Libro del Peregrino - Universidad Católica San Antonio de Murcia

Se hace un momento de silencio. Canto “Victoria, tú reinarás”. Se venera la
Cruz con un gesto.
Oración: Oh Padre misericordioso,
tu Hijo Jesucristo, juez de vivos y muertos,
en la humildad de su primera venida
ha rescatado a la humanidad del pecado
y, en su retorno glorioso, pedirá cuentas de todas las culpas;
concede tu misericordia y el perdón de los pecados
a nuestros padres, a nuestros hermanos y a nosotros tus
siervos, que impulsados por el Espíritu Santo
volvemos a ti arrepentidos de todo corazón.
Te lo pedimos invocando tu nombre con las palabras que el
mismo Cristo nos enseñó, atreviéndonos a decir:
Padre nuestro...
Confesión y absolución individual
Una vez dadas las indicaciones oportunas, se procede a la confesión y
absolución individual. Los sacerdotes se dirigen a los lugares indicados para
la confesión. Mientras tanto, el coro entona cantos apropiados para este
momento.
Acción de gracias por la misericordia de Dios
Acabadas las confesiones individuales, el presidente exhorta a la acción de
gracias:
Queridos hermanos: unamos nuestras voces a la de María,
nuestra Madre, para cantar con ella las maravillas de Dios y
su misericordia.
Se dice o canta la oración del “Magníficat”, como acción de gracias.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
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