El naturalista en Nicaragua Thomas Belt Capitulo19 Iguanas y ...
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EL NATURALISTA EN NICARAGUA<br />
muchachos arrojándole piedras, sino que era la montaña<br />
misma, y que la negra columna de nubes que se levantaba<br />
del cráter no era de vapor inocuo sino de polvo,<br />
c<strong>en</strong>iza y piedra. Regresó <strong>en</strong> carrera tratando de salvar su<br />
vida, abandonando el ganado a su suerte, mi<strong>en</strong>tras el<br />
vapor, como metralla de titanes-ante la cual todas las<br />
máquinas humanas de destrucción no son sino juguetes-rugió<br />
por tres días con sus noches, cubri<strong>en</strong>do gran<br />
parte de la isla de c<strong>en</strong>izas, sepultando las cosechas, quebrando<br />
las ramas de los árboles y sembrando la desolación,<br />
de la cual no se recobrarían varias provincias y así,<br />
el 30 de abril amaneció una oscuridad tan d<strong>en</strong>sa que<br />
podía palparse.<br />
Entre tanto, el mismo día, transportados a otra esc<strong>en</strong>a,<br />
a dosci<strong>en</strong>tas diez leguas,-a una distancia, como<br />
dice Humboldt, igual a la que hay <strong>en</strong>tre el Vesubio<br />
y París-los habitantes de Caracas y los de Calabozo, <strong>en</strong><br />
medio de los llanos, quedaron aterrorizados por un ruido<br />
subterráneo, como de frecu<strong>en</strong>tes descargas del más estru<strong>en</strong>doso<br />
cañón, que se escuchó sobre un territorio de<br />
cuatro mil leguas cuadradas. No vino acompañado de<br />
temblor, pero lo más interesante es que fue tan estru<strong>en</strong>doso<br />
<strong>en</strong> la costa como a och<strong>en</strong>ta leguas tierra ad<strong>en</strong>tro.<br />
Por eso, <strong>en</strong> Caracas como <strong>en</strong> Calabozo, se tomaron las<br />
dilig<strong>en</strong>cias para def<strong>en</strong>der el territorio del ataque del<br />
<strong>en</strong>emigo, que parecía avanzar con pesada artillería.<br />
<strong>El</strong>los hubieran podido, al igual que el pastor de San<br />
Vic<strong>en</strong>te, lanzar sus piedras también contra los titanes;<br />
pues el ruido prov<strong>en</strong>ía sin lugar a duda de la explosión<br />
final del lejano San Vic<strong>en</strong>te.<br />
La misma explosión que se oyó <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela también<br />
se escuchó <strong>en</strong> Martinica y Guadalupe, donde tampoco<br />
se sintieron temblores. Los volcanes de las dos<br />
islas francesas estuvieron quietos; <strong>en</strong>com<strong>en</strong>daron a su<br />
hermano inglés realizar la fa<strong>en</strong>a. <strong>El</strong> mismo día una<br />
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