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REFLEJEMOS A JESÚS ELENA G. DE WHITE ... - Iasdsanjudas.com

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amigos y enemigos. Lo que conmovía el corazón de Jesús era el alma sedienta del<br />

agua de vida.<br />

Nunca despreció a nadie por inútil, sino que procuraba aplicar a toda alma su remedio<br />

curativo. Cualquiera que fueran las personas con quienes se encontrase, siempre sabía<br />

darles alguna lección adecuada al tiempo y a las circunstancias. Cada descuido o<br />

insulto del hombre para con el hombre le hacia sentir tanto más la necesidad que la<br />

humanidad tenía de su simpatía divina y humana. Procuraba infundir esperanza en los<br />

más rudos y en los que menos prometían, presentándoles la seguridad de que podían<br />

llegar a ser sin tacha y sencillos, poseedores de un carácter que les diera a conocer<br />

<strong>com</strong>o hijos de Dios.<br />

Muchas veces se encontraba con los que habían caído bajo la influencia de Satanás y<br />

no tenían fuerza para desasirse de sus lazos. A cualquiera de ellos, desanimado,<br />

enfermo, tentado, caído, Jesús le dirigía palabras de la más tierna <strong>com</strong>pasión, las<br />

palabras que necesitaba y que podía entender. A otros, que sostenían <strong>com</strong>bate a brazo<br />

partido con el enemigo de las almas, los animaba a que perseveraran, asegurándoles<br />

que vencerían, pues los ángeles de Dios estaban de su parte y les darían la victoria.<br />

A la mesa de los publicanos se sentaba <strong>com</strong>o distinguido huésped, demostrando por su<br />

simpatía y la bondad de su trato social que reconocía la dignidad humana; y anhelaban<br />

hacerse dignos de su confianza los hombres en cuyos sedientos corazones caían sus<br />

palabras con poder bendito y vivificador. Despertábanse nuevos impulsos, y a estos<br />

parias de la sociedad se les abría la posibilidad de una vida nueva.<br />

Aunque judío, Jesús trataba libremente con los samaritanos . . . Y al par que se ganaba<br />

sus corazones por su humana simpatía, su gracia divina les llevaba la salvación que los<br />

judíos rechazaban. -El ministerio de curación, págs. 15-17. 20<br />

14 de enero CRISTO RECONOCIÓ LOS <strong>DE</strong>RECHOS <strong>DE</strong> TODOS<br />

Sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. (Hechos 10: 35.)<br />

El Señor Jesús exige que reconozcamos los derechos de cada hombre. Los derechos<br />

sociales de los hombres, y sus derechos <strong>com</strong>o cristianos, han de ser tomados en<br />

consideración. Todos han de ser tratados con refinamiento y delicadeza, <strong>com</strong>o hijos e<br />

hijas de Dios.<br />

El cristianismo hace un caballero de un hombre. Cristo era cortés, aun con sus<br />

perseguidores; y sus verdaderos discípulos manifestarán el mismo espíritu. Miremos a<br />

Pablo ante los gobernantes. Su discurso ante Agripa es una ilustración de la verdadera<br />

cortesía <strong>com</strong>o también de la elocuencia persuasiva. El Evangelio no estimula la<br />

cortesía formal corriente en el mundo, sino la que brota de la verdadera bondad del<br />

corazón.<br />

La atención más cuidadosa a las cualidades externas de la vida no basta para excluir<br />

toda inquietud, juicio duro y palabra inconveniente. Nunca se revelará verdadero<br />

refinamiento mientras se tenga al yo <strong>com</strong>o objeto supremo. El amor debe morar en el<br />

corazón. Un cristiano cabal encuentra sus motivos de acción en su profundo amor

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