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INTRODUCCIÓN I. VIRTUDES: Introducción. "La virtud es una ...

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<strong>La</strong> fortaleza en el Nuevo T<strong>es</strong>tamento se interioriza y cobra un tenor<br />

cristocéntrico: la raíz y origen de <strong>es</strong>ta realidad <strong>es</strong>piritual y salvífica <strong>es</strong> Cristo<br />

y a través de Él se comunica <strong>es</strong>ta <strong>virtud</strong> a los cristianos. <strong>La</strong> lucha, y el<br />

combate que Cristo viene a librar, y en el cristianismo debe comprometerse<br />

por exigencias evangelizadoras, se reducen y sintetizan en el <strong>es</strong>fuerzo por<br />

permanecer firmen en la verdad afrontando con paciencia y valentía todos<br />

los peligros que proceden del enemigo. Pero, además, la fortaleza que nos<br />

brinda gratuitamente Cristo supone el reconocimiento personal de la<br />

debilidad humana, ya que "la carne <strong>es</strong> débil": "<strong>La</strong> carne -dice Guillet- define<br />

el mundo de la tierra y del hombre, su impotencia y <strong>es</strong>terilidad en oposición<br />

al 'Todopoderoso' fecundo de Dios".<br />

Cristo asume toda la debilidad humana (Is. 53, 3-4; Hb. 2,14; 5,2;<br />

4,15); la experimenta y reconoce (Mt. 26, 38s) pero al mismo tiempo<br />

demu<strong>es</strong>tra progr<strong>es</strong>ivamente en su vida histórica la fuerza (dynamis) del<br />

Espíritu de Dios, manteniéndose inconmovible en la voluntad de su Padre<br />

cel<strong>es</strong>tial, e identificándose con ella. Vence al maligno cuando <strong>es</strong> tentado por<br />

él en el d<strong>es</strong>ierto (Mt. 4, 1-10); a través de su vida demu<strong>es</strong>tra ser "el fuerte"<br />

ante las continuas asechanzas de Satan (Mt. 3, 11-12; Lc. 11, 21); confunde<br />

repetidas vec<strong>es</strong> la mentira de <strong>es</strong>te mundo determinado por el pecado al<br />

imperio de Satanás, agr<strong>es</strong>ivo contra Cristo y dispu<strong>es</strong>to a enfrentarse con<br />

arrogancia contra Dios. Finalmente Cristo demu<strong>es</strong>tra el grado supremo de la<br />

fortaleza en el martirio y sacrificio de la Cruz. con <strong>es</strong>ta victoria final sobre el<br />

pecado y la muerte confirmo en su propia carne lo que había aconsejado a<br />

sus discípulos (Cf. Mt. 10, 28).<br />

2.2. Reflexión teológica.<br />

Alg<strong>una</strong>s actitud<strong>es</strong> que con frecuencia son atribuidas a la Fortaleza y que<br />

exteriormente tienen los mismos efectos, sin embargo no son virtuosas<br />

porque l<strong>es</strong> faltan las condicion<strong>es</strong> general<strong>es</strong> de la <strong>virtud</strong>. <strong>La</strong>nzándose a <strong>una</strong><br />

empr<strong>es</strong>a difícil por ignorancia, optimismo natural o habilidad no <strong>es</strong> <strong>virtud</strong> de<br />

fortaleza; afrontar las dificultad<strong>es</strong> y los peligros arrastrados por la sola<br />

pasión o para conseguir un fin distinto de la verdad y la justicia no pueden<br />

atribuirse a la <strong>virtud</strong> de la fortaleza cristiana.<br />

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