Coleccion Sensibilidades PRIMAVERA 2002 - index

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Las persianas metálicas y oxidadas,
guardan celosamente el secreto
de la voracidad del tiempo
en el interior de sus alma.
Como si de sus paredes
hubiese llovido vanadio...
Como si el color gris oliera
a perseverante ancestro.
Es una puerta al viento;
como un fantasma se cuela
para sacudir las sábanas
y las toallas de las prostitutas.
Las aceras casi no existen,
apenas quebrados adoquines
otorgan al caminante una molicie.
Pero es muy corta esta calle.
Luces de fanales antiguos,
me parece oír un acordeón
que derriba ese silencio
que las ventanas desprenden.
La claridad es amarga,
adumbrada por los patios interiores,
abducida por los tragaluces,
gratamente posada en el suelo.
Quisiera entender que es mi sitio,
este sitio donde el tiempo
no asola con su magnetismo
ni su reticencia.
Resulta estremecedora,
la tranquilidad con que vuelca el camino
enardecido en mi nombre...
Prendido por la tristeza...
Es casi un suspiro, aquí termina...
Otro arco me vomita
casi a la majestad del puerto
y el viento se pierde, de nuevo, con olor a mar.
Tuerzo en un halo de sollozo,
como despertado de un sueño agitado,
y poco antes de seguir de largo
una moto me esquiva y se aleja.
Más allá, sólo un poco más allá...
los árboles del final de la rambla
muestran largas vaginas negras
devoradas por el tiempo.