historia universal - DSpace CEU

Portugal. 17
virí i obrar francamente en pro ni en contra de
los dos rivales. Sometiéndose á la primera condi­
ción del emperador, y descebando las otras dos, la
corle de Lisboa descontentó á Inglaterra y á Fran­
cia ; suerte muy común de los que aspiran á con­
ciliar los intereses opuestos , y á salir de apuros con
paliativos y medios términos. El principe regente,
viéndose amenazado de dos peligros, quiso sustraer­
se á uno y á otro; pero ni la prudencia , ni los es­
fuerzos adoptados para conciliar la equidad ron la
política fueron capaces de sacarle de su embarazo­
sa situación. Colocado el gabinete portugués entre
dos gobiernos igualmente poderosos , igualmente
imperiosos, é igualmente acostumbrados á atropcllar
cuantas consideraciones se opusiesen á SJI propio
interés , juzgó que solo debia tomar medidas con­
ciliatorias ; pero muy luego se convenció de la po­
ca exactitud de este cálculo. La Gran Bretaña, si
bien conocía la timidez del príncipe regente, se
resintió de que no se pusiese en sus manos ron
confianza; y aun llegó á sospechar que las falaces
sugestiones de Napoleón hubiesen engañado á su
fiel aliado, puesto que el embajador portugués en
París, barón de Sousa-Bolelbo , felicitó en marzo
de i8o4 al gobierno francés por el descubrimien­
to de la secreta correspondencia del inglés Draeke,
acusándole de haber profanado en esto su sagrado
carácter. Bonaparte veía también la manaron que se
quería deslumhrarle; sabia las secretas inteligencias
de sus enemigos, y decidió que la casa de Braganza
había acabado de reinar; por manera qucel territorio
portugués se halló amenazado á un tiempo por las
fronteras de tierra y por los puertos de mar , y ata­
cado por ejércitos de dos naciones las mas enemigas.
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