Libro del Peregrino - Universidad Católica San Antonio de Murcia

Y después de la muerte continuaba el escarnio. El
cuerpo se dejaba colgado sobre el madero para que sirviera
de castigo ejemplar y los que lo vieran se lo pensaran bien
antes de cometer un delito. Para los romanos la Cruz era el
peor castigo que podía sufrir un hombre, por eso lo usaban
con los esclavos. La misma palabra “cruz” era una palabra
malsonante, y alguien bien educado se cuidaba muy bien de
pronunciarla en público 3
.
Para los judíos era la peor injuria que una potencia
invasora podía hacer a uno de los descendientes de Israel. El
cuerpo desnudo es un ultraje. Lo colgaban bien alto para que
todos lo pudieran ver, poniéndolo al borde de un camino que
fuese bien frecuentado, en una de las puertas de entrada a la
ciudad. La afrenta era mayor si se hacía en la Pascua, la fiesta
más grande de Jerusalén. Pensaban además que la condena
a la cruz llevaba consigo el apartamiento de Dios. El
Deuteronomio dice en uno de sus pasajes 4
que es maldito por
Dios todo el que cuelga de un madero. Un crucificado es un
maldito por Dios. No puede ser un hombre justo, un enviado
por Dios, aquél que haya sido colgado en una cruz, porque es
el peor suplicio, la muerte más baja de todas, la pérdida de la
dignidad, del recuerdo, de la posteridad. Es un signo claro del
rechazo por parte de Dios.
Es importante detenernos en lo que significa la Cruz
cristiana. Cuando la muerte es injusta entonces es mucho más
grave el suplicio. Los ladrones que estaban al lado de Cristo
en el momento de la Cruz lo sabían. Sus situaciones, aunque
aparentemente iguales, eran muy distintas: nosotros estamos
aquí justamente, porque recibimos lo merecido por lo que
hemos hecho, pero éste no ha hecho ningún mal 5
.
3 “El mismo nombre de cruz no sólo está ausente del cuerpo de los ciudadanos romanos, sino también
de su pensamiento, de sus ojos, de sus oídos”, Cicerón, Pro Rabirio 5,16.
4 Dt 21,23.
5 Lc 23,41.
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