poco tiempo, hemos dirigido al Obispo de Madrid-Alcalá.<br />

Nada debemos añadir a ella, si no es declarar públicamente que el dignísimo Obispo<br />

16<br />

Ibid., pp. 28-29.<br />

17<br />

Ibid., p. 29, nota (1).<br />

18<br />

Ibid., p. 31.<br />

19<br />

Ibid., p. 32.<br />

20<br />

Los católicos veían en el socialismo y en la masonería los enemigos más acérrimos contra la Iglesia y la Religión. El socialismo<br />

evoluciona hacia la masonería o viceversa: la masonería evoluciona hacia el socialismo. Un socialismo, que no tiene nada<br />

que ver con el socialismo utópico anterior a Pablo Iglesias, que no es más que “algunos miles de pobres obreros sin iniciativas y sin<br />

influjo para nada.” [EC (30 de octubre de 1897), nº 352, p. 2821]. Y para colmo de males, un ex fraile, escolapio, por más señas, José<br />

Cabrera, se les convierte a los católicos en el primer obispo protestante de España. La reacción y los lamentos episcopales fueron<br />

unánimes en contra de este hecho [Cf. EC (13.20 y 27 de octubre de 1894), pp. 1537.1545.1564].<br />

21<br />

cf. Ibid., p. 32.<br />

22<br />

Acta Leonis, XIII, 317 ss; CC 15, VIII, 5ss.


10 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

de Madrid-Alcalá ha interpretado exactamente Nuestras instrucciones y ha explicado perfectamente<br />

Nuestros deseos...” 23<br />

Las disputas entre la misma jerarquía tiene un modelo inigualable en la lucha abierta entablada entre<br />

el Primado de Toledo, cardenal Sancha y el arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre, 24 sobre<br />

la obligación en conciencia de seguir la normativa de la santa Sede de fidelidad al poder constituido.<br />

El asunto, resumido fue el siguiente:<br />

El cardenal había escrito en su diócesis un opúsculo titulado Consejos del cardenal Sancha al clero<br />

de su arzobispado, 25 que publicado el 25 de febrero. 26 Trata, entre otras cosas, de la “pertinente obediencia<br />

y sumisión que debéis [los católicos] prestar a los poderes públicos constituidos.” Y que no se dejen<br />

arrastrar por consejos o conveniencias de interés privado, sino que se unan bajo la dirección de su Prelado<br />

para el decoro y tranquilidad de la religión y de la Patria (de la carta de León XIII a Sancha). 27<br />

El cardenal de Sevilla, Marcelo Spínola, da el VºBº a un folleto escrito y publicado, bajo censura<br />

eclesiástica hecha por Bartolomé Romero Raga, y que tenía como autor al Canónigo Magistral de Sevilla,<br />

José Roca Pousa, “Observaciones que el capítulo XIII del Opúsculo del Sr. Cardenal Sancha, Arzobispo<br />

de Toledo, ha inspirado a un ciudadano español”. El tal canónigo había sido director de la “Revista de<br />

las Palomas”. Lo que más contrariaba al cardenal Sancha era el hecho de que el mismo arzobispo de Sevilla,<br />

Spínola, le hubiese dado el VºBº; esto saca de sus casillas al Cardenal Sancha, que se pone a la defensiva.<br />

Se queja escribiendo una carta pastoral: Carta pastoral del Eminentísimo Señor Cardenal Arzobispo<br />

de Toledo sobre la obediencia debida a los Prelados, 28 que se publica también íntegra en el periódico<br />

“El siglo futuro”, 29 enviada por Ramón Nocedal, representante insigne del carlismo más integrista, a pesar<br />

de haber sido acusado gravemente en esta carta pastoral por el cardenal Sancha, y a pesar, también, de<br />

que había publicado algunos capítulos de los Consejos para su aclaración. Nocedal invoca el derecho a su<br />

defensa. Y se extraña de que casi toda la carta pastoral vaya contra él. “¿Acaso –dice– porque “El Siglo<br />

Futuro” la transcribió? Pero estaba dado el imprimatur por Sevilla... y no sería mucho que un simple fiel...<br />

se equivocase en asunto en que aun los obispos no están acordes y dudan y no se resuelven.” 30 Mientras<br />

no se aclaren –dice– “yo me atrevería a preguntar al Sr. Cardenal si no me es lícito seguir a los prelados y<br />

sostener el dictamen que, en mi humilde juicio, más se conforman con la razón, la evidencia y el bien y la<br />

salud de mi patria.” 31 Había defendido Nocedal –según Sancha–, como principio de derecho natural, que<br />

“sin unidad católica no podía haber, nunca ni en ningún caso, rey ni autoridad legítimos”. Pero Nocedal<br />

se defiende, alegando que él no dijo semejante atrocidad, sino más bien que “el Rey, para ser rey de España,<br />

había de jurar el mantenimiento de la fe católica... esto no es cuestión teológica, ni filosófica, ni de<br />

derecho constituyente, sino de derecho constituido, o más bien de hecho, de averiguar si nuestras antiguas<br />

leyes dicen eso o no lo dicen.”<br />

Sancha se sigue quejando de la publicación de Observaciones y envía a Roma el texto de sus<br />

“Consejos...” para someterlo a juicio de una comisión cardenalicia. Acusa al Prelado de Sevilla diciendo<br />

que no debió permitir la publicación dando el VºBº.<br />

__________<br />

23<br />

En Boletín Oficial de la diócesis de Jaén, Año XLIX, 1 de Agosto de 1906, Núm. 16, p. 240.<br />

24<br />

El cardenal Spínola estudió leyes en Valencia y en Sevilla. Ordenado sacerdote, fue párroco arcipreste de S. Lorenzo en<br />

Sevilla desde 1871 hasta 1879; en 1879 es nombrado canónigo de la catedral hispalense. El obispo de Sevilla, D. Joaquín Lluch, lo<br />

propone para su obispo auxiliar y como tal es nombrado por el papa, con el título de obispo de Milo, en 1880, siendo consagrado el<br />

6 de febrero de 1881. En 1885 es obispo residencial de Coria y en 1886 es trasladado a Málaga. Fue Senador del Reino por la provincia<br />

de Málaga. Al morir el obispo valenciano de Sevilla, D. Benito Sanz y Forés, es preconizado arzobispo de Sevilla, el 2 de diciembre<br />

de 1905. Y a finales de este año alcanza la dignidad de cardenal, recibiendo el birrete cardenalicio el 1 de enero de 1906. En<br />

enero de 1906 se anuncia su grave enfermedad que le lleva a la muerte en 19 de enero de 1906 (Cf. BO de Jaén 19 febrero 1906, pp.<br />

47s.). Como veremos después, Castellote es proclamado su sucesor, pero no llega a tomar posesión por su prematura muerte. Hay<br />

noticias de prensa en las que se anuncia como posible candidato a la sede hispalense al obispo de Barcelona, cardenal Casañas, pero<br />

el gobierno, atendiendo a las peticiones del mismo, que prefiere quedarse en Barcelona para que su traslado a Sevilla no sea mal entendido,<br />

abandona la idea de proponerlo como tal. (Cf. LAS PROVINCIAS, 23 de febrero de 1906).<br />

25<br />

Toledo, Impr. y libr. de la viuda é hijos de J. Peláez, 1899, 111 págs.: ASV, NM, 630, 366.<br />

26<br />

Cf. Boletín Of. Arz. Toledo, año LIII, nº 25, cuarta época, p. 393.<br />

27<br />

Ibid., p. 391<br />

28<br />

Toledo, Impr. y librería de J. Peláez, 1899, 43 págs.: ASV, NM, 630, 456 (es copia de la carta original).<br />

29<br />

Sábado 29 de julio de 1999.<br />

30<br />

El Siglo Futuro, sábado 29 de julio de 1899, portada.<br />

31 El Siglo Futuro, Ib.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 11<br />

León XIII, a través del Pro Nuncio, Francica, le contesta, en carta, fechada en Roma y publicada<br />

en latín y castellano en el B.O. de Toledo, 32 con fecha 16 de agosto de 1899. El Nuncio, al remitirle esta<br />

carta, y a petición del cardenal Rampolla, 33 reprocha suavemente y en privado, de parte de León XIII, al<br />

arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola, y le ruega que se retracte y publique la carta al cardenal Sancha.<br />

Rampolla insiste en que no se haga público este rifirrafe entre obispos, sobre todo, por la próxima convocatoria<br />

del Congreso católico de Burgos en el que se “deliberara un atto collettivo diretto a promovere la<br />

tan necessaria e desiderata concordia ed unione dei cattolici di Spagna, nel modo indicato e voluto<br />

dall’Augusto Capo della Chiesa.” 34<br />

El arzobispo de Sevilla se excusa ante el Pro-Nuncio apostólico, Francica, en un tono de total sometimiento<br />

al Papa, pero de enfrentamiento al cardenal Sancha:<br />

“...a Vd. consta y es notorio en España mi filial amor al Vicario de Cristo y mi señalado respeto a<br />

la persona de León 13. Puedo asegurar a V.Em. que ninguno de los disgustos que he experimentado<br />

durante mi larga vida episcopal, y no han sido pocos ni leves, me ha llegado á lo hondo como<br />

éste. Agradezco por extremo la delicada benignidad que ha usado conmigo el Papa, no queriendo<br />

significar de manera pública su descontento, por más que obrando en justicia, como obra siempre<br />

el Sucesor de Pedro, no habría podido decir de mí que procedí maliciosamente, sino que erré, pues<br />

es verdad que de haber creído malo lo que hice, ciertamente no lo hubiera hecho. Ignoro los términos<br />

en que se hallará concebida la carta del Papa al Cardenal, pero, fueren los que fueren, la acataré...<br />

y aunque no necesito hacer constar de forma fehaciente mi sumisión, porque en el folleto no<br />

se ponía en duda la autoridad del Soberano Pontífice, sino antes se reconocía, debatiéndose sólo el<br />

sentido y el alcance de la palabra pontificia, y, además, porque yo no he emitido juicio sobre el<br />

asunto, limitándome a consentir bajo la fe de un censor digno de respeto la publicación de un escrito,<br />

en el que nada se vio contrario a la doctrina católica. Como en materia de obediencia y fidelidad<br />

a la Silla Apostólica no me duelen prendas, diré muy alto que cuando Roma habla á todos<br />

nos toca callar. Y si del tenor de la carta resulta que todavía me pertenece hacer más, lo haré con la<br />

gracia de Dios, olvidándome de que si el cardenal de Toledo se ha sentido lastimado por mis actos,<br />

el Arzobispo de Sevilla ha sido tratado por el Prelado Toledano en un documento pastoral, que se<br />

ha leído en todas las iglesias de su diócesis, de un modo, que no quiero calificar porque no es éste<br />

el momento oportuno para ello.<br />

...21 de agosto de 1899<br />

Firmado: † Marcelo, Arzobispo de Sevilla 35<br />

Pero el litigio sigue y se complica, pues el canónigo Magistral de Sevilla no se calla y envía su escrito<br />

a la Congregación del Índice, para que lo juzgue, y, en el caso de que fuera condenado, que se le digan<br />

los errores cometidos, para que pueda retractarse [como se puede vislumbrar, hay una ironía en este<br />

acto de sumisión a la Congregación, pues bien sabe el autor que se trata no de errores dogmáticos, sino de<br />

rencillas. Lo que le parece al Nuncio, en su Informe al Secretario de Estado, Rampolla, del 2 de octubre<br />

de 1899, es que se pretende, por parte de los carlistas e integristas conseguir de la Santa Sede un juicio<br />

que elimine toda sospecha de herejía del opúsculo del Magistral, a fin de poder seguir indirectamente su<br />

campaña contra Sancha, que, por otra parte, es la del Santo Padre 36 ; prepara, por otra parte, un segundo<br />

opúsculo “En propia defensa”, de sus “Observaciones...” El Pro-Nuncio recibe de Rampolla una carta en<br />

la que se le pide que lo antes posible hable con el arzobispo de Sevilla para que convenza al Magistral de<br />

que no publique el folleto preparado y que no haga una segunda edición de sus “Observaciones”. 37<br />

El Nuncio, por su parte, envía a Rampolla otro informe sobre los “Opúscula” del Magistral de Sevilla,<br />

que no tiene desperdicio:<br />

Le dice que debe ser objeto de un buen análisis. Pero se permite dar su opinión:<br />

__________<br />

32<br />

Año LIII, Nº 25, cuarta época, pp. 389-392: ASV, NM, 630, 354-355.<br />

33<br />

ASV, NM, 630, 275-276.<br />

34<br />

ASV, NM, 630, 276.<br />

35<br />

ASV, NM, 630, 343-344.<br />

36<br />

ASV, NM, 630, 291.<br />

37<br />

ASV, NM, 630, 277.


12 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

“Prego l’en fissare principalmente la sua attentione alla teoria che si sostiene... Ammettendosi<br />

l’autore, con incredibile contradizione, il fatto della soveranitá popolare como e inteso dal dominante<br />

liberalismo, e dimenticando che.... non puo distruggere o mortificare la natura delle cosi<br />

stabilita dalla Divina Providenza, afferma che... Stati con costituzione liberale alla moderna: 1º<br />

Non si debe obidienza al Re, poiche questi regna e non governa; 2º agli altri poteri dello stato si<br />

deve solo un’obidienza limitata e relativa, poiche in evi non risiede l’autorita somma e completa; e<br />

del resto sarà questa l’obidienza che puo prestare il delegante verso il suo delegato, e pero conciliabile<br />

con la piu radicale [subrayado en el texto] opposizione.”<br />

Cita literalmente el texto del opúsculo del Magistral:<br />

“Cuando, pues, un católico o muchos católicos hacen la oposición siquiera la más radical á un Gobierno<br />

á la moderna, no hay desobediencia, no hay falta de respeto, no existe rebeldía (á lo menos<br />

si marchan por las vías legales), lo que hay es la manifestación de la Autoridad originaria y principal<br />

contra la delegada, una protesta del Poderdante contra el Poderhabiente”. 38<br />

Y sigue el Nuncio diciendo que lo que se dice sobre las “vías legales” es para temperar un poco la<br />

crudeza (crudezza) de la doctrina: la teoría de la soberanía popular.<br />

“Non ho bisogno –dice el Nuncio– dire quanto funesta e pericolosa debbe riussire una dottrina sifatta,<br />

massime si se tiene conto del libro in cui essa si contiene... publicato da un canonico con<br />

l’approbazione del’autoritá ecclesiastica...”<br />

Es enorme la influencia que esto puede producir en un país que está debilitado en su espíritu a causa<br />

de los desastres sufridos y de las dolorosas consecuencias económicas. De ello quieren sacar ventajas<br />

los carlistas y los integristas para ir contra los poderes constituidos. Esta idea de la soberanía popular es la<br />

que inspira muchos artículos de “El Siglo Futuro” y el “Correo Español”, haciendo uso de la doctrina enseñada<br />

por el cardenal Zigliara referente al derecho del pueblo contra un poder usurpador y tirano.<br />

Da otra cita:<br />

“Lo político en nuestro régimen constitucional es el cuerpo, lo liberal es el alma, y ciertamente que<br />

no alienta, respira, vive y obra sino por el liberalismo”. 39<br />

La reacción contra la actitud del cardenal Sancha es manifestada también en periódicos integristas.<br />

Así, por ejemplo, el periódico “LA VERDAD”, en un número extraordinario, opina sobre la situación de<br />

la Iglesia en España, pero, sobre todo, sobre los proyectos secretos del cardenal Sancha:<br />

Presenta, en primer lugar, una relación de los Documentos notables sobre la cuestión católica<br />

Hace un examen de la última pastoral del Sr. cardenal Sancha:<br />

__________<br />

“...que hay obligación bajo pecado grave de aceptar por todos los católicos españoles el régimen<br />

constitucional vigente sincera y lealmente, sin subterfugios y sin segunda intención..., que sacrifiquemos<br />

nuestras ideas y nuestra voluntad.... y lo que es más que pisoteemos nuestros más puros<br />

sacrificios... para acabar con las divisiones y establecer la unión de los católicos (perdónesenos el<br />

atrevimiento, pero creemos que la frase no está completa, porque la unión no solo se verificaría entre<br />

los católicos, sino entre católicos y liberales) los que, según opinión del Sr. Cardenal solo pueden<br />

unirse en la aceptación sincera, leal, etc. de la constitución del 76.”<br />

“Como el Sr. Cardenal no tiene facultades para resolver una cuestión doctrinal é imponer una ley<br />

de carácter general, y como naturalmente se debía tomar lo que él decía como una opinión de un<br />

doctor particular, aunque se expresara bajo la forma de una Pastoral, y como además á él le era<br />

muy fácil el obtener una declaración auténtica de quien podía darla, no haciéndolo, se dedujo y<br />

con razón por muchos, muchísimos católicos, que se podía impugnar lo que decía el Sr. Cardenal...<br />

sobre todo cuando los argumentos en que apoya su parecer no son concluyentes.<br />

...tal pastoral se combatió en artículos y folletos, sobre los que descuella uno publicado en Sevilla<br />

con la aprobación eclesiástica, notable por su forma y fondo y por su vigorosa argumentación.<br />

38 pp. 42-43 del Opúsculo.<br />

39 pp. 52-53 del Opúsculo.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 13<br />

....se le ocurrió al “El Siglo Futuro” publicarlo con autorización de su autor... el Sr. Cardenal ha<br />

dado una nueva Pastoral increpando al Sr. Arzobispo de Sevilla por haber dado permiso de que se<br />

publicara dicho folleto... ¿Por qué se queja el Sr. Cardenal, después que “El Siglo Futuro” lo ha<br />

copiado y no se quejó antes? No lo sé, pero es lo cierto que el Sr. Sancha ha dado una nueva Pastoral<br />

dura, muy dura, sobre todo contra el Sr. Nocedal, á mi modo de ver con poca oportunidad, sea<br />

dicho con todo respeto....”<br />

El cardenal se queja de que haya tenido tanta oposición por parte de los católicos y adelanta una<br />

posible razón muy poco afortunada, según el autor de este artículo: “Tal vez con ellos [con los Consejos]<br />

viniera a frustrarse algún plan misteriosamente organizado y de Nos ignorado...”<br />

El Sr. Cardenal protesta de “que sólo se propuso dar á conocer las normas dadas por León XIII en<br />

lo pertinente a la obediencia y sumisión á los Poderes públicos constituidos”.<br />

Con respecto al opúsculo Observaciones dice “que tergiversa la significación de muchas palabras,<br />

inventa suposiciones... concluye el escritor por negar que sean del Romano Pontífice las normas de conducta<br />

que el Cardenal propone en sus Consejos”<br />

“Manifiesta que se ha inspirado en lo dicho por el Sumo Pontífice... pero que ha podido equivocarse,<br />

pues no es infalible; mas en el mismo caso están el autor y censor de las Observaciones, y ya<br />

que por la presunción de derecho la verdad estaría en su favor, (lo cual no vemos claro) debían, dice,<br />

haber acudido a Roma, como él ahora lo ha hecho, (y ¿por qué no antes?) mas bien que impugnar<br />

su Pastoral.”<br />

La doctrina la confirma el Sr. Cardenal con dos cartas de León XIII al arzobispo de París y al Sr.<br />

cardenal de Malinas.<br />

La primera parte de su segunda Pastoral, como vemos, es doctrinal: acerca de la obediencia debida<br />

al Obispo.<br />

La segunda parte es una dura crítica al arzobispo de Sevilla, al autor y al censor, diciendo que todo<br />

el asunto es obra de “un plan apasionadamente combinado de una hipocresía repugnante y de un viaje<br />

ruidoso llevado a cabo por la región andaluza.”<br />

De la crítica del arzobispo a Nocedal, de que ha secundado los planes de Gil Robles, dice el autor:<br />

“Sabido es que Nocedal no ha querido secundar los planes de Gil Robles.”<br />

Sigue una crítica razonada y fría, pero dura, sobre la tesis de Sancha:<br />

La autoridad del Obispo está limitada a su diócesis y lo que él propone es de carácter general.<br />

Se destruye la doctrina de todos los escolásticos y teólogos y filósofos católicos modernos respecto<br />

del tirano, ya sea de régimen ya sea de usurpación. Todos admiten la resistencia así pasiva como activa.<br />

Obedecer a vuestros superiores –dice la Iglesia– incluso a los díscolos. Pero también dice que hay<br />

que obedecer antes a Dios que á los hombres. Se seguiría un absurdo: obedecer a un obispo hereje. Ofrece<br />

a continuación una serie de testimonios históricos: Nestorianismo y Eusebio... Ek contra Lutero, siendo<br />

éste aún seglar, etc.<br />

La oposición al cardenal Sancha y a sus planes se vio reflejada en un largo artículo del periódico<br />

“La Verdad”, titulado: Revelación de planes misteriosos en la cuestión católica y que toca los siguientes<br />

temas:<br />

1. Conjura terrible contra el Partido Católico<br />

“Al negociarse la Paz de París, los liberales, temiendo un levantamiento del carlismo para vengar<br />

las ofensas a la Patria, creyeron conveniente apuntalar las instituciones con un plan combinado: En<br />

Madrid, la Regencia; el Ministro de Gracia y Justicia Groizard, el Nuncio de SS y el Cardenal<br />

Sancha. En Roma, el embajador de España ante el Vaticano y Rampolla, Secretario de Estado de<br />

SS. El alma, Rampolla que enviaría instrucciones a Sancha, brazo ejecutor de este plan. Era fundar<br />

un nuevo partido católico con un periódico de gran difusión: no el mestizo partido de Pidal, ni integrista<br />

ni carlista, sino un partido católico dirigido por los Obispos, sin color político, pero adherido<br />

a las instituciones liberales alfonsinas; dirigido por los Obispos, Cardenal de Toledo, como<br />

Primado,... para encubrirlo así con el pretexto de unión de los católicos sin bandería política; un<br />

partido católico constitucional alfonsino. Sería una nueva versión del mesticismo de Pidal y Mon,<br />

pero en vez de un Pontífice levita. Pidal, un Prelado cortesano: Sancha. Abierto a los desertores del<br />

carlismo y del integrismo. Se necesitaban tres cosas: Permiso de Roma, conformidad de los com-


14 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

pañeros de Sancha en el episcopado, destruir el carlismo y el integrismo... por sorpresa, no de frente.”<br />

2. Trabajos hechos cerca del Vaticano y fracaso<br />

“El embajador de España y Rampolla han trabajado mucho para conseguir del Pontífice que mandara<br />

a los católicos españoles el reconocimiento de legitimidad de la dinastía liberal alfonsina, excluyendo<br />

al carlismo como ilegítimo. No lo consiguieron. Solo hubo mensajes de adhesión a la<br />

Regente. Tampoco en la última peregrinación española a Roma lo consiguieron: solo lograron<br />

aquello de “someterse respetuosamente al poder constituido”.<br />

3. Nuevos trabajos de zapa y fracaso de los vaticanistas<br />

Al no conseguir esto, pidieron que se autorizase un nuevo partido católico, condenando, por mandato,<br />

el carlismo. Al no conseguir el mandato, pidieron que, por lo menos, fuese “aconsejado” el<br />

nuevo partido. Pero tampoco lo consiguieron. Rampolla, en último intento, debía pedir a Sancha<br />

que explorase la opinión de los obispos españoles sobre el asunto, para que no fuese Roma la que<br />

tomase la iniciativa, sino los españoles.<br />

Sancha lo hace y pide contribución (30 o 40.000 reales) económica para el sostenimiento del periódico.<br />

Pero no pregunta, sino que da por hecho el asunto. Este taimado proceder fue descubierto por El<br />

Siglo Futuro, al publicar una carta de Valencia en que se revelaba el plan. El Correo Español también revela<br />

el secreto. Además, los obispos no estaban de acuerdo con pagar tan gran suma de dinero, ni con la<br />

ideología subyacente. El plan quedó abortado por miedo a un cisma.<br />

4. Se redoblan los esfuerzos de los vaticanistas y sufren una nueva derrota<br />

Es entonces cuando Sancha, contrariado, publica sus Consejos..., encaminados al reconocimiento<br />

de la constitución del 76: los poderes constituidos. Una hoja clandestina de Barcelona Lo Mestre Titas<br />

ironizó sobre la pastoral poniendo en contradicción los textos de Sancha con los de Sto. Tomás, Suárez,<br />

Belarmino y Balmes. Siguen muchísimos artículos contra la susodicha Pastoral en unos sesenta periódicos<br />

carlistas e integristas. Pero, sobre todo, el folleto de Sevilla “el más perfecto que hemos conocido en<br />

su género... ha traído una completa derrota a los trabajos del cardenal Sancha”, autorizado por el arzobispo<br />

de Sevilla, Spínola.<br />

Sigue la segunda pastoral de Sancha, terriblemente ofendido. Cree el autor del reportaje que esto<br />

se debe, sobre todo, a combatir al jefe del integrismo Ramón Nocedal y a que fue El Siglo Futuro el que<br />

reveló el plan secreto de la formación de un nuevo partido católico.<br />

De ser ciertas sus noticias –dice el autor del artículo– se debe su agresividad “al hecho de que el<br />

Cardenal, antes muy amigo de Nocedal, quedó poco satisfecho de éste, desde que en vísperas de formarse<br />

la concentración Silvela-Polavieja, le ofreció formar en el nuevo ministerio, con tal que se pusiese con todo<br />

el grupo integrista y abrazase la Constitución vigente: a lo cual no pudo acceder; precisamente porque<br />

así desaparecería el grupo integrista, quitando un estorbo de en medio, y no quedaría ya enfrente mas que<br />

el partido carlista, a lo cual ni pudo acceder Nocedal por parte de sus convicciones, ni por parte del grupo<br />

integrista, que lo habría abandonado desde el momento en que hubiese intentado ponerlo al servicio de los<br />

poderes constituidos.”<br />

Últimos esfuerzos de los vaticanistas fracasados. Nuestro juicio sobre la última Pastoral, que está<br />

publicada para salir del paso, pues no contesta a las Observaciones, y es un ataque visceral contra Nocedal.<br />

No está conforme con el carácter de una carta pastoral: evangélica, moral, doctrinal; son ataques<br />

personales.<br />

Que no necesita el cardenal llenar de textos para convencer a los católicos que deben obedecer a<br />

los obispos, pues esto es muy conocido, pero, esto sí, en materia de fe y costumbres, no en materia política.<br />

Tiene que definir el sentido de sus palabras.<br />

La apelación a Roma para que le digan si él o el de Sevilla tiene la razón, es inútil. Tampoco Roma<br />

habla ni se impondrá en materia política, sino en materia de fe y costumbres.... “y que nosotros ni podemos,<br />

ni debemos, ni queremos dejar de ser carlistas.”<br />

No podemos ser “reconocementeros” de los poderes constituidos.<br />

Preferimos estar con el Syllabus de Pío IX (Spínola) que con la Constitución del 76 (Sancha).


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 15<br />

Mala cosa es la alabanza de la pastoral de Sancha por parte de los periódicos liberales El Imparcial,<br />

El Heraldo, El Liberal, El País.<br />

Si no ha suspendido nunca a un clérigo por tomar parte en reuniones liberales, en Valencia suspendió<br />

a clérigos por asistir a reuniones carlistas.<br />

Fiera persecución contra los católicos<br />

La Masonería y El País atacan y persiguen lo religioso, intentando promover luchas intestinas entre<br />

miembros del clero secular y regular.<br />

Llamamientos a los católicos<br />

Tenemos que imitar a Francia, con la Gran Liga Nacional frente a masones, librepensadores, judíos,<br />

anarquistas. Y también tenemos que imitar a Inglaterra, Irlanda, Suiza, Alemania donde los católicos<br />

han obligado a veces a los gobiernos a adoptar leyes beneficiosas para la Iglesia. 40<br />

Como vemos, la situación era tensa no sólo entre la Iglesia y el anticlericalismo político, sino también<br />

entre los mismos católicos. Por eso Roma busca, por encima de todo la reconciliación entre los católicos,<br />

viendo en la sumisión a los poderes constituidos de la política canovista una buena base para este<br />

propósito.<br />

He aquí otro ejemplo de esta situación:<br />

El obispo de Málaga protesta ante el Nuncio por una carta de un capuchino, Fr. Luis de Valdilecha,<br />

publicada en el periódico integrista “El Noticiero de Málaga”, y dirigida al Gobernador de Málaga, el<br />

3 de septiembre de 1904. El periódico se cierra y el capuchino responde al Gobernador con una muy bien<br />

razonada carta, diciéndole, entre otras cosas, que el Gobernador no se ha leído el Motu Proprio de Pío X,<br />

que versa sobre la “democracia cristiana” y su regulación, pero “¿qué autoridad ha dicho jamás que estamos<br />

obligados a ser demócratas?” El periódico –dice– habla sobre la “lenidad de los Prelados”: “La Iglesia<br />

no ha podido sustraerse a la atmósfera pestilente que se respira”. 41<br />

Observa el obispo de Málaga lo divididos que están los católicos y el fuerte integrismo de algunos<br />

periódicos. 42<br />

En Valencia hay también opositores al cardenal Sancha: José Domingo Corbató, carlo-integrista<br />

escribe un libro titulado Los consejos del cardenal Sancha o apología católica del carlismo (1899). Este<br />

Corbató era un religioso exclaustrado y exiliado en París.<br />

Incluso, un beneficiado de Toledo se atreve a dirigirse a la Congregación del Santo Oficio haciendo<br />

la siguiente consulta sobre el folleto de Sancha Los consejos...:<br />

“Utrum cives catolici possint directe approbare, recognoscere aut stabilire potestatem supremam<br />

quae injuste et illegitime rerum potia est, atque fidem catholicam bonumque commune… vertit.” 43<br />

La respuesta fue política: “Aténgase a la doctrina de los Santos Padres de la Iglesia.”<br />

Como vemos, se utilizan aquí algunas doctrinas tradicionales de la Iglesia –ya desde sto. Tomás,<br />

Suárez y Mariana, sobre la tiranía del poder constituido–, pero enfocadas desde otras perspectivas (carlismo,<br />

integrismo) y en situaciones políticas muy determinadas, cuyo uso lo hacen, cuanto menos, cuestionable.<br />

No sólo se ataca al poder civil, sino y con bastante agresividad a la jerarquía por su falta de criterios<br />

unificadores. Hay felicitaciones a uno que escribe Observaciones al capítulo XIII del opúsculo del<br />

Cardenal Sancha, diciendo de ellos que es un “ilustrado y valiente andaluz y que ha recibido mil plácemes<br />

de varios Prelados de la Iglesia... Los príncipes de Israel están hoy discordes en puntos de doctrina”.<br />

44<br />

__________<br />

40<br />

ASV, NM, 630, 25.<br />

41<br />

ASV, NM, 657, 27-32.<br />

42<br />

ASV, NM, 657, 26-27. Pueden verse en V. Cárcel [Escritos del Vedat 10 (1980) 107-128] una serie de informes, y la<br />

odisea de su localización, que tratan sobre la situación de la iglesia española, redactados por Antonio Vico. El primero de ellos se<br />

ocupa con realismo y cierta crudeza de los obispos y de los capítulos en España, diciendo entre otras lindezas: “teniendo presenti le<br />

esigenza di questa o di quella situazione política che presieduto alla nomina di varî vescovi, senza che la Santa Sede e la Nunciatura<br />

abbiano potuto opponere motivi canonici alla nomina dei medesimi.” (Ib. 114). También se fustiga a ciertos canónigos por sus ausencias<br />

injustificadas al coro.<br />

43<br />

España Cristiana (en adelante EC). EC (5 de agosto de 1899), n.º 444, p. 3561.<br />

44<br />

EC (8 de julio de 1899), nº 440, p. 3528.


16 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

El periódico “El Nacional”, de tendencia liberal, informa sobre las maquinaciones entre Rampolla<br />

y Merry del Val, 45 Sancha, Silvela, Morgades y Polavieja. Parece ser que Roma ha llamado al orden a los<br />

Prelados españoles, que no son dinásticos, entre ellos a un cardenal, previniéndoles de que no pongan dificultades<br />

a los Consejos del Primado de España, Sancha. 46<br />

En Valencia la situación no era distinta. Los integristas se oponen a todo lo que huela a liberal. Esto<br />

lo pudo percibir en sus propias carnes D. Roque Chabás, a quien España Cristiana pone de vuelta y<br />

media por su iconoclasia contra las reliquias de los santos de Alzira, Bernardo, María y Gracia, y por su<br />

puritanismo histórico-científico que echa por tierra tradiciones venerables entre el pueblo. A favor de este<br />

gran historiador valenciano se levantó la voz de D. Teodoro Llorente que desde su periódico “liberal” defiende<br />

la romanidad, apostolicidad y catolicidad de D. Roque.<br />

Castellote era buen amigo de D. Teodoro, a quien le dedica un ejemplar de la edición de sus Conferencias<br />

científico-religiosas, 47 pronunciadas y editadas en Madrid. Era Castellote, como vemos, una figura<br />

que no quiso nunca formar tomar con los intransigentes e integristas, a pesar de que se mantiene en<br />

buena amistad con el poderoso y polémico director de la España Cristiana, Gascó, pero sin participar en<br />

sus modos agresivos, y, al mismo tiempo, busca la relación con personajes más liberales, pero que por su<br />

altura intelectual y buen sentido querían contribuir al bien de la Iglesia y de España con métodos que estaban<br />

en esta época algo vedados: los de la razón, el estudio, la investigación y el trabajo. Castellote no<br />

nació en buenos momentos y su figura era como un oasis en medio de un mar de insultos, agresiones y<br />

apologética descabellada.<br />

Otro Papa que gobernó la Iglesia en los últimos años del obispo Castellote fue Pío X (1835–1914),<br />

proclamado Papa en 1903, a la muerte de León XIII. Castellote guarda muy buenos recuerdos de este santo<br />

pontífice. Fue obispo de Mantua desde 1884, y arzobispo cardenal de Venecia desde 1893. Fomentó la<br />

disciplina eclesiástica y se esforzó en combatir el modernismo.<br />

II. SITUACIÓN CIENTÍFICO–FILOSÓFICA DURANTE LA<br />

SEGUNDA MITAD DEL S. XIX EN EUROPA<br />

El completo estudio antropológico que Castellote publicó, después de haberlo dado a conocer en<br />

forma de conferencias cuaresmales en la Catedral de Madrid, al tomar posesión de su canonjía por oposición,<br />

siendo obispo de esta ciudad el Sr. Sancha, nos impone que presentemos la situación científico–<br />

filosófica en la segunda mitad del siglo XIX en Europa.<br />

El hecho mismo de haber sido el mismo Castellote el que decidió el tema de las conferencias cuaresmales<br />

nos muestra el interés que despertaban en su ánimo estas debatidas cuestiones antropológicas, y<br />

la importancia que daba a su conocimiento para un fructífero diálogo entre fe y ciencia. El título, poco<br />

afortunado, por cierto, de Conferencias científico–religiosas ha ocultado por mucho tiempo que se conociera<br />

su verdadero contenido, que no es ni más ni menos que una completa antropología científico–<br />

teológica, sin escamotear ninguno de los temas, por comprometidos que éstos pudieran parecer a una concepción<br />

teológica de aquellos tiempos. Su conocimiento de las lenguas francesa, alemana, griega e italiana<br />

le permitieron bucear en los mismos textos originales, aunque algunas veces se sirva de ensayos o de<br />

obras que sintetizaban la situación de entonces. Éste es el caso de la obra de Ja<strong>net</strong>, Le materialisme contemporain<br />

(Paris 1984) 48 o de Pesch, Institutiones Philosophiae Natauralis, (Fribourgi Brisgoviae, 1880).<br />

Las muchas citas de autores de obras científicas, sobre todo franceses, alemanes e italianos, nos<br />

pone de manifiesto su capacidad de dialogar con las corrientes más opuestas a la entonces vigente concepción<br />

científica y a su deseo de cohonestar la ciencia y la fe.<br />

Raro parece que en una cátedra de la Catedral de Madrid, en unas conferencias cuaresmales, se diserte<br />

sobre un tema antropológico, en el que se discuten temas científicos. Así lo reconoce Castellote, al<br />

__________<br />

45<br />

Los periódicos integristas, como “España cristiana” suelen disculpar de la situación a León XIII, pero atacan duramente a<br />

Merry del Val y a los católicos liberales, diciendo de ellos que “son peores que los demonios de la Commune.” [EC (23 de agosto de<br />

1899), nº 451, p. 3611].<br />

46<br />

Citado en EC (10 de junio de 1999), nº 436, p. 3492.<br />

47<br />

Cf. Bibliografía.<br />

48<br />

Trad. castellana: El materialismo contemporáneo (Valencia, Biblioteca de filosofía contemporánea, 1877). Versión de<br />

Aguilar y Lara, 170 págs.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 17<br />

comienzo de la primera conferencia: “No es frecuente –dice– en España traer a esta cátedra las cuestiones<br />

que se agitan en el vasto campo de las ciencias experimentales.” Y la razón que aduce es “la fe proverbial<br />

de nuestro pueblo” y que “son pocos los que abiertamente y en nombre de la ciencia, han combatido aquí<br />

sus creencias.”<br />

1. Situación general<br />

La filosofía alemana, después del idealismo hegeliano, recorre caminos contrapuestos, aunque todos<br />

ellos derivados del mismo Hegel: la izquierda –que pronto discurrirá hacia una extrema izquierda– el<br />

centro y la derecha hegeliana. La izquierda contó, en primer lugar, con Michelet de Berlín y Strauss,<br />

quienes negaron tajantemente la personalidad divina y la inmortalidad del alma humana. Sin embargo,<br />

permanecieron fieles a la distinción hegeliana entre la idea y la naturaleza, la lógica y la física, el espíritu<br />

y la materia. Pero la extrema izquierda pierde de vista esta concepción. Esto es lo que hicieron L. Feuerbach<br />

(“¡Sólo el hombre es el <strong>salvador</strong> verdadero!”), L. Büchner, Bruno Bauer, Max Stirner (el predicador<br />

de la autolatría: “Quisquis sibi Deus”) y Arnold Ruge (“el ateismo es un sistema religioso”) 49 , entre otros.<br />

En medio de este cambio, cobra importancia la figura de Schopenhauer, que había vagado sin<br />

rumbo en busca de una nueva filosofía opuesta a Hegel, pero su vigencia duró poco. La comunidad científica<br />

se iba inclinando hacia una nueva forma de pensar en la que dominaban las ciencias de la naturaleza.<br />

¡Era demasiado idealista este Schopenhauer, tan cercano a Kant y a Fichte, aunque bien a su pesar!<br />

Esta izquierda pronto (1848) pasó de ser una antropología filosófica a convertirse en una izquierda<br />

revolucionaria, uniéndosele el ateísmo y el “socialismo” de aquel entonces. Así Lassalle y su escuela,<br />

que, junto con la de Proudhon, formaron un grupo materialista y revolucionario, pero todavía dentro de un<br />

materialismo abstracto.<br />

¿Por qué precisamente en Alemania, nación dada hasta entonces al idealismo y al misticismo, se<br />

introduce este craso materialismo, importado, en parte, desde Francia? ¿Es suficiente aducir como causa<br />

el retorno a la pura experiencia y al método científico experimental? No en Alemania, donde incluso la<br />

misma experiencia estaba sometida, desde Kant, a la interpretación trascendental. La experiencia inmediata<br />

nada dice respecto del materialismo, pues éste es ya una interpretación de la experiencia. Más bien<br />

creemos que la recrudescencia de este sistema filosófico en Alemania se debe, como dice P. Ja<strong>net</strong>, a “la<br />

tendencia a la unidad. Quiérense explicar todas las cosas por una sola causa, por una sola ley.” 50<br />

La derecha hegeliana estaba representada por Fichte (Anthropologie, die Lehre der menschlichen<br />

Seele, 1861), Zeissin, Oken, Oerstedt, Burdach, Carus y Müdler que se adhieren a la corriente espiritualista.<br />

Podemos distinguir, en primer lugar, un materialismo teórico-práctico. El materialismo teórico es<br />

o científico –y, como tal, se apoya en los experimentos parciales de la investigación físico-química–, o<br />

histórico. El materialismo descansa en el desconocimiento del yo pensante; el hecho de que el pensamiento<br />

y la conciencia estén relacionados con la presencia de materia (cerebro), no demuestra para nada la<br />

esencia del pensar, de su aparición y de su sentido, ni siquiera de su concepto más elemental. El materialismo<br />

histórico considera la economía como fundamento de toda la cultura espiritual. El materialismo teórico<br />

puede ser considerado o como una orientación metafísica o como un principio regulativo. Como<br />

principio regulativo sólo significaría el sistema de considerar en toda investigación que la materia es la<br />

única cualidad del ser y que esto sería suficiente para la explicación de todo. Como dirección metafísica,<br />

el materialismo ha adoptado una forma monística y una dualística. Según la forma dualística (Demócrito,<br />

Epicuro) hay dos formas esencialmente diferentes de materia: una burda y una fina (materia corporal y<br />

materia anímica). Según la concepción monística, toda materia es exacta y esencialmente igual (Hobbes,<br />

Vogt, Moleschott, Büchner, etc.). Dentro de esta concepción se pueden considerar tres formas distintas de<br />

entender la materia, de las cuales la forma atributiva concibe lo espiritual como una cualidad de la materia.<br />

51<br />

__________<br />

49<br />

Cfr. M. Saint-René Taillandier, Revista de dos mundos (15 julio 1874). Citado por P. Ja<strong>net</strong>, El materialismo contemporáneo,<br />

Valencia 1877, pp.5ss.<br />

50<br />

O.c., p. VII.<br />

51<br />

Cfr. Lange, Geschichte des Materialismus und Kritik seiner Bedeutung in der Gegenwart, 1866, y otras ed. más recientes.-<br />

O. Frank, Die Allmasse. System eines qualitativen Materialismus, 1926.


18 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Pero se fue forjando otro tipo de materialismo que prácticamente sólo reconocía validez a las ciencias<br />

experimentales, sobre todo a la fisiología. Para Büchner, por ejemplo, toda la Naturphilosophie no es<br />

más que “un término de desprecio para la ciencia.”<br />

Durante la segunda mitad del siglo XIX recorre la Europa central, sobre todo Francia y Alemania,<br />

esta corriente científico–filosófica que se ha denominado “materialismo”, esa cosmovisión, según la cual<br />

no hay más realidad que la materia, de manera que también el alma, el espíritu y el pensamiento son considerados<br />

como fuerzas o movimientos de la materia.<br />

Hubo, como veremos más adelante, una famosa discusión sobre el materialismo en Alemania. Esta<br />

discusión tuvo lugar a mediados del siglo XIX entre el zoólogo Carl Vogt –profesor de Zoología en Giessen<br />

y Ginebra y uno de los principales representantes (junto con Büchner y Moleschott) del materialismo<br />

del XIX, y, después, del darwinismo, y discípulo de Agassiz 52 – y el fisiólogo de Gotinga, Rudolf Wagner,<br />

así como entre Jakob Moleschott y el químico Justus Liebig.<br />

Rudolf Wagner habló, en 1854, en la asamblea de científicos celebrada en Gotinga, sobre “la creación<br />

del hombre y la sustancia del alma”, defendiendo así la cosmovisión cristiana. Fue publicado en dos<br />

escritos posteriores: 1854 y 1857. Wagner postulaba una duda metódica en ciencia y una fe sencilla (fe de<br />

carbonero). La fe de carbonero significa una fe ciega en los dogmas de la Iglesia. Un carbonero (Köhler)<br />

preguntó en cierta ocasión a un teólogo qué era lo que él creía y éste el contestó: “lo que cree la Iglesia”.<br />

Y siguiendo con las preguntas, insistió el carbonero ¿Y en qué cree la Iglesia? Y la respuesta del teólogo<br />

fue: “Lo que yo creo”.<br />

Sobre el tema, Lutero ya había dado su opinión en su Warnungsschrift (1533).<br />

En Über Wissen und Glauben mit besonderer Beziehung auf die Zukunft der Seelen (1854) siguió<br />

Wagner defendiendo la fe de carbonero.<br />

Carl Vogt, a quien Wagner había atacado, se defendió en su libro apologético Köhlerglaube und<br />

Wissenschaft (1854) y tomó una postura claramente materialista en sus sucesivos escritos.<br />

A la obra de Justus Liebig, Chemische Briefe (1844), contestó Moleschott con su libro Der Kreislauf<br />

des Lebens (1852).<br />

Moleschott, fisiólogo, materialista, docente en Heidelberg fue amonestado por su materialismo;<br />

después fue profesor en Zürich, Turín y Roma. Defiende la idea de que la actividad cerebral depende de<br />

la presencia de fósforo: “Sin fósforo no hay pensamiento” (Ohne Phosphor kein Gedanke).<br />

Podemos afirmar que las tendencias idealistas iban poco a poco sufriendo un desgaste significativo,<br />

tanto en filosofía como en política, ya por los años 1848–49. Por otra parte, se percibe un desarrollo<br />

de la técnica y de la “cultura material”, que intenta sustituir los intereses poéticos, especulativos y religiosos<br />

del romanticismo. Fueron precisamente los investigadores de la naturaleza los que, apoyados primeramente<br />

en la Naturphilosophie de Schelling y de Hegel, quisieron ver en esta naturaleza algo más que relaciones<br />

de ideas divinas o juegos de formas.<br />

2. El positivismo evolucionista<br />

W. Hamilton (1788–1856) desarrolla en Inglaterra una filosofía de la “creencia”: lo absoluto no es<br />

cognoscible, sólo es “creíble”, preparando así el camino al agnosticismo de H. Spencer (1820–1903),<br />

quien, a su vez, será el pionero de la nueva ley de la evolución, como fundamento de toda filosofía, biología,<br />

psicología y ética.<br />

Siguieron la obra de Spencer Th. Huxley (1825–1895), para quien cualquier resto de religiosidad o<br />

de romanticismo spenceriano quedan relegados al olvido.<br />

Dentro de este positivismo, pero con significativas diferencias con respecto al materialismo reinante,<br />

está la obra de Claude Bernard (1813–1878). Para él no todo se explica por medio de las ciencias experimentales<br />

y menos de las materialistas, pues, aunque la ciencia es necesaria, no debe reducirse la realidad<br />

a puro materialismo biológico. Hay que clarificar, antes que todo, la metodología propia de cada una de<br />

las ciencias en cuestión, dando a cada una de ellas sus propios medios. Pasteur (1822–1895) descubre la<br />

existencia de los microbios, desarrolla métodos para evitar las infecciones en las intervenciones quirúrgi-<br />

__________<br />

52 C. Vogt escribió su biografía: La vie d’un homme (1896).


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 19<br />

cas y su obra fue, sobre todo, tenida en cuenta en la negación de la por aquel entonces resucitada generación<br />

espontánea.<br />

En E. Renan (1823–1892) había influido la obra del materialismo químico de Berthelot (1827–<br />

1907), dándole alas para una concepción puramente cientista, aunque plagada aún de nostalgias espiritualistas:<br />

incluso la religión no es más que “la organización científica de la humanidad”. Su crítica del cristianismo<br />

(Vida de Jesús, Orígenes del cristianismo) nace de esta misma concepción: no hay nada sobrenatural,<br />

todo se puede explicar desde ideales morales puramente humanos.<br />

Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo una revolución técnica, posibilitada por los innumerables<br />

y espectaculares descubrimientos científicos, sobre todo en biología, neuropsicología, psicofísica<br />

(ciencia inventada en esta época con Weber y Fechner), psicología neurológica, química aplicada a la<br />

agricultura, etc.<br />

La obra de Lamarck Philosophie zoologique (1809) pretendía explicar la transformación de las especies<br />

por su poder de adaptación al medio ambiente. Sin embargo, su obra fue muy criticada, hasta por el<br />

mismo Comte. En 1850 publica Darwin su gran obra El origen de las especies, en la que mostraba que las<br />

leyes que rigen la evolución son la lucha por la vida y la selección natural, a través de las variaciones genéticas.<br />

Con él llega el evolucionismo a su mayoría de edad creándose un nuevo sistema científico–<br />

filosófico, aunque Darwin siempre se mantuvo al margen de un craso materialismo biologista, sobre todo<br />

en lo que al hombre respecta.<br />

Habían ya conocido Alfred Russel Wallace (1823–1915) y E. Haeckel (1834–1919), antes que el<br />

mismo Darwin, la transformación de las especies biológicas, siendo éste después un ferviente seguidor de<br />

Darwin. Y fue Haeckel el que más influyó en España, que conoció el evolucionismo más bien desde<br />

Haeckel que desde el mismo Darwin. Para Haeckel el evolucionismo no es sólo una manifestación de la<br />

ciencia experimental, sino que constituye el fundamento de un monismo filosófico total, en el que están<br />

de más Dios, el alma y la misma libertad. Este intento globalizador y precipitado, animado por una especie<br />

de “fe en la ciencia” trajo, en ocasiones, el descrédito a la auténtica ciencia, al creer suplantar la religión<br />

por la ciencia, como ya había anunciado el mismo Renán en El porvenir de la ciencia (1890).<br />

Ya en 1839, Schwann reconoce, gracias al uso del microscopio, la célula como el elemento principal<br />

del organismo vivo, animal y humano. La obra de Liebig Chemische Briefe descubre los fundamentos<br />

químicos de la fisiología vegetal y animal (1844). Con él nace la química como ciencia independiente en<br />

el primer laboratorio alemán en Giessen. Schleiden, por su parte, se opone vigorosamente a la “fuerza vital”<br />

(Lebenskraft) que intentaba ser la explicación de la vida. Faraday descubre la unidad y la interacción<br />

de todas las fuerzas de la naturaleza y Robert–Mayer (1814–1878) es el descubridor de la conservación de<br />

la fuerza, al detectar que el movimiento se transforma en calor. También por entonces Humboldt escribe<br />

su obra Über die Erhaltung der Kraft (1847). Weber (1795–1878) y Fechner (1801–1887) introducen la<br />

medición en psicología, poniéndole el último su expresión matemática. Había nacido, como bien dice<br />

Castellote, la Psicofísica. Con Wundt, la “psicología sin alma” –expresión poco afortunada para su obra–<br />

alcanza una dimensión científica, pero sin perder, por ello, su rasgo espiritualista al conceder suma importancia<br />

a la experiencia inmediata, esto es, a la conciencia, que había sido reducida a mera manifestación<br />

neurológica. Para Wundt la idea de Dios sigue vigente como expresión o idea–límite del progreso humano.<br />

Castellote se recrea citando famosos descubrimientos con los que se demostraba que la química es<br />

capaz de producir sintéticamente elementos nuevos; que la fisiología ha descubierto que muchas funciones<br />

orgánicas se pueden explicar como funciones químicas.<br />

Por todo ello, la ciencia de la naturaleza redescubre los principios que había tenido en el siglo<br />

XXVIII. El mismo Faraday nos dice que la cantidad y la dirección son los materiales con los que se construye<br />

el mundo. A estos investigadores, por lo general, les unía un elemento común: no sólo estaban preocupados<br />

por la ciencia experimental, sino que intentaban establecer una nueva epistemología o teoría del<br />

conocimiento. El mismo Helmholtz desarrolló una teoría de este tipo.<br />

Se iba abriendo paso un nuevo materialismo, desde La Metrie, Moleschot, Vogt, Büchner, Czolbe<br />

y Strauss, que son los nuevos pioneros de la ciencia biológica, llegando a afirmaciones tales como que la<br />

materia dotada de movimiento es la base del universo, que sin fósforo no hay pensamiento, como ya hemos<br />

dicho, y que el cerebro segrega pensamiento como los riñones, orina. El hombre es para todos ellos<br />

la suma de muchos elementos y la química la ciencia más alta y sublime de todas. La materia no es pen-


20 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

sable sin fuerza (que viene a sustituir al espíritu), formando una unidad indisoluble, con lo que el materialismo<br />

se transforma en monismo (Büchner).<br />

Ya hemos hablado antes de la famosa discusión habida en Göttingen (1854) entre el fisiólogo<br />

Wagner y el zoólogo Karl Vogt sobre la constitución del hombre. Wagner pronuncia una conferencia<br />

(Menschenschöpfung und Seelensubstanz), intentando defender la correlación positiva entre el relato bíblico<br />

sobre la creación y la ciencia, pero sólo concede a la fe un valor mínimo y superficial: “la fe de carbonero”<br />

(Köhlerglaube). La oposición de Vogt no se hizo esperar, proclamando abiertamente en su escrito<br />

Köhlerglaube und Wissenschaft que “el pensamiento tiene las mismas relaciones con el cerebro que la<br />

bilis con el hígado y la orina con los riñones”. No hay ni inmortalidad del alma ni sustancia anímica: todo<br />

es química y fisiología.<br />

Büchner se relaciona con Vogt y con Moleschott, dando a la imprenta uno de los libros más conocidos<br />

y traducidos de la época: Kraft und Stoff (1854), participando de un materialismo fisiologista, según<br />

el cual la máquina del organismo produce una suma de efectos, de la misma manera que la máquina produce<br />

vapor, y que llamamos “alma” o “pensamiento”. Su monismo materialista queda de manifiesto al<br />

afirmar que fuerza y materia son sólo dos aspectos de un mismo y único principio original. No es, sin embargo,<br />

Büchner tan burdamente materialista como Vogt, pues afirma que no hay que traspasar nunca los<br />

umbrales de la experiencia, por lo que el misterio de la vida persiste: “La acción de una máquina de vapor<br />

no debe confundirse con el vapor”. “El pensamiento no es ni físico ni visible como la orina o la bilis”. Pero<br />

en su intento de establecer una nueva epistemología se queda en niveles bastante superficiales. En las<br />

repetidas citas de Schopenhauer que hace Büchner, éste nos lo intenta presentar a aquél como una autor<br />

“asequible” (¡) al gran público, sin darse cuenta de que el sistema del pesimista autor alemán es un claro<br />

idealismo, fruto de la influencia kantiana, y que algunos han considerado como reaccionario.<br />

En los primeros capítulos trata el libro de Büchner sobre la materia; la materia y el movimiento; la<br />

materia y la vida. En ellos expone los principios de la materia: está “fuera de nosotros”, “no hay dos cosas:<br />

calor y luz, sino una sola, que se diversifica en los órganos de los sentidos”; admite la divisibilidad de<br />

la materia, renunciando al atomismo. La materia y el movimiento están íntimamente unidad entre sí. Muchos<br />

físicos –dice– se ven obligados a interpolar términos metafísicos y crípticos en sus exposiciones.<br />

Sobre el importante tema de las relaciones entre materia y vida, éstas son sus ideas principales: hay generación<br />

espontánea; la vida es una propiedad de la materia o el resultado de algunas de sus propiedades<br />

dadas en ciertas condiciones.<br />

Los últimos capítulos de este libro tan difundido tratan sobre la inmortalidad del alma, el innatismo,<br />

las diferencias entre hombre y animal.<br />

Incluso los críticos de este libro, como Ja<strong>net</strong>, reconocen en este autor una nobleza y claridad de<br />

exposición: “...conservan... el candor..., la hombría de bien y la falta total de hipocresía y de disimulo.<br />

Ofrece grandes ventajas para la crítica, porque así puede tomar ésta las cosas tal como se dicen, sin necesidad<br />

d andar buscando sentidos ocultos.” “Libro corto, conciso, claro y bien compuesto; no tiene “esos<br />

fantasmas invisibles que, flotando entre el materialismo y el espiritualismo, no nos permiten atacarles por<br />

ningún sitio.” 53<br />

Otros autores, como M. Spietz, escribieron sobre temas relacionados con la fisiología. Así. Fisiología<br />

del sistema nervioso.– Sobre las condiciones corporales de la actividad del alma. Y E. Loewenthal<br />

publicó un libro, elogiado por el mismo Feuerbach, titulado Materialismo creyente.<br />

Casi todos estos nuevos científicos decimonónicos tienen una sensibilidad por el hombre y son defensores<br />

de la verdad humana, pero les falta esta virtud ante la ética y la sociología.<br />

Por aquella época se hizo famosa la obra de fisiólogo alemán E. Du Bois–Reymond: Die sieben<br />

Welträtsel (Los siete enigmas del mundo), en la que enumeraba los siete grandes problemas insolubles para<br />

la ciencia: El origen de la materia y de la fuerza; el origen del movimiento; el origen de la vida; la finalidad<br />

en la naturaleza; el origen de la conciencia y de la sensibilidad; el origen del pensamiento racional y,<br />

por último, la libertad. Fue precisamente E. Haeckel (1834–1919) quien pretendió dar una respuesta a estos<br />

enigmas: cortó el lazo gordiano reduciéndolo todo a un evolucionismo materialista. Lo hizo famoso su<br />

“Ley biogenética fundamental”, según la cual la ontogénesis es una repetición de la filogénesis.<br />

Aunque hasta ahora hemos hablado sobre todo de Alemania, la verdad es que el materialismo<br />

francés, apoyado en las investigaciones naturales, fue el que influyó en Alemania. La entrada en Alema-<br />

__________<br />

53 Ja<strong>net</strong>, Historia del materialismo contemporáneo, o.c., pp. VI.37.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 21<br />

nia del materialismo se produjo en la revolución de julio de 1830. Czolbe cree que D. F. Strauss es el padre<br />

del materialismo alemán, mientras que otros otorgan esta paternidad a Feuerbach. Lo que distingue,<br />

sin embargo, a los materialistas de Feuerbach es que éste pone al hombre como el “único, universal y más<br />

alto objeto de la filosofía”, mientras que los materialistas ven al hombre como una “ola” en el piélago de<br />

la naturaleza material. La naturaleza del hombre es para ellos sólo un caso especial de la fisiología, como<br />

el pensamiento lo es de la cadena de procesos físico–vitales. Feuerbach cae, por otra parte, en el realismo<br />

acrítico: en la percepción se da una manifestación adecuada y total del ser. Su sensismo se acerca en esto<br />

a los materialistas.<br />

Todo parece como si las ideas de la nueva ciencia alemana hubiesen reproducido el pensamiento<br />

positivista de Comte.<br />

Richet, Beaunis, Besson, Cuvier, Delboeuf, Dufay y otros muchos realizaron en Francia valiosos<br />

experimentos que promocionaron la técnica aplicada a la agricultura, a la minería y a la medicina. 54<br />

Cabanis ofreció ya una filosofía materialista, mientras en Alemania dominaban aún Schiller y Fichte<br />

como idealistas. A partir de Cabanis, prevalece la idea de una reducción de las funciones espirituales<br />

a la actividad de un sistema nervioso, que tiene a la fisiología como ciencia madre. Este materialismo<br />

francés es tanto más fuerte cuanto sus defensores no se preocupan de concienciarse de que están en realidad<br />

ofreciendo una concepción filosófica del hombre y de la vida. La lucha filosófica subyacente es más<br />

importante en Alemania que en Francia y en la misma Inglaterra, seguramente porque al genio alemán le<br />

es más grata la discusión filosófica que la puramente experimental. Sin embargo, parece bastante probable<br />

que fue el mismo idealismo alemán el que preparó el camino al materialismo europeo. No se puede,<br />

con todo, negar en absoluto que en Alemania no hubiese habido siempre un interés especial por las cuestiones<br />

científico–naturales, pero, de alguna manera, quedaba ocultado por la afición a un pensamiento<br />

más especulativo y ético.<br />

Kant, Herder y Goethe tienen claras insinuaciones naturalistas y el mismo Kant, en uno de sus periodos<br />

se acerca bastante al materialismo. Incluso los filósofos de la Naturphilosophie muestran signos de<br />

aprecio por la experiencia.<br />

Pero, poco a poco, la filosofía metafísica y el chauvinismo alemán van haciendo lugar a las nuevas<br />

cosmovisiones. La poesía de Heine empezaba a cansar a los espíritus científicos. Alemania dudaba de su<br />

futuro y veía en Francia un modelo a seguir como nación progresista. Figuras como Fleurens, Margendie,<br />

Leuret, Longet y otros muchos son prueba del desarrollo científico francés y, como hemos dicho, fueron<br />

los que prepararon el camino a Vogt y a Moleschott. La “psicología” sin alma de Francia pasó también<br />

pronto a Alemania.<br />

En 1838 aparece en Alemania la traducción de la obra del insigne estadístico Quételet Über den<br />

Menschen, en la que este famoso astrónomo belga, fundador de la estadística moderna, intenta hacer una<br />

teoría de la naturaleza de los actos humanos sociales, apoyada en la investigación estadística. De este análisis<br />

estadístico surgen tendencias fatalistas y la negación de la libertad humana, aunque el propio Quételet<br />

deja siempre su lugar a ésta, como una “causa accidental”, en medio de las leyes de la naturaleza, cuya<br />

fuerza queda neutralizada por la “ley de los grandes números”. El antiguo y siempre nuevo problema de<br />

la dialéctica entre necesidad y libertad vuelve a aparecer, como lo hizo ya en el Renacimiento.<br />

En Italia, Cesare Lombroso (1836–1909) reducía a características psicofísicas la criminalidad, con<br />

lo que se constituye en el fundador de la escuela positivista del derecho penal, poniendo en entredicho la<br />

misma libertad del hombre y el sistema de castigos sociales.<br />

A todo esto se unía el hecho de que los nuevos descubrimientos físico–químicos ofrecían buenas<br />

perspectivas a la industria, sobre todo a la agricultura.<br />

El gusto por la religión romántica y poetizada iba a su vez desapareciendo, dejando así un mayor<br />

hueco al materialismo. Hengstenberg, desde Berlín, y la Tübinger Schule desarrollan una crítica fría a la<br />

Biblia y a la historia de la iglesia. En 1835 –año en el que se inauguró el primer ferrocarril en Alemania–<br />

aparecen los escritos de Mundts Madonna y Gutkows Walley, que fueron condenados y su autor encarcelado<br />

por sus ataques al cristianismo. La obra de Strauss Leben Jesu también tuvo una gran relevancia por<br />

su crítica al cristianismo. Strauss figura así al frente de una crítica a la religión, comenzada en Inglaterra y<br />

continuada en Francia.<br />

__________<br />

54 El lector puede ver en el apéndice final una lista de los autores citados en la obra de Castellote Conferencias científico–<br />

religiosas..., en la que se aportan datos biográficos y un breve resumen de sus investigaciones.


22 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

También se urgía una política mejor y más acomodada a los tiempos. Los escritos de la Neues<br />

Deutschland aparecen con toda su fuerza.<br />

Sin embargo, el espiritualismo no había muerto del todo y la derecha hegeliana seguía adelante<br />

con nuevos intentos apologéticos. Su punto de partida era el reconocimiento de un Dios personal. Así M.<br />

Fichte, hijo, (1796–1879), con sus obras Anthropologie, die Lehre der menschlichen Seele (Leipzig 1856,<br />

1861).– Esbozos de un sistema de filosofía (1833–1846).– Psicología (1864-1873), etc. intenta subrayar el<br />

finalismo en toda la naturaleza, de manera que haga posible la existencia de la vida espiritual, que en el<br />

hombre actúa mediante una fuerza espiritual superior. Rudolf Hermann Lotze (1817–1881) escribe su<br />

gran obra Microcosmos (1856–1858), a la que sigue Metafísica (1841). En ellas afirma que el espíritu no<br />

está reñido con el materialismo, pues la misma naturaleza manifiesta en su orden su subordinación a un<br />

plan racional, del que Dios es la causa. También M. Ulrici (1806–1884), en Halle, es partidario de un<br />

cierto espiritualismo (Gott und Natur). Lo mismo Wirth, que, junto con Ulrici, fueron redactores de la revista<br />

fundada por M. Fichte (Zeitschrift für Philosophie und philosophische Kritik¸ Halle); M. Zeising<br />

combate el materialismo en varios artículos de esta revista. El espiritualismo se encuentra también representado<br />

en la escuela de Herbart, representada sobre todo por M. Drobisch, cuya obra sigue M. Ritter, ese<br />

gran historiador de la filosofía. Hermes (1819–1880), en Berlín; MM. Schaller, Leib und Seele (Weimar<br />

1860) y Das Seelenleben des Menschen (Weimar 1860) (trad. española Vida espiritual del hombre);<br />

Westhoff, Stoff, Kraft und Gedanke (Münster 1862) (trad. esp. Materia, fuerza y pensamiento); Drossbach,<br />

Esencia de la inmortalidad individual; Dr. Michelis, El materialismo erigido en artículo de fe del<br />

carbonero; Schellwein, La crítica del materialismo; Zeising; Africano Spir (1837–1890); E. Hartmann,<br />

Filosofía del inconsciente (1869) que defiende una filosofía como síntesis del espíritu absoluto hegeliano;<br />

Eucken y otros.<br />

También en Francia cunde el espiritualismo con Jules Lequier (1814–1862), defendiendo una filosofía<br />

de la conciencia, cuyo elemento insustituible es la libertad. Lo mismo piensan Charles Sécrétan<br />

(1815–1895) en su obra La filosofía de la libertad (1840) y Felix Ravaisson–Mollien (1813–1900), influenciado<br />

por Aristóteles: Ensayo sobre la filosofía de Aristóteles (1837–1846) y por Pascal: La filosofía<br />

de Pascal (1887). A éstos se unieron Jules Lachelier (1832–1918), J. Jaurés (1859–1914), Emile Boutroux<br />

(1845–1921), Octavio Hamelin (1856–1907), etc.<br />

En Inglaterra figuran como espiritualistas J. Balfour (1848–1930), que escribe, entre otras obras,<br />

Defensa de la duda filosófica (1879), C. C. J. Webb: Los problemas de la relación entre hombre y Dios<br />

(1911), etc., J. Ward (1834–1925): Naturalismo y agnosticismo (1899), etc.<br />

En los Estados Unidos de América el romanticismo inglés y la filosofía hindú influyeron en la<br />

ideología de Ralph Waldo Emerson (1803–1882), cuya obra El espíritu de la naturaleza (1836; trad. castellana:<br />

Buenos Aires 1999) intentaba poner de manifiesto un nuevo “trascendentalismo” con rasgos panteístas<br />

(“el alma es Dios”). Otros personajes de esta ideología en las colonias inglesas independizadas fueron<br />

M Fuller, Th. Parker, W. Ellery y H. David Thoureau.<br />

Los católicos no se quedaron atrás, partiendo de Bolzano (1781–1848) en Praga; Rosenkrantz<br />

(1821–1874), en Munich; Günther (1783–1863), en Austria, proponiendo este último un curioso dualismo<br />

entre materialismo y espiritualismo, entre Dios y el mundo: en la naturaleza tienen vigencia los principios<br />

de Schelling y Hegel, pero no en el espíritu. Esto le valió ser condenado por hereje.<br />

Italia está representada por Pietro Mari<strong>net</strong>ti (1871–1943): Introducción a la metafísica (1904),<br />

etc.; Varisco Carabellese (1850–1933): Conócete a ti mismo (1912), etc.<br />

La crítica del materialismo se diluye muchas veces en medio de la disputa entre espíritu y materia<br />

a favor de una ciencia de características comtianas con una gran dosis de experimentación, que intenta<br />

equilibrar el gran peso de formalismo metafísico. M. Brentano con su famosa obra Psychologie (Leipzig<br />

1874); Helmoltz, Óptica fisiológica; N. Hartmann, La filosofía del inconsciente, con influencia de Schopenhauer;<br />

Lange, Geschichte des Materialismus und seine Bedeutung in der Gegenwart (Iserlohn 1866);<br />

etc.<br />

En estos momentos se abre paso el neotomismo, fomentado por la encíclica de León XIII Aeterni<br />

Patris. El catolicismo alemán aplaudió el proyecto y desde 1887 se publicaron tres famosas revistas: Jahrbuch<br />

für Philosophie und spekulative Theologie (Viena, con Commer como director), Philosophisches<br />

Jahrbuch (Fulda. Colaboran Gutberlet, Chr. Schreiber y Pohle) y St. Thomas Blätter, ésta más popular<br />

que las otras dos, en la que colabora C. M. Schneider. En Halle aparece Zeitschrift für Philosophie und<br />

philosophische Kritik.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 23<br />

En Bélgica, nace en Lovaina la Revue néoscholastique, con el cardenal Mercier al frente.<br />

Historiadores buenos los hubo, aunque con cierto control por parte del Magisterio eclesiástico. Así<br />

Clemens Bäumker en Munich (1853) y G. von Hertling (1843–1918).<br />

En moral destaca Chr. Pesch (1853), Inst. Phil. Natauralis, Fribourgi Brisgoviae, 1880; Cathrein<br />

con su Moralphilosophie (1911), J. Mausbach en Münster. La psicología está representada por J. Geyser.<br />

El jesuitismo cobró pronto una gran influencia, contra el que nada pudo hacer ni el catolicismo reformista<br />

ni el modernismo.<br />

Nace un neoaristotelismo representado por Adolf Trendelenburg (1802–1872), que favoreció los<br />

estudios históricos con su obra Logische Untersuchungen (Berlín 1842), al que hay que añadir, como el<br />

más importante, a Franz Brentano.<br />

Esta reacción espiritualista adoptó las más de las veces una actitud apologética, en la que se intenta<br />

destacar la vitalidad de la iglesia renovando y promoviendo congresos católicos, peregrinaciones a Roma<br />

y círculos de obreros.<br />

A partir del año 1860, sobre todo, se produce en España un espectacular movimiento que intenta<br />

armonizar el relato bíblico de la creación con los nuevos descubrimientos y teorías geológico–<br />

antropológicas, muchas de las cuales estaban transidas de un materialismo crudo y de una beligerancia<br />

clara contra lo religioso, creyendo imposible cualquier tipo de compaginación.<br />

La mayor parte de la información llegaba a España a través de las traducciones de obras científicas,<br />

sobre todo francesas, pero también alemanas. Los menos leían en sus originales las nuevas teorías.<br />

Éste parece ser el caso de Castellote, cuyas citas son casi todas de obras escritas en francés, originales o<br />

traducciones del alemán.<br />

La insistencia que mostraba el prólogo de la traducción al español de la obra del francés Pierre<br />

Jean Corneille Debreyne, Teoría bíblica de la Cosmogonía y de la Geología (Barcelona 1854, p. 16) 55 para<br />

que los clérigos estudiasen las nuevas teorías de las ciencias naturales, no se puede aplicar sin más a<br />

Valencia, en cuyo seminario se estudiaban estas ciencias, bajo la influencia del gran publicista e investigador<br />

Alonso Perujo.<br />

En España se refleja la tensa situación entre los defensores de la moderna ciencia como opuesta a<br />

la religión y, en especial, a la católica, los apologistas “no ilustrados” y los “ilustrados”. 56 Destaca singularmente<br />

la obra científico–natural del P. Arintero y la obra filosófica del cardenal Ceferino González.<br />

Otras figuras sobresalientes de la época son Donoso Cortés y Jaime Balmes.<br />

La apologética en España tomó caracteres de lucha ideológica. 57 Especial significación tuvo el certamen<br />

convocado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España sobre el tema “Armo-<br />

__________<br />

55<br />

Citado por F. Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), p. 48.<br />

56<br />

Hay abundante bibliografía sobre las relaciones entre la fe y la ciencia en España: Especial significación tienen las repercusiones,<br />

positivas y negativas, que produjo en España la publicación en 1874 del libro de Juan Guillermo Draper. [Trad. castellana:<br />

Historia de los conflictos entre la Religión y la Ciencia. Trad. por Augusto T. Arcimis (Madrid 2 1885)], pero de las que no da cuenta<br />

Castellote. A pesar de su prolija bibliografía de autores extranjeros, cita a muy pocos españoles. Exponemos algunas de las obras<br />

referentes a este periodo, algunas de las cuales no fueron conocidas por Castellote, al ser publicadas o mucho antes de su primera actividad<br />

científica, o durante su actividad más pastoral, como obispo, después de su muerte:<br />

Francisco Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX, (Madrid 1999); Id. La ciencia española (Santander<br />

1953); J. R. Carracedo, Estudios histórico–críticos de la ciencia española (Madrid 1917); Juan T. Arintero, La evolución y la Filosofía<br />

Cristiana (Madrid 1898): Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles (Madrid 1932); Tomás Cámara, Religión<br />

y Ciencia (Valladolid 1879); Id., Contestación a la Historia del conflicto entre la Religión y la Ciencia de Juan Guillermo Draper;<br />

Joaquín Rubió y Orts, Los supuestos conflictos entre la Religión y la Ciencia, o sea, la obra de Draper ante el tribunal del sentido<br />

común, de la razón y de la historia (Madrid 1881); Antonio Comellas y Cluet, Demostración de la armonía entre la Religión católica<br />

y la Ciencia; Miguel Mir, Armonía entre la ciencia y la fe (Madrid 1881); Juan Manuel Ortí y Lara, La Ciencia y la Divina Revelación<br />

(Madrid 1881); Id., La última etapa del liberalismo católico (Madrid 1882); Ceferino González, La Biblia y la Ciencia (Madrid<br />

1891); N. Salmerón¸ “Consideraciones sobre los conflictos entre la religión y la ciencia”, en Revista de España 51 (1876); J.<br />

Martín de Olías, Influencia de la religión católica, apostólica y romana en España contemporánea (Madrid 1876); Manuel de la<br />

Revilla, “Los dioses se van”, en La República Ibérica (14–XI–1870); F. de Asís Aguilar, “la edición de los conflictos entre la religión<br />

y la ciencia de Draper está agotada”, en La Cruz (Diciembre 1878); Mendive, La religión católica vindicada de las imposturas<br />

racionalistas (Madrid 1887); Gabino Tejado, El Catolicismo liberal (Madrid 1875); J. M. Cornoldi, Examen crítico de la “Historia<br />

de los conflictos entre la religión y la ciencia de Guillermo Draper (Madrid 1878); Id., “La conciliación de la fe católica con la verdadera<br />

ciencia”, en La ciencia cristiana 9 (1879); A. D. White, Historia de la lucha entre la ciencia y la teología (Madrid); Abdón<br />

de Paz, Luz en la tierra. Demostración de que entre la religión católica y la ciencia no pueden existir conflictos (Madrid 1881); R.<br />

Ruiz Amado, Los peligros de la fe en los actuales tiempos (Barcelona 1905), etc. Cfr. el bien documentado artículo de Diego Núñez,<br />

“La religión y la ciencia. Historia de las controversias entre ambas”, en Mundo científico 166 (marzo 1996).<br />

57<br />

Cfr. R. Sanus Abad, “Algunos aspectos de la apologética española en la segunda mitad del siglo XIX”, en Almena, pp.<br />

11s.


24 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

nía entre la ciencia y la fe”, que se declaró, por cierto, desierto en su primer premio. 58 No obstante, hubo<br />

algunas aportaciones dignas de ser tenidas dignas de un accésit. Observa muy bien Sanus 59 que ya el título<br />

de este certamen era significativo: no se trataba de evitar el conflicto entre fe y ciencia, sino de buscar su<br />

armonía y una armonía positiva, es decir, la ciencia “exige lógicamente... las soluciones que sólo la metafísica,<br />

primero, y la religión, en última instancia, son capaces de aportar.” 60 No se intentaba, pues, manifestar<br />

la diferencia de métodos y de objetos científicos, sino de imponer la supremacía de la religión incluso<br />

en las ciencias naturales. Se imponía el concordismo, representado por el gran apologista Duilhé de<br />

Saint Projet.<br />

La obra del cardenal González, 61 está muy bien documentada, aunque en un principio se muestra<br />

contrario a admitir el dilema ciencia–fe, tal y como se estaba explicando en aquellos momentos, concediendo<br />

un progreso dogmático, en contra del estatismo muchas veces predicado, y una diferenciación metodológica,<br />

que evita este dilema; con todo no se muestra partidario de que la apologética tenga que estar<br />

basada en esta diferenciación de objetos y métodos científicos, llegando a la conclusión más común de un<br />

cierto concordismo o armonía entre Biblia y ciencia. 62 De manera semejante a como lo hará Castellote, ve<br />

que el objetivo, por lo menos subjetivo, de la ciencia de la naturaleza más que buscar la verdad, busca argumentos<br />

contra la fe cristiana y contra la Biblia. 63<br />

Por su parte, el P. Arintero, 64 gran conocedor de la ciencia natural de la época, y preocupado por el<br />

estado de angustia en que se encontraban muchos buenos católicos ante los ataques de la ciencia, y<br />

enemigo de todo integrismo irracional y grotesco, se muestra conciliador con el evolucionismo, aunque le<br />

recrimina el haberse metido en campos que no son de su competencia, como es la metafísica. 65 Se está refiriendo<br />

claramente no a Darwin, sino a Haeckel, que hace del darwinismo un monismo metafísico, superando<br />

los datos experimentales e intentando suplantar a Dios por la razón autónoma. 66<br />

Castellote –que, por cierto, no cita las obras aparecidas en España más representativas de la época<br />

con carácter apologético u opuesto a la religión: G. Draper, Historia de los conflictos... (Madrid 2 1885);<br />

T. Cámara, Religión y Ciencia (Valladolid 1879); A. Comellas, Demostración de la armonía entre la Religión<br />

católica y la Ciencia (Madrid 1881); J. M. Ortí y Lara, La Ciencia y la Divina Revelación (Madrid<br />

1881)– presenta, por su parte y haciendo más bien gala de un conocimiento muy amplio de autores extranjeros,<br />

una alternativa para resolver este problema:<br />

En primer lugar es consciente de que “este género de polémica exige gran suma de conocimientos<br />

y una atencións iempre despierta para saber por dónde van las corrientes de última hora...” 67 . Y, consciente<br />

de su posición propone que “ningún temor deben causarnos los adelantos de la ciencia..., antes por el<br />

contrario... los aplaudimos cuando son de buena ley y de ellos nos servimos... Es cierto –y ésta es una frase<br />

sin desperdicio– que la Religión no ha necesitado, para propagarse, del auxilio de la Ciencia, pero sería<br />

inferirle el más grave de los ultrajes decir que sólo puede conservarse en el seno de la ignorancia”. 68<br />

Con respecto a la hermenéutica bíblica está totalmente abierto: “Libre es cada cual de seguir... la<br />

exposición que mejor le plazca; desde la literal... hasta la ideal, alegórica o mística... desde la concordista...<br />

hasta la moderna teoría de la restauración;... desde la profética,... hasta la poética... todas caben dentro<br />

de la fe... Vuelvan, pues, sobre su acuerdo los doctores materialistas y no digan que la Iglesia es un<br />

obstáculo para el adelantamiento del estudio de la naturaleza, ni que la ciencia ha de ser por necesidad<br />

atea y materialista”. 69<br />

__________<br />

58<br />

Fueron premiados los accesits de Ortí y Lara, La ciencia y la divina revelación (Madrid 1881); Rubió y Orts, Los supuestos<br />

conflictos entre religión y ciencia... (Madrid 1881); Miguel Mir, Armonía entre la ciencia y la fe (Madrid 1881) y Abdón de Paz,<br />

Luz en la tierra. Demostración de que entre la religión católica y la ciencia no pueden existir conflictos (Madrid 1881).<br />

59<br />

Ibid. 17.<br />

60<br />

Ibis. 17s.<br />

61<br />

Sobre todo, La Biblia y la ciencia (Madrid 1891).<br />

62 O.c. XXXVII.<br />

63 O.c. XI.<br />

64 Juan T. de Arintero, La evolución y la Filosofía Cristiana (Madrid 1898).<br />

65 O.c. 55.<br />

66 O.c. 427.<br />

67 Conferencias científico–religiosas, o.c., p. IX.<br />

68 Ibid., p. 260. Citamos según la segunda edición de las Conferencias, titulada Moisés vs Darwin (Valencia 2000) y edita-<br />

do por mí.<br />

69 CCR, o.c. segunda conferencia.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 25<br />

Y en cuestiones más científicas toma posiciones que intenta demostrar, aduciendo siempre los datos<br />

científicos de la época y subrayando el “dogmatismo científico” que quiere sobrepasar sus propios<br />

métodos experimentales, negando objetos que están fuera de ellos, como la fe, la religión o la moral.<br />

“...o el origen de la vida se explica por la existencia de una causa creadora, distinta del mundo y de<br />

la materia, o se concede a la materia y a las fuerzas que sobre ella actúan, el poder de producirla. ‘No<br />

existe otra alternativa: quien no admite la evolución secular de la materia, tiene que admitir el milagro,<br />

hipótesis necesaria que no puede destruirse ni con argumentos a priori, ni con experimentos de laboratorio.’<br />

70 Pero el milagro, como no muy acertadamente llaman a la Creación los materialistas, es según ellos<br />

incompatible con la Ciencia, y quien lo admite, sólo por este hecho se hace indigno a la consideración de<br />

los hombres sabios; luego es preciso afirmar que la vida procedió en su origen fatalmente de la materia<br />

agitada y removida por las fuerzas brutales del Universo.”<br />

“...si el materialismo ha de mantener sus categóricas afirmaciones, demuestre con hechos positivos<br />

y científicamente comprobados, que la vida en su origen procedió espontáneamente de la materia, sin la<br />

intervención de Dios.”<br />

Todo se reduce, pues, en este caso a la existencia o no de las generaciones espontáneas: “...era preciso<br />

explicar de alguna manera el origen de la vida, sin recurrir a la acción del Criador.”<br />

Se nota que el evolucionismo es conocido más por Haeckel, con su monismo y materialismo, que<br />

por Darwin, a quien se le dispensa en aquella época un tratamiento bastante amistoso. Baste con aducir la<br />

frase con que comienza la conferencia segunda. “Hay cierta grandeza en considerar la vida, con todas sus<br />

propiedades, como un don primitivo del Criador.” 71<br />

“Este hombre soñador impuso al materialismo moderno el nombre de monismo, y salió a defenderlo<br />

con razones de tanto peso como las que voy a exponeros, citando textualmente sus palabras, para que<br />

nadie me tache de parcial.”<br />

“La generación espontánea es una hipótesis necesaria, sin la cual no puede concebirse el origen de<br />

la vida sobre la tierra... ¿Cómo aparecieron los cuerpos vivos en un pla<strong>net</strong>a puramente mineral? Químicamente<br />

se formaron a expensas de los compuestos inorgánicos: el ázoe y el carbono formaron esa sustancia<br />

compleja que llamamos protoplasma, y en la cual radican constantemente todas las energías vitales.<br />

En el fondo del mar y a enormes profundidades, vive todavía sin protoplasma homogéneo y amorfo de<br />

extrema sencillez, llamado bathybius. Cada una de esas partículas amorfas y vivientes se llama mónera.<br />

Las móneras primitivas nacieron en el mar por generación espontánea, como se forman los cristales salinos<br />

en las aguas madres. Ésta es una hipótesis exigida por la ley de causalidad inherente a la razón humana...”<br />

72<br />

Pero parece absurda esta posición que no tiene base experimental:<br />

“...por eso los jefes del materialismo condenan la teoría haeckeliana, y ponen en caricatura las móneras<br />

y el batibio, que nunca han existido, fuera de la imaginación calenturienta de quien los dio a luz.”<br />

Ahora bien, esta alternativa no siempre se podía mantener y hubo quien intentó compaginar ambas<br />

teorías, eliminando de cada una de ellas lo que no era absolutamente necesario: la interpretación literal del<br />

Hexamerón bíblico y el monismo materialista de Haeckel, Vogt y otros, así como teorías que no parecían<br />

estar bien fundadas y a las que oponían otras.<br />

Hubo partidarios de esta compaginación armónica (concordismo) entre ciencia y Biblia. Así Juan<br />

Vilanova y Piera, en España, partidario de esta armonía y enemigo tanto del fanatismo religioso como del<br />

orgulloso cientifismo. Castellote apoya, sin citarlo, su teoría de que las leyes de la naturaleza no han variado<br />

desde el principio y, si ahora no se puede fabricar vida desde lo inorgánico, tampoco antes.<br />

Pero hubo también fuertes detractores de todo lo que sonase a transformismo o evolución: así el<br />

catastrofismo de Cuvier en contra del desarrollo gradual de los organismos. O la aceptación del diluvio<br />

como causa de las transformaciones geológicas. O la interpretación literal de los “días” en el relato bíblico.<br />

El catastrofismo creía que, tras cada catástrofe, desaparecían especies y se creaban otras nuevas,<br />

todo de forma progresiva y de acuerdo con la Biblia, permaneciendo fijas, y siendo su única alteración la<br />

producida por el hombre.<br />

__________<br />

70<br />

Soury, traduc. de Haeckel, Preuves du Transformisme, pref.<br />

71<br />

CCR, p. 37.<br />

72<br />

E. Haeckel, Anthropogénie, pág. 321-322. Histoire de la Création, pág. 299.


26 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Entre los creacionistas se propusieron varias soluciones: 73<br />

Creación única y simultánea de todas las especies (Blainnville)<br />

Creaciones sucesivas de las especies (Cuvier y D’Orbigny y aceptada generalmente en España)<br />

Creación continua y gradual, no transformista de las especies (Lyell)<br />

Creación continua y posterior transformación (Geoffroy Saint-Hilaire y Lamarck, aunque con diferencias,<br />

pues éste mantenía un “tendencia progresiva de la materia orgánica a elevarse hacia la perfección”<br />

74 ).<br />

Creación simultánea de determinadas especies (J. Barrande que tuvo mucho éxito en España). Barrende<br />

defendía la existencia de una “fauna primordial” o vestigios primitivos de la vida animal (trilobites),<br />

seguida de otras dos.<br />

Precisamente la oposición a Barrande por parte de los partidarios de una progresión del registro fósil,<br />

en lo concerniente a esa “fauna primitiva”, se apoyaba en que los trilobites, con una alta organización<br />

se encontraban en las capas geológicas más antiguas, mientras que otros menos organizados estaban en<br />

las superiores. Debía existir, por tanto, una capa mucho más inferior aún desconocida.<br />

Es entonces cuando dio comienzo una larga discusión 75 acerca de la naturaleza del Eozoón canadense<br />

(foraminífero, protozoo) del que habla Castellote, descubierto en 1858 en rocas precámbricas más<br />

profundas. Éste sería el primer ejemplar orgánico, que favorecería la teoría darwinista. El mismo Darwin<br />

se vanagloria en la cuarta edición de su obra Origen de las especies (On the Origin of species, London<br />

1859) haber previsto ya la existencia de seres anteriores al Cámbrico, por lo que se alegraba de este hallazgo.<br />

Pronto se descubrió que se trataba de “un accidente mineralógico”.<br />

Éste es el espectáculo que se le presenta a Castellote, que buen conocedor del francés y del alemán<br />

se dedica en esta época de su vida como canónigo de Madrid a recopilar una bibliografía muy extensa y<br />

selecta, intentando ofrecer un panorama objetivo para después tratar de dialogar en el propio terreno de<br />

los adversarios y ofrecer la alternativa cristiana en todos los aspectos de la antropología.<br />

III. LA NUNCIATURA DE MADRID Y SUS NUNCIOS<br />

He aquí la serie de nuncios que actuaron en tiempos de nuestro biografiado:<br />

CATANI. Nuncio (1877-1879)<br />

Cardenal (1879)<br />

BIANCHI DE MIRA. Nuncio (29-9-1879/9-1882)<br />

MARIANO RAMPOLLA DEL TÍNDARO (*Sicilia 1843-† 1913)<br />

Pío IX lo envía a España como Consejero de la Nunciatura Apostólica de Madrid (1875-1876),<br />

con el Pro-Nuncio Simeón. Al ser creado cardenal Simeón, Rampolla se queda en Madrid<br />

como Encargado de negocios de la SS (1876-77).<br />

León XIII lo nombra Nuncio en España (1882-1886).<br />

Cardenal y Secretario de Estado (1887). La Reina Regente le impone el birrete de cardenal.<br />

ANGELO DI PIETRO (*1828-† 1914)<br />

Nuncio (16-5-1887 / 16-1-1896).<br />

SERAFINO CRETONI. Nacido en Soriano (Roma), fue profesor de filosofía y Literatura en el Seminario<br />

de Roma, archivero de Propaganda Fide y Secretario-Consultor del Vaticano I. Nuncio en España desde<br />

189 a 1896.<br />

JOSÉ F. DI BONTIFE. Nuncio (1896-1899).<br />

ARÍSTIDES RINALDINI. Nuncio (1899-1907).<br />

__________<br />

73<br />

Citado por F. Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), pp. 74-76.<br />

74<br />

Ib.<br />

75<br />

Cf. O’Brien Ch, “Eozoon Canadense, The Dawn Animal of Canada”, en Isis 61 (1970) 206-223. Citado por Citado por F.<br />

Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), pp. 78s.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 27<br />

IV. CONGRESOS CATÓLICOS<br />

Hubo mucho interés en la celebración de congresos católicos con una finalidad muy clara: unir a<br />

los católicos, defensa de la Iglesia y actitudes político-religiosas en las relaciones con el poder civil.<br />

Durante el tiempo de nuestro estudio se celebraron los siguientes:<br />

1. Madrid: Abril - mayo de 1889. 76<br />

2. Zaragoza: Octubre de 1890<br />

3. Sevilla: Octubre de 1892. Castellote pronunció en la cuarta sesión pública de<br />

este Congreso un Discurso, titulado Influencia del Pontificado. 77<br />

4. Tarragona: Octubre de 1894<br />

5. Burgos: 30 Agosto–4 septiembre 1899<br />

6. Santiago de Compostela: Julio 1902.<br />

Por el interés especial que tiene el de Burgos, damos una referencia más explícita sobre sus objetivos,<br />

tomados de un folleto de la época:<br />

__________<br />

“Art. 1º. Defender los intereses de la religión, los derechos de la Iglesia y del Pontificado, difundir<br />

la educación e instrucción cristiana y acordar los medios para la restauración moral de la<br />

sociedad.<br />

Art. 2º Se prohíbe mezclarse... en asuntos meramente políticos y entablar discusión sobre los<br />

mismos y tomar parte en las luchas de partidos.<br />

....Puntos de estudio<br />

Sección 1ª: Asuntos piadosos<br />

…<br />

Sección 2ª: Asuntos de propaganda:<br />

1º Medios y forma de realizar la unión sincera de los católicos españoles<br />

2º Inconvenientes de no permitir a los eclesiásticos la entrada en las Cortes<br />

3º Modo de conseguir que se funde... un diario católico<br />

4º Cómo se podrá conseguir que sea mayor el fruto de los Congresos católicos<br />

....<br />

Sección 3ª: Asuntos sociales<br />

...<br />

Sección 4ª: Asuntos jurídicos<br />

1º Reforma del código penal<br />

....<br />

3º Delito de apostasía que cometen los que se casan civilmente; conveniencia de que el Código<br />

determinara.... quiénes ha de entenderse que no profesan la Religión Católica<br />

4º Ataques contra la propiedad de la Iglesia desde la revolución de septiembre; modo de evitar<br />

nuevos despojos y de hacer que se cumplan las disposiciones concordadas vigentes.<br />

5º Necesidad de que a los Clérigos... se les exima del impuesto de consumos recaudado por el<br />

sistema de reparto municipal, y de que,... se les permita contribuir de otra forma. 78<br />

76 Participaron, entre otros, en este congreso el cardenal Ceferino González con un discurso titulado “La antigüedad del<br />

hombre y la prehistoria”, criticando “suavemente” la teoría darwinista. (Cf. Crónica del Primer Congreso Nacional Español... Madrid<br />

1889, t. I., 243–294; ID., La Biblia y la Ciencia, Sevilla 1892 2 ) y Vilanova, Juan, cuyo discurso también sobre la relación entre<br />

la tradición bíblica y el darwinismo, se publicó en la misma Crónica, ib., 475-498.<br />

77 Discurso pronunciado en la carta sesión pública (22 de octubre de 1892) por el Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, canónigo<br />

de la Santa Iglesia Metropolitana Basílica de Valencia, Valencia, Imp. de Nicasio Rius Monfort, 1893, 34 págs.<br />

78 ASV, NM, 630, 216.


28 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

V. LOS CÍRCULOS CATÓLICOS<br />

Fueron instituciones que buscaban la formación del pueblo con el fin de tener personas bien dispuestas<br />

e ilustradas en la defensa de la religión.<br />

En Valencia, el primero se erigió en Alcoy, durante el sexenio revolucionario. José Vilaplana fue<br />

su presidente.<br />

Otro se fundó en la capital Valencia, en junio de 1881, por Gregorio Gea.<br />

El tercero, en Oliva, en 1883.<br />

El cuarto en Lliria, en 1883; y en este mismo año el de Torrent.<br />

En La Ollería, en 1884, etc.<br />

En todo este asunto fue alma el padre jesuita Antonio Vicent (1837-1912). 79 Escribió un libro dando<br />

cuenta de la importancia de estos Círculos, Socialismo y anarquismo. 80 En él se discuten temas tan importantes<br />

para entonces como anarquismo, marxismo, liberalismo.<br />

VI. LOS ARZOBISPOS DE VALENCIA EN LA ÉPOCA DE CASTELLOTE<br />

MARIANO BARRIO FERNÁNDEZ (nació en 1805, en Jaca; consagrado obispo: 18-3-1861 por Pío IX;<br />

cardenal en diciembre de 1873; murió: 20-11-1876). 81 Gran amigo y estimado por el Nuncio Barili por su<br />

fidelidad a la Santa Sede. Fue obispo respectivamente de Murcia (1847) y arzobispo de Valencia (1861).<br />

Se preocupó mucho del clero parroquial, realizando muchas visitas pastorales. Participó en el centenario<br />

de la Virgen de los Desamparados de 1867. Tuvo alguna que otra diferencia con las autoridades civiles,<br />

cosa poco extraña por aquellos tiempos. Su dedicación al seminario se reflejó en un aumento progresivo<br />

de alumnos, que llegó a alcanzar en 1867 el no despreciable número de 1.260 seminaristas. 82<br />

Durante su pontificado fueron elevados a la dignidad episcopal nada menos que ocho sacerdotes<br />

de Valencia, entre los que destacamos al futuro cardenal Miguel Payá y Rico (1811–1891) y a Joaquín<br />

Hernández y Herrero 83 (1808–1868), emparentado con nuestro biografiado, Dr. Castellote.<br />

Durante la revolución llamada “Gloriosa” (septiembre de 1868), expulsada de España la reina Isabel<br />

II, tuvo que sufrir Barrios en su diócesis la demolición de algunos templos y la expulsión de los jesuitas,<br />

entre otras desgracias para la Iglesia de Valencia. Con reservas, firmó la Constitución de 1869 para<br />

evitar daños mayores, según aconsejaba el mismo papa Pío IX.<br />

Llegada la primera república (11 de febrero de 1873), se produjeron graves escaramuzas en la ciudad,<br />

sobre todo, en Alcoy, ante las que el arzobispo pidió la paz y la reflexión. Al Nuncio Franchi le comentaba<br />

en cierta ocasión la situación político-religiosa con estas palabras: “La revolución es el conjunto<br />

de las negociaciones y de éstas no pueden resultar más que males progresivos.” 84<br />

__________<br />

79<br />

Para más información, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia, 1986, t. 1, pp. 665-682.<br />

80<br />

Cf. EC, año 3 (25 de febrero de 1893), nº 108, p. 861.<br />

81<br />

Sobre Barrio, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, pp. 565-581.<br />

82<br />

Cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, 571.<br />

83<br />

El obispo Joaquín Hernández y Herrero era natural de Las Eras (Alpuente, Valencia); nació el 16 de enero de 1808, dedicándose<br />

en su niñez y primera juventud al pastoreo. Estudió en las Escuelas Pías de Valencia hasta la exclaustración de 1820. Estudió<br />

en la universidad filosofía y teología, donde a sus 22 años, regentó una cátedra de filosofía. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre<br />

de 1833, después de haber sido beneficiado en los Santos Juanes. El arzobispo de Valencia, a la sazón, D. Joaquín López<br />

Sicilio, lo nombró secretario de Cámara y Gobierno. En 1849 obtuvo por concurso de curatos la parroquia de El Salvador. Buen<br />

orador, colaboró en la edición mejorada de la “Vida de la V. Inés de Beniganim”. El 13 de julio de 1857 fue elegido canónigo Penitenciario<br />

de Valencia. El 21 de diciembre de 1863 fue preconizado obispo de Badajoz, y el 10 de abril consagrado como tal, actuando<br />

de consagrante el arzobispo de Valencia, Mariano Barrio Hernández, y el obispo de Segorbe, Domingo Canubio Alberto. La entrada<br />

solemne en la capital pacense la realizó el 12 de junio de 1864. Al morir Canubio, D. Joaquín fue trasladado a Segorbe, donde<br />

el 4 de febrero de 1866 hizo su entrada solemne, a las tres y media de la tarde, dándole la bienvenida el alcalde, D. Gonzalo Valero<br />

Montoro. Previamente, el 29 de enero de 1866, tomó posesión por poderes D. Rafael Martínez, deán de la Catedral. Según la costumbre,<br />

el obispo electo entró sobre una mula acompañado por una cabalgata compuesta por veinte caballos y una gran multitud de<br />

segorbinos. Por la noche hubo serenata a cargo de las dos bandas que entonces existían en la ciudad. Murió en Segorbe el 19 de febrero<br />

de 1868. (Cf. Herrero, Valeriano, La villa de Alpuente, (Segorbe, Castellón 1993 2 ), pp. 363-378. Cf. también Jaime Faus y<br />

Faus, Cronista Oficial de la Ciudad de Segorbe). El obispo Hernández era tío de nuestro biografiado, el obispo Castellote, pues el<br />

padre de éste, D. José Castellote y Manuel, estuvo casado en primeras nupcias con la hermana del obispo Hernández, Dª María Josefa<br />

Hernández, y, después, con una sobrina, Dª María Pinazo, madre del obispo Castellote.<br />

84<br />

ASV, NM,


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 29<br />

Niceto Alonso Perujo, introductor del tomismo en Valencia, y gran publicista, con el que colaboró<br />

muy de cerca Castellote, como después veremos, consiguió una canonjía durante este pontificado de Barrio.<br />

ANTOLÍN MONESCILLO Y VISO (1811 – 11 agosto 1897). Proclamado arzobispo de Valencia por el ya<br />

anciano Pío IX, el 22 de junio de 1877, después de seis meses de sede vacante, tras la muerte del cardenal<br />

Barrio. León XIII lo creó cardenal en el consistorio del 10 de noviembre de 1884. Fue Senador del Reino,<br />

del Consejo de S. M., Gran Cruz de Isabel la Católica, Comendador de la Real Orden de Carlos III y socio<br />

correspondiente de la Real Academia Española.<br />

Tras su frustración, al no serle concedido el arzobispado de Toledo por parte de la Santa Sede y a<br />

petición del Gobierno, entró en Valencia el 5 de octubre de 1877, siguiendo el rito tradicional: montado<br />

en una mula.<br />

Hombre de gran actividad y de fortaleza física, admiró por su laboriosidad y eficacia en sus proyectos,<br />

aunque no siempre sin roces con miembros eclesiásticos, dado su carácter un tanto irascible y extraño,<br />

como veremos en seguida. Recorrió la diócesis, visitó el seminario, intervino en la solución más o<br />

menos acertada de conflictos sociales y eclesiásticos, como los de los labradores que se negaban a pagar<br />

sus arrendamientos, siendo algunos de ellos deportados a Menorca; promocionó los círculos de obreros,<br />

etc.<br />

Estuvo empeñado en la celebración del concilio provincial de 1889, primero después del de Pérez<br />

de Ayala en el siglo XVI.<br />

Fue un prelado celoso de su autoridad, lo que le proporcionó diferencias con su propio clero. Precisamente<br />

fue Castellote uno de los que experimentó este celo, siendo alejado de la ciudad por motivos<br />

que, por ahora, no he podido averiguar. También se enfrentó con el rector del seminario, Luis Badal<br />

Trenco y con el canónigo Niceto Alonso Perujo, con quien, como veremos, colaboró asiduamente Castellote.<br />

Durante su pontificado hubo tumultos varios protagonizados por Blasco Grajales. Pero no se vieron<br />

tampoco libres de su autoritarismo los mismos católicos. Prueba de ello es el pleito contra la Cofradía<br />

de la Virgen de los Desamparados y la condena del periódico “La Ilustración Económica”. El Consejo de<br />

Estado le dio la razón al arzobispo, a pesar de que la Cofradía había alegado su condición de “real”, por lo<br />

que no estaba bajo la jurisdicción directa del arzobispo. Pero fue en vano. Se impuso su carácter intransigente,<br />

tenaz y legalista.<br />

Con la misma prensa tuvo sus discrepancias, imponiendo dos periódicos (“La Unión”, publicada<br />

en Madrid; “La Unión Católica”, pidalista) y una revista (“La Cruz”, dirigida por Carbonero y Sol).<br />

También tubo sus diferencias con los jesuitas valencianos.<br />

El periódico “La Antorcha Valenciana”, anticlerical y radical en extremo, le abrió un juicio por<br />

supuestas injurias a su director Aurelio Blasco Grajales, vertidas en una carta homenaje al papa León<br />

XIII, suscrita por Monescillo. 85 Igualmente reproduce a toda página este periódico, rabiosamente anticristiano<br />

y radicalmente “anti” y promasónico, una “refutación del cardenal Monescillo pronunciado en el<br />

Senado el día 14 de mayo de 1891”. 86<br />

Bajo su pontificado se declaró Patrona de Valencia a la Virgen de los Desamparados (1885).<br />

El 12 de agosto de 1892 fue trasladado a la primada de Toledo, a su ya avanzada edad de 80 años,<br />

por León XIII, que había reconocido en varias ocasiones la labor del arzobispo valenciano. Probablemente<br />

salió de Valencia en el tren correo de Madrid el 7 de agosto de este año. 87 Hizo su entrada en Toledo el<br />

13 de agosto. La muerte de Monescillo, ocurrida casi en los mismos días del asesinato de Cánovas, no fue<br />

muy sentida por todos: “Quién sabe si desde la silla del Paraíso podrá mucho mejor que desde la de Toledo<br />

hacer algo por España.” 88<br />

CIRIACO MARÍA SANCHA Y HERVÁS. Nació el 18 de junio de 1833 en Quintana del Pidio (Burgos),<br />

hijo de Ambrosio y de Baltasara. Estudió en el seminario de Santo Domingo de Guzmán de Burgo de<br />

__________<br />

85<br />

EC año I, (1 de septiembre de 189), n.º 7, p. 2.<br />

86<br />

EC año III, (9 de junio de 1891), n.º 50 p. 9.<br />

87<br />

EC (6 de agosto de 1892), p. 632<br />

88<br />

EC (21 de agosto de 1897), p. 2743.


30 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Osma, siendo ordenado sacerdote el 27 de febrero de 1858 y alcanzando el título de licenciado en teología<br />

el 20 de agosto de 1861, en el Seminario Pontificio de Salamanca. Llevó una vida llena de enfrentamientos<br />

intraeclesiásticos por Cuba, donde llegó en junio de 1862, como secretario del arzobispo de Santiago<br />

de Cuba, D. Primo Feliciano Calvo Lope. A la muerte del arzobispo de Cuba, acaecida en Madrid el 28 de<br />

noviembre de 1868, el Cabildo catedralicio de la archidiócesis cubana elige al sacerdote valenciano Sr. D.<br />

José Orberá y Carrión Vicario Capitular y Gobernador eclesiástico, sede vacante, siguiendo Sancha como<br />

secretario, y nombrado pronto, el 17 de febrero de 1869, canónigo penitenciario.<br />

Defendió desde su cargo los derechos canónicos de la Iglesia y la independencia de la isla de Cuba.<br />

Ante la pobreza reinante pensó y fundó una congregación: Hermanas de los Pobres Inválidos, que fue<br />

inaugurada el 5 de agosto de 1869 y aprobada por el Vicario Capitular de Santiago de Cuba el 5 de agosto<br />

del año siguiente. Ante las dificultades de mantenimiento de su recién fundada congregación, intentó su<br />

fusión con las Hermanas de los Ancianos Desamparados, que no llegó a realizarse de forma total. Mons.<br />

Nouel, arzobispo de Santo Domingo, donde se había realizado la fusión, además de en Puerto Príncipe y<br />

Trinidad (Cuba), intentó crear una nueva congregación diocesana con el nombre de Hermanas de los Pobres<br />

de Nuestra Señora de la Altagracia, pero no prosperó el intento, ante la firmeza de las comunidades<br />

de Cuba. El 23 de diciembre de 1953 fue aprobada por la Santa Sede la fundación de Sancha. Pero en<br />

1961 la congregación tuvo que salir de Cuba tras la victoria de la revolución castrista.<br />

La osadía de Pedro Llorente y Miguel, que intentó dirigir los destinos de la archidiócesis cubana<br />

sin mandato canónico, con el único nombramiento del gobierno de España, obligó a Pío IX a advertir al<br />

Sr. Orberá, gobernador eclesiástico, para que le impidiese la administración de la archidiócesis. De nada<br />

sirvieron los esfuerzos de éste y de Sancha, llegando incluso éstos a estar encarcelado, por sus diferencias<br />

político religiosas con las autoridades cubanas, en el castillo del Morro de la Habana, después de haber<br />

pasado en prisión varias veces. Acabado el cisma el 9 de febrero de 1874, Sancha fue castigado a vigilancia,<br />

aunque capacitado para ejercer su ministerio. Después de la proclamación de Alfonso XII como rey<br />

de España, Sancha es nombrado obispo auxiliar (obispo de Areópolis) del cardenal Moreno, arzobispo de<br />

Toledo; llegando a ser, entre 1882 y 1886, obispo de Ávila y desde 1886 hasta 1892, de Madrid–Alcalá,<br />

sucediendo al obispo Martínez Izquierdo.<br />

En 1892 es trasladado al arzobispado de Valencia, a la edad de 59 años. Tomó posesión por poderes.<br />

89 Su llegada a Valencia, el 17 de noviembre de 1892, 90 fue anunciada por varias revistas de la época:<br />

Llegó en el tren correo, en un “suntuoso coche puesto a su disposición por la Compañía de Ferrocarriles<br />

del Norte”, 91 realizando una parada en Fuente la Higuera, límite interdiocesano, siendo allí recibido por<br />

sendas comisiones del Cabildo, Ayuntamiento y Diputación Provincial. También se detuvo el ferrocarril<br />

en el paso a nivel de la calle de Játiva; 92 se hospedó durante tres días en el Colegio Jesús-María de la ciudad,<br />

sito entonces en la plaza de Socós. La procesión de entrada discurrió por el convento de la Trinidad,<br />

S. Pío V, Jardines del Real, Sto. Domingo, Pza. de Tetuán, Glorieta, Parterre, calle de las Barcas, Bajada<br />

de S. Francisco, Cajeros, S. Vicente, Sta. Catalina, calle Zaragoza hasta su entrada en la Catedral. 93 Pero<br />

no estuvo exenta de protestas por parte de los anticlericales. Algunos pueblos, como Segorbe, desagraviaron<br />

al arzobispo con actos religiosos por los agravios recibidos. 94 En Valencia trabajó mucho a favor de<br />

los obreros, difundiendo la caridad cristiana y fomentando la creación delos Círculos Obreros. Insistió en<br />

la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Durante su episcopado se realizó la peregrinación obrera a<br />

Roma que se realizó a pesar de los incidentes habidos en su contra. Y, actuando como Secretario Castellote,<br />

se celebró en Valencia el primer Congreso Eucarístico Nacional con gran éxito de organización y de<br />

resultados.<br />

Sancha fue creado cardenal en el Consistorio del año 1894, asignándosele la iglesia de San Pedro<br />

in Montorio. Se le confirió la dignidad de senador por derecho propio y recibió el Collar de la Orden de<br />

Carlos III. Su decisiva lucha contra la masonería le valió ser nombrado presidente de la Junta Antimasó-<br />

__________<br />

89<br />

D. J. Cirujeda y Ros es quien toma posesión en nombre de Sancha. El Cabildo de Valencia, reunido en el Aula Capitular,<br />

le da posesión canónica, vacante de Monescillo (BOAV, n.º 1096, p. 181). Acta Notarial de su toma de posesión del arzobispado de<br />

Valencia, fechada el 14 de noviembre de 1892, en Archivo de la Catedral de Valencia, Leg. 407. El BOAV, en su n.º 1093, p. 165,<br />

da a conocer el nombramiento de Sancha como arzobispo.<br />

90<br />

BOAV, n.º 1095, p. 181.<br />

91<br />

BOAV, n.º 1097, pp. 193-203.<br />

92<br />

BOAV, n.º 1097, pp. 193-203.<br />

93<br />

EC (12 de noviembre de 1892), p. 743<br />

94<br />

EC (21 de abril de 1894), p. 1343.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 31<br />

nica Española. Hizo su entrada solemne en Valencia el 17 de junio de 1894. 95 No fue bien acogido por todos.<br />

Así, el diputado Sr. Vallés defendía a los que “silbaron desaforadamente” al nuevo cardenal, diciendo:<br />

“la silba no es delito”. 96<br />

La birreta cardenalicia se le impuso en la capilla del Palacio de la Regenta. 97 Se anuncia a Sancha<br />

como Primado de las Españas y a Casañas, obispo de Seo de Urgel, para Valencia. 98<br />

Fue Sancha un “hombre infatigable y de grandes impulsos”, como lo reseñan algunas revistas de la<br />

época. 99 Condenó la revista quincenal La Antorcha Valentina, revista muy agresiva, irónica, anticlerical,<br />

anticristiana, pro-masónica, pero con una gran capacidad de réplica y de información. 100 Bajo su aprobación<br />

se editó una revista mensual titulada “Soluciones católicas”, que se ocupaba apologéticamente de<br />

cuestiones religiosas, científicas y culturales. Esta revista fue muy alabada por el Nuncio M. Rampolla. 101<br />

Salvador Castellote, que había alcanzado en Madrid muy buena reputación como orador y conferenciante,<br />

y que se había granjeado la amistad del obispo Sancha, fue nombrado canónigo de Valencia por<br />

real decreto de la reina regente, ya antes de haber sido nombrado Sancha arzobispo de Valencia. 102 Y a los<br />

pocos días de haber tomado posesión éste de su nueva sede, lo nombró Sancha, desde Madrid, Secretario<br />

de Cámara y Gobierno. 103 Ya sabemos que Castellote había obtenido una canonjía por oposición en Madrid,<br />

donde el entonces obispo de esta diócesis, Sancha, le tomó mucho aprecio.<br />

En Madrid, Castellote pronunció una serie de conferencias, 104 impuestas como obligación a los canónigos<br />

de nueva creación. Estas conferencias conforman en su totalidad una antropología completa desde<br />

el origen de la vida hasta el tema de la resurrección de los cuerpos. Las fuentes que utiliza son impresionantes,<br />

siendo conocedor de todos los científicos de su época: Norteamericanos, alemanes, franceses,<br />

belgas, rusos, italianos, suizos y españoles. Su objetivo fundamental es mostrar que entre la ciencia y la fe<br />

no hay contradicción. Más tarde haremos una exposición pormenorizada de este magnífico ejemplo de<br />

análisis científico en un sacerdote de finales del siglo XIX, como era Castellote.<br />

Valencia era entonces un hervidero de luchas político-religiosas en las que figuraban con fuerza<br />

los republicanos blasquistas. Sancha lucha contra el anticlericalismo valenciano, impregnado de blasquismo.<br />

Su gran interés fue la unión de los católicos que andaban divididos por cuestiones políticas y que<br />

le acarrearía, ya como arzobispo de Toledo, serios enfrentamientos con los carlistas intransigentes, como<br />

hemos consignado más arriba.<br />

Apoyó en gran manera al jesuita P. Antonio Vicent en sus actuaciones pastorales a favor de los<br />

obreros y en la fundación de los círculos obreros, donde daría varias conferencias el Dr. Castellote, como<br />

veremos después al hablar de su actividad oratoria.<br />

Colabora en la reorganización eclesiástica, tras la firma del Concordato entre España y la Santa<br />

Sede, después de muchos años de guerra civil y enfrentamientos político-religiosos, que habían afectado<br />

profundamente a la iglesia española. Participa en la organización del plan de estudios de los seminarios.<br />

El ministro de Gracia y Justicia, en colaboración con la Nunciatura, redacta un nuevo plan de estudios –<br />

__________<br />

95<br />

BOAV, n.º 1156, p. 279.<br />

96<br />

EC (23 de junio de 1894), p. 1409.<br />

97<br />

EC (2 de junio de 1894), p. 1391.<br />

98<br />

EC (25 de agosto de 1897), p. 2784. Casañas llegó a ser arzobispo de Barcelona y candidato para Sevilla, como sucesor<br />

de Spínola. Pero no quiso moverse de Barcelona para que su traslado a Sevilla no fuese malinterpretado. En su lugar será preconizado<br />

arzobispo de Sevilla Castellote, que tampoco llegará a tomar posesión por su muerte repentina en Jaén.<br />

99<br />

EC (16 de julio de 1892), pp. 601-602.<br />

100<br />

EC (1 de diciembre de 1894), p. 1595.<br />

101<br />

BOAV, n.º 1113, p. 245.<br />

102<br />

El Cabildo catedralicio de Valencia le encarga al canónigo del mismo, Castellote, que comunique a Sancha, que se encontraba<br />

por aquel entonces en Lisboa, la petición de la superiora del convento de Jesús-María de Valencia para que el nuevo arzobispo<br />

se hospede en dicho convento antes de la entrada solemne en la ciudad. Castellote contesta al Cabildo desde Lisboa, que el Sr.<br />

Sancha deja a criterio del cabildo dónde se ha de hospedar. Se hospedará en este convento –decide el cabildo (Deliberaciones y<br />

acuerdos capitulares, Archivo de la Catedral de Valencia, f. 36).<br />

103<br />

BOAV, n.º 1097 del 10 de noviembre de 1892, p. 204. La primera firma de Castellote como Secretario de Cámara de<br />

Sancha aparece en el BOAV del 1 de diciembre de 1892. Todas las notas periodísticas y los episcopologios de Menorca y Jaén dicen<br />

que Sancha se “trajo de Madrid a Castellote”, pero, históricamente no fue así, pues éste ya era canónigo de Valencia cuando Sancha<br />

fue nombrado arzobispo. ¿Intervino Sancha ante la casa real para que Castellote fuese nombrado canónigo de Valencia, sabedor ya<br />

de que su futuro nombramiento como arzobispo de Valencia? No lo he podido averiguar documentalmente. Posiblemente fuera así.<br />

104<br />

CCR, Madrid 1892, pp. XIV+231


32 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

que no se pudo poner en práctica en su totalidad–, que se extendió por toda España. En 1896 se crea la<br />

Facultad de Teología. 105 Promovió el estudio de la teología, a partir de la publicación de la encíclica Aeterni<br />

Patris, que intenta reinstaurar el tomismo en los centros superiores de estudios eclesiásticos.<br />

Tiene ocasión de conectar con el Nuncio para indicarle el juicio que hay en Valencia y en España,<br />

en general, sobre el partido político la Democracia cristiana. 106<br />

Sus frecuentes achaques le obligan a viajar con relativa frecuencia al balneario de Vichy. 107<br />

Esta gran labor la realiza el canónigo ya conocido Niceto Alonso Perujo.<br />

La salida de Valencia de Sancha fue aplaudida por la prensa carlista con el lenguaje irónico característico<br />

de la época: “El miércoles se fue de Valencia, por fin, el cardenal arzobispo D. Ciriaco Sancha.<br />

¡Nuestro Señor, la Virgen Santísima y el Ángel de la guarda que lo acompañen! 108<br />

En el Consistorio del 24 de marzo de 1898, Sancha es preconizado para la sede toledana, llegando<br />

a la ciudad imperial el 5 de junio de este mismo año. Su gran preocupación fue la unidad de los católicos<br />

lo que le valió enfrentamientos con el arzobispo de Sevilla, Spínola, como ya hemos reseñado antes.<br />

Inició la reforma del seminario, ofreciendo becas para alumnos pobres y enviando a estudiar a Lovaina a<br />

varios seminaristas. Reorganizó el clero y las parroquias, imponiendo disciplina y exhortando fraternalmente.<br />

Intentó el diálogo con políticos mediante sus libros Régimen del terror en la Italia Unitaria y El<br />

Kulturkampf internacional (1901); defendió al arzobispo de París, cardenal Richard, contra las agresiones<br />

que venía recibiendo del gobierno francés. Su interés por los pobres le valió el titulo popular de “padre de<br />

los pobres”.<br />

Enfermo y de precaria salud desde 1884, escribe en 1908 al Nuncio comunicándole su situación, a<br />

pesar de lo cual asiste al Congreso Eucarístico de Londres. Muere el 25 de febrero de 1909 a los dos y<br />

media de la madrugada. 109<br />

VICTORIANO GUISASOLA Y MENÉNDEZ. Llega a Valencia el 11 de mayo de 1906. Se trasladó a Valencia<br />

en tren, siendo recibido en la estación de Venta la Encina por una comisión de la Diputación provincial<br />

de Valencia integrada por los señores Simó, Alapont y Carbonell. Al llegar a Fuente la Higuera lo<br />

recibió igualmente una comisión del Ayuntamiento valenciano, del que era alcalde el Sr. Sanchis Bergón,<br />

compuesta por Maestre y Pérez de Lucía, otra del Cabildo catedralicio, presidida por su Deán, Cirujeda y<br />

Ros, acompañado por el canónigo Juliá. En Mogente y en las estaciones siguientes fue saludado por los<br />

respectivos ayuntamientos, hasta llegar a la ciudad de Játiva donde fue recibido por su alcalde Julio Ruiz<br />

y el diputado a cortes, M. Iranzo, por el párroco arcipreste D. José Plá y por el de Sta. Tecla, Sr. Laviña.<br />

VII. LA PRENSA ESPAÑOLA<br />

No hay duda de que la prensa, diaria, semanal, quincenal, etc. tuvo una enorme influencia en los<br />

avatares político-religiosos durante el periodo de la Restauración. Se pueden contar por miles los títulos, a<br />

cual más curioso, de esta prensa. 110 En general se trata de una prensa ideologizada al máximo, combativa,<br />

apologética, y, sobre todo, “anti”. 111 El obispo de Málaga da cuenta de lo divididos que están los católicos<br />

__________<br />

105<br />

Sobre la figura de Monescillo, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, pp. 581-592.<br />

106<br />

Mrs. Manacorda, obispo de Toscana, la recrimina; el catedrático Tonollio escribe un artículo muy razonado a su favor.<br />

Los dos congresos, el de Lyon y el de París, la defienden. La impugna severamente Le Courier de Bruselas y se nota algún recelo en<br />

los prelados de Francia y Bélgica. Pide a Dios que se evite cualquier división interna entre los católicos. En España –termina diciendo<br />

Sancha– “no hay hasta ahora peligro alguno.” Cf. ASV, NM 618, 266-267.<br />

107<br />

Castellote, ya preconizado obispo de Menorca, lo recibe una de estas veces en la estación de Valencia. Cf. LAS PRO-<br />

VINCIAS, 8 de julio de 1896.<br />

108<br />

EC (23 de abril de 1898), p. 3023.<br />

109<br />

Biografías de Sancha: Isidoro García Herrera, El Cardenal Sancha, Arzobispo de Toledo (1958); Francisco Moreno Chicharro,<br />

Monseñor Sancha Hervás (1980); Pablo López Oliveros, El Cardenal Ciriaco María Sancha, padre de los pobres (1989); J.<br />

J. Asenjo Pelegrina, Saturnino López Novoa, fundador d las Hermanas de los Ancianos Desamparados.<br />

110<br />

Se cuentan hasta 1.078 títulos de periódicos en el censo general de prensa española de la época. En la relación del 5º informe<br />

sobre la iglesia española, presuntamente redactado por Antonio Vico, secretario de la Nunciatura de Madrid, del que habla V.<br />

Cárcel Ortí [Escritos del Vedat 10 (1980) 126-128], sólo se incluyen 300 de ellos.<br />

111<br />

He aquí los títulos de algunos de los periódicos más conocidos: Anales de la Felicitación Sabatina, Boletín del Ejército<br />

Real de Aragón (bisemanal, Morella, 1840).- Diario de Valencia (carlista, Jaime III).- El Adalid (cat.).- El Adalid Seráfico (Sevilla).-<br />

El Alicantino (masón).- El Aragonés.- El Católico (Madrid).- El Centro (cat.).- El Clamor Setabense.- El Contemporáneo (gu-


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 33<br />

y el fuerte integrismo de algunos periódicos con motivo de una protesta que eleva ante el Nuncio, motivada<br />

por una carta del capuchino Fr. Luis de Valdilecha en el periódico integrista El Noticiero de Málaga,<br />

dirigida al Sr. Gobernador de la ciudad, el 3 de septiembre de 1904. El periódico fue sancionado con clausura,<br />

pero el capuchino responde al Gobernador diciéndole que no se ha leído el Motu Proprio de Pío X,<br />

que versa precisamente sobre la Democracia Cristiana y su regulación. Pero al capuchino no le interesa el<br />

tema, porque: “¿qué autoridad ha dicho jamás que estamos obligados a ser demócratas?” El periódico,<br />

dice, habla sobre la “lenidad de los Prelados”: “La Iglesia no ha podido sustraerse a la atmósfera pestilente<br />

que se respira”. 112<br />

Durante el pontificado de Castellote en Jaén se publicaron en el B. O. las Conclusiones de la<br />

Asamblea Nacional de la Buena Prensa. 113<br />

Creo que sería conveniente ahondar más en la historia de la Restauración a través de los periódicos<br />

de la época. Filtrando en ellas las ideologías subyacentes son fuente histórica de acontecimientos y de interpretación,<br />

aunque sesgada, de los hechos acaecidos. Así, por ejemplo, de la España Cristiana podemos<br />

saber que el Papa León XIII envió astrónomos a Elche para estudiar el eclipse de 1900. 114 Que el historiador<br />

Chabás se enfrenta con ciertos grupos de católicos por negar la autenticidad histórica de las reliquias<br />

de los santos de Alzira, 115 del estandarte real de la Reconquista. 116 Que en Valladolid se privó a los católicos<br />

de sus cátedras. 117 Conocemos también por esta revista las cuestiones disputadas del momento, propuestas<br />

a los suscriptores, por ejemplo: ¿Es el infierno obra de la misericordia de Dios? 118 Tenemos información<br />

sobre el número de organizaciones católicas en Valencia en el año 1902. 119 Que el Municipio<br />

de Valencia no quiere pagar los 40 duros para la fiesta del Patrono, san Vicente Mártir. 120 Que el gobierno<br />

deroga la rebaja de impuestos al colegio de san José de los jesuitas de Valencia. 121 Conocemos la enérgica<br />

protesta de los católicos por la expulsión de las religiosas del hospital de La Coruña y su sustitución por<br />

enfermeras laicas. 122 Sabemos que en Valencia se abre la primera peluquería “católica”. 123<br />

________________________________________________________________<br />

bernamental).- El Correo.- El Cosmopolita.- El Criterio (Salamanca).- El Criterio Gallego.- El Crisol (Alicante, masónico).- El Criterio<br />

Valenciano.- El Defensor de Valls.- El Día (Madrid).- El Diablo Cojuelo (cat. satírico).- El Diario de la Plana.- El Diario de<br />

Villanueva y Geltrú.- El Diluvio (Barcelona, masónico).- El Distrito (Aranjuez).- El Eco de la Verdad (Ávila, masónico).- El Edetano<br />

(Valencia).- El Federal (Valencia, librepensador).- El Globo.- El Heraldo (Madrid, Canalejas).- El Imparcial (Madrid, librepensador).-<br />

El Liberal (Alicante).- El Liberal (Menorca).- El Maestrazgo (Tortosa, liberal).- El Mentor (Valencia, cat.).- El Morellano<br />

(órgano de Burgós, disidencia nocedaliana).- El Motín.- El Movimiento Católico.- El Nacional (Madrid, canovista).- El Norte de<br />

Vich.- El Nuevo Alicantino.- El Nuevo Régimen.- El Obrero Católico (Castellón).- El pensamiento astorgano (enero de 1904, cat.).-<br />

El Pensamiento español (carlista).- El pensamiento de Valencia (trad., fundada por Aparisi y Guijarro en 1875).- El Peregrino.- El<br />

Progreso (liberal).- El Racionalismo (San Feliu de Guixols, masónico).- El Regional.- El Reino (moderado).- El Resumen (monárquico).-<br />

El Taller (Sevilla, masón).- El Testigo Fiel (Madrid, protestante).- El Torneo.- El Trabajador (círculos cat.).- El Tradicional<br />

(cat.).- El Universo (Ortí y Lara. Empieza el 1 de octubre de 1900. El primer número inserta una carta del card. Rampolla, ASV NM<br />

657, 163).- El Urbión (está prohibido en algunas diócesis: Valencia, Lérida. El Nuncio lo prohíbe el 27 de agosto de 1900, ASV NM<br />

657, 116, 1359).- El Viajero (Barcelona, librepensador).- España Cristiana (Valencia, cat.).- Germinal (anticat.).- Grano de Arena<br />

(Menorca).- Hispania (Barcelona).- La Antorcha Valentina (liberal, promasón).- La Armonía del Catolicismo y la Libertad (clerical<br />

liberal).- La Asociación (masónico).- La Bandera Federal (librepensador).- La Bomba Final (cat. satírico).- La Campana de Gracia<br />

(librepensador).- La Campana de la Vela (Granada, cat., dir. Diego Toledo y García, antiguo director del semanario satírico “El Manicomio”.<br />

Se solicita que pase a diario, pero el Nuncio se lo prohíbe por su beligerancia con otros periódicos. ASV NM 657, 4).- La<br />

Concordia.- La Correspondencia.- La Cruz (Sevilla, católico).- La Enseñanza Católica.- La Época (gubernamental).- La España<br />

Cristiana (Valencia, cat. carlista).- La Esperanza (cat., Cuenca).- La Iberia (progresista).- La Juventud Liberal (Marchena).- La Lectura<br />

dominical.- La Leyenda de Oro (Barcelona, cat.).- La Libertad (cat.).- La Libertad (Orihuela, cat.).- La Lid Católica (Villanueva<br />

de la Serena).- La Locomotora (Béjar).- La Lucha (carlista).- La Reforma (Madrid, prot.).- La Regeneración (católico).- La Restauración<br />

(trad. Valencia, fundada por Aparisi y Guijarro, 1815–1872). La Revista Católica (Alcoy, órgano de Burgós). La Solidaridad.-<br />

La Tempestad (Segovia, masónico).- La Unión Católica (Cádiz, 1901) La Verdad (Castellón).- La Voz de la Patria (Barcelona,<br />

Nocedal).- La Voz de las Afueras (Barcelona, masónico).- Las Novedades (progresista).- Lo Mestre Titas (Barcelona).- Los Debates<br />

(Valencia).- Masonería Federal.- Revista Católica (Alcoy).- Valencia Cristiana, etc. etc.<br />

112 ASV, NM 657, 26-32.<br />

113<br />

Cf. B. O. de la diócesis de Jaén, 1904, pp. 197-209.<br />

114<br />

EC (26 de mayo de 1900), nº 486, p. 3895.<br />

115<br />

EC (18 de noviembre de 1899), nº 459, p. 3677s.<br />

116<br />

EC (17 de marzo de 1900), nº 476, p. 3815s. Cf. Ibid. (18 de noviembre de 1899), nº 459, p. 3677s.<br />

117<br />

EC (10 de febrero de 1900) nº 471, p. 3775.<br />

118<br />

EC (23 de noviembre de 1901),nº 543, p. 4348.<br />

119<br />

25 arciprestazgos, 337 parroquias, de las cuales 47 son de término, 110 de ascenso y 150 de entrada y 86 ayudantías. Cf.<br />

EC (18 de enero de 1902), nº 551, p. 4415.<br />

120<br />

EC (18 de enero de 1902), nº 531, p. 4420<br />

121<br />

Ibid.<br />

122<br />

EC (18 de enero de 1902), nº 551, pp. 4413s.


34 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Por la Antorcha Valentina (semanal, librepensador, radical y promasónico) –siempre dispuesto a ir<br />

contra todo lo religioso, bíblico y cristiano, tildándolo de sectario y anticientífico y de “mística ficción”–<br />

sabemos qué repercusión tuvo en estos ambientes la actitud de Monescillo; cómo se recibió la condena de<br />

este semanario por Sancha. Pero también conocemos el juicio que hace sobre católicos “liberales”, como<br />

Ceferino Gonzáles, de quien reconoce sus méritos, su modestia: “es enemigo –dice– del lujo y de la ostentación,<br />

instruido y de talento, capaz de renunciar al episcopado.” 124 Ya hemos mencionado antes que El<br />

Liberal de Mahón (librepensador y radical) tiene elogios para el obispo Castellote, precisamente por su<br />

estilo, su instrucción, su preparación intelectual y su manera de comportarse.<br />

Sólo podemos lamentar hoy que no se hubiese llegado entonces a un acuerdo entre los dos bandos<br />

contendientes, cosa que hoy vemos bastante evidente y que, entre otras virtudes, fue obra del Concilio<br />

Vaticano II. Pero no había entonces ni por parte de los liberales, ni por parte de los católicos carlistas o<br />

no, voluntad de concordia. Sólo había actitudes reactivas y no activas.<br />

VIII. LA COLABORACIÓN DE CASTELLOTE EN LA OBRA DEL CANÓNIGO<br />

DE VALENCIA, NICETO ALONSO PERUJO<br />

El Dr. Castellote colaboró con un eminente y culto eclesiástico afincado en Valencia por razón de<br />

su canonjía, y cuya figura destaca por su enorme y diversa producción literaria entre la que destaca la<br />

primera edición valentina de la Suma Teológica de sto. Tomás, y el Diccionario de ciencias eclesiásticas<br />

(Valencia, Imp. F. Doménech, 1885-1890, 10 vol.– Otra edición: Barcelona, Lib. De Subirana hermanos,<br />

editores, calle de la Puertaferrisa, núm. 14, 1883-1890, 10 vol.). Me refiero a D. Aniceto Alonso Perujo.<br />

Por la importancia, pues, de esta última obra monumental, analizaremos algunos de sus aspectos más importantes,<br />

sobre todo los referidos a la colaboración en ella del Dr. Castellote.<br />

Perujo agradece al diácono Castellote su colaboración, como corrector de pruebas, en la edición de<br />

la Suma tomista con estas palabras: “al diácono Salvador Castellote, alumno de este Seminario y ayudante<br />

nuestro”. 125 Y admirando la capacidad, no sólo intelectual, sino poética del ya presbítero Castellote, incluye<br />

en el t. IX de esta misma obra una poesía suya titulada La visión de fray Tomás, título claramente alusivo<br />

a la poesía de Núñez de Arce a Lutero, La visión de fray Martín. 126 Esta poesía había sido leída por el<br />

mismo Castellote en la “solemne sesión dedicada al Ángel de las escuelas”, en la Academia de la Juventud<br />

Católica de Valencia. 127<br />

Hela aquí:<br />

________________________________________________________________<br />

123 “... no se consentirán allí blasfemias ni palabras indecorosas, que tampoco se han de permitir discusiones de carácter político.”<br />

Se inaugurará el día 8 de junio de 1892 en la calle de Caballeros, 7, entresuelo. [EC (28 de mayo de 1892), pp. 550.574].<br />

124 LA (15 de noviembre de 1894), nº 195, p. 3.<br />

125 “...deinde primas typographiae probationes, ut vocant, ad normam illius compositas, et jam bis correctoribus praeli castigatas,<br />

quidam Diaconus, Salvator Castellote, hujus Seminarii alumnus, et adjutor noster, bis etiam attente legebat, et post eum nos<br />

ipsi bis iterum emendabamus.” Summa theologica..., Typ. Friderici Domenech, editoris, 1880, t. 1, p. VIII.<br />

126 Perujo justifica así la inclusión de esta poesía en su magna edición de la Suma del Aquinate: “Nos parece digna de figurar<br />

en uno de los tomos de la edición valentina de la Suma de Santo Tomás, la presente, bellísima composición de nuestro antiguo<br />

colaborador el ilustre Presbítero D. Salvador Castellote. En cuanto á la forma, es una imitación de la desdichada de Núñez de Arce,<br />

La visión de fray Martín, que es como una apología de la apostasía de Lutero, pero la supera en mucho en cuanto al fondo, el pensamiento<br />

y la pureza de la doctrina. La de Núñez tuvo la poco envidiable gloria de alcanzar los aplausos de los protestantes, y ser<br />

traducida al alemán: la de Castellote merecerá los sinceros plácemes de todos los admiradores del Doctor Angélico.” (Summa theologica,<br />

t. IX, pp. 5). La poesía ocupa desde la pág. 5 hasta la 9 de dicho tomo.<br />

127 La Academia de la Juventud Católica de Valencia era un centro de conferencias y de reuniones de grupos católicos, bajo<br />

la protección del cardenal Sancha, que ofrecía en sus varias secciones (por ejemplo: Apología de la Iglesia y del Pontificado, presidida<br />

por el canónigo chantre D. Urbano Ferreiroa y Millán) a los jóvenes ideas, sobre todo apologéticas, sobre la doctrina de la Iglesia.<br />

En ella colaboró, como socio activo, el futuro cardenal Benlloch, junto con Castellote.


Desierto estaba el claustro del convento<br />

donde los hijos de Guzmán vivían.<br />

La oscura noche con su negro manto<br />

Las góticas murallas envolvía<br />

De aquel recinto solitario y triste;<br />

Alcázar del silencio de la vida<br />

Oculta entre las sombras del misterio<br />

En un sepulcro al parecer habita.<br />

Los cánticos del coro enmudecieron;<br />

Del órgano la santa melodía,<br />

Que alegra el corazón e inunda el alma<br />

De gracias inefables y de dicha,<br />

Cuando a torrentes de sus trompas sale,<br />

Los vientos se llevaron con la prisa<br />

Del que un tesoro en su camino encuentra,<br />

Dejando sin acentos la capilla.<br />

Callaron las campanas cuyos ecos,<br />

Vibrantes y sonoros repetían<br />

Los hondos valles del vecino monte<br />

Cantando su plegaria vespertina;<br />

Ocultos en el fondo de las celdas,<br />

Descansan los austeros cenobitas,<br />

Que lejos del bullicio de los hombres<br />

Del Dios de paz la santidad meditan.<br />

Los anchos corredores en tinieblas<br />

Dejaban pe<strong>net</strong>rar por sus ojivas<br />

El viento que en revuelto torbellino<br />

Como serpiente gigantesca silva<br />

Al través de los fúnebres cipreses,<br />

Que en el medio del claustro se veían<br />

Agitando sus copas funerales,<br />

Por la fuerza del viento retorcidas.<br />

Era la hora en que uno de los frayles<br />

Su dulce sueño interrumpir solía<br />

Para orar de hinojos cabe el ara<br />

Del templo oculto en la mansión divina.<br />

Con grave andar y mesurado paso<br />

El joven religioso se encamina,<br />

Cruzando los sombríos corredores,<br />

En busca del consuelo de sus cuitas<br />

Del Dios que inflama con viviente fuego<br />

El corazón, y el pensamiento inspira.<br />

La blanca veste que su cuerpo cubre<br />

Con tosco cuero alrededor ceñida<br />

La sombra misteriosa y animada<br />

Del mármol de una tumba parecía<br />

Y los pliegues del santo escapulario<br />

Que el recio viento en su placer agita,<br />

Parecen en las sombras ser las alas<br />

Que el ángel por las sombras extendía.<br />

Llegó, por fin, al solitario templo,<br />

Lugar de su descanso y su delicia.<br />

Cruzó la nave con sus negros muros;<br />

Informes cenotafios se divisan<br />

Al tibio resplandor de algunas luces<br />

Que los viejos retablos iluminan<br />

Con su claridad incierta y vaga<br />

Más espantable que la sombra misma.<br />

Delante del Altar do el Sacramento<br />

Augusto de la Santa Eucaristía<br />

Oculto en el Sagrario se reserva,<br />

Para ser de las almas pan y vida,<br />

Humilde y sigiloso el dominico<br />

Postrose reverente de rodillas,<br />

Y entonces como el cáliz entreabierto<br />

De la flor columpiada por la brisa<br />

Exhala en la floresta su fragancia;<br />

Cuál sube hacia la cúpula atrevida<br />

De inmensa Catedral, la santa nube<br />

Que el pueblo fiel a su Señor envía<br />

Quemando en el sagrado pebetero<br />

De Oriente las esencias exquisitas,<br />

Así también del penitente monje<br />

Al cielo las plegarias ascendían.<br />

Sintió que el fuego del amor ardiente<br />

Sus pensamientos íntimos fundía<br />

En una sola aspiración... ¡el cielo!<br />

¡Patria feliz en donde tiene fijas<br />

De su alma piadosa las miradas!<br />

Creció la llama, deslumbró su vista<br />

El brillante fulgor de una aureola<br />

Delante del sagrario suspendida,<br />

Como el velo del alba transparente,<br />

Que el sol alumbra al apuntar el día.<br />

Siguió creciendo y ya en las tibias luces<br />

Que ardían en las fúnebres capillas<br />

Con áspero y tenaz chisporroteo<br />

En astros fulgurantes convertidas<br />

Del templo inundan la espaciosa nave<br />

Con el surco inflamado de sus chispas.<br />

Del seno de la nube alzose al punto<br />

La sombra de una Virgen peregrina<br />

La túnica talar con pompa grave<br />

Sus púdicos contornos encubría,<br />

Oculta en un cendal su casta frente<br />

Con lumbre celestial esclarecida,<br />

Revela en su conjunto la pureza<br />

Angelical de la visión divina<br />

35


36 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

–¿Quién eres? – Conturbado el santo monje<br />

Dijo al alma visión: –¿Quién vivifica<br />

De tu implacable ser la sombra vaga<br />

Que alumbra refulgente mi pupila?<br />

–¿Quién eres tú que a interrumpir viniste<br />

De mi humilde oración las armonías?<br />

–Yo soy la Fe, Tomás, no te conturbes;<br />

El Dios tres veces santo es quien me envía<br />

Para mostrarte de sus hondos senos<br />

El gran secreto, el misterioso enigma.<br />

Yo soy la Fe que desde el alto asiento,<br />

Do entre Querubes el Señor habita,<br />

Las fervientes plegarias que amoroso<br />

Del pecho exhalas, escuché benigna.<br />

Levanta, pues, del miserable polvo<br />

En que escondes tu frente pensativa<br />

Y crucemos del ancho firmamento,<br />

En raudo vuelo la extensión vacía.–<br />

Dijo, y del monje solitario el alma,<br />

Por la visión celeste conducida,<br />

Cual águila caudal se remontaba<br />

Del místico Tabor hasta la cima.<br />

Cruzó del aire la región serena<br />

El éter impalpable donde giran<br />

Los pla<strong>net</strong>as, los mundos y los soles,<br />

Que cantan en la bóveda infinita<br />

Las glorias del Señor. Los aledaños<br />

Del mundo material ya transponía,<br />

Cuando el eco de música lejana<br />

Le anuncia que se acerca a las orillas<br />

Risueñas y apacibles de esa patria<br />

Por quien el alma sin cesar suspira.<br />

Los ángeles cantaban en la altura<br />

Al son acompasado de sus liras<br />

Los triunfos de la Fe, sus armonías<br />

Con esa ciencia por la cual el sabio<br />

Del mundo los placeres sacrifica.<br />

Fugaz como el relámpago inconstante,<br />

Que enciende los nublados con su chispa,<br />

Veloz como la nave que en los mares<br />

Por recios huracanes sorprendida<br />

Las olas espumosas hiende osada<br />

En la arista cortante de su quilla,<br />

La santa aparición por los espacios<br />

Al alma de Tomás sirvió de guía.<br />

De espíritus inmensas muchedumbres<br />

Ordenadas en triple Jerarquía<br />

Radiantes de candor y de hermosura<br />

De ancho cielo la extensión cubrían.<br />

Allí el Arcángel de brillante cota<br />

Al frente de la angélica milicia<br />

Lanzó a las huestes de Luzbel soberbio<br />

Del hondo infierno en la profunda sima.<br />

Allí resuena en eterno canto<br />

Del coro angelical la salmodia<br />

Con ese acento misterioso y grande<br />

Que en el arpa vibró de Jeremías.<br />

Allí los Querubines inflamados<br />

Agitando sus alas purpurinas<br />

En torno del Señor tres veces santo<br />

Con cánticos de amor le respondían.<br />

Por fin Tomás con la visión llegaba<br />

A ver de Jehová las maravillas,<br />

Al Dios excelso que en la enhiesta cumbre<br />

Sostiene con su mano suspendida<br />

La inmensa tienda que en la fosca noche<br />

Se extiende por la bóveda sombría<br />

De los orbes que ruedan a sus plantas.<br />

Contuvo el vuelo la visión divina<br />

Y en éxtasis sublime arrebatada<br />

El alma de Tomás fijó su vista<br />

En el blanco caudal en cuyo seno<br />

El Señor de los mundos se escondía.<br />

Reinó el silencio entonces, y en la nube<br />

Misteriosa de una voz, así decía:<br />

– Espíritu inmortal que en raudo vuelo<br />

Surcar te vi las ignoradas vías<br />

Que ciñe de mi manto esplendoroso<br />

La siempre nueva dilatada fimbria,<br />

Oye y estas conserva en tu memoria<br />

Palabras que mi amor te significan:<br />

Tú serás entre miles escogido<br />

Heraldo angelical de mi doctrina<br />

Cual lo fue el astro rey entre los soles,<br />

Cuyos fulgores su fulgor eclipsa.<br />

En el momento erigirás gigante,<br />

Que los embates de Satán resista<br />

Y anuncie a las edades venideras<br />

El triunfo que alcanzó la Teología<br />

Cuando en grandiosas inmortales páginas,<br />

Los arcanos de mi visión escribas.<br />

Yo te daré para escribir la pluma<br />

Del inspirado Juan Evangelista<br />

De Pablo el genio, de Agustín la ciencia;<br />

El cetro de David, y de Isaías<br />

La entonación severa con que canta<br />

Del Verbo inenarrable la venida.<br />

Tu verbo cual ariete formidable


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 37<br />

Batirá las murallas enemigas<br />

Do el vicio y el error con fiera saña<br />

En su orgullo invencibles se creían.<br />

Tú alumbrarás el horizonte oscuro<br />

De la austera y sutil Filosofía<br />

Como estrella polar que de las naves<br />

Los rumbos inconstantes ilumina,<br />

Ocultas en el fondo de sus antros<br />

La insana duda y la razón impía,<br />

Devorando en silencio su malicia,<br />

Temblarán espantadas por tu nombre.<br />

Mi santa inspiración será tu guía<br />

Al través de los campos dilatados<br />

De las ciencias humanas y divinas.<br />

Y después de enseñar allá en la tierra,<br />

Vendrás a poseer la gloria mía.<br />

Calló la voz, y el alma extasiada<br />

De nuevo al cuerpo de Tomás unida<br />

Sintió la soledad de su desierto<br />

En el sepulcro de la carne fría.<br />

Absorto y confundido el santo frayle<br />

Besó la tierra cuando ya se oía<br />

La monótona voz de la campana<br />

Del claustro por los ámbitos perdida<br />

Anunciando a los míseros mortales<br />

El comienzo feliz de un nuevo día.<br />

Una obra de la envergadura de una enciclopedia, como el Diccionario, no se podía editar sin colaboradores.<br />

Y Perujo los tuvo y buenos, uno de ellos el joven Castellote, que a la sazón, al publicarse el<br />

primer volumen, tenía 27 años de edad y era profesor en el Seminario. Las colaboraciones de Castellote<br />

son las siguientes:<br />

Vol. 1 (1883). Voces: Abisinios (pp. 51-53).- Abismo (pp. 53-54).- Abono (69).– Abreviatura<br />

(pp. 86-92).- Abstemio (p. 114).- Abstracción (pp. 116-118).- Academia (pp. 124-128).- Adversidad (pp.<br />

224-225).- África (pp. 234-236).- Agonía (pp. 248-249).- Agonía de Jesucristo (249–250).– Albarracín<br />

(pp. 294-296).- Alcorán (pp. 314-316).- Ancira (pp. 471-473).- Anfiteatro (pp. 480-482).– Angelo (Castillo<br />

de Sant) (489–490).<br />

Vol. II (1985). Voces: Bacon, Francisco (pp.19-20).- Bacon, Roger (20-22).– Bulgaria (385–<br />

386).– Búlgaros (pp. 386-437)<br />

Vol. III (1885). No hay colaboración de Castellote.<br />

Vol. IV (1886). Voces: Evangelio (pp. 364-367).<br />

Vol. V (1887). Voz: Geología (pp. 57-62). En esta voz estudia Castellote las teorías geogénicas de<br />

la época, citando las tres más usuales: Atomismo (formación de la tierra por atracción molecular), Plutonismo<br />

(la tierra es un sol apagado o estrella enfriada; constituye la llamada teoría física) y Neptunismo<br />

(teoría alemana o teoría química, dice que la tierra se formó de una esfera líquida que cristalizó). Se esfuerza<br />

en eliminar conflictos entre religión y ciencia. Cita a Almera, Cosmogonía y geología, a Pozzy, Le<br />

terre et le Récit biblique, y a Piancini, Cosmogonia naturale comparata col Genesi.<br />

Vol. VI (1887). Voces: Job (68-71).– Libros sagrados (438-446).<br />

A partir de este volumen VII ya no tiene Castellote ninguna colaboración más.<br />

Los colaboradores, con mucho los más frecuentes en la gran obra de Perujo, son, por supuesto, el<br />

mismo Niceto Perujo, que es el que más voces tiene en su haber. Le siguen en frecuencia de artículos<br />

Francisco Caminero (que murió desgraciadamente en 1885 al finalizar el vol. II); S. Magdalena; J. Gomar,<br />

SchP; 128 C. Tormo Casanova; Modesto Sebastián y J. P. Angulo, coeditor de la obra con Perujo.<br />

Otros autores colaboran con menos frecuencia. He seleccionado algunos de ellos:<br />

Vol. I (1883): Jaime Martí Bestard, SChP.- Manuel Polo y Peyrolón. 129 - M. Esteban Ruiz..- A.<br />

Maier.- E. Fernández.- J. M. Ortí Lara.- F. Baigorri.- J. M. Salvador Barrera, etc. etc.<br />

II Vol. (1885): J. Donderis.- Modesto Sebastián.- Manuel Encinas.- Melquíades Portilla.- José Cirujeda<br />

(can. Arcediano).- C. Tormo, etc. etc.<br />

III Vol. (1885): La Pastora.- Serrano.- José Giner.- José Cueto, OP.- Escriche.- M. Encinas, etc.<br />

etc.<br />

IV Vol. (1886): Manuel Encinas, Terol y Llopis, etc. etc.<br />

__________<br />

128 Muere el martes, 4 de mayo de 1897: EC (8 de mayo de 1897), nº 327, p. 2625.<br />

129 Gran amigo de Salvador Castellote, con quien se reunía en el Rinco<strong>net</strong> de la Academia de la Juventud Católica, junto<br />

con otros amigos, como Gadea Orozco, Saavedra, el Barón de Santa Bárbara, Ruiz Caruana, Rodríguez de Cepeda, etc. Cf. Boletín-<br />

Revista de la Academia de la Juventud Católica (Valencia 1896) 42, nota pie de página.


38 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

V Vol. (1887): Carbonero y Sol.- Casimiro de Erro e Irigoyen (Magistral de Zamora).- Eduardo<br />

Juárez de Negrón.- Tomás Sucona.- De Moy.- Terol y Llopis, etc. etc.<br />

VI Vol. (1888): Tormo Casanova.- Luis Badal (canónigo de Valencia).- C. Tormo (artículos importantes<br />

de filosofía: Kantismo, Libertad de pensar, Libre albedrío, R. Lulio, etc.).- Cavero.-<br />

Caparrós.- José Mª Llopis (voz: Lutero), etc. etc.<br />

VII Vol. (1889): Vicente de Manterola (Canónigo Penitenciario de Toledo).- Sanchis Die.- El Barón<br />

de Santacruz.- Herrero Maldonado.- J. Sanchis Sivera.- J. Belda. etc. etc.<br />

VIII Vol. (1889): Catalá.- Antonio Ruiz.- Espinel.- Valero.- Martínez García.- Antonio Ruiz (Decano<br />

del Tribunal de la Rota), etc. etc.<br />

IX Vol. (1889): Valero.- Manuel Encinas (Voz: Revelación).- Barcia (Voz: Salamanca, Universidad).-<br />

F. Mellado.- Dr. Lucio (Voz: suicidio).- etc. etc.<br />

X Vol. (1890): P. Pascual Vallés, OP.- J. Sanchis Sivera.- Calvo, etc. etc.<br />

En realidad esta enciclopedia recoge muchos de sus artículos de fuentes ya editadas: el Diccionario<br />

de Teología Dogmática, de Bergier y su Suplemento; el de Moral de Pierrot; los de Derecho canónico<br />

de Ferraris y André; el de Sagrada Escritura de Calmet; los de Disciplina de Tomasino, Martiguy y<br />

Jehan, el de las Herejías de Pluquet; el Enciclopédico alemán de Teología católica. Acepta voces de la Filosofía<br />

de Ceferino González, de obras de Balmes, etc. Lo que no disminuye su gran aportación como instrumento<br />

de trabajo para el clero de aquellos tiempos tan faltos de medios.<br />

Castellote fue un viajero incansable, conocedor de los idiomas europeos más extendidos: inglés,<br />

francés, alemán, además de los clásicos latín, griego, y de los bíblicos hebreo y arameo. Testimonio de<br />

sus innumerables viajes por Europa son los resguardos de hoteles, billetes de ferrocarril, tranvías de distintas<br />

ciudades, tales como Berlín, Hamburgo, Munich, París, Roma.<br />

IX. DATOS BIOGRÁFICOS DEL DR. CASTELLOTE 130<br />

1. Partida de Bautismo<br />

Salvador Castellote,<br />

de joven<br />

“En S. Juan de Valencia, día diez de noviembre<br />

de 1856.<br />

Yo, Don Santiago Pascual, vicario de la misma,<br />

bauticé solemnemente a Salvador, José, Juan, hijo<br />

legítimo de José Castellote, jalmero, natural de Gestalgar<br />

y de María Pinazo, natural de Alpuente, casados y<br />

parroquianos de ésta. Abuelos paternos: Fabián Castellote<br />

y Salvadora Manuel, naturales de Gestalgar; maternos:<br />

Antonio Pinazo y Tomasa Andrés, naturales de<br />

Alpuente. Padrinos: Mariano Martínez, natural de<br />

Chelva y María Josefa Castellote y Hernández, natural<br />

de ésta de S. Juan, a quienes previne el parentesco espiritual<br />

y obligación de enseñarle la Doctrina Cristiana.<br />

Nació dicho día a las seis y media de la mañana. Testigos: Lorenzo Gil y Vicente<br />

Martínez, sacristanes de esta iglesia. Lo que certifico. Santiago Pascual. Rúbrica.<br />

Archivo Santos Juanes Valencia. fl. 155-7-54, años 1856 á 58.<br />

Nota marginal. Día 20 de julio 1892 tomó posesión del canonicato de Valencia. 18 de junio 1896,<br />

nombramiento de Obispo de Menorca. Obispo de Jaén. Arzobispo preconizado de Sevilla. † en Jaén 23<br />

Noviembre 1906.<br />

Esta segunda nota esta puesta por su amigo del alma Silvino Beneyto Tasso.”<br />

__________<br />

130 No coinciden en los datos todos los documentos consultados.<br />

José Castellote,<br />

Padre de Salvador


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 39<br />

2. Informes del Archivo Secreto Vaticano<br />

Nació en Valencia, el 10 de noviembre de 1856. Fue nombrado obispo de Menorca el 25 de junio<br />

de 1896, consagrado en Valencia en Octubre de 1896. Trasladado a Jaén el 16 de diciembre de 1901. Sucede<br />

en la diócesis de Jaén a Victoriano Guisasola y Menéndez, que es trasladado a la diócesis de Madrid–Alcalá.<br />

Nombrado arzobispo de Sevilla el 6 de diciembre de 1906 (AAS 40, p. 12). Muerto en Jaén el<br />

22 de diciembre de 1906. (Annuaire 1908, p. 672).<br />

3. Informes periodísticos y de Boletines episcopales de Menorca y Jaén sobre la biografía general de<br />

Salvador Castellote y Pinazo<br />

De varios artículos de la prensa valenciana entresacamos los siguientes datos biográficos generales,<br />

que después iremos analizando más detenidamente.<br />

1) Almanaque de LAS PROVINCIAS de 1897<br />

__________<br />

“Valencia ha tenido en el presente año la satisfacción de que fuera elevado a la dignidad episcopal<br />

uno de sus beneméritos hijos, elevación que todos han saludado como una nueva y fundada<br />

esperanza para la prelacía española.<br />

El nuevo obispo es hijo del pueblo, sacerdote celosísimo, con bríos de apóstol, maestro que ha<br />

estudiado mucho y de los que estudian toda su vida, hombre de mucha acción, y –con especial gusto<br />

lo consignamos– muy valenciano.<br />

Lleva en el rostro la tenacidad. No es un místico; no son propias<br />

de él –así nos parece– las contemplaciones estáticas, ni tampoco las<br />

sutilezas metafísicas. El trabajo y la lucha parecen ser sus elementos;<br />

el sentido práctico, su criterio ¿No son éstas las condiciones<br />

más adecuadas para un prelado católico en estos tiempos en que la<br />

acción de la iglesia ha de influir tanto para salvar a la sociedad de<br />

pavorosos conflictos?<br />

Es joven para obispo; aún no había cumplido cuarenta años al<br />

ser consagrado. Nació el 10 de noviembre de 1856, en una casa<br />

modesta de la calle de la Carda.<br />

Sus padres, José Castellote 131 y María Pinazo, 132 constituían un<br />

Salvador Castellote,<br />

Obispo<br />

matrimonio ejemplar. Sencillez en sus gustos, parcos en sus necesidades<br />

les afanaba su industria de jalmeros y la educación de sus hijos,<br />

133 que correspondían bien a los afanes de tan buenos padres.<br />

131 Falleció en Valencia, el jueves, 29 de marzo de 1894, después de haber recibido de manos de su hijo Salvador Castellote<br />

los últimos sacramentos (17-3-94). La revista España Cristiana reseña estos acontecimientos, tratando a Castellote como “nuestro<br />

suscriptor y amigo” (España Cristiana. (En adelante la citaremos así: EC) Año IV, 1894, pp. 1302, 1310, 1319. D. José Castellote<br />

era hijo de D. Fabián Castellote, natural de Gestalgar y oriundo de Teruel, donde está situada la villa de Castellote, y de Dª Salvadora<br />

Manuel, natural de Gestalgar. José Castellote se dedicaba al comercio de la seda, acarreándola por arrieros contratados, que dirigían<br />

largas reatas de burros hasta otras ciudades españolas, sobre todo a Madrid. Igualmente, fundó en la calle de la carda, en un bajo,<br />

hoy desaparecido, en frente de la posada aún existente, una tienda de bordados para enjaezar caballos y monturas para las procesiones<br />

y cabalgatas, figurando el nombre de CASTELLOTE en esas piezas de gran calidad y colorido que todavía hemos podido<br />

contemplar no hace aún mucho por nuestras calles en las procesiones del Corpus Christi.<br />

132 María Pinazo Andrés falleció en el mes de enero de 1897, a la edad de 68 años, en la calle de Cadirers, número 7, siendo<br />

el entierro corpore insepulto en la parroquial de san Pedro y san Nicolás . Era natural de Alpuente, e hija de Antonio Pinazo, natural<br />

de Alpuente, y de Dª Tomasa Andrés Hernández, natural de Alpuente. Al enterarse de su muerte su hijo Salvador, obispo ya de Menorca,<br />

se embarcó en el vapor Lulio, siendo recibido en Valencia por el rector de los Santos Juanes, el Sr. D. Juan Dorda y varios<br />

amigos íntimos<br />

133 Tuvieron 4 hijos, tres varones: Salvador, José María y Vicente (abuelo del autor de esta biografía) y una mujer: Joaquina,<br />

casada con D. Salvador Gassent, fundador de una famosa chocolatería en la calla de la Carda, esquina a la actual posada, pero<br />

dedicado en cuerpo y alma a la bolsa. Tuvo otra hija, María Josefa, hija del primer matrimonio de José Castellote Manuel con María<br />

Josefa Hernández, y casi de la misma edad que la segunda esposa de éste, María Pinazo Andrés, por lo que no extraña que fuese<br />

madrina de su hermanastro el futuro obispo Salvador Castellote. María Josefa Castellote Hernández era sobrina, hija de la hermana,<br />

María Josefa Hernández, del que fue obispo de Badajoz y de Segorbe, D. Joaquín Hernández y Herrero; estuvo junto a él bastante


40 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Salvador Castellote estudió mucho: en las Escuelas-Pías, primero; en el seminario, después, y a<br />

los 24 años había terminado la carrera de teología con las mejores notas, había recibido todas las<br />

órdenes sagradas, y se sentaba como profesor en la cátedra de aquellas aulas, de las que acababa de<br />

salir como discípulo. Y a partir de 1880 a 1890, el joven sacerdote se formó con ímproba labor para<br />

sus brillantes destinos. Hizo en parroquias rurales el definitivo aprendizaje de la cura de almas;<br />

hizo en Valencia el estudio, aún más difícil, del mundo y la sociedad; trabajó en las Academias literarias,<br />

brilló en el púlpito con elocuencia viril, intencionada, desprovista de afeites retóricos, clara<br />

y vibrante siempre.<br />

No le faltaron contrariedades, oportunas quizás, para completar en él y la experiencia de la vida.<br />

Con razón o sin ella –que esto no lo juzgamos ahora– 134 disgustó en cierta ocasión al cardenal<br />

Monescillo, y éste, arzobispo de Valencia entonces, le alejó de la ciudad. Castellote, que –como<br />

hemos visto– es muy valenciano, deseaba volver a su querida Valencia; tardaba en conseguirlo, e<br />

hizo oposiciones a prebendas vacantes en otras diócesis. Ganó una canonjía en Barcelona, después<br />

en Tortosa y después otra en Madrid. Allí estaba su suerte: pronto sobresalió en el clero de la corte.<br />

Quien primero fijó en él los ojos fue el perspicaz obispo de Madrid-Alcalá, D. Ciriaco María<br />

Sancha. En el joven canónigo encontró un auxiliar inmejorable para sus vastos planes. Parece extraño,<br />

y, sin embargo, era muy natural: el fogoso, enérgico, algo rudo sacerdote valenciano, merecía<br />

toda la confianza de aquel prelado tan amable, tan benévolo y cortés. Castellote correspondió<br />

bien a aquella predilección; el buen nombre que había adquirido en el cabildo y en el palacio arzobispal<br />

le confirmó la opinión del público católico e ilustrado. Las conferencias que dio en la catedral<br />

de San Isidoro, publicadas luego en un libro, 135 le acreditan de pensador tan profundo como<br />

orador elocuente.<br />

Castellote con sus hermanos y otros familiares<br />

Lo demás ha venido por sus pasos contados. El hoy cardenal Sancha trajo consigo al predilecto<br />

canónigo, le dio una prebenda en esta catedral y le nombró Secretario de Cámara. 136<br />

En este puesto hizo, por adelantado, el aprendizaje de la autoridad eclesiástica, ayudó a su prelado<br />

en obras de tanto empeño, como el Congreso Eucarístico 137 y la peregrinación obrera a Roma,<br />

________________________________________________________________<br />

tiempo en Segorbe. Junto con ella y al cuidado del obispo Hernández estuvo también su sobrina, María Pinazo y Andrés. Al quedar<br />

viudo José Castellote Manuel de la hermana del obispo Hernández, éste le aconsejó a su cuñado que se casara en segundas nupcias<br />

con su sobrina, María Pinazo y Andrés. Vicente Castellote, tuvo dos hijos con Dolores Martín: José y Francisco. Éste († 1936) se<br />

casó con Francisca Cubells Candel († 1985) de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Francisca y Salvador Castellote Cubells, autor<br />

éste último de esta biografía. El nombre de Salvador se me impuso en el bautismo a petición de la que fue madrina de mi bautismo,<br />

Dª Joaquina, hermana del obispo, y que quiso así honrar la memoria de su hermano. Dª Joaquina se casó con Salvador Gassent, pero<br />

no tuvieron descendencia.<br />

134<br />

No hemos podido averiguar la causa de este disgusto con el arzobispo Monescillo, que lo alejó de la ciudad.<br />

135<br />

Conferencias científico-religiosas pronunciadas en la Catedral de Madrid por D. Salvador Castellote y Pinazo, presbítero,<br />

Doctor en Teología, y Canónigo por oposición de la mencionada iglesia, Madrid, Imprenta católica de Adolfo Ruiz de Castroviejo,<br />

1892. En el ejemplar que usamos de esta edición (Biblioteca Municipal de Valencia, sig. 8749-138) hay una dedicatoria de<br />

puño y letra de Castellote que dice: “A mi distinguido amigo el eminente literato valenciano, D. Teodoro Llorente. Salvador Castellote.”<br />

España Cristiana anuncia con todo pormenor estas conferencias, dando el índice de las mismas: “En las ocho conferencias<br />

que comenzarán mañana en la Catedral de Madrid, nuestro particular amigo D. Salvador Castellote se propone desarrollar los siguientes<br />

temas...” (EC Año II, (13 de febrero de 1892), nº 54, p. 431.<br />

136<br />

Diciembre de 1892.<br />

137<br />

Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Valencia el 18 de noviembre de 1893. EC (18 de noviembre de 1893), p.<br />

146.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 41<br />

y en el pasado mes de junio (1896) se vio sorprendido con la noticia de su presentación para la sede<br />

episcopal de Menorca, en la cual –así lo creemos firmemente– ha de prestar a la Iglesia, y es<br />

posible que al Estado también, servicios que le allanen el camino para llegar más alto.<br />

La designación del Sr. Castellote para obispo de Menorca fue muy bien recibida en Valencia, y<br />

el aprecio al nuevo prelado se patentizó en la solemne fiesta de su consagración celebrada el día 4<br />

de octubre en la catedral. El cardenal arzobispo de esta diócesis Sr. Sancha fue el consagrante,<br />

asistiendo también los obispos de Mallorca Sr. Cervera y de Coria señor Peris Mendieta (valenciano).<br />

Entre los muchos regalos que recibió el nuevo prelado figuraba, en primer término, un precioso<br />

cáliz, obsequio del Ayuntamiento de esta capital.<br />

El día 10 de noviembre marchó el Sr. Castellote para tomar posesión de su sede episcopal,<br />

siendo su despedida una nueva manifestación del afecto de sus paisanos.”<br />

2) LAS PROVINCIAS, 19 de junio de 1896<br />

__________<br />

“El Dr. Don Salvador Castellote, según reza el telegrama recibido, ha sido propuesto por nuestro<br />

gobierno para el obispado de Menorca, y Su Santidad confirmará el nombramiento en el Consistorio<br />

que se celebrará el día 23.<br />

Al calor de esta grata noticia, vamos a apuntar algunas notas de la<br />

vida de este sacerdote apreciado y querido en Valencia.<br />

Es Valenciano y lo es hasta los tuétanos; no hay más que verle y<br />

oírle, para apreciar en él el sabor de la tierra. Nació en una casa modesta<br />

de la calle de la Carda 138 el día 10 de noviembre y 1856, procedente<br />

de la clase popular. Sus padres José Castellote, († fallecido), y<br />

María Pinazo, constituían un matrimonio ejemplar. Sencillez en sus<br />

gustos, parcos en sus necesidades, les afanaba su industria de jalmeros<br />

y la educación de los hijuelos, de los que, si no vamos mal en los recuerdos,<br />

2 iban en carrera: uno de éstos era el Se or . Castellote.<br />

Castellote, Obispo<br />

de Menorca<br />

De 1867 a 1871 cursó y aprobó éste en el Instituto de Valencia la<br />

segunda enseñanza y en octubre del año último obtuvo el grado de<br />

Bachiller. Estos primeros estudios los hizo en las Escuelas Pías, sien-<br />

do Rector D. Vicente Juliá y teniendo por maestros a los padres Juan Cabrera y Vicente Pons,<br />

muertos ya.<br />

En 1872 incorporó el segundo año de latín y todas las asignaturas del Bachillerato al Seminario<br />

Conciliar Central, con la nota de sobresaliente. Desde este año hasta 1879, ganó con la calificación<br />

de meritissimus, siete cursos de Sagrada Teología, obteniendo el premio en el mes de junio de<br />

1885, recibiendo en este establecimiento los grados de bachiller, licenciado, y doctor en Sagrada<br />

Teología, con la censura de nemine discrepante.<br />

En 1880 había recibido ya las órdenes sagradas, 139 y pronto fue Maestro en aquel mismo seminario,<br />

en el cual aún era discípulo. Sustituto de la cátedra de humanidades sagradas en los cursos<br />

de 1880 a 1881 y 1881-1882, fue nombrado en 1885 profesor de filosofía, cuya ciencia explicó<br />

hasta el año 1887.<br />

Fue Cura Regente de Agres, y durante el terrible cólera de 1885 desempeñó igual cargo en la<br />

iglesia Arciprestal de Liria. 140 Desde 1882 a 1890 fue capellán de la gran Asociación de Nuestra<br />

Señora de los Desamparados en Valencia y en esta fecha hizo oposiciones a canónigo lectoral de la<br />

catedral de Barcelona, siendo aprobados los ejercicios con la calificación de sobresaliente y obteniendo<br />

en la elección dos votos, y por unanimidad obtuvo la aprobación de las nuevas oposiciones<br />

que hizo poco después a la canonjía lectoral de Tortosa. Dos meses después de estas últimas, que<br />

fueron en junio, entró en Madrid en las que hubo a una canonjía de las llamadas de gracia y de<br />

138<br />

Parroquia de los Santos Juanes.<br />

139<br />

En 12 de octubre de 1880 celebró su primera misa en la parroquia de los Stos. Juanes de Valencia.<br />

140<br />

Allí hay una calle dedicada al obispo Castellote.


42 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

turno de la Mitra, vacante en aquella catedral, y por unanimidad figuró en el primer lugar de las<br />

ternas, siendo nombrado canónigo por el entonces obispo de Madrid-Alcalá Se or . Sancha.<br />

Cuando este digno prelado vino a Valencia trajo consigo al canónigo Castellote, a quien había<br />

cobrado un gran afecto. El 11 de julio de 1892 lo nombró canónigo de esta catedral, 141 y el 20 de<br />

noviembre Secretario de Cámara y Gobierno, cargo que desempeña desde entonces, y en el cual ha<br />

prestado grandes servicios, no siendo uno de los menores la parte que tomó en la organización del<br />

Congreso Eucarístico, 142 como secretario de esta asamblea, y la peregrinación obrera a Roma. 143<br />

El señor Castellote es hombre enérgico, activo, celosísimo, joven todavía, lleno de vida y de<br />

salud. Su oratoria impresiona y convence: en ella se nota el afán de expresar la idea, cogiéndola<br />

claramente, como vulgarmente se dice, y huyendo de rimbombancias pedantescas. Muy docto en<br />

sagradas letras, domina también la historia y la filosofía, y demuestra pronto desde el púlpito que<br />

ha estudiado mucho; que su memoria es buena, y que tiene inteligencia y discernimiento para hacer<br />

uso oportuno de lo asimilado. Colaboró con D. Aniceto Alonso Perujo en la publicación de la<br />

primera edición Valentina de la Suma Teológica de Santo Tomás, y con los señores Angulo y Perujo<br />

en el Diccionario de las Ciencias Eclesiásticas. Siendo muchos los artículos que van firmados<br />

por él. En el certamen que en mil ochocientos ochenta celebró la Academia de la Juventud Católica<br />

de Valencia obtuvo el primer premio por una Memoria histórica sobre las vicisitudes por que<br />

ha pasado en España la creencia de la Inmaculada Concepción de María Santísima. Publicó en<br />

1892 un tomo de Conferencias científico-religiosas que había dado durante la Cuaresma en la catedral<br />

de Madrid, y que llamaron muchísimo la atención, y últimamente un bellísimo discurso que<br />

hizo en el púlpito de San Martín cuando el cuerpo de artilleros celebró honras fúnebres por la<br />

muerte del Conde de Mirasol, acaecida en el famoso pronunciamiento del<br />

general Villacampos.<br />

Por esto y por la parte que tomó en las fiestas del jubileo sacerdotal, 144<br />

el Papa le ha condecorado con la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, poseyendo,<br />

además, el título de examinador sinodal en las diócesis de Segorbe,<br />

Madrid-Alcalá y Cádiz.<br />

Ya terminamos, porque lo dicho excusa comentarios.<br />

La personalidad que nos ha ocupado es muy conocida en la diócesis valenciana.<br />

Por eso baste este ligerísimo índice de su laboriosa vida.<br />

Añadiremos tan sólo que, infatigable para el estudio y el trabajo, ha<br />

cultivado también la pintura y la música; es aficionadísimo a la náutica;<br />

posee bien el latín, el griego, el caldeo, el francés, el inglés, el alemán y el<br />

italiano.<br />

Salió de la humildad y ha sobresalido por su fervor religioso, por su talento y su laboriosidad.<br />

Nadie mejor que él, salido del fondo del pueblo, podrá defender en esta capa social cuánto bien<br />

encierra nuestra santa religión.”<br />

3) Otra versión de LAS PROVINCIAS, 7 de septiembre de 1897<br />

“Es el más joven de los prelados españoles, y, sin embargo, al saber su nombramiento, todos los que le<br />

conocen dijeron: “Será un excelente obispo.” Éste es el mejor elogio que puede hacerse de él, y también<br />

del clero valenciano, en el cual tan dignos sacerdotes se forman.<br />

...Por las buenas noticias que de él se tenían, fue perfectamente recibido en su diócesis isleña:<br />

lo mismo en Ciudadela que en Mahón agasajaron mucho al joven valenciano. Aún no hace un año<br />

que está ejerciendo allí su cargo pastoral, y ya se ha captado, no sólo el respeto, sino también el<br />

__________<br />

Dedicatoria de<br />

Castellote a un amigo<br />

141<br />

No siempre coinciden las fechas de nombramietos y tomas de posesión de sus respectivos cargos.<br />

142<br />

El 20 de noviembre de 1893.<br />

143<br />

En el mes de abril de 1894.<br />

144<br />

Celebrado en 1888. Con tan fausto motivo, se realizó un gran esfuerzo en toda la cristiandad para abrir la Exposición<br />

Vaticana, con los regalos que recibió el Papa, abierta en 1887 y cuyo contenido se refleja en una magnífica revista “La Exposición<br />

Vaticana Ilustrada”, editada en Barcelona (el primer número es del 12 de noviembre de 1887 y el último el 22 de julio de 1888, con<br />

un total de 29 números en formato de 38 x 27 cm. con muchísimas y preciosas ilustraciones en blanco y negro).


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 43<br />

afecto. En Roma, adonde fue por honrosa invitación de Su Santidad, encontró en el Vaticano la<br />

mayor consideración. Todo esto son felices augurios de su episcopado, que esperamos ha de ser<br />

muy fructuoso para la Iglesia y también para la Patria, pues el obispo Castellote es español de los<br />

pies a la cabeza, y aún nos atreveremos a decir que es del mismo modo valenciano.”<br />

4) J. MONTIJANO CHICA, Historia de la diócesis de Jaén y sus obispos, Jaén, Instituto de Estudios<br />

Giennenses (C.S.I.C.) Confederación Española de Centros de Estudios Locales, Excma. Diputación<br />

Provincial, 1986, pp. 197-199.<br />

__________<br />

“Salvador Castellote y Pinazo. Nació en Valencia el 5 de noviembre de 1856. Hizo sus primeros<br />

estudios en el Colegio de los Padres Escolapios de Valencia, en donde también cursó la segunda<br />

enseñanza.<br />

Ingresó, en 1872, al Seminario Conciliar Central, terminando en él sus estudios de la carrera<br />

eclesiástica el año 1879. Durante toda la carrera literaria, tanto en el Colegio de los Padres Escolapios<br />

como en el Seminario, se distinguió por su aplicación y especiales dotes de inteligencia que le<br />

conquistaron el primer puesto entre sus compañeros y le merecieron el honor de ser profesor del<br />

Seminario siendo aún alumno del mismo, desempeñando, en 1880, la clase de Hermenéutica sagrada<br />

y más tarde la de Filosofía hasta 1889. La erección de la universidad pontificia de Valencia<br />

ocurriría el año 1896.<br />

Al mismo tiempo que catedrático del Seminario, fue capellán de la Cofradía de la Virgen de los<br />

Desamparados, de Valencia, desde el año 1882 al 1890. Fue cura regente de Agres, por algún<br />

tiempo, y durante el cólera de 1885 estuvo al frente de la parroquia arciprestal de Liria. En 1890<br />

opositó a una canonjía de la catedral de Madrid, prebenda que obtuvo. En 1892 fue promovido a<br />

una canonjía en la catedral metropolitana de Valencia y nombrado, por el arzobispo... Ciriaco María<br />

Sancha y Hervás, que había sido trasladado a la sazón a Valencia, Secretario de Cámara y Gobierno,<br />

encargándole, entre otras importantes actividades, la organización del primer Congreso<br />

Eucarístico Nacional, celebrado en Valencia del 20 al 25 de noviembre de 1893. En 1896 fue promovido<br />

para la sede episcopal de Menorca y consagrado como tal en la catedral de Valencia por el<br />

mismo arzobispo Sancha del que había sido un eficaz colaborador.<br />

En Valencia colaboró en la revista católica, dependiente del arzobispado, España cristiana, 145<br />

de la que había sido fundador Manuel Gascó y Alfonso con una orientación <strong>net</strong>amente “carlista,<br />

católica militante, dogmática, belicosa e intransigente”, 146 frente a los anticlericales que publicaban<br />

el semanario republicano La Antorcha Valentina.<br />

Su actividad intelectual, antes de su elevación el episcopado, se centró fundamentalmente colaborando<br />

con el canónigo Alonso Perujo en la publicación de la primera edición valentina de la<br />

Summa Theologica de Santo Tomás (Valencia, F. Doménech, 1881-1883). La Santa Sede, por medio<br />

de León XIII, había preconizado la restauración tomista, y en Valencia fue Monescillo el que<br />

145 Esta revista se llamaba al principio Valencia cristiana, pero cambió por el de España Cristiana en 1893.<br />

146 Cfr. V. CÁRCEL ORTÍ, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, p. 660. Relacionar a Castellote con esta<br />

revista intransigente es una afirmación no contrastada y ambigua, pues aunque Manuel Gascó, fundador y el editorialista más frecuente<br />

de esta revista trata a Castellote de “querido amigo y suscriptor”, las colaboraciones de éste en la revista España cristiana se<br />

reducen a un solo artículo, titulado La realeza de Jesucristo [EC (31 de diciembre de 1892), nº 100, pp. 793-795], en el que, citando<br />

a san Leandro de Sevilla, sintetiza la realeza de Cristo en tres aspectos: hereditario, electivo y de conquista. Su estilo es descriptivo,<br />

analítico y suavemente apologético, como podemos ver en estas frases: “Hoy como ayer, se frustrarán sus maquiavélicos proyectos,<br />

y cuando a la tempestad sucederá la calma, Cristo, con sus vestiduras resplandecientes, aparecerá de nuevo sentado en su inconmovible<br />

solio.” (Ibid. p. 794). Contrasta este estilo con el usual de Gascó: piadoso, irónico, muy apologético, inteligente, carlista, antiliberal<br />

activo, insultante, patriótico, belicoso incluso con la jerarquía católica en sus momentos de pacificación, con diatribas furibundas<br />

contra los adversarios a quienes trata de asesinos, infames, sectarios, endiablados, etc. etc. No obstante, está bien informado<br />

y dispuesto valientemente a lanzar retos dialécticos, cosa que también la hacían las revistas anticlericales valencianas, como La antorcha<br />

valentina. Esta revista califica a España Cristiana como el “periódico católico más batallador de la localidad”, lo que reproduce<br />

esta revista como timbre de gloria [EC (6 de agosto de 1892), p. 631]. En esta época tan beligerante las censuras de las revistas<br />

unas contra otras eran siempre interpretadas por las acusadas como algo positivo. Así, por ejemplo, la prohibición a los católicos de<br />

la lectura de La Antorcha [La Antorcha en adelante LA (17 de noviembre de 1894), p. 1] en carta remitida a esta revista por el arzobispo<br />

Sancha, es considerada por ésta como la mejor propaganda, diciendo de Sancha que “excomulgando a periódicos queda a la<br />

altura de Monescillo” [LA (1 de diciembre de 1894), nº 193, p. 3]. Entre los redactores más usuales de la España Cristiana se encuentran,<br />

además de Francisco Gascó, Corbató, J. D., Dieguez, A., Escuder, J. Mª, Forcades, V., Morayta, Querol, V., Rodrigo, V.,<br />

Spínola, M. card., Tejado, G., Veciana, J., etc. etc.


44 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

__________<br />

logró su promoción a través de Perujo, hombre culto e inteligente, que había llegado a Valencia a<br />

sus 34 años en 1875<br />

Sus artículos publicados en el Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, editado por Perujo en colaboración<br />

con Juan Pérez Angulo (Valencia, F. Doménech, 1885-1890); su Memoria Histórica<br />

sobre las vicisitudes por que ha pasado en España la creencia en la Concepción de María Santísima<br />

–que fue premiada por la Academia de la Juventud Católica de Valencia–; sus discursos sobre<br />

La filosofía de Santo Tomás y sus conferencias científico-religiosas, pronunciadas en la catedral<br />

de Madrid dan testimonio de su talento como historiador y tomista. Pero, además de ser muy<br />

versado en las ciencias eclesiásticas y profanas, hablaba correctamente, además del latín y el griego,<br />

el francés, el italiano, el alemán y el inglés, y por la circunstancia de haber viajado mucho por<br />

Europa aumentó su ilustración y sus conocimientos.<br />

Se dio a conocer siempre como activo y laborioso en el campo de la Acción Católica. Contribuyó<br />

posteriormente a dar impulso a la Juventud Católica de Valencia y a la obra del «Jubileo sacerdotal<br />

del Papa» como miembro que fue de la comisión española que en 1888 fue a Roma con<br />

dicho motivo. Tomó parte muy activa en la realización de la peregrinación obrera a Roma en homenaje<br />

al papa León XIII, en 1894. Igualmente, siendo obispo de Menorca, con ocasión del Año<br />

Santo, promovió y organizó la primera peregrinación menorquina a Roma, que fue muy celebrada<br />

por lo numerosa. 147<br />

Fue trasladado a la diócesis de Jaén en diciembre de 1901, sucediendo al obispo Victoriano<br />

Guisasola, que había sido trasladado a Madrid, y que más tarde sería arzobispo de Valencia.<br />

En sus cinco años de episcopado giennense el obispo Castellote hizo la visita pastoral en todas<br />

las parroquias de su extensa diócesis y celebró concurso a curatos. Fue senador del Reino por la<br />

archidiócesis granadina. Siguió, con mucho celo y actividad, la construcción del nuevo Seminario<br />

de Jaén que había iniciado su predecesor. Bendijo el edificio y lo inauguró el 6 de enero de 1905.<br />

Era un elocuente orador sagrado que causaba admiración cuando predicaba, sobre todo en la catedral.<br />

Fue preconizado arzobispo de Sevilla el 6 de diciembre de 1906, y predicando en la catedral de<br />

Jaén, el día 23 de diciembre de 1906, y despidiéndose de sus diocesanos ante su inmediata toma de<br />

posesión de la archidiócesis sevillana, murió repentinamente en el púlpito. Está enterrado en la capilla<br />

del Niño Jesús de la Catedral de Jaén. Al quedar vacante la sede sevillana, Guisasola pidió su<br />

traslado a Sevilla, pero le fue denegada la petición por cuestiones políticas, 148 teniendo que regresar<br />

a Valencia el 23 de enero de 1907.<br />

Cuantos trataron al obispo Castellote y le conocieron en el desempeño de sus importantes y delicados<br />

cargos admiraron su saber y alta ilustración, su gran actividad y su ardiente celo pastoral.<br />

De su ilustración dan idea sus notables escritos y en ellos la diversidad de ciencia que cultivó<br />

con provecho y la universalidad de sus conocimientos.<br />

El epitafio que hay en la capilla del Niño Jesús, en donde se le dio honrosa sepultura, dice lo<br />

siguiente:<br />

147 Fueron 200 los peregrinos de Menorca. Cf. Sebastián Juan Sampol de Palós, Crónica de la peregrinación menorquina á<br />

Roma, Ciudadela de Menorca, Imp. católica del Sagrado Corazón de Jesús, 1901, 213 págs.<br />

148 Cfr. CÁRCEL ORTÍ, V., o. c., p. 703.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 45<br />

VERBO ET EXEMPLO<br />

HIC JACET<br />

EXCELENTISIMUS AC REVERENDISIMUS<br />

DOCTOR DOMINUS SALVATOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

VALENTIAE EDETANORUM NATUS<br />

ANNO DOMINI MDCCCLVI<br />

DEI ET S.A.S. GRATIA<br />

MINORICENSEM ET GIENNENSEM<br />

DEXTERE REXIT ECCLESIAM<br />

ARCHIEPISCOPUS HISPALENSIS NUPER CREATUS<br />

CONCIONEM ADHUC<br />

IN HAC EPISCOPALI CATHEDRA PERAGENS<br />

SUBITO MORBO CORREPTUS EST<br />

DIE XXIII DECEMB. ANN. MCMVI<br />

IN QUA<br />

INMATURA MORTE OCCUBUIT IN DOMINO.<br />

R.I.P.A.”<br />

5) EPISCOPOLOGIO DEL OBISPADO DE MENORCA (Ciudadela)<br />

__________<br />

Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Menorca<br />

[cap. XVII]<br />

D. Salvador Castellote y Pinazo<br />

Nació en la ciudad de Valencia el día 10 de noviembre de 1856. Afanaba a sus virtuosos padres,<br />

D. José y Dª María, la educación cristiana de los hijos que la Divina Providencia les había<br />

concedido, de los cuales dos 149 seguirían carrera. Uno de éstos era D. Salvador, quien muy pronto,<br />

dotado de un privilegiado talento, dio señaladas muestras de aplicación y aprovechamiento en los<br />

estudios de segunda enseñanza, que desde 1867 à 71 cursó en el Instituto de Valencia.<br />

Incorporadas en 1872 al Seminario Conciliar Central de dicha ciudad las asignaturas propias<br />

del Bachillerato habiendo obtenido en estos exámenes la nota de sobresaliente, probó y ganó en los<br />

años siguientes, hasta el 79, siete cursos de Sagrada Teología<br />

con las calificaciones de meritissimus. En 1880 fue ordenado<br />

de Presbítero, y joven y discípulo todavía en el<br />

mencionado Seminario sustituyó al Catedrático de Hermenéutica...<br />

y fue Profesor de Filosofía, cuya cátedra estuvo<br />

desempeñando hasta 1889.<br />

Por algún tiempo interrumpió el Sr. Castellote sus trabajos<br />

escolares, mientras fue ejerciendo diversos cargos, como<br />

el de Capellán de la Asociación de la Virgen de los<br />

Desamparados desde el 82 al 90, el de Cura Regente de<br />

Agres, é igual cargo en la iglesia arciprestal de Liria, donde<br />

realizó verdaderos y heroicos esfuerzos durante la terrible<br />

epidemia del cólera, que en 1885 tantos estragos iba haciendo<br />

en muchos de los pueblos del reino de Valencia. En<br />

Escudo episcopal de Castellote<br />

11 de junio del mismo año recibía la investidura de Doctor<br />

en Sagrada Teología, previos los ejercicios literarios que,<br />

practicados en el Seminario Central de dicha ciudad, le habían sido aprobados con la nota de<br />

Nemine discrepante.<br />

Después que en 1890 firmara oposiciones a la Canonjía Lectoral de Barcelona, siéndole aprobados<br />

sus ejercicios con la censura de sobresaliente y obtenido dos votos en la elección, y de haber<br />

conseguido por unanimidad la aprobación de todos sus actos literarios en otras oposiciones que hi-<br />

149 Salvador y José María. Éste fue un insigne y famoso ingeniero naval del que damos, en esta biografía de su hermano<br />

Salvador, una pequeña reseña biográfica, esperando que su figura sea más y mejor conocida por los valencianos y españoles en general.


46 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

zo poco después á la de Lectoral en Tortosa, se presentó, al cabo de dos meses á las que se habían<br />

publicado en Madrid para la provisión de una de las Canonjías llamadas de gracia y de turno de la<br />

Mitra, vacante en aquella Catedral. El resultado de sus brillantes ejercicios fue que, figurando en el<br />

primer lugar de la terna propuesta por el Tribunal, le nombrara Canónigo el que era á la sazón<br />

Obispo de Madrid-Alcalá, señor Sancha.<br />

Cuando este Prelado fue trasladado á la silla Arzobispal de Valencia, conocedor de los méritos<br />

del señor Castellote, á quien había cobrado gran afecto durante su residencia en Madrid, lo llevó<br />

consigo, y en 11 de julio de 1892 lo nombró canónigo de aquella Metropolitana, y cuatro años<br />

después, Secretario de Cámara.<br />

En el desempeño de este importante cargo hizo el Sr. Castellote más ostensibles sus bellísimas<br />

dotes personales, que ya antes había demostrado, colaborando con el Sr. Sancha, y dando nuevas<br />

pruebas de su talento y actividad, de lo cual hay vivos testimonios en la diócesis valenciana, donde<br />

su elección para el mencionado cargo habría sido acogida con el más unánime aplauso.<br />

Tal era su celo verdaderamente apostólico, por el que se distinguió en cuantas obras religiosas<br />

se promovieron durante el pontificado del Sr. Sancha en Valencia, que, limitándose siempre a la<br />

pura idea católica, prestó entonces grandes servicios a la Iglesia y a su Prelado. Con su poderosa<br />

ayuda fue organizado el Congreso Eucarístico siendo él su Secretario; en la peregrinación obrera a<br />

Roma, sacrificó sus intereses y sus actividades personales para el mejor éxito; y en el Jubileo Sacerdotal<br />

del Papa León XIII tomó una parte tan activa, que Su Santidad, le concedió la cruz Pro<br />

Ecclesia et Pontifice como justa recompensa á su meritoria labor de propaganda.<br />

Que el Sr. Castellote era un escritor castizo, lo están acreditando sus obras propias todas ellas<br />

de su ministerio sacerdotal. Colaboró con D. Niceto Perujo en la publicación de la primera edición<br />

valentina de la Suma Teológica de Santo Tomás. El Diccionario de ciencias eclesiásticas de los<br />

Srs. Perujo y Angulo lleva el sello de la poderosa ayuda que les prestó el Sr. Castellote con los innumerables<br />

artículos por él firmados. Su Memoria sobre las vicisitudes por que ha pasado en España<br />

la creencia de la Inmaculada Concepción de María Santísima le valió el primer premio de la<br />

Juventud Católica de Valencia en el certamen celebrado en 1880. Es un trabajo erudito, de una<br />

sencillez tal que campeando en él historia, la religión y la política, se juntan en admirable consorcio.<br />

Las Conferencias científico-religiosas, que predicó en la Cuaresma del 96 en la catedral de<br />

Madrid, son un documento bellísimo que mereció aplausos de toda la prensa. Y la Oración fúnebre<br />

por el Conde de Mirasol es un notable discurso de indiscutible actualidad, en el que reveló al señor<br />

Castellote todo su ingenio en el púlpito de San Martín de Valencia.<br />

Pero la nota distintiva del señor Castellote, aparte de las de organizador y escritor profundo y<br />

en asuntos eclesiásticos, fué ya desde un principio la oratoria sagrada, de que eran acabados modelos<br />

sus brillantes sermones. Su<br />

palabra dulce y sencilla, como<br />

propia del país en que nació, y<br />

su frase de una naturalidad que<br />

encantaba por la galanura con<br />

que sabía revestirla, tenían cierto<br />

atractivo para los fieles valencianos<br />

que, ávidos de aprovecharse<br />

de las saludables é instructivas<br />

enseñanzas del Sr.<br />

Castellote, afluían con entusiasmo<br />

á escuchar la divina palabra<br />

predicada por el joven sa-<br />

Dedicatoria a Llorente de las Conferencias<br />

cerdote. Jamás se le notaron expresiones<br />

rutinarias, y huyendo<br />

de rimbombancias pedantescas<br />

presentaba sus discursos llenos<br />

de erudición, en los que iba demostrando desde el púlpito sus vastos conocimientos en las Sagradas<br />

Escrituras, la Historia y la Filosofía que eran en la nota dominante que sus oraciones sagradas


__________<br />

BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 47<br />

Distinguido con el nombramiento de Representante de España del Congreso Antimasónico de<br />

la ciudad de Trento, 150 trabajaba con afanosa é incansable actividad en el desempeño de tan honroso<br />

cargo, recabando de todas las diócesis españolas un sinnúmero de Socios Honorarios para aquella<br />

respetable Asamblea y adhesiones entusiastas á sus sabias y acertadas determinaciones, cuando<br />

le sorprendió la primera noticia de que el Gobierno, de acuerdo con el Sr. Nuncio de Su Santidad,<br />

había resuelto proponerle para el obispado de Menorca, que acababa de quedar vacante por la traslación<br />

del Ilmo. Sr. Obispo Comes a la diócesis de Teruel. Preconizado en el Consistorio del 25 de<br />

julio de 1896, fue consagrado el 4 de octubre del mismo año en la Metropolitana de Valencia por<br />

el Emmo. Sr. Cardenal Sancha y los Obispos de Mallorca y Coria Ilmos. Srs. Cervera y Peris<br />

Mencheta. 151<br />

Con inusitado esplendor y las rúbricas prescritas para tan grandiosa ceremonia se celebró la<br />

Santa Misa. El señor cardenal, vistiendo los ornamentos pontificales regalados a la Basílica de Valencia<br />

por el Papa León XIII con ocasión de su jubileo sacerdotal, impuso el libro de los Evangelios<br />

sobre la cabeza del consagrando. Después del Ofertorio tuvo lugar la ofrenda, y dicho el Prefacio<br />

se entonó el Veni Creator, procediendo Su Eminencia á ungir al nuevo Obispo que recibió en<br />

el acto el báculo y el anillo; y terminadas todas las ceremonias, entretanto que se cantaba el Te<br />

Deum, el Ilmo. Sr. Castellote revestido ya de pontifical, acompañándole los señores obispos de<br />

Mallorca y Coria, dió una vuelta por el interior del espacioso templo para bendecir al pueblo fiel.<br />

El día 12 del mismo mes, fiesta de nuestra Señora del Pilar, celebraba el recién consagrado Obispo<br />

de Menorca su primera Misa pontifical en su parroquia de los Santos Juanes. 152<br />

Dos circunstancias que concurrieron en la consagración del Sr. Castellote cual testimonios<br />

inequívocos del alto precio en que le tenía el pueblo valenciano. Una de ellas fue la asistencia de<br />

todas las Autoridades y de elevados personajes a la solemne función. Allí estuvieron... el Gobernador<br />

Civil, el Presidente de la Diputación, el Gobernador Militar, el Presidente de la Audiencia, el<br />

General Sr. Ortiz, el Alcalde Sr. Santonja, Tenientes Srs. Quinzá, Herrero, Bau y Paredes, Concejales<br />

Srs. Calabuig, Ortega, Ventura, Esparza, Orts Giménez del Río, Bellveser, Martí Grajales,<br />

Gómez Igual, Carreras y Álvarez, y en corporación, el Secretario Sr. Cortés. 153<br />

La otra circunstancia fueron los valiosos regalos que en aquellos días se le ofrecieron. En primer<br />

lugar, el Ayuntamiento de Valencia, del que una comisión fue a visitar al nuevo Obispo para<br />

hacerle entrega de un precioso cáliz, regalo que le ofrecía la ciudad; y sus condiscípulos regalaron<br />

150<br />

Al congreso internacional antimasónico de Trento asistieron 17 obispos y muchos eclesiásticos y seglares que hacían un<br />

total de 500 congresistas. Presidía el cardenal Haller de Salzburgo. Los discursos de las correspondientes cuatros sesiones corrieron<br />

a cargo de M. Mustel, director de la Revue catholique de Contances, del padre Tardivel, director de la Verité de Québec, del español<br />

Sr. Collell de Vich y del comendador Pacelli de Roma. Hubo numerosas adhesiones españolas, entre las que destaca la del general<br />

Azcárraga. El Congreso tuvo como presidente de honor al príncipe de Loewestein. Cf. LAS PROVINCIAS (30 de septiembre de<br />

1896 y 2 de octubre de 1896).– En el Boletín Oficial de la Archidiócesis de Valencia (N.º 1209 del 1 de febrero de 1896, pp. 51-55,<br />

se encuentra el programa para este congreso.<br />

151<br />

“A más de estos dos prelados, estuvieron presentes á la ceremonia de la consagración los Srs. Obispos sufragáneos de<br />

Orihuela y Segorbe, ocupando sitios de preferencia en el presbiterio, á los que seguían los asientos destinados al Cabildo Metropolitano<br />

que apadrinaba al nuevo obispo.”<br />

152<br />

Cf. también LAS PROVINCIAS, 4 de octubre de 1896, donde se describe más minuciosamente el acto de la consagración:<br />

“A las siete y media de la mañana entrará el cabildo y clero de la Catedral en el coro, empezando en seguida las horas canónicas.<br />

El Ayuntamiento, en corporación, presidido por el alcalde Sr. Santonja, con los maceros en traje de gala, pasará, poco antes de<br />

las nueve, desde la casa Vestuario a ocupar sus bancos en la Basílica. En la parte derecha del presbiterio aparecerá un altar con los<br />

ornamentos pontificales del señor obispo de Menorca, y encima del altar mayor otro terno para el señor cardenal consagrante. Asimismo,<br />

habrá dispuestas, frente al trono del señor Arzobispo de Valencia, cuatro sedes para los señores obispos asistentes. A las<br />

nueve se revestirá en el presbiterio el señor cardenal con ornamentos blancos, los demás obispos con roquete, amito, estola y capa<br />

pluvial, y el doctor Castellote con amito, estola y capa. Hecha la oración, el consagrante electo y asistentes subirán al altar mayor,<br />

colocándose sentado de espaldas al altar el señor arzobispo y a su frente los otros tres prelados. Entonces el obispo asistente más antiguo<br />

presentará al electo al consagrante; preguntará el señor cardenal si traen mandato apostólico, y al contestar que sí, será leído<br />

éste por un notario, siguiendo después el juramento y el examen. Luego principia la misa, que será rezada. Terminado el gradual, el<br />

doctor Castellote tomará asiento en su sede, y recibirá la estola, tunicela, dalmática, casulla y manípulo. En seguida, se leerán las letanías<br />

y terminadas, el señor cardenal, tomando el libro de los Evangelios, lo impondrá sobre la cabeza del obispo electo. Tras la ceremonia<br />

se recitará el Veni Creator Spiritus, y será ungido el Sr. Castellote con el Santo Crisma; recibirá luego la mitra y el báculo,<br />

y después de bendecir el anillo pastoral, le será entregado. Al terminar el ofertorio presentará su ofrenda el obispo electo al celebrante;<br />

a su tiempo recibirá la Comunión el de Menorca, y se acabará la misa con el ósculo de paz, cantándose, por fin, un solemne Te-<br />

Deum.”<br />

153<br />

“También asistieron el Rector de la Universidad, el catedrático Sr. Rodríguez de Cepeda, el Rector del Seminario y<br />

alumnos, D. José Orellana, los diputados á Cortes, Srs. Conde de Buñol, Espinós, Gadea (D. José) é Ibáñez de Lara, D. Basilio Andreu,<br />

D. José A. Orts, la familia del Dr. Castellote, gran número de sus amigos y un público tan numeroso que llenaba por completo<br />

las espaciosas naves de la basílica.”


48 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

__________<br />

también un magnífico pectoral y anillo de brillantes, cuya dádiva agradeció mucho el Sr. Castellote,<br />

habiendo prometido a sus condiscípulos usar el anillo y pectoral en el acto de la consagración. 154<br />

Al tener que abandonar Valencia para dirigirse a su nueva diócesis, fué despedido por sus<br />

compatricios con vivísimas e indescriptibles demostraciones de singular afecto, llegando a Ciudadela<br />

el sábado 14 de noviembre acompañado de una Comisión Capitular y del Alcalde de esta ciudad<br />

D. Francisco de Despujol. Apenas la campana mayor de la Catedral echada al vuelo anunció<br />

que se divisaba el vapor “Menorquín” innumerable gentío acudió a la explanada de San Nicolás y<br />

al camino que corre á la orilla del puerto, no cesando de aclamar al suspirado Pastor cuando, después<br />

de verificado el trasbordo en el vaporcito “Constante” en que iban las Autoridades con el Sr.<br />

Deán y el Secretario de Cámara, era conducido al muelle el<br />

nuevo Prelado saludando y dando á todos su paternal bendición.<br />

Serían cerca las diez cuando saltó a tierra S. S. Ilma., viéndose<br />

asediado por apiñada muchedumbre que anhelaba verle de<br />

cerca y le vitoreaba con entusiasmo, al propio tiempo que le<br />

saludaban dos bandas de música con los acordes de la marcha<br />

de Infantes. Desde el muelle S.S. Ilma. acompañado del reverendo<br />

Clero con manteo y bo<strong>net</strong>e, del M. I. Ayuntamiento y<br />

demás Autoridades, sin cesar un momento las músicas y los<br />

vítores, se dirigió a la Catedral que profusamente iluminada y<br />

adornada con sus más ricas galas, ofrecía un aspecto sorprendente;<br />

y después de una solemne Salve y de haber dado la<br />

bendición al pueblo, la misma numerosa comitiva le acompañó<br />

al Palacio episcopal… A cuantas personas podía daba á besar<br />

su pastoral anillo, mostrando en su semblante la expresión<br />

de su gratitud á las entusiastas demostraciones de afecto y res-<br />

Edición manuscrita de las<br />

obras oratorias<br />

peto de que era objeto en aquellos momentos<br />

En el palacio le dió el Sr. Deán la más cordial bienvenida<br />

en nombre del Clero, Autoridades y fieles todos de Menorca,<br />

agradeciendo después S. S. Ilma. los votos de los menorqui-<br />

nes, a quienes dijo ya pertenecía “en cuerpo y alma” y que á todos los tendría siempre “dentro su<br />

pecho”. El día primero de noviembre había tomado anticipadamente posesión del obispado mediante<br />

poderes otorgados el M. I. Sr. D. Diego Trives, Deán de la Santa Iglesia Catedral; 155 pero<br />

faltaba aún cumplir una rúbrica del ceremonial. Con este fin, a las 12 del mismo día de su llegada a<br />

Ciudadela, mientras dos bandas de música recorrían las calles de la población tocando alegres paso-dobles<br />

y repicaban las campanas de todas las iglesias, el pregonero de la ciudad, de orden del<br />

Sr. Alcalde invitaba al vecindario a tomar parte en los festejos con que debía celebrarse la solemne<br />

ENTRADA del nuevo Prelado en su capital diocesana<br />

A las 10 de la mañana del domingo día 15 de noviembre, fiesta del Patrocinio de la Virgen<br />

Santísima, salía de su palacio el Ilmo. Sr. Castellote, y subiendo en un magnífico carruaje se diri-<br />

154 “Otros muchísimos regalos recibió el obispo de Menorca, siendo los más principales: un anillo de oro con una gruesa<br />

amatista rodeada de brillantes, regalo del Sr. Cardenal, un báculo de plata, también donativo de Su Eminencia; un anillo con un topacio<br />

rodeado de diamantes, de D. Francisco Peris Mencheta; otra hermosa sortija con amatistas y diamantes, de donante anónimo;<br />

y otra sortija, un precioso báculo y un rico pectoral, que pertenecieron á su difunto tío el obispo de Segorbe D. Joaquín Hernández<br />

[cf. supra, p. 28, nota pie de página] regalo de la familia de éste, un bastón caña de India y puño de oro, del obispo de Coria; una mitra<br />

de alama de plata bordada en oro del personal del Palacio Arzobispal de Valencia; otras dos muy valiosas de amigos particulares<br />

del nuevo Prelado, una caja de guantes para oficiar de Pontifical, del Sr. Provisor de Coria, y un magnífico crucifijo de marfil. [Este<br />

hermoso crucifijo, lo conservo yo, regalo de su hermana, Dª Joaquina Castellote, y madrina mía]<br />

Además, infinidad de albas, amitos y purificadores, capisayos, trajes corales, bandejas, cubiertos, vinajeras, palmatorias, libros<br />

ricamente encuadernados y otros objetos de uso religioso llenaban las grandes mesas al efecto dispuestas.” (Cf. LAS PRO-<br />

VINCIAS, 4 de octubre de 1896).<br />

Siguió un banquete y serenata: “Hoy, después de la festividad religiosa en la Basílica, Su Emma. dará un banquete en Palacio,<br />

al que asistirán todos los Prelados aquí reunidos, los cuales concurrirán también a la Catedral, aunque en el acto de la consagración<br />

solo han de actuar los obispos de Mallorca y de Coria. Por la noche será obsequiado el Sr. Castellote con una serenata por la<br />

música de la Asociación de Católicos.” (Ibid.)<br />

155 Asistieron á la toma de posesión en calidad de testigos los Iltres. Srs. Conde de Torre-Saura y Barón de Lluriach y nobles<br />

Srs. D. Tomás Salort y D. Mariano Sintas, cuyo acto revistió pomposa solemnidad y fue presenciado por numerosísima concurrencia<br />

que llenaba la espaciosa nave de la catedral.


__________<br />

BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 49<br />

gió a la plaza del antiguo convento de padres Antoninos para agregarse á una lúcida cabalgata que<br />

la componían cuatro individuos... montados todos en briosos corceles lujosamente enjaezados.<br />

Después de haber orado breves instantes en la iglesia de San Antonio, montando un hermoso caballo<br />

blanco, 156 púsose en marcha la cabalgata que era presidida por el Sr. Obispo y seguida de copiosa<br />

muchedumbre de moradores tanto de la ciudad como de los demás pueblos de la isla<br />

En la explanada, hoy plaza de Colón, ordenados procesionalmente, le aguardaban el Ilmo. Cabildo,<br />

Rdo. Clero y numerosas representaciones de las Cofradías y Asociaciones Católicas de Ciudadela<br />

con sus respectivos pendones y estandartes y dos bandas de música la “Popular” y la “Luisiana”.<br />

Allí mismo apeóse el Prelado, y vestido de Capamagna, después de adorar, á la entrada de<br />

la espaciosa plaza del Borne, la Cruz que le presentó el M. I. Sr. Deán, bajo un elegante y esbelto<br />

arco triunfal que le dedicaran las dos Corporaciones Capitular y Municipal, entró S. S. Ilma. en la<br />

capital eclesiástica, como mensagero de paz, saludado con disparos de mortero, el romper de las<br />

dos músicas y alegre repique general de campanas.<br />

Mientras los Sochantres entonaron la antífona Sacerdos et Pontifex, revistióse el Ilmo. Sr.<br />

Obispo con los ornamentos pontificales en un altar que se había levantado junto a la pirámide del<br />

Borne, empezando a desfilar la procesión. El Clero y la Capilla de la Catedral alternaban en el canto<br />

de las estrofas del Himno Iste Confessor, las dos músicas ejecutaban marchas de su escogido repertorio,<br />

de los balcones y ventanas desprendíase copiosa lluvia de poesías impresas en papeles de<br />

variados colores, y el venerable Pastor aparecía debajo del Palio, cuyas varas eran sostenidas por<br />

ocho individuos del Ayuntamiento, cerrando tan numerosa y selecta comitiva los demás miembros<br />

de la Municipalidad, presididos por el M. I. Sr. Delegado del Gobierno de S. M. En Menorca,<br />

acompañado del M. I. Sr. Alcalde de esta ciudad vestido con uniforme de Caballero Maestrante de<br />

Valencia, del M. I. Sr. Gobernador Militar de esta isla y del Sr. Diputado a Cortes por este distrito.<br />

La procesión recorrió la acostumbrada carrera que se veía transformada en un paseo de frondosos<br />

árboles; sencillos, pero esbeltos, arcos de triunfos, se levantaban en las embocaduras de las calles<br />

embellecidas con ricas colgaduras y empavesadas con banderas pontificias, valencianas, españolas<br />

y menorquinas, que entrelazaban coronas de mirto y laurel. Por todas partes leíanse cariñosas<br />

y sentidas inscripciones dedicadas al obispo doctor Castellote, y tremolaban al aire vistosos pabellones<br />

y una gran variedad de gallardetes.<br />

Eran ya las doce cuando entraba el Prelado en la Catedral, donde se canto solemne Te-Deum; y<br />

después de haber dado a besar su pastoral anillo al Clero, Ayuntamiento y Autoridades, desde el<br />

presbiterio dirigió su autorizada palabra al numeroso concurso de fieles allí reunidos saludándoles<br />

como Jesucristo a sus discípulos: “La paz sea con vosotros”. Dijo que llegaba a Menorca con el<br />

corazón lleno de gozo y de santas esperanzas: que ponía desde aquel momento su Diócesis bajo la<br />

protección el Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada María, alentando á sus diocesanos a<br />

que implorasen su intercesión para salvar a España implantando en ella la paz que su paternal corazón<br />

deseaba reinara siempre en esta isla; y dio las gracias al Clero, Autoridades y pueblo por su<br />

entusiasta recibimiento, pidiendo la ayuda de las oraciones de todos para cumplimiento de su cargo<br />

pastoral ofreciéndose a todos como Pastor y Padre, pero muy especialmente a los pobres y necesitados<br />

á quienes miraría en todo tiempo como hijos predilectos, y terminando su elocuente y conmovedor<br />

discurso con dar á todos su paternal bendición y concederles cuarenta días de indulgencia.<br />

Aquel mismo día el Sr. Obispo envió quinientas pesetas al Sr. Alcalde para que fueron distribuidas<br />

entre las familias pobres de esta ciudad.<br />

Tres días consecutivos duraron las fiestas con que el pueblo ciudadelano obsequió á su Prelado,<br />

y en sus noches, al repique de campanas, aparecían iluminadas a la veneciana las principales calles<br />

de la ciudad. Un nuevo y sorprendente espectáculo fue presenciado en la primera noche. Organizóse<br />

una concurridísima procesión cívica que, formada de representaciones de todas las sociedades<br />

benéficas y recreativas, acompañaba un magnífico carro triunfal figurando un bellísimo y artístico<br />

jardín de flores, en cuyo centro sobresalía un gracioso cesto coronado por un heraldo llevando un<br />

pendón. Rodeábanle un grupo de niñas vestidas de ángel y dos parejas con sus característicos trajes<br />

representaban a Ciudadela y Valencia. Gran realce y fantástico efecto iba prestando a tan en-<br />

156 Es ya tradicional costumbre en esta ciudad que el nuevo Obispo, al hacer su entrada de Ceremonial, vaya montado en<br />

caballo blanco lujosamente enjaezado y precedido de una lucida cabalgata que le acompaña desde la plaza de San Antonio hasta la<br />

de Colón, pasando por las afueras de la antigua población, transformados hoy en las calles del Príncipe, Isabel II, Alfonso III, Conquistador<br />

y Negrete.


50 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

__________<br />

cantador cuadro la continuada iluminación de numerosas bengalas, mientras lanzaban al aire sus<br />

argentinas y sonoras notas los instrumentos de las bandas “Popular” y “Luisiana”. 157<br />

Obsequiaron a S. S Ilma. con un hermoso globo aerostático, cuya ascensión presenciaba el Sr.<br />

Obispo desde los claustros del mismo establecimiento; y terminaron estas alegres fiestas con los<br />

fuegos artificiales que la última de las tres noches se dispararon en la plaza del Borne, dibujándose<br />

en una de las ruedas las insignias episcopales.<br />

El domingo, día 29 del mismo mes de noviembre abrió el Ilmo. Sr. Castellote la Santa Pastoral<br />

Visita en la Iglesia Catedral con las ceremonias y solemnidad acostumbradas; y después de haber<br />

celebrado su primer Pontifical en la festividad de la Purísima, salió al día siguiente para la ciudad<br />

de Mahón, con el objeto de continuar en ella la Santa Visita y cumplimentar a las dignísimas Autoridades<br />

superiores de la isla, acompañándole en su viaje tres Srs. Capitulares y los Srs. Alcalde de<br />

Ciudadela D. Francisco J. de Despujol y Diputado provincial D. José de Olives.<br />

Las Autoridades y numerosas Comisiones de las Asociaciones religiosas y de otras Corporaciones<br />

de aquella ciudad salieron á recibirle en el límite del término municipal, y le acompañaron<br />

hasta la población, donde apeándose Su. Ilma. y la Comitiva fué recibido también con alegría e indescriptible<br />

entusiasmo por los Rvdos. Cleros de las Parroquias y por el pueblo en masa. Difícil es<br />

enumerar las muchísimas pruebas de afecto y respeto con que se le distinguió, correspondiendo<br />

por su parte Su. Ilma. á tantos obsequios como le tributaron, recibiendo con afabilidad á cuantas<br />

personas le visitaban y aceptando las invitaciones que se le hacían.<br />

Con detención practicó la Santa Visita a las tres Parroquias de Santa María, San Francisco y<br />

Nuestra Señora del Cármen, administrando en las mismas el Sacramento de la Confirmación, respectivamente<br />

en los días 11, 12 y 13, al propio tiempo que se informaba de las necesidades de<br />

aquellas feligresías, deseoso de remediarlas. Visitó el Convento y la Comunidad de Religiosas<br />

Concepcionistas, el Hospital, el Asilo y demás Establecimientos benéficos de la población. Invitado<br />

para presidir una sesión de las Conferencias de San Vicente de Paúl, exhortó á los socios á la<br />

práctica de la hermosa virtud de la caridad, y presidió también la distribución de premios á los<br />

alumnos de las Escuelas de la referida ciudad pronunciando un notabilísimo discurso.<br />

En aquellos días, con ocasión de celebrar la Asociación del Apostolado de la Oración, establecida<br />

en la Parroquia de Santa María, un solemne Triduo en desagravio y súplica para alcanzar la<br />

anhelada paz en las Antillas, predicó el Ilmo. Sr. Castellote en las tres noches consecutivas demostrando<br />

sus relevantes dotes oratorias y su vastísima ilustración; y habiéndosele ofrecido otra nueva<br />

ocasión de manifestar una vez más que no le eran indiferentes las desgracias que en aquella época<br />

afligían á nuestra desventurada patria, acudió á despedir en el puerto las tropas que iban á embarcarse<br />

para Filipinas, arengándolas con palabras altamente patrióticas á defender los intereses de<br />

nuestra madre la nación española. Incansable fue la actividad de aquel celoso Prelado, realizando<br />

tan numerosos trabajos pastorales durante su corta estancia en Mahón, sin haber dejado de cumplimentar<br />

á las Autoridades y Corporaciones que le visitaron y presenciar los brillantes festejos<br />

que en su obsequio se habían organizado.<br />

Señalado por S. S. Ilma. el día 14 para regresar á Ciudadela, despidióse con frase de gratitud de<br />

los habitantes de Mahón. También manifestó á las Autoridades y Comisiones que le despidieron en<br />

el límite del término municipal, la gratísima impresión y hermoso recuerdo que guardaría siempre<br />

de su visita á aquella ciudad; y al regresar á su capital diocesana, con los mismos Señores que desde<br />

su salida le habían acompañado, le tributó á su llegada el pueblo ciudadelano un entusiasta recibimiento.<br />

Como que, antes de posesionarse de la diócesis, había sido nombrado Representante en España<br />

del Congreso Antimasónico de la ciudad de Trento, una de sus primeras disposiciones fue que, el<br />

domingo 14 de Febrero del siguiente año 1897, se inaugurase solemnemente en la Catedral la Liga<br />

de Oraciones para alcanzar el triunfo de la Iglesia y de España sobre la Masonería y la conversión<br />

de los masones. Al efecto celebró en dicho día misa de comunión general, á la que fueron invitadas<br />

todas las Asociaciones de la ciudad, oficiando después de medio pontifical en la misa mayor y<br />

ocupando la sagrada Cátedra el mismo Dr. Castellote, quien expuso en su elocuente discurso los<br />

nefandos propósitos de la Masonería con todas las obras de perdición que por ella han sido consu-<br />

157 La comitiva se detuvo ante el Palacio episcopal, habiendo salido en uno de sus balcones el Sr. Obispo, acompañado de<br />

las Autoridades y otras personas que se hallaban á su lado en aquellos momentos, quienes aplaudieron con el mayor entusiasmo la<br />

espléndida manifestación con que el pueblo de Ciudadela obsequiaba a su Prelado. Inmediatamente subieron a saludarle los niños<br />

que iban en la carroza, recitando una de aquellas niñas una hermosa poesía dedicada a S. S. Ilma.


__________<br />

BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 51<br />

madas, y exhortó a sus diocesanos para que cuanto antes emprendieran con verdadera fé la lucha<br />

contra la malvada secta asociándose á la Liga de Oraciones. 158<br />

En la invitación que había dirigido á los católicos menorquines para establecer en la diócesis<br />

esta misma Liga de Oraciones, decía el Dr. Castellote que el primer Congreso Antimasónico Internacional<br />

celebrado en Trento había adoptado grandes resoluciones, todas ellas interesantísimas,<br />

eminentemente prácticas y de inmediata aplicación. A esto añadía: “España ha ocupado en Trento<br />

un lugar muy honroso y muy en armonía con sus arraigadas creencias católicas enviando á aquella<br />

respetable Asamblea numerosas adhesiones, concienzudos trabajos y una representación distinguida<br />

por la calidad de las personas que la componían”; y teniendo en consideración la acrisolada fé<br />

de los hijos de Menorca, bien demostrada por las muchas y cualificadas adhesiones que por su<br />

conducto habían sido remitidas al Congreso de Trento, manifestó su deseo de que en esta diócesis<br />

se celebrase cada día una Misa, se ofrecieran comuniones, horas de adoración al Santísimo Sacramento,<br />

rezo del Sacratísimo Rosario, Via Crucis y otras obras de piedad y devoción por las intenciones<br />

de la Liga, á cuya invitación correspondieron el Clero, las Comunidades y Asociaciones religiosas<br />

y fieles de la isla con ofrecimientos muy superiores por cierto á cuanto de más halagüeño<br />

podía esperar el Prelado, como lo están atestiguando las listas de distribución de Misas y los piadosos<br />

ejercicios que desde aquella fecha fueron anunciándose todos los meses en el Boletín Eclesiástico<br />

de la diócesis.<br />

Poco tardó en continuar la Santa Pastoral Visita en las parroquias del obispado; y deseando<br />

promover en todas ellas la enseñanza del Catecismo, á cuya obra regeneradora de la sociedad y absolutamente<br />

necesaria para la educación de la juventud procuró dar siempre toda la importancia<br />

que se merece y que de un modo especial reclaman la general corrupción de costumbres y la propaganda<br />

de nocivas lecturas, estableciendo primero en Ciudadela un Consejo Diocesano y procurando<br />

después ayudado por éste que no faltaran en dicha ciudad y demás poblaciones de la isla los<br />

correspondientes Centros Catequísticos para la enseñanza de la Doctrina cristiana á los niños de<br />

uno y otro sexo.” 159<br />

Invitado por el Santísimo Padre el Papa León XIII á tomar parte en la solemnísima fiesta que<br />

había de celebrarse en la capital del orbe católico, con motivo de la canonización de los Beatos<br />

Antonio María Zacaría y Pedro Fourier, el día 9 de mayo embarcaba en Mahón el Dr. Castellote<br />

para Barcelona y Roma. El 17 del mismo mes era ya recibido por su Santidad en audiencia particular.<br />

Largo rato estuvo conversando con el Papa, quien se mostró muy cariñoso con él, habiendo<br />

aprovechado esta ocasión para presentarle las ofrendas del amor filial y profunda veneración del<br />

Clero y fieles de su diócesis, las que fueron recibidas por el Santo Padre con visibles muestras de<br />

satisfacción, autorizando al Prelado de Menorca para bendecir solemnemente á sus diocesanos de<br />

Ciudadela y Mahón en un día festivo después de celebrada Misa Pontifical. 160<br />

Durante los días que permaneció en Roma trabajó sin descanso en activar la solución favorable<br />

de varios asuntos, y no perdonó medio para conseguir las muchas gracias con que favoreció des-<br />

158 De antemano había ordenado que en el referido día los reverendos Curas y Comunidades religiosas pusieran de manifiesto<br />

á S. D. M. en su respectivas iglesias, y que en todas, después de los cultos que se creyesen más convenientes, se cantaran antes<br />

de la reserva las Letanías de todos los Santos, á fin de que la Liga de Oraciones se inaugurase con gran solemnidad en toda la Diócesis.<br />

Concluida la función de la Catedral, dirigió al Emmo. Sr. Cardenal Rampolla el siguiente telegrama:<br />

“Roma–Vaticano<br />

Emmo. Sr. Cardenal Rampolla<br />

Celebrada hoy solemne inauguración Liga de oraciones en cumplimiento resoluciones Congreso de Trento, Cabildo, Clero<br />

y Pueblo fiel unidos á su Prelado envían testimonio de amor filial al Padre Santo y piden su Bendición.<br />

Obispo de Menorca”<br />

Contestóle al día siguiente el Emmo. Sr. Secretario de Estado de Su Santidad en estos términos:<br />

“Ilmo Sr. Obispo de Menorca.<br />

Complacido por inauguración Liga nacional Su Santidad por ello felicita á V.S.I. le bendice con su Cabildo, Clero y fieles.<br />

M. Cardenal Rampolla”<br />

159 Sólo en Ciudadela se fundaron siete Centros en las iglesias de San Agustín, del Rosario, de San Francisco, San Antonio,<br />

María Auxiliadora, San Miguel y Sagrado Corazón, con un Presidente en cada uno de ellos y varios auxiliares.<br />

160 Estas dos Bendiciones papales fueron dadas por el Prelado el día de la festividad del Santísimo Corpus Christi en la Catedral<br />

de Ciudadela, y el domingo infra Octavam en la parroquial iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Mahón.


52 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

__________<br />

pués á sus diocesanos, mereciendo grande estima las preciosas reliquias que adquirió para la Santa<br />

Iglesia Catedral, entre las cuales hay algunas verdaderamente notables. 161<br />

Consiguió que la Santa Basílica Lateranense, por Decreto de 23 de Mayo de 1897, se dignara<br />

conceder la agregación del Santuario de Nuestra Señora de Monte Toro á la expresada Basílica,<br />

pudiendo en adelante los fieles que visiten dicho Santuario con las debidas disposiciones lucrar en<br />

determinados días varias Indulgencias plenarias y parciales. 162<br />

El inmortal Pontífice León XIII, ya en los primeros días de su glorioso Pontificado, manifestó<br />

sus vivísimos deseos acerca de lo que habían de ser los Seminarios eclesiásticos de la época presente;<br />

y en cuantas ocasiones se le presentaron, no dejaba de exhortar a los Prelados del Orbe Católico<br />

á que, consagrando la parte más principal de su pastoral solicitud á esos centros docentes,<br />

trabajasen con ahínco para que los sacerdotes sólidamente instruidos en las ciencias eclesiásticas y<br />

más sólidamente formados en las virtudes cristianas, respondieran con perfección á lo que de ellos<br />

tienen derecho á esperar la Iglesia y la sociedad. A este fin encaminaba aquel sabio Pontífice la<br />

restauración de la Filosofía cristiana en las escuelas católicas según los principios tan admirablemente<br />

definidos por el Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino. De todo esto tenía noticia el<br />

Obispo de Menorca Dr. Castellote.<br />

También le constaba que la Sagrada Congregación de Estudios, de mandato de Su Santidad, en<br />

30 de Junio de 1896, había dirigido á varios Prelados españoles una instrucción encaminada á realzar<br />

el prestigio de los grados académicos que se conferían en los Seminarios Centrales; y aunque<br />

observó desde un principio que eran ejemplares el orden y disciplina en el Conciliar de esta diócesis....,<br />

ordenó los estudios eclesiásticos, dando forma definitiva á los Estatutos provisionales sabiamente<br />

dispuestos por sus predecesores los Excmos. Sres. D. Mateo Jaume y Garau y D. Manuel<br />

Mercader y Arroyo, ambos de feliz memoria, fundador el primero del Seminario y autor el segundo<br />

de prudentísimas reglas para la mejor ejecución de los mencionados Estatutos.<br />

Y porque el Dr. Castellote en su viaje á Roma, después de haber expuesto de palabra al Padre<br />

Santo el estado del Clero menorquín y de su enseñanza, tuvo el consuelo de oír de sus augustos labios<br />

indicaciones y consejos que recibiera como mandatos de inapreciable valor, cumplidas las<br />

prescripciones del Santo Concilio de Trento (Sesión XXIII, cap. De Reformat.), se resolvió dotar<br />

de nuevos Estatutos á este Seminario Conciliar para el régimen interior del mismo, estableciendo<br />

el plan de estudios que había de seguirse en lo sucesivo y conservando las preceptorias de Mahón<br />

y Alayor, en las que debían cursarse los tres primeros años de Gramática latina con sujeción á los<br />

textos y programas del referido seminario.<br />

En el mes de diciembre de 1897 el Dr. Castellote, como muestra de singular aprecio, regaló al<br />

Ilmo. Cabildo un precioso Libro Cantoral que contiene el Oficio y Misas propios de San Antonio<br />

Abad, Patrón de la Isla, cuyo rezo había conseguido de la S. Congregación de Ritos para el Rvdo.<br />

Clero de la diócesis en fecha 23 de Julio de aquel mismo año. 163<br />

La elección del obispo de Menorca para Senador del Reino de la provincia eclesiástica de Valencia,<br />

produjo en el ánimo de todos los menorquines indescriptible entusiasmo, quedando éste<br />

bien demostrado con la manifestación general de simpatía que en la misma tarde de haberse recibido<br />

la noticia tributaron el Cabildo, Clero, Autoridades y gran número de personas de todas las<br />

clases sociales que, precedidos de las dos músicas de Ciudadela, La Popular y La Luisiana, se presentaron<br />

al Palacio Episcopal con objeto de felicitar al nuevo Senador, quien no dejó de aprove-<br />

161 Estas reliquias, según el Boletín Oficial de la Diócesis (tomo I, de la segunda época, núm. 88, pág. 252), son las siguientes:<br />

Ex Fascia Sanctissimae Virginis quae veneratur Romae in Ecclesia Sancti Marcelli.– Ex una spina coronae SS. Domini Nostri<br />

Jesu Christi.- Ex uno dente S. Gregorii VII.- Ex ossibus S. Theodori M.– Ex dent. S. Cassiani M.- Ex ossibus S. Vincentii Levit. M.-<br />

Ex habitu S. Mariae Franc. á Vulneum Alcantarinae.- Ex ossibus S. Vincentii M.– Ex habitu Philipi Benitii.- Ex ossibus S. Modesti.-<br />

Ex dent. S. Modesti.- Ex ossibus S. Constantini M.- Ex ampulla sanguinis S. Rufini M.- Ex ossibus S. Fortunati M.- Ex sanguine<br />

et habitu S. Peregrini Latiosi.- Ex ossibus S. Valentini M.- Ex ossibus S. Perpetui M.- Ex ossibus S. Faustinae M.- Ex ossibus S. Urbani<br />

P. M.- Ex ossibus S. Victoris M.- Ex ossibus S. Gaudentiae V. M.- Ex ossibus S. Theophili M.- Ex ossibus S. Patientis M.- Ex<br />

ossibus S. Artemii M.- Ex ossibus S. Probi M.- Ex ossibus S. Iusti M.- Ex ossibus S. Pastoris M.- Ex ossibus S. Rufini M.- Ex uno<br />

craneo puerorum innocentium.<br />

162 Boletín Eclesiástico de Menorca, segunda época, tomo I, núm. 88, pág. 250 y siguientes.<br />

163 Este regalo, digno de la magnificencia del donante, es una preciosa obra que recuerda aquellas obras monumentales,<br />

prodigios de arte y paciencia, que se conservan como ricas joyas en algunas Catedrales. La portada, dibujada con mucho gusto y corrección,<br />

resulta muy artística y de verdadero mérito; y la imagen del Santo, obra del pintor Sr. Román, es admirable en su conjunto<br />

y rica en detalles. Todo el libro está adornado con profusión de viñetas y variedad de letras capitulares, resultando un trabajo completo<br />

y acabado.


__________<br />

BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 53<br />

char después su asistencia á las sesiones de la Alta Cámara y su permanencia en la Corte para<br />

promover y fomentar los intereses morales y materiales de la isla.<br />

Desvanecidas las esperanzas de que pudiese tener pacífica y honrosa solución el conflicto de<br />

España con los Estados Unidos; desestimada que fue por aquellos nuestros rivales la mediación del<br />

Vicario de Cristo en la tierra, interpuesta para impedir que dos pueblos se lanzaran á la pelea; fracasadas<br />

al propio tiempo las negociaciones de las potencias europeas encaminadas á evitar un guerra<br />

injusta y cruel, y atendiendo el Prelado de Menorca Sr. Castellote á que en aquellas horas corría<br />

ya abundante, generosa y como siempre heroica la sangre en defensa del honor de nuestra bandera<br />

ultrajada, en 2 de mayo de 1898 se apresuró á ordenar que en todo este mes, consagrado á la Santísima<br />

Virgen María, los actos religiosos que se celebrasen en los templos de esta diócesis se ofrecieran<br />

en calidad de rogativas, y que los Rvdos. Párrocos exhortasen á sus feligreses a que todos<br />

los domingos y días festivos rezaran públicamente, en devota procesión, el Sacratísimo Rosario,<br />

oración eficacísima y que por ser tan española había de constituir en tan terrible trance la principal<br />

de las armas espirituales para los buenos patricios. 164<br />

Con la misma fecha 2 de mayo dirigía una entusiasta alocución “Por la Patria” á los menorquines,<br />

en vista de las incalificables vejaciones de que España era objeto por parte de la orgullosa República<br />

de los Estados Unidos; y a fin de dar cumplimiento á un Real Decreto por el que se abría<br />

una Suscripción Nacional, y al honroso encargo de la Junta Provincial de Baleares le confiara de<br />

promover en Menorca la referida Suscripción, acordó se constituyera en la isla bajo su presidencia<br />

una Junta auxiliar compuesta de las primeras Autoridades militares, civiles, judiciales y administrativas,<br />

y otra Junta local en cada pueblo, la que debían componer el Cura Párroco más antiguo, el<br />

Presidente del Ayuntamiento, el Juez municipal y uno de los mayores contribuyentes. Estas Juntas<br />

habían de proceder por cuantos medios les sugiriese su patriotismo á iniciar y fomentar la Suscripción<br />

Nacional en sus respectivas localidades; y tal fue el resultado de aquella, que á los tres meses<br />

ascendía á más de 6.500 pesetas, habiendo merecido el Dr. Castellote que el Presidente de la Junta<br />

Central de Madrid, Sr. Chacón, le manifestara en su día ser digno del mayor elogio su desprendimiento<br />

y el de sus diocesanos, no menos que la grandiosa alocución que les había dirigido, fortaleciendo<br />

en sus corazones el santo amor de la Patria.<br />

Tratándose de promover entre los católicos de todo el mundo un solemne homenaje de gratitud<br />

y devoción á Jesucristo Redentor y de amor y obediencia á su augusto VICARIO el ROMANO<br />

PONTÍFICE, en el año 1900, término del siglo XIX, el infatigable Dr. Castellote no sólo dio acertadísimas<br />

disposiciones para que sus fieles diocesanos pudieran ganar el Jubileo del Año santo, señalando<br />

al efecto las iglesias que debían visitarse, sino que indicó sus deseos de que oportunamente<br />

se constituyesen comisiones en Ciudadela y Mahón, para estudiar la manera y forma de solemnizarse<br />

tan memorable fecha, habiendo desplegado dichas comisiones gran actividad y celo en el<br />

desempeño de su honroso cargo.<br />

Las Asociaciones del Apostolado y Guardia de honor de Ciudadela, establecidas en la iglesia<br />

de San Agustín, celebraron, al final del siglo, solemnísimo Triduo en honor del Deífico Corazón,<br />

viéndose el templo a todas horas, durante el día y la noche, concurrido por fieles que ofrecían su<br />

homenaje de amor á Jesús sacramentado. Pero no bastaba á los católicos ciudadelanos asistir á tan<br />

extraordinarias y edificantes funciones para llenar los deseos de su piedad y los del celoso Prelado.<br />

Su devoción y su fé reclamaban un testimonio más solemne é importante, á cuyo efecto organizóse<br />

una brillante y numerosa manifestación católica compuesta de personas de todas las clases sociales,<br />

la que en la noche del último día del año recorrió las principales calles de la ciudad, enarbolando<br />

como el más honroso trofeo un precioso estandarte con el emblema del Sagrado Corazón de<br />

Jesús, vitoreando al Redentor del mundo y entonando religiosos himnos con acompañamiento de<br />

una banda de música.<br />

El pueblo que correspondía presuroso á tan entusiasta manifestación, antes de comenzar los<br />

Divinos Oficios de la S. I. Catedral, á las 10 de aquella misma noche ocupaba ya por completo la<br />

espaciosa nave y capillas del templo. Después del rezo de Maitines se puso de manifiesto a S. D.<br />

M., cantándose acto seguido solemnes Laudes. 165<br />

164 Manifestó igualmente su deseo de que en cada pueblo y en el santuario ó altar más devoto de los dedicados á la Virgen<br />

Santísima se celebrase diariamente, á hora fija, el santo sacrificio de la Misa, turnando todos los sacerdotes que voluntariamente quisieran<br />

hacerlo, y rezándose al final de ella, después de las oraciones prescritas, la Letanía Lauretana.<br />

165 Terminado el canto de Laudes, como acto de desagravio á Dios Nuestro Señor y para impetrar de su divina misericordia<br />

el perdón y olvido de tantos pecados y aberraciones que en el siglo pasado se habían cometido, colocada toda la presidencia en el


54 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

En la solemnísima Misa, que empezó a las 12 de la noche, comulgaron muchísimas personas,<br />

como también en las iglesias parroquiales del Rosario y San Francisco, y en Sta. Clara, S. Antonio<br />

y Sagrado Corazón de Jesús.<br />

Con igual esplendor y admirable entusiasmo fue obsequiado en la ciudad de Mahón el Redentor<br />

del mundo en esa misma fecha de la clausura del pasado siglo y entrada en el nuevo. Brillantísimo<br />

resultó el Triduo celebrado en la parroquia de Santa María, cuyo templo, que presentaba un<br />

aspecto sorprendente y encantador, vióse por completo atestado de fieles, y muy especialmente de<br />

todo lo más notable y distinguido que encierra la población, los que se asociaron á tan extraordinaria<br />

solemnidad para tributar público y solemne testimonio de su vasallaje á Cristo Redentor. Numerosas<br />

fueron también las comuniones, y mucho contribuyó al mayor realce de esa extraordinaria<br />

solemnidad la circunstancia de hallarse aquellos días en Mahón el Exmo. Prelado señor Castellote,<br />

quien tomó una parte muy activa en todas las funciones, oficiando algunas veces de Pontifical.<br />

Se esforzaron los Rvdos. Párrocos en dar cumplimiento a los deseos del Sumo Pontífice é indicaciones<br />

del Prelado diocesano, asociándose con decisión y entusiasmo, según la medida de sus<br />

fuerzas, al universal homenaje del orbe católico á Jesús nuestro Señor. 166<br />

Glorioso fue el pontificado del inolvidable Obispo doctor Castellote en esta diócesis de Menorca,<br />

la que, bajo el cayado de tan buen Pastor, tuvo la gran dicha de saludar hermosos días de paz y<br />

bienandanza. Ya su magnífica Carta pastoral de entrada, que vino á ser como el exordio de otras<br />

muchas elocuentes que dejó escritas, bien puede considerarse como el programa que constantemente<br />

iba desarrollando para mejorar la condición de las clases desvalidas, atraer hacia ellas á las<br />

de posición más elevada, y unir á pobres y ricos con los dulces y estrechos vínculos de una verdadera<br />

solidaridad, cimentada en la firmísima base de la caridad cristiana.<br />

Atento siempre á este propósito, fomentó con decidido empeño las instituciones benéficas y de<br />

carácter social ya existentes en la isla, y emprendió con entusiasmo la creación de otras nuevas,<br />

habiendo merecido que Dios bendijera visiblemente sus esfuerzos. Merced á ellas se reanimó el<br />

“Círculo Católico” de obreros de Ciudadela, aumentando de un modo considerable el número de<br />

sus socios y estableciéndose en él una Caja de Ahorros, y bajo sus auspicios se fundó más tarde un<br />

“Centro Agrícola”, con la correspondiente Sección de socorros mutuos en una y otra Sociedad. En<br />

Mahón dejó instalados el “Gremio de Pescadores”, el “Monte de Piedad” y el “Fomento Agrícola<br />

Industrial” con sus gremios de labradores y artesanos; en Alayor un Gremio de agricultores y un<br />

Centro de buenas lecturas para la clase obrera, y en Ferrerias otro Gremio de labradores que consta,<br />

como los demás, de un buen número de agremiados. 167<br />

Las Conferencias de San Vicente de Paúl fueron asimismo objeto de especial solicitud por parte<br />

de aquel egregio Prelado. Jamás dejó de favorecerlas y de alentar á los socios á llevar adelante<br />

con entusiasmo y perseverancia su caritativa empresa; y tuvo al propio tiempo el consuelo de ver<br />

que no solo fuesen prosperando las ya entonces establecidas en algunas parroquias del obispado,<br />

sino que se fundaran en Mahón la de Caballeros de Santa Eulalia y la de Señoras de Nuestra Señora<br />

del Carmen y de San Francisco de Regis para la regularización de los matrimonios.<br />

También le mereció muy preferente atención la educación cristiana de la juventud menorquina.<br />

Prueba manifiesta de ello son el cariño con que distinguía a la Congregación Mariana de San Luis<br />

Gonzaga establecida en Ciudadela, el interés que tomó en la fundación y sostenimiento de la de<br />

San Estanislao de Kotska en Mahón y Alayor, y el celo con que contribuía eficazmente á la conservación<br />

y prosperidad de los varios centros de enseñanza en todos los pueblos de la isla. Y mirando<br />

como el más principal de los cuidados pastorales la formación y santificación del Clero, no<br />

satisfecho con haber dotado al Seminario de sabios Estatutos, alentaba incesantemente á los jóvenes<br />

aspirantes al sacerdocio á progresar en la ciencia y virtud. Reglamentó las Conferencias dog-<br />

________________________________________________________________<br />

presbiterio recitóse pausadamente el salmo Miserere, ante el Ssmo. Sacramento, que permaneció expuesto hasta las 12 del primero<br />

del nuevo siglo.<br />

166 Después de la solemne Misa de media noche, que se celebró el primer día del siglo actual en la Catedral, en las parroquias<br />

y demás iglesias de mayor importancia de la diócesis fueron bendecidas e incrustadas en puestos visibles y adecuados para que<br />

pudieran ser besadas, con el fin de lucrarse la indulgencia plenaria concedida por el Papa León XIII, unas cruces de hierro fundido<br />

conmemorativas del homenaje universal á Nuestro Redentor, costeadas y regaladas por el Obispo Dr. Castellote á las indicadas iglesias.<br />

En estas cruces se lee la siguiente inscripción: JESUS CHRISTUS, DEUS, HOMO, VIVIT, REGNAT, IMPERAT. MCMI..<br />

167 Mucho contribuyó al desarrollo de estas Sociedades la primera visita que hizo a Menorca el Rdo. P. Antonio Vicent, de<br />

la Compañía de Jesús, cuyo infatigable apóstol de la cuestión social en España, prodigó sus trabajos en esta diócesis dando conferencias<br />

en el “Fomento Agrícola” de Mahón, en la parroquia de Santa María, y en el “Círculo Católico” y “Centro Agrícola” de<br />

Ciudadela, hablando en todas ellas, con la competencia y erudición que le son peculiares, de tan gravísima é importante cuestión y<br />

proponiendo los medios prácticos para solucionarla.


__________<br />

BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 55<br />

mático–morales para los eclesiásticos de la diócesis, á quienes no dejaba de excitar al cumplimiento<br />

de sus sagrados deberes y nutrir su espíritu, ora con fervorosas exhortaciones en días de retiro,<br />

ora facilitándoles la práctica de santos ejercicios bajo la dirección de maestros experimentados para<br />

ilustrar y santificar á los que eran sus amados cooperadores en el desempeño del ministerio pastoral.<br />

Como testimonio de su vivísimo interés por el decoro de la Casa de Dios y esplendor del culto,<br />

indicaremos la restauración de la iglesia de Religiosas Concepcionistas de Mahón, la del antiguo é<br />

histórico templo de San Lorenzo de Benixems de Alayor, que el mismo Prelado bendijo en 22 de<br />

Mayo de 1899, y la construcción del oratorio público de Nuestra Señora del Carmen de Ciudadela<br />

para la residencia de las Hermanas Carmelitas. Durante su pontificado se erigieron también y restauraron<br />

multitud de altares é imágenes y se emprendieron obras de arte tan importantes como la<br />

reforma del frontis de la ayuda (sic) parroquia de la Concepción que el doctor Castellote no pudo<br />

ver terminada.<br />

En cuanto á manifestaciones de fé promovidas por tan celoso Pastor, basta recordar los solemnísimos<br />

cultos con que se celebró en toda la diócesis la consagración universal del linaje humano<br />

al Sacratísimo Corazón de Jesús. A principios de su pontificado por iniciativa suya fue instituida la<br />

“Propagación de la Fé”, y á mediados de 1899 se instaló en Mahón la “Sección Adoradora Nocturna”<br />

obra edificantísima que se reconocerá siempre como hija de la acendrada piedad del virtuoso<br />

Prelado, y que al calor de su celo alcanzó ya gran desarrollo en los primeros días de su existencia.<br />

168<br />

Y entre todo este cúmulo de merecimientos que orlará en todo tiempo la memoria de este ilustre<br />

Príncipe de la Iglesia, no es el menor ni el menos apreciado el beneficio de las sabias enseñanzas<br />

que desde el púlpito iba dispensando a sus diocesanos. Porque, nadie ignora que la inclinación<br />

preferente del Obispo Sr. Castellote y el ministerio en que más se hacía admirar, era la predicación<br />

que le colocaba a la altura de los oradores sagrados más notables de España. Todos los pueblos de<br />

esta isla oyeron su palabra, escucharon sus incomparables sermones, siempre elocuentes, siempre<br />

arrebatadores, saturados de saludable y abundantísima doctrina y caldeados al fuego avasallador de<br />

un celo verdaderamente apostólico.<br />

Pero todos esos timbres de gloria bien merecen ser dignamente coronados por los que el mismo<br />

Dr. Castellote llamaba dos milagros que durante su pontificado se realizaron en esta diócesis, cuales<br />

eran: la instalación de la obra de Don Bosco en Ciudadela y la Peregrinación menorquina a<br />

Roma.<br />

Grandes dificultades se ofrecían para traer á los Salesianos á esta ciudad, entre otras la falta de<br />

recursos para hacer frente á los gastos indispensables que había de importar la fundación del nuevo<br />

Establecimiento. Todos esos obstáculos supo vencerlos aquel infatigable Prelado con sus incesantes<br />

gestiones, hasta lograr el éxito más feliz, y con los trabajos y sacrificios que para ello se impuso,<br />

no menos que con la iniciativa de crear bajo su presidencia una Junta protectora compuesta de<br />

personas dispuestas como él á dar los primeros ejemplos de generosidad y desprendimiento, y dividida<br />

en dos Secciones, una encargada de allegar fondos por medio de donativos y suscripciones,<br />

y la otra para dirigir las obras de proyectado edificio. El 27 de diciembre de 1900 fue inaugurado<br />

el nuevo local con la bendición del Prelado, quien en la función académica que tuvo lugar aquel<br />

mismo día, con la elocuencia que tanto le caracterizaba, ponderó el gran bien que reportaría á Ciudadela<br />

la instalación de los Salesianos, providencia que no habían podido conseguir otras ciudades<br />

mucho más importantes, encareciendo á los ciudadelanos la necesidad de conservar siempre el reciente<br />

Instituto, tan digno de la protección de los ricos como de la gratitud de los pobres, á cuyos<br />

hijos procura los inestimables beneficios de una sólida doctrina y de una esmerada educación cristiana.<br />

169<br />

¿Y quién no recuerda el gran acontecimiento de la Peregrinación menorquina á Roma, que presidida<br />

por el propio Prelado... recibió la Bendición Apostólica en el Jubileo del Año Santo? Em-<br />

168 Esta Sección Adoradora celebró por primera vez la vigilia extraordinaria de las Espigas en la iglesia de Monte Toro el<br />

día 2 de junio del año 1900, trasladándose los adoradores desde Mahón á Mercadal, en cuyo templo parroquial bendijo el Sr. Obispo<br />

el nuevo estandarte de dicha Sección, y dirigiéndose después en peregrinación, presididos por el mismo Prelado, al devoto Santuario<br />

de Nuestra Señora del Toro.<br />

169 Este benemérito establecimiento experimentó creciente desarrollo bajo la dirección del P. José Marmo, durante cuyo<br />

tiempo fueron construidos de nueva planta dormitorios, pórticos, sacristía, biblioteca y un espacioso salón; y por lo que se refiere al<br />

Colegio, que en un principio solo constaba de dos Secciones, se aumentó en seis que abrazan la primera y segunda Enseñanza, con<br />

material completo y arreglado al moderno régimen escolar.


56 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

__________<br />

presa ardua tuvo que ser precisamente reunir en Menorca, la diócesis más pobre y reducida de España,<br />

el número inverosímil de doscientos peregrinos, 170 que fueron en dicho Año los primeros en<br />

dar el edificante ejemplo de dirigirse a la capital del orbe católico para rendir pleito Homenaje al<br />

Redentor del mundo y á su Vicario en la tierra; entretanto para el Obispo doctor Castellote fue la<br />

mayor de sus satisfacciones, como varias veces él mismo repetía, el haber presentado tan considerable<br />

porción de su grey menorquina al inmortal Pontífice que, por su prodigiosa vida y excepcionales<br />

prendas, llegó á ser en aquella época la primera figura del mundo. 171<br />

Decretado estaba en los designios de la Providencia divina que muy pronto habían de quedar<br />

rotos los sagrados vínculos que unían al Excmo. Dr. D. Salvador Castellote con la diócesis de Menorca.<br />

El Papa León XIII en el Consistorio de 1901 le preconizó para la Silla episcopal de Jaén; y<br />

apenas circuló esta noticia, fué recibida en toda la isla con el doloroso sentimiento que naturalmente<br />

había de producir la separación del bondadoso Prelado que con tanto acierto gobernara esta diócesis<br />

de Menorca desde noviembre de 1896. A medida que se acercaba el momento de ausentarse<br />

de su primitiva grey, veíase de un modo público y evidente lo mucho que le querían sus diocesanos,<br />

y al propio tiempo el afecto paternal que les profesó siempre el que dentro breves días iba a<br />

ser su Obispo.<br />

Cuando la campana mayor de la Catedral anunció al vecindario de Ciudadela que era llegada la<br />

hora de la despedida del Prelado, todo el Clero acudió al palacio episcopal para acompañarle al<br />

templo que se hallaba lleno de fieles. Una vez en la Catedral se cantó solemne Salve, y finalizada<br />

ésta dio la última bendición al pueblo, acto que conmovió no sólo al Obispo, que no pudo darla sin<br />

derramar lágrimas, sino también á los concurrentes que llorando y sollozando la recibieron. Precedido<br />

del Cabildo y Clero, acompañado de las Autoridades, de sus numerosos amigos y de un gentío<br />

inmenso que le seguía, ávido de besar su pastoral anillo, teniendo frases afectuosas para cuantas<br />

personas se le acercaban, siguióse al punto del embarque, donde se despidió de todos dando un<br />

Viva á Ciudadela y otro viva á Menorca católica, y despidiéndole todos con muestras inequívocas<br />

de la emoción que en aquellos momentos sentían.<br />

Hizo su entrada en Jaén el 20 de abril de 1902. Como buen pastor fijó desde luego sus miradas<br />

en el Seminario que se estaba construyendo, cuyas obras se esforzó con tanto ardor en que continuaran<br />

hasta tener la satisfacción de bendecirlas... En 1905 pudo ya llevar á sus colegiales al nuevo<br />

establecimiento, dotando á la diócesis de Jaén de uno de los mejores Seminarios de España, persuadido<br />

de que estos Centros docentes son el preferente cuidado de la Iglesia y la esperanza en<br />

nuestros días de la regeneración de los pueblos. Convocó además un concurso para la provisión de<br />

los curatos vacantes, reanudó las Conferencias morales y la enseñanza Catequística en las parroquias<br />

del obispado, y últimamente se había dedicado á organizar la acción católica.<br />

Pocos días después de su preconización, el lunes 24 del mismo mes de diciembre, nos comunicaba<br />

el telégrafo que en la tarde anterior había fallecido casi repentinamente el Exmo. Sr. Obispo<br />

de Jaén, Dr. Salvador Castellote y Pinazo, cuya inesperada noticia produjo en los primeros momentos<br />

honda pena y gran desconsuelo en toda la isla, viniendo más tarde la prensa á confirmar<br />

tan triste suceso con la relación de algunos de sus detalles.<br />

Aquella mañana predicaba en la Catedral con motivo de ser cuarto domingo de Adviento, y<br />

aprovechaba la ocasión para despedirse de sus diocesanos antes de marcharse a Sevilla, toda vez<br />

que le estaba escuchando un considerable número de fieles que ocupaban la espaciosa nave del<br />

templo. Parece no se encontraba bien de salud el Obispo Dr. Castellote y al dar la última bendición<br />

á su numeroso auditorio, lo que debió afectarle en gran manera, sintióse ya gravemente indispuesto<br />

hasta el punto de tener que conducirle a la Sala Capitular varios sacerdotes. Allí le asistieron algunos<br />

Srs. Canónigos y el médico Dr. Molina, á quien se había llamado, el cual declaró que todos los<br />

síntomas eran de un ataque cardíaco.<br />

170 Estos peregrinos son: de Ciudadela 96, de Mahón 73, de Alayor 9, de San Luis 4, de Ferrerias 4, de San Clemente 3, de<br />

Villacárlos 2, de Mercadal 2, de San Cristóbal 2 y de Mallorca 5; total 200. Los peregrinos Mons. José Jover, M. I. D. José de Olives<br />

y Dña. María de Despujols y de Chaves hicieron desde Barcelona el viaje en ferrocarril.<br />

171 Una Comisión de peregrinos nombrada por el Ayuntamiento de Ciudadela, que la componían los Srs. D. Joaquín Comella,<br />

Teniente primero de Alcalde, D. Lorenzo Cardona, Teniente segundo, el Concejal D. Juan Capó y el Secretario D. Sebastián Febrer,<br />

después de ofrecer el homenaje profundo de adhesión y amor al Jerarca Supremo de la Iglesia, depositó en sus sagradas manos<br />

una respetuosa y bien razonada exposición para interesar el paternal corazón del Papa León XIII en la conservación de la Silla episcopal<br />

de Menorca, ya entonces amenazada de supresión por el proyecto que parece iba acariciando el Gobierno de S. M., encaminado<br />

á reducir el número de diócesis de España.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 57<br />

Trasladado al palacio episcopal en una camilla, que llevaron en hombros varios Capitulares,<br />

veíansele desaparecer sus fuerzas por instantes, y al propio tiempo se perdía la esperanza de salvarle.<br />

A petición suya le fueron administrados los Santos Sacramentos; y á las dos y 45 minutos de<br />

la tarde del mismo domingo 23 de diciembre, rodeado de gran número de sacerdotes, entregó su<br />

alma á Dios el sabio y virtuoso Prelado, á quien lloraron tres diócesis, por haber causado la noticia<br />

de su fallecimiento profunda sensación en Menorca, Jaén y Sevilla, habiendo sido también motivo<br />

de luto para sus admiradores y numerosísimos amigos. Recibiéronse en Jaén telegramas de pésame<br />

de la familia Real, del Nuncio de Su Santidad, del Ministro de Gracia y Justicia y de todo el Episcopado<br />

español. El entierro fue una manifestación imponente, 172 habiendo permanecido cerrados<br />

los establecimientos de ducha ciudad... En la Catedral se cantó el Oficio de difuntos y la Misa de<br />

Requiem á gran orquesta, 173 y después de la oración fúnebre pronunciada por el M. I. Sr. Canónigo<br />

Magistral Dr. D. Leopoldo Eijo Garay, y de los cinco Responsos que prescribe el Ceremonial de<br />

Obispos, fueron sepultados los mortales restos del Ilustre finado en la capilla del El Salvador, donde<br />

se le puso este epitafio: 174<br />

6) El Diccionario de Manuel Caballero Venzalá<br />

He aquí como describe la actividad de Castellote en Jaén el docto D. Manuel Caballero Venzalá en<br />

su Diccionario Bio-Bibliográfico del Santo Reino de Jaén:<br />

“LXIV Obispo de Jaén, según la cronología de Montijano Chica. En el seno de una modesta<br />

familia, nació en Gestalgar (Valencia) el 5-XI-1856. Con esfuerzos y sacrificio, sus padres lo enviaron<br />

al colegio de los Escolapios de la capital y en 1871 revalidó su título de bachiller en el Instituto.<br />

En el período 1872-79, realiza sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar Central, de<br />

Valencia, habiendo sido profesor de menores antes de ultimar la Teología. El 18-IX-1880 es ordenado<br />

de Presbítero por el Arzobispo –antes Obispo de Jaén– D. Antolín Monescillo y Viso. Fue<br />

párroco de Agres y encargado de la Arciprestal de Liria, durante la epidemia de cólera de 1885.<br />

Este año de 1885 fue intensamente vivido por Castellote; por una parte, en el terreno académico,<br />

consigue sucesivamente los títulos de Bachiller, Licenciado y Doctor en Sagrada Teología; por<br />

otra, se cuestiona la posibilidad de realizar su vida sacerdotal como jesuita e ingresa en la Compañía,<br />

si bien no llegó a tomar la calidad de novicio, reintegrándose al clero diocesano.<br />

En 1880 fue profesor de Hermenéutica Sagrada y de Filosofía (hasta 1896), en la Universidad<br />

Pontificia de Valencia. Durante ocho años fue capellán de la Asociación de Beneficencia de la<br />

Virgen de los Desamparados (1882-90).<br />

En junio de 1890, gana por oposición la Canonjía Lectoral en la catedral de Tortosa y, en agosto<br />

del mismo año, otra en Madrid.<br />

En la corte permanece hasta el 11-VI-1892 en que S.M. lo promueve a una canonjía vacante en<br />

la S.I.M. de Valencia.<br />

Cuando se reintegra a su diócesis de origen, se da la circunstancia de coincidir con el traslado<br />

del obispo de Madrid-Alcalá a Valencia. El que después había de ser Cardenal de San Pedro in<br />

Montorio y ahora ya Arzobispo de Valencia, Ciriaco M.ª Sancha y Hervás, conociendo desde Madrid<br />

la valía de Castellote, no duda en nombrarlo su Secretario de Cámara y Gobierno; más aún, no<br />

vacila en confiarle la Secretaría del Congreso Eucarístico Nacional, que tuvo lugar en Valencia del<br />

19 al 26-XI-1893 y cuyas sesiones de estudio giraron esencialmente en torno al reinado social de<br />

Jesús Sacramentado. El Cardenal Sancha, durante su episcopado valentino, encontró en aquel jo-<br />

__________<br />

172 El fúnebre cortejo fue dirigido por el Maestro de Ceremonias de aquella Catedral en la forma siguiente: Gallardetes de<br />

todas las Cofradías existentes en Jaén; Sección de niños huérfanos; otra Sección de pobres asilados de San José, Comisiones y Corporaciones<br />

civiles y militares; Secciones Adoradoras Nocturnas; Cruces parroquiales; Alumnos del Seminario; Clero parroquial y<br />

Cantores; Universidad de Párrocos; Cruz de la Catedral; Tribunal Eclesiástico y Srs. Capitulares. El féretro cubierto de ricos paños<br />

de terciopelo negro con galones de oro sobre el que descansaba el ataúd, era conducido por Srs. Sacerdotes. Después del Preste y<br />

ministros presidían la numerosa comitiva el M. I. Sr. Arcipreste, los Srs. Gobernadores civil y militar, Presidente de la Audiencia,<br />

Delegado de Hacienda, Presidente de la Diputación Provincial y Alcalde de Jaén.<br />

173 En la Catedral y Parroquias de Menorca se celebraron también honras fúnebres en sufragio del alma del Excmo. Dr.<br />

Castellote, que por espacio de cinco años estuvo al frente de esta diócesis.<br />

174 Cf. supra, p. 44.


58 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

ven sacerdote el más eficaz colaborador de sus luminosas iniciativas. En este sentido, Castellote<br />

organizó y tomó parte en la Peregrinación Obrera a Roma, con motivo del jubileo Sacerdotal de<br />

León XIII (1888); con tal motivo, el Papa le concedió la Cruz “Pro Ecclesia et Pontífice”.<br />

El 25-VI-1896 es promovido al Obispado de Menorca. Seis años y medio estuvo Castellote rigiendo<br />

aquella diócesis. Las líneas de su pastoral en la isla serán las mismas que luego reflejará en<br />

su etapa giennense: los niños, la juventud, las clases menesterosas y la problemática social del<br />

mundo obrero, son los polos de su atención preferente. Su cordial devoción al Pontífice, una vez<br />

más, le llevó a realizar una Peregrinación Diocesana a Roma, en 1900.<br />

El 22-XII-1901 es promovido al obispado de Jaén, vacante por traslado de D. Victoriano Guisasola<br />

y Menéndez a la Silla Primada de Toledo. El 10-IV-1902, el Dr. D. José Jover y Balaguer,<br />

su posterior Secretario de Cámara, toma, en su nombre, posesión de la Mitra; diez días más tarde,<br />

él hace su entrada solemne y para ella el maestro Milagro compuso un Himno de Bienvenida. [Nota<br />

oral del actual canónigo organista de Jaén: “No se conserva esta obra en el archivo musical de la<br />

Catedral de Jaén”].<br />

Cerca de cinco años, hasta su muerte en 23-XII-1906, fue Obispo de Jaén. Trataremos de hacer<br />

una síntesis valorativa de su persona y de su pontificado.<br />

El Obispo Castellote, de gran cultura humanística, hablaba correctamente el latín, inglés, alemán,<br />

francés e italiano, más unos sólidos fundamentos de griego y hebreo. Cruz Rueda nos ha dejado<br />

una cumplida alabanza de su biblioteca, en la que no faltaban las mejores revistas nacionales<br />

y extranjeras.<br />

De gran sensibilidad artística, cultivó la poesía. Algunos de sus poemas se publicaron en la<br />

prensa de Jaén. Montijano Chica nos ha recogido aquella décima suya que, grabada en mármol, se<br />

encuentra en el cementerio de Baeza y que comienza: ‘De un ser querido la muerte...’, completada<br />

con otra del canónigo D. José Juliá Sanfeliú.<br />

Como correspondía a su vinculación familiar con los pintores Ignacio Pinazo Camarlench y sus<br />

hijos: Ignacio y José Pinazo Martínez, el obispo de Jaén también pintaba regulares cuadros, según<br />

el testimonio de D. Sebastián Aguilar.<br />

El mismo Aguilar nos ha dejado este perfil humano de Castellote:<br />

“Más que débil, era contemporizador y bondadoso; enemigo de las vanidades mundanales, sabía<br />

rodear su persona de prestigio; de tosca apariencia, tenía un corazón de oro, atento siempre a su<br />

misión pastoral, todo lo comprendía y todo lo perdonaba.<br />

Como intelectual y teólogo, fue digno sucesor de un Monescillo o un Guisasola, sus antecesores<br />

más inmediatos. Con Niceto Alonso Perujo colaboró en la edición valentina de la Summa<br />

Theologica de Sto. Tomás y en la redacción del Diccionario de Ciencias Eclesiásticas (1883).<br />

Brillantes fueron sus intervenciones en el Congreso Católico Nacional de Sevilla (1892), donde<br />

disertó acerca del Pontificado; en el de Burgos (1899), donde por iniciativa del cardenal Rampolla<br />

se abordó el tema de la unión de los católicos españoles, siendo la intervención del entonces obispo<br />

de Menorca una luminosa aportación en la redacción del documento episcopal con que terminó<br />

el Congreso. Siendo ya obispo de Jaén, asistió al último de estos Congresos, el celebrado en Santiago<br />

de Compostela (1903).”<br />

Cruz Rueda nos conserva el recuerdo de Castellote asistiendo a las clases del P. Billot en la<br />

Universidad Gregoriana, cuando fue a Roma para realizar la Visita “ad Limina” como obispo<br />

giennense. Aprovechando aquella estancia en Roma, allí publicaría su Memoria histórica sobre las<br />

vicisitudes por que ha pasado en España la creencia en la Concepción Inmaculada de María.<br />

Aprovechaba su tiempo: se actualizaba teológicamente y seguramente perfilaría aquella obra que,<br />

tiempo atrás, le fue premiada cuando en Valencia era presidente de la juventud Católica.<br />

Fue un fecundo predicador y conferenciante. En la biblioteca del Seminario de Vitoria pudimos<br />

ver sus Conferencias científico-religiosas, pronunciadas en la Catedral de Madrid (Madrid, 1892)<br />

y en la prensa giennense del tiempo se refleja una sana y vigorosa emulación entre el obispo y su<br />

gran amigo, el entonces canónigo magistral, Eijo Garay.<br />

Finalmente, la figura de Castellote también significa una aportación en el terreno de la Pedagogía.<br />

D. Rufino Blanco nos valora su Instrucción Pastoral. La Educación Cristiana (Ciudadela,


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 59<br />

1897) con estas palabras: “Aunque el fin es religioso, no faltan en el texto ideas y pensamientos de<br />

algún interés pedagógico”.<br />

Su labor práctica al frente de la diócesis de Jaén se resume en los siguientes puntos, eminentemente<br />

positivos:<br />

I. Protección del patrimonio artístico: El alto sentido de responsabilidad de nuestro prelado<br />

como depositario y conservador del patrimonio artístico-religioso acumulado a lo largo de los siglos<br />

en nuestros templos, se hizo manifiesto apenas verificada su toma de posesión, a través de una<br />

“Circular sobre la enajenación y protección del patrimonio artístico diocesano” (BO de la diócesis<br />

de Jaén, 1902, pp. 237-39), 175 tratando de poner coto a la depredación del mismo. Al siguiente año,<br />

después de haber visitado las comarcas de Andújar, Linares, Baeza, Úbeda, Villacarrillo y Orcera,<br />

publica sus “Mandatos a los Párrocos de los arciprestazgos visitados” 176 con los cuales da normas<br />

de conservación y siembra sentido de respeto frente a este patrimonio.<br />

II. Seminario Conciliar: Cuando Castellote se hace cargo de la diócesis, el Seminario de Jaén<br />

continúa su construcción, bajo la dirección y planos del arquitecto Flores Llamas. El 6-1-1905 el<br />

obispo bendecirá solemnemente la capilla, pero mucho antes –el 8-IX-1902– había redactado y<br />

firmado los “Estatutos” del centro. La crispada situación que se produjo entre el obispado de Jaén<br />

y la ciudad de Baeza, desde que en 1883 el obispo D. Manuel M.ª González trasladó a la capital la<br />

Facultad de Teología, venía enconándose. El sucesor, D. Victoriano Guisasola, comienza la construcción<br />

del nuevo Seminario y, con la publicación del folleto “La cuestión de los Seminarios de la<br />

Diócesis de Jaén (cfr. t. I, n.º 75859), se reverdecen las tensiones. Castellote, con pulso firme,<br />

mantiene la línea de sus predecesores, si bien trata de limar asperezas. Para ello, declarando patrona<br />

principal del Seminario a la Inmaculada Concepción, designa en primer lugar copatrón a San<br />

Felipe Neri; después, a los Stos. Eufrasio y Tomás de Aquino. El propio obispo hará de su mano el<br />

dibujo del sello del Seminario; en él, con la Inmaculada en el centro, irán las figuras de S. Eufrasio<br />

y S. Felipe Neri, indicando la asunción del legado histórico del Colegio de Baeza por parte del<br />

Seminario de Jaén. Poca cosa era, pero menos hubiera concedido Guisasola. Por otra parte, el Colegio<br />

de San Felipe continuaba abierto y Castellote se volcó en atenciones y cuidados frente a él.<br />

Prueba de ello, fueron las restauraciones hechas en la capilla y la adquisición para la misma de tres<br />

cuadros, obra del pintor Gabriel Palencia. 177<br />

III. Catequesis: Sabido es que con el pontificado de S. Pío X sobreviene un reflorecer del movimiento<br />

catequético. El obispo, que desde Menorca venía preocupado por la atención a la infancia<br />

y a la juventud, se siente espoleado por las directrices que le llegan de Roma. Siguiéndolas, crea la<br />

Asociación Catequística del Obispado de Jaén, constituida por sacerdotes y seglares, y desarrollando<br />

su actividad práctica a través de las correspondientes junta Parroquiales. El 12-XI-1905, estando<br />

en Roma para la visita ‘ad limina’, consigue la agregación de su Asociación a la Archicofradía<br />

Pontificia de la Doctrina Cristiana. 178<br />

IV. Atención al Clero y a los Fieles: Estimuló la práctica anual de los Ejercicios Espirituales<br />

para Sacerdotes, así como el restablecimiento de la Conferencia de Teología Moral y de Liturgia.<br />

Nunca se dispensó de hacer llegar su palabra a los fieles, sobre todo en los “tiempos fuertes” (Adviento<br />

y Cuaresma). Buscando el mejoramiento espiritual de su pueblo y como instrumento estimulante<br />

de sus sacerdotes, convocó en 29-XI-1905 el correspondiente Concurso de Curatos vacantes,<br />

pese a las acritudes que a veces acarrean esta clase de pruebas al prelado que las convoca. Usó<br />

de la visita pastoral como instrumento de acercamiento del Pastor a las clases populares, eludiendo<br />

con cortesía las invitaciones de hospedaje que se le hacían, y prefiriendo convivir con sus sacerdotes<br />

en las casas pastorales. 179<br />

Por todo ello, Castellote supo ganarse a su pueblo. Cuando sobrevino su fallecimiento, un periodista<br />

anónimo resumía así su figura, desde la conflictiva ciudad de Linares: ‘El Sr. Castellote<br />

contaba aquí con numerosos y distinguidos amigos, sintiendo especial interés y predilección por la<br />

__________<br />

175 Cfr. Bibliografía.<br />

176 BO de la diócesis de Jaén, 1903, pp. 360-66.<br />

177 En el BO de la diócesis de Jaén (agosto de 1903, pp. 367 s.) se publica un edicto de apertura de curso académico 1903–<br />

1904 con varias disposiciones para los alumnos.<br />

178 Cfr. Bibliografía.<br />

179 Cfr. Bibliografía.


60 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

clase obrera, de quien era generalmente querido y a quien visitó a menudo en sus grandes fábricas<br />

y talleres, conversando con ellos y bendiciendo sus hogares. Era el obispo demócrata que sabía<br />

aquistarse con su palabra, con su ejemplo y con su caridad, el amor y el cariño del pobre, la amistad<br />

y veneración del rico, el respeto y la consideración de los creyentes, las alabanzas justísimas de<br />

los descreídos e indiferentes que ensalzaban al hombre de ciencia y se descubrían ante el varón insigne<br />

de preciaras y rarísimas virtudes.<br />

No olvidemos, por otra parte, que Castellote se había ganado todas las simpatías de la clase<br />

obrera, cuando a principios de 1906 hizo su interpelación en el Senado sobre la situación precaria<br />

del agro andaluz.<br />

Preconizado arzobispo de Sevilla, vacante por fallecimiento del cardenal Marcelo Spínola y<br />

Maestre, después de predicar el sermón de la IV Dominica de Adviento (23-XII-1906), se sintió<br />

súbitamente enfermo en el presbiterio de la Catedral. Trasladado a la sacristía, fue atendido por los<br />

Dres. D. Bernabé Soriano, D. Luis del Río, D. Gabriel Bonilla y D. Juan José Molina, que se encontraban<br />

con el todo Jaén que había venido a escuchar la despedida del obispo. Los facultativos<br />

diagnosticaron una aortitis con sucesiva embolia cerebral, que acabó con la vida del Prelado a las<br />

dos cuarenta y cinco de la tarde, en el Palacio Episcopal, a donde había sido trasladado horas antes.<br />

Al siguiente día se celebraron las solemnes honras fúnebres, en las que predicó el magistral D.<br />

Leopoldo Eijo y Garay. Sus restos mortales descansan en la capilla del Niño Jesús, bajo una lauda<br />

de mármol blanco. Era Caballero de la Orden de Isabel la Católica y San Pío X le había nombrado<br />

Asistente al Sacro Solio Pontificio, por Breve de 20 de febrero de 1904.”<br />

X. JOSÉ MARÍA CASTELLOTE Y PINAZO, HERMANO DEL OBISPO CAS-<br />

TELLOTE, INGENIERO JEFE DE 1ª CLASE DE LA ARMADA ESPAÑOLA<br />

val.<br />

D. Salvador Castellote tuvo un hermano, José María Castellote, que fue un insigne ingeniero na-<br />

Nació José María Castellote en la ciudad de Valencia el 23 de mayo de 1860 y fue bautizado, al<br />

igual que su hermano Salvador, en la iglesia parroquial de los Santos Juanes, cerca de la cual se hallaba la<br />

casa donde los padres de los Castellote poseían un negocio más bien modesto de jalmeros.<br />

Hubieron de esforzarse sus padres, y lo hicieron con muchísimo<br />

agrado, para dar carrera a dos de sus hijos, que demostraban disposiciones<br />

para el estudio. José María, después de cursar los primeros estudios en las<br />

Escuelas Pías, tan próximas a su domicilio, se preparó para el ingreso en el<br />

Cuerpo de Ingenieros de la Armada bajo la dirección del ingeniero industrial<br />

don Juan Codoñer.<br />

A los diecinueve años, acudió a la convocatoria de 1879 de la Escuela<br />

de Ingenieros de la Armada, junto con otros diecinueve aspirantes.<br />

De todos ellos solamente fueron aprobados nueve. Y el que obtuvo el segundo<br />

lugar fue el valenciano Castellote, ingresando en esta Escuela como<br />

Alférez de Fragata.<br />

Por Real Orden de 21 de septiembre de 1880 ingresó en la Escuela<br />

Especial del Cuerpo de Ingenieros de la Armada, dando principio a sus estudios<br />

el 12 de octubre siguiente, hasta el 1 de julio de 1881.<br />

Muy pronto demostró cualidades de inteligencia y de carácter nada<br />

comunes, por lo que el Gobierno le encargó misiones delicadas y difíciles<br />

José María Castellote,<br />

Ingeniero de la Armada<br />

ya desde los comienzos de su carrera oficial.<br />

El 17 de octubre de 1881, por Real Orden, fue promovido al empleo<br />

de ingeniero 2º y destinado al Departamento de Ferrol, siendo agregado a<br />

la 2ª Sección. También por Real Orden de 14 de noviembre de 1882 fue destinado al Departamento de<br />

Cartagena donde hizo su presentación el día 23, encargándose el 25 de la Jefatura de la 4ª Sección, para la<br />

confección de planos y construcción del “Conde de Benadito”, que realizó con gran éxito. Y tanto en ello<br />

como en las reformas que introdujo en el crucero “Reina Mercedes” acreditó una evidente competencia en


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 61<br />

arquitectura naval. El 1 de febrero fue agregado a la 3ª Sección, y el 14 se le nombró profesor de la Escuela<br />

de Maestranza. El 1 de mayo cesó en la Jefatura de la 4ª Sección, encargándose en la misma fecha<br />

de la Jefatura de la 3ª.<br />

El 1 de julio de 1882 “salió pasaportado”, en comisión de servicios, a Mahón, en la que cesó el 1<br />

de septiembre, encargándose de nuevo de la Jefatura de la 3ª Sección y del profesorado de la escuela de<br />

Maestranza, en la que cesó el 22 de diciembre, por haber sido de nuevo “pasaportado” a Mahón, en comisión<br />

de servicios, regresando a sus anteriores cargos el 26 de enero de 1883.<br />

Por Real Orden de 7 de enero de este mismo año, fue nombrado alumno de la Escuela de Torpedos,<br />

en la que se presentó, después de haber cesado en sus destinos anteriores, el 1 de octubre de 1883.<br />

Por otra Real Orden del 7 de julio se le conceden dos meses de licencia para Italia a la que renuncia para<br />

cursar en la Escuela de Torpedos. El 3 de junio aprueba el curso de torpedos siendo aprobada el acta por<br />

Real Orden de 18 del mismo.<br />

Fue después destinado al Departamento de Cartagena, el 18 de junio de 1884, donde se hizo cargo<br />

de la 2ª Sección del arsenal de Cartagena.<br />

El 1 de agosto de 1884 se le asignó a la 2ª Sección y fue nombrado Jefe de Estudios de la Escuela<br />

de Maestranza, haciendo entrega de esta Jefatura el 22 del mismo mes, pasando a Madrid como Vocal del<br />

Tribunal de exámenes de ingreso en el cuerpo.<br />

Volvió al arsenal de Cartagena, a la 2ª Sección, el 22 de octubre de 1884, al término de su anterior<br />

gestión, cesando en la misma el 1 de noviembre siguiente, para hacerse cargo de la Jefatura de la 3ª y acceder<br />

otra vez al profesorado de la Escuela de Maestranza.<br />

Por Real Orden de 23 de mayo de 1885 fue nombrado profesor de la Academia de Ampliación,<br />

siendo de nuevo “pasaportado” para San Fernando el 10 de junio, presentándose en el Departamento de<br />

Cádiz el 15 del mismo mes.<br />

Por otra Real Orden, fue promovido el 7 de julio de 1885, a la Jefatura de la 2ª Sección con antigüedad<br />

de 17 de marzo.<br />

El 10 de enero de 1887 cesa como profesor de la Academia de Ampliación.<br />

Por enfermedad, obtiene dos meses de licencia, de la que disfruta desde el 16 de octubre hasta el<br />

16 de diciembre del mismo año.<br />

El 1 de febrero de 1888 fue nombrado Auxiliar de la Sección 2ª del Centro Técnico Facultativo y<br />

Consultivo de la Marina, tomando posesión del mismo el mismo día. El 22 de julio de 1890, a consecuencia<br />

de la nueva organización dada<br />

al Ministerio de Marina, cesó en<br />

dicho cargo, pasando con el mismo<br />

cargo a la Sección 2ª del<br />

Consejo Superior de la Marina.<br />

Por Real Orden de 3 de<br />

febrero de 1891 fue promovido al<br />

empleo de Ingeniero Jefe de 1ª<br />

clase de la Armada con la antigüedad<br />

de 26 de enero anterior.<br />

El 7 de enero de 1892 cesa como<br />

Auxiliar de la 2ª Sección del<br />

Consejo Superior de la Marina,<br />

siendo nombrado en la misma fecha<br />

Ayudante Secretario del Ins-<br />

José María Castellote en Alemania<br />

pector General de Ingenieros.<br />

El 12 de agosto de 1891 se<br />

le concede la Cruz Blanca de 2ª clase del mérito naval por su servicio de Profesor.<br />

El 23 de abril de 1895 fue encargado, por Real Orden, de los proyectos de los acorazados tipo<br />

“Princesa de Asturias”.<br />

El 4 de noviembre del mismo año fue nombrado, también por Real Orden, para formar parte, junto<br />

con el ingeniero Villamil, de la Comisión que había de gestionar en Inglaterra la adquisición de dos “Destroyers”,<br />

comprando los denominados “Terror” y “Furor” que prestaron muy buenos servicios a la Arma-


62 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

da Española. Para conducir los explosivos que la Comisión había adquirido, propuso Castellote la compra<br />

por muy poco dinero del Nautilus, evitando así los enormes gastos de fletaje, a la par que daba pruebas de<br />

su vasta cultura naval que supo valorar las condiciones de tan importante barco desestimado por los ingleses.<br />

Durante 1896 siguió como Ayudante Secretario del Inspector General de Ingenieros y encargado<br />

de la terminación de los proyectos de los acorazados antes mencionados.<br />

El 18 de abril de este mismo año, fue nombrado, por Real Orden, para formar parte de la Comisión<br />

que había de informar acerca de las condiciones del dique flotante, sistema Stephanon, que había en Bristol<br />

(Inglaterra), cuya comisión desempeñó satisfactoriamente.<br />

Sigue con los proyectos de los acorazados “Princesa de Asturias”; se le encarga hacer el proyecto<br />

de un cañonero de 300 t. para Filipinas. En un concurso de proyectos para cañoneros con destinó a Filipinas,<br />

fechado el 5 de mayo de 1897, fue elegido el presentado por el ingeniero valenciano, a quien con tal<br />

motivo se le concedió a la Cruz de Primera Clase de Mérito Naval.<br />

Tras la catástrofe del crucero “Reina Regente” se le comisionó, con Villamil, para investigar las<br />

causas de lo ocurrido, y redactó una Memoria que llamó la atención en España y el extranjero y que mereció<br />

imprimirse por el Ministerio.<br />

El 18 de agosto de 1897 es nombrado Jefe del Negociado de la Dirección del Material y toma posesión<br />

el 4 de septiembre, cesando como Ayudante Secretario del Inspector General de Ingenieros.<br />

El 12 de abril de 1898 le fue otorgada la cruz de 2ª clase del Mérito Naval blanca pensionada, por<br />

el resultado que dieron sus proyectos para la estabilidad y calado del crucero “Cardenal Cisneros”, cesando<br />

el 11 de octubre de 1899 de la categoría de Oficial de 1ª del Ministerio, con arreglo a lo dispuesto en el<br />

Real Decreto del 10 del mismo mes y Real Orden del día siguiente, siendo ambas disposiciones consecuencia<br />

del Real Decreto de carácter general del 28 de mayo de 1899.<br />

El 30 de noviembre de 1900 fue nombrado Jefe del Negociado 2º de la Dirección del Material.<br />

El 24 de junio de 1901 se le nombra para inspeccionar las pruebas de recepción del dique flotante<br />

de 12000 t. construido en Inglaterra para Suvich (Filipinas), pero que, con la pérdida de este archipiélago<br />

por España, se ordenó que fuese trasladado a Mahón. Castellote desempeña esta misión hasta el 13 de<br />

septiembre. Las pruebas quedaron interrumpidas por deficiencias del dique, descubiertas por Castellote,<br />

hasta que, después de largas controversias con el ingeniero constructor inglés, logró que éste las remediase.<br />

Nombrado para representar a España en el<br />

Congreso Nacional de Ingenieros Navales,<br />

que tuvo lugar en Alemania en 1902, se desplazó<br />

a este país, junto con el Excmo. Sr. D.<br />

Enrique García de Angulo y Esteban, Ingeniero<br />

Inspector de primera clase, mereciendo<br />

ser recibido por el Kaiser de quien oyó las<br />

más expresivas felicitaciones, a la par que le<br />

entregó un retrato autógrafo. En este viaje<br />

tuvo ocasión de visitar la fábrica Krupp, adquiriendo<br />

grande y sincera amistad con su<br />

propietario y jefe, Herr Friedrich Krupp, que<br />

significó a España de modo elocuente los talentos<br />

de Castellote.<br />

El 13 de mayo de 1903 es nombrado<br />

Ingeniero de Estado Mayor Central de la<br />

El acorazado Cisneros , con dedicatoria de Castellote<br />

Armada, y el 22 de agosto, Auxiliar del Negociado<br />

2º de la Inspección General de Ingenieros.<br />

Comisionado por una sociedad constituida en Madrid para pescar esponjas en las costas españolas<br />

del Mediterráneo, recorrió, en 1903, el archipiélago griego, donde estudió aquellas pescaderías y contrató<br />

personal y material flotante, que trajo a España.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 63<br />

En octubre de 1904 se le conceden dos meses de licencia por enfermedad, desplazándose a Jaén,<br />

donde residía su hermano Salvador, como obispo de esta sede. 180<br />

Castellote, ingeniero jefe de 1ª clase de la Armada y competentísimo especialista en arquitectura<br />

naval, era, por otra parte persona grandemente aficionada a las letras y a las artes. Dominaba los idiomas<br />

francés, inglés, italiano y alemán. 181 Además, se caracterizaba por una gran simpatía, que sabía conjugar<br />

con una franqueza a la que no ponía límites angostos y, finalmente, poseía una modestia tan auténtica que<br />

tal vez haya contribuido a que su nombre no resuene como debiera. Admítase ello como disculpa al hecho<br />

de que Valencia no haya honrado debidamente a un hijo de tantos méritos.<br />

Es destacable en el currículo de José María Castellote su relación con el gran inventor español del<br />

submarino, Isaac Peral y Caballero. 182 El discutido inventor, al ir a comenzar la construcción de éste, como<br />

en realidad jamás había construido buques, se aconsejó de José María Castellote, a quien presentó los<br />

planos, que el ingeniero valenciano examinó, corrigió y adicionó, según claramente lo indica León Villanúa,<br />

en su Biografía de Peral.<br />

Así lo describe Villanúa:<br />

“Para resolver las muchas dificultades que la construcción [del submarino] tenía, Peral<br />

tuvo que hacer muchos viajes. 183 Hay en su expediente personal notas que prueban hasta<br />

qué punto fue víctima de la burocracia estúpida.... En el viaje que hizo en diciembre del 88,<br />

paró en Madrid en casa de su amigo, el eminente marino don Pedro Novo y Colson, entusiasta<br />

de Peral y de la navegación submarina, y la noche del 17, Novo reunió en su casa a lo<br />

mejor de la Marina para que Peral explicase su invento.<br />

Allí fueron Valderrama, Rodríguez de Rivero, Ariza, Torres, Moreno, Gil de Borjas,<br />

Matheu Spottorno, Gávez, Castaño y Pastorín. De civiles había una buena representación,<br />

principiando por José Echegaray, que iba de abogado del diablo, Fernández Flórez, marqués<br />

de Valdeiglesias, Eduardo del Palacio, Javier de Burgos, Ortega Munila... Echegaray<br />

probó sus grandes conocimientos físicos y matemáticos, y Peral triunfó... hasta hacerle exclamar<br />

a Echegaray:<br />

– Después de estas explicaciones puedo decir, señores, que la navegación submarina<br />

está descubierta...<br />

Al empezar la construcción, Peral se aconsejó de un gran ingeniero naval: D. José<br />

María Castellote.<br />

Peral no había construido buques y don José Castellote examinó, corrigió y adicionó<br />

los planos. Hecho esto, se puso la quilla en el dique número 3.<br />

En la calle Real estaba la Academia de Ingenieros Navales y era profesor de Arquitectura<br />

naval el comandante de ingenieros navales Castellote, valenciano simpático y fuertón.<br />

Este hombre, gloria de la Marina, fue el que proyectó los cruceros protegidos de reducto<br />

central, según el modelo que tanto furor hizo en Inglaterra por entonces (Príncipe de Asturias,<br />

en San Fernando; Cataluña, en Cartagena y Cardenal Cisneros, en Ferrol, además<br />

de los tres de Bilbao: María Teresa, Almirante Oqueno y Vizcaya)...<br />

Don José Castellote fue consultado por Peral; tuvieron varias conferencias sobre la<br />

forma de construir el casco del barco. Peral sentía una por Castellote una gran admiración:<br />

sabía de él que fue el discípulo de Comerma, el mejor arquitecto naval del principio de siglo.<br />

Castellote, que era francote y leal, le dijo un día a Peral:<br />

__________<br />

180 Notas tomadas del Historial del Cuerpo de Ingenieros de la Armada, que se encuentran en el Archivo Museo Don Álvaro<br />

de Bazán de El Viso (Madrid), firmados (VºBº), entre otros, por Casimiro de Bona, Manuel de la Cámara, Eduardo Reyno, Arturo<br />

Garín.<br />

181 De los muchos viajes que tanto él como su hermano Salvador hicieron por Francia, Italia, Holanda y Alemania por los<br />

años 1880-86 dan fe los curiosos recuerdos, que él iba recogiendo en un armario y que hoy obran en mi poder, de las facturas de hoteles<br />

(Hotel de Londres de Gênes; Hotel de Genève; Hotel Spanier in Hannover), de restaurantes (Ristorante Giotto dei Fratelli de<br />

Firenze; Restaurant zum “Zigeunerbaron” de Berlín; Café “Humor” de Berlín), vapores (Barambio de Valencia a Alicante), museos<br />

(Antwerpen Modern Museum), y hasta billetes de tranvía (Tramway de Louvaine; Omnibus Genovesi) y de ferrocarril (Aufgabe<br />

Schein Expressgut (Milch) von Starnberg nach München), etc. en los que figuran los precios y los menús de la época.<br />

182 Peral era profesor de Física en la Academia de Estudios de Ampliación de la Marian española.<br />

183 Peral dio cuenta de su invento, en carta reservada, al vicealmirante, Sr. Pezuela, entonces ministro de la Marina, hasta<br />

que S.M. la Reina Regente examinó en el Ministerio de Marina un modelo del principal aparato, ingenioso y sencillo, del barco, sobre<br />

el cual se procuraba guaradar absoluta reserva. (Cfr. La Ilustración española y americana, 1888, n.º XXXVI.


64 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

– Si ha descubierto usted alguno de los problemas que hacen imposible la navegación<br />

submarina, ha hecho usted un gran adelanto para la navegación. La visualidad bajo el<br />

agua es lo principal.<br />

– He descubierto, además, un nuevo acumulador que causará una revolución en la<br />

electricidad.<br />

– ¿Y lo va usted a usar en el submarino?<br />

– ¡No, señor!<br />

– ¿Para cuándo guarda usted el buen vino, amigo Peral?...<br />

Pasaron los años...” 184<br />

Tras la catástrofe del crucero “Reina Regente” se le comisionó –como ya hemos dicho–<br />

a Castellote, con Villamil, para investigar las causas de lo ocurrido, y redactó una<br />

Memoria que llamó la atención en España y el extranjero y que mereció imprimirse por el<br />

Ministerio. Y con este motivo sigue diciendo Villanúa en boca de Castellote:<br />

– “Eso me costó más trabajo que a Peral con su submarino”<br />

Y continúa así Villanúa:<br />

“Castellote era muy amigo de don Manuel, suegro de Peral, médico y boticario... Y<br />

Peral hizo caso a Castellote en los consejos para hacer el cacharro, que es como llamaban<br />

al casco los técnicos de la ribera. El asunto era difícil, pues se trataba de construir un barco<br />

sin proa, ni popa, ni cubierta, niquilla; en fin, un barco cuyo puntal era igual a la manga.<br />

– Usted quiere hacer una boya que ande, una boya modernista, acabada en punta.<br />

Peral había estudiado con gran cuidado la forma del torpedo Whitehead. Los malévolos<br />

decían que el célebre aparato de profundidades era era una copia fiel del torpedo...” 185<br />

El buque submarino Peral fue “botado al agua en la Carraca el 8 del corriente [1888]... Según los<br />

periódicos... el Peral estaba en la grada quinta... próxima a las oficinas. Lindando a éstas se había preparado<br />

una capilla, cuya mesa de altar erea de plata... frente al torpedero se alzaba un templete con las autoridades...<br />

A las dos de la tarde..., día 8, llegaron los señores Capitan General, Comandante general del arsenal,<br />

Mayor general, Teniente vicario y brigadier de artillería, Sr. Morquecho, el cura párroco del arsenal...<br />

bendijo la nueva embarcación... en tanto que los marineeros daban cumplimiento a las órdenes del<br />

Sr. Peral... El torpedero estaba sobre un carro que contenía 1.417 kilos de hierro... a fin de que éste, al ingresar<br />

en el mar, se fuera a fondo y quedase en la superficie, como sucedió..., la concurrencia... prorrumpió<br />

en vivas y aplausos, siendo felicitado el Sr. Peral por gran número de personas...; mide el buque 21,90<br />

metros de eslora y 2,74 de diámetro, porque es de forma cilíndrica, está dotado de dos hélices, motor eléctrico<br />

y tubo lanza–torpedos... La Armada española contará en breve con el primer torpedero submarino,<br />

que habrá resuelto el problema de la navegación submarina á grandes velocidades y su aplicación a la<br />

guerra.” 186<br />

Óbito de José María Castellote en Jaén<br />

El óbito de D. José María Castellote y Pinazo ocurrió cuando todavía hubiera podido rendir mucho<br />

al país, pues solamente contaba 44 años de edad. Falleció en Jaén, estando con su hermano el obispo, el<br />

23 de octubre de 1904. 187 Murió posiblmente, a consecuencia de una caída que sufrió de pequeño, el 23<br />

de octubre de 1904. 188<br />

En Jaén, ciudad en la que había estado en varias ocasiones, visitando a su hermano, el obispo, gozaba<br />

de una gran simpatía como lo demuestran las notas de prensa publicadas con ocasión de su muerte.<br />

__________<br />

184<br />

León Villanúa, Peral, maestro de España. Biografía, Madrid, Colección Europa, 1934, pp.94ss.<br />

185<br />

Ibid. p. 97.<br />

186<br />

La Ilustración española y americana, 1888, n.º XXXVI.<br />

187<br />

Cf. Levante, 24 de septiembre de 1967. Firmado por Francisco Almela y Vives. Según contaba su hermana Dª Joaquina,<br />

José María murió a consecuencias de la caída de un árbol cuando se encontraba con su hermano, Salvador, en Menorca.<br />

188<br />

Cf. Levante, 24 de septiembre de 1967. Firmado por Francisco Almela y Vives. Según contaba su hermana Dª Joaquina,<br />

José María murió a consecuencias de la caída de un árbol cuando se encontraba con su hermano, Salvador, en Menorca.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 65<br />

El diario La lealtad de Jaén consigna:<br />

“El duelo que a la España oficial causa y a los verdaderos católicos la muerte de tan preclaro hijo<br />

de Valencia... El Sr. Castellote... había captado grandes simpatías por su sencillez admirable, su<br />

modestia sin límites y su inteligencia, que subyugaba pronto al que poseía su amistad... El féretro<br />

era magnífico y llevaban sus cintas seis jefes del ejército. El duelo era grande, pues todo Jaén tenía<br />

en él brillante y numerosa representación.” 189<br />

Igualmente, La Regeneración de Jaén se expresa así por la muerte del Sr. Castellote:<br />

“Era el difunto hombre de sólidos conocimientos, de afable carácter y corrección exquisita que le<br />

valieron generales simpatías en cuantas poblaciones residió, y aquí, en Jaén, gozaba del aprecio y<br />

afecto que se mereciera, a pesar de no haber permanecido entre nosotros mucho tiempo... Si hay<br />

algún lenitivo al dolor inmenso que abruma hoy el ánimo apenado de nuestro Obispo por la pérdida<br />

de un ser tan querido para él, debe encontrarlo, aparte de la resignación cristiana, propia de almas<br />

fuertes como la suya, en el convencimiento de que en su justo duelo toma parte activa el pueblo<br />

de Jaén, que le profesa el cariño que a un padre, y siente como propios sus dolores.” 190<br />

En Datos y Fechas se dice:<br />

“Las dotes excepcionales que le adornaban, los servicios incomparables prestados a la patria y las<br />

virtudes que atesoraba su alma han motivado el duelo de cuantos apreciaron sus méritos. Durante<br />

todo el día 23 y 24 el Palacio episcopal se vio visitado por personas de todas las clases sociales que<br />

acudían a inscribirse en las listas como prueba del cariñoso respeto que Jaén profesaba al Prelado.<br />

La misa de corpore insepulto, que tuvo lugar en la Parroquia de Santa María a las once de la mañana<br />

del día 24, oficiando el Párroco de San Pedro, acompañado por los Srs. Cano y Morales, y el<br />

entierro que se celebró a las cuatro de la tarde del mismo día, bajo la presidencia de los Ilmos. Srs.<br />

Gobernadores Militar [Sr. Salas] y Civil [Sr. Salvador y Celades] y de los M. I. Srs. Deán de Segorbe,<br />

D. Joaquín Debón y Hernández y D. Saturnino Sánchez de la Nieta, Provisor y Vicario General<br />

del obispado de Jaén, [y el Pro–Secretario de Cámara, Sr. Corredor] se vieron tan concurridos<br />

que por sí solos hablan con más elocuencia de la estimación que a nuestro Rvdmo. Sr. Obispo<br />

tenían todas las clases sociales, que cuanto se puede consignar aquí. Al cementerio acompañaron<br />

al cadáver muchos amigos de la casa, quedando depositado en la Capilla para su vela hasta la madrugada<br />

del día 25 en que recibió cristiana sepultura. La familia pidió que no se hiciera ninguna<br />

entrega de coronas.” 191<br />

La Patria nos ofrece estas sentidas palabras:<br />

“El Sr. Castellote era persona dotada de especiales prendas de carácter, de una erudición tan vasta<br />

y un don de gentes tan excepcional, que bien pronto se atraía el afecto y consideración de cuantos<br />

le llegaban a tratar. Aquí en Jaén... contaba el finado con sólidas y leales amistades que pagaba con<br />

el más sincero y entusiasta afecto a nuestro pueblo al que profesaba acendrado cariño desde que<br />

puso en él los pies por primera vez. El entierro que revistió los caracteres de una imponente manifestación<br />

de duelo, evidenció las simpatías de este pueblo al difunto y a su ilustre hermano el<br />

Obispo de esta Diócesis... La Patria envía al Excmo. Sr. Obispo la expresión del más sentido duelo...”<br />

192<br />

Por su parte, El Pueblo Católico, después de ofrecer un breve y glorioso currículum del ingeniero<br />

Castellote, termina así su necrológica:<br />

__________<br />

“Su rara cultura se manifiesta claramente considerando que el Sr. Castellote hablaba y conocía a la<br />

perfección el francés, inglés, italiano, alemán, griego y latín. Su alma tierna y delicada se reveló<br />

siempre haciéndole aparecer como pintor notable y excelente paisajista. Humilde con la humildad<br />

que es compañera inseparable de la verdadera sabiduría fue su vida entera y ha sido hasta su muerte<br />

un ejemplo ininterrumpido de virtudes cristianas por cuya causa abrigamos la esperanza de que<br />

189 Cf. BO de Jaén, noviembre de 1904, p. 338.<br />

190 Cf. BO. de Jaén, noviembre de 1904, p. 339.<br />

191 Publicado en DATOS Y FECHAS. Cf. BO de Jaén, Noviembre 1904, p. 335.<br />

192 Ib., 340.


66 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Dios Nuestro Señor habrá premiado con la gloria eterna las relevantes dotes de su vida terrenal.<br />

Descanse en paz el ilustre soldado.” 193<br />

XI. CASTELLOTE, ESTUDIANTE EN LOS PP. ESCOLAPIOS DE VALENCIA<br />

Cerca de la calle de la Carda, donde había nacido Castellote, en la calle Carniceros, se encontraba<br />

el colegio de los PP. Escolapios, fundado en el siglo XVIII. Con bastante seguridad, Castellote ingresó en<br />

las “Escuelas Pías de la Plaza”, que eran escuelas gratuitas y que se encontraban situadas en el edificio,<br />

hoy inexistente, situado en frente de la puerta de la iglesia actual de los PP. Escolapios, y cuya puerta recaía<br />

a la plaza de las Escuelas Pías, cara al mercado central de la ciudad. Parte de este terreno lo compró<br />

después el arzobispo Fabián y Fuero, y parte se cedió como vía pública, de donde surgió esta plaza. Estas<br />

escuelas se cerraron en el año 1968, integrándose en un solo colegio el alumnado gratuito y el no gratuito.<br />

Este edificio fue, por fin, vendido en 1970 a Vicente Bodía Fita. 194<br />

Castellote estudió y aprobó en este colegio, desde 1867 a 1871, las “asignaturas de segunda enseñanza<br />

y en octubre de 1871 obtuvo el grado de bachiller.” 195<br />

Entre los alumnos destacados de esas Escuelas de la Plaza figuran personalidades relevantes de<br />

Valencia, de las que citaremos las más significativas: Vicente Blasco Ibáñez, José Benlliure Gil, Francisco<br />

Domingo Marqués, Constantí Llombart, Ignacio Pinazo Camerlech, Ricardo Lloréns Cifre, Antonio<br />

Montaña y el mismo Salvador Castellote y Pinazo.<br />

Castellote fue condiscípulo del pintor José Benlliure (1855-1937), como nos lo atestigua la carta<br />

que este famoso pintor valenciano envió al Colegio de los PP. Escolapios. En esta carta narra Benlliure<br />

sus recuerdos como estudiante y, entre otras cosas, habla así de los que fueron condiscípulos suyos, entre<br />

otros, Salvador Castellote:<br />

“Tuve por maestro en la escuela llamada de “Escribir” al bonísimo P. Juan Pascual... fui uno de<br />

sus mejores ayudantes de corte de plumas de ave 196 ... Pasé luego a la clase de “Cuentas”, y en ella<br />

fue mi maestro el P. Juan Fabregad... A este bondadoso maestro le hice el retrato pintado al óleo...<br />

tan agradecido quedó y tan modesto me veía siempre de indumentaria, que mandó a mi casa un<br />

corte de traje de lanilla.... Fueron amigos y condiscípulos el docto Obispo Castellote, que hoy sería<br />

Cardenal si viviera; 197 el sapiente P. Cervera, Obispo de Tánger...” 198<br />

Benlliure había pintado en Roma un hermoso lienzo “La visión del Colosseo”, que fue premiado<br />

en 1887 con la medalla de primera clase de la Exposición Nacional de Madrid. Poco después, se dedicó a<br />

la confección de otro cuadro monumental y dantesco, titulado “Valle de Josafat en el día del Juicio Final”,<br />

en el que aparecía la figura de san José de Calasanz. Pero cuando en 1919 se celebró el V Centenario de<br />

la muerte de san Vicente Ferrer, los dominicos sugirieron a Benlliure que incluyese a san Vicente en ese<br />

“Juicio Final”, a lo que se avino el escultor y pintor valenciano, sustituyendo a Dante y a su amada por el<br />

santo dominico valenciano. Este cuadro se puede contemplar hoy en el vestíbulo del colegio de los PP.<br />

Escolapios de la calle de Carniceros, donado en 1953 a la orden de las Escuelas Pías, por María Benlliure<br />

Ortiz, hija de D. José.<br />

__________<br />

193<br />

Ib., p. 337.<br />

194<br />

Cf. Diccionario Enciclopédico Escolapio (dir. Luis María Bandrés Rey), Salamanca, Ed. Calasancias, 1983, vol. II, pág.<br />

831; Apertura de las Nuevas Escuelas Pías (Academia s/pie de imp., s. a. (ca. 1785); ABC, Madrid, 12 y 13 de octubre de 1968;<br />

LAS PROVINCIAS, Valencia, 13 de noviembre de 1969.<br />

195<br />

Libro de actas del Archivo de la Catedral de Valencia, pág. 76.<br />

196<br />

Los alumnos más hábiles cortaban plumas de ave para hacer de ellas “plumas de escribir”.<br />

197<br />

Negrita por mí.<br />

198<br />

Carta citada por el P. JOAN SEGUÍ ESTEVAN, en su artículo de LAS PROVINCIAS, jueves 27 de agosto de 1970.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 67<br />

XII. CASTELLOTE EN EL SEMINARIO DE VALENCIA<br />

Sabido es que los papas tuvieron vivo interés por los seminarios en España, sobre todo, después de<br />

la renovación de relaciones diplomáticas entre España, con el reconocimiento de Isabel II, y la Santa Sede.<br />

En el Seminario de Valencia ingresó Castellote, en 1872, incorporando el segundo año de latín y<br />

todas las asignaturas del Bachillerato, estudiadas en los Escolapios, al Seminario Conciliar Central con la<br />

nota de “sobresaliente”. En el seminario estudió los siete años preceptivos de ciencias eclesiásticas hasta<br />

1879, obteniendo la calificación de “meritissimus”, y obteniendo el premio en los cursos cuarto, quinto y<br />

sexto, llegando a ser profesor de Hermenéutica sagrada, desde 1880, año de su ordenación sacerdotal (18<br />

de septiembre), hasta 1882. En 1885 fue nombrado profesor de primer año de filosofía, cuya cátedra<br />

desempeñó hasta 1889.<br />

La facultad de teología había sido suprimida de la universidad valenciana y su rector, Francisco<br />

Villaba, cesado de su cargo, pero fue nombrado rector interino del Seminario, fundado por el arzobispo<br />

Fabián y Fuero allá por el año 1790. En el curso 1845-46 se iniciaron los estudios en este seminario. Los<br />

planes de estudio eran muy variados y dispares, a pesar de que existía un plan modelo, nunca puesto totalmente<br />

en práctica, creado 1852 y en vigor hasta 1896, año en el que se erigieron las universidades. 199<br />

Desde 1861 estaba regido por los estatutos de régimen interno promulgados por el arzobispo Barrio.<br />

Durante los estudios de Castellote como seminarista (1872-1879) tuvo de Rectores del Seminario a<br />

Gómez Salazar (rector en 1864), futuro arzobispo de Burgos, a Baltasar Palmero (rector en 1876), durante<br />

cuyo rectorado el seminario destacó por sus actividades académicas. Este rector es el que firma el título<br />

de Doctor conferido a Castellote el 3 de junio de 1885. 200 Pero el gran rector fue Luis Badal, que ya había<br />

sido antes vice-rector, cuando tomó posesión Monescillo de la sede de Valencia, actuando de Secretario<br />

general del Seminario D. Vicente Ribera.<br />

Conservamos manuscrita la solicitud de admisión a la “primera clerical tonsura”, cuando contaba<br />

con 21 años de edad, y cursando el sexto año de Teología, dirigida al Excmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo de<br />

Valencia, fechada el 31 de enero de 1878. 201<br />

Firmado por el Secretario del Seminario Conciliar Central de Valencia, D. Vicente Ribera y Tarragó<br />

y con el VºBº del Rector del mismo, D. Luis Badal, hay un documento que certifica, en fecha 31 de<br />

enero de 1878, que<br />

“D. Salvador Castellote y Pinazo... ganó y probó en este Seminario en los escolares de mil ochocientos<br />

setenta y dos á mil ochocientos setenta y siete, “previos los estudios de segunda Enseñanza”,<br />

los cinco primeros años de Sagrada Teología, habiendo obtenido en todos ellos la censura de<br />

“Meritissimus” y que en el presente curso escolar se halla matriculado en el sexto año de la expresada<br />

Facultad. Así resulta.....” 202<br />

Igualmente, el Rector, Luis Badal y Trenco, certifica su buena conducta, diciendo:<br />

Que D. Salvador Castellote y Pinazo... ha observado una conducta irreprensible, frecuentando los<br />

Santos Sacramentos y cumpliendo con puntualidad las obligaciones de seminarista. Y para que<br />

conste...” 203<br />

El Vicario de la Iglesia parroquial de los Santos Juanes de Valencia, certifica:<br />

__________<br />

“Que Don Salvador Castellote y Pinazo... durante su residencia en esta Parroquia ha observado<br />

una conducta ejemplar y cristiana, frecuentando los Santos Sacramentos de la Penitencia y Euca-<br />

199<br />

Cfr. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia, 1986, t. II, pp. 597-638<br />

200<br />

Cf. más arriba: “Título de doctor”: p. 68.<br />

201<br />

Archivo Diocesano Arzobispado de Valencia, Sec. 1, fondo 1, carp. 82, elem. 16.<br />

202<br />

Ibid. [Cf. Reg. lib. 1, pág. 39 de la Secretaría del Seminario].<br />

203 Ibid.


68 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

ristía, llevando una vida conforme al estado eclesiástico que desea abrazar, según informes. Y para<br />

que conste...” 204<br />

El arzobispo Monescillo suscribe un Edicto, fechado el 26 de febrero de 1880, firmado P.O. por su<br />

Secretario, Carranz, y publicado en la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes de Valencia, pidiendo informes<br />

sobre Castellote, en orden a recibir el Diaconado, y dice, entre otras cosas oficiales:<br />

Que D. Salvador Castellote y Pinazo, Subdiácono,... pretende recibir el Sagrado Diaconado en las<br />

próximas órdenes de la 5ª semana de Cuaresma, á título de patrimonio. 205<br />

Juan Gallent, Vicario de la misma parroquia, certifica que el Edicto anterior ha sido publicado en<br />

esta iglesia el 29 de febrero de 1880 y “que no se ha presentado impedimento que obste a que D. Salvador<br />

Castellote y Pinazo reciba el Sagrado orden del Diaconado.”<br />

Siguen las declaraciones de varios testigos: D. José Mencheta y Estevan, de 93 años de edad, soguero<br />

de profesión, avalado por documentos oficiales de la época, responde a las preguntas reglamentarias<br />

que “... D. Salvador Castellote y Pinazo como sus padres y abuelos son de limpia y casta generación...<br />

Que todos son de buena y limpia generación y cristianos viejos y que no le consta hayan jamás<br />

ejercido oficio vil ni cometido delito alguno que los haga infames ni les prive derecho alguno... Que todos<br />

lo tienen por muy bueno, que frecuenta los SS. Sacramentos y que será un buen sacerdote... Que la<br />

conducta moral y política... es ejemplar, que ha usado... el hábito correspondiente a su clase y que ha<br />

llevado y lleva corona abierta.”<br />

Hay un segundo testigo, D. Antonio Guillot, comerciante, que, avalado igualmente por su documentación,<br />

dijo “todo exactamente como el primer testigo...”<br />

Un tercer testigo, D. Juan Antonio Blasco y Bello, alpargatero, de 46 años de edad, bien documentado,<br />

declara “todo exactamente como ellos...”<br />

Finalmente, viene la certificación del vicario, D. Juan Gallent, firmada el 2 de marzo de 1880. 206<br />

La Santa Sede había autorizado a los seminarios de Toledo, Salamanca, Valencia y Granada, que<br />

parecían tener las condiciones económicas y académicas necesarias para ello, a que pudieran conceder los<br />

títulos de licenciatura y doctorado en Teología, que eran reconocidos por el Estado español.<br />

Aquí destacó Castellote por sus cualidades intelectuales que le merecieron ser elegido, siendo aún<br />

diácono, por el canónigo Perujo como colaborador (corrector de pruebas) en la edición valenciana de la<br />

Summa Theologica del Aquinate, como ya hemos dicho más arriba Igualmente llegó a ser profesor del<br />

Seminario, desempeñando, en 1880, la clase de Hermenéutica Sagrada y, más tarde, la de Filosofía hasta<br />

1889.<br />

Según relatos familiares, escuchados por mí a su hermana Dª Joaquina Castellote, su hermano luchó<br />

por mantener los símbolos tradicionales del manto y la beca azul contra los que querían cambiarlos.<br />

XIII. CASTELLOTE, SACERDOTE, DOCTOR EN TEOLOGÍA Y CANÓNIGO<br />

Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1880 y cantó misa en la parroquia de los Santos<br />

Juanes de la ciudad de Valencia el día 12 de octubre del mismo año. Ejerció diversos cargos, como el de<br />

Capellán de la Asociación de la Virgen de los Desamparados, desde el 1882 al 1890, el de Cura Regente<br />

de la iglesia parroquial de Agres, e igual cargo en la Iglesia Arciprestal de Liria, donde se mostró su dedicación<br />

y su virtud caritativa durante la terrible epidemia del cólera, que en 1885 hizo estragos en todo el<br />

Reino de Valencia. Ya hemos dicho que tuvo ciertas discrepancias con su arzobispo Monescillo, que parece<br />

ser la causa de su alejamiento de la ciudad, siendo destinado como Cura Regente a Agres y, después,<br />

a Liria.<br />

Obtuvo el doctorado el 3 de junio de 1885, previos los ejercicios literarios practicados en el Seminario<br />

Central, y con la calificación de Nemine discrepante.<br />

__________<br />

204 Ibid.<br />

205 Ibid. Sección 1, Fondo 1, carp. 86, elem. 12.<br />

206 Ibid.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 69<br />

Título de Doctor en Teología por la Facultad de Teología de Valencia<br />

A.M.D.G.<br />

Perantiquo ac venerabili simulacro<br />

CRUCIFIXI DOMINI NOSTRI JESU CHRISTI<br />

sub titulo Sancti Salvatoris<br />

pietatis valentinae gloriosissimo trophaeo,<br />

SALVATOR CASTELLOTE ET PINAZO,<br />

presbyter,<br />

in Sacra Theologia Licenciatus<br />

D.O.C.<br />

sequentem sibi sortitam thesim:<br />

Verus Samuel apparuit Sauli in Endor, non vi incantatricis<br />

Pythonissae, sed Deo ita volente;<br />

quam<br />

pro doctorali laurea in eadem emerenda facultate,<br />

Angelico doctore s. Thoma Aquinate<br />

et Seraphica Carmelitarum Matre<br />

S. THERESIA A IESU<br />

opem ferentibus,<br />

publico propugnabit certamine<br />

IN SEM. CONCIL. CENT. VALENT. LITT. LYCEO<br />

Die III. Junii Ann. Dom. M.DCCC.LXXXV.<br />

Hora X. cum dimidia matutina<br />

Imprimatur:<br />

Balthasar Palmero<br />

Canonic. Dec. Rector<br />

En el certamen celebrado el 8 de diciembre de 1880 por la Academia de la Juventud Católica de<br />

Valencia, su Memoria sobre las vicisitudes por qué ha pasado en España la creencia de la Inmaculada<br />

Concepción de María Santísima 207 obtuvo el primer premio de esta institución: La Pluma de Plata. Es un<br />

trabajo erudito, con citas históricas y relacionando ampliamente la religión y la política. Distingue 4 etapas<br />

históricas sobre las vicisitudes del dogma de la Inmaculada y añada varios apéndices: El mandato de<br />

la Reina, Dª María de Aragón, a favor de la Inmaculada; El Decreto de D. Juan I, Rey de Navarra en las<br />

Cortes de Barcelona del año 1451 (en catalán); La fórmula de la profesión de los RR. Concepcionistas; La<br />

Carta del Rey D. Francisco el Católico, que certifica que “bajo el título de Ntra. Sra. de la Puridad se venera<br />

en Valencia la Concepción Inmaculada de la Sma. Virgen María.<br />

Durante este periodo pronunció varios discursos en la Academia de la Juventud Obrera, entre<br />

ellos, cabe destacar:<br />

La Suma Teológica. Discurso leído en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.– 208 Santo<br />

Tomás y la Filosofía. Discurso leído en la solemne sesión dedicada al Ángel de las Escuelas, santo Tomás<br />

de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.– La Visión de Fray Tomás. Poesía<br />

leída en la solemne sesión dedicada al Ángel de las Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de<br />

la Juventud Católica de Valencia.– ¡Viva el papa! Poesía leída en la solemne sesión celebrada con motivo<br />

del Jubileo Sacerdotal de S. S. León XIII en la Academia de la Juventud Católica de Valencia. 209<br />

En esta renombrada institución compartió responsabilidades, durante varios años, como socio activo,<br />

con el futuro cardenal Benlloch 210 , por entonces joven sacerdote, que llegó a ser Vicepresidente de la<br />

sección de Literatura y Música de esta Academia.<br />

__________<br />

207 Cf. Bibliografía.<br />

208 Cf. Bibliografía.<br />

209 Cf. Bibliografía.<br />

210 El Dr. D. Juan Bta. Benlloch y Vivó nació en Valencia el 29 de diciembre de 1864, era, pues, un año mayor que Castellote.<br />

Como éste, fue alumno de las Escuelas Pías de Valencia. Se educó igualmente en el Seminario Conciliar Central, del que fue<br />

becario. Se doctoró con la censura nemine discrepante. Fue profesor auxiliar del Seminario y numerario de Latín, Humanidades, Retórica<br />

y Poética y Metafísica. En el seminario de Segovia explicó la Suma del Aquinate. Como sacerdote se le encomendó primero


70 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

La Oración fúnebre por el Conde de Mirasol es un notable discurso de indiscutible actualidad, en<br />

el que reveló Castellote todo su ingenio en el púlpito de San Martín de Valencia. 211<br />

Célebres fueron sus sermones: Sermón de San Juan de la Cruz. 212 Sermón de Santa Teresa. 213 Sermón<br />

sobre los desposorios místicos de Santa Teresa de Jesús. 214 El celo sacerdotal (Sermón predicado a<br />

la Congregación de Sacerdotes de Valencia). 215 Panegírico de la Santísima Virgen María (Sermón predicado<br />

en la Real Capilla de la Virgen de los Desamparados de Valencia). Sermón (pronunciado en la parroquial<br />

Iglesia de Santa María de Alcoy, el 1 de enero de 1883, con ocasión de la fiesta que en honor de<br />

la Sagrada Familia celebró el Círculo Católico de Obreros de la misma ciudad según costumbre de todos<br />

los años).<br />

En las fiestas de Alcoy del año 1893 predicó Castellote, según anuncio de España cristiana. 216<br />

Igualmente, se anuncia su predicación en el triduo de Sedaví como preparación para la fundación<br />

del Círculo Católico de este pueblo. 217<br />

Innumerables son los sermones que por diversos motivos predicó el canónigo Castellote. 218<br />

El 30 de diciembre de 1888 fue condecorado por SS León XIII con la cruz Pro Ecclesia et Pontífice<br />

con ocasión de su Jubileo Sacerdotal, en el que había tomado una parte tan activa, como justa recompensa<br />

á su meritoria labor de propaganda.<br />

El 2 de febrero de 1891 fue nombrado Consiliario de Hacienda del Seminario de Madrid.<br />

En 1892, firmó oposiciones a la Canonjía Lectoral de la catedral de Barcelona, siéndole aprobados<br />

sus ejercicios con la calificación de sobresaliente y obtenido dos votos en la elección. En junio del mismo<br />

año, tomó parte en los ejercicios de oposición a una canonjía, de las llamadas de gracia y del turno de la<br />

mitra, en Tortosa, habiéndole propuesto el tribunal por unanimidad en el primer lugar de la terna. Fue<br />

elegido canónigo por el obispo el 26 de agosto del mismo año, tomando posesión de ella el 1 de septiembre<br />

siguiente.<br />

Al cabo de dos meses, se presentó a las oposiciones que se habían publicado en Madrid para la<br />

provisión de una de las Canonjías llamadas de gracia y de turno de la Mitra, vacante en aquella Catedral.<br />

Figuraba en el primer lugar de la terna propuesta por el Tribunal, y el obispo Sancha lo nombró canónigo.<br />

Las Conferencia científico–religiosas en la Catedral de Madrid<br />

En Madrid tuvo ocasión de demostrar su preocupación científica por un temas de gran importancia<br />

en aquellos momentos de luchas ideológicas, cual era la antropología filosófica. Esta ocasión surgió<br />

cuando fue nombrado canónigo. Sancha había dispuesto que los prebendados debían pronunciar cada año<br />

por la Cuaresma, una serie de conferencias científico-religiosas. Y Castellote, eligió “las gravísimas cuestiones<br />

que constituyen la base fundamental de la antropología, y llenan hoy con ruidosas discusiones el<br />

________________________________________________________________<br />

la parroquia de Almácera (1888); después fue beneficiado de los Santos Juanes, llegando a ser a sus 29 años Cura Rector de la misma.<br />

En la Curia fue fiscal general, Provisor y Vicario General. En Segovia obtuvo la dignidad de chantre en el cabildo catedralicio.<br />

A los 36 años fue nombrado Administrador Apostólico de la diócesis de Solsona (obispo de Hermópolis) por el papa León XIII. Su<br />

consagración episcopal tuvo lugar en Madrid (2 de febrero de 1902) y en ella estuvo presente como obispo asistente el Dr. Castellote,<br />

a la sazón obispo de Jaén, junto con el de Segovia, actuando como consagrante el Obispo de Sión, en sustitución del Nuncio Rinaldini,<br />

que, por indisposición, no pudo asistir. En el Consistorio de 6 de diciembre de 1906, fue proclamado obispo de Urgel, tomando<br />

posesión el 19 de agosto del Principado de Andorra (cf. Memorias de un cronista. Relación de las fiestas que la munificencia<br />

del Prelado-Príncipe Dr. Benlloch... dedicaron a San José de Calasanz en Seo de Urgel del 7 al 11 de septiembre de 1911, Valencia,<br />

Tipografía moderna a cargo de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, 1912, págs. 283-302 (biografía del Dr. Benlloch).<br />

211<br />

Cf. Bibliografía.<br />

212<br />

Cf. Bibliografía.<br />

213<br />

Cf. Bibliografía.<br />

214<br />

Cf. Bibliografía.<br />

215<br />

Cf. Bibliografía.<br />

216<br />

EC (24 de junio de 1893), p. 998.<br />

217<br />

EC (10 de marzo de 1894), p. 1294.<br />

218<br />

Por ejemplo, el sermón que predicó en la Catedral de Valencia en honor de san José (cf. LAS PROVINCIAS, viernes,<br />

20 de marzo de 1896, o el que pronunció en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de san José en el décimo aniversario de la instalación<br />

de reserva (cf. LAS PROVINCIAS, domingo, 2 de febrero de 1896).


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 71<br />

mundo científico.” 219 Secundaba así las preocupaciones de León XIII en sus encíclicas Dei Consilio<br />

(1878) y Æterni Patris (1879). Como buen científico, fijó previamente la metodología que iba a seguir en<br />

sus exposiciones conferencia. Su apologética, presente ciertamente en estas conferencias, no llega, sin<br />

embargo, al nivel insultante y poco fundamentado de ciertos medios de comunicación de uno y otro<br />

signo. Dice Castellote que, ante las doctrinas que pretenden argumentar contra la fe cristiana, “no por eso<br />

debemos mirar con indiferencia, ni mucho menos con desprecio, los ataques contemporáneos del error<br />

contra las verdades religiosas, más vastos y más terribles, en opinión del cardenal Newmann, que la explosión<br />

de las más formidables herejías. Deber nuestro es combatir las formas nuevas del error con la<br />

verdad siempre nueva... con las mismas armas con que luchan nuestros adversarios.” 220 Su método es sintético,<br />

expositivo, altamente divulgativo, crítico, comparativo, hermenéutico y apologético: “Era menester<br />

sintetizar la doctrina en muchos libros esparcida... y presentar las objeciones... y la verdad católica con<br />

toda su claridad.” La exposición, en forma de conferencias, debe ser “atractiva, que no la hiciese pesada y<br />

enojosa, huyendo.... del tecnicismo y evitando la vulgaridad.” Se apoya en “autoridades nada sospechosas...<br />

y muchas veces francamente hostiles a los principios católicos...” 221 “Me he propuesto –dice Castellote–<br />

no adelantar ninguna afirmación que no vaya acompañada de sus pruebas...” 222 “La doctrina que no<br />

se apoya en hechos positivos, está destinada a desaparecer.” 223 El caso Galileo, dice, nos “enseñó a proceder<br />

con cautela y a tomarnos tiempo para admitir o rechazar las opiniones científicas.” 224 Igualmente, es<br />

metodológicamente necesario que “no debemos apresurarnos a establecer entre el Génesis y la Ciencia,<br />

armonías tan completas que tengamos después que retocarlas.” 225 Con respecto a la hermenéutica bíblica,<br />

en temas referentes a la antropología, es avanzado: “Libre es cada cual de seguir... la exposición que mejor<br />

le plazca [literal, ideal, alegórica o mística; concordista (de Cuvier, a la que considera Castellote como<br />

la mejor), teoría moderna de la restauración (ya existía entonces la idea, defendida por Westermayer,<br />

Wiseman y otros, de que nuestra tierra está formada de las ruinas de otro mundo), Poética (de Mons. Cliffort,<br />

ob. de Clifton)]”. 226 “Hace suya la declaración de la Sociedad Real de Londres, de julio de 1864, suscrita<br />

por 210 científicos: “Nosotros los naturalistas, que firmamos este documento, damos público testimonio<br />

con este nuestro acto, del dolor que nos causa ver que algunos abusan de las ciencias naturales, para<br />

impugnar verdad y autenticidad de las Sagradas Escrituras. Tenemos por imposible que la palabra de<br />

Dios, escrita en el libro de la naturaleza, y la palabra de Dios escrita en los libros santos, puedan contradecirse.”<br />

227<br />

Es impresionante el índice de autores citados: “Taine, Charcot, Richet, Beaunis, Ferrière y Ribot,<br />

en Francia; Lombroso, Sergi y Mosso, en Italia; Spencer, Lewes, Maudsley y Bain, en Inglaterra; Fechner,<br />

Wundt y Helmholtz, en Alemania; Herzen y Vogt, en Suiza; Grote, en Rusia; Delboeuf, en Bélgica;<br />

W. James, en los Estados Unidos.” 228 Todos son considerados positivistas, al negar la espiritualidad del<br />

alma, “que no hay más alma que la función del cerebro”. 229 Pero, además de estos científicos reseñados en<br />

el prólogo, son muchos más los citados a lo largo de las ocho conferencias: unos directamente, otros indirectamente.<br />

Comenzó la primera el 14 de febrero de 1892, sobre el tema “El problema de la vida ante la religión<br />

y la ciencia”. Estuvieron presentes, además del obispo de Madrid, Sancha, los arzobispos de Zaragoza,<br />

Cardenal Benavides, el de Valladolid y el de Santiago de Cuba; los obispos de Salamanca, Cádiz y<br />

Coria.<br />

__________<br />

219<br />

CASTELLOTE, S., Conferencias científico-religiosas..., Madrid, 1892, pp. XI-XII. (en adelante CCR). EC anunció con<br />

todo pormenor los títulos de estas conferencias sobre un tema tan poco usual en los debates que por aquel entonces llenaban los libros,<br />

las revistas y los periódicos: EC Año II, n.º 54 (13 de febrero de 1892), p. 431<br />

220<br />

Ibid., p. X.<br />

221<br />

Ibid., p. XIII.<br />

222<br />

Ibid., p. 6.<br />

223<br />

Ibid., pp. 9s. Es una máxima del positivista Herzen, que Castellote, acepta, sin embargo, de buen grado, como señal de<br />

su metodología científica.<br />

224<br />

Ibid, p. 48.<br />

225<br />

Ibid., p. 52. Aduce maravillosos textos sobre el tema de San Agustín (De gen. ad lit. I, cap. XVIII) y de sto. Tomás<br />

(Summa Theologica I, q. 68, a. 1).<br />

226<br />

Ibid., p. 54.<br />

227<br />

Cita de Atheneum (17 de septiembre) 375. Ibid. 6s.<br />

228 Ibid. p. XII.<br />

229 Ibid.


72 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Después de un breve recorrido histórico desde la escuela jónica hasta el monismo actual, presenta<br />

la pregunta crucial: ¿Qué es la vida? Dos soluciones: ¿Resultante de fuerzas físico-químicas o un principio<br />

distinto de la materia? Recoge de Claudio Bernard la imposibilidad de definirla, tantas son las definiciones<br />

que de ella se han dado (entelequia de Aristóteles, Torbellino vital de Cuvier; la ecuación del universo,<br />

de Burdach; el conjunto de las funciones que resisten a la muerte, de Bichat; lo contrario de la<br />

muerte, de la Enciclopedia francesa; principio de acción que impide la indiferencia química, de Tiedemann).<br />

La biología, sigue argumentando Castellote, apoyado en Herzen, es “un acto de fe”, es un “creer”<br />

en el monismo o en el dualismo, pues ninguna de estas teorías está “científicamente” demostrada. 230 Pasa<br />

después a analizar si el materialismo, que reduce todos los seres, vivos y no vinos, a la pura materia, es<br />

una teoría “racional”.<br />

Después de pasar revista a los materialistas monistas, como Haeckel, 231 a quien se le ha llamado el<br />

“patriarca del monismo”, y constatar que ni siquiera éstos pueden demostrar su tesis, cita a varios antimonistas<br />

o vitalistas (Cuvier, Müller), que afirman la existencia de un “fuerza vital” que diferencia a los seres<br />

anorgánicos de los orgánicos, reconociendo, sin embargo, las innumerables ventajas que han aportado<br />

a la ciencia las experiencias de laboratorio sintetizando elementos propios de los cuerpos vivos, tales como<br />

la urea (Woehler en 1828), el ácido fórmico (Berthelot, en 1856). Concluye que los materialistas monistas<br />

no pueden científicamente llamar “superstición” a los que afirman la existencia de un principio vital.<br />

Ésta es, para Castellote, la tesis de la “doctrina cristiana”. Cita Castellote en pie de página una larga<br />

lista de los defensores de este vitalismo (Wallace, Hyrtl, R. Wagner, Schmidt, Naegeli, Askenasy, Preyer,<br />

Fechner, Agassiz, de Baer, de Beaumont, Blanchard, Heer, Kölliker, Mivart, Quenstedt, Spiess, Volger,<br />

todos según cita de Pesch, Inst. Philosophiae Naturalis, Fribourgi Brisgoviae 1880, p. 129). Ante las<br />

acusaciones de que el cristianismo ha procedido siempre analíticamente o a priori, sin realizar experiencias,<br />

aduce Castellote las teorías tomistas en una larga cita (Contra Gentes, lib. IV, cap. XI.). Dicho esto,<br />

se adentra en la difícil tarea de decir explícitamente “lo que la Religión prescribe acerca del problema de<br />

la vida” 232 Esta doctrina es, como no cabía esperar otra cosa, la del Génesis: “En el principio creó Dios el<br />

cielo y la tierra”.<br />

Postura ésta una un poco peligrosa, pues en la mayoría de los casos se basa en la impotencia de la<br />

ciencia de entonces de explicar el fenómeno de la vida. Lo cual es peligroso, porque ¿y si en una de éstas<br />

lo puede demostrar la ciencia? Hubiese sido mejor adoptar otra postura, delimitando los campos de la<br />

ciencia y de la religión metafísica, pero para aquellos tiempos ya ésta que adoptó Castellote suponía un<br />

gran adelanto. Aunque esta postura de un Dios “tapa agujeros” era corriente en su tiempo, como lo hace,<br />

por ejemplo, el mismo Liebig: “Había pecado contra la sabiduría del Creador... Quise perfeccionar su<br />

obra, y en mi ceguera llegué á creer que la admirable cadena de leyes que presiden á la vida...., faltaba un<br />

escalón, que yo... debía colocar, cuando vi que... el eslabón estaba puesto.” 233<br />

La segunda conferencia lleva por título “El origen de la vida”. En la portada hay una cita de Ch.<br />

Darwin: “Hay cierta grandeza en considerar la vida con todas sus propiedades, como un don primitivo del<br />

Criador.” 234 Parte de una postura objetiva en la que se distinguen claramente los métodos científicos de la<br />

fe y la ciencia: “Nosotros, los creyentes, que sabemos de dónde venimos y a dónde vamos, nada tenemos<br />

que reprochar a los que tales cosas inventaron; veríamos pasar sin admiración ni extrañeza las hipótesis<br />

que, desacreditadas, desaparecen, y las que, llenas de presunción, vienen a reemplazarlas; asitiríamos<br />

tranquilos a las evoluciones de la ciencia, esperando sus conclusiones definitivas, si no hubiese quien<br />

abusando de nombre tan respetable, convirtiera en bandera de impiedad sus problemáticos adelantos.” 235<br />

Hay un respeto a la ciencia y a sus adelantos; nada se les tiene que reprochar; no niega el talento a los que<br />

se empeñan en poner conflictos donde nunca pudo haberlos; pero hay científicos que abusan de sus métodos.<br />

Por eso, el objetivo de la apologética de Castellote no es un concordismo positivo, que pone a la fe<br />

__________<br />

230<br />

Ibid., p. 12.<br />

231<br />

En España, el “darwinismo” más conocido fue el monista materialista de Haeckel, más que el de Darwin, que –como<br />

vemos en el lema, previo a la segunda conferencia científico-religiosa que pronunció Castellote en la catedral de Madrid. (cf. Bibliografía),<br />

El origen de la vida– era considerado como un buen creyente. Así reza este lema: Hay cierta grandeza en considerar la<br />

vida con todas sus propiedades, como un don primitivo del Criador. Darwin<br />

232<br />

Ibid., p. 28.<br />

233<br />

Ibid., p. 30. Citado por Liebig, Química aplicada á la Agricultura y a la Fisiología, 7ª ed.<br />

234 Ibid., p. 31.<br />

235 CCR..., p. 41.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 73<br />

como primum analogatum de la ciencia, sino que quiere poner de manifiesto el abuso que se comete<br />

comprometiendo así a la misma ciencia, con intenciones no siempre honestas y científicas: alcanzar celebridad<br />

y abandonar lo tradicional. ¿Qué sabe en verdad la ciencia de la vida? –se pregunta Castellote–.<br />

Sólo hay dos soluciones: la primera causa creadora o la materia capaz de producir la vida. No está de<br />

acuerdo en que los materialistas llamen “milagro” a la creación por Dios, porque en el fondo lo que quieren<br />

decir con esta expresión es que los que admiten la creación están en flagrante oposición con la ciencia.<br />

Esta contraposición no tiene que superarse con una harmonización o concordismo positivo, sino dando<br />

a cada cual sus propios objetos materiales y formales. Ya negó en cierta época el materialismo el origen<br />

de la materia, declarándola eterna; pues lo mismo podría decir ahora de la vida. Pero, no. La ciencia<br />

natural no se lo permite. Ha habido períodos en el pla<strong>net</strong>a tierra sin vida: “época azoica”. Y si la vida ha<br />

tenido principio, el onus probandi recae en la ciencia: que demuestra cómo ha surgido la vida. Aduce la<br />

opinión del mismo Huxley, para quien “la ciencia no encuentra la manera de formular su opinión acerca<br />

de los comienzos de la vida: sólo puede adelantar conjeturas sin carácter científico.” 236 Discute la hipótesis<br />

de la generación espontánea, hipótesis renacida en aquellos tiempos, a pesar de su antigüedad (Aristóteles,<br />

Lucrecio. Virgilio, Avicena, varios filósofos escolásticos, y entre los más modernos Van Helmont,<br />

Buonnani, Aldovrandi, etc. Fue Redi y después, sobre todo, Pasteur los que dieron el golpe de gracia a la<br />

generación espontánea de los heterogenistas con sus descubrimientos y sus aportaciones al concurso convocado<br />

por la Academia de París. Esta postura fue reforzada por Tyndall. Pero los materialistas no “arriaron<br />

su pabellón”; había que explicar el origen de la vida de alguna manera sin recurrir al Criador” (p. 29).<br />

Los estrepitosos fracasos que siguieron a los presuntos orígenes de la vida con el descubrimiento del famoso<br />

batybius Haekeli, que, como demostró Moebius, se trataba de un producto artificial: un precipitado<br />

de sulfato de cal disuelto en el agua, merced al alcohol en que se habían conservado sus preparaciones.<br />

Pero, supongamos que se demuestre la generación espontánea. “¿Se habrá de seguir de aquí la ruina del<br />

dogma de la creación? –se pregunta Castellote–. No, pues también la admitieron s. Agustín, s. Basilio, s.<br />

Buenaventura, Pedro Lombardo y Suárez, y no por eso renegaron intelectualmente de la creación. Señal<br />

que distinguían entre metodologías, considerando siempre a Dios como el origen de estos supuestos heterogenistas,<br />

pues no tenían entonces otra manera de explicarlo. Invita tanto a la ciencia como a la religión<br />

en ser parcas en sus declaraciones dogmáticas. Ya tenemos bastante con el caso de Galileo, que por cierto<br />

–dice Castellote– no fue una declaración dogmática, sino una mera acción disciplinaria. No pretende de<br />

ningún modo “exagerar la concordancia entre el Hexamerón mosaico y el Hexamerón geológico” (p. 60),<br />

porque la ciencia no ha hecho más que trazar en líneas generales la historia de la tierra y La Biblia “no es<br />

un manual de ciencia naturales, ni andan tan conformes los intérpretes católicos, que unánimemente crean<br />

ser posible semejante concordancia” (p. 60) He aquí cómo describe magistralmente Castellote el objeto<br />

del relato de la Creación:<br />

“... a otros intentos se dirigía Dios cuando le dictó a Moisés las páginas del admirable Pentateuco.<br />

El monoteísmo, opuesto a las supersticiones politeístas que entonces señoreaban el mundo; el<br />

dogma de la creación, desarrollado en cuadro de entonación sublime y acomodados al carácter<br />

oriental del pueblo hebreo; la institución divina del sábado y de la semana como ley fundamental<br />

de Israel; la materia comenzando sus evoluciones con el tiempo; la vida comunicada por el Criador<br />

a la naturaleza; el hombre, recibiendo con el soplo divino el alma y hecho a imagen y semejanza<br />

de Dios son las verdades que campean en la relación mosaica, las verdades que enseña la fe, las<br />

verdades que nunca desmentirá la ciencia” (p. 61s.).<br />

No se opone a ninguna de las interpretaciones de aquel entonces de la Biblia, como ya hemos señalado<br />

antes. La conclusión de esta conferencia es clara: La Iglesia no es un obstáculo para la ciencia ni la<br />

ciencia tiene que ser necesariamente atea y materialista. La historia tardará bastante tiempo en reconocer<br />

estas verdades –podríamos añadir nosotros–.<br />

La tercera se titula: El principio vital del hombre, introducida por una significativa cita del Génesis:<br />

“Inspiravit in faciem ejus spiraculum vitae, et factus est homo in animam viventem” (Gén. 11,7). Ya<br />

en sus inicios la considera como el momento que los materialistas se habían escogido para librar la batalla<br />

decisiva contra la fe (pp. 70s.). Y él mismo la considera fundamental en la antropología que esta diseñando:<br />

“no podemos prescindir de saber lo que somos” (p.71). Postula una igualdad en la especie humana, en<br />

contra de los racistas de la época, y una diferencia con el animal, en contra no sólo del zoologismo, sino<br />

__________<br />

236 Ibid. 45.


74 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

incluso contra los que, defendiendo la diferencia entre materia y vida, niegan el principio espiritual del<br />

hombre. Su primer argumento es de autoridad y proviene de la encíclica de León XIII Libertas, en la que<br />

se afirma que el hombre tiene un alma por naturaleza simple, espiritual, capaz de pensar. Siente una gran<br />

preocupación por la nueva ciencia: la psico–física. Cita a Cabanis: “es necesario considerar al cerebro<br />

como un órgano... destinado... a segregar el pensamiento” (p. 74). A continuación se enfrenta con las tesis<br />

materialistas de Vogt y Büchner: El alma es la función del cerebro; el espíritu debe relegarse al país de las<br />

quimeras” (p. 75). Pero su discurso no es una afirmación unilateral, sino un diálogo con sus oponentes:<br />

“No se alarme vuestra fe –dice– ...quiero pedir al materialismo cuenta de las suyas [razones], para que<br />

nunca se diga que lo condenamos sin oírlo” (p. 76). Su primer argumento es negativo: que no se ha podido<br />

comprobar la existencia de una sustancia espiritual, a pesar de los instrumentos que emplea la ciencia:<br />

reactivos, análisis espectrales, etc. Pero sí que admiten otras cosas que nunca han visto, como el “éter y<br />

los átomos eternos”, y numerosas hipótesis, aunque parezcan carentes de fundamento, con tal de convertirla<br />

en arma de combate. Argumenta con sto. Tomás, diciendo que no se pueden rechazar cosas que, por<br />

ser inmateriales, no pueden tener representaciones de la imaginación (Suma Teol. I, q. 75, a. 1). Claro que<br />

no son éstas los únicas ni las más serias razones de los materialistas. La constatación de que no hay inteligencia<br />

sin cerebro la consideran razón suficiente para la negación del alma espiritual. Era época en la que<br />

se descubrieron las funciones cerebrales y su participación en el fenómeno del pensamiento. Fue la época<br />

en la que Fechner descubrió la estesiometría. Y esto lo defiendo Castellote, citando casos experimentales<br />

(enajenación; atrofia senil cerebral; anemia; anestésicos; venenos psíquicos (como Castellote llama a las<br />

drogas), etc., en los que se comprueba esta relación. Y nunca la antropología cristiana ha negado este hecho<br />

incontrovertible. Pero esto no arguye necesariamente la negación del alma, sólo su necesario condicionamiento.<br />

Por eso cree Castellote que hay que probar, además, y de forma experimental y directa, la<br />

realidad del principio vital. Aduce los argumentos clásicos de la personalidad permanente, a pesar del<br />

metabolismo orgánico, y la conciencia. Realmente –dice– “asunto es éste de la personalidad y la conciencia<br />

que lleva a mal traer a los doctores materialistas” (p. 90). O se niega su realidad o se la reduce a<br />

un fenómeno mecánico. Y si se niega su realidad es porque tienen un concepto equivocado de los que es<br />

la conciencia: un fenómeno “resultante del choque nervioso y de la actividad cerebral” (p. 91s.). Pero la<br />

conciencia es un fenómeno irreducible a estas causas, como lo afirmaba el mismo Tyndal, autor nada sospechoso:<br />

“¿Cómo las acciones físicas están enlazadas con los hechos de la conciencia” (p. 92). Los mismos<br />

materialistas se niegan a sí mismos, diciendo que lo que dicen es sólo un fenómeno mecánico. Aduce<br />

la “autoridad” del mismo Renán para quien “el alma es la primera delas realidades y la única completa,<br />

porque la materia es un compuesto múltiple, divisible y falto de unidad” (p. 94s.). Siguen a continuación<br />

una serie de observaciones sobre fenómenos mentales, con las que intenta mostrar que hay hechos excepcionales<br />

que ponen de manifiesto el abismo que separa las funciones orgánicas de las operaciones del entendimiento”<br />

(p. 95). Prescinde de los fenómenos místicos de la visión intelectual, porque son más cosa<br />

de la fe. Habla de fenómenos que los mismos materialistas admiten, adentrándose en el mundo de la teosofía<br />

(Swedemborg), del hipnotismo y de la clarovidencia, visión mental y doble vista. Si se admiten estos<br />

fenómenos como reales, ¿cómo explican los que niegan la existencia del espíritu esos grandes misterios?<br />

El mismo Bacon advertía que hay ciertos estados fisiológicos que “desprenden al alma de sus ligaduras<br />

del cuerpo y la hacen más capaz de gozar de su propia naturaleza” (p. 97s.). Una de sus más enérgicas<br />

protestas va en contra de los fatalistas (Herzen) que auguran un fatal final a la especie humana: la actividad<br />

cerebral adquirirá cada vez más un carácter instintivo, reflejo, automático y mecánico, y cada vez<br />

será menos conscientes... y el enfriamiento gradual del sistema solar habrá hecho imposible la vida sobre<br />

la tierra. Su respuesta es una pregunta: ¿A quién satisfarán estos fatídicos augurios abiertamente contrarios<br />

a la Historia y a las aspiraciones más nobles y más legítimas del género humano?<br />

La cuarta conferencia está titulada así: La materia y el espíritu, y tiene por objeto la unidad psicofísica<br />

del hombre; “¿qué relaciones hay entre la materia y el espíritu?” (p. 106). Y lo primero que habría<br />

que hacer es definir estos términos, pues de toda ha habido, quienes han negado la realidad del espíritu,<br />

porque no es palpable (materialismo) y quienes han negado también la realidad de la materia, considerándola<br />

como una ilusión (gnosis). ¿Qué es la materia? –se cuestiona Castellote con una pregunta que es corriente<br />

entre los físicos actuales. Pasa revista a las distintas acepciones: desde la “hylé” (caos, confusión)<br />

griega hasta las modernas. Y les conmina a los materialistas a que hagan experimentos con la materia, que<br />

todos reconocen, pero que muy poco se sabe de sus propiedades, y verán que no se trata de una serie de<br />

“ladrillos” (es expresión de Heisenberg), sino que cambia, se desvanece, adquiere propiedades que antes<br />

no tenía... “dejándoos solos en el laboratorio” (p. 109) Desconocemos la “esencia de la materia”, aunque


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 75<br />

conozcamos algunas de sus propiedades. Pues que hagan lo mismo con el espíritu: no conocemos su<br />

esencia, pero observamos sus propiedades que nos inducen a su existencia real. Pide a los científicos –con<br />

Bacon– que acepten la religión “que impide que la ciencia se corrompa” (p. 109). ¿Qué escogeremos de<br />

las muchas concepciones que de la materia se han dado? ¿Demócrito o Platón? ¿Condillac o Descartes?<br />

¿materialismo que nos rebaja o idealismo que nos adula? Tampoco le satisface el aristotelismo, incluso<br />

después de la purificación “de sus herrumbres en aquella soberana alquimia del escolasticismo” (p. 110).<br />

El hombre necesita saber más: No es suficiente para saber lo que es un monumento contar sus sillares o<br />

admirar la corrección de sus líneas. “Necesitamos elevarnos a la idea que presidió a su ejecución y conocer<br />

el simbolismo profundo de su fábrica” (p. 110). ¡Qué cuestionamiento tan moderno que nos refleja la<br />

aspiración de la física moderna por saber el origen del universo desde ese misterioso “big–bang”! Sigue<br />

una apología de la concepción religiosa del hombre como”eslabón que junta al mundo visible con el<br />

mundo de los espíritus” (p. 110). Pero no se detiene en ella; intenta confirmar la verdad del hombre cabal<br />

con argumentos, que parten de la pregunta clásica: ¿Hay en cada hombre tres principios según la diversidad”<br />

de sus operaciones, como quería Platón? ¿Hay sólo dos, como afirman los vitalistas de la escuela de<br />

Montpellier? Considera estas preguntas de gran importancia por sus relaciones con la fe, manifestada en<br />

el concilio Constantinopolitano V (869) y por Pío IX (30 de abril de 1860. ¿Cuáles son, pues, las razones?<br />

Es un hecho –dice– la íntima relación de solidaridad que existe entre las operaciones del hombre. Este íntimo<br />

consorcio –concluye– sería inexplicable si no fuese uno e idéntico el principio en que radican todas<br />

las energías vitales... “porque decir que estos hechos son efecto del comercio del alma con el cuerpo es<br />

enunciar el mismo fenómeno con palabras distintas, pero sin determinar su verdadera causa (p. 114s.). Pero<br />

se presenta un problema: ¿por qué se observan en el cadáver manifestaciones vitales (movimiento vermicular<br />

de los intestinos, latidos del corazón con muerte violenta, contracción de los músculos al aplicarles<br />

una corriente eléctrica? Su respuesta está avalada por la fisiología de su tiempo: la contractilidad muscular<br />

no depende de la sensibilidad; distingue con Bichat dos tipos de contractibilidad: la animal (espontánea<br />

y voluntaria) y la automática (involuntaria, mecánica e inconsciente). Esto supuesto hay que averiguar<br />

de qué clase de unidad se trata en el caso del hombre. Muchas son las doctrinas aducidas por Castellote:<br />

el dualismo platonizante de Descartes (“ridículas cuestiones del comercio del alma con el cuerpo” y<br />

del “sitio” del alma, p. 121); el ocasionalismo de Malebranche, la armonía preestablecida de Leibniz, el<br />

mediador plástico de Cudworth; la conciencia del pensamiento de Kant. Todos ello pecan de lo mismo: o<br />

se refugian en las alturas de la naturaleza humana, despreciando la materia o buscan en ella el único principio,<br />

negando el espíritu. La solución que aduce Castellote es un hilemorfismo actualizado por los descubrimientos<br />

científicos de la época: “El hombre resulta de la reunión de los elementos bajo la actuación<br />

de una forma humana (según cita de Leibniz)” (p. 124). Concluye estas reflexiones citando a s. Agustín<br />

para quien esta unión de alma y cuerpo es un “insondable misterio”, incluso mayor que la unión hipostática.<br />

En consecuencia, sabemos qué clase de unión existe, pero “no acertamos a comprender cómo esa<br />

unión se verifica” (p. 127s.).<br />

La quinta se refiere a la libertad y el determinismo. Como vemos no deja ninguna cuestión por difícil,<br />

compleja y amenazadora que parezca. Lo primero que le llama la atención a Castellote es que “el siglo<br />

de la libertad ha visto renacer los viejos errores del fatalismo” (p. 133). El determinismo es una consecuencia<br />

ineludible tanto del panteísmo, que considera al hombre “parte integrante de la divinidad” y su<br />

modo de ser sólo será una “evolución fatal de la sustancia única” (p. 135), como del materialismo, que ve<br />

en el hombre una “máquina complicada, pero enteramente sujeta a las leyes matemáticas de la materia<br />

cósmica” (Ibid.). Tampoco el islamismo acepta la libertad total, pues “no encontró la manera de conciliar<br />

el libre albedrío con la predestinación eterna de las almas y vio escritas por Alá en sus inmutables decretos<br />

todas las vicisitudes del género humano” (Ibis.). Tampoco Lutero se salva, según opinión de Castellote,<br />

de caer en cierto determinismo, al asegurar que el libre albedrío es una “ilusión” (Ibid.). Pero estos determinismo<br />

vuelven a estar en boga con la nueva ciencia: “Afirman que la dura ley de la necesidad es la<br />

ley del linaje humano; que el bien y el mal no existen,... que la virtud y el vicio son dos productos como<br />

el azúcar y el vitriolo (Littré); que el genio es una neurosis y la santidad un erotismo, el crimen una enfermedad<br />

(Lombroso) y el criminal un loco; que la sociedad guarda en su seno el germen de todos los delitos...<br />

y el delincuente el instrumento ciego (Quetelet); que la civilización es el resultado de la raza, del<br />

medio ambiente y del momento histórico; que el mundo es... un mecanismo universal...” (p.136s.). Si se<br />

intenta afirmar la libertad no es porque se trate de una verdad enseñada por la fe. Si fuere así no habría<br />

problema. Pero se trata de un “hecho experimental, atestiguado por la conciencia” (p. 137). Tampoco se<br />

trata de una afirmación absoluta de la libertad, sino de ver en qué condiciones la ejercitamos. Su argu-


76 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

mento se reduce a que el hombre es un ser que se pregunta por la verdad; pero este conocimiento no es lo<br />

suficientemente claro para que veamos en él reflejado el bien que conduce a la felicidad del hombre. La<br />

experiencia nos atestigua que hay una fuerza que “rompiendo las vacilaciones d la razón, nos permite entrar<br />

por el camino que bien nos pareció.” (p. 141s.). Y esta fuerza es la libertad. Las consecuencias de su<br />

negación serían catastróficas para la sociedad –éste es un argumento por reducción al absurdo– “Suprimid<br />

la libertad y convertiréis en fábula la Historia” (P. 137). Es, pues, la conciencia psicológica la que nos revela<br />

la existencia de la libertad; y la conciencia moral la que nos dice hasta qué punto somos dueños de<br />

nuestros actos. Sin libertad no hay responsabilidad. Ante estos hechos experimentales los materialistas<br />

buscan cortar el nudo gordiano: negar la conciencia, calificándola de ilusoria. La libertad sólo consiste en<br />

el conocimiento que tenemos de nuestros apetitos y la ignorancia de las causas que los determinan (Herzen).<br />

Podemos “sentirnos” libres, pero no serlo de verdad –dicen– como sucede en la hipnosis y en el<br />

sueño. Rechaza estos argumentos como fútiles, pues una cosa son los apetitos de las pasiones y otra muy<br />

distinta las decisiones de la voluntad, pues ésta lucha y puede decir que no a sus mismos apetitos por razones<br />

más altas. La voluntad ejerce su libertad en constante actividad, preparando los medios que al ser<br />

variados solicitan nuestra elección. El argumento basado en la conservación de la energía, que esgrimen<br />

como el fundamental para negar la libertad, no tiene sentido, porque una cosa es la conservación y otra el<br />

redireccionamiento de la energía. Pero la ciencia mecánica no autoriza a la fisiología para interpretar con<br />

arreglo a sus principios los fenómenos de la vida y mucho menos las operaciones del alma. Y la razón que<br />

expone Castellote no puede ser más kantiana: “El determinismo comienza por suponer como principio lo<br />

que debía ser la consecuencia, y mientras no pruebe que la vida y el alma son el resultado d las fuerzas de<br />

la materia cósmica... no tendrá ningún derecho para negar en nombre de la ciencia la libertad, ni tendrán<br />

sus hipótesis, contradichas por la experiencia, ningún valor científico” (p. 155). La ley de la conservación<br />

de la energía –según Ravier– ha sido demostrada en un orden abstracto, cerrado, con elementos inertes y<br />

sólo se ha demostrado en los dominios de la física y la química. Muy diferente a esto es lo que Kant denominaba<br />

como el “mundo interno” –en el que reina la libertad y la razón práctica, incluso como fundamento<br />

de la teórica –, a diferencia del “externo”, sometido éste a las leyes newtonianas. Pero incluso concediendo<br />

que la mecánica tuviese su influencia en la fisiología, esto tampoco sería argumento contra la libertad,<br />

porque la transformación de la energía potencial, de la que habla la mecánica, en trabajo mecánico<br />

puede verificarse en momentos diferentes y los movimientos pueden cambiar de dirección, conservando<br />

invariable la cantidad de energía. Si suponemos que el organismo es como el volante de una gran máquina<br />

de vapor que almacena y conserva energía y que todo es una transformación de movimientos moleculares,<br />

siempre será verdad que podremos actualizarlos cuando queramos y cambiar su dirección si nos parece.<br />

No hay contradicción con la ley de la conservación de la energía. No creamos nuevas fuerzas, sino<br />

que disponemos de ellas para bien o para mal. También le toca el turno al evolucionismo, con cuyo determinismo<br />

se pretende explicar la marcha de la humanidad. No le satisface la advocación de Stuart Mill a<br />

la ley de la causalidad, pensando que la voluntad es un “principio absoluto” (p. 161). No lo es –responde<br />

Castellote–, pues en realidad es un “efecto proporcionado de una causa eficiente puesta en condiciones de<br />

producirlo; la causa es la voluntad, el yo libre; y las condiciones, los motivos conocidos y juzgados por la<br />

inteligencia” (Ibid.). Se extraña, al mismo tiempo Castellote, de que los fenomenistas como Mill, que repudian<br />

el principio de causalidad, lo hagan valer ahora contra la libertad.<br />

La libertad, pues, no es ni absoluta ni perfecta, pues no se extiende a todos nuestros actos; sólo<br />

afecta a los actos voluntarios no a los vegetativos u orgánicos. Se opone radicalmente Castellote a la así<br />

llamada libertad de contradicción, que supone que la libertad consiste en elegir el bien o el mal. La Elección<br />

del mal –supuesto que somos seres racionales y conocedores del bien último del hombre– es un abuso<br />

de la libertad.<br />

Por último insiste en la fortificación de la libertad por parte de Dios por medio de la gracia: “qui<br />

facit peccatum servus est peccati; ubi spiritus Domini est libertas” (2Cor 3,17).<br />

La sexta conferencia trata sobre la inmortalidad del alma. Tema muy debatido en todos los tiempos<br />

y más ahora en tiempos de un soberbio biologismo naturalista “del hombre no quedará más que un<br />

puñado de fosfato de cal y unas cuantas sales raras” (p. 170). Los argumentos que esgrime Castellote comienzan<br />

por la reducción al absurdo: “¡Pobre humanidad si se tuviese que regir por tan fatales augurios!<br />

¡Tristes destinos los de la raza humana, si no esperase más justicia que la de la Historia...” (p.170s.). Pero<br />

pronto entra en una posible demostración por medio de la razón, que no es otra que la clásica: de la espiritualidad<br />

del alma se sigue su inmortalidad. La inteligencia y la voluntad del hombre, potencias del alma<br />

espiritual, revelan la vitalidad del alma en contra de los desafíos fatales del organismo. Cita incluso a Sch-


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 77<br />

leirmacher para quien el hombre “posee una potencia indestructible” (p. 176), y a Goethe, quien asevera<br />

que “la convicción de mi inmortalidad es efecto de la idea que tengo de mi actividad” (p. 177). Se pregunta<br />

extrañado Castellote, al final de su conferencia, por qué se ha negado con tanto ahínco la libertad. Que<br />

la niegue el materialismo es comprensible, pero que la nieguen también los defensores del alma como algo<br />

distinto de la materia, es inconcebible e “no se explica” (p. 180). Propone otro argumento el de la universalidad<br />

en la aceptación de la libertad en todos los pueblos (Egipto, sobre todo), citando casos especiales<br />

(p. 183s.), entre los que figura el pueblo hebreo, al que algunos (Renán y Darembourg) consideran<br />

opuesto a la libertad. Esto lo niega rotundamente Castellote, con citas de Bossuet y de la Escritura: Gen<br />

15,15; 25,8–17; 35,29; 47,9; Ex 8,26; 32,28; Deut 18,11-12; de Mat 22,23.<br />

Concluye con que la inmortalidad es la “esperanza que nos mantiene en las luchas de la vida” (p.<br />

195).<br />

La séptima conferencia toca un tema muy escabroso en el diálogo entre la fe y la ciencia: la resurrección<br />

de los cuerpos. El materialismo –dice– “ha querido celebrar la apoteosis de la materia” (p. 203),<br />

haciéndola inmortal y eterna, poniéndola en lugar de Dios y se revuelve contra la Iglesia porque ésta defiende<br />

la mortificación del cuerpo. A esto opone una interesante afirmación: que la Iglesia nunca ha denostado<br />

la materia, fuera de los espiritualismos gnósticos de todos los tiempos. Empieza haciendo una<br />

poética apología de las estructuras orgánicas, como la de la mano y la del cerebro, que los mismos fisiólogos<br />

hacen. Pero no hay apología mejor del cuerpo humano que las que la fe nos propone. “¿Acaso no<br />

sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo y el templo del Espíritu Santo?” (1Cor<br />

6,11.13.15.19). La Encarnación de Cristo es una alabanza de la materia y del cuerpo humano. Y S. Pablo<br />

es definitivo en este tema: ... porque si los muertos no resucitan, tampoco ha resucitado Cristo y si no ha<br />

resucitado Cristo se desvanecen nuestras esperanzas y somos los que tal creemos los más desdichados de<br />

todos los hombres (1Cor 15,13-19). La ciencia es incapaz de dar explicaciones a este dogma, en cuanto se<br />

refiere al cómo, pues el hecho de que el alma criada para informar al cuerpo, vuelva a reunirse con él y no<br />

quedarse en estado de violencia, es una conclusión derivada del fin del hombre. A pesar de afirmar que<br />

este dogma es inexplicable por la ciencia, puede ésta ofrecernos argumentos de conveniencia. No es posible<br />

–dice– que la naturaleza humana haya de quedar para siempre mutilada, desconcertando el plan armónico<br />

de la creación. Pero el argumento principal aducido por Castellote, además del moral y de su reparación<br />

definitiva, es el de la fe, con citas de s. Pablo: La muerte es el último enemigo con quien Dios acabará<br />

en el mundo (1Cor 15,26). Con respecto al problema de la identidad personal después de la resurrección<br />

–objeción tan antigua como nueva– dice que esta identidad no es ni perfecta ni absoluta, en el sentido<br />

de que tenga que ser la misma materia que se tuvo durante la vida la que resucite. Esto “sería monstruoso”<br />

(p. 228). Basta con que el cuerpo resucitado “reproduzca las mismas diferencias específicas que le<br />

caracterizaron antes dela muerte” (p. 228). El cuerpo será el mismo, pero sus condiciones habrán variado<br />

notablemente. Aduce argumentos traídos de la química, según la cual los cuerpos isómeros sin variar su<br />

composición varían sus condiciones y sus propiedades. Así también, debajo de las cualidades físicas y<br />

químicas del cuerpo hay un substratum permanente, esencial, que en nada repugna a la idea de una vida<br />

perpetua e inmortal.<br />

La última conferencia, la octava, está dedicada a la vida futura. Quiso así Castellote ofrecer una<br />

antropología total en la que apareciese lo que él llama el evolucionismo cristiano (p. 225).<br />

Rechaza de entrada la doctrina oriental de la trasmigración de las almas. Y la razón es que nuestra<br />

conciencia y el sentido común y los presentimientos de la naturaleza se sublevan contra esta concepción<br />

parecida al tormento de Sísifo, que nunca encontró su descanso. Dice Sto. Tomás que “las cosas que se<br />

mueven no se mueven por moverse, sino para llegar; caminan todas hacia el reposo (S. Th. 1 p., q. 79, a.<br />

8). La naturaleza humana encuentra su descanso en Dios.<br />

Es curioso notar que la presencia episcopal en las conferencias de Castellote disminuyó poco a poco:<br />

sólo estuvieron presentes en la segunda conferencia los arzobispos de Valladolid y Santiago de Cuba,<br />

el obispo de Cádiz, además del Sr. Sancha. La tercera se titula “El principio vital del hombre”. Asisten el<br />

obispo de Zamora y Sancha. La cuarta “La materia y el espíritu” solo fue oída por el obispo de Zamora. A<br />

la quinta “La libertad y el determinismo” asistió el arzobispo de Burgos. A la sexta “La inmortalidad del<br />

alma” sólo el Sr. Sancha. A la séptima “La resurrección de los cuerpos”, sólo Sancha. Y, por fin, la octava,<br />

titulada “La vida futura”, tuvo como oyentes especiales a Mons. A. di Pietro, arzobispo de Nacianzo y<br />

Nuncio de S.S en España y al Sr. Sancha, su obispo.


78 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

La altura intelectual y científica de estas conferencias es asombrosa. Conoce las obras más importantes<br />

de los fisiólogos, químicos y antropólogos de la época. No duda en afrontar los problemas más arduos<br />

y confrontarlos con la revelación, intentando mostrar que no hay contradicción entre la ciencia y la<br />

fe. Pero esto lo hace no al estilo de la época, con aseveraciones sin fundamento y con un espíritu belicoso,<br />

sino con objetividad, aunque reafirmando la validez de la cosmovisión cristiana. Mereció el aplauso de<br />

toda la prensa, incluso de la anticlerical que descubría en el talante del canónigo un nuevo estilo de decir<br />

las cosas de la iglesia. En todas las recensiones se subraya su “ilustración”.<br />

Baste este esquema para descubrir el ingente trabajo de información y de crítica que realizó Castellote<br />

en estas ocho conferencias. Es nuestro deseo publicarlas íntegramente, pues constituyen un tratado<br />

de Antropología filosófico–teológica, con la ventaja de darnos una información de la literatura científica<br />

de la época llegada a España.<br />

XIV. CASTELLOTE CANÓNIGO DE VALENCIA<br />

Cuando Sancha fue trasladado á la silla Arzobispal de Valencia, 237 conocedor de los méritos del<br />

señor Castellote, como ya quedó consignado antes, á quien había cobrado gran afecto durante su residencia<br />

en Madrid, lo nombró Secretario de Cámara y Gobierno. Previamente, el 11 de diciembre de 1892,<br />

Castellote había sido promovido por S.M. la Reina Regente238 a una canonjía vacante en la Santa Iglesia<br />

Metropolitana de Valencia, y al no poder estar presente en su toma de posesión, lo hizo por delegación el<br />

Dr. Caparrós, 239 llegando Castellote a Valencia para tomar posesión personal el jueves 20 de julio de<br />

1892. 240 “La Gaceta” publica su nombramiento el 16 de julio de 1892. 241<br />

En el desempeño de estos cargos colaboró con el arzobispo Sancha, y dio pruebas de su talento y<br />

actividad, de lo cual hay vivos testimonios en la diócesis valenciana, donde su elección para el mencionado<br />

cargo habría sido acogida con el más unánime aplauso. 242<br />

Colaboró como Secretario en la organización del Congreso Eucarístico de Valencia, 243 siendo vicepresidente<br />

del mismo D. José Cirujeda y Ros, deán de la Catedral, y tesorero D. Tadeo Sancho; fue responsable<br />

de la organización de la peregrinación obrera a Roma; en el Jubileo Sacerdotal del Papa León<br />

__________<br />

237<br />

Alguna revista anunciaba ya de antemano la candidatura de Sancha para Valencia, en contra de la opinión de otros periódicos.<br />

Así EC dice: “la candidatura del Sr. Sancha se ha confirmado, a pesar de que otros periódicos proponían a otro.” Insiste<br />

también en que Sancha traerá consigo al canónigo Castellote. [EC Año II, (14 de mayo de 1892), n.º 54, p. 535.]<br />

238<br />

Así dice, entre otras cosas, el decreto de nombramiento: Dan Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey<br />

de España y en su nombre y durante su minoría de edad la Reina Regente del Reyno.– Muy Reverendo en Cristo Padre Cardenal<br />

Arzobispo de Valencia, mi muy caro y amado amigo vuestro Provisor y Viario General u otra cualquier persona que para lo aquí<br />

contenido tuviera poder, sabed: que en uso del derecho de presentación y nombramiento de Prebendas y Beneficios eclesiásticos<br />

que compete a la Corona de España, con arreglo al último Concordato y teniendo presente lo dispuesto en varios decretos expedidos<br />

de acuerdo con el M. R. Nuncio Apostólico en esta Corte para llevar a puro y debido efecto el expresado Concordato, en consideración<br />

a las circunstancias que concurren en el presbítero doctor D. Salvador Castellote y Pinazo, Canónigo de la Santa Iglesia<br />

Catedral de Madrid y Alcalá, que reúne las condiciones exigidas por el artículo séptimo del Real Decreto concordado de veinte y<br />

tres de Noviembre del año próximo pasado; por otro Real Decreto el once del mes actual, tuve a bien promoverlo a la Canonjía vacante<br />

en esa Santa Iglesia Metropolitana de Valencia, pro promoción de Don José Ramón Quesada. Por tanto por el presente os<br />

ruego y encargo muy encarecidamente que presentándose ante Vos el referido Don Salvador Castellote y Pinazo con este título,<br />

dentro de los treinta días desde su fecha y previo el correspondiente juramento y concurriendo en su persona las condiciones que se<br />

requieren para obtener la indicada Canongía, le hagáis colación y canónica institución de ella, dándole su posesión; y sirviéndola<br />

y recibiéndola según fuere obligado, haced se le acuda con la asignación que le corresponda con arreglo a las disposiciones vigentes,<br />

en inteligencia de que no tomando posesión de dicha Canonjía en el término que va señalado, queda nula y sin efecto esta gracia,<br />

conforme está resuelto por punto general y de este título se ha de tomar razón en la oficina de Hacienda que corresponda...<br />

Dado en Palacio a doce de julio de mil ochocientos noventa y dos. Yo la Reyna Regente. Hay rúbrica. El Ministro de Gracia y Justicia.<br />

Fernando Garzón (?). Hay un sello en seco. Treinta y dos pesetas y setenta céntimos.... (Libro de Actas del Archivo de la Catedral<br />

de Valencia, pág. 76 r –78 v .<br />

239<br />

EC Año II, (23 de julio de 1892), n.º 77, p. 616.<br />

240<br />

Libro de Actas del Archivo de la Catedral de Valencia, f. 78r. Cf. EC Año II, (16 de agosto de 1892), n.º 81, pp. 647-<br />

648.<br />

241<br />

EC Año II, (16 de junio de 1892), n.º 76, p. 606.<br />

242<br />

El nombramiento de Castellote como Secretario de Cámara es anunciado en España Cristiana con estas palabras:<br />

“Aplaudimos el acertadísimo nombramiento del Dr. Castellote, por su virtud, por su ilustración, por su valencianismo.”( EC Año 2,<br />

3 de diciembre de 1892, n.º 96, p. 766).<br />

243<br />

El nombramiento de Castellote como secretario del Congreso en BOAV, n.º 1114, p. 249. El arzobispo Sancha escribe<br />

una Carta Pastoral con motivo de este Congreso sevillano (BOAV, n.º 1110, pp. 183-200). El Reglamento del Congreso se puede<br />

leer en el BOAV, del 20 de octubre de 1893, n.º 1112, pp. 220-223.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 79<br />

XIII tomó una parte tan activa, que Su Santidad, le concedió la cruz Pro Ecclesia et Pontífice, como justa<br />

recompensa a su meritoria labor de propaganda.<br />

Asiste como delegado del arzobispo a la apertura del curso 1893-94 del Seminario de Valencia, en<br />

la que disertó el Dr. Vicente Lliso Machí. 244<br />

Tenemos constancia de algunos certificados que como Secretario de Cámara y Gobierno emitió<br />

con el V.B. del cardenal, arzobispo de Valencia. 245<br />

Colaboró con el general Azcárraga, intentando la creación de bibliotecas en los cuarteles de soldados<br />

para que las tropas en los ratos de ocio se recreasen con lectura sana. El plan quedó, sin embargo,<br />

frustrado, al ser trasladado Azcárraga a Madrid. 246<br />

Algunos informes de prensa cercana a Castellote nos confirman la simpatía que despertaba entre<br />

sus paisanos, como se demostraba en las innumerables felicitaciones que recibía por su onomástica. 247<br />

Muy significativo fue el discurso, que, siendo canónigo de Valencia, y a invitación del arzobispo<br />

de Sevilla, D. Benito, pronunció Castellote en la cuarta sesión pública del Congreso Católico de Sevilla el<br />

22 de octubre de 1892, titulado: “Influencia del Pontificado en nuestro siglo: Acción civilizadora del actual<br />

Pontífice León XIII, desde los puntos de vista: religioso-moral, científico-literario y político-social. 248<br />

Este fascículo está editado en Valencia, Imprenta de Nicasio Rius Monfort, 1893, 34 págs. En él demuestra<br />

Castellote su gran aprecio y simpatía por la labor de León XIII, y la preocupación por sus avatares político-religiosos.<br />

Fueron muchas las oraciones sagradas que pronunció en toda Valencia.<br />

“Pero la nota distintiva del señor Castellote, aparte de las de organizador y escritor profundo y en<br />

asuntos eclesiásticos, fue ya desde un principio la oratoria sagrada, de que eran acabados modelos<br />

sus brillantes sermones. Su palabra dulce y sencilla, como propia del país en que nació, y su frase<br />

de una naturalidad que encantaba por la galanura con que sabía revestirla, tenían cierto atractivo<br />

para los fieles valencianos que, ávidos de aprovecharse de las saludables é instructivas enseñanzas<br />

del Sr. Castellote, afluían con entusiasmo á escuchar la divina palabra predicada por el joven sacerdote.<br />

Jamás se le notaron expresiones rutinarias, y huyendo de rimbombancias pedantescas presentaba<br />

sus discursos llenos de erudición, en los que iba demostrando desde el púlpito sus vastos<br />

conocimientos en las Sagradas Escrituras, la Historia y la Filosofía que eran en la nota dominante<br />

que sus oraciones sagradas.” 249<br />

XV. CASTELLOTE, OBISPO DE MENORCA<br />

1. Informes sobre la idoneidad de Castellote para obispo<br />

Transcribimos ahora los informes y referencias ministeriales sobre la idoneidad de Castellote para<br />

obispo, que, a petición del Nuncio, fueron enviadas a la Nunciatura de Madrid por las personas a quienes<br />

se preguntaba bajo secreto, pero que hoy están a disposición de los investigadores en el Archivo Secreto<br />

Vaticano, en las cajas destinadas a la Nunciatura de Madrid. Todas ellas son muy laudatorias y sus ala-<br />

__________<br />

244 BOAV, n.º 1128, p. 491.<br />

245 Hay un escrito en el que se certifica que se ha instruido expediente de limpieza de sangre a favor de José Catalá y Lorente,<br />

vecino de Benicolet y natural de Valencia, fechado el 10 de agosto de 1894.<br />

246 “Mi buen amigo el Dr. Castellote (hoy obispo de Menorca) propuso, con el beneplácito del General [Azcárraga] la creación<br />

de bibliotecas...” EC (28 de agosto de 1897), p. 2750. Azcárraga, trasladado a Madrid, y con los ánimos encrespados fue desafiado<br />

en duelo por el general Sánchez Mira, según nos dice EC (9 de octubre de 1897), p. 2800.<br />

247 “Expresivas e inequívocas pruebas de respeto y simpatía recibió el jueves, nuestro amigo el Dr. Salvador Castellote.<br />

Puede hallarse satisfecho de lo que aquí se le quiere; como lo ha venido a confirmar el fabuloso número de telegramas, tarjetas, cartas<br />

y visitas personales que tuvo con tan fausta ocasión [celebración de su onomástica el día 9 de noviembre] EC (11 de noviembre<br />

de 1893), p. 1159.<br />

248 Por razón de haber sido invitado a pronunciar este discurso en Sevilla, Castellote solicita del Cabildo catedralicio permiso<br />

para ausentarse, debido a que se encontraba dentro de los dos meses de presencia obligatoria como canónigo. El cabildo, tras larga<br />

deliberación, se lo concede. (Deliberaciones y acuerdos capitulares, Archivo de la Catedral de Valencia). Las conclusiones de<br />

este Congreso se encuentran en el BOAV, n.º 1099, pp. 228-262.<br />

249 Episcopologio de la diócesis de Menorca, cap. XVII,


80 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

banzas no buscan quedar bien ante el público, ya que fueron solicitadas bajo secreto de conciencia, lo que<br />

demuestra el gran afecto, simpatía y veneración de que gozaba Castellote en Valencia y en Madrid.<br />

a) Carta del P José Xercavino, SJ.<br />

“JHS<br />

Colegio de S. José<br />

Valencia<br />

12 de junio de 1896<br />

Exmo. Sr. Nuncio de su Santidad<br />

Mi venerado Sr. Nuncio. A la carta de V.I. pidiendo informes sobre el Dr. Salvador Castellote<br />

se habrá encargado de contestar el P. José Castellá, Superior de la Residencia a quien creo que<br />

iba dirigida. Pero en vista del urgente telegrama que acabo de recibir y para no perder tiempo me<br />

apresuro a contestar para alcanzar el correo de esta tarde.<br />

El Dr. Castellote es un sacerdote ejemplar, de gran talento y vasta instrucción, por lo cual le<br />

reputo dignísimo de la dignidad episcopal y su nombramiento será indudablemente recibido con<br />

aplauso de todos los buenos católicos.<br />

Cuanto me alegro de tener esta ocasión de saludar al amantísimo Sr. Nuncio que tanto nos<br />

honró durante su estancia en Valencia en el Congreso Eucarístico. ¿No se acuerda V.I.? El primer<br />

acto público á que asistí V. E. el mismo día de su llegada fue nuestra velada literaria en honor<br />

de S. Francisco de Borja. Aquí le recordamos como si fuese ayer y bendecimos aun el nombre<br />

de Ms. Cretoni. ¿Cuándo volveremos á verle a V.E.? No vaya a Roma sin pasar por Valencia y<br />

hospedarse en nuestro colegio que aunque humilde está lleno de amor a nuestro amantísimo señor<br />

Nuncio.<br />

Beso el pastoral anillo de V. E. y le pido la bendición especialmente para el buen resultado de<br />

nuestros exámenes.<br />

Ínfimo hijo y siervo en Cristo a V.P.<br />

José Xercavino, S.J. 250<br />

b) Manuel Sánchez de la Virgen de los Dolores, SChP<br />

__________<br />

“Colegio de Escuelas Pías<br />

Valencia<br />

10 de junio de 1896<br />

Excmo. é Ilmo. Sr. Nuncio Apostólico de S.S.,<br />

Madrid<br />

Mi venerado Señor. En cumplimiento del encargo, tan honroso como delicado y difícil, que V.<br />

E. Ilma. tuvo la dignación de hacerme en su carta del 7 de los corrientes, debo manifestarle a V.<br />

E. Ilma. lo siguiente:<br />

Que es pública voz y fama, y con ella concuerdan mis noticias particulares, que el sacerdote<br />

D. Salvador Castellote, actualmente Secretario de Cámara del Emmo. Sr. Cardenal Sancha, es de<br />

vida ejemplar, piadoso y de intachable conducta moral; celoso en el cumplimiento de los deberes<br />

de su estado y de su cargo; prudente, activo e infatigable cuando se trata de la gloria de Dios y de<br />

su Iglesia santa católica apostólica romana. Es también hombre de claro talento, de mucha ciencia<br />

sagrada y profana, de vasta ilustración y de recto y sano criterio; esto hace que le quieran y<br />

admiren los amigos y le teman y respeten los adversarios. Tiene, pues, virtud prudente, ciencia y<br />

conocimiento del corazón humano y de la época en que vive: cualidades todas que, en mi humildísimo<br />

entender, son excelentes dotes de gobierno.<br />

Por todo lo es(sic)puesto, es mi pobre opinión, que el indicado sacerdote es digno de ser promovido<br />

a la dignidad episcopal, la que sostendrá con honor. Señor, es cuanto en conciencia y en<br />

250 ASV, NM, 605, ff. 445-446.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 81<br />

cumplimiento de las órdenes de V. E. Ilma. tengo el honor de manifestar a V. E. Ilma., cuya preciosa<br />

vida Dios guarde para bien y gloria de su Iglesia.<br />

Señor, se atreve a suplicar su bendición para sí y para la comunidad y alumnos de este colegio,<br />

su adictísimo y humilde hijo en el Señor q.b.s.a.p.<br />

Manuel Sánchez de la Virgen de los Dolores.” 251<br />

c) El obispo de Palencia<br />

“Particular<br />

Santa Pastoral Visita del Arciprestazgo de Dueñas 10 de junio de 1896<br />

Excmo. y Redmo. Sr. Nuncio de Su Santidad<br />

Muy Sr. mío y reverendo hermano. Poco mas de un año, perteneció al cabildo de Madrid D.<br />

Salvador Castellote, siendo yo Deán de esa Santa Iglesia. Adornaban en aquel entonces á dicho<br />

Señor las prendas de piedad, celo, virtud y prestigio que se requieren para el dificilísimo cargo de<br />

Prelado. Nada puedo asegurar respecto de las dotes de gobierno, pero siempre me pareció digno<br />

de ser promovido a la dignidad Episcopal.<br />

Mas han pasado ya cuatro años, y durante este tiempo, ninguna noticia en concreto he vuelto<br />

a tener del referido Sr. Castellote.<br />

Dispense Vd. que no haya contestado a la mayor brevedad, por estar ocupado en la Santa Visita,<br />

y haber llegado su carta con dos días de retraso.<br />

Con la mayor consideración se repite suyo afmo. s.s. y Hermano<br />

q.s.m.b.<br />

† El de Palencia” 252<br />

d) Jesús López Soldado, SJ, a Alejandro Barona<br />

“Ilmo. Sr. D. Alejandro Barona<br />

Muy Sr. mío y de mi consideración mas distinguida: Muy poco ó casi nada hemos tratado los<br />

Padres que aquí residimos al Sr. Castellote los años que ha permanecido en Madrid. Sin embargo,<br />

como he sido persona que me he dedicado bastante a conocer, puedo asegurar, por lo que de público<br />

se dice, que ha disfrutado de muy buena reputación, que ha predicado mucho y con aceptación<br />

y nada se ha dicho respecto a su conducta.<br />

Los Padres de Valencia son los que podrán informar con más seguridad porque antes de su<br />

venida á Madrid y después de su vuelta á aquella ciudad con el Sr. Cardenal Sancha, sé que se<br />

conserva con ellos en muy buenas relaciones y que le aprecian mucho.<br />

Aprovecha esta nueva ocasión para encomendarse en su Santo Sacrificio y oraciones su afect.<br />

s.s. y humilde hermano en Cristo.<br />

Jesús López Soldado, SJ.<br />

7 de Junio 96.” 253<br />

e) José Castellá, SI<br />

__________<br />

“20 de junio de 1896<br />

Excmo. Sr. Arzobispo de Damasco, Nuncio Apostólico<br />

251 ASV, NM, 456-457. El P. Manuel Sánchez nació en Alobras (Teruel) el 17-6-1848 y murió en Roma el 3-11-1910, siendo General<br />

de la Orden de las Escuelas Pías. Enseñó en el Colegio de los PP. Escolapios de Valencia, del que fue Rector; fue provincial de<br />

Valencia (1896-1902) donde conoció muy bien a Salvador Castellote, antiguo alumno del Colegio, como se ve por la carta al Nuncio.<br />

Se le tuvo como un elocuente predicador. Cf. Diccionario Enciclopédico Escolapio, (dir. Claudio Vila Palá y Luis Mª Bandrés<br />

Rey), t. I, pp. 490s.<br />

252 ASV, NM, 360, 448-449.<br />

253 ASV, NM 605.


82 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Rvdmo. y Excmo. Sr.: Cumpliendo con sumo gusto el inmerecido encargo, que su E. Rvdma. se<br />

digna hacerme, debo decirle, que el presbítero D. Salvador Castellote, Secretario de Cámara del<br />

Exmmo. Sr. Cardenal Sancha, posee en alto grado las cualidades de piedad, ciencia, celo y prestigio<br />

necesarias para el elevado cargo que su E. Rvdma. indica.<br />

Juzgo, por consiguiente, al Sr. Canónigo Castellote muy digno de ser promovido a la dignidad<br />

de Obispo, esperando que en ella dará mucha gloria a Dios y honra á la Iglesia por su ciencia,<br />

virtud, actividad, buena estima y filial amor a la Silla Apostólica.<br />

Con esta ocasión tiene el gusto de ofrecerse humildemente á las órdenes de su E. Rvdma. y besar<br />

su anillo. Su affmo. en Cristo.<br />

JHS<br />

José Castellá, SJ.” 254<br />

f) Alejandro Barona<br />

“Madrid 18 de junio de 1896<br />

R. P. Superior del Colegio de S. José de los Jesuitas<br />

Valencia<br />

Muy estimado Padre: Recibí oportunamente la muy atenta carta del Pr. José Castellá y la de<br />

V. Le agradezco las amabilísimas frases de la misma. El recuerdo de mi visita a ese colegio y de<br />

la brillantísima velada literaria está grabada en mi corazón y nunca podré olvidar las muchas<br />

amabilidades que recibí. A pesar de mi deseo me parece algo difícil que pueda volver.<br />

Suplico a V....<br />

Alejandro Barona” 255<br />

g) El Ministerio de Gracia y Justicia, Conde de Tejada de Valdesera, al Nuncio<br />

__________<br />

“El Ministro de Gracia y Justicia<br />

B.L.M.<br />

al Excmo. Señor Nuncio de Su Santidad y tiene el honor de participarle que el Sr. Castellote<br />

acepta la silla episcopal de Menorca y en su consecuencia mañana se presentará a S. M. para su<br />

firma el oportuno Decreto para poderlo comunicar inmediatamente a Roma<br />

El Conde de Tejada de Valdesera<br />

aprovecha esta ocasión para reiterar a dicho señor las seguridades de su mas distinguida consideración.<br />

Madrid 18 de junio de 1896. 256<br />

“El Ministro de Gracia y Justicia<br />

B.L.M.<br />

al Excmo. Sor. Nuncio Apostólico y tiene el honor de remitirle adjunto copia del telegrama que<br />

acaba de recibir del Sor. Castellote.<br />

El Conde de Tejada de Valdesera<br />

aprovecha.....<br />

Madrid 16 de junio de 1896.” 257<br />

254<br />

Ibid.<br />

255<br />

Ibid.<br />

256<br />

ASV, NM, 360, 452.<br />

257<br />

ASV, NM, 454.


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 83<br />

h) Respuestas de Castellote al Nuncio<br />

Secretaría de Cámara del Arzobispado de Valencia<br />

Particular<br />

Excmo. Sr. Nuncio Apostólico<br />

18 de junio 1896<br />

Venerado señor: acabo de recibir el telegrama en que V. E. me felicita. Confundido desde que<br />

supe, por carta del Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia, que se trataba de elevarme a la dignidad<br />

episcopal y creyendo que hubiese podido evadir tan tremenda carga no acierto a salir de mi<br />

sorpresa. Si Dios lo quiere, sea El bendito.<br />

Hubiese salido en el correo de hoy para esa Corte, cumpliendo las indicaciones de V.E. pero<br />

como mi viaje ocasionaría grave perjuicio a los opositores a mi beneficio vacante en esta Metropolitana<br />

por formar yo parte del tribunal y comenzar hoy los ejercicios, remito adjunta la partida<br />

de bautismo y por telégrafo designo como testigos de la información a D. Manuel Sanahuja, Rector<br />

de las Calatravas y a D. Honorato Giménez, cura párroco de San José, suponiendo que esto<br />

será suficiente.<br />

Aprovecho esta ocasión para ponerme incondicionalmente a las órdenes de V.E. felicitándole<br />

de todo corazón por su próxima y merecida elevación á la Sagrada Púrpura y rogándole encomiende<br />

á Dios á su mas humilde servidor y amigo<br />

q.b.s.a.<br />

Salvador Castellote” 258<br />

(Telegrama)<br />

“Valencia 16-3-30 tarde<br />

Recibida carta V.E. profundamente reconocido propósitos Gobierno suplico breve tregua para<br />

consultar Cardenal Sancha ausente en Vichy.<br />

Salvador Castellote” 259<br />

i) Telegramas de Castellote al Nuncio<br />

“Exmo. Nuncio Apostólico<br />

Para Madrid de Valencia<br />

Profesión fe salida correo hoy; he telegrafiado esta mañana Martín, Secretario Justicia.<br />

Castellote<br />

Depositado, 22 a las 7 h.” 260<br />

j) Rechazo de un candidato para la sede de Menorca y propuesta de Castellote<br />

Como el lector podrá observar en la documentación que sigue, Castellote fue un segundo candidato<br />

a la diócesis de Menorca, después de haber sido rechazado por las razones que allí se aducen un primer<br />

candidato. Junto a Castellote figuraba como segundo candidato José María García Escudero.<br />

“Emo. Sr. Card.<br />

Roma<br />

Oggeto<br />

Nuovo candidato per la diocesi di Menorca<br />

8 ging 96<br />

__________<br />

258 ASV, NM 605, 445.<br />

259 ASV, NM, 605, 450.<br />

260 ASV, NM, 615, 11 [apartado Obispos]. Hay otro telegrama a Cretoni en el que le comunica que ya ha enviado su profesión<br />

de fe (ASV, NM, 615, I). A Francica (19 de marzo de 1897), felicitándole por su onomástica (ASV, NM, 618, 2).


84 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Nº 421<br />

La divina providenza che veglia pella Chiesa, mi ha posto di grado all’ultima ora... che il sacerdote<br />

Giuseppe Agrada y Bartha, Dottorale di Cordova, proposto ed accettato per la sede di<br />

Menorca,… lettera N. 411, e dalla sua venerata risposta N. 30,609 á ben tempi datta meritava la<br />

promozione alla dignita episcopale…, per un providenziale incidente sono venuto a sapere che<br />

gravitono sopra di lui quattro enormi accussa in materia di costume… Non era fata ancora fortunatamente<br />

la nomina della Regina... Intanto mi sto occupato col S. Ministro de una nuova proposta...<br />

Intanto... dirle que... due altri: il primo é il sacerdote Salvatore Castellote y Pinazo, gia canonico<br />

di opposizione de Madrid e attualmente canonico nella Metropolitana di Valencia, e Segretario<br />

di Camera dell‘Emo. Sr. Card. Sancha, che lo ha racommandato, uomo di vasta istruzione.... Il<br />

secundo Giuseppe Mª García Escudero... abate della Collegiata di Logroño, dottore in Teologia e<br />

licenciato in dritto canonico, gia professore e Retore del Seminario... di anni 49. 261<br />

k) Invitación con motivo de su consagración episcopal<br />

El Excmo. Cabildo Metropolitano de Valencia, padrino en la Consagración Episcopal del Ilustrísimo<br />

Señor Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo preconizado de Menorca, tiene el honor<br />

de invitar a V. a tan solemne acto, que tendrá lugar en esta Santa Iglesia Metropolitana Basílica,<br />

el día 4 de Octubre próximo, festividad del Santísimo Rosario, á las nueve de su mañana. Será<br />

Consagrante el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Arzobispo de esta Archidiócesis, y asistentes los<br />

Excmos. é Ilmos Sres. Obispos de Mallorca y Coria.<br />

Valencia 28 de Septiembre de 1896<br />

2. La Juventud Católica al Obispo Castellote<br />

__________<br />

El Boletín-Revista de la Juventud Católica le dedicó en un número especial las siguientes poesías:<br />

EN HONOR DEL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

261 ASV, NM 605, 334-335.


De júbilo inefable rebosa el alma mía;<br />

orea mis entrañas un aura de alegría,<br />

Que viene á mí impelida por hálitos de amor.<br />

Las flores, siempre tristes, del sentimiento mío,<br />

Jamás tanto su cáliz abrieron al rocío<br />

De lágrimas de dicha que vierte el corazón.<br />

¿Diréis que mis palabras son fútiles lirismos?<br />

Pues yo en verdad declaro que por mis triunfos<br />

mismos<br />

Jamás sintiera mi alma tan férvido placer.<br />

No inspira la lisonja los versos que ahora canto:<br />

Veréis mi pobre numen por qué se alegra tanto:<br />

Y que en mis toscos versos no todo es oropel.<br />

Prodúceme entusiasmos el mérito eminente<br />

Del sacerdote humilde que ve sobre su frente,<br />

En premio merecido, la mitra episcopal;<br />

Y siento mis entrañas de regocijo llenas,<br />

Al ver á mi maestro, mi amigo y mi Mecenas,<br />

De un nimbo circundado de excelsa dignidad.<br />

Me place que en el cielo de pura transparencia,<br />

Que cubre el paraíso del pueblo de Valencia,<br />

Do Santos, sabios y héroes refulgen como el sol<br />

Por darle nuevo ornato, fulgure ya otra estrella<br />

Que en los anales patrios nos deje de su huella<br />

Regueros perdurables de límpido fulgor.<br />

Alégrame la gloria que cabe á esta Academia<br />

Que honrándole en su triunfo, el gran cariño premia,<br />

Que siempre le mostrara quien antes la rigió.<br />

De hoy más, si en tu desprecio se alza algún murmullo,<br />

¡Oh Juventud! Levanta tu frente con orgullo,<br />

Mostrando con el dedo á tan ínclito varón.<br />

De júbilo se llenan los buenos corazones,<br />

Al ver que en estos tiempos de infandas<br />

sinrazones<br />

En que el favor vitando se erige en falsa ley<br />

Y entre la vil soberbia que á la humildad inmola<br />

Aún pueden las virtudes ceñir una aureola,<br />

Aún hay para el talento coronas de laurel.<br />

Me admira ver a un hombre que tiene<br />

humilde cuna,<br />

Sin que sus fuertes alas le preste la fortuna,<br />

Siguiendo a pie la senda del bien y la virtud;<br />

Que tal senda ilumina que estaba muy oscura<br />

Con luces del trabajo, llegando a tanta altura,<br />

Que al mundo de las almas prestar puede su luz.<br />

Mas no causa, por cierto, grandísima extrañeza<br />

El ver que de ese modo se eleva á tal grandeza;<br />

Ya símbolo de aumento sus apellidos son.<br />

En él sus nombres eran presagio del destino:<br />

Aumenta Castellote, Pinazo aumenta á pino;<br />

Para salvar alturas le llaman Salvador.<br />

Me asombran de unos padres afanes tan prolijos,<br />

Que al fin recompensados los miran en sus hijos,<br />

Que brillan por su ciencia de modo excepcional.<br />

¡Felices estos padres! El uno ya en el cielo,<br />

Su premio ha recibido; la otra, acá en el suelo,<br />

Soñar nunca pudiera mayor felicidad.<br />

¿Queréis saber ahora las auras de alegría<br />

Que orean mis entrañas en este fausto día,<br />

Por qué van impelidas por hálitos de amor?<br />

Veréis, pues, cómo debo querer en alto grado<br />

A quien honramos todos, al ínclito prelado;<br />

Veréis cómo le quiero con alma y corazón.<br />

Entraba yo en el ciclo feliz de la existencia.<br />

Mostraba ya mi alma la hermosa florescencia<br />

De ensueños é ilusiones de gloria y de placer;<br />

Sentía de mis ansias arder la llama intensa;<br />

Lo bello y lo infinito, con su atracción inmensa,<br />

Tenían absorbida la esencia de mi ser.<br />

Mi espíritu soñaba que alas le crecían,<br />

Que espléndidos espacios sus vuelos recorrían,<br />

Llegando adonde mora la diosa Inspiración;<br />

Que allí bebiendo fuego de labios de la diosa,<br />

Por no tener del genio la lira majestuosa,<br />

Me hacía una con fibras del joven corazón.<br />

Mas ¡ay! cuando salía de tan hermoso sueño<br />

Volar al alma le faltaban espacios, aire y luz.<br />

Obscuro, pobre y sólo cantaba mis pesares<br />

Y no escuchaba nadie los fútiles cantares<br />

De quien no echaba flores que da la juventud.<br />

¡Se ahogaba el alma mía!... Llegaba ya al ocaso<br />

Mi estrella de esperanza; veía ante mi paso<br />

La cerrazón medrosa de un triste porvenir...<br />

Mas vos, prelado ilustre, benigno Castellote<br />

Vos fuisteis mi Mecenas, que al ver el tierno brote<br />

Aquí lo trasplantasteis y aquí creció feliz.<br />

Y fuisteis desde entonces mi próvido maestro<br />

Con útiles lecciones nutriendo el pobre estro<br />

Del que antes no tenía ni libros que leer.<br />

De amigo me otorgasteis el título honorífico,<br />

Hallando en ocasiones en vos el específico<br />

Para sanar heridas de un alma sin placer.<br />

¿Señor, guardáis memoria? Yo al recordarlo lloro<br />

De gratitud profunda, y siento que un tesoro<br />

Os guardo eternamente de amor muy especial.<br />

Enfermo, desvalido, marchito y solitario,<br />

Estando luengos días ausente del santuario<br />

II<br />

85


86 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

De mi paterna casa, me ví en un hospital.<br />

Allí pasar veía las horas muy amargas,<br />

Tan largas como días, y á veces aun más largas,<br />

A veces á mi madre llamando en mi sufrir;<br />

Y no venía ella, que lejos ¡ay!, estaba,<br />

Mas vos, Padre, veníais y un bálsamo aspiraba<br />

De célicos consuelos al veros, junto á mí.<br />

Por ello es inefable la dicha que ahora siento.<br />

Al veros en la altura de tan honroso asiento,<br />

Llevando en vuestras manos el báculo obispal.<br />

Por eso no mis versos son fútiles lirismos<br />

Pues en verdad declaro que por mis triunfos<br />

mismos.<br />

Jamás sintiera mi alma mayor felicidad.<br />

Al himno que en tu honor canta hoy Valencia,<br />

Con júbilo se asocia el alma mía,<br />

Que es justa por demás nuestra alegría<br />

Al ver premiadas tu virtud y ciencia.<br />

En su honor consagraste tu existencia,<br />

Y hoy recoges el fruto que te envía<br />

Dios, por quien trabajaste noche y día,<br />

Honrando su amorosa providencia.<br />

Al pie de una colina y junto á un valle<br />

Oculto entre los árboles y flores,<br />

Cual se esconde en la rama el pajarillo,<br />

Que huye del sol los cálidos ardores,<br />

Tranquilo descansaba pueblecillo,<br />

Cuyas plantas besaba un arroyuelo,<br />

Que, juguetón y alegre,<br />

Sus aguas regalaba al fértil suelo,<br />

Que el favor estimando,<br />

Las flores á su paso derramaba,<br />

Y á más le regalaba<br />

Blanda alfombra de musgo y lecho blando.<br />

Sencillo el riachuelo,<br />

Con sus murmullos gratos<br />

Corría serpenteando por el suelo.<br />

A veces se encogía,<br />

Y tímido y medroso,<br />

Veloz, veloz corría.<br />

A veces entregábase al reposo<br />

Y al uno y otro lado<br />

Sus aguas extendía,<br />

Tened, pues, este canto, sin ritmo y sin aliño,<br />

cual grato testimonio de férvido cariño,<br />

Que os da un amigo humilde, de todos el más fiel.<br />

Yo he puesto de mi alma la esencia en estos<br />

versos;<br />

Por eso aunque no sean armónicos ni tersos,<br />

Veréis que en su conjunto no todo es oropel.<br />

Yo hubiese deseado, de tal cariño en prenda,<br />

Haceros la más grande, la más valiosa ofrenda;<br />

Mas ¿cómo, si vos mismo sabéis cuán pobre soy?<br />

En cambio, es siempre mi alma de gratitud venero,<br />

Y en sitio preferente de vuestra mitra quiero<br />

Que brillen, como perlas, mis lágrimas de amor.<br />

JUAN ALEGRE ORTIZ<br />

AL ILMO. SR. D. SALVADOR CASTELLOTE<br />

SONETO<br />

A nuevos sacrificios sus mercedes<br />

Hoy te obligan; dichoso si constante<br />

El camino empezado fiel prosigues.<br />

Dichoso, sí, mil veces tú, que puedes,<br />

De la ciencia y virtud rendido amante,<br />

Hacer mayor el premio que hoy consigues.<br />

J. GUZMÁN GUALLAR<br />

EL ARROYO AMBICIOSO<br />

Marchando á paso lento, y sosegado.<br />

Mas siempre, por doquiera que marchaba,<br />

Vida y ventura en pos de sí dejaba,<br />

Logrando ser querido<br />

De toda la comarca y bendecido.<br />

Tentó el demonio al infeliz riachuelo,<br />

De orgullo y ambición, su testa hinchando,<br />

Y desde entonces fué todo su anhelo<br />

Dominar con su mando<br />

Aquel hospitalario y fértil suelo.<br />

Sus aguas a las aguas de un torrente<br />

Quiso juntar por ser más poderoso;<br />

Y engrosó enhoramala su corriente<br />

Y el murmullo suave y delicioso<br />

Del humilde arroyuelo,<br />

Trocóse en un estrépito estruendoso<br />

Seguro nuncio de desdicha y duelo,<br />

Que en su seno llevaba el codicioso.<br />

La hierba, flores, árboles robustos,<br />

Del suelo en que nacieron arrancaba<br />

Las quejas no escuchaba


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 87<br />

Y el pobre labrador, lleno de espanto,<br />

Desaparecer veía en un momento<br />

El pan de su familia, y su sustento.<br />

Vertiendo en su dolor amargo llanto.<br />

Y ardiendo en odio y de coraje ardiendo<br />

Maldijo al presuntuoso riachuelo<br />

Al que en su frenesí le iba diciendo:<br />

«Maldito para siempre, infame, seas,<br />

»Y aguas limpias y puras nunca veas,<br />

»Y huyan de ti los hombres al mirarte,<br />

»Y hacia el mar con veloz carrera vayas,<br />

»y éste fiero, al tragarte,<br />

»No te deje acercar nunca á las playas<br />

»Y en su profundo te sepulte airado,<br />

»Donde seas de todos maldecido,<br />

»Donde seas de todos olvidado”.<br />

Desde entonces, camina entre eriales,<br />

Despeñándose en barrancos muy profundos,<br />

Sin que á aliviar sus males<br />

Por tu virtud y tu saber profundo,<br />

Has sido entre millares elevado<br />

Al egregio divino episcopado,<br />

Para esparcir luz clara por el mundo.<br />

Maestro de la verdad siempre fecundo,<br />

Tu palabra atraerá al descarriado<br />

Que en el error cayó, y abandonado<br />

No hay quien lo saque de su fango inmundo.<br />

Brotó a la vida, y el gozo<br />

También en su madre brota;<br />

Con los lirios y azucenas<br />

Que su regio manto adornan<br />

Hace cuidadosamente<br />

Una cunita preciosa<br />

Y en ella mece á su hijo<br />

Y apura del bien la copa.<br />

Si junto á la cuna, cándida<br />

Está la madre amorosa,<br />

Sus suspiros en alados<br />

Ceferillos se transforman;<br />

Truécase el aire que aspira<br />

En el más fragante aroma,<br />

Y sus sonrisas poéticas<br />

En pájaros y en palomas.<br />

También sus muchos hermanos<br />

Como su madre lo adoran;<br />

Pues si alguna vez la pena,<br />

Le salgan al camino bellas flores,<br />

Brindándole su encanto y sus olores.<br />

Por doquiera que marcha, luto y duelo<br />

Ofrécele tan sólo el duro suelo.<br />

Así pasa á los hombres que ambicionan<br />

Riquezas y poder sin tasa alguna;<br />

Con lágrimas ajenas sólo amasan<br />

Eso que llama el mundo su fortuna.<br />

Y por doquier que pasan<br />

Les siguen sin cesar las maldiciones<br />

De pueblos afligidos y naciones.<br />

Bendito el hombre, humilde que procura<br />

Lágrimas enjugar de sus hermanos<br />

Con generosas manos.<br />

Que Dios en premio le dará ventura<br />

Más dulce que la miel y más segura.<br />

FRANCISCO DE A. SEMPERE<br />

AL ILMO. SR. D. SALVADOR CASTELLOTE<br />

OBISPO DE MENORCA<br />

Ésta fué la misión divina y santa<br />

Que Cristo á los Apóstoles les diera<br />

Al fundar nuestra Iglesia sacrosanta:<br />

Y continúa en una y otra era<br />

Con valor que al averno siempre espanta,<br />

Y un nuevo atleta hoy en ti le espera.<br />

ENRIQUE GARCÍA BRAVO<br />

EL RUEGO DE UNA MADRE<br />

Mirándole rencorosa,<br />

Hace que tiemble ó se asuste,<br />

Sus hermanos se incomodan<br />

Y la ponen, acosándola,<br />

En fuga vertiginosa.<br />

Algunos, como Ausias-March,<br />

Y Luis Vives, y Arolas,<br />

Y otros muchos, que á su Madre<br />

De laurel dieron coronas,<br />

Deseando que el pequeño<br />

Grande llegue á ser en gloria,<br />

Depositan en su frente<br />

Muchos besos, que atesoran<br />

De sus perfecciones ínclitas<br />

Las semillas más preciosas;<br />

En el campo de su mente,<br />

Que por lo fértil asombra,<br />

Entran todos esos besos,<br />

Dejan las semillas todas;<br />

Tras esto se modifican,


88 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Se liquidan, se evaporan,<br />

Y en rocío convertidos,<br />

Humedecen con sus gotas<br />

Las semillas excitando<br />

Su virtud germinadora,<br />

Por la cual serán un día<br />

Plantas de ricos aromas<br />

Que de virtud y de ingenio<br />

Frutos han de dar copiosas.<br />

II<br />

De tres Abriles el niño,<br />

Con su Madre seductora<br />

Porque seductora es<br />

La que Valencia se nombra,<br />

En la capilla pe<strong>net</strong>ra<br />

De su preclara Patrona.<br />

Allí suspira la Madre,<br />

Y de rodillas se postra,<br />

Y es su alma una plegaria<br />

Que el trono de Dios adorna.<br />

____<br />

¡Madre mía! ¡Virgen Santa!<br />

Tu talento excepcional,<br />

Cual el águila caudal<br />

Que salva nevada cumbres<br />

Y bebe del sol la lumbre<br />

En la región celestial,<br />

Se elevó con la esperanza<br />

De ver sus lauros premiados;<br />

Que el genio todo lo alcanza<br />

Al mirar en lontananza<br />

Sus deseos, coronados<br />

Y hoy lo están, sabio Prelado,<br />

Hoy han llegado á su meta<br />

Aquel trabajo esforzado<br />

Y aquel valor denodado<br />

De la virtud y del atleta.<br />

Pues cuando fué necesario,<br />

Con tu clara ilustración<br />

Triunfaste del tiempo vario...<br />

¡¡Que siempre ha de haber calvario<br />

Si ha de haber resurrección!!<br />

Y de una en otra parte,<br />

Dios tu gloria floreció<br />

La cual pudo vindicarte<br />

Porque supiste humillarte<br />

Y ese Dios te enalteció.<br />

¡Loor, pues, á la victoria<br />

De amor; por él estoy loca;<br />

Y lo estoy, porque es mi hijo,<br />

Y porque su ser adornan<br />

De virtud y de talento<br />

Las más envidiables joyas.<br />

Por eso rogarte quiero,<br />

Sin que ser quiera ambiciosa,<br />

Que lo encumbres, que lo lleves<br />

A donde la fama mora,<br />

Y que su nombre conviertas<br />

En sol perenne de gloria.<br />

III<br />

De que oyó el ruego la Virgen,<br />

Pruebas hay y muy notorias;<br />

Que el hermano de Ausias-March<br />

De Luis Vives y Arolas,<br />

Y otros muchos, que á su Madre<br />

De laurel dieron coronas,<br />

Hoy en día, por de pronto<br />

Es ya obispo de Menorca.<br />

ANTONIO P. CHENOVÉS<br />

AL ILMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

OBISPO DE MENORCA<br />

Del profundo pensador!<br />

Y honores mil á su gloria,<br />

Que hoy es la fama notoria<br />

Del elocuente orador.<br />

Del pastor que diligente<br />

Ha de guiar su redil<br />

Enseñando sabiamente<br />

Con su consejo prudente<br />

Y su elocuencia viril.<br />

Y del diestro timonel<br />

Que en el mar de su bondad<br />

Manejará siempre fiel<br />

Los remos de su bagel<br />

Que son la fe y caridad.<br />

Sin sentir el desaliento<br />

Ni la improductora anemia,<br />

Vibró aquí con ardimiento<br />

Todo el poder de su acento<br />

Para esta ilustre Academia;<br />

Y al conseguir su renombre<br />

Cual ella triunfante fué<br />

De Dios propaganda el nombre:<br />

Porque Dios responde al hombre<br />

Si éste le llama con fe.<br />

Y cual otro campeón,<br />

Contra la fría razón


BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 89<br />

Puso científica lid,<br />

Como cristiano adalid<br />

De tan noble Asociación:<br />

Que entre las conquistas fieles<br />

De esta Juventud, y sus glorias<br />

Con modestos oropeles,<br />

Fué amontonando victorias<br />

Al carro de sus laureles...<br />

Recibe de la amistad<br />

Su aplauso más absoluto,<br />

Hay en él sinceridad,<br />

Era una mareta<br />

Qu’adormía al nen<br />

Tancantli amorosa<br />

Los ulls en un bés.<br />

Somiant en los angels<br />

Sonría‘l fillet<br />

La mare agrunsantlo<br />

Somniaba també.<br />

“Non, non, vida meua;<br />

¡Per tú vetllaré!<br />

¡Si sempre ho poguera<br />

En la vida fer!<br />

¡Si fora, ma falda.<br />

Per tú‘l mon sancer<br />

Mos brasos guardante,<br />

Fillet d’un mal vent!<br />

Per tró‘t donaría<br />

Mon cor; may un rey<br />

Tindría un reyalme<br />

Més dols y fedel.<br />

Mes ¡ay! vuy acarone<br />

Tos tendres pehuets,<br />

Demá serán ales<br />

Que‘t durán sap Deu.<br />

Cantantli eixes troves<br />

Més dolses que mel,<br />

Beçantlo amorosa<br />

La mare‘s dorgué.<br />

Somiá qu’una sima<br />

S’obría á sos peus,<br />

Tan fonda y tan negra<br />

Que no‘s veya res.<br />

De sopte dos ángels<br />

Baixaren del cel<br />

Y allá en lo més fondo<br />

Del abisme aquell<br />

Una llum mes clara<br />

Qu’el sol s’ençengué<br />

La mare admirada,<br />

Guaytaba y vegué<br />

Son fill que seguía<br />

La senda del bé.<br />

No faltaben pedres,<br />

LO SOMNI DE UNA MARE<br />

Que si es pequeño el tributo<br />

Es grande la voluntad.<br />

Y no olvides, alejado,<br />

La valenciana región;<br />

Que aquí serás recordado,<br />

Pues en ti hemos alzado<br />

Un solio en el corazón.<br />

Valencia 4 de Noviembre de 1896<br />

VICENTE MANDIOLAGOITIA<br />

Ni asprors, com es lley:<br />

Sa sanch donaría<br />

Per ferlas clavells.<br />

Al llunt entre núbols<br />

D’or y rosicler,<br />

Aixixit s’alsaba<br />

Nostre Micalet.<br />

¿Per qué les campanes<br />

Al vol, fins al cel<br />

Un himne enviaben<br />

De gloria y content?<br />

¿Per qué‘l portal ample,<br />

Semblant ben estret,<br />

En pena engolía<br />

La onada de gent?<br />

La mare guaytaba,<br />

Y en son pit batent<br />

De goig, resonaba<br />

Del orgue la veu.<br />

La Séu tota plena<br />

De joyós esplet,<br />

De flors y armoníes,<br />

De llums y de incens;<br />

Y allá dalt sos brasos<br />

En crea estenent<br />

Benehint al poble<br />

Lo Bisbe novell!<br />

¿Quí es? ¿No l’engayen<br />

Sos ulls? No; qu’es éll,<br />

En bácul y mitra,<br />

Son volgut fillet.<br />

Un crit la desvetlla;<br />

Es que plora‘l nen;<br />

La mare sospira:<br />

«¡Fon somni no mes!»<br />

Mes arribá un día<br />

De joya y content,<br />

La Séu tota plena<br />

De llums y d’incens,<br />

De flors y armoníes<br />

Y sorolls de gent:<br />

Son himne de gloria<br />

Canta l’Micalet;


90 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS<br />

Y plorant la mare<br />

De goig y plaer,<br />

Veu com en son somni<br />

Los brasos en creu<br />

Benehint al poble<br />

Son volgut fillet.<br />

La branca pomposa<br />

Qu’alegre floreix<br />

Corona es de’l abre<br />

Que brotarla feu.<br />

La gloria y la ditja<br />

Qu’alcansa un fillet<br />

Son de la mareta<br />

Lo millor joyell. 262<br />

LEOPOLDO TRENOR<br />

__________<br />

262 He copiado literalmente la poesía.


Ya en la cumbre, que escalan victoriosas<br />

La ciencia y la virtud, tenéis asiento;<br />

¡Premio divino al soberano aliento<br />

Que sublima las almas fervorosas!<br />

Mas no corona de fragantes rosas<br />

Os regale en su altura el pensamiento,<br />

Que en su breve vivir no halla contento<br />

El que precia cual Vos las más gloriosas.<br />

AL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE<br />

OBISPO DE MENORCA<br />

SONETO<br />

Tejed la vuestra en la inmortal porfía,<br />

Con los duros abrojos florecidos<br />

De Cristo Rey en la sagrada frente,<br />

Que esa corona, ensangrentada un día,<br />

Vence en luz, al llevarla los ungidos,<br />

Á la del alba en el sereno Oriente.<br />

JUAN B. PASTOR AICART<br />

Benejama 18 de Octubre de 1896<br />

EN PRUEBA DE LA ADMIRACIÓN QUE LE PROFESA DESDE EL AÑO 1880<br />

AL HOY ILUSTRÍSIMO SEÑOR OBISPO DE MENORCA<br />

SU AFECTÍSIMO EL VETERANO PEPE<br />

Todo el tiempo de la vida<br />

Es solemne para el hombre,<br />

Pues cuando á la vida nace<br />

Ya está de la muerte al borde.<br />

Mas hay en la vida misma<br />

Momentos y situaciones<br />

En que el placer, por muy hondo,<br />

Por muy grandes los dolores,<br />

Por muy vivos los recuerdos,<br />

Por fuertes las pasiones,<br />

Marcan con sello indeleble<br />

Estos instantes veloces,<br />

Que son señal que da el tiempo<br />

De que nuestra vida corre.<br />

Hoy que tu misión comienza,<br />

Sabio Doctor Castellote,<br />

Y la santa ley cristiana<br />

Grandes deberes te impone,<br />

Hoy ha llegado el momento,<br />

De que el sentimiento noble<br />

Que en tu pecho se agitaba<br />

Todo á tu semblante asome,<br />

E irradien de luz tus ojos,<br />

Y haga que tus bendiciones<br />

Con humildad y sonrisa<br />

Santifiquen cuanto obres<br />

En este esperado día,<br />

Cuyos instantes veloces<br />

Se gravan con letras de oro<br />

En la memoria del hombre.<br />

Tu misión es sacrificio,<br />

Bondad y amor y perdones;<br />

Es caridad y esperanza<br />

Partir el pan con el pobre,<br />

Despreciar la vil materia,<br />

Que como vil se corrompe,<br />

Y con la mirada fija<br />

En remotos horizontes,<br />

Ver á través del espacio<br />

La luz de infinitos soles,<br />

Que en un tiempo sin medida<br />

Dan al alma eternos goces.<br />

Ese es el alto destino<br />

Que á la razón no se esconde<br />

Y que la fe nos enseña<br />

Y la virtud se propone.<br />

Premio para el alma buena<br />

Que guarda de Dios el orden,<br />

Y cuyos altos designios<br />

Por la conciencia conoce.<br />

Valor, pues, para el combate<br />

Con la nutrida cohorte<br />

De pasiones y miserias<br />

Que al pecho humano corroen.<br />

Y en tanto llega la muerte<br />

Que fin á la vida pone,<br />

Graba en la mente el recuerdo<br />

De esta Academia y su nombre.<br />

J. VALENTÍ<br />

91


92<br />

Yo te saludo, valenciano ilustre,<br />

Mi labio con orgullo en tu alabanza,<br />

Es eco fiel de las sonoras notas<br />

Que por doquiera tu valer proclaman.<br />

Un hijo soy de la ciudad del Turia,<br />

Las glorias de su historia me entusiasman,<br />

Y ante el nuevo laurel con que se adorna,<br />

De todo corazón bato las palmas.<br />

Valencia, por el cielo distinguida,<br />

Valencia cuna de eminencias tantas,<br />

Tiene un título más que agradecerle<br />

A la excelsa Patrona valenciana.<br />

Tus virtudes, talento y altas dotes<br />

Merecen el lugar á que te llaman,<br />

Y al celoso Pastor Menorca espera<br />

Cifrando en él seguras esperanzas.<br />

¡Muy pesado es el báculo bendito<br />

Que á tu mano le dan; horas amargas<br />

Quizá allí sufrirás en la escabrosa<br />

Del nuevo Obispo yo sé<br />

Un recóndito secreto,<br />

Y si me otorga su venia<br />

Os lo descubro, lo cuento.<br />

¿Dice que sí Su Ilustrísima?<br />

Muchas gracias y comienzo.<br />

Solo estaba aquella noche<br />

Y rezando en su aposento:<br />

Sé recibió la noticia...<br />

¡Era ya un Obispo electo!<br />

Profunda fue su emoción<br />

Y cumplido su contento.<br />

¡Aspiración noble y santa,<br />

Digna de todo respeto!<br />

El corazón palpitante...<br />

La mente con pensamientos...<br />

¡El pasado..., el porvenir...!<br />

Zozobras y desaliento...,<br />

Al verte Prelado electo...<br />

¿Por los honores... la gloria?<br />

–Eso no, dijiste quedo.<br />

Aunque hombre, los honores<br />

Me llamen á rendimientos,<br />

Por ello ni más alegre<br />

Ni más dichoso me siento.<br />

AL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE<br />

AL SER NOMBRADO OBISPO DE MENORCA<br />

Senda que el bien ofrécele á tus plantas!<br />

Los hijos de Caín, cual fieros lobos<br />

Que cifran su placer en la matanza,<br />

Ansiosos de imperar, guerra sin tregua<br />

A las ovejas fieles les declaran.<br />

Mas tú sabrás corresponder, valiente,<br />

A tu misión tan noble como santa<br />

Y tu rebato quedará á cubierto<br />

De la ponzoña que Satán derrama.<br />

Allí podrás mostrar á dónde llegas;<br />

Corre á tu Sede, con afán te aguardan,<br />

Y al decirnos adiós, ten por consuelo<br />

Que el Cariño de todos te acompaña.<br />

Y yo, al besar tu anillo, te aseguro<br />

Que á esta Academia tu memoria grata<br />

Siempre será, rogándole al Altísimo<br />

Te conceda una dicha ilimitada.<br />

JOSÉ CAMPOS MARTÍ<br />

AL ILLMO. SEÑOR DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

OBISPO DE MENORCA<br />

UN SECRETO<br />

ROMANCE<br />

Alegrías y temores....<br />

Reir y llanto deshecho,<br />

Sentir mucho, pensar hondo...,<br />

En torbellino revuelto<br />

Todo junto, en un instante<br />

Por su mente pasó luego.<br />

Y, cayendo de rodillas,<br />

A Dios dirigió sus ruegos:<br />

Como en éxtasis quedó,<br />

Guardó sepulcral silencio,<br />

Cerró los ojos, sus brazos<br />

Lánguidamente cayeron,<br />

Quedando pronto dormido<br />

En profundísimo sueño.<br />

Un Ángel se le acercó;<br />

El celestial mensagero<br />

Preguntóle, de esta suerte:<br />

–Expréseme sin rodeos:<br />

¿Por qué te alegras tú?<br />

–¿Será tal vez por los dones<br />

Y los mayores provechos<br />

Del destino que hoy alcanzas?<br />

–Mil veces no; jamás eso.<br />

–¿Ello habrá sido tal vez,<br />

Viéndote joven y experto,<br />

Por juzgar tu porvenir<br />

Ya seguro y sin linderos?


–No, exclamaste decidido,<br />

Sin vacilar un momento.<br />

–Tu alegría, pues, mayor<br />

Habrá sido y bien lo infiero,<br />

Por pensar en otros muchos,<br />

Que un día no te quisieron,<br />

A quienes hoy mortifica<br />

Tu triunfo noble y excelso.<br />

–Tampoco, no, repetiste<br />

Al Ángel de aquel ensueño.<br />

–Pues entonces, clamó el Ángel,<br />

Si no te alegras por eso,<br />

Te alegrarás mucho más,<br />

Y duda ya no la tengo,<br />

Por verte siervo de Dios,<br />

Escogido en primer puesto<br />

Para servirle y amarle<br />

Con fervor, con ardimiento,<br />

Como Apóstol del Señor,<br />

Como Pastor de su pueblo:<br />

Por ser útil á su Iglesia<br />

Con tu virtud y talentos,<br />

Luchando contra enemigos<br />

Sin tregua ni desaliento.<br />

Creyó el Ángel acertar<br />

Al verte guardar silencio;<br />

mas yo sé por qué callaste,<br />

Y en eso está tu secreto,<br />

Que pasaré á descubrir<br />

Pues me diste asentimiento.<br />

Mucho te alegró saber<br />

El celebrado suceso,<br />

Por la gloria, los honores,<br />

Por el porvenir abierto<br />

En la ilustre jerarquía;<br />

Por tus amigos, tus deudos,<br />

Y, mucho más, mucho más,<br />

Por servir en primer puesto,<br />

A la Iglesia Sacrosanta<br />

Con tus luces y tu celo...<br />

Mas fué mayor tu alegría,<br />

Y en ello vá tu secreto<br />

(Y tú lo ignoras también,<br />

Porque al fin siendo tan bueno,<br />

No has querido confesarlo,<br />

Ni decirlo, ni aun saberlo).<br />

Más yo lo sé ¡no lo niegues!<br />

Te alegraste, lo sé cierto,<br />

Fué tu mayor regocijo,<br />

Al saber que eras electo,<br />

Allá en el hondo rincón<br />

De tu corazón abierto,<br />

Tú, tan bueno, tan buen hijo...<br />

¡Por tu madre!... ¡Tu secreto!<br />

Confiésalo; nada temas,<br />

Que el mismo Dios el primero<br />

Es en querer á su Madre.<br />

¡Amor divino y eterno!<br />

93


94<br />

Quizá, quizá por cariño<br />

Pude pecar de indiscreto.<br />

Pero perdone el Prelado<br />

A su antiguo compañero<br />

En esta Academia ilustre<br />

Que presidió con acierto,<br />

Y en que supo darnos prueba<br />

De su valer y talento.<br />

Con sus discursos profundos<br />

Y sus bellísimos versos,<br />

Con sus pinceles de artista<br />

Y... hasta contándonos cuentos.<br />

Allá en el gran rinco<strong>net</strong>,<br />

Rincón que echamos de menos,<br />

En que unos pocos amigos<br />

Unidos por lazo estrecho,<br />

Gozamos de su amistad,<br />

Y sus donaires amenos.<br />

Unos ya fueron á Dios<br />

Y por sus almas roguemos;<br />

Otros, los que aún vivimos,<br />

(Y en nombre suyo me expreso),<br />

Le damos la enhorabuena<br />

el santo amor de su pecho;<br />

Con los mayores afectos;<br />

Se la damos á su madre,<br />

Y nos la damos aquí<br />

Consocios que le queremos;<br />

Y le pedimos en cambio,<br />

Como sus fieles y siervos,<br />

Su bendición apostólica,<br />

La bendición de los cielos.<br />

¡Que nos tenga en su recuerdo!<br />

JOSÉ Mª GADEA OROZCO 263<br />

__________<br />

263 Gadea Orozco era el presidente de la Academia<br />

de la Juventud Católica de Valencia. El rinco<strong>net</strong> hace alusión<br />

a uno de los ángulos del salón de conferencias de esta<br />

Academia, a la que diariamente solían asistir, á más del Ilmo.<br />

Sr. Castellote, los Srs. Gadea Orozco (D. Vicente y Don<br />

José Mª), Saavedra (D. Diego), † Llopis (D. José Mª),<br />

† Llopis (D. Matías), Polo y Peyrolón, Rodríguez de Cepeda<br />

(D. Rafael), Barón de Santa Bárbara, Matutano, † Sanchis<br />

Catalá, Iranzo, † Ruíz Caruana (D. Vicente) y Farinós.


XVI. LA DIÓCESIS DE MENORCA<br />

A los 39 años, 10 meses y 24 días de su nacimiento el Dr. Castellote fue nombrado obispo de Menorca,<br />

diócesis que le dispensó un extraordinario recibimiento, como se puede leer en el extenso artículo<br />

del Boletín del obispado de Menorca. Esta diócesis no tenía muy asegurada su supervivencia como tal, así<br />

que expresó su mayor alegría al verse dotada de tan prestigioso, aunque joven obispo. 264 Sus muchas actividades<br />

constan en el mismo artículo.<br />

Una pormenorizada relación de su consagración la encontrará el lector en el documento del Boletín<br />

de la diócesis de Menorca. 265<br />

El Boletín Oficial de Valencia da cuenta de su nombramiento como obispo de Menorca. 266 Tuvo<br />

como sustituto en la Secretaría de Cámara y Gobierno de Valencia a D. Bonifacio Marín.<br />

Su vinculación con Valencia267 no quedó interrumpida, según consta en las invitaciones que recibió<br />

para predicar en el Colegio de Corpus Christi en la fiesta del entonces beato Juan de Ribera del mes de<br />

octubre. 268<br />

Puesto a la búsqueda de alguna noticia sobre cómo recibió la prensa liberal el nombramiento de<br />

Castellote como obispo de Menorca en el periódico El Liberal de Mahón, anticlerical, además de liberal,<br />

no pude encontrar nada al respecto. Pero me llamó la atención la publicación en él de una poesía dedicada<br />

al nuevo obispo. Lo importante no es la poesía en sí, tildada por el periódico de muy mala (versas), sino<br />

el hecho de su publicación y el reconocimiento de la gran ilustración del Dr. Castellote por un periódico<br />

que se considera republicano y anticlerical. Hela aquí con la forma muy típica de aquel entonces:<br />

E ntre vítores y aplausos.<br />

T riunfalmente entró en<br />

Mahón.<br />

O bsequiado por el pueblo.<br />

L lorando de la emoción.<br />

L a grey toda al contemplarle,<br />

E s feliz hasta lo más,<br />

T eniendo en cuenta sus luces,<br />

S u virtud, su celo audaz.<br />

A lma grande, raro ingenio,<br />

C orazón noble y de Rey,<br />

__________<br />

R ectitud en todas obras,<br />

O ído atento si es de ley.<br />

T ened en cuenta de fijo<br />

C uántas virtudes y amor<br />

O h mi Dios! ¡Éste ha de ser<br />

D e Menorca el Salvador!<br />

264 En aquella época había en España 9 arzobispados, 46 obispados, 543 dignidades, 1.239 canónigos, 16.991 curas, 5.771<br />

vicarios, 23.698 beneficiados, 13.244 capellanes patrimoniales, 37.363 religiosos profesos, 161 sacerdotes congregantes, 2.990 novicios,<br />

10.774 ordenados menores, 7.862 legos, 20.552 monjas, 1.003 novicias, etc. Un total, pues, de 159.087 personas con carácter<br />

religioso. Cf. EC (25 de junio de 1898), p. 3097.<br />

265 Cf. supra, p. 46ss.<br />

266 “Con gran satisfacción hemos recibido la noticia de haber sido presentado por el Gobierno de S. M. y aceptado por Su<br />

Santidad, para ocupar la Silla episcopal de Menorca el M. I. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, canónigo de esta Santa Iglesia<br />

Metropolitana y Secretario de Cámara y Gobierno de este Arzobispado. Felicitamos cordialmente al elegido por el elevado cargo a<br />

que la Providencia le ha destinado y a la Diócesis de Menorca que tendrá pronto en el Sr. Castellote un Prelado dignísimo por su<br />

ciencia y sus virtudes, que sabrá trabajar por los intereses de la Iglesia y de sus diocesanos.” (Boletín Oficial del Arzobispado de Valencia,<br />

n.º 1224 del 20 de junio de 1896, p. 287.<br />

267 Como siempre, el semanario la España Cristiana hace referencia a su solemne entrada en la diócesis de Menorca: “Ha<br />

llegado felizmente a Menorca su nuevo Prelado, Ilmo. Sr. D. Salvador Castellote. La entrada se verificará mañana, domingo.” EC<br />

(14 de noviembre de 1896), nº 302, p. 2425.<br />

268 EC (11 de julio de 1896), nº 284, p. 2779.<br />

⎤ ⊕ ⎡<br />

95


96<br />

O h ventura inesperada<br />

P ara el pueblo menorquín<br />

S erá el doctor Castellote<br />

I magen del Agustín!<br />

B uen Pastor, grandilocuente,<br />

O bispo de brillantez,<br />

L ápida de la herejía,<br />

E scudo de la honradez,<br />

A lma de la bienandanza<br />

V ida de la religión,<br />

I mán de los descreídos,<br />

V aso que guarda perdón.<br />

Antonio Roca y Várez, Catedrático de Religión y Moral del Instituto de Segunda Enseñanza de<br />

Ciudadela (Mahón)<br />

Tomado de “El liberal”. Diario de Unión Republicana.<br />

Mahón, viernes 18 de diciembre de 1896. Número 4606.<br />

Nota de la redacción: Es de sentir que al señor Castellote, cuya ilustración todos reconocemos, se<br />

le dediquen tales “versas” con la aprobación del Ordinario. Si la hemos publicado es porque está escrita<br />

por un catedrático de instituto. (Ibid.).<br />

Con motivo de su entrada solemne en la capital de la diócesis de Menorca, Ciudadela, escribe Castellote,<br />

el 28 de noviembre de 1896, una hermosa Carta pastoral 269 al clero y fieles de su nueva Diócesis,<br />

en la que presenta el programa de su acción pastoral. Describe, en primer lugar, la situación lastimosa de<br />

la sociedad, la malicia del siglo, los adelantos científicos peligrosos, el desprecio de la ley santa de Dios,<br />

la miseria de los tiempos actuales, la afiliación de la clase obrera a nuevas teorías... la causa de todo ello<br />

es que el hombre se aparta del camino trazado por el Evangelio. A los obreros les recomienda sobriedad,<br />

aunque esto parezca a primera vista extraño (por fuerza han de contentarse con poco), pero es una sobriedad<br />

que consiste no en usar parcamente de las cosas, sino en reprimir el deseo y la codicia de poseer.<br />

Pide, con León XIII (Rerum novarum), que “débese tener en cuenta antes que todo con los de la clase ínfima<br />

y pobre. Porque la raza de los ricos, como que se puede amurallar con recursos propios, necesita<br />

menos del amparo de la pública autoridad; el pobre pueblo, como carece de medios propios con que defenderse,<br />

tiene que apoyarse grandemente en la autoridad del Estado.” 270 Existe un mal ejemplo por parte<br />

de las autoridades públicas: la injusticia reina por doquier. La solución nos la da la Sagrada Escritura:<br />

“diéronse un ósculo la justicia y la paz” (Salmo 84, 11). Las grandes virtudes son la sobriedad, que nos<br />

aparta de los deseos mundanos; la justicia, que nos hace respetarnos los unos a los otros; y la piedad,<br />

compendio de nuestras obligaciones con Dios y que constituye el fundamento de todo. Alaba la fidelidad<br />

a la religión católica del pueblo menorquino durante la dominación inglesa. Consagra la diócesis al Corazón<br />

de Jesús. Pide al cabildo, cooperación; a los sacerdotes de uno y otro clero, dedicación a los feligreses<br />

con dulzura y constancia; a las religiosas, oración y virtud, observancia. Se ofrece, por último, a las Autoridades<br />

civiles en todo lo que pueda colaborar con ellas, pide a los diocesanos que las respeten para engrandecer<br />

a la Religión y a la Patria. Invoca el patrocinio de la Virgen María y de san José, patrón de la<br />

Iglesia universal, y de san Antonio Abad, patrón principal de Menorca.<br />

El 18 de junio de 1896, recién nombrado obispo de Menorca, escribe Castellote al Nuncio Cretoni<br />

diciéndole que tiene que retrasar su ida a Madrid por razón de unas oposiciones. 271<br />

El 13 de enero de 1897 escribe Castellote al Nuncio Francica, felicitándole por su nombramiento<br />

como Nuncio, 272 y el 4 de mayo del mismo año, le agradece la invitación para ir a Roma a la canonización<br />

__________<br />

269<br />

Valencia, Imprenta y Litografía de José Ortega, 1897.<br />

270<br />

Ibid., pág. 14.<br />

271<br />

ASV, NM, 605, 8. Cf. supra, la carta de Castellote al Nuncio, p. 82.


de A. M. Zacaría y P. Fournier, que equivaldría a la visita ad limina. 273 Vuelve a dirigirse a Francica, el 18<br />

de abril de 1898, comunicándole que ha sido elegido Senador del Reino por la provincia eclesiástica de<br />

Valencia. 274<br />

Con motivo de la Instrucción Pastoral sobre la educación cristiana, en la que explica con gran<br />

profusión de conocimientos bíblicos, patrísticos, teológicos, filosófico tomistas y psicológicos, instituye<br />

un Consejo Diocesano de Catecismo, dada la urgencia en la regeneración de la sociedad mediante la educación<br />

de los niños y adolescentes.<br />

El nombramiento de Castellote como Senador del Reino por la archidiócesis de Valencia, tuvo<br />

muy buena acogida en su ciudad natal. “Creemos –comenta “España cristiana”– que su elocuente palabra<br />

se dejará oír en las altas esferas, tan pronto como lo reclame algún asunto de interés para la Religión<br />

y la Patria.” 275<br />

En este mismo año tuvo lugar la entrada solemne del nuevo arzobispo de Valencia, Guisasola, que<br />

fue bien recibida por la prensa integrista, recordándole al nuevo Prelado que en Valencia somos “intransigentes<br />

con el error y la maldad y pecado de obstinación... católicos tradicionalistas... para combatir a<br />

los liberales... liberales de buena fe no existen hoy entre hombres de mediana ilustración” 276<br />

El año 1898 constituye para España el principio de su decadencia como metrópoli y dentro del teatro<br />

de las naciones europeas. ¿Cómo se vivió en Menorca este acontecimiento por parte de la iglesia y de<br />

su joven obispo Castellote?<br />

El ambiente de los periódicos y semanarios provinciales rezuma pesar y odio: pesar por los oprobios<br />

infligidos a España; odio, porque las culpas se las echan a los gobiernos promasones de España.<br />

Veamos algunos ejemplos:<br />

“El horizonte de la Patria se nubla y ennegrece condensos vapores que indican próxima y terrible<br />

tormenta. Por los cuatro aires nos llegan vientos de borrasca, que impresionan y aterran a<br />

los más intrépidos y valentones. Cargada está la atmósfera por la parte de Cuba y Estados Unidos,<br />

de Filipinas y España. La tan temida y espantosa catástrofe viene a pasos agigantados. ¡Bonito<br />

provenir el que se avecina!” 277<br />

“Última hora. El crucero Vizcaya se ha visto precisado a salir de Nueva York, para no exponerse<br />

a las iras de los marranos de la Cerdería.” 278<br />

“¡¡¡Los cerdos vienen!!! La paz deshonrosa. La nave de los marranos a la vista de Cádiz.” 279<br />

“La masonería eligió a España por víctima.”<br />

“¡Qué noche tan larga! ¿Cuándo amanecerá el día?” 280<br />

Incluso se habla de un complot masónico para arrebatar a España Baleares y Canarias. 281<br />

Menorca, con su obispo al frente, vive tan terribles noticias con coraje, tensión, oración y aborrecimiento<br />

a los Estados Unidos de América. Prueba de ello es la breve, pero intensa Exhortación del obispo<br />

Castellote a sus amados diocesanos con motivo de la guerra de España con los Estados Unidos. He<br />

aquí algunos párrafos de la misma:<br />

“Las esperanzas de que pudiera tener solución pacífica y honrosa el conflicto de España con los<br />

Estados Unidos se desvanecen. La mediación del Vicario de Cristo... ha sido desestimada... y han<br />

fracasado las negociaciones de las potencias europeas... El grito de guerra resuena vigoroso, imponente,<br />

aterrador.... Gran calamidad es la guerra y fuente inagotable de ruinas, de cruentos sacrificios,<br />

de lágrimas y de luto... La nación española... se ha erguido enfrente del coloso que sólo<br />

________________________________________________________________<br />

272<br />

ASV, NM, 616, 6.<br />

273<br />

ASV, NM, 633, 4.<br />

274<br />

ASV, NM, 618, 3.<br />

275<br />

EC (23 de abril de 1898), p. 3024.<br />

276<br />

EC (25 de junio de 1898), nº 386, p. 3091.<br />

277<br />

EC (12 de febrero de 1898), nº 367, p. 2941.<br />

278<br />

EC (26 de febrero de 1898), nº 370, p. 2961.<br />

279<br />

EC (9 de julio de 1898), p. 3121.<br />

280<br />

EC (6 de agosto de 1898), p. 3145.<br />

281<br />

EC (17 de noviembre de 1898), nº 427, p. 3384.<br />

97


98<br />

cuenta con la fuerza... Mentira parece que la civilización tolere la agresión de que somos objeto...<br />

civilización que tanto tiene de barbarie, que sanciona los hechos consumados y el predominio del<br />

más fuerte sobre la razón y el derecho, como sancionó la desmembración de Polonia, la opresión<br />

de Irlanda y el despojo del Patrimonio de San Pedro... Es la hora de la acción y de la pelea y no<br />

debéis extrañaros... de que nuestro lenguaje habitualmente reposado y tranquilo... cambie de tono<br />

y resuene marcial... El Dios de los ejércitos es nuestro Dios... Con las armas en la mano pueden y<br />

tienen obligación de agruparse alrededor de su madre querida para defenderla... Hemos pecado...<br />

desconociendo que la grandeza de España estuvo siempre ligada a la unicidad de la fe... convirtiéndonos<br />

de corazón a Dios apartaremos de nosotros el rayo de la justicia divina...” 282<br />

En una Alocución, dirigida a los menorquines, les invita a tomar parte en la suscripción en ayuda<br />

al ejército español en Cuba. Así comienza:<br />

Las repetidas e incalificables vejaciones de que ha sido objeto nuestra querida España por parte<br />

de la orgullosa república de los Estados Unidos de América, aguantadas por nosotros con una calma<br />

que de haber durado más tiempo se hubiese traducido en cobardía; la agresión injusta con que la<br />

demagogia yankee pretende robarnos a mano armada nuestras colonias, atropellando las leyes<br />

divinas y humanas que garantizan el derecho de propiedad, obligan a la hidalga nación española a<br />

desplegar al viento su inmaculada bandera para contestar a la guerra con la guerra, y recogido el<br />

guante que desde Washington nos arrojan los modernos cartagineses, nos hemos levantado unánimes<br />

y decididos todos los españoles, para defender a la madre Patria como en los tiempos antiguos la<br />

defendieron Numancia y Sagunto y en los modernos Gerona y Zaragoza.<br />

En trance tan solemne, en tan supremas circunstancias, es un deber sagrado, que por igual nos<br />

obliga a los hijos de esta legendaria tierra, el de ofrecer vidas y haciendas por la Patria, porque todo<br />

es suyo cuando de todo necesita. Los que no tienen otra cosa más que la sangre de sus venas se la han<br />

dado abundante y generosa y están dispuestos a darle más, mientras les quede una gota, que nunca<br />

los españoles supimos regatearla enfrente del enemigo.<br />

Pero el nervio de la guerra es el dinero y de él se necesita más en las guerras modernas que en las<br />

antiguas, y mucho más cuando han de sostenerse a larguísimas distancias como en los actuales<br />

momentos en que tenemos que pelear en las antípodas y en el mar de las Antillas. 283<br />

Con motivo de la celebración del Congreso Católico Nacional de Burgos, en 1899, se le envía un<br />

mensaje a la Reina y al Presidente del Consejo de Ministros de todos los obispos allí reunidos, entre los<br />

que se encuentra Castellote. 284<br />

Cuando accede Rinaldini a la Nunciatura de Madrid, en 1900, recibe éste una felicitación de Castellote,<br />

285 e igualmente le comunica, el 1 de abril de 1900, su opinión sobre el periódico El Urbión, 286 y que<br />

saldrá al frente de la peregrinación de la diócesis de Menorca a Roma con motivo del Año Santo de<br />

1900. 287<br />

El periódico El Urbión publica un artículo, según noticia facilitada por La España cristiana, titulado<br />

pomposamente ¡Viva el Obispo de Menorca!, felicitando al Dr. Castellote porque “imitando a los<br />

Apóstoles de Cristo, ha ido a la cárcel de Mahón para fortalecer con palabras de aliento al Rvdo. D. Gabriel<br />

Coll, director del “Grano de arena”, preso por combatir a la Masonería. Si los publicistas católicos<br />

contasen solo con la ayuda moral de los príncipes de la Iglesia, entonces ya sacarían (sin miedo a<br />

nadie) las castañas del fuego, y le pondrían al gato mil cascabeles.” 288<br />

En el año 1900 Menorca organizó una peregrinación a Roma, con motivo del Jubileo del Año Santo,<br />

durante el pontificado del papa León XIII, cuya Bula se había publicado el 11 de mayo de 1989, festi-<br />

__________<br />

282<br />

CASTELLOTE, S., Exhortación con motivo de la guerra de España con los estados unidos, En: Obras completas<br />

manuscritas, t. II, s. p.<br />

283<br />

Cf. Bibliografía.<br />

284<br />

ASV, NM, 630, 7.<br />

285<br />

ASV, NM, 640, 5.<br />

286<br />

ASV, NM, 657, 1.<br />

287<br />

ASV, NM, 656, 5.<br />

288 .<br />

EC (27 de agosto de 1898), p. 3168.


vidad de la Ascensión del Señor. El obispo Castellote alentó con todo fervor este, para aquellos tiempos<br />

complicado, viaje en barco. Un extenso folleto titulado Crónica del peregrinación menorquina a Roma,<br />

de D. Sebastián Juan Sampol de Palós, 289 relata pormenorizadamente esta peregrinación. En él figura una<br />

Circular del Obispo de Menorca, fechada el 5 de abril de 1900:<br />

“A Roma, pues, todos los que se hallen en condiciones de soportar las incomodidades propias de<br />

todos los viajes, pero en este, grandemente compensadas por la santa fraternidad en que lo haremos<br />

y por las gratísimas emociones que ha de experimentar los que lo hagan. Vamos a la ciudad<br />

señora del orbe, al imperio de las artes y las letras, a la ciudad que si perdió el imperio de la<br />

fuerza.... fue para coronarse con la tiara de los Papas y regir las almas con el cetro de la justicia<br />

y de la paz; a venerar el sepulcro de los apóstoles, y las santas catacumbas, a besar el polvo que<br />

regaron con su sangre los mártires” 290<br />

En la página 33 del mismo folleto se incluye una segunda circular del obispo Castellote, fechada el<br />

28 de abril de 1900, en la que anuncia la inmediata salida hacia Roma: “Tenemos –dice, entre otras cosas–<br />

el alto honor de ser los primeros, siendo como somos por el número, por la extensión y por los recursos<br />

los más pequeños y como los últimos... La historia religiosa de Menorca escribirá con letras de<br />

oro este acontecimiento” 291 El Ayuntamiento de la ciudad de Ciudadela nombró una Comisión para secundar<br />

la peregrinación promovida por el obispo, presidida por el Teniente de Alcalde, D. Lorenzo Cardona.<br />

En el anuncio de su constitución recuerda al primer obispo de Menorca, Severo (s. V) y a D. Antonio<br />

Vila Camps, ordinario de Menorca durante la dominación inglesa de la isla, por su tesón en defender<br />

los derechos de la iglesia católica en manos de protestantes ingleses. 292<br />

La salida estaba fijada para el 7 de mayo de 1900, a bordo del “Menorquín”, rumbo a Civittavecchia.<br />

El Obispo bendijo, en la misa celebrada en la parroquia de Santa María, el estandarte que iba a ser<br />

llevado en la romería y que habían confeccionado las religiosas Concepcionistas de Mahón. A continuación,<br />

el obispo “dirigió a la concurrencia su autorizada palabra, y en elocuentes y sentidos párrafos explicó<br />

el alcance de la peregrinación, de la cual dijo que no había de considerarse como un viaje artístico<br />

ni recreativo, sino completamente religioso... para rendir homenaje al gran León XIII..., fiel custodio de<br />

las... verdades de Cristo. Presentó... el orador [Castellote] a la Ciudad Eterna como centro de la Unidad<br />

Católica, en la que se guardan las maravillas del arte, que pregonan... que muy lejos de que sea refractaria<br />

nuestra Iglesia a la ciencia y al arte, ha sabido inspirar al ingenio humano las más grandes maravillas...”<br />

293<br />

Ni qué decir tiene que el viaje resultó lleno de dificultades, sobre todo en o que se refiere al acomodo<br />

de tantos viajeros en el pequeño vapor el “Menorquín”. Refiriendo algunas anécdotas del viaje dice:<br />

__________<br />

“Serían las cinco de la mañana cuando nuestro Excmo. Sr. Obispo, después de haber visitado<br />

en las cámaras respectivas a cuantos el terrible mareo retenía en las literas, prodigando a todos<br />

nuestro Prelado frases de aliento y de dulzura, reunía un grupo de sacerdotes en el alcázar del<br />

vapor, cantándose seguidamente... las Vísperas de Nuestra Señora... Ave Maris Stella!”<br />

El Obispo acompañó a los peregrinos durante todas sus visitas a la ciudad eterna, celebrando<br />

en las cuatro basílicas el santo sacrificio de la Misa. Desgraciadamente, tuvo que anunciar el fallecimiento<br />

de un sacerdote que iba con los peregrinos, el Rvdo. D. José Pellicer. El funeral por el<br />

eterno descanso de D. José se celebró en la Iglesia española de Ntra. Sra. de Montserrat, en la<br />

Via Apia. En el Colegio Español de San José, en el palacio Altemps, cedido por León XIII a España,<br />

se celebró una solemne velada literario musical, con asistencia de los obispos de San Luis de<br />

289<br />

SEBASTIÁN JUAN SAMPOL DE PALÓS, Crónica de la peregrinación menorquina á Roma, Ciudadela de Menorca, Imp. católica<br />

del Sagrado Corazón de Jesús, 1901.<br />

290<br />

Ibid., p. 23. Cuando se cita en el ejemplar que he utilizado el nombre del Secretario de Cámara del obispado, José Jover,<br />

éste se encuentra tachado. Cf. las relaciones entre Castellote y Jover, supra, en la p. 97.<br />

291<br />

Ibid., pp. 33s.<br />

292 Ibid. p. 41.<br />

293 Ibid. p. 44.<br />

99


100<br />

Potosí, de Menorca, Dr. Castellote, y el dimisionario de La Habana, la familia del cónsul español,<br />

los distinguidos pintores españoles (D. José) Benlliure y Puerto... 294<br />

El jueves, 17 de mayo, por la mañana, se celebró en el Vaticano el gran Consistorio para la aprobación<br />

definitiva de las causas de canonización del Beato Lasalle, al que asistió, entre otros, el Dr. Castellote<br />

y el arzobispo de Valencia, Dr. Herrero. El viaje de regreso a Menorca fue menos duro que el de ida,<br />

pudiéndose celebrar a bordo la santa Misa el viernes y el sábado. El 19 de mayo se divisó el cabo de la<br />

Mola de Menorca, a la una de la tarde. El desembarque fue solemnísimo. El Prelado dio la bendición. Por<br />

las calles se oían aclamaciones al Papa y al Obispo de Menorca.<br />

La aprobación de cuentas, hecha por el tesorero, Sr. Juan F. Talafull, nos da idea de lo que supuso<br />

económicamente el viaje a Roma: La Comisión había entregado a cuenta 29.292,46 pesetas, todo incluido.<br />

Una vez hecho el balance, que ascendía a 29.237,59 pesetas, resultó un superávit de 54,87 pesetas,<br />

que se entregaron al Prelado para su libre disposición. Fueron a Roma un total de 200 peregrinos.<br />

Admiración sentí, cuando al visitar al actual archivero de la diócesis de Menorca para pedirle información<br />

sobre el obispo Castellote, me dijo que, según le constaba, Castellote fue un obispo que se enfrentó<br />

valientemente, pero sin el estilo grosero y envalentonado de una época extremadamente apologética,<br />

a las autoridades civiles, llegando incluso a excomulgar al gobernador porque quería arrebatar a la<br />

iglesia la propiedad de un cementerio. Hubo otros obispos –me contó– que se escondían en su palacio para<br />

ver desde la barrera los acontecimientos.<br />

Entre los nombramientos de Castellote, figura uno que, por lo que veremos en seguida, tuvo su<br />

importancia en la vida privada del obispo de Menorca.<br />

D. José Jover fue nombrado por Castellote Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado de Menorca.<br />

Aparte de la aparición de su firma en el Boletín de Menorca y en algunas pastorales y crónicas, este<br />

personaje no tendría mayor importancia, a no ser por una circunstancia especial en relación con el<br />

obispo Castellote. Por lo que he oído directamente de labios de mi tía Dª Joaquina Castellote y Pinazo,<br />

hermana del obispo y confidente del mismo en muchas ocasiones como la que nos ocupa, es que el tal Jover<br />

se enemistó con su obispo y, al parecer, según la versión de Dª Joaquina, no dejaba de enviarle cartas<br />

amenazándole de muerte. Y, aunque, en una carta que ella recibió de su hermano, éste le confesaba que<br />

“el feroz lobo [con clara referencia al tal Jover ]se había convertido en manso cordero”, ésta nunca creyó<br />

en la veracidad de este arrepentimiento, hasta tal punto que cuando le sobrevino al obispo Castellote en<br />

Jaén la muerte repentina, no dudaron ella y otros amigos del obispo en pensar que “había sido envenenado”<br />

por el tal Jover, intentando incluso sus amigos la exhumación del cadáver, a lo que se opuso firmemente<br />

su hermana Joaquina. Relata refero.<br />

Desde Menorca fue invitado a la sesión celebrada en Valencia en 1889, para honrar el Jubileo Sacerdotal<br />

de Su Santidad el Pontífice Romano, León XIII, en la que leyó los siguientes versos, en los que<br />

podemos apreciar el ambiente crispado de la época con respecto a lo sucedido en el Vaticano:<br />

__________<br />

294 Ibid. p. 150.


No importa que el mar bravío<br />

Sacuda con saña fiera<br />

De sus ondas la cimera,<br />

De su imperio el poderío;<br />

Si el papa con su navío<br />

Recorre sus soledades<br />

A través de las edades,<br />

Viendo hundirse en lo profundo<br />

A los piratas del mundo<br />

Cargados de iniquidades.<br />

No importa que el Rey clemente<br />

En su alcázar prisionero,<br />

Con acento lastimero<br />

Sus males refiera y cuente,<br />

Si entre la perdida gente<br />

Que hizo brecha en sus murallas<br />

No está el Dios de las batallas<br />

Que desconcierta los planes<br />

De los bravos capitanes<br />

Y pone al infierno vallas.<br />

No importa que el regio manto<br />

Cuya fimbria, reverentes,<br />

Besan los pueblos creyentes,<br />

Mojado esté por el llanto<br />

Del Papa infalible y santo,<br />

Si yacen hechos jirones<br />

Los mantos de las naciones<br />

Que enfrente del Vaticano<br />

Alzaron con torpe mano<br />

De su orgullo los pendones.<br />

No importa que el fiero averno<br />

Aliente la insana guerra,<br />

Que los hombres en la tierra<br />

Y Luzbel desde el infierno<br />

Declaran contra el Eterno,<br />

Si sus dardos enconados<br />

NON PRAEVALEBUNT<br />

Quedaron siempre embotados<br />

En el duro peñascal<br />

Que sirve de pedestal<br />

Al Papa y á sus soldados.<br />

No importa que el invasor<br />

Con su cetro fementido<br />

Matar haya pretendido<br />

De San Pedro al sucesor,<br />

Si nunca muere el Señor<br />

Que fundó el Pontificado,<br />

Y después de bien sellado,<br />

En medio de un pueblo impío,<br />

Está el sepulcro, vacío,<br />

De Cristo crucificado.<br />

¡No temáis los que afligidos<br />

Contempláis el sol de Roma!<br />

El Dios que incendió Sodoma<br />

Escuchará los gemidos<br />

De los pueblos convertidos,<br />

Y azotando sus bridones,<br />

Al frente de sus legiones<br />

Combatirá por el Papa,<br />

Y hará pedazos el mapa<br />

Que trazaron las naciones.<br />

Y si arrecia el temporal<br />

Aún tenemos catacumbas<br />

Para buscar en sus tumbas<br />

Nuestro templo funeral;<br />

Y con acento marcial<br />

Un Te Deum entonaremos,<br />

Al ver que por fin volvemos<br />

A vivir como los Santos;<br />

Ya al compás de nuestros cantos<br />

¡Viva el papa gritaremos!<br />

SALVADOR CASTELLOTE<br />

El 28 de octubre de 1899 es invitado por el Presidente de la Academia de la Juventud Católica de<br />

Valencia, D. Vicente García Orozco, a inaugurar el curso de ese año, al que asistió el Rector de la universidad<br />

literaria, Dr. Nicolás Ferrer y Julve. 295<br />

El 5 de marzo de 1901 escribe una carta al Nuncio, informándole de forma muy pormenorizada<br />

sobre las comunidades religiosas de la diócesis de Menorca, añadiendo que le gustaría estar en Toledo para<br />

celebrar el 25 aniversario de la consagración episcopal del cardenal Sancha. 296<br />

Preocupado por la permanencia de la diócesis de Menorca, escribe a Rinaldini, el 22 de junio de<br />

1901, recomendando la petición del Ayuntamiento de Ciudadela para que no se suprima la diócesis de<br />

Menorca. 297<br />

El 6 de diciembre de 1901 comunica a Rinaldini datos sobre la ayuda económica al Colegio Español<br />

de Roma, según el deseo del Papa. 298<br />

__________<br />

295<br />

LAS PROVINCIAS, 28 de octubre de 1899.<br />

296<br />

ASV, NM, 669, 48.<br />

297<br />

ASV, NM, 661, 14.<br />

298<br />

ASV, NM, 655, 5.<br />

101


102<br />

Hasta que en 1901 acepta su traslado a Jaén, en carta enviada al Nuncio Rinaldini, el 14 de diciembre,<br />

exponiendo las razones que aconsejan dilatar un poco la notificación oficial de su preconización<br />

y de la consiguiente sede vacante de Menorca. Igualmente consta la satisfacción del cardenal Sancha por<br />

el nombramiento, como obispo de Jaén, de su antiguo amigo y colaborador en Madrid y Valencia. 299<br />

Fue sustituido en esta diócesis de Menorca por el también valenciano, D. Juan José Laguarda, hasta<br />

entonces obispo Auxiliar de Toledo.<br />

XVII. CASTELLOTE, OBISPO DE JAÉN<br />

El 24 de febrero de 1902 toma posesión de D. Saturnino Sánchez de la Nieta como Vicario Capitular<br />

de Jaén, 300 cantándose un solemne Te Deum. 301<br />

Castellote fue nombrado obispo de Jaén el 16 de diciembre de 1901, sucediendo al obispo Victoriano<br />

Guisasola y Menéndez, que fue trasladado al obispado de Madrid-Alcalá. Figura con el número 64<br />

de la lista de los prelados de esta diócesis. Tomó posesión de esta silla y obispado, en nombre del obispo,<br />

el Ilmo. Sr. Dr. D. José Jover y Balaguer, presbítero doméstico de Su Santidad, realizándose el acto con<br />

todas las formalidades de Derecho y según Estatutos y loables costumbres, concurriendo, aparte del clero,<br />

las personas más distinguidas de la capital y muchedumbre de fieles. Dio fe el Notario Mayor del Tribunal<br />

Eclesiástico y los representantes de los Srs. Gobernadores Civil y Militar, y Alcalde de la ciudad. La<br />

ceremonia terminose con la distribución de monedas, arrojadas desde el coro y balcones de la hermosa<br />

Basílica de Jaén. 302 La solemne entrada se hizo el domingo 10 de abril de 1902 a las 16,30 horas, siendo<br />

recibido a los acordes de la Marcha Real.<br />

Castellote agradece las muestras de afecto y felicitaciones recibidas por su nombramiento. 303<br />

Con motivo de su entrada en la nueva diócesis, publica una Carta pastoral, dirigida a sus diocesanos,<br />

304 en la que describe el programa pastoral previsto para la diócesis de san Eufrasio. En ella siguen los<br />

lamentos jeremíacos ante “la angustia y zozobra para los pueblos” “Pax, pax, et non erat pax.” La paz<br />

necesita orden, según san Agustín. Y el orden fue dado por Dios, pero el abuso de la libertad humana<br />

“turbó el orden que Dios había establecido..., resonó el grito de guerra... Sólo la justicia que viene de lo<br />

alto es capaz de restablecer el orden perdido.” Pero los derechos del individuo proclamados por la revolución<br />

francesa, a la que el mismo Renán la tilda de experiencia fracasada, 305 no bastan porque se contraponen<br />

directamente a los derechos imprescriptibles de Dios. Y hacer de la Iglesia una corporación puramente<br />

natural y humana, sin sacramentos y sin dogmas, sería condenarla al desprestigio.<br />

La Carta está llena de citas de autores que niegan los principios fundamentales de la tradición cristiana:<br />

Büchner (Fuerza y materia), 306 Hegel (Gott ist in werden: Dios está haciéndose); Proudhon (Dios es<br />

el mal); Feuerbach (Dios es una proyección del espíritu humano); Bebel (Queremos en religión el ateísmo),<br />

Bakounine (emancipación del pueblo de la creencia en Dios); Winterer (El socialismo es el ateísmo<br />

práctico); El alma es una secreción del cerebro, una función del sistema nervioso; la libertad es sólo ilusión,<br />

dependemos de atavismos, del medio ambiente, de la conservación de la energía. Hay una curiosa<br />

cita de Kant, el defensor implacable de la libertad humana, llega a decir, en opinión de Castellote que “si<br />

tuviésemos cabal noticia [de las determinaciones ambientales], podríamos pronosticar todo lo que ha de<br />

hacer un hombre durante el curso de su vida.” 307 Le preocupa mucho la cuestión social en cuya interpretación<br />

sigue fielmente la doctrina de la Rerum novarum de León XIII. 308<br />

__________<br />

299<br />

ASV, NM, 659, 4.<br />

300<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 20 febrero 1902, n.º 4.<br />

301<br />

Ib., p. 51.<br />

302<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, año XLV, del 10 de abril de 1902, N.º 7.<br />

303<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 26 de abril 1902, p. 154.<br />

304<br />

Jaén, Imp. de la viuda de Guindos, 1902.<br />

305<br />

Questions contemporaines, París, Levy, pág. III.<br />

306<br />

Castellote –como ya sabemos– había publicado en Madrid las Conferencias científico–religiosas cuaresmales y aquí retoma<br />

algunas de aquellas reflexiones.<br />

307<br />

Carta pastoral, (Jaén) l.c., págs. 20s.<br />

308<br />

Muchas de estas citas se encuentran ya en las Conferencias científico-religiosas, que Castellote pronunció en la Catedral<br />

de Madrid, durante la Cuaresma. Cf. Bibliografía.


Pero siempre ha habido, a pesar de ser adversarios de la Iglesia, quien defienda la influencia de la<br />

Iglesia en la solución de todos estos males: Viviani en Italia y Bruno Wille en Berlín (“La Iglesia es la<br />

primera personalidad moral e intelectual de este mundo”; 309 “La única potencia que queda en medio de<br />

nuestra sociedad pulverizada 310 ). Postula la existencia de dos principios fundamentales para la paz social<br />

que son la caridad y la justicia. “La caridad es el móvil, la justicia el instrumento”. Antes de hablar de la<br />

caridad hay que hablar de la justicia, como lo presenta León XIII en su famosa encíclica. Nos ofrece Castellote<br />

dos hermosas citas al respecto: una la del obispo de Nottingham, Mons. Bagshawe: “...si las clases<br />

directoras quisieran devolver a los pobres lo que les deben en estricta justicia, las cantidades que por este<br />

concepto habrían de pagar serían infinitamente más considerables que todos sus donativos y limosnas<br />

reunidos.” 311 Y la segunda la del famoso jesuita alemán, P. Kolb, quien desde el púlpito de la iglesia de<br />

san Pedro de Viena, dijo: “La solución de la cuestión social no es asunto de beneficencia o caridad... El<br />

trabajador no quiere vivir de limosna..., quiere ganarse la vida con su trabajo.” 312 Pero no es sólo tarea de<br />

la Iglesia: “exige necesariamente el concurso de todas las fuerzas sociales.” 313<br />

Solicita la colaboración de todos.<br />

Desde Valencia. Lo Rat Penat se le dedica esta poesía:<br />

POESÍA<br />

Al Excelentissim Senyor Doctor<br />

D. Salvador Castellote y Pinazo<br />

Bisbe de Jaén<br />

Gran creu vos dona el gobern,<br />

joyosa, brillant, daurada,<br />

y altra teniu més pesada:<br />

lo bácul contra l’infern.<br />

Pastor vos ha fet l’Etern<br />

pera cuidar ses obelles,<br />

que entre espines i flors belles<br />

portéu al prat del bon Deu,<br />

arropintles baix la creu<br />

de les Santes Maravelles.<br />

La enhorabona, oh Prelat,<br />

llumenera valenciana,<br />

que á Jaén, nostra germana,<br />

ompliu de alta claritat.<br />

Aquest humil Rat-Penat,<br />

paysá ilustre i benvolgut,<br />

sols te desitja salut,<br />

y fa vots pera que un día<br />

lo Capell de porpra sia<br />

corona de ta virtut.<br />

J. BODRÍA<br />

En Jaén –como nos dicen las crónicas– se preocupó mucho del seminario, cuya construcción había<br />

ya iniciado su predecesor. El 23 de octubre de 1902 escribe Castellote al Nuncio Rinaldini sobre el con-<br />

__________<br />

309<br />

M. DE VOGUÉ, Spectacles contemporains, pág. 68. Citado por Castellote, Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 25.<br />

310<br />

PRINS, Démocratie et régime parlamentaire, pág. 215. Citado por Castellote, Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 25.<br />

311<br />

[En el original: Citado por Gregoire] Cf. Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 28.<br />

312<br />

[En el original: Ibid., pág. 124].<br />

313<br />

Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 30.<br />

103


104<br />

flicto que enfrentaba a Jaén y Baza como sedes del Seminario y la manera más eficaz de resolverlo. 314 Resuelto<br />

el conflicto, bendijo el edificio, situado en las afueras de la ciudad, y lo inauguró el 6 de febrero de<br />

1905. Merry del Val envía un telegrama de adhesión al acto. 315<br />

Fue senador del Reino por la archidiócesis granadina.<br />

El 15 de julio de 1902 se anuncia en el BO de Jaén 316 el viaje del Excmo. Sr. Obispo a las sesiones<br />

del 6º Congreso Católico de Santiago, actuando como Provisor y Viario General D. Saturnino Sánchez de<br />

la Nieta. En este mismo boletín se incluyen las conclusiones de este Congreso católico. 317<br />

A la muerte de León XIII, Castellote pronuncia en Madrid la Oración fúnebre en presencia de representantes<br />

de la Santa Sede (el Nuncio apostólico A. Rinaldi), de S. M. el Rey (Excmo. Sr. Conde de<br />

Altamira) y del Gobierno (Excmo. Sr. Ministro de Instrucción pública). 318<br />

En marzo de 1904 se anuncia en el BO de Jaén el nombramiento de Castellote como Prelado Asistente<br />

al Solio Pontificio, por Breve de Pío IX de 26 de febrero del mismo año. 319<br />

Quizás la “oración sagrada” de más envergadura pronunciada por Castellote, siendo obispo de<br />

Jaén, fue con ocasión del IV Centenario de la Universidad Literaria de Valencia, celebrado en esta ciudad<br />

el año 1902, 320 en la solemne función religiosa habida en la Basílica Metropolitana. Así expone el editor<br />

de la Crónica del IV Centenario, la intervención de Castellote: “Al Evangelio ocupó la cátedra del Espíritu<br />

Santo el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinaza, obispo de Jaén, y pronunció una<br />

notabilísima oración sagrada, que mereció los más sinceros plácemes de todos cuantos tuvieron el gusto<br />

de escucharla. Conocida es la fama que como orador sagrado goza con muchísima justicia este sabio prelado,<br />

lo que nos dispensa de ser extensos en los justos elogios a este sermón. Sólo diremos de él que llamó<br />

la atención por lo erudito, profundo y elevado de los conceptos, emitidos con palabra fácil y brillante,<br />

__________<br />

314<br />

ASV, NM, 666, 3.<br />

315<br />

Cf. BO de la diócesis de Jaén, 2 enero 1905.<br />

316<br />

BO de la diócesis de Jaén, n.º 14, 15 de julio 1902.<br />

317<br />

Ibid., pp. 299–300.<br />

318<br />

Cf. Bibliografía (Obras impresas).<br />

319<br />

Cf. BO de la diócesis de Jaén, n.º 6, 30 de marzo 1904, p. 95.<br />

320<br />

El 13 de octubre de 1502, vencidas importantes dificultades, puestos de acuerdo los Cabildos Catedral y Municipal, y<br />

contando la ciudad con las aprobaciones Pontificia y Regia, se hizo en Valencia la Crida o pregón anunciando que se habían reunido<br />

todas las escuelas diseminadas y se agregaban nuevas enseñanzas en el Studi general o Universidad, que entonces se inauguraba con<br />

gran júbilo de los valencianos.” Así que Valencia celebró el IV Centenario, no el 13 de octubre de 1902, como estaba dispuesto, sino<br />

unos días más tarde “con objeto de que pudiese asistir el Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes [D. Álvaro Figueroa<br />

y Torres, Conde de Romanones, Presidente honorario de la Junta Organizadora del IV Centenario], al que retenía en la Corte<br />

ineludibles obligaciones.” No obstante, ese mismo día hubo grandes solemnidades, dando cuenta extensa de las mismas el hermoso<br />

libro, editado por Manuel Giner San Antonio, abogado del ilustre colegio de Valencia: Crónica del IV Centenario, Valencia, Doménech,<br />

1906, pp. 25s. Podemos citar, entre otras, la comitiva, que, presidida por el Rector-Presidente de la Junta Organizadora, D.<br />

Manuel Candela y Plá, al que acompañaba el Claustro Universitario, una nutrida representación del Cabildo Metropolitano, el Excmo.<br />

Ayuntamiento, presidido por su Alcalde, D. José Igual y Torres, y otras comisiones, se dirigió al Paraninfo, donde el Rector leyó<br />

un breve pero vibrante discurso alusivo a la efemérides. A continuación el Secretario general de la Universidad y de la Junta organizadora,<br />

D. Fernando Reig y Flores, dio lectura al acta, escrita por el Dr. D. Jesús Bartrina, que fue firmada por todas las autoridades.<br />

Tomó a continuación la palabra el Dr. Urbano Lolumo, aludiendo a las enseñanzas que en un principio se dieron por el Cabildo<br />

y la intervención de éste en la creación del primer centro docente valenciano. El Alcalde, Sr. Igual, recordó a continuación la<br />

importancia del Consejo Municipal en el establecimiento del Estudi general. Hubo, por la noche, una función en el teatro-circo Apolo,<br />

organizada por el elemento escolar. Se cantó la ópera Aida de Verdi por la compañía dirigida por el maestro Tolosa, interviniendo<br />

en los entreactos la orquesta municipal con la sinfonía de Mercadante, y una banda militar, cedida por el Capitán general, D.<br />

Francisco Loño y Pérez. Al final se leyeron poesías compuestas por estudiantes. Hubo extensión universitaria, asamblea de Enseñanza<br />

Universitaria Nacional, Asamblea Pedagógica Regional de primera enseñanza, Función de teatro clásico: La fuerza de la costumbre<br />

de Guillén de Castro, Procesión cívica para descubrir lápidas en la ciudad allí donde estuvieron emplazados los primeros estudios,<br />

cuya redacción corrió a cargo de D. Teodoro Llorente, encargándose de la localización de los mismos el archivero municipal<br />

D. Vicente Vives Liern, Las Casas de los estudios en Valencia: 1. Escuela de Gramática y Artes del Consejo de la Ciudad (calle de<br />

la Maravilla, hasta la esquina En Borrás, a la entrada de la plaza de Beneyto y Coll). 2. Escuela de Artes del Cabildo Catedral (ibidem).<br />

3. Reunión de las escuelas del Cabildo y de la Ciudad (Casa de Mosén Pedro de Vilaragut, en el edificio palacio del Duque de<br />

Gandía, entonces de la Sra. viuda de D. Juan Fontanals, en la plaza de San Lorenzo). 4. Definitiva ubicación de todas las escuelas en<br />

el edificio de la calle Maravillas hasta la creación del Estudi general, en el mismo sitio en que se encuentra hoy la Universidad, calle<br />

de la Nave. No estudia el autor las enseñanzas dadas por el Cabildo en la casa llamada de la Almoyna y en el aula capitular, porque<br />

no hay discusión sobre las mismas. Hubo un Certamen Nacional. Una función religiosa en la que se recoge la intervención del arzobispo<br />

D. Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros y a la decidida cooperación prestada por el Sr. Obispo de Jaén, preconizado<br />

ya arzobispo de Sevilla, Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, que, como “ilustre valenciano y amante entusiasta de las glorias de<br />

nuestra verdadera Alma mater” (Ib. p. 116), pronunció el día 1 de noviembre en la Catedral una notabilísima oración sagrada. A continuación<br />

hubo un concierto por la “Capella de Manacor”; un festival escolar; una excursión a Sagunto; Fiesta en honor de Cavanilles;<br />

exposiciones, etc.


cualidades todas que cautivaron la atención del auditorio.” 321 Son dignas de mención las coincidencias y<br />

diferencias entre aquel IV Centenario y el V que estamos celebrando en estos días del año 1999. Dice textualmente<br />

Castellote en su discurso que<br />

“contrasta singularmente este acontecimiento con las ideas dominantes en nuestro tiempo... Se ha<br />

hablado mucho de antagonismos y de conflictos entre la Religión y la Ciencia... que el mundo reclama<br />

la manumisión del pensamiento y es menester que yo os exhorte... a que, haciendo lo que<br />

ahora hacéis, no os dejéis seducir por los cantos de la sirena librepensadora, que sin duda llevará<br />

muy a mal esta demostración vuestra de gratitud hacia Dios y de adhesión a su Iglesia.” 322<br />

Las semejanzas son que en nuestra actual universidad se mantiene el dogmatismo ya periclitado de<br />

un antagonismo entre Religión y Ciencia, cuando son muchas las circunstancias histórico-científicas que<br />

lo hacen caduco. Las diferencias son que en aquella universidad de 1902 las autoridades académicas, a<br />

pesar de todo, quisieron que la iglesia valentina tuviera una presencia en la efemérides, por razón de su<br />

vinculación histórica y social con el surgimiento de la universidad valenciana. Así lo entiende Castellote<br />

con estas palabras:<br />

“Hace precisamente un año que celebraba su IV Centenario la Universidad de Glasgow, que es<br />

una Universidad archiprotestante... Un Papa, el gran Nicolás V, la fundó; como en Valencia, fue<br />

su primer canciller el Obispo de la ciudad y católica como nació se mantuvo, hasta que el cisma<br />

de Inglaterra la arrancó de brazos de la Iglesia para seguir la suerte de las instituciones públicas<br />

de aquel país. Pues bien, Señores, con ocasión de tan solemne aniversario, el claustro y los alumnos<br />

suscribieron un elocuente mensaje, redactado en latín, para participar al Sumo Pontífice León<br />

XIII el gozo de que se hallaban poseídos al recordar las glorias de su Universidad, enriquecida<br />

con grandes privilegios por la Santa Sede; y haciendo caso omiso de toda suerte de prejuicios, y<br />

sobreponiéndose con muy recto sentido a la prevención con que sus correligionarios aborrecen<br />

las cosas de Roma, rogaban al Papa que enviase un representante suyo a honrar con su presencia<br />

las fiestas centenarias.” 323<br />

León XIII contestó a este ofrecimiento con un Breve del 9 de junio de 1901. “Escrito está –dice<br />

Castellote, refiriéndose a este Breve– para confusión de los ánimos mezquinos que, sin haber negado la<br />

fe, no se atreverían a hacer, como vosotros, pública profesión de sus creencias, de la gratitud que deben a<br />

la Iglesia...” 324<br />

En junio de 1905 se celebró en Zaragoza la Coronación canónica de la imagen de la Virgen del Pilar,<br />

con motivo del 50º aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción, siendo arzobispo de la ciudad<br />

D. Juan Soldevila y Romero. Asistió el Nuncio de SS Arístides Rinaldi; la representación de S.M. el<br />

Rey la ostentaba el Excmo. Sr. Duque de Zamora y la de la Reina estuvo a cargo de Excma. Sra. Condesa<br />

Viuda de Torrejón. La misa de Pontifical y el acto solemne de la coronación de la Virgen del Pilar fueron<br />

presididos por el Sr. Nuncio, estando el sermón a cargo de Excmo. Sr. Obispo de Sión. El obispo de Madrid,<br />

Victoriano Guisasola era el presidente de la Peregrinación al Pilar. Se congregaron fieles de toda<br />

España y las oraciones sagradas corrieron a cargo de diversos Prelados españoles. Uno de éstos fue Castellote,<br />

quien pronunció el día 24 de junio, un sermón bajo el lema “Non est mortua puella, sed dormit”,<br />

dentro de la segunda expedición de peregrinos alaveses y vizcaínos, en el solemne Pontifical de ese día<br />

presidido por el Arzobispo de Zaragoza. 325 Destaca esta oración por la articulación de grandes metáforas<br />

literario-religiosas, muy propias del resto de los sermones pronunciados en esta ocasión, pero que giran<br />

__________<br />

321<br />

GINER SAN ANTONIO, Crónica del IV Centenario..., p. 117. +Tres Apéndices (I. Cartel Publicidad.– II. Acta.– III. Poesías.–<br />

IV. Memoria.– V. Discurso del Rector.– VI. Discurso de D. Melquíades Álvarez.– VII. Comunicación al Ministro de I.P y<br />

B.A.– VIII. Extracto del discurso de D. Eduardo Vincentí.– IX. Discurso de D. Amalio Gimeno y Cabañas.– X. Oración sagrada por<br />

el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote Cubells.– XI. Salutación a S. M. el Rey por el Dr. Candela.– XII. Relación de<br />

documentos y libros expuestos.– XIII. Relación de ejemplares de la colección paleontológica de Rodrigo Botet. [Colofón: Acabóse<br />

de imprimir esta Crónica el día XXVI de julio de MCMVI en Valencia, Tip. Doménech, calle del Mar, Núm. 65].<br />

322<br />

GINER SAN ANTONIO, M., Crónica del cuarto centenario de la Universidad Literaria, Valencia 1906, pp. 252s.<br />

323<br />

Ibid. p. 263.<br />

324<br />

Ibid.<br />

325<br />

Crónica de la coronación canónica de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza. Peregrinación nacional a su Basílica, Zaragoza<br />

1905, Apéndice, pp. 12-18. (Dictamen–Prólogo por el M. I. Sr. Don Francisco de Paula Moreno, Canónigo de la S. I. M. de Zaragoza,<br />

pp. 7-14, fechado el 30 de marzo de 1906). En este acto se cantó la Misa de Perossi y la célebre “Ave Maria” de Gimeno.<br />

105


106<br />

todas alrededor de un eje intelectual, que es un pasaje bíblico, aunque tomado en sentido metafórico, y<br />

con una profunda visión histórica y teológica del tema socio cultural de la religión y la fe a finales del siglo<br />

XIX en España. Regresa a su diócesis de Jaén el 23 de junio de ese año 326 partiendo para Roma el 4 de<br />

octubre de ese mismo año.<br />

El 16 de octubre de 1905 se anuncia en el Boletín Oficial de la diócesis la celebración de las Bodas<br />

de Plata sacerdotales, celebradas en la parroquia de los Santos Juanes de Valencia. 327<br />

Sus relaciones con el fundador de la Institución Teresiana,<br />

Beato Pedro Poveda Castroviejo<br />

Una de las relaciones personales que tuvo el obispo Castellote durante su pontificado gienense fue<br />

con el que fue después beato Pedro Poveda Castroviejo y fundador de la Institución Teresiana. Así nos lo<br />

relata Flavia, historiadora de la Institución povedana:<br />

“RENDIDO” Y “DESENGAÑADO”<br />

“...La espera que se alarga imprevisible, la inactividad forzada y el desgaste del ánimo hacen<br />

que Pedro Poveda decida finalmente regresar a Linares.<br />

En estos momentos duros, Pedro Poveda ha contado con la amistad y el consejo de Don Miguel<br />

Montejo Padilla, compañero de estudios del seminario de Jaén, un curso mayor que él. D. Miguel<br />

Montejo es adjunto en la curia de Madrid. Acaso orientado por él, a primeros de septiembre, escribe<br />

a D. Miguel Corredor, beneficiado de la catedral de Jaén, dándole cuenta de su situación y solicitando<br />

su intervención ante el prelado para que autorice su incorporación a aquella diócesis, en la<br />

que está incardinado.<br />

Cuando Pedro Poveda fue a Jaén para estudiar en el seminario, era ya Don Emilio Corredor<br />

pro-secretario de las oficinas de lo obispado; tal vez fue también profesor del seminario mismo.<br />

Desde entonces se conocían ambos. Emilio Corredor ha debido presentar con interés a su obispo la<br />

solicitud de Poveda. Por su parte, D. Salvador Castellote, obispo de Jaén, también Senador del<br />

Reino por la archidiócesis de Granada, acaso conoce mejor y más de cerca las personas y los problemas<br />

de la diócesis colindante de Guadix. Don Salvador no tiene inconveniente en acceder a la<br />

petición de D. Pedro y le concede las licencias absolutas.<br />

El 7 de septiembre de 1905,”vendido” y “desengañado”, Pedro pueda emprender el regreso, en<br />

derrota, hacia Linares. 328<br />

Otras actividades en Jaén<br />

Tuvo como Secretario de Cámara en Jaén al que después sería arzobispo de Madrid, Eijo Garay,<br />

nombrado Canónigo Magistral del cabildo catedralicio de Jaén el 16 de enero de 1905. 329 Eijo fue elegido,<br />

después de la repentina muerte de Castellote, Ecónomo de la Mitra 330 y pronunció la oración fúnebre en la<br />

Catedral de Jaén. Con él hacía frecuentes viajes a Valencia, alojándose en la casa de su hermana Joaquina,<br />

en la calle de la Carda, 11, donde vivía ésta con su marido. 331<br />

__________<br />

326<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 23 de junio 1905, p.235.<br />

327<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 16 octubre 1905, p. 371.<br />

328<br />

FLAVIA PAZ VELÁZQUEZ, Cuadernos biográficos Pedro Poveda, N.º 2. En los cerros de Guadix, Narcea, S. A. de ediciones<br />

(Madrid 1995), p. 278. Esta rápida relación entre el obispo de Jaén y Pedro Poveda la descubrí providencialmente cuando<br />

siendo capellán del Colegio de El Armelar de la Institución Teresiana, llamó la atención de las teresianas la coincidencia de nombres<br />

Salvador Castellote, el obispo de Jaén, que tanto –decían– ayudó al Padre, y Salvador Castellote, nuestro capellán. Se descubrió la<br />

relación de parentesco y de simpatía por la Institución.<br />

329<br />

Cf. BO de Jaén 16 enero 1905. El 4 de octubre del mismo año es nombrado canónigo Secretario D. Emilio Corredor.<br />

330<br />

Cf. BO (Extraordinario) de Jaén, 24 diciembre 1906.<br />

331<br />

Según noticias orales familiares, al obispo Castellote le había tocado en cierta ocasión la lotería y con este dinero se<br />

compró una masía, situada en el antiguo camino de Algirós, cerca de la también antigua y ya desaparecida fábrica de cervezas “El<br />

Águila”. Esta masía era conocida por los vecinos como “el huerto del obispo Castellote” hasta que fue parcialmente expropiado a<br />

sus herederos por el Ayuntamiento, construyéndose allí el actual instituto “Sorolla”. Igualmente, Dª Joaquina, hermana del obispo<br />

Castellote, nos dijo que su hermano, al morir, quedó personalmente endeudado, tal era su caridad para con los necesitados, y que fue<br />

ella la que las pagó todas.


Organiza suscripciones de socios para el Congreso Católico, secundando los deseos del Sr. Cardenal<br />

Martín de Herrera; organiza subastas para la reparación de templos. 332<br />

También, siendo obispo de Jaén, colaboró con el canónigo valenciano D. José Sanchis y Sivera,<br />

escribiendo un largo y bien documentado prólogo a su libro sobre Italia y Roma. 333<br />

El 21 de julio de 1903 envía, desde Baeza, un telegrama al Nuncio Rinaldini lamentando profundamente<br />

la muerte del papa León XIII. 334<br />

Algunas anécdotas<br />

Me gustaría, por último, destacar una simpática anécdota relatada por Ángel Cruz Rueda, con motivo<br />

de su estancia en Roma y en la Universidad Gregoriana, siendo residente en el Colegio Español, en<br />

Altemps, palacio regalado a España por León XIII y situado por entonces en la plaza de Sto. Apolinar, a<br />

donde pasó después de abandonar el palacio Artieri: 335<br />

“Eminente era el Profesorado. Citemos, por citar a algunos, al jesuita P. Billot, después cardenal;<br />

tan escrupuloso de conciencia que, disconforme con la Santa Sede en la cuestión de Francia,<br />

depuso el capelo por humildad, como manifestación, y sanción propias al haberse equivocado. El<br />

profesor de Derecho Canónico era el P. Wers; disfrutaba también, como el P. Billot, de fama mundial.<br />

Y, sin embargo –o, por lo mismo– era humilde; así, un día le visitaron algunos discípulos para<br />

que les hiciera la merced de resolverles una consulta y les contestó: –Con mucho gusto, pero ahora<br />

he de terminar de preparar la lección de clase.– ¿Qué opinarán de esto los catedráticos vanidosos<br />

que todo lo saben... sin saber de nada?<br />

Pues don Salvador Castellote y Pinazo, ya obispo, debió de pensar que le sería conveniente o<br />

necesario afianzar algunos conocimientos de este orden superior y se instaló en el Colegio español,<br />

para asistir a la Universidad Pontificia. Así lo hizo, como uno de tantos, sin distintivo especial alguno.<br />

Y se mezcló con los mil estudiantes que cabían en cada aula. Mas como todo se sabe, alguien<br />

debió de manifestarlo a los profesores. Y un día los alumnos, al entrar en la clase de Teología,<br />

que era corta, pero muy ancha, vieron en el amplio pasillo, frente a la cátedra –cátedra muy en<br />

alto, para dominar a todos los estudiantes–, un sillón dorado, principesco. El P. Billot, desgarbado,<br />

se hallaba de pie en su sitial de profesor. Un bedel se acercó al Sr. Castellote y le rogó, en nombre<br />

del sabio jesuita, que se sentara en el sillón principesco. Se levantaron los alumnos; los españoles<br />

acompañaron, como guardia de honor, al Sr. Castellote hasta su nuevo puesto. Y empezó la clase.<br />

XVIII. NECROLÓGICA<br />

“El telégrafo nos sorprende con una noticia que nos produce profundísimo duelo, como lo causará<br />

a la mayoría de los valencianos: la muerte repentina del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador<br />

Castellote, arzobispo preconizado de Sevilla y obispo de Jaén, ocurrida ayer en esta ciudad. Durante<br />

los oficios divinos en la catedral, en los que oficiaba de pontifical, sintióse enfermo, e inmediatamente<br />

fue trasladado a la sala capitular y de allí a su palacio, en donde fallecía a la media hora.<br />

El señor Castellote era una de las figuras más sobresalientes de nuestro episcopado. Era hijo de<br />

sus obras. Procedía del pueblo. Nació el 10 de noviembre de 1865 en una modesta casa de la calle<br />

de la Carda. Sus padres eran jalmeros. Estudio mucho: en las Escuelas Pías, primero; después en el<br />

seminario, y a los 24 años había terminado la carrera de teología con las mejores notas; había recibido<br />

todas las órdenes sagradas, y sentábase como profesor en la cátedra de aquellas aulas, de las<br />

que acababa de salir como discípulo. De 1880 a 1890, el joven sacerdote se formó, con ímproba<br />

__________<br />

332<br />

Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 26 de abril 1902, p. 168.<br />

333<br />

Prólogo del Excmo. Sr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén al libro de José Sanchis y Sivera, Dos meses en<br />

Italia. Impresiones y recuerdos. Valencia, Ángel Aguilar, editor, caballeros, 2, Valencia 1902. Cita varios autores, Lacordaire, Virgilio,<br />

Tito Livio, Cicerón, empleando su característica prosa poética y haciendo gala de un rico y bien ensamblado lenguaje, que<br />

siempre tiene como fondo la perspectiva histórica.<br />

334<br />

AASV, NM, 644, 10.<br />

335<br />

Cf. Bibliografía: Modestia de Castellote.<br />

107


108<br />

labor, para sus brillantes destinos: Hizo en parroquias rurales el difícil aprendizaje de la cura de<br />

almas; hizo en Valencia el aprendizaje, aún más difícil, del mundo y la sociedad; trabajó en las<br />

academias literarias, brilló en el púlpito con elocuencia viril, intencionada, desprovista de aceites<br />

retóricos, clara y vibrante.<br />

… (Sigue el mismo texto que en otra referencia anterior de LAS PROVINCIAS: 19 de junio de<br />

1896. Cf. p. 41)<br />

Hemos dicho que era el prelado difunto un valenciano de cuerpo entero, y no hay en esto exageración.<br />

Castellote no podía permanecer largos períodos alejados de su querida ciudad, y frecuentemente<br />

hacía excursiones a Valencia. No hace muchas semanas pasó una corta temporada en “Caseta<br />

Blanca” de su querido amigo el señor Aguirre, y allí tuvimos el gusto de saludarle. ¡Cuánta satisfacción<br />

sentía, al verse rodeado de paisanos suyos, y conversar con ellos en la dulce habla valenciana!<br />

La muerte de Castellote nos recuerda la de su hermano D. José (cf. p. 60) también repentina,<br />

hará unos dos años. Era también éste una inteligencia privilegiada: pertenecía al cuerpo de ingenieros<br />

navales y se le juzgaba llamado a ocupar elevadísimos puestos. Una mañana, como todas, levantóse<br />

para dedicarse a su diaria labor, y estando en ella, sintióse de pronto herido de muerte; a<br />

las pocas horas era cadáver.<br />

Y cerramos aquí. La hora ya avanzada a que llegó a nuestro conocimiento la tristísima noticia,<br />

nos impide ser más extensos, obligándonos a trazar sólo ligerísimas líneas.<br />

El episcopado español, como decíamos al principio, ha perdido una de sus figuras más grandes,<br />

y Valencia, nuestra querida ciudad, uno de sus hijos más esclarecidos, de los que más gloria, y<br />

quizás algún día beneficios, hubieran podido proporcionar.<br />

Descanse en paz el ilustre prelado, y reciba su familia, especialmente su hermano, modesto industrial,<br />

continuador de la casa de su padre, nuestro más sentido pésame. 336<br />

Así publica el Boletín Oficial del Arzobispado de Valencia 337 la muerte repentina de Castellote:<br />

D. SALVADOR, CASTELLOTE, Y PINAZO<br />

El domingo 23 del pasado Diciembre falleció víctima de agudísima enfermedad, el ilustre hijo<br />

de Valencia Excmo. Señor Dr. D. Salvador. Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén, Arzobispo preconizado<br />

de Sevilla.<br />

Había predicado en su catedral la Homilía del cuarto domingo de adviento, y atacado de mortal<br />

accidente cuando descendía del púlpito, murió a las pocas horas, después de recibir los auxilios espirituales.<br />

Telegramas dirigidos al Ilmo. Sr. Obispo de Loryma, dieron cuenta en la tarde de dicho día 23,<br />

primero de la gravedad y, más tarde, del fallecimiento del sabio Prelado, siendo muy grande la impresión<br />

causada entre sus numerosos amigos de esta ciudad, donde tanto había trabajado y tanto se<br />

le quería. En cuanto á la causada a sus hermanos, fácil es adivinarla, cuando esperando su visita<br />

para dentro de algunos días, (deseaba descansar entre sus deudos breve tiempo, antes de posesionarse<br />

de Sevilla) recibieron la triste nueva. ¡Adoremos los caminos de la Providencia que así prueba<br />

á los suyos!<br />

Nacido en Valencia el Sr. Castellote, cursó en su Seminario, dando muestras de gran capacidad<br />

para toda clase de humanas disciplinas, siendo pasmosa su facilidad, no sólo para los estudios de<br />

filosofía y teología, propios del sacerdote, sino también para los de literatura, artes y lenguas, llegando<br />

á poseer, muy joven aún, varios idiomas, aprendidos como recreo en ratos de solaz y esparcimiento.<br />

Teniendo 24 años (en 1880) cantó su primera Misa en la parroquia de los Santos Juanes de esta<br />

ciudad, comenzando entonces su vida pública, ejercitándose en obras de propaganda y celo.<br />

Después de brillantes oposiciones en Tortosa y Barcelona, se presentó en Madrid, ganando una<br />

canonjía que llevaba como carga la predicación anual de conferencias en la Santa Iglesia Catedral.<br />

__________<br />

336 LAS PROVINCIAS, 24 de diciembre de 1906.<br />

337 BOAV, Época II, Miércoles, 2 de enero de 1907, N.º 1528, pp. 11s.


Sólo una serie llegó á predicar en la corte, pero ello fue bastante para granjearle fama de erudito y<br />

sabio apologista, pues su palabra sonora y correctísima, puesta al servicio de una inteligencia privilegiada,<br />

hizo resonar el primer púlpito de Madrid con hermosos discursos, que llamaron poderosamente<br />

la atención.<br />

Trasladado á esta sede de Valencia el Ilmo. Sr. Sancha, fue por él nombrado Secretario de Cámara,<br />

dando en este cargo brillantes pruebas de su talento organizador, especialmente con motivo<br />

del primer Congreso Eucarístico aquí celebrado.<br />

Nombrado en 1890 obispo de Menorca, fue, algún tiempo después, trasladado á Jaén, habiendo<br />

sido preconizado en el consistorio de Diciembre último, Arzobispo de Sevilla.<br />

Cuando, joven aún, podían esperarse grandes frutos de sus preclaras dotes, el Señor le ha llamado<br />

á Sí. ¡Él le haya recogido en su seno y no le olviden en sus oraciones los que le conocieron!<br />

R. I. P. A.<br />

Y éste es el texto del Boletín Extraordinario de la diócesis de Jaén:<br />

“Con profunda pena y amargo desconsuelo ha de manifestar a los fieles de esta Diócesis que<br />

nuestro amadísimo Prelado, el Excmo. Sr. Don Salvador Castellote y Pinazo ha muerto.<br />

Ayer predicando el Sermón de la 4ª Dominica de Adviento sintió los pasos de la muerte; se sintió<br />

enfermo; y como si la detuviera con imperio, por las energías de su temperamento, concluyó el<br />

sermón.<br />

Ya en el Presbiterio empezó la terrible lucha en la que fue vencido, falleciendo a las dos y cuarenta<br />

y cinco minutos de la tarde. Dios que premia al que legítimamente pelea en su nombre, habrá<br />

llevado a su seno al Excmo. Prelado que tanto trabajó en defensa de su doctrina.<br />

Su memoria será seguramente imperecedera, porque su exquisita prudencia, su extraordinario<br />

celo e inagotable caridad, obrada en silencio, vivirán siempre.<br />

En su consecuencia, encargado del Gobierno de esta Diócesis por delegación del Excmo. Cabildo<br />

mientras se nombre al Vicario Capitular, ordenamos como principal deber que en todas las<br />

Iglesias tanto Parroquiales como de Comunidades de esta Diócesis de cualquier clase que sean, se<br />

hagan exequias públicas y solemnes según se acostumbra en estos casos, rogando a su Divina Majestad<br />

por el eterno descanso del alma de su Excia. Ilma.<br />

Y para que llegue a conocimiento de todos, publicamos la presente circular en el Boletín Eclesiástico<br />

a fin de que tenga cumplimiento lo mandado.<br />

Jaén, 24 Diciembre 1906.<br />

El Gobernador Ecco.<br />

Elías Gutiérrez de Ancos.<br />

Arcipreste.<br />

Por mandato de S. S. el Gobernador Ecco.<br />

Emilio Corredor, Canónigo Srio.” 338<br />

Y el 31 de diciembre del mismo año, D. Saturnino Sánchez de la Nieta publica la siguiente Circular,<br />

como Vicario Capitular:<br />

“Obligado por imperiosa necesidad a participar al clero y pueblo fiel de nuestra elección de Vicario<br />

Capitular de esta amada Diócesis, verificada el día 28 del presente mes, sentimos que nuestro<br />

ánimo desfallece y que la pluma vacila en nuestra mano temblorosa.<br />

Y no puede ser de otra manera. El elevado cargo con que el Excmo. Cabildo se ha dignado<br />

exaltar nuestra pequeñez y encumbrar nuestra persona a una altura que está muy por encima de<br />

nuestra mirada y escasos conocimientos, si bien nos honra y enaltece, también echa sobre nuestros<br />

hombros un peso que nos abruma y anonada.<br />

Por otra parte, deslumbrado con la luz que despide la brillante estela del Prelado difunto, hemos<br />

de declarar públicamente nuestra impotencia para seguir sus huellas, a pesar de que en ello ci-<br />

__________<br />

338 Boletín Extraordinario de la diócesis de Jaén, año XLIX, 24 diciembre 1906, Núm. 27, pp. 416-418.<br />

109


110<br />

__________<br />

framos el fin primordial y único de nuestros deseos y aspiraciones. No, no abrigamos la presunción<br />

de seguir de cerca derroteros de un Prelado, cuya muerte trágica e inesperada. coronó una vida de<br />

abnegación y sacrificio. Porque, ¿cómo hacer otra cosa que no sea la de admirar á aquel genio, que<br />

por las virtudes de su alma, por su talento peregrino, por la universalidad de sus conocimientos y<br />

por las cualidades todas de su corazón magnánimo, se había conquistado un puesto preeminente en<br />

el Episcopado y era una legitima gloria de la nación española? ¡Ah! Las elevadas regiones donde<br />

habitualmente moraba el llorado Sr. Castellote, sólo pueden ser accesibles á los gigantes del saber.<br />

Por eso, aunque su recuerdo nos sirva de poderoso acicate en el cumplimiento de los graves deberes<br />

que el cargo nos impone, no nos atrevemos siquiera á llamarnos su humilde continuador: nos<br />

daríamos por satisfecho con mantener en pie la, obra por él sólidamente levantada.<br />

Ved, pues, amados diocesanos, cuán fundados son nuestros temores y por qué nos sentimos<br />

abrumados y desfallecidos.<br />

De ahí que, para llenar la misión. que se nos ha encomendado por la docta Corporación Capitular,<br />

á la que estamos y estaremos siempre agradecido, solicitemos en primer término, en la esperanza<br />

de que no ha de faltarnos, el sabio consejo y las oportunas observaciones de todos y cada<br />

uno de sus dignos individuos.<br />

Esperamos, asimismo, que han de venir en nuestro socorro y fortalecernos en nuestra flaqueza,<br />

las oraciones de todos nuestros diocesanos, y singularmente la solicitud, celo y laboriosidad de<br />

nuestros cooperadores en el santo ministerio de dirigir las almas.<br />

Finalmente, nos anima y conforta sobremanera el grato pensamiento de que ha de ser muy breve<br />

el tiempo que habremos de soportar las penosas tareas que lleva consigo el gobierno de la Diócesis,<br />

porque la divina Providencia nos deparó anticipadamente, para regirnos en paz y caridad, en<br />

santidad y justicia, otro Prelado lleno de juveniles entusiasmos é insigne por su sabiduría y sus virtudes,<br />

el cual no tardará en hacer su entrada triunfal en esta ciudad en medio del cariño y de las<br />

aclamaciones de sus nuevos hijos amantísimos.<br />

Con tan valiosos auxilios, con la mirada fija en Dios y en la Cátedra de Pedro, de donde ha de<br />

venirnos la luz, y con una voluntad decidida por nuestra parte, emprendemos nuestra misión, aceptada<br />

por amor á esta Diócesis, á la que hemos consagrado, desde los primeros años de nuestra vida,<br />

los esfuerzos de nuestra ruin inteligencia y el cariño acendrado y siempre creciente de nuestro pobre<br />

corazón.” 339<br />

Jaén, 31 de Diciembre de 1906<br />

Dr. Saturnino Sánchez de la Nieta.<br />

“El M. I. Sr. Magistral de esta Santa Iglesia Catedral, Dr. D. Leopoldo Eijo Garay, ha sido elegido<br />

Ecónomo de la Mitra en sesión Capitular del día 28 del presente mes.<br />

Reciba nuestra más cariñosa enhorabuena por esta designación tan justa como honrosa.” 340<br />

339 Bol. Extraordinario de la diócesis de Jaén, año XLIX, 24 de Diciembre de 1906, Núm. 27, pp. 419–421.<br />

340 Ibidem, p. 421.


I. BIBLIOGRAFÍA GENERAL<br />

ANEXOS<br />

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Torino, 1964; hay también traducción española, Valencia, 1974, incorporada como<br />

volumen XXIV de la Historia de la Iglesia de Fliche-Martin).<br />

AYARZAGÜEÑA, M., La arqueología prehistórica y protohistórica española en el siglo<br />

XIX, Madrid (tesis doctoral en UNED).<br />

BALMES, J., Pío IX, Madrid, 1847, y Obras completas, edición de la BAC, t. VII, Madrid,<br />

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BELLOCHI, U., Tutte le encicliche e i principafi documenti pontifici, Ciudad del Vaticano,<br />

1995, t. IV, dedicado a los de Pío IX.<br />

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BROOKE, J. H., Science and Religión. Some Historical Perspectives, Cambridge 1991.<br />

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PELCZAR, Pío Nono e il suo pontificato, Torino, 1909-1911.<br />

PIRRI, Pio IX e Vittorio Emanuele II nel loro carteggio privato, I tomo (1848-56); II<br />

tomo (1856-64); III tomo (1864-70) publicado en Miscellanea Historiae Pontificiae<br />

(ediciones de la Universidad Gregoriana).<br />

POLVERARI, A., Vita di Pío IX, I: dalla nascita al 26 nov. 1848; 11: dall’esilio di<br />

Gaeta al Regno d’Italia y III. dal 1861 all 878.<br />

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la Constitución de 1812 (edición a cargo de Richard Herr), Madrid, 1984.<br />

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RICKETT, R, Österreich: sein Weg durch die Geschichte, 5 1991.<br />

SCHMIDLIN, Papstgeschichte der neuesten Zeit. Papstum und Päpste gegenüber den<br />

modernen Strömungen, Pius IX und Leo XIII, 1846-1903, München, 1934.<br />

SCHULZE, Staat und Nation in der europäischen Geschichte, Beck,1995.<br />

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Roma, 1904.<br />

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VILLEFRANCHE, Pío IX, sua vita, sua storia, suo secolo, trad. italiana, Bologna,<br />

1877.<br />

VVAA. Un secolo da Porta Pia, Napoli, 1970.<br />

113


114<br />

II. BIBLIOGRAFÍA DEL OBISPO DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO<br />

OBRAS IMPRESAS<br />

Arreglo Canónico de la Iglesia Excolegiata de Santiago de Castellar de Santisteban, Imp. de la<br />

viuda de D. N. de Guindos, Bernabé Soriano, 18, (Jaén 1906), 11 pp., 20 x 14,5 cm. Port.,<br />

Vuelta en blanco. Se puede encontrar en: Jaén, Provincial.<br />

Carta pastoral que el Excmo. é Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén,<br />

dirige a sus diocesanos con motivo de su entrada en la capital de la diócesis, Tipografía<br />

moderna a cargo de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, (Valencia 1902), 41 págs.<br />

Carta pastoral que el Excmo. el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén,<br />

dirige a sus diocesanos con motivo de su entrada en la capital de la diócesis, Imprenta de<br />

la viuda de Guindos, Bernabé Soriano, 18, (Jaén 1902), 34 págs. [Otra edición: Valencia,<br />

Tipografía Moderna, á c. de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, (Valencia 1902), 41 págs.].<br />

Carta pastoral que el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca, dirige<br />

al clero y fieles de su diócesis con motivo de su entrada solemne en la capital de la misma,<br />

Imprenta y litografía de José Ortega, calle de Ruzafa, 47, (Valencia 1897), 23 págs.<br />

Circular [del obispo Castellote] con motivo de la peregrinación menorquina a Roma, en: Sebastián<br />

Juan Sampol de Palós, Crónica de la peregrinación menorquina a Roma, Imp. católica<br />

del Sagrado Corazón de Jesús, (Ciudadela de Menorca 1901), pp. 21-24.<br />

Circular. Jaén, 4 jul. 1902. Aclarando lo referente a la ejecución del Decreto “Quemadmodum”<br />

de la S.C. de Obispos y Regulares, de 17 dic. 1890. En: GASPAR LARROY, Pedro,”Documentos<br />

pontificios... para el buen gobierno de las Comunidades de Religiosas<br />

de Clausura”, (Jaén, 1902), pp. 40-42. Se puede encontrar en: Jaén, Bernardas.<br />

Conferencias científico-religiosas pronunciadas en la Catedral de Madrid por D. Salvador<br />

Castellote y Pinazo, presbítero, Doctor en Teología, y Canónigo, por oposición, de la<br />

mencionada iglesia, Imprenta católica de Adolfo Ruiz de Castroviejo, (Madrid 1892),<br />

XIV+231 págs. [dedicada a Ciriaco María Sancha y Hervás, obispo de Madrid-Alcalá].<br />

[En otro ejemplar de esta misma edición, que se encuentra en la Biblioteca Municipal de<br />

Valencia, hay una dedicatoria de puño y letra del autor al insigne escritor y amigo D.<br />

Teodoro Llorente: “A mi distinguido amigo el eminente literato valenciano D. Teodoro<br />

Llorente. S. Castellote”].<br />

Discurso pronunciado en la cuarta sesión pública (22 de octubre de 1892) por el doctor Salvador<br />

Castellote y Pinazo, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana Basílica de Valencia,<br />

Congreso Católico de Sevilla, Imprenta de Nicasio Rius Monforte, (Valencia 1893),<br />

34 págs.<br />

El descanso dominical. Carta Pastoral del Exmo. e Ilmo. Sr. Obispo D. Salvador Castellote y<br />

Pinazo, (Ciudadela 1897), 18 págs.<br />

Estatutos, reglas escolares y plan de estudios del Seminario Conciliar de Jaén (Adorno), Est.<br />

Tip. de Don Tomás Rubio y Campos, Impresor de la Real Casa, (Jaén 1902), 44 págs. num.,<br />

21,6 x 15 cm.<br />

Descripción: Port. Vuelta en blanco, [Carta]: “A nuestros amados hijos el Rector, Profesores y<br />

Alumnos de nuestro Seminario (5-8). ESTATUTOS para el régimen interior del Seminario<br />

Conciliar de San Felipe Neri de Jaén (sic) Cap. 1. Del título y Patronos del Seminario


(9). Cap. II. De los oficios para el régimen del Seminario (9-10). Del Rector (10–11). Del<br />

Vice-Rector (11-12). Del Director Espiritual (12). Del Mayordomo (12-13). Del Secretario<br />

de Estudios (13-14). De los Prefectos (14). De los cargos menores (15). Cap. III. De la<br />

administración del Seminario (15-16). Cap. IV. De los seminaristas (17-20). Cap. V. De<br />

las obligaciones de los seminaristas y reglas generales de disciplina (20-25). Cap. VI. De<br />

los ejercicios de piedad y actos religiosos que han de practicar los seminaristas (25-27).<br />

Cap. VII. De la distribución del tiempo y tenor de vida que han de guardar los seminaristas<br />

(27-30) (Al final: Jaén, el día de la Natividad de Ntra. Sra. del año 1902. Salvador,<br />

Obispo de Jaén). REGLAS ESCOLARES (31-38). PLAN DE ESTUDIOS (39-44).<br />

Se puede encontrar en JAÉN, Caballero.<br />

Exhortación pastoral del Ilmo. y Rvdmo. Señor doctor D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo<br />

de Menorca. Adviento de 1897, Tipografía católica a cargo de R. Masa<strong>net</strong>, (Ciudadeal de<br />

Menorca 1897), 15 págs.<br />

La educación cristiana, Tipografía católica, (Ciudadela de Menorca 1897), 34 págs.<br />

Los respetos humanos. Carta pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo<br />

de Menorca. Cuaresma de 1898, Tipografía católica a cargo de Rafael Massa<strong>net</strong>, (Ciudadela<br />

de Menorca 1898), 21 págs.<br />

Memoria histórica sobre las vicisitudes por las que ha pasado en España la creencia en la<br />

Concepción Inmaculada de María Santísima desde los primeros siglos hasta la declaración<br />

dogmática del 8 de diciembre de 1854 por D. Salvador Castellote y Pinazo. Premiada<br />

con la pluma de plata en el Certamen celebrado por la Juventud Católica de Valencia<br />

el 8 de diciembre de 1880, Vda. de Ayoldi, á G. de M. Manáut, calle de Salinas,<br />

núm. 16, (Valencia 1881), 92 págs. [Otra edición: Imp. de los Artesanillos de San José,<br />

Via S. Prisca, N. 8, 9, (Roma 1904)]. 142 págs. num. 15 x 9,5 cm.<br />

Descripción: Port. Vuelta en blanco. Texto (3-115). Apéndice I. Misa de la Concepción<br />

de María Santísima, según el Misal gótico-mozárabe (117-127). Ap. II. Mandato de la<br />

Reina doña María de Aragón en favor de la limpia Concepción de la Virgen (128-13l).<br />

Ap. III. Decreto de D. Juan I, Rey de Navarra, Lugarteniente general de Alfonso IV su<br />

hermano, en las Cortes celebradas en Barcelona el año 1451 (132-138). Ap. IV. Fórmula<br />

de profesión de las Religiosas Concepcionistas, extractada de la bula de Julio lI, que empieza<br />

“Ad statum”, data en Roma el año 1511 (139). Ap. V. Carta del Rey D. Fernando el<br />

Católico declarando que, bajo el título de Ntra. Sra. de la Puridad, se venera en Valencia<br />

la Concepción de la Santísima Virgen María (140-142).<br />

Oración Fúnebre que en la solemne vigilia celebrada en la iglesia parroquial de San José de<br />

Madrid, el día 19 de octubre de 1903, víspera del día nonagésimo del fallecimiento de Su<br />

Santidad el Papa León XIII, pronunció el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo,<br />

obispo de Jaén, Pontificia y Real Congregación de la Purísima Concepción, Imprenta del<br />

Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, calle de Juan Bravo, núm. 5, (Madrid 1903), 37 pp.<br />

num., 23,5 x 9,5 cm.<br />

Sanchis y Sivera, Dos meses en Italia. Impresiones y recuerdos. [Prólogo del Excmo. Sr. D.<br />

Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén], Ángel Aguilar, editor, caballeros, 1, (Valencia<br />

1902), XV [Prólogo]+448 págs.<br />

Se puede encontrar en: Madrid, Bibl. Nacional; Valencia, Hemeroteca municipal.<br />

Sermón del Excmo. Sr. Obispo de Jaén [Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo], en: La Coronación<br />

canónica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Peregrinación nacional a su Basílica,<br />

Zaragoza 1905. Crónica de las solemnes fiestas que se celebraron en Zaragoza<br />

con motivo de fausto suceso de la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora<br />

del Pilar y de la Peregrinación Nacional a su Basílica por el presbítero Antonio Magaña<br />

Soria, precedida de una monografía del Santo Templo Metropolitano del Pilar, escrita<br />

por el Excmo. Sr. D. Mario de la Sala Valdés, General de Artillería. Mariano Salas, Impresor<br />

del Excmo. Sr. Arzobispo, Plaza del Pilar, Pasaje, Zaragoza 1906, págs. 12-18.<br />

115


116<br />

[Otra edición: Establecimiento tip. de “La Unión”, calle Álamos, núm. 18, (Jaén 1905),<br />

27 pp., 19 x 11,2 cm.]<br />

Se puede encontrar en JAÉN, Caballero.<br />

Oración sagrada que pronunció el Excmo. y Rvdmo. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo,<br />

Obispo de Jaén, Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén en la solemne función<br />

religiosa, celebrada en la Basílica Metropolitana con motivo del IV Centenario de<br />

nuestra universidad. En: Suplemento al núm. 563 de LA VOZ DE VALENCIA, correspondiente<br />

al 4 de Noviembre de 1902, Imprenta de LA VOZ DE VALENCIA, María de<br />

Molina, 2. En: Universidad Literaria de Valencia, Crónica del IV Centenario de su fundación<br />

por Manuel Giner San Antonio, abogado del Ilustre Colegio de Valencia, Establecimiento<br />

tipográfico Doménech, (Valencia 1906), 286 pp., Apéndice décimo: Oración<br />

sagrada que pronunció el Excmo. y Rvdmo. señor Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo,<br />

Obispo de Jaén en la solemne función religiosa, celebrada en la Basílica Metropolitana,<br />

pp.251-267. (Ejemplar numerado con el núm. 9 de 25 ejemplares).<br />

Sobre la enseñanza de la doctrina cristiana, Imp. de la viuda de Guindos, Bernabé Soriano, 18,<br />

(Jaén 1905).<br />

Descripción: Port., Vuelta en blanco. Carta Encíclica de S.S. Pío X sobre la enseñanza de<br />

la Doctrina Cristiana (3-13). [Carta del] Obispo de Jaén a los Reverendos Señores Curas<br />

Párrocos [Jaén 10-V-1905] (14-17). Observaciones prácticas que pueden ser útiles para la<br />

formación y régimen de un Catecismo [publicadas por la Asociación Catequística de los<br />

Obispados de Oviedo, en 1882] (18-25). Indulgencias y gracias concedidas a todos los<br />

que aprendan o enseñen la Doctrina Cristiana (25-27). Biblioteca del catequista (27).<br />

Se puede encontrar en: Jaén, Caballero.


I. Obras oratorias<br />

OBRAS MANUSCRITAS<br />

(2 tomos, encuadernados en piel y lomo dorado)<br />

A. Obras oratorias del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de<br />

Menorca.<br />

1. Sermón de San Juan de la Cruz. (27 págs.).<br />

2. Sermón de Santa Teresa. (24 págs.).<br />

3. Sermón sobre los desposorios místicos de Santa Teresa de Jesús. (19 págs.).<br />

4. El celo sacerdotal. Sermón predicado a la Congregación de Sacerdotes de Valencia. (17<br />

págs.),<br />

5. Panegírico de la Santísima Virgen María. Sermón predicado en la Real Capilla de la<br />

Virgen de los Desamparados de Valencia. (23 págs.).<br />

6. Sermón pronunciado en la parroquial Iglesia de Santa María de Alcoy, el 1 de enero de<br />

1883, por D. Salvador Castellote y Pinazo, presbítero, con ocasión de la fiesta que en honor<br />

de la Sagrada Familia celebró el Círculo Católico de Obreros de la misma ciudad según<br />

costumbre de todos los años. (27 págs.).<br />

7. Oración Fúnebre en las honras que celebró el Real Cuerpo de Artillería en la iglesia parroquial<br />

de San Martín de Valencia. (23 págs.).<br />

B. Discursos académicos:<br />

1. La Suma Teológica. Discurso leído en la Juventud Católica de Valencia. (47 págs.).<br />

2. Santo Tomás y la Filosofía. Discurso leído en la solemne sesión dedicada al Ángel de<br />

las Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.<br />

(27 págs.).<br />

3. Influencia del pontificado. Discurso leído en la cuarta sesión pública del Congreso Católico<br />

Español de Sevilla. (48 págs.).<br />

4. La Visión de Fray Tomás. Poesía leída en la solemne sesión dedicada al Ángel de las<br />

Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.<br />

(14 págs.).<br />

5. ¡Viva el papa! Poesía leída en la solemne sesión celebrada con motivo del Jubileo Sacerdotal<br />

de S. S. León XIII en la Academia de la Juventud Católica de Valencia. (6<br />

págs.).<br />

6. Índice. (1 pág.).<br />

II. Obras pastorales del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca:<br />

1. Carta pastoral que el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca,<br />

dirige al clero y fieles de su diócesis, con motivo de su entrada solemne en la capital de<br />

la misma. Palacio Episcopal de Ciudadela de Menorca 28 de Noviembre de 1896 (36<br />

págs.).<br />

2. Invitación a los católicos menorquines para establecer en esta Diócesis una Liga de oraciones<br />

encaminadas a alcanzar del Señor el triunfo de la Iglesia y de España sobre la<br />

Masonería, y la conversión de los masones. Ciudadela 2 de enero de 1897 (5 págs.).<br />

3. Educación cristiana. Instrucción pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo,<br />

obispo de Menorca. Cuaresma de 1897. Dado en Ciudadela de Menorca, día de la<br />

festividad del Patriarca San José, 19 de marzo de 1897 (59 págs.).<br />

4. Circular sobre el descanso dominical. Ciudadela 28 de junio de 1897 (7 págs.)<br />

117


118<br />

5. Circular sobre el mes del Santísimo Rosario. Ciudadela, 20 de Septiembre de 1897 (7<br />

págs.).<br />

6. Invitación al Rdo. Clero de la Diócesis para que practique los santos Ejercicios Espirituales.<br />

Dado en Ciudadela a 15 de Noviembre de 1897 (8 págs.)<br />

7. Adveniat Regnum tuum. Exhortación pastoral del Ilmo. y Rdmo. Sr. Dr. D. Salvador<br />

Castellote y Pinazo, obispo de Menorca. Adviento de 1897. De nuestro Palacio Episcopal<br />

de Ciudadela de Menorca, a 25 de Noviembre de 1897 (23 págs.).<br />

8. Los respetos humanos. Carta pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo,<br />

obispo de Menorca. Cuaresma de 1898. Dado en nuestro Palacio Episcopal de Ciudadela<br />

de Menorca, el día de la festividad del apóstol San Matías del año 1898 (36 págs.).<br />

9. Exhortación con motivo de la guerra de España con los Estados Unidos. Ciudadela 2<br />

de Mayo de 1898 (11 págs.).<br />

10. Alocución a los menorquines invitándoles a que tomen parte en la Suscripción Nacional<br />

para el fomento de la Marina y gastos de la guerra. Ciudadela 2 de Mayo de 1898 (8<br />

págs.).<br />

11. El descanso dominical. Carta pastoral del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote<br />

y Pinazo, obispo de Menorca. Cuaresma de 1899. Dada en nuestro Palacio de Ciudadela<br />

de Menorca a cinco de Febrero de mil ochocientos noventa y nueve (42 págs.).<br />

Índice (1 pág.).


III. PUBLICACIONES EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE JAÉN<br />

(Jaén 1902-1906):<br />

1. “CARTA PASTORAL con motivo de su entrada en la Diócesis”, 1902 (113-43).<br />

2. “CIRCULAR. Sobre el culto al Corazón de Jesús”, 1902 (173-76).<br />

3. “CIRCULAR. Sobre la situación del Pontificado Romano”, 1902 (205-209).<br />

4. “CARTA de felicitación que los prelados reunidos en Madrid han dirigido al Santo Padre con<br />

motivo de su jubileo Pontificio, En: La Fe Católica (en adelante F) Madrid, 20-V-1902.<br />

La firman 31 prelados. BO 1902 (229-30).<br />

5. “CIRCULAR. Sobre la enagenación (sic) de bienes eclesiásticos y protección del patrimonio<br />

artístico diocesano, BO 1902 (237-39).<br />

6. “INSTRUCCIÓN PASTORAL de los Prelados reunidos en el Congreso Católico de Santiago<br />

de Compostela a los fieles de sus Diócesis, En: F, Santiago, 25-VI l- 1902. La firman 18<br />

prelados. BO 902 (285-93).<br />

7. “CIRCULAR. El Mes del Santísimo Rosario”, BO 1902 (331-33).<br />

8. “CIRCULAR. Ejercicios Espirituales del Clero Diocesano”, BO 1902 (349-52).<br />

9. “EXHORTACIÓN PASTORAL. Sobre el Adviento”, En: F, Jaén, 26-XI-1902. 1902<br />

(389-96).<br />

10. “EXPOSICIÓN que el Excmo. Sr. Arzobispo de Granada, los Excmos. Sres. Sufragáneos,<br />

Cabildos, Clero y Fieles elevan a S. M. el Rey, pidiendo no se lleve a cabo la reforma del<br />

Concordato, especialmente en lo que se refiere a esta antigua y gloriosa Metrópoli”, En: F,<br />

Granada, 23-X-1902, BO 1902 (406-14).<br />

11. “CIRCULAR. Jubileo Pontificio de S. S. León XIII”, 1903 (3-6).<br />

12. “INSTRUCCIÓN PASTORAL sobre la santificación de las fiestas”, En: F, Jaén, 14-II-<br />

1903. BO 1903 (33-57).<br />

13. “DISCURSO” (Recensión). En la Velada Literaria con que la ciudad de Jaén celebró el<br />

XXV Aniversario del Pontificado de León XIII, el 1 de marzo de 1903, en el Paraninfo del<br />

Instituto, BO 1903 (147-48).<br />

14. “Fallecimiento de S.S. el Papa León XIII”, BO 1903 (319-22).<br />

15. “Elección de S.S. Pío X”, BO 1903 (339-42).<br />

16. “Santa Pastoral Visita. Mandatos a los Párrocos de los arciprestazgos visitados” [Andújar,<br />

Linares, Baeza, Úbeda, Villacarrillo y Orcera], BO 1903 (360-66).<br />

17. “CARTA PASTORAL sobre el Santo Tiempo de Adviento”, En: F, Jaén, 24-XI-1903. BO<br />

1903 (455-63).<br />

18. “CARTA PASTORAL con motivo de la Santa Cuaresma”, En: F, Jaén, 24-111904, BO<br />

1904 (51-59).<br />

19. “CIRCULAR. La música sagrada”, BO 1904 (161–63).<br />

20. “Peregrinación Nacional al Pilar de Zaragoza”, BO 1904 (211-12).<br />

21. “CARTA PASTORAL al Clero y fieles del Arciprestazgo de Andújar”, En: F, Jaén, 11–<br />

VIII-1904, BO 1904 (262-64).<br />

22. “El mes del Rosario”, BO 1904 (279-8 l).<br />

23. “CARTA PASTORAL acerca de la festividad de la Inmaculada Concepción”, En: F, Jaén,<br />

30-XI-1904; BO 1904 (359-70).<br />

24. “Protesta de los Reverendísimos Prelados de la Provincia Eclesiástica de Granada con motivo<br />

de las impiedades de algunos periódicos”, En: F, Granada, 15-XII-1904. (La firman los<br />

seis prelados de la provincia), BO 1905 (60-66).<br />

119


120<br />

25. “CARTA PASTORAL sobre el tiempo de Cuaresma”, En: F, Jaén, 25-11-1905; BO 1905<br />

(109-126).<br />

26. “Representación de los Prelados de España a S. M. el Rey (q. D. g.) con motivo de un proyecto<br />

de ley sobre Tribunales”, En: F, Toledo, 10-11-1905. (La firman 50 prelados y 9 vicarios<br />

capitulares), BO 1905 (119-123).<br />

27. “CARTA PASTORAL sobre la enseñanza de la Doctrina Cristiana”, Jaén, 10-V-1905, BO<br />

1905 (202-205).<br />

28. “CARTA a sus diocesanos con motivo de su visita “ad limina”, BO 1905 (349-35l).<br />

29. “CARTA PASTORAL con motivo de su viaje a Roma”, En: F, Jaén, 2-XII-1905; BO 1905<br />

(419-24).<br />

30. “CARTA PASTORAL con motivo de la Cuaresma”, En: F, Jaén, 24-II-1906; BO 1906<br />

(65-77).<br />

31. “El mes del Rosario”, BO 1906 (305-309).<br />

32. “INSTRUCCIÓN que los Prelados de la Provincia eclesiástica de Granada dirigen al Clero<br />

y Fieles de sus respectivas diócesis sobre el Sacramento del Matrimonio”. La firman los<br />

cuatro prelados y el vicario capitular de Almería. BO 1906 (321-25).<br />

33. “CIRCULAR para el restablecimiento en las Parroquias de las conferencias de Teología,<br />

Moral y de Liturgia”, BO 1906 (325-27).<br />

34. “REGLAMENTO de las Conferencias de Teología Moral y de Liturgia” BO 1906<br />

(328 -330).<br />

35. “ARREGLO CANÓNICO de la Iglesia Excolegiata de Santiago de Castellar de Santisteban,<br />

llevado a cabo por el Prelado de la Diócesis Excmo. e Iltmo. Sr. Doctor D. Salvador Castellote<br />

y Pinazo, y el Patrono de dicha Iglesia, Excmo. Sr. D. Luis Jesús Fernández de Córdoba<br />

y Salabert, Duque de Medinaceli y Santisteban, con vista del resultado de la conmutación<br />

de los bienes de la misma y en consonancia con lo dispuesto en los artículos 21 del Convenio-Ley<br />

y 33 y 38 de la instrucción”. Firma el obispo de Jaén el 22 nov. 1906. En Madrid el<br />

10 dic. 1906 firma por poder del Duque, Juan Sendín. BO 1906 (403-408).<br />

36. “[Concesión de Indulgencias para la obra de la Coronación Canónica de la Virgen de la Cabeza.<br />

Jaén, 7 nov. 1906]”, BO 1906 (412).<br />

Se pueden encontrar en: JAÉN. Archivo Parroquial, Sagrario.<br />

COLABORACIONES en El Pueblo Católico (en adelante PC) de Jaén.<br />

1. La visión de Fray Tomás, Empieza así: “Desierto estaba el claustro del convento...” En: PC,<br />

21-IV-1902.<br />

2. CARTA PASTORAL con motivo de su entrada en la Diócesis” En: PC, 29-IV a 20-V-1902.<br />

3. Sermón en las Fiestas Centenarias de la Universidad de Valencia, En: PC. 7-IX-1902.<br />

4. ¡Viva el Papa!, E.: “No importa que el mar bravío...” En: PC, 27-11-1903.<br />

3. Fallecimiento de S.S. el Papa León XIII, En: PC, 24-VI–1-1903.<br />

6. [INTERPELACIÓN en el Senado sobre la situación precaria del agro andaluz]”, En: PC,<br />

5-11-1906.<br />

Se pueden encontrar en JAÉN. Arch. Diario “Jaén”.<br />

COLABORACIONES en La Ilustración Española y Americana (Madrid)<br />

Causas y remedios del desorden social, En: La Ilustración Española y Americana (Madrid,<br />

30-X-1903). (Reproducción en: La Regeneración 5-XI-1903 y en: PC 6-XI-1903).<br />

Se puede encontrar en JAÉN, Arch. Provincial.


COLABORACIONES EN NICETO ALONSO PERUJO-JUAN PÉREZ ANGULO,<br />

DICCIONARIO DE CIENCIAS ECLESIÁSTICAS (Barcelona 1883ss.)<br />

TOMO 1: “Abisinios” (51-53).– “Abismo” (53-54).– “Abono” (69).– Abreviatura (pp. 86-92).–<br />

“Abstenio” (144).– “Abstracción. Abstracto” (116-18).– “Academia” (124-28).– “Adversidad”<br />

(224-25).– “África” (234-36).– “Agonía” (248-49).– “Agonía de Jesucristo”<br />

(249-50).– “Albarracín” (314–16).– “Ancira” (471-73).– “Anfiteatro” (480–82).– “Angelo<br />

(Castillo de San)” (489-90).<br />

TOMO II: “Bacon (Francisco)” (19-20).– “Bacon (Roger)” (20-22).– “Bulgaria” (385-386).–<br />

“Búlgaros”(386-87).<br />

TOMO IV: “Evangelio” (364-367).<br />

TOMO V: (1887) “Geología” (57-62).<br />

TOMO VI: “Job” (68 -71).- “Libros Sagrados” (438-446).<br />

Se puede encontrar en: JAÉN. Catedral. Bib. Capitular.– VALENCIA, Facultad de Teología<br />

San Vicente Ferrer.<br />

BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL OBISPO CASTELLOTE<br />

1. GASPAR LARROY, PEDRO, “Un rasgo del nuevo Prelado”, En: El Pueblo Católico (en<br />

adelante: PC). 21-IV-1902.<br />

2. “APUNTES biográficos”, En: PC, (21-IV-1902).<br />

3. “NOTAS biográficas...”, Boletín Oficial de la diócesis de Jaén (en adelante BO), 1902<br />

(24-25).<br />

4. AGUILAR JIMÉNEZ, JUAN, “Cuatro palabras”, En: PC, (21-IV-1902).<br />

5. LEÓN MUÑOZ-COBO Y ESTEBAN, “¡Viva nuestro Prelado!”, En: PC, (21-IV-1902).<br />

6. NUÑO NÚÑEZ, “D. Salvador Castellote, poeta”, En: PC, (21-IV-1902).<br />

7. NECROLOGÍA, En: PC, 24-XII-1907.<br />

8. VALLADAR SERRANO, J., “Triste recuerdo”, En: PC, (24-XII–1907).<br />

9. GARCÍA RUEDA, EMILIO, “Primer aniversario”, En: PC, (24-XII-1907).<br />

10. “NOTAS Biográficas...”, BO (1902) 24-25.<br />

11. CRÓNICA del Tercer Congreso Católico Español (Sevilla, 1893).<br />

12. CRÓNICA del Quinto Congreso Católico Español (Burgos, 1899).<br />

13. CRÓNICA del Sexto Congreso Católico Español (Santiago, 1903).<br />

14. CRÓNICA del Primer Congreso Eucarístico Nacional (Valencia, 1894).<br />

15. SEBASTIÁN AGUILAR, Descripción de la Catedral de Jaén y Notas biográficas de sus<br />

Obispos, (Jaén, 1907) 138-43.<br />

16. ENCICLOPEDIA ESPASA, t. XII, p. 289.<br />

17. MONTIJANO, J., “Los Obispos de Jaén, a través de la Historia”, (Jaén 1-VII-1971); “Sobre<br />

dos epitafios en la portada del cementerio de Baeza”, (Jaén, 1-XI-1978).<br />

18. MONTORO PALOMARES, “Baeza. Día de Todos los Santos y de Difuntos”, (Jaén, 4–<br />

XI-1978).<br />

19. CÁRCEL ORTÍ, VICENTE, Segunda época del Seminario Conciliar de Valencia<br />

(1845-1896), (Castellón de la Plana, 1969), p. 69.<br />

20. CRUZ RUEDA, ÁNGEL, “Modestia de Castellote”, En: Paisaje. Crónicas históricas de la<br />

provincia de Jaén, 1944–1966. Facsimile (Jul.-Ag. 1946) 721-723. (en adelante P), Riquelme<br />

y Vargas ediciones, Jaén (Revista dirigida por D. Luis González López, Cronista<br />

de la Provincia de Jaén).<br />

21. ARIAS ABAD, F., “Cálamo currente”, En: P, 52 (Sept. 1948) 1449-1450.<br />

22. N.º Extraordinario de EL LIBERAL DE JAÉN (Mayo, 1904).<br />

121


122<br />

23. GIENNIS, “La muerte del Prelado”, En: El Combate (en adelante CO), (Jaén<br />

31-XII-1906).<br />

24. CORRESPONSAL, “Desde Linares”; “Circunstancias en la muerte del Prelado”, En:<br />

CO, (31-XII-1906).<br />

25. “NECROLOGÍA”. En: El Correo Josefino, (Tortosa, feb. 1907) 40-41.<br />

26. BLANCO SÁNCHEZ, RUFINO, Bibliografía Pedagógica, t. IV (Madrid, 1911) p. 585.<br />

27. CANTACLARO, MODESTO, “Voto en Pro”, En: La Regeneración (en adelante R),<br />

(22-III-1906).<br />

28. ANÓNIMOS: “Nuestro Obispo en el Senado”, En: R, (3-II-1906).<br />

29. “El nuevo Arzobispo de Sevilla”, En: R, (15-III-1906).<br />

30. “El entierro del Obispo”, En: R, (29-XII-1906).<br />

31. “Velada en la Económica” [en ella hizo su elogio D. FRANCISCO RODRÍGUEZ LÓPEZ], En:<br />

R, (5-XI-1907).<br />

32. CABALLERO VENZALÁ, MANUEL, Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino de<br />

Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, Exma. Diputación Provincial, t. II, letra C, voz:<br />

Castellote y Pinazo, Salvador, Jaén 1986, pp. 151–157.<br />

33. Diario LAS PROVINCIAS (Valencia, 19 de junio 1896); (7 septiembre 1897); (24 diciembre<br />

1906).<br />

34. Almanaque LAS PROVINCIAS (Valencia 1897).<br />

35. Diario LEVANTE (Valencia, 24 septiembre 1967). [refiriendo el currículo de D. José María<br />

Castellote y Pinazo, hermano del Obispo].<br />

36. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, (Valencia 1973), t. III, voz: Castellote, Salvador,<br />

p. 110, col. 1-2.<br />

Para más información sobre los discursos, conferencias, homilías, etc. En los tres obispados<br />

en que estuvo el obispo Castellote, puede dirigirse a:<br />

scc@<strong>salvador</strong>castelloe.com

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