Lea la entrevista con Pepe Limeño. - Las Ventas
Lea la entrevista con Pepe Limeño. - Las Ventas
Lea la entrevista con Pepe Limeño. - Las Ventas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
10<br />
ENTREVISTA<br />
<strong>Pepe</strong> <strong>Limeño</strong><br />
“Un pegapases no corta<br />
cuatro orejas una tarde en Sevil<strong>la</strong>”<br />
“Fue siempre <strong>con</strong> elegancia, <strong>con</strong> el empaque de su figura y <strong>con</strong> <strong>la</strong> quietud de su p<strong>la</strong>nta, no <strong>con</strong> aspavientos ni a<strong>la</strong>rdes de pretendida<br />
valentonería, como el sanluqueño se fue haciendo ese marchamo de solvente ‘especialista’ en corridas duras, sobre<br />
todo en <strong>la</strong> Maestranza, allí donde su nombre se unió para siempre al de <strong>la</strong>s corridas de Miura: <strong>la</strong>s mató durante siete ferias de<br />
Abril, <strong>con</strong> un ba<strong>la</strong>nce total de once orejas cortadas. (…) <strong>Limeño</strong>, como el anterior titu<strong>la</strong>r de su apodo, aquel eterno compañero<br />
de los inicios de Joselito El Gallo, no llegó a grandes cotas numéricas, pero solo el orgullo de esos logros sevil<strong>la</strong>nos le habrán<br />
bastado para sentirse satisfecho de una carrera más que respetable.” Paco Aguado, Figuras del siglo XX<br />
Texto: José Ignacio de <strong>la</strong> Serna Miró<br />
Fotos: Arjona<br />
Cuando empezó <strong>la</strong> guerra civil mi padre<br />
fue l<strong>la</strong>mado a fi<strong>la</strong>s para servir en<br />
el frente y mi madre, a punto de dar<br />
a luz, se fue a vivir al viejo matadero porque<br />
mi abuelo trabajaba de <strong>con</strong>serje. Allí nací yo,<br />
el 19 de septiembre de 1936. Mi madre, Concha,<br />
fue una gran aficionada a los toros. De<br />
niña se levantaba a es<strong>con</strong>didas de noche para<br />
torear a los becerros de media sangre que llegaban<br />
a Sanlúcar desde Doñana. Tenía tanta<br />
afición, que incluso llegó a estar anunciada<br />
en una becerrada, pero mi abuelo no <strong>la</strong><br />
dejó. Mi padre también quiso ser torero, aunque<br />
apenas toreó alguna novil<strong>la</strong>da sin caballos.<br />
Influenciado por el ambiente familiar nació<br />
mi afición a los toros. Y alentado por los<br />
gitanos matarifes de Sanlúcar, gente entrañable,<br />
empecé a querer ser torero. Algunas veces,<br />
los gitanos se dejaban llevar por un extraño<br />
presentimiento y no se les ocurría otra<br />
cosa que, aún en pañales, pasarme por el<br />
lomo de los becerros, impregnándome de su<br />
olor y de babas, creyendo que de este modo<br />
sería torero.<br />
Pregunta | Curioso ritual…<br />
Respuesta | Al cumplir doce años me sacaron<br />
del colegio para trabajar en el negocio familiar,<br />
en el Café Martínez. Tenía teléfono y estaba<br />
abierto <strong>la</strong>s veinticuatros horas. Pero el<br />
negocio quebró, y como yo era el único de<br />
mis hermanos <strong>con</strong> edad de trabajar, tuve<br />
que arrimar el hombro. No me importó. No<br />
hubiera sido un buen estudiante. En el café<br />
lo pasaba bien. La gente se reunía para hab<strong>la</strong>r<br />
de toros, de galgos, de f<strong>la</strong>menco y de gallos<br />
de pelea. Aunque de toros sabían poco.<br />
Aquellos aficionados solo veían uno o dos<br />
festejos al año, porque aquí se daban pocas<br />
cosas. Eran tiempos de mucha pobreza y no
había dinero para desp<strong>la</strong>zarse a ver una corrida.<br />
Sin caballos solo toreé seis o siete novil<strong>la</strong>das.<br />
La primera en 1950, en El Puerto de<br />
Santa María, aunque un año antes lo hice en<br />
público, vestido de corto, en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za de El<br />
Pino, de Sanlúcar. Cuando debuté <strong>con</strong> picadores,<br />
<strong>con</strong> dieciséis años, no había hecho<br />
un tentadero en toda mi vida.<br />
Poco ambiente taurino había en Sanlúcar…<br />
En aquel<strong>la</strong> época no había toreros, ni siquiera<br />
gente del toro y como además tampoco<br />
existían escue<strong>la</strong>s taurinas, ni televisión ni videos<br />
ni nada, no tenías de quien aprender. Si<br />
un chaval quería ser torero no tenía más remedio<br />
que inventar su propio toreo; de ahí<br />
que antes hubiera tanta variedad de estilos.<br />
Cada uno tenía su personalidad. Lo único que<br />
existía era el cine del pueblo, donde vi <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong><br />
Currito de <strong>la</strong> Cruz. Me impresionó una<br />
barbaridad. Los quince muletazos de Pepín<br />
Martín Vázquez aún los tengo metidos en <strong>la</strong><br />
cabeza. Vi <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> muchas veces.<br />
Difícil comienzo.<br />
Entrenaba <strong>con</strong> simples aficionados mayores que<br />
yo y ahora me doy cuenta de que no sabían ni<br />
torear de salón. Pero eran como dioses para mí.<br />
Lo poco que aprendí fue en el matadero y toreando<br />
de noche en <strong>la</strong> marisma. Pero más que<br />
a torear aprendí a defenderme. Porque eso no<br />
era torear, era pegar un pase aquí y otro allá,<br />
evitando oleadas o medias arrancadas. Mi primer<br />
capote me lo cosió mi madre, utilizando<br />
un viejo toldo del Café Martínez.<br />
¿Qué recuerda del debut <strong>con</strong> caballos, en<br />
1952?<br />
Que maté un verdadero corridón de toros, de<br />
Antonio de <strong>la</strong> Cova. Entonces no existía el<br />
guarismo y en una novil<strong>la</strong>da se podían lidiar<br />
toros <strong>con</strong> cuajo y edad, incluso tuertos, porque<br />
lo del desecho de tientas y cerrados que<br />
ponía en los carteles era cierto. Esa tarde estuve<br />
digno, pero no pasó nada. Mi debut fue<br />
precipitado y tuve que volver a torear alguna<br />
novil<strong>la</strong>da sin caballos, para aprender el oficio.<br />
Luego <strong>con</strong>tinué trabajando en el bar, de<br />
noche, y al terminar, sin acostarme, me iba<br />
a torear de salón a <strong>la</strong> oril<strong>la</strong> del mar. Poco después<br />
toreé un festival en Córdoba, organizado<br />
por El Pipo, a beneficio de <strong>la</strong> iglesia de Santa<br />
Marina, y formé un lío tremendo a un toro<br />
tuerto. Al Pipo entonces no lo <strong>con</strong>ocía nadie.<br />
Me llevé el trofeo al triunfador y cuando fui<br />
a recoger el premio me dijeron que ni había<br />
premio ni nada, que todo se lo había llevado<br />
El Pipo. Ahí empecé yo a ver un poco cómo<br />
funcionaba esto.<br />
¿Quién le ayudó a dar los primeros<br />
pasos?<br />
Nadie, estaba totalmente solo. Con tantas limitaciones<br />
a mi alrededor y sin oportunida-<br />
”¿ De qué<br />
tuve yo <strong>la</strong> culpa?<br />
De ser tan tímido<br />
y <strong>con</strong>fiado”<br />
des pensaba que nunca llegaría a ser torero.<br />
Es más, creía que nunca saldría de Sanlúcar<br />
de Barrameda. Una tarde pegué un petardo<br />
muy gordo y mi padre se enfadó mucho <strong>con</strong>migo,<br />
creo que sin razón, porque el hombre<br />
pensaba que yo era <strong>la</strong> única salvación de <strong>la</strong><br />
familia. Pero yo toreaba solo porque me gustaba.<br />
Lloré mucho. Pero mi madre siempre estaba<br />
a mi <strong>la</strong>do. ¡Tenía una entereza! Era una<br />
mujer excepcional, dura y <strong>con</strong> una fuerte personalidad.<br />
Sacó ade<strong>la</strong>nte a diez hijos. A su manera,<br />
era muy buena aficionada, aunque<br />
apenas había visto una corrida de toros. Poseía<br />
un <strong>con</strong>cepto del toreo chapado a <strong>la</strong> antigua.<br />
Ha muerto recientemente, <strong>con</strong> noventa<br />
y cuatro años… (<strong>Limeño</strong> quiebra <strong>la</strong> voz, y se<br />
emociona).<br />
Por favor, siga…<br />
Era muy taurina, y en los últimos años no se<br />
perdía una corrida en televisión. Me reía mucho<br />
<strong>con</strong> el<strong>la</strong>. ¡Soltaba cada disparate! Pero, en<br />
el fondo, todo tenía sentido. Decía muchas<br />
verdades. A mi madre <strong>la</strong> he querido <strong>con</strong> locura,<br />
<strong>con</strong> auténtica devoción.<br />
Volvamos a su vida profesional.<br />
Por fortuna, unos señores de Sanlúcar creyeron<br />
en mí y pidieron un préstamo de cin-<br />
cuenta mil pesetas para ayudarme. Con una<br />
parte del dinero me fui a Madrid, a una pensión<br />
de <strong>la</strong> calle Toledo. En <strong>la</strong> pensión Hontanares<br />
me enamoré de una señora guapísima,<br />
mayor que yo. Se l<strong>la</strong>maba Juanita. Era un<br />
monumento de mujer. Pero ahí tampoco tenía<br />
nada que hacer (risas). Era <strong>la</strong> ‘querida’ de<br />
un joven chatarrero que <strong>la</strong> mantenía. Juanita<br />
me quería <strong>con</strong> locura. Estaba tan enamorado<br />
que hacía <strong>con</strong>migo lo que quería. Una<br />
vez me puso <strong>la</strong> cabeza llena de rulos y nos fuimos<br />
a un bar. ¡<strong>Las</strong> que me formaba Juanita!<br />
En Madrid me hice amigo del matador de toros<br />
César Girón, y en <strong>la</strong> Casa de Campo fui<br />
aprendiendo algo de <strong>la</strong> técnica del toreo, junto<br />
a los profesionales. De Madrid marché a<br />
Sa<strong>la</strong>manca, para hacer los primeros tentaderos<br />
de mi vida, como aficionado y de tapia.<br />
Para no ‘orientar’ a los muchachos que andaban<br />
como nosotros buscando oportunidades,<br />
nos tirábamos en marcha del tren antes<br />
de llegar a nuestro destino.<br />
¡Con <strong>la</strong> cantidad de ganaderías que hay<br />
en Cádiz…!<br />
Pero es que yo era un auténtico des<strong>con</strong>ocido<br />
y no tenía re<strong>la</strong>ción <strong>con</strong> nadie del toro. Eran<br />
otros tiempos y el campo no se hacía como<br />
ahora. Además, yo era muy tímido. Total,<br />
que volví a Sanlúcar y me <strong>con</strong>trataron para<br />
torear en Ceuta. Entonces apareció en escena<br />
un tal Bragueli, un tunante bueno, de Sevil<strong>la</strong>.<br />
Le faltaba una pierna y aseguraba haber sido<br />
banderillero de Manolete. El tío se orientó<br />
del dinerito y al olor de <strong>la</strong>s cincuenta mil pesetas<br />
quiso apoderarme. Se vino a Ceuta<br />
<strong>con</strong>migo y de regreso a Algeciras en barco<br />
me <strong>con</strong>venció de que mi nombre, <strong>Pepe</strong> Martínez,<br />
no decía nada en los carteles. A un<br />
banderillero muy viejo de Sevil<strong>la</strong>, Emilio Boja<br />
Panaderito, se le ocurrió <strong>la</strong> idea; imagino que<br />
acordándose de José Gárate <strong>Limeño</strong>, que ha-<br />
11
12<br />
ENTREVISTA<br />
bía formado pareja <strong>con</strong> Joselito El Gallo en <strong>la</strong><br />
cuadril<strong>la</strong> de niños toreros sevil<strong>la</strong>nos. Aunque<br />
ya había debutado <strong>con</strong> caballos, <strong>la</strong> primera<br />
vez que actué <strong>con</strong> ese sobrenombre fue en<br />
una novil<strong>la</strong>da sin picadores en Camas, en el<br />
debut de Curro Romero, en 1954. Bragueli,<br />
que apoderaba a Curro, montó <strong>la</strong> novil<strong>la</strong>da<br />
<strong>con</strong> el dinero de mis ‘ponedores’. Toreamos<br />
mano a mano.<br />
¿Cómo toreaba Romero?<br />
No tenía nada que ver <strong>con</strong> lo que fue después.<br />
Toreaba de valiente, de rodil<strong>la</strong>s, imitando a<br />
Chamaco. Muchos pases en cadena y tremendista.<br />
Esa era su mentalidad. Pero se le<br />
veía el aire… Toreé muy poco esos años, hasta<br />
que en 1956 tuve un gran éxito en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za<br />
de toros madrileña de Vistalegre. Conseguí<br />
meter <strong>la</strong> cabeza en un certamen para novilleros<br />
organizado por los hermanos Lozano.<br />
Después de <strong>la</strong> primera novil<strong>la</strong>da me repitieron<br />
cinco veces seguidas. Fui el triunfador<br />
del ciclo. De Vistalegre salí <strong>con</strong> máximo<br />
ambiente. Dos años más tarde, después de torear<br />
en Barcelona, donde triunfé, y en Sevil<strong>la</strong>,<br />
hice mi presentación en <strong>Las</strong> <strong>Ventas</strong> el 12<br />
de julio de 1959. Esa tarde corté dos orejas y<br />
abrí <strong>la</strong> Puerta Grande, <strong>con</strong> novillos de Higinio<br />
Luis Severino. En <strong>la</strong> repetición un novillo<br />
me echó los testículos fuera. Ese año hice<br />
el paseo en Madrid en seis ocasiones. La temporada<br />
siguiente, antes de tomar <strong>la</strong> alternativa<br />
estaba a <strong>la</strong> cabeza del esca<strong>la</strong>fón, <strong>con</strong> veinte<br />
novil<strong>la</strong>das toreadas.<br />
¿Qué le vieron en Vistalegre para l<strong>la</strong>mar<br />
tanto <strong>la</strong> atención?<br />
Sinceridad, nada más. Porque apenas sabía torear,<br />
pero expresaba lo que sentía y eso llegaba<br />
a <strong>la</strong> gente.<br />
El 29 de junio de 1960 tomó <strong>la</strong> alternativa<br />
en Sevil<strong>la</strong>, de manos de Jaime Ostos<br />
y <strong>con</strong> el testimonio de Curro Romero.<br />
Los toros fueron de Eusebia Ga<strong>la</strong>che.<br />
Ese día se acabó el papel. Hoy, en esa fecha<br />
no van ni los acomodadores. Mi intención era<br />
terminar <strong>la</strong> temporada como novillero, aprovechando<br />
el tirón que tenía. Pero mi apoderado<br />
se negó. Me <strong>con</strong>venció asegurándome<br />
que después de <strong>la</strong> alternativa había firmadas<br />
veinte corridas. José Gómez Sevil<strong>la</strong>no nunca<br />
debió aparecer en mi vida. Apoderaba a<br />
Diego Puerta, que ya era figura y ese año quedó<br />
triunfador de <strong>la</strong> Feria de Abril, por su histórica<br />
faena al toro Escobero, de Miura. Pero<br />
a Puerta aquello le sentó como un tiro.<br />
Como ya está muerto no quiero hab<strong>la</strong>r mal.<br />
Pero Puerta tenía lo suyo… Se portó mal <strong>con</strong>migo.<br />
En mi carrera me pusieron muchas zancadil<strong>la</strong>s<br />
y sufrí muchas injusticias.<br />
¿Cómo fue aquel<strong>la</strong> tarde?<br />
La corrida de Ga<strong>la</strong>che fue <strong>la</strong> más ma<strong>la</strong> del<br />
mundo, por mansa y por el peligro de algu-<br />
nos toros, pero logré cortar una oreja. La<br />
empresa quiso repetirme el siguiente 18 de<br />
julio, pero nos peleamos. Cuando mi mozo<br />
de espadas fue a liquidar el dinero pactado,<br />
150 mil pesetas, nos dieron <strong>la</strong> mitad. Sevil<strong>la</strong>no<br />
me había engañado. Luego, de <strong>la</strong>s<br />
veinte corridas, nada de nada. Para colmo, a<br />
los pocos días me dejó. Decía que Puerta le<br />
había obligado. Por cierto, <strong>la</strong> tarde de mi alternativa<br />
no se presentó. Puerta toreaba en<br />
Segovia y prefirió irse <strong>con</strong> él. En pleno mes<br />
de julio, después de ser el primero del esca<strong>la</strong>fón<br />
y de tomar <strong>la</strong> alternativa en Sevil<strong>la</strong>, me<br />
quedé sin apoderado y sin una corrida a <strong>la</strong><br />
vista. Fue un parón horroroso.<br />
”A pesar de<br />
abrir cuatro<br />
veces <strong>la</strong> Puerta<br />
del Príncipe,<br />
no volvieron<br />
a <strong>con</strong>tratarme<br />
en Madrid”<br />
En el 62 <strong>con</strong>firmó <strong>la</strong> alternativa en Madrid,<br />
<strong>con</strong> toros de Antonio Pérez, de<br />
manos de Puerta y en presencia de Paco<br />
Camino. Después de seis paseíllos en<br />
esta p<strong>la</strong>za como matador de toros, en<br />
1965 toreó su última corrida en <strong>Las</strong><br />
<strong>Ventas</strong>.<br />
Pero antes de <strong>con</strong>firmar un toro me partió<br />
<strong>la</strong> c<strong>la</strong>vícu<strong>la</strong> en Barcelona. Cometí el error de<br />
seguir toreando, infiltrado, <strong>con</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>vícu<strong>la</strong><br />
rota, y arrastré <strong>la</strong> lesión durante toda mi carrera.<br />
En el 64, un toro de Coimbra me atravesó<br />
<strong>la</strong> barriga de <strong>la</strong>do a <strong>la</strong>do en Madrid.<br />
Por unas cosas o por otras, no tenía suerte.<br />
Todo era a <strong>la</strong> <strong>con</strong>tra. Al año siguiente maté<br />
mi primera corrida de Miura en Sevil<strong>la</strong>. No<br />
corté nada, pero realicé sin lugar a dudas mi<br />
mejor faena en <strong>la</strong> Maestranza. Cañabate<br />
me hizo una crónica tremenda en ABC.<br />
Después transcurrieron tres <strong>la</strong>rgos años, sin<br />
apenas <strong>con</strong>tratos, y me vine abajo. Me aburrí.<br />
Hasta que llegó <strong>la</strong> Feria de Abril de<br />
1968. Esa tarde formé un alboroto <strong>con</strong> <strong>la</strong> de<br />
Miura. Corté tres orejas y salí a hombros<br />
por <strong>la</strong> Puerta del Príncipe. El 12 de octubre<br />
volví a salir a hombros, esta vez <strong>con</strong> tres<br />
orejas de toros Juan Valderrama. Esa temporada<br />
me pegaron una cornada muy fuerte<br />
en Barcelona. Porque me han pegado los toros,<br />
para ir ‘pasando’, aunque nunca lo<br />
acusé. Y no <strong>con</strong>sidero que haya sido un torero<br />
valiente. Pero a <strong>la</strong> fuerza ahorcan. Además<br />
de <strong>la</strong> cornada, ese año también triunfé<br />
en Barcelona, <strong>la</strong> célebre tarde en que Andrés<br />
Hernando indultó al toro Potrico, de<br />
Pablo Romero.<br />
¿Le sorprendió el éxito?<br />
Todo lo <strong>con</strong>trario. Yo <strong>con</strong>fiaba en mí. Cuando<br />
me ponían triunfaba, pero solo toreaba en<br />
este rincón. No salía de aquí. No me dejaban.<br />
Resulta incomprensible que después de<br />
triunfar a lo grande en Sevil<strong>la</strong> <strong>con</strong> toros<br />
de Miura, no lo <strong>con</strong>trataran, por ejemplo,<br />
en <strong>la</strong>s ferias del norte: Pamplona,<br />
Bilbao, Logroño… pero sobre todo en<br />
Madrid.<br />
Pues no sé por qué coño no me <strong>con</strong>trataban.<br />
De matador de toros nunca toreé en <strong>la</strong> feria<br />
de San Isidro. Esto del toro ha sido siempre<br />
para unos pocos privilegiados, ayer y hoy.<br />
Los triunfos de Sevil<strong>la</strong> me supieron a gloria,
pero no sirvieron de nada. Bueno, para matar<br />
otra vez <strong>la</strong> de Miura al año siguiente. Y<br />
le corté nada menos que cuatro orejas, y<br />
otras cuatro en <strong>la</strong> feria del 70. En total fueron<br />
cuatro salidas <strong>con</strong>secutivas por <strong>la</strong> Puerta<br />
del Príncipe, <strong>con</strong> catorce orejas. Y toreando<br />
por derecho, sin pegar un rodil<strong>la</strong>zo. Un pegapases<br />
no corta cuatro orejas una tarde en<br />
Sevil<strong>la</strong>.<br />
¿Habrá una explicación?<br />
En Madrid, sí. El empresario, don Livinio<br />
Stuyck, se había peleado <strong>con</strong> Diodoro Canorea,<br />
quien después de los triunfos del 68 me<br />
firmó una exclusiva por tres años. De modo<br />
que de aquel enfrentamiento entre dos empresarios<br />
tan importantes el único perjudicado<br />
fui yo. Injustamente. Porque yo no tenía nada<br />
que ver en esa historia. Eran cosas personales<br />
de ellos. Y mira que a Madrid nunca fui<br />
<strong>con</strong> pretensiones: ni e<strong>con</strong>ómicas, ni de ganaderías<br />
ni nada. Oye, ni me l<strong>la</strong>maron. ¿Lo<br />
puedes entender?<br />
Hasta que <strong>Limeño</strong> estalló en <strong>la</strong> Feria de<br />
Abril de 1971…<br />
Esa feria me anunciaron dos tardes, una <strong>con</strong><br />
El Cordobés y José Luis Parada y <strong>la</strong> segunda<br />
<strong>con</strong> toros de Miura. La primera tarde, El Cordobés<br />
tenía tanto poder que se negó a sortear.<br />
Eligió los toros más bonitos, le dejó<br />
otros dos a Parada y a mí me reservaron dos<br />
torazos muy feos y astifinos que ni siquiera<br />
eran del mismo hierro. Yo no sabía nada, ni<br />
lo podía imaginar, pero cuando salió el segundo<br />
de mi lote me mosqueé. Que en una<br />
corrida te toque el más serio entra dentro de<br />
lo normal, porque a alguien le tiene que tocar.<br />
Pero ¿los dos y de otro hierro? No tenían<br />
nada que ver <strong>con</strong> <strong>la</strong> corrida. Luego en el hotel<br />
Colón uno de mis banderilleros me lo<br />
<strong>con</strong>tó. Pensó que yo lo sabía. Cuando lo denuncié,<br />
<strong>la</strong> prensa dijo que <strong>Pepe</strong> <strong>Limeño</strong> se<br />
había vuelto loco y estaba ingresado en un<br />
manicomio. Me dejaron vendido. Pero no<br />
solo <strong>la</strong> prensa. Una persona que no quiero<br />
nombrar, <strong>con</strong> un cargo de mucha responsa-<br />
bilidad en Sevil<strong>la</strong>, me dijo: “Ya es usted mayorcito.<br />
Usted sabrá lo que dice”. Entonces<br />
sentí <strong>la</strong> impotencia y <strong>la</strong> rabia más grande<br />
del mundo. Todos se cal<strong>la</strong>ron. Nadie tuvo el<br />
valor de defenderme. Me pusieron una multa<br />
por denunciar aquel<strong>la</strong> injusticia. Incluso estuve<br />
en comisaría. Allí, otro señor <strong>con</strong> poder,<br />
fuera de sí, se me arrancó <strong>con</strong> ademán de pegarme<br />
un rodil<strong>la</strong>zo en <strong>la</strong> entrepierna. ¡Qué<br />
humil<strong>la</strong>ción…!<br />
Fue entonces cuando se negó a matar <strong>la</strong><br />
de Miura.<br />
Esa tarde se <strong>con</strong>sagró Paco Ruiz Miguel. Entró<br />
en el cartel en mi lugar y cortó un rabo.<br />
Canorea me dejó, y <strong>con</strong> él se esfumaron <strong>la</strong>s<br />
treinta corridas de toros que tenía firmadas,<br />
abriendo p<strong>la</strong>za a El Cordobés. Al poco tiempo<br />
toreábamos juntos en Sanlúcar y había tanta<br />
expectación que me presionaron para torear.<br />
Me l<strong>la</strong>mó su banderillero de <strong>con</strong>fianza,<br />
Paquito Ruiz, para decirme que Benítez quería<br />
hab<strong>la</strong>r <strong>con</strong>migo. “Hombre, <strong>Pepe</strong>, <strong>la</strong> que has<br />
liado, que Manolo quiere arreg<strong>la</strong>r esto y torear<br />
<strong>con</strong>tigo; mira que tenéis muchas corridas<br />
juntos, déjalo estar y torea”. Ese día El Cordobés<br />
le dio mil pesetas a mi hijo mayor, José<br />
Luis, que desgraciadamente se mató en un accidente<br />
de trafico… Perdoné a Benítez y <strong>la</strong> corrida<br />
se celebró <strong>con</strong> éxito. Pero después, y eso<br />
es lo que no le perdono, no cumplió su pa<strong>la</strong>bra.<br />
Ya no toreamos juntos nunca más. La<br />
putada fue doble.<br />
Joder…<br />
A partir de ahí se acabó mi carrera. Seguí toreando<br />
donde pude, pero ya nada. En 1980<br />
don Pedro Ba<strong>la</strong>ñá me propuso una pequeña<br />
exclusiva para torear alguna corrida otra vez<br />
<strong>con</strong> El Cordobés. Pero cuando llegó el momento,<br />
después de anunciar públicamente<br />
mi reaparición, Benítez decidió a última hora<br />
no reaparecer; y sin él Ba<strong>la</strong>ñá se quitó de en<br />
medio; y yo me vi anunciado en Sevil<strong>la</strong> una<br />
so<strong>la</strong> tarde y <strong>con</strong> <strong>la</strong> de Miura. ¡Un paquete de<br />
dos pares de cojones! Tenía 44 años. No sabía<br />
qué hacer. Ya me había quitado una vez<br />
y ahora no podía pegar ese petardo. Por eso<br />
<strong>la</strong> maté. Hubo toros <strong>con</strong> setecientos kilos.<br />
Estuve digno, pero no triunfé. El 16 de<br />
agosto toreé en el Puerto de Santa María mi<br />
última corrida, <strong>con</strong> mi paisano El Mangui, al<br />
que una semana antes le di <strong>la</strong> alternativa en<br />
el mismo ruedo.<br />
¡Qué carrera más dura e ingrata!<br />
Esa es <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. Ingrata. Sin embargo, lo que<br />
he <strong>con</strong>seguido en el toreo no está al alcance<br />
de cualquiera. ¿Me preguntas de qué tuve yo<br />
<strong>la</strong> culpa? De ser tan <strong>con</strong>fiado. Pero es mi manera<br />
de ser y eso no se puede cambiar. Por<br />
aquí abajo lo l<strong>la</strong>man ‘inocentón’.<br />
En Sanlúcar lo adoran…<br />
En Sanlúcar me dicen cosas bonitas.<br />
13