Esteban Polidura - Medio Ambiente Cantabria
Esteban Polidura - Medio Ambiente Cantabria
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ESTEBAN POLIDURA<br />
EL TÍO PÍO<br />
LA MANJÚA<br />
LIBROS DE SABLE, 2
<strong>Esteban</strong> <strong>Polidura</strong><br />
Libros de Sable, 2<br />
Verano de 2010<br />
Director de la colección: Mario Corral García.<br />
Diseño y maquetación: Daniel Pérez Torralbo.<br />
© Para la presente edición: Consejería de <strong>Medio</strong> <strong>Ambiente</strong><br />
del Gobierno de <strong>Cantabria</strong>.<br />
D. L.: SA 229 - 2010
ESTEBAN POLIDURA<br />
LIBROS DE SABLE, 2<br />
Verano de 2010
ÍNDICE<br />
Presentación p. 7<br />
Introducción 9<br />
El Tío Pío 11<br />
La Manjúa 21<br />
Glosario de santanderismos 35
PRESENTACIÓN<br />
La colección Libros de Sable centra su interés en la narrativa<br />
breve que atiende a la realidad medioambiental cántabra, sean<br />
sus autores cántabros o no, pretéritos o actuales. Con esta<br />
iniciativa la Consejería de <strong>Medio</strong> <strong>Ambiente</strong> de <strong>Cantabria</strong><br />
pretende difundir textos que pongan de manifiesto el nexo<br />
entre el mundo ideacional, de las ideas, y el mundo físico,<br />
demostrando que uno y otro forman parte de una misma<br />
realidad que todos compartimos y que a todos corresponde<br />
conservar y, en la medida de lo posible, mejorar.<br />
La colección es de naturaleza digital, de ahí su nombre:<br />
por sable, en <strong>Cantabria</strong>, se entiende “arena de playa” y, por<br />
extensión, “arenal”. Los libros del arenal, así pues, son también<br />
libros de arena, libros de bits, libros compuestos por nódulos<br />
de información que, sin perder un ápice de su identidad, se<br />
relacionan entre sí formando un arenal tan extenso, una red de<br />
información tan vasta, como desee el lector.<br />
Es nuestro deseo que esta colección ayude a dar continuidad<br />
a una forma de relacionarse con el entorno basada en el<br />
respeto, tal y como hemos heredado de nuestros antepasados<br />
y es nuestra obligación dar en herencia a las generaciones del<br />
futuro. Es un deseo que, estoy seguro, compartimos todos los<br />
ciudadanos cántabros.<br />
Francisco L. Martín Gallego<br />
Consejero de <strong>Medio</strong> <strong>Ambiente</strong><br />
Gobierno de <strong>Cantabria</strong><br />
7
INTRODUCCIÓN<br />
<strong>Esteban</strong> <strong>Polidura</strong> y Gómez murió en 1932 en la misma ciudad<br />
que lo vio nacer, Santander, en 1854. Callealtero, dedicó su<br />
vida laboral no a la pesca, principal ocupación familiar, sino<br />
al comercio de harinas, lo que le permitió conservar el cordón<br />
umbilical que lo unía a las gentes del Cantábrico. Participó<br />
de forma activa en la revolución de 1868, conocida como La<br />
Gloriosa, y en la instauración de la Constitución de 1869<br />
a que aquella condujo, de la que la Constitución actual es<br />
heredera. <strong>Esteban</strong> <strong>Polidura</strong> escribe desde la dignidad del<br />
callealtero, que es la dignidad de la base social de Santander,<br />
de los más, que, bajo la amenaza constante del hambre, vivían<br />
entonces una existencia agónica, al filo. Desde el aquí y<br />
ahora que le tocó vivir, <strong>Esteban</strong> <strong>Polidura</strong> construye una obra<br />
atemporal que trasciende las coordenadas espaciales de su<br />
calle.<br />
Los textos aquí recogidos son “El Tío Pío”, publicado en<br />
el número veinte de la revista La Montaña (1917), y “La<br />
Manjúa”, publicado en las páginas del diario El Cantábrico<br />
los días veintiséis y veintisiete de marzo de 1896. Se<br />
han conservado las cursivas de los textos originales. Los<br />
santanderismos que se desgranan a lo largo del texto se<br />
explican en nota al pie, además de quedar reunidos en el<br />
glosario final, donde se pueden consultar en bloque.<br />
9<br />
Mario Corral García<br />
Director de la colección
EL TÍO PÍO<br />
Aún quedan restos, muy pocos, de aquella raza<br />
callealtera 1 que tan maravillosamente nos dibujó nuestro<br />
eximio Pereda en sus magistrales obras 2 . Nuestro gran<br />
novelista se concretó a dibujar aquellos tipos pescadores,<br />
y aunque nos habló de la psicología de aquellas gentes,<br />
no quiso ahondar con su maravillosa pluma en el estudio<br />
de aquella calle que él casi inmortalizó y que también fue<br />
cuna donde se mecieron hombres que honraron a nuestro<br />
querido Santander.<br />
Ya, de unas y otras gentes no queda en aquella calle<br />
nada en absoluto. Únicamente se ven deambular por los<br />
muelles, como palominos atolondrados, como si fueran<br />
extranjeros en su propia tierra, a ocho o diez hombres ya<br />
1.- Callealtero o callaltero, vecino de la Calle Alta de Santander.<br />
2.- Pereda publicó numerosos cuadros costumbristas y una novela, Sotileza,<br />
dedicados a las gentes del mar de Santander.<br />
11
caducos, valetudinarios, que yo conozco muy bien y con<br />
quienes hablo algunas veces, recordando aquellos tiempos<br />
que pasaron para nunca más volver.<br />
Entre esos restos de que hablo hay un tipo muy interesante,<br />
cuya figura es el fiel reflejo de nuestros antiguos lobos de<br />
mar. Su cabeza pudiera servir de estudio a un artista y su<br />
noble faz, encuadrada en una sotabarba de pasada moda,<br />
nos denuncia un alma ingenua, sin malicias, ni picardías.<br />
Es el hombre tan bueno, que ya es ochentón, no tiene<br />
enemigos. Jamás se le vio disputar con nadie.<br />
No obstante ser muy pobre, es propietario, si propietario<br />
se puede llamar a quien está en posesión de un bote, que<br />
con todos sus aparejos no vale más de cincuenta pesetas,<br />
fruto de una labor llena de peligros durante un periodo de<br />
cerca de setenta años.<br />
Es el tío Pío 3 , a quien todos queremos por bueno y por<br />
noble, quien en su juventud contribuyó con cuatro años<br />
de servicios a la patria en las goletas Guadiana y Consuelo,<br />
en donde se hizo querer por sus jefes como uno de los<br />
soldados más disciplinados y distinguidos.<br />
Puede asegurarse que el tío Pío es el último pescador<br />
callealtero que nos queda con todas las virtudes de<br />
3.- Adjetivo empleado habitualmente en <strong>Cantabria</strong> como fórmula de respeto.<br />
12
aquellos antiguos marineros, que ni un solo día dejaron<br />
de pisar la embarcación y con ayuda arrancaron del mar<br />
algo que les valiera unos céntimos con que atender a sus<br />
necesidades. Por eso se ve hoy al tío Pío, lo mismo durante<br />
los días de bonanza como en aquellos en que parece que<br />
se desencadenan todos los elementos, embarcado en su<br />
frágil embarcación, pescando o dispuesto a pescar la gibia 4<br />
o el gibión 5 , el muble 6 o la lobina 7 ; el jargo 8 o la dorada o<br />
cualquiera de esos peces que llamamos de barquía 9 y que<br />
tanto saboreamos en nuestras respectivas mesas. Nadie<br />
como él puede proporcionarnos una buena partida de<br />
sabrosos chaparrudos 10 .<br />
Con este hombre tan sencillo, a quien todos los<br />
santanderinos debiéramos mirar como a una sagrada<br />
reliquia, departí hace unos días y, como siempre, quedé<br />
encantado de su ingenuidad y sencillez.<br />
4.- Gibia / Jibia (Del lat. sepia vía mozárabe xibia): Santanderismo. Sepia<br />
(Sepia officinalis).<br />
5.- Gibión / Jibión (Del lat. sepia vía mozárabe xibia): Santanderismo. Cala<br />
mar (Loligo vulgaris).<br />
6.- Mule / Muble / Mugle (Del lat. mugil, -ilis): Santanderismo. Mújol.<br />
7.- Lobina / Llubina (Del lat. lupus, lobo): Santanderismo. Lubina o róbalo<br />
(Dicentrarchus labrax).<br />
8.- Jargo / -u (Del lat. sargus, con aspiración patrimonial de /s-/ inicial de<br />
origen latino): Santanderismo. Sargo (Diplodus sargo).<br />
9.- Barquía (Del lat. barca): Santanderismo. Embarcación con un máximo<br />
de cuatro remos por banda, parecida a un bote, pero, a diferencia de éste,<br />
sin corte en popa. Pesquería centrada en la bahía de Santander.<br />
10.- Chaparrudo / -u (Quizá del vasco txaparro, mata baja de encina): Santan<br />
derismo. Pez de bahía (Ctenolabrus rupestris y Gobius niger).<br />
13
- Sí, señor -me decía el tío Pío-. Está perdida la badía 11 .<br />
Ya no hay en ella ni sulas 12 . En este puerto entraban<br />
antes mules, llubinas, bogas y doradas como arena. Toda<br />
clase de peces, señor, toda clase de peces. Ahora hay<br />
semana que no pesco ni un cachón 13 . Todos los días voy<br />
a la mar y ¡aguas!<br />
- ¿Y en qué consiste eso? -le dije.<br />
- ¿En qué ha de consistir? ¿No ve Vd. cómo está la badía?<br />
Parece un mar de sangre 14 . Cuando yo era muchacho<br />
parecía de nácara 15 . Dende que quitaron los Cabildos de<br />
mareantes acabaron con todos los probes pescadores.<br />
- ¿Y cree Vd., tío Pío, que la causa de que haya desaparecido<br />
la pesca es el agua, que sin sedimentar, vierten los<br />
lavaderos de las minas en la bahía?<br />
- ¡Ya lo creo que sí! Eso, los vapores y las redes de<br />
arrastre.<br />
- ¿Por qué los vapores?<br />
- Verá usted; cuando yo era chequillo no había vapores.<br />
Los buques todos eran de vela. Me parece estar viendo<br />
11.- Badía (Quizá del francés baie, bahía): Santanderismo. Bahía.<br />
12.- Sula (De origen desconocido): Santanderismo. Pejerrey (Atherina<br />
presbiter).<br />
13.- Cachón (Quizá del latín caccabus, olla): Santanderismo. Sepia (Sepia<br />
officinalis).<br />
14.- La bahía teñida de rojo se explica en el contexto de la actividad minera<br />
que comenzó a mitad del siglo XIX y decayó con la Iª Guerra Mundial,<br />
en 1914, hasta prácticamente extinguirse con la Guerra Civil Española.<br />
Véase CUETO ALONSO, Gerardo J.: La minería del hierro en la bahía<br />
de Santander. Consejería de <strong>Medio</strong> <strong>Ambiente</strong>, Santander, 2006.<br />
15.- Nácara (Del catalán nacra, y éste del hispano árabe náqra, tamboril):<br />
Santanderismo. Nácar.<br />
14
las fregatas Doña Sol, Susana, Pepita-Vicenta, Castilla,<br />
Doña Flora, Hermosa-Trasmiera, Petronila, y otras<br />
muchas que ahora no me alcuerdo. A los dos años de<br />
entrar en la badía los vapores empezaron a faltar aquellos<br />
grandes majales de pescao que en determinados meses<br />
del año entraban siempre en el puerto y pocos años<br />
después teníamos que salir a pescar por la costa, porque<br />
en la badía ya no entraban. Hoy ya ni por la costa se<br />
ve un pez, y todo eso sucede porque los vapores, con<br />
sus hélices, asustan a los peces y éstos huyen a otros<br />
mares y a otras costas. También consiste en que todo<br />
el suelo de la badía y el suelo de los placeres de la costa<br />
están completamente cubiertos con la tonga de mineral<br />
que todos los días vierten los lavaderos de las minas,<br />
matando así toda la freza y haciendo desaparecer los<br />
pastos. Además, por las mallas de las redes de ahora, no<br />
pueden pasar ni anfileres. En mi tiempo, las mallas de<br />
aquellas redes sólo permitían pescar peces que el menor<br />
pesaba una libra. Dentro de pocos años no habrá ni una<br />
merluza.<br />
- Tiene usted razón, tío Pío. Esa sedimentación mineral y<br />
las redes de arrastre son la verdadera causa de que nuestra<br />
bahía, en otro tiempo tan rica, esté hoy empobrecida de<br />
pesca. Leyes y Reales Órdenes muy sabias que castigan<br />
esas extralimitaciones tenemos en abundancia. Lo que<br />
no tenemos son autoridades enérgicas que las apliquen<br />
y que castiguen con mano fuerte esas atrocidades.<br />
15
- Si eso hubiera sucedido en tiempos del comendante<br />
de marina señor Padin yo creo que hubiera afusilado a<br />
alguno.<br />
- Fusilado, no, pero seguramente no habría tolerado esos<br />
abusos. Y respecto a los vapores, amigo Pío, no hay más<br />
remedio que marchar con el progreso de los tiempos.<br />
Hoy depende la vida nacional de la navegación a vapor.<br />
Ya sé yo que antiguamente no se permitía balear 16<br />
con las redes ni dar golpes con los remos en el mar.<br />
Conozco bien aquellas disposiciones de 1788 y 1814,<br />
que prohíben “que se balee ni en modo alguno se golpee<br />
el mar”, y cuyo párrafo final termina así: “Quiere el<br />
Rey que desde luego circule Usía esta orden a todos<br />
los Ministros y subdelegados de las provincias de ese<br />
Departamento, con prevención de que se llevará a<br />
debido efecto con todo rigor, y que avisen si alguno<br />
se opone o contraviene a ella para tomar la más seria<br />
providencia, sin que en esta materia oigan Usía y los<br />
Ministros más recurso ni quejas, pues bien instruido de<br />
todo Su Majestad ha tomado esta resolución, que es<br />
la más conveniente a la matrícula y al bien del Estado,<br />
no permitiendo Su Majestad que, con pretexto de<br />
acopios o de provisión de pescados para la Real mesa, se<br />
infrinjan las sabias disposiciones dictadas con la mayor<br />
meditación. (…) Notifíquese esta providencia y Real<br />
Orden de que se trata a don Juan Antonio Calderón,<br />
16.- Balear (Quizá de balayum, retama, forma céltica reconstruida por los<br />
lingüistas): Santanderismo. Tantear con las redes los lugares de pesca.<br />
16
alcalde del Noble gremio de mareantes de la Calle Alta<br />
en este puerto”.<br />
- Eso, eso sí señor, eso. Y eso debieran ponerlo en los<br />
boletines.<br />
- ¿Y qué adelantaríamos con que se pusiera, amigo Pío?<br />
- Pues vale más que pongan eso que no las raquerías 17<br />
que hicieron Cafetera, Pipa y Muergo 18 . ¡Claro, no tenían<br />
quien sacara la cara por ellos! ¿Por qué no pusieron que<br />
en la Callalta habían nacido también otros que han<br />
sido médicos, pilotos, curas, arquitetos, industriales,<br />
comerciantes y hasta marqueses; sí señor, marqueses,<br />
todos hijos de pobres pescadores? ¡Como esos sabían<br />
de letra…!<br />
- No, Pío, no. Esos señores no eran tipos que se prestaban<br />
a la caricatura.<br />
- Está eso güeno. ¿Y la probituz, si?<br />
- Dejemos eso y cambiemos de conversación, tío Pío 19 .<br />
Dígame. ¿Quedan muchos callealteros?<br />
- Ya no hay más embarcaciones que la de Joseucas y la<br />
mía.<br />
- No pregunto por eso. Pregunto por las gentes.<br />
17.- Raquería (Del alemán wrack, barco naufragado, restos de un naufragio):<br />
Santanderismo. Acción propia del raquero / -u, muchacho que se dedica<br />
al merodeo en los muelles.<br />
18.- Muergo / -u (Del lat. organum, órgano): Santanderismo. Navaja, molusco<br />
(Ensis siliqua).<br />
19.- Referencia directa a Pereda, escritor costumbrista de extracción burguesa<br />
y ultra conservador, y en particular a su novela Sotileza (1885), donde se<br />
acuña un arquetipo injurioso de los vecinos callealteros contemporáneos<br />
del Tío Pío y <strong>Esteban</strong> <strong>Polidura</strong>.<br />
17
- Ah, sí; semos diez o doce. Ya verá: Joseucas, el Pelín y<br />
Goriuco, tres; tres, Canaca y Delia, que ya están arrumbaos,<br />
cinco; cinco, y el Tito, seis; seis, y Cría, siete; siete, y<br />
Oleas, ocho; ocho, y Matagatos, nueve; nueve, y Celipón,<br />
que está también desarbolao, diez; y un servidor, once.<br />
No me alcuerdo de más ahora.<br />
- Y yo, que también soy callealtero, doce. Y otros que<br />
me callo y que al parecer les da vergüenza decir que<br />
nacieron en la Calle Alta.<br />
- Porque son unos vainas.<br />
- No, hombre, no. Son convencionalismos sociales.<br />
- Yo no sé lo que es eso. Lo que sé es que son…<br />
- Bueno, tío Pío, bueno. Cálmese, no se indigne que ya<br />
trataremos de eso otro día. Hoy sólo he de significarle<br />
que esos restos que quedan de aquella raza callealtera,<br />
fuertes algunos y valetudinarios otros, y que Vd. me<br />
ha citado tan pintorescamente, tienen, en mi opinión,<br />
un perfectísimo derecho a que por la Junta de Obras<br />
del Puerto se les guarde la debida consideración,<br />
reservándoles esos puestos sedentarios que hay en<br />
el dique y en los muelles y que indebidamente, por<br />
influencias extrañas, ocupan gentes que precisamente<br />
para eso han traído de Ataquines, de Prádanos de Ojeda<br />
o de Grijota 20 .<br />
- Choque esos cinco. Así hablan los de mi calle -dijo el<br />
tío Pío. Tendí el brazo y en mi mano sentí la durísima<br />
20.- Localidades castellanas<br />
18
presión de la suya, muy honrada y muy callosa, que más<br />
que mano parecía un férreo tenazón.<br />
- Hasta otro día, tío Pío. Ya hablaremos.<br />
- Vaiga con Dios.<br />
Y cuando antes de soltar la mano le insinué que aquel<br />
callealtero que hace poco más de un siglo fue Maestro de<br />
Capilla de la Catedral de Burgos, y que llevaba su mismo<br />
apellido, era tío suyo, noté que se impresionaba algún<br />
tanto y me pareció ver brotar de sus ojos dos lágrimas<br />
que estuvieron a punto de rodar por las tostadas mejillas<br />
de aquella noble faz encuadrada en una sotabarba pasada<br />
de moda.<br />
19
LA MANJÚA<br />
Así como hay muchos individuos que por su extrema<br />
afición a la caza son capaces de andar dos o más<br />
leguas si sospechan que pueden tirar a una sorda, y se<br />
entusiasman hablando del paso de las palomas o de lo<br />
bien que sabe buscar su perro una pieza cuando ésta<br />
cae herida por el plomo disparado por cruel cazador, o<br />
de la partida que le jugaron a la Guardia Civil cuando,<br />
perseguidos por ésta, corrieron montes y montañas; así<br />
como hay también quien goza de una manera inusitada<br />
contando junto a una mesa y pasa horas y más horas<br />
jugando al dominó o al mus, y quien va todos los días<br />
a tirar de la oreja a Jorge 1 , aunque la familia perezca,<br />
1.- Dado la inmediatez de su escritura, el autor se vale de vecinos de Santander<br />
para remachar la idea que pretende transmitir; así, por ejemplo,<br />
cuando menciona líneas abajo a don Juan Pelotas, miembro, muy probablemente,<br />
de la alta sociedad, da a entender que incluso a él le afectaron<br />
sus travesuras de cuando crío, de tan temerarias.<br />
21
y quien, por fin, asiste todos los días y a determinadas<br />
horas a la tienda A o a la correduría B a despellejar a<br />
todo bicho viviente, aunque algunos de los que tal hacen<br />
tengan contraídos méritos bastantes para arrastrar<br />
una cadena en cualquiera de nuestros establecimientos<br />
penitenciarios; así como hay quien tiene todos estos<br />
gustos, y así goza, y así vive, y no puede vivir de otra<br />
manera; así yo, no sé si porque nací en la Calle Alta,<br />
soy aficionado a la pesca y uno de mis mayores placeres<br />
consiste en salir a pescar con los de mi calle, y recordar<br />
aquellos tiempos en que hacíamos rabiar a Media Oreja<br />
y a Espina, sin que se librara de nuestras travesuras<br />
ni el mismísimo don Juan Pelotas.<br />
Pero, ¡qué diantre!, el exordio se va haciendo largo y<br />
voy sintiendo la comezón de echar un parrafito sobre<br />
lo que se entiende por manjúa, que -seguro estoy de<br />
ello- es cosa desconocida para más de cuatro de los que<br />
fijen su vista en estos renglones.<br />
Desconociendo también yo lo que esto era y habiendo<br />
oído hablar de ello muchas veces a nuestros pescadores,<br />
consulté varios diccionarios y en ninguno pude hallar<br />
la palabra manjúa. Esto me hizo creer que era un vocablo<br />
exclusivamente local 2 .<br />
2.- En Santander se emplea el pejinu, en sentido etimológico, el de los peces,<br />
variante de la costa cántabra adscrita al tronco lingüístico astur-leonés.<br />
22
La casualidad me deparó un día a Cañaca; amigo mío<br />
de la infancia y a quien jamás olvidaré, y, conocido que<br />
hubo mis deseos de salir un día con él a esa clase de<br />
pesca, le faltó tiempo para presentarme a sus compañeros<br />
de faena, con quienes tuve el gusto de conversar<br />
largamente.<br />
- Vas a cambiar la peseta -me decía el Tío Tono con<br />
ironía.<br />
- A la mar la llevarás, pero lo qu´es pa tierra no la traes<br />
-volvió a decirme el Perrón.<br />
- ¿Cuál? -le pregunté.<br />
- La hiel -me respondió.<br />
Éstas y otras gracias por el estilo hacían que se rieran<br />
sarcásticamente Felipón, Flema y demás comparsas.<br />
Quedamos conformes en que iría con ellos a pescar, y<br />
un día que me pareció bueno para el caso fui, y cuando<br />
estuvimos fuera de Cabo Mayor 3 quedé maravillado del<br />
espectáculo que presencié.<br />
Figúrese el lector estar viendo diez o doce lanchas<br />
traineras 4 en un circuito de un kilómetro o dos, todas al<br />
3.- Cabo Mayor es el vértice de una línea imaginaria que marca el paso de la<br />
bahía de Santander a mar abierto.<br />
4.- Trainera (Del lat. trahere, arrastrar): Embarcación de pesca del Cantábrico<br />
que utilizaba traína, arte para la pesca de cerco.<br />
23
garete, y sus tripulantes unos durmiendo sobre el panel 5 ,<br />
y otros pescando con una aligotera 6 , y sobre el castillo<br />
de proa de cada una de las lanchas un hombre de pie y<br />
mirando hacia todas partes para investigar cuanto se halla<br />
ante el límite a donde alcanza la vista del hombre.<br />
Figúrese ver los delfines, esos peces 7 velocísimos cuyo andar<br />
es incalculable, pareciendo hacer gala de habilidad al<br />
saltar verticalmente fuera del agua y dar vueltas en el aire,<br />
trazando a la vez grandes círculos y jugueteando alrededor<br />
de las lanchas; figúrese, repito, ver a estos pequeños<br />
cetáceos dar mil saltos y vueltas de acá para allá, saliendo<br />
y entrando en el agua en busca de la inofensiva sardina<br />
para devorarla.<br />
Figúrese ver infinidad de aves marinas, todas hambrientas,<br />
volando por aquellos alrededores, destacándose entre<br />
5.- Panel (Del francés antiguo panel): Santanderismo. En rigor, este término<br />
no remite a cada una de las tablas que forman el suelo movible de algunas<br />
embarcaciones pequeñas, tal y como recoge el Diccionario de la Real<br />
Academia Española, sino al suelo lleno de piezas sueltas pero ordenadas<br />
de las lanchas.<br />
6.- Aligotera (Quizá forma sincopada de anguilote, forma como se conoce en<br />
la costa de <strong>Cantabria</strong> al congrio, debido a su parecido con la anguila, que<br />
deriva del latín anguilla): Santanderismo. Arte de pesca empleada para<br />
pescar aligotes (Pagellus acarne).<br />
7.- Obviamente se trata de una confusión del autor. Más adelante tiene<br />
oportunidad de corregir, al apuntar que se trata de un cetáceo, es decir, de<br />
un mamífero, no de un pez. Cabe considerar en su descargo que el autor<br />
quizá entendiera por pez todo ser que habita la mar, lo que no impide, aun<br />
con todo, que incurriera en un error.<br />
24
ellas la blanca gaviota, el voraz mallón 8 y la bonita pardera<br />
9 , aves todas de una misma familia; la corconera y el<br />
pitorro 10 (pufino), de la familia de las zambullidoras; unas<br />
sentadas sobre el agua y mecidas por las ondas del mar,<br />
otras zambulléndose a fin de alimentarse con pequeños<br />
peces; la de más acá, queriendo salvar una distancia, vuela<br />
aleteando sobre el mar porque la debilidad de sus alas no<br />
la permite sostener el peso de su cuerpo; el cofre (planga<br />
blanco) elevándose a muchos metros de altura para después<br />
arrojarse con furia sobre un pececillo que ha visto<br />
nadar a dos o tres metros bajo la superficie del mar.<br />
Figúrese ver todo esto y contemplar un horizonte tan<br />
pronto claro como cubierto de espesa bruma; un buque<br />
de vapor y de gran porte que va con rumbo al Noroeste;<br />
otro de vela que, con todo su aparejo largo, se dirige<br />
al puerto; la cordillera de montañas que se extiende por<br />
toda nuestra costa y que parece puesta allí por una mano<br />
superior para contener al impetuoso mar Cantábrico; en<br />
una palabra, figúrese ver uno de esos panoramas por demás<br />
encantador que parecen trasuntos de un sueño inverosímilmente<br />
maravilloso, y podrá formarse una idea del<br />
8.- Mallón / Mayón (Quizá de mayar, maullar, voz onomatopéyica, al igual<br />
que miagona, lechuza común, de miagar, maullar): Santanderismo.<br />
Gavión atlántico (Larus marinus).<br />
9.- Pardera (Del color pardo, que deriva del latín pardus, leopardo): Santanderismo.<br />
Gaviota parda (Larus brunnicephalus).<br />
10.- Pitorro / -u (Del vasco potorro, nombre aplicado a algunos álcidos,<br />
familia de aves del orden Charadriiformes, como los frailecillos, las alcas<br />
y los araos): Santanderismo. Arao común (Uria aalge).<br />
25
cuadro que se ofrece a su vista si algún día se le ocurre ir<br />
a la manjúa.<br />
- ¿Y qué es la manjúa? -preguntaba yo a uno de los<br />
tripulantes.<br />
- Cuando se guarna 11 lo verás -me contestó.<br />
El patrón dijo entonces:<br />
- Halar esas aligoteras, que las aves y los duvinos 12 van pa<br />
el norte y la van a guarnir.<br />
Los pescadores fueron remando más de una hora detrás<br />
de los delfines y, cuando se convencieron de la imposibilidad<br />
de poderlos seguir, quedamos otra vez al garete por<br />
orden del patrón.<br />
- Buen sobón os habéis dado y total para nada -les dije.<br />
- Créyte que d´esas choletas 13 mos papamos todos los<br />
días angunas -me contestó Felipón.<br />
11.- En sentido figurado, cuando llegue la ocasión.<br />
12.- Duvino / -u (Del lat. delphinus, delfín): Santanderismo. Delfín común<br />
(Delphinus delphis).<br />
13.- Choleta (Quizá del latín tardío zanca, que a su vez lo haría del antiguo<br />
persa zanga, pierna): Santanderismo. Es probable que este término, de<br />
uso extinto, esté relacionado con el castreño changleta, cada uno de los<br />
saltos que da una piedra plana al lanzarla en paralelo contra la superficie<br />
del agua. En definitiva, choleta vendría a significar, por aproximación,<br />
mojadura que provocan las salpicaduras de los remos.<br />
26
Entre tanto, el Tío Tono y Flema calaron de nuevo sus<br />
aligoteras, mientras Felipón seguía diciéndome:<br />
- ¡Y vaiga usté otra vez pa tierra sin ganar pa pan, después<br />
de un mes de no ganar un cuarto!<br />
- Muy cierto y muy sensible Felipe: y he observado que,<br />
por muchas que sean vuestras necesidades, nunca vais al<br />
Ayuntamiento en busca del socorro que allí se ofrece.<br />
- Primero como chumpas 14 y pan de cuco -dijo el<br />
Perrón.<br />
- Pues así no demostráis tener muchas necesidades.<br />
- ¡Necesidades! ¡Como arena! Pero antes que dir al<br />
macizo 15 que tú dices, primero me muero d´hambre. ¡Si<br />
lo dieran en secreto! ¿Pero asina, cómo lo dan? ¡Fuera la<br />
pido, sin ofendis 16 !<br />
- Allí se dan raciones a todo el que las necesita, siempre<br />
que se justifique este extremo.<br />
- ¡Sí las dan, sí!, pero a la probitud que no es probitud.<br />
- A todo el que las necesite.<br />
- ¡Mau!<br />
14.- Chumpa (voz onomatopéyica): Santanderismo. Este término posee<br />
en <strong>Cantabria</strong> varias acepciones, pero es probable que, por contexto, el<br />
autor remita a cierto tipo de hierba azucarada que chumpan o chupan los<br />
chicos.<br />
15.- Esta expresión está en relación con el verbo macizar (del latín massa,<br />
pasta), en Asturias y <strong>Cantabria</strong>, arrojar macizo al agua para atraer la<br />
pesca y, en un sentido figurado que el autor, a buen seguro, tenía presente,<br />
engatusar, sobornar.<br />
16.- Expresión equivalente a “¡ni hablar!”.<br />
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En este diálogo estábamos cuando dijo Flema:<br />
- ¡Coyla!, gran pez siento.<br />
- Primero le he sentido yo, replicó Tío Tono, y en aquel<br />
momento añadió: ¡Le agarré!<br />
Y el hábil pescador, halando unas veces y arriando cuando<br />
el animal forcejeaba para desasirse, logró cansar a éste y<br />
ponerle a flor de agua.<br />
¡Cuán grande no sería nuestra sorpresa cuando al tiempo<br />
de meter a bordo lo que él creía un pez, resultó que lo<br />
que había pescado a veinte brazas de profundidad era un<br />
pitorro (pufino), es decir, un ave de la familia de las zambullidoras!<br />
No he querido dejar de apuntar este hecho porque me<br />
ha parecido muy curioso y digno de que le conozcan los<br />
lectores de El Cantábrico 17 , y porque aunque no es muy<br />
raro, lo es más que el de que un cazador vaya a la caza de<br />
la sorda y en una venta cualquiera cace un buen besugo o<br />
medio ciento de sardinas.<br />
Estábamos comentando el hecho cuando vimos que, de<br />
repente y como movidos por un mismo resorte, los delfines<br />
-o duvinos, como los llaman nuestros pescadores-,<br />
17.- Periódico santanderino republicano en activo de 1895 a 1937<br />
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velozmente y dando saltos, se dirigen hacia determinado<br />
punto y las aves todas, que han estado revoloteando cerca<br />
de nuestra lancha, vuelan en la misma dirección que<br />
llevan los delfines. Es que éstos, con su exquisito olfato,<br />
y aquéllas, con su vista perspicaz, han aprendido dónde<br />
pueden llenar impunemente la andorga.<br />
Entonces, por esta señal, los que están de pie sobre los castillos<br />
de proa de sus respectivas lanchas miran y remiran,<br />
hasta que por fin lanzan la sacramental voz de ¡avante!<br />
En menos tiempo de lo que se emplea en contarlo meten<br />
sus aligoteras a bordo los que están pescando, y enseguida,<br />
estribando en el banco los pies, empiezan a bogar<br />
con tanto coraje que hacen crujir los remos y la débil embarcación<br />
avanza y avanza hociqueando sobre las ondas,<br />
como si fuera impulsada por una fuerza superior a la del<br />
hombre.<br />
- ¡Avante!, ¡avante! -grita el patrón, al mismo tiempo que<br />
cingla con su remo para ayudar a sus compañeros.<br />
Y todos, jadeantes y sudorosos, reman y reman hasta hacer<br />
que se rompan los estrobos o los remos a fuerza de<br />
bogar, como aquel día le sucedió a mi buen amigo Isa.<br />
- ¿Estamos amenazados de algún peligro? -le pregunté al<br />
patrón.<br />
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- No, mira pa proba 18 y verás una manjúa -me contestó.<br />
Todas las traineras iban con el mismo ímpetu y en la misma<br />
dirección que la nuestra, y me parecía presenciar el<br />
mejor de los espectáculos que una imaginación soñadora<br />
puede concebir.<br />
Después de una hora de regateo loco, cuyo trabajo parece<br />
imposible que se pueda resistir, llegan las lanchas al sitio<br />
tan codiciado, y el cuadro que allí de nuevo se me presenta<br />
es tan grandioso, tan sublime, que inútilmente intentaría<br />
yo hacer de él una descripción verdadera.<br />
Allí veríais una espesísima nube de gaviotas, parderas,<br />
mallones y de todas cuantas aves marinas cruzan nuestra<br />
costa, piando y arrojándose sobre las inocentes sardinas<br />
que a millares son lanzadas al aire por los hambrientos<br />
delfines; debajo de la lancha y en una extensión de más<br />
de cien metros una mancha negruzca que se mueve como<br />
si tuviera inteligencia. Si os fijaseis bien, observaríais que<br />
aquella mancha es un inmenso banco de sardinas, que,<br />
todas a la vez, tan pronto se dirigen para el norte como<br />
de repente cambian de dirección y van hacia el sur, como<br />
obedeciendo así la orden de un superior que las manda<br />
efectuar movimientos estratégicos para defenderse de<br />
tanto enemigo como las asedia.<br />
18.- Proba (Del lat. prora): Santanderismo. Proa.<br />
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Y, entre tanto, los delfines, arremetiendo contra las sardinas<br />
y haciendo un verdadero zafarrancho, vuelven a salir<br />
del agua como para tomar nuevas fuerzas para reacometer<br />
con más vigor; las aves multiplícanse por comer más y<br />
más; las corconeras y pitorros zambulléndose para tragar a<br />
dos carrillos; diez o doce lanchas, cuyos tripulantes gritan<br />
y se insultan por el solo hecho de tropezarse unas contra<br />
otras y no poder maniobrar bien con sus artes, tirándose<br />
mutuamente con piedras, remos y diablos encadenados.<br />
Y, por último, las pobrecitas sardinas deseando verse libres<br />
de tanto enemigo como las persigue; el hambre insaciable<br />
de los delfines, el voraz apetito de las aves, el inusitado<br />
afán del hombre por enredar entre sus redes a aquellos<br />
inofensivos pececillos, y, para concluir, aquel totum revolutum,<br />
aquel luchar por la vida, todo, todo esto junto es lo<br />
que se llama la manjúa 19 .<br />
¡Qué precioso espectáculo!<br />
Las cuatro traineras que llegaron las primeras cargaron<br />
cuando quisieron, y cuando la lancha en que yo iba se<br />
disponía a echar el cerco, el patrón, lleno de ira, gritó:<br />
- ¡Malos demonios vos lleven!<br />
19.- Manjúa (Del francés antiguo manjue, comida, alimento): Santanderismo.<br />
Majal, cardumen de peces.<br />
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Y ¿qué era? Que los delfines se marchaban con un andar<br />
de más de cuarenta millas por hora.<br />
- ¡Han debido agoler algún polecía 20 ! -exclamó Flema.<br />
Y, efectivamente, al poco tiempo apareció sobre la superficie<br />
del mar, y muy cerca de nuestra lancha, un cetáceo<br />
de grandes dimensiones que puso fin a toda aquella contienda.<br />
Los delfines, temerosos sin duda de ser víctimas de aquel<br />
monstruo, como las sardinas lo habían sido de ellos, y<br />
aprovechándose de sus facultades de nadar, desaparecieron<br />
como por encanto. Poco a poco fue desapareciendo<br />
el cardume de sardinas, las aves se fueron dispersando y<br />
las lanchas que no pudieron pescar nada buscaron otros<br />
mares donde no hubiera polecías.<br />
Otra pluma mejor cortada que la mía hubiera descrito<br />
mejor lo que me había propuesto, pero, de todos modos,<br />
con lo dicho creo que basta para sacar la enseñanza de que<br />
la manjúa es una variedad de la lucha por la existencia.<br />
20.- En Castro Urdiales, reciben el nombre de policías los pequeños cardúmenes<br />
que vagan por la superficie de la mar, compuestos por individuos<br />
cuya especie no es posible identificar.<br />
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GLOSARIO DE SANTANDERISMOS<br />
Alcordar (Del latín cordare, formado sobre el sustantivo<br />
cor, cordis, corazón, por creer antiguamente que la memoria<br />
residía en este órgano): Recordar.<br />
Aligotera (Quizá forma sincopada de anguilote, forma<br />
como se conoce en la costa de <strong>Cantabria</strong> al congrio, debido<br />
a su parecido con la anguila, que deriva del latín anguilla):<br />
Arte de pesca empleada para pescar aligotes (Pagellus<br />
acarne).<br />
Angunu / Augunu (Del latín aliquis, alguien, y unus, uno):<br />
Alguno.<br />
Asina (Del latín sic, así): Así.<br />
Badía (Quizá del francés baie, bahía): Bahía.<br />
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Balear (Quizá de balayum, retama, forma céltica reconstruida<br />
por los lingüistas): Tantear con las redes los lugares<br />
de pesca.<br />
Barquía (Del lat. barca): Embarcación con un máximo de<br />
cuatro remos por banda, parecida a un bote, pero, a diferencia<br />
de éste, sin corte en popa. Pesquería centrada en la<br />
bahía de Santander.<br />
Cachón (Quizá del latín caccabus, olla): Sepia (Sepia officinalis).<br />
Chaparrudo / -u (Quizá del vasco txaparro, mata baja de<br />
encina): Pez de bahía (Ctenolabrus rupestris y Gobius niger).<br />
Choleta (Quizá del latín tardío zanca, que a su vez lo haría<br />
del antiguo persa zanga, pierna): Es probable que este<br />
término, de uso extinto, esté relacionado con el castreño<br />
changleta, cada uno de los saltos que da una piedra plana al<br />
lanzarla en paralelo contra la superficie del agua. En definitiva,<br />
choleta vendría a significar, por aproximación, mojadura<br />
que provocan las salpicaduras de los remos.<br />
Chumpa (voz onomatopéyica): Este término posee en<br />
<strong>Cantabria</strong> varias acepciones, pero es probable que, por contexto,<br />
el autor remita a cierto tipo de hierba azucarada que<br />
chumpan o chupan los chicos.<br />
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Dende / Derde (Contracción de las preposiciones latinas<br />
de, ex, de): Desde.<br />
Denguno / -u (Del latín nec unus, ni uno): Ninguno.<br />
Duvino / -u (Del lat. delphinus): Delfín común (Delphinus<br />
delphis).<br />
Gibia / Jibia (Del lat. sepia vía mozárabe xibia): Sepia (Sepia<br />
officinalis).<br />
Gibión / Jibión (Del lat. sepia vía mozárabe xibia): Calamar<br />
(Loligo vulgaris).<br />
Jargo / -u (Del lat. sargus, con aspiración patrimonial de<br />
/s-/ inicial de origen latino): Sargo (Diplodus sargo).<br />
Lobina / Llubina (Del lat. lupus, lobo): Lubina o róbalo<br />
(Dicentrarchus labrax).<br />
Mallón / Mayón (Quizá de mayar, maullar, voz onomatopéyica,<br />
al igual que miagona, lechuza común, de miagar,<br />
maullar): Gavión atlántico (Larus marinus).<br />
Manjúa (Del francés antiguo manjue, comida, alimento):<br />
Majal, cardumen de peces.<br />
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Muergo / -u (Del lat. organum, órgano): Navaja, molusco<br />
(Ensis siliqua).<br />
Mule / Muble / Mugle (Del lat. mugil, -ilis): Mújol (Mugil<br />
cephalus).<br />
Nácara (Del catalán nacra, y éste del hispano árabe náqra,<br />
tamboril): Nácar.<br />
Panel (Del francés antiguo panel): En rigor, este término<br />
no remite a cada una de las tablas que forman el suelo<br />
movible de algunas embarcaciones pequeñas, tal y como<br />
recoge el Diccionario de la Real Academia Española, sino<br />
al suelo lleno de piezas sueltas pero ordenadas de las lanchas.<br />
Pardera (Del color pardo, que deriva del latín pardus, leopardo):<br />
Gaviota parda (Larus brunnicephalus).<br />
Pitorro / -u (Del vasco potorro, nombre aplicado a algunos<br />
álcidos, familia de aves del orden Charadriiformes,<br />
como los frailecillos, las alcas y los araos): Arao común<br />
(Uria aalge).<br />
Probitú (Del latín pauper, -eris, pobre): Pobreza.<br />
Raquería (Del alemán wrack, barco naufragado, restos de<br />
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un naufragio): Acción propia del raquero / -u, muchacho<br />
que se dedica al merodeo en los muelles.<br />
Raquero / -u (Del alemán wrack, barco naufragado, restos<br />
de un naufragio): Muchacho que se dedica al merodeo en<br />
los muelles.<br />
Sula (De origen desconocido): Pejerrey (Atherina presbiter).<br />
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LIBROS DE SABLE, 2