Entrevista a Gabriel Omar Batistuta. - AIRE LIBRE
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ENTREVISTA<br />
—Mirá: acá en Reconquista,<br />
si un día te llamó un amigo, salís<br />
a pescar. No hace falta organizar,<br />
como por ahí sí en Buenos Aires,<br />
cuando hay que planear las co -<br />
sas dos o tres semanas antes. Acá<br />
está todo cerca. Un día te di cen:<br />
“Mirá, hay patos”;agarrás el auto<br />
y te vas. Además a mí me divierte<br />
programar sobre la marcha.<br />
—¿Qué tipo de pescador<br />
sos?<br />
—Lo mío es más relax. No<br />
me vuelvo loco. No los voy a<br />
bus car exclusivamente. Me voy<br />
a pes car, pero soy más de que -<br />
darme en la ranchada. Pesco un<br />
par de horas y ya está. No ando<br />
si guiendo el pescado por todos<br />
lados. Si las condiciones son<br />
idea les puedo durar un poco<br />
más. Prefiero el movimiento de<br />
cocina y mates que se da en la<br />
ranchada.<br />
—¿A qué le estás tirando<br />
ahora?<br />
—Lo único que me gusta<br />
ca zar hoy son patos. Es el animal<br />
Kilómetros de pasión<br />
Desde que se fue de Reconquista, <strong>Gabriel</strong> <strong>Batistuta</strong> paseó sus goles literalmente<br />
por todo el mundo. Jugó en Rosario, Buenos Aires, Florencia y<br />
Qatar, recorrió el mundo con la Selección argentina y tras retirarse vivió un<br />
año en Australia. En las giras con la celeste y blanca, recuerda, en una época<br />
aprovechaba y se traía carabinas y escopetas de los viajes. Y claro que en<br />
cada destino algo para probar había:<br />
✔ Italia: “Cazábamos faisanes en Toscana. Era bueno. En una épo ca<br />
íbamos a practicar una vez por semana a los polígonos. Allá tenés circuitos<br />
de caza, le tiran los platillos, y está bueno. Íbamos con dos o tres del equipo”.<br />
✔ Qatar: “Una vez le fuimos a tirar a una especie de guanacos o llamas<br />
que tienen allá, aunque ahora ya no me divierte más tirarle a los animales grandes.<br />
También allá fui a ver demostraciones de caza con halcones, y me sorprendió<br />
que los cuiden como si fueran personas. Es impresionante”.<br />
✔ Venezuela: “Estuve pescando pez espada en Venezuela,<br />
el mar lín, que es un pez combativo y no sabés<br />
si lo vas a agarrar. Es una pesca que también<br />
he ido a hacer al sur. Pero la pesca de<br />
mar me parece co mo ir a robar<br />
a la iglesia; no como la del río,<br />
que es otra cosa, donde la<br />
adrenalina está siempre. En el<br />
mar, si sacaste uno, sacaste 30”.<br />
más complicado, el que te da<br />
menos chances. Antes le tiraba<br />
a cualquier cosa, pero fui madurando.<br />
Antes cazaba todo. Le<br />
tiraba a yacarés o a carpinchos.<br />
Después fui aprendiendo. En<br />
mis campos tengo a los carpinchos<br />
ahí, a dos o tres metros, y<br />
ya son parte de la familia.<br />
—¿Sos buen cocinero de<br />
lo que pescás?<br />
—Soy un desastre para las<br />
comidas elaboradas. Ahora, a la<br />
parrilla, cualquier cosa. Pero a la<br />
olla, no. A la parrilla puedo hacer<br />
dorado, corvina, boga, sábalo. Al<br />
surubí no me animo, porque no<br />
tiene escamas. Mi preferido es el<br />
dorado. Sal y pimienta, y a casa.<br />
Si estuviera solo, cocinaría eso.<br />
El reposo del goleador<br />
“Estoy bien, descansando,<br />
todavía tratando de liberarme un<br />
poco de la cabeza”, sorprende<br />
<strong>Batistuta</strong> en un momento de la<br />
charla. Se expresa con frases<br />
cortas, como marcando las pau -<br />
sas. Piensa antes de cada palabra,<br />
mide cada uno de sus di chos con<br />
la precisión de un hom bre de<br />
área. Y así, al pasar, confiesa que<br />
necesita terminar de hacer el<br />
duelo del ex futbolista. No extraña,<br />
dice, pero fue ron mu chos<br />
años. Dos décadas de alta com -<br />
petencia sin parar, de convertir 19<br />
goles en Boca, 242 goles en Italia<br />
(Fiorentina, Roma e Inter) y 56<br />
con Argentina, 10 de ellos en 3<br />
mun diales. ¿Cómo no le va a ha -<br />
cer falta “li berarse de la cabeza”?<br />
Al fútbol ya no juega, por -<br />
que los tobillos están pagando<br />
la factura de “no haber parado<br />
nunca por ningún golpe o le -<br />
sión”. Pero, como todo goleador,<br />
aún hoy vive de rachas. “Hubo<br />
un par de años en los que no se<br />
pescaba nada y había dejado<br />
de ir al río, hasta que vino un<br />
ami go de Buenos Aires con in -<br />
tenciones de pescar y entonces<br />
tuve que ir y sacamos un par de<br />
dorados”, rememora. “Ahí me