Ricardo Palma - dirección de alfabetización
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<strong>Ricardo</strong> <strong>Palma</strong>
AMIGAS Y AMIGOS, ALUMNOS DEL PROGRAMA NACIONAL DE<br />
MOVILIZACIÓN POR LA ALFABETIZACIÓN:<br />
Sé que han terminado su curso. Los felicito y admiro por el<br />
esfuerzo que han hecho.<br />
Ahora son dueños <strong>de</strong>l maravilloso instrumento que es la<br />
lectura.<br />
Si leen y apren<strong>de</strong>n más, enseñen a otros lo aprendido.<br />
Lo hermoso <strong>de</strong>l conocimiento es compartirlo con los <strong>de</strong>más.<br />
Y lean todo lo posible. Siempre.<br />
Mi corazón está con uste<strong>de</strong>s.<br />
Alan García
La achirana <strong>de</strong>l Inca<br />
Los Incas ajedrecistas<br />
Contenido<br />
Los mosquitos <strong>de</strong> Santa Rosa<br />
Los ratones <strong>de</strong> Fray Martín<br />
Comida acabada, amistad terminada<br />
Al pie <strong>de</strong> letra<br />
Carta canta<br />
7<br />
11<br />
21<br />
27<br />
33<br />
37<br />
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tradiciones Peruanas<br />
LA ACHiRAnA <strong>de</strong>L inCA<br />
(A teodorico olaechea)<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
En 1412 el Inca Pachacútec, acompañado <strong>de</strong> su hijo el<br />
príncipe imperial Yupanqui y <strong>de</strong> su hermano Cápac-Yupanqui,<br />
emprendió la conquista <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Ica, cuyos habitantes, si<br />
bien <strong>de</strong> índole pacífica, no carecían <strong>de</strong> esfuerzos y elementos<br />
para la guerra. Comprendiólo así el sagaz monarca, y antes <strong>de</strong><br />
recurrir a las armas, propuso a los iqueños que se sometiesen a<br />
su paternal gobierno. Aviniéronse éstos <strong>de</strong> buen grado, y el inca<br />
y sus cuarenta mil guerreros fueron cordial y espléndidamente<br />
recibidos por los naturales.<br />
Visitando Pachacútec el feraz territorio que acababa <strong>de</strong> sujetar<br />
a su domino, <strong>de</strong>túvose una semana en el pago llamado Tate.<br />
Propietaria <strong>de</strong>l pago era una anciana a quien acompañaba<br />
una bellísima doncella, hija suya.<br />
El conquistador <strong>de</strong> pueblos creyó también <strong>de</strong> fácil conquista<br />
el corazón <strong>de</strong> la joven; pero ella, que amaba a un galán<br />
<strong>de</strong> la comarca, tuvo la energía, que sólo el verda<strong>de</strong>ro amor<br />
inspira, para resistir a los enamorados ruegos <strong>de</strong>l prestigioso y<br />
omnipotente soberano.<br />
Al fin, Pachacútec perdió toda esperanza <strong>de</strong> ser correspondido,<br />
y tomando entre sus manos las <strong>de</strong> la joven, la dijo, no sin ahogar<br />
antes un suspiro:<br />
–Quédate en paz, paloma <strong>de</strong> este valle, y que nunca la niebla<br />
<strong>de</strong>l dolor tienda su velo sobre el cielo <strong>de</strong> tu alma. Pí<strong>de</strong>me alguna<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
merced que, a ti y a los tuyos, haga recordar siempre el amor<br />
que me inspiraste.<br />
–Señor –le contestó la joven, poniéndose <strong>de</strong> rodillas y besando<br />
la orla <strong>de</strong>l manto real–, gran<strong>de</strong> eres y para ti no hay imposible.<br />
Venciérasme con tu nobleza, <strong>de</strong> no tener ya el alma esclava<br />
<strong>de</strong> otro dueño. Nada <strong>de</strong>bo pedirte, que quien dones recibe<br />
obligada queda; pero si te satisface la gratitud <strong>de</strong> mi pueblo,<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
ruégote que <strong>de</strong>s agua a esta comarca. Siembra beneficios y<br />
tendrás cosecha <strong>de</strong> bendiciones. Reina, señor, sobre corazones<br />
agra<strong>de</strong>cidos más que sobre hombres que, tímidos, se inclinan<br />
ante ti, <strong>de</strong>slumbrados por su esplendor.<br />
–Discreta eres, doncella <strong>de</strong> la negra crencha, y así me cautivas<br />
con tu palabra como con el fuego <strong>de</strong> tu mirada. ¡Adiós, y no<br />
te olvi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tu rey!<br />
Y el caballeroso monarca, subiendo al anda <strong>de</strong> oro que llevaban<br />
en hombros los nobles <strong>de</strong>l reino, continuó su viaje triunfal.<br />
Durante diez días los cuarenta mil hombres <strong>de</strong>l ejército se<br />
ocuparon en abrir el cauce que empieza en los terrenos <strong>de</strong>l<br />
Molino y <strong>de</strong>l Trapiche y termina en Tate, heredad o pago<br />
don<strong>de</strong> habitaba la hermosa joven <strong>de</strong> quien se apasionara<br />
Pachacútec.<br />
El agua <strong>de</strong> la achirana <strong>de</strong>l Inca suministra abundante riego<br />
a las haciendas que hoy se conocen con los nombres <strong>de</strong><br />
Chabalina, Belén, San Jerónimo, Tacama, San Martín,<br />
Merce<strong>de</strong>s, Santa Bárbara, Chanchajaya, Santa Elena, Vista<br />
Alegre, Sáenz, Parcona, Tayamanca, Pongo, Pueblo Nuevo,<br />
Sonumpe y, por fin, Tate.<br />
Tal, según la tradición, es el origen <strong>de</strong> la achirana, voz que<br />
significa lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
LoS inCAS AJedReCiStAS<br />
(Al doctor evaristo P. duclos)<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
I<br />
ATAHUALPA<br />
Los moros que durante siete siglos dominaron en España,<br />
introdujeron en el país conquistado la afición al juego <strong>de</strong> ajedrez.<br />
Terminada la expulsión <strong>de</strong> los invasores por la católica reina<br />
doña Isabel, era <strong>de</strong> presumirse que, con ellos, <strong>de</strong>saparecerían<br />
tambien todos sus hábitos y distracciones; pero lejos <strong>de</strong> eso,<br />
entre los heroicos capitanes que en Granada aniquilaron el<br />
último baluarte <strong>de</strong>l islamismo, había echado hondas raices el<br />
gusto por el tablero <strong>de</strong> las sesenta y cuatro casillas o escaques,<br />
como en Heráldica se llaman.<br />
Pronto <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser el ajedrez el juego favorito y exclusivo <strong>de</strong><br />
los hombres <strong>de</strong> guerra, pues cundió entre la gente <strong>de</strong> Iglesia,<br />
aba<strong>de</strong>s, obispos, canónicos y frailes <strong>de</strong> campanillas. Así,<br />
cuando el <strong>de</strong>scubrimiento y la conquista <strong>de</strong> América fueron<br />
realidad gloriosa para España, llegó a ser como patente o<br />
pasaporte <strong>de</strong> cultura social para todo el que al nuevo mundo<br />
venía investido con cargo <strong>de</strong> importancia, el verlo mover<br />
piezas en el tablero.<br />
El primer libro que sobre el ajedrez se imprimiera en España,<br />
apareció en el primer cuarto <strong>de</strong> siglo posterior a la conquista<br />
<strong>de</strong>l Perú, con el Título: Invención liberal y arte <strong>de</strong> axedrez, por<br />
Ruy López <strong>de</strong> Segovia, clérigo <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Zafra, y se imprimió<br />
en Alcalá <strong>de</strong> Henares, en 1561. Ruy López es consi<strong>de</strong>rado<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
como fundador <strong>de</strong> teorías, y a poco <strong>de</strong> su aparición se tradujo<br />
el opúsculo al francés y al italiano.<br />
El librito abundó en Lima hasta 1845 poco más o menos en<br />
que aparecieron ejemplares <strong>de</strong>l Philidor, y era <strong>de</strong> obligada<br />
consulta allá en los días lejanísimos <strong>de</strong> mi pubertad, así como el<br />
cecinarica para los jugadores <strong>de</strong> damas. Hoy no se encuentra<br />
en Lima ni por un ojo <strong>de</strong> la cara, ejemplar <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los<br />
viejísimos textos.<br />
Que muchos <strong>de</strong> los capitanes que acompañaron a Pizarro<br />
en la conquista, así como los gobernantes Vaca <strong>de</strong> Castro<br />
y la Gasca, y los primeros virreyes Núñez <strong>de</strong> Vela, Marqués<br />
<strong>de</strong> Cañete y Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Nieva, distrajeran sus ocios en las<br />
peripecias <strong>de</strong> una partida no es cosa que llame la atención<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el primer arzobispado <strong>de</strong> Lima fue tan vicioso en<br />
el juego <strong>de</strong> ajedrez, que hasta llegó a comprometer, por no<br />
resistirse a tributarle culto, el prestigio <strong>de</strong> las armas reales: Según<br />
Jiménez <strong>de</strong> la Espada, cuando la Audiencia encomendó a<br />
uno <strong>de</strong> sus oidores y al arzobispo don fray Jerónimo <strong>de</strong> Loayza<br />
la direccion <strong>de</strong> la campaña contra el caudillo revolucionario<br />
Hernán<strong>de</strong>z Girón, la masa popular <strong>de</strong>l campamento realista<br />
zahirió la pachorra <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> toga y la afición <strong>de</strong>l mitrado<br />
al ajedrez con este cantarcillo, pobre en rima, pero rico en<br />
verda<strong>de</strong>s:<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
El uno jugar y el otro dormir<br />
¡oh, qué gentil!<br />
No comer ni apercibir,<br />
¡oh, qué gentil!<br />
Uno ronca y otro juega<br />
¡y así va la brega!<br />
Los soldados, entregados a la inercia en el campamento,<br />
y <strong>de</strong>satendidos en la provisión <strong>de</strong> víveres, principiaban ya a<br />
<strong>de</strong>smoralizarse, y acaso el éxito habría favorecido a los rebel<strong>de</strong>s,<br />
si la Audiencia no hubiera tomado el acuerdo <strong>de</strong> separar al oidor<br />
marmota y al arzobispo ajedrecista. (Nótese que he subrrayado<br />
la palabra ajedrecista, porque el vocablo, por mucho que sea <strong>de</strong><br />
uso general, no se encuentra en el Diccionario <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia,<br />
como tampoco existe en él el <strong>de</strong> ajedrista, que he leído en un<br />
libro <strong>de</strong>l egregio don Juan Valera.)<br />
Se sabe, por tradición, que los capitanes Hernando <strong>de</strong> Soto, Juan<br />
<strong>de</strong> Rada, Francisco <strong>de</strong> Chaves, Blas <strong>de</strong> Atienzas y el tesorero<br />
Riquelme se congregaban todas las tar<strong>de</strong>s en Cajamarca, en<br />
el <strong>de</strong>partamento que sirvió <strong>de</strong> prisión al Inca Atahualpa <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el día 15 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1532, en que se efectuó la captura<br />
<strong>de</strong>l monarca, hasta la antevíspera <strong>de</strong> su injustificable sacrificio<br />
realizado el 29 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1533.<br />
Alli, para los cinco nombrados y tres o cuatro más que no se<br />
mencionan en sucintos y curiosos apuntes (que a la vista tuvimos<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
consignados en rancio manuscrito que exisitió en la antigua<br />
Biblioteca Nacional), funcionaban dos tableros, toscamente<br />
pintados sobre la respectiva mesita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Las piezas eran<br />
hechas <strong>de</strong>l mismo barro que empleaban los indígenas para la<br />
fabricación <strong>de</strong> idolillos y <strong>de</strong>más objetos <strong>de</strong> alfarería aborigen,<br />
que hogaño se extraen <strong>de</strong> las huacas. Hasta los primeros años<br />
<strong>de</strong> la república, no se conocieron en el Perú otras piezas que las<br />
<strong>de</strong> marfil, que remitían, para la venta, los comerciantes filipinos.<br />
Honda preocupación abrumaría el espíritu <strong>de</strong>l inca en los dos<br />
o tres primeros meses <strong>de</strong> su cautiverio, pues aunque todas las<br />
tar<strong>de</strong>s tomaba asiento junto a Hernando <strong>de</strong> Soto, su amigo y<br />
amparador, no daba señales <strong>de</strong> haberse dado cuenta <strong>de</strong> la<br />
manera como actuaban las piezas ni <strong>de</strong> los lances y acci<strong>de</strong>ntes<br />
<strong>de</strong>l juego. Pero una tar<strong>de</strong>, en las jugadas finales <strong>de</strong> una partida<br />
empeñada entre Soto y Riquelme, hizo a<strong>de</strong>mán Hernando <strong>de</strong><br />
movilizar el caballo, y el Inca, tocándole ligeramente el brazo<br />
le dijo en voz baja:<br />
–No, capitán, no… ¡el castillo!<br />
La sorpresa fue general. Hernando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> breves<br />
segundos <strong>de</strong> meditación, puso en juego la torre, como<br />
le aconsejara Atahualpa y pocas jugadas <strong>de</strong>spués sufría<br />
Riquelme inevitable mate.<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Después <strong>de</strong> aquella tar<strong>de</strong>, y cediéndole siempre las piezas<br />
blancas en muestra <strong>de</strong> respetuosa cortesía, el capitán Don<br />
Hernando <strong>de</strong> Soto invitaba al inca a jugar una sola partida, y al<br />
cabo <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> meses el discípulo era ya digno <strong>de</strong>l maestro.<br />
Jugaban <strong>de</strong> igual a igual.<br />
Comentábase, en los apuntes a que me he referido, que los<br />
otros ajedrecistas españoles, con excepción <strong>de</strong> Riquelme,<br />
invitaron tambien al inca; pero éste se excusó siempre <strong>de</strong><br />
aceptar, diciéndoles por medio <strong>de</strong>l intérprete Felipillo:<br />
–Yo juego muy poquito y vuesa merced juega mucho.<br />
La tradicion popular asegura que el inca no habría sido<br />
con<strong>de</strong>nado a muerte si hubiera permanecido ignorante en<br />
el ajedrez. Dice el pueblo que Atahualpa pagó con la vida<br />
el mate que, por su consejo sufriera Riquelme en memorable<br />
tar<strong>de</strong>. En el famoso consejo <strong>de</strong> veincuatro jueces, consejo<br />
convocado por Pizarro, se impuso a Atahualpa la pena <strong>de</strong><br />
muerte por trece votos contra once. Riquelme fue unos <strong>de</strong> los<br />
trece que suscribieron la sentencia.<br />
Después <strong>de</strong>l injustificable sacrificio <strong>de</strong> Atahualpa se encaminó<br />
don Francisco Pizarro al Cuzco, en 1534, y para propiciarse<br />
el afecto <strong>de</strong> los cuzqueños, <strong>de</strong>claró que no venía a quitar<br />
a los caciques sus señoríos y propieda<strong>de</strong>s, ni a <strong>de</strong>sconocer<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
PRonAMA<br />
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sus preeminencias, y que castigado ya en Cajamarca con<br />
la muerte, al usurpador asesino <strong>de</strong>l legítimo Inca Huáscar, se<br />
proponía entregar la insignia imperial al Inca Manco, mancebo<br />
<strong>de</strong> dieciocho años, legítimo here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> su hermano Huáscar.<br />
La coronación se efectuó con gran solemnidad, trasladándose<br />
luego Pizarro al valle <strong>de</strong> Jauja, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> siguió al <strong>de</strong>l Rímac<br />
o Pachacamac para hacer la fundación <strong>de</strong> la capital <strong>de</strong>l<br />
futuro virreinato.<br />
No tengo para que historiar los sucesos y causas que motivaron<br />
la ruptura <strong>de</strong> las relaciones entre el Inca y los españoles<br />
acaudillados por Juan Pizarro, y a la muerte <strong>de</strong> éste, por su<br />
hermano Hernando. Bástente apuntar que Manco se dio trazas<br />
para huir <strong>de</strong> Cuzco y establecer su gobierno en las altiplanicies<br />
<strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, a don<strong>de</strong> fue siempre para conquistadores<br />
imposible vencerlo.<br />
En la contienda entre pizarristas y almagristas, Manco prestó a<br />
los últimos algunos servicios y consumada la ruina y victimación<br />
<strong>de</strong> Almagro el Mozo, doce o quince <strong>de</strong> los vencidos, entre los<br />
que se contaban los capitanes Diego Mén<strong>de</strong>z y Gómez Peréz,<br />
hallaron refugio al lado <strong>de</strong>l Inca, que había fijado su corte en<br />
Vilcapampa.<br />
Mén<strong>de</strong>z, Pérez y cuatro o cinco más <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong><br />
infortunio se entretenían en el juego <strong>de</strong> bolos (bochas) y en el <strong>de</strong><br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
ajedrez. El Inca se aespañoló (verbo <strong>de</strong> aquel siglo, equivalente<br />
a se españolizó) fácilmente, cobrando gran afición y aun<br />
<strong>de</strong>streza en ambos juegos, sobresaliendo como ajedrecista.<br />
Estaba escrito que como al Inca Atahualpa, la afición al ajedrez<br />
habáa <strong>de</strong> serle fatal al Inca Manco.<br />
Una tar<strong>de</strong> hallábanse empeñados en una partida el Inca Manco<br />
y Gómez Pérez teniendo por mirones a Diego Mén<strong>de</strong>z y a tres<br />
caciques Manco hizo una jugada <strong>de</strong> enroque no consentida<br />
por las practicas <strong>de</strong>l juego, y Gómez Pérez le arguyó:<br />
–Es tar<strong>de</strong> para ese enroque, señor fullero.<br />
No sabemos si el Inca alcanzaría a darse cuenta <strong>de</strong> la acepción<br />
<strong>de</strong>spectiva <strong>de</strong> la palabreja castellana; pero insistió en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<br />
la que el creía correcta y válida jugada. Gómez Pérez volvió la<br />
cara hacia su paisano Diego Mén<strong>de</strong>z, y le dijo:<br />
–¡Mire, capitán, con la que me sale este indio pu....erco!<br />
Aqui cedo la palabra al cronista anónimo cuyo manuscrito,<br />
que alcanza hasta la época <strong>de</strong>l virrey Toledo, figura en el tomo<br />
VIII <strong>de</strong> documentos inéditos <strong>de</strong>l archivo <strong>de</strong> indias: “El Inca alzó<br />
entonces la mano y dióle un bofetón al español. Éste metió<br />
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tradiciones Peruanas<br />
mano a su daga y le dió dos puñaladas, <strong>de</strong> las que luego<br />
murió. Los indios acudieron a la venganza; e hicieron pedazos<br />
a dicho matador y a cuantos españoles en aquella provincia<br />
<strong>de</strong> Vilcapampa estaban”.<br />
Varios cronistas dicen que la querella tuvo lugar en el juego <strong>de</strong><br />
bolos pero otros afirman que el trágico suceso fue motivado<br />
por <strong>de</strong>sacuerdo en una jugada <strong>de</strong> ajedrez.<br />
La tradición popular entre los cuzqueños, es la que yo relato,<br />
apoyándome también en la autoridad <strong>de</strong>l anónimo escritor <strong>de</strong>l<br />
siglo XVI.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
LoS MoSquitoS<br />
<strong>de</strong> SAntA RoSA<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Cruel enemigo es el zancudo o mosquito <strong>de</strong> trompetilla, cuando<br />
le viene en antojo revolotear en torno <strong>de</strong> nuestra almohada,<br />
haciendo imposible el sueño con su incansable musiquería.<br />
¿Qué reposo para leer ni para escribir tendrá un cristiano si<br />
en lo mejor <strong>de</strong> la lectura o cuando se halla absorbido por<br />
los conceptos que <strong>de</strong>l cerebro traslada al papel, se siente<br />
interrumpido por el impertinente animalejo? No hay más que<br />
cerrar el libro o arrojar la pluma, y coger el plumerillo o abanico<br />
para ahuyentar al malcriado.<br />
Creo que una nube <strong>de</strong> zancudos es capaz <strong>de</strong> acabar con la<br />
paciencia <strong>de</strong> un santo, aunque sea más cachazudo que Job,<br />
y hacerlo renegar como un poseído.<br />
Por eso mi paisana Santa Rosa, tan valiente para mortificarse y<br />
soportar dolores físicos, halló que tormento superior a sus fuerzas<br />
morales era el <strong>de</strong> sufrir, sin refunfuño, las picadas y la orquesta<br />
<strong>de</strong> los alados musiquines.<br />
Y ahí va, a guisa <strong>de</strong> tradición, lo que sobre tema tal refiere uno<br />
<strong>de</strong> los biógrafos <strong>de</strong> la santa limeña.<br />
Sabido es que en la casa en que nació y murió la Rosa <strong>de</strong><br />
Lima, hubo un espacioso huerto, en el cual se edificó la santa<br />
una ermita u oratorio <strong>de</strong>stinado al recogimiento y penitencia.<br />
Los pequeños pantanos que las aguas <strong>de</strong> regadío forman,<br />
son cria<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> miríadas <strong>de</strong> mosquitos, y como la santa no<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
podía pedir a su Divino esposo que, en obsequio <strong>de</strong> ella,<br />
alterase las leyes <strong>de</strong> la naturaleza, optó por parlamentar con<br />
los mosquitos. Así <strong>de</strong>cía:<br />
–Cuando me vine a habitar esta ermita, hicimos pleito homenaje<br />
los mosquitos y yo: yo, <strong>de</strong> que no los molestaría, y ellos, <strong>de</strong> que<br />
no me picarían ni harían ruido.<br />
Y el pacto se cumplió por ambas partes, como no se cumplen<br />
ni los pactos politiqueteros.<br />
Aun cuando penetraban por la puerta y ventanilla <strong>de</strong> la ermita,<br />
los bullangueritos y lanceteros guardaban compostura hasta<br />
con el alba. Al levantarse la santa, les <strong>de</strong>cía:<br />
–¡Ea, amiguitos, id a alabar a Dios!<br />
Y empezaban un concierto <strong>de</strong> trompetillas, que sólo terminaba<br />
cuando Rosa les <strong>de</strong>cía:<br />
–Ya está bien, amiguitos: ahora vayan a buscar su alimento.<br />
Y los obedientes sucsorios se esparcían por el huerto.<br />
Ya al anochecer los convocaba diciéndoles:<br />
–Bueno será, amiguitos, alabar conmigo al señor que los ha<br />
sustentado hoy.<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Y repetíase el matinal concierto, hasta que la bienaventurada<br />
<strong>de</strong>cía:<br />
–A recogerse, amigos, formalitos y sin hacer bulla.<br />
Eso se llama buena educación y no la que da mi mujer a nuestros<br />
nenes, que se le insubordinan y forman algazara cuando los<br />
manda a la cama.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
No obstante, parece que alguna vez se olvidó la santa <strong>de</strong><br />
dar or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> buen comportamiento a sus súbditos; porque<br />
habiendo ido a visitarla en la ermita una beata llamada<br />
Catalina, los mosquitos se cebaron en ella. La Catalina, que no<br />
aguantaba pulgas, dio una manotada y aplastó un mosquito.<br />
–¿Qué haces, hermana? –dijo la santa–, ¿Mis compañeros me<br />
matas <strong>de</strong> esa manera?<br />
–Enemigos mortales que no compañeros dijera yo –replicó la<br />
beata –¡Mira éste cómo se había cebado en mi sangre, y gordo<br />
que se había puesto!<br />
–Déjalo vivir, hermana: no me mates ninguno <strong>de</strong> estos pobrecitos<br />
que te ofrezco no volverán a picarte, sino que tendrán contigo<br />
la misma paz y amistad que conmigo tienen.<br />
Y ello fue que, en lo sucesivo, no hubo zancudo que se le<br />
atreviera a Catalina.<br />
También la santa en una ocasión supo valerse <strong>de</strong> sus amiguitos<br />
para castigar los remilgos <strong>de</strong> Frasquita Montoya, beata <strong>de</strong> la<br />
Or<strong>de</strong>n Tercera, que se resistía a acercarse a la ermita, por miedo<br />
<strong>de</strong> que la picasen los jenjenes.<br />
–Pues tres te han <strong>de</strong> picar ahora –le dijo Rosa, –uno en nombre <strong>de</strong>l<br />
Padre, otro en nombre <strong>de</strong>l Hijo y otro en nombre <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Y simultáneamente sintió la Montoya en el rostro el aguijón <strong>de</strong><br />
los tres mosquitos.<br />
Y comprobado el dominio que tenía Rosa sobre los bichos y<br />
animales domésticos; refiere el cronista Melén<strong>de</strong>z que la madre<br />
<strong>de</strong> nuestra santa criaba con mucho mimo un gallito que, por<br />
lo extraño y hermoso <strong>de</strong> la pluma, era la <strong>de</strong>licia <strong>de</strong> la casa.<br />
Enfermó el animal y postróse <strong>de</strong> manera que la dueña dijo:<br />
–Si no mejora, habrá que matarlo para comerlo guisado.<br />
Entonces Rosa cogió el ave enferma, y acariciándola, dijo:<br />
–Pollito mío, canta <strong>de</strong> prisa; pues si no cantas te guisa.<br />
–Y el pollito sacudió las alas, encrespó la pluma, y muy regocijado<br />
soltó un:<br />
¡Quiquiriquí!<br />
(¡Qué buen escape el que di!)<br />
¡Quiquiricuando!<br />
(Ya voy que están peinando.)<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
LoS RAtoneS <strong>de</strong><br />
FRAy MARtín<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Y comieron en un plato<br />
perro, pericote y gato<br />
Con este pareado termina una relación <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y milagros<br />
que en hoja impresa circuló en Lima, allá por los años 1840,<br />
con motivo <strong>de</strong> celebrarse en nuestra culta y religiosa capital las<br />
solemnes fiestas <strong>de</strong> beatificación <strong>de</strong> fray Martín <strong>de</strong> Porres.<br />
Nació este santo varón en Lima el 9 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1579,<br />
y fue hijo natural <strong>de</strong>l español D. Juan <strong>de</strong> Porres, caballero <strong>de</strong><br />
Alcántara, en una esclava panameña. Muy niño Martincito,<br />
llevólo su padre a Guayaquil, don<strong>de</strong> en una escuela, cuyo<br />
dómine hacía mucho uso <strong>de</strong> la cáscara <strong>de</strong> novillo, aprendió a<br />
leer y escribir. Dos o tres años más tar<strong>de</strong>, su padre regresó con<br />
él a Lima y púsolo a apren<strong>de</strong>r el socorrido oficio <strong>de</strong> barbero y<br />
sangrador, en la tienda <strong>de</strong> un rapista <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> Malambo.<br />
Mal se avino Martín con la navaja y la lanceta, si bien salió<br />
diestro en su manejo, y optando por la carrera <strong>de</strong> santo, que<br />
en esos tiempos era una profesión como otra cualquiera, vistió<br />
a los veintiún años <strong>de</strong> edad el hábito <strong>de</strong> lego o donado en el<br />
convento <strong>de</strong> Santo Domingo, don<strong>de</strong> murió el 3 <strong>de</strong> noviembre<br />
<strong>de</strong> 1639 en olor <strong>de</strong> santidad.<br />
Nuestro paisano Martín <strong>de</strong> Porres, en vida y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto<br />
hizo milagros por mayor. Hacía milagros con la facilidad con<br />
que otros hacen versos. Uno <strong>de</strong> sus biógrafos (no recuerdo si<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
es el padre Manrique o el médico Val<strong>de</strong>z) dice que el prior<br />
<strong>de</strong> los dominicos tuvo que prohibirle que siguiera milagreando<br />
(dispénsenme el verbo). Y para probar cuán arraigado estaba<br />
en el siervo <strong>de</strong> Dios el espíritu <strong>de</strong> obediencia, refiere que en<br />
momentos <strong>de</strong> pasar fray Martín frente a un andamio, cayóse<br />
un albañil <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ocho o diez varas <strong>de</strong> altura, y que nuestro<br />
lego lo <strong>de</strong>tuvo a medio camino gritando:<br />
–Espere un rato, hermanito. –Y el albañil se mantuvo en el aire,<br />
hasta que regresó fray Martín con la superior licencia.<br />
¿Buenazo el milagrito, eh? Pues don<strong>de</strong> hay bueno hay mejor.<br />
Or<strong>de</strong>nó el prior al portentoso donado que comprase para<br />
consumo <strong>de</strong> la enfermería un pan <strong>de</strong> azúcar. Quizá no le<br />
dio el dinero preciso para proveerse <strong>de</strong> la blanca y refinada,<br />
y presentósele fray Martín trayendo un pan <strong>de</strong> azúcar<br />
moscabada.<br />
–¿No tiene ojos hermano? –díjole el superior- ¿No había visto<br />
que por lo prieta, más parece chancaca que azúcar?<br />
–No se incomo<strong>de</strong> su paternidad –contestó con cachaza<br />
el enfermero–. Con lavar ahora mismo el pan <strong>de</strong> azúcar se<br />
remedia todo.<br />
Y sin dar tiempo a que el prior le arguyese, metió en el agua <strong>de</strong><br />
la pila el pan <strong>de</strong> azúcar, sacándolo blanco y seco.<br />
PRonAMA<br />
29
30<br />
tradiciones Peruanas<br />
–¡Ea!, no me hagan reír, que tengo partido un labio.<br />
Creer o reventar. Pero conste que yo no le pongo al lector puñal<br />
al pecho para que crea. La libertad ha <strong>de</strong> ser libre, como dijo<br />
un periodista <strong>de</strong> mi tierra.<br />
Y aquí noto que habiéndome propuesto sólo hablar <strong>de</strong> los<br />
ratones sujetos a la jurisdicción <strong>de</strong> fray Martín, el santo se me<br />
estaba yendo al cielo. Punto con el introito y al grano, digo, a<br />
los ratones.<br />
Fray Martín <strong>de</strong> Porres tuvo especial predilección por los pericotes.<br />
Incómodos huéspe<strong>de</strong>s que nos vinieron casi junto con la<br />
conquista, pues hasta el año 1552 no fueron esos animalejos<br />
conocidos en el Perú. Llegaron <strong>de</strong> España en uno <strong>de</strong> los buques<br />
que con cargamento <strong>de</strong> bacalao envió a nuestros puertos un<br />
D. Gutierre, Obispo <strong>de</strong> Palencia. Nuestros indios bautizaron a los<br />
ratones con el nombre <strong>de</strong> hucuchas, esto es, salidos <strong>de</strong>l mar.<br />
En los tiempos barberiles <strong>de</strong> Martín, un pericote era todavía<br />
casi una curiosidad; pues relativamente la familia ratonesca<br />
principiaba a multiplicar. Quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces encariñóse por<br />
los roedores; y viendo en ellos la obra <strong>de</strong>l Señor, es <strong>de</strong> presumir<br />
que diría, estableciendo comparación entre persona y la <strong>de</strong><br />
esos chiquitines seres, lo que dijo un poeta:<br />
El mismo tiempo malgastó en mí Dios,<br />
que en hacer un ratón, o a lo más dos.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
Cuando ya nuestro lego <strong>de</strong>sempeñaba en el convento las<br />
funciones <strong>de</strong> enfermero, los ratones campeaban, como<br />
moros sin señor, en celdas, cocina y refectorio. Los gatos, que<br />
se conocían en el Perú <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1537, andaban escasos en la<br />
ciudad. Comprobada noticia histórica es la <strong>de</strong> que los primeros<br />
gatos fueron traídos por Montenegro, soldado español, quien<br />
vendió uno, en el Cuzco y en seiscientos pesos, a D. Diego <strong>de</strong><br />
Almagro, el viejo.<br />
Aburridos los frailes con la invasión <strong>de</strong> roedores, inventaron diversas<br />
trampas para cazarlos, lo que rarísima vez lograban. Fray Martín<br />
puso también en la enfermería una ratonera, y un ratonzuelo<br />
bisoño, atraído por el tufillo <strong>de</strong>l queso se <strong>de</strong>jó atrapar en ella.<br />
Libertólo el lego y colocándolo en la palma <strong>de</strong> la mano, le dijo:<br />
–Váyase hermanito y dígale a sus compañeros que no sean<br />
tan molestos ni nocivos en las celdas; que se vayan a vivir a la<br />
huerta, y que yo cuidaré <strong>de</strong> llevarles alimento cada día.<br />
El embajador cumplió con la embajada, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento<br />
la ratonil muchitanga abandonó claustros y se trasladó a la<br />
huerta. Por supuesto que fray Martín los visitó todas las mañanas,<br />
llevando un cesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sperdicios o provisiones, y que los<br />
pericotes acudían como llamados con campanilla.<br />
Mantenía en su celda nuestro buen lego un perro y un gato, y había<br />
logrado que ambos animales viviesen en fraternal concordia. Y<br />
tanto que comían juntos en la misma escudilla o plato.<br />
PRonAMA<br />
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32<br />
tradiciones Peruanas<br />
Mirábamos una tar<strong>de</strong> comer en sana paz, cuando <strong>de</strong> pronto el<br />
perro gruñó y encrespóse el gato. Era que un ratón, atraído por<br />
el olorcillo <strong>de</strong> la vianda, había osado asomar el hocico fuera<br />
<strong>de</strong> su agujero. Descubriólo fray Martín y, volviéndose hacia perro<br />
y gato les dijo:<br />
–Cálmense criaturas <strong>de</strong>l Señor, cálmense.<br />
Acercóse en seguida al agujero <strong>de</strong>l muro, y dijo:<br />
–Salga sin cuidado, hermano pericote. Paréceme que tiene la<br />
necesidad <strong>de</strong> comer; apropíncuese, que no le harán daño.<br />
Y dirigióse a los otros dos animales, añadió:<br />
–Vaya, hijos, <strong>de</strong>nle siempre un lugarcito al convidado, que Dios<br />
da para los tres.<br />
Y el ratón, sin hacerse <strong>de</strong> rogar, aceptó el convite; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese<br />
día comió en amor y compañía con perro y gato.<br />
Y… y… y… ¿pajarito sin cola? ¡Mamola!<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
CoMidA ACAbAdA,<br />
AMiStAd teRMinAdA<br />
PRonAMA<br />
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34<br />
tradiciones Peruanas<br />
Tres meses antes <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Iñaquito, en que tan triste<br />
<strong>de</strong>stino cupo al primer virrey <strong>de</strong>l Perú, habían los partidarios <strong>de</strong><br />
Gonzalo Pizarro puesto preso en la cárcel <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong><br />
Piura al capitán Francisco Hurtado, hombre octogenario, muy<br />
influyente y respetado, vecino <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Guayaquil y<br />
entusiasta <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> Blasco <strong>de</strong> Núñez.<br />
Cuarenta días llevaba el capitán <strong>de</strong> estar cargado <strong>de</strong> hierros<br />
y esperando <strong>de</strong> un momento a otro sentencia <strong>de</strong> muerte,<br />
cuando llegó a Piura Francisco <strong>de</strong> Carbajal, en marcha para<br />
abrir campaña contra Diego Centeno, que en Chuquisaca y<br />
Potosí acababa <strong>de</strong> alzar ban<strong>de</strong>ra por el rey.<br />
El alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Piura, acompañado <strong>de</strong> los cabildantes, salió a<br />
recibir a Carbajal, y por el camino lo informó, entre otras cosas,<br />
<strong>de</strong> que tenía en chirona, y sin atinar a <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> él, al<br />
capitán Hurtado.<br />
–¡Mil <strong>de</strong>monios! –exclamó furioso D. Francisco –¡Ah Sr. Martínez!<br />
Su cabello rubio, buen piojo rabudo. ¡Y qué poco meollo para<br />
oficial <strong>de</strong> justicia tiene vuesa merced! Bien podía hacerle una<br />
punta a la vara que lleva y tirársela a un perro. ¡Cargar <strong>de</strong><br />
hierros a todo un vencedor en Pavía! ¡Habrá torpeza! ¡Por vida<br />
<strong>de</strong> mi Sr. Gonzalo, que no sé cómo no hago una alcaldada<br />
con el alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> monterilla! Corra, vuesa merced, y <strong>de</strong>je libre<br />
en la ciudad al capitán Hurtado, que es muy mi amigo y juntos<br />
militamos en Flan<strong>de</strong>s y en Italia, y no es Francisco <strong>de</strong> Carbajal<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
el alma <strong>de</strong> chopo que consiente en el sonrojo <strong>de</strong> hombre que<br />
tanto vale.<br />
¡Voto va! ¡Por los gregüescos <strong>de</strong>l Con<strong>de</strong>stable!<br />
Y ante tal tempestad <strong>de</strong> exclamaciones iracundas, el pobre<br />
alcal<strong>de</strong> escapó como perro en juego <strong>de</strong> bolos, diciendo para<br />
sí: “Eran lobos <strong>de</strong> una camada no haya miedo que se muerdan.<br />
Allá se avengan, que en salvo está el que repica.”<br />
Cuando Carbajal entró en Piura ya estaba en libertad el prisionero,<br />
quien se encaminó a la posada <strong>de</strong> su viejo conmilitón para darle<br />
las gracias por el servicio que le merecía. El maestre <strong>de</strong> campo<br />
lo estrechó entre sus brazos, manifestóse muy contento <strong>de</strong> ver<br />
tras largos años a su camarada <strong>de</strong> cuartel; hicieron alegres<br />
reminiscencias <strong>de</strong> sus moceda<strong>de</strong>s, y por fin, llegada la hora <strong>de</strong><br />
comer, sentáronse a la mesa en compañía <strong>de</strong>l capellán, dos<br />
oficiales y cuatro vecinos. Ni Hurtado ni Carbajal trajeron para<br />
nada a cuento las contiendas <strong>de</strong>l Perú. Bromearon y bebieron a<br />
sus anchas, colmando el maestre <strong>de</strong> agasajos a su comensal.<br />
Los dos viejos parecían, en sus expansivas manifestaciones <strong>de</strong><br />
afecto y <strong>de</strong> alegría, haberse <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> algunas canas.<br />
Aquello sí era amistad, y la <strong>de</strong> Orestes y Píla<strong>de</strong>s pura pampirolada.<br />
Cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dos horas <strong>de</strong> banquete y <strong>de</strong> pronunciar<br />
la obligada frase con que nuestros abuelos ponían término a la<br />
PRonAMA<br />
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36<br />
tradiciones Peruanas<br />
masticación “que aproveche, como si fuera leche” un doméstico<br />
retiró el mantel, la fisonomía <strong>de</strong> Carbajal tomó aire pensativo<br />
y melancólico. Al cabo, y como quien <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> meditarla<br />
mucho ha adoptado una resolución, dijo con gran<strong>de</strong> aplomo:<br />
–Sr. Francisco Hurtado, Usted ha sido siempre amigo y servidor<br />
<strong>de</strong> vuesa merced, y como tal amigo, le mandé quitar prisiones<br />
y sacar <strong>de</strong> la cárcel. Francisco <strong>de</strong> Carbajal ha cumplido, pues,<br />
para con Francisco Hurtado las obligaciones <strong>de</strong> amigo y <strong>de</strong><br />
camarada. Ahora es menester que cumpla con lo que <strong>de</strong>bo al<br />
servicio <strong>de</strong>l gobernador mi señor. ¿No encuentra vuesa merced<br />
fundadas mis razones?<br />
–Justas y muy justas colombroño – contestó Hurtado,<br />
imaginándose que el maestre <strong>de</strong> campo se proponía con<br />
este preámbulo inclinarlo a cambiar <strong>de</strong> ban<strong>de</strong>ra, o por lo<br />
menos, a que fuese neutral en la civil contienda.<br />
–Huélgome –continuó Carbajal –<strong>de</strong> oírlo <strong>de</strong> su boca, que así<br />
<strong>de</strong>secho escrúpulos. Vuesa merced se confiese como cristiano<br />
que es, y capellán tiene al lado; que yo, en su servicio, no puedo<br />
hacer ya más que mandarle dar garrote.<br />
Y Carbajal abandonó la sala, murmurando:<br />
–Cumplí hasta el fin con el amigo, que buey viejo hace surco<br />
<strong>de</strong>recho. Comida acababa, amistad terminada.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
AL Pie <strong>de</strong> LA LetRA<br />
PRonAMA<br />
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38<br />
tradiciones Peruanas<br />
El capitán Paiva era un indio cuzqueño, <strong>de</strong> casi gigantesca<br />
estatura. Distinguíase por lo hercúleo <strong>de</strong> su fuerza, por su bravura<br />
en el campo <strong>de</strong> batalla, por su disciplina cuartelera y sobre todo<br />
por la pobreza <strong>de</strong> su meollo. Para con él las metáforas estuvieron<br />
siempre <strong>de</strong> más y todo lo entendía ad pé<strong>de</strong>m lítterae.<br />
Era gran amigote <strong>de</strong> mi padre, y éste me contó que, cuando<br />
yo estaba en la edad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stete, el capitán Paiva <strong>de</strong>sempeñó<br />
conmigo en ocasiones el cargo <strong>de</strong> niñera. El robusto militar<br />
tenía pasión por acariciar mamones. Era hombre muy bueno.<br />
Tener fama <strong>de</strong> tal, suele ser una <strong>de</strong>sdicha. Cuando se dice<br />
<strong>de</strong> un hombre: Fulano es muy bueno, todos traducen que<br />
ese Fulano es un posma, que no sirve para maldita <strong>de</strong> Dios<br />
la cosa, y que no inventó la pólvora, ni el gatillo para sacar<br />
muelas, ni el cri-cri. Mi abuela <strong>de</strong>cía: “la oración <strong>de</strong>l Padre<br />
nuestro es muy buena, no pue<strong>de</strong> ser mejor; pero no sirve para<br />
la consagración <strong>de</strong> la misa.”<br />
A varios <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong> armas he oído referir que el<br />
capitán Paiva, lanza en ristre, era un verda<strong>de</strong>ro centauro. Valía<br />
él solo por un escuadrón.<br />
En Junín ascendió a capitán; pero aunque concurrió <strong>de</strong>spués a<br />
otras muchas acciones <strong>de</strong> guerra, realizando en ellas proezas,<br />
el ascenso a la inmediata clase no llegaba. Sin embargo, <strong>de</strong><br />
quererlo y estimarlo en mucho, sus generales se resistían a<br />
elevarlo a la categoría <strong>de</strong> jefe.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
Ca<strong>de</strong>tes <strong>de</strong> su regimiento llegaron a coroneles. Paiva era el<br />
capitán eterno. Para él no había más allá <strong>de</strong> los tres galoncitos.<br />
¡Y tan resignado y contento y cumplidor <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber, y lanceador<br />
y pródigo <strong>de</strong> su sangre!<br />
¿Por qué no ascendía a Paiva? Por bruto, y porque <strong>de</strong> serlo se<br />
había conquistado reputación piramidal. Vamos a comprobarlo<br />
refiriendo, entre muchas historietas que <strong>de</strong> él se cuentan, lo<br />
poco que en la memoria conservamos.<br />
*<br />
Era en 1815 el general Salaverry jefe supremo <strong>de</strong> la nación<br />
peruana y entusiasta admirador <strong>de</strong> la bizarría <strong>de</strong> Paiva. Cuando<br />
Salaverry ascendió a teniente, era ya Paiva capitán. Hablábanse<br />
tú por tu, y elevado aquél al mando <strong>de</strong> República no consintió<br />
en que el lancero le diese ceremonioso tratamiento.<br />
Paiva era su hombre <strong>de</strong> confianza para toda comisión <strong>de</strong> peligro.<br />
Salaverry estaba convencido <strong>de</strong> que su camarada se <strong>de</strong>jaría<br />
matar mil veces, antes que hacerse reo <strong>de</strong> una <strong>de</strong>slealtad o<br />
<strong>de</strong> una cobardía.<br />
Una tar<strong>de</strong> llamó Salaverry a Paiva y le dijo:<br />
–Mira, en tal parte es casi seguro que encontrarás a D. Fulano y<br />
me lo traes preso; pero si por casualidad no lo encuentras allí,<br />
allana su casa.<br />
PRonAMA<br />
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40<br />
tradiciones Peruanas<br />
Tres horas más tar<strong>de</strong> regresó el capitán y dijo al jefe supremo:<br />
–La or<strong>de</strong>n queda cumplida en toda regla. No encontré a ese<br />
sujeto don<strong>de</strong> me dijiste; pero su casa la <strong>de</strong>jé tan llana como la<br />
palma <strong>de</strong> mi mano y se pue<strong>de</strong> sembrar sal sobre el terreno. No<br />
hay pared en pie.<br />
Al lancero se le había or<strong>de</strong>nado allanar la casa, y como él no<br />
entendía <strong>de</strong> dibujos ni <strong>de</strong> flores lingüísticos, cumplió al pie <strong>de</strong><br />
la letra.<br />
Salaverry, para escon<strong>de</strong>r la risa que le retozaba, volvió la espalda<br />
murmurando:<br />
–¡Pedazo <strong>de</strong> bruto!<br />
*<br />
Tenía Salaverry por asistente a un soldado conocido por el<br />
apodo <strong>de</strong> Cuculí, regular rapista a cuya navaja fiaba su barba<br />
el general.<br />
Cuculí era un mozo limeño, nacido en el mismo barrio y en el<br />
mismo año que D. Felipe Santiago. Juntos habían mataperreado<br />
en la infancia y el presi<strong>de</strong>nte abrigaba por él fraternal cariño.<br />
Cuculí era un tuno completo. No sabía leer, pero sabía hacer<br />
hablar a las cuerdas <strong>de</strong> una guitarra, bailar zamacueca,<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
empinar el codo, acarretar los dados y darse <strong>de</strong> puñaladas con<br />
cualquierita que le disputase los favores <strong>de</strong> una pelandusca.<br />
Abusando <strong>de</strong>l afecto <strong>de</strong> Salaverry, cometía barrabasada y<br />
media. Llegaban las quejas al Presi<strong>de</strong>nte, y éste unas veces<br />
enviaba a su barberillo arrestado a un cuartel, o lo plantaba en<br />
cepo <strong>de</strong> ballesteros, o le arrimaba un pie <strong>de</strong> paliza.<br />
–Mira, canalla –le dijo un día D. Felipe, <strong>de</strong> repente se me<br />
acaba la paciencia, se me calienta la chicha y te fusilo sin<br />
misericordia.<br />
El asistente levantaba los hombros, como quien dice: “¡Y a<br />
mí qué me cuenta usted?”, sufría el castigo, y rebel<strong>de</strong> a toda<br />
enmienda volvía a las andadas.<br />
PRonAMA<br />
41
42<br />
tradiciones Peruanas<br />
Gorda, muy gorda <strong>de</strong>bió ser la queja que contra Cuculí le dieron<br />
una noche a Salaverry; porque dirigiéndose a Paiva, dijo:<br />
–Llévate ahora mismo a este bribón al cuartel <strong>de</strong> Grana<strong>de</strong>ros y<br />
fusílalo entre dos luces.<br />
Media hora <strong>de</strong>spués regresaba el capitán, y <strong>de</strong>cía a su general:<br />
–Ya está cumplida la or<strong>de</strong>n.<br />
–¡Bien! –contestó lacónicamente el jefe supremo.<br />
–¡Pobre muchacho! –continuó Paiva. –Lo fusilé en medio <strong>de</strong><br />
dos faroles.<br />
Para Salaverry, como para mis lectores, entre dos luces significa<br />
al rayar el alba. Metáfora usual y corriente. Pero … ¿venirle con<br />
metaforistas a Paiva?<br />
Salaverry, que no se había propuesto sino aterrorizar a su<br />
asistente y enviar la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> indulto una hora antes <strong>de</strong> que<br />
rayase la aurora, volteó la espalda para disimular una lágrima,<br />
murmurando otra vez:<br />
–¡Pedazo <strong>de</strong> bruto!<br />
*<br />
Des<strong>de</strong> ese día quedó escarmentado Salaverry para no dar a Paiva<br />
encargo o comisión alguna. El hombre no entendía <strong>de</strong> acepción<br />
figurada en la frase. Había que ponerle los puntos sobre las íes.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
Pocos días antes <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Socabaya, hallábase<br />
un batallón <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Salaverry acantonado en<br />
Chacllapampa. Una compañía boliviana, <strong>de</strong>splegada en<br />
guerrilla, se presentó sobre una pequeña eminencia; y aunque<br />
sin ocasionar daño con sus disparos <strong>de</strong> fusil, provocaba a los<br />
salaverrinos. El general llegó con su escolta a Chacllapampa,<br />
<strong>de</strong>scubrió con auxilio <strong>de</strong>l anteojo una división enemiga a<br />
diez cuadras <strong>de</strong> los guerrilleros; y como las balas <strong>de</strong> éstos<br />
no alcanzaban ni con mucho al campamento; resolvió <strong>de</strong>jar<br />
que siguiesen gastando pólvora, dictando medidas para el<br />
caso en que el enemigo, acortando distancia, se resolviera a<br />
formalizar combate.<br />
–Dame unos cuantos lanceros –dijo el capitán Paiva –y te<br />
ofrezco traerte un boliviano a la grupa <strong>de</strong> mi caballo.<br />
–No es preciso –le contestó D. Felipe.<br />
–Pues, hombre, van a creer esos cangrejos que nos han metido<br />
el resuello y que les tenemos miedo.<br />
Y sobre este tema siguió Paiva maja<strong>de</strong>reando, y maja<strong>de</strong>reó<br />
tanto que, fastidiado Salaverry, le dijo:<br />
–Déjame en paz. Haz lo que quieras. Anda y hazte matar.<br />
PRonAMA<br />
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44<br />
tradiciones Peruanas<br />
Paiva escogió diez lanceros <strong>de</strong> la escolta, cargó reciamente<br />
sobre la guerrilla, que contestó con nutrido fuego <strong>de</strong> fusilería;<br />
la <strong>de</strong>sconcertó y dispersó por completo, e inclinándose el<br />
capitán sobre su costado <strong>de</strong>recho, cogió <strong>de</strong>l cuello a un oficial<br />
enemigo, lo <strong>de</strong>sarmó y lo puso a la grupa <strong>de</strong> su caballo.<br />
Entonces emprendió el regreso al campamento: tres lanceros<br />
habían muerto en esa heroica embestida y los restantes<br />
volvieron heridos.<br />
Al avistarse con Salaverry gritó Paiva:<br />
–Manda tocar la diana. ¡Viva el Perú!<br />
Y cayó <strong>de</strong>l caballo para no levantarse jamás. Tenía dos balazos<br />
en el pecho y uno en el vientre.<br />
Salaverry le había dicho: “Anda, hazte matar”; y <strong>de</strong>cir esto a<br />
quien todo lo entendía al pie <strong>de</strong> la letra, era con<strong>de</strong>narlo a<br />
muerte.<br />
Yo no lo afirmo; pero sospecho que Salaverry, al separarse <strong>de</strong>l<br />
cadáver, murmuró conmovido:<br />
–İValiente bruto!<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
CARtA CAntA<br />
PRonAMA<br />
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tradiciones Peruanas<br />
Hasta mediados <strong>de</strong>l siglo XVI vemos empleada por los más<br />
castizos prosadores o prosistas castellanos esta frase: rezan<br />
cartas, en la aceptación <strong>de</strong> que tal o cual hecho es referido<br />
en epístolas. Pero <strong>de</strong> repente las cartas no se conformaron con<br />
rezar, sino que rompieron a cantar; y hoy mismo, para poner<br />
remate a una disputa, solemos echar mano al bolsillo y sacar<br />
una misiva diciendo: “Pues señor, carta canta”. Y leemos en<br />
público las verda<strong>de</strong>s o mentiras que ella contiene, y el campo<br />
queda por nosotros. Lo que es la gente ultracriolla no hace rezar<br />
ni cantar a las cartas, y se limita a <strong>de</strong>cir: papelito habla.<br />
Leyendo anoche al jesuita Acosta, que, como uste<strong>de</strong>s saben,<br />
escribió largo y menudo sobre los sucesos <strong>de</strong> la conquista,<br />
tropecé con una historia, y díjeme: “Ya pareció aquello –o<br />
lo que es lo mismo, aunque no lo diga el padre Acosta–:<br />
cata el origen <strong>de</strong> la frasecilla en cuestión, para la cual voy a<br />
reclamar ante la Real Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la Lengua los honores <strong>de</strong><br />
peruanismo.”<br />
Y esto dicho, basta <strong>de</strong> circunloquio y vamos a lo principal.<br />
Creo haber contado antes <strong>de</strong> ahora, y por si lo <strong>de</strong>jé en el tintero<br />
aquí lo estampo, que cuando los conquistadores se apo<strong>de</strong>raron<br />
<strong>de</strong>l Perú no eran en él conocidos el trigo, el arroz, la cebada,<br />
la caña <strong>de</strong> azúcar, lechuga, rábanos, coles, espárragos, ajos,<br />
cebollas, berenjenas, hierba buena, garbanzos, lentejas, habas,<br />
mostaza, anís, alhucema, cominos, orégano, ajonjolí, ni otros<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
productos <strong>de</strong> la tierra, que sería largo enumerar. En cuanto<br />
al frísol o fréjol lo teníamos en casa, así como otras variadas<br />
producciones y frutas por las que los españoles se chupaban<br />
los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> gusto.<br />
Algunas <strong>de</strong> las nuevas semillas dieron en el Perú más abundante<br />
y mejor fruto que en España; y con gran seriedad y aplomo<br />
cuentan varios muy respetables cronistas e historiadores que en<br />
el valle <strong>de</strong> Azapa, jurisdicción <strong>de</strong> Arica, se produjo un rábano<br />
tan colosal, que no alcanzaba un hombre a ro<strong>de</strong>arlo con los<br />
brazos, y que D. García Hurtado <strong>de</strong> Mendoza, que por entonces<br />
no era aún virrey <strong>de</strong>l Perú, sino gobernador <strong>de</strong> Chile, se quedó<br />
estático y con un palmo <strong>de</strong> boca abierta mirando tal maravilla.<br />
¡Diego, si el rabanito sería pigricia!<br />
Era D. Antonio Solar por los años <strong>de</strong> 1558 uno <strong>de</strong> los vecinos<br />
más acomodados <strong>de</strong> esta Ciudad <strong>de</strong> los Reyes. Aunque no<br />
estuvo entre los compañeros <strong>de</strong> Pizarro en Cajamarca, llegó a<br />
tiempo para que en la repartición <strong>de</strong> la conquista le tocase una<br />
buena partija. Consistió ella en un espacioso lote para fabricar<br />
su casa en Lima, en doscientas fanegadas <strong>de</strong> feraz terreno en<br />
los valles <strong>de</strong> Supe y Barranca, y en cincuenta mitayos o indios<br />
para su servicio.<br />
Para nuestros abuelos tenía valor <strong>de</strong> aforismo o <strong>de</strong> artículo<br />
constitucional este refranejo: “Casa en la que vivas, viña <strong>de</strong> la<br />
que bebas y tierras cuantas veas y puedas”.<br />
PRonAMA<br />
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48<br />
tradiciones Peruanas<br />
D. Antonio formó en Barranca una valiosa hacienda, y para dar<br />
impulso al trabajo mandó traer <strong>de</strong> España dos yuntas <strong>de</strong> bueyes,<br />
acto al que en aquellos tiempos daban los agricultores la misma<br />
importancia que en nuestros días a las maquinarias por vapor<br />
que hacen venir <strong>de</strong> Londres o <strong>de</strong> Nueva York. “Iban los indios<br />
(dice un cronista) a verlos arar, asombrados <strong>de</strong> una cosa para<br />
ellos tan monstruosa, y <strong>de</strong>cían que los españoles, <strong>de</strong> haraganes,<br />
por no trabajar, empleaban aquellos gran<strong>de</strong>s animales”.<br />
Fue D. Antonio Solar aquel rico encomen<strong>de</strong>ro a quien quiso<br />
hacer ahorcar el virrey Blasco Nuñez <strong>de</strong> Vela, atribuyéndole ser<br />
autor <strong>de</strong> un pasquín, el que aludiéndose a la misión reformadora<br />
que Su Excelencia traía, se escribió sobre la pared <strong>de</strong>l tambo<br />
<strong>de</strong> Barranca: “Al que me echare <strong>de</strong> mi casa y hacienda, yo lo<br />
echaré <strong>de</strong>l mundo”.<br />
Y pues he empleado la voz encomen<strong>de</strong>ro, no estará fuera <strong>de</strong>l<br />
lugar que consigne el origen <strong>de</strong> ella. En los títulos o documentos<br />
en que a cada conquistador se asignaban terrenos, poníase la<br />
siguiente cláusula: “Item, se os encomiendan (aquí el número)<br />
indios para que los doctrinéis en las cosas <strong>de</strong> nuestra santa fe”.<br />
Junto con las yuntas llegáronles semillas o plantas <strong>de</strong> melón,<br />
nísperos, granadas, cidras, limones, manzanas, albaricoques,<br />
membrillos, guindas, cerezas, almendras, nueces y otras<br />
frutas <strong>de</strong> Castilla no conocidas por los naturales <strong>de</strong>l país,<br />
que tal hartazgo se darían con ellas, cuando a no pocos<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
les ocasionaron la muerte. Más <strong>de</strong> un siglo <strong>de</strong>spués, bajo el<br />
gobierno <strong>de</strong>l virrey duque <strong>de</strong> la Plata, se publicó un bando que<br />
los curas leían a sus feligreses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la misa dominical,<br />
prohibiendo a los indios comer pepinos, fruta llamada por sus<br />
fatales efectos mataserranos.<br />
Llego la época en que el melonar <strong>de</strong> Arranca diese su primera<br />
cosecha, y aquí empieza nuestro cuento.<br />
El mayordomo escogió diez <strong>de</strong> los melones mejores,<br />
acondicionolos en un par <strong>de</strong> cajones, y los puso en hombros<br />
<strong>de</strong> dos indios mitayos, dándoles una carta para el patrón.<br />
Habían avanzado los conductores algunas leguas, y sentáronse<br />
a <strong>de</strong>scansar junto a una tapia. Como era natural, el perfume<br />
<strong>de</strong> la fruta <strong>de</strong>spertó la curiosidad en los mitayos, y se entabló<br />
en sus ánimos ruda batalla entre el apetito y el temor.<br />
–¿Sabes, hermano –dijo al fin uno <strong>de</strong> ellos en su dialecto indígena,<br />
–que he dado con la manera <strong>de</strong> que podamos comer sin que<br />
se <strong>de</strong>scubra el caso? Escondamos la carta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la tapia,<br />
que no viéndonos ella comer no podrá <strong>de</strong>nunciarnos.<br />
La sencilla ignorancia <strong>de</strong> los indios atribuía a la escritura un<br />
prestigio diabólico y maravilloso. Creían, no que la letras eran<br />
signos convencionales, sino espíritus, que no sólo funcionaban<br />
como mensajeros, sino también como atalayas o espías.<br />
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tradiciones Peruanas<br />
La opinión <strong>de</strong>bió parecer acertada al otro mitayo, pues sin <strong>de</strong>cir<br />
palabra, puso la carta tras <strong>de</strong> la tapia, colocando una piedra<br />
encima, y hecha esta operación se echaron a <strong>de</strong>vorar, que no<br />
a comer, la incitante y agradable fruta.<br />
Cerca ya <strong>de</strong> Lima, el segundo mitayo se dio una palmada en<br />
la frente, diciendo:<br />
–Hermano, vamos errados. Conviene que igualemos las<br />
cargas; por si tú llevas cuatro y yo cinco, nacerá alguna<br />
sospecha en el amo.<br />
–Bien discurrido – contestó el otro mitayo.<br />
Y nuevamente escondieron la carta tras otra tapia, para dar<br />
cuenta <strong>de</strong> un segundo melón, esa fruta <strong>de</strong>liciosa que, como<br />
dice el refrán, en ayunas es oro, al medio día plata y por la noche<br />
mata; que , en verdad, no la hay más indigesta y provocadora<br />
<strong>de</strong> cólicos cuando se tiene el poncho lleno.<br />
Llegados a la casa <strong>de</strong> D. Antonio pusieron en sus manos la<br />
carta, en la cual le anunciaba el mayordomo el envío <strong>de</strong> diez<br />
melones.<br />
D. Antonio, que había contraído compromiso con el arzobispo<br />
y otros personajes <strong>de</strong> obsequiarles los primeros melones <strong>de</strong> su<br />
cosecha, se dirigió muy contento a examinar la carga.<br />
PRonAMA
tradiciones Peruanas<br />
–¡Cómo se entien<strong>de</strong>, ladronzuelos!... -exclamó bufando <strong>de</strong><br />
cólera-. El mayordomo me manda diez melones y aquí faltan<br />
dos -y D. Antonio volvía a consultar la carta.<br />
–Ocho no más, taitai -contestaron temblando los mitayos.<br />
–La carta dice que diez y uste<strong>de</strong>s se han comido dos por<br />
el camino... ¡Ea! Que les <strong>de</strong>n una docena <strong>de</strong> palos a estos<br />
pícaros.<br />
Y los pobres indios, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> bien zurrados, se sentaron<br />
mohínos en un rincón <strong>de</strong>l patio, diciendo uno <strong>de</strong> ellos:<br />
–¿Lo ves, hermano? ¡Carta canta!<br />
Alcanzó a oírlo D. Antonio y les gritó:<br />
-Sí, bribonazos, y cuidado con otra, que ya saben uste<strong>de</strong>s que<br />
carta canta.<br />
Y D. Antonio refirió el caso a sus tertulios, y la frase se generalizó<br />
y pasó el mar.<br />
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