Untitled

Hola amigos amantes de los felinos.
Ante todo quisiera disculparme por
interrumpir una serie de artículos sin
avisar, pero a veces las circunstancias
nos superan. Dicho esto asumimos
que seguimos siendo conscientes de
nuestra realidad diaria, de nuestra
lucha diaria, y en ella está enclavada
nuestra lucha por el sostenimiento de
las colonias felinas insertas en nuestra
sociedad.
Obviamente si queremos que las
colonias felinas urbanas sean
aceptadas plenamente, debemos
empezar por el principio. No es fácil,
de momento debemos preguntarnos
dónde está el principio.
El principio, a mi modesto entender
está y radica en nuestros hijos, en las
generaciones venideras, en los que
serán el futuro de nuestra sociedad.
No me cabe la menor duda de que
la mayoría de vuestros hijos han
sido educados, como los míos en el
respeto y amor por la vida animal,
vegetal y humana que puebla nuestro
planeta. No me cabe la menor duda de
que vuestros hijos han sido enseñados
en los principios del respeto y la
coherencia. Yo, que me confieso no
vegetariana, he tratado de inculcar en
42 revista-gatos
mis hijos la idea de que no se puede
causar a ningún animal un sufrimiento
inútil. Que si por fueren las que fueren
las razones, no renuncias a predar,
has de ser como los predadores
naturales: coherente. No se mata
por gusto, por placer insano; no se
aplaude la tortura, se intenta paliar
el dolor. Si arrancas una zanahoria
(tan ser vivo como un perro), se hace
del tirón. Si se sacrifica un pollo para
alimentación humana (igual de vivo
que una zanahoria), se hace con
la misma consciencia. El ideal para
algunos: el vegetarianismo. A mí
misma, no me satisface: una lechuga
es un ser vivo, igual que un cerdo. Si
hay que decidir, yo soy omnívora, pero
intento consumir alimentos, sea cual
sea su origen, que causen el menor
sufrimiento posible a cualesquiera
que sean los seres vivos que me
alimenten. Trato de ser coherente con
mis ideas y trato de inculcarles estas
ideas a mis hijos. Y de seguro que
todos vosotros lo hacéis. Los amantes
de la vida no podemos negar nuestro
respeto a las formas de vida de las
cuales nos alimentamos seamos
veganos, vegetarianos, ovo.lacteos,
omnívoros, o lo que seamos. En
general los amantes de la vida somos
amantes de la vida y tratamos de
transmitirlo a nuestros descendientes.
Es decir: yo amo la vida, por lo tanto
transmito el amor a la vida.