14.05.2013 Views

Es un relato largo, puede leerlo también en PDF - infoCIUDADANO

Es un relato largo, puede leerlo también en PDF - infoCIUDADANO

Es un relato largo, puede leerlo también en PDF - infoCIUDADANO

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Longa<br />

estonia<br />

Fernando Núñez Noda<br />

© 2013


LONGA ESTONIA<br />

PRÓLOGO<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia es <strong>un</strong>a extravagancia de los ricos de la capital. Su <strong>en</strong>torno es<br />

cautivador: <strong>un</strong>a frondosa falda de la Cordillera Costeña bañada por el Caribe.<br />

Imagin<strong>en</strong>, solam<strong>en</strong>te, la redondez del m<strong>un</strong>do. Digo extravagancia porque Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia está a ¡mil metros de altura! 120 km de la gran ciudad y a 14 km de la<br />

población más cercana, Maruto (5.500 habitantes). Uno llega -usualm<strong>en</strong>te por el<br />

oeste- sobre <strong>un</strong>a delgada carretera susceptible de deslizami<strong>en</strong>tos y, a veces, de mar<br />

de levas que la ll<strong>en</strong>an de ar<strong>en</strong>a y piedras. Encima, cada tantos años hay deslaves<br />

que sepultan <strong>largo</strong>s trechos limpiados por las autoridades con demasiada<br />

parsimonia. Por el este el camino (si se <strong>puede</strong> llamar así) sólo es apto para los autos<br />

rústicos muy resist<strong>en</strong>tes, las bestias o a pie. El caserío más cercano hacia estos lares<br />

es Churitapo (pob. 425) a 28 km.<br />

La mejor vía es el mar. Siempre ha habido atracadero de botes y yates.<br />

También se inauguró <strong>un</strong> servicio de traslado desde Puerto Guarimba hasta Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia, que permitía dejar los autos a bu<strong>en</strong> resguardo y navegar 90 minutos hasta<br />

la colina vacacional. Como v<strong>en</strong>, es <strong>un</strong> lugar aislado, a veces de complejo acceso,<br />

a<strong>un</strong>que fascinante para los amantes del mar y la naturaleza.<br />

La larga colina de Longa <strong>Es</strong>tonia era propiedad (j<strong>un</strong>to a las montañas<br />

circ<strong>un</strong>dantes) de <strong>un</strong>a adinerada familia. Las faldas de la cordillera costeña se<br />

deshacían <strong>en</strong> estrechas y ar<strong>en</strong>osas playas. Al lado del muelle está Playa Lisa, <strong>un</strong>a<br />

hermosa franja de olas g<strong>en</strong>tiles, oficialm<strong>en</strong>te “la playa de Longa <strong>Es</strong>tonia”. Hacia la<br />

<strong>en</strong>trada oeste, más costas pedrizas y escondidas <strong>en</strong> <strong>largo</strong>s y oscuros acantilados.<br />

Hacia el este, como a dos kilómetros, <strong>un</strong>a serie de ríos que desembocaban<br />

formando <strong>un</strong> <strong>en</strong>tramado de pozos y cascadas. En su mom<strong>en</strong>to de mayor<br />

crecimi<strong>en</strong>to Longa <strong>Es</strong>tonia tuvo más de 20 casas y seis edificios, alg<strong>un</strong>os hasta de<br />

10 apartam<strong>en</strong>tos cada <strong>un</strong>o. T<strong>en</strong>ía su planta de agua, electricidad, no había teléfonos<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 2


y al final instalaron <strong>un</strong>o <strong>en</strong> 1965, <strong>en</strong> la cabina de vigilancia y luego <strong>en</strong> las casas de<br />

los más adinerados. D<strong>en</strong>tro de las quintas o conj<strong>un</strong>tos resid<strong>en</strong>ciales había todo lo<br />

que se necesitaba para el ocio costero: piscinas, gimnasios, áreas de juego, jardines,<br />

bohíos, mesas de ping-pong. Por supuesto abajo la playa. Los temporadistas se<br />

bronceaban, nadaban, esquiaban, navegaban, buceaban, hacían excursiones con<br />

fogatas, se bañaban <strong>en</strong> los pozos y, <strong>en</strong> fin, todo <strong>un</strong> amplio m<strong>en</strong>ú de delicias<br />

tropicales.<br />

El abuelo de mi amigo Guillermo Alberto Galíndez Santoro logró, a costa de<br />

<strong>un</strong> préstamo y el resto de sus ahorros, comprar <strong>un</strong> apartam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> las Resid<strong>en</strong>cias<br />

Malecón-Arrecife, <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro físico de Longa <strong>Es</strong>tonia, <strong>en</strong> la terraza urbanizada<br />

más alta. Le <strong>en</strong>cantaba ir con su esposa, su hija mayor (la mamá de Guillermo) y la<br />

m<strong>en</strong>or, la tía Clarita y, a veces, alg<strong>un</strong>os familiares o amigos. En temporadas “altas”<br />

(carnaval, Semana Santa) Fac<strong>un</strong>do Santoro no se perdía <strong>un</strong> “longaestoniazo”, como<br />

lo llamaba, a<strong>un</strong>que posteriorm<strong>en</strong>te prefería el apartam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> temporadas<br />

solitarias, cuando había ap<strong>en</strong>as <strong>un</strong>o que otro reclusivo, jubilado o las muy pocas<br />

personas que vivían allí. Don Fac<strong>un</strong>do murió hace <strong>un</strong>os meses y le contó a su nieto<br />

dos historias de Longa <strong>Es</strong>tonia sobre cuya veracidad no puedo dar fe. Antes de<br />

partir hacia esa misteriosa colina y rompi<strong>en</strong>do la promesa de secreto al abuelo,<br />

Guille me confió tales episodios, de los cuales doy testimonio a continuación<br />

mi<strong>en</strong>tras preparo <strong>un</strong> bolso y <strong>un</strong> morral para partir a Longa <strong>Es</strong>tonia.<br />

EL ESTANQUE DE LAS GOLONDRINAS<br />

En mil noveci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta y tantos Fac<strong>un</strong>do Santoro disfrutaba del<br />

apartam<strong>en</strong>to playero. Abajo había <strong>un</strong> gran terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong>gramado, con caminerías,<br />

columpios, bohíos <strong>en</strong> las esquinas, duchas y baños, y <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro <strong>un</strong>a gigantesca<br />

piscina <strong>en</strong> forma de bacteria, doblada hacia <strong>un</strong> lado y con <strong>un</strong>a p<strong>un</strong>ta más ancha que<br />

otra. Su esposa y las niñas habían subido a cambiarse y ayudar <strong>en</strong> la meri<strong>en</strong>da. El<br />

abuelo de Guillermo quedóse <strong>un</strong> rato a orillas de la piscina, <strong>en</strong> la silla de ext<strong>en</strong>sión.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 3


Le <strong>en</strong>cantaba contemplar <strong>un</strong>a fascinante y extraña danza que ejecutaban las<br />

golondrinas <strong>en</strong> esa piscina. Volaban desde todos los p<strong>un</strong>tos <strong>en</strong> líneas curvadas y<br />

confluían <strong>en</strong> lugares distintos de la superficie, marcando con sus picos cortas y<br />

circulares líneas, mom<strong>en</strong>táneas, devueltas luego al oscilar del agua. Al rato se<br />

retiraban y <strong>en</strong>tonces v<strong>en</strong>ía <strong>un</strong> solo pájaro que trazaba <strong>un</strong>a ruta aérea y pronto lo<br />

seguían dos, cinco, quince golondrinas. Las rutas variaban ligeram<strong>en</strong>te, poco a<br />

poco, se <strong>en</strong>sanchaban o achicaban, las aves hacían cabriolas a <strong>un</strong>a velocidad de<br />

vértigo <strong>en</strong>tre los cocoteros. En la superficie clorídea dibujaban todo tipo de<br />

pequeñas líneas. Un vecino, de paso, le hizo <strong>un</strong> com<strong>en</strong>tario extraño. “Las<br />

golondrinas son estacionales, viajan de norte a sur y viceversa pero a mí me parece<br />

que aquí están todo el año”. Su esposa bromeó: “<strong>Es</strong> que se pierd<strong>en</strong>, Juan Carlos,<br />

por eso se quedan más de lo debido”. Rieron y se despidieron, quizá para verse más<br />

tarde y conversar a la luz de la l<strong>un</strong>a. Fac<strong>un</strong>do quedóse <strong>un</strong>os minutos contemplando<br />

esa bella coreografía pajaril: la masa acuática cruzada por dec<strong>en</strong>as de trazos, de<br />

cortes salpicantes, precisos pero siempre distintos. P<strong>en</strong>só que tomaban agua, pero<br />

Juan Carlos le explicó que principalm<strong>en</strong>te cazaban insectos gravitantes a ras de la<br />

alberca... Posó su cabeza <strong>en</strong> la silla de ext<strong>en</strong>sión y la delicia del lugar lo invitó a<br />

dormitar. Al despertar contempló, del otro lado de la piscina, a <strong>un</strong> extraño<br />

individuo, como aj<strong>en</strong>o pero <strong>en</strong>simismado. Era inm<strong>en</strong>so, de dos metros de altura,<br />

flaco pero de ancho tórax, rojizo, semicalvo. T<strong>en</strong>ía <strong>un</strong>a tabla y papeles sobre los<br />

cuales anotaba mi<strong>en</strong>tras observaba las golondrinas cruzar el agua con sus piquitos.<br />

<strong>Es</strong>taba tan absorto que no advertía a los muchachos que le pasaban al lado<br />

echándose agua <strong>en</strong>tre sí. Uno le mojó <strong>un</strong>a manga del pantalón, pero el hombre<br />

permaneció impávido. El abuelo de Guille se figuró que era <strong>un</strong> ornitólogo o algo<br />

por el estilo y no se incorporó a preg<strong>un</strong>tarle, no por falta de curiosidad (el abuelo<br />

era famoso por su facilidad de abordaje) sino porque la tela de la silla, las palmeras,<br />

los muchos pliegos del agua lo atrapaban grácilm<strong>en</strong>te... Cerró los ojos para retomar<br />

el descanso y al abrirlos el individuo no estaba.<br />

Un par de años después, olvidado ya el larguirucho anotador, libaba <strong>en</strong> la<br />

misma locación, esta vez <strong>en</strong> el bohío al este. Malecón-Arrecife estaba íngrimo y<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 4


solo. Fac<strong>un</strong>do jugaba con Clarita cuando observó a lo lejos <strong>un</strong>a monja de muy baja<br />

estatura con l<strong>en</strong>tes oscuros, sin expresión, como <strong>un</strong>a máscara moldeada<br />

exclusivam<strong>en</strong>te para <strong>un</strong> trabajo. A cada dos o tres p<strong>un</strong>zadas de las golondrinas, ella<br />

metía pelotas de estos o aquellos colores <strong>en</strong> <strong>un</strong>as u otras bolsas, j<strong>un</strong>to a arreglos y<br />

rearreglos de <strong>un</strong>a especie de rosario. El abuelo de Guille se acercó con su “sonrisa<br />

rompehielos”, pero la mujer recogió sus cosas y se marchó. Dada la memoria volátil<br />

de Fac<strong>un</strong>do José Santoro, hubiera dejado el as<strong>un</strong>to hasta allí de no <strong>en</strong>contrarse<br />

ap<strong>en</strong>as al día sigui<strong>en</strong>te con <strong>un</strong> personaje parecido a Don Quijote, delgado, con<br />

barba y bigote, de fr<strong>en</strong>te amplia pero mel<strong>en</strong>udo, hasta el cuello de negro. Miraba<br />

con binoculares el paso de las golondrinas desde el montículo noreste. El abuelo de<br />

Guille lo abordó tan rápido cual pudo, mas Don Quijote <strong>también</strong> empacó rápido y<br />

“puso pies <strong>en</strong> polvorosas”.<br />

— Amigo, disculpe, qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong> de interesante las golondrinas que cazan<br />

insectos <strong>en</strong> el agua de <strong>un</strong>a piscina –le dijo al trote.<br />

El personaje debatió internam<strong>en</strong>te si contestarle, pero al final, con ojos<br />

chispeantes fue parco:<br />

— No son las ni <strong>un</strong>a, sino éstas –dijo señalando con sus ojos la piscina—. Y<br />

no cazan insectos, sino toman agua.<br />

— Pero ¿son estudios, zoología..?<br />

— No lo sabemos, todavía. Verá g<strong>en</strong>te. Por favor no las moleste. No hable con<br />

nadie al respecto.<br />

Ciertam<strong>en</strong>te vio g<strong>en</strong>te, <strong>un</strong>as cuatro o cinco personas por espacio de dos o tres<br />

años y las dejó tranquilas, tanto que lo olvidaba y trataba infructuosam<strong>en</strong>te de<br />

develar algo de la conducta de los pájaros por sí mismo. Nadie más se daba cu<strong>en</strong>ta.<br />

Las personas que llegaban eran demasiado discretas y sistemáticas, conc<strong>en</strong>tradas<br />

<strong>en</strong> algún tipo de observación y registro de este espectáculo de precisión voladora y<br />

acuática. Sobre la naturaleza, el <strong>en</strong>tretelón y los fines de esos visitantes (imagin<strong>en</strong> a<br />

cuántos jamás vio) no indagó excepto <strong>en</strong> su propia m<strong>en</strong>te, a ver si su sola razón<br />

podía darle algo.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 5


Y como “el sueño de la razón produce monstruos”, Fac<strong>un</strong>do fue visitado por<br />

sus propias monstruosidades: La monja de espaldas, Don Quijote que le dice: “La<br />

piscina es la vida y las golondrinas el tiempo, que se lleva poco a poco lo que sois”.<br />

Se si<strong>en</strong>te débil de súbito y los pájaros, escasos al principio, ahora son c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ares y<br />

vacían la alberca. Quedan atascados como globos ll<strong>en</strong>os de agua <strong>en</strong> el hueco que<br />

antes era el estanque.<br />

Abrió los párpados. Las golondrinas volaban sobre y alrededor de él. El acto<br />

acrobático no se det<strong>en</strong>ía por su pres<strong>en</strong>cia, las voladoras eludían grácil y<br />

adaptativam<strong>en</strong>te cualquier curva de su cuerpo o de sus cosas. Si levantaba la<br />

rodilla, la distancia con los acróbatas aéreos se ajustaba sobre la marcha. Viró la<br />

mirada y allí estaba <strong>un</strong> monje budista, del otro lado de la piscina, <strong>en</strong> posición de<br />

loto que <strong>en</strong>tintaba <strong>un</strong> pincel y hacía trazos <strong>en</strong> diversos pergaminos. Se estrujó los<br />

ojos y al <strong>en</strong>focar la imag<strong>en</strong> notó <strong>un</strong> pequeño bolso de piel que colgaba de su<br />

hombro, con más brochas, tintas y pergaminos desbordantes. <strong>Es</strong>ta vez ya no pudo<br />

más Fac<strong>un</strong>do Santoro y trotó hacia el sacerdote, qui<strong>en</strong> nerviosam<strong>en</strong>te se incorporó<br />

y aprestó a irse.<br />

aquí...<br />

— <strong>Es</strong>pere por favor por qué estudian el vuelo de las golondrinas, por qué<br />

El monje com<strong>en</strong>zaba a asustarse. Jadeaba quedam<strong>en</strong>te. Se escabulló y<br />

prosiguió <strong>un</strong>a escapada fácil de alcanzar (era bastante anciano). “Sólo contésteme,<br />

s<strong>en</strong>témonos a hablar <strong>un</strong> par de minutos.” El señor nada decía y proseguía su huída.<br />

Desesperado de esa persecución <strong>en</strong> cámara l<strong>en</strong>ta, el abuelo de Guille le cerró el<br />

paso. El monje profirió <strong>un</strong>as palabras in<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dibles, acaso <strong>en</strong> chino. Varios<br />

pergaminos volaron al suelo. El anciano los recogió como pudo y forcejearon por el<br />

último. Con <strong>un</strong> tirón el abuelo de Guille quedóse con casi todo y el monje ap<strong>en</strong>as<br />

con <strong>un</strong>a pequeña esquina. Sus gritos habían alertado a <strong>un</strong> chofer o guardia que<br />

corría hacia Fac<strong>un</strong>do, pero a tal distancia le dio tiempo de escapar con el tesoro.<br />

Bajo la excusa de <strong>un</strong> fuerte dolor de estómago, volvieron a la capital esa tarde<br />

(Fac<strong>un</strong>do estaba muy asustado de que lo buscaran <strong>en</strong> Malecón-Arrecife). En casa<br />

detalló la pieza: pergamino moderno con trazos de tinta, líneas de distintos<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 6


grosores cruzadas <strong>en</strong> múltiples formas. No era <strong>un</strong>a repres<strong>en</strong>tación figurativa de los<br />

trazos, sino <strong>un</strong>a interpretación, porque las curvas hacían espirales o se subdividían<br />

hacia atrás. Gastó largas horas tratando de extraer <strong>un</strong> patrón, <strong>un</strong> dibujo, pero vio<br />

que era inútil.<br />

Acudió a <strong>un</strong> pari<strong>en</strong>te matemático y geómetra, le solicitó casi formalm<strong>en</strong>te la<br />

mayor confid<strong>en</strong>cialidad y le <strong>en</strong>tregó el pergamino. Pasaron semanas que nada<br />

arrojaron, ni <strong>un</strong>a llamada, hasta que <strong>en</strong> <strong>un</strong>a re<strong>un</strong>ión familiar W<strong>en</strong>ceslao (trajo el<br />

pergamino escondido <strong>en</strong> <strong>un</strong>a bolsa) urgió a Fac<strong>un</strong>do a hablar a solas. En <strong>un</strong><br />

estudio, bajo llaves, le dijo que al analizarlos no obtuvo valores fuera de lo común o<br />

relaciones curiosas. Obstinado, alim<strong>en</strong>tó las curvas <strong>en</strong> <strong>un</strong>a computadora<br />

mainframe de procesadores paralelos (hoy equival<strong>en</strong>te a mi obsoleta portátil) y las<br />

transformó <strong>en</strong> ecuaciones. <strong>Es</strong>as ecuaciones las <strong>en</strong>vió por correo expreso a su alma<br />

mater <strong>en</strong> Europa, a ver qué le contestaban. La respuesta, a los varios días, fue ésta<br />

(sacó <strong>un</strong> docum<strong>en</strong>to membretado, varias veces doblado): “Sus ecuaciones han<br />

g<strong>en</strong>erado mucho interés. Casualm<strong>en</strong>te <strong>un</strong>o de nuestros catedráticos ha participado<br />

<strong>en</strong> investigación aeroespacial y nos ha revelado cosas muy sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de esos<br />

guarismos. Primero, sin duda, son curvas de Lie, <strong>un</strong> tipo de repres<strong>en</strong>tación<br />

multidim<strong>en</strong>sional de la <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to cuántico. Ahora, no se comportan<br />

exactam<strong>en</strong>te como las curvas de Lie que se conoc<strong>en</strong>. Y parec<strong>en</strong> ser la fracción<br />

infinitesimal de <strong>un</strong>a macrofórmula, que desdobla las curvas de Lie <strong>en</strong> <strong>un</strong>a<br />

polidim<strong>en</strong>sionalidad “hacia ad<strong>en</strong>tro” desconocida. La Universidad nos ha<br />

autorizado a proponerle <strong>un</strong>a re<strong>un</strong>ión, <strong>en</strong> su país o <strong>en</strong> el nuestro, bajo nuestros<br />

costos, para discutir esta extraña y <strong>en</strong>igmática pieza de física cuántica. Por favor,<br />

hagámoslo sin perder tiempo”.<br />

— ¿Qué quiere decir todo esto? –inquirió desesperado Fac<strong>un</strong>do Santoro,<br />

sinti<strong>en</strong>do la piel de gallina.<br />

— No lo sé muy bi<strong>en</strong>, las curvas de Lie son <strong>un</strong> terr<strong>en</strong>o muy nuevo, pero<br />

apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te éstas <strong>en</strong> particular están sometidas a <strong>un</strong>a deformación o distorsión<br />

tan grandes que g<strong>en</strong>eran muy poderosa polémica.<br />

— La verdad es que –y perdona— quedo <strong>en</strong> la misma.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 7


— Y yo <strong>también</strong>. Sin más información, haríamos el ridículo ante esos<br />

catedráticos.<br />

Visitó la máxima autoridad budista de la capital y le llevó el pergamino (sin<br />

revelarle su orig<strong>en</strong>, simplem<strong>en</strong>te dijo que lo halló <strong>en</strong> <strong>un</strong>a biblioteca y quería saber<br />

su naturaleza). El anciano b<strong>en</strong>évolo y pausado pidió <strong>un</strong>os días para estudiarlo.<br />

Cumplido el plazo com<strong>en</strong>tó:<br />

“Sabemos cómo lo obtuvo pero no importa. Los trazos marcan <strong>un</strong> mapa<br />

m<strong>en</strong>tal, pero no humano, sino sagrado. Algui<strong>en</strong> está develando cosas muy<br />

importantes a<strong>un</strong>que sobrecogedoras. La pequeña fracción que nos <strong>en</strong>tregó parece<br />

describir <strong>un</strong>a separación de capas, <strong>un</strong> desmembrami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el tejido de algo, frágil<br />

y fuerte a la vez. Pero requiero muchos más trazos para hacerme siquiera <strong>un</strong>a idea<br />

inicial. Perdone mi curiosidad, no ti<strong>en</strong>e que responderme pero ¿ti<strong>en</strong>e más<br />

información? <strong>Es</strong> per<strong>en</strong>torio hallar el resto.”<br />

Desde <strong>en</strong>tonces se sintió y ejerció como “ag<strong>en</strong>te secreto del budismo” para<br />

develar lo que fuera ese misterio que él no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día. Los observadores parecieron<br />

cambiar sus métodos. Vio varios desde v<strong>en</strong>tanas de edificios circ<strong>un</strong>dantes. Juró que<br />

alg<strong>un</strong>os invitados tomaban notas, pero cómo increparlos, cómo estar seguro...<br />

El dictam<strong>en</strong> los dejó más ansiosos y frustrados. De tanto no ver más a los<br />

anotadores, el abuelo de Guille imaginó alg<strong>un</strong>as cosas francam<strong>en</strong>te risibles (dicho<br />

por él mismo): la más extravagante de su lista: la bandada de golondrinas dibujaba<br />

mapas m<strong>en</strong>tales <strong>en</strong> supra-curvas de Lie bajo las órd<strong>en</strong>es de <strong>un</strong>a <strong>en</strong> particular, sobre<br />

la rama de <strong>un</strong> cocotero, observaba muy cuidadosam<strong>en</strong>te movi<strong>en</strong>do su p<strong>un</strong>tiaguda<br />

cabeza. Graznaba para sí misma y luego volaba hacia algún registrador, que la<br />

esperaba <strong>en</strong> las montañas o a muchos kilómetros de allí para “contarle” todo. “Ellas<br />

mismas anotan”, y se reía. Luego p<strong>en</strong>saba que la información ya había sido<br />

recogida o se había mudado para otras piscinas. Los pájaros seguían haci<strong>en</strong>do las<br />

trazas, pero no parecía haber qui<strong>en</strong> anotara (o no los veía).<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 8


La conserje del edificio, <strong>un</strong>a mujer discreta, veía cada cosa <strong>en</strong> ese edificio y no<br />

hacía la m<strong>en</strong>or alusión. Parecía ser bu<strong>en</strong>a con los secretos. El abuelo de Guille la<br />

interrogó con guante de seda. Doña Muti sabía más de todo aquello que él.<br />

— Me han pagado bu<strong>en</strong> dinero para que me calle, pero –<strong>en</strong> verdad— yo<br />

misma estoy desesperada de saber algo, todo ha sido tan raro.<br />

— ¿Han vuelto los observadores?<br />

— Sí, pero con mil mañas para no coincidir con usted o para burlarlo.<br />

Com<strong>en</strong>sales <strong>en</strong> el restaurant [dominguero del bohío] o reparadores de las tuberías,<br />

la g<strong>en</strong>te que anota siempre está allí. Adquirieron <strong>un</strong> apartam<strong>en</strong>to... Han v<strong>en</strong>ido<br />

como seis.<br />

— ¿Qué más sabe?<br />

— Nada, excepto esto... v<strong>en</strong>ga.<br />

Lo llevó al extremo noroeste, <strong>un</strong>a plataforma <strong>en</strong>rejada sobre <strong>un</strong> acantilado,<br />

espectáculo de mar y lejanía.<br />

— <strong>Es</strong>to <strong>también</strong> lo han estudiado.<br />

A pocos metros, a su altura de observación, había <strong>un</strong>a hermosa conflu<strong>en</strong>cia de<br />

golondrinas que picoteaban la tridim<strong>en</strong>sión aérea, desde todos los p<strong>un</strong>tos, sin<br />

superficie. Tejían <strong>un</strong>a especie de esfera que se abría y cerraba. Sintió <strong>en</strong> su deliciosa<br />

confusión que había algo con el vi<strong>en</strong>to, que creaba esos saltos giratorios y que las<br />

golondrinas simplem<strong>en</strong>te surfeaban los ríos de aire.<br />

J<strong>un</strong>to a Doña Muti, más Wasceslao, reactivaron la pesquisa con mayor vigor.<br />

El abuelo de Guille propuso hablar con la <strong>un</strong>iversidad europea, ansiosa de<br />

participar, pero W<strong>en</strong>ceslao mismo recom<strong>en</strong>dó esperar. Les costó conv<strong>en</strong>cer a Muti<br />

que abriera el apartam<strong>en</strong>to 52, piso 5. Muti había soñado estar ad<strong>en</strong>tro, sola, el<br />

lugar completam<strong>en</strong>te vacío, polvori<strong>en</strong>to, pl<strong>en</strong>o de ecos. Cuando gira para irse<br />

aparec<strong>en</strong> los observadores y no la dejan salir. Fac<strong>un</strong>do hábilm<strong>en</strong>te la conv<strong>en</strong>ció del<br />

significado opuesto de los sueños, y así <strong>un</strong>a tarde anodina subieron al apartam<strong>en</strong>to<br />

148, aterrados pero fortalecidos por el ansia de saber.<br />

Polvori<strong>en</strong>to mas no vacío, vieron cajas arrumadas, <strong>un</strong>os gabinetes con objetos<br />

desechables: c<strong>en</strong>iceros de aluminio, <strong>un</strong> marco de fotografía sin fotografía, <strong>un</strong>a<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 9


pizarra borrada donde todavía se leía algo, cuadros anodinos adquiridos <strong>en</strong> ferias<br />

de pintura masiva, nada orgánico, como hojuelas de maíz momificadas, ap<strong>en</strong>as las<br />

cajas que Fac<strong>un</strong>do se apresuró a revisar (cont<strong>en</strong>ían revistas Life y otras, <strong>en</strong> español<br />

y portugués). W<strong>en</strong>ceslao anotaba afanoso lo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día de la pizarra borrada. Y<br />

Muti com<strong>en</strong>zó a leer las de portugués (era portuguesa, por cierto).<br />

Cansados de analizar las revistas y la pizarra, presionaron a Muti para que<br />

llamara al teléfono contacto y pidiera <strong>un</strong>a re<strong>un</strong>ión. Pero era tarde, porque el<br />

número estaba fuera de servicio. Afuera el vuelo continuaba y parecía que su<br />

registro ya no ocurriría (desde el piso 5 la piscina y sus dibujos irrepetibles se veían<br />

impon<strong>en</strong>tes).<br />

Lo más extravagante e infructuoso fue int<strong>en</strong>tar descifrar algo por sí mismos.<br />

Fac<strong>un</strong>do insistía <strong>en</strong> com<strong>un</strong>icarse con los catedráticos europeos, pero W<strong>en</strong>c<strong>en</strong>lao<br />

pedía paci<strong>en</strong>cia y que dejaran eso como último recurso. Para Fac<strong>un</strong>do había algo<br />

único <strong>en</strong> ese vuelo <strong>en</strong> esa piscina, quizá <strong>un</strong>a lag<strong>un</strong>a hace muchos mil<strong>en</strong>ios.<br />

W<strong>en</strong>ceslao incluso teorizaba sobre otras dim<strong>en</strong>siones. Para Muti, el Malvado t<strong>en</strong>ía<br />

sus garras metidas <strong>en</strong> el as<strong>un</strong>to. Lo decía sin parar de persignarse.<br />

LA DAMA DE “CORALITO”<br />

Ya Doña Muti sospechaba algo. La paronimia continuaba, siempre <strong>en</strong><br />

esc<strong>en</strong>ario nocturno, alrededor de la calle principal de Longa <strong>Es</strong>tonia, la que bordea<br />

la pared posterior, llamada Cota 1001. En es<strong>en</strong>cia, el teatro onírico de Muti vive la<br />

transmutación de los habitantes y alg<strong>un</strong>os temporadistas <strong>en</strong> extraños seres, lívidos,<br />

zómbicos, que caminan sin rumbo <strong>en</strong> <strong>un</strong> extraño culto de adoración a la l<strong>un</strong>a<br />

cuando yace <strong>en</strong>tre nubes, sobre la cordillera al fondo.<br />

Muti com<strong>en</strong>zó a afectarse anímica y operativam<strong>en</strong>te. Vivía sola, el edificio a<br />

veces estaba prácticam<strong>en</strong>te vacío y si había g<strong>en</strong>te daba igual, no les veía la cara. Su<br />

exesposo no portaba por Malecón-Arrecife <strong>en</strong> más de año y medio. La última ida a<br />

la capital ocurrió hace cuatro años. Conocía a todas (creía) las personas fijas de<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia: desde los guardias de la alcabala, hasta los empleados de la marina<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 10


y la proveeduría, pasando por los cuidadores o propietarios de casas, <strong>un</strong>as quince<br />

personas, de las cuales sólo cinco pernoctaban <strong>en</strong> Longa <strong>Es</strong>tonia. El único p<strong>un</strong>to<br />

oscuro: <strong>un</strong>a colinilla (el lugar más alto de la meseta) con tres grandes casas, a lo<br />

alto desde cualquier p<strong>un</strong>to de la carretera principal. Los postes allí no f<strong>un</strong>cionaban<br />

y se percibía la silueta de los muros y mangos y esquinas de casas, agujereadas por<br />

pocas v<strong>en</strong>tanas de luces t<strong>en</strong>ues. A esa zona Muti no había t<strong>en</strong>ido acceso (ni quería).<br />

— Aló señor Fac<strong>un</strong>do, ayúdame: he t<strong>en</strong>ido contacto con ellos, los de la colina.<br />

— ¿Por qué no vi<strong>en</strong>es a la capital y te llevo a <strong>un</strong> médico, para que le cu<strong>en</strong>tes<br />

esos sueños?<br />

— No fue sueño. Los he visto de cerca, me han hablado. Dormir, lo que se<br />

llama dormir, casi no he podido.<br />

Fac<strong>un</strong>do sólo pudo bajar <strong>un</strong> mes después, a<strong>un</strong>que con <strong>un</strong>a excusa excel<strong>en</strong>te<br />

para pasarse varios días: la larga y compleja reparación que debía supervisar.<br />

W<strong>en</strong>ceslao no pudo acompañarlo. Lo primero que hizo fue visitar a Muti y le<br />

impresionó ver a la misma mujer de siempre, pero tocada por <strong>un</strong>a especie de<br />

deslumbrami<strong>en</strong>to, escondido y nada altruista, <strong>un</strong>a especie de expectativa que la<br />

hacía eludir la mirada.<br />

— Olvídelo Fac<strong>un</strong>do, falsa alarma, se demoró tanto... a mí me dio rabia<br />

llamarlo otra vez y a W<strong>en</strong>ceslao ni se diga, <strong>en</strong>redado <strong>en</strong> no sé qué as<strong>un</strong>tos del<br />

“cierre fiscal”.<br />

— No pude v<strong>en</strong>ir antes y W<strong>en</strong>ceslao ciertam<strong>en</strong>te está complicado. Hablemos.<br />

Sólo m<strong>en</strong>cionó <strong>un</strong> <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro intrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te con los de la colina, que <strong>en</strong>contró<br />

de fr<strong>en</strong>te cuando buscaba a su perro.<br />

— He jugado cartas con ellos, los Sanabria, resid<strong>en</strong>tes de “La Alameda” y con<br />

Juancha, de “Coralito”, la quinta más alta. G<strong>en</strong>te común y corri<strong>en</strong>te. Vi<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

jardineros y limpiadores ocasionales. La verdad es que mis sospechas eran falsas.<br />

El abuelo de Guille no insistió. Algo le dijo que Muti estaba asustada y<br />

ocultaba lo ocurrido.<br />

— ¿Y tus t<strong>en</strong>siones nerviosas y las pesadillas?<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 11


— Desaparecieron. T<strong>en</strong>ían que ver con la colinilla, pero el señor Sanabria<br />

ti<strong>en</strong>e razón: al haber <strong>en</strong>trado allá y ver que todo está normal, se fueron esos<br />

horribles sueños.<br />

— Bi<strong>en</strong>, hablamos luego.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te Fac<strong>un</strong>do le sacó el cuerpo a Muti y decidió deambular solo<br />

por las calles de Longa <strong>Es</strong>tonia. Como no era temporada vacacional, ni fin de<br />

semana, las calles estaban desoladas y ardi<strong>en</strong>tes. El polvo las recorría, así como<br />

trozos de maleza arrancados por el vi<strong>en</strong>to a la montaña. Como a 200 metros de<br />

Resid<strong>en</strong>cias Malecón-Arrecife, a lo <strong>largo</strong> de la Cota 1001, había <strong>un</strong>a calle diagonal<br />

por la que Fac<strong>un</strong>do jamás había transitado. De hecho, era poco lo que conocía de la<br />

topografía interna de la gran colina. El sol, como siempre, laceraba inclem<strong>en</strong>te y su<br />

resplandor desdibujaba las líneas rectas. Al final de la calle <strong>en</strong>contró <strong>un</strong> codo hacia<br />

otra vía aún más misteriosa, como imaginaria, onírica. Todo producto de <strong>un</strong> calor<br />

sofocante.<br />

Dobló esa esquina. Los altos muros cerrados impedían ver las quintas,<br />

excepto sus seg<strong>un</strong>dos pisos, los techos de teja con torretas hispanas y los gruesos<br />

portones, no supo porqué, casi todos de madera pintada. A media calle se abría <strong>un</strong>a<br />

subida hacia la m<strong>en</strong>tada colinilla, la maleza se imponía a la acera y las tres quintas<br />

a lo alto t<strong>en</strong>ían ciertam<strong>en</strong>te el aspecto de palacios majestuosos pero ligeram<strong>en</strong>te<br />

infernales. A pesar de la complejidad de la arquitectura de todas las casas, sus<br />

fachadas, las aceras y calles producían <strong>un</strong>a soledad intolerable, palpable, no de<br />

abandono sino de estaticidad. Fac<strong>un</strong>do detuvo el paso fr<strong>en</strong>te a la subida, con el<br />

corazón <strong>en</strong> turbo. El camino doblaba <strong>un</strong>os metros más arriba <strong>en</strong> el sali<strong>en</strong>te de <strong>un</strong>a<br />

casa, alcanzó el borde y a hurtadillas se asomó.<br />

El panorama era cont<strong>un</strong>d<strong>en</strong>te y a la vez ligero: <strong>un</strong>a calle ciega flanqueada por<br />

dos quintas monum<strong>en</strong>tales, casi <strong>en</strong>terradas <strong>en</strong> xerófilos cerros y <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, <strong>en</strong> el<br />

tope de la colinilla, “Coralito”, de amplio terr<strong>en</strong>o, de edificación más pequeña pero<br />

no m<strong>en</strong>os impon<strong>en</strong>te. Fac<strong>un</strong>do sintióse trasladado a otro tiempo, a <strong>un</strong>o<br />

f<strong>un</strong>dacional, muy solo <strong>en</strong> el m<strong>un</strong>do. La soledad no era aterradora <strong>en</strong> sí misma, sino<br />

<strong>un</strong>a máscara de lo aterrador, <strong>un</strong> rostro <strong>en</strong>carnado <strong>en</strong> esas tres resid<strong>en</strong>cias<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 12


lanquecinas de astro rey, como óleo decolorado, <strong>en</strong>tre sus v<strong>en</strong>tanas, chaguaramos,<br />

palmeras, cactus, torrecitas, la silueta de éstas. Fac<strong>un</strong>do no pudo resistir la visión,<br />

por lo irreal d<strong>en</strong>tro de la más pedestre realidad.<br />

Dio vuelta y <strong>en</strong>contró su paso cerrado por <strong>un</strong> jov<strong>en</strong> desgarbado. Era Samuel,<br />

empleado de las tres casas que pernoctaba <strong>en</strong> <strong>un</strong> anexo de “La Alameda”. Su actitud<br />

era paradójica, despreocupado pero sin int<strong>en</strong>ción de cordializar. Bu<strong>en</strong>o, eso creyó.<br />

Caminó a su lado, le sonrió y murmuró: “No es por aquí”. El jov<strong>en</strong>, cargado de<br />

provisiones, retomó su paso hacia “Coralito”. Fac<strong>un</strong>do llegó exhausto a Malecón-<br />

Arrecife, de modo que se quedó a descansar <strong>en</strong> su apartam<strong>en</strong>to. La vista impon<strong>en</strong>te<br />

solía calmar todos los miedos. A las 4:30 pm apareció apresurada Muti.<br />

verifiqué.<br />

— Fac<strong>un</strong>do deje a esa g<strong>en</strong>te tranquila. No sab<strong>en</strong> nada del as<strong>un</strong>to, yo lo<br />

— No, si eso no me preocupa es...<br />

Miró con cuidado su rostro y no dijo más. Muti ya no era la misma. El abuelo<br />

de Guille creía que la crisis nerviosa, pesadillas incluidas, habían cobrado su deuda<br />

y borrado <strong>en</strong> la lusitana la línea <strong>en</strong>tre lo imaginario y lo físico. “Viéndolo bi<strong>en</strong>”, se<br />

dijo, “Longa <strong>Es</strong>tonia produce ese efecto”. Tanto el vigilante de la caseta de<br />

Malecón-Arrecife, como el jefe de reparaciones del conj<strong>un</strong>to asignaban a la colinilla<br />

<strong>un</strong> carácter malvado, de apariciones insólitas, monstruos que no eran muertos ni<br />

vivos. Pero eso sí, siempre allá, n<strong>un</strong>ca afuera.<br />

Un día tuvo <strong>un</strong> confuso sueño donde veía a Juancha (a qui<strong>en</strong> no conocía)<br />

como <strong>un</strong>a mujer muy anciana, gorda y pecosa. Creyó que el sueño corroboraba la<br />

idea de desistir de visitarla. W<strong>en</strong>ceslao no estaba disponible para consultas.<br />

Durmió otro poco pero mal. Se bañó con ahínco y vistió ligero, para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar la<br />

dura distancia, corta a la vista, <strong>en</strong>tre Malecón-Arrecife y la colinilla. Pocas veces<br />

dos cosas tan cercanas estuvieron tan lejos. Abandonó a pie el edificio seguido por<br />

la advert<strong>en</strong>cia sil<strong>en</strong>ciosa del guardia. Se dirigió a “Coralito”. El día estaba, cómo<br />

decirlo, deliciosam<strong>en</strong>te nublado. En la playa para qui<strong>en</strong> no busca playa, las nubes<br />

ante el sol son oro y la lluvia aplaudida. Llegó al muro alto, cerrado. Sonó la<br />

campanilla. Al rato apareció Samuel, qui<strong>en</strong> lo condujo a través del jardín más<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 13


exquisito que jamás hubiera visto. Nada de calaveras tratando de romper tumbas,<br />

ni mutantes a p<strong>un</strong>to de lanzarnos <strong>un</strong>a fu<strong>en</strong>te. G<strong>en</strong>te normal, como había dicho<br />

Muti. Nadie le pareció más real y terr<strong>en</strong>al que Juancha. El sobr<strong>en</strong>ombre era<br />

insólito, porque Juancha se llamaba Juana El<strong>en</strong>a y era hermosa. Pálida, pecosa,<br />

casi pelirroja, había <strong>un</strong> dejo de fragilidad última j<strong>un</strong>to a <strong>un</strong>a fuerza inexplicable. Le<br />

calculó 25 años a<strong>un</strong>que al rato p<strong>en</strong>só que había errado de plano.<br />

Vivía sola <strong>en</strong> <strong>un</strong> caserón de ocho habitaciones. La familia v<strong>en</strong>ía cada dos o tres<br />

años y alg<strong>un</strong>os por su lado tres o cuatro veces <strong>en</strong> el mismo período. Con <strong>un</strong> traje<br />

hasta las rodillas, pero revelador por lo ajustado y cierto escote, s<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> <strong>un</strong><br />

mecedor habló al abuelo de Guille con <strong>un</strong>a mezcla de proactividad y<br />

autocompasión. Cuando Fac<strong>un</strong>do preg<strong>un</strong>taba sobre “<strong>un</strong>os investigadores que<br />

estuvieron por la piscina de Malecón-Arrecife” ella contaba la historia de Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia con pasmosa precisión de detalles: qué familia se mudo dónde desde su<br />

construcción <strong>en</strong> 1921, cuando el banquero f<strong>un</strong>dador del Longa <strong>Es</strong>tonia moderno<br />

[su tío] ofreció parcelas y casas <strong>en</strong> v<strong>en</strong>ta a sus amigos <strong>en</strong> círculos acomodados.<br />

Alg<strong>un</strong>as familias compraron y construyeron, formando el área de casas de Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia, <strong>un</strong>as dieciocho quintas, alg<strong>un</strong>as tan o más grandes que “La Alameda”, de<br />

11 habitaciones. También reconstruyó el muelle, de modo que ahora podían atracar<br />

barcos más grandes. <strong>Es</strong>ta inesperada expansión de Longa <strong>Es</strong>tonia <strong>en</strong>fureció a los<br />

dueños de las tres casas originales, todos miembros de la misma familia.<br />

Transformar ese paradisíaco sali<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>idad vacacional era <strong>un</strong>a idea<br />

g<strong>en</strong>ial ¡si Longa <strong>Es</strong>tonia no estuviera ci<strong>en</strong>to y tantos kilómetros al oeste! De otro<br />

modo resultaba <strong>un</strong>a extravagancia: imagin<strong>en</strong> marina, proveeduría, disp<strong>en</strong>sario,<br />

almac<strong>en</strong>es, cuartos eléctricos, para <strong>un</strong> grupo de familias que vivía a cinco horas por<br />

lanchones y nueve si v<strong>en</strong>ían por tierra, dado el estado de la carretera y que sólo lo<br />

hacían <strong>en</strong> vacaciones y rara vez <strong>en</strong> fines de semana. Luego, <strong>en</strong> los set<strong>en</strong>ta, los<br />

grandes edificios y mejores carreteras le dieron <strong>un</strong> carácter más accesible.<br />

Fac<strong>un</strong>do fue más directo:<br />

— ¿Qué sabe del vuelo de las golondrinas sobre la piscina de Malecón-Arrecife<br />

y fr<strong>en</strong>te a la rampa del noroeste?<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 14


Juancha, sin variar ni <strong>un</strong> grado la int<strong>en</strong>sidad y velocidad de sus palabras le<br />

habló de las golondrinas, de su clasificación, de los tipos de pájaros viajeros, de sus<br />

hábitos migratorios <strong>en</strong> América, África y resto del m<strong>un</strong>do. Se refirió a diversas<br />

experi<strong>en</strong>cias con golondrinas <strong>en</strong> el jardín y otros p<strong>un</strong>tos de la colina. Le habló de<br />

mitos e implicaciones religiosas de la golondrina <strong>en</strong> diversas culturas, según había<br />

leído y a veces viv<strong>en</strong>ciado por sus familiares. Su hablar cont<strong>en</strong>ía <strong>un</strong> toque de<br />

vastedad pero <strong>también</strong> de desesperación, como si quisiese com<strong>un</strong>icar algo oculto<br />

<strong>en</strong> el discurso. <strong>Es</strong>o p<strong>en</strong>só Fac<strong>un</strong>do. Juancha le explicó que las golondrinas cazan<br />

insectos <strong>en</strong> los estanques y dejan huellas aleatorias, sin significados, pero que vistas<br />

<strong>en</strong> parte y rodeadas de misterio, <strong>puede</strong>n g<strong>en</strong>erar cualquier interpretación. Le<br />

pareció tan convinc<strong>en</strong>te a Fac<strong>un</strong>do, pero a la vez extraña. Sutilm<strong>en</strong>te Juancha cortó<br />

la conversación, lo convidó a la puerta y lo despidió con la promesa de <strong>en</strong>contrarse<br />

otro día.<br />

En <strong>un</strong> <strong>en</strong>tresueño posterior camina para irse pero se devuelve. Juancha sigue<br />

<strong>en</strong> el portón. Se acerca y la besa. Ella no se opone. Reempr<strong>en</strong>de el camino y quiere<br />

besarla otra vez, al voltear Juancha es la mujer que lo había espantado <strong>en</strong> el sueño<br />

inicial. Una anciana furiosa que Samuel sosti<strong>en</strong>e para que no le salte <strong>en</strong>cima.<br />

Despertó, sudado. Miraba <strong>en</strong> su recuerdo a Juancha fabulosa (otra vez), pero<br />

infeliz. Si él, quizá, pudiera rescatarla. Extrañas insinuaciones lo visitaron <strong>en</strong><br />

sil<strong>en</strong>cio. Pero no se atrevía a volver porque Juancha, según él, rehusaría at<strong>en</strong>derlo y<br />

además s<strong>en</strong>tía, no sabía porqué, que su visita había creado <strong>un</strong>a pequeña conmoción<br />

<strong>en</strong> la colinilla. Desde el pasillo posterior de su piso vio a Doña Muti salir<br />

apresurada hacia allá y sumergirse <strong>en</strong> las sombras que dan hacia las tres quintas.<br />

Más tarde vio a qui<strong>en</strong>es no dudó <strong>en</strong> id<strong>en</strong>tificar como los esposos Sanabria: pasaron<br />

furtivam<strong>en</strong>te de <strong>un</strong>a casa a otra. Las luces de las v<strong>en</strong>tanas se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dían y apagaban<br />

con <strong>un</strong>a frecu<strong>en</strong>cia inusual <strong>en</strong> la colinilla. ¿Qué haría mañana, dado que de noche<br />

ni dem<strong>en</strong>te se acercaba?<br />

Deshizo las maletas, puso todo <strong>en</strong> su sitio de nuevo y se fue a dormir. A las<br />

5:45 am tocaba la puerta de la quinta. Le parecía que la de esa hora era la<br />

iluminación más “protectora” del día. Samuel le abrió. Juancha estaba <strong>en</strong> la parte<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 15


de atrás, bajo <strong>un</strong> gigantesca y frondosa mata de mango. Se balanceaba <strong>en</strong> <strong>un</strong><br />

columpio. Saltó delicadam<strong>en</strong>te, caminó <strong>en</strong>simismada, miró repetidas veces a<br />

Fac<strong>un</strong>do. Luego se acercó, el sol todavía no se vislumbraba, le pareció tan blanco y<br />

descolorido su rostro, con <strong>un</strong>a capa de talco adicional, inclinarse hacia él a la<br />

m<strong>en</strong>or distancia que los había separado hasta ahora...<br />

rostro.<br />

— Voy a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> terapia de sueño –<strong>un</strong>a especie de tristeza le cruzaba el<br />

— ¿Qué?<br />

— Sí, suelo hacerlo, me duermo varios días seguidos gracias a <strong>un</strong>os tés y<br />

cocimi<strong>en</strong>tos.<br />

— Bi<strong>en</strong> ¿y yo qué pinto <strong>en</strong> todo esto?<br />

— Justam<strong>en</strong>te ¿Te gusta la pintura, las bellas artes?<br />

— Bu<strong>en</strong>o, lo normal... no soy fanático...<br />

— Por favor, mira la obra de Felipe Federmman.<br />

— ¿Y... por... cómo?<br />

— Sobre todo lo que pintó <strong>en</strong> los patios de la capital... adiós.<br />

Entró apresurada, casi juguetonam<strong>en</strong>te y al rato salió Samuel, para<br />

acompañarlo a la salida. Se fue absolutam<strong>en</strong>te desconcertado. Ya las tres quintas<br />

no le daban miedo, sino <strong>un</strong>a s<strong>en</strong>sación de absurdo y de locura que no quería<br />

perpetuar. Hizo las maletas por seg<strong>un</strong>da vez y se fue por mar hasta Puerto<br />

Guarimba, donde tomó su auto y partió a la capital.<br />

Pero su cabeza era <strong>un</strong> hervidero: “Felipe Federmman, lo recuerdo, es de la<br />

g<strong>en</strong>eración de 1868 o algo por el estilo, j<strong>un</strong>to al maestro Mont<strong>en</strong>egro, lo vi <strong>en</strong> la<br />

escuela, ayudé a Clarita <strong>en</strong> sus tareas, próceres de la pintura de este país”. Desvió el<br />

auto hacia el Parque de los Museos. De manera previsible visitó el de Bellas Artes.<br />

Recorrió sus salas y vio lo que había de Federmman: “Comadres”, “Las Pléyades <strong>en</strong><br />

Hisperia”, “Cocotero de Maruto”, “La marquesa de Salsa”, “El 15 de marzo de<br />

1762”. Se sintió ligeram<strong>en</strong>te ridículo al escrutar nada concreto <strong>en</strong> la obra de <strong>un</strong><br />

pintor academicista del siglo anterior. Se acercó a <strong>un</strong>a guía.<br />

— ¿<strong>Es</strong> todo lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> de Federmman?<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 16


— No todo, es lo que exhibimos. El resto está <strong>en</strong> depósito, cuadros m<strong>en</strong>os<br />

importantes. Pero si quiere ver más vaya a la Casa Federmman, <strong>en</strong> la urbanización<br />

La Pradera <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, su casa natal. Allí está la gran colección de héroes, su serie<br />

de patios y la obra mitológica que pintó <strong>en</strong> París.<br />

— ¿”Serie de patios” dijo?<br />

— Sí, Federmman pintó a muchas familias <strong>en</strong>cumbradas de la capital, pero<br />

siempre <strong>en</strong> el patio o jardín de sus respectivas mansiones: los Moravia Olivo, los<br />

Wilckins<strong>en</strong>, los Villadiego...<br />

Agradeció y se puso <strong>en</strong> camino de inmediato. En cuar<strong>en</strong>ta y cinco minutos<br />

<strong>en</strong>traba <strong>en</strong> la Casa Federmman, casi a la hora de cierre, <strong>un</strong>a modesta resid<strong>en</strong>cia con<br />

<strong>un</strong>a placa que pregonaba que su construcción ocurrió <strong>en</strong> 1837. La decoración de la<br />

casa era <strong>un</strong>a mezcla <strong>en</strong>tre mobiliario original y réplicas, que daban <strong>un</strong>a s<strong>en</strong>sación<br />

decimonónica. Había cuadros de gran formato, pequeños óleos y bocetos <strong>en</strong> papel:<br />

el balneario <strong>en</strong> la playa, las calles c<strong>en</strong>trales de la capital, la Plaza del Prócer <strong>en</strong><br />

diciembre.<br />

En <strong>un</strong> gran comedor estaba la serie de patios: <strong>en</strong> efecto, los Wilckins<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

pose rígida, las señoras s<strong>en</strong>tadas, los caballeros erguidos, impetuosos, los niños<br />

ligeram<strong>en</strong>te distraídos; más allá los Ávila Monsanto, más informales, con trajes<br />

desahogados y claros; luego otro grupo familiar, <strong>en</strong>tre gladiolas y cay<strong>en</strong>as, la abuela<br />

<strong>en</strong>juta, el pater familia orgulloso, la madre como resignada, <strong>un</strong>a jov<strong>en</strong> altiva y...<br />

tuvo que s<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> <strong>un</strong>a silla del comedor (a<strong>un</strong>que estaba prohibido), el impacto le<br />

había producido <strong>un</strong>a baja de azúcar y casi se desmaya.<br />

“<strong>Es</strong> Juancha, es ella, qué hace allí... debe ser <strong>un</strong>a antepasada, pero son<br />

iguales, las pecas, el cabello, los ojos, las manos largas y lisas, las uñas de morado<br />

card<strong>en</strong>al, las v<strong>en</strong>as que reptan bajo la blanquísima mano...” Un <strong>en</strong>cargado se acercó<br />

y le preg<strong>un</strong>tó si se s<strong>en</strong>tía bi<strong>en</strong>. “No”. Le trajo agua con azúcar y Fac<strong>un</strong>do pudo<br />

ponerse de pie, sacudirse <strong>un</strong> poco y acercarse a la placa del cuadro: “Los Cordero-<br />

Alemán, c. 1856”. Buscó <strong>un</strong> teléfono público.<br />

Tomó el auto y volvió a Puerto Guarimba. Su esposa quedó preocupada<br />

porque lo vio apresurado, desatinado, con <strong>un</strong>a excusa como para salir del paso.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 17


Contrató a <strong>un</strong> paquebote de paso, que lo dejó <strong>en</strong> Longa <strong>Es</strong>tonia casi al amanecer.<br />

En el paquebote, de lo cansado, se tumbó a dormir.<br />

En su sueño <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el comedor de la Casa Federmman. Se acerca al cuadro<br />

“Los Cordero-Alemán” pero Juancha no está, sino <strong>un</strong>a niña más pálida y<br />

mortecina, totalm<strong>en</strong>te distinta. Frustrado ante el hallazgo si<strong>en</strong>te <strong>un</strong>a pres<strong>en</strong>cia,<br />

detrás suyo. ¡<strong>Es</strong> Juancha y a su lado Federmman! Sumergidos <strong>en</strong> las sombras (sólo<br />

se veían las sonrisas) le dic<strong>en</strong>: “Caíste por inoc<strong>en</strong>te”.<br />

Al llegar y dejar sus <strong>en</strong>seres <strong>en</strong> el apartam<strong>en</strong>to se dirigió decidido a “Coralito”.<br />

Ya era de día. Subió la calle que dobla y se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> la puerta, como<br />

esperándolo, a Juancha. Más atrás Samuel barría la maleza del jardín.<br />

pico.<br />

— ¿Ya se despertó la bella durmi<strong>en</strong>te?<br />

— Tuve sueños muy inquietos. Pasa.<br />

En el camino soltó:<br />

— V<strong>en</strong>go de ver “Los Cordero-Alemán” <strong>en</strong> Casa Federmman.<br />

— Ah ¿no está <strong>en</strong> Bellas Artes?<br />

— No, lo pasaron a su casa natal.<br />

— La conocí. Fui con mi padre a contratarlo hacia mil ochoci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta y<br />

Recorrieron la quinta <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio. Parecía como si Juancha quisiera que viese<br />

con det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to: la sala comedor, la cocina, la escalera a las habitaciones. Samuel<br />

<strong>en</strong> el jardín se afanaba con <strong>un</strong>as ramas. <strong>Es</strong>tos espacios t<strong>en</strong>ían <strong>un</strong> aspecto antiguo<br />

pero, a la vez, simulado. Como alg<strong>un</strong>os museos que terminan por disecar lo que<br />

antes fueron decorados espontáneos y frescos. Notó <strong>en</strong> <strong>un</strong>a mesita varias fotos que<br />

no id<strong>en</strong>tificó, <strong>en</strong> blanco y negro, <strong>en</strong> colores otras, vetustas casi todas.<br />

Juancha siguió de <strong>largo</strong> por las escalera, pero Fac<strong>un</strong>do quedóse sin subir. La<br />

niña trémula se detuvo, giró su grácil cuello hacia él y lo invitó con los ojos.<br />

Erotismo y miedo. Una sir<strong>en</strong>a, quizá. La av<strong>en</strong>tura de <strong>un</strong>a vida, tal vez.<br />

Entraron al cuarto de Juancha, qui<strong>en</strong> se tumbó <strong>en</strong> la cama, derrotada,<br />

debilitada por el aguante de llegar hasta allí sin decirlo todo. Fac<strong>un</strong>do escrutó el<br />

espacio: estilo haci<strong>en</strong>da española, paredes claras pero pintadas de colores atípicos,<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 18


como ya cansados de probarlo todo. El mobiliario, la ropa cuidadosam<strong>en</strong>te<br />

desparramada y <strong>un</strong>a flor marchita sobre <strong>un</strong> pequeño atrio daban <strong>un</strong>a atmósfera<br />

cinematográfica. Hasta imaginó la filmación de <strong>un</strong>a vesánica y escondida película.<br />

— Mira –invitó Juancha al abrir la gaveta de <strong>un</strong>a cómoda, al pie de la cama.<br />

Sacó <strong>un</strong> paquete de papeles sujetos por <strong>un</strong>a liga. Los liberó y puso <strong>en</strong> manos de<br />

Fac<strong>un</strong>do, qui<strong>en</strong> palideció al examinarlos (a<strong>un</strong>que sin el soponcio de la Casa<br />

Federmman). Fotos de Juana El<strong>en</strong>a <strong>en</strong> 1874, 1915, 1946, siempre igual, con todas<br />

las modas de los siglos XIX y XX pero ella <strong>en</strong> su íngrima id<strong>en</strong>tidad, ni dobles, ni<br />

antepasados.<br />

— Desde 1865 estamos, por lo m<strong>en</strong>os yo, <strong>en</strong> Longa <strong>Es</strong>tonia fija. Nací aquí, mi<br />

padre poseía j<strong>un</strong>to a otros familiares [<strong>en</strong>tre ellos el abuelo del banquero promotor<br />

de Longa <strong>Es</strong>tonia] estos terr<strong>en</strong>os y se construyó “La Alameda”. Dividido el terr<strong>en</strong>o<br />

<strong>en</strong>tre hijos y primos, se anexaron “Coralito” y “San Judas Tadeo” y luego nos<br />

separamos <strong>en</strong> parcelas distintas. El resto fue construido l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te por pari<strong>en</strong>tes,<br />

amigos, socios y, finalm<strong>en</strong>te, el público que pudiera comprarlo. En los cuar<strong>en</strong>ta<br />

esto se com<strong>en</strong>zó a prostituir.<br />

“La niña Juana El<strong>en</strong>a Cordero-Alemán Hidalgo de vacaciones á París”, leyó de<br />

<strong>un</strong> recorte fechado 1873. Una foto <strong>en</strong> el balneario de Playa Uvero, 1901. El resto <strong>en</strong><br />

lo que parecía Longa <strong>Es</strong>tonia sin carreteras, edificios y sólo tres quintas <strong>en</strong> el tope<br />

de <strong>un</strong>a colinilla. Postales, recortes de revistas Trillik<strong>en</strong> y fotos bu<strong>en</strong>as y malas.<br />

Juancha con conejitos, Juancha dándose <strong>un</strong> chapuzón <strong>en</strong> <strong>un</strong> pozo del este, s<strong>en</strong>tada<br />

<strong>en</strong> <strong>un</strong> Buick 52 último modelo. No faltaban datos sobre otros Cordero-Alemán:<br />

bodas, visitas a Longa <strong>Es</strong>tonia, construcción de casas, expansión familiar, parrillas,<br />

alg<strong>un</strong>os <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros.<br />

— ¿Y los demás?<br />

— Andan desatados. Bu<strong>en</strong>o, es <strong>un</strong> decir, aquí estar “desatado” significa para ti<br />

casi andar <strong>en</strong> cámara l<strong>en</strong>ta. Pero, <strong>en</strong> fin, han tomado decisiones con las que no<br />

estoy de acuerdo. Por eso debes ver eso –señaló el manojo que Fac<strong>un</strong>do barajaba.<br />

— Sí, ya veo.<br />

Veía a Juancha arrear <strong>un</strong> burrito y al lado <strong>un</strong> ¿hermano? Fechado 1926.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 19


— Muti se les ha <strong>un</strong>ido, la han iniciado incluso sin decírmelo. Pero ya me<br />

<strong>en</strong>teré, claro.<br />

— ¿Qué ti<strong>en</strong>e que ver con las golondrinas?<br />

— Nada y mucho.<br />

Oyó <strong>un</strong> silbido, se asomó por el ancho v<strong>en</strong>tanal. Desde abajo Samuel le<br />

com<strong>un</strong>icaba algo. Fac<strong>un</strong>do nada oía.<br />

— ¿Sarita? No, dile que ya voy para allá, que me espere. -Volteó a Fac<strong>un</strong>do.<br />

— Debes irte. Nos vemos esta noche, te visitaré <strong>en</strong> Malecón-Arrecife. Sarita<br />

me llama. <strong>Es</strong> extraño.<br />

Casi lo empujó a salir. El abuelo de Guille apuró el paso y se fue pegado a los<br />

muros, como para no ser visto de “La Alameda”. Llegó a su apartam<strong>en</strong>to y trató de<br />

reconstruir la esc<strong>en</strong>a anterior, a ver si había hecho algo mal.<br />

Alrededor de las 7:00 tronó el intercom<strong>un</strong>icador, había gran interfer<strong>en</strong>cia.<br />

<strong>Es</strong>cuchó: “Baja”.<br />

— Voy Juancha.<br />

Bajó al lobby, pero no vio a nadie. Se acercó a la caseta de <strong>en</strong>trada y el<br />

guardia, al despertar, no pudo contestar con certeza si algui<strong>en</strong> había burlado su<br />

m<strong>en</strong>guada vigilancia. Se dirigió a la piscina de las golondrinas, visitada de vez <strong>en</strong><br />

cuando por algún pájaro imp<strong>un</strong>tual. La rodeó y se <strong>en</strong>caminó hacia el bohío noreste.<br />

La oscuridad era cerrada, la mayoría de los postes apagados. Olor a Eucaliptus.<br />

<strong>Es</strong>cuchó <strong>un</strong> tintineo, abajo, donde las parrilleras. Bajó las escaleras que pasan por<br />

<strong>un</strong>a cancha de bolas y se asomó a sombras totales.<br />

El sonido parecía v<strong>en</strong>ir del fondo y hacia allá se dirigió a ti<strong>en</strong>tas. Entre las<br />

mesas y sillas de piedra, que no veía, llegó a <strong>un</strong> claro y auscultó el área. Pero<br />

súbitam<strong>en</strong>te cayó sobre él <strong>un</strong>a sombra (a<strong>un</strong>que es <strong>un</strong>a red<strong>un</strong>dancia), con toda la<br />

viol<strong>en</strong>cia y empuje de <strong>un</strong> cuerpo que echaba su peso. Fac<strong>un</strong>do cayó al suelo<br />

polvori<strong>en</strong>to, de bruces y qui<strong>en</strong> lo atacaba com<strong>en</strong>zó a ahorcarlo con <strong>un</strong>a fuerza que<br />

jamás había <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado. A duras p<strong>en</strong>as podía poner sus dedos <strong>en</strong>tre los fieros<br />

brazos que at<strong>en</strong>azaban su cuello. Se revolcó como pudo, sin poder gritar, tratando<br />

de zafarse o de aplastar a su atacante.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 20


A los pocos seg<strong>un</strong>dos ya la lucha parecía perdida y el abuelo de Guille<br />

com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tir la ingravidez de la falta de oxíg<strong>en</strong>o. Persuadido de que iba a<br />

morir, forcejeó por última vez y, tan de rep<strong>en</strong>te como saltó sobre sí, el atacante se<br />

quedó inmóvil, como presionado desde atrás, dando el más espantoso e indefinible<br />

alarido que hubiera escuchado jamás. El férreo abrazo se aflojó y como <strong>un</strong> saco de<br />

carne cayó a su lado, pataleando cual bestia herida.<br />

Fac<strong>un</strong>do, sin poder siquiera verse a sí mismo, s<strong>en</strong>tía al atacante convulsionar<br />

a pocos metros de él <strong>en</strong> total oscuridad. ¿Qué hacer: huir, buscar luz, gritar? Oyó<br />

<strong>un</strong> “clic” lejano, repetitivo. Los movimi<strong>en</strong>tos del atacante se fueron at<strong>en</strong>uando,<br />

hasta cesar. Cuando Fac<strong>un</strong>do int<strong>en</strong>tó incorporarse lo <strong>en</strong>candiló la luz de <strong>un</strong>a<br />

linterna que obviam<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>ía qui<strong>en</strong> cliqueaba seg<strong>un</strong>dos antes. No podía<br />

detallar quién era, pero le pareció <strong>un</strong>a pres<strong>en</strong>cia fantasmal, como vestida <strong>en</strong> velo<br />

(justam<strong>en</strong>te como los supersticiosos describ<strong>en</strong> la muerte).<br />

— ¿Quién eres? –inquirió ya <strong>en</strong>tregado.<br />

— Fac<strong>un</strong>do ¿estás bi<strong>en</strong>? –<br />

— ¡Juancha, oh, eres tú...! – Al levantarse pudo mirar, <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del óvalo<br />

de luz ap<strong>un</strong>tado al suelo, el rostro sin vida de Muti, con <strong>un</strong>a mueca indescriptible<br />

de furia. Instintivam<strong>en</strong>te Fac<strong>un</strong>do se acercó a Juancha y le quitó la linterna, para<br />

iluminarle bi<strong>en</strong> el rostro. Era Juancha, <strong>en</strong> efecto. Vestida de negro cerrado,<br />

incompatible totalm<strong>en</strong>te con el calor de la noche. Bajó la luz y contempló <strong>un</strong> puñal<br />

<strong>en</strong>sangr<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> su mano.<br />

— Juana El<strong>en</strong>a...<br />

— Muti estaba fuera de control.<br />

— ¿Y está muerta? ¿Cómo...?<br />

— Le hubiera tomado años. <strong>Es</strong>taba más desatada que ning<strong>un</strong>o... Siempre fue<br />

“más papista que el Papa”.<br />

Recuperados de la sacudida, la <strong>en</strong>volvieron <strong>en</strong> <strong>un</strong>a lona vieja que <strong>en</strong>contraron<br />

y luego de <strong>un</strong> agotador trabajo la <strong>en</strong>terraron <strong>en</strong> el cañón debajo de la plataforma<br />

noroeste, donde varios meses atrás Muti misma le mostraba a Fac<strong>un</strong>do el vuelo<br />

esférico de las golondrinas. Subieron al apartam<strong>en</strong>to, a asearse <strong>un</strong> poco y reponer<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 21


<strong>en</strong>ergías. Fac<strong>un</strong>do prestó a Juancha <strong>un</strong>as ropas suyas, dado que su vestido estaba<br />

<strong>en</strong>sangr<strong>en</strong>tado y muy sucio.<br />

Al salir de la ducha, se veía hermosa, con el pelo escurrido y la ropa<br />

definitivam<strong>en</strong>te grande, pero ajustada a la fuerza, con correas y pinzas. Sin<br />

p<strong>en</strong>sarlo mucho se f<strong>un</strong>dieron <strong>en</strong> <strong>un</strong> beso, que interrumpieron ap<strong>en</strong>as despertaron<br />

de esa rápida e irresistible embriaguez.<br />

— Ti<strong>en</strong>es que irte de inmediato.<br />

— ¿Y tú? No puedo dejarte sola.<br />

— Ve tranquilo, no es la primera vez que ocurre. Hubieras visto el zafarrancho<br />

<strong>en</strong> 1911 y <strong>en</strong> el 36 y <strong>en</strong> el 61. Yo negociaré con ellos.<br />

— ¿Y qué quier<strong>en</strong>?<br />

— Quier<strong>en</strong> esparcir la sangre sagrada. V<strong>en</strong>garse del m<strong>un</strong>do. <strong>Es</strong>tán furiosos.<br />

El resto de lo que ocurrió esa noche fue mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> secreto por Fac<strong>un</strong>do a<br />

su nieto. Sólo le dijo que a la mañana sigui<strong>en</strong>te partió temprano a re<strong>en</strong>contrarse<br />

con su familia y continuar su vida. A la 1:00 pm estaba <strong>en</strong>trando <strong>en</strong> casa, besando a<br />

su esposa e hijas.<br />

EPÍLOGO<br />

El abuelo de Guillermo murió tres días después de contarle lo anterior y, al<br />

parecer, murió <strong>en</strong> paz. Pero dejó a <strong>un</strong> nieto <strong>en</strong> ascuas y ahora <strong>también</strong> a mí, qui<strong>en</strong><br />

escribe. Habían muchos agujeros negros <strong>en</strong> la historia: ¿Volvió Fac<strong>un</strong>do a Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia? ¿Qué pasó con W<strong>en</strong>ceslao, y con Juancha y los demás? ¿Qué significaba<br />

exactam<strong>en</strong>te estar “desatado”? Antes de salir <strong>en</strong> expedición a Longa <strong>Es</strong>tonia Guille<br />

me confirmó, por viajes anteriores al apartam<strong>en</strong>to (reconstruido por <strong>en</strong>ésima vez),<br />

que <strong>en</strong> efecto la desaparición de Muti quedó <strong>en</strong> el más absoluto misterio. La teoría<br />

más plausible para la g<strong>en</strong>te: se ahogó <strong>en</strong> <strong>un</strong>o de los pozos al este, quizá <strong>en</strong> Pozo<br />

Pelón (al cual iba sola y sin avisar), “embrujado” según los supersticiosos. Al<br />

int<strong>en</strong>tar contacto con W<strong>en</strong>ceslao recibimos la noticia que, luego de diversos<br />

conatos, había desaparecido, probablem<strong>en</strong>te con <strong>un</strong>a amante. Ya antes se perdió <strong>un</strong><br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 22


par de veces, pero ahora la cosa iba por año y medio sin ser visto y sólo mandaba<br />

m<strong>en</strong>sajes telefónicos muy cortos a través de <strong>un</strong> amigo anónimo. Guillermo y yo<br />

escuchamos la historia de boca de la señora Clara [tía de Guille], imaginándonos<br />

muy bi<strong>en</strong> dónde debía estar nuestro errático matemático.<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, hace dos años ocurrió <strong>un</strong> pavoroso deslave <strong>en</strong> el litoral<br />

sept<strong>en</strong>trional. Las piedras y los ríos que se despeñaron, las toneladas de sedim<strong>en</strong>to<br />

arrasaron y sepultaron poblaciones e hicieron a Longa <strong>Es</strong>tonia inaccesible por<br />

tierra. Para colmo, el servicio de botes o los lanchones de alquiler ya no operaban<br />

de modo que por mar se hacía muy difícil y azaroso llegar. Los deslizami<strong>en</strong>tos<br />

embistieron a Longa <strong>Es</strong>tonia misma. Su playa fue invadida por <strong>un</strong> río crecido de<br />

lodo, que tapó el muelle y ext<strong>en</strong>dió la ar<strong>en</strong>a 100 metros más ad<strong>en</strong>tro. Malecón-<br />

Arrecife vio in<strong>un</strong>dados sus estacionami<strong>en</strong>tos y, peor aún, su majestuosa piscina.<br />

<strong>Es</strong>tuvieron año y medio sacando tierra, reparando y volvi<strong>en</strong>do a operar la alberca y<br />

sus áreas circ<strong>un</strong>dantes. Alg<strong>un</strong>os edificios y casas se perdieron porque la furia del<br />

pantano <strong>en</strong> cascada socavó sus bases, derribó sus muros y paredes. Las casas no<br />

golpeadas, igual fueron abandonadas, de modo que según reportaban, Longa<br />

<strong>Es</strong>tonia se redujo a <strong>un</strong> edificio (Malecón-Arrecife) y la colinilla, a la que no llegaron<br />

las aguas. Dado lo difícil del acceso y el escaso interés <strong>en</strong> recuperar, las otras<br />

resid<strong>en</strong>cias fueron abandonadas e igual así alg<strong>un</strong>os apartam<strong>en</strong>tos del edificio de<br />

Fac<strong>un</strong>do. Los reportes han sido confusos: desde imposibilidad de recuperar el lugar<br />

como <strong>un</strong> todo, hasta <strong>un</strong> cambio <strong>en</strong> la topografía.<br />

Hace tres meses salió Guille para allá. Antes de irse me pidió que redactara la<br />

historia contada y eso he hecho.<br />

No obstante me llamó mes y medio después desde Maruto.<br />

— <strong>Es</strong>tán “Desatados”. Ayer vi a lo lejos a W<strong>en</strong>ceslao, está loco o <strong>en</strong> estado de<br />

gracia, no sé. A Juancha la miré de lejos, no puedo explicarte, ti<strong>en</strong>es que v<strong>en</strong>ir...<br />

Recuperaron el estanque y las golondrinas... — Se cortó la llamada.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 23


Entre otras cosas me voy porque no tolero esos teatros del terror d<strong>en</strong>tro de mi<br />

propia cabeza, que ya se repit<strong>en</strong> con temas como Muti muerta <strong>en</strong> vida vagando por<br />

la playa <strong>en</strong> las madrugadas; las golondrinas-globo atoradas <strong>en</strong> la carrasposa piscina<br />

o el monje volando con los pájaros fr<strong>en</strong>te a la plataforma noroeste. Lo sueño, lo<br />

imagino y lo evoco. Jamás he pisado Longa <strong>Es</strong>tonia, por cierto. T<strong>en</strong>go prisa de<br />

partir, para espantar las pesadillas o para sumergirme definitivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ellas.<br />

<strong>Es</strong>ta crónica es por si voy sin retorno. Pero si regreso, les cu<strong>en</strong>to.<br />

Longa <strong>Es</strong>tonia - Fernando Núñez Noda, 2013. 24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!