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La Búsqueda de Pandaria - Blizzard Entertainment

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BLIZZARD ENTERTAINMENT<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong><br />

Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

por Sarah Pine


<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong>: Parte 4<br />

1<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Frente a la proa <strong>de</strong>l sólido velero tol’vir, el océano azul se extendía <strong>de</strong> manera infinita. El sol<br />

<strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer trazaba líneas en la superficie <strong>de</strong>l agua y brillaba cual gema. Li Li se inclinó en<br />

dirección al viento. El aroma salado le recordaba los cálidos días en las playas <strong>de</strong> Shen-zin<br />

Su. Chen se encontraba sentado en popa, con una zarpa sobre el timón. Navegaban hacia el<br />

sureste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que salieron <strong>de</strong> Uldum.<br />

Li Li se volvió hacia su tío. —¿No te emociona? —Gritó. —¡Por fin estamos en camino!<br />

Incluso la perla coopera. Ya la consulté tres veces y siempre me muestra navegando. —Ella<br />

rio y alzó un puño. —¡Siguiente parada, <strong>Pandaria</strong>!<br />

Ninguno <strong>de</strong> los dos tenía <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> arruinar el buen humor, así que <strong>de</strong>cidieron ignorar que<br />

la perla aún no les mostraba como penetrar la niebla que ocultaba la legendaria tierra <strong>de</strong> su<br />

gente. Era mejor cruzar ese puente cuando llegasen a él.<br />

Al caer la oscuridad, Li Li tomó la primera guardia. <strong>La</strong> noche era clara, repleta <strong>de</strong> estrellas<br />

que contrastaban con el cielo aterciopelado. <strong>La</strong>s lunas gemelas <strong>de</strong> Azeroth presentaban un<br />

brillo fantasmal encima <strong>de</strong>l horizonte oriental. Li Li cruzó las piernas y se ciñó una manta<br />

sobre los hombros para resguardarse <strong>de</strong>l frío aire marino. Sus párpados cobraron peso con<br />

el arrullo <strong>de</strong>l vaivén <strong>de</strong>l barco y el sonido <strong>de</strong>l agua contra el casco. Ella <strong>de</strong>cidió que no había<br />

por qué resistirse al cansancio y cerró los ojos.<br />

Caer <strong>de</strong> bruces la <strong>de</strong>spertó con violencia. Aturdida y con los miembros torcidos, Li Li<br />

permaneció en el punto don<strong>de</strong> aterrizó.<br />

Chen la sacudió. —¡Li Li, levántate!<br />

El bote ascendió <strong>de</strong> nuevo con el oleaje y él cayó <strong>de</strong> rodillas.


2<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Se avecina una tormenta —dijo Chen—, hay que arrizar las velas. Ya me encargué <strong>de</strong><br />

asegurar nuestras pertenencias. —Li Li no podía ver su expresión entre la oscuridad, pero<br />

se apreciaba ansiedad en su voz. Aunque bien construido, el navío Ramkahen era pequeño<br />

y estaría a merced <strong>de</strong>l mal tiempo en mar abierto.<br />

<strong>La</strong> nave se agitó con violencia una vez más. El oleaje había crecido lo suficiente como para<br />

volverse peligroso. Li Li hizo una mueca y se sentó. Enormes nubes que cubrían las<br />

estrellas se aproximaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sureste y relámpagos ocasionales centelleaban hacia la<br />

superficie <strong>de</strong>l océano.<br />

—Ok —le dijo a Chen—, vamos.<br />

<strong>La</strong> tormenta llegó con un fuerte viento acompañado <strong>de</strong> fría lluvia. <strong>La</strong>s gigantescas olas<br />

rompían en torno a los pandaren, amenazando con <strong>de</strong>vorar su bote. Chen y Li Li se dieron a<br />

la ardua tarea <strong>de</strong> guiar el navío tol’vir por los puntos mínimos paralelos al oleaje, cruzando<br />

una traicionera pista <strong>de</strong> obstáculos.<br />

Un rayo hendió el cielo y se impactó en el agua junto al bote, no tocando el mástil por mera<br />

provi<strong>de</strong>ncia. El trueno que le siguió sonó como fuego <strong>de</strong> cañones. Li Li tembló. Eso estuvo<br />

<strong>de</strong>masiado cerca.<br />

El barco se sacudió. Li Li y Chen no calcularon bien el curso y golpearon el costado <strong>de</strong> una<br />

ola. <strong>La</strong> nave se inclinó, ascendiendo por un ángulo pronunciado cual carreta en una curva.<br />

Chen se agarró <strong>de</strong> la cuerda más próxima al resbalar sobre la empapada cubierta <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra. Cuando escuchó a Li Li gritar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él, sintió su corazón agolparse en su<br />

garganta.<br />

—¡Li Li! —Gruñó Chen mientras luchaba por recuperar el equilibrio. Su sobrina también se<br />

aferraba con <strong>de</strong>sesperación a una cuerda y Chen suplicaba que no se le fuera <strong>de</strong> las zarpas.


3<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

No podía soltar su propia cuerda hasta que el barco se en<strong>de</strong>rezara. <strong>La</strong> ola avanzaba<br />

interminable y el pequeño buque tol’vir se encontraba peligrosamente cerca <strong>de</strong> zozobrarse.<br />

Finalmente pasó la cuesta <strong>de</strong> la ola y el navío comenzó a estabilizarse. Cuando estribor se<br />

niveló, Chen recuperó su punto <strong>de</strong> apoyo y se volvió para ayudar a su sobrina. Li Li<br />

extendió un brazo en su dirección pero el barco se sacudió, estrellándola contra la borda.<br />

Chen gritó su nombre e hizo todo lo posible para alcanzarla.<br />

—¡Li Li!<br />

Era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Li Li parpa<strong>de</strong>ó con rapi<strong>de</strong>z mientras se le escapaba el sentido. <strong>La</strong><br />

cuerda se <strong>de</strong>slizó entre sus <strong>de</strong>dos flácidos y se precipitó al agua.<br />

—¡Li Li! —Gritó Chen por tercera vez. <strong>La</strong>s olas rompían entre su sobrina y el barco, sin<br />

embargo, ya no podía verla aunque se replegó el oleaje.<br />

* * *<br />

En Shen-zin Su, el cielo no mostraba indicio alguno <strong>de</strong> mal clima. El sol había <strong>de</strong>scendido<br />

por el horizonte y los últimos vestigios <strong>de</strong> luz lentamente se tornaban <strong>de</strong> color índigo. En el<br />

centro <strong>de</strong> la isla, justo fuera <strong>de</strong> la Gran Biblioteca, Chon Po sostenía dos hojas <strong>de</strong> papel.<br />

Dicha biblioteca era el lugar favorito <strong>de</strong> su hija. Entre pilas <strong>de</strong> libros y cartas, Li Li pasó<br />

horas leyendo, <strong>de</strong>vorando hasta el último fragmento <strong>de</strong> información que pudo encontrar.<br />

Este pasatiempo la convirtió en una soñadora y le metió i<strong>de</strong>as en la cabeza, pero también le<br />

otorgó pasión e impulso.<br />

—No te preocupes, Po. —Mei colocó una zarpa en su brazo y le ofreció una alentadora<br />

sonrisa. —Sólo envíalas.


4<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>La</strong>s misivas más recientes <strong>de</strong> Chen y Li Li llegaron el día anterior en una corriente <strong>de</strong> magia,<br />

un antiguo truco pandaren cuyos orígenes habían <strong>de</strong>saparecido. Chon Po permaneció<br />

<strong>de</strong>spierto toda la noche escribiendo sus respuestas.<br />

Po respiró profundo y asintió. Con mucho cuidado dobló los papeles en la forma <strong>de</strong> un<br />

pájaro, un enorme albatros, para transportar los mensajes sobre el océano. Cuando<br />

terminó, sostuvo la figura y sopló suavemente sobre ella, rociándola con una pizca <strong>de</strong>l<br />

polvo encantado que Li Li siempre llevaba consigo. En una explosión <strong>de</strong> color, el ave <strong>de</strong><br />

papel flexionó sus alas y <strong>de</strong>spegó. Era duro <strong>de</strong>jarla ir.<br />

Chon Po se quedó mirando hasta que toda señal <strong>de</strong>l ave se fundió con el cielo claro.<br />

Albergaba la esperanza <strong>de</strong> que su hermano y su hija recibieran las cartas sin problemas.<br />

* * *<br />

El océano se había convertido en una criatura viviente; una fuerza <strong>de</strong> voluntad. <strong>La</strong>s olas se<br />

enroscaban cual <strong>de</strong>dos en torno a Li Li, lanzándola y haciéndola girar. Era una buena<br />

nadadora y luchó contra el mar, tomando bocanadas <strong>de</strong> aire cuando lograba salir a la<br />

superficie. Ella pateaba, manoteaba e intentaba permanecer a flote, pero la corriente la jaló.<br />

Li Li continuó su lucha y el ciclo se repitió. No transcurrió mucho tiempo antes <strong>de</strong> que<br />

empezara a cansarse.<br />

Le ardían los músculos y sus miembros se volvieron torpes. Conforme se disipaba la<br />

<strong>de</strong>scarga inicial <strong>de</strong> energía que alimentaba sus esfuerzos, su <strong>de</strong>terminación comenzó a<br />

convertirse en pánico.<br />

Me voy a ahogar.


5<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Caer en la cuenta <strong>de</strong> eso la golpeó con la misma fuerza que las olas contra las que luchaba.<br />

Chen ya no estaba y quién sabe qué tan lejos había sido arrastrada <strong>de</strong>l bote. Tierra firme se<br />

encontraba a días <strong>de</strong> distancia y la tormenta era imparable, inmune a la razón o a la fuerza.<br />

El instinto la impulsó a intentar llegar a la superficie, a luchar por sobrevivir, aunque sentía<br />

en los huesos que no había nada que hacer. <strong>La</strong> <strong>de</strong>sesperación la inundó, tan salada y<br />

amarga como el océano mismo.<br />

¿Así fue, verdad Mamá? A Li Li le ardían los ojos a causa <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> mar y las lágrimas. Se<br />

obligó a ser valiente y aceptar su <strong>de</strong>stino, pero su terror no sería negado.<br />

¡Mamá! Gritó para sí, incapaz <strong>de</strong> hablar. ¡Mamá, mamá!<br />

El océano la escupió hacia el cielo y ella se mecía en la cresta <strong>de</strong> una ola. Li Li ja<strong>de</strong>aba con<br />

fuerza, aferrándose a cada segundo mientras ésta comenzaba a romper. Por el rabillo <strong>de</strong>l<br />

ojo notó algo distinto en el panorama <strong>de</strong> agua interminable, una silueta sólida y oscura. Ella<br />

se volvió, intentando ver qué era y se estrelló contra algo duro y menos flexible que el mar.<br />

Su cabeza conectó con fuerza contra el objeto y el mundo se tornó negro.<br />

—…Nunca había visto uno, me acordaría.<br />

—Yo sí, en Vallefresno hace muchos años.<br />

—Pue<strong>de</strong> ser una espía <strong>de</strong> la Horda.<br />

—Es posible, supongo.<br />

* * *


6<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Li Li trató <strong>de</strong> abrir los ojos, mas sintió como si estuvieran pegados. Intentó voltearse, pero<br />

dolor inundó su cuerpo. Con un gemido, se hundió <strong>de</strong> nuevo en la suave masa <strong>de</strong> mantas y<br />

almohadas.<br />

Le pasó por la mente que, <strong>de</strong> algún modo, seguía con vida.<br />

Sus ojos se abrieron y un doloroso <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> luz blanca la <strong>de</strong>slumbró, así que los cerró<br />

nuevamente.<br />

—Atropa, ella está <strong>de</strong>spierta, ¡por Elune! El capitán…<br />

—En ello. —Respondió la otra voz.<br />

Li Li entreabrió los ojos y se encontró frente a un rostro rubicundo <strong>de</strong> tonos morados,<br />

enmarcado por cabello violeta oscuro que le llegaba hasta los hombros. Los ojos <strong>de</strong> la<br />

mujer no tenían pupilas y brillaban en suave color plata. Una elfa <strong>de</strong> la noche.<br />

—Vaya, pensamos que dormirías al menos unas horas más. —Dijo la elfa <strong>de</strong> la noche. —<br />

Debe haber agua por aquí en algún lugar.<br />

El rostro <strong>de</strong>sapareció y Li Li tocó un punto particularmente inflamado; sus <strong>de</strong>dos rozaron<br />

vendajes <strong>de</strong> algodón. <strong>La</strong> <strong>de</strong>licada presión envió agujas <strong>de</strong> dolor hacia la parte posterior <strong>de</strong><br />

su cráneo. Ella hizo una mueca y retiró la zarpa.<br />

—Déjame ayudarte. —Dijo la elfa <strong>de</strong> la noche, ro<strong>de</strong>ando la cintura <strong>de</strong> Li Li con un brazo<br />

<strong>de</strong>lgado. <strong>La</strong> mujer acomodó las almohadas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la joven pandaren y le entregó una<br />

taza <strong>de</strong> agua. Li Li bebió agra<strong>de</strong>cida, vaciándola <strong>de</strong> un trago, y la extendió pidiendo más.<br />

Una vez satisfecha, Li Li miró con cuidado <strong>de</strong> lado a lado, consciente <strong>de</strong> su cuello adolorido.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> estoy? —Preguntó.


7<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Estás a bordo <strong>de</strong>l Elwynn, un buque <strong>de</strong> la Alianza. —<strong>La</strong> elfa negó con la cabeza. —Tienes<br />

mucha suerte, me encontraba <strong>de</strong> guardia y vi cuando chocaste contra el casco durante la<br />

tormenta. Un chamán le pidió a un elemental <strong>de</strong> agua que te sacara.<br />

Li Li se recargó en las almohadas con el corazón a mil por hora.<br />

—No estoy muerta. —Dijo.<br />

—Por fortuna. —Respondió la elfa. —¿Cómo te llamas?<br />

—Li Li Stormstout, ¿quién eres tú?<br />

—Me llamo Lintharel. —Dijo la elfa <strong>de</strong> la noche. —Soy una druida kaldorei al servicio <strong>de</strong> la<br />

Alianza.<br />

<strong>La</strong> puerta <strong>de</strong>l camarote se abrió y entró un humano seguido por otra elfa <strong>de</strong> la noche. Era<br />

casi idéntica a Lintharel, incluyendo los tatuajes <strong>de</strong> color violeta con forma <strong>de</strong> gotas <strong>de</strong><br />

lluvia en el rostro. Claramente eran hermanas.<br />

—Soy Marco Heller, capitán <strong>de</strong> este barco. —Declaró el hombre tan pronto cruzó el umbral.<br />

—Tengo algunas preguntas para ti.<br />

—¿Tan pronto? —Dijo Lintharel, frunciendo el ceño. —Creí que sólo querías saber cuando<br />

estuviera <strong>de</strong>spierta. ¡Aún se encuentra herida!<br />

—¿Por qué no sales a buscar más vendajes? —Preguntó el capitán Heller, aunque por su<br />

tono parecía una or<strong>de</strong>n. —Pue<strong>de</strong>s acompañarla si quieres, Atropa.<br />

—No iré a ningún lado. —Atropa cruzó los brazos. Lintharel miró con frustración al capitán<br />

antes <strong>de</strong> salir. Li Li escuchó sus pasos <strong>de</strong>svanecerse por el pasillo.


8<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

El capitán jaló una silla junto a la cama <strong>de</strong> Li Li y se sentó, mirándola fijamente. Después <strong>de</strong><br />

un breve silencio, <strong>de</strong>scargó un aluvión <strong>de</strong> preguntas. —¿Quién eres? ¿De dón<strong>de</strong> vienes?<br />

¿Qué haces en estas aguas?<br />

—Soy Li Li Stormstout, una pandaren <strong>de</strong> la Isla Errante. Estaba navegando con mi tío<br />

cuando nos agarró la tormenta. ¡Caí por la borda! —<strong>La</strong>s preguntas le crispaban los nervios.<br />

—¿Qué ocurre?<br />

Los ojos <strong>de</strong>l capitán Heller brillaron <strong>de</strong> modo amenazador.<br />

—Me pregunto si eres una espía <strong>de</strong> la Horda.<br />

—¿Qué? —Li Li resintió la acusación. —¡Eso es ridículo! ¡Mi tío y yo éramos amigos <strong>de</strong>l<br />

mismísimo rey Magni Barbabronce! ¿Te tragaste un pez globo o alguna otra cosa que te<br />

haya llenado la cabeza <strong>de</strong> aire?<br />

El capitán Heller frunció el ceño pero no dijo nada.<br />

Li Li prosiguió. —Si fuera una espía <strong>de</strong> la Horda, no habría intentado abordar tu barco<br />

lanzándome al océano en medio <strong>de</strong> una tormenta con la esperanza <strong>de</strong> que me encontraran.<br />

Eso es totalmente estúpido.<br />

—¿Aún si llevabas dos días navegando relativamente cerca <strong>de</strong> nosotros?<br />

—Yo… ¿Qué? —Li Li parpa<strong>de</strong>ó sorprendida. —¿También hay un barco <strong>de</strong> la Horda?<br />

El capitán ignoró la pregunta <strong>de</strong> Li Li y se volvió hacia Atropa, quien parecía haberse<br />

<strong>de</strong>svanecido en una <strong>de</strong> las esquinas <strong>de</strong> la habitación. —¿Qué opinas? —Le preguntó Heller.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Me parece que dice la verdad. —Atropa entrecerró ligeramente los ojos. —Es<br />

legítimamente ignorante.<br />

—Oh, gracias. —Replicó Li Li. —Muy amable <strong>de</strong> su parte, dama.<br />

—Estoy <strong>de</strong> acuerdo contigo, Atropa. —El capitán se incorporó y miró a Li Li. —Eres una<br />

huésped en este barco y estás aquí por la gracia <strong>de</strong> un servidor y <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> la Alianza.<br />

Si llegase a ser necesario, es muy posible que tengas que luchar a nuestro lado. ¿Tienes<br />

algún problema con eso?<br />

—No le temo a la batalla. —Li Li le miró <strong>de</strong>safiante.<br />

—Bien. —El capitán Heller <strong>de</strong>jó el recinto sin <strong>de</strong>cir nada más y Atropa le siguió.<br />

Li Li se recostó, exhausta. Extrañaba mucho a Chen y esperaba que éste hubiera salido ileso<br />

<strong>de</strong> la tormenta. Sin embargo, <strong>de</strong> ser ese el caso, seguro creería que estaba muerta. El<br />

corazón le dolía. Deseaba que hubiera manera <strong>de</strong> enviarle un mensaje, pero su bolsa <strong>de</strong><br />

polvo encantado se encontraba en el bote tol’vir. No había nada que pudiera hacer por el<br />

momento, así que cerró los ojos para dormir un rato.<br />

* * *<br />

<strong>La</strong> tormenta <strong>de</strong>jó a su paso un día claro y una agradable brisa. El océano en torno al<br />

pequeño bote se encontraba en calma, pero Chen no podía disfrutarlo. Li Li ya no estaba y<br />

todo rastro <strong>de</strong> ella se había esfumado. El único recuerdo <strong>de</strong> su existencia eran sus<br />

pertenencias almacenadas en el compartimiento bajo cubierta. Chen sentía como si le<br />

hubieran perforado el pecho.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Sentado, miraba hacia la distancia y no veía nada. En su regazo sostenía la perla, lo primero<br />

que buscó una vez que pasó la tormenta. Lo único que mostraba eran los últimos<br />

momentos <strong>de</strong> Li Li repitiéndose <strong>de</strong> manera infinita. Ya no tenía estómago para mirar.<br />

El cansancio le <strong>de</strong>struiria tar<strong>de</strong> o temprano si no dormía, pero al cerrar los ojos sólo se<br />

intensificaba la visión <strong>de</strong> Li Li mientras la arrastraba el océano. En sus oídos escuchaba sus<br />

propios gritos <strong>de</strong> impotencia, como si pudiera negociar con el mar para que se la<br />

<strong>de</strong>volviera.<br />

Fue ese abatimiento poco característico lo que permitió que el navío <strong>de</strong> guerra lo rebasara;<br />

inadvertido hasta que el ruido <strong>de</strong> agua <strong>de</strong>splazada se volvió <strong>de</strong>masiado sonoro como para<br />

ignorarlo. Chen se volvió sobre su asiento. En cualquier otra ocasión habría estado <strong>de</strong> pie,<br />

listo para negociar o luchar. Ahora, no obstante, no le importaba. Nada importaba.<br />

El barco se aproximó junto a él. Chen notó velas rojas con símbolos negros en cubierta y<br />

rápidamente guardó la perla en su mochila.<br />

—¡Ah <strong>de</strong>l barco! —Retumbó una voz. —Al pasajero <strong>de</strong>l bote <strong>de</strong>sconocido. Tu presencia<br />

aquí carece <strong>de</strong> explicación. ¡Prepárate para ser <strong>de</strong>tenido e interrogado por la Horda!<br />

* * *<br />

Chen se encontraba en un camarote, sentado frente a un fornido orco llamado Aldrek,<br />

capitán <strong>de</strong>l buque <strong>de</strong> guerra. Éste cruzó sus brazos llenos <strong>de</strong> cicatrices y examinó a Chen <strong>de</strong><br />

pies a cabeza con vista aguda.<br />

—¿Qué haces en estas aguas? Los marineros solitarios no se aventuran por acá. —<strong>La</strong>dró el<br />

orco.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Chen se frotó el rostro con cansancio. No tenía energía para interrogatorios, quería que el<br />

asunto terminara rápido.<br />

—Me llamo Chen Stormstout. —Dijo. —Soy un pandaren <strong>de</strong> la Isla Errante. Estaba<br />

navegando con mi sobrina cuando nos atrapó la tormenta <strong>de</strong> anoche y nos sacó <strong>de</strong> curso.<br />

Mi… —Se hizo un nudo en la garganta <strong>de</strong> Chen y éste luchó por controlar su voz. —Mi<br />

sobrina se perdió en el mar.<br />

El capitán no respondió.<br />

—Sé por qué me interrogas. No soy un espía <strong>de</strong> la Alianza. Hace muchos años, luché junto<br />

con Thrall, Cairne y Vol’jin contra el Gran Almirante Proudmoore en Theramore. Si hay<br />

alguien a bordo que haya participado en esa batalla, quizá pueda corroborarlo.<br />

—Karrig, uno <strong>de</strong> nuestros chamanes, luchó en Theramore. —Aldrek asintió hacia uno <strong>de</strong><br />

sus guardias. —Tráiganlo para ver qué dice al respecto.<br />

Aldrek miró a Chen por un rato antes <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> nuevo.<br />

—Bueno, si eres un espía, has hecho una gran labor al asumir la apariencia <strong>de</strong> un marinero<br />

extralimitado en vías <strong>de</strong> enloquecer por el cansancio. —El capitán ofreció una amplia<br />

sonrisa, mostrando sus impresionantes colmillos.<br />

El guardia regresó acompañado <strong>de</strong> un orco encorvado <strong>de</strong> edad media, cuya larga cabellera<br />

negra estaba arreglada en un ro<strong>de</strong>te trenzado.<br />

—¡Ah, Karrig! —Aldrek juntó las manos. —Este individuo dice haber luchado en<br />

Theramore contra el Gran Almirante Proudmoore. ¿Lo reconoces?


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Un pandaren se unió a nosotros en esa batalla. —Dijo Karrig. —Se llamaba Stormshout o<br />

algo.<br />

—Stormstout. —Corrigió Chen mientras miraba al capitán Aldrek. Éste se rio.<br />

—Parece que estás a salvo. —Dijo el capitán. —¡<strong>La</strong> Horda tiene una <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> amistad<br />

contigo! —Aldrek chasqueó los <strong>de</strong>dos frente al guardia.<br />

—Trae a Nita. —Dijo Aldrek. Al volverse hacia Chen, agregó. —Es una druida tauren, te<br />

arreglará en un santiamén. ¡Bienvenido a bordo <strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra! Aldrek le dio a<br />

Chen una palmada en la espalda, pero éste apenas y respondió. Sólo podía pensar en Li Li.<br />

Su cuerpo se mostraba insensible ante todo lo <strong>de</strong>más.<br />

* * *<br />

Una vez que se sintió lo suficientemente bien como para caminar, Li Li empezó a<br />

preguntarles a todos en el Elwynn si habían visto el bote tol’vir. Sólo recibió negativas.<br />

Abatida, se recargó contra un barandal en cubierta y se quedó mirando el enorme barco <strong>de</strong><br />

guerra <strong>de</strong> la Horda que navegaba frente a ellos. Se preguntó si habría manera <strong>de</strong> entrar en<br />

contacto con dicho navío para saber si alguien había visto Chen, aunque los intentos <strong>de</strong><br />

comunicarse con la Horda no servirían para <strong>de</strong>smentir la suposición inicial <strong>de</strong>l capitán<br />

Heller <strong>de</strong> que ella era una espía. Li Li frunció el ceño. A menos <strong>de</strong> que ella y Chen se<br />

hubiesen <strong>de</strong>sviado en gran medida, los buques se encontraban en aguas cercanas a las<br />

costas <strong>de</strong> Tanaris, que eran neutrales. Tanto la Horda como la Alianza <strong>de</strong>bían po<strong>de</strong>r<br />

navegar sin inci<strong>de</strong>ntes. ¿Por qué se encontraba tan tenso el capitán?<br />

Li Li se quebró la cabeza tratando <strong>de</strong> trazar un plan que le permitiera enviar un mensaje al<br />

navío <strong>de</strong> la Horda sin ser lanzada por la borda. No tuvo ninguna i<strong>de</strong>a genial, así que se dio<br />

por vencida y <strong>de</strong>scendió bajo cubierta. Ahí encontró a algunos <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

tripulación jugando cartas. Entre ellos reconoció a Lintharel y Atropa, las gemelas elfas <strong>de</strong><br />

la noche. Li Li tomó una silla vacía y se unió a ellas.<br />

—Inclúyeme. —Anunció Li Li. Atropa la miró <strong>de</strong> reojo, pero Lintharel rio y la complació.<br />

—Es más fácil apren<strong>de</strong>r sobre la marcha. —<strong>La</strong> elfa asintió en dirección a los <strong>de</strong>más<br />

jugadores, un par <strong>de</strong> enanos.<br />

—Ella es Li Li, la pasajera inesperada que recogimos la otra noche.<br />

—Sí, la no espía. —Sonrió una enana. —Me llamo Trialin y éste es mi hermano Baenan.<br />

—¡Tu hermano mayor! —Corrigió Baenan. —¡Y el único paladín <strong>de</strong> la Luz en el barco, a tu<br />

servicio! —Infló el pecho con orgullo.<br />

—Ah, cierra el pico, presumido. —Dijo Trialin, poniendo los ojos en blanco.<br />

—Me encuentro en la mesa <strong>de</strong> hermanos —bromeó Li Li— y sin el mío. En la única ocasión<br />

en la que sería <strong>de</strong> utilidad… —Sintió una punzada en el corazón al pensar en Shisai y se<br />

preguntó cómo le estaría yendo en Shen-zin Su. ¿Me extraña, acaso?<br />

—No es una mesa <strong>de</strong> hermanos. —Sonrió Lintharel, indicando a Atropa y a sí misma. —No<br />

somos hermanas.<br />

—Oh. —<strong>La</strong> revelación sorprendió a Li Li.<br />

—Pero vaya que se parecen. —Dijo Trialin. —<strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> la gente comete ese error.<br />

—De todos modos, Tharel es lo más cercano que tengo a una familia. —<strong>La</strong> sonrisa <strong>de</strong><br />

Lintharel se tornó nostálgica con las palabras <strong>de</strong> Atropa.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—¿Vamos a darle a las cartas o qué? —Baenan golpeó la mesa con el puño, lo que sacó a<br />

ambas kaldorei <strong>de</strong> su melancolía. Li Li miró fijamente sus cartas, fingiendo que sabía lo que<br />

hacía. Lintharel explicó las reglas conforme avanzaba el juego y, aunque Li Li no era muy<br />

diestra, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> unas cuantas partidas ya no estaba perdiendo siempre.<br />

—Oigan —dijo Li Li tratando <strong>de</strong> sonar <strong>de</strong>senfadada—, um, ¿qué hay con ese barco <strong>de</strong> la<br />

Horda? Creí que las aguas cercanas a Tanaris eran neutrales. ¿Por qué hay tanto lío con que<br />

navegue por aquí?<br />

Todos se miraron y Li Li se dio cuenta <strong>de</strong> que formuló una pregunta incómoda. Tenía la<br />

esperanza <strong>de</strong> mencionar la posibilidad <strong>de</strong> contactar al navío <strong>de</strong> la Horda para obtener<br />

información. Claramente eso era una pésima i<strong>de</strong>a. Eventualmente, Atropa llenó el silencio.<br />

—Técnicamente estás en lo correcto. —Dijo mientras tomaba una <strong>de</strong> sus cartas y la<br />

<strong>de</strong>sechaba.<br />

—¿Pero…? —Li Li insistió.<br />

—Pero, eventos recientes nos han dado razones para sospechar <strong>de</strong> cualquier presencia <strong>de</strong><br />

la Horda fuera <strong>de</strong> su territorio.<br />

—Están <strong>de</strong>masiado cerca <strong>de</strong> Theramore. —Murmuró Baenan. —Si quieren que los <strong>de</strong>jemos<br />

en paz, necesitan regresar a don<strong>de</strong> pertenecen. No po<strong>de</strong>mos confiar en ninguno <strong>de</strong> ellos.<br />

—Colaboré con muchos miembros <strong>de</strong> la Horda en el Monte Hyjal. —Dijo Lintharel con<br />

suavidad. —El archidruida Hamuul Tótem <strong>de</strong> Runa es un tauren y uno <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res más<br />

importantes <strong>de</strong>l Círculo Cenarion. No pue<strong>de</strong>s juzgar a todo un pueblo por las acciones <strong>de</strong><br />

unos pocos.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Baenan negó con la cabeza. —Muchacha, me gustaría po<strong>de</strong>r estar <strong>de</strong> acuerdo contigo. Los<br />

druidas <strong>de</strong>l Círculo Cenarion pue<strong>de</strong>n ser la excepción, al igual que los chamanes <strong>de</strong>l Anillo<br />

<strong>de</strong> Tierra. Sin embargo, mírate, regresaste <strong>de</strong> Hyjal para continuar tu servicio en la Alianza.<br />

Tus amigos <strong>de</strong> la Horda hicieron lo mismo, son tus enemigos así como tú lo eres para ellos.<br />

Los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> Lintharel se tensaron en torno a sus cartas. —Sirvo a la Alianza porque tal es<br />

la voluntad <strong>de</strong> la alta sacerdotisa Tyran<strong>de</strong> y <strong>de</strong>l archidruida Malfurion; les soy leal. —<br />

Frunció el ceño. —Sin embargo, las divisiones entre la Horda y la Alianza son falsas.<br />

—¡Divisiones falsas que se imponen con armas <strong>de</strong> fuego y espadas reales! —Bufó Baenan.<br />

—El jefe <strong>de</strong> guerra Hellscream no quiere paz. ¡Mira tu hogar en Vallefresno! Ese orco es una<br />

amenaza y tus amigos druidas son cómplices <strong>de</strong> su reinado. —Azotó las cartas sobre la<br />

mesa, fue ganador <strong>de</strong> esa ronda. —No hay nada ni nadie digno <strong>de</strong> confianza en la Horda y<br />

tienes que aceptarlo.<br />

* * *<br />

<strong>La</strong> luz que se colaba por la portilla <strong>de</strong> la enfermería le indicó a Chen que ya estaba entrada<br />

la mañana. Se sentía mejor físicamente, pero su espíritu seguía cansado. Había perdido a<br />

muchos seres queridos con el transcurso <strong>de</strong> los años y algunas muertes dolían más que<br />

otras.<br />

Chen siempre consi<strong>de</strong>ró a Li Li como la hija que nunca tuvo, el único miembro <strong>de</strong> su familia<br />

que era como él. Se cubrió los ojos con el pulpejo <strong>de</strong> sus zarpas mientras lágrimas<br />

hume<strong>de</strong>cían el pelaje <strong>de</strong> su rostro.<br />

—Caray, ¿acaso no hay suficiente agua en el mar? ¿Sientes la necesidad <strong>de</strong> crear más?<br />

Chen se sentó <strong>de</strong> manera abrupta. Un elfo <strong>de</strong> sangre claramente aburrido se encontraba<br />

recargado contra la pared <strong>de</strong> la enfermería, tenía los brazos cruzados.


—Reducido a esto, al parecer. —Se lamentó el elfo. —Niñera <strong>de</strong> pacientes.<br />

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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>La</strong> ira servía <strong>de</strong> refugio contra la pena. <strong>La</strong> marea <strong>de</strong> furia impulsó a Chen a <strong>de</strong>jar el catre y<br />

cruzar el recinto. Chen estaba versado en la intimidación.<br />

—Cuidaría mi lengua si fuera tú. —Gruñó. —Dudo que hayas enfrentado a uno <strong>de</strong> mi<br />

especie y, creeme, no quieres hacerlo.<br />

Antes <strong>de</strong> que el elfo tuviera la oportunidad <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r, alguien más entró a la habitación.<br />

Era Karrig, el chamán. Sostenía un bastón largo, con el cual golpeó fuertemente el suelo.<br />

—¡Talithar! —Gritó. —No pue<strong>de</strong>s pasar ni dos horas sin meterte en líos. <strong>La</strong>rgo <strong>de</strong> aquí, elfo<br />

infeliz.<br />

El elfo, Talithar, le lanzó una mirada <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio puro a Karrig, pero no dijo nada y salió <strong>de</strong><br />

la enfermería con su rostro bien parecido en alto.<br />

—Bastardo estirado. —Murmuró Karrig. —¡Un héroe <strong>de</strong> la Horda como tú merece respeto!<br />

—Le sonrió generosamente a Chen. —Es un gran honor tenerte a bordo.<br />

—Um… gracias. —Respondió Chen, no <strong>de</strong>l todo cómodo con la manera en que Karrig le<br />

llamó héroe. Sus recuerdos <strong>de</strong> Theramore pintaban la situación en una perspectiva más<br />

compleja.<br />

—Vine en tu busca —dijo Karrig—, el capitán Aldrek quiere hablar contigo.<br />

Chen asintió y lo siguió hasta el camarote <strong>de</strong>l capitán. Aldrek se encontraba sentado frente<br />

a un escritorio <strong>de</strong> labrado tosco, golpeteando la ma<strong>de</strong>ra con los <strong>de</strong>dos.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Karrig ha hablado mucho <strong>de</strong> tus proezas en Theramore hace ya tantos años. —Dijo<br />

Aldrek. —Estoy convencido <strong>de</strong> que haberte interceptado fue una señal <strong>de</strong> los espíritus.<br />

—¿Por qué? —Preguntó Chen. Había algo en el tono <strong>de</strong> Aldrek que le inquietaba.<br />

—Porque creo que pue<strong>de</strong>s ayudarnos. —Respondió el capitán orco. —Una vez que nos<br />

<strong>de</strong>shagamos <strong>de</strong>l navío <strong>de</strong> la Alianza que nos sigue…<br />

—No tengo i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué puedo hacer con respecto a eso, capitán. —Dijo Chen <strong>de</strong> forma<br />

educada. Aldrek pareció sorprendido.<br />

—¡Oh no! Ni te preocupes por ellos. —Dijo. —Tengo i<strong>de</strong>as más a largo plazo para ti.<br />

—¿Perdón?<br />

Aldrek se inclinó hacia Chen.<br />

—Verás, nuestra misión es sólo <strong>de</strong> reconocimiento, pero…<br />

—¿Reconocimiento <strong>de</strong> qué exactamente? —Interrumpió Chen. Tanto Aldrek como Karrig<br />

sonrieron.<br />

—Eso no puedo <strong>de</strong>círtelo, aún no. Pero como soldado <strong>de</strong> la Horda en la primera batalla <strong>de</strong><br />

Theramore, imagino que te sentirías honrado <strong>de</strong> servir en una segunda.<br />

Aldrek se recargó en el respaldo <strong>de</strong> su silla, permitiendo que sus palabras se asentaran.<br />

Chen luchó por mantener su expresión neutral.<br />

—Eso sería… toda una experiencia. —Respondió. —¿Es eso lo que planeas?


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Aldrek se tocó un costado <strong>de</strong> la nariz y sonrió con picardía. —No, es únicamente<br />

reconocimiento, ¿verdad?<br />

—Correcto. —Contestó Chen, recordando guiñarle el ojo al capitán. —Mera… exploración.<br />

—Aldrek asintió. —Exploración, en efecto. Preten<strong>de</strong>mos ayudar a la Alianza a enten<strong>de</strong>r eso.<br />

—Como sabes —dijo Karrig—, la obtención <strong>de</strong> recursos ha sido problemática <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la<br />

Horda llegó a Kalimdor. No es sencillo mantener una ciudad importante en medio <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>sierto.<br />

—Conozco algunos <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> Orgrimmar. —Dijo Chen.<br />

—¡Entonces compren<strong>de</strong>s nuestra imperativa! —Aldrek golpeó la palma <strong>de</strong> su mano con el<br />

puño. —Debemos obtener recursos a<strong>de</strong>cuados para nuestras familias y niños. Orgrimmar<br />

jamás <strong>de</strong>be peligrar.<br />

Chen <strong>de</strong>cidió no <strong>de</strong>cir más. Lo que Aldrek y Karrig le <strong>de</strong>cían era <strong>de</strong>sconcertante, al igual que<br />

el ferviente brillo en sus ojos cuando hablaban <strong>de</strong> Orgrimmar y su futuro.<br />

Tomando su silencio como consentimiento, el capitán Aldrek se relajó en su silla. —Me<br />

encuentro muy honrado <strong>de</strong> tenerte a bordo <strong>de</strong> mi nave, Chen Stormstout. —Dijo. —Estoy<br />

seguro <strong>de</strong> que <strong>de</strong>mostrarás ser un valioso aliado para la Horda. Tienes mi permiso para ir a<br />

don<strong>de</strong> te plazca en el barco. Pue<strong>de</strong>s retirarte.<br />

—Gracias, capitán. —Chen hizo un saludo.<br />

* * *


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Chen se dirigió a la galera. Quería una bebida fuerte y comida caliente. Estaba casi seguro<br />

<strong>de</strong> que Aldrek y Karrig habían revelado el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la Horda <strong>de</strong> invadir Theramore. No<br />

quería pensar en el asunto. Al menos la comida en el barco era <strong>de</strong>cente.<br />

El pandaren alzó la vista cuando alguien se sentó frente a él. Era Nita, la tauren que le había<br />

cuidado la noche anterior. Ella sonrió, gruesas trenzas enmarcaban su rostro gentil, y<br />

colocó sus enormes manos con tres <strong>de</strong>dos sobre la mesa.<br />

—¿Cómo te sientes hoy, Chen Stormstout? —Preguntó.<br />

—Muy bien, gracias a tus habilida<strong>de</strong>s. —Respondió. —Eres una druida muy talentosa.<br />

Ella le ofreció una radiante sonrisa. —Gracias, siento no haber podido estar contigo esta<br />

mañana. Por <strong>de</strong>sgracia tenía otros <strong>de</strong>beres qué aten<strong>de</strong>r. ¿Te indicó Talithar que vinieras<br />

aquí por comida?<br />

—Um, no. —Dijo Chen. —Él, ah… no fue muy educado que digamos.<br />

Nita se mostró consternada. —Me disculpo en su nombre. —Dijo. —Es uno <strong>de</strong> los magos<br />

<strong>de</strong>l barco y un alma atormentada. Se ha enemistado con casi toda la tripulación. —Suspiró<br />

pesadamente. —Le pedí que te auxiliara porque creí que le haría bien algo <strong>de</strong> interacción<br />

con alguien que no pertenecía a nuestro barco. Supongo que me equivoqué.<br />

—No es culpa tuya que no sepa comportarse. —Dijo Chen. —Pero es amable <strong>de</strong> tu parte<br />

preocuparte por él.<br />

—Es mi <strong>de</strong>ber preocuparme por los <strong>de</strong>más —se mostraba sonriente una vez más—, soy<br />

una sanadora y, a<strong>de</strong>más, todos somos hijos <strong>de</strong> la Madre Tierra. Somos más fuertes cuando<br />

estamos unidos que cuando estamos divididos. —Hizo una pausa, frunciendo el ceño. —<br />

Creo que a nuestro capitán se le olvida eso a veces.


* * *<br />

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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

A bordo <strong>de</strong>l Elwynn, el capitán Heller llamó a una reunión general en cubierta. Heller miró<br />

al personal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la parte alta <strong>de</strong>l puente.<br />

—Como muchos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s saben —anunció—, he estado en contacto con los dirigentes<br />

<strong>de</strong>l barco <strong>de</strong> la Horda.<br />

—El corazón <strong>de</strong> Li Li saltó. Si Heller entabló comunicación con el barco <strong>de</strong> la Horda, podría<br />

preguntarle sobre Chen.<br />

—Su presencia es preocupante —prosiguió el capitán— y no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jarlos sin<br />

supervisión. Para mi sorpresa, dijeron que entendían y que les gustaría colaborar para<br />

llegar a una resolución pacífica.<br />

Hubo murmullos y susurros entre la multitud.<br />

—Su capitán aceptó enviar un mensajero diplomático con la condición <strong>de</strong> que hagamos lo<br />

mismo. Concuerdo con tal curso <strong>de</strong> acción, por lo tanto, necesito un voluntario. Dicho<br />

individuo <strong>de</strong>be ser valiente y estar listo para hablar en representación <strong>de</strong> la Alianza. No<br />

necesito <strong>de</strong>cirles que pue<strong>de</strong> ser peligroso, sin embargo, si po<strong>de</strong>mos convencerlos <strong>de</strong><br />

regresar a Durotar, será una victoria para la Alianza. ¿Quién prestará servicio a esta causa?<br />

Varias manos surgieron al son <strong>de</strong> gritos afirmativos, pero una figura avanzó sin miedo y<br />

subió hasta la mitad <strong>de</strong> la escalinata que conducía al punto don<strong>de</strong> estaba el capitán;<br />

irguiéndose a todo lo que daba su metro veinte <strong>de</strong> altura. Era Baenan, el enano. Li Li<br />

escuchó el agudo soplo <strong>de</strong> Lintharel junto a ella.<br />

—¡Yo iré! ¡Como paladín <strong>de</strong> la Luz, ofrezco con gusto mi servicio en nombre <strong>de</strong> la Alianza!


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

El capitán Heller asintió. —Muy bien. Les comunicaré que hemos seleccionado un<br />

mensajero y prepararemos el intercambio.<br />

El capitán hizo una seña al mago draenei que se encontraba cerca, el cual lanzó al aire una<br />

serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> color, trazando runas entre una cascada <strong>de</strong> luz. Después <strong>de</strong> una larga<br />

pausa, Li Li notó algo similar originarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cubierta <strong>de</strong>l buque <strong>de</strong> la Horda.<br />

—¡El intercambio tendrá lugar en media hora! —Declaró el capitán Heller antes <strong>de</strong> volverse<br />

hacia Baenan. —Sígueme, te daré las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> tu misión.<br />

Baenan saludó con gran entusiasmo y Li Li se abrió paso entre la multitud. Al verla, Heller<br />

se <strong>de</strong>tuvo.<br />

—¿Sí? —Preguntó bruscamente.<br />

—Um, tengo una pregunta, señor. —Dijo Li Li con tanta educación como pudo. —He estado<br />

tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir si alguien ha visto a mi tío <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tormenta. Me pregunto si el<br />

mensaje <strong>de</strong> la Horda mencionó algo acerca <strong>de</strong> otro pandaren, o <strong>de</strong> un pequeño bote en los<br />

alre<strong>de</strong>dores.<br />

El capitán Heller entrecerró los ojos, pero Li Li se mantuvo firme. Su pregunta era inocente.<br />

—El mensaje no <strong>de</strong>cía nada <strong>de</strong> eso. —Respondió Heller al fin. —Pue<strong>de</strong>s preguntarle tú<br />

misma al diplomático <strong>de</strong> la Horda cuando llegué.<br />

—Gracias capitán. —Li Li asintió en dirección a Baenan. —Buena suerte. —El enano asintió<br />

a modo <strong>de</strong> respuesta, su rostro cargado <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación, y luego comenzó a caminar junto<br />

a Heller. Ambos <strong>de</strong>saparecieron bajo cubierta en compañía <strong>de</strong> algunos guardias.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—El resto <strong>de</strong> la tripulación comenzó a dispersarse y Li Li vio a Trialin en las cercanías. <strong>La</strong><br />

enana levantó la barbilla con orgullo por su hermano, pero sus mejillas se encontraban muy<br />

pálidas. Lintharel se <strong>de</strong>tuvo frente a Li Li con la mandíbula tensa y el ceño fruncido. <strong>La</strong><br />

druida miró hacia el cielo y luego cerró sus etéreos ojos color plata.<br />

—¿Pue<strong>de</strong>s sentir el cambio en los vientos? —Preguntó. —Habrá una tormenta esta noche.<br />

* * *<br />

—¿Estás segura <strong>de</strong> que quieres correr el riesgo? —Aldrek evaluó a su voluntario<br />

diplomático, nadie más que Nita la druida.<br />

—He colaborado con miembros <strong>de</strong> la Alianza como parte <strong>de</strong>l Círculo Cenarion —repuso<br />

Nita—, eso les tranquilizará.<br />

Aldrek se frotó la barbilla pensativo. —Bien, ¿pue<strong>de</strong>s remar hasta allá?<br />

Nita podría haberse convertido en ave y volado hasta allá, pero la Alianza iba a enviar un<br />

bote. Era mejor ser recíprocos.<br />

—Sí. —Respondió.<br />

A Chen se le concedió un sitio <strong>de</strong> honor, <strong>de</strong> pie cerca <strong>de</strong> Karrig y <strong>de</strong>l capitán Aldrek, y vio<br />

como Nita se aproximó con calma para ofrecerse como mensajero para la Alianza. El<br />

pandaren pensó en sus palabras previas: todos somos hijos <strong>de</strong> la Madre Tierra.<br />

Definitivamente no había mejor candidato para una misión cuyo objetivo era calmar la<br />

tensión entre los navíos.<br />

En tanto que Nita preparaba su bote, Aldrek guió al enorme buque <strong>de</strong> guerra hacia el navío<br />

<strong>de</strong> la Alianza. Para que los mensajeros pudieran salvar fácilmente la brecha, ambas naves


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>de</strong>berían estar bastante cerca una <strong>de</strong> la otra, a distancia <strong>de</strong> tiro. Chen estaba nervioso e<br />

intentaba no ser negativo, pero no podía evitar recordar lo que Aldrek insinuó con respecto<br />

a Theramore. ¿Qué planeaba la Horda? ¿Qué tanto sabía la Alianza? ¿Era esta situación el<br />

resultado <strong>de</strong> una coinci<strong>de</strong>ncia en alta mar, o la Alianza los había rastreado? Quizá la Horda<br />

les tendió una trampa?<br />

El Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra quedó paralelo al Elwynn. Dos marinos ayudaron a Nita a bajar el<br />

bote a alta mar y se puso en marcha. Los remos subían y bajaban <strong>de</strong> manera rítmica con<br />

cada tirón <strong>de</strong> sus brazos.<br />

* * *<br />

Los mensajeros se cruzaron al llegar a la mitad <strong>de</strong>l espacio entre los barcos. Baenan echó<br />

una mirada a la tauren mientras pasaba, notando que su atuendo era típico <strong>de</strong> los druidas.<br />

Su corazón se tranquilizó. Los tauren eran mucho más razonables que los orcos y a<strong>de</strong>más<br />

colaboraban con frecuencia con miembros <strong>de</strong> la facción contraria. Quizá había esperanza<br />

para esta misión.<br />

Al llegar a su <strong>de</strong>stino, los marinos <strong>de</strong> la Horda estaban listos para recibirle. Mientras izaban<br />

su bote, Baenan miró al Elwynn, <strong>de</strong>lineado con elegancia en un tono dorado-anaranjado<br />

gracias al sol <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer. El enano murmuró una oración a la Luz para regresar ahí con<br />

bien.<br />

* * *<br />

Li Li esperó frente a la tripulación, resuelta a ser <strong>de</strong> los primeros en recibir al diplomático<br />

para preguntarle acerca <strong>de</strong> su tío. Cuando la gran tauren subió a cubierta, Li Li avanzó con<br />

entusiasmo.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—¡Bienvenida a bordo! —Dijo el capitán Heller, extendiendo una mano. Nita la estrechó<br />

con cali<strong>de</strong>z y los marinos reunidos inclinaron sus cabezas respetuosamente.<br />

—Gracias, capitán. —Respondió ella. —Espero que podamos alcanzar un acuerdo<br />

satisfactorio para ambas partes. —Nita examinó la multitud y, al ver a Li Li, arqueó las<br />

cejas.<br />

Li Li no pudo evitarlo. —¡Me reconoces! —Exclamó con alegría. —Um, quiero <strong>de</strong>cir, —¡a mi<br />

especie! ¿Has visto a mi tío Chen?<br />

—Sí, lo encontramos en su bote la mañana siguiente a la tormenta. —Nita sonrió. —Se<br />

pondrá feliz al enterarse <strong>de</strong> que estás a salvo.<br />

—Gracias, muchas gracias. —Li Li sintió un nudo en la garganta por la emoción. No tenía<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo preocupada que había estado por Chen hasta que recibió confirmación <strong>de</strong> que se<br />

encontraba a salvo. Ella y su tío pronto estarían reunidos.<br />

—Por aquí. —El capitán Heller dio un paso frente a Li Li y señaló su camarote. —<br />

Hablaremos <strong>de</strong> nuestros objetivos para llegar a un acuerdo.<br />

Nita siguió cortésmente al capitán Heller. <strong>La</strong>s po<strong>de</strong>rosas pezuñas <strong>de</strong> la tauren retumbaban<br />

por la cubierta <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con cada paso. Al caminar junto a Li Li, el capitán le lanzó una<br />

mirada hostil. <strong>La</strong> pandaren los vio <strong>de</strong>saparecer bajo cubierta y luego se volvió para mirar el<br />

barco <strong>de</strong> la Horda, notando que el bote <strong>de</strong> Baenan ya se encontraba a bordo. <strong>La</strong>s pláticas<br />

estaban en curso.<br />

* * *<br />

Baenan casi temía que todos en el camarote <strong>de</strong>l capitán pudieran escuchar los latidos <strong>de</strong> su<br />

corazón acelerado. Intentando calmarse, miró en torno a la habitación repleta <strong>de</strong> orcos,<br />

trols, un tauren, dos goblins (discutiendo quién se treparía al escritorio <strong>de</strong>l capitán) y un


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Renegado podrido y enmohecido. También había uno <strong>de</strong> esos pandaren, como la muchacha<br />

en el Elwynn. Frunció el ceño. <strong>La</strong> muchacha dijo que viajaba con su tío. ¿Sería él acaso? De<br />

ser así, ¿por qué estaba con la Horda?<br />

Baenan miró al capitán Aldrek, quien mostró una amplia sonrisa <strong>de</strong> <strong>de</strong>predador.<br />

—Ahora —dijo el capitán con soltura— hablemos <strong>de</strong>l asunto como gente razonable.<br />

Baenan tragó saliva y logró hallar su voz. —Como sabes, nos preocupa la presencia <strong>de</strong><br />

navíos <strong>de</strong> la Horda tan al sur.<br />

—Estas aguas son neutrales. —Dijo Aldrek.<br />

—Eso es cierto —respondió Baenan—, pero aún así tuviste que navegar por territorio <strong>de</strong><br />

Theramore para llegar aquí, lo cual…<br />

—¿Cómo sabes que no salimos <strong>de</strong>l Campamento Grom’Gol en Tuercespina? —Interrumpió<br />

Aldrek.<br />

—¿Eso hicieron? —Preguntó Baenan <strong>de</strong> forma rotunda.<br />

Aldrek fue tomado por sorpresa. —Estamos aquí bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> guerra en<br />

misión <strong>de</strong> reconocimiento. —Su voz comunicaba una advertencia.<br />

—Mira —dijo Baenan—, soy un enano. Mi gente es directa. Tú dices que estás aquí en<br />

misión <strong>de</strong> reconocimiento. Quizá así sea, pero no hay modo <strong>de</strong> que sepamos que es verdad.<br />

Sólo queremos que nuestras tierras en Theramore estén a salvo. Permítenos escoltarte <strong>de</strong><br />

vuelta a aguas <strong>de</strong> Durotar, esa es la oferta <strong>de</strong> mi capitán.<br />

El capitán Aldrek se echó a reír y el corazón <strong>de</strong> Baenan se precipitó hasta su estómago.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Esa es precisamente la oferta que rechazo. —Dijo el orco mientras chasqueaba los <strong>de</strong>dos.<br />

—Este enano es nuestro prisionero.<br />

<strong>La</strong> primera reacción <strong>de</strong> Baenan fue luchar por su libertad, pero esa era una i<strong>de</strong>a muy mala.<br />

Le superaban en número y le quitaron sus armas cuando abordó el Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra.<br />

—Sabía que eran un montón <strong>de</strong> cobar<strong>de</strong>s mentirosos. —Murmuró, lo cual le rindió un<br />

coscorrón por parte <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los orcos.<br />

—Y aún así <strong>de</strong>cidiste confiar en nosotros. —El rostro <strong>de</strong> Aldrek mostraba petulancia. —<br />

Enciérrenlo en el pantoque y encuentren a alguien para vigilarle. Llamen todos a cubierta y<br />

preparen los cañones mientras la Alianza piensa que las negociaciones aún están en curso.<br />

Mientras guiaban a Baenan fuera <strong>de</strong> la habitación, Chen tuvo que echar mano <strong>de</strong> toda su<br />

fuerza <strong>de</strong> voluntad para mantener una expresión neutral. Casi saltó en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l enano,<br />

pero reconsi<strong>de</strong>ró. Quería obtener más información acerca <strong>de</strong> lo que ocurría. Sin importar lo<br />

mucho que le molestaba, tenía que esperar hasta que llegara el momento a<strong>de</strong>cuado.<br />

* * *<br />

Nita se encontraba frente al capitán Heller en su camarote. Varios oficiales navales, con las<br />

manos a la espalda a la usanza formal, flanqueaban a los negociadores.<br />

—Capitán —comenzó ella—, quisiera ofrecerle una explicación <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> los<br />

movimientos <strong>de</strong> nuestro buque…<br />

—Nita —interrumpió Heller—, no me interesan los pormenores <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> la<br />

Horda. Sólo quiero que tu gente salga <strong>de</strong> aquí.


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Estas aguas son neutrales —replicó ella—, tenemos tanto <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> estar aquí como<br />

uste<strong>de</strong>s.<br />

—Eso pue<strong>de</strong> ser cierto —prosiguió Heller con indiferencia—, pero uste<strong>de</strong>s son una<br />

amenaza. No estaré satisfecho <strong>de</strong> que el peligro ha sido contenido hasta que su navío esté<br />

<strong>de</strong> regreso en Durotar, don<strong>de</strong> pertenece.<br />

—Puedo comunicarle eso a mi capitán si así lo <strong>de</strong>sea. —Dijo Nita <strong>de</strong> modo tentativo.<br />

—No, habremos <strong>de</strong> comunicarnos con él directamente. —Dijo Heller. —Tú permanecerás<br />

aquí como garantía para que nuestro mensaje sea escuchado como es <strong>de</strong>bido.<br />

<strong>La</strong> boca <strong>de</strong> Nita se abrió por la sorpresa. —¿Qué? ¿Me tomará prisionera?<br />

—Hago lo que tengo que hacer. —Dijo el capitán. —Arréstenla.<br />

Cuatro oficiales sujetaron los brazos <strong>de</strong> la tauren. —¡Esto es un ultraje! —Gritó mientras<br />

luchaba contra sus captores. —¡Soy una druida <strong>de</strong>l Círculo Cenarion! ¡He colaborado con el<br />

mismísimo Malfurion Stormrage!<br />

—Qué lindo —respondió Heller—, si alguna vez me lo presentan le diré que te conozco.<br />

* * *<br />

Atado en el pantoque <strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra, Baenan podía escuchar estruendos<br />

distantes que parecían ser pies marchando y el arrastre <strong>de</strong> cañones pesados. El maldito<br />

capitán orco se preparaba para lanzar un ataque contra el Elwynn y Baenan no podía<br />

impedirlo. No había nada peor que la impotencia; estaba furioso con la Horda.


28<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

El capitán Aldrek no <strong>de</strong>jó a Baenan solo en su prisión. Talithar, un arrogante elfo <strong>de</strong> sangre,<br />

se encontraba <strong>de</strong> guardia con apariencia aburrida. Baenan lo odiaba con todas las fibras <strong>de</strong><br />

su ser.<br />

—Horda inmunda —gruñó Baenan—, el capitán Heller los enviará al fondo <strong>de</strong>l mar como<br />

bocadillos para los naga.<br />

—Y a ti con nosotros si tiene éxito. —Respondió Talithar. —Trágico en verdad. Para que<br />

sobrevivas, tus amigos <strong>de</strong>ben per<strong>de</strong>r.<br />

—De ser así, moriré feliz sabiendo que me los llevo conmigo. —Replicó Baenan.<br />

—Muy noble <strong>de</strong> tu parte.<br />

Baenan escupió cerca <strong>de</strong> los pies <strong>de</strong>l elfo. —Uste<strong>de</strong>s, elfos <strong>de</strong> sangre, no sabrían <strong>de</strong> nobleza<br />

aunque la tuvieran tatuada en la frente. Patéticos adictos a la magia, ¡incluso vendieron a su<br />

propia gente!<br />

El rostro <strong>de</strong> Talithar pali<strong>de</strong>ció, dando a Baenan la satisfacción <strong>de</strong> haber golpeado un punto<br />

<strong>de</strong>licado. Sabía que no era inteligente provocar a su carcelero, pero estaba <strong>de</strong>masiado<br />

enojado como para importarle.<br />

—Sí —prosiguió—, he conocido altos elfos durante mi vida y sé lo que les hicieron.<br />

Provengo <strong>de</strong> Loch Modan, he escuchado las historias que cuenta la joven <strong>de</strong> los Errantes…<br />

Con un sorpresivo <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> pura fuerza física, Talithar cruzó la habitación con un paso<br />

y levantó a Baenan, estrellándole contra la pared. Lo sostuvo ahí, a su altura, casi el doble<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>l enano, y le clavó la mirada.


29<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Jamás se te ocurra mencionarla en mi presencia. —<strong>La</strong> voz <strong>de</strong> Talithar se apreciaba<br />

calmada, pero contaba con un trasfondo amenazador que provocó que se le erizara el<br />

cabello a Baenan. Pretendía hacer enojar al elfo, pero su reacción fue extrema. No<br />

importaba, la Horda tomó prisionero al enano y le negó la oportunidad <strong>de</strong> luchar con<br />

armas, así que se valió <strong>de</strong> palabras; el elfo representaba todo aquello que <strong>de</strong>testaba.<br />

Veo que conoces a Vyrin Vientoveloz. —Dijo Baenan por mero rencor. —¿Alguien especial?<br />

Bueno, ¡ella odia a tu especie y todo lo que ésta representa!<br />

Talithar lanzó a Baenan al suelo. El enano aterrizó sobre su hombro, preparándose para<br />

recibir la furia <strong>de</strong>l mago, pero éste poseía una compostura impresionante y no hizo nada<br />

más.<br />

Baenan logró sentarse. Su hombro pulsaba, pero había valido la pena provocar al elfo <strong>de</strong><br />

sangre. Talithar tenía la cabeza inclinada y los puños apretados, con los nudillos<br />

emblanquecidos. El enano miró hacia arriba y su boca se abrió.<br />

Lágrimas surcaban el rostro <strong>de</strong> Talithar.<br />

—Una esposa tien<strong>de</strong> a ser alguien especial para su esposo. —Su voz iba cargada <strong>de</strong> furia,<br />

humillación y <strong>de</strong>sesperación. Talithar arrancó una <strong>de</strong>lgada ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> oro que pendía <strong>de</strong> su<br />

cuello y la lanzó a pies <strong>de</strong> Baenan. Ésta no tenía cuentas ni pendientes, sólo dos exquisitos<br />

anillos —<strong>de</strong> hombre y mujer— <strong>de</strong> origen élfico.<br />

—¿Crees que no sé lo que soy? Los sin’dorei tuvimos que elegir entre integridad o<br />

bienestar, como si eso fuera una elección. Escogí mi bienestar y mi esposa eligió su<br />

integridad.<br />

* * *


30<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Chen se apresuró a llegar hasta el nivel más bajo <strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra tan rápido<br />

como pudo. Evitar que le viera el capitán Aldrek fue difícil y encima tuvo que buscar sus<br />

armas. Corrió con suerte, no obstante, el bote tol’vir se encontraba almacenado junto a los<br />

<strong>de</strong>más botes salvavidas y la tripulación no había tocado sus pertenencias. Incluso la perla<br />

estaba don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>jó, sana y salva <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su mochila <strong>de</strong> viaje. Uno <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> la<br />

admiración que sentía Aldrek, supuso Chen.<br />

<strong>La</strong> entrada al pantoque estaba asegurada. Chen respiró profundo y <strong>de</strong>rribó la puerta <strong>de</strong> una<br />

patada, apresurándose al interior blandiendo su bastón. El arma silbó por el aire <strong>de</strong> manera<br />

inofensiva. Chen se <strong>de</strong>tuvo para evaluar la situación. Baenan, el embajador enano, estaba<br />

sentado en el suelo. Tenía los miembros atados y se le apreciaba miserable. Con la misma<br />

apariencia miserable, Talithar, el guardia asignado, estaba sentando con la espalda<br />

recargada contra la pared.<br />

Chen bajó su bastón y se dirigió hacia Baenan sin quitarle la vista a Talithar.<br />

—Vengo a ayudarte a escapar. —Dijo. —Talithar, te advierto que…<br />

El elfo lo sorprendió con una risa breve y amarga. —No voy a <strong>de</strong>tenerlos, sólo váyanse.<br />

<strong>La</strong> actitud <strong>de</strong> Talithar confundió a Chen, pero no iba a cuestionarla. Con presteza se<br />

arrodilló junto a Baenan y usó un cuchillo para liberarlo. El enano lo miró agra<strong>de</strong>cido.<br />

—Eres uno <strong>de</strong> esos pandaren —dijo, frotándose las muñecas—, gracias por salvarme.<br />

—¿Conoces a mi gente? —Preguntó Chen mientras cortaba las cuerdas que sujetaban las<br />

piernas <strong>de</strong> Baenan.<br />

—No mucho. —Respondió el enano. —Pero el otro día recogimos a una muchacha<br />

pandaren durante la tormenta…


31<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Chen agarró a Baenan <strong>de</strong>l cuello <strong>de</strong> la camisa y lo levantó. —¿Li Li? —Gritó el pandaren <strong>de</strong><br />

modo frenético. —¿Se llamaba Li Li?<br />

—¡Sí! —Confirmó Baenan, algo agitado <strong>de</strong> que le habían levantado <strong>de</strong>l suelo con violencia<br />

por segunda vez en menos <strong>de</strong> media hora. —¡Se llama Li Li! Dijo haber sido lanzada por la<br />

borda durante la tormenta.<br />

—Está viva. —Chen dijo débilmente, soltando a Baenan. —Mi sobrina está viva.<br />

—Sana y salva a bordo <strong>de</strong>l Elwynn. —Dijo Baenan.<br />

—Entonces no hay tiempo qué per<strong>de</strong>r. —Declaró Chen. —Aldrek se prepara para la guerra.<br />

¡Vámonos!<br />

Chen se volvió para irse, pero Baenan dudó y recogió un objeto brillante <strong>de</strong>l suelo. Para<br />

sorpresa <strong>de</strong> Chen, el enano se lo extendió a Talithar.<br />

—Esto te pertenece. —Dijo el enano visiblemente incómodo. —Debes tenerlo <strong>de</strong> vuelta y…<br />

—Baenan hizo una pausa. —<strong>La</strong>mento lo que dije, fue cruel <strong>de</strong> mi parte.<br />

Chen parpa<strong>de</strong>ó. Era claro que se había perdido <strong>de</strong> algo.<br />

—No. —Dijo Talithar con suavidad y extendió una mano para acariciar ambos anillos. —<br />

Tenías razón. Vyrin me <strong>de</strong>jó por algo. Tomé mi <strong>de</strong>cisión y hubo consecuencias.<br />

—Sí, pero… —Baenan dudó <strong>de</strong> nuevo. —Hay algo más, ella hablaba <strong>de</strong> ti. Quiero <strong>de</strong>cir, yo<br />

no sabía eras tú, pero mencionó que estuvo casada. Nunca me dijo por qué <strong>de</strong>jó a su esposo.<br />

—No te odia —dijo Baenan—, sé que está enojada pero te extraña.


32<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>La</strong> expresión <strong>de</strong> Talithar pasó por varias facetas mientras Baenan hablaba y finalmente se<br />

asentó en melancolía nostálgica. Sin embargo, no tomó el collar.<br />

—Quédatelo —dijo Talithar—, pero hazme un favor.<br />

Baenan asintió con cautela.<br />

—Cuando regreses a Loch Modan, llévale los anillos a Vyrin. Dile que la extraño y que<br />

nunca <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> amarla.<br />

—Lo haré —dijo Baenan—, lo prometo.<br />

Talithar se incorporó. —Sólo tendrán una oportunidad <strong>de</strong> escapar. —Les dijo a Chen y a<br />

Baenan. —Si los atrapan, serán ejecutados al instante. Haré lo que pueda para distraer a los<br />

marinos.<br />

—Gracias —dijo Chen—, en verdad.<br />

Talithar sonrió, pero la tristeza no <strong>de</strong>jó sus ojos. —En marcha.<br />

* * *<br />

Con el anochecer, un conjunto <strong>de</strong> nubes se <strong>de</strong>slizó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sur y el aire se enfrió. Li Li sintió<br />

escalofríos tan pronto salió a la cubierta <strong>de</strong>l Elwynn, esperando con ansias el resultado <strong>de</strong> la<br />

reunión diplomática. Lintharel <strong>de</strong>sapareció, fundiéndose con las sombras como era común<br />

con los elfos <strong>de</strong> la noche. Junto a Li Li, Trialin mordisqueaba el costado <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos,<br />

sin duda preocupada por su hermano. Li Li esperaba que todo saliera bien. <strong>La</strong> situación<br />

podría resolverse <strong>de</strong> manera pacífica si ambos bandos tuvieran la disposición <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

lado su orgullo. Algo tan simple pero tan difícil <strong>de</strong> lograr.


33<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Finalmente el capitán Heller y Nita aparecieron en cubierta. Li Li se paró <strong>de</strong> puntitas<br />

intentando ver qué ocurría y se le comprimió el corazón. Nita tenía las manos amarradas<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su espalda; la solemne expresión <strong>de</strong> los guardias indicaba que las negociaciones<br />

no llegaron a buen término.<br />

El capitán Heller esgrimió su espada.<br />

—¡Esta criatura —anunció, apuntándole a Nita con la hoja—, me atacó a mí y a mis oficiales<br />

cuando nos encontrábamos lejos <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la tripulación! ¡<strong>La</strong> sometimos y ahora<br />

<strong>de</strong>bemos hacer algo al respecto!<br />

—¡Mientes, no hice tal cosa! —Nita replicó enojada. Uno <strong>de</strong> los oficiales <strong>de</strong> mayor estatura<br />

le propinó una bofetada.<br />

—¡Silencio, escoria <strong>de</strong> la Horda!<br />

Una serie <strong>de</strong> explosiones y <strong>de</strong>stellos interrumpieron al capitán. Magia surgió <strong>de</strong> la cubierta<br />

<strong>de</strong>l barco <strong>de</strong> la Horda y runas iluminaron el cielo que se oscurecía.<br />

Uno <strong>de</strong> los magos gritó. —¡Or<strong>de</strong>nan que nos rindamos o Baenan muere!<br />

Furioso, Heller gruñó y maldijo. —¡Nunca nos rendiremos! —Gritó como si el Puño <strong>de</strong>l Jefe<br />

<strong>de</strong> Guerra pudiera escucharle.<br />

Trialin se cubrió la boca con ambas manos, suprimiendo un sollozo. Li Li colocó un brazo<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los hombros <strong>de</strong> la enana.


34<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Heller se volvió hacia Nita. —Tú. —Hizo una señal a sus hombres, quienes empujaron a la<br />

tauren hacia el frente. —Si la vida <strong>de</strong> Baenan está perdida, también la tuya. Sangre por<br />

sangre. —El capitán alzó su espada.<br />

Lintharel, prácticamente materializándose <strong>de</strong> la nada, se interpuso entre Nita y el capitán<br />

estirando ambos brazos.<br />

—No. —Dijo la elfa <strong>de</strong> la noche.<br />

<strong>La</strong> expresión <strong>de</strong>l capitán Heller se retorció por la furia, pero no bajó la espada.<br />

—¿Lintharel? —Dijo Nita con suavidad. Li Li la<strong>de</strong>ó la cabeza, ¿cómo sabía esta tauren el<br />

nombre <strong>de</strong> la elfa?<br />

—Apártate, elfa <strong>de</strong> la noche. —Dijo el capitán Heller.<br />

—En el Monte Hyjal luché junto con Nita. —Declaró Lintharel. —He tenido pocos<br />

camaradas tan honorables o valientes. Ella no ha hecho nada malo, déjala ir.<br />

—Su gente ha tomado a Baenan prisionero. —Dijo Heller con los dientes apretados.<br />

—Igual que tú a ella. —Indicó Lintharel. —Si la Horda pretendía capturar a Baenan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio, están dispuestos a sacrificar a Nita. Sabían cual sería tu reacción ante su<br />

ultimátum. Ella es una víctima, igual que Baenan.<br />

—Hazte a un lado, elfa <strong>de</strong> la noche. ¡Es una or<strong>de</strong>n!<br />

—¿O acaso tú también pretendías <strong>de</strong>tener al mensajero <strong>de</strong> la Horda —prosiguió Lintharel<br />

alzando la barbilla— con<strong>de</strong>nando así a Baenan a muerte?


35<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—¡Cierra el pico! —Rugió Heller. <strong>La</strong> punta <strong>de</strong> su espada temblaba a centímetros <strong>de</strong> la<br />

garganta <strong>de</strong> la elfa. —Tienes una <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> servicio con la Alianza. Desobe<strong>de</strong>cerme es<br />

traición.<br />

—Traicionar a un amigo es un pecado igual <strong>de</strong> grave. —Dijo ella. —¿A qué le <strong>de</strong>bo más,<br />

capitán? ¿A una lealtad política o a una personal?<br />

<strong>La</strong> pregunta se prolongó como la nota <strong>de</strong> un gong. Li Li sentía el corazón escapándosele por<br />

la boca. Los tripulantes miraban, quietos como la muerte. Nadie se atrevía siquiera a<br />

respirar. Todos los sonidos estaban magnificados: las olas que golpeaban el casco <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra, las jarcias agitándose con el viento. <strong>La</strong>s nubes aglomeradas se hicieron más<br />

gruesas, pintando el crepúsculo <strong>de</strong> un fantasmagórico tono ver<strong>de</strong>.<br />

El pelaje en los brazos y el cuello <strong>de</strong> Li Li se erizó. El aire estaba cargado, tenso hasta un<br />

límite intangible.<br />

Li Li entendió.<br />

Lintharel, <strong>de</strong> pie entre Nita y aquellos que buscaban lastimarle, no era tan vulnerable como<br />

parecía. Había estado entreteniéndolos, ganando tiempo.<br />

<strong>La</strong>nzando un hechizo.<br />

<strong>La</strong> primera gota <strong>de</strong> lluvia cayó <strong>de</strong>l cielo.<br />

—Lintharel —dijo el capitán Heller con calma sepulcral—, ésta es tu última advertencia.<br />

Li Li agarró a Trialin <strong>de</strong> la muñeca y se alejó <strong>de</strong> la multitud. <strong>La</strong> enana, percibiendo la<br />

urgencia <strong>de</strong> Li Li, la siguió sin hacer sonido alguno.


—No me apartaré. —Dijo Lintharel. Encima <strong>de</strong> ella, el cielo retumbó.<br />

—¡Así sea! ¡Maten…<br />

36<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>La</strong> otra mitad <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Heller se perdió entre un rugido <strong>de</strong> viento que surgió con<br />

ferocidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> atrás <strong>de</strong> Lintharel, <strong>de</strong>rribando a todos los que se encontraban frente a ella.<br />

En ese instante, un relámpago surcó el cielo y se impactó contra el mástil <strong>de</strong>l Elwynn como<br />

una bomba, encendiendo la gavia entre una lluvia <strong>de</strong> chispas. Astillas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l tamaño<br />

<strong>de</strong> dagas cayeron sobre cubierta. Li Li y Trialin se lanzaron <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una caja asegurada<br />

mientras las llamas iluminaban la noche.<br />

Lintharel caminó hacia el espacio, ahora libre, frente a ella. Sus brazos abiertos ya no eran<br />

un gesto <strong>de</strong> sacrificio, sino <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Sus ojos brillaban cual estrellas, blancas igual que los<br />

relámpagos que invocó. Un viento imposible giraba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ella, agitando su cabello y<br />

su larga falda, pero no le causaba daño. Li Li miró asombrada, Lintharel parecía una diosa.<br />

—Libérala. —Le or<strong>de</strong>nó a uno <strong>de</strong> los atemorizados marinos en cubierta. Él asintió, ojos<br />

muy abiertos a causa <strong>de</strong>l miedo, y comenzó a arrastrarse hacia Nita.<br />

Otra explosión sacudió el navío entero y todos trastabillaron. En algún punto, la gente<br />

gritaba pidiendo agua y sanadores.<br />

El Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra había disparado.<br />

El caos se adueñó <strong>de</strong> todo. <strong>La</strong> lluvia caía con fuerza <strong>de</strong> las nubes. Algunos <strong>de</strong> los miembros<br />

<strong>de</strong> la tripulación se lanzaron contra Lintharel y Nita, mientras otros se aprestaban a<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el barco. Entre todo ello, el capitán Heller gritaba ór<strong>de</strong>nes, intentando<br />

<strong>de</strong>sesperadamente recuperar el control.


37<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Un aluvión <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong> cañón respondió a la <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong>l navío <strong>de</strong> la Horda. Algunos <strong>de</strong> los<br />

tiros dieron en el blanco. Li Li salió <strong>de</strong> su escondite, sus ojos fijos en la pequeña multitud<br />

que luchaba contra la elfa <strong>de</strong> la noche y la tauren.<br />

—¿A dón<strong>de</strong> vas? —Gritó Trialin.<br />

—Lo que le hicieron a Nita está mal. —Dijo Li Li <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>safiante. —Voy a ayudarle a<br />

ella y a Lintharel.<br />

Li Li temía que la furia <strong>de</strong> Trialin por lo ocurrido con su hermano la orillaría a unirse al<br />

bando contrario, pero se sintió aliviada cuando la enana asintió.<br />

—Sí —dijo—, es el súmmum <strong>de</strong> la cobardía atacar a un diplomático. —Ella <strong>de</strong>senvainó una<br />

espada corta y se la lanzó a Li Li. —Necesitarás un arma.<br />

—Gracias. —Dijo Li Li. —Con un grito, ambas se lanzaron a la batalla.<br />

* * *<br />

Chen y Baenan corrieron por los pasillos bajo cubierta, intentando mantener un perfil tan<br />

bajo como fuera posible. Baenan ocultó su barba bajo su camisa y usó un casco para cubrir<br />

su rostro en un chapucero intento <strong>de</strong> disfrazarse. El crudo plan <strong>de</strong> escape constituia<br />

dirigirse al bote tol’vir, lanzarlo al mar y saltar. Tenían probabilida<strong>de</strong>s remotas <strong>de</strong> tener<br />

éxito, pero quedarse no era opción.<br />

El barco se sacudió cuando los cañones <strong>de</strong> la Alianza dieron en el blanco. Chen encontró la<br />

escalera que buscaba, la más cercana a los botes salvavidas, y empujó a Baenan;<br />

apresurándose <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él.


38<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—¡El prisionero! —Retumbó una voz <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos. Chen reconoció a Karrig. —¡Sucio<br />

traidor! —Exclamó el orco. —¡Confiamos en ti! ¡Mátenlos a ambos!<br />

Chen miró hacia atrás, contó a seis incluyendo a Karrig. El pandaren maldijo. Luchar contra<br />

ellos tomaría mucho tiempo.<br />

—¡Váyanse! —Dijo otra voz. Talithar entró corriendo y <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong> un salto al pie <strong>de</strong> la<br />

escalera. —¡Los <strong>de</strong>tendré!<br />

Los dos fugitivos ni dudaron. Murmurando silenciosas palabras <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento, Chen<br />

subió lo que quedaba <strong>de</strong> la escalera y él y Baenan corrieron.<br />

—¡Eres una <strong>de</strong>sgracia para la Horda, Talithar Vientoveloz! —Rugió Karrig. —¡Elfo<br />

malnacido y traicionero!<br />

—Luché por la Horda en los páramos nevados <strong>de</strong> Corona <strong>de</strong> Hielo —respondió Talithar con<br />

calma— y me enorgulleció hacerlo. Sin embargo, la Horda no posee toda mi lealtad.<br />

—Quítate —gruñó Karrig—, o muere.<br />

Talithar alzó ambas manos y manifestó bolas <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong> color rojo sobre sus palmas. <strong>La</strong><br />

agreste luz iluminaba el contenido <strong>de</strong> la bo<strong>de</strong>ga. En las pare<strong>de</strong>s había barriles llenos <strong>de</strong><br />

pólvora y munición adicional para los cañones.<br />

—Oh —Talithar les ofreció una sonrisa pacífica—, ya tomé mi <strong>de</strong>cisión.<br />

* * *


39<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

El fuego se había extendido a la vela mayor y la lluvia servía <strong>de</strong> poco para <strong>de</strong>tenerlo. Un<br />

puñado <strong>de</strong> marinos trabajaban una brigada <strong>de</strong> cubetas para contener el incendio, pero sus<br />

esfuerzos resultaban inútiles. Eventualmente el barco ar<strong>de</strong>ría por completo.<br />

—¡Nita —gritó Lintharel—, tienes que salir <strong>de</strong> aquí! ¡Asume una <strong>de</strong> tus formas y escapa!<br />

—Salvaste mi vida —respondió la tauren—, no <strong>de</strong>jaré que luches sola.<br />

—¡Ella no está sola! —Gritó Li Li, abriéndose paso entre ambas druidas.<br />

—¡Sí, estamos aquí para ayudarte! —Dijo Trialin, esgrimiendo dos hachas con gran<br />

maestría. Lintharel lanzaba <strong>de</strong>scargas mágicas <strong>de</strong> color amarillo, Li Li bloqueaba las armas<br />

<strong>de</strong> los marineros. <strong>La</strong> enana, la elfa <strong>de</strong> la noche y la pandaren obligaron a sus atacantes a<br />

retroce<strong>de</strong>r y abrieron un pequeño espacio.<br />

—¡Ahora es tu oportunidad! —Li Li le gritó a Nita.<br />

—¡Estoy en eterna <strong>de</strong>uda con uste<strong>de</strong>s! —Nita se alejó <strong>de</strong> la fila <strong>de</strong> marineros con una<br />

enorme zancada y saltó por la borda. Momentos <strong>de</strong>spués, un león marino <strong>de</strong>sapareció entre<br />

las olas.<br />

Li Li sostenía con fuerza su espada y ja<strong>de</strong>aba. Se encontraba hombro a hombro con<br />

Lintharel y Trialin. <strong>La</strong> lluvia golpeaba su rostro y cuello. Ahora que Nita estaba libre, ellas<br />

también tenían que escapar.<br />

Trialin alzó un hacha, asintiendo hacia la druida y la pandaren. —Una —dijo—, dos…<br />

Un gran estallido sacudió al Elwynn <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el bauprés hasta la popa. <strong>La</strong> nave tembló con<br />

violencia y el casco <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra gimió por la fuerza <strong>de</strong> la explosión. Todos cayeron sobre


40<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

cubierta. Una columna <strong>de</strong> humo negro ascendía, mientras pequeñas gotas <strong>de</strong> brea ardiente<br />

caían <strong>de</strong>l cielo, alimentando las llamas que <strong>de</strong>voraban las velas.<br />

—¡Por Elune e Ysera! —Maldijo Lintharel. Li Li rodó hacia un lado, intentando ver qué<br />

había ocurrido. Salía humo <strong>de</strong> un enorme boquete en el Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra, don<strong>de</strong> se<br />

originó la explosión.<br />

—Baenan —susurró Trialin junto a Li Li—, oh Luz, por favor permite que esté vivo…<br />

Lintharel fue la primera en incorporarse y le tendió una mano a Li Li. <strong>La</strong> pandaren se estiró<br />

para tomarla, pero, por el rabillo <strong>de</strong>l ojo, notó movimiento. El capitán Heller se aproximaba<br />

sigilosamente a Lintharel con la espada <strong>de</strong>senvainada.<br />

—¡Cuidado! —Gritó Li Li, pero su advertencia llegó muy tar<strong>de</strong>. El cuerpo <strong>de</strong> Lintharel se<br />

arqueó, sus ojos abriéndose <strong>de</strong>sorbitadamente por el dolor y la sorpresa, cuando el acero<br />

<strong>de</strong>l capitán la atravesó.<br />

Lintharel tosió y sangre enrojeció las comisuras <strong>de</strong> su boca. <strong>La</strong> elfa cayó <strong>de</strong> rodillas sobre la<br />

cubierta <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra al son <strong>de</strong> un crujido y luego se <strong>de</strong>splomó, respirando <strong>de</strong> manera<br />

entrecortada.<br />

Heller sacó la espada. El color carmesí en la hoja plateada se corría gracias a la lluvia.<br />

—<strong>La</strong> pena por traición es la muerte. —Dijo con calma y luego alzó su arma para <strong>de</strong>scargar<br />

el tiro <strong>de</strong> gracia.<br />

Una sombra se materializó junto a Heller y una hoja curva con grabados en relieve tocó su<br />

garganta.<br />

Su rostro se hinchó por la furia. —¡Traidoras!


41<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Cállate. —Los ojos <strong>de</strong> Atropa, idénticos a los <strong>de</strong> Lintharel, fulguraban con intenciones<br />

asesinas. —<strong>La</strong> pena por lastimar a mi familia también es la muerte.<br />

* * *<br />

<strong>La</strong> lluvia dio la bienvenida a Baenan y a Chen cuando finalmente llegaron a cubierta. Nadie<br />

pareció darse cuenta <strong>de</strong> su presencia. Todos parecían estar preocupados por la batalla.<br />

Frente a ellos, el Elwynn ardía.<br />

—Tenemos que llegar allá. —Declaró Baenan. El pandaren y el enano corrieron hasta los<br />

botes salvavidas. Chen podía ver su velero tol’vir entre ellos.<br />

De pronto, el sólido piso <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra fue arrancado bajo los pies <strong>de</strong> Chen. El rugido y el calor<br />

<strong>de</strong> una gran explosión lo ro<strong>de</strong>ó, proyectándole a él y a Baenan por la cubierta contra los<br />

botes salvavidas.<br />

<strong>La</strong> batalla por conservar el sentido era una que Chen no podía darse el lujo <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r. Pese<br />

a que le dolían todas las articulaciones, se obligó a ponerse <strong>de</strong> rodillas. Cerca <strong>de</strong> ahí, Baenan<br />

se encontraba boca abajo, había perdido el casco por la explosión. Chen notó que su bastón<br />

rodaba a unos metros <strong>de</strong> distancia y se lanzó para agarrarlo, ignorando el dolor en sus<br />

piernas. Al menos nada parecía estar roto.<br />

—¡Baenan! —Sacudió con fuerza al enano. —¡Es nuestra oportunidad!<br />

—¡Ese tonto elfo <strong>de</strong> sangre! —Gruñó Baenan mientras Chen lo ayudaba a incorporarse. —<br />

¡Estabamos en la bo<strong>de</strong>ga <strong>de</strong> municiones!<br />

—No hay manera <strong>de</strong> que haya sobrevivido. —Dijo Chen pesadamente, sorprendido <strong>de</strong><br />

sentir una punzada <strong>de</strong> dolor por alguien a quien había amenazado por la mañana.


42<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Sí. —Baenan miró a Chen. —El barco se hundirá en cuestión <strong>de</strong> minutos, es hora <strong>de</strong> irnos.<br />

<strong>La</strong>s llamas lamían el boquete que la explosión causó en el casco <strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra.<br />

El navío hacía agua rápidamente y se inclinaba hacia un lado, facilitando a Chen y a Baenan<br />

el lanzamiento <strong>de</strong>l bote tol’vir.<br />

El acto <strong>de</strong> Talithar acabó con todo semblante <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n. En lo único que pensaba la<br />

tripulación era escapar con vida <strong>de</strong>l barco. Chen tomó un remo y comenzó a remar hacia el<br />

Elwynn, cuyas velas ardientes servían <strong>de</strong> faro en la tormenta.<br />

Al llegar junto al navío <strong>de</strong> la Alianza, una figura se <strong>de</strong>splomó <strong>de</strong> cubierta y chocó contra el<br />

agua, rozando el pequeño bote.<br />

—¡Ese era el capitán Heller! —Exclamó Baenan.<br />

Chen miró el cadáver, que flotó por unos instantes antes <strong>de</strong> hundirse bajo las olas. —Le<br />

rebanaron la garganta.<br />

Miraron el punto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual se <strong>de</strong>splomó el cuerpo <strong>de</strong> Heller. Chen ató provisionalmente<br />

el bote tol’vir al buque en llamas, listo para un escape rápido.<br />

—¿Listo? —Preguntó Baenan.<br />

—Sí, respondió el enano con cierto brillo en sus ojos. —Vamos a rescatar a nuestras<br />

familias y luego nos vamos.<br />

Ambos <strong>de</strong>jaron el velero tol’vir <strong>de</strong> un salto y se apresuraron a abordar el Elwynn.<br />

* * *


43<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

El amanecer <strong>de</strong> tonos rosas y dorados sólo iluminaba los restos que flotaban sobre las olas<br />

don<strong>de</strong> ambos barcos se hundieron. No quedaba nadie para verlo, pues los botes salvavidas<br />

<strong>de</strong> los sobrevivientes se habían dispersado.<br />

Un pequeño bote transportaba a cuatro pasajeros, tres <strong>de</strong> los cuales se encontraban en la<br />

proa y la popa con el fin <strong>de</strong> hacer espacio para el cuarto, que se encontraba tendido en el<br />

fondo.<br />

—Hice todo lo posible. —Dijo Baenan con tristeza mientras negaba con la cabeza. El<br />

cansancio patente en su rostro. —He llegado a mi límite, lo lamento.<br />

Trialin colocó una mano sobre el brazo <strong>de</strong> su hermano.<br />

Atropa sostenía <strong>de</strong>licadamente la cabeza <strong>de</strong> Lintharel en su regazo, acariciando mechones<br />

<strong>de</strong> cabello <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las largas orejas <strong>de</strong> la druida. Ella inclinó la cabeza para tocar la frente<br />

<strong>de</strong> Lintharel con la suya mientras lágrimas silenciosas se <strong>de</strong>slizaban por su rostro.<br />

Los ojos <strong>de</strong> Lintharel se encontraban cerrados, pero sonrió débilmente. No habló, sólo<br />

apretó la mano <strong>de</strong> Atropa. Nadie <strong>de</strong>cía nada, sabían que era cuestión <strong>de</strong> tiempo.<br />

Ninguno <strong>de</strong> los presentes notó la mancha negra en el horizonte, la cual se hacía más gran<strong>de</strong><br />

conforme se aproximaba, hasta que les sorprendió un agudo chillido. Una enorme ave <strong>de</strong><br />

color café volaba en círculos encima <strong>de</strong> ellos, sus alas casi tan largas como el bote.<br />

Descendió, postrándose hábilmente en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Después <strong>de</strong> mirar hacia ambos<br />

lados, se transformó.<br />

Era Nita.


44<br />

<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

<strong>La</strong> tauren se arrodilló junto a Lintharel, cuidando <strong>de</strong> no agitar el bote salvavidas, y colocó<br />

sus <strong>de</strong>dos sobre el abdomen <strong>de</strong> la elfa <strong>de</strong> la noche; cubriendo la herida. Un brillo ver<strong>de</strong><br />

surgió <strong>de</strong> sus palmas, envolviendo a Lintharel con luz.<br />

Lintharel inhaló con violencia e intentó sentarse pese a que respiraba <strong>de</strong> manera<br />

entrecortada y tosía. Tanto Atropa como Nita la <strong>de</strong>tuvieron.<br />

—Paz, amiga mía. —Dijo la tauren. Pronto estarás bien, no hay prisa.<br />

Lintharel tomó la mano <strong>de</strong> Nita. —Gracias.<br />

Atropa estrechó el grueso antebrazo <strong>de</strong> Nita. <strong>La</strong>s lágrimas aún brillaban en sus ojos. —Yo<br />

también te lo agra<strong>de</strong>zco en gran medida.<br />

—Era lo menos que podía hacer. —Respondió Nita. —He estado recorriendo el océano toda<br />

la noche. Hay muchos sobrevivientes <strong>de</strong> la Alianza y <strong>de</strong> la Horda. Haré todo lo posible para<br />

guiarlos a tierra.<br />

—Te ayudaré una vez que haya recuperado mis fuerzas. —Lintharel le ofreció una<br />

tranquilizadora sonrisa a Atropa. —No tomará mucho.<br />

Antes <strong>de</strong> irse, Nita lanzó hechizos menores en Baenan, Trialin y Atropa. Baenan suspiró<br />

felizmente cuando el dolor <strong>de</strong> sus magulladuras se <strong>de</strong>svaneció.<br />

—Gracias, Nita <strong>de</strong> los tauren. —Se frotó el pecho y notó que ya no le dolía al tocarlo. Sus<br />

<strong>de</strong>dos rozaron un bulto <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su túnica.<br />

—¡Por el martillo <strong>de</strong> Muradin! —Exclamó y sacó el collar <strong>de</strong> Talithar, ambos anillos aún<br />

sujetos a la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> oro. —Olvidé que aún tenía esto.


—¿Qué es eso? —Preguntó Trialin.<br />

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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

—Le pertenecía a Talithar. —Respondió Baenan con suavidad. —Era un elfo <strong>de</strong> sangre que<br />

iba a bordo <strong>de</strong>l buque <strong>de</strong> la Horda. Salvó mi vida. Los anillos le pertenecen a él y a su<br />

esposa.<br />

Nita frunció el ceño. —¿Qué?<br />

Baenan se volvió hacia su hermana. —¿Trialin, recuerdas a Vyrin Vientoveloz <strong>de</strong> la Cabaña<br />

<strong>de</strong> los Errantes?<br />

—¿En Loch Modan? Claro.<br />

—Talithar era su esposo. —Dijo Baenan.<br />

—Yo… no lo he visto entre los <strong>de</strong>más botes. —Dijo Nita y Baenan negó con la cabeza.<br />

—Ni lo verás. —Cerró el puño alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los anillos. —Él causó la explosión en el Puño<br />

para ayudarme a mí y al pandaren a escapar, está muerto.<br />

—¿Qué vas a <strong>de</strong>cirle a Vyrin? —Preguntó Trialin.<br />

—Que su esposo murió como héroe. —Baenan miró con <strong>de</strong>terminación hacia el cielo. ¿Cuál<br />

es la ruta más veloz hacia tierra firme? Tengo un mensaje que entregar.<br />

—Dirígete al norte y al oeste —dijo Nita—, Tanaris no está lejos. Regresaré tan pronto<br />

como sea posible para ayudarte si aún lo necesitas. Que la Madre Tierra esté con uste<strong>de</strong>s.<br />

—Y Elune contigo. —Respondió Atropa.


Nita extendió los brazos y se transformó en ave, dirigiéndose al cielo.<br />

* * *<br />

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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Una vez más, el velero tol’vir se mecía bajo un cielo repleto <strong>de</strong> estrellas. Chen abrazaba con<br />

fuerza a Li Li. —Pensé que te había perdido, Li Li. —Susurró. —Creí que estabas muerta.<br />

Li Li presionó su rostro contra el hombro <strong>de</strong> su tío. —Pensé lo mismo, <strong>de</strong> hecho. —Sonrió<br />

débilmente y Chen se rio un poco, aunque más bien pareció toser.<br />

Todo era fuego y caos a bordo <strong>de</strong>l Elwynn. Él y Baenan terminaron separados casi al<br />

instante. Los recuerdos <strong>de</strong> Chen era un borrón. Gritó el nombre <strong>de</strong> Li Li <strong>de</strong> manera frenética<br />

una y otra vez. Luego, como por arte <strong>de</strong> magia, ahí estaba, huyendo <strong>de</strong> las llamas con el<br />

rostro manchado <strong>de</strong> sangre. Abandonaron el buque y regresaron a su velero, sólo con<br />

minutos <strong>de</strong> sobra. Mientras remaban para alejarse, fueron testigos <strong>de</strong> los últimos instantes<br />

<strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra y <strong>de</strong>l Elwynn, cuyos restos ardientes iluminaban el océano con<br />

un brillo anaranjado.<br />

Los pandaren durmieron intranquilos por el resto <strong>de</strong> la noche. El estrés los alcanzó y<br />

perdieron toda noción <strong>de</strong>l tiempo, perdiendo y recuperando el sentido.<br />

* * *<br />

Li Li no sabía cuantos días pasaron. ¿Dos? ¿Tres? Había una <strong>de</strong>nsa capa <strong>de</strong> nubes, lo que<br />

hacía imposible distinguir la mañana <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Sólo cuando el cielo se oscurecía durante<br />

horas podían estar seguros <strong>de</strong> que era el final <strong>de</strong> otro día. El tío Chen dormía bajo la vela.<br />

Resultó herido en la explosión <strong>de</strong>l barco <strong>de</strong> la Horda y su recuperación tomaría días.<br />

Li Li recargó la cabeza contra el mástil. <strong>La</strong> vela colgaba flácida <strong>de</strong> la jarcia, pero no sentía<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> atarla. Todo, absolutamente todo, había salido mal. Ella volvía a vivir el momento


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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

en que fue lanzada por la borda, cuando la espada <strong>de</strong>l capitán Heller atravesó el cuerpo <strong>de</strong><br />

Lintharel, o el cálido salpicar <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Heller contra su rostro cuando Atropa le<br />

rebanó la garganta. Li Li se estremeció. Recuerdos espantosos, cosas horribles que <strong>de</strong>searía<br />

no haber visto.<br />

El sonido <strong>de</strong>l papel agitándose en el viento llamó su atención y miró hacia arriba para<br />

encontrarse con un albatros elegantemente doblado. Li Li extendió una mano y el ave<br />

<strong>de</strong>scendió, quedando inmóvil, la magia que impulsó su viaje agotada. Con curiosidad, Li Li<br />

lo <strong>de</strong>sdobló, alisando el papel tan bien como pudo. El albatros estaba constituido por dos<br />

cartas, una para ella y otra para su tío Chen. Sorprendida, se dio cuenta <strong>de</strong> que ambas eran<br />

<strong>de</strong> su padre.<br />

Como no quería invadir la privacidad <strong>de</strong> su tío, Li Li dobló <strong>de</strong> nuevo su carta y la guardó en<br />

su mochila <strong>de</strong> viaje. <strong>La</strong> misiva dirigida a ella, no obstante, <strong>de</strong>cía:<br />

Querida Li Li,<br />

Nunca he sido muy bueno con las palabras. Siempre que trato <strong>de</strong> hablar contigo, parece que<br />

nada sale <strong>de</strong>l modo en que quisiera y no nos enten<strong>de</strong>mos ni hallamos un punto medio.<br />

Eres más como tu madre y mi hermano <strong>de</strong> lo que eres como yo. Posees la capacidad <strong>de</strong><br />

asombro <strong>de</strong> tu tío y la audacia <strong>de</strong> tu madre. Esa era una <strong>de</strong> las cosas que más amaba <strong>de</strong> ella,<br />

aunque, como alguien que no posee tal característica, me aterrorizaba verla entrar en<br />

situaciones que yo habría evitado a toda costa. Es igual <strong>de</strong> aterrorizante para mí verte tomar<br />

<strong>de</strong>cisiones similares. En el pasado, he permitido que ese miedo se manifieste como ira, lo que,<br />

como ahora me doy cuenta, está mal.<br />

Estás <strong>de</strong>stinada a tomar <strong>de</strong>cisiones distintas en tu vida <strong>de</strong> las que yo he tomado en la mía. Es<br />

hora <strong>de</strong> que acepte esto. No importa qué pase, siempre serás mi hija y siempre estaré<br />

orgulloso <strong>de</strong> ti.


Con amor,<br />

Tu padre<br />

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Li Li leyó la carta dos, tres veces, permitiendo que las palabras se grabaran en su memoria.<br />

Durante su estadía en Trinquete, ella recordó haberse preguntado si podría no traicionarse<br />

a sí misma y ser al mismo tiempo lo suficientemente buena para su padre. Chen le aseguró<br />

que así era y tenía razón. Los ojos <strong>de</strong> Li Li se nublaron a causa <strong>de</strong> las lágrimas y parpa<strong>de</strong>ó,<br />

pero no pudo aclarar su visión. De pronto extrañó a su padre <strong>de</strong> manera tal que jamás pudo<br />

haber predicho.<br />

—Oh, tío Chen —dijo con tristeza—, ¿por qué me envió la perla en este estúpido viaje?<br />

Vámonos a casa, sólo quiero irme a casa.<br />

Chen suspiró entre sueños. Una lágrima se <strong>de</strong>slizó por la mejilla <strong>de</strong> Li Li, <strong>de</strong> por sí<br />

hume<strong>de</strong>cida por la brisa marina, y ella cerró los ojos, abrazando sus rodillas.<br />

El sonido <strong>de</strong> un fuerte viento llenó sus oídos, pero no sintió movimiento alguno. Al mirar<br />

hacia arriba, Li Li notó que una interminable neblina se agitaba, girando como remolino.<br />

Ella se inclinó y sacudió a su tío para <strong>de</strong>spertarlo.<br />

—¿Qué ocurre? —Preguntó adormilado.<br />

—No sé —respondió Li Li—, nunca he visto nada igual.<br />

<strong>La</strong> neblina giró cada vez con más velocidad, provocando que Li Li se sintiera mareada, y se<br />

<strong>de</strong>sintegró en un instante; dando paso a un increíble cielo azul y el brillante orbe <strong>de</strong>l sol.<br />

Frente a Li Li y Chen, extendiéndose cual gema en el horizonte, había una tierra que<br />

ninguno <strong>de</strong> los dos reconocía.


—¡Mira! —Gritó Li Li, señalando con el <strong>de</strong>do. —Tío Chen… ¿es esa…?<br />

—¡Lo es! —Exclamó Chen. —¡Tiene que ser!<br />

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<strong>La</strong> <strong>Búsqueda</strong> <strong>de</strong> <strong>Pandaria</strong> – Parte 4 <strong>de</strong> 4<br />

Li Li ya estaba <strong>de</strong> pie, tensando las velas. <strong>La</strong> brisa había comenzado a soplar <strong>de</strong> nuevo y les<br />

sería sencillo recalar. Chen se apresuró a ayudarle y juntos guiaron el barco hasta la costa.<br />

* * *<br />

Los pandaren no tuvieron gran problema para encontrar una playa a<strong>de</strong>cuada y, una vez en<br />

tierra, arrastraron el bote sobre la arena; sus zarpas temblando por la emoción. Chen y Li Li<br />

se dieron a la tarea <strong>de</strong> explorar la zona y pronto hallaron una estrecha, aunque muy usada,<br />

vereda. En un poste <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra tallada, una lámpara <strong>de</strong> apariencia familiar se mecía con<br />

suavidad por la brisa, casi dándoles la bienvenida.<br />

—Esto fue hecho por pandaren —dijo débilmente—, no cabe duda.<br />

—Henos aquí. —Dijo Li Li. —Lo logramos, <strong>Pandaria</strong>.<br />

Subieron por una colina que dominaba la costa y miraron hacia el mar. El día era claro, sin<br />

nubes a la vista. El océano brillante se extendía <strong>de</strong> modo interminable. Chen colocó un<br />

brazo sobre el hombro <strong>de</strong> su sobrina y lo apretó <strong>de</strong> manera afectuosa.<br />

—¿Significa esto que el hechizo se ha roto? —Preguntó Li Li. —¿Desapareció la niebla para<br />

siempre?<br />

—Yo… no estoy seguro. —Dijo Chen. —Pero eso creo.


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—Entonces vendrán. —Dijo. —Papá y Shisai, la abuela Mei y todos nuestros amigos. Todos<br />

vendrán.<br />

Una imagen se formó <strong>de</strong> súbito en la mente <strong>de</strong> Chen. Dos barcos paralelos, envueltos en<br />

llamas, disparando cañones, marineros gritando, el choque <strong>de</strong> aceros. Una escena que se<br />

<strong>de</strong>sarrolló mientras corría con <strong>de</strong>sesperación para escapar <strong>de</strong>l Puño <strong>de</strong>l Jefe <strong>de</strong> Guerra y la<br />

ausencia <strong>de</strong> refugio en el Elwynn. Chen apretó con mayor fuerza el hombro <strong>de</strong> Li Li.<br />

—No sólo nuestros amigos, Li Li. —Dijo Chen. —Todos.

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