Semana Santa 2011 - Unión Ecuatoriana de la Iglesia Adventista ...

Ahora les voy a dar dos cosas: una carita y una manita (Dé a cada niño
un círculo fijo a un palito de helado, y una manita de cartulina fija a otro
palito de helado y un lápiz negro).
Primero vamos a usar este círculo para mostrar que Juan era orgulloso.
Generalmente decimos que las personas orgullosas tienen una nariz
“empinada”.
(Tomen el lápiz y dibujen dos ojos y una boca) Esta es la carita de Juan,
pero está faltando la nariz. (Dibujen una nariz con una inclinación hacia
arriba) Este es “Juan”, orgulloso y ambicioso.
(Ahora tomen la manita de papel) Esta es la manita de Juan, quien
era vengativo. Peguen con su manita de Juan en la manita de Juan del
compañero de al lado. Su companero se vengará pegando con su manita
de Juan en la suya. ¡Qué feo verdad!
Así era Juan, orgulloso y vengativo. Aparentemente no había
esperanza para Juan. Sin embargo, Jesús era amigo de Juan y vio cuánto
lo amaba, Juan lo amaba mucho.
Jesús sabía que Juan deseaba mucho ser su amigo. Juan quería ser
bueno y no vengativo, así como era Jesús, bueno y perdonador. Él quería
ser humilde y no orgulloso “de nariz empinada”. Por eso la historia de
Juan tiene un final feliz.
La transformación:
Usted va a necesitar:
• Un niño que represente el rito de lavamiento de pies.
• Un recipiente con agua y una toalla.
• Una cruz de madera o de papel (si es de papel, cuélguela en la pared).
• Un niño que represente a Jesús en la cruz, con manchas de tinta roja o
salsa de tomate, en las manos, pies, espalda y rostro.
Al ver a Jesús en la Santa Cena arrodillándose y lavando los pies sucios
de los discípulos, Juan pensó: “Jesús es el Maestro y no un empleado.
¿Cómo puede ser así tan humilde?”
Tal vez Juan haya pensado también: “¿Será que yo tendría coraje de
hacer eso? ¿Yo me arrodillaría y lavaría los pies de los demás? ¿Yo haría el
trabajo de un empleado?”
Saben niños, Juan también vio cuando su amigo Jesús fue llevado
preso. Vio los soldados golpeando a Jesús y su sangre corriendo por sus
espaldas heridas. Vio la corona de espinas clavada en la cabeza de Jesús
y su sangre corriendo por su rostro. Juan vio hombres clavando clavos
enormes en las manos y en los pies de Jesús en la cruz. (El niño con tinta
en las manos, pies, espalda y rostro, debe levantar las manos frente a la cruz
hecha de madera o de papel colocada en la pared).
Juan escuchó a su amigo Jesús decirle al morir: (El niño debe decirlo:)
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).
Semana Santa 2011
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