L E E N D A N I K - D E S D E E L P R I N C I P I O - Trinity a Tierra
L E E N D A N I K - D E S D E E L P R I N C I P I O - Trinity a Tierra
L E E N D A N I K - D E S D E E L P R I N C I P I O - Trinity a Tierra
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
L E E N D A N I K - D E S D E E L P R I N C I P I O<br />
159 Los marineros de Kaide se otorgaban la fama de ser los<br />
únicos pudiendo anudar dos cabos de cuerda de tal<br />
modo que nadie consiguiese deshacerlo, siendo tal destreza<br />
imprescindible para el buen amarre de los barcos.<br />
160 Seguramente, queriendo hacer ver como en esto eran<br />
superiores a los Bere, mismo si fueran troianos, pidieron<br />
licencia a Alexandre para que les permitiera hacer<br />
una demostración.<br />
161 Dieron dos gruesas cuerdas -mojadas previamente con<br />
agua de mar- a los cosacos, indicándoles de atar los<br />
dos cabos por medio de un nudo.<br />
162 “... una vez lo hicieron así, nos pidieron devolverles las<br />
cuerdas y colocando un marino a cada extremo<br />
163 de los cabos tiraron cada cual de su lado, por lo que el<br />
nudo se deshizo en el acto. Entonces, ante nosotros,<br />
formaron rápidamente otro nudo, rogándonos proceder<br />
de la misma manera que ellos hicieron antes, es decir<br />
tirar de cada extremo de la cuerda, empleando incluso,<br />
si nos parecía mejor, a varios cosacos para realizar la<br />
operación.<br />
164 Pronunciaron esas palabras de una manera tan despectiva<br />
que ya Alexandre y a nosotros no nos gustó la hazaña...<br />
máxime por habernos parado esa gente en medio<br />
de nuestro camino, de una manera que juzgábamos<br />
irrespetuosa, justo antes de flanquear la única puerta<br />
permitiendo el acceso a la ciudad, asemejándose aquella<br />
más bien a la entrada de una mazmorra.<br />
165 Pensamos se escondía aquí alguna estratagema o bien<br />
quizá se nos preparaba una celada...<br />
166 Seguíamos montados sobre nuestros caballos y éstos<br />
parecían intranquilos. Alexandre permitió solamente a<br />
unos cosacos poner pie en tierra para tirar a ambos<br />
lados de la cuerda, más cuando vieron que no lograban<br />
deshacer el nudo, pese a situarse dos o tres de nuestros<br />
hombres a cada cabo, y los Paios no paraban de gritar<br />
121