Boletín Nacional - Comunidad de Vida Cristiana de Argentina

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Perfil del laico y laica ignacianos Finalidad y sentido de este Perfil Una de las síntesis del encuentro con el Sector de Laicos en Quito – julio 2008. Convidado por Marcos Alemán sj Este Perfil del laico y laica ignacianos quiere ser una sencilla señal para el camino, un indicador que ayude a la toma de decisiones y a los procesos individuales y colectivos. Recoge experiencias diversas y se ofrece luego de una reflexión conjunta, realizada a la luz de la fe, de laicos, laicas y jesuitas comprometidos con la mutua colaboración en el corazón de la misión. No debe ser entendido como excluyente, pues es ingrediente fundamental del camino ignaciano la conciencia de proceso. Este Perfil, por tanto, quiere incluir a todos, a los que se inician y a los que ya están plenamente en la misión. Más aún, quiere ser herramienta que convoque a más personas a este camino. Pero, a la vez, trata de entregar ciertos criterios delimitadores. Se trata de un Perfil abierto al porvenir y a su revisión. Ésta fue, justamente, la actitud de Ignacio de Loyola cuando le tocó definir ciertos límites, al redactar las Constituciones de la Compañía de Jesús. Las identidades son referencias útiles si son dinámicas, reconociendo eso sí aquellos núcleos intransables, aunque sujetos a renovación. Esta actitud nace de la profunda confianza en el Espíritu de Dios. En este camino laical ignaciano nos inspiran muchos –jesuitas, laicos y laicas-, a quienes estamos muy agradecidos por su testimonio, su amistad, y su trabajo por nosotros y con nosotros. Nos inspira también Ignacio mismo, quien, como laico, en un trayecto de su vida, siguió a Nuestro Señor trabajando apasionadamente por “la salud de las ánimas”. En este sentido, hemos leído las Anotaciones de los Ejercicios Espirituales, reconociendo allí una fuente que ilumina lo que está llamado a ser un laico y laica ignacianos. Al determinar rasgos del laico y laica ignacianos, reconocemos primeramente nuestra común igualdad y hermandad con los ignacianos sacerdotes, religiosos, religiosas, y especialmente con los jesuitas. Con ellos, nos sentimos unidos muy hondamente. Ésta es una gracia que nos esforzamos por acoger. Es, por tanto, en el seno de esta vocación y misión comunes, que se extienden más ampliamente a toda la Iglesia y el mundo, que ubicamos nuestra vocación laical ignaciana. En el ámbito de lo común, destacamos algunos rasgos básicos de nuestra identidad particular. No lo hacemos para oponernos a los demás, o enfrentarnos, sino para colaborar mejor, reconociendo lo mucho que nos une. Rasgos fundamentales Tres notas caracterizan al laicado ignaciano. Estas notas están entrelazadas entre sí muy esencialmente. 1. El encuentro personal con Jesucristo, que funda una vida de discipulado, enraizada en la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Esta experiencia puede ser hecha según muy diversas modalidades, adaptadas a las situaciones concretas de tiempos, lugares y personas. 2. La referencia a una comunidad de discípulos. Se consideran aquí la familia (para los casos que corresponda) y una comunidad ignaciana más amplia (asociaciones, grupos y polos de referencia), que forman parte de la Iglesia. No basta la sola familia. 3. La orientación apostólica en el sentido de la fe-justicia. El laicado ignaciano vive su misión en el corazón del mundo. Allí, da testimonio de la plenitud humana y de la felicidad de ser un colaborador en la misión de Cristo. Son notas características suyas, en la misión, el discernimiento, para acertar con la voluntad de Dios, y la disposición a colaborar ampliamente con otros y otras. 4
LAURA ROLLE DESDE LIMA Y NOTICIAS DEL MAGIS Queridos todos y cada uno.... Es la hora de la siesta en Lima...al lado de mi, en la otra compu esta Sussel de Cuba...en la otra salita, mientras escribe, canta Racca, (Raquel) de Paraguay...mientras Harold, de Ecuador escribe en su propia compu-maleta...aquí estoy... agradecida por cada día que estamos viviendo... hemos compartido experiencias movilizantes...visto el compromiso de la C.V.X en Perú... su presencia, que en algunos casos denuncia pero siempre anuncia... el domingo fuimos a Ventanilla... un barrio construido en un cerro sobre arena, en ese lugar han nacido y viven comunidades de C.V.X hay allí una escuela de Fe y Alegría..."Mi Perú" almorzamos allí, mientras un grupo de jóvenes nos agasajaban con su música y su danza... nos recibieron con las puertas abiertas de par en par, sin reticencias... el día anterior habíamos compartido la realidad de cada país, había sido doloroso... pero el domingo, indudablemente resucitó nuestra esperanza... si hablo de hacer visible el amor de Dios, en lo concreto, en lo cotidiano, se viene a mi la C.V.X. peruana...sacramento de comunidad. Estamos disfrutando de charlas excelentes que nos interpelan...nos modifican...y particularmente me confirman y comprometen a seguir en este camino.... La comunidad Magis va profundizando en su comunión... Con Juan no dejamos de dar gracias, también ha llegado el sábado Stella Maris, aportando su color Pienso en uds, y doy gracias por cada uno, por como nos animaron, acompañaron y acompañan... Pensar en el próximo año en Argentina me causa profunda alegría... es un desafío grande...si... como lo es también la gracia que encierra... un desafío que sólo siendo comunidad dócil al Espíritu podemos llevar adelante... Una oportunidad para crecer, para aprender, para trabajar en equipo, escuchándonos, proponiendo, oportunidad para conocernos, con nuestros ires y venires... quizás pasemos por algunos desiertos... pero he visto como El puede construir sobre arena cuando el cimiento es el Amor. Queridos todos... (por cierto...ahora está Cindy de Ecuador en la otra compu... me parece que mi tiempito esta terminando frente a este aparato) Es una alegría que nuestra comunidad haya aceptado este regalo tan grande de recibir el Magis en nuestra tierra. Les mando un abrazo inmenso... Gracias por todo!!!!! Lima , 22 de julio de 2008 Hacia la Asamblea Mundial La propuesta de participar como delegada en la Asamblea de Fátima 2008, hacia fines del año pasado, me sorprendió con un montón de sentimientos diferentes. La profunda alegría y gratitud por la confianza depositada al proponerme entre varios miembros, para representar a la comunidad nacional en este acontecimiento, se mezclaba con la tristeza de pensar en separarme de mi familia, sobre todo de Agus y Mateo, quienes más sufrirían mi ausencia. No pude tomar la decisión enseguida, me costó mucho encontrar indiferencia. Compartir mis inquietudes con la comunidad del Consejo Nacional, mi comunidad pequeña, mis padres, y sobre todo con Juanchi, y sentir el cariño, la generosidad, la confianza y la libertad de tantos seres queridos me fue dando serenidad para aquietar el corazón y dejar que el Señor se manifieste en medio de mi realidad. A lo largo de este año, a través de los EE.EE., en los acontecimientos familiares, laborales, en la vida comunitaria, el Señor fue confirmando una vez más la centralidad que el “ser familia” tiene en mi vida, la plenitud y el gozo que encuentro en el ser madre, esposa, hija, en el amor cotidiano, a veces rutinario, lleno de rizas, berrinches, tareas escolares, discusiones, juegos, charlas, mates, cansancio, mesas compartidas, sexualidad, amistad... 5
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