HECHOS O ACONTECIMIENTOS DE NUESTRO ... - Julio Cavalli

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FACTORES QUE JUSTIFICAN LA APLICACIÓN GRAFOLÓGICA EN LA
INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
INTRODUCCIÓN
1
Por Prof. Enrique Mosquera
Todo hecho o acontecimiento de nuestro pasado histórico, en contraposición a lo
acostumbrado en las investigaciones respectivas, debe partir inexorablemente de dos
factores de trascendental importancia:
a). El factor “hombre”.
b). El factor de interpretación directa.
El concepto relacionado con el “factor hombre”, no constituye una novedad, por cuanto así
lo concibió, hacen varios siglos, “El Padre de la Historia”, Herodoto de Halicarnaso, que
naciera en el año 490 y fallecido en el 424 a.J.C., autor de numerosas obras, entre las
cuales se destacó “Los nueve libros de la Historia”.
En el Tomo I de aquella obra, se dedicó a establecer una de las más grandes
“redundancias”, cual fue, “investigar el significado de investigar” , llegando a la
conclusión, que “investigar” consistía en “buscar” ; que “buscar” significaba “pesquisar” y
que solamente se “pesquisaba” obras hechas por el hombre”, a las que denominó “res
gestas” .
Como consecuencia de este precedente, constituyendo “el factor hombre” el punto de
partida de toda investigación histórica, es evidente que “la personalidad” es lo que debe
tenerse preferentemente en cuenta.
Todo lo expuesto precedentemente, nos señala que todo “hecho o acontecimiento” de
nuestro pasado histórico debe partir de un profundo análisis de “la personalidad del o de
los protagonistas directos”.
Entre los numerosos acontecimientos de nuestro pasado histórico, he de presentar a Uds. la
“Batalla de Caseros”, y en consecuencia he de partir de un grafoanálisis de los conductores
de las fuerzas beligerantes. Conocidas las sendas personalidades, comprenderemos
realmente cómo, por qué y de qué manera se desarrolló aquel enfrentamiento.
El concepto de interpretación directa, consiste en evitar “la transferencia caracterológica
del investigador”. A fin de comprender este segundo aspecto a tener en cuenta, hemos de
basarnos en los conceptos que nos presenta Alfred Stern en su obra “La filosofía de la
Historia y el problema de los valores”, en cuya página 92 nos señala a Georg Simmel,
como el gran crítico de la Historia tomada como conocimiento.
Simmel manifiesta que la “Historia como conocimiento”, es la transformación de los datos
del pasado.
Personalmente, dentro de mis investigaciones he comprobado esta gran verdad puesta de
manifiesto por Simmel.
Veamos:
Investigando sobre la personalidad de Mariano Moreno, he consultado a Carlos Ibarguren,
Bartolomé Mitre, Diego Abad de Santillán, Ernesto Palacio, Bernardo González Arrilli, y
un sin fin de otros autores.
De resultas de todas estas consultas, llegué a conocer las personalidades de Carlos
Ibarguren, Bartolomé Mitre, de Diego Abad de Santillán, de Ernesto Palacio. de Bernardo

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González Arrilli pero no, la personalidad de Mariano Moreno que era mi objetivo
principal.
¿Qué es lo que había sucedido?
Simmel lo explica de la siguiente manera:
pintado”.
“El retrato pintado por el historiador es a la vez, un retrato del que lo ha
Y finaliza con un ejemplo que no deja lugar a dudas:
“Dos historiadores con el mismo grado de inteligencia pero de caracteres
diferentes, presentarán, puestos frente a los mismos documentos, historias diferentes de
Julio César, de Gregorio VI o Mirabeau”.
Aquí está puesta de manifiesto que en toda investigación histórica, normalmente se suele
producir el fenómeno inconsciente de la “transferencia caracterológica de parte del
investigador”, como consecuencia de lo cual resulta imprescindible encontrar un
procedimiento que “corte dicha transferencia”, y el único procedimiento que puede
lograrlo es “LA INVESTIGACIÓN A LA LUZ DE LA GRAFOLOGÍA” .
Mediante la Grafología, el investigador recurre directamente al manuscrito del
protagonista cuya personalidad buscamos, con lo que logramos alcanzar el segundo
factor: el de la interpretación directa.
Como consecuencia de todo lo expresado, y a fin de cumplir con los dos factores
nombrados, hemos de tener en cuenta dos entornos a aplicar en toda investigación histórica
: “el entorno familiar” y “el entorno social”.
Ha expresado la antropóloga Ruth Benedic en su obra “ El hombre y la cultura”, lo
siguiente:
“En realidad la sociedad y el individuo no son antagónicos. La cultura de la sociedad
proporciona la materia prima con la que el individuo hace su vida. Si ella es magra, el
individuo sufre; si es rica, el individuo tiene la posibilidad de disfrutar de sus
oportunidades. En su gran mayoría los individuos que han nacido en una sociedad, siempre
y en todas partes, cualesquiera que sean sus instituciones, adoptan la conducta dictada por
esa sociedad”. (1).
Estos conceptos nos señala la senda que debemos seguir para encarar “la personalidad” de
los protagonistas principales del “hecho histórico” que hemos de tratar.
Para ello hemos de presentar un primer caso, relacionado con una operación militar que
concluyera con la batalla de Caseros, cuyos protagonistas fueron Juan Manuel de Rosas y
Justo José de Urquiza, cuyos “entornos familiares y sociales” hemos de analizar
paralelamente como para ir formándonos una idea del proceso que seguirán sus respectivas
personalidades.
JUAN MANUEL DE ROSAS
2

Su entorno familiar y social
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Era el mayor de los hermanos, dotado de un fuertísimo temperamento sanguíneo –
nervioso, exactamente similar al de su madre, Agustina, por cuya razón chocaba
permanentemente, viviendo, como era de imaginarse, en sucesivas penitencias. El medio
ambiente que lo circundaba era marcadamente “matriarcal” en el cual, el padre vivía
postrado en un sillón leyendo o dormitando, despreocupándose de la educación de sus
hijos y de sus intereses personales consistentes en la administración de sus campos. Su
madre, acostumbrada a hacer frente a la totalidad de las responsabilidades del hogar e
intereses en la administración de sus estancias, había adquirido dentro de sus
conformaciones psicofísicas una masculinidad impropia dentro de su condición de madre y
esposa.
Dentro de aquel ambiente fue creciendo Juan Manuel, hasta que tardíamente su madre
recordó que podría ir a algún colegio a aprender lo necesario como para hacerse cargo en
un futuro de la administración de sus estancias. Fue así que la instrucción de Juan Manuel
fue muy rudimentaria.
Cumplido los 18 años se hizo cargo de la administración de las estancias de sus padres,
trabajó con singular tesón, y cuando cumplió sus 20 años de edad contrajo matrimonio con
Encarnación Ezcurra.
Poco tiempo después, tuvo un altercado con su madre, al observarle una diferencia en la
administración, lo que motivó su inmediata resolución de abandonar el trabajo y dedicarse
a hacerlo por sus propios medios, concluyendo de esa manera en transformarse en un
hacendado que constituyó un verdadero modelo tanto por su honestidad, como por la
tenacidad puesta de manifiesto en su trabajo. Se destacó netamente por la rigurosa
disciplina que impuso entre su personal integrado por criollos, indios y negros, a los que
dominó de manera realmente imparangonable.
Aquella disciplina le permitió formar el escuadrón de “Los Colorados del Monte”, cuando
a pedido del general Martín Rodríguez debió intervenir para sofocar un movimiento
llevado a cabo contra aquél, que se desempeñaba como gobernador de la provincia de
Buenos Aires, cortando de raíz, la famosa anarquía del año XX.
La Sala de Representantes fue la responsable de su asunción a la gobernación de la
provincia de Buenos Aires, la que concluyó durante una segunda asunción, con el
enfrentamiento conocido como “Batalla de Caseros”.
JUSTO JOSÉ DE URQUIZA
Su entorno familiar y social
Su crianza y crecimiento se desarrolló dentro de un medio ambiente pleno de cariño y
afecto de parte de sus progenitores, los que supieron darle una educación apropiada, pese a
las tensiones que socialmente solían circundar a la familia.
Sus padres lo condujeron hacia una instrucción pública acorde con sus posibilidades
económicas, enviándolo a la ciudad de Buenos Aires en la que se incorporó al Colegio de
San Carlos, cursando sus estudios primarios y secundarios, a cuyo término regresó a su
provincia natal, Entre Ríos, para dedicarse a tareas de índole comercial y atender las
propiedades rurales de su padre.
Así fue aprendiendo los secretos de la administración y el real significado de sus propios
intereses, criterio que aplicaría en su futuro.
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Al cumplir los 25 años de edad, desempeñó un cargo de carácter político dentro de su
provincia, alcanzando a ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados. En dicha
oportunidad puso de manifiesto sus conceptos de organización nacional, expresando que el
sistema de gobierno que más convenía, era el republicano, representativo y federal.
Mientras se desempeñaba políticamente no abandonaba sus ocupaciones personales,
incrementando sus negocios mediante operaciones comerciales, dedicándose al mismo
tiempo a remates de tierras.
Temperalmente tendía a oponerse a todo cuanto consideraba ilegal o ilícito,
caracterizándose por ser dueño de un espíritu realmente revolucionario. Y fue en cierta
circunstancia, cuando realizó un movimiento contra el general Lucio Mansilla,
encabezando a un grupo de orientales que luchaban para librarse de la tutela lusitana.
En el año 1834, el entonces gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe, que dependía del
gobernador Juan Manuel de Rosas, le otorgó el grado de coronel de caballería de línea, y
en oportunidad de ocupar la gobernación de su provincia, la Legislatura lo ascendió a
brigadier general. Fue a partir de entonces, cuando Urquiza permaneció incorporado a las
fuerzas federales dependiente del “restaurador de las leyes” .
Grafoanálisis convencional de Juan Manuel de Rosas
DISTRIBUCIÓN. Clara.
Interpretación. Tiene claridad de ideas y conceptos. Rechaza caracteres opuestos. Muy
organizado en sus tareas.
MÁRGENES. (Solamente consideramos el izquierdo). Grande.
Interpretación. Se evidencia un desapego hacia su medio ambiente familiar y cierto respeto
hacia las convenciones sociales. Carece de medida y de prejuicios. Se aleja de todo lo
relacionado con su pasado.
FORMAS ESCRITURALES. Escritura caligráfica y muy ornamentada.
Interpretación. Vive pendiente de los formulismos.(No olvidemos que en el momento de
escribir, desempeñaba funciones gubernamentales). Somete su vida a una permanente
regularidad. Muy dependiente del cargo que ocupa. Se coloca una máscara para actuar.
PUNTUACIÓN. Alta y adelantada.
Interpretación. Evade la realidad, llegando a un idealismo utópico. Tiene dificultades para
las reconciliaciones. Pareciera existir alguna falla relacionada con la responsabilidad.
DIMENSIÓN. Letras pequeñas.
Interpretación. Posee un sentimiento modesto respecto a su importancia. (Primer
gobierno). Denota concentración de reglas y de movimientos. Cerebralmente activo. Gran
sentido del deber.
EXTENSIÓN. Existen varias palabras gladioladas.
Interpretación. Comienza con una actitud que posteriormente va frenando. Penetra hacia el
fondo de las cosas y personas. Es hiriente y penetrante. Astuto y sagaz. Convence y
persuade. Sabe disimular y fingir.
PRESIÓN. Neta, con tensiones horizontales y verticales.
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Interpretación. Son evidentes sus acciones hacia fuera y frente al medio ambiente que lo
circunda. Actúa con cortesía y buenas maneras. Tiende al exhibicionismo al accionar.
Quiere llamar la atención. Sus posturas son estudiadas. Sus nervios se encuentran
alterados. Sobresale una predisposición natural a la acumulación violenta de tensiones
emotivas. Se evidencia cólera, rabia y violencia.
DIRECCIÓN DE LÍNEAS. Son rectilíneas y horizontales.
Interpretación. Constante en sus tareas y dominio de sí mismo. Es muy moral y no se
aparta de sus principios. Tiene firmeza de carácter. Es terco e intransigente ante lo ilícito.
Enemigo de la indisciplina. Hay dinamismo en su pensamiento y en su acción. Demuestra
una afirmación de su “Yo”. Riguroso e inflexible ante las determinaciones a las que arriba.
ABREACCIÓN (óvalos). Cerramientos arriba y a la derecha.
Interpretación. Personalidad reservada, prudente y se defiende ante extraños, careciendo de
sinceridad.
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TRAZOS INICIALES. Ausentes.
Interpretación. Denota espontaneidad, confianza y decisión. Se ocupa de lo esencial dejando
de lado lo accesorio. Acostumbrado a manejarse con claridad y concisión.
TRAZOS FINALES. Ausente.
Interpretación. Hay contención, reserva, aislamiento y temor.
INCLINACIÓN. Dextrógira.
Interpretación. Busca contacto humano. Es de difícil adaptación al medio ambiente.
Oposicionista.
COLIGAMENTO. Se nota un coligamento en arco.
Interpretación. Denota falsedad y engaño. Falta de franqueza, orgullo y reserva. Cubre las
apariencias con modales elegantes. Quiere ser admirado. Carácter complicado, frío e
inseguro. Se auto defiende y auto protege.
COHESIÓN. Su escritura está fragmentada.
Interpretación. Es hipersensible e intuitivo. Tiene corazonadas y presentimientos. Hay
predisposición a la angustia y a la ansiedad.
GRADO DE UNIÓN DE LAS MAYÚSCULAS. Totalmente desligadas.
Interpretación. Personalidad individualista y desconfiada respecto a su entorno social.
Enemigo de las improvisaciones. Tiene necesidad de reflexión. Selecciona a sus amistades.
Adopta decisiones responsables.
LETRAS REFLEJAS. Las conocidas.
Interpretación. Se nota energía, dureza y espíritu renovador. Hay un autoritarismo encubierto.
FIRMA. Es legible y encuadrada entre dos trazos curvos.
Interpretación. Tiene seguridad y claridad de intenciones. Es ambicioso y perfeccionista.
Posee confianza en el porvenir y en sus propias fuerzas. Se valora como persona. Hay un
predominio del “Yo” en lo social.
RÚBRICA. Aunque no debemos confiar en rúbricas efectuadas en el siglo XIX, por sus
tendencias en las ornamentaciones, en este caso particular nos detenemos a considerarla por
tratarse de dos curvas que encierran su firma.
Interpretación. Tiende a avanzar entre rieles. Concreta sus ambiciones personales. Tiene una
auto limitación de horizontes. Se protege ante toda influencia procedente del terreno de las
ideas. Es de espíritu gregario que tiende a seguir la corriente general. Formulista y rutinario.
Difícil de hacerlo cambiar de opinión. Orgulloso con vanidad. Exhibicionista que desea
imponerse. Susceptible. Tiende a proteger a otros con fines de dominación. Hay una
desorientación interior.
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Nuestras consideraciones sobre su personalidad, surgida del grafoanálisis precedente
El grafoanálisis que acabamos de realizar nos presenta un reflejo exacto del dinamismo sufrido en
la personalidad de Juan Manuel de Rosas. Los nuevos roles impactaron de manera directa sobre sus
costumbres, sensibilidad y modalidades que mantenía durante épocas anteriores en medio de un
medio ambiente sencillo, hasta encontrarse dentro de otro “mundo” completamente diferente y
desconocido para él. Aquella personalidad del hacendado, adquirida en medio de las inmensidades
campestres, caracterizada por la honestidad y pureza en los procedimientos humanos, carentes de
prejuicios y apariencias convencionales, se enfrentó de pronto con todo un andamiaje social al que
se lo denominaba “civilización”.
Sus trazos escriturales nos acaban de presentar con toda crudeza, aquellas violentas fluctuaciones
que paulatinamente iban apareciendo dentro de su personalidad. Rodeado de nuevos personajes, tan
solo se limitó a presentar aquella prudencia y modestia que siempre lo caracterizara, mostrando
claridad de ideas y conceptos.
Cerebralmente activo, tesonero, tenaz y organizado en sus tareas, en un principio confió en todos,
aunque sin comprender la exacta dimensión de aquellas adulaciones de que fuera objeto.
De aquella manera sutil pero efectiva, fue surgiendo de las profundidades de su ser, características
que fueron dando vida a la formación de una nueva personalidad, destacándose un orgullo, vanidad
y tendencia a adquirir apariencias y una fina pero falsa cortesía en diferentes circunstancias que se
le iban presentando.
Pero he aquí que su estático temperamento no transigió ante nuevas modalidades que fue notando
en sus proximidades, por lo que procedió con aquella firmeza de carácter que en otros tiempos
acostumbraba a desplegar bajo un tórrido sol o la placidez de una noche tachonada de estrellas.
Enemigo de toda improvisación, fue conociendo otros aspectos de sus colaboradores que parecían
no amoldarse a su estricto régimen de trabajo, constante, sin detenciones, cubriendo totalmente las
horas iluminadas por la claridad del alba hasta llegadas altas horas de la noche.
Así fue cómo comenzó a seleccionar a sus amistades y colaboradores, acrecentando su reserva y
prudencia dentro de una conducta cerrada y desconfiada. Comenzó demoliendo intrigas y engaños,
imponiendo sanciones y apartando de sus proximidades a todo aquel que procedía en desacuerdo a
sus decisiones.
Los nuevos roles y la acumulación de situaciones desagradables, fueron despertando en él ciertos
estados de cólera que comenzaron a estallar periódicamente, lo que no había sido nunca común en
otras épocas en que se desempeñaba como hacendado.
Inflexible como siempre lo fue, comenzó a no aceptar honores de los que era objeto, e imponiendo
de manera coercitiva toda medida gubernamental que fuera adoptando en el transcurso de su
gestión.
De aquella manera fue conduciendo Rosas un primer gobierno, surgiendo conductas claramente
reflejadas en sus trazos escriturales. La caracterología propia del hacendado, fue ejerciendo ciertas
variaciones en su temperamento, dando origen a las fluctuaciones que hemos podido detectar en el
manuscrito a nuestra vista.
Grafoanálisis sobre un manuscrito de Justo José de Urquiza
DISTRIBUCIÓN. Es clara y organizada.
Interpretación. Posee claridad de ideas y conceptos, como también cautela para conducir a los
demás. Rechaza caracteres opuestos. Posee sentido de organización en sus tareas. Evidencia una
clara tendencia hacia las actividades pedagógicas. Su inteligencia se halla cultivada.
MÁRGENES. Tanto el derecho como el izquierdo presentan un aspecto rectilíneo y cuidadoso.
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Interpretación. Dueño de naturalidad y distinción. Acusa control y dominio de sí mismo. Dueño de
ideas ordenadas y criterioso. De buen gusto que controla sus impulsos. Suele mantener su cautela
mediante un adecuado aislamiento. Posee una marcada fidelidad hacia las personas que aprecia y en
particular hacia los miembros de su familia.
FORMAS ESCRITURALES. Existe una ligera tendencia a la filiformidad.
Interpretación. Se adapta a circunstancias momentáneas. Posee una gran actividad mental. Rápida
imaginación para hallar recursos y eludir dificultades.
PUNTUACIÓN. Muy alta y adelantada
Interpretación. Es perseverante ante ideales no alcanzados. Dinámico, impulsivo e impaciente.
Necesita adelantarse a los acontecimientos. Por momentos pareciera carecer de reflexión.
DIMENSIÓN. Pequeña
Interpretación. Personalidad modesta. Es prudente, con tendencia a la objetividad y profundidad de
pensamiento. Denota atención y concentración de reglas y de movimientos. Dueño de espíritu
analítico, minucioso y previsor. Cerebralmente activo. Amplio sentido del deber. Afición a la vida
casera y a pasar inadvertido.
EXTENSIÓN. Existe una tendencia al lanzamiento.
Interpretación. Tendencia impulsiva. Actúa apasionadamente. Irritable y agresivo. Audaz y
emprendedor. Polémico.
PRESIÓN. Neta.
Interpretación. Existe precisión, claridad y firmeza mental. Actividad creadora. Prepondera la razón
por sobre sus sentimientos e instintos.
DIRECCIÓN DE LÍNEAS. Dentro de la horizontalidad, se nota una muy leve tendencia a ser
descendente.
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Interpretación. Existe una leve señal de debilidad con una pequeña depresión física y psíquica, que
atribuimos a la agitación social reinante. Hay síntomas de cansancio y un decrecimiento de la
voluntad.
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ABREACCIÓN (óvalos). Pequeña abertura arriba y a la derecha.
Interpretación. No elabora respuestas afectivas ni las trasmite espontáneamente. Las respuestas
dependen de su estado emotivo. Acostumbra a presentarse tal cual es, sin fingimientos de ninguna
naturaleza. Presenta sus emociones al desnudo.
TRAZOS INICIALES. Ausentes.
Interpretación. Denota espontaneidad, confianza y decisión. Proyecta un gran predominio de sus
aptitudes intelectuales. Se ocupa de lo esencial, dejando de lado lo secundario. Acostumbrado a
manejarse con claridad y concisión.
TRAZOS FINALES. Lanzados.
Interpretación. Denota astucia.
INCLINACIÓN. Dextrógira.
Interpretación. Busca contacto humano. Oposicionista en ciertos estados de irreflexión. No acepta
ideas distintas a las suyas.
COLIGAMENTO. Es filiforme dentro de una escritura lanzada.
Interpretación. Muy combativo, con tendencia a la oposición en todo momento. Su pensamiento es
flexible. Se halla compenetrado de su propia independencia. Es emotivo. A veces no es sincero,
faltando a la verdad.
COHESIÓN. La escritura es ligada.
Interpretación. Existe continuidad entre su pensamiento y acción. Dueño de gran cultura y
memoria. Posee gran asimilación y es lógico en sus deducciones. Posee cualidades para la
investigación. Expresa con espontaneidad sus sentimientos. Es sociable y se sacrifica por los
demás.
VELOCIDAD. La escritura es rápida.
Interpretación. Tiene fluidez de ideas y rapidez para solucionar problemas. Posee ritmo en su
trabajo y rapidez de reflejos. Agitado y apresurado.
LETRAS REFLEJAS. Las conocidas.
Interpretación. Su energía se suaviza al tomar contacto con la realidad. Existe una cierta agresividad
verbal e irritabilidad. Punzante de pensamiento. Tiene sentido práctico y proyección de futuro.
Dinamismo activo. Compenetrado con la cultura. Acusa un excepcional desarrollo de sus instintos
sexuales. Es vanidoso y su sociabilidad es solamente formal. Tiene consciencia de su propia
personalidad. Astuto y suficiente. Tiene un fuerte poder representativo dominado por su control
volitivo. Domina las exageraciones de sus fantasías mediante sólidas realizaciones.
FIRMA. Es legible, con una ligera dirección ascendente, con coligamento en guirnalda, tendencia a
la aplicación de bucles y con desproporción a la izquierda.
Interpretación. Actúa con absoluta seguridad y claridad de intenciones. Hay una tendencia a la
ambición. Es perfeccionista y posee un espíritu de superación. Tiene plena confianza en el porvenir
y en sus propias fuerzas. Es flexible y muy amable con los miembros de su familia. De buen trato
y humor. Responsable de su propia capacidad. Reconoce su comportamiento intransigente cuando
las circunstancias se lo exigen. En muchas circunstancias su amabilidad es interesada como la de
todo comerciante o diplomático. Tiene afición a rememorar la vida de otros tiempos. Dueño de
recuerdos muy intensos.
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Observaciones sobre la personalidad de Justo José de Urquiza
Nos encontramos frente a un ser humano, que como todos, fue susceptible de la comisión de
aciertos y errores. Personalidad reservada, aparentemente calma y armoniosamente conformada
dentro de un contenido prudente, cauteloso y con cierta tendencia al aislamiento.
Aquel “mundo exterior” y aparente, cubría sin embargo una “libido” o “energía” de dimensiones
francamente diferentes, ya que guardaba dentro de sí, una notable claridad de ideas y conceptos, a
las que mantuvo bajo un riguroso ordenamiento. Su cautela y prudencia ocultaba una tendencia a la
objetividad y profundidad de pensamientos.
Quien o quienes desearan abordarlo debían hacerlo con sumo cuidado, por cuanto tendía a rechazar
caracteres opuestos, pues, poseía ideas fijas, no aceptando otras diferentes a las suyas.
Dentro de su aparente naturalidad y distinción, sabía cubrir un profundo carácter dinámico,
impulsivo e impaciente, muchas veces acrecentado por un irritable apasionamiento que solía
estallar bajo la forma de provocaciones agresivas.
Proclive a polemizar agitadamente, en muchas oportunidades no lograba detener su constante
apresuramiento en la toma de decisiones. Sin embargo hemos de convenir, que se hallaba dotado de
un suficiente auto control que le permitía dominar en muchas oportunidades sus avasalladores
impulsos.
Al internarnos aun más en los vericuetos de su “mundo interior”, logramos conocer la existencia de
una inteligencia cultivada y dominada por un espíritu de análisis profundamente preciso y pleno de
una fina cultura como también la posesión de una prodigiosa memoria. También se observa una
tendencia a tareas de carácter pedagógico, lo que lo impulsaba al desarrollo de actividades
culturales dentro de ámbitos eminentemente docentes. Naturalmente inclinado al intelecto, se
hallaba acostumbrado a la organización de tareas específicas con un sostenido ritmo, buscando
siempre alcanzar un máximo de superación.
Profundizando aun más nuestra exploración dentro de su mundo interior, se detecta la existencia de
una muy particular emotividad, dirigida especialmente hacia el recuerdo de su pasado,
preferentemente intensificado a las etapas de su niñez, que añoraba y jamás olvidaba, fuese como
fuese la circunstancia por la que se hallaba atravesando.
Poseía una especial predilección por su familia, la que pareciera constituirse en el fundamental
soporte de su existencia. Era justamente dentro de aquel ámbito privado en el que sobresalía de
manera tangible su auténtica modestia y tendencia a pasar inadvertido.
Pero su personalidad hasta estos momentos descriptos, solía presentar algunas paradojas que no
debemos dejar de mencionar. Justo José de Urquiza fue como la totalidad de los próceres de nuestro
pasado histórico, un ser de carne y hueso, dominado por determinados sentimientos y no “mito” de
mármol o bronce ubicado sobre un pedestal inaccesible para los que pertenecemos a generaciones
posteriores. Tanto él, como otros ilustres varones y mujeres que nos precedieron, fueron seres
mortales como lo somos hoy nosotros con nuestras imperfecciones o dones excepcionales. Es por
ello, que al grafoanalizar los trazos escriturales de Justo José de Urquiza, se pudo comprobar la
presencia de un excepcional desarrollo de su orientación sexual, la que sin lugar a dudas debió
haberlo conducido a emprender comportamientos ajenos a su natural personalidad, lo que pudo
pasar desapercibido como consecuencia de su comprobada circunspección y una sólida educación
recibida durante su niñez y adolescencia.
Por otra parte, al adaptarse a diferentes circunstancias, solía calcular su conducta social, dejando
entrever algunas ambiciones personales, muy comunes en la generalidad de los seres humanos, las
que eran acompañadas con la circunspección que lo caracterizaba.
Finalizando estas consideraciones relacionadas con la personalidad de Justo José de Urquiza,
debemos expresar que habiendo sido dueño de una asombrosa vitalidad, sostenida por una sólida y
buena salud, hubiera podido vivir muchos años más, de no haberse interpuesto en su camino la
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mano criminal que arrancara de cuajo su existencia de manera inesperada en su propia residencia de
San José.
Hoy allá, en aquella histórica casa, una humilde habitación se mantiene intacta cual muda testigo
de uno de los dramas escritos con tinta roja de la sangre de uno de los protagonistas más brillantes
que transitara por los zigzagueantes sendas de las cuchillas entrerrianas
El antagonismo entre Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza
Por lo que hemos podido deducir de los grafoanálisis efectuados en los trazos escriturales de los
protagonistas de la batalla de Caseros, sus personalidades eran sostenidas por temperamentos
iguales, los que darían lugar a permanentes desinteligencias entre ambos, concluyendo con choques
frontales, tal como irían a ocurrir a través de los tiempos.
Ambos personajes se encontraron por primera vez frente a frente allá por el año 1836, y desde aquel
encuentro no simpatizaron. Posteriormente surgieron nuevas injusticias y desaires de parte de
Rosas, quien, como sabemos, ya había sufrido una dinámica en su personalidad, al punto de
adoptar actitudes completamente diferentes a las de aquel hacendado que conociéramos durante
años anteriores.
Transcurrido el tiempo las divergencias políticas, entre Rosas y Urquiza, fueron ahondándose, pues,
mientras éste tendía hacia una organización nacional sobre la base de una Constitución largamente
reclamada por las provincias del interior, aquél se había encerrado en una teoría, considerando que
el país no se hallaba en condiciones de tener una Ley de Leyes por cuanto carecía de la unidad
necesaria para contar con ella.
Asimismo, la provincia de Entre Ríos, la de Corrientes, la Banda Oriental y Paraguay, se hallaban
fuertemente unidas sobre la base de un federalismo que les permitiera utilizar el río Paraná a fin de
agilizar sus operaciones comerciales sin tener que depender exclusivamente del puerto de Buenos
Aires, pero parecía que tal reclamo no le convenía a Rosas porque le disminuiría la afluencia
comercial que incidiría sobre sus intereses personales.
El pronunciamiento del general Justo José de Urquiza
Aquel cúmulo de problemas de carácter comercial que afectaban a gran parte del país y a las de
otras Naciones limítrofes, a las que se agregaba un medio ambiente carente de seguridades
personales como consecuencia de conocidos desbordes llevados a cabo por integrantes de la
Sociedad Popular Restauradora, fue lo que dio motivo a que un hombre con las características
personológicas del general Justo José de Urquiza avizorara la posibilidad de llevar a cabo un
movimiento tendiente a poner coto a la violenta situación por todos conocidas. Ya había
demostrado en más de una oportunidad aquel general, su aversión al enfrentamiento entre hermanos
dentro de una misma Nación. pero la adversa situación por la que atravesaba el país no encontraba
otra solución que llevar adelante una planificación tendiente a cortar “por lo sano” aquel estado de
incertidumbre que ya había provocado la emigración de numerosos ciudadanos de irreprochables
antecedentes.
Detallar los pormenores de la cautelosa y minuciosa preparación militar llevada a cabo por el
general Urquiza, nos demandaría más tiempo, por cuya razón hemos de limitarnos a bosquejar de la
manera más sintética posible el desarrollo de la batalla de Caseros, hecho histórico que concluyó en
gran parte con aquel estado de cosas.
Las capacidades militares de los conductores de las fuerzas beligerantes
Juan Manuel de Rosas
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Fue un excepcional hacendado, dedicado exclusivamente a taras relacionadas con el campo y al
manejo rígidamente disciplinado de su personal integrado por criollos, indios y negros. Aquella
disciplina fue lo que le permitió formar un escuadrón que denominó “Los Colorados del Monte”,
cuando el entonces gobernador de Buenos Aires, general Martín Rodríguez debió enfrentar la
famosa anarquía del año XX, por lo que requirió la colaboración del hacendado al frente de un
grupo de sus campesinos. La intervención de los “Colorados del Monte” echó por tierra aquella
anarquía que nadie hubiese podido detener.
A partir de aquel momento Juan Manuel de Rosas no volvió a conducir tropas en operaciones
militares, sino por el contrario, retornó a su trabajo desde las primeras horas del alba hasta el
crepúsculo, en que llegaba a su “rancho” donde lo esperaba su esposa Encarnación y sus hijos
Manuelita y Juan, o bien, visitaba a sus peones que n sus descansos se entregaban a las tabas,
naipes o guitarreadas.
Desgraciadamente su destino en manos de los integrantes de la Sala de Representantes lo condujo
por una senda que no debió haber aceptado jamás, por su propio bien y por el del país. No nació ni
para militar ni para político, pero quizás pudo haberse podido desempeñar como colaborador militar
practicando sus nuevas funciones, dejando la política en manos de quien tuviese el suficiente
equilibrio para desempeñar idóneamente tales tareas.
Justo José de Urquiza
Como militar, no siendo un profesional, se caracterizó por ser el primero en cumplir estrictamente
toda orden que recibía, y cuando le tocaba impartirlas, lo hacía previa una inteligente reflexión.
Se desempeñó con toda subordinación e iniciativa en el ejército dependiente del gobernador de
Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.
José María Sarobe manifestó:
“Urquiza y Rosas eran dos caracteres distintos, dos temperamentos opuestos, dos
espíritus antagónicos, militando por imperio de los acontecimientos en las filas del mismo partido.
Causas superiores a la voluntad de los hombres, hicieron al uno el más firme sostén del otro, en el
campo político. Solo una vez estuvieron en presencia ambos caudillos, allá por el año 1836 y en el
primer encuentro el dictador de Buenos Aires no ocultó la antipatía instintiva que le inspiraba el
prestigioso entrerriano, a la sazón, simple Comandante de las milicias departamentales”.(2).
Evidentemente, dentro de esta transcripción salta a la vista la posición “anti – histórica” del autor,
en detrimento de Juan Manuel de Rosas y en salvaguarda de Justo José de Urquiza. Por otra parte,
comprobamos su carencia de conocimientos grafológicos y psicológicos, confundiendo y
mezclando temperamento con carácter y personalidad, muy común en casi todos los investigadores
históricos.
Como conductor de tropas, Urquiza puso de relieve sus condiciones militares en diversas
operaciones durante el segundo gobierno de Rosas, sobre todo en campañas contra fuerzas
comandadas por profesionales militares como Juan Galo Lavalle, José María Paz y actuando en
diversos encuentros, como las batallas o combates de “Pago Largo”, “Cagancha”, “Don Cristóbal”,
“Sauce Grande” y “Arroyo del Animal”.
En el año 1846, el general Urquiza debió operar contra fuerzas correntina al mando de los
hermanos Madariaga, que se habían preparado para operar contra el gobierno de Rosas,
venciéndolos en el encuentro de “Laguna Limpia”.
Como podemos ir apreciando, el general Urquiza poseía suficiente experiencia como conductor de
tropas en operaciones.
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La batalla de Caseros no podía tener otro desarrollo ni otro final que el que tuvo, conociendo el
“factor preponderante” justificado con la implementación de la Grafología dentro de la
investigación histórica, estando completamente demás detenernos en la crítica militar de la misma.
El “factor humano” analizado antes del “hecho histórico”, nos evidenció que el primero nos puede
señalar las conclusiones a las que puede arribar el segundo, sin pretender por ello vaticinar
absolutamente nada sobre éxitos o fracasos.
Los “factores humanos” e “interpretaciones directas” en hechos históricos dentro del
ámbito político
Entre los infinitos casos que nos presentan nuestro pasado histórico, no solamente hemos de
considerar acontecimientos dentro del ámbito militar, sino que incluiremos en nuestros
análisis uno de los casos de índole política, cual fue, la discrepancia suscitada entre el
presidente de la Primera Junta de Gobierno, Brigadier Cornelio Saavedra, y su secretario de
guerra, doctor Mariano Moreno.
Para interpretar debidamente las causas de la referida discrepancia, hemos de considerar los
dos factores fundamentales que señaláramos en el caso militar precedente. Comenzaremos
para ello, conociendo la personalidad de cada uno de los respectivos protagonistas.
Consideraciones analíticas del “entorno familiar y social” de cada uno de ellos
Brigadier Cornelio Saavedra
Son muy pocos los elementos de juicio que poseemos respecto a Cornelio Saavedra en lo
referente a su “entorno familiar”. Tan solo hemos podido conocer, que había nacido un 15 de
septiembre de 1759 en la hacienda llamada “De la Fombera”, ubicada dentro de la
jurisdicción de la provincia de Santa Ana Mataca la Baja, cerca de la ciudad de Potosí, desde
donde llegó a la ciudad de Buenos Aires, contando ocho años de edad conducido por sus
padres a fin de iniciar sus estudios primarios en una escuela parroquial. Además recibió algún
apoyo escolar en lectura, escritura y catecismo que le dictara un maestro de color.
Posteriormente cursó sus estudios secundarios en el Colegio de San Carlos, destacándose en
la asignatura de filosofía, lo que nos señala una clara tendencia hacia el intelectualismo e
idealismo.
Concluidos sus estudios secundarios, en lugar de proseguir los universitarios, prefirió
dedicarse al comercio.
Aunque sin haber dispuesto de los elementos conceptuales tan importantes que nos hubiera
podido haber dado su crianza, no resulta difícil deducir que debe haber recibido una
educación adecuada de parte de sus progenitores.
En cuanto a su “entorno social”, podemos expresar que al cumplir sus 27 años de edad
contrajo matrimonio con una prima hermana llamada María Francisca Cabrera, la que falleció
poco tiempo después, quedando viudo durante un cierto tiempo, hasta que posteriormente
contrajo segundas nupcias con Saturnina Otarola.
Según algunos investigadores responsables, Cornelio Saavedra poseía un carácter más bien
reservado, aparentando ser una persona de mayor edad, pausada, reflexiva y pensante.
Ocupó algunos cargos en el Cabildo de Buenos Aires y en el Consulado de Comercio.
Como consecuencia de las invasiones inglesas, fue elegido para comandar la Legión de
“Patricios”, destacándose en la defensa de la ciudad de Buenos Aires.
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Al producirse el movimiento del 25 de Mayo fue elegido para ocupar la Presidencia de la
Primera Junta de Gobierno, contando con la colaboración del doctor Mariano Moreno, que se
desempeñó como secretario de Guerra.
Fue en aquellas circunstancias, que se produjo la discrepancia que pasamos a tratar
posteriormente. Hemos de dejar constancia que el temperamento de Cornelio Saavedra era
“bilioso – linfático”.
Doctor Mariano Moreno
Nació en la ciudad de Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778, siendo el mayor entre sus
catorce hermanos. Contando ocho años de edad sufrió de viruela, la que le dejó profundas
marcas en su rostro.
Después de aprender las primeras letras en el regazo de su madre y en la “escuela del rey”,
fue incorporado al Colegio de San Carlos para cursar sus estudios secundarios, en la que se
destacó de tal manera que llamó poderosamente la atención entre sus profesores, sobre todo
en las asignaturas de filosofía, teología y latín. Evidentemente, Mariano Moreno demostró
netas características como para proseguir sus estudios clericales, lo que constituyó la
esperanza de sus padres. Por otra parte, tal como lo afirman sus biógrafos, aparentaba una
mansedumbre y sumisión que señalaban sin temor a equivocaciones que podría desarrollar
una brillante carrera sacerdotal.
Transcurrido el tiempo, Mariano Moreno estableció una estrecha relación con el clérigo
Cayetano Rodríguez, aquel religioso que llegó a ser famoso por sus escritos a favor de nuestra
independencia.
Resuelto a proseguir sus estudios clericales, sus padres lo enviaron a la universidad de
Chuquisaca, aprovechando el ofrecimiento efectuado por un clérigo de apellido Iriarte, que
impresionado por la preparación de Mariano, no tuvo inconveniente en hacerse cargo del
viaje y recomendarlo al canónigo Marías Terrazas para que lo recibiera y hospedara en su
residencia.
Pero en la universidad de Chuquisaca, en lugar de iniciar sus estudios eclesiásticos, se decidió
por estudiar Derecho, ingresando en la Facultad respectiva, y tras obtener el título de la
carrera conoció a María Guadalupe Cuenca, de 14 años de edad, con la que contrajo
matrimonio sin conocimiento de sus padres, que esperaban verlo convertido en sacerdote.
Tras doctorarse en Derecho, abrió su estudio en Chuquisaca, trabajando con irrefrenable
ardor, al punto que pareciera haber lastimado los principios de las autoridades de aquella
ciudad, por lo que resolvió regresar con su esposa e hijo de ocho meses a Buenos Aires,
instalándose en la casa de sus padres y abriendo su estudio en dicha ciudad.
Estallada la revolución de 1810, Manuel Belgrano lo propuso para integrar la Primer Junta de
Gobierno, desempeñándose como secretario de guerra.
Fue así, y en aquella oportunidad, que Mariano Moreno, dotado de un temperamento “bilioso
– nervioso” comenzó a “chocar” contra el presidente Cornelio Saavedra, dando lugar a
profundas discrepancias entre ellos que dieron lugar al tema que encaramos en esta
oportunidad.
Grafoanálisis de un manuscrito de Cornelio Saavedra
DISTRIBUCIÓN. Clara
Interpretación. Dueño de conceptos e ideas claras. Muy cauteloso para dirigir a los demás.
Rechaza caracteres opuestos. Posee sentido de organización en sus tareas.
MÁRGENES. Izquierdo y derecho, regulares.
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Interpretación. Dueño de naturalidad y distinción. Tiene auto control y auto dominio. De
ideas ordenadas, criterioso y de buen gusto. Controla sus impulsos. Acostumbrado a mantener
el orden, , posee cierta reserva social. Se adapta bien a todo tipo de medio ambiente. Tiene
cortedad y cierta dificultad en relacionarse con los demás.
FORMAS ESCRITURALES. Prepondera la arcada y las formas redondeadas.
Interpretación. Denota susceptibilidad y fácil adaptación a situaciones sociales. Necesita estar
acompañado. Tiene buen equilibrio físico y moral. Dueño de impulsos defensivos. Reservado
e introvertido.
PUNTUACIÓN. Regular y colocación precisa.
Interpretación. Tiene auto control y equilibrio entre las tendencias materiales y espirituales.
Preciso en sus juicios y en sus obligaciones. Tiene inclinaciones científicas.
DIMENSIÓN. Letras pequeñas.
Interpretación. Es de sentimientos modestos respecto a su importancia. Es de sentimientos
modestos respecto a su importancia, pero tal sentimiento es adoptado por prudencia dentro de
su inconsciente. Denota concentración de reglas. Posee espíritu de análisis. Es minucioso,
previsor y escrupuloso. Cerebralmente activo. Sedentario exteriormente. Dueño de un claro
sentido del deber. Dueño de una especial capacidad para las ciencias exactas.
EXTENSIÓN. Normal.
Interpretación. Prudente, medido, discreto. Tiene memoria y madurez.
TRAZOS INICIALES. Ausentes
Interpretación. Es espontáneo y decidido.
TRAZOS FINALES. Muy cortos o ausentes.
Interpretación. Reprime sus tendencias interiores. Es temeroso y se contiene. Es reservado y
tiende al aislamiento.
PRESIÓN. Neta
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Interpretación. Es preciso, claro y de firmeza ,mental. Prepondera la razón por sobre sus
sentimientos e instintos.
DIRECCIÓN DE LÍNEAS. Se nota cierta concavidad.
Interpretación. Inicia sus tareas con desaliento, para luego superarse. Actitud previsora.
Denota preocupaciones pasajeras. Hay una frustración interior. Disconformidad consigo
mismo.
ABREACCIÓN (óvalos). Cerramientos arriba y a la derecha.
Interpretación. Tiene capacidad para guardar secretos. Hay prudencia y auto control de sus
propias emociones. Denota desconfianza y no comenta sus cosas. . Tiende a las
comodidades materiales.
INCLINACIÓN. Dextrógira moderadamente inclinada.
Interpretación. Busca contacto humano. Es oposicionista. No acepta ideas de quienes
considera su enemigo.
COLIGAMENTO. En ángulo.
Interpretación. Dueño de una fuerte individualidad y tenacidad. Tiende a imponer su
propio criterio. Dueño de rectitud moral y sentido del honor. Personalidad pensante más
que imaginaria.
COHESIÓN. Preponderan las palabras ligadas.
Interpretación. Individuo continuo en el pensamiento. Culto y con tendencia hacia lo
matemático. Es lógico en sus deducciones. Tiene sentido de medida. Impulsivo en algunas
circunstancias. No quiere que los demás obstaculicen su continuidad.
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VELOCIDAD. Escritura pausada.
Interpretación. Denota poca creatividad. Buena memoria. Claridad de ideas y capacidad
para mantener la atención.
LETRAS REFLEJAS. Las conocidas.
Interpretación. Poca energía respecto a las influencias exteriores. Sencillo y con espíritu de
sacrificio. Poseedor de un sentido práctico y renovador. Escasa energía vital. Timidez
sexual. Tiene amplitud de criterio y consciencia moral. Imaginación exuberante y
preocupaciones espirituales. Muy reservado.
FIRMA. Legible, horizontal, con acentuación desproporcionada de la mayúscula del
nombre.
Interpretación.. Hay seguridad. Equilibra entre optimismo y pesimismo. Su emotividad se
mantiene controlada. Continuidad en su comportamiento social. Se valora a sí mismo.
Predomina el “Yo” en lo social. Hay inseguridad, indecisión y timidez. Marcada
introversión. Excesivamente prudente, defensivo, tradicionalista y cauteloso. Incapaz de
resolver problemas y conflictos.
Consideraciones analíticas sobre la personalidad del brigadier Cornelio Saavedra
Se nos presenta en el analizado la aparición inesperada una serie de características que nos
permite contar con la presencia de un hombre sumamente reservado, cauteloso, prudente y
que trata de mantenerse permanentemente a la defensiva. En el momento de redactar este
manuscrito, surgió una serie de aspectos caracterológicos existentes al hacerse cargo de la
presidencia de la Primera Junta de Gobierno. Se nos presenta dubitativo, desconfiado y
dueño de una gran cautela al desplegar sus decisiones gubernamentales.
Dueño de impulsos defensivos, manifestó rigidez en la emisión de sus juicios. Por otra
parte, su claro sentido del deber y del honor lo conducía a proceder de cierta manera
inflexible, cuando era necesario un mayor aplomo y calma, a fin de lograr soluciones más
atinadas y adecuadas, sobre todo en circunstancias tan delicadas como las transcurridas
dentro de un país en pleno estado revolucionario.
Evidenciaba claridad de ideas y conceptos, como también un buen sentido de
organización, orden y método en sus tareas. Meticuloso y escrupuloso, trataba de mantener
estas características en todo momento.
Cerebralmente activo, aparentaba un sedentarismo que cubría la exacta dimensión de su
real capacidad.. Tendía a adoptar actitudes de aislamiento, aunque no ocultaba otras
tendencias que lo impulsaban a la búsqueda de contactos con los demás.
Dentro de su buena salud física y vitalidad, solía surgir cierta fatiga senil que atribuimos
exclusivamente a su carácter. Sabía controlar bien sus emociones, no dejando de trasmitir
una evidente susceptibilidad, por cuya razón vivía reprimiendo sus tendencias interiores.
Muy disciplinado, no se apartaba de sus principios, al punto de llegar a la terquedad e
intransigencia, adoptando sistemáticamente actitudes opositoras.
Grafoanálisis de un manuscrito del doctor Mariano Moreno
DISTRIBIUCIÓN. Clara y algo espaciada.
Interpretación. Posee claridad de ideas y conceptos. Rechaza caracteres opuestos.
Organizado en sus tareas.
MÁRGENES. El izquierdo creciente y el derecho regular.
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Interpretación. Denota impulsividad, extroversión, impaciencia, hiperactividad,
precipitación y nerviosismo. De naturaleza influenciable. Dinámico. Se orienta hacia el
futuro. Espíritu emprendedor. Trata de contener sus impulsos y adaptarse al medio
ambiente. Tiene ciertas dificultades en sus contactos con los demás.
PUNTUACIÓN. Algo alta y adelantada.
Interpretación. Perseverante ante ideales no alcanzado. Dinámico, impulsivo e impaciente.
Necesita adelantarse a los acontecimientos. Su atención se perjudica debido a su
precipitación.
FORMAS ESCRITURALES. Preponderan los ángulos.
Interpretación. Existen conflictos latentes. Exigente consigo mismo y con los demás.
Tiende a la oposición. No acepta reconciliaciones. De carácter combativo y crítico. Rígido
en sus modales. Intransigente. No admite superioridades en otras personas. Individualista,
resentido e insatisfecho.
DIMENSIÓN. Escritura pequeña.
Interpretación. Sentimiento modesto en cuanto a su importancia. Denota atención y
concentración de reglas. Espíritu analítico, minucioso, escrupuloso y previsor.
Cerebralmente activo. Amplio sentido del deber.
EXTENSIÓN. Palabras levemente decrecientes y movidas.
Interpretación. Penetra al fondo de las cosas y personas. Busca lo evidente. Hay una
constante actividad psicofísica. Dentro de su dinamismo, prepondera la impulsividad.
ABREACCIÓN (óvalos). Óvalos cerrados arriba y a la derecha.
Interpretación. Sumamente discreto que sabe guardar secretos. Auto controla sus
emociones. Oculta cierta desconfianza y no comenta sus cosas.
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TRAZOS INICIALES. Ausentes.
Interpretación. Hay espontaneidad, confianza y decisión.
TRAZOS FINALES. Descendentes y rectos.
Interpretación. Deseos de independencia.
PRESIÓN. Neta.
Interpretación. Hay Precisión, claridad y firmeza mental. Actividad creadora. Dueño de
una excepcional vitalidad.
DIRECCIÓN DE LÍNEAS. Descendente con algunas incoherencias al subir palabras.
Interpretación. Se nota una fuerte depresión psíquica y física. Cansancio y susceptibilidad.
Existe una lucha interna casi constante. Su exaltación de alterna con un profundo
decaimiento. Se nota una continua inestabilidad física.
INCLINACIÓN. Dextrógira moderadamente inclinada.
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Interpretación. Extrovertido pero de difícil adaptación a ciertos medios ambientes.
Combate a quien no acepta sus ideas.
COLIGAMENTO. En ángulo.
Interpretación. Fuerte individualidad, combativo y oposicionista. Tenaz y acostumbrado a
imponer su propio criterio. Orgulloso y dominado por una fuerte auto estima.
COHESIÓN. Escritura hiperligada con amplias guirnaldas.
Interpretación. Hay asimilación intelectual. Muy buena memoria, pero terco en sus ideas y
firme en sus argumentos.
VELOCIDAD. Escritura rápida.
Interpretación. Dueño de fluidez de ideas. Rápido para tomar resoluciones y solucionar
problemas. Hay claridad y ritmo en su trabajo. Rapidez de reflejos y reacciones.
Impaciente. Sobrevalora sus propias fuerzas y tiende a la irritación.
LETRAS REFLEJAS. Las conocidas.
Interpretación. Denota la existencia de una tensión irracional y crisis absurdas en su
comportamiento. Existe esporádica sencillez y espíritu de sacrificio. Sus sentimientos
dominan su voluntad. Dueño de sentido práctico y proyección de futuro. Es innovador y
dueño de un dinamismo muy particular. Compenetrado con la cultura. Existe una
inestabilidad física, nerviosismo e hipersensibilidad de tipo ansioso. Considera a los demás
como dependientes de él. Tiene plena consciencia de su personalidad. No es prisionero del
dinero.
FIRMA. Es legible e igual al texto.
Interpretación. Seguridad y claridad de intenciones. Clara tendencia a la actividad e
iniciativa.
Consideraciones analíticas sobre la personalidad del doctor Mariano Moreno
Se trata de un ser humano de inteligencia superior, nacido y creciendo bajo las influencias
constantes de una mediana salud física y totalmente opuesto a las normales conductas de
niños de su edad. Sin llegar a adoptar características autistas, vivía envuelto en una
permanente quietud, entregado a lecturas durante tiempos ilimitados
Atravesó la etapa de su niñez, aparentando una sumisión y dependencia que, acompañada
de una excepcional inteligencia, era fácil suponer que podría seguir la carrera eclesiástica,
lo que constituyó la gran esperanza de sus progenitores. Esperanza que en definitiva no se
concretó por haber adoptado el analizado otras direcciones totalmente opuestas,
decidiéndose por los estudios de las leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad de
Chuquisaca.
A los 32 años de edad ya era un hombre con claridad de ideas y conceptos amplios y
ajustados. Muy organizado, meticuloso y ordenado en sus tareas. Poco dado a mantener
amistades, tendía al aislamiento, lo que no puede llamarnos la atención si tenemos en
cuenta el “entorno familiar” que lo precedió.
A medida que iba transcurriendo el tiempo, comenzó a ir tendiendo a proceder de manera
impulsiva, impaciente, precipitada y combativa, contrastando con la aparente sumisión y
dependencia demostrada en épocas de su niñez y adolescencia.
Muy emprendedor y dueño de una permanente iniciativa, mientras trataba de dominar sus
impulsos, no dejaba de fijar su atención en las difíciles tareas jurídicas o políticas que
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realizaba con entera responsabilidad mientras se desempeñaba como secretario de guerra
dentro del gobierno de la Primera Junta.
Cerebralmente activo, denotaba un profundo espíritu de análisis, minuciosidad y
escrupulosidad. De muy buena memoria, tenía un amplio sentido del deber. Tendía
siempre a rechazar temperamentos opuestos que se le iban presentando en su camino.
Terco y firme en sus argumentos.
Acostumbraba a imponer su criterio en todas las ocasiones que se le presentaba. Dueño de
una constante actividad creadora y firmeza mental, guardaba dentro de sí un fuerte deseo
de independencia que sostenía tenazmente.
A pesar de encontrarse de manera casi permanente en estado de exaltación, no dejaba de
tener cierto control sobre sus emociones. Su fuerte individualidad lo conducía a combatir a
todo aquel que no aceptara sus ideas, lo que solía provocar tensos enfrentamientos contra
sus colaboradores.
Analizando la personalidad de Mariano Moreno, cabe detenernos en dos actitudes
involuntarias que solía tener durante diferentes etapas de sus trabajos y que no han sido
debidamente atendidas ni entendidas por eminentes investigadores de nuestro pasado
histórico.
Nuestro enfoque analítico dentro de la investigación histórica, al considerar “el factor
humano” como fundamental, nos ha impuesto detenernos en aquellas dos etapas
mencionadas, y que son, nada menos que sus períodos de exaltación, alternándose con los
de profundas depresiones.
El Doctor Francisco Javier Cortada, en su Diccionario Médico “Labor”, Tomo I, nos
manifiesta que “la alternancia de los períodos de exaltación y de depresión, que puede
preceder a una psicosis maníaco depresiva, se denomina ciclotimia”. Se trata de un aspecto
de trascendencia que dentro de la Grafología Histórica hemos de tener preferentemente en
cuenta dentro del comportamiento de Mariano Moreno, en el que apreciamos que muchas
de sus medidas pudieron haber sido adoptadas bajo las influencias de las etapas de
exaltación, como ha sido, por ejemplo, la orden de fusilamiento en el paraje “Cabeza de
Tigre” y la aplicación de “pena capital” a los prisioneros tras la victoria de Suipacha.
Como puede apreciarse, es de gran importancia el “factor humano” dentro de toda
investigación histórica a fin de encontrar las causas reales de ciertas determinaciones sean
militares, políticas o económicas desarrolladas en épocas pretéritas. Por otra parte, nos
evitamos señalar equivocadamente inconductas a protagonistas de nuestro pasado
histórico, como nos han tenido acostumbrados muchísimos investigadores que nos
precedieron.
Creemos que Mariano Moreno ha sido víctima de aquella enfermedad, no tratada en
aquella época y que diera lugar a una conducta ya señalada precedentemente y conocida.
Por otra parte, cabe tener presente que el doctor Mariano Moreno poseía un temperamento
"bilioso - nervioso".
Consideraciones analíticas sobre las discrepancias suscitadas entre el brigadier
Cornelio Saavedra y el doctor Mariano Moreno
La constitución nominal de la Primera Junta de Gobierno no fue lo suficientemente
analizada, sino el resultado de una exaltación popular de un grupo de patriotas, que
procedieron de la manera más rápida que pudieron. Mariano Moreno, cuya personalidad
tendía al alejamiento de todo cuanto fuera multitudinario, se incorporó a la Primera Junta a
propuesta de Manuel Belgrano.
Aquellos seres humanos guardaban dentro de sus “mundos interiores” fenómenos
“intangibles” diferentes entre algunos y coincidentes entre otros. Así, pudimos comprobar
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grandes diferencias dentro de sus capacidades a medida que iban transcurriendo los
tiempos.
Al grafoanalizar los manuscritos de Cornelio Saavedra y de Mariano Moreno, tras conocer
la manifiesta discrepancia descripta por otros investigadores históricos, creemos haber
llegado a conocer de manera fehaciente las causas fundamentales que la originaron.
El presidente de la Junta, brigadier Cornelio Saavedra había logrado merecer un alto
concepto popular por sus características personales, su equilibrio en sus procedimientos y
su comportamiento reservado y reflexivo, condiciones acrecentadas por su aspecto
circunspecto, serio y de limitada comunicación. Pero grafoanalizando su manuscrito,
fueron surgiendo características fenomenológicas que concluyeron señalándonos la
posesión de un temperamento “bilioso – linfático”.
En cuanto al doctor Mariano Moreno, aparte de conocer su hiperactividad y capacidad
intelectual también descripta por numerosos investigadores históricos, pudimos, al
grafoanalizar su manuscrito, comprobar características particulares que tras pasar
inadvertidas, nos señalaron la presencia de estados psicosomáticos de suma importancia
para tenerlos en cuenta, como aquellas alternancias entre sus exaltaciones y depresiones de
cierta profundidad. Por tratarse de una problemática patológica, nos remitimos a reiterar la
opinión autorizada del doctor Cortada, quien nos señala la posibilidad de encontrarnos en
presencia de una “ciclotimia”.
Aparte de esta detección, pudimos comprobar que el doctor Mariano Moreno poseía un
temperamento “bilioso – nervioso”.
Está demás reiterar, que una similitud temperamental provoca un instantáneo rechazo.
Tanto Saavedra como Moreno poseían temperamentos cuyos “núcleos temperamentales”
(que ocupaban una posición “absoluta”) coincidían totalmente. Si a esta similitud le
agregamos la ciclotimia sufrida por el doctor Moreno, podemos imaginar entonces la
dimensión del rechazo señalado, y que sin lugar a dudas justifica la existencia de la
discrepancia, tema fundamental de esta segunda parte de mi exposición.
Como hemos podido comprobar, el “factor humano” nos ha permitido conocer de manera
inusitada las causas reales y profundas de un “hecho histórico” superficialmente tratado
por otros eminentes investigadores. La aplicación de la Grafología ha jugado, en este
segundo caso, un papel importantísimo dentro de la Investigación Histórica.
En cuanto al “factor de interpretación directa”, dentro de la discrepancia surgida entre el
brigadier Cornelio Saavedra y el doctor Mariano Moreno, debo expresar que entre ambos
protagonistas de nuestro pasado histórico, se produjo el fenómeno de una “transferencia
caracterológica contrapuesta”, cuya naturaleza concibiera y explico en mi libro
“Enciclopedia Grafológica Argentina”.
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